Sunteți pe pagina 1din 10

PEDAGOGÍA E INTERCULTURALIDAD

Un debate Académico del Doctorado en Ciencias de la Educación de la


Universidad del Magdalena.

Dr. Iván Manuel Sánchez Fontalvo


Universidad del Magdalena
Santa Marta – Colombia
isanchez@unimagdalena.edu.co
Celular: 3103668978

Resumen

Es inminente debatir sobre el trato sistemático de la diversidad educativa, con incidencia


especial a los procesos humanizadores que se han de desarrollar para favorecer una
auténtica igualdad de oportunidades.

Se tratará de potenciar esta perspectiva desde un contexto definido por dos coordenadas:
 El reconocimiento de la interdependencia planetaria, la interconexión digital y el
intercambio cultural que nos lleve a situar los procesos educativos desde esta
perspectiva.
 La pluralidad de contextos, personas (caracterizadas por la diversidad de
capacidades de aprendizaje, género, culturas, etnias, etc.) y procesos. Pluralidad
que se vive frecuentemente en situaciones de asimétricas e injusticia social y
política.

¿Cómo hemos de introducir en este contexto algunas vías que permitan en la práctica
cotidiana mejorar la calidad educativa de los procesos formativos, de las instituciones y de
los sistemas de enseñanza, intentando que esta educación de calidad sea a la vez una
educación para todos?

La respuesta pedagógica a este fenómeno socioeducativo es la interculturalidad, desde esta


perspectiva la educación contribuye al desarrollo de competencias que permita a las
personas interactuar con otras, en un marco de respeto activo, diálogo y convivencia, que
promueva la interdependencia consciente e inconsciente en el diario vivir, que sea parte de
los modos de vida de las comunidades grandes y pequeñas, urbanas y rurales, en la era de la
interconexión digital.
La educación intercultural tiene dos orígenes y proviene de dos contextos: Europa y
América Latina.

En Europa surge por las grandes migraciones de del sur al norte y de las luchas
reivindicativas de algunas poblaciones o comunidades de Estados multiculturales, como el
caso de Cataluña y El País Vasco en España.

En América Latina surgió como respuesta al modelo homogeneizante de la


educación pública de algunos Estados nacionales. Según Tubino (2003:76), la incapacidad
de los Estados latinoamericanos de manejar razonablemente los conflictos identitarios ha
llegado a niveles intolerables. La polarización creciente de las diferencias sociales y la
incapacidad del modelo neoliberal para atender las demandas sociales de la gente hacen de
América Latina un continente en clara ebullición.

Tubino, aduce que la falta de comprensión y valoración de la diversidad propicia de


alguna manera la violencia social y cultural tanto latente como abierta. Y frente a esas
violencias responde el discurso de la interculturalidad en América latina. Es un discurso
que se enfoca más en un conjunto de actitudes, virtudes o hábitos en el plano de la vida
individual y/o colectiva, que es necesario afianzar y desarrollar para que los Estados
multiculturales funcionen adecuadamente y las personas desarrollen actitudes y habilidades
que les permita interactuar en el marco de la interdependencia y diálogo con otras culturas.
Es parte de los pueblos indígenas, afrodescendientes y cada vez más personas y grupos de
personas del mundo académico y de organizaciones de la vida civil se suman en este nuevo
proyecto de sociedad; de democracia inclusiva.

Las democracias deben ser interculturales, y para ello tiene como primera tarea
descolonizar culturalmente los espacios públicos del debate político. Los espacios públicos
del debate democrático deben ser culturalmente inclusivos y socialmente diversos.
Desde esta óptica, la interculturalidad no puede ser posible en una sociedad
asimétrica y fragmentada, la interculturalidad además de propiciar el intercambio recíproco
de bienes y valores culturales y para ello, habilidades personales que propicien
intercambios interculturales positivos como habíamos recalcado antes, apunta a ser “un
fenómeno que se domicilia cada vez más en lo social. Hay algo que no es susceptible de
negociación, llámese derechos humanos o dignidad de las personas. Con frecuencia la
interculturalidad se ha invocado para fragilizar esos referentes en lugar de convertirlos en
el contenido sustancial de lo intercultural” García (2002:185).

