Sunteți pe pagina 1din 14

Si la niña que un día fui me

mirara no estaría muy feliz de


seguir.
Yo quería un príncipe azul, yo quería un hombre que me sacara del hoyo
en el que desde niña me hundí, pues esperaba un hombre fuerte que me
rescatara y es que vi mucha televisión; yo creía que así debía ser, un chico
que mantuviera mis expectativas e incluso mis necesidades, que me
solucionara la vida y me sostuviera para no pisar el fango. Lo creas o no,
lo busque, lo busque durante mucho tiempo y lo único que pude conseguir
fue un hombre como tú, no es que seas malo pero no definitivamente no
eres para mí, eres de esos que se hace todo a su modo y de alguna manera
no logro hacer que mi orgullo se doblegue ante las exigencias que
mantienes.

Obviamente aquí no hay un todo por nada, pides mucho, pides casi igual
que lo que ofreces el único problema es que tu sexo te coloca por encima
de mí, crees estar por encima y no te culpo; la verdad. Te he dejado creer
que así es, con mi debilidad, con mi fragilidad, con mi poca capacidad de
supervivencia, con mi obstinada necesidad e un héroe más que la de un
compañero de vida y se lo debo todo a mi pequeña niña, a esa niña que
un día fui y la que se pasaba horas mirando la TV, imaginando al chico
perfecto, la vida perfecta y todo eso…

Mira esta vida, pequeña niña. mira esta vida vacía y adolorida, te he
fallado de mil maneras, no te he dado un futuro digno y prospero, ocupada
en el buscar el hombre que resolviera mi vida sólo me he hundido más,
intentando escapar de la realidad que no me parecía, me he perdido en
mil cosas y todas ellas vacías, destructivas e incluso adictivos y es que ya
no conozco otro estilo de vida, ya no sé como hacer para dejar de lado el
sufrimiento pues lo he hecho parte de mí.
Disculpa las cosas que no he cumplido, no vengas a mirar nuestra
decadencia, déjalo a un lado, mira par allá donde el sol sigue brillando, no
me busques, no intentes venir aquí para asegurarte que sea como debe,
quédate en el pasado en el que perteneces y busca la manera de
enchufarte a la vida real, de aprender y leer más para que no necesites al
héroe todo poderoso que puedes ser tú misma.
Aunque jamás te olvide, sé
que me volveré a enamorar
Nuestra relación estuvo llena de pequeños instantes atiborrada
de significados, de sentimientos, fueron pequeños instantes que
armaron mi vida por algunos años, los años que viví a tu lado.

Estar contigo me mostró como si se puede estar pegadito a


alguien aun estando a miles de kilómetros de distancia. Fue tu
presencia la que me enseñó que nadie es de nadie y que lo hermoso de
la vida en pareja es esa libertad de poder irte pero no querer separarse.

Desde que nos conocimos, super que lo nuestro sería de esos


sentimientos que se tatúan en el alma, conocerte fue la casualidad
más linda que tuve en la vida, y lo mejor, fue que desde que
estrechaste mis manos por primera vez, me dijiste que no me
fallarías,que lo nuestro, duraría lo que deba durar y que te encargarías
de darme la mejor y más pura experiencia de amor… y lo lograste.

Cuando todo parecía acabarse, me cuestionaba todos los días. Me


resistía a creer en ese dicho popular de “todo pasa por algo”, no
podía aceptar que ese “algo” te arrancaría de mi vida, no quería
resignarme a que no te perdí, simplemente se acabó. Aun no entendía
esas palabras que me dijiste el primer día, “no puedo prometerte un
para siempre, esto durará lo que deba de durar”.

Renegué de mi buena memoria, pues todo me recordaba a ti, te


fuiste y las cosas más insignificantes que vivimos me hacían derramar
una lágrima que solo sabía a tu recuerdo.

No me quedó más que presentarme de mano con la


resignación, me tuve que resignar a que nunca te voy a olvidar, pero
que nunca volveremos a estar juntos, que lo nuestro tenía fecha de
caducidad.
Ahora, aun con tu recuerdo a cuestas, me queda la experiencia más
bella del amor, pero ya levanté la cabeza, sequé mis lágrimas y ahora
camino con la convicción de que en realidad es cierto, todo pasa por
algo, y cuando comprendas su paso será ese mismo “algo” el que
te abrirá las puertas para que nuevas cosas y mejores
experiencias entren a tu vida.

