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Índice
MIÉRCOLES SANTO ................................................................................................................................... 4
REFLEXIÓN INICIAL............................................................................................................................... 4
Para rezar ................................................................................................................................................. 6
Oración Inicial ......................................................................................................................................... 7
Oración final ............................................................................................................................................ 7
EXAMEN DE CONCIENCIA.......................................................................................................................... 8
REUNIÓN INICIAL ............................................................................................................................... 11
JUEVES SANTO ......................................................................................................................................... 14
SANTO DEL DÍA ................................................................................................................................... 14
EXPLICACIÓN DEL DÍA ....................................................................................................................... 14
ORACIÓN.............................................................................................................................................. 15
REUNIÓN DEL DÍA jueves: Amor de Jesús, sacramentos. .............................................................. 17
PARA EL TURNO DE ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO .......................................................... 20
VIERNES SANTO........................................................................................................................................... 27
SANTO DEL DÍA ................................................................................................................................... 27
EXPLICACIÓN DEL DÍA ....................................................................................................................... 27
ORACIÓN.............................................................................................................................................. 28
REUNIÓN DEL DÍA viernes: Seguir a Jesús, sin mediocridad, buscando su voluntad. ...................... 31
SÁBADO SANTO........................................................................................................................................... 33
SANTO DEL DÍA ................................................................................................................................... 33
EXPLICACIÓN DEL DÍA ....................................................................................................................... 34
ORACIÓN.............................................................................................................................................. 35
REUNIÓN DEL DÍA sábado: Regla de vida....................................................................................... 36

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MIÉRCOLES SANTO
REFLEXIÓN INICIAL
Antes de comenzar … conviene que leas y respondas a esto, con sinceridad, de corazón…
es solo para ti:
1. ¿Por qué has venido a esta misión?

2. Éstas son unas misiones en Semana Santa, vamos a acompañar de una manera
especial a Jesús en estos días. Él te agradece con todo su Corazón que hayas ofrecido tus
“vacaciones” para estar con Él, pero conviente que desde el principio pienses algo. Hay dos tipos
de personas en estas misiones: los que se conforma con ya estar aquí, les parece que ya han hecho
suficiente sacrificio. Estos van a ser bendecidos por el Señor, no lo dudes… pero no van a recibir
todo lo que Él les tiene preparado… Y están los que han venido dispuestos a darlo todo, a
entregarse en cada momento, a gastarse en cada instante… con alegríal; es decir, a acompañar a
Jesús imitándolo, haciéndose como Él, adquiriendo su mismo estilo, su misma forma de hacer…
Estos van a experimentar cómo la Gracia de Dios, el Amor de Dios les transforma completamente…
¿Estás dispuesto a agotarte, a cansarte, a entregarte con alegría? ¿ Qué crees que es lo que
más te va a costar? ¿Qué puedes hacer para superarlo?

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3. Tenemos que comenzar con buen pie y mostrarlo… en San Juan tenemos muchas
distracciones, muchos asuntos… estos días vamos a dedicárselos por entero a Él… ¿qué tal si le
demostramos que es en serio, que no ese n broma…? Jesús en la Pasión va a ser despojado de todo
lo que tenia, de todo lo que amaba… su libertad, de su comodidad, de sus gustos, de sus amigos,
de sus discípulos, de su ropa, de su Madre, de sus necesidades… Vamos ha realizar un “sacrificio
comunitario” pero por una intención personal… Vamos también nosotros a desprendernos de algo
que nos resulta casi necesario hoy en día… el celular!!!!! Es costoso, por eso también de mucho
valor. ¿Por qué intención especial quieres ofrecer este gran sacrificio?

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Para rezar

A lgunos consejos para rezar para


rezar
bien...

1.º Tener en cuenta que… ¡no eres tú la que te hablas y contestas, no te has vuelto loca!

Dios está contigo y tú estás con Dios.

2.º Para que “la loca de la casa” (la imaginación) no esté ocupada en tus cosas,

las preocupaciones, ni en libros, amigos, etc., mientras hago oración, ayuda mucho ponerte delante
una estampa de Jesús ,la Virgen o algún santo para mirarla cuando rezas y no distraerte …

3.º Antes de coger el Evangelio o un texto para rezar con él, puede ayudarte ponerte
en presencia de Dios rezando alguna oración inicial : un Ave María, un Padrenuestro, un salmo,
algo que quieras decirle tú… o esta oración que te proponemos aquí.

4.º ¡Prohibido tener prisas a la hora de leer el Evangelio! Leer despacio e imaginarme

toda la escena: ver lo que hacen las personas que aparecen, escuchar lo que dicen, meterme yo en
la escena y mirar a Jesús (y mirar como Él me mira), escuchar sus palabras, ¡qué me las dice a mí!

5.º Pararme en las frases que me llamen más la atención, que más me

gusten...Escucharlas de Jesús, decírselas a Él, preguntarle qué quiere decirme con eso etc.

6.º Terminar con una oración final: una jaculatoria, darle las gracias, pedirle perdón,
prometerle alguna cosa, el “Tomad Señor y recibid”...

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Oración Inicial
No me mueve, mi Dios, para quererte el cielo que me tienes prometido, ni me mueve el
infierno tan temido para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte clavado en esa cruz escarnecido.
Muéveme el ver tu rostro tan herido, muéveme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera, que aunque no hubiera cielo yo te amara, y
aunque no hubiera infierno te temiera.
No me tienes que dar porque te quiero, pues aunque lo que espero no esperara lo mismo
que te quiera te quisiera.

Oración final

Padre, me pongo en tus manos,


Tomad Señor y recibid,
Haz de mí lo que quieras. Sea lo
toda mi libertad, mi
que sea, te doy las gracias. Estoy
memoria, mi entendimiento y
dispuesto a todo, lo acepto todo,
toda mi voluntad.
con tal que tu voluntad se cumpla
Todo mi haber y poseer. Vos en mí y en todas tus criaturas.
me lo disteis, a vos Señor lo
No deseo nada más, Padre. Te
torno.
confío mi vida, te la doy, con todo
Todo es vuestro, disponed a el amor de que soy capaz. Porque
toda vuestra voluntad. te amo, y necesito darme, ponerme
Dadme Vuestro amor y en tus manos sin medida, con una
Gracia que ésta me basta. infinita confianza …

Porque tú eres mi PADRE

S. Ignacio de Loyola Charles de Foucauld

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En estos días conviene, para sacar el mayor fruto de la Misión, que puedas participar
plenamente de lo que la Iglesia vive con su Señor, con tu Señor… por eso, sería un momento
idóneo para que puedas ponerte a los pies de Jesús en el Huerto que sufre la agonía por ti; a los
pies de Jesús flagelado y llagado por amor a ti; a los pies de Jesús en la Cruz que se deja atravesar
por amor a ti… y llorar sobre sus heridas, y besar sus heridas… y acoger su perdón. Dejar que su
Sangre te limpie. No permitas que su Sangre, que su Pasión haya sido en vano… Haz una buena
preparación y confiésate. Déjate amar por Aquél te más te ama! Para esto puede ayudarte lo
siguiente:

EXAMEN DE CONCIENCIA
La Iglesia recomienda vivamente la práctica de la confesión frecuente, no sólo de los pecados
mortales – que deben confesarse enseguida – sino también de los pecados veniales. De esta manera,
se aumenta el propio conocimiento; se crece en humildad; se desarraigan las malas costumbres; se
hace frente a la tibieza y pereza espiritual; se purifica y forma la conciencia; nos ayudan en nuestra
vida interior, y aumenta la gracia en virtud del sacramento. Para crecer en el amor de Dios es muy
conveniente tener en mucha estima la confesión; confesarse a menudo y bien.
¿CUÁNTAS COSAS SON NECESARIAS PARA CONFESARSE BIEN?