La Interculturalidad busca la equidad social en el marco de la interacción real diaria


de las personas y colectivos diversos, apuestan porque sea una política de estado y un
referente a tener en cuenta por todos los estados en esta era de la globalización, una
responsabilidad y derecho civil, un imaginario colectivo, un valor cultural y unas
habilidades reales en nuestros campos de acción diarios en diversas comunidades políticas.
Entonces, podemos decir que la interculturalidad se vincula con la democracia para atender
lo social.
Esta línea de investigación conecta con la tradición docente e investigadora de la
Universidad del Magdalena y en particular con la Facultad de Ciencias de la Educación que
desde hace 35 años ofrece a los estudios de licenciatura y de postgrados un trato sistemático
de la diversidad educativa. Con una incidencia especial a los procesos humanizadores que
se han de desarrollar para favorecer una auténtica igualdad de oportunidades.

La línea trata de potenciar este aspecto, desde un contexto definido por dos coordenadas:

- El reconocimiento de la globalización, interdependencia planetaria, que nos lleve a


situar los procesos y problemas educativos desde esta perspectiva.

- La pluralidad de contextos, personas (caracterizadas por la diversidad de


capacidades, género, culturas, etnias, situación económica, etc.) y procesos y
problemas educativos desde esta perspectiva.

¿Cómo hemos de introducir en este contexto algunas vías que permitan en la


práctica cotidiana mejorar la calidad educativa de los procesos formativos, de las
instituciones (escuela, familia, organizaciones escolares, etc.), y de los sistemas de
enseñanza, intentando que esta educación de calidad sea a la vez una educación para
todos? ¿Cómo hemos de aprender a hacer a vivir juntos, a ser?

Existen grupos, momentos, situaciones que exigen un cuidado especial,


porque fácilmente pueden dar lugar a actitudes de discriminación o tratos
inadecuados de las necesidades educativas, momentos de transición académica y
laboral, dificultades en los aprendizajes y afirmación de la identidad étnica, cultural
y cívica de los grupos.

La línea trata de dar respuestas a esta problemática a través de tres dimensiones de


estudio desarrollas el transcurso de estos años, los resultados de nuestras investigaciones 1
así como la propia evolución conceptual de la educación intercultural, nos llevaron a
profundizar en temáticas que han dado origen a las siguientes líneas de investigación
prioritarias para el grupo:

Identidad
Ciudadanía
Implementación de la intercultural en el sistema educativo

Nos preocupa realizar una tarea investigadora con incidencia en la sociedad, que
contribuya al cambio y a la transformación social en clave de equidad y cohesión social.

Por esto, nuestros trabajos se centran preferentemente en:


 El análisis diagnóstico extensivos e intensivos, utilizando distintas metodologías
que nos permitan comprender la realidad e identificar necesidades educativas.
1
Investigación y reflexiones de los grupos de investigación en educación y humanidades de la Universidad
del Magdalena, y con quienes el grupo base de la línea el “CEMPLU” – Calidad Educativa en un Mundo
Plural tiene trabajo en red
 La elaboración de programas y materiales que den respuestas a las distintas
realidades educativas analizadas.
 La realización de investigaciones evaluativas que valoren la idoneidad, a la vez
que optimizan, las propuestas educativas elaboradas.
 La formación de profesionales mediante procesos de investigación-acción e
investigaciones colaborativas.

