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A continuación se presenta un texto tomado de CERASI, Maurice (1990); El espacio colectivo de la ciudad.

Barcelona: Oikos-Tau. p.87 ss. Como se trata de citas textuales, lo que está escrito entre corchetes [ ] corresponde

a los aportes del autor del blog, así como las notas [sic] corresponden a posibles errores de ortografía o gramática

encontrados en el texto original.

El concepto de espacio colectivo


El espacio colectivo de la ciudad puede ser definido como el sistema unitario de espacios y de edificios

englobados en el territorio urbanizado que tienen una incidencia sobre la vida colectiva, que definen un

uso común para amplios extratos [sic] de la población y que constituyen la sede y los lugares de su

experiencia colectiva.

El concepto es ciertamente una pura convención: el espacio colectivo no existe como hecho físico unitario

y reconocible. [...] cubre más una serie de atribuciones de uso que una relación de elementos físicos

fácilmente clasificables. No es casual que los análisis geográficos e históricos no mencionen el espacio

colectivo, [...], mientras que en cambio describen el espacio abierto, el centro de la ciudad, los

monumentos dominantes: es decir, describen los componentes del espacio colectivo.

[...] El término [espacio colectivo] agrega de forma significativa una serie de elementos y de categorías

que de otro modo aparecerían sin interconexiones, mientras que todos juntos tienen una doble incidencia

sobre la ciudad.

[...]

[...] son más que simples elementos de viabilidad [se refiere a las vías públicas de la ciudad], escuelas o

parques, y resultan en su conjunto y por sus interrelaciones representativos de la vida colectiva. Por

consiguiente, parece importante la reconocibilidad [sic] arquitectónica de los lugares donde se desarrolla la

vida colectiva: para actuar de una forma tan compleja deben ser obviamente legibles.

[...]

[...] para atraer aquí nuestra atención está la manera en que los espacios abiertos, los edificios públicos,

los monumentos, se convierten en un un hecho colectivo y el modo en que todos ellos inciden los unos

sobre los otros y todos juntos sobre la formación de la ciudad justamente por su esencia de hechos

colectivos.

En la definición del “espacio colectivo” descubrimos en primer lugar un factor cuantitativo: un espacio es

tanto más significativo para la colectividad cuanto más amplio es el número de ciudadanos que lo utilizan

o que lo conoce, cuanto más largo es el período histórico durante el cual ha ejercido su influencia. [...]
Existe un factor cultural: la atribución histórica y social de significados a aquella función, espacio o edificio.

El papel de la plaza Santísima Anunciata, en nuestra idea y en nuestro conocimiento de Florencia [Italia],

es infinitamente superior a sus dimensiones y a su posición, y también al flujo de ciudadanos que la

atraviesan cada día. [...]

Hay también un factor espacial y geográfico: la inserción en la ciudad y en el territorio, y la magnitud del

espacio, la centralidad geográfica o arquitectónica, el vínculo con un recorrido importante, facilitan e

incluso exaltan el flujo colectivo.

La imagen de la Plaza de la SS. Annunziata en este antiguo grabado, no es muy diferente a


la vista actual. Asimismo, su carácter como espacio colectivo de la ciudad de Florencia, se
ha conservado.

Se puede comprender entonces como [sic] la definición del conjunto de los “espacios colectivos”

desciende de un específico modo cultural, histórico, geográfico y espacial, en función de vivir el espacio

urbano en un determinado período, en una determinada ciudad, de atribuir significados y jerarquías de

uso o de cultura a las partes de la ciudad.

[...]

¿Cuáles son las componentes del espacio colectivo? ¿Y cuál es el material para la constitución de un

espacio colectivo nuevo? La respuesta deberá tener en cuenta dos puntos: a) la realidad geográfica e

histórica de la ciudad (¿Cuáles son los componentes y las funciones colectivas del espacio urbano?

¿Cuál es la estructura?) b) el plan de la entidad pública (¿Sobre qué elementos se quiere y se puede
intervenir?); c) las reivindicaciones sociales y el disfrute social (¿De qué elementos y de qué modo tienden

a apropiarse?)

