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La llamada de teléfono

C28-10-011

- Buenos días. ¿Licenciado García? Le llama Máximo Buenrostro, de Industrias Omega,


de la colonia Industrial.
- Buenos días ingeniero Buenrostro, ¿en qué puedo servirle?
- Mire licenciado, ayer en la tarde el Departamento de Recursos Humanos recibió un
documento que viene firmado por la Procuraduría de la Defensa del Trabajo de Jalisco.
Contiene un citatorio para que comparezca el próximo jueves 17 de agosto de 2006 a
las instalaciones de la procuraduría para tratar lo relativo al despido de Roberto García
Téllez. Sin embargo, a ese señor no lo conocemos aquí en la fábrica, no trabaja ni
trabajó nunca con nosotros. Como obviamente se trata de un malentendido, no le
hacemos caso al citatorio, ¿verdad licenciado?

Después de una pausa el licenciado García dijo:


Ponga atención ingeniero: sería el más grave error no atender ese citatorio y los próximos
que le notifiquen, pues se expondría a que el supuesto trabajador que refiere, aunque nunca
haya laborado para usted, un día llegue a la fábrica y le exija el pago de decenas de miles de
pesos. ¿Me escuchó? Lo veo mañana martes en mi oficina para tratar el problema.

Industrias Omega, una microempresa en expansión


En el año de 1996, la crisis económica derivada de los llamados “errores de diciembre” en
el momento del relevo presidencial de 1994 (ver Anexo 1), había ocasionado incremento en
los niveles de desempleo, falta de crédito y desconfianza en la inversión privada, entre
otros. Máximo Buenrostro, con 24 años de edad, una carrera en Administración de
Empresas concluida y un proyecto personal en puerta, advirtió que era momento de
sacudirse el estupor producido en el país por la crisis y la devaluación, y luchar por invertir
en un negocio, mirar hacia nuevos horizontes y trabajar por hacer realidad el sueño de toda
su vida, según sus propias palabras: emprender un proyecto dinámico, rentable y con

Este caso fue escrito por el Profesor Estanislao Solórzano Barón con el propósito de servir como material
de discusión en clases, no pretende ilustrar buenas o malas prácticas administrativas.

Algunos datos de este documento han sido modificados a petición de las personas e instituciones
involucradas.

Derechos Reservados © Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey; Av. General Ramón
Corona No. 2514 Col. Nvo. México, Zapopan, Jalisco 45140, México. El ITESM prohíbe cualquier forma de
reproducción, almacenaje o transmisión de la totalidad o parte de esta obra, sin autorización por escrito.

Centro Internacional de Casos Fecha de revisión: 21 de Julio, 2007


Tecnológico de Monterrey Última revisión: 19 de Mayo, 2008
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tendencia a la maximización del capital humano, es decir, el negocio de los productos


alimenticios sustitutos.

El 25 de marzo de 1996 nació la sociedad mercantil denominada Industrias Omega, S.A. de


C.V., con un capital constitutivo de 50 mil pesos y tres socios fundadores. El negocio se
dedicaría a la elaboración de productos alimenticios con una visión a 25 años. Industrias
Omega inició actividades de manera formal un mes después, en la ciudad de Guadalajara,
Jalisco, México, con 10 trabajadores formales a su servicio. Alimento S. de R. L., su
principal competidor, identificó rápidamente su presencia en la producción y distribución
de sus productos en la ciudad, pero los directivos consideraron que no constituía un riesgo
serio para sus intereses, de manera que se abstuvo de emprender políticas monopólicas en
su contra. En este contexto, Industrias Omega le apostó a su estructura y entorno.

En diez años de operación, Industrias Omega tenía presencia en el estado de Jalisco y en el


resto de la zona occidental del país. En el año 2003 inauguró un establecimiento más en
Lagos de Moreno, Jalisco, y en 2005 otro en León, Guanajuato. En agosto de 2006 la
empresa contaba con 87 trabajadores.

