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LIDERAZGO ESCOLAR

Una conexión entre mejora y eficacia escolar hacia el resultado.

Alumno: Luis Fonseca Fonseca

Profesor: Eduardo Morales Sanhueza

Temuco, 03 de Junio de 2017.


Cuando hablamos de liderazgo, rápidamente asociamos directamente el concepto a
dos puntos de vista, un liderazgo relacionado directamente con el área empresarial y un
liderazgo relacionado con movimientos sociales y/o políticos. Las empresas, se esmeran e
invierten mucho tiempo en buscar y preparar lideres para sus distintos departamentos, con
extensiones tan grandes que traspasan fronteras, pero un círculo cerrado que encadena solo
en el círculo del producto o servicio que presten, no hay mayor interacción con terceros, solo
un buen manejo de los recursos humanos y financieros, para movilizar y generar ganancias
de las inversiones en un periodo de tiempo generalmente corto. Por otro lado, el liderazgo
social, que si es bien usado se puede convertir en un arma muy poderosa, la cual plantea
según Max Weber que, “el liderazgo es aquella forma de autoridad legitimada por el carisma,
es decir, por una característica personal que hace al líder ser una persona extraordinariamente
atractiva para el grupo” (Rodríguez, 1996:100), función más innata y propia muchas veces
de una persona sin preparación, ni estudios en el área, pero altamente capaz de movilizar y
generar conciencia de cambio, la cual transforma en el proceso a un sin número de personas
con diferentes herramientas.

En educación, el liderazgo mezcla un efecto de ambos ámbitos expuestos


anteriormente, ya que el líder educacional, debe manejar recursos humanos y financieros,
pero también debe ser una persona que genere movilidad y sea capaz de conducir a una
institución que apunte al modelo o proyecto que la institución requiera. El liderazgo
educacional también, es un tema importante que surge principalmente en América Latina por
una transición de un modelo liberal a uno neoliberal (Puiggrós, A. (2014). Educación y
sociedad en América Latina de fin de siglo: del liberalismo al neoliberalismo
pedagógico. Estudios Interdisciplinarios de América Latina y el Caribe, 10(1)., donde cada
uno se esforzará para competir y sacar a relucir dos aspectos muy directamente relacionados,
que son la mejora y eficacia escolar.

Es difícil, dar con el factor clave, ya que hay muchos autores que sostienen teorías
distintas acerca de cuál es la única tecla que se debe presionar, para que una institución
funcione correctamente según los estándares establecidos por cada país. Ya sabemos que en
el Informe Coleman (1966) se concluyó “que el efecto escolar era no significativo lo que
significa que la escuela no incide en los resultados de sus alumnos” (Murillo, F.J. (2003). El
movimiento de investigación de Eficacia Escolar. En F.J. Murillo (Coord.), La investigación
sobre Eficacia Escolar en Iberoamérica. Revisión internacional del estado del arte. Bogotá:
Convenio Andrés Bello. Por otro lado, tomando en cuenta en el Informe Plowden (1967), se
estudian los factores individuales, familiares y escolares que explicaban el rendimiento
académico de los alumnos con el fin de colaborar en la toma de decisiones por parte de los
políticos (Murillo, F.J. (2003). Así, aparecieron muchos autores con énfasis esencial de
mejorar cada punto débil del estudio anterior hasta los años 90 y 2000 con diferentes reformas
educativas basadas en estos estudios, algunas con éxito, otras con menos éxito y más
frustraciones en el sistema educativo.

Situados en nuestro contexto, la OCDE, plantea cuatro dimensiones o actividades que


