Hemos avanzado mucho desde que una Corte Americana
determinará que el cine no es nada más que una forma de entretenimiento. Ya, en la mitad del siglo pasado se empezó a aceptar que el cine es un medio paradigmático para la comunicación de ideas, y por lo tanto cubierta por los alcances de la Primera Enmienda. Hoy en día, estamos en una nueva era, en la cual el cine – documentales de ficción, y otros géneros son percibidos no solo como un instrumento para la expresión de pensamientos y reflexiones, también es lo suficientemente atractiva para aprender de otros saberes, específicamente – sobre la ley, muchas facultades incluyen como parte de sus curriculums, un curso de la Ley y el Cine. Conferencias son sostenidas y la revistas jurídicas dedican su atención al cine. Cine y la tecnología cinemática invade las cortes y los salones de clase. No sorprende que nos veamos, a nosotros mismos, discutiendo sobre Derecho y Cine, basados en la presunción – para poner ciertos puntos de debate- que hay suficientes bases entre estos socio culturales hechos para unir poderosos discursos. Este ensayo propone examinar el discurso emergente, sus límites y su potencial prometedor.
¿Es que finalmente los juristas hemos visto la luz?
¿Finalmente nos hemos dado cuenta de las similitudes entre los varios aspectos del mundo cinemático - - y el mundo legal? Luego de enmarcar la discusión de Derecho y Cine, la segunda parte del ensayo previene tener cuidado contra los rápidos movimientos.
En la tercera parte del ensayo, el lente escolástico se
centrará en la posible taxonomía del discurso emergente. Intentaré caracterizar, sin desgastar el tema, varios tipos de argumentos dentro del discurso de Derecho y Cine, agrupando estos argumento en familias. Para ser más específico, en tres familias que serán presentadas: argumentos estructurales (referidos a la manera en la cual la práctica del cine y la práctica judicial están estructurados en la sociedad), argumentos metodológicos (referidos al Derecho y Cine como instrumentos metodológicos para la examen de ciertos temas éticos), y argumentos hermeneúticos (referidos al Derecho y cine como ayudantes mutuos en la función interpretativa que ilumina aspectos de la condición humana.)
El ensayo, por lo tanto, hace un llamado a la acción, hay
todavía mucho por explorar y muchas lecciones por aprender. Dentro del mismo si ganamos teoría cinemática, ésta puede iluminar los conceptos claves en el Derecho, y viceversa. Esta especie de combinación filosófica puede tener un profundo impacto. La teoría cinemática puede decirnos algo sobre la producción del Derecho, así también puede informarnos sobre nuestro quehacer jurídico.
Antes de hablar de taxonomía y método, es necesario decir
unas palabras introductorias en la etapa compartida por el Derecho y el Cine, denominada cultura, y otras pocas palabras en la distinción entre el Derecho y Discurso del Cine y Derecho y Discurso Literario. Estos han intentado desde detalles introductorios o han avanzado con una perspectiva del Derecho y Discurso Cinematográfico como un hecho que no requiere ver más allá de una normal elaboración, son bienvenidos para saltar por el principio.
2. Cultura
El Derecho y Discurso cinematográfico permanecen en la
observación obvia que ambos, Derecho y Cine comparte un domino social, llamado cultura. Todavía cultura (legal, popular y legal-popular) es uno de estos conceptos cuya definición es siempre eludida, a pesar de que sus contornos son intuitavemente evidente para los miembros de la sociedad. Mucho más que intentar la definición del plano cultural que comparte el Derecho y Cine, me gustaría enfocar la atención en las características/rasgos entre el Derecho y Cine, así como los marcos narrativos que cada uno posee. Estas narrativas que proveen el marco teórico contra ordinarios – y no-ordinarios- sucesos instantáneamente interpretados y transformados en significativos. Éstos son las líneas paradigmáticas de la experiencia – casos, historias- que infunde interacciones sociales dentro de un contexto: sabemos qué pasa alrededor de nosotros ( y cómo comportarnos) porque tenemos, en la conciencia ( a veces en frente de nosotros) esta narrativa básica acerca de cómo las personas se comportan en situaciones que nosotros podemos vivir. Y qué significa. Por lo tanto, tener un paradigma de una historia de robo, violación, elección, o la preparación para entrar a la Facultad. Este marco narrativo nos permite conectar los puntos en situaciones sociales, entonces cuando una persona hace algo, nosotros nos contamos la historia, como un relato mejor que las acciones físicas de él o ella. Tal marco narrativo participada en la formación de convenciones sociales (que son formadas a su vez por convenciones también). Ellos juegan un rol importante para moldear la identidad individual y grupal, así como en la formación de la memoria colectiva. Estos marcos participan en la toma de posiciones morales: está, a veces, en contra de otras historias paradigmáticas de las cuales toman conciencia, también toman conciencia de dónde venimos y por qué luchamos. Como marco paradigmático estas historias y la ética, actitud emocional que generan son tomados como una detrás de cámaras.
