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El pasado en el
presente. Ficción,
historia, memoria
Q
uisiera dedicar esta reflexión a las
diversas formas de relación con el
pasado que lo hacen contemporá-
neo del presente. Quisiera abordar tres
temas que permiten discutir diversas
propuestas teóricas y presentar ejem-
plos sacados de mis más recientes in-
vestigaciones. Estos temas son, en pri-
mer lugar, la construcción del pasado
por las obras literarias, particularmente
teatrales; luego, la presencia del pasado
de la literatura misma en cada momen-
to del presente de la escritura literaria
y, finalmente, la competencia entre las
representaciones del pasado produci-
das por la ficción narrativa y la cons-
trucción del saber histórico propuesto
por la operación historiográfica. Seme-
jante trayectoria permitirá la discusión
de los conceptos de “energía social”, de
“campo cultural” y de “representancia”,
tal como los proponen Stephen Green-
blatt, Pierre Bourdieu y Paul Ricoeur.
Para entender cómo algunas obras
literarias plasman las representaciones
colectivas del pasado, podemos encon- Entre el 8 y el 10 de junio, ROGER CHARTIER huellas verbales, orales y visuales de
trar ayuda en el concepto de “energía producir, plasmar y organizar expe-
social”, que desempeña un papel esen- visitó la Universidad Nacional de San Martín, riencias colectivas tanto físicas como
cial en la perspectiva analítica del “New mentales”. La circulación entre el mun-
Historicism”. En su libro Shakespearean
donde dictó el ciclo de conferencias “Viajes e do social y las obras estéticas puede
Negotiations [Negociaciones shakespea- irradiaciones de textos en los comienzos de la apoderarse de cualquier realidad, tan-
rianas], cuyo subtítulo es The Circulation to de los deseos, las ansiedades o los
of Social Energy in Renaissance England Europa moderna”, organizado por el programa sueños como del poder, el carisma o lo
[La circulación de energía social en la sagrado: “cualquier cosa producida por
Inglaterra del Renacimiento], Greenblatt
Lectura Mundi y el Observatorio de Educación la sociedad puede circular salvo si se
define la “energía social” como una no- Superior y Políticas Universitarias (OESPU). encuentra excluida de la circulación”
ción clave tanto para el proceso de la –por ejemplo, por la censura monár-
creación estética como para la capacidad Ofreció también la charla “Editar en el quica o eclesiástica–.
de las obras de transformar las percep- Dentro de las realidades que circu-
ciones y las experiencias de sus lectores
siglo XXI. Incertidumbres y desafíos”, lan así, figuran las representaciones del
o espectadores. organizada por UNSAM Edita, la Red de pasado. Cuando publicaron en 1623 el
Por un lado, lo que capta la escritura Folio que por primera vez reunía las
literaria es la poderosa energía de los Editores Universitarios (REUN) y el Collège obras teatrales de William Shakespeare,
lenguajes, ritos y prácticas del mundo los dos editores, John Heminges y
social. Las formas de las negociaciones
de France. Presentamos a continuación un Henry Condell (que habían sido, como
que permiten semejante captura esté- texto de Chartier hasta ahora inédito en él mismo, actores y propietarios en la
compañía del Rey, los King’s Men), deci-
tica del mundo social son múltiples:
la apropiación de los lenguajes, el uso español, generosamente remitido por el autor dieron distribuir las treinta y seis obras
metáforico o material en el caso del impresas en el libro entre tres catego-
teatro de los objetos de lo cotidiano, la para ser publicado en este suplemento.* rías: comedies, histories y tragedies. Si la
simulación de los ceremonias y los dis- primera y la tercera retoman la división
cursos públicos. Por otro lado, la ener- clásica entre los dos géneros de la poé-
Roger Chartier es un historiador francés, salido de la llamada Escuela de los Annales.
gía transferida en la obra literaria –lo tica teatral aristotélica, la segunda (“his-
Se ocupa de la historia de la cultura escrita y de la lectura, de las materialidades de
que Greenblatt designa como “la ener- torias”) introduce una nueva categoría
los textos, sus modos de producción, colección, almacenamiento y apropiación inte-
gía social codificada en las obras lite- que en el Folio abarcaba diez obras. La
lectual. Ingresó en la Escuela de Altos Estudios en Ciencias Sociales de París como
rarias” o, en otra fórmula, “las formas decisión tomada por Heminges y Con-
maître de conférences en 1978 y fue nombrado, allí mismo, directeur d’études en
estéticas de la energía social”– vuelve dell suponía dos operaciones. En primer
1983. Es profesor del Collège de France desde 2007. Ha sido profesor e investigador
al mundo social a través de sus apro- lugar, la asignación de una nueva identi-
visitante en las universidades de Montreal, Chicago, Yale, Berkeley, Cornell, Stanford,
piaciones por sus lectores y especta- dad genérica a obras que anteriormente
Harvard, Buenos Aires y San Martín, entre otras. Es Annenberg Visiting Professor en
dores. Para Greenblatt, lo que define la habían sido publicadas como “historias”
la Universidad de Pennsylvania desde 2001. De sus más de treinta libros publicados,
fuerza estética de las obras, o de cier- y que en el Folio aparecen como “trage-
los más importantes se mencionan en las citas hechas por los autores de este dossier.
tas obras, es “[l]a capacidad de algunas dias”. Es el caso, por ejemplo, de The
* Por una limitación de espacio, se han suprimido de la presente versión tanto las referencias bibliográficas como las notas a pie de página.
Lectura Mundi | I
¿Por qué Roger Chartier?
