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Electiva de profundización I en Historia

Isel Camila Lemus Quiroga

Profesor: Isidro Vanegas Useche

Reseña:

Uribe Alarcón, María Victoria. “Limpiar la tierra: Guerra y Poder entre esmeralderos”
CINEP, Bogotá, 1992.
María Victoria Uribe Alarcón, investigadora de la violencia como camino para encontrar la
paz, combina la precisión de los datos históricos de los archivos con la fuerza de sus
testimonios de primera mano, conseguidos sobre el terreno, a partir de trabajos de campo.
Las masacres y sus efectos simbólicos sobre la población ha sido uno de sus temas más
reiterados. Antropóloga de la Universidad de los Andes, investigadora por muchos años del
CINEP, fue Directora del Instituto Colombiano de Antropología e Historia, ICANH.
Actualmente es profesora de la Universidad del Rosario en Bogotá. Algunas de sus
publicaciones son: "Matar, rematar y contramatar. Las masacres de La Violencia en el
Tolima, 1948-1964.- Serie Controversia" (1990), "La guerra y la paz privadas" (1991),
"Antropología de la humanidad. Un ensayo interpretativo sobre el terror en Colombia"
(2004), entre otras.1

La guerra de esmeralderos en el occidente de Boyacá se caracteriza por la subordinación de


los bienes públicos por parte de los grupos en conflicto, a sus intereses privados. Las
coaliciones familiares crean antagonistas, en la que su estructura se encuentra ligada a una
serie de fenómenos clientelares y de patronazgo, pero que se mezclan con vínculos
familiares y una gran tendencia a la lealtad como unificador de mando. La historia de la
explotación es larga y accidentada. El poder y estructura del occidente de Boyacá y su zona
esmeraldera se caracteriza por su doble condición: lícita cuando es llevado a cabo por el
estado o por concesiones a empresarios e ilícita cuando se trata de inversiones a título
individual, impulsadas por particulares y donde no hay tributación. Ahora bien, son pocos
los beneficiarios de la explotación de minas de esmeralda en Boyacá. La autora tiene una
narrativa muy importante, comienza con la definición del entorno en el cual trabajara, el
tipo de pueblos y la definición de lo que es una “sociedad esmeraldera”. Luego retrocede
y hace un recorrido muy general por la historia del proceso de extracción minero y los
hitos del conflicto vivido hasta entonces. Termina con una exposición y profundización de
la última guerra de esmeralderos, sus respectivas formas, motivaciones y contradicciones.

1
Tomado de: http://enciclopedia.banrepcultural.org/index.php?title=Mar%C3%ADa_Victoria_Uribe. Día de consulta 10
de Abril de 2018.
La autora en este libro analiza un caso de violencia privada extrema, donde los procesos de
poblamiento original se combinan con la escaza presencia del Estado y la Iglesia católica.
Lo anterior produce una configuración de poderes privados con aparatos militares de tal
magnitud que expresa con gran claridad la carencia del monopolio de fuerza que ejerce el
Estado, junto con la privatización y fragmentación del poder que caracteriza a la sociedad
colombiana, en este caso específico a la sociedad del occidente de Boyacá. El objetivo
principal de esta investigación es explicar la naturaleza de la guerra irregular que ha tenido
como escenario la zona esmeraldifera del occidente de Boyacá, desde épocas coloniales. Se
trae a colación a los indígenas salteadores de la época colonial, los bandoleros bipartidistas
de las guerras civiles del siglo XIX y principios del siglo XX y finalmente las cuadrillas de
esmeralderos de la segunda mitad del siglo XX. Se denota la unión entre estos tres
momentos históricos en la zona y tres aspectos que caracterizan a la comunidad que la ha
habitado: el sentido de pertenencia territorial históricamente constituido y de gran arraigo
temporal, las tácticas durante la guerra, como las emboscadas por sorpresa en cuadrillas con
su respectivo repliegue, y unas características similares en lo relacionado con la precariedad
y variabilidad de las alianzas con unos factores que intervienen en la definición den
enemigo. La atracción que ejercen los municipios de esta zona minera para los habitantes
pobres de las vertientes de Boyacá, del noroccidente de Cundinamarca y del sur de
Santander es principalmente de carácter económico. Aunque no todos son municipios
mineros, la mayoría de estos ha dado mano de obra a las minas de esmeraldas, ya sea a las
empresas, como trabajadores a su servicio, como guaqueros que alquilan su poder de
trabajo a los patronos o a los planteros (individuo que financia al guaquero dándole las
herramientas de trabajo y la comida) o como gatilleros a servicio de los patronos que
necesitan saldar cuentas pendientes. 2

De esa manera, la persistencia de un bandolerismo endémico en la región desde la Guerra


de los Mil Días, la presencia de grupos irregulares combatientes de diferentes tendencias
políticas y con una relativa movilidad ha configurado un escenario de influencias mutuas
en el área conformada por los tres departamentos. El análisis se centra en dos comunidades
que conviven en los pueblos y caseríos de la región esmeraldifera. Una de estas está ligada
directamente con la explotación de las minas y se caracteriza por poseer una cultura
hibrida que combina una religiosidad arcaica con algunos rasgos de una sociedad de
consumo. Y la otra comunidad está constituida mayoritariamente por una población
flotante de precaria cohesión social, que oscila entre el total desarraigo y la pobreza
absoluta, los cuales no tienen lazos de casi ningún tipo con los partidos políticos y la
Iglesia.