Para confesamos bien son necesarias cinco cosas:


1.- Examen de conciencia: Es recordar todos los pecados cometidos desde la última confesión
bien hecha.
2.- Dolor de los pecados o arrepentimiento: Es un rechazo claro y decidido del pecado cometido
pensando en el amor que Dios nos tiene.
3.- Propósito de enmienda: Es la firme resolución de no volver a pecar, estando dispuestos a
poner los medios necesarios para evitar el pecado.
4.- Decir los pecados al confesor: Debemos confesar todos los pecados mortales y conviene decir
también los veniales Se han de confesar con humildad y sencillez, manifestando los ciertos como
ciertos y los dudosos como dudosos.
5.- Cumplir la penitencia: Es rezar las oraciones y hacer las buenas obras que nos mande el
confesor.
BREVE EXAMEN DE CONCIENCIA

¿He puesto en duda o negado las verdades de la fe católica que la iglesia nos enseña?

¿Me he acercado indignamente a recibir algún sacramento?

¿He callado en confesión por vergüenza algún pecado grave?

¿Hago con desgana las cosas que se refieren a Dios?

¿Hago bien cada día los actos de piedad que me he propuesto?

¿Confieso mi fe cristiana, con valentía, ante los demás?

¿He blasfemado? ¿He jurado sin necesidad o sin verdad?

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¿He faltado a Misa los domingos o días festivos?

¿Participo activamente en la Santa Misa?

¿He cumplido los días de ayuno y abstinencia?

¿Me confieso con la frecuencia necesaria y con la debida preparación?

¿Manifiesto respeto y cariño a mis padres y familiares?

¿Soy amable con los extraños y me falta esa amabilidad en la vida de familia?

¿He dado mal ejemplo a las personas que me rodean?

¿Tengo enemistad, odio o rencor contra alguien?

¿He hecho daño a otros con palabras o con obras?

¿Me he embriagado, bebido con exceso o tomado drogas?

¿He sido causa de que otros pecasen por mi conversación, mi modo de vestir, o con lo que subo
en internet o conversaciones por chats?

¿Todo lo que publico o escribo, podría firmarlo la Virgen María?

¿Me he dejado vencer por la pereza, en el cumplimiento de mis deberes?

¿Retraso con frecuencia el momento de ponerme a trabajar o estudiar?

¿He aceptado pensamientos, conversaciones o miradas impuras?

¿He realizado actos impuros? ¿Solo o con otras personas?

¿He tomado dinero o cosas que no sean mías? ¿He restituido o reparado?

¿He malgastado dinero? ¿Doy limosna según mis posibilidades?

¿He mentido? ¿He reparado el daño que haya podido causar?

¿He hablado o pensado mal de otros? ¿He calumniado?

¿Me entristezco por envidia cuando los demás tienen cosas que yo no tengo?

¿Me preocupo de influir – con naturalidad y sin respetos humanos – para hacer más cristiano el
ambiente que me rodea?

¿Sé defender a Jesucristo y a su Iglesia?

¿Hago el propósito de plantearme más en serio mi formación cristiana y mi relación con Dios?
CÓMO CONFESARSE

Después de haberte examinado y dolerte de los pecados, en la presencia de Dios, te arrodillas en


el confesionario y dices: Ave María Purísima. El sacerdote responde: Sin pecado concebida.
A continuación te santiguas diciendo: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo.
El sacerdote te bendecirá y tú dices, por ejemplo: Señor tú lo sabes todo, tú sabes que te amo.
Luego dices el tiempo que hace desde tu última confesión y dices los pecados: Hace… (tantos)
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días, semanas…meses…años, que me he confesado. Me acuso de… (confiesas tus pecados de una
manera clara, breve, completa y muy sincera).
El sacerdote te ayudará con algunas preguntas, si lo cree conveniente; te dará algunos consejos y
te impondrá la penitencia. Antes de recibir la absolución, puedes manifestar tu arrepentimiento
con algunas palabras de contrición, por ejemplo: Jesús, Hijo de Dios, ten misericordia de mí, que
soy un pecador.
El sacerdote pronuncia las palabras de la absolución. Cuando escuches las palabras:”…Y YO TE
ABSUELVO DE TUS PECADOS EN EL NOMBRE DEL PADRE Y DEL HIJO Y DEL ESPÍRITU
SANTO”, respondes: Amén.

Terminada la confesión, agradece al Señor su bondad y misericordia por haberte perdonado los
pecados y haberte dado la gracia; cumple, lo antes posible, la penitencia y procura poner en
práctica, los consejos recibidos.

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REUNIÓN INICIAL

“Y la fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio. Es un escándalo que Dios haya venido a
hacerse uno de nosotros; es un escándalo, y que haya muerto en la Cruz, es un escándalo: El
escándalo de la Cruz. La Cruz sigue siendo escándalo, pero es el único camino seguro: el de la Cruz,
el de Jesús, la encarnación de Jesús.
Por favor, no licuen la fe en Jesucristo. Hay licuado de naranja, hay licuado de manzana, hay
licuado de banana, pero, por favor, no tomen licuado de fe. La fe es entera, no se licua. Es la fe en
Jesús. Es la fe en el Hijo de Dios hecho hombre, que me amó y murió por mí”.
¿A qué crees que se refiere el Papa con licuar la fe en Jesucristo?

“Todos tenemos necesidad de mirar al otro con los ojos de amor de Cristo, aprender a abrazar
a aquellos que están en necesidad, para expresar cercanía, afecto, amor.
Pero abrazar no es suficiente. Tendamos la mano a quien se encuentra en dificultad, al que ha
caído en el abismo de la dependencia, tal vez sin saber cómo, y decirle: “Puedes levantarte, puedes
remontar; te costará, pero puedes conseguirlo si de verdad lo quieres”.
Queridos amigos, yo diría a cada uno de ustedes, pero especialmente a tantos otros que no han
tenido el valor de emprender el mismo camino: “Tú eres el protagonista de la subida, esta es la
condición indispensable. Encontrarás la mano tendida de quien te quiere ayudar, pero nadie puede
subir por ti”. Pero nunca están solos. La Iglesia y muchas personas están con ustedes”.
¿Sabes que en “tu subida” no estás solo?¿qué depende de ti? ¿Qué te dicen estas palabras del
Papa a ti hoy, ahora que vamos a empezar la Misión de Semana Santa…?

Les digo a cada uno de ustedes: “Poné a Cristo” en tu vida y encontrarás un amigo del que fiarte
siempre; “poné a Cristo” y vas a ver crecer las alas de la esperanza para recorrer con alegría el

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camino del futuro; “poné a Cristo” y tu vida estará llena de su amor, será una vida fecunda. Porque
todos nosotros queremos tener una vida fecunda. Una vida que dé vida a otros.