permitan mejorar el liderazgo escolar: Redefinir las responsabilidades, distribución del
liderazgo, desarrollo de habilidades, y hacer el liderazgo una profesión. (Julie, T.
(2011). Mejorar el liderazgo escolar Herramientas de trabajo: Herramientas de trabajo.
OECD Publishing.) Y bajo ese paradigma, actualmente en nuestro país, esta instaurada la
Política de Fortalecimiento del Liderazgo Escolar, que tiene por objetivo instalar y fortalecer
las capacidades de liderazgo en el sistema escolar, de manera de potenciar el aporte que los
directivos puedan hacer a la mejora escolar y a su sostenibilidad en el tiempo. (Mineduc,
2016). Posiblemente y como lo expone Weinstein, J. (2009). Liderazgo directivo, asignatura
pendiente de la reforma educacional chilena. Estudios Sociales, 117, 123-147, el tema del
liderazgo se tardó mucho en reestructurarse y en el transcurso de ocho años, se fijen políticas
públicas que apunten a la clave de un sistema escolar exitoso, centrado en el aprendizaje de
los alumnos, en función de 5 puntos que sostiene esta política de fortalecimiento del
liderazgo directivo escolar: 1) Definición de la función directiva, responsabilidades y
atribuciones, 2) Selección de directivos entre los mejores candidatos, 3) Desarrollo de
capacidades de liderazgo escolar 4) Centros de Liderazgo Escolar (CLE) y 5)
Fundamentación empírica y legitimación de la Política de Liderazgo Directivo Escolar
(Mineduc, 2016). Tomando como referencia otros estudios, señalan puntualmente que una
buena escuela es aquella que: 1) Promueve el avance de todos los alumnos, 2) Garantiza que
cada alumno alcance su máximo nivel, 3) Aumenta todos los aspectos relativos al
conocimiento y desarrollo del alumno integral, 4) Sigue mejorando cada año (Stoll y Fink,
2004). Por otra parte, una escuela es la que propicia: 1) Un liderazgo del equipo directivo
profesional y participativo, 2) Un ambiente que estimula el aprendizaje, 3) Todos los actores
del establecimiento poseen altas expectativas respecto al colegio y sus alumnos, 4) Todas
las acciones están enfocadas en la enseñanza y el aprendizaje intencionado, 5) Se realizan
acciones de seguimiento del progreso de los alumnos, 6) La organización aprende
permanentemente de sus resultados y evaluaciones, 7) Existe una sólida relación entre
familias y la escuela. (Sammons, 1995). Ésta última descripción es la que, sin duda, influyen
en factores de eficacia escolar y son puntos importantes a la hora de generar altos índices de
éxito de una institución educativa. Retomando la idea principal de generar resultados exitosos
a partir del liderazgo, el Mineduc, está haciendo los ajustes necesarios para que estos se lleven
a cabo, en pos de los alumnos, tomando en cuenta los procesos de mejora para toda la
comunidad educativa y no como una entidad aislada llamada equipo directivo.

En conclusión, una escuela altamente eficaz y exitosa es la que se está movilizando


por un líder, altamente capacitado para movilizar al cuerpo docente, apoderados, alumnos, e
incluso otras instituciones relacionadas directamente con la escuela. Se sabe que la labor del
director es mucho más amplia que un gerente de una empresa, ya que el director debe
relacionarse con muchos estamentos, y cada uno de ellos complejos a la vez, siendo un líder
que en profundidad “supone la labor de movilizar e influenciar a otros para articular y lograr
los objetivos y metas compartidas” (Leithwood et al., 2006). Un especial cuidado en el
contexto que esto se desarrolla y en qué nivel de desarrollo de mejora se encuentra un
establecimiento, del mismo modo, un liderazgo efectivo presenta variaciones de acuerdo al
contexto, la vulnerabilidad y el tipo de establecimiento, así como a la etapa de mejoramiento
o su nivel de desarrollo, lo que da cuenta de que el liderazgo efectivo es contextual y
contingente. (Mineduc, Marco para la buena dirección y el liderazgo escolar, 2015).
Finalmente, pensando en que un director, debe potenciar e identificar puntos de solución y
conflictos de acuerdo al proyecto educativo institucional (misión-visión) del colegio, deberá
tener en cuenta que el liderazgo es la práctica del mejoramiento. No se trata de un atributo o
característica personal del líder sino de un conjunto de acciones, que tienen su fundamento
en conocimientos, habilidades y hábitos que pueden ser enseñados y aprendidos. El concepto
de práctica implica estar alerta ante la contingencia y obliga a la anticipación de los resultados
de aprendizaje de los alumnos, lo cual sin duda es lo más importante y dará por realizada la
tarea del líder.

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