De tu recuerdo me levanté para volver a creer, sé que no voy a


olvidarte jamás, que fuiste de las mejores experiencias que mi corazón
pudo haber tenido, sin embargo, lo nuestro duró lo que tenía que durar,
y sé que tarde o temprano voy a volverme a enamorar.
La diferencia que debes entender
entre el amor de tu vida y tu alma
gemela
Tú también caíste cuando leíste a Sabines, pensaste en él o en ella
y sonreíste al recordar cómo –desde que esa persona llegó a tu
vida– convirtió tus días en una dramaturgia y tus noches en una
llama de incertidumbre, pasión y locura:

"Y sépalo usted, que el amor llego a mi vida,


y no tocando la puerta, o entrando por la ventana
como dicen que llega…

Ha llegado derrumbando la casa,


tumbando las paredes,
arrancando el piso,
sacudiendo el alma…”

Glorificar el dolor es lo que te ha llevado a tan tremenda confusión: el


amor de tu vida y tu alma gemela no son la misma persona. Los budistas
siempre han predicado que quien te paraliza o acelera el corazón, quien
te pone a temblar de pies a cabeza, quien debilita tus venas y sentidos,
no es –para nada– tu amor eterno. Ése es quien no te propicia agitación,
ansiedad o miedo, mucho menos dolor, incertidumbre o tristeza. Tu alma
gemela –o varias de ellas– pueden llegar de muchos lugares, en
ciertas formas y en diferentes intensidades: tumbando paredes,
arrancando pisos y sacudiendo el alma –es cierto– pero aquella persona
en quien te reflejas y viceversa, sólo puede ser la que arriba a tu vida en
paz, con ternura, paciencia y la única intención de amar.

Las diferencias entre todas las parejas que tendrás a lo largo de tu


vida no se reducen a lo que les gusta, lo que anhelan o lo que te
aportan, sino a la conexión –más allá de lo terrenal– que
formarás con cada una. Tal vez la Real Academia Española no se
equivocó al definir el amor como un
sentimiento intenso del ser humano que
partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro
y unión con otro ser. De hecho, la mayoría ha acogido –de manera
consciente o inconsciente– esta definición como la absoluta. Para
muchas parejas "sufrir por amor" es completamente aceptable y
hasta habitual; es verdad, la miel se termina y la perfección se disipa
con el paso del tiempo en cualquier relación, pero eso no
significa que el dolor, la indiferencia y la violencia deban aparecer
(por lo menos no cuando se trata del amor de tu vida).

Tu amor verdadero te inspirará a ser una mejor persona, pero tu


alma gemela te romperá el corazón para que te conviertas en alguien
mejor. Cuando encuentres con quien pasar el resto de tu vida
aprenderás que esa persona es quien impide que la realidad te
sofoque; en cambio, tu alma gemela es quien en algún momento
sentirás que te ahoga y por ello –en algún punto– te verás en la
necesidad de escapar de ella.

Es verdad que tu alma gemela te hará vibrar como nunca antes lo


has sentido; no obstante, muchas cosas en la vida podrían
provocarte tal emoción. El amor es único, no se intenta, no se busca
ni se demanda; se siente, encuentra y recibe sin prejuicios ni
pretextos. Así que cuando encuentres a tu "otra mitad" no dejarás
de sentirte arropado, conmovido y hasta agobiado por un montón de
sentimientos, pero cuando te topes con el amor de tu vida desearás
una sola cosa: pasar el resto de tus días a su lado.
La compatibilidad y conexión entre uno y otro también son muy
diferentes. Mientras aquella persona que te lleva a reaccionar como
ninguna otra, también te hace sufrir como jamás lo imaginaste, el
amor de tu vida jamás permitirá y mucho menos provocará que
padezcas. Tu alma gemela se cruzará en tu camino para –en primer
lugar– alejarte de la soledad, para ayudarte a conocerte más y mejor
a ti mismo y empujarte a crecer como ser humano, en todos los
sentidos. Esa persona es tu espejo y tú eres el suyo; lo que amas
en el otro es lo que admiras en ti y lo que no soportas del mismo es
lo que odias de ti. Por ello, la relación con tu alma gemela tiene una
fecha de caducidad; nadie soporta tanta verdad, nadie se siente
cómodo al mirar todos sus defectos en un espejo.

El amor, la pasión y atracción entre almas gemelas es radical, así


como su final. Esa persona con quien compartes tantos
pensamientos, gustos e intereses no es con quien encontrarás el
lazo perpetuo, pero si es quien te llevará hacia los brazos del amor
de tu vida. En ese hombre o esa mujer descubrirás que quien te ama
no te deja ir para comprobar si fuiste suyo, entenderás que la
inmortalidad existe y que las heridas no son necesarias para
aprender ninguna lección.

