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La falta de fe, el origen de

todos los problemas


Santiago 1.2–12 (RVR60) — 2 Hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en
diversas pruebas,3 sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia.4 Mas tenga la
paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna.
5 Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos
abundantemente y sin reproche, y le será dada. 6 Pero pida con fe, no dudando nada; porque
el que duda es semejante a la onda del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una
parte a otra. 7 No piense, pues, quien tal haga, que recibirá cosa alguna del Señor. 8 El
hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. 9 El hermano que es de
humilde condición, gloríese en su exaltación; 10 pero el que es rico, en su humillación;
porque él pasará como la flor de la hierba. 11 Porque cuando sale el sol con calor abrasador,
la hierba se seca, su flor se cae, y perece su hermosa apariencia; así también se marchitará el
rico en todas sus empresas. 12 Bienaventurado el varón que soporta la tentación; porque
cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que Dios ha prometido a los que
le aman.

Santiago 1.2–12 (NTV) — 2 Amados hermanos, cuando tengan que enfrentar problemas, considérenlo como un
tiempo para alegrarse mucho 3 porque ustedes saben que, siempre que se pone a prueba la fe, la constancia
tiene una oportunidad para desarrollarse. 4 Así que dejen que crezca, pues una vez que su constancia se haya
desarrollado plenamente, serán perfectos y completos, y no les faltará nada. 5 Si necesitan sabiduría,
pídansela a nuestro generoso Dios, y él se la dará; no los reprenderá por pedirla. 6 Cuando se la pidan,
asegúrense de que su fe sea solamente en Dios, y no duden, porque una persona que duda tiene la lealtad
dividida y es tan inestable como una ola del mar que el viento arrastra y empuja de un lado a otro. 7 Esas
personas no deberían esperar nada del Señor; 8 su lealtad está dividida entre Dios y el mundo, y son inestables
en todo lo que hacen. 9 Los creyentes que son pobres pueden estar orgullosos, porque Dios los ha honrado; 10 y
los que son ricos deberían estar orgullosos de que Dios los ha humillado. Se marchitarán como una pequeña flor
de campo. 11 Cuando el sol calienta mucho y se seca el pasto, la flor pierde su fuerza, cae y desaparece su
belleza. De la misma manera, se marchitarán los ricos junto con todos sus logros. 12 Dios bendice a los que
soportan con paciencia las pruebas y las tentaciones, porque después de superarlas, recibirán la corona de vida
que Dios ha prometido a quienes lo aman.

Que no haya en nosotros alguno con corazón malo


Hebreos 3.12–15 (RVR60) — 12 Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros
corazón malo de incredulidad para apartarse del Dios vivo; 13 antes exhortaos los unos a los
otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy; para que ninguno de vosotros se endurezca por
el engaño del pecado. 14 Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que
retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio, 15 entre tanto que se dice: Si
oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, como en la provocación.

Salmo 78 (RVR60) — Masquil de Asaf. 1 Escucha, pueblo mío, mi ley; Inclinad vuestro oído a las palabras de
mi boca. 2 Abriré mi boca en proverbios; Hablaré cosas escondidas desde tiempos antiguos, 3 Las cuales hemos
oído y entendido; Que nuestros padres nos las contaron. 4 No las encubriremos a sus hijos, Contando a la
generación venidera las alabanzas de Jehová, Y su potencia, y las maravillas que hizo. 5 El estableció
testimonio en Jacob, Y puso ley en Israel, La cual mandó a nuestros padres Que la notificasen a sus hijos; 6
Para que lo sepa la generación venidera, y los hijos que nacerán; Y los que se levantarán lo
cuenten a sus hijos, 7 A fin de que pongan en Dios su confianza, Y no se olviden de las obras de Dios; Que
guarden sus mandamientos, 8 Y no sean como sus padres, Generación contumaz y rebelde; Generación
que no dispuso su corazón, Ni fue fiel para con Dios su espíritu. 9 Los hijos de Efraín, arqueros
armados, Volvieron las espaldas en el día de la batalla. 10 No guardaron el pacto de Dios, Ni quisieron andar
en su ley; 11 Sino que se olvidaron de sus obras, Y de sus maravillas que les había mostrado. 12 Delante de
sus padres hizo maravillas En la tierra de Egipto, en el campo de Zoán. 13 Dividió el mar y los hizo pasar;
Detuvo las aguas como en un montón. 14 Les guió de día con nube, Y toda la noche con resplandor de fuego. 15
Hendió las peñas en el desierto, Y les dio a beber como de grandes abismos, 16 Pues sacó de la peña
corrientes, E hizo descender aguas como ríos.
17 Pero aún volvieron a pecar contra él, Rebelándose contra el Altísimo en el desierto; 18 Pues tentaron a
Dios en su corazón, Pidiendo comida a su gusto.

