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Investigaciones indican que las enfermedades depresivas son trastornos del cerebro.

Las
tecnologías para obtener imágenes del cerebro, tales como las imágenes por resonancia
magnética, han demostrado que el cerebro de las personas con depresión luce diferente del de
quienes no la padecen. Las áreas del cerebro responsables de la regulación del ánimo,
pensamiento, apetito, y comportamiento parecen no funcionar con normalidad. Además, hay
importantes neurotransmisores, sustancias químicas que las células del cerebro utilizan para
comunicarse, que parecen no estar en equilibrio. Pero estas imágenes no revelan las causas de
la depresión.

Neurotransmisores: principales. disminuyen

Serotonina.(5ht2)

Noradrenalina .(b1)

Receptores: de la deprsion aumentan

Aunmenta las proteínas

PROPIEDADES FARMACOLÓGICAS  Implicación en el metabolismo de aminas biógenas


implicadas en la fisiopatología de trastornos emocionales.  Inhibición de noradrenalina y
dopamina  Aumento de la descarga de serotonina, sobre todo en el hipocampo  Aumento
de la receptación de catecolaminas a nivel presinaptico e inhibición de las mismas

En los últimos diez años se ha acumulado gran cantidad de información sobre las

bases biológicas de diversas enfermedades mentales. Los hallazgos más consistentes

217

Psicología Conductual, Vol. 6, Nº 2, 1998, pp. 217-252

1Correspondencia: Cristobal Gastó. Departamento de Psiquiatría y Psicobiología Clínica,


Facultad

de Medicina, Universidad de Barcelona, Barcelona (España).

derivan de estudios de pacientes diagnosticados de depresión mayor sometidos a los

diversos marcadores biológicos disponibles. La mayor dificultad en este campo de

investigación ha sido, sin duda, la selección de la muestra de pacientes más que el

diseño de métodos biológicos específicos. En efecto, la mayoría de pruebas neuro-

biológicas (p. ej., neuroendocrinas, electroencefalográficas, etc.) ya estaban disponibles

en medicina. Algunas pruebas recientes se idearon a partir del mecanismo de acción

supuesto de los antidepresivos en tejido cerebral (p. ej., "binding" de 3 H-imipramina).

Finalmente, el sustrato biológico de ciertas formas de depresión se está confirmando

mediante estudios de genética molecular y técnicas de neuroimagen.

Si bien la mayoría de estudios biológicos parecen demostrar la existencia de una o

varias alteraciones en la depresión, estas alteraciones se encuentran, en mayor o

menor medida, en diversas enfermedades neuropsiquiátricas (p. ej., Parkinson,

Alzheimer, etc.). Este aspecto, lejos de invalidar las teorías biológicas de los trastornos

afectivos, las confirma en muchos sentidos. Así, por un lado aproxima el heterogéneo

grupo de depresivos a otros grupos de pacientes cuyos trastornos derivan inequívo-

camente de alteraciones cerebrales. En segundo lugar, refuerza determinados plante-

amientos terapéuticos (p. ej., farmacológicos, terapia electroconvulsiva, psicocirugía,

etc.) a la vez que debilita otros planteamientos que se propusieron sin un adecuado

control de su eficacia. Por último, los hallazgos biológicos en pacientes depresivos

sitúa a la psicopatología actual en la necesidad de integrar, no sin esfuerzo, las apor-

taciones y sugerencias de algunos autores clásicos al conocimiento biológico de enti-

dades emergentes a partir de una afectación de los sistemas de neurotransmisión.


Enfermedades de la neurotransmisión

Los neurotransmisores clásicos (NT), noradrenalina (NA), serotonina (5-HT), dopa-

mina (DA) y acetilcolina (Ach), sus sistemas enzimáticos de biosíntesis y degradación

y sus receptores, se han conservado intactos durante 600 millones de años

(Rapoport, 1990). Su papel fisiológico, desde los invertebrados hasta los complejos

circuitos del cerebro humano, no parece haber cambiado sustancialmente. La fun-

ción básica de los NT consiste en establecer un código de señales, eléctrico y bioquí-

mico, genéticamente determinado, en cuanto a sus constituyentes, aunque

enormemente adaptativo en función de variables externas (Leiser, 1990). Este código

de señales no ha sido descifrado por completo en cada una de las especies biológi-

cas conocidas. En el hombre, no obstante, se han descrito diversas enfermedades

emergentes a partir de una alteración en este código conocido como

"Neurotransmisión". En efecto, las anomalías en la neurotransmisión de aminas bió-

genas (NA, 5HT, DA, Ach) y de la transmisión de hormonas se identificaron clínica-

mente antes de que se elaboraran hipótesis relevantes sobre su sustrato bioquímico.

