Vistos: Por sentencia de cinco de abril del año en curso, el Juzgado de Garantía de Angol condenó a Víctor Florencio Aravena Arias, como autor del cuasidelito de homicidio de Ramón Córdova Torres, cometido el 18 de agosto de 2009, a cumplir una sanción de quinientos cuarenta días de reclusión menor en su grado mínimo, accesoria de suspensión de cargo u oficio público por el tiempo de la condena y a la suspensión de su licencia de conducir por 18 meses. Se le otorgó el beneficio de la remisión condicional de la pena por el mismo lapso de la condena y se le impuso el pago de las costas de la causa. En contra de esta sentencia, la defensa del acusado dedujo recurso de nulidad asilado en la causal de la letra a) del artículo 373 del Código Procesal Penal como principal, y en forma subsidiaria, en la causal que contempla la letra e) del artículo 374 del mismo código, solicitando en la parte petitoria, que se anule el juicio y la sentencia, disponiéndose la realización de un nuevo juicio por tribunal no inhabilitado. A fs. 58 se fijó audiencia para el conocimiento del recurso, cuya acta rola a fs. 62. CONSIDERANDO: PRIMERO: Que por la causal que se ha deducido en forma principal, la defensa sostiene que ha existido infracción de garantías y derechos establecidos en la Constitución Política y en los tratados internacionales vigentes, por haber formulado el juez ?múltiples preguntas a los testigos y peritos, sin apego y con infracción de lo previsto en el art. 329 del Código Procesal Penal, lo que ocurre cuando el Tribunal procede a examinarlos o interrogarlos, como si fuera un litigante más, sin sujeción a lo dispuesto en el inciso 5º de la norma citada que permite únicamente preguntas destinadas a aclarar los dichos de los deponentes.? Estima que en esta sentencia en particular, esa circunstancia queda acreditada con la sola lectura del fallo, puesto que en él se inserta un epígrafe con el resultado de esas consultas, que se denomina: ?A las preguntas del Tribunal agrega?. En el recurso se copian segmentos de las preguntas realizadas por el juez al imputado, al perito del SIAT, a un funcionario policial, al perito del Instituto Médico Legal y a un testigo y sobre esta base se estructura el libelo, en el que se denuncia una infracción al citado artículo 329 y un desconocimiento del principio contradictorio, constitutivo de una garantía del derecho a la defensa, ya que supone que el defensor puede controlar y controvertir la prueba de cargo, como aparece de los art. 334, 335, 329 y 330 del Código Procesal Penal. Agrega que en este orden de ideas, ?? resulta evidente que del mismo modo como los litigantes se exceden fuera del marco establecido por la ley en orden a no efectuar preguntas prohibidas o no permitidas, sea alguno de los miembros del Tribunal el que incurra en la extralimitación, lo que ocurrirá cuando formule preguntas que no sean de aclaración de dichos o que directamente sean reiterativas, engañosas, coercitivas, conclusivas o simplemente impertinentes?. Reconociendo que en el inciso primero del artículo 330 se impide el uso de preguntas sugestivas exclusivamente a la parte que presenta al testigo o perito, ?si se analiza la razón de la prohibición ? controlar la calidad de la información que se introduce en el juicio- sería lógico pensar que también debiera regir para el T ribunal igualmente cuanto que la autoridad, posición y dignidad de los jueces indica que difícilmente serán contradichos.? Concluye su argumentación el reclamante, señalando que ??incluso con independencia de que la significación o importancia de la pregunta que el Tribunal dirija al deponente, pueda ser decisiva para la demostración de hechos penalmente relevantes, constituye un grave quebrantamiento a las bases del modelo y lesiona profundamente las posibilidades de defensa del acusado, ya que como en este caso, el dicho interrogatorio incorporó prueba no aportada por la s partes?. En el petitorio relativo a la causa principal de nulidad que se ha explicado, solicita la anulación del juicio y la sentencia, debiendo disponer esta Corte la realización de un nuevo juicio por tribunal no inhabilitado. SEGUNDO: Que como cuestión previa y de particular relevancia, cabe señalar que el recurrente se desistió de la prueba de audio que había ofrecido en su recurso y, aún cuando ofreció prueba documental, en definitiva no la incorporó en la oportunidad procesal establecida para ello. No obstante, el representante del Ministerio Público que concurrió a estrados, aceptó que las interrogaciones copiadas en el libelo, corresponden efectivamente a las que realizó el juez de garantía en el juicio oral simplificado cuya nulidad se solicita, no existiendo entonces ninguna controversia al respecto. TERCERO: Que el recurrente manifiesta, para apoyar su pretensión, que las preguntas del tribunal- salvo las marcadas en gris