Hoy nos hará bien a todos que nos preguntásemos sinceramente, que cada uno piense en su
corazón: ¿En quién ponemos nuestra fe? ¿En nosotros mismos, en las cosas, o en Jesús? Todos
tenemos muchas veces la tentación de ponernos en el centro, de creernos que somos el eje del
universo, de creer que nosotros solos construimos nuestra vida, o pensar que el tener, el dinero, el
poder es lo que da la felicidad. Pero todos sabemos que no es así. El tener, el dinero, el poder
pueden ofrecer un momento de embriaguez, la ilusión de ser felices, pero, al final, nos dominan y
nos llevan a querer tener cada vez más, a no estar nunca satisfechos. Y terminamos empachados
pero no alimentados, y es muy triste ver una juventud empachada pero débil. La juventud tiene
que ser fuerte, alimentarse de su fe, y no empacharse de otras cosas. ¡“Poné a Cristo” en tu vida,
poné tu confianza en él y no vas a quedar defraudado! Miren, queridos amigos, la fe en nuestra
vida hace una revolución que podríamos llamar copernicana, nos quita del centro y pone en el
centro a Dios; la fe nos inunda de su amor que nos da seguridad, fuerza y esperanza.
Aparentemente parece que no cambia nada, pero, en lo más profundo de nosotros mismos, cambia
todo. Cuando está Dios en nuestro corazón habita la paz, la dulzura, la ternura, el entusiasmo, la
serenidad y la alegría, que son frutos del Espíritu Santo (cf. Ga 5,22), entonces y nuestra existencia
se transforma, nuestro modo de pensar y de obrar se renueva, se convierte en el modo de pensar
y de obrar de Jesús, de Dios. Amigos queridos, la fe es revolucionaria y yo te pregunto a vos, hoy:
¿Estás dispuesto, estás dispuesta a entrar en esta onda de la revolución de la fe?. Sólo entrando tu
vida joven va a tener sentido y así será fecunda.
Querido joven, querida joven: “Poné a Cristo” en tu vida. En estos días, Él te espera: Escúchalo
con atención y su presencia entusiasmará tu corazón. “Poné a Cristo”: Él te acoge en el Sacramento
del perdón, con su misericordia cura todas las heridas del pecado. No le tengas miedo a pedirle
perdón, porque Él en su tanto amor nunca se cansa de perdonarnos, como un padre que nos ama.
¡Dios es pura misericordia! “Poné a Cristo”: Él te espera también en la Eucaristía, Sacramento de su
presencia, de su sacrificio de amor, y Él te espera también en la humanidad de tantos jóvenes que
te enriquecerán con su amistad, te animarán con su testimonio de fe, te enseñarán el lenguaje del
amor, de la bondad, del servicio. También vos, querido joven, querida joven, podés ser un testigo
gozoso de su amor, un testigo entusiasta de su Evangelio para llevar un poco de luz a este mundo.
Dejate buscar por Jesús, dejate amar por Jesús, es un amigo que no defrauda”.
¿Qué es lo que más te ha tocado el corazón de estas palabras del Papa? ¿ Qué quiere decirte
a ti Jesús hoy con ellas?

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“También hoy el Señor sigue necesitando a los jóvenes para su Iglesia. Queridos jóvenes, el
Señor los necesita. También hoy llama a cada uno de ustedes a seguirlo en su Iglesia y a ser
misioneros. Queridos jóvenes, el Señor hoy los llama. No al montón. A vos, a vos, a vos, a cada
uno. Escuchen en el corazón qué les dice”.
¿Qué puedes hacer tú hoy para seguir más al Señor y ser misionero?

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JUEVES SANTO
PALABRA DE VIDA:

SANTO DEL DÍA


San Claudio de la Colombiere S.J.

EXPLICACIÓN DEL DÍA

Los oficios del Jueves Santo comienzan por sorprendernos porque nada más empezar, se
dice el Gloria que no hemos oído desde que empezó la Cuaresma, con campanas que tocan
mientras se canta. Es un día grande, de verdadero gozo en el que celebramos que Jesús quiso
quedarse con nosotros para siempre en la Eucaristía.
Otro elemento típico de este día es el Lavatorio
de los pies. Por un lado, es un recuerdo del gesto de Jesús
que quiso hacer el oficio de los esclavos de lavar los pies
de los que llegaban. Por otro lado nos hace presente el
sacrificio de Jesús, que se abaja hasta nosotros y nos
limpia con su sangre, pues muere por nosotros y así nos
purifica por el Sacramento de la Confesión para
prepararnos para la Eucaristía.
Hay algo que puede pasarnos desapercibido: la institución de la Eucaristía. En un día como
hoy Jesús dijo por primera vez: “Tomad y comed porque éste es mi Cuerpo (…) Tomad y bebed,
porque ésta es mi Sangre”. Hoy celebramos que el Señor dijo por primera vez: “Hagan esto en

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memoria mía”. Lo celebramos en todas las Misas y también en la de hoy, porque Jesús nos lo dio
justo antes de morir, como Testamento para nosotros.
Al acabar la Misa, el Santísimo se traslada con mucha solemnidad a un lugar que se ha
preparado con flores y con velas que es el Monumento. Allí se adora a Jesús que, un día como
hoy, se quiso empezar a quedar en la Eucaristía. Pasada la media noche, se apagan las velas y la
acompañamos a Jesús en su oración en el Huerto con la que comienza su Pasión

ORACIÓN

“Llegado el amanecer, todos los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo celebraron
consejo contra Jesús, para poderlo matar; y después de atarlo lo llevaron para entregarlo al
procurador Pilato, (…), el procurador le preguntó: “¿Tú eres el Rey
de los judíos?” Jesús le dijo: “Tú lo dices”. Pero mientras los sumos
sacerdotes y los ancianos le acusaban, no respondió nada. Entonces
le dice Pilato: «¿No oyes de cuántas cosas te acusan?» Pero él a nada
respondió, de suerte que el procurador quedó muy sorprendido
…” Mt 27, 1-2; 11-14.
“Pero es costumbre entre vosotros que os ponga en libertad
a uno por la Pascua. ¿Queréis, pues, que os ponga en libertad al
Rey de los judíos?» Ellos volvieron a gritar diciendo: «¡A ése, no; a
Barrabás!» Barrabás era un salteador. Pilato entonces tomó a Jesús
y mandó azotarle.
Los soldados trenzaron una corona de espinas, se la pusieron en la cabeza y le vistieron un
manto de púrpura; y, acercándose a él, le decían: «Salve, Rey de los judíos.» Y le daban bofetadas.
Volvió a salir Pilato y les dijo: «Mirad, os lo traigo fuera para que sepáis que no encuentro ningún
delito en él». Salió entonces Jesús fuera llevando la corona de espinas y el manto de púrpura.
Díceles Pilato: «Aquí tenéis al hombre.» Cuando lo vieron los sumos sacerdotes y los guardias,
gritaron:«¡Crucifícalo, crucifícalo!» Les dice Pilato: «Tomadlo vosotros y crucificadle, porque yo
ningún delito encuentro en él.» Era el día de la Preparación de la Pascua, hacia la hora sexta. Dice
Pilato a los judíos: «Aquí tenéis a vuestro Rey.»
Ellos gritaron: «¡Fuera, fuera! ¡Crucifícale!» Les dice Pilato: «¿A vuestro Rey voy a crucificar?»
Replicaron los sumos sacerdotes: «No tenemos más rey que el César. »Entonces se lo entregó para
que fuera crucificado.” Jn 18, 39

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Reflexión
Contempla como llevan a Jesús al lugar de la flagelación, sufre en silencio un tormento de
esclavos que le destroza la carne, después le visten de rey y se burlan. Póstrate adorando a
Jesucristo, esa Sangre derramada es vida para ti, repara con tu amor tantas burlas y blasfemias...
Es tu Rey, quiere reinar en tu vida pero por amor.
Mira a la muchedumbre gritando “¡crucifícalo!”, los que días antes le aclamaban, ahora le
rechazan, no quieren dejarle reinar en sus vidas. Cuántas veces yo he gritado también: “¡Fuera,
fuera!”. Aparta Jesús de mí lo que me separa de Ti.
Aunque parece que son los hombres los que le entregan, es Jesús quien se entrega, se entrega
por mí.
Ahora hablas tú:

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REUNIÓN DEL DÍA jueves: Amor de Jesús, sacramentos.
Este único fin de la C.M. se concreta en dos aspectos: santificación personal y apostolado
al servicio de la Iglesia.
¿Qué te dice a ti estas palabras, qué te toca más el corazón, qué te dice Jesús con ellas?