Tragical History of Hamlet o de la True mera parte de Enrique VI, El rey Juan
Chronicle History of the Life and Death y Enrique VIII), mientras que ese era el
of King Lear. Al revés, fueron designa- caso de la mitad de las treinta y seis
das como “historias” obras teatrales que obras reunidas por Heminges y Condell.
eran previamente, en sus ediciones en Es más difícil seguir las funciones de las Por Mario Greco*
cuarto, “tragedias”: por ejemplo, The True “historias” en el teatro, pero las últi-
Tragedy of Richard of York –que es la mas líneas de Enrique V, que cierra No sólo porque una vez más Roger Chartier visita Buenos Aires y la Uni-
tercera parte de Enrique VI–, The Tragedy la segunda tetralogía en 1599, re- versidad Nacional de San Martín. También porque quisiéramos expresar
of King Richard the Third, o The Tra- cuerdan la frecuencia con que fueron desde Lectura Mundi un especial reconocimiento a su figura. No podemos
gedy of King Richard the Second. Fue- representados anteriormente los epi- olvidar que este programa salió a la luz bajo su advocación, iluminado e
ron también excluidas de las “historias” sodios de los reinados siguientes, los inspirado por la potente irradiación de sus textos.
las “tragedias” romanas, sin embargo de Enrique VI, cuyos consejeros “lost Hace muchos años, los primeros de la recuperación democrática, Oscar
plenamente históricas: Coriolano, Julio France and made his England bleed / Terán nos acercó un artículo de Chartier para trabajar con los estudian-
César y Antonio y Cleopatra. Las elec- Which oft our stage hath shown” –“lo tes en el marco de su cátedra de Historia del Pensamiento Argentino,
ciones de los editores de 1623, si no la que a menudo se mostró sobre este es- en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.
voluntad de Shakespeare, identificaron cenario”–, y de Ricardo III. Es claro enton- Formaba parte de una compilación hecha por Dominick LaCapra, Modern
así la “historia” representada en el tea- ces que, como lo mencionaba Thomas European Intellectual History, Reappraisals and New Perspectives. Me tocó
tro con una sola historia: la historia de Heywood en su Apology for Actors en la ardua tarea de traducirlo y hacerlo circular entre nosotros. Se titulaba
los reyes de Inglaterra, desde El rey 1612, las histories enseñaron la historia, “¿Historia intelectual o historia sociocultural? Las trayectorias francesas”.
Juan hasta Enrique VIII, lo que excluía su historia, a todos los que no leían las Para quienes proveníamos de la sociología, el texto fue un hallazgo pero
a otros soberanos “británicos” como El crónicas. fundamentalmente una puesta a punto de ese nuevo campo de estudios
rey Lear o Macbeth. que emergía incipiente en el escenario académico local, volviendo so-
Esta primera decisión implicaba una Según Greenblatt, lo que circula en las bre autores que habíamos leído: Lévy-Bruhl, Febvre, Chaunu, Goldmann y
segunda en cuanto al orden de presen- histories es “una adquisición teatral del Lukács, y confirmando, entre aquellos que entonces estábamos leyendo,
tación de las obras en el Folio. La cro- carisma a través de la subversión de la vigencia de Ventury, Veyne y Foucault.
nología de los reinados tenía que sus- este carisma”. La abdicación de Ricar- El artículo se publicaría luego en la revista Punto de Vista con traduc-
tituir a la cronología de las obras, los do II en beneficio del usurpador Boling- ción de Hilda Sábato y, finalmente, sería el primer capítulo del multicitado
reyes debían prevalecer sobre su poeta. broke (una escena que no aparece en las El mundo como representación. Ese y otros textos de Chartier, los efectos
Aunque no es absolutamente claro el tres primeras ediciones en cuarto, pero sí sedimentados de su lectura, fueron sin duda una referencia insoslayable a
orden de composición, las diez “histo- en la cuarta edición, de 1608, que indica la hora de crear Lectura Mundi: un espacio transversal a los saberes uni-
rias” se organizan en dos ciclos o tetra- en su portada “With new additions of the versitarios que pusiera en el centro la práctica de la lectura como forma
logías: entre 1591 y 1593, Shakespeare Parliament Sceane, and the deposing of de representar la curiosidad intelectual y el deseo de transformar nues-
compuso las tres partes de Enrique VI King Richard”) es suficiente para com- tros mundos. De ahí que en nuestro manifiesto inicial se impulsara, por
y Ricardo III, soberanos cuyos reinados probar semejante diagnóstico. Pero me un lado, la idea renacentista del mundo como libro que Hans Blumenberg
corresponden al periodo entre 1422 y parece que no puede reducirse la com- examina en La legibilidad del mundo, donde se refiere la lectura como me-
1485, y entre 1595 y 1599 escribió plejidad de la representación del pasado táfora para la totalidad de lo experimentable y, por el otro, la del mundo
Ricardo II, las dos partes de Enrique IV tal como la construyen las “historias” a como experiencia de conflicto por la palabra: la palabra como creadora de
y Enrique V, es decir, la historia de los esta única dimensión, aunque sea la más mundo y como modo privilegiado de articulación social. Experiencia del
reyes que reinaron entre 1377 y 1422. fundamental. libro y experiencia del mundo rivalizarían entonces de manera ejemplar
La composición de El rey Juan se in- Lo puede ilustrar un ejemplo parti- en el empeño de una en erigirse en la palabra de la otra.