en su escrito ? no son meramente aclaratorias de dichos vertidos anteriormente, sino que son indagatorias sobre aspectos y detalles relevantes para apoyar la decisión de condena, que no fueron obtenidos por el acusador sino que por el sentenciador, debiendo considerarse además que en su formulación no sólo se indaga sino que son claramente conclusivas, sugerentes e incluso inductivas. Añade que tal circunstancia ?importa un desconocimiento del ejercicio de los derechos que le competen a la defensa en la etapa procesal del juicio oral lo que se expresa en la examinación de los testigos y peritos con infracción al art. 329 como un litigante más, esto es, formulando preguntas que no son propiamente de aclaración de dichos, y como en el caso de esta inf racción, preguntas claramente inductivas y/o conclusivas.? CUARTO: Que revisadas las transcripciones hechas en el recurso, se advierte que sólo se han copiado las preguntas cuya naturaleza origina la impugnación. Sin perjuicio de ello, aparece que algunas de esas preguntas, efectivamente dan la impresión de ser interrogaciones directas, empero ?y como ya lo ha decidido antes esta Corte- no es posible determinar si esas interpelaciones han excedido o no las facultades que el artículo 329 del código del ramo otorga a los jueces del tribunal oral, por falta de prueba de las circunstancias de la causal en estudio. No es posible aceptar que con sus preguntas el tribunal excedió los límites legales, si no se cuenta con la declaración primitiva del deponente, obtenida del interrogatorio del fiscal de la causa y de la propia defensa. (SCS, 26.05.2010, Rol 1407-10). El recurrente aduce que con la sentencia es suficiente para verificar este aserto, toda vez que el juez separó en diferentes acápites lo que cada testigo declaró cuando fue interrogado por el acusador, por el querellante, por la defensa y por el mismo tribunal. Sin embargo, revisada la sentencia adjuntada a los autos, esa afirmación no se compadece con todas las declaraciones en que ?según el reclamante- el juez se habría excedido en sus facultades aclaratorias, toda vez que sólo en los testimonios del imputado (motivo séptimo); del testigo Eduardo Enrique Toro Jerez (N° 2 del fundamento octavo, bajo el título I ?Prueba Testimonial?); y del perito Rodrigo Cabrera Cabrera (N° 1 del mismo fundamento anterior, bajo el título II ?Prueba Pericial?) aparece que el tribunal distinguió lo dicho en cada intervención, empleando la frase ?A las preguntas del Tribunal contesta?, después de haberse anotado las respuestas dadas a las preguntas del fiscal y del abogado defensor. QUINTO: Que, con respecto al imputado, el recurrente protestó por las siguientes preguntas formuladas como aclaratorias: ?O sea, usted reaccionó para evitar un impacto frontal?, ?Dígame una cosa, me quedó dando vuelta una cosa que usted dijo, en el momento que usted iba detrás del camión tres cuartos, dice que señalizó para virar y que se detuvo tapándole su circulación o no de jó libre la pasada para usted, ¿a qué se refiere con eso?; ?en la pista de quién, ¿en la pista suya o en la otra pista??; ?Pero su estructura estaba en la pista suya?; ?Y usted ¿qué hizo en ese momento?.¿Disminuyó la velocidad para darle la pasada al camión Freigthlander, si?; eso es lo que me interesa porque ha relatado un hecho aquí, pero quiero saber si en algún momento usted pensó detenerse detrás del camión INO, usted dice que disminuyó la velocidad para darle la pasada al camión que venía por la pista del frente o la pista contraria??; ?Usted dice a 120 metros, ¿No es lejos??; ?O sea, usted disminuyó su velocidad, venía a cuánto, ¿a 80 digamos??; ?Y cuando el camión adelante se detuvo, ¿a qué velocidad venía usted?, ¿bajó la velocidad?, ¿a cuánto??; ?¿en algún momento pisó el freno??; y ?cuando se tiró para el lado, ¿usted pisó el freno??. Acto seguido, el tribunal consignó en el fallo, bajo el título ?A las preguntas del Tribunal contesta?, que ?en el momento que yo iba detrás del camión tres cuartos, este al querer virar yo disminuí la velocidad, a 40 kilómetros por hora, ya que iba a 60, para darle la pasada al Freightliner cuando me tiré para el lado frené.? El imputado, según se lee del mismo fallo, había declarado antes que venía a 60 kilómetros por hora y que al ver que el camión Hino señalizaba viraje y se iluminaban sus luces de freno, disminuyó más la velocidad; y luego agregó que cuando el camión Freightliner se le va encima en su pista, él cierra los ojos y lo esquiva hacia el lado, hacia la berma derecha. Como consecuencia de lo transcrito, comprensivo de los únicos antecedentes con que cuenta esta Corte, puede concluirse que producto de la intervención del juez, el imputado agregó una sola circunstancia calificable de nueva: que al ?tirarse? hacia un lado, frenó. El mismo ejercicio se puede hacer respecto de las preguntas que se formularon al testigo Eduardo Toro Jerez. La defensa cita en su recurso como interrogatorio excesivo, el siguiente: ?