La finalidad de la C.M. la iremos trabajando mirando a Jesús. Contemplándolo a Él. Todo


lo anterior tiene sentido cuando nos hemos enamorado de Él. No puedo buscar la mayor gloria
de Dios y de la Virgen si para mí ellos no son nada. Si no tengo una relación personal y de amor
con ellos. No puedo buscar la salvación de las almas si no busco la mía propia. Y no la buscaré si
no entiendo y experimento el Amor de Dios y el dolor que es en su Corazón el pecado.
Vamos a pedirle al Señor que nos permita acompañarle, que nos deje estar a su lado. Así,
ir poco a poco enamorándonos de Él, amándolo… Para esto siempre lo más importante es no
apartar la mirada de Él. La tentación es ver a Dios, pensar en Él… como si no fuera Alguien personal,
que me ama, que me acompaña… como si no fuera real…

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Esto le es especialmente doloroso. Bien podría decirnos: “Mírame en la Cruz, ¿por qué me
tratas como si Yo no tuviera Corazón? ¿Por qué juegas con mi Amor? Yo no te he amado en
broma…”.

¿Por qué crees que le tratamos como si no tuviera Corazón?


¿Alguna vez “han jugado contigo”? ¿Qué significa “Yo no te he amado en broma”?
¿Qué podemos hacer para “tomar en serio” el Amor del Señor?

El Crucificado te mira y pregunta, ¿estás dispuesto a mantenerte a mi lado? ¿De veras quieres
ser de los míos?
No sin razón te hace esta pregunta. Hoy más que nunca Jesucristo es abandonado,
especialmente de aquellos que se llaman cristianos. Desprecian la Cruz, todo aquello que sabe a
Cruz. Se dejan seducir por la comodidad, la apetencia, el gusto propio… deshonran la imagen de
la Cruz y se esfuerzan todo lo posible por arrancar la cruz del corazón y de la vida.

¿Cuál es tu mayor dificultad para seguir con verdad a Jesús?


¿Qué es lo que más te cuesta para serle fiel?

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¿De qué manera entiendes que los sacramentos te van a ayudar a mantenerte fiel a Él?
El sacramento de la Penitencia, ¿por qué entiendes que es especialmente una ayuda en este
camino? ¿Y la Eucaristía?

¿Qué es lo que más te cuesta de estos dos sacramentos?

¿Qué crees que te podría ayudar para valorarlos más?


¿Y para poder recibirlos con más asiduidad? ¿Te ayudaría ir con jóvenes de tu edad?

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PARA EL TURNO DE ORACIÓN ANTE EL MONUMENTO
«VELAD CONMIGO»

"Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los discípulos: «Sentaos
aquí, mientras voy allá a orar.» Y tomando consigo a Pedro y a los dos hijos de Zebedeo, comenzó
a sentir tristeza y angustia. Entonces les dice: «Mi alma está triste hasta el punto de morir; quedaos
aquí y velad conmigo.»
Y adelantándose un poco, cayó rostro en tierra,
y suplicaba así: «Padre mío, si es posible, que pase
de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino
como quieras tú.» Viene entonces donde los
discípulos y los encuentra dormidos; y dice a
Pedro: «¿Conque no habéis podido velar una hora
conmigo? Velad y orad, para que no caigáis en
tentación; que el espíritu está pronto, pero la
carne es débil.»
Y alejándose de nuevo, por segunda vez oró
así: «Padre mío, si esta copa no puede pasar sin
que yo la beba, hágase tu voluntad.» Volvió otra
vez y los encontró dormidos, pues sus ojos estaban
cargados. Los dejó y se fue a orar por tercera vez, repitiendo las mismas palabras.
Viene entonces donde los discípulos y les dice: «Ahora ya podéis dormir y descansar. Mirad, ha
llegado la hora en que el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de pecadores. ¡Levantaos!,
¡vámonos! Mirad que el que me va a entregar está cerca.»
Todavía estaba hablando, cuando llegó Judas, uno de los Doce, acompañado de un grupo
numeroso con espadas y palos, de parte de los sumos sacerdotes y los ancianos del pueblo. El que

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le iba a entregar les había dado esta señal: «Aquel a quien yo dé un beso, ése es; prendedle.» Y al
instante se acercó a Jesús y le dijo: «¡Salve, Rabbí!», y le dio un beso.
Jesús le dijo: «Amigo, ¡a lo que estás aquí!» Entonces aquéllos se acercaron, echaron mano a
Jesús y le prendieron. (…) En aquel momento dijo Jesús a la gente: «¿Como contra un salteador
habéis salido a prenderme con espadas y palos? Todos los días me sentaba en el Templo para
enseñar, y no me detuvisteis. Pero todo esto ha sucedido para que se cumplan las Escrituras de los
profetas.»
Entonces los discípulos le abandonaron todos y huyeron". Mt 26, 36- 56

Jesús, terminada la Cena, después de la Última Cena, dicha su oración sacerdotal -capítulo
17 de San Juan-, sale del cenáculo y de la ciudad, y se dirige al Huerto de Getsemaní. Deja a la
entrada, allí en donde el camino da a la finca, apenas pasada la puerta de entrada, a ocho de sus
discípulos; toma consigo sólo a tres. Cuando se encuentra a solas con ellos, empieza a atemorizarse,
con gestos como se nota en una persona asustada, a angustiarse, a entristecerse. Los apóstoles
encuentran ese gesto de Jesús tan sorprendente, que no le habían visto nunca. Ven cómo su rostro
cambia, ven su gesto de temor, de tristeza, de angustia. Eso que se nota en la persona llena de
angustia. Esto les abruma, porque nunca le habían visto así. Y el Señor entonces, con sus palabras
revela explícitamente el sentido, la verdad interior de lo que ellos observaban con sus ojos. Y les
dice, palabra que revela el Corazón: -"Mi alma -podemos decir con la misma fuerza y la misma
verdad 'mi Corazón'- está triste hasta la muerte" (Mt. 26,38). Está con angustias de muerte. Y les
pide: -"Quedaos aquí y velad conmigo". A éstos sí les pide, esa palabra de Jesús que resonará a lo
largo de toda la historia en el corazón de tantos fieles, que la sentirán como dicha a sí mismos por
la acción del Espíritu Santo que les vincula a Cristo, no por una simple elección arbitraria, sino
porque les llama el Señor: -"Quedaos aquí y velad conmigo". Así lo dice el que entonces era
Cardenal Arzobispo de Cracovia, Karol Woytila, en el libro 'Signo de contradicción', en sus
Ejercicios al Papa Pablo VI: "Lo dice a la Iglesia de todos los tiempos: «Quedaos aquí y velad
conmigo»".

Me lo dices a mí también, Jesús, ¿Qué te voy a contestar yo? ¿Qué puedo responderte?

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Y entonces Él se separa de los apóstoles. Dice San Lucas 22,41: "arrancándose de ellos".
"Arrancándose", como con violencia. Por lo tanto, lo que les pide a ellos no es una simple
consolación: -"Quedaos aquí y velad conmigo". Lo que les pide no es: -'Consoladme, estad cerca
de Mí, ayudadme, decidme alguna palabra'. No es eso, no va por ahí, sino "velad conmigo", velad.
Los asocia a su oración y a su vela, a su momento, que es lo impresionante de la Hora Santa, de la
hora de Getsemaní. Al decirles: -"Mi alma está triste hasta la muerte", les pide que se unan a Él: -
"Velad conmigo". No les dice que le consuelen, no les pide unas palabras. Es velar con Él. Lo
demuestra el hecho de que inmediatamente "se arranca de ellos". Está a gusto con ellos, es buena
la compañía de sus amigos. Pero se arranca de ellos. "Y arrancándose de ellos", con violencia, se va
a orar. Jesús ha querido pasar esos malos momentos, como nosotros. Y podemos integrar en Él
nuestras horas menos bellas, nuestras horas más pobres. Tenemos que tratar de hacer como Él: en
lugar de evadirnos hacia las criaturas, a orar. Pidamos a ese Jesús que ora en su angustia y en su
agonía, saber orar sobre todo en esos momentos difíciles, en esos momentos poco estéticos de
nuestra vida.