19 Y hablaron contra Dios, Diciendo: ¿Podrá poner mesa en el desierto? 20 He aquí ha herido la peña, y
brotaron aguas, Y torrentes inundaron la tierra; ¿Podrá dar también pan? ¿Dispondrá carne para su pueblo?
21 Por tanto, oyó Jehová, y se indignó; Se encendió el fuego contra Jacob, Y el
furor subió también contra Israel,
22 Por cuanto no habían creído a Dios, Ni habían confiado en su
salvación. 23 Sin embargo, mandó a las nubes de arriba, Y abrió las puertas de los cielos, 24 E hizo
llover sobre ellos maná para que comiesen, Y les dio trigo de los cielos. 25 Pan de nobles comió el hombre; Les
envió comida hasta saciarles. 26 Movió el solano en el cielo, Y trajo con su poder el viento sur, 27 E hizo llover
sobre ellos carne como polvo, Como arena del mar, aves que vuelan. 28 Las hizo caer en medio del
campamento, Alrededor de sus tiendas. 29 Comieron, y se saciaron; Les cumplió, pues,
su deseo. 30 No habían quitado de sí su anhelo, Aún estaba la comida en su boca, 31 Cuando vino sobre
ellos el furor de Dios, E hizo morir a los más robustos de ellos, Y derribó a los escogidos de Israel.

32 Con todo esto, pecaron aún, Y no dieron crédito a sus maravillas. 33 Por tanto, consumió sus
días en vanidad, Y sus años en tribulación.
34 Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios; Entonces se volvían
solícitos en busca suya,
35 Y se acordaban de que Dios era su refugio, Y el Dios Altísimo su redentor.
36 Pero le lisonjeaban con su boca, Y con su lengua le mentían; 37 Pues sus corazones
no eran rectos con él, Ni estuvieron firmes en su pacto.
38 Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad, y no los destruía; Y apartó muchas veces su ira, Y no despertó
todo su enojo. 39 Se acordó de que eran carne, Soplo que va y no vuelve.
40 ¡Cuántas veces se rebelaron contra él en el desierto, Lo enojaron en el yermo! (desierto deshabitando inútil para
cultivar)