tercaló en la segunda tetralogía y Enri- cular: la rebelión de Jack Cade tal como Otra idea-fuerza que sostuvimos en aquel manifiesto fundacional en-
que VIII fue unas de las últimas obras está representada en la segunda parte tendía la política universitaria como efecto de cultura. Quisimos y bus-
escritas por Shakespeare, sin duda en de Enrique VI, llevada a escena en 1591 camos promover la lectura no sólo en su faceta instrumental al cono-
1613, en los años de su colaboración y publicada en 1595. El texto relata un cimiento, sino fundamentalmente como experiencia del mundo. Desde
con John Fletcher, que produjo tam- evento histórico narrado por los cro- ese lugar, la universidad constituye un vector privilegiado para provocar
bién Los dos nobles caballeros y la nistas Hall y Holinshed. En 1450, los entre el mundo del texto y el mundo del lector un encuentro que in-
perdida Cardenio. Al publicar las diez artesanos de Kent entraron en Londres terpele, también, los puntos ilegibles, aquellos que reclaman del saber
obras según la cronología de los rei- para forzar a las autoridades a renunciar universitario una interpretación que les haga justicia.
nados y titular seis de ellas como “the a cualquier nuevo impuesto y condenar Lectura Mundi se constituye como programa crítico en el sentido prác-
life and/or the death” de un rey, He- los abusos de los oficiales locales. Para tico y baudeleriano de apertura de horizontes: en tanto biblioteca de
minges y Condell las transformaron construir la escenificación de la rebe- paradigmas y enfoques distintos que dialogan en un polilingüismo dulce,
en una narrativa dramática construi- lión de Cade, Shakespeare se apodera pero también de saberes controversiales que se interpelan, divergen y
da según una concepción lineal del de estos relatos, que se basaban en las son reconstruidos por otros en un hacer que visibiliza el sentido práctico
tiempo, que era la que fundamentaba peticiones entregadas por los rebeldes que no parecían tener al inicio.
también la escritura de las crónicas al rey. Pero reinterpreta el evento de Se reconoce así en una multiplicidad expresiva de artes y experiencias
movilizadas por Shakespeare para la 1450 a partir de las narraciones de una cotidianas, en la cual la riqueza y diversidad de epistemes y prácticas
composición de sus propios textos: así, rebelión previa, la de los campesinos propia del mundo universitario propician la emergencia de distintos ac-
las Chronicles of England de Edward de 1381 conducidos por Wat Tyler y tores, registros y estilos: el discurso académico, la literatura, la música,
Hall, John Stow, Richard Grafton o Ra- Jack Straw, que habían destruido todos las artes y la performance como capitales de una experiencia sin aura.
phael Holinshed. los archivos señoriales o judiciales que Estas definiciones que nos constituyen encontraron y encuentran hoy
Antes de su publicación en el Folio, justificaban su dependencia. Llegados en Chartier una interpelación permanente. En sus interrogantes sobre el
las “historias” (o por lo menos algunas a Londres, los rebeldes quemaron los valor de la literatura como corpus, que pone en cuestión el monopolio de
de ellas) fueron las obras más exito- Inns of Court, es decir, los colegios don- la historia en las representaciones del pasado. En el reconocimiento de la
sas de Shakespeare. Plasmaron las de se enseñaba el derecho. En su “his- tarea de recuperación de las formas diversas de la memoria (individual
“experiencias colectivas físicas y men- toria”, a menudo Shakespeare atribuye o colectiva, íntima o institucionalizada) como su revisión crítica de las
tales” (como escribe Greenblatt) de sus a Cade y a sus seguidores un lenguaje muchas veces gélida actitud de la historia frente a la experiencia viva.
espectadores y lectores gracias a sus nu- milenarista e igualitario que caracteri- En sus reflexiones y análisis sobre el futuro de los libros y la lectura ante
merosas ediciones en cuarto y a sus re- zó a los rebeldes de 1381, pero no a los el proceso de digitalización del mundo y la transformación implícita de
presentaciones sobre las tablas. En un de 1450. El ejemplo muestra cómo la todo orden del discurso.
tiempo en el cual quizás solamente historia en el teatro distorsiona las cró- Pero más aún me interesa señalar la cualidad transformadora de la “ex-
un tercio de las obras teatrales eran nicas y transfigura los acontecimientos periencia Chartier”: la de asistir a sus clases para convertirnos en voyeurs
impresas, algunas de las “historias” en- para proponer a la imaginación de los voluntarios de sus rutinas de investigación, la de descubrir su capacidad
contraron un éxito editorial inhabitual; espectadores arquetipos más que cir- de sorpresa frente al hallazgo de un dato largamente buscado, o la de
antes de 1623, la primera parte de Enri- cunstancias; en este caso, el arquetipo escuchar una vez más la inmensa sutileza de sus reflexiones. Vaya este
que IV fue reeditada siete veces, Ricardo de una rebelión “popular” que recapi- suplemento como un fragmento vivo de esa experiencia que nos permita
III seis veces y Ricardo II cinco veces. tula quejas, fórmulas y gestos que per- reanudar otro nuevo y enésimo debate. Pero eso, eso será otra historia.
Sólo tres obras históricas no habían tenecían a momentos históricos muy
sido publicadas antes del Folio (la pri- diferentes. * Director de Lectura Mundi (UNSAM).
Lectura Mundi | III
del mercantilismo y movilizando los
principios de la legitimización cultural.
