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Una crítica al

republicanismo
desde el liberalismo
austriaco y clásico
Revisión desde la perspectiva liberal
enfatizando en el “minarquismo”
Eduardo Gil Cañamero
16/12/2011
Índice

1. Metodología y enfoque 2
2. Planteamiento del análisis 3
3. ¿Qué es el minarquismo? 4
4. El intervencionismo y el republicanismo 6
5. La concepción del ciudadano 9
6. Conclusión 11
7. Bibliografía 13

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1. Metodología y enfoque.

Para la elaboración del ensayo he empleado datos cuantitativos y cualitativos, para


evitar caer en los clichés característicos de cada corriente. De este modo tengo la
posibilidad de ofrecer una perspectiva más plural ya que las carencias de unas, se ven
complementadas por las de otra desapareciendo así todo vacío informativo,
descriptivo y valorativo.

Las partes valorativas y críticas serán efectuadas desde una postura de elección
racional, y por ende desde una perspectiva individualista del hombre, que rechazaría
toda clase de colectivismo. Siempre buscando elecciones realizadas en el ámbito social
y político por individuos racionales que actúan según su propio interés.

He decidido estructurar el trabajo en seis puntos además de la bibliografía. El primero


“Metodología y enfoque” es en el que nos encontramos, y tiene la función de
contextualizar la perspectiva del texto.

La segunda parte abarca el “Planteamiento del análisis”, con una exposición de los
criterios a evaluar y la definición de los conceptos básicos que nos faciliten la
comprensión del conjunto.

La tercera cuestión “¿Qué es el minarquismo?” responde a una cuestión fundamental


del ensayo y constituirá el pilar básico sobre el que se cimentará el resto del trabajo.

En el cuarto punto se presentará un análisis de las tendencias intervencionistas, que


conformarán la perspectiva antagónica del minarquismo y que estaría enarbolada por
el republicanismo.

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En la quinta cuestión plantearé la dualidad conceptual en torno a la concepción
ciudadana planteada por ambas ideologías.

Por último, en el sexto punto procederé a sacar conclusiones de lo expuesto a lo largo


de todo el ensayo, tratando de resaltar los aspectos más relevantes del tema.

A diferencia de lo generalmente estipulado, creo que republicanismo y liberalismo


tienen más en contra que en común. Siempre se intenta hacer converger la mayoría de
las posturas, se busca un camino dónde homogeneizar los pensamientos en pro de la
moderación. Pero creo que las ideologías deben ser fieles a sus principios y no hacer
concesiones.

Por último señalar que he decidido ceñirme a aspectos descriptivos y comparativos a


nivel interpretativo en aras de acotar el ensayo y no extenderme en demasía.

2. Planteamiento del análisis.

El objetivo del ensayo es la elaboración de una crítica hacia el desmesurado


intervencionismo por el que apuesta el republicanismo. Haré referencia a aspectos de
índole económica contraponiendo los dos ideales organizativos. También, pero en
menor medida desglosaré aspectos referentes a la concepción de la libertad y el modo
en que esta debe ser aplicada y ejercida.

En múltiples ocasiones se han hecho comparaciones y se ha planteado la dicotomía


“libertad-control”, pero en la mayoría de los casos, la parte que asume el rol “liberal”
peca de timidez y terminan mostrando una postura templada y timorata.

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Mi intención es hacer el análisis desde la perspectiva del liberalismo y concretamente
desde el minarquismo, también emplearé algunas teorías anarcocapitalistas, aunque
obviamente en materia económica me mantendré en el minarquismo por el
antagonismo que supondría intentar homogeneizar ambas corrientes.

Probablemente un anarcocapitalista me diría que el auténtico liberalismo es el suyo, ya


que brinda una libertad ilimitada y sin restricciones. Pero desde mi punto de vista, el
anarcocapitalismo bien podría ser un “objetivo”, el fin a alcanzar, pero hasta llegar ahí
las sociedades tendrían que madurar sobremanera. Por ahora se precisa de un Estado
mínimo dedicado a proteger la vida, la libertad y la propiedad de los ciudadanos de las
agresiones de otros individuos o Estados extranjeros.

Como decía Benjamin Constant:

"La libertad no es otra cosa que aquello que la sociedad tiene el derecho de hacer y el
estado no tiene el derecho de impedir."

3. ¿Qué es el minarquismo?

Podríamos definirlo como una corriente de pensamiento acotada entre el gobierno


limitado y el anarcocapitalismo. Como se deduce del nombre, lo que se pretende es la
obtención de un gobierno muy reducido que se limite a salvaguardar los derechos
individuales y que intervenga lo mínimo en el desarrollo de los mismos. Esta postura
estatal sitúa al Estado como un vigilante o guardián, que debe brindar un contexto de
libertad, pero al mismo tiempo debe abstenerse de una participación activa.

