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ESCUELA SECUNDARIA N°2

“Marina Vilte”
EXAMEN DE LA UNIDAD Nº 1

MATERIA: Proyectos de Investigación en Ciencias Sociales


AÑO / CURSO / MODALIDAD: 6to. Ciencias Sociales.
DOCENTE: Paulo Sebastián López.

Consignas de trabajo:
1. Leer y analizar los siguientes fragmentos que pertenecen a un texto académico.

“(…) Después de muchos meses de búsqueda infructuosa de algún lugar donde


inmiscuirme para observar la escena local, un amigo francés yudoka me llevó al gym de la
calle 63, apenas a dos manzanas de mi casa, pero de algún modo en otro planeta. Me
inscribí inmediatamente, por curiosidad y porque era evidentemente el único medio
aceptable de estar por allí y de conocer a los jóvenes del barrio. Y desde la primera sesión
de entrenamiento comencé un diario sin sospechar remotamente que habría de frecuentar el
gimnasio con creciente asiduidad durante más de tres años y que, de esa forma, reuniría
casi 2.300 páginas de notas donde consignaba religiosamente durante horas cada noche los
acontecimientos, las interacciones y las conversaciones del día. Lo que sucedió fue que
una vez dentro del Woodlawn Boys Club me encontré enfrentándome a mi cuerpo y ante
un triple desafío.
El primero era crudo e incluso brutal: ¿Sería capaz de aprender este deporte exigente y
duro como pocos, de dominar sus rudimentos con el fin de hacerme un hueco en el universo
al tiempo fraternal y competitivo de la pelea, de entablar con los miembros del gimnasio
relaciones de respeto y confianza mutuos y, finalmente, de realizar mi trabajo de
investigación sobre el gueto? La respuesta tardó varios meses en llegar. Después de unos
comienzos difíciles y dolorosos durante los cuales mi ineptitud técnica sólo era comparable
a mi sentimiento de frustración y, a veces, de desaliento (aquellos que se convertirían más
tarde en los compañeros de cuadrilátero más queridos apostaban entonces unánimemente
por mi abandono inminente), conseguí mejorar mi condición física, fortalecer mi mente,
adquirir los gestos y empaparme de la táctica del púgil. Tomé clases sobre el parquet y
después probé entre las cuerdas, entrenándome regularmente con los demás boxeadores,
aficionados y profesionales, antes de embarcarme, con el apoyo entusiasta de todo el club,
en el gran campeonato de los Golden Gloves de Chicago e incluso pensar en hacerme
profesional. Adquirí conocimientos prácticos y afiné mis ideas sobre el Noble Arte hasta el
punto de que el viejo entrenador Dee Dee me pidió que lo sustituyera como «hombre de
esquina» durante un gran combate que debía disputar Curtis, el mejor boxeador de
Woodlawn, y decía que un día yo abriría mi propia sala de boxeo: «You gonna be a helluva
coach one doy, Louie, I know that».
Apenas cruzada esta barrera inicial y una vez cumplidos los requisitos mínimos
necesarios para mi inserción duradera en el medio, se me volvió a presentar un segundo
desafío, el de mi proyecto inicial: ¿Podría comprender y explicar las relaciones sociales en
el gueto negro partiendo de mi implantación en un lugar concreto? La inmersión en la
pequeña sala de boxeo y la participación intensa en los intercambios que tenían lugar a
diario me permitieron —en mi opinión, pero el lector también se podrá formar la suya—
hacerme una idea completa de lo que es un gueto en general y de la estructura y
funcionamiento concretos del gueto negro de Chicago en la Norteamérica posfordista y
poskeynesiana de finales del siglo XX en particular, especialmente en lo que lo distingue de
los barrios marginales de otras sociedades avanzada (…)
Aún quedaba el tercer desafío, el mayor, que yo no podía ni remotamente imaginar
cuando un día franqueé la puerta del Woodlawn Boys Club y al que esta obra aporta una
primera respuesta parcial y provisional (como son todas las investigaciones científicas,
incluso las que se disfrazan de relato): ¿Cómo dar cuenta antropológicamente de una
práctica tan intensamente corporal, de una cultura tan profundamente cinética, de un
universo en el que lo más esencial se transmite, se adquiere y se despliega más allá del
lenguaje y de la conciencia; resumiendo, de una institución hecha hombre que se sitúa en
los límites prácticos y teóricos de lo habitual?”