[...]

La medición de la cantidad y de las dimensiones de los componentes el espacio colectivo actual de la

ciudad, la descripción del modo en que estos se constituyen físicamente en el espacio (agregaciones,

distribución, forma de la edificación), son etapas obligatorias de este iter analítico [el proceso del análisis].

A continuación se presenta un texto tomado de CERASI, Maurice (1990); El espacio colectivo de la ciudad.

Barcelona: Oikos-Tau. p.87 ss. Como se trata de citas textuales, lo que está escrito entre corchetes [ ] corresponde

a los aportes del autor del blog, así como las notas [sic] corresponden a posibles errores de ortografía o gramática

encontrados en el texto original.

Los componentes del espacio colectivo


¿Qué funciones y qué hechos físicos entran en la definición del espacio colectivo? [...] La definición es

posible solamente para un determinado momento histórico, en una determinada sociedad. [...]

[...]

Una serie de categorías y elementos de la estructura urbana:

- los espacios y los edificios públicos,

- las actividades centrales y las áreas centrales,

- los monumentos,

- los servicios urbanos,

- las áreas verdes y el espacio abierto,

entran en relación con el concepto de espacio colectivo, pero no por eso coinciden con él.

1. El espacio público tiene el papel de protagonista en la constitución del espacio colectivo de la ciudad

moderna. Desde el siglo XVIII en adelante, la intervención de la institución pública (municipio y Estado)

sobre los elementos que constituyen el espacio colectivo crece enormemente pero aparece de una forma

fragmentada en operaciones a menudo inconexas (viabilidad, monumentos, edificios públicos,

infraestructuras subterráneas, concesión de licencia a los locales públicos).

[...] Los elementos públicos (suelo, edificios) proporcionan las infraestructuras indispensables, indican

directrices de desarrollo y, en el mejor de los casos [...], trazan un verdadero modelo de desarrollo nuevo.
Casi nunca, sin embargo, se alcanza [...] invertir las pretensiones de la ciudad a absorber todos los

elementos colectivos dentro del suelo público.

Rue de Rivoli, París (Francia)

Una amplia serie de actividades que forman el tejido conjuntivo de la vida colectiva como el comercio, el

tiempo libre y la vida cultural, están dominadas por la iniciativa y por el capital privado. [...] En la ciudad

occidental la vida colectiva se completa en gran parte fuera del suelo público.

[...] por otro lado tampoco todos los equipamientos públicos y todo el suelo de propiedad pública son

convenientes para nuestra definición de espacio colectivo: en buena parte están constituidos por

elementos funcionales especializados y “cerrados” (mataderos, nudos ferroviarios, red subterránea de

servicios). Todos ellos tienen una función infraestructural [sic] y no están abiertos al público ni están

comprometidos por un uso colectivo extendido.

2. El desarrollo del terciario y sobre todo del comercio y de las actividades directivas condiciona económica y

funcionalmente el desarrollo de la ciudad capitalista. El núcleo central de las áreas urbanas (el “corazón”)

vive a ritmos inigualables por otros “órganos” del organismo urbano. Las mismas leyes de concentración

de las actividades “centrales” -coincidentes por otro lado con la concentración de valores inmobiliarios-

exaltan esta intensidad. En efecto, estas actividades absorben la casi totalidad de la vida colectiva urbana

en sus manifestaciones más tangibles.

De ahí una cierta insistencia en los estudios sobre la centralidad del espacio colectivo contemplada como

la existencia de un punto central y la tendencia en hacer coincidir el problema del “centro” de la ciudad con

el de sus núcleos terciarios.


[...]

[...] la coincidencia o la autonomía de los dos hechos (centralidad y uso colectivo de los lugares), o bien la

desaparición de uno de ello, subraya a especificidad de cualquier situación urbana [...].

3. En la imagen de la ciudad occidental, los lugares monumentales tienden a asumir un significado colectivo

y a asociarse a la idea de las áreas centrales, ricas de sucesos históricos. [...] en este caso se trata

solamente de una imagen, [...], totalmente parcial, que refleja el empobrecimiento arquitectónico y cultural

del conjunto de los territorios urbanizados. [...]