Liderazgo empresarial
Máximo Buenrostro expresaba que, en su posición de socio y administrador general único,
había logrado imprimir en la empresa aspectos y caracteres equivalentes al suyo propio. Por
ejemplo, había procurado resaltar la cohesión e identidad del elemento humano, la
tolerancia a la diversidad de criterios, el conservadurismo financiero y sensibilidad con
respecto a su entorno. Lo anterior, a su juicio, convirtió a la empresa en un modelo
competitivo y de respeto al marco legal existente en México, avalado en su accionar por
autoridades fiscales, de prestaciones laborales, sanitarias y del trabajo 1 .

Máximo decía que Industrias Omega estaba bien posicionada y era referente de desarrollo y
competitividad, por una parte, por la producción de suplementos alimenticios para una
clientela selectiva, integrada especialmente por niños en la primera infancia y mujeres
embarazadas, a través de la elaboración de bebidas y de papillas, con un elevado valor
nutricional. Y, por otra, gracias a la conformación de un esquema de contratación colectiva
entre la empresa y un sindicato del gremio de alimentos. La relación era de concertación y
respeto a las necesidades básicas de los trabajadores y de la empresa y en su momento se
firmó el contrato colectivo de trabajo obligatorio para los trabajadores de base. En el
contrato se incrementaron las prestaciones mínimas legales previstas en la Ley Federal del
Trabajo, tales como aguinaldo, vacaciones, ayudas escolares y gastos de matrimonio (ver
Anexo 2).

Con esta seguridad laboral y ambiente de trabajo, los empleados de Industrias Omega
desarrollaban su trabajo comprometidos con el proyecto empresarial y a cambio recibían
prestaciones superiores a las de ley. En diez años de operaciones no se había presentado en
la empresa un juicio o controversia laboral que tuviera que ser dirimida ante las autoridades
del Trabajo porque se privilegiaba la negociación y el convenio libre entre las partes
involucradas.

1
Secretaría de Hacienda y Crédito Público a través del Servicio de Administración Tributaria (SAT), Instituto
Mexicano del Seguro Social (IMSS), Instituto Nacional para el Fomento de la Vivienda de los Trabajadores
(Infonavit), Secretaría de Salud (SS) y Secretaría de Trabajo y Previsión Social (STPS), respectivamente.
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¿Quién era Roberto García Téllez?


En el periodo comprendido entre febrero de 2004 y junio de 2005, fue contratado y laboró
en el área de Producción el Sr. Jacinto Arias Téllez, como operador de máquina, sin
embargo, renunció en forma definitiva el 14 de junio de 2005 por motivos de “superación
personal”, según se registró en el texto de su escrito de renuncia.

Antes de tomar esa decisión, en sus tiempos libres y de esparcimiento, Jacinto comentaba
con parientes y amigos los avatares de su empleo en Industrias Omega. Entre los escuchas
que cotidianamente lo acompañaban, se encontraba su primo Roberto García Téllez, quien
le hacía preguntas precisas sobre la empresa, por ejemplo: cuántos trabajadores había, cómo
eran las máquinas, qué actividades desempeñaba su primo como operador, cómo se
llamaban los directivos, cuánto ganaba y muchas más. Para demostrarle todo lo dicho, en
una ocasión Jacinto invitó a Roberto a la fábrica para que comprobase por sí mismo todo lo
narrado.

García Téllez estaba desempleado desde hacía cuatro meses. Apenas terminó el cuarto año
de la educación primaria y, en consecuencia, los empleos que había desempeñado a lo largo
de su vida implicaban poca preparación académica además su estabilidad laboral era
precaria. Roberto trabajó en una empresa del ramo de la construcción, pero fue despedido
porque faltaba con frecuencia de manera injustificada. En esa ocasión negoció un finiquito
por la cantidad de cuatro mil 800 pesos.

