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Minuta.

12/04/18
Javier Gálvez López
Monográfico #6: Hegel. Dr. Paola Rochón Herrera.

El día jueves nos propusimos comenzar el estudio de la sección tres del apartado de la
Conciencia titulada: Fuerza y Entendimiento, fenómeno y mundo suprasensible. Intentaré
exponer, en un primer momento, de manera breve la conclusión de la sección anterior que
nos servirá para recordar el tránsito de la Percepción al Entendimiento.

El paso de la percepción al entendimiento, de la conciencia percipiente a la conciencia


concipiente, es el tema general de la última sección del apartado acerca de la Conciencia. En
la percepción se ha concluido que la experiencia para la conciencia del derrumbe de la cosa
por medio de la superación de sus determinabilidades sensibles, esto es por medio de la
negación de las materias libres y múltiples de la cosa como lo esencial, derrumbado así el
último en tanto que, ha puesto, por fin, en relación al ser para sí y el ser para otro. Hay que
recordar que el ser para sí es aquella determinabilidad simple que constituye la esencia del
objeto, aquella propiedad esencial que lo distingue de otras cosas por medio de la negación
de sí mismo como conjunto de propiedades sensibles. El ser para otro es la puesta en
contraposición del objeto con otro, negando así su independencia, pero consolidando su
determinabilidad simple, su diferencia esencial respecto de otras. La conclusión del apartado
de la conciencia es la puesta en unidad la relación del ser para sí con el ser para otro, esta
relación es mentada por Hegel cuando habla de lo universal incondicionado. Sin embargo,
este universal incondicionado es una abstracción que se da en el entendimiento, pues tiene el
carácter de ser un concepto. Para precisar aún más esta conclusión, Hyppolite la refiere así:
<< El entendimiento tiene ahora como objeto lo universal incondicionado (unbedingt) que,
según la etimología alemana, no es una cosa. Para nosotros, este universal es el concepto que
reúne los momentos contradictorios que la consciencia perceptora ponía alternativamente en
el sujeto y en el objeto: el momento de la coseidad indiferente expresándose en una
multiplicidad de diferencias subsistentes -las materias de la física o propiedades sensibles
materializadas- y el momento de la cosa única excluyendo de sí misma toda multiplicidad.
Dichos momentos se presentaban en la forma de ser para otro y de ser para sí. El fracaso de
la percepción afectaba a la imposibilidad de pensarlos conjuntamente. Pero el resultado de la
dialéctica anterior, aunque era negativo para la consciencia inmersa en la experiencia, se nos
aparece a nosotros como algo positivo>>.

Abordamos así la lectura del último apartado de la conciencia. Nos dice Hegel que este
universal incondicionado es ahora el objeto de la conciencia, pero sigue siendo objeto de ella,
aún no ha captado su concepto como concepto. La conciencia no se reconoce en el objeto
reflejado como concepto, aún no es concepto para sí. Es decir, aún la conciencia no repara
en que el objeto ha devenido para nosotros mediante sí misma, mediante el mismo
movimiento que ella distingue en la cosa, teniendo como su contenido el mero concepto en
sí de la cosa. En palabras de Hegel: << El entendimiento ha superado así, evidentemente, su
propia no-verdad y la no-verdad del objeto; y resultado de ello es para él el concepto de lo
verdadero, como verdadero que es en sí y que aún no es concepto o que carece del ser para
sí de la conciencia; algo verdadero que el entendimiento deja hacer sin saber en él. Este algo
verdadero impulsa su esencia para sí misma; de tal modo que la conciencia no participa para
nada en su libre realización [Realisierung], sino que se limita a contemplarla y la aprehende,
puramente>>.

Para la conciencia el tránsito que se lleva a cabo en la cosa – el del ser para sí al ser para
otro- pasa de largo, no es tomado en cuenta. Dice Hegel: <<Lo que nosotros, según esto,
tenemos que hacer, ante todo, es ponernos en su lugar y ser el concepto que plasma lo que se
contiene en el resultado, es en este objeto plasmado, que se presenta ante la conciencia como
algo que es, donde la conciencia deviene ante sí conciencia concipiente>>. Precisamente, lo
que se pretende en las siguientes secciones del apartado es ver cómo se lleva a cabo la
conexión del ser para sí y del ser para otro, de lo universal incondicionado, desde la
conciencia.

Finalmente, para el entendimiento la unidad y el movimiento de exteriorización y el repliegue


a la unidad de la cosa (la contraposición esencial que se ha descrito en la conciencia como
percepción) lleva por nombre, aquí, el de Fuerza. En palabras de Hegel: <<En otros términos:
las diferencias puestas en su independencia pasan inmediatamente a su unidad y su unidad
inmediatamente a su despliegue, y dicho despliegue, a su vez, a la reducción a la unidad.
Precisamente ese movimiento es lo que se llama fuerza>>.

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