Al igual que muchas otras ramas del liberalismo, los minarquistas comparten que hay
tres derechos fundamentales y extrapolables a todos los ciudadanos: la vida, la
libertad y la propiedad privada. Es competencia del Estado, usar su capacidad

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coaccionadora para defender estos derechos y exclusivamente estos, el resto de
aspectos no incumben al Estado. A diferencia de ideologías como el republicanismo, en
el caso del minarquismo el Estado no debe garantizar ningún bien común y en ningún
caso ser sustento del Estado de Bienestar.

Como bien dijo Mises:

“El objetivo del liberalismo es la cooperación pacífica entre todos los hombres y entre
todas las naciones. Cuando hay propiedad privada de los medios de producción en
todas partes y cuando las leyes, los tribunales y la administración tratan a nativos y a
extranjeros en iguales términos, es de poca importancia donde estén marcadas las
fronteras de un país...la guerra ya no compensa; no hay motivo para la agresión...todas
las naciones pueden coexistir pacíficamente”

A la hora de definir el Estado desde esta postura encontramos diferentes enfoques,


Ludwing von Mises expone su concepción desde la praxeología, es decir, centrándose
en cómo la intervención estatal repercute en la sociedad y de qué modo la condiciona.
Su enfoque sería similar al de las ciencias experimentales, pero obviando la capacidad
experimental.

“El Estado es una institución humana, no un ser sobrehumano. Quien dice: debería
haber una ley sobre este asunto, quiere decir: la fuerza armada del gobierno debería
obligar a la gente a hacer lo que no quiere hacer. Quien dice: esta ley debería ser
puesta en vigor, quiere decir: la policía debería obligar a la gente a cumplir esa ley.
Quien dice: el Estado es Dios, deifica las armas y las cárceles.” Ludwing von Mises,
Gobierno Omnipotente.

Ayn Rand fue una de las impulsoras de lo que hoy conocemos como el Estado
gendarme o guardián. En su definición, hace hincapié en la necesidad de la existencia
de un Estado en su mínima expresión que tenga la capacidad de usar la fuerza para

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impartir justicia y restablecer el orden siempre y cuando los derechos fundamentales
(recordemos: vida, libertad y propiedad privada) de algún ciudadano hayan sido
violados. Si por algo se caracterizaba era por el objetivismo, en sus exposiciones no hay
lugar a lo sentimental, concibe la vida como fundamento de los derechos y al individuo
como un elemento racional e individual que vive por y para su interés particular.

En base a ello y en pro de armonizar la sociedad, asigna al gobierno tres funciones


naturales orientadas a la defensa del individuo: las fuerzas armadas, para proteger a
los ciudadanos de invasiones o ataques extranjeros; la policía, para proteger a los
ciudadanos de los criminales y por último, los tribunales para solucionar los conflictos
entre ciudadanos.

En último lugar, también sería reseñable la postura de Robert Nozik, que sería la más
próxima al anarcocapitalismo. Cree que el Estado en el momento que sufraga los
gastos de defender a los ciudadanos ya se está extralimitando, ya que para hacer
posible esa seguridad, se deben imponer unos impuestos y por ende coaccionar a los
ciudadanos a sufragar unos gastos de defensa que no disfrutarán en igual medida. Para
evitar esta contradicción, propuso un modelo dónde el Estado constituye un ente
“simbólico” y se reduce a su mínima expresión sin llegar a desaparecer, en este
sistema cada ciudadano tendría la opción de elegir si quiere disfrutar o no de la
protección del Estado.

Presenta un Estado ultramínimo que mantenga el monopolio sobre todo el uso de la


fuerza, con excepción de la que sea necesaria en la inmediata defensa propia y, por
tanto, excluye la represalia (o la proporcionada por una agencia) por daño y para exigir
compensación. Sin embargo, únicamente ofrece protección y servicios de ejecución a
aquellos que compran sus pólizas de protección y aplicación. Las personas que no
contratan protección con el monopolio no obtienen protección.

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4. El intervencionismo y el republicanismo.

El caso del republicanismo resulta paradójico, por un lado enfatiza en la necesidad de


cultivar ciudadanos participativos y con cultura cívica, para que así sean libres; pero
por otro lado el Estado representa la máxima autoridad y la injerencia del mismo es
amplia y constante. Siendo esto así ¿qué autonomía tiene el ciudadano? ¿Dónde
queda su capacidad de razonamiento autónoma? Creo que el principal error del
republicanismo es intentar imponer la libertad y una moral determinada, hechos que
le confieren un carácter autoritarista desposeyendo a la ciudadanía de todo atisbo de
libertad. Como dijo Benjamin Constant en “Sobre la libertad de los antiguos
comparada con la de los modernos”:

“Es preciso que las instituciones concluyan la educación moral de los ciudadanos.
Respetando sus derechos individuales, cuidando de su independencia, no perturbando
para nada sus ocupaciones”

Del mismo modo, tiene un fuerte compromiso con el bien público, lo que supone
anteponer los intereses de la comunidad a los intereses privados. Nuevamente creen
que esto se consigue con una educación cívica, es decir, adoctrinar a la sociedad para
convencerla de que se debe anteponer lo de común a lo individual. La educación debe
ser plenamente libre, y ello implica elegir si se quiere ser individualista o colectivista.