El 10 de agosto de 2006 Roberto acudió a las instalaciones de la Procuraduría de la Defensa


del Trabajo, ubicada en la confluencia de las calles Independencia y Humbolt, en el centro
de Guadalajara y pidió cita con el procurador a quien le dijo: “Quiero hacer una demanda
por despido injustificado contra la empresa Industrias Omega S.A. de C.V., domiciliada en
la Calle 6 No. 208, Zona Industrial de Guadalajara, Jalisco.”

El funcionario, con los datos proporcionados, elaboró el citatorio, se lo entregó al


trabajador y le dijo: “La cita quedó registrada para el 17 de agosto de 2006 a las 12:00
horas; haga favor de entregar el documento en la empresa y aquí los espero en la fecha
indicada”.

El derecho laboral y su perfil de clase trabajadora


El martes 15 de agosto de 2006, molesto por la pérdida de tiempo que ya implicaba la visita
al despacho de su abogado, Máximo se deshacía en preguntas para el Lic. García:

¿Cómo es posible que una persona a la cual ni siquiera conozco, pueda exigirme
prestaciones por un presunto despido de mi empresa? ¿Acaso la Ley Federal del
Trabajo se presta a un fraude de semejantes dimensiones? ¿Por qué he de
preocuparme si el presunto trabajador no tiene ni contrato de trabajo, ni nóminas, ni
tarjeta de asistencia, que puedan vincularlo con la empresa? ¿Sobre la base de cuál
salario está exigiéndome el pago de prestaciones? ¿Quién en la empresa lo corrió
cuando no estuvo en la plantilla laboral?

Paulatinamente, la ira de Máximo se fue transformando en asombro cuando escuchaba a su


asesor jurídico, quien le explicaba que los derechos laborales en México eran protectores de
la clase trabajadora. Además, que la Ley Federal del Trabajo no era otra cosa que un

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verdadero “catálogo” de derechos para los empleados, en contraste con la extensa gama de
obligaciones que debían cumplir los patrones. Le decía también que existían artículos que
permitían, por su ambigüedad, la posibilidad de que una persona, totalmente ajena a un
centro de trabajo, sustentado en mentiras, pudiera generar problemas legales, como estaba
ocurriendo en su caso. No debía olvidar que muchos individuos estaban haciendo de la
usurpación de trabajadores reales y de la creación de relaciones de trabajo inexistentes, su
modus vivendi. Lo peligroso del caso, decía el asesor, era que se trataba de verdaderos
“técnicos” que en forma deliberada y alevosa estudiaban negocios, conocían gente de
adentro de las empresas (que de buena o mala fe informaban con lujo de detalles sobre la
operación) y urdían estrategias, con base en la ley, para obtener indemnizaciones, en
algunos casos millonarias.

En un intento de unificar su estrategia para la siguiente cita ante la Procuraduría en Defensa


del Trabajo, Máximo cuestionó a García: “¿Y simplemente no podemos argumentar que el
trabajador miente y que la autoridad le exija que pruebe lo que está diciendo?”. Y escuchó
esta respuesta: “En derecho del trabajo, en un gran número de supuestos, quien tiene la
obligación de probar las cosas no es el trabajador sino el patrón”.

Minutos después, durante el recorrido a casa, Máximo recordó el colofón de su entrevista,


recapituló lo dicho por su abogado y concluyó: “Si un pseudo trabajador, más o menos
enterado del manejo y operación de mi empresa, argumenta que fue despedido en forma
injustificada, basta con que genere una duda sobre su vinculación o realización de
actividades subordinadas en ella y no es útil el argumento de la inexistencia de nóminas,
contratos de trabajos, tarjetas de asistencia y demás, porque la Ley previene que la falta de
estos documentos será nuestra responsabilidad y no del trabajador. Por lo tanto existe el
riesgo razonable de enfrentar un juicio por despido con posibilidades de perderlo y pagar
por ende una indemnización cuantiosa”. Pensó finalmente: “Eso no se vale y menos
arriesgar el patrimonio de la empresa por un pillo sin escrúpulos”. Pisó el acelerador a
fondo apresurando el camino a casa.