Se adentra en el huerto solo, con paso inseguro, tambaleándose, porque ha tomado sobre
sí nuestra debilidad. Lo que surge ahí es la consideración de San Ignacio: "Cómo se esconde la
divinidad". Quién diría que es Dios, cuando va tambaleándose, angustiado, lleno de temor, tristeza.

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La divinidad se esconde. Lo que sufre el Corazón de Cristo. ¡Aquí es el Corazón el que está
sufriendo! No es su cuerpo el que sufre ahora. Es el sufrimiento de su Corazón, de su actitud interior.
Es el sufrimiento de su Redención, que es lo que ahora le pesa. Y tenemos que pedir luz al Señor
para entender esto, porque realmente aquí hay una enorme riqueza.

San Lucas dice que "puesto de rodillas oraba". Normalmente los judíos oraban de pie. El
ponerse de rodillas indica la intensidad de la petición, la intensidad de su situación de angustia. San
Mateo y San Marcos hablan de caer de rodillas: "caía de rodillas" una y otra vez. Caía y se levantaba
y volvía a caer. Indica la intranquilidad de Jesús. Jesucristo oraba en voz alta, como lo hacían de
ordinario los judíos. Y se movía, caía, se levantaba. Y mientras va así cayendo, levantándose, se
dirige a su Padre con la forma característica de su filiación natural: -"Padre -le dice-, todo te es
posible. Pase de Mí este cáliz. Pero no se haga lo que Yo quiero, sino lo que quieres Tú". Grita, con
ese espíritu filial: -"¡Padre!" Le llama: "Padre, todo te es posible. Pase de Mí este cáliz. Pero no se
haga lo que Yo quiero, sino lo que quieres Tú".
Jesucristo, después de una hora, después de un primer período de oración, se levanta para
ir a buscar a los discípulos: "Y vino a los discípulos y los halló dormidos". En Getsemaní tenemos
que afrontar también el misterio de los discípulos llamados por Jesús a entrar en esa 'hora' suya.
Aparece muy clara esa vinculación de los tres. ¿Qué significa esa presencia? ¿Es algo que se podía
haber eliminado? ¿Están ahí solamente como una especie de adorno? El sueño de los discípulos
sorprende en unas circunstancias particularmente graves. Incluso San Marcos (14,40), al querer
justificar que los encuentra dormidos una segunda vez dice que: "sus ojos estaban cargados por la
tristeza" (Lc. 22,45). Quieren explicar algo, dar alguna explicación.
Jesús busca en ellos simpatía y en cierta manera la fuerza de su presencia. Esto es lo que
surgiría inmediatamente: que busca en ellos algo, que quiere de ellos algo en esos momentos suyos.
Esta explicación que sería obvia, a algunos les parece que va contra la verdadera realidad de que
Jesús subió a la cruz solo y Él es el Salvador único. Y sin embargo, los textos dan esa impresión de
que Jesús siente la necesidad de ser sostenido por la adhesión y la oración de sus apóstoles más
íntimos. Recordemos que el mismo San Lucas dice que "se arrancó de ellos". "Se arrancó", como
con fuerza, con violencia. Hay pues, una verdadera asociación de los discípulos al drama de Jesús,
y ahí aparece con fuerza en las expresiones.

La invitación es doble: una física, tener los ojos abiertos; y otra espiritual, orar conmigo,
orar. No sólo estar despiertos, ¡orando conmigo! Orar. Los discípulos deben velar así, no sólo en
interés propio, para no caer en la tentación, como les ha dicho Jesús. Sino también para Jesús que
les ha hecho la confidencia de su prueba. Les ha admitido, les ha pedido que oren con Él. Esto es
lo que nosotros tenemos que asumir como un dato, que luego la penetración de la luz del Espíritu
Santo nos iluminará para llegar más adentro en él.

pg. 23
Jesús, en ese momento y en esa oración, siente en su Corazón los dolores y las tristezas de
todos los hombres de todos los tiempos. Pesa sobre Él los tormentos de la Pasión, los dolores
físicos, morales, las afrentas. Parece en su interior que se le desgarra, como que se le desencajan los
huesos, con un choque entre la repugnancia al cáliz y no poder con él, y la voluntad absoluta de
beberlo. ¡Quiere beberlo! -"Si es posible pase este cáliz, pero no se haga mi voluntad". Con qué
voluntad padece Cristo, con qué firmeza.

Ahí aprenderemos, pegados a Cristo,


a estar con Él y velar con Él y orar con Él.
Estar junto a Él para ofrecernos a la obra de
la Redención. Eso es lo que Él quiere de
nosotros cuando nos pide que le
acompañemos: cooperar en la obra de la
Redención participando de sus actitudes
interiores, velando con Él. Y para eso,
escuchar su palabra: -"Quedaos conmigo y
velad conmigo". Y pegando así tu rostro al
de Cristo, estar junto a Él, participando con
Él de sus sufrimientos. Ese sufrimiento más
particularmente de ver el abandono de
personas a quienes Él concedió la gracias de
su amistad. Personas que durante un tiempo
vivieron cerca de Él, pero le han
abandonado. Le hace sentir la soledad en su
obra redentora: que lo que falta a su Pasión no es cumplido por aquellos a quienes toca. Y
saquemos la conclusión de aceptar nuestra misión de unirnos de veras a Jesucristo, aun cuando esa
aceptación rompa en nosotros nuestras comodidades y nuestro bienestar. Pero llegar ahí hasta
dentro, hasta el Corazón del Señor.

pg. 24
La soledad de Jesús y el silencio de Jesús en la Pasión, pueden ser para nosotros muy
elocuentes. No solo como ejemplo, sino
como invitación, a acompañarle, a
"ponernos junto a Él", a vivir con su Corazón
manso y humilde, nuestra propia vida.
Podemos contemplar también a Jesús atado
después de toda la noche de la agonía,
cuando es llevado ante el Sanedrín.

"Atado" (nuestro Dios


todopoderoso, Rey y el Dueño de todo),
delante de todos aquellos enemigos suyos
que buscan cómo condenarle a muerte. Y
viendo que aquello no marchaba, que no
había modo de condenarlo, el sumo
sacerdote, nervioso le dice: -"¿Nada
respondes a lo que éstos dan testimonio
contra Ti?" ¿No dices nada? No tenía nada
que decir porque no había ningún
testimonio fehaciente. Y aquí el evangelista
escribe la gran palabra que ha sido clave para muchas almas: "Jesús callaba", Jesús estaba en silencio.
El silencio de Jesús en la Pasión. Habla cuando se le pregunta con autoridad, atinadamente. Lo
demás, calla. El silencio de Jesús. Callar. Ahí han aprendido muchas almas a no quejarse, a no
murmurar, a no quejarse de nada ni de nadie, ni de sí mismos, ni por fuera ni por dentro, a vivir
en esa soledad silenciosa, con Cristo. Él lo pasó primero por nosotros, de forma que ya no hay
soledad, dolor, humillación, que yo pase solo. Cada uno puede decir: para que yo nunca esté solo,
Él ha querido pasar eso por mí, para acompañarme. Él ha descendido al lugar de los pecadores,
para "ahí" amar y obedecer al Padre por nosotros y para hacernos capaces de, unidos a Él, salir del
pecado.