Esta implicación con los bienes de carácter público en la práctica se traduce en ayudas
sociales, infraestructuras y servicios de carácter público, que se financian con diversas
tasas impositivas. Estas tasas impositivas en la mayoría de los casos lastran más a las
personas productivas, ya que son proporcionales y mientras más se genera más se ha
de pagar. Así pues, nos encontramos ante un sistema de redistribución de riqueza
dónde contra la voluntad de algunos ciudadanos, se les arrebata parte de su riqueza
para que el Estado la invierta dónde él crea conveniente.

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Nos encontramos ante un Estado que actúa de “niñera”, nos quita parte de nuestro
capital y posteriormente nos lo gestiona. Este modelo creo que dista bastante de
generar una cultura cívica de ciudadanos responsables, ya que se arrebatan
responsabilidades al ciudadano y el Estado asume no pocas funciones en la gestión del
capital.

Del mismo modo que ocurre actualmente con el Estado de Bienestar, todas las
políticas orientadas a que el Estado asuma la responsabilidad de los errores cometidos
por los ciudadanos, terminan conduciendo a la creación de ciudadanos irresponsables
y acomodados. Ese colchón de seguridad que generan los Estados intervencionistas
provoca la estaticidad de muchos ciudadanos que ven colmadas sus necesidades con
las ayudas proporcionadas. Se diluye el espíritu competitivo y de superación.

El hecho de que un ciudadano sea beneficiario de ayudas, pese a que las pueda
necesitar constituye una injusticia para el resto, que se ven coaccionados para
sufragarlas. Y es que el dinero con el que se efectúan ese tipo de ayudas pertenece a
otros ciudadanos a los que nadie les ha preguntado si quieren regalarlo onerosamente.
Puede que ese ciudadano en mala situación tenga una necesidad imperante, pero los
ciudadanos a los que se les arrebata el dinero, han tenido que trabajar para su
obtención y no es su responsabilidad directa la situación de terceros.

Como bien dijo Ayn Rand en “La virtud del egoísmo”

"La pobreza, la ignorancia, las enfermedades y otros problemas de tal índole no son
emergencias metafísicas. Por la naturaleza metafísica del hombre y de la existencia
misma, el hombre tiene el deber de mantener su vida mediante su propio esfuerzo; sus
principios necesarios —tales como la riqueza o el conocimiento— no se le son dados

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automáticamente como un obsequio de la naturaleza, sino que es su labor descubrirlos
y adquirirlos mediante su propio pensamiento y trabajo."

Los ciudadanos tienen que saber valorarse y ese proceso empieza por respetarse y
superarse a uno mismo. El valor de la moral ciudadana reside en la lucha individual, el
alcanzar nuestros objetivos por nosotros mismos sin depender del resto.

Es necesario mencionar la predisposición de los ciudadanos ante los bienes públicos, y


es que aquello que “es de todos” termina por no ser de nadie. Los ciudadanos jamás
cuidarán igual de un bien público que de uno privado, y es que los bienes de carácter
privado constituyen una fuente de libertad individual. Del mismo modo, una inversión
de tiempo/dinero en un bien público siempre repercutirá de forma mínima en el
ciudadano inversor, por el contrario, si ese mismo ciudadano invierte en una de sus
propiedades, los beneficios de esa inversión recaerán sobre él en su totalidad.

Entonces por cuestión de eficiencia, los ciudadanos tenderán al no mantenimiento de


las instituciones públicas ¿solución de los republicanos? Impuestos, más impuestos “si
los ciudadanos no quieren mantener estos servicios, les obligamos” y yo me pregunto
¿dónde está la libertad de los ciudadanos?

Los Estados intervencionistas se niegan a asumir la naturaleza de los ciudadanos,


quieren convertir a seres individualistas en seres colectivistas. Esta lucha contra la
naturaleza no se puede librar dentro de un margen de libertad, ya que siempre
termina emergiendo la naturaleza humana. Es por eso, que intervencionistas como los
republicanos, precisan de sistemas de coacción y adoctrinamiento para imponer
acciones colectivistas y al mismo tiempo intentar legitimarlas.