1. Identidad

Una sociedad justa debe facilitar la construcción de la identidad personal2 y


proteger la libertad de los ciudadanos y ciudadanas de elegir la propia identidad, o sea a
decidir a qué grupos quieren pertenecer, con cual se identifican y están dispuestos a
construir y afianzar su sentimiento de pertenencia. Para construir una identidad moderna
necesitamos contar con el reconocimiento de otros significativos, pero también es
indispensable que el individuo elija y redefina su identidad. Para ello contará sin duda con
su sentido de pertenencia a distintos grupos, al grupo de las mujeres, de las blancas, de las
cristianas, de las europeas, de las maestras, y a una infinidad de grupos más… Una de las
mayores dificultades de las identidades colectivas en el mundo moderno consiste en que
dependen de que los individuos que se supone las componen posean un fuerte sentido de
pertenencia y estén dispuestos a entablar una auténtica lucha por el reconocimiento ajeno,
porque esa cualidad les parece indispensable para el desarrollo de su identidad. Cortina
(1999:199-201).

Al Estado le corresponde entonces amparar y dinamizar la autonomía de las


personas para elegir esa identidad y negociarla, con miras a la coexistencia y convivencia
de todos los grupos culturales. Si los sujetos han de elegir su identidad y negociarla, el
Estado ha de optar por aquella forma que permita la coexistencia del más amplio número de
formas de vida, como es el caso de la defensa de la autonomía… La autonomía pese a
Rawls, no esboza un proyecto de vida buena, sino que asegura únicamente que cada
persona debe forjar su identidad, obviamente con el concurso de los otros que para ella son
significativos. Cortina (1999:204-205).

2
La construcción de la identidad personal según Taylor consiste en tres ejes que son:
Moral, el surgimiento de la idea de dignidad, ligada a la igualdad de todo ser humano, es decir, toda persona
es igual en dignidad.
Personal, la revolución expresiva, que lleva a cada individuo a reconocer su propio modo de ser humano y a
realizarlo en su originalidad y autenticidad.
Los otros significativos, que los demás le reconozcan su identidad, son los que ayudan a que una persona
pueda autodefinirse.
Una identidad forjada en los tres ejes mencionados, desplaza a la negociación y a la lucha por el
reconocimiento, pero por el momento es una utopía, ya que para que las personas interioricen y manifiesten
estos ejes es una larga tarea. Más bien tengamos presente lo que dice Cortina “La identidad no nos viene
dada, sino que la negociamos, de ahí la importancia de las luchas sociales emprendidas por obtener el
reconocimiento de los otros significativos” Cortina (1999:199).
Las investigaciones realizadas en América Latina y Europa durante más de dos
décadas de experiencia en el tema, nos suscitan plantear el estudio de la identidad cultural
como elemento clave para profundizar en la convivencia en sociedades multiculturales.
Desde la línea de educación intercultural, podemos centrar investigaciones en los
constructos de la identidad cultural y la aculturación.

Buscamos profundizar en los distintos modelos de construcción identitaria


atendiendo a los componentes y a su desarrollo, así como en los procesos de aculturación y
choque cultural. En esta línea se elaboran instrumentos diagnósticos, programas y
materiales educativos. En el marco de la realidad sociocultural del Departamento del
Magdalena y El Caribe colombiano, los estudios se centran en la identidad como proceso
social que se articula a partir de los sistemas de relaciones de la persona, incorporando los
fundamentos y metodología del análisis de redes sociales.

Temas destacados en este objeto de estudio de la línea:

- Modelos de desarrollo identitario


- Identidad cultural: elaboración de programas e instrumentos
- Identidad, redes, participación y acción colectiva

2. Ciudadanía

¿Cómo se vinculan los conceptos de ciudadanía e interculturalidad?

Valiente (2003:139), nos invita a hacernos unas preguntas para comprender el


vínculo y/o relación entre ciudadanía e interculturalidad y viceversa:

¿Qué implica ser ciudadano y convivir en una sociedad multicultural dentro un


marco político definido por principios democráticos, constitucionales y por los derechos
humanos? Si interculturalidad es diálogo, interacción y práctica de actitudes de respeto a
las diferencias ¿Cómo conciliar la diversidad de identidades sobre la afirmación de
derechos orientados a la equidad y a la igualdad de oportunidades? ¿Qué significa incluir
al “otro” dentro de un marco de disenso, tan necesario para la convivencia, en una sociedad
democrática y multicultural? ¿Sobre la base de tradiciones compartidas, que competencias
son necesarias desarrollar en el proceso de construcción de una sociedad plural y
diferenciada? ¿Cuál es el valor agregado de la perspectiva intercultural? ¿Cuál es su
relación con la ciudadanía como práctica en el marco del proceso educativo y, dentro de
éste, qué rol juega la formación docente?