Después de todo, la littérature indus-
CICLO DE CONFERENCIAS
trielle se presenta como literatura…
El conocimiento de la historia del
campo distingue entre los sabios que la Viajes e irradiaciones de textos
en los comienzos de la Europa
dominan y los naifs o los ingenuos que
la ignoran. El ejemplo que voy a tomar
confirma la propuesta teórica de Bour-
dieu, y quizás la completa, mostran-
do que es justamente una forma de
distancia o ignorancia en relación con
Moderna
el saber de los doctos lo que permite
la creación de la “literatura como pro- Por José E. Burucúa*
vocación” (como escribía Hans Robert
Jauss). Este ejemplo es el del “ingenio
lego”: Miguel de Cervantes. Para dar inicio al ciclo de conferencias encargados de inaugurar un género nuevo dentro de
En un ensayo reciente, Georgina del profesor Chartier, José E. Burucúa la historiografía: el relato del devenir de la lectura,
Dopico Black observa: “Don Quijote que si bien se desprende de la tradicional historia del
lo presentó al público con estas palabras:
inventa la novela reciclando y refor- libro, no es un mero capítulo de ella. Los trabajos del
mulando casi todos los géneros dis- neozelandés Donald McKenzie en torno a la sociología
cursivos que lo preceden”. Para ella, la Buenas tardes, seré breve. La celebridad del orador de los textos abrieron un surco inédito que hoy cultivan
incorporación dentro de la “historia” me dispensará de aburrirlos con una cascada de datos. italianos insignes como Armando Petrucci y Guglielmo
del hidalgo de cuatro géneros esencia- Me atrevo a decir que hoy se inicia, no un ciclo de confe- Cavallo, Peter Stallybrass y Robert Darnton en Estados
les (las novelas de caballería, la nove- rencias, sino un seminario sobre lo que podríamos llamar Unidos, nada menos que Fernando Bouza Álvarez en
la pastoril, la picaresca y la comedia una geografía e historia de la literatura en los términos España y aquí, en la Argentina, jóvenes de gran sabi-
nueva) permite a Cervantes afrontar utilizados por Carlo Dionisotti hace algunos años o, re- duría y perspicacia como Graciela Batticuore y Gustavo
cuatro categorías profundamente en cientemente, por Franco Moretti. La primera conferencia Sorá. Gracias a ellos, podemos hablar de la existencia
crisis en los comienzos del siglo XVII: se ocupará de los mapas del Quijote, es decir, del rastreo de una buena historiografía de la lectura en nuestro
la imitación con los libros de caballe- y análisis de las primeras ediciones de esa novela en las país. Pero ¿qué significa esto? ¿Qué es la historia de la
rías, el amor y el deseo con la literatu- que aparecen cartas del itinerario del hidalgo manche- lectura? Se trata de narrar la evolución de las formas
ra pastoril, la ley y su transgresión con go. Dilucidar los vaivenes entre realidad geográfica y en las que los seres humanos nos hemos acercado y
el relato picaresco, la representación ficción novelesca y compararlos con otros casos equi- apropiado de los textos y sus significados a lo largo
con el teatro. Me parece que es posi- valentes de la literatura europea, desde los utopistas del tiempo. Y hacerlo de tal modo que demos un paso
ble también considerar las apropiacio- hasta las sátiras de Jonathan Swift, serán los propó- más allá de la teoría de la recepción, la cual tuvo su
nes cervantinas de estos cuatro géne- sitos de Chartier en la ocasión. La conferencia de ma- acmé alrededor de 1970, pues McKenzie, Chartier y
ros como diversas modalidades de la ñana estará dedicada al texto de la Brevísima relación los suyos han tenido en cuenta la cuestión del soporte
presencia del pasado de la literatura de la destrucción de las Indias, escrito y publicado en material de los escritos, es decir, de los objetos que
castellana en la escritura del Quijo- castellano en 1552 por el padre Bartolomé de Las Ca- nos permiten entrar en un contacto real y sensible
te. Una inmensa biblioteca cervantina sas, a sus traducciones y a los distintos acogimientos con los textos.
está dedicada al asunto y no puedo que la obra tuvo en el marco europeo de las guerras Es necesario recorrer los libros de Roger para dar-
retomarla. Me limitaré a tocar el tema religiosas, de la lucha por la independencia holande- se cuenta de la cantidad de pruebas concretas que él
con reflexiones ligadas a citas precisas sa y, más tarde, de los debates acerca del cristianismo aportó con el fin de demostrar el peso fundamental
que pueden ilustrar cómo Cervantes se y la conquista española sostenidos por los pensado- del formato y de los materiales del libro en la cons-
apodera del mundo textual heredado res de la Ilustración. La conferencia del miércoles se trucción semántica, realizada por el lector, de los
por su tiempo y, según Francisco Rico, centrará en la figura literaria de Don Juan que, para contenidos de ese objeto semióforo. Por eso, tal vez
“revoluciona la ficción concibiéndola algunos historiadores, podría considerarse una suerte su volumen más conocido sea el que coordinó con
no en el estilo artificial de la literatura, de arquetipo de la civilización occidental, casi en la Guglielmo Cavallo, Historia de la lectura en el mundo
sino en la prosa doméstica de la vida”. misma medida que el personaje de Fausto. El profesor occidental (Madrid, Taurus, 1997). Pero digamos que
El primer corpus escrito en un “es- Chartier partirá de la versión teatral de la historia de Chartier había comenzado a explorar la cuestión bas-
tilo artificial” es el de los libros de ca- aquel seductor, compuesta por Molière y estrenada tante antes, a comienzos de la década de 1980, cuan-