¿En el lugar hay berma??; quote ¿Qué quiere decir con eso que no existe??; ?¿El camino ahí, va en línea recta??; ?Por qué concluye que el camión blanco como mencionó usted, no salió de la pista??; ?En la misma calzada por donde iba no hay berma, ¿no podría haberse salido completamente de la calzada?, ¿había alguna huella terminando la calzada hacia la derecha del camión??; ?Pero si el camión hubiese hecho una maniobra evasiva y hubiese bajado la rueda de la calzada, ¿habría alguna huella??; ?¿Ustedes pesquisaron eso?, ¿vieron si había alguna huella de ese tipo??; y, finalmente, ?Pero, ¿habían huellas de que se hubiese desplazado??. Por su parte, en la sentencia, bajo el título ?A las preguntas del Tribunal agrega?, este testigo responde que: ?En el lugar del accidente no existe la berma para vehículo, no alcanza, hay un espacio limitado que si se estaciona un vehículo queda entre la calzada y parte de la berma que hay; aparte que más abajo hay una zanja, si es que el vehículo se estaciona normalmente, va a efectuar un viraje o estacionarse, no podría, quedaría parte dentro de la calzada, el camino en el lugar va en línea recta, el Freightliner al momento del impacto permaneció, solamente se cruzó hacia la pista poniente la cabina, eso fue debido al impacto y aparte que los restos que quedó del camión, todos quedaron en la calzada oriente en la misma pista que circulaba y fuera de la calzada. No recuerdo si habían huellas de frenada, pero el camión solamente se salió de la calzada poniente, no vimos si habían huellas; se fotografió diferentes partes del lugar, pero específico las huellas no, ya que ello lo ve la SIAT, no existían huellas que se haya desplazado el camión siempre continuó su marcha en todo momento por su calzada oriente en dirección al norte?. Luego, como se advierte de la transcripción de su testimonio anotado en la sentencia, el testigo había declarado sobre el hecho que el camión Freightliner nunca perdió su continuidad en la pista, siempre se mantuvo por su pista oriente en dirección hacia el n orte y describe las razones por las cuales arribó a esa conclusión. Además, dijo ?interrogado por el quere llante- que la colisión se produjo en la pista del occiso, cuyo camión nunca salió de su pista. Y luego, a las preguntas de la defensa, agregó que el lugar del hecho corresponde a una recta con línea discontinua y que él con su personal tomaron varias fotos del lugar. De lo relatado aparece que con las preguntas del tribunal se agregó a lo ya manifestado el hecho que en el lugar no hay berma, o que sería muy estrecha y que después viene una zanja. Sobre las huellas, dijo que no vieron si las había. Por último, realizado el mismo ejercicio respecto del perito Rodrigo Cabrera Cabrera, la defensa reclamó en su recurso la existencia de una sola pregunta, a la que confiere especial relevancia: ?Es explicable entonces el fallecimiento por accidente de tránsito de alta energía, ¿la alta energía exclusivamente se obtiene por velocidad o también tiene influencia el peso de los vehículos involucrados??. En la sentencia se copió como respuesta a las preguntas del tribunal: ?Que la alta energía no se obtiene exclusivamente por velocidad, también tiene incidencia el peso. Energía es velocidad por masa, es una ecuación física, tanto influye la velocidad como el peso del vehículo, masa es sinónimo de peso?. En su declaración, el facultativo - quien realizó la autopsia del conductor- había descrito todas y cada una de las lesiones que evidenciaba el cadáver y que eran numerosas, concluyendo que se trataba de una muerte por accidente. A las preguntas de la defensa, contestó que para ser un accidente común, las lesiones eran muchas ?atribuibles a un impacto de alta energía, que puede ser equivalente a velocidad?. De lo analizado, se puede concluir que producto de la intervención del tribunal, este perito agregó a su declaración previa, un concepto técnico, el de alta energía, entendida como una ecuación que incluye velocidad y masa. SEXTO: Que si bien es cierto, en el recurso se transcriben otros grupos de preguntas dirigidas a otros testigos o peritos, no hay ? como ya se indicó- en los antecedentes entregados al conocimiento de esta Corte, evidencia que permita dilucidar si existió o no el exceso que se reclama y si éste tuvo algún efecto en la aportación probatoria, lo que impide su análisis. SEPTIMO: Que, como se advirtió anteriormente, la defensa hace consistir la infracción al artículo 329 del Código Procesal Penal, en la circunstancia de que las indagatorias efectuadas por el juez sobre aspectos y detalles relevantes para la decisión de condena, significan un desconocimiento del principio contradictorio, integrado a la garantía del derecho de defensa, el cual