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Leona Vicario financiaba con su propia fortuna la insurgencia. Sirvió como correo de
los insurgentes, a los que servía como espía en la Ciudad de México --junto con otras
personas de una organización secreta llamada Los Guadalupes-- hasta que fue puesta
presa el 13 de enero de 1813 al ser descubierta su participación en las conjuras
independentistas. Fue condenada a recluirse en el convento de Belén de las Mochas,
de la Ciudad de México. Más tarde, tres insurgentes disfrazados de oficiales del
ejército virreinal la ayudaron a escapar rumbo a Tlalpujahua, Michoacán, donde
finalmente contrajo matrimonio con Andrés Quintana Roo.
Aunque Leona Vicario, su esposo Quintana Roo y su recién nacida hija Genoveva
fueron capturados por las tropas realistas en 1818, fueron luego puestos en libertad, al
concedérseles el indulto y destierro a España.
Su trayectoria desde muy joven, sin duda brillante, esmerada al estudio, permitió que
por sus manos hayan pasado libros que la fueron inclinando a los ideales libertarios,
que más tarde aplicará con valentía y patriotismo en defensa de los más legítimos
intereses de la causa independentista.
El haber sido hija de padres españoles, Pedro Javier Bocanegra y Felicia Mendoza, no
fue motivo para que se sumara a lucha de independencia, como tampoco lo sería el
contraer matrimonio con Pedro Advíncula de la Vega, joven soldado del regimiento
provincial, quien más tarde serviría a los intereses de la Patria.
Con su habitual decisión, comenzó allegándose información del estado que guardaba
la situación. Trató de convencer a los simpatizantes de la insurgencia para sumarlos a
otros grupos, incluso intento convencer a fracciones del ejército realista a que se
agregaran al bando libertario, pero fue traicionada por una de las gentes en quien
confió.
Apresada, sufrió terribles interrogatorios para que delatara a sus compañeros, pero
Gertrudis jamás emitió palabra alguna que pusiera en riesgo el movimiento libertario,
conservando su temple y fortaleza que la caracterizaron a lo largo de su vida, en
aquellos difíciles momentos en que las amenazas y la presión se cernían sobre ella.
Sujeta a proceso fue sentenciada y fusilada al pie de un fresno de la Plaza Mayor, hoy
Vasco de Quiroga, el 11 de octubre de 1817.
MANUELA MEDINA
"La Capitana"
El cálido elogio que le tributó en vida el gran Morelos; el distingo que de ella
hace al elogiar sus sentimientos en favor de la Libertad de México, son
clarinada de alerta para que Manuela Medina "La Capitana" tenga lugar de
honor entre nosotros: Dio, con renunciación suprema, su sangre y su vida por
la Patria.