Contemplar la Pasión de Jesús, en ocasiones puede "imponernos". Llega la Semana Santa y


uno puede tener la sensación de que "no sabe cómo estar". Hay muchas formas de rezar, pero sin
duda, una es ésta: acompañar a Jesús, velar con Él, unirnos a Él. Acercar nuestro corazón al Suyo,
para aprender de Él a dar la vida. Quien le contempla le acompaña, le consuela. Es una gracia que
hemos de pedir con humildad. Se trata de entrar en su intimidad, Él nos la tiene que comunicar.
Seguramente quiera comunicarnos muchas gracias, pero hemos de acercarnos, y perseverar en la
oración con Él.

pg. 25
pg. 26
VIERNES SANTO
PALABRA DE VIDA:

SANTO DEL DÍA


Beato Miguel Agustín Pro, S.J.

EXPLICACIÓN DEL DÍA


En este día los Oficios comienzan con un silencio de gran solemnidad y tristeza, con la
Postración del sacerdote: el sacerdote se postra en tierra en señal de duelo por la muerte de Jesús;
es un momento en el que podemos ponernos a los pies de la Cruz y pedir perdón a Jesús por todos
nuestros pecados, por los que Él ha muerto.
Hoy en el Evangelio se lee la Pasión entera. Al llegar a la muerte de Jesús todos nos
arrodillamos, ¡ha muerto por nosotros!
Las peticiones son largas y solemnes, hoy Dios Padre nos concede todo lo que le pidamos,
porque Jesús en la Cruz intercede por nosotros, por toda su Iglesia, por los creyentes y los que no
le conocen e incluso por los que van contra Él: “Perdónales, Padre, porque no saben lo que hacen”.
Después en la Adoración de la Cruz admiramos la obra tan grande de amor: Todo un Dios
hecho hombre para poder morir por nosotros y darnos de nuevo la amistad con el Padre… ¡cuánto
nos ha amado! Así todos pasamos a adorar su Cruz y besar a Jesús crucificado.
En estos Oficios no hay consagración, hoy no se celebra Misa, para recordar la ausencia del
Señor en la tierra desde su muerte hasta su Resurrección. Pero sí podemos comulgar y así recibir a
Jesús que hoy ha dado su vida por salvarnos. A partir de este momento, los sagrarios quedan
totalmente vacíos. El Señor no está, la Iglesia vela su sepulcro y acompaña a su Madre en su dolor.

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ORACIÓN
“Tomaron a Jesús, y él, cargando con la cruz, salió
al sitio llamado «de la Calavera» (que en hebreo se dice
Gólgota), donde lo crucificaron; y con él a otros dos, uno
a cada lado, y en medio, Jesús. Y Pilato escribió un letrero
y lo puso encima de la cruz; en él estaba escrito: «Jesús, el
Nazareno, el rey de los judíos.»
Los soldados, cuando crucificaron a Jesús, cogieron su
ropa, haciendo cuatro partes, una para cada soldado, y
apartaron la túnica. Era una túnica sin costura, tejida toda
de una pieza de arriba abajo. Y se dijeron: -«No la
rasguemos, sino echemos a suerte, a ver a quién le toca. » Así se cumplió la Escritura: «Se
repartieron mis ropas y echaron a suerte mi túnica.» Esto hicieron los soldados.
Junto a la cruz de Jesús estaban su madre, la hermana de su madre, María, la de Cleofás,
y María, la Magdalena. Jesús, al ver a su madre y cerca al discípulo que tanto quería, dijo
a su madre: «Mujer, ahí tienes a tu hijo.» Luego, dijo al discípulo: «Ahí tienes a tu madre.»
Y desde aquella hora, el discípulo la recibió en su casa.
Después de esto, sabiendo Jesús que todo había llegado a su término, para que se cumpliera
la Escritura dijo: «Tengo sed.»
Había allí un jarro lleno de vinagre. Y, sujetando una esponja empapada en vinagre a una
caña de hisopo, se la acercaron a la boca. Jesús, cuando tomó el vinagre, dijo: -«Está
cumplido.» Inclinando la cabeza, entregó el espíritu.
Los judíos entonces, como era el día de la Preparación, para que no se quedaran los cuerpos
en la cruz el sábado, porque aquel sábado era un día solemne, pidieron a Pilato que les
quebraran las piernas y que los quitaran. Fueron los soldados, le quebraron las piernas al
primero y luego al otro que habían crucificado con él; pero al llegar a Jesús, viendo que
ya había muerto, no le quebraron las piernas, sino que uno de los soldados, con la lanza,
le traspasó el costado, y al punto salió sangre y agua. El que lo vio da testimonio, y su
testimonio es verdadero, y él sabe que dice verdad, para que también vosotros creáis. Esto
ocurrió para que se cumpliera la Escritura: «No le quebrarán un hueso»; y en otro lugar la
Escritura dice: «Mirarán al que atravesaron.»
Ideas para la oración:
 Jesús carga con la Cruz, una Cruz que no merece, la merecía yo, que por mi pecado
merecía un castigo, pero Dios en su gran misericordia quiso cargar con mis pecados,
hacerlos suyos para que yo fuera salvado. A eso vino al mundo, a cargar con mis
ingratitudes, mis desprecios, mis flojeras y mis traiciones, y todo desde el amor
infinito hacia mi, por amor a mi abraza la Cruz, la besa y camina hacia el
Calvario. Agradece a Jesús su entrega y su amor por ti ¿cómo puedes ayudarle a
llevar la Cruz, tu Cruz?
 Jesús nos enseña a llevar la Cruz, seguro que tienes una cruz o varias cruces en tu
vida, personas, situaciones, enfermedades… que son sufrimientos que te pesan en

pg. 28
el corazón. Mírale a Él y mira tu cruz, y abrazala como Él, no estás sólo. Él ya llevó
la Cruz y sabe lo que es y camina contigo, no estás solo. Une tu cruz a la de Jesús.
 “Mujer, mira es tu hijo”...”Mira es tu Madre” Utiliza el verbo mirar, es un verbo de
revelación, Jesús nos revela quién es su Madre y nuestra Madre. Y sabiendo que
María siempre cumplió la voluntad de Dios, y aquí le pide que “mire a su discípulo”,
podemos ver cómo María no deja de mirarnos, en el Cielo sigue mirnados y
cuidando de nosotros, su Hijo se lo pidió. Y de tu parte ¿sigues mirando a María?
¿La ves como una mamá que te ama inmensamente? La mirada de María no se
aparta de ti ¿la tuya se aparta para no mirarla a los ojos?
 “Tengo sed” Jesús tiene sed de ti, de tu amor de que dejes de mirar a ti mismo para
mirarle a él y saciar la sed que Él tiene de tu alma, de tu amor. Jesús el agua viva,
tiene sed, porque te necesita, está dando la vida por ti, y quiere que tu lo sepas, lo
entiendas (hasta donde se puede porque es un amor tan infinito…) Cuéntale los
propósitos que tienes de saciar su sed, de corresponder a tanto amor. Y también de
llevarle almas que sacien su sed. Si tu también tienes sed de Él dile que calme tu sed
que sea como una fuente de agua fresca en tu alma que está seca y herida de la
sequedad.
 El Corazón traspasado de Jesús, abierto para que podamos entrar en Él. Salió Sangre
y agua simbolizando los sacramentos, el bautismo y la Eucaristía, e incluso al
nacimiento de la misma Iglesia. No sólo ha entregado su vida en la Cruz, sino que
además cuando ya ha muerto, le traspasan el Corazón, es el dar la vida hasta lo
último. Da la vida para que yo tenga vida, ¿valoro la Eucaristía como el regalo que
me deja Jesús en su muerte? Es su don final, dejá lo mejor.
 “Tanto el que lo vio y sigue bajo el efecto de aquella mirada, dio un testimonio que
sigue siendo válido” El golpe de la lanza, por mucho que fuera el golpe de gracia
antes de entregar el cadáver a la familia del reo, ha sido innecesario y cruel, pero
Dios lo aprovecha para revelar al “discípulo” más profundamente cómo es Dios por
dentro: Dios es amor de caridad, hasta la donación total de sí mismo. Termina la
oración ofreciendo a Jesús tu persona para que también des testimonio en Misiones
y el el mundo del amor de Jesús. Pídele que tu vida está siempre bajo el efecto de
su mirada.
Reflexión
Contempla a Jesús subiendo hacia el Calvario, se abraza a la Cruz y echa a andar. Se acerca
el Cirineo a ayudarle, contempla cómo le mira Jesús, él, desconcertado, comienza a descubrir quién
es Jesús.
Llegados al lugar preparado, le ordenan que se eche en el suelo, y Él con una mansedumbre
que impresiona, se tumba sobre la cruz y extiende sus brazos para ser clavado. Jesús reza, “Padre,
perdónalos.” ¿Cómo sería la escena que en el último instante de su vida un criminal se atreve a
pedirle a su compañero de suplicio que se acuerde de él. Oye como dichas a ti estas palabras: “Hoy
estarás conmigo”.