Una difícil decisión


El 17 de agosto de 2006 a las 11:30 horas, abogado y empresario cruzaron el patio del
edificio público, se detuvieron en una de las bancas de descanso y el Lic. García le lanzó
esta pregunta a Máximo Buenrostro:

La decisión es suya ingeniero: o reconoce la existencia de la relación de trabajo,


niega el despido y negocia un arreglo económico para evitar el riesgo de una
demanda; o desmiente la relación de trabajo con el argumento de que su empresa no
reconoce el carácter de trabajador del citado Roberto, con el riesgo real de una
demanda posterior. ¿Qué decide hacer ingeniero? ¿Qué le dirá al procurador del
Trabajo?

Puntualmente, a las 12:00 horas como estaba previsto, el procurador, Roberto y Máximo,
sin la asistencia de su abogado como se exige en dicha instancia conciliatoria, se sentaron
en torno a un escritorio para debatir y avenir sus respectivos intereses. Todo se desarrollaría
una vez que Máximo adoptara una postura: “¿Qué hago?” se preguntaba.

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Anexo 1. La evolución de la deuda mexicana de 1988 a 1995

Síntesis realizada por el autor del caso a partir del artículo La teoría de portafolio aplicada
a la crisis mexicana de 1994 escrito por los doctores Humberto Banda y Susana Chacón del
Tecnológico de Monterrey, Campus Santa Fe, recuperado de:
http://www.alafec.unam.mx/asam_cuba/ponencias/fin/valuacion/valua05.doc

A principios de la administración de Salinas de Gortari (1988-1994) se planteó la reducción


de las transferencias netas de recursos al exterior y el hecho de pasar de importador neto de
capitales a exportador neto. Dentro de esta política, era esencial reducir el saldo y el pago
de la deuda externa como proporción del PIB, especialmente la bancaria. Ésta se derivaba
sobre todo de la necesidad de afrontar la crisis, financiar el déficit gubernamental y hacer
frente a la fuga de capitales.

La deuda pública mexicana en valores a corto plazo se incrementó de 35 % en marzo de


1992 a más de 76 % en diciembre de 1994. Además, la deuda indexada al tipo de cambio
(Tesobonos) subió más de 10,000 % en el mismo período.

El incremento de la emisión de Tesobonos se dio a partir del primer trimestre de 1994


debido, entre otros factores, a la incertidumbre que tenían los agentes económicos por el
levantamiento armado en Chiapas y el asesinato de Luis Donaldo Colosio, candidato del
partido oficial a la Presidencia de México

A partir de febrero de 1994, México aumentó progresivamente las tasas de interés con el
objetivo de mantener niveles de rendimiento atractivos para los inversores. Sin embargo,
ante las expectativas del riesgo cambiario, esta acción fue insuficiente y siguieron saliendo
capitales del país.

La disminución en las entradas de capital, la presión sobre las reservas internacionales y el


incremento en las tasas de interés, representaban un grave problema para el Gobierno
mexicano. Primero, porque la caída en las reservas ponía en peligro la viabilidad del
régimen cambiario y, segundo, porque el incremento en las tasas de interés aumentaba la
vulnerabilidad del sistema bancario que tenía un nivel elevado de cartera vencida.

Las autoridades monetarias mexicanas consideraron que esta situación era transitoria y que
modificar el régimen cambiario causaría una crisis sistémica en la banca en un año
electoral. En consecuencia, a partir de marzo de 1994, se inició la colocación masiva de
bonos denominados en dólares (Tesobonos). La respuesta de los inversores mexicanos y
extranjeros a esta estrategia fue vender sus posiciones en Cetes.