41 Y volvían, y tentaban a Dios, Y provocaban al Santo de Israel.


42 No se acordaron de su mano, Del día que los redimió de la angustia; 43 Cuando puso
en Egipto sus señales, Y sus maravillas en el campo de Zoán;
44 Y volvió sus ríos en sangre, Y sus corrientes, para que no bebiesen. 45 Envió entre ellos enjambres de moscas
que los devoraban, Y ranas que los destruían. 46 Dio también a la oruga sus frutos, Y sus labores a la langosta.
47 Sus viñas destruyó con granizo, Y sus higuerales con escarcha; 48 Entregó al pedrisco sus bestias, Y sus
ganados a los rayos. 49 Envió sobre ellos el ardor de su ira; Enojo, indignación y angustia, Un ejército de
ángeles destructores. 50 Dispuso camino a su furor; No eximió la vida de ellos de la muerte, Sino que entregó su
vida a la mortandad. 51 Hizo morir a todo primogénito en Egipto, Las primicias de su fuerza en las tiendas de
53 Los guió con
Cam. 52 Hizo salir a su pueblo como ovejas, Y los llevó por el desierto como un rebaño.
seguridad, de modo que no tuvieran temor; Y el mar cubrió a sus enemigos. 54 Los
trajo después a las fronteras de su tierra santa, A este monte que ganó su mano
derecha. 55 Echó las naciones de delante de ellos; Con cuerdas repartió sus tierras en
heredad, E hizo habitar en sus moradas a las tribus de Israel.
56 Pero ellos tentaron y enojaron al Dios Altísimo, Y no guardaron
sus testimonios; 57 Sino que se volvieron y se rebelaron como sus
padres; Se volvieron como arco engañoso. 58 Le enojaron con sus
lugares altos, Y le provocaron a celo con sus imágenes de talla.
59 Lo oyó Dios y se enojó, Y en gran manera aborreció a Israel. 60
Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo, La tienda en que habitó entre los
hombres, 61 Y entregó a cautiverio su poderío, Y su gloria en mano del
enemigo. 62 Entregó también su pueblo a la espada, Y se irritó contra
su heredad. 63 El fuego devoró a sus jóvenes, Y sus vírgenes no fueron
loadas en cantos nupciales.
64 Sus sacerdotes cayeron a espada, Y sus viudas no hicieron lamentación.
65 Entonces despertó el Señor como quien duerme, Como un valiente que grita excitado del vino, 66 E hirió a sus
enemigos por detrás; Les dio perpetua afrenta. 67 Desechó la tienda de José, Y no escogió la tribu de Efraín,
68 Sino que escogió la tribu de Judá, El monte de Sion, al cual amó. 69 Edificó su santuario a manera de
eminencia, Como la tierra que cimentó para siempre. 70 Eligió a David su siervo, Y lo tomó de las majadas de
las ovejas; 71 De tras las paridas lo trajo, Para que apacentase a Jacob su pueblo, Y a Israel su heredad. 72 Y
los apacentó conforme a la integridad de su corazón, Los pastoreó con la pericia de sus manos.

La fe Verdadera
1. Dios es soberano y controla todo
2. Dios Todo lo permite para bien
3. Dios siempre tiene un propósito que te acerques

1. EL ORGULLO
Lucas 6.39–42 (RVR60) — 39 Y les decía una parábola: ¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No
caerán ambos en el hoyo? 40 El discípulo no es superior a su maestro; mas todo el que fuere perfeccionado,
será como su maestro. 41 ¿Por qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga
que está en tu propio ojo? 42 ¿O cómo puedes decir a tu hermano: Hermano, déjame sacar la paja que está en
tu ojo, no mirando tú la viga que está en el ojo tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y
entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano.
Daniel 5.18–21 (RVR60) — 18 El Altísimo Dios, oh rey, dio a Nabucodonosor tu padre el reino y la grandeza,
la gloria y la majestad. 19 Y por la grandeza que le dio, todos los pueblos, naciones y lenguas temblaban y
temían delante de él. A quien quería mataba, y a quien quería daba vida; engrandecía a quien quería, y a
quien quería humillaba. 20 Mas cuando su corazón se ensoberbeció, y su espíritu se endureció en su orgullo, fue
depuesto del trono de su reino, y despojado de su gloria. 21 Y fue echado de entre los hijos de los hombres, y
su mente se hizo semejante a la de las bestias, y con los asnos monteses fue su morada. Hierba le hicieron comer
como a buey, y su cuerpo fue mojado con el rocío del cielo, hasta que reconoció que el Altísimo Dios tiene
dominio sobre el reino de los hombres, y que pone sobre él al que le place.