involucra el control por parte del defensor de la prueba de cargo, control que se torna imposible cuando, como en la especie, es el juez quien, mediante sus preguntas incorpora prueba no aportada por las partes. Reclama también por el hecho de que el juez habría formulado preguntas sugestivas, las que están prohibidas, de acuerdo al inciso 1º del artículo 330, para la parte que presenta la prueba testimonial o pericial; la razón de tal prohibición ? controlar la calidad de la información que se introduce en el juicio- también debiera aplicarse al tribunal. OCTAVO: Que en lo que atañe a la protesta sobre la denunciada aportación de prueba nueva, lo primero que debe considerarse es que lo que aparecería como nuevo o adicional, después del interrogatorio del tribunal, es: Respecto de los dichos del imputado, que cuando se tiró al lado - es la expresión que aquél usa- frenó. Respecto de los dichos del testigo Toro Jerez, que en el lugar no hay berma, o que sería muy estrecha y que después viene una zanja. Por último, en cuanto a la declaración del médico forense, Rodrigo Cabrera Cabrera, se obtuvo por el juez el concepto de alta energía, como una ecuación que incluye velocidad y masa, pero donde es preciso advertir que la referencia a la velocidad ya había sido declarada por ese perito cuando fue interrogado por la misma defensa. NOVENO: Que revisado el fundamento décimo de la sentencia impugnada, aparece que el juez tuvo por establecido como hecho, el siguiente: ?1.-Que el día 18 de agosto de 2009, aproximadamente a las 14:45 horas, se produjo un accidente de tránsito en la Ruta 180, que une Angol con Renaico, a la altura del Kilómetro 14 de dicha vía, colisión en la que participaron un camión marca Ford modelo Cargo, color rojo placa patente NP5796, y un camión marca Freightline r, modelo FLD 120, color blanco, placa patente WS6749. 2.- Que el referido accidente se produjo en circunstancias que el camión marca Freightliner, que era conducido de Sur a Norte por la mencionada ruta por don Ramón Segundo Córdova Torres, colisionó con su parte frontal en el tercio izquierdo de la parte delantera del carro de arrastre que remolcaba el camión marca Ford conducido por el imputado Víctor Florencio Aravena Arias quien lo hacía de Norte a Sur. 3.- Que en el accidente mencionado en el punto anterior resultó fallecido el conductor del camión marca Freightliner, don Ramón Segundo Córdova Torres, siendo dicho fallecimiento atribuible al accidente de tránsito de alta energía en que se vio involucrado el día de los hechos, en tanto que el conductor del camión marca Ford Cargo resultó prácticamente ileso.? Para arribar a tal conclusión, el juez ponderó los dichos de los testigos, pericias y documentos, refiriéndose a ellos en forma genérica al inicio del motivo citado. Al determinar la causa basal del accidente ?en el razonamiento undécimo- señaló que ?se tendrá en consideración en primer lugar, la posición en que quedaron los vehículos particularmente el camión marca Freightliner conducido por la víctima, para ello resulta importante el testimonio gráfico constituido por las fotografías del lugar del suceso que muestran la posición y el lugar en que quedaron los vehículos después del accidente, especialmente las imágenes uno a la cuatro; el plano de la dinámica del accidente y elaborado por la SIAT Cautín y a que se hace mención en su informe y la declaración de los testigos Eduardo Sánchez Morales y María Cecilia Véjar Pérez.? De lo transcrito, aparece claro que el tribunal no se sirvió, para arribar al establecimiento de los supuestos fácticos, de ninguna de las circunstancias que obtuvo con las preguntas que formuló, de donde se sigue como necesaria consecuencia, que no existió aportación de una prueba de cargo obtenida con su actuación, con efectos trascendentes, sino que por el contrario, el exceso de preguntas puede ser calificado de impertinente o inconducente, pero carente de relevancia o influencia en las decisiones sobre el fondo del caso. Luego, en el mismo motivo que se analiza, el juez expresó: ?C on estos mismos elementos de convicción, es posible determinar que el camión marca Freightliner nunca varió su trayectoria, es decir, se mantuvo circulando por la vía oriente, hasta el momento del choque lo que se aprecia claramente en las fotografías, al quedar su estructura posterior, esto es, el semirremolque cargado con madera, sobre su pista de circulación, lo que permite concluir que este no realizó previamente ninguna maniobra evasiva al tercer vehículo que transitaba de Norte a Sur y se disponía a virar hacia la izquierda para ingresar a un camino secundario, puesto que por una parte, no hay ninguna huella en la ruta que hubiere dejado esta maniobra, ni huellas de frenado que es lo lógico que hubiere ocurrido si el conductor hubiese salido de la calzada hacia la derecha en una maniobra