La expectativa de devaluación de la divisa mexicana provocó que los inversores buscaran


mercados más seguros y rentables, y se redujo el nivel de las reservas internacionales en
poder del Banco de México.

Los tenedores de valores gubernamentales empezaron a solicitar valores indexados en


dólares, por lo que las autoridades monetarias se vieron forzadas a incrementar los montos
de colocación de Tesobonos con el fin de cubrir el riesgo cambiario y detener la fuga de
capitales.
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En marzo de 1994, las autoridades financieras mexicanas incrementaron las tasas de interés
con el fin de disminuir la demanda de dólares, estabilizar el peso y detener la disminución
de las reservas en poder del Banco de México. No obstante, las reservas continuaban
disminuyendo y los inversores seguían trasladando sus capitales de Cetes a Tesobonos, lo
cual trajo como consecuencia un cambio en la estructura de vencimientos de la deuda
mexicana. Además, los pasivos indexados al tipo de cambio de corto plazo, crecían en
mayor proporción que las reservas internacionales.

En noviembre de 1994, el saldo de los Tesobonos sobrepasó las reservas internacionales


que tenía el Banco de México y la situación se tornó especialmente delicada, pues el
vencimiento de estos instrumentos de deuda era a muy corto plazo. Además, el hecho de
que la deuda estuviera denominada en dólares implicaba que las autoridades mexicanas no
podían reducir su monto mediante un proceso inflacionario. Asimismo, en caso de
devaluación, el pago por concepto de servicio de la deuda aumentaría.

El 1 de diciembre de 1994 concluyó el sexenio de Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y


Ernesto Zedillo Ponce de León asumió la Presidencia de México (1994-2000). Las reservas
del Banco de México eran claramente escasas para solventar los pasivos a corto plazo. La
situación había sobrepasado la esfera de la cuenta corriente y de la sobrevaluación del peso
y tenía todas las características de una crisis financiera importante.

Esta crisis se hizo evidente cuando México tuvo que hacer frente al pago de 29 mil millones
de dólares de Tesobonos en 1995. El país no contaba con recursos para responder al pago
de un monto que equivalía a 18.9 % del total de su deuda externa.

México había optado por agotar sus reservas internacionales en un esfuerzo por apoyar al
peso y por financiar el déficit en cuenta corriente. Por ello, el 1 de diciembre de 1994 el
nivel de reservas del Banco de México era de 12 mil 470 millones de dólares.

El Gobierno mexicano era incapaz de hacer frente al servicio de la deuda que vencía
durante el primer trimestre del año siguiente. Además de los costos políticos y financieros
que comportaría el impago de sus pasivos en dólares a corto plazo, la probabilidad de que
el Gobierno mexicano no pudiera pagar los Tesobonos era potencialmente alta.

Antes de la devaluación del 19 de diciembre de 1994, la deuda interna representaba cerca


de 12% del PIB mientras que la deuda total era de casi 37 por ciento. La devaluación
mantuvo constante el valor en dólares de los Tesobonos de la deuda interna, la deuda
externa y los Bonos Brady, pero bajó sustancialmente el valor del PIB en términos de
dólares, por lo que los ingresos del gobierno fueron menores y el pago del servicio de la
deuda se hizo cada vez más problemático.

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Anexo 2. Contrato colectivo de trabajo celebrado