En la ciudad preindustrial, viviendas nobiliarias, edificios para el culto, edificios públicos, puntos nodales

del espacio de la ciudad, enteros fragmentos urbanos, pueden ser considerados como “monumentales”

por su interés arquitectónico [...]

[...] De este modo, en todos los centros históricos se definen hoy como “monumentales” solamente porque

sobresalen del contexto de la ciudad moderna y del territorio moderno.

Ciertamente, sería más lógico definir como “monumentales” los lugares y los edificios que demuestran

una fuerte persistencia en la estructura de la ciudad, tanto porque tienen la capacidad de mantener sus

características arquitectónicas a través de las vicisitudes funcionales y de vida urbana, como porque

influyen en los trazados de la ciudad y los asentamientos posteriores.

Ahora bien, estos caracteres no se refieren solamente a los edificios del pasado. En el proyecto de partes

nuevas de la ciudad se plantean idénticas opciones de persistencia y posibilidades análogas de

influencias sobre el tejido a través de hechos sobresalientes. [...]

4. En la praxis proyectiva y urbanística, incluso reciente, se tiende a aislar los servicios urbanos de las

actividades y de los lugares centrales; estos están concebidos como complemento indispensable de las

viviendas y de los barrios, y están por esto conectados conceptual y geográficamente solamente con el

sistema residencial. El concepto de servicios urbanos es un concepto nuevo.

[...]

Solamente cuando se recupera, paralelamente a la voluntad y a la capacidad de la entidad pública de

intervenir en la formación de la ciudad, un análisis más complejo de la realidad urbana, los equipamientos

escolares, deportivos, de verde público, se delinean como momentos integradores y no separados de una

forma más elevada de vida urbana.

5. Las áreas verdes y los espacios abiertos entran en la categoría de los servicios (y de las obras de

urbanización), y es por lo tanto válido todo lo que hamos dicho sobre estos últimos. Por otro lado, en
cambio, y especialmente el espacio abierto, deben ser contemplados como componentes primarios del

espacio público de la ciudad occidental.

Central Park, New York (Estados Unidos)

En la traducción [sic] [debería decir tradición] occidental, los espacios abiertos han jugado un papel doble

de “embellecimiento” de la ciudad [...] y, durante un largo período, de único objeto sobre el cual ejercer la

intervención pública. Desde a Roma imperial en adelante, en la ciudad occidental la predominancia de la

propiedad privada y de las altas densidades residenciales, en cualquier fase de su construcción y su

desarrollo, ha sido tal, que ha limitado la función colectiva a la construcción de algunos edificios religiosos

y públicos [...], y a la coordinación y a la regulación pública del vacío entre edificio, calle, plaza. [...]

El espacio colectivo se define por negación, como espacio liberado, expropiado del uso privado. Su

arquitectura está determinada por las dimensiones de los edificios que lo rodean y que no son

necesariamente públicos o colectivos.

[...]

El modelo occidental evidentemente no es universal; es el producto de la difícil relación entre propiedad

privada y uso público, que contienden de forma muy estrecha por cualquier palmo de suelo urbano; [...].

[...]

[...] vemos como [sic] el espacio colectivo de la ciudad no puede coincidir completamente con una sola

función o con una sola categoría tipológica; debiera contemplarse mejor como una combinación compleja

de funciones y de elementos.
El espacio colectivo de la ciudad se ha concretado en cada época en torno a una específica combinación

de funciones emergentes.

Esta combinación tiene su propia dimensión histórica, [...]. En un momento en que las luchas sociales y el

desarrollo económico tienden a modificar los elementos urbanos, es necesario distinguir entre factores

constantes y factores contingentes sobre los cuales intervenir. No podemos dejar de lado el potencial de

algunas formas históricas del espacio colectivo que pueden incluirse en un nuevo contexto urbano y

funcional, modificando las funciones que hasta entonces les había sostenido, pero conservando sus

caracteres arquitectónicos. [...]

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