evasiva de emergencia?? Termina ese razonamiento, descartándose la versión del acusado que atribuyó al chofer fallecido, el habérsele ido encima, siendo de advertir ?para los efectos que más adelante se analizan- que el juez preguntó por la existencia de huellas de frenada, elemento que formaba parte de la teoría del caso de la defensa. En el motivo duodécim o, el magistrado continúa afirmando su convicción sobre la dinámica del hecho, agregando como razonamiento el lugar donde quedaron los vehículos después del choque, así como sus restos desprendidos; y, asimismo, incorpora ese mismo argumento para descartar la teoría de la defensa sobre la existencia de una maniobra evasiva. DECIMO: Que de lo expresado, aparece claramente que los antecedentes obtenidos por el juez a través de las respuestas proporcionadas por las tres personas indicadas en el motivo CUARTO no aparecen integrados o formando parte del supuesto fáctico tenido por establecido y posteriormente calificado jurídicamente como cuasi delito de homicidio. En consecuencia, no resulta aceptable caracterizar aquellos elementos de juicio como una nueva prueba incorporada directamente por el tribunal mediante una iniciativa propia censurable, por ser demostrativa de un rol activo, equiparable al de un interviniente, toda vez que el propio razonamiento del juzgador pone de manifiesto que carecieron de trascendencia o relevancia para la resolución del asunto. En concepto de estos sentenciadores y en mérito a los razonamientos que se desarrollan a continuació n, la defensa yerra cuando afirma que la vulneración al artículo 329 del código del ramo se configura igualmente, con independencia de que la significación o importancia de la pregunta del tribunal ?pueda ser decisiva para la demostración de hechos penalmente relevantes?. DÉCIMO PRIMERO: Que tratándose del motivo de nulidad que permite impugnar un fallo en razón de una infracción de garantías fundamentales, la vulneración debe ser sustancial, concepto que debe ser ligado al principio de trascendencia, en virtud del cual no existe nulidad procesal sin perjuicio real y efectivo para un litigante. Esta Corte ha sostenido que el referido arbitrio de impugnación debe entenderse regido por los mismos principios y reglas generales que gobiernan la nulidad procesal, por consiguiente para su procedencia deben concurrir los presupuestos básicos de éstas, entre los cuales se encuentra el llamado principio de trascendencia que, por lo demás, recoge el artículo 375 de la recopilación procesal criminal. En virtud de dicho dogma para que la transgresión denunciada pueda servir de soporte al arbitrio de marras debe constituír un atentado de tal magnitud que importe un perjuicio al litigante afectado, que conduzca a la ineficacia de la garantía, resultando de ello un desconocimiento del núcleo esencial de ésta, privándola de toda eficacia, en otras palabras se exige que el vicio sea sustancial, trascendente, de mucha importancia o gravedad, de suerte que el defecto entrabe, limite o elimine el derecho preterido. (SCS, 18.01.2006, Rol Nro. 5960-05) La doctrina coincide con este planteamiento, señalando que la infracción de garantías debe efectivamente causar un perjuicio al litigante afectado que produzca en definitiva la ineficacia de la garantía. Es decir, se exige no sólo que la infracción de garantías sea efectivamente verificable, sino que además tal infracción cause un perjuicio constatable que permita establecer que la garantía en cuestión ha sido efectivamente transgredida, perdiendo su eficacia jurídico constitucional. (Andrés Rieutort Alvarado, El recurso de nulidad en el nuevo proceso penal, Editorial Jurídica, 2007, p. 43) Este mismo autor cree, en todo caso, que el principio de la trascendencia está recogido en el artículo 373 a) bajo el concepto de sustancialida d que exige dicha norma. La sustancialidad del vicio o infracción de garantías reclamadas estaría dada entonces por las consecuencias efectivas y constatables que la infracción en cuestión produjo al recurrente. En su análisis del recurso de nulidad, María Inés Horvitz y Julián López Masle, destacan la estrecha relación existente entre la nulidad procesal y el recurso señalado. (Derecho Procesal Penal Chileno, T.II, Editorial Jurídica 2004, p.392). A su turno, Alex Carocca Pérez estima que el recurso de nulidad ha s ido considerado entre nosotros como el corolario de la consagración del régimen de nulidad procesal que en el nuevo Código se contempla. (Nuevo proceso penal, Editorial Conosur, 2000, p.318) Esta Corte ha precisado que ?No es lo mismo interrogar que incorporar pruebas, sea de cargo o descargo?, estando facultado el tribunal para pedir aclaraciones, siempre que sus preguntas no lleguen a suplir la actividad de alguna de las partes, incorporando prueba, ya que en este caso podría verse afectada la imparcialidad