pg. 29
Ahora hablas tú:

pg. 30
REUNIÓN DEL DÍA viernes: Seguir a Jesús, sin mediocridad, buscando su voluntad.
(BS 385, 411; R. 1; S. M. II).
Este único fin de la C.M. se concreta en dos aspectos: santificación personal y apostolado
al servicio de la Iglesia.
Hoy el Salvador te mira seriamente y pregunta a cada uno: ¿Quieres permanecer fiel al
Crucificado? Si hablamos de santidad, de la mayor gloria de Dios, de apostolado, de servicio a la
Iglesia… no podemos quedarnos con una mediocridad fría… con un seguimiento de Jesús como
quien va arrastrándose por el piso… ¿Quieres verdaderamente ser suyo? Piénsalo bien! No
necesitamos mediocres, mercenarios…

¿Qué significa ser mediocres en el seguimiento del Señor?


¿Crees que son muchos los jóvenes que siguen así a Jesús?
¿Qué significa ser mercenario?

¿Qué tipo de jóvenes necesita Jesús hoy en día?

¿Crees que ese joven va a ser plenamente feliz? ¿Podrías ser tú un joven así? ¿Qué
necesitarías para serlo? ¡ Él cuenta contigo! ¿Eres consciente de esto?

pg. 31
El mundo está en llamas. El combate entre Cristo y el Anticristo ha estallado abiertamente.
Ante ti cuelga el Salvador en la Cruz porque se hizo OBEDIENTE hasta la muerte. Él vino
al mundo no para hacer su voluntad sino la voluntad del Padre. ¿Tú vas a seguir en todo tu capricho
o quieres buscar la voluntad de Dios?

¿Has pensado alguna vez qué quiere Dios de ti?


¿Por qué crees que es importante cumplir la voluntad de Dios?
¿Cuál es la misión para la que el Señor te ha llamado a la vida?
¿Cómo puedes buscar y hallar la voluntad de Dios en tu vida?

¿Crees que la oración puede ser un medio para esta búsqueda y encuentro de la voluntad de
Dios?
Decimos que no se puede amar lo que no se conoce, ¿por qué la oración es el medio para
enamorarse más de Jesús, para amarlo más?
¿Rezas así frecuentemente? ¿Qué te cuesta de la oración? ¿Qué te ayudaría?

pg. 32
SÁBADO SANTO
PALABRA DE VIDA:

SANTO DEL DÍA


San Estanislao de Kostka S.J.

pg. 33
EXPLICACIÓN DEL DÍA
La celebración de la Pascua comienza fuera de la Iglesia, en la oscuridad de la noche que
representa el pecado. En medio se enciende un gran fuego que representa la Vida que nos da Jesús
Resucitado. El sacerdote bendice el fuego y luego toma el cirio en el que traza la cruz y le introduce
cinco clavos y lo enciende: el Cirio es símbolo de Cristo que alumbrará toda la Vigilia y toda la
Pascua. Él es la luz del mundo. Es impresionante ver cómo esa llama del cirio sola, ya rompe la
negrura. Es la luz de Cristo que derrota cualquier oscuridad en nuestra vida. Por eso, los que
queremos participar de su luz, encendemos nuestras velas de su llama, Él nos da la luz. La luz se
propaga… (¡eso es ser misioneros!)

Estando ya toda la Asamblea en la Iglesia, se proclama el Pregón Pascual. Es un texto muy


antiguo con el que los creyentes desde los primeros tiempos de la Iglesia, proclaman cómo todo
lo que ha ocurrido en la Historia de la Salvación anunciaba ya la Resurrección de Jesucristo y cómo
toda la Creación se alegra por esta Noche Santa.

En las lecturas se recorre toda la historia de la Salvación, las promesas de Dios de salvarnos,
las profecías que anuncian al Mesías… y, de repente, la Iglesia entona el ¡Gloria! y el ¡Aleluya! y se
prenden todas las luces de la Iglesia: ¡Jesucristo resucitó y así cumplió todo lo prometido! Esto es
lo que anuncia el Evangelio que se lee en seguida.

Luego tiene lugar la liturgia bautismal. El bautismo es la participación en lo que Jesús ha


vivido estos días, es la participación en su muerte y resurrección, por el Bautismo renunciamos al
pecado y nacemos a la vida de amistad con Dios, que es la gracia. Si hay catecúmenos para bautizar,
se sigue reza por ellos con las Letanías de los Santos y luego se celebra el bautismo. Después todos
los ya bautizados renovamos las promesas del Bautismo, es decir, nuestra promesa de vivir como
hijos de Dios que somos, como el mismo Jesús y se asperja a toda la Asamblea mientras se cantan
canciones que hablan de agua que brota para la Vida.

Y todo culmina con la liturgia Eucarística. Es la última parte de la celebración. Reunidos


alrededor de la mesa del Señor, después de haber sido iluminados por Su luz, consolados por Su
Palabra y rociados con el agua que nos da vida y nos recuerda que somos hijos de un mismo Padre,
nos disponemos a compartir el Cuerpo y la Sangre de Aquel que murió en la cruz para redimirnos
y resucitó para darnos vida eterna. Recibir en esta noche la Comunión es saber que estás
comulgando a Aquel que tiene el poder de alumbrar tu tiniebla, destruir tu pecado, derrotar la
pg. 34
muerte. Comulgar es tener un encuentro personal con el Resucitado, con Aquel que te da Su
perdón, Su palabra, Su misericordia, con Aquel que no vino a juzgarte ni a condenarte, sino a
entregar Su vida por ti.

Al terminar la celebración se añade una nota gozosa a la despedida: 'Pueden ir en paz,


¡Aleluya, Aleluya', a lo que se responde: 'Demos gracias a Dios, ¡Aleluya, Aleluya!'