entre la empresa y su sindicato de trabajadores

CROC FJCA FROC

Registro # 406 80
Trabajadores

CONTRATO COLECTIVO DE TRABAJO QUE CELEBRAN POR UNA PARTE,


MÁXIMO BUENROSTRO TORRES EN SU CARÁCTER DE REPRESENTANTE
LEGAL DE LA FUENTE DE TRABAJO DENOMIDA “INDUSTRIAS OMEGA, S.A.
DE C.V., DEDICADA A LA PRODUCCIÓN Y DISTRIBUCIÓN DE SUPLEMENTOS
ALIMENTICIOS, UBICADA EN LA CALLE 6 N.- 208, EN LA ZONA INDUSTRIAL
EN GUADALAJARA, JALISCO;Y POR LA OTRA PARTE, EL SINDICATO DE
TRABAJADORES, EMPLEADOS EN NEVERÍAS, CERVECERÍAS,
RESTAURANTES, BARES, HOTELES Y SIMILARES DEL ESTADO DE JALISCO,
REPRESENTADO POR SU SECRETARIA GENERAL, CARMEN MEDINA
HERNÁNDEZ, CON DOMICILIO SOCIAL EN LA CALLE BAHÍA # 2531, COLONIA
SANTA EDUWIGES, S.J., EN ESTA CIUDAD, MISMO QUE NORMARÁ LAS
RELACIONES OBRERO PATRONALES Y QUE CONSIGNAN BAJO LAS
SIGUIENTES:

CLÁUSULAS:

PRIMERA: El patrón o sus representantes reconocen la personalidad jurídica del Sindicato


contratante, obligándose por lo tanto a tratar todo asunto que directa o indirectamente se
relacione con el interés profesional de los trabajadores a su servicio, siendo nulo todo
arreglo o convenio en contrario.

SEGUNDA.- El patrón se obliga a ocupar en las plantas de trabajo, en las de nueva


creación, en las labores eventuales, temporales o accidentales que en lo sucesivo se
presenten en su negocio única y exclusivamente a trabajadores miembros del Sindicato
contratante y propuestos por éste, con excepción del personal de confianza a que se refiere
el Artículo 9 de la Ley Laboral.

TERCERA.- El patrón se obliga a despedir del trabajo a aquel o aquellos trabajadores que
renuncien o sean expulsados del Sindicato contratante, de conformidad con lo dispuesto
por el Artículo 395 de la Ley Obrera, igualmente se obliga a suspender a cualquier
trabajador cuando el Sindicato lo ordene, obligándose en todos los casos a recibir a los
substitutos que la Organización le envíe para cubrir las vacantes.

CUARTA.- El patrón se obliga a proporcionar a los trabajadores a su servicio, los útiles


necesarios para el desempeño de sus labores, así como los medios de protección, seguridad
e higiene que marcan los reglamentos respectivos.

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QUINTA.- El patrón se obliga a la estricta observación de la Ley Laboral en lo que se


refiere a jornadas legales de trabajo; asimismo se obliga a conceder a los trabajadores a su
servicio, un día de descanso semanal con goce de salario íntegro.

SEXTA.- Los trabajadores a su servicio disfrutarán de los siguientes días de descanso


obligatorios con goce de salario íntegro: 1º de Enero, primer lunes de febrero, tercer lunes
de marzo, 1º de Mayo, 16 de Septiembre, tercer lunes de noviembre y 25 de Diciembre de
cada año, así como el 1º de Diciembre de cada seis años, cuando corresponda a la
transmisión del Poder Ejecutivo Federal.

SÉPTIMA.- El patrón se obliga a conceder a un trabajador a su servicio, permiso con goce


de salario íntegro cuando se les encomienden comisiones sindicales y cuando se trate de
congresos o convenciones que tengan que celebrarse, obliga al patrón además del permiso
ayudar con la suma de $200.00.

OCTAVA.- El patrón se obliga a afiliar a todos los trabajadores sindicalizados a su


servicio, en el Instituto Mexicano de Seguro Social e Infonavit y en caso de omisión
responderá de las prestaciones originadas por accidentes de trabajo o enfermedades;
respecto a los trabajadores afiliados en el IMSS el patrón queda excluido de toda
responsabilidad, ya que ésta la tiene de forma íntegra el propio Instituto.

NOVENA.- El patrón se obliga a cooperar con el Sindicato contratante, con la suma de


$20.00 mensuales para ayuda de los gastos de la propia organización. Asimismo, con la
cantidad de $20.00 mensuales para el fomento deportivo de dicha organización.