En cambio, la terapéutica racional de las "enfermedades de la neurotransmisión" se

inició a partir del diseño de fármacos capaces de actuar con mayor o menor selecti-

vidad. Un claro ejemplo lo encontramos en la enfermedad de Parkinson.

De las enfermedades mentales inicialmente consideradas "psicológicas", la

esquizofrenia y la depresión (unipolar y bipolar) son vistas hoy en día como "enfer-

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medades de la neurotransmisión". Existen suficientes evidencias clínicas y experi-

mentales que avalan esta afirmación. Sin embargo, en las dos últimas entidades

mencionada el papel exacto de los NT en su patogenia está todavía sujeto a cons-

tante debate. Con todo, los estudios biológicos recientes permiten establecer una

serie de características básicas de todos estos trastornos: (a) las alteraciones bioquí-

micas y neuroanatómicas, a nivel experimental, simulan algún grupo de síntomas de

la enfermedad; (b) esta inducción biológica es parcial o totalmente reversible

mediante fármacos que actúan en el individuo enfermo, corrigiendo parcial o total-

mente los síntomas de la enfermedad; (c) a nivel clínico, los estudios genéticos

demuestran una elevada heredabilidad de la mayoría de "enfermedades de la neu-


rotransmisión", y (d) se disponen de marcadores biológicos de especificidad varia-

ble que correlacionan con el diagnóstico, tratamiento y seguimiento de los

pacientes.

Con el fin de establecer una taxonomía (provisional) de estas entidades según el

grado de movilización bioquímica, Rapoport (1990) sugirió la existencia de tres

grandes grupos de "enfermedades de la neurotransmisión": (1) enfermedades irre-

versibles, clásicamente denominadas "degenerativas", (2) enfermedades parcial-

mente reversibles, y (3) enfermedades reversibles. Las características básicas del

primer grupo serían las siguientes: (a) una afectación neuropatológica amplia en la

que están implicados virtualmente todos los sistemas y grupos neuronales (NT, pép-

tidos, proteínas, etc.) mesencefálicos que proyectan a la neocorteza; (b) las terapias

de reemplazamiento de los NT y/o las terapias específicas con neurofármacos son

muy poco eficaces; (c) la clínica de estas entidades se caracteriza por la emergencia

de síntomas que derivan de todas las áreas integradoras de la neocorteza (p. ej.,

alteraciones en la memoria, atención, lenguaje, función visuo espacial, etc.) que dan

lugar a un síndrome tradicionalmente conocido como demencia; (d) existe la evi-

dencia, en algunas formas clínicas, de una elevada heredabilidad, aunque otras for-

mas son secundarias a patologías no relacionadas primariamente con la

neurotransmisión; (e) el síndrome se inicia usualmente en la vida adulta, y (f) se

carece de modelos animales fiables que reproduzcan síntomas aislados del compro-

miso de áreas integradoras de la neocorteza. La enfermedad prototípica de este pri-

mer grupo es la demencia de Alzheimer.

La enfermedad de Parkinson y la esquizofrenia serían entidades típicas del

segundo grupo. Sus características básicas serían: (a) los sistemas de neurotransmi-

sión implicados son primariamente los subgrupos dopaminérgicos de ganglios basa-

les y sistema mesolímbico, respectivamente; (b) se disponen de fármacos que

parcialmente revierten la sintomatología clínica en determinados casos; (c) en

ambos trastornos se han descrito síntomas deficitarios (incluidos los del deterioro

personal y social) a medida que el tiempo transcurre; (d) se ha demostrado un fuerte

componente genético en la esquizofrenia, siendo discutible en el Parkinson, y (e) los

modelos animales simulan algún grupo de síntomas aislados (p. ej. distonía, tem-
blor, catatonia, etc.). Algunos autores incluyen en este segundo grupo el trastorno

obsesivo-compulsivo (TOC), el trastorno de Gilles de la Tourette, y otros que even-

tualmente podrían cumplir criterios biofarmacológicos generales parecidos, aunque

difieran desde un punto de vista psicopatológico clásico.

