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Hay críticas contra el Derecho que se han dirigido contra el contenido de las
normas jurídicas. Todas las transformaciones sociales, políticas, económicas y
culturales tienen tendencia natural de plasmarse en un orden jurídico determinado.
El jurista, principalmente como abogado, debe ser libre. Significa que no debe
estar vinculado permanentemente a ningún sector público, privado o social, ni
patrocinar solamente los intereses que este sector representa.
El abogado no debe ser asalariado de nadie. No debe tener patrón que lo instruya
en lo que tiene que hacer. No es un trabajador sino un profesionista que dirige al
cliente en los casos éste solicita su patrocinio.
La veracidad es otro de los ingredientes morales del jurista, atributo que no implica
que posea la verdad como valor absoluto muchas veces inasequible al
entendimiento humano.
Por otra parte el principio de dar a cada quien lo suyo reafirma a la justicia como
fin del Derecho dentro de su dimensión ético-axiológica. Es lo que el sujeto debe
tener o recibir fuera de toda causa o fuente ilícitas.
a) El jurisconsulto.
b) El Abogado.
Uno de los deberes del abogado es luchar contra las injusticias y actuar, en su
carácter de jurisprudente, con el ideal de contribuir al perfeccionamiento del
Derecho positivo.
Escuchar las dudas, las observaciones y las objeciones del alumno acerca de
cualquier tópico que aborde el expositor, contribuye a perfeccionar la enseñanza
del derecho y a poner de relieve una de las cualidades que debe tener su
profesante, la honestidad intelectual. Esta implica el reconocimiento de los propios
errores y la consiguiente rectificación del propio pensamiento.
El maestro en Derecho debe tener fe ardiente e intenso amor por el Derecho y sus
valores humanos.
El catedrático debe ser abierto, prodigar sus ideas hacia sus alumnos, discutir con
ellos temas culturales diversos, desnudarse intelectualmente para darse a conocer
en su integridad anímica y espiritual, comunicar todo lo que sepa en el terreno de
su especialidad, y si no solo es docente sino investigador, plasmar honradamente
su pensamiento en su obra escrita sin reticencias ni limitaciones que lo deformen o
anublen. El político como hombre de Estado debe ser discreto, no se debe
prodigar para que se le estime, debe hablar poco para mostrarse reservado. El
político metido a profesor universitario, por más brillante que sea, será un docente
que no se entregue íntegramente a la enseñanza, pues su condición lo obliga a
soslayar los atributos que en esta concurren.
d) El Juez.
Las cualidades del juez son similares a las del abogado. A ambos los une el
presupuesto indispensable de la jurisprudencia, es decir, de la sapiens del
Derecho.
Las funciones judiciales requieren, por otra parte, un sentido de justicia social en
quienes las desempeñan, no para administrarla, sino para interpretar el Derecho
conforme a ese valor. Sin dicho sentimiento el juez, será frio aplicador de la ley, sin
el calor humano que la justicia le exige. Y es precisamente por medio de su labor
interpretativa como los juzgadores construyen o crean el Derecho mediante las
normas que establecen en sus fallos para dar substancialidad al mero positivismo
jurídico.
Las injusticias que cometen los jueces que quebrantan el Derecho se revierten
contra ellos. Sufre mas quien las perpetra que quien las padece, porque en aquel
se lanza la execración de la historia que es el juez implacable de los malos jueces
y funcionarios públicos.
Por otra parte la inamovilidad judicial es una condición importantísima de una recta
administración de justicia, ya que, en atención a que supone la independencia del
juzgador frente al gobernante que lo hubiere designado y la imposibilidad jurídica
de que éste o cualquiera otra autoridad del Estado lo depongan, tiende a proscribir
las influencias perversas que prostituyen la debida aplicación del Derecho. Por
ello, la inamovilidad judicial entraña una garantía para honrada administración de
justicia y la recta aplicación del Derecho, a titulo de consolidación jurídica del buen
juzgador, o sea de seguridad de que la persona que ocupe un cargo en la
judicatura pueda continuar en el por todo un periodo de aptitud vital sin la
amenaza de la cesación en sus funciones jurisdiccionales.
Consideraciones generales.
Como no tiene vocación por la cultura, se aleja por inclinación natural del estudio.
Los libros no le interesan pues su objetivo vital no es saber sino la obtención de
ganancias económicas o beneficios personales de otra índole.
b) El simulador como espécimen contrario al jurista.