Esta autora afirma que un aspecto central de la interculturalidad es la noción de


compartir, la cual supone partir del reconocimiento recíproco de las diferencias. Fomentar
este reconocimiento es una oportunidad de contribuir a superar las relaciones de exclusión.
La capacidad de compartir favorece desarrollar y mantener una actitud abierta y de
aceptación de las diferencias, sin procurar integrarlas bajo un manto de uniformidad ni
construir una sociedad homogeneizada.

Vivimos en una realidad global caracterizada por la heterogeneidad. Ya no es


posible pensar en respuestas únicas o elaboradas en el estrecho marco del concepto de los
Estados nacionales. La velocidad de los cambios sociales, en el conocimiento y en la
tecnología, desafía a dar respuestas prácticas, lo cual implica adecuar el pensamiento y las
estrategias de solución a problemas de relaciones de convivencia política, social,
profesional y cotidiana. Valiente (2003:140).

Desde esta óptica Valiente sostiene que “la convivencia social entre diferentes demanda
desarrollar y cultivar, al mismo tiempo, la capacidad de comunicación y participación
dentro de un marco de disenso y descentración del horizonte individual y también, de
orientarlo a una conciencia de interdependencia mediante la aceptación de nuevos desafíos,
el reconocimiento de la limitación propia y la construcción de objetivos comunes. Este
proceso orientado a la construcción de una conciencia de interdependencia, al contrario de
una conversión en una nueva pero sutil forma de dependencia y/o exclusión, precisa de
ciertas condiciones. Etxeberría (2001) citado en Valiente (2003:141). Estas condiciones
según la autora son:

Desarrollar la comunicación e interacción, deben darse dentro un diálogo consciente


y deseado: es necesario crear mecanismos de comunicación e interacción, situarse
en la perspectiva del “otro”

Desarrollar la capacidad de la empatía, tener actitud receptiva y abierta a descubrir


los valores del “otro”.

Desarrollar la competencia de participación y proyección de desarrollo de la propia


cultura: es decir, fomentar actitudes con apertura.

Temas destacados en este objeto de estudio de la línea:

- Educación para la ciudadanía intercultural


- Educación para la ciudadanía inclusiva

3. Implementación de la interculturalidad en el sistema educativo


“La institución escolar, en todos sus niveles, es una institución social, en la que se
aprenden unos conocimientos, se pretende desarrollar unas capacidades, se enseña de una
determinada manera y se pretende formar en unas actitudes y valores que es necesario
determinar”. Botella y casas (2003:105).
Estos autores nos suscitan a reflexionar, que ante todo la institución educativa es un
espacio de formación democrática, que en términos de Marco (2002.23) promueve “…la
construcción de la identidad personal y social, aprender a vivir y a hacer con otros en una
sociedad plural y dinámica, donde las relaciones a veces difíciles y conflictivas entre los
individuos y los grupos pueden llevar a la apertura o al enfrentamiento”.