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Bases biológicas de los trastornos del estado de ánimo

Finalmente, en el tercer grupo es posible incluir enfermedades como la depresión

endógena (melancolía) y la manía (trastorno bipolar) cuyas características, según los

criterios de neurotransmisión anteriores, serían: (a) los sistemas neuroquímicos impli-

cados son subgrupos neuronales (NA, 5-HT, DA, Ach) del tronco del encefalo, cuyos

axones y terminales se distribuyen dorsalmente por la neocorteza; (b) se disponen de

fármacos que revierten en un elevado porcentaje de casos (70%-80%) la sintoma-

tología; (c) la evolución a síntomas deficitarios (o de demencia) es muy rara, aunque

se han descrito subgrupos minoritarios de pacientes, particularmente graves o intra-

tables, con deterioro cognitivo. Este fenómeno puede explicarse bien por la coexis-

tencia en un mismo paciente de "enfermedades de la neurotransmisión" del primer

grupo o bien por variantes fenotípicas de la enfermedad; (d) los síntomas de ambas

entidades tradicionalmente se incluyen en el concepto de "alteraciones del humor o

ánimo", excluyendo en ocasiones la participación de síntomas motores, cognitivos y

autonómicos; (e) se ha demostrado un fuerte componente genético en ambas enti-

dades y en su forma combinada trastorno bipolar, y (f) si bien no se disponen de

modelos animales apropiados que simulen estas entidades, los estudios experimen-

tales han permitido elaborar hipótesis de cómo actúan determinados tratamientos

farmacológicos. Por otra parte, aunque el perfil clínico de los pacientes de estos tres

grupos de "enfermedades de la neurotransmisión" es enormemente distinto, su

comportamiento frente a medidas terapéuticas biológicas es relativamente similar. En

muchas de estas entidades se ha demostrado la existencia de alteraciones primarias

de diversos subtipos de receptores, así como fenómenos de hiper o hipo-sensibiliza-

ción asociados a síntomas clínicos.

Deficiencias de monoaminas. Evidencias y limitaciones

Basándose en las acciones clínicas y bioquímicas de los antidepresivos tricíclicos


y de los IMAOs, Bunney, Davis y Schildkraut (1965) sistematizaron la hipótesis cate-

colamínica de la depresión. La revisión completa de esta hipótesis la llevó a cabo

Schildkraut en el mismo año. Poco después, Lapin y Oxenkrug (1969) y Coppen et

al. (1972) esbozaron la hipótesis indolamínica (serotoninérgica) que permanecería

prácticamente ignorada durante treinta años hasta la aparición de los primeros anti-

depresivos bloqueantes de la recaptación de serotonina (5-HT). En una ulterior revi-

sión, Bunney y Gulley (1978) resumieron la primera hipótesis en los siguientes

cuatro postulados: (a) la noradrenalina (NA) y su metabolito, el ácido metoxi-hidroxi-

difenil-glicol (MHPG) están disminuidos en los fluidos biológicos (LCR, sangre y

orina) de los pacientes depresivos; (b) la dopamina (DA) y su metabolito, el ácido

homovanílico (HVA) están disminuidos en los fluidos biológicos de los pacientes

depresivos, y (c) la NA, al igual que la DA, se encuentra incrementada en la manía.

Estudios recientes han cuestionado las inferencias realizadas sobre los hallazgos

clásicos de un descenso de los niveles urinarios de MHPG en depresivos (Delgado et

al., 1991; Potter et al., 1993). Un nivel "bajo" de MHPG urinario parece estar pre-

sente, sin embargo, en un 25% de depresiones no-bipolares (Delisi et al., 1983).

Este dato, no obstante, no correlaciona con el grado de respuesta terapéutica a nin-

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gún antidepresivo conocido (Potter et al., 1993), aunque sugiere la respuesta a un

tratamiento biológico (Potter y Linnoila, 1989). Esta inferencia es consecuente con

la correlación de bajos niveles urinarios de MHPG y cambios severos en la actividad

motora, bien en un estado de inhibición (Thase et al., 1985) o de agitación (Piletz

et al., 1994). En los pacientes deprimidos agitados la producción de MHPG está

anormalmente avanzada, en comparación con los depresivos inhibidos sugiriendo

una disregulación noradrenérgica de estructuras relacionadas con la ritmicidad

endógena (Piletz et al., 1994).