Estos marcos narrativos no son, obviamente aleatorios, ellos
se enmarcan en estructuras de poder contemporáneas en la medida estos participan en los procesos de estratificación y reestratificación de la sociedad. Ellos no pueden ser simplemente escritos, ellos deben ser parte de un actual patrón repetido de comportamiento, muchas veces confiados en el desarrollo histórico y la memoria de la comunidad. Al mismo tiempo, estos marcos para las historias no son estatícos; ellos son formulados, comunicados y reformulados. El Cine y el Derecho participan en la organización, comunicación, generación y regeneración de estas meta- narrativas. El discurso del Derecho y Cine tiene muchas veces como objetivo identificar estos marcos en las historias (su contenido, su impredecible asunciones y sus mensajes éticos) El plano cultural, donde los marcos narrativos residen, atrae la atención de estudiantes, interesados en otros aspectos no vinculados al fenómeno jurídico. Entre los aficionados de la cultura y el Derecho, ellos entienden que el Derecho es mucho más que la suma de normas, mandatos, y jerarquías, se explica porque las normas no pueden decirnos realmente mucho sobre el Derecho. La formación de nuestra noción normativa como puede ser aspectos de legitimidad, imparcialidad, moral y su importancia, las nociones se llenan de nuestras vidas cotidiana como contexto para formar el Derecho. Si aceptamos estas observaciones, entonces la manera cómo practicamos el Derecho y la operación legal de las normas serán percibidas por la expresión de otras ramas, esto será muy importante. Entendiendo el Derecho en el dominio de cultura, que es, a su vez, que el Derecho en su cultura jurídica como parte de una cultura más grandes – incluyendo al formalismo como cultura- esto solicitará a los juristas que tomen en cuenta la práctica de otras ramas – entre ellas el Cine-. El tema principal no es meramente descriptivo, ellos también quieren formar elementos, como ellos participan en la formación de nuestros profesionales y otorgan conciencia, ideas de nuestros roles en la interacción con y dentro de un sistema, así como las expectativas profesionales y la opinión general del público sobre el Derecho. Apreciamos la existencia de marcos narrativos que moldean el significado de los contextos de la práctica legal, hoy en día, el Cine juega una parte importante moldeando ideas sobre la práctica legal y el contexto dentro del cual opera, vbg, cultura legal y cultural legal popular.
Debe ser tomado en cuenta que estos procesos pueden ser
recíprocos; puede ser que la cultura legal popular afecta al Cine también. Es posible, mediante una investigación cultural que colocará al Cine en el centro de la discusión para iluminar no solo la función del Cine en nuestra cultura moderna, sino también observar la incidencia del Cine en otras prácticas profesionales como el Derecho. En tanto, mucho ha brindado el Derecho, en el aspecto jurídico para tener efectos legales en el Cine (principalmente derechos de propiedad intelectual, acuerdos de distribución y regulación sobre expresiones) poco ha sido escrito sobre cuán lejos ha ido el Derecho como efecto cultural en la práctica y compromiso del Cine. Derecho, está en la materia de regular la cultura, no solo a través de normas explícitas, sino también generando marcos para la creación de relatos, llamada también cultura legal, que aporta a la producción de otros dominios culturales, como el Cine.
3. Derecho, Cine y Literatura
Dicho esto, el Derecho y Cine comparten como medio a la
Cultura, y mencionado el concepto de “marcos narrativos”, me atrevo a describir la relación entre el ejercicio jurídico y cinemático como una extensión de la relación entre el Derecho y la Literatura. Primero, esta acusación tiene un punto de partida. En el dominio del Derecho y Literatura, somos capaces de discutir la posición relativa entre el Derecho y Cine. Podemos hablar de Derecho en el Cine: de una manera en la cual el Derecho es retratado en distintas películas. Por otra parte podemos discutir de Cine en el Derecho, de una manera en la cual el Cine está representado en textos legales que lo regulan y las prácticas jurídicas que lo acompañan. Podemos pensar al Derecho como Cine, a través de la referencia a prácticas legales como un tipo específico de drama y cinemática práctica jurídica. Seguiría direccionando el Cine como Derecho, por el trato de prácticas cinemáticas como un específico tipo de práctica que contiene una forma de crear Derecho o destacar elementos propios de esta rama. Finalmente podemos colocar paralelamente al CINE y Derecho. Cine, por su propio ejercicio extrae como insumo de la cual extrae valiosas señas puede ganar, observando la cultura y la condición humana.