DÉCIMA.- El patrón se obliga a entregar a cada uno de los trabajadores a su servicio 25


días de salario como aguinaldo, debiendo entregárselos antes del 20 de diciembre de cada
año.

DÉCIMA PRIMERA.- El patrón se obliga con los trabajadores a pagar el Salario Mínimo
General y Profesional que rija de acuerdo a la municipalidad respectiva.

DÉCIMA SEGUNDA.- El patrón entregará al Sindicato la cantidad de $100.00 anuales


por cada trabajador para gastos de representación del Sindicato.

DÉCIMA TERCERA.- El patrón descontará del salario de cada uno de los trabajadores a
su servicio el importe de las cuotas sindicales que acuerde la Organización, en caso de no
hacerlo así, el patrón se compromete a pagar las cuotas sindicales de los trabajadores
correspondientes al 3% sobre su sueldo.

DÉCIMA CUARTA.- Los casos no previstos en el presente Contrato se resolverán de


conformidad con lo establecido en la Ley Federal del Trabajo.

DÉCIMA QUINTA.- El patrón se obliga a pasar a cubrir las cuotas correspondientes a las
cláusulas Séptima y Novena en nuestro domicilio social.

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DÉCIMA SEXTA.- El patrón se obliga a firmar Contrato Colectivo de Trabajo en la


creación y establecimiento de nuevas fuentes de trabajo de la misma rama con el Sindicato
contratante

DÉCIMA SÉPTIMA.- Ambas partes convienen aplicar en todas sus partes las
disposiciones que sobre Capacitación, Adiestramiento, Seguridad e Higiene decreten las
comisiones nacionales formadas para tal efecto.

DÉCIMA OCTAVA.- La empresa se obliga a conceder a los trabajadores a su servicio un


período anual de vacaciones conforme lo marcan los artículos 76 y 81 de la Ley Federal del
Trabajo, pero elevadas en 3 días adicionales para cada unos de los supuestos legales y
obliga a liquidarlas un día antes de salir a disfrutarlas.

DÉCIMA NOVENA.- La empresa entregará a cada trabajador la cantidad de $2,000.00


por ciclo escolar, a todos aquellos trabajadores que acrediten calificaciones escolares de
cada uno de sus hijos, superiores a un promedio de 9.0 y sean emitidas por planteles del
sistema educativo nacional, en los niveles preescolar, primaria y secundaria.

VIGÉSIMA.- Por concepto de ayuda por gastos de matrimonio, la empresa se obliga a


entregar a cada trabajador que acredite la celebración de vínculo civil de matrimonio, la
cantidad de $5,000.00. Esta cantidad será entregada por una sola ocasión y dentro de los 20
días siguientes a la celebración del matrimonio.

El presente Contrato se celebra por tiempo indefinido y será revisable cada año conforme a
la Ley Federal del Trabajo; se firma por quintuplicado quedando un ejemplar con cada una
de las partes y los restantes para su depósito en la Junta Local de Conciliación y Arbitraje
del Estado de Jalisco, comenzando a surtir sus efectos legales el día y hora de su depósito
ante el referido Tribunal Laboral.

TABULADOR: Los trabajadores recibirán por concepto de salario, por cuota diaria y por
jornada legal, pagaderos en los términos previstos por la Ley Federal de Trabajo, los
salarios mínimos generales y profesionales que para el área geográfica correspondiente,
determine la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos.

SALARIO DIARIO:

ENCARGADO...................................... $260.00
EMPLEADO EN GENERAL............... $180.00
OPERADOR MÁQUINA..................... $170.00
CHOFER............................................. $250.00

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GUADALAJARA, JAL., A 2 DE ENERO DE 2006.

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CARMEN MEDINA HERNÁNDEZ. MÁXIMO BUENROSTRO
TORRES
EL SECRETARIO GENERAL POR LA EMPRESA

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