Mm EL BARCO a DE VAPOR
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1) Héctor Hidalgo
‘7 Cuentos mdgicos
| del sur del mundoUna pagina en blanco muy dificil de Henar
El regreso de Venezuela fue para
Gustavo todo un cambio de pagina. Una
pagina en blanco muy dificil de lenar.
Estaba tan acostumbrado a los mosqui-
tos, al clima himedo y caluroso, a
animales distintos a los ya conocidos, a
tantas plantas y arboles frondosos que
verdeaban por donde dirigia la mirada,
que lo que ahora lo rodeaba en Chile le
parecia muy diferente.
Habia pasado muchos anios alejado
del pais. Por ello, se sentia torpe y
distanciado de la gente, a tal punto que
le costaba conversar con sus antiguos
amigos. El tono venezolano de su hablar
actual producia sonrisas y miradas
curiosas entre sus alumnos de la
Universidad. Pero, como tenia muchos
deseos de integrarse, su empeno fue
notable.
La casa elegida tenia parrones,
naranjos y un viejo rosal en el antejardin,
todo muy a su gusto. Prepar6 la mejorhabitacion para el taller de pintura. En
ella la luz se colaba por el ventanal y
ofrecia con agrado las diversas
tonalidades de los cambios del dia.
Uno de los naranjos rozaba la
ventana y regalaba permanentemente la
fragancia de sus hojas perfumadas y
lustrosas. El parron bordeaba el patio de
baldosas musgosas, alargandose hasta
casi unirse al muro de] fondo,
enmelenado de hiedras colgantes. Era
un bello lugar para reanudar la tarea que
mas amaba: pintar y pintar.
Queria pintar su tierra sofiada por
largo tiempo desde la distancia. Recrear
figuras de personas que le parecieran
interesantes, descubrir sus rasgos
cotidianos; es decir, articular en sus
cuadros la vida que habia dejado
suspendida mientras estuvo en el
extranjero.
Asi lo intenté el primer fin de
semana libre.
Se lanzd con entusiasmo al trabajo
de afinar el pulso para recuperar los
colores olvidados, pero sucedié algo
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inesperado. Como todavia latia en su
mente un sinfin de ecos del tropico, per-
Sonas y lugares que habia dejado
apatecieron en su mente con porfia, Se
sintid desolado. Nada surgid en los
croquis, nada de interés en los bocetos
que le permitieran cumplir sus
Ppropositos.
Gustavo comenzé a pasearse por el
taller. No podia creer que se hubiera
olvidado de comunicarse con los suyos.
Su pequefia figura resaltaba en el
delantal blanquisimo, desprovisto de las
“picas manchas, revueltas y coloreadas,
propias de un pintor de oficio. Una
boina negra le cubria la ceja izquierda
acercandose a sus ojos siempre risuefios,
pero mds bien risuefios por un tic
nervioso que por alegria verdadera.
4La vieja agenda
Cuando ya nada le resultaba, el pintor
sintid que necesitaba comunicarse con
alguien. Entonces tomé la vieja agenda
que conservaba como si fuera un tesoro
de valor incalculable. Una agenda que
registraba las teléfonos de numerosas
amistades. Y comenz¢ a llamar.
Recorridé con obsesién nombres y
numeros, ntimeros y nombres... Puf,
cambios de domicilios, personas muy
ocupadas, amigos que no le recordaban o
que no deseaban verlo todavia.
“Ya hablaremos”, le decian; te pedian
el ntimero telefénico y conclufan con un
“después te llamo”.
Para colmo, estaban todos casados, y
en muchos casos, contestaron nifios que
al escuchar un acento extranjero cortaron
con un “eguivocado, sefior”, sin llamar
siquiera a sus padres.
Volvis a la tela con desesperacion y,
como siempre, aparecid el trépico con su
abultada carga de verdes, sepias,
13anaranjados, rojos encendidas, amarillos
encarnados, ocres pastosos y verde limén.
Sin embargo, era notorio que a
Gustavo le faltaba el blanco y gris
pizarra de la cordillera de los Andes, el
verde profundo dei mar, el azul intenso
del cielo del amanecer después de una
luvia en Santiago, el verde htimedo y
carnoso del Sur, el dorado de los trigales
de los valles de la zona central 0 el tono
café pastel, destefiido y difuso, de la
inmensa extension de los desiertos.
Nada de aquello aparecia, y lo echaba
tanto de menos.
Y de nuevo regresé a la agenda para
hacer otros intentos. Asif fue como
insistié con el numero telefonico de su
mejor amiga, Mariela. Eila habia sido
compaftera de curso en la Facultad de
Bellas Artes, amiga inseparable de
ensuefios cuando se juraron Hegar a ser
grandes artistas. El teléfono sonaba y
sonaba, hasta que le contestd la
empleada de ja casa:
~La sefiora Mariela esta en El
Quisco; se fue a la playa con Andresito
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por el fin de semana. Tampoco esta don
Carlos; él tuvo que hacer un Viaje al Sur
Y NO regresara hasta el lunes por la tarde.