del tribunal, lo que conduciría a la invalidación de su actuar, ?siempre claro, que esa labor afecte en su esencia el derecho comprometido.? Tal afectación de la esencia del derecho, esto es, de lo que es más importante y característico del mismo, sólo podrá afirmarse en la medida que el vicio que pudiera existir, posea los caracteres de sustancialidad y trascendencia. DUODECIMO: Que atendidos los razonamientos precedentes, cabe considerar que en la especie no se ha acreditado la existencia de una infracción sustancial, esto es, que sea ?trascendente, de mucha importancia o gravedad, de tal modo que el defecto sea, en definitiva, insalvablemente ineficaz frente al derecho constitucional al debido proceso.? (SCS, 29.10. 2002, Rol Nro.3319-2002) DECIMO TERCERO: Que, también da a entender el impugnante, que el juez ha perdido su imparcialidad al actuar como un litigante más y formular preguntas que exceden el límite legalmente fijado. A este respecto debe considerarse que el recurrente hace consistir la infracción que involucra la actuación del tribunal, en una afectación a su derecho a defensa porque le impidió confrontar, controlar o controvertir la prueba de cargo (lesión del principio contradic torio). Sin embargo, olvida el reclamante que el artículo 329 del Código Procesal Penal en su inciso 5º, esto es, justo después de señalar la facultad de los jueces para pedir aclaraciones, establece la posibilidad de autorizarse por el tribunal un nuevo interrogatorio de los testigos o peritos que ya han declarado, a petición de alguna de las partes, facultad que garantiza el ejercicio del control y la posibilidad de controvertir lo aseverado por un testigo o perito a los que alude la defensa en este caso, y sin que aparezca de estos antecedentes, que haya solicitado hacer uso de esa prerrogativa. DECIMO CUARTO: Que como necesaria conclusión de lo que se ha analizado, aparece que no se ha incurrido en la falta que se atribuye al juez y que, en consecuencia, no ha existido el perjuicio que pretende el recurrente, motivos por los cuales no podrá prosperar este capítulo de nulidad. DECIMO QUINTO: Que, en cuanto a la causal deducida en forma subsidiaria, del artículo 374 letra e) del Código Procesal, la defensa sostiene que se han violado los artículos 342 letra c) y 297 del mismo código. Aduce que la sentencia no contiene una exposición clara, lógica y completa de los hechos y circunstancias que se dieron por probadas y porque tampoco se contiene la exposición clara, lógica y completa de la valorización de la prueba. La impugnación se dirige, fundamentalmente, en lo que atañe a los dichos del perito de la SIAT Cristián Martínez, puesto que el fallo no consigna las respuestas a las preguntas de la defensa, entre las que aseveró que no se pudo establecer la velocidad de los móviles y que tal circunstancia era irrelevante para la mecánica del accidente. Además, en el fallo no se exponen claramente los hechos y circunstancias que se dan por probados ni el proceso de razonamiento seguido para establecer que el choque se produjo en la pista derecha, cuando las fotografías y croquis demuestran lo contrario y haciendo simples afirmaciones que no se compadecen con las leyes de la física.
Por último, se infringe el artículo 297 del Código Procesal Penal, al
señalarse en el motivo décimo tercero, que el imputado habría tergiversado los hechos para eximirse de responsabilidad, puesto que lo dicho por aquél no se corresponde con l o aseverado por el testigo Eduardo Sánchez, que acusa al imputado de haber realizado una maniobra de adelantamiento, porque con esa actitud, el testigo también procura eludir su responsabilidad. DECIMO SEXTO: Que de la sola lectura del fallo en estudio, aparece que el juez razonó debidamente sobre los hechos que tuvo por establecidos, señalando en cada caso las pruebas que consideró y la valoración que hizo de las mismas, lo que ha quedado de manifiesto con los pasajes trascritos en el motivo octavo de este fallo, con ocasión del análisis de la causal principal. La defensa agrega que el sentenciador no consignó las respuestas del experto del SIAT Cristián Martínez, a las preguntas de esa parte, entre las que aseveró que no se pudo establecer la velocidad de los móviles y que tal circunstancia era irrelevante para la mecánica del accidente. Sin embargo, el recurrente se limita a levantar una protesta, pero no explica el efecto que la supuesta omisión habría producido; supuesta, porque el reclamante no probó los asertos que echa de menos ni se refirió a la atingencia con su teoría del caso. Igual cosa ocurre cuando alega porque se tuvo por demostrado que el choque se produjo en la pista del chofer fallecido, aduciendo que de las fotografías y croquis se concluía lo contrario. No se acompañaron legalmente tales croquis y fotografías y no se ha alegado la vulneración de las