Una evidencia a favor de la hipótesis monoaminérgica es el estado hiper-noradre-

nérgico periférico detectado en depresivos melancólicos (Roy et al., 1985; Davis et al.,

1988; Redmond et al., 1986), que indica la presencia de un metabolismo anómalo

simpático-medular (Veith et al., 1994). A pesar de todo, el incremento de la transmi-

sión noradrenérgica no es específico de la depresión. Así, la hiperactividad simpático


adrenal se ha descrito también en diversos estados psicopatológicos y médicos aso-

ciados a una "hiperactivación" (Veith et al., 1994, Thase y Howlard, 1995).

En relación con el metabolito de la 5HT (5-HIAA), la mayoría de estudios coinci-

den en su papel como marcador específico de una agrupación sintomática caracte-

rizada por suicidio-agresión-pérdida de control de impulsos ("Low Serotonin

Syndrome") (Benkert et al., 1993). En depresivos severos (endógenos o melancóli-

cos) bajos niveles de 5-HIAA en LCR parecen asociados a bajos niveles de folato

(Bottiglieri et al., 1992). Este hallazgo concuerda con la hipótesis de una alteración

en el metabolismo (p. ej., dieta, etc.) del L-triptofano, 5-hidroxitriptófano y su com-

petición con aminoácidos neutros (valina, leucina, isoleucina) a través de la barrera

hematoencefálica (Agren et al., 1991).

Por último, respecto a la dopamina se ha constatado recientemente la existencia

de niveles bajos de dopamina-ß-hidroxilasa en un subgrupo de pacientes delirantes

con enfermedad depresiva (Mod et al., 1996).

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Bases biológicas de los trastornos del estado de ánimo

No existe una evidencia consistente de una reducción de la síntesis de monoaminas o de un

incremento de su degradación

Existen evidencias contrastadas de niveles bajos de MHPG urinario, de concentraciones bajas


de 5-HIAA en

LCR y elevaciones de las catecolaminas en LCR en algún subgrupo de pacientes depresivos

Los precursores de monoaminas no poseen efectos antidepresivos consistentes

La reserpina y otras drogas depleccionantes de monoaminas inducen depresión en individuos


vulnerables

No existe una correlación entre la latencia bioclínica de los antidepresivos y sus acciones
neuroquímicas

inmediatas

Tabla 1

Resumen de las hipótesis monoaminérgicas (5-HT, NA, DA) en los

trastornos afectivos

Neuroimagen

Diversos estudios recientes con enfermos depresivos (unipolares y bipolares)


utilizando la tomografía de emisión de positrones (PET) demuestran la existencia

de alteraciones significativas en el metabolismo cerebral. Buchsbaum et al. (1984)

describieron en pacientes bipolares un patrón metabólico de hipofrontalidad simi-

lar al hallado en otras "enfermedades de la neurotransmisión", que ha dado lugar

a diversas polémicas (Caldecott-Hazard et al., 1991). Por su parte, Baxter et al.

(1985) observaron un descenso del metabolismo en los lóbulos frontal, temporal,

occipital y parietal de ambos hemisferios en pacientes bipolares en fase depresiva.

En este estudio, los pacientes melancólicos unipolares que presentaban un patrón

psicomotor similar a los maniacos (agitación), mostraban igualmente un descenso

del metabolismo, especialmente en los ganglios basales. Este hallazgo sugiere la

participación de mecanismos dopaminérgicos en la melancolía agitada (delirante

o psicótica), como había sido ya señalado en los estudios clínicos y farmacológi-

cos.

El hipometabolismo frontal encontrado en pacientes depresivos con la técnica

del PET concuerda con los hallazgos de un descenso del flujo sanguíneo cortical

(Martinot et al., 1990). En un estudio posterior, Baxter et al. (1989) observaron,

tanto en depresivos unipolares como en bipolares, un descenso del metabolismo en

el lóbulo prefrontal derecho, en comparación con sujetos sanos. Caldecott-Hazard

et al. (1991), en una revisión del tema, concluyeron lo siguiente: (1) la alteración del

metabolismo cerebral en los pacientes depresivos constituye una anormalidad

dependiente del estado, que parece remitir paralelamente a la mejora clínica; (2) el

hipometabolismo prefrontal es similar en depresivos unipolares y bipolares, pero sig-

nificativamente distinto del metabolismo hallado en controles normales y en pacien-

tes con un trastorno obsesivo-compulsivo, y (3) el grado de afectación metabólica

correlaciona con las medidas clásicas de severidad y el perfil clínico de la depresión

endógena (melancolía).