“(…) Hasta el lenguaje se vigila de cerca: DeeDee no admite el uso de la expresión


«pelear» [to fight] en lugar de «boxear» (to box o to spar para los asaltos de
entrenamiento); y ni él ni los asiduos al club utilizan términos groseros o insultos en sus
conversaciones”.

“(…) Por lo general, la gente tiene la idea de que el boxeo es un deporte en el que no es
útil razonar entre las cuerdas. «¡No hay sitio para las reflexiones en el ring: es cuestión de
reflejos! Cuando llega el momento de reflexionar, es el momento de colgar los guantes»,
me sermoneó alguna vez una espectador ocasional de peleas de boxeo televisadas. Pero el
viejo entrenador de Woodlawn está completamente en desacuerdo con este tipo de
apreciaciones y concuerda con Ray Arcel, el decano de los entrenadores del país –que ha
dado 18 campeones del mundo- cuando afirma que «en el boxeo el cerebro manda sobre el
músculo. Me importa un rábano saber las cualidades que tienes como luchador. Si no sabes
pensar sólo eres un tonto más.

“(…) Ni siquiera la derrota del alcalde negro Eugene Sawyer, tras la victoria del hijo del
antiguo alcalde blanco Richard Daley (que mantuvo Chicago con puño de hierro bajo un
régimen patrimonial racista durante medio siglo), suscita más comentario que
observaciones superficiales sobre lo «podrida» que está la política.
El 11 de noviembre de 1988 estrecho la mano a todo el mundo saludando con animados:
«¿Qué tal hoy? ¿Todo bien?». DeeDee está vestido con un pantalón gris y su campera azul
«Moonglow Lounge» (un bar del gueto, madriguera de Flukie Stokes, líder de la banda que
domina el South Side) forrada de insignias de boxeo; sus largas manos de araña sujetan un
cigarrillo, la cara inclinada, la mirada apagada. Me dice que todo marcha. Le pregunto si ha
ido a votar. «Claro que sí, ya lo he hecho, esta mañana», murmura con una voz triste.
Parece que el tema no le atrae especialmente. Le pregunto lo que piensa de la campaña
presidencial y quién, Bush o Dukakis, va a ganar según él. «No me importa mucho, Louie.
Lo que pasa fuera de estas paredes no es asunto mío. Lo que me importa es lo que pasa
aquí, entre estas cuatro paredes. El resto me es completamente indiferente.» Y pone fin a la
conversación con un gesto desengañado de la mano”.
“(…) Y se puede llegar a afirmar, parafraseando a Émile Durkheim, que el gym es al
boxeo lo que la Iglesia es a la religión: la «comunidad moral», el «sistema solidario de
creencias y prácticas» que lo hacen posible y que lo constituyen como tal”.

“(…) Sugiero a Ashante que se quede en el departamento a esperar a Liz, pero, después
de pensarlo, declina la oferta: le da miedo quedarse sólo con Titus, mi husky de 50 kilos,
aunque lo deje atado en la cocina. (Otro día me confesaría: «No soporto estar en la misma
habitación con un animal peor que yo».) Sólo tengo que abrirle el coche que está
estacionado delante de mi edificio y esperará dentro. Si se va a quedar fuera, ¿por qué no se
sienta en la sombra, en el césped delante del edificio, en lugar de encerrarse en el viejo
Plymouth Valiant sin radio ni aire acondicionado a pleno sol? «Déjate de bromas, Louie. Ni
hablar de quedarme delante de la puerta. Ya sabes que la policía me detendría enseguida.
—¿Por qué? —¿Por qué? [Nervioso.] Por nada, vamos. No van a dejarme así
tranquilamente. Man, no quieren ver negros en el barrio, Louie, ya lo sabes. Ya te lo he
dicho, antes iba a Hyde Park y siempre, sin falta, me detenía la policía sólo por cruzar la
calle». Insisto pero no hay nada que hacer: «Van a detenerme por trespassing, ya sabes
como es esto, Louie», se exaspera. Finalmente me voy dejándolo dentro del coche, en plena
canícula, esperando el regreso de las chicas”.

2. Los siguientes conceptos fueron estudiados en la Unidad 1 de la materia. Si


consideran que alguno/s de ellos está relacionado/s con algún pasaje de los textos anteriores
señalarlo de manera clara (a través del subrayado, resaltado, o la limitación con paréntesis
o corchetes).

a. Etnografía.
b. Etnología.
c. Observación participante.
d. Sociología Espontánea
e. Sociología Erudita.

3. Al final del trabajo consignar en formato lista los apellidos y nombres de los
integrantes del grupo (Recordar que ya no es posible ningún tipo de cambio de estudiantes
en los mismos).

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