normas de la lógica y la experiencia, reduciéndose su reclamo al simple hecho de no compartir la valoración que hizo el tribunal y las conclusiones que extrajo de la prueba rendida, en circunstancias que no corresponde a esta Corte, como ya se ha dicho reiteradamente, la revisión de los hechos y menos, una nueva valoración de la prueba producida. Por último, alega la existencia de violación al artículo 297 del Código Procesal Penal, porque el tribunal atribuyó al imputado, el haber tergiversado los hechos para eludir su responsabilidad, en circunstancias que lo mismo podía decirse del testigo Eduardo Sánchez Morales, que conducía el tercer vehículo involucrado. Olvida en esta parte el recurrente, que el juez no restringió su valoración al solo dicho de ese testigo, sino que analizó también, la prueba documental y los atestados de los peritos. Lo señalado resulta suficiente para descartar esta alegación de la defensa, como asimismo, todos los restantes motivos en que ha hecho consistir esta causal subsidiaria. Y visto, además, lo prevenido en los artículos 378 y 384 del Código Procesal Penal, se rechaza el recurso de nulidad deducido por la defensa de Víctor Florencio Aravena Arias contra la sentencia de cinco de abril de dos mil diez, cuya copia está escrita a fs. 21 y siguientes de este legajo y contra el juicio oral que le sirvió de antecedente, RIT 1509-2009 y RUC N°0900779715-7, los que en consecuencia, no son nulos. Acordada con el voto en contra del Ministro señor Segura quien fue de opinión de acoger el recurso deducido por la causal invocada en forma principal del artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal y, en consecuencia, por invalidar la sentencia y el juicio oral y disponer la celebración de un nuevo juicio por tribunal no inhabilitado. Para decidir de esa manera, tuvo en consideración las siguientes razones: 1° Que los intervinientes han puesto en la necesidad de entrar a razonar el cuestionamiento que hace el recurso respecto a la actitud del juez de la causa al interrogar al imputado, como si fuera testigo, a efecto de ?aclarar sus dichos?, fundándose para ello en presunta infracción del artículo 329 del Código Procesal Penal. Sin perjuicio de existir dudas sobre la aplicabilidad de este precepto para el caso de los sindicados como responsables de un hecho punible, y conforme a lo que obliga el artículo 360 del mismo cuerpo legal, se formulan los siguientes fundamentos. 2° Que la facultad que el artículo 329 en su inciso 4º concede a los jueces constituye una prerrogativa bastante acotada, puesto que sólo les permite formula r preguntas ?con el fin de aclarar su dichos?, habiéndose ya declarado por esta Corte, en reiteradas ocasiones, lo que ha de entenderse por ello, esto es, ?disipar, quitar lo que ofusca la claridad o transparencia de algo; hacer ilustre, esclarecer; hacer claro, perceptible, manifiesto o inteligible algo, ponerlo en claro, explicarlo?; lo que supone la existencia de una declaración previa del testigo o perito, pero donde su manifestación no ha sido lo suficientemente clara, o bien, precisa de una explicación. 3° Que, sin embargo, y como se advierte del solo tenor de las preguntas que constan en el libelo del recurso y que el abogado del Ministerio Públic o aceptó como algunas de las que realizó efectivamente el Juez de Garantía, aparece que ellas (salvo contadas excepciones) no estaban dirigidas a la aclaración de algún aspecto, sino que se alzan en un interrogatorio directo al imputado, con lo que evidencia la búsqueda de una realidad que no fue manifestada previamente y que no se corresponde con aquello que los intervinientes quisieron poner en conocimiento del juez, que es a quien deben persuadir de la realidad de la teoría del caso de cada cual. No puede perderse de vista que el nuevo proceso penal sitúa al juez en la posición de un tercero imparcial, cuya gran labor, aparte de decidir el asunto controvertido sometido a su conocimiento, es dirigir el juicio por la ruta determinada por la ley procesal, exigiendo y cumpliendo en absoluto el respeto por los derechos de los intervinientes. Las labores de investigación y acusación que durante tanto años pesaron sobre los jueces de este país, y que ponían en tela de juicio su imparcialidad a la hora de decidir, han sido situadas en un órgano distinto y autónomo, el Ministerio Público, o en los querellantes en los casos que el primero opta por no intervenir, o bien, cuando se trata de acciones privadas. De modo que la facultad que el artículo 329 citado contempla, constituyen una excepción y como tal, es preciso que los jueces hagan uso prudente y acotado de la misma. Esa disposición permite a los jueces ponerse en el lugar de los intervinientes, sólo para aclarar lo que cada testigo o perito ya dijo y que no resultó lo suficientemente claro, lo que resulta fácil de ejemplificar con los peritos, que emplean términos técnicos que no tienen por qué estar en el bagaje cultural de los jueces. 