Igualmente, el consumo de glucosa a nivel del lóbulo temporal se encuentra dis-

minuido en ciertos depresivos, en comparación con los controles (Post et al., 1987),

normalizándose esta alteración gradualmente con la mejoría clínica (eutimia), e

incrementándose (dos casos), durante el "viraje" maniaco. En efecto, las cantidades

de 11C-glucosa consumidas en el cerebro de pacientes maníacos parece ser un 25%


superior a las de los controles (Kishimoto et al., 1987), lo que indica la existencia de

un hipermetabolismo durante este estado emocional.

Por otra parte, los estudios con tomografía axial computarizada (TAC) señalan,

en un subtipo de melancólicos (delirantes y con compromiso motor), la presencia de

una dilatación ventricular (ventriculomegalia), similar a la hallada en pacientes del

grupo 2 de "enfermedades de la neurotransmisión". Sin embargo, no en todos los

trabajos se encuentra esta alteración, en parte debido a dificultades en relación con

la muestra y a divergencias sobre criterios neurorradiológicos

222 GASTÓ

— Estudios estructurales

Tamaño ventricular

Jacoby y Levy (1980) realizaron el primer estudio con técnicas de neuroimagen

(TAC) en pacientes depresivos. Aunque no hallaron diferencias significativas res-

pecto a la edad, describieron un grupo de pacientes con dilatación ventricular aso-

ciada a endogeneidad y mortalidad (Jacoby, Levy y Bird, 1981). En trabajos

posteriores, utilizando también TAC, se ha constatado una significativa dilatación

ventricular en enfermos depresivos, en comparación con los controles (Pearlson y

Leroft, 1981; Shima et al., 1984; Dolan et al., 1985). Sin embargo, algunos autores

no encuentran diferencias significativas entre los controles y los pacientes depresi-

vos cuando se controla el parámetro de la edad (Abas, Sahakian y Lewy, 1990; Beats

et al., 1991; Coffey et al., 1993).

Atrofia Cortical

Aunque en la mayoría de estudios controlados realizados no se ha demostrado

la existencia de un aumento significativo de los surcos corticales (Jacoby y Levy

1980; Abas et al., 1990; Zubenko et al., 1990; Coffey et al., 1993), en otros traba-

jos se ha confirmado una asociación entre depresión, edad e incremento de surcos

corticales en regiones temporales y frontales (Dolan et al., 1986; Rabins et al. (1991).

Jacoby et al. (1983) detectaron una importante reducción de la densidad cerebral

en región temporal izquierda y tálamo derecho en depresivos, en comparación con

los controles. Por otro lado, Beats et al. (1991) hallaron en un grupo de pacientes

depresivos un descenso de la densidad en tálamo derecho, así como un incremento


de la misma en ambos núcleos caudados.

Alteraciones Subcorticales

Mediante resonancia magnética (RM) se han identificado pequeñas lesiones en

sustancia blanca denominadas "señales de hiperintensidad", en sujetos normales,

depresivos y en sujetos con demencias (Baldwin, 1993). En pacientes depresivos

seniles las imágenes de hiperdensidad son especialmente frecuentes, en compara-

ción con los controles (Churchill et al., 1991; Coffey et al., 1990; Krishnan et al.,

1993; O'Brian et al., 1994,1996; Rabins et al., 1991; Lesser et al., 1991). Estas lesio-

nes se han asociado a factores de riesgo cerebrovascular ("infartos silenciosos")

(Fujikawa y Yamawaki, 1994), aunque el fenómeno se encuentra todavía sujeto a

debate (O'Brien et al., 1996).

— Estudios funcionales

Flujo Sanguíneo Global

Los resultados encontrados mediante esta técnica en distintas muestras de

pacientes depresivos han sido claramente contradictorios. Así, en algunos estudios

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Bases biológicas de los trastornos del estado de ánimo

no se han observado alteraciones (Gur et al., 1984; Silfuerskiold y Risberg, 1989), o

bien se han descrito incrementos (Rosenberg et al., 1988) o descensos del flujo san-

guíneo cerebral global (Lesser et al., 1994; Sackeim et al., 1990; Schlegel et al.,

1989). Estos descensos del flujo sanguíneo parecen más evidentes en pacientes

seniles con hiperdensidades (Lesser et al., 1994).