El hecho de que podemos conceptualizar la relación entre
Derecho y Cine como una forma similar entre la relación Derecho y Literatura no debe colocarnos en la conclusión errónea que el Cine es un tipo de texto, por lo tanto el trato entre Derecho y Cine no debe limitarse a un particular caso de la relación Derecho-Literatura. El Cine tiene sus propias características. El Cine, tanto como el Derecho, sucede en un determinado espacio geográfico: las películas son filmadas en un lugar, posteriormente son proyectados en otro lugar específico. Más allá de esta consideración, el Cine tiene una dimensión socio-activa única actores (y otros funcionarios) juegan un rol indispensable, ese rol no es el proyecto de una persona; es una actividad social concebida en instituciones y organizaciones. Por último, el Cine, como el Derecho, el ejercicio de tal arte cuenta con una audiencia colectiva: personas sentándose juntas, en algún lugar, y participando del Cine como espectadores. Estas características nos permiten apartar al Cine de la Literatura, y también formularnos preguntas de investigación para averiguar la relación entre Derecho y Cine. ¿A quién le pertenece el lugar donde es proyectado el film? ¿Cómo es diseñado y regulado este espacio? ¿Quién lo controla? Del mismo modo, podemos preguntarnos sobre la socio-activa dimensión ¿Qué normas judiciales y extra judiciales regulan la actividad cinemática? ¿Qué Instituciones la regulan?
Más allá de estas preguntas, hay también una opción para
desarrollar un único lenguaje conceptual, partiendo del hecho que Cine y Derecho son labores dramáticas que trascienden el texto literal. El ejercicio de Cine y Derecho son vistas (o escuchadas). En un ambiente para proyectar un film o una corte, estamos presentes, físicamente, generalmente junto a otras personas. Un film (o procedimiento judicial) no es meramente narrativo, es más parecido a un suceso social, en la cual las personas participan. La naturaleza pública del Derecho y el Cine no es accidental, es más como un elemento clave en la estructura del ejercicio de estas labores. La presencia de una audiencia, provee un tipo de atmósfera poética, no sería lo mismo sin un grupo de personas, experimentando el suceso sumado al lugar donde se encuentran.
Por lo mismo, debe tomarse en cuenta que el lado jurídico y
la poética cinemática no necesita ser necesariamente organizadamente alrededor del concepto de narrativa. También puede ser estructurada otros elementos dramáticos, entre ellos, el sonido, color y la iluminación. No tomemos en cuento el lado literario, solo el sonido, color y luz actuales. Podemos decir que el Cine contiene un lenguaje único, un lenguaje no verbal con sus propios concepto y su propio idioma. Como lenguaje toma del lenguaje literario (conceptos, idiomas), en tanto esto último colabora principalmente en torno a la historia, lo último dicho no puede ser reducido completamente a lo “narrativo”.
El caso de tratar el Derecho como algo más que un texto no
es trivial, aunque raramente comprendido. Nos invoca a tener cierto conocimiento no solo de la práctica jurídica, sino también de la práctica preparatoria judicial, de la negociación y la deliberación política y toma de decisiones que toma la legislación, la cual puede incluir elementos dramáticos que dirigirán el texto redactado.
El argumento de que el Derecho y Cine no es una extensión
de Derecho- Literatura no debe, por supuesto, llevarnos a una conclusión estricta, llamada a concluir que Derecho- Literatura es irrelevante para el discurso de Cine y Derecho. Por ejemplo la teoría narrativa puede ser útil para los análisis. El mundo cultural es demasiado complejo para comprenderlo.
Habiendo tocado la “base” en la que Derecho y Cine
comparten ( y sus particularidades) es tiempo de expandirnos de algunas limitaciones del discurso Cine- Derecho.
B. ALGUNAS LIMITACIONES DEL DISCURSO
1. Hablando de Cine (y Derecho)
La experiencia de hablar sobre algo es esencialmente
diferente de la experiencia de estar involucrado en la participación de algo. Teniendo en cuenta la observación de Stanley Fish para diferenciar teoría y práctica. La posición que tomaré, es ligeramente diferente, cuando hablamos o analizamos, nosotros también participamos. Irónicamente esta práctica puede ser llamada (la práctica de teorizar), que es distinta de la práctica que teorizamos.
Del Cine puede ser escrito que es limitado por su propia
naturaleza. Para poder describir aspectos del ejercicio práctico o ciertas experiencias qu son dirigidas a mostrarnos que bajo estas prácticas existen limitaciones internas del uso de lenguaje escrito o hablado. Las aristas enriquecidas de una experiencia esta comprendida (y reducida) a una palabra. Mucho ha sido escrito sobre el hecho de que las palabras no son claras; ellas no solo describen. A veces opacan, y por ahí son el centro de gravedad, una asociación densa que está destinada a diversificar la discusión a otros esferas y esperar la claridad de la actual experiencia como en realidad se siente.