ballerías. Mientras que la historia va a en París en 1665. Explicará los avatares complejos do planteó una teoría general de la representación en
parodiar los recursos tópicos de este de sus ediciones y censuras e irá hacia atrás y hacia el marco de la historiografía cultural. Nuestro intelec-
género, tales como el desdoblamiento adelante en el tiempo, para detenerse en la pieza El tual ha reconocido su propia deuda, en este sentido,
autoral o el tema del manuscrito halla- burlador de Sevilla, atribuida a Tirso de Molina, y, por con Louis Marin, un historiador del arte francés, quien
do por casualidad, en el segundo ca- fin, en las versiones operísticas del tema, sobre todo desarrolló el problema teórico de la representación a
pítulo, inmediatamente después de su el Don Juan de Da Ponte y Mozart. partir de sus estudios sobre el siglo XVII, en particular
primera salida, es Don Quijote mismo Me gustaría pensar en voz alta acerca de qué debe sobre la pintura de Philippe de Champaigne asocia-
quien se hace autor del relato de sus la historiografía actual a los estudios desarrollados da al movimiento jansenista de mediados de aquella
propias hazañas; “¿Quién duda sino que por Chartier en los últimos treinta años, tanto en su ca- centuria. A partir de la famosa Lógica de Port-Royal,
en los venideros tiempos, cuando sal- rácter de director de estudios en la École des Hautes Marin desplegó un capítulo inédito de lo que podría-
ga a luz la verdadera historia de mis Études en Sciences Sociales de París, cuanto en el Collè- mos llamar la idea de representación. Y bien, Chartier
famosos hechos, que el sabio que los ge de France. Recuérdese que esta institución, la más an- partió del trabajo de Marin y realizó una generaliza-
escribiere no ponga, cuando llegue a tigua del mundo en su tipo, fundada en 1530 por el rey ción de tal idea que ha permitido abarcar lo que nos
contar esta mi primera salida tan de Francisco I para establecer una enseñanza de la mayor apropiamos por medio de los textos en aquel con-
mañana, de esta manera? ‘Apenas ha- jerarquía del latín, del griego y, más tarde, del hebreo, cepto ampliado. El libro El mundo como representa-
bía el rubicundo Apolo tendido por la se amplió a lo largo de casi quinientos años al punto ción. Historia cultural: entre práctica y representación,
faz de la ancha y espaciosa tierra las de abarcar el horizonte completo de las ciencias, de publicado en español por Gedisa en 1992 es, en tal
doradas hebras de sus hermosos cabe- las artes, de las letras y del pensamiento filosófico. sentido, un hito en cuanto al tema y a los métodos
llos, y apenas los pequeños y pintados Nuestro orador pertenece entonces a esa asamblea de indagación histórico-cultural. Si bien las búsquedas
pajarillos con sus harpadas lenguas de grandes sabios, quienes no sólo proceden hoy de de ese libro, como las de Los orígenes culturales de la
habían saludado con dulce y meliflua Francia sino de Europa y del mundo entero. Ahora Revolución Francesa (en francés en 1990, cinco años
armonía la venida de la rosada au- bien, ¿qué debemos los historiadores a Roger Char- más tarde en español), estuvieron centradas en la
rora […] cuando el famoso caballero tier? Pues, si bien él es un hombre joven y en plena época dorada del libro impreso, el interés de Chartier
don Quijote de la Mancha, dejando las producción, podemos considerar ya su legado concreto se extendió a toda la historia de los soportes y formas
ociosas plumas, subió sobre su famoso de esta hora y su legado hacia el futuro, que creo se materiales del texto escrito, desde los rollos de papiro
caballo Rocinante y comenzó a cami- ha de extender por todo cuanto queda del siglo. Roger de la Antigüedad hasta la aparición fundamental de
nar por el antiguo y conocido campo forma parte de una constelación de investigadores la forma códex, manuscrita, en hojas de pergamino,
Lectura Mundi | V
Foto: Pablo Carrera Oser
y provecho económico, es decir, la contrados en el capítulo LVIII de la se- no, Carrascón, Curiambro para el cura) el ingenio lego era un lector atento
oposición entre escribir para adquirir gunda parte, que han decidido formar o que dan existencia a seres imagina- que pudo incorporar en la historia que
fama y escribir para ganar dinero. Es “una nueva y pastoril Arcadia” repre- rios –por ejemplo, a las pastoras que imaginó los discursos literarios que la
esta misma tensión la que aparece en sentando dos églogas, “una del famoso cada uno celebrará en sus versos pas- anteceden y que, por ese gesto mis-
la conversación entre Don Quijote y el poeta Garcilaso, y otra del excelentísi- toriles o cortesanos–. Si falta la ins- mo, se vuelven coetáneos. Bourdieu
traductor que encuentra en la impren- mo Camoes en su misma lengua por- piración, como dice Sansón Carrasco, tiene razón cuando caracteriza la es-
ta de Barcelona en el capítulo LXII de tuguesa”, Don Quijote propone a San- “darémosles los nombres de las es- pecificidad de los campos culturales a
la segunda parte. cho en el capítulo LXVII: “si es que a tampadas e impresas, de quien está partir de la presencia nunca borrada
De la Vida de Ginés de Pasamonte ti te parece bien, querría, ¡oh, Sancho! lleno el mundo: Fílidas, Amarilis, Dia- y siempre reactivada de su pasado.
no se conoce nada, salvo el título. El que nos convirtiésemos en pastores, nas, Fléridas, Galateas y Belisardas”. Pero, como lo indica Cervantes, esto lo
lector frustrado tiene que esperar diez siquiera el tiempo que tengo de estar La novela pastoril virtual, que habría saben no sólo los doctos, sino también
años para saber más, cuando en el ca- recogido. Yo compraré ovejas y todas podido constituir otra continuación algunos “ingenuos”.