Si gusta dejarles un recado... Espérese
un poquito que voy por un lapiz y papel
~explicé solicita la mujer.
~iLa sefiora Mariela tiene teléfono
en la playa?
-Si, sefior, ahora mismo se lo doy. A
ver... pot aqui me lo dejé anotado la
senora. Nunca se sabe lo que puede
pasar. Fijese que el otro dia...
_ Disctilpeme, pero sdlo necesito el
numero telefénico —le contest el pintor
para cortar la incontenible conversaci6n
de la mujer. Por cierto que se sentia muy
aliviado al tener en sus manos aguel
maravilloso ntimero,
Eniretanto, la tarde avanzaba con la
lentitud de un sdbado veraniego en
Santiago. La temperatura se fue
haciendo agradable y por la ventana
penetraba el fresco olor de las plantas
recién regadas.
15El Enanifero se comunica con la playa
Mariela se mostré muy feliz al
escuchar a su amigo. Le hizo tantas
preguntas como éi a ella. Conversaron
animosamente entre muchas interrup-
ciones de su hijo que le tironeaba la falda
para arrastrarla a la playa. Entre sus “te
acuerdas de...", el pintor ofa repetir a cada
rato a su amiga: "ya, Andrés, quédate
tranquilo, déjame hablar”.
—Pero, mami, ;quién es?, gcon quién
hablas tanto?
Gustavo apenas escuchaba la voz
atolondrada del nifio que insistia una y
otra vez apurando al pintor.
-Si, es Andrés. Me acapara durante
todo el dia. No me deja ni respirar, pero
es muy simpatico y curioso.
—{Qué edad tiene, Mariela?
~Tiene poco mas de seis y ya termin6
primero basico... Pero, Andrés, basta; me
tienes toda desarmada. Ve a jugar con
tu perro.
17~Déjame hablar con tuamigo, mami
-insistié el nifio con tono molesto.
—Deja que hable, Mariela, si no hay
problema.
-Pero es un latero. Te haré muchas
preguntas; se lo lleva en eso.
-Al6?, zme escuchas? -el nifto ya
le habia arrebatado el] teléforo a su
madre-. Mi mami me tiene que llevar a
la playa. Tenemos que hacer un castillo
de arena; me lo tiene prometido y debe
ser antes que se vaya el dia. A propésito,
ct sabes a qué parte se va el dia?
-E] dia no se va a ninguna parte,
Andrés. Es el Sol quien provoca tal
sensacién. A} Sol le gusta viajar por el
cielo y recorrer la Tierra sin descanso;
claro que la Tierra también esta viajando,
ti lo sabes. Cuando el Sol se aleja, dejaa
su socia, la Luna, para que siga
alumbrando.
-Mi papa tiene varios socios en su
negocio. ¢Qué negocio tiene el Sol con
la Luna?
-Bueno, si asi lo planteas: tienen un
negocio muy antiguo. Cuando el Sol
19trabaja y lo hace de dia, nos da calorcito
y ayuda a que veamos las cosas con
lindos colores... _
-Eso ya lo sé. Hasta un nino chico lo
sabe. 2Y la Luna?, ¢qué pasa con la Luna
mientras tanto? .
-La Luna también trabaja
jluminando, pero no nos da calorcito;
mbi e sonar con
ella, en cambio nos hac
lugares lejanos y misteriosos.
-Y cuando esté nublado, ise quedan
en sus casas descansando?
-No, Andrés, elios siempre siguen
trabajando; pero lo hacen por sobre las
nubes. 5
~2Y por qué sabes todas estas cosas‘,
gacaso también eres socio de ellos?
sQuién eres?, equé haces, aparte de
Jlamar a mi mami y conversar tanto?
—Para, muchacho, me haces muchas
preguntas a la vez y no sé por cual
empezar. sere
~Bien, empecemos por la siguiente:
iquién eres?
-Soy un buen amigo de tu mama
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que ha regresado del extranjero y la ha
llamado pata saludarla.
—~De dénde?, sde Francia, de Italia
o del Japon? No te puedo seguir
preguntando por paises, porque no me
acuerdo de otros.
~De Venezuela; un hermoso pais
muy diferente al nuestro.
~ZY qué hacias alla?
-Pintaba y daba lecciones de arte a
los j6venes universitarios.
~(Pintabas? Yo también pinto: tengo
lapices de madera, de cera, acuarela y
témperas. Podriamos trabajar juntos. Yo
pongo los lapices y ta el papel. ;Estds
de acuerdo?
-Podria ser. Y ti, gqué pintas?
~Bueno..., lo que mds me gusta,
animales, casas, arboles y aviones. 3Y tui?
—Ahora no se me ocurre nada, es mi
gran problema. Pero en Venezuela hice
grandes cuadros que presenté en
exposiciones.
—jQué es una exposicién?
-Es la exhibicién de los cuadros de
un pintor. Generalmente esto sucede en