El amor de tu vida jamás dudará de ti, mucho menos de lo que quiere


contigo. Será sencillo, involuntario y evidente saberte y sentirte
acompañado de forma incondicional por esa emoción eterna y
etérea. Es obvio que habrá discusiones, desacuerdos y
malentendidos, pero nada trascenderá más allá de la intención de
conocerse y comprenderse entre ambos para mejorar juntos. Con él
o ella serás simplemente tú, sin disfraces, mentiras ni apariencias.
Mientras tu alma gemela te incitará a cambiar para cumplir todas y
cada una de sus expectativas, el amor de tu vida se volverá tu mejor
amigo, familia, pareja y mejor amante, para nunca hacerte
sentir insuficiente o inseguro.

Con tu alma gemela pasarás momentos inolvidables, tal vez vivirás


experiencias que jamás experimentarás con el amor de tu vida; pero
nunca serán capaces de compartir los momentos más importantes
para ambos sin sentirse presionados, ansiosos, juzgados, asfixiados
o, por el contrario, ignorados o abandonados. El amor de tu vida será
tan honesto, transparente y real, que no necesitarás de nada más
que de su presencia para sentirte en paz, pleno y rodeado de
una calidez recíproca. Sus palabras se empalmarán, sus ideas se
fusionarán en una sola y su sentido del humor se reirá a la par,
ninguno necesitará esforzarse porque siempre le encontrarán
sentido al hecho de estar juntos.

Cuando el amor de tu vida y tú s e enamoren no habrá pasos hacia atrás ,


dudas que repensar ni tiempos para distanciarse. Cada uno de los
problemas personales o entre ambos, los acercarán más; sus
historias individuales y juntos estarán basadas en el amor que se
tienen, pero nunca en el miedo. No tendrán que contestar ni hacer
ninguna pregunta, pues con sólo mirarse sabrán que no existe nadie
más en este mundo a quien puedan llamar el amor de su vida.
Volví a acordarme de ti
Volví a acordarme de ti y no sé precisar el momento, tal vez por alguna
canción, algún gesto, un detalle o simplemente a tu recuerdo le dio la
gana visitarme.

Recordé las risas, nuestras largas charlas que no tenían fin, recordé
como tu mano me sujetaba al manejar y esos besos especiales que
me dabas sin importar la gente y el lugar.

El viento me trajo tu fragancia, esa que tanto me


encantaba, recordé los largos abrazos, tus cuidados y los mensajes que
ya no me han enviado. Recordé que para nosotros cada cumple mes era
especial y los detalles de vez en vez no se hacían esperar aun cuando no
estuviésemos festejando nada; recordé las rosas, las serenatas y las
cartas.

Recordé que sin pedírtelo hiciste mil cosas por mí. Fuiste caballeroso,
tierno, romántico, detallista y mi súper héroe, hombres como tú ya
están en peligro de extinción. Recordé nuestra relación y exhalé todo el
aire que había en mis pulmones… cuanto la eché de menos, cuanto
te eché de menos. Nuestros paseos, las escapadas y el cómo estando
a tu lado no importaba más nada.

Recordé que soñamos con un futuro… juntos, que prometimos que lo


nuestro no tendría final, que tantas veces nos repetimos estar hechos
el uno para el otro y es que teníamos un tipo de conexión tan especial
que decíamos que nunca nadie nos podría igualar.

Me recordé a tu lado y me miré feliz… la sonrisa estuvo presente en


mis labios cada día que me regalaste. Recordé nuestras canciones, los
dulces favoritos, las idas al cine y cada ¨te quiero¨. Contigo no fue difícil
abrirte mi corazón y es que sólo un tonto no se enamora de quien cada
día te entrega y demuestra su amor.
Contigo no existían los miedos ni las dudas, mucho menos las
inseguridades ni la deslealtad, contigo todo era puro, transparente y
real, realmente quisiera entender porque tuvo que terminar.

Recordé cuanto me quisiste y cuando te quise, suspiré profundamente y


luego me lamenté… ¿sabes por qué? porque inconscientemente me hago
mal, acepto toda clase de amor aunque no me quieran de verdad ni me
den felicidad, yo soy mi propio karma y es que no me he podido
perdonar no haber sabido luchar por ti hasta el final.

Continúan sin poderte igualar y es triste darme cuenta de la realidad;


que el único hombre que me quiso en verdad, fuiste tú, el único
que supo valorarme y cuidar de mi corazón, el único que me amó y que
por tonta no volverá a estar jamás en mi vida y en mi corazón y es que
todo amor que no se corresponde en igual proporción, termina diciendo
adiós.