2. DEJAR DE SER EL CENTRO DE ATENCIÓN


Mateo 20.25–28 (RVR60) — 25 Entonces Jesús, llamándolos, dijo: Sabéis que los gobernantes de las naciones
se enseñorean de ellas, y los que son grandes ejercen sobre ellas potestad. 26 Mas entre vosotros no será así,
sino que el que quiera hacerse grande entre vosotros será vuestro servidor, 27 y el que quiera ser el primero
entre vosotros será vuestro siervo; 28 como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir, y para
dar su vida en rescate por muchos.
EL MISMO SENTIR QUE HUBO EN JESUCRISTO
Filipenses 2.1–8 (RVR60) — 1 Por tanto, si hay alguna consolación en Cristo, si algún consuelo de amor, si
alguna comunión del Espíritu, si algún afecto entrañable, si alguna misericordia,2 completad mi gozo, sintiendo lo
mismo, teniendo el mismo amor, unánimes, sintiendo una misma cosa.3 Nada hagáis por contienda o por
vanagloria; antes bien con humildad, estimando cada uno a los demás como superiores a él mismo;4 no
mirando cada uno por lo suyo propio, sino cada cual también por lo de los otros.5 Haya, pues, en vosotros
este sentir que hubo también en Cristo Jesús,6 el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a
Dios como cosa a que aferrarse,7 sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres;8 y estando en la condición de hombre, se humilló a sí mismo, haciéndose
obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.

3. ESTO SE OBTIENE CON EL DAR


Hebreos 5.7–8 (RVR60) — 7 Y Cristo, en los días de su carne, ofreciendo ruegos y súplicas
con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído a causa de su temor
reverente. 8 Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia;

Nuestro trabajo
1º Crónicas 28.9–10 (RVR60) — 9 Y tú, Salomón, hijo mío, reconoce al Dios de tu padre, y sírvele con corazón
perfecto y con ánimo voluntario; porque Jehová escudriña los corazones de todos, y entiende todo intento de los
pensamientos. Si tú le buscares, lo hallarás; mas si lo dejares, él te desechará para siempre. 10 Mira, pues,
ahora, que Jehová te ha elegido para que edifiques casa para el santuario; esfuérzate, y hazla.

Tribulación
Sofonías 1.14–18 (RVR60) — 14 Cercano está el día grande de Jehová, cercano y muy próximo; es amarga
la voz del día de Jehová; gritará allí el valiente. 15 Día de ira aquel día, día de angustia y de aprieto, día de
alboroto y de asolamiento, día de tiniebla y de oscuridad, día de nublado y de entenebrecimiento, 16 día de
trompeta y de algazara sobre las ciudades fortificadas, y sobre las altas torres. 17 Y atribularé a los hombres,
y andarán como ciegos, porque pecaron contra Jehová; y la sangre de ellos será derramada como polvo, y su
carne como estiércol. 18 Ni su plata ni su oro podrá librarlos en el día de la ira de Jehová, pues toda la tierra
será consumida con el fuego de su celo; porque ciertamente destrucción apresurada hará de todos los
habitantes de la tierra.

 Ansiedad  Inseguridad
 Depresión  Preocupación
 Stress  Desmotivación
 Tristeza  Pena
 Angustia  Culpa
 Miedo  Abatimiento
 Ira  Desesperación
 Amargura  Pánico
Hebreos 11.6 (RVR60) — 6 Pero sin fe es
imposible agradar a Dios; porque es necesario que
el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan.

FE Y CONFIANZA

AGRADECIMIENTO
Colosenses 3.12–17 (RVR60) — 12 Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable
misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; 13 soportándoos unos a otros, y
perdonándoos unos a otros si alguno tuviere queja contra otro. De la manera que Cristo os perdonó, así también
hacedlo vosotros. 14 Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto. 15 Y la paz de Dios
gobierne en vuestros corazones, a la que asimismo fuisteis llamados en un solo cuerpo; y sed agradecidos.
16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda
sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales. 17 Y
todo lo que hacéis, sea de palabra o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a
Dios Padre por medio de él.

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