pítulo XXVII de la segunda parte Cide las demás cosas que al pastoral ejerci- de la historia con el título de “Tercera
Hamete narra la transformación de Gi- cio son necesarios, y llamándome yo Parte del enamorado pastor Quijótiz”, En los últimos años, la obra de Paul Ri-
nés de Pasamonte, el pícaro, en maese ‘el pastor Quijótiz’ y tú ‘el pastor Pan- no saldrá a la luz. El desengaño y la coeur es sin duda alguna la que se dedi-
Pedro, el titerero: “Este Ginés, pues, te- cino’, nos andaremos por los montes, muerte del hidalgo hacen que la églo- có con mayor atención y perseverancia
meroso de no ser hallado de la justicia, por las selvas y por los prados, can- ga acabe antes incluso de empezar, lo a los diferentes modos de representa-
que le buscaba para castigarle de sus tando aquí, endechando allí, bebiendo que produce la desesperanza de San- ción del pasado: la ficción narrativa, el
infinitas bellaquerías y delitos, que de los líquidos cristales de las fuentes, cho, que intenta perpetuar la fábula. conocimiento histórico, las operaciones
fueron tantos y tales, que él mismo o ya de los limpios arroyuelos o de los Dice a Don Quijote: “Mire no sea pere- de la memoria. Su último libro, La me-
compuso un gran volumen contándo- caudalosos ríos”. Otra vez Don Quijote zoso, sino levántese desa cama, y vá- moria, la historia, el olvido (2000), esta-
los, determinó pasar al reino de Ara- se hace el primer autor del relato, es- monos al campo vestido de pastores, blece una serie de distinciones esencia-
gón y cubrirse el ojo izquierdo, acomo- crito en estilo pastoril en este caso, de como tenemos concertado”. Pero tal les entre estas dos formas de presencia
dándose al oficio de titerero, que esto su propia historia. como la segunda parte de la Galatea, del pasado en el presente que asegu-
y el jugar de manos lo sabía hacer por La parodia de Cervantes se apode- que nunca fue publicada, ningún Cide ran, por un lado, el trabajo de la anam-
estremo”. ra del éxito de las numerosas obras Hamete escribió las aventuras del hi- nesis, cuando el individuo “desciende
Semejante parodia frustrada se apli- pastoriles que habían representado la dalgo cuando pasa a llamarse Quijótiz. a su memoria”, como escribe Borges, y
ca también a un tercer género apropia- “Arcadia fingida o contrahecha”, y qui- Las parodias del Quijote muestran por otro, la operación historiográfica. La
do por el Quijote: la novela pastoril. Des- zás de su propia Galatea, encontrada cómo la escritura da contemporaneidad primera diferencia es la que distingue el
pués de su derrota por el Caballero de por el cura y el barbero en el escru- a las obras que, en un momento dado, testimonio del documento. Si el primero
la Blanca Luna, Don Quijote debe cum- tinio de la biblioteca de Don Quijote. definen diferentes estéticas o diferentes es inseparable del testigo y de la credi-
plir la promesa de retirarse a su lugar, En los últimos capítulos de la historia, tipos de autoría. Los tres géneros narra- bilidad otorgada a sus palabras, el se-
dejar las armas y abstenerse de buscar todos los protagonistas (salvo la so- tivos apropiados por la historia (libros gundo permite el acceso a conocimien-
nuevas aventuras por el plazo de un brina y el ama) entran en la “nueva de caballerías, novelas pastoriles, vi- tos que fueron recuerdos de nadie. A
año. Al suspenderse las hazañas del ca- locura” de don Quijote y, tal como lo das picarescas) tienen temporalidades la estructura fiduciaria del testimonio,
ballero andante, se esboza una nueva hiciera Don Quijote en el primer ca- propias. Pero en 1605 constituyen en que implica la confianza, se opone la
fantasía en la cual las novelas pasto- pítulo de la primera parte, dibujan el la sincronía las formas literarias domi- naturaleza indiciaria del documento,
riles podrían sustituir a los libros de espacio de la fábula escogiendo los nantes contra las cuales Cervantes in- sometido a los criterios objetivos de la
caballerías. Inspirado por los aldeanos nombres que dan una nueva identi- venta una manera radicalmente nueva prueba. Una segunda distinción opo-
disfrazados de pastores y zagalas en- dad a los individuos (Quijótiz, Panci- de construir la ficción. Es debido a que ne la inmediatez de la memoria a la
en la Argentina
o las explicaciones que privilegian sus
estrategias explícitas y conscientes.
De ahí una tercera diferencia: entre el
reconocimiento del pasado procurado
por la memoria y su representación, Por Graciela Batticuore*
o “representancia”, en el sentido de
“tener el lugar de”, asegurada por el
relato histórico.