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5. Concepción del ciudadano

El ciudadano constituye una fuente autónoma de libertad según el minarquismo,


libertad que sólo se ve amenazada por otros ciudadanos y por el Estado. El
pensamiento republicano considera que la fuente de libertad y dignidad es el Estado, y
el ciudadano es libre cuando sigue sus imperativos, que en el caso del republicanismo
es participar activamente en la vida pública.

En el caso del republicanismo estaríamos hablando ni más ni menos que de libertad


impuesta. Imposición que choca con la teoría de esta corriente, que dice confiar en el
ciudadano y la cultura cívica para el desarrollo de la sociedad. Es decir confía en el
ciudadano, siempre y cuando el ciudadano se ajuste a los parámetros establecidos por
el estado.

Cómo se ha dicho, los republicanos afirman que un ciudadano es únicamente libre si


participa en la elaboración de leyes para que así amén de las leyes se constituya la
república. A esta concepción ciudadana de los republicanos se le han ido añadiendo
otra serie de características que han ido variando en el tiempo, aunque algunas como
la solidaridad, la igualdad han sido comunes a lo largo de la historia.

Ambos conceptos merecen un análisis pues según el enfoque con que se observen
puede cambiar su sentido. La solidaridad, cómo decíamos antes, en el caso de los
minarquistas es concebida como una expresión autónoma e individual del ciudadano,
sin intermediación de terceros; por contra los republicanos la conciben como una
obligación, creen que los ciudadanos deben tener una responsabilidad respecto a sus
conciudadanos. Respecto a la igualdad también encontramos una bifurcación de
perspectivas, mientras que los republicanos creen que la igualdad debe ser en un
sentido amplio, los minarquistas la limitan a la igualdad ante la ley; los republicanos

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tratarán de favorecer a una igualdad relativa entre ciudadanos ya que sin ella creen
que la igualdad política será también inviable.

Esta dualidad de perspectivas lleva implícita de forma indirecta otras características.


Mientras que el minarquismo otorga al ciudadano la confianza para que se
autogestiones, los republicanos no depositan esa misma confianza y asumen
determinadas funciones de gestión de los recursos de los ciudadanos.

6. Conclusión

Comenzaré la conclusión haciendo referencia al carácter impositivo del


republicanismo, especialmente en el ámbito educativo, dónde se pretenden inculcar
unos valores cívicos a los ciudadanos. Algo que me recuerda a EPC (Educación para la
ciudadanía), un tema realmente controvertido y que guarda no pocas similitudes con
la mentalidad republicana.

Al igual que pasa con EpC, la metodología republicana no respeta en absoluto la ética
privada y no solo eso, sino que distorsiona los valores de la ética pública. De este modo
se impide que los ciudadanos puedan pensar y decidir libremente ya que su ideología
es coaccionada por el Estado y así no se consigue enriquecer las mentes y fomentar el
pensamiento autónomo. La diferencia parece banal, pero no lo es, hay que fomentar
“el pensamiento” no “un pensamiento”.

Ayn Rand plasma esta idea de forma clara y concisa:

“El único mandamiento moral que tiene el hombre es: Pensarás. Pero un 'mandamiento
moral' es una contradicción en los términos. Lo moral es lo escogido, no lo forzado; lo

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comprendido, no lo obedecido. Lo moral es lo racional, y la razón no acepta
mandamientos."

El control sistemático de la ciudadanía nunca ha dado buenos resultados a efectos


prácticos y menos aún a efectos de pensamiento. Se debe fomentar la pluralidad, ya
que en ella reside el nacimiento de las ideologías, su contraste y su posterior
consolidación. Por ello se debe dar pié al debate y a una reflexión abierta libre de
agentes externos que puedan condicionar el pensamiento autónomo.

La libertad debe ser un pilar primordial de nuestra sociedad y en ningún caso debe ser
acotada o impuesta, ya que la libertad constituye la expresión más humana del
ciudadano. Gandhi habló de la paz, yo de su semilla y es que no hay camino para la
libertad, la libertad es el camino.

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7. Bibliografía

- Mises, Ludwig; “Gobierno Omnipotente”, Madrid, Unión Editorial, S.A., 2002.

- Rand, Ayn; “La rebelión de Atlas”, Argentina, Grito Sagrado, 2008.

- Rand, Ayn; “Capitalismo, el ideal desconocido”, Argentina, Grito Sagrado, 2009.

- Hayek, Friederich August; “Camino de servidumbre”, Madrid, Alianza Editorial,2011

- Benjamin Constant: “Sobre de la libertad de los antiguos comparada a la de los

modernos” (célebre discurso de 1819)

- Huerta de Soto, Jesús; “Una semblanza moral”Artículo Web, 2011.

- Huerta de Soto, Jseús; “Comentario al libro Los Fundamentos de la Libertad de F.A.

Hayek” Artículo Web ,2011.

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