En este sentido, desde esta línea consideramos que las organizaciones escolares son
agentes importantes de interpretación y transformación de la sociedad, han de sentir la
necesidad de acordar intencionalmente y en equipo, la misión de formar desde y para la
ciudadanía democrática. Hacer de la democracia un ejercicio permanente en el diario vivir
de la comunidad educativa que impregne transversalmente sus acciones. Implicándose así,
en la búsqueda constante de la pedagogía que mejor potencie en sus implicados (alumnado,
profesorado, directivas, padres y madres de familia) la capacidad de vivir juntos/as, el cual
es un pilar democrático y educativo, que nos facilitará propiciar en las personas el
desarrollo de capacidades para explorar y comprender la complejidad de la realidad
mediante razonamientos críticos pero también propositivos que les ayude a actuar sobre
ella. De esta manera, podremos promover reflexiones en torno a cuáles serían las mejores
formas de enfrentar los conflictos en las organizaciones, las comunidades y el mundo;
generar preocupación por los asuntos públicos; voluntad para trabajar por ellos juntos/as
personas distintas; propiciar espacios que animen a soñar por una comunidad y mundo
mejor, donde el sí se puede sea una convicción de la ilusión. Cuando las organizaciones
escolares cultiven y mantenga estos valores democráticos entre otros, y apuesten
conscientemente por desarrollar una cultura democrática, podemos decir, que hemos
empezado con creces a formar ciudadanos democráticos e interculturales que construyan en
condiciones simétricas, como artesanos, la comunidad local y el mundo justo y solidario
que anhelamos y por el cual apostamos.

A partir de la anterior reflexión, consideramos entonces, que la formación para la


ciudadanía democrática debe estar basada en una visión amplia que es diferente a la
distinción común que se hace al discutir si la educación para la ciudadanía democrática
debe ser una materia en el currículo o si debe ser un eje transversal. Debe ser ambas cosas.
Recordamos que debe ir más allá que un aspecto explícito en el Currículo, en el sentido de
la necesidad de reflejarse en el clima de aula e institución. Resaltamos, debe reflejarse en
la gestión y organización de las instituciones educativas, en la medida que el profesorado y
dirección se relacionen entre sí y con los miembros de la comunidad donde está ubicada
dicha institución, ello representa y constituye importantes avances de ejercicio ciudadano.
Debe orientarnos para que construyamos sistemas educativos donde el alumnado de
menores ingresos y de grupos étnicos minoritarios no sea segregado, pues generalmente
estudia en instituciones públicas “pobres”. Estos aspectos nos dicen un mensaje claro, en
relación a la justicia en la asignación de recursos y esfuerzos de los servicios públicos más
elementales como la educación, por supuesto.

Recogiendo todo lo anterior, la formación para la ciudadanía democrática requiere


pensar de forma integral y profunda la organización completa del sistema educativo de una
comunidad, local, nacional, regional y mundial. En este sentido, compartimos con Espínola
(2005:76) el hecho que “la educación para la ciudadanía trasciende el nivel de la
educación secundaria, y que trascienda los propósitos y contenidos de una materia como
mera educación cívica o democrática, aun si es la educación cívica una oportunidad
excelente de desarrollar algunas destrezas y conocimientos que promuevan la tolerancia,
el pensamientos crítico sobre los temas complejos y las destrezas de comunicación y
negociación”.

Pero para llevar a cabo esa trascendencia de la educación para la ciudadanía en los
currículos y la vida escolar de las instituciones educativas, es menester que el profesorado
este preparado para ello. Como muy bien lo explica Alcalá del Olmo (2004:143) la
imperiosa necesidad de que el profesorado esté al día y pueda adaptarse a las necesidades
del momento. “Una realidad en constante cambio y evolución, hacen necesario la puesta
en práctica de planes de formación permanente, que permitan a cualquier profesional
adaptarse a las nuevas exigencias que se vayan produciendo. Evidentemente, esta
necesidad, que se da en todos los ámbitos profesionales, se hace especialmente manifiesta
en el marco educativo”.

En este sentido, es menester reconocer al profesorado como agentes centrales en los


procesos socioculturales de nuestra sociedad en el momento presente, así como el papel
relevante de la escuela en la construcción de alternativas necesarias para la transformación
social. Consideramos es una opción central de la educación para la ciudadanía democrática
e intercultural.
Por consiguiente, profesoras y profesores han de estar formados a través de
procesos de educación inicial como permanente, de cara a desarrollar competentemente la
tarea de promover una educación para la ciudadanía democrática e intercultural.