Volví a acordarme de ti y sonreí, un sinfín de recuerdos se


vinieron a mi mente y pensé: ojalá ella lo esté haciendo el
hombre más feliz, él lo merece.
Mi relación con Dios
también es una historia de
amor. Te explico por qué
De la casa a la universidad, de la universidad al trabajo,
del trabajo al gym, del gym a un cumpleaños y a ver en
qué hueco puedes meter la misa, el rosario o la adoración
al Santísimo –¿por la mañana?, ¿en la noche?, ¿en el
bus?–. Tenemos muchas responsabilidades, eventos,
intereses, hobbies y parece que las 24 horas del día no
nos alcanzan para llegar a todo. Hoy en día, nuestra
sociedad va a mil por hora con cada vez más
oportunidades, ofertas y descubrimientos que nos llaman
la atención. Claramente no nos queremos quedar atrás.
Por eso quise hacer esta lista, para mostrarte cuáles han
sido los descubrimientos que han permitido que mi relación
con Dios sea parte importante de mi vida.

1. No solo se trata de
organización
Para un cristiano del siglo XXI, la única manera de poder
hacer tiempo para Dios es organizándose, y reservando en
su horario unos minutos para alguna actividad piadosa –
tiene que ser por la mañana porque o sino imposible–. Es
cierto que el organizarse para poder alcanzar a alguna
misa o rezar una novena o un rosario ya constituye un reto,
pero lo verdaderamente difícil es que, al llegar a esos
ratos reservados, logres entablar un diálogo con Dios
en medio de tanto ajetreo.

Imagínate la siguiente escena: este es un chico joven que


estudia derecho, tiene muy buenas notas y acaba de entrar
a un gran bufete de abogados. Estudia mucho y trabaja
muy duro pero sabe que lo primero es lo primero y cuida
muy bien de su familia y amigos…

2. Definitivamente es una historia


de amor
Un día este chico conoce a la chica perfecta. Él se
enamora perdidamente de ella y quiere conocerla mejor,
con lo cual le propone tomarse un café todos los días justo
después de comer y antes de regresar a su trabajo. Los
dos comienzan a verse, pero resulta que siempre que se
ven a él o le suena el teléfono, o está algo nervioso por
algún trabajo pendiente de la uni, sabe que tiene mucho
trabajo al llegar al bufete, etc. Si bien llegan a verse todos
los días, el tiempo que se han dedicado no es suficiente
para que él pueda encontrarse con ella. Conversan sobre
su día a día, pero la situación no es necesariamente
propicia para conocerse y poder decirse cuánto se
quieren.

En efecto, la vida hoy es muy agitada y a veces no nos


permite hacer silencio para escuchar, tiempo para conocer
o tener paz para amar. Para que el diálogo con una
persona fluya y te acerque ella, debe ser sereno, personal
y dedicado. El ruido –tanto externo como interno– es el
primer obstáculo para escuchar a quien tenemos enfrente.
Si a veces no tenemos tiempo para mantener este tipo de
diálogo con las personas que tenemos muy cerca y
queremos (como el chico y la chica de la escena
anterior), ¿cuánto más difícil se nos puede hacer dialogar
con Dios cuando lo único que tenemos son los 30 minutos
de la misa?

Es verdad que es muy útil y necesario reservar


diariamente un poco de tiempo para el Señor, pero puede
ser que aún consiguiéndolo, no logres orar y encontrarte
con Él todos los días. ¿Qué hacer? Haz de tu día una
oración. Invita al Señor a cada momento de tu vida: a tu
estudio, a tu trabajo, a tus fiestas, a tu café con esa chica…

3. Se trata de tener una mirada


distinta…
Se trata de tener una mirada distinta sobre cada uno de los
acontecimientos que llenarán hoy tu día. Pídele al Señor
que te acompañe a realizar cada una de tus obligaciones
y diversiones para su gloria y el bien de los demás. Buscar
que tu corazón esté en silencio todo el día, atento a los
guiños que tiene Dios con nosotros en cada
momento.

4. Y de pedirle ayuda a Dios…


¿Cómo lo logro? Pídeselo a Él. Pídele que te enseñe a orar
en libertad y confiando en Él, que te de la gracia para no
olvidar hacerle un hueco en tu ajetreado día y que te
enseñe a reconocer en tu día a día los pequeños eventos
en los que Él intenta encontrarte, no olvides que al fin y al
cabo, es Él quien desesperadamente quiere decirte
cuanto te quiere. De ti, solo necesita tu atención.

En conclusión, es vivir cada día un silencio que me permita


escucharlo. Tal vez te puede hacer falta dedicarle más
tiempo de tu día o asistir a algún retiro que te ayude a
recuperar ese silencio, pero en definitiva, es vivir cada día
en la paz interior que le permite encontrarse con nosotros.

S-ar putea să vă placă și