La distinción analítica entre la elec- A comienzos de los años noventa llegaba por pri- la cultura manuscrita y al mundo editorial: copistas,
ción de modelos explicativos y la cons- mera vez a Buenos Aires Roger Chartier. Las aulas de tipógrafos, diseñadores, ilustradores, libreros y otros
trucción del relato histórico permite la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de agentes comerciales que participan de la publicidad y
subrayar los parentescos narrativos o Buenos Aires, situada entonces en la calle Marcelo T. de la puesta en libro y en circulación de una obra. En
retóricos entre la ficción y la historia de Alvear (donde hoy se dicta la carrera de Comunica- esta misma línea, Chartier pone énfasis en la necesi-
(tal como lo mostraba Tiempo y narra- ción), resultaban demasiado estrechas para albergar dad de atender a los soportes materiales que envuel-
ción [1983-1985]), sin correr el riesgo a las decenas de estudiantes, graduados y profesores ven los textos y les imprimen su carácter diferencial
de disolver la capacidad de conocimien- que se acercaban a cursar un seminario con uno de los en los diversos formatos. Se acerca así a las perspecti-
to de la historia en la narratividad que máximos exponentes de la Escuela de los Annales en vas de otros maestros y contemporáneos: por un lado,
rige su escritura. Haciendo hincapié en Francia, cuya perspectiva traía aires nuevos a la his- a Michel Foucault, Pierre Bourdieu o Norbert Elias
las operaciones específicas que funda- toriografía y a las humanidades en general (en aquella (que renovaron la historia de las ideas, el análisis so-
mentan tanto la intención de verdad ocasión, el curso ponía el acento en la noción de “re- ciológico y la historia social), por otro a Lynn Hunt, a
como la práctica crítica de la historia, presentación”, novedosa y funcional a los intereses de Donald McKenzie, a Stoddart (propulsores en Estados
Ricoeur rechaza todas las perspectivas diversas disciplinas). Así que durante varios inviernos Unidos de la New Cultural History), que se pronuncia-
que consideran que el régimen de ver- consecutivos, a partir de 1993, las clases de Chartier ron también contra una definición puramente semán-
dad de la novela y el de la historia son se desarrollaron en el Aula Magna de la Facultad de tica de los textos y se alejaron de la historia serial y
idénticos. Así, retoma la afirmación Odontología (a una cuadra de Filosofía y Letras), an- cuantitativa que los precedió. En sintonía con ellos y
de Michel de Certeau en cuanto a la tes de continuar en el nuevo edificio de la calle Puan especialmente atentas a los aportes de los estudios
capacidad de la historia de producir y, más tarde, en el Centro Franco Argentino de Altos literarios, las contribuciones de Chartier van en busca
Estudios, en la Universidad Nacional de Quilmes, en de un lector que no está predeterminado por la clase
la Universidad Nacional de San Martín y en varias sino que responde sobre todo a su experiencia como
otras universidades del interior del país. En todos sujeto social e individual, de lo que se deriva la nece-
El éxito de la esos lugares, año tras año, las propuestas de Chartier sidad de indagar también en las prácticas y las moda-
picaresca, tanto en hicieron sentir su impacto en la elaboración de unas lidades de la lectura a través de los gestos, las poses,
cuantas tesis doctorales, investigaciones en curso, en- los modos y también los espacios en que se desarro-
España como en sayos académicos o reuniones científicas destinadas lla. Lo esencial, sostiene el historiador, es “compren-
a discutir sobre historia, arte, literatura, antropología, der cómo los mismos textos pueden ser aprehendidos,
América, introduce en en el marco de las reflexiones que abría el campo de la manejados y comprendidos en formas diversas [en
el Quijote la relación nueva historia cultural en el contexto mundial. Por esos distintas épocas]” y “reconstruir las redes de prácti-
mismos años se tradujeron y se difundieron en Buenos cas que organizan las formas, histórica y socialmente
entre escritura y Aires algunos de los clásicos del autor: El mundo como diferenciadas, de acceso a los textos”. Porque, para él,
representación y Espacio público, crítica y desacraliza- “la lectura no es sólo una operación abstracta de inte-
dinero ción en el siglo XVIII (Barcelona, Gedisa, 1992 y 1995, lección: es la puesta en marcha del cuerpo, la inscrip-
respectivamente); Libros, lecturas y lectores en la Edad ción en un espacio, la relación consigo mismo y los
Moderna (Madrid, Alianza, 1993); Escribir las prácticas. demás”. Desde los noventa hasta hoy, Roger Chartier
enunciados “científicos”, si se entiende Foucault, De Certeau, Marin (Buenos Aires, Manantial, abonó la historia de la cultura con intervenciones que
por eso “la posibilidad de establecer 1996), que constituyen, junto con otras de sus obras comprometen un enfoque interdisciplinario que, por
un conjunto de reglas que permitan (El orden de los libros. Lectores, autores, bibliotecas en cierto, fue y sigue siendo aprovechado por especialis-
‘controlar’ operaciones proporciona- Europa entre los siglos XIV y XVIII, Barcelona, Gedisa, tas de diversos campos, en una Argentina donde hoy
das para la producción de objetos de- 1994; Historia de la lectura en el mundo occidental, en se impone, además, una vuelta a las reflexiones sobre
terminados”. Son estas operaciones y colaboración con Guglielmo Cavallo, Madrid, Taurus, cultura y política.
reglas las que permiten acreditar la 1997), pilares de la historiografía contemporánea.
representación histórica del pasado y ¿Cuáles eran las líneas principales de aquellas pro-
rehusar la sospecha de relativismo o puestas que Chartier presentaba en sus clases y en
escepticismo que nace del uso por la sus libros, mientras interpretaba con una sensibili- * Graciela Batticuore es doctora en Letras por la
escritura historiográfica de las formas dad fina y diestra a grandes escritores –Shakespeare, Universidad de Buenos Aires. Es autora de Mariquita
literarias: estructuras narrativas, tro- Molière o Cervantes–, o mientras descubría cómo el Sánchez. Bajo el signo de la revolución (Buenos
pos retóricos, figuras metafóricas. mercado editorial francés había popularizado en el Aires, Edhasa, 2011); La mujer romántica. Lectoras,
El documento contra el testimonio, siglo XVII a otros letrados eruditos a través de la cé- autoras y escritores en la Argentina: 1830-1870
la construcción explicativa contra la lebre colección de la “biblioteca azul”, o mientras ilus- (Primer Premio de Ensayo Fondo Nacional de las
reminiscencia inmediata, la represen- traba de qué forma la Revolución Francesa había, en Artes, Buenos Aires, Edhasa, 2005); El taller de la
tación del pasado contra su reconoci- cierto modo, “inventado” la idea de que los libros de escritora. Veladas literarias de Juana Manuela Gorriti,
miento: cada fase de la operación his- la Ilustración la precedieron? Podría decirse que sus Lima-Buenos Aires (1876/7-1890) (Rosario, Beatriz
toriográfica se distingue así claramen- propuestas reformulan tres o cuatro nociones claves Viterbo, 1999). Preparó, editó y compiló diversos
te del proceder de la memoria. Pero la para la historia del libro, la lectura, la cultura escrita: volúmenes en colaboración: Fronteras escritas.