2
Uribe Alarcón, María Victoria. “Limpiar la tierra: Guerra y Poder entre esmeralderos” CINEP, Bogotá, 1992.
La autora utiliza una investigación interpretativa de la guerra y la paz en el occidente
boyacense, lo que muestra que la superación de las violencias privadas está íntimamente
ligada a la construcción de un espacio público, tanto estatal como societario para la
resolución pacífica de los conflictos, que necesariamente se presenta en la vida de todas las
sociedades. Para llegar al tema de la guerra y la paz recientes, la autora comienza por
describirnos el entorno geográfico y la comunidad de la región. Esta es una zona de
vertiente, de agricultura deprimida donde confluyen varias corrientes migratorias de
campesinos, procedentes de diversas regiones, expulsados por conflictos sociales anteriores
o por crecimiento demográfico.

El libro combina el enfoque histórico-estructural de larga duración con un acercamiento


coyuntural de corto plazo y con énfasis regional a los problemas de la violencia. Este doble
enfoque se caracteriza en primer lugar en el estudios del trasfondo de la violencia en lo
economía, lo sociopolítico y lo cultural, en segundo lugar se lleva a cabo mediante
estudios de diversas regiones particularmente violentas y sobre la zona esmeraldifera.3

El tema de la guerra ocupa un lugar importante en la investigación de las ciencias sociales


en Colombia. Es un campo privilegiado para observar en detalle comportamientos
colectivos e individuales, analizar motivaciones implícitas y explicitas en los actores
involucrados y entender qué factores determinan la definición del enemigo y las alianzas
tan variadas que se presentan en un conflicto con tal arraigo que a pesar de los años deja
secuelas en la comunidad de la zona afectada. La investigación por medio de entrevistas y
visitas a la zona de estudio, demuestra la entrega de la autora por percibir los rezagos del
conflicto de primera mano, evidenciados por medio de su observación, sus anotaciones las
cuales hacen que los relatos presentes en el libro creen en el lector la veracidad de estos.

La experiencia al leer el libro fue de un acercamiento muy acertado, ya que los relatos
escuchados por parte de familiares son muy cercanos a lo que la autora nos muestra en el
libro. Aunque me parece que el libro carece de profundidad, en el sentido que, la Segunda
Guerra Verde se desata en 1984 y tiene como escenario las localidades de San Pablo de
Borbur, Coscuez, Maripi, Santa Bárbara, Peñas Blancas y Pauna, a causa del
enfrentamiento entre familias extensas de San Pablo de Borbur y de Coscuez, no se
profundiza en las causas, en los enfrentamientos directos, en los atentados llevados a cabo
por parte de los actores del conflicto, etc.

La idea e imagen que resultan en conjunto, de la lectura del libro, es la de una sociedad
marcada por la debilidad del Estado y el renacimiento de conflictos entre bandos armados,
las cuales no olvidan los códigos de venganza, no olvidan lo desatendidos que están por el
Estado y no olvidan que para sobrevivir les toca hasta dar la vida. El actuar de las
autoridades dentro de este conflicto es nulo, los representantes del poder público, el alcalde,

3
Ibíd.
la policía, el ejército permeados por las grandes sumas de dinero entregadas para que no
hagan parte del conflicto, lo cual no resulta muy sorprendente, ya que frente a los ejércitos
privados de los patrones, se encuentra en gran inferioridad. Dándole una ojeada corta a la
mentalidad de los actores de este conflicto, se refleja la concepción que tienen frente al
conflicto: el raso, por ejemplo, para él el mundo se divide en amigos y enemigos, leales y
traidores. Los buenos pertenecen a su bando y los malos son el enemigo, para sus amigos
hay que dar la cara, la vida incondicionalmente, a sus enemigos puede matar sin escrúpulos,
porque ante todo hay que mantener el honor.

Lo anterior, para puntualizar en los relatos dados en el libro, el trabajo investigativo frente
al conflicto siempre tendrá sus pro y sus contras, el acercamiento a un conflicto como lo es
la Guerra verde, es un tema muy sensible de tratar directamente con sus actores, ya que se
tocan muchas fibras dentro de ellos, los recuerdos, algunos muy claros, otros no tanto, pero
presentes siempre en sus memorias son los que hacen posible un reconstrucción de un
conflicto no muy bien tratado dentro de la historia del país.

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