4° Que, en concordancia con lo anterior, y sin perder de vista que la causal de nulidad que contempla el artículo 373 letra a) del Código Procesal Penal exige que la infracción sea trascendente para aplicar el efecto invalidante, no es relevante si la intervención del juez condujo o no a la aportación de prueba, sea de cargo o de descargo, porque ese efecto se podría producir incluso, al enfrentarse el testigo o perito a una pregunta verdaderamente aclaratoria formulada por el juez y, a pesar de ello, al contestar pudiera agregar algo nuevo que antes no había mencionado. En ese caso, no podría estimarse que la intervención del juez fue contr aria a la Constitución o a los tratados internacionales vigentes, lo que lleva a la conclusión necesaria que no es en la respuesta donde debe analizarse la existencia de una infracción, o que no es ella la que califica la existencia de una infracción, sino que lo es la pregunta misma. La esencia de la infracción radica en la pérdida de imparcialidad que se supone se produce cuando traspasa los límites permitidos por la ley. 5° Que, en el caso concreto, las preguntas formuladas por el juez no aparecen como aclaratorias, sino que como preguntas directas, e incluso donde la forma en que se hace la pregunta ?como aduce la defensa- contraría la disposición del artículo 330 del código del ramo. En efecto, el juez podría confrontar al perito o testigo con sus propios dichos u otras versiones de los hechos presentados en el juicio cuando esa clase de pregunta se ajusta a lo que debe entenderse por aclaratoria. Si el testigo dice al inicio de su declaración que conducía en dirección al norte por la primera pista de circulación y después, al contestar a la defensa dice que lo hacía al poniente por la segunda pista, ha incurrido en una contradicción que es preciso aclarar y sobre la cual entonces, el juez está legitimado para preguntar. Lo mismo ocurriría si un testigo dice que circulaba por la segunda pista, en circunstancias que de las fotografías aparece que no hay segunda pista. Esa es la esencia del inciso 4° del artículo 329 del Código Procesal Penal: la facultad del juez de aclarar los dichos por medio de preguntas que tiendan precisamente a ese objetivo, confrontando al deponente con sus propias declaraciones u otros antecedentes del juicio, en caso de ser necesario, pero sin preguntar por algo que no ha dicho antes y sin poner en su pregunta la respuesta. 6° Que, en concepto de este disidente, la infracción al precepto en estudio no afecta los derechos y garantías que la Constitución y los tratados internacionales aseguran a las partes por producirse, como consecuencia de la intervención del juez, la introducción de prueba, relevante o no, en el proceso; sino que, porque el juez asume un rol que no le corresponde: el de interviniente, lo que supone, necesariamente, su pérdida de imparcialidad en el conflicto. El juez que indaga sobre cuestiones específicas que van más allá de lo que ha declarado originalmente e l testigo o perito, actúa, aunque sea en apariencia, guiado por un prejuicio, una opinión o una idea preconcebida sobre el asunto que se discute, y eso es lo que ha ocurrido en la situación de autos, como la sentencia lo deja en evidencia en su razonamiento quinto. Como corolario de lo señalado, aparece que en este proceso el resultado pudo ser el mismo al que se arribó en la sentencia impugnada por la defensa, pero sin que se encontrase en entredicho la imparcialidad del juez condenador. 7° Que, finalmente, el Código Procesal Penal establece en su artículo 160, una presunción de derecho del perjuicio, al señalar que aquel se produce ?si la infracción hubiere impedido el pleno ejercicio de las garantías y de los derechos reconocidos en la Constitución, o en las demás leyes de la República?, entre las que se cuenta el derecho a un juez imparcial, cuyo reconocimiento no admite limitaciones de ninguna entidad puesto que por mínima que sea, ya no puede sostenerse su imparcialidad, de modo que su afectación siempre se extenderá a su ejercicio pleno, afectando el derecho a un ?debido proceso?. Regístrese y devuélvase. Redacción del Ministro Sr. Carlos Künsemüller L. y de la disidencia, su autor. Rol N° 2655-10.
Pronunciado por la Segunda Sala integrada por los Ministros Sres.
Nibaldo Segura P., Rubén Ballesteros C., Hugo Dolmestch U., Carlos Künsemüller L. y el abogado integrante Sr. Benito Mauriz A. No firma el abogado integrante Sr. Mauriz, no obstante haber estado en la vista de la causa y acuerdo del fallo, por estar ausente.
Autorizada por la Secretaria de esta Corte Suprema Sra. Rosa María
Pinto Egusquiza.
En Santiago, a veintitrés de junio de dos mil diez, notifiqué en
Secretaría por el Estado Diario la resolución precedente.