Esta dimensión se inicia con estudios sobre modelos educativos en contextos


multiculturales que han permitido optar por una propuesta intercultural que apunte al
desarrollo de una sociedad más justa. Este modelo ha ido evolucionando y enriqueciéndose
con investigaciones que confrontan el discurso teórico con la práctica educativa, poniendo a
prueba el mismo concepto; llevando a los investigadores a incorporar otros enfoques y
elementos clave teóricos y metodológicos, como la perspectiva sociocrítica.

Acompañando esta evolución se han identificado nuevos constructos fundamentales en


la educación intercultural como es el desarrollo de competencias interculturales, la gestión
de la diversidad en las organizaciones. Las investigaciones realizadas han abierto
igualmente nuevos escenarios: empresas, instituciones educativas y culturales,
administración pública, etc.

Temas destacados en esta línea de investigación:

 El diagnóstico de la práctica educativa en contextos multiculturales


 El estudio de los valores en el diálogo intercultural
 La formación del profesorado
 La incorporación de la educación intercultural en el currículum de primaria,
secundaria y universidad
 El desarrollo de modelos teóricos y recursos para la formación de competencias
interculturales y su evaluación.

La reflexión anterior se expone en el gráfico siguiente:

Educación intercultural
Educación intercultural

Ciudadanía
Ciudadanía

Ciudadanía como Derechos humanos, Juicio crítico


estatus: democracia y paz Asunción de
Reconocimiento legal y Comprensión de los derechos y valores
jurídico de la deberes humanos Identificación,
ciudadanía Comprensión del funcionamiento denuncia y
de la democracia actuación ante
Comprensión y asunción de una problemas sociales
cultura de: la responsabilidad ante y políticos
lo público, del dialogo y la
convivencia
El desafío de la paz
Conocimiento de las instituciones
Política Contribución a la gobernabilidad
desde la educación
Identidad

Cultural
Diálogo

En organizaciones escolares

La solidaridad y cooperación
El debate
La participación
Ciudadanía como proceso eje transversal
El currículo
Ciudadanía como proceso eje transversal Escuela – comunidad un equipo
El empowerment
Participación popular directa

Figura 1. Dimensiones de la educación intercultural

Referencias

Alcalá del Olmo, Mª. (2004). “Educación intercultural. Tendencias e iniciativas de la


Unión Europea”. Salamanca: Publicaciones Universidad de Salamanca

Botella, J., y Casas, M. (2003). “La democracia y sus retos en el siglo XXI. Elementos
para la formación democrática de los jóvenes”. Barcelona: Praxis

Cortina, A. (1999). Ciudadanos del Mundo. Hacia una teoría de la ciudadanía. Madrid:
Editorial Alianza.
Espinola (2005). “La educación para la ciudadanía y la democracia para un mundo
globalizado: una perspectiva comparativa”. Investigación auspiciada por el Banco
Interamericano de Desarrollo Público. Documento policopiado.

García, J. (2002). “Multiculturalidad e inmigraciones”, en González, G. (Coord.). El


Discurso intercultural: Prolegómenos a una filosofía intercultural. Madrid: Biblioteca
Nueva

Marco, B. (Coord.) (2002). “Educación para la ciudadanía: un enfoque basado en el


desarrollo de competencias transversales”. Madrid: Narcea

Tubino, F. (2003). Comentarios sobre la ponencia de Kymlicka. Estados multiculturales y


ciudadanos interculturales, en Actas del V Congreso Latinoamericano de Educación
Intercultural Bilingüe “Realidad multilingüe y desafío intercultural. Ciudadanía, cultura y
educación”. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú.

Valiente, T. (2003). Ciudadanía, Interculturalidad y Formación. En: Zariquiey, R.


(Editor). Actas del V Congreso Latinoamericano de Educación Intercultural Bilingüe
“Realidad multilingüe y desafío intercultural. Ciudadanía, cultura y educación. Lima:
Pontificia Universidad Católica del Perú y Cooperación Alemana al Desarrollo (GTZ).

S-ar putea să vă placă și