diferencia no excluye la competencia. la noción de texto y de libro, de autor y de lector. Límites, desvíos y pasajes en la literatura argentina
Por un lado, la historia intentó recien- Chartier indaga en los cruces y ligamentos entre unas (Rosario, Beatriz Viterbo, 2008) y Resonancias
temente someter la memoria al estatus y otras, advirtiendo que la interpretación de una obra románticas. Ensayos sobre historia de la cultura
de un objeto histórico cuyos lugares de varía a lo largo del tiempo en función de los diversos argentina. 1810-1890 (Buenos Aires, Eudeba, 2005),
inscripción, formas de transmisión y públicos y de los editores y que, por lo tanto, “los tex- entre otros. Es investigadora independiente del
usos ideológicos deben ser estudiados. tos son móviles”. Es decir que mutan con el tiempo en Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Por otro lado, la memoria pudo pre- función de las “apropiaciones” y los “usos” que hacen Técnicas y está a cargo de la cátedra de Literatura
tender una relación con el pasado más de ellos los consumidores, y también en función de las Argentina I en la carrera de Letras de la Universidad
verdadera, más auténtica, que la de la intervenciones de otras figuras decisivas vinculadas a de Buenos Aires.
Lectura Mundi | VII
historia. Fue el caso de la tradición ju- del Quijote, donde el amigo del autor,
Las parodias del Quijote muestran
día respecto a la duradera reticencia al o mejor dicho, del padrastro del tex-
tratamiento historiográfico del pasa- cómo la escritura da contemporaneidad to, se burla de la erudición ficticia que
do, como lo muestra Yosef Yerushalmi, debe acreditar la autoridad de la obra.
o fue el caso del siglo XIX, cuando la a las obras que, en un momento dado, Uno de los epígrafes de Aub también
memoria opuso un conocimiento vivo, advierte al lector. Aub lo atribuye a un
afectivo, existencial del pasado a su
definen diferentes estéticas o diferentes cierto Santiago de Alvarado, quien en
neutralización distanciada e inerte por tipos de autoría. Los tres géneros su libro Nuevo mundo caduco y alegrías
parte de los historiadores. de la mocedad de los años de 1781 has-
Hoy en día Ricoeur sugiere que no se narrativos apropiados por la historia ta 1792 (una obra ausente del catálogo
trata de reivindicar la memoria en contra de la Biblioteca Nacional de Madrid y
de la historia, sino de reconocer sus di-
(libros de caballerías, novelas pastoriles, que podría figurar en el “Museo” de El
ferencias fundamentales y, también, vidas picarescas) tienen temporalidades hacedor) habría escrito: “¿Cómo puede
de mostrar la relación que las une. En haber verdad sin mentira?”. En el seno
efecto, es en el testimonio de la memo- propias. Pero en 1605 constituyen mismo de la ilusión se recuerda así la
ria, en el recuerdo del testigo, donde la diferencia que separa el posible cono-
historia encuentra la certidumbre en la
en la sincronía las formas literarias cimiento del pasado de su ficticia exis-
existencia de un pasado que fue, que ya dominantes contra las cuales Cervantes tencia en las fábulas literarias. Al lado
no es y que la operación historiográfica de los libros de Julio Caro Baroja o An-
pretende representar adecuadamente inventa una manera radicalmente thony Grafton dedicados a las falsifica-
en el presente. Como lo escribe Ricoeur, ciones históricas, el Campalans de Max
“la memoria sigue siendo el guardián
nueva de construir la ficción Aub, paradójicamente, irónicamente,
de la última dialéctica constitutiva de la reafirma la capacidad de distinguir en-
paseidad del pasado, a saber, la relación tre el encanto o la magia de la relación
entre el ‘ya no’ que señala su carácter con un pasado imaginado e imaginario
terminado, abolido, superado, y el ‘sido’ y las operaciones críticas propias de un
que designa su carácter originario y, en saber histórico capaz de desenmasca-
este sentido, indestructible”. Es en el Es lo que muestra un libro publicado York, con un catálogo titulado Catalogue rar las imposturas y de establecer lo
entrecruzamiento entre la cientificidad en 1958 en la Ciudad de México. Una Jusep Torres Campalans. The First New que Ricoeur llama “una memoria equi-
de la operación historiográfica y la ga- biografía de un pintor catalán, Jusep York Exhibition. Bodley Gallery, 223 East tativa” –equitativa porque obliga a las
rantía ontológica del testimonio en lo Torres Campalans, escrita por Max Aub, Sixtieth Street, cuando salió en 1962 memorias particulares a confrontarse
que Ricoeur fundamenta el rechazo de un republicano y socialista español que la traducción al inglés de la biografía. con una representación del pasado si-
las posiciones escépticas y relativistas fue agregado cultural en París en 1936, El libro, entonces, aprovecha todas las tuada en el orden de un conocimiento
y descarta la absorción o disolución del comisario del Pabellón de la República técnicas e instituciones modernas que, universalmente aceptable–.
pasado dentro del presente. en la Exposición Universal de 1937 y para Barthes, respondían al inagotable Pero, como se sabe, si semejante
Sin embargo, como lo sabía Cervan- director con André Malraux de la película deseo de autentificar lo “real”: las distinción se encuentra teóricamente
tes para nuestro placer o para la inquie- Sierra de Teruel. Exiliado en Francia des- fotografías (“testigo bruto de lo que fue fundada, no puede y quizás no debe
tud de sus lectores, siempre la ilusión pués de la derrota de la República, per- allí”), el reportaje, la exposición. deshacer los