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Unidad motora
Para que el músculo se pueda contraer, las miofibrillas deben recibir concentraciones de Ca++ y
de ATP, que provocará el movimiento de los filamentos gruesos, que arrastrarán consigo a los
filamentos delgados. Por tanto, para que ocurra una contracción sincronizada, debe haber un sistema de
inervación efectivo, rápido y momentáneo (no paulatino), que permita que el calcio se libere y llegue
rápidamente a los sarcómeros.
Cuando aumenta la concentración de calcio, este se unirá a la troponina C presente en los
filamentos delgados, de manera que estos cambien su configuración y permita la unión de la actina a las
cabezas de la miosina. A la vez, habrá altas cantidades de ATP que se unirán a las cabezas delos
filamentos gruesos, donde ocurre actividad ATPasa con el consiguiente cambio de ángulo de estas. Al
hacerlo, arrastrarán consigo a los filamentos delgados. Para que la actina y la miosina vuelvan a
separarse, se vuelve a hidrolizar ATP.
Los músculos esqueléticos poseerán receptores sensibles a la
distensión, terminaciones nerviosas que responden a la distensión del
tendón y terminaciones nerviosas espirales, sensibles a la distensión y
tensión de las fibras musculares. Esta última se encontrará contenida en
un órgano sensorial especial del músculo, llamado huso muscular, que se
encuentra formado por una cápsula fusiforme de tejido conjuntivo
fibroso, que rodea 8 – 15 fibras. A estas fibras se les conoce como fibras
intrafusales, y se distinguirán 2 tipos: fibras de la bolsa nuclear fusiforme,
con agregado central de núcleos, y fibras de cadena nuclear, con núcleos
dispuestos en cadena.
Las fibras intrafusales se encuentran inervadas por fibras
nerviosas eferentes, que ajustarán su longitud según el estado de
distensión del músculo. Este estado es detectado por las terminaciones
nerviosas espirales, que forman una envoltura alrededor de las fibras
interfusales y dan origen a las fibras aferentes que viajan a la médula
espinal.