ORACIÓN del día: Sábado Santo


Virgen María, hoy me pongo ante ti. Roto de dolor, de vergüenza… pero contigo. Ayer
fuiste al Huerto donde enterraron a tu Hijo. Te hiciste gran fuerza para arrancarte de allí.
Volviste aquella tarde camino de la Ciudad. Pasaste de Nuevo por el Calvario y se te
removió el Corazón de dolor con el recuerdo. Juan te acompañaba. Quién fuera Juan para
estar a tu lado! Llegaste a la casa y allí, donde nadie te miraba rompiste a llorar. Viste la
mesa en que había cenado Jesús con sus amigos… y ninguno estaba allí, solo Juan te
acompañaba. Qué solo se quedó Jesús, y qué sola estás Tú.
Déjame estar contigo. Enséñame a ponerme, en silencio a tu lado, escuchar lo que dices,
recoger tus lágrimas…
Pero tus lágrimas no son de desesperación. Tú crees en las palabras de Jesús… Cómo pasan
por tu memoria todo el día de ayer, día de dolor, yendo y viniendo con Él a los tribunals,
la presencia de Hijo cuando Pilatos le present al pueblo azotado, Coronado de espinas,
sangrando; viste la Mirada de tu Hijo en aquel
encuentro camino del Calvario, las largas horas
viéndole morir al pie de la cruz. Cómo te repites
a ti misma la admiración por su silence, su
obediencia al Padre Eterno, su amor a los
hombres, y todo lo repites admirándote y
grabándolo en tu Corazón… Que yo también lo
aprenda… Cómo recuerdas el momento en que
lo bajan de la Cruz… No querías abandoner tu
puesto junto a tu Hijo, sino perseverar con Él
hasta el final. Cómo llorabas al ver a Jesús
muerto, aunqeu tu alma estaba serena en la
esperanza.
En ti “obró cosas grandes el que es Todopoderoso” y grande fue tu dolor como la gracia
que recibiste de Dios, como el Amor.
Qué pobres habrían quedado las exequias del Señor, a pesar de que los ángeles invisibles
lloraban su muerte, si no le hubieran acompañado las lágrimas de su Madre, la que más lo
conocía, la que más le amaba entre todos los hombres. Cómo agradecería Dios las lágrimas
de su Madre!
Todos los presents miraban a María, buscaban palabras para poderla consolar… como yo
ahora… pero solo puedo entonar mi silencio roto por las lágrimas… Y la Virgen sonrió a
sus amigos, a los amigos de su Hijo, agradecida.
pg. 35
A estos amigos, como a mí, al principio les daba vergüenza prque habían sido cobardes, se
habían Escondido en sus casas mientras acusaban y mataban a Jesús, habían huído… Les
daba vergüenza estar ante la Madre de Jesús; pero ella les sonrió, agrdecida. Ahora le
pedían perdón, no con palabras, sino tratando con cariño el cuerpo de Jesús

REUNIÓN DEL DÍA sábado: Regla de vida


Retomamos:
Este único fin de la C.M. se concreta en dos aspectos: santificación personal y apostolado
al servicio de la Iglesia.
Y esto …no es porque tú lo hayas decidido… Él te ha invitado, te está invitando!!
Tu Salvador cuelga ante ti con el Corazón abierto. Él ha derramado toda la Sangre de su
Corazón para ganar el tuyo.
Los brazos del Crucificado esán extendidos para atraerte hasta su Corazón. Él quiere tu vida
para regalarte la Suya.

¿Eres consciente de que Él está buscándote constantemente, que te espera, que te llama, que
sueña contigo?

pg. 36
¿Por qué crees que el demonio se contenta con que seamos “buenecitos”?

San Ignacio es un medio para conseguir una de las cosas que más podemos desear: vivir nuestra
vida cotidiana con Jesucristo. Para ayudarnos, nos enseña el examen de conciencia.
Es frecuente que encontremos dificultades si no sabemos enfocarlo bien. El examen es el ejercicio
diario de discernimiento.
Lo característico del discernimiento cristiano es que está basado en la experiencia: el
discernimiento de espíritus es un cerner (tamizar, filtrar, separar) las experiencias internas para
rastrear su orientación, y así determinar su origen, si son de Dios, para abrazarlas y hacerlas propias;
si del mal espíritu, para rechazarlas. A lo largo del día el Señor ha ido hablándonos de mil maneras,
ha actuado en nuestras vidas, se trata ahora de pararnos para reconocer y secundar su acción en
nosotros.
¿Qué puede ayudarnos?
- No olvidar la acción de gracias: En nuestra vida, la primacía o iniciativa la tiene Dios: Él es el
que está siempre viniendo a nuestras vidas con sus dones, su gracia, su amor y su poder; nuestro
papel es el de recibirle activamente a Él y a su acción salvadora.
Por eso, para situar nuestro "examen de conciencia" en su contexto apropiado, nos ayuda
comenzar reconociendo la venida del Señor a nuestras vidas, los momentos en los que Él nos ha
salido al paso, sus dones, su gracia, su acción dentro de nosotros. Y, al darnos cuenta de que
durante ese día ha estado a nuestro lado le damos gracias.
- Experiencia: Después hemos de fijamos en la experiencia real del día, en los sucesos agradables
y desagradables, en lo cotidiano y en lo novedoso. Durante el día nos cuesta más por la prisa, las
preocupaciones, las mil cosas que tenemos que hacer. Ahora se trata de pararnos con el Señor y
preguntarle: ¿Qué me quieres decir con eso? ¿Cómo puedo amarte en estas circunstancias? ¿A qué
me estás invitando?
A veces nos cuesta aceptar las cosas como son, como han sucedido (aceptar mi verdad, cómo
soy, cómo he reaccionado) y podemos caer en excusas de autojustificación, en echar la culpa a
otros o simplemente ignorar lo que pasa. Esto no nos beneficia, al contrario, nos impide seguir
avanzando en nuestro camino hacia Dios. El examen nos ayuda a esto: a aceptar conscientemente
nuestra experiencia real y concreta, cualquiera que sea, y a vivirla con el Señor. Podemos entregarle
todo: lo bueno y lo malo, abandonar en su misericordia nuestro día tal y como ha sido y saber
que Él nos perdona y nos abraza de nuevo. Podemos decirle: Señor, te doy lo que tengo y lo que
soy, pero estoy dispuesto a más, a amarte más y a servirte más.
Resumiendo podríamos decir que el "Examen de Conciencia": es, en la oración, una
reorientación del corazón que comienza por la acción de gracias, y pasa seguidamente a centrarse
en el Señor por medio de la propia experiencia real y conscientemente aceptada, para seguir
caminando con Él en nuestra vida cotidiana.

pg. 37
 Dirección espiritual:
poder caminar hacia el Señor. En la dirección se presentan con sencillez los deseos que vamos
encontrando en nuestro interior, gustos o dificultades en la oración. Muchas veces las tentaciones
se pasan con sólo contarlas al director. Al demonio no le interesa nada que lo hagamos, por eso
trata de disuadirnos haciéndonos pensar que nos va a dar mucha vergüenza contarlo, o que “total
me va a decir lo de siempre”.

¿Tienes ya director espiritual? ¿En qué te ayudaría tenerlo?

1 ¿Cuál es la mejor hora en la que puedes hacer tu oración (al menos 15 minutos)?

2. Vida de sacramentos. Confesión y Misa.


¿Cada cuánto tiempo te vas ha confiesar? ¿Tienes confesor habitual?

3 Examen de conciencia: buscando dónde te ha salido al encuentro el Señor y cómo les has
respondido

4 Dirección espiritual. Pídele al Señor que te ilumine, que te ayude a encontrar alguien
con quien dirigirte.Piensa ahora en quién podría ser tu director espiritual.

Reunión final, puesta en común:


Escribe a modo de eslogan, una frase que resuma estas misiones:

pg. 38
¿Qué te llevas de estas misiones y puedas compartir con los demás?

¿Cuál ha sido el momento en el que más te has encontrado con Cristo?

¿Qué te ha dicho Jesús estos días?

El demonio va a intentar volver a separate del Señor, que todo lo que has vivido estos días se todo has
vivido estos días se te olvide… que le dejes tú también como en su momento le dejaron los apóstoles…
¿Qué vas a hacer tú para no perder ese encuentro con Jesús?

pg. 39
¿Estás dispuesto a lanzarte a la santidad? ¿Qué medios concretos vas a poner para ello?

pg. 40

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