Flujo Sanguíneo Regional

Se han identificado reducciones del flujo sanguíneo focal mediante SPECT utili-

zando captadores marcados radiactivamente (xenon 133, etc.). Las zonas con menor

captación en pacientes depresivos han sido el lóbulo frontal (Austin, Dougall y Ross,

1992; Lesser et al., 1994; Sackeim et al., 1990; Schlegel et al., 1989), parietal

(Austin et al., 1992; Lesser et al., 1994; Sackeim et al., 1990; Schlegel et al., 1989),

temporal (Austin et al., 1992; Edmondstone et al., 1994; Lesser et al., 1994) y gan-

glios basales (Austin et al., 1992). Igualmente, se han detectado incrementos del

flujo regional en el lóbulo temporal derecho (Amsterdam y Mozley, 1992) y lóbulo


frontal izquierdo (Uytdenhoef et al., 1983). En el trabajo de Lesser et al. (1994), que

combinaba SPECT y RM, se constató una reducción bilateral orbitofrontal, en regio-

nes temporales y parietales.

Los estudios de flujo regional durante la realización de pruebas cognitivas (ver-

bales, visuales, etc.) han demostrado un hipofuncionalismo en áreas discretas cere-

brales. Philpot et al. (1993) observaron en pacientes depresivos sometidos a un

paradigma de fluencia verbal una reducción del flujo sanguíneo en regiones tem-

porales, parietales y ganglios basales. Recientemente, Elliot et al. (1997), utilizando

la técnica del PET y el paradigma de la Torre de Londres, apreciaron en un grupo de

sujetos depresivos una disminución de la activación en la región cingulada y en el

estriado, que los autores interpretaron como resultado de una alteración funcional

fronto-estriatal.

Finalmente, Bremmer et al. (1997) examinaron el metabolismo cerebral regional

en depresivos que recaían mediante la técnica de deplección de triptófano. La

deplección de triptófano indujo un descenso del metabolismo en la corteza pre-

frontal dorsolateral, orbitofrontal y tálamo.

Estudios postmortem

Un área especialmente importante en el estudio de las bases biológicas de los

trastornos del estado de ánimo se relaciona con la determinación de alteraciones

estructurales y moleculares en cerebros "post-mortem" de pacientes con trastornos

afectivos, tanto suicidas como afectivos, fallecidos por enfermedades intercurrentes.

Se ha investigado detalladamente el sistema 5-HT, el noradrenérgico, el CRF, Ach y

GABA, así como la existencia de procesos neuropatológicos degenerativos concu-

rrentes con trastornos depresivos en sujetos seniles. Los estudios iniciales que deter-

minaban monoaminas (5-HT, NA y DA) y sus metabolitos (5-HIAA, MHPG y HVA),

en cerebros de suicidas y pacientes afectivos no-suicidas, han sido claramente

224 GASTÓ

inconsistentes (Cheetham et al., 1991). En cerebros no-suicidas, Mann et al. (1986)

detectaron un incremento del número de receptores postsinápticos 5-HT2, que se

supuso secundario a una deficiencia de la neurotransmisión 5-HT presináptica. Este

resultado fue confirmado en cerebro de suicidas que no recibieron fármacos (Yates


et al., 1990; Arango et al., 1990). Por el contrario, Cheetham et al. (1990) obser-

225

Bases biológicas de los trastornos del estado de ánimo

Autores Año

Descenso metabolismo Buschsbaum et al. 1984

Baxter et al. 1989

Hurwitz et al. 1990

CORTEZA Martinot et al. 1990

PREFRONTAL Ebert et al. 1991

Austin et al. 1992

Biver et al. 1994

Mayberg et al. 1994

Baxter et al. 1985

Buchsbaum et al. 1986

CAUDADO Austin et al. 1992

Drevets y Raichle 1992

Mayberg et al. 1994

TÁLAMO Austin et al. 1992

Post et al. 1987

LÓBULO Austin et al. 1992

TEMPORAL Drevets y Raichle 1992

Mayberg et al. 1994

CINGULADO Bench et al. 1992

Mayberg et al. 1994

Austin et al. 1992

CORTEZA PARIETAL Drevets y Raichle 1992

Biver et al. 1994

PUTAMEN IZQUIERDO Austin et al. 1992

Incremento del metabolismo

CORTEZA ORBITOFRONTAL Biver et al. 1994

Tabla 2
Variaciones del flujo sanguíneo y metabolismo cerebral regional en pacientes

depresivos

Bases biológicas de los trastornos del estado de ánimo (PDF Download Available). Available
from:
https://www.researchgate.net/publication/268375481_Bases_biologicas_de_los_trastornos_d
el_estado_de_animo [accessed Mar 26 2018].

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