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El porcentaje de peso corporal que genera el agua se aproxima a 60% en varones, 50% en mujeres, y
65 a 75% en neonatos y lactantes. Las mujeres tienen la proporción más baja de agua corporal debido
a que cuentan con una cantidad mayor de tejido adiposo que los varones. En ambos sexos el agua
constituye cerca de 72% de la masa corporal magra (libre de tejido graso). En un varón de 60 kg, el
volumen de agua corporal total (ACT) es de casi 36 L. Este volumen se distribuye en distintos
compartimentos. Cerca de 66.6% del ACT se ubica en el compartimento del líquido intracelular (LIC), y
33.3% se localiza en el compartimento de líquido extracelular (LEC).
El LEC se halla fuera de las células. De los 12 L que constituyen el LEC, 3 L se encuentran dentro de
los vasos sanguíneos y constituyen el líquido intravascular o plasma, en tanto el resto se distribuye en
torno a las células, como líquido intersticial, separado del líquido intravascular sólo por las paredes de
los vasos sanguíneos. Parte del LEC se localiza en compartimentos especializados, y se denomina
líquido transcelular. Algunos ejemplos son el líquido cefalorraquídeo, sinovial, pleural, pericárdico,
peritoneal, intraocular, las secreciones gastrointestinales y orina.
El volumen de distintos compartimentos puede cuantificarse al inyectarles una sustancia indicadora,
para luego calcular el volumen de distribución a partir de la dilución que desarrolla. La sustancia
indicadora debe tener ciertas características. Para la cuantificación de los compartimentos corporales
del líquido, la consideración más relevante es que el indicador debe mantenerse confinado al
compartimento cuyo volumen ha de cuantificarse, y debe diluirse de manera uniforme en el líquido de
ese compartimento. Es importante considerar que el indicador no debe ser tóxico, no debe modificar
(por medios farmacológicos o de otra manera) el volumen de líquido, no debe metabolizarse,
modificarse o excretarse en grado significativo en un periodo corto, y debe ser fácil de identificar en el
laboratorio.
Los compartimentos cuyos volúmenes sólo pueden calcularse de forma indirecta son el LIC (volumen
de ACT -volumen de LEC) y líquido extravascular (volumen de LEC - volumen plasmático).
Osmolaridad de los líquidos corporales. La osmolaridad de los líquidos corporales en condiciones
normales es cercana a 290 mOsm/L (se trata de una medida del número de partículas de soluto que
existen en el líquido, y una medida indirecta de la presión hidrostática que la solución podría generar).
Algunos iones, como potasio (K+), magnesio (Mg2+) y fosfato (PO4 3-) predominan en el espacio
intracelular. Otros, como sodio (Na+), cloro (Cl-) y calcio (Ca2+) predominan fuera de la célula y
contribuyen en grado importante a la osmolaridad del LEC.
La osmolaridad corporal total puede calcularse mediante la adición de las concentraciones
milimolares de Na+ (140), K+ (5), Cl- (100), bicarbonato (HCO3 -, 25), glucosa (5) y urea (5), a la que
deben agregarse otras 10 mmol, que corresponden a otros iones menos abundantes. De manera
alternativa, puede calcularse con rapidez con la fórmula:
2 x concentración de Na+ + concentración osmolar de glucosa + concentración osmolar de urea
Esta fórmula resulta conveniente para calcular con rapidez la osmolaridad del líquido corporal cuando
se incrementa en forma alarmante al existir hiperglucemia o uremia.
Las proteínas no contribuyen en grado relevante a la osmolaridad del líquido corporal, puesto que su
concentración molar es baja. Sin embargo, la presión oncótica (la presión osmótica que generan solutos
que no pueden atravesar la membrana) de las proteínas plasmáticas desempeña un papel importante
en el desplazamiento de agua a través de la membrana celular y las paredes capilares.
Sangre
El organismo contiene casi 5 L de sangre, de los cuales cerca de la mitad corresponde a agua. Una de
las funciones de la sangre es el transporte de gases respiratorios (O2 y CO2), nutrimentos, metabolitos
y hormonas, hacia y desde las células del organismo. Provee defensas contra la infección y participa
en el mantenimiento de la temperatura corporal, y los equilibrios ácido-base e hidroelectrolítico.
Cuenta con un mecanismo integrado (hemostasia) para impedir su propia pérdida hacia fuera del
organismo.
Composición de la sangre. La sangre está constituida por elementos formes (celulares; 45%) y plasma
(55%). Éstos pueden separarse mediante la centrifugación de la sangre entera a una velocidad de ~1
000 G (que suele ser equivalente a ~3 000 rpm en una centrífuga pequeña). La mayor parte de los
elementos formes de la sangre corresponde a células rojas o eritrocitos. Otros elementos formes son
los leucocitos (células blancas de la sangre), y plaquetas o trombocitos.
El plasma contiene sustancias innumerables en solución, entre las cuales las proteínas (las proteínas
plasmáticas) son un componente importante.
El plasma contiene, entre otras sustancias, proteínas para la coagulación. De ahí que, al igual que la
sangre, el plasma se coagule si permanece sin movimiento. El plasma que carece de proteínas de la
coagulación se llama suero. Éste se obtiene al permitir que la sangre entera se coagule. Al tiempo que
el coágulo se vuelve más firme, se contrae y expulsa al suero. El suero tiene la misma composición
que el plasma, excepto porque en él los factores de coagulación ya se consumieron, y cuenta con una
concentración mayor de serotonina que deriva de la degradación de las plaquetas durante la
coagulación.
Hemograma normal:
Eritrocitos Varones 5.5 (+ 1.0) millones/μL
LA SANGRE
La sangre es un líquido complejo que consta de plasma, un líquido extracelular rico en proteínas y elementos formes: eritrocitos, leucocitos y
plaquetas. El volumen de sangre total es de unos 70 ml/kg de peso en una mujer adulta y de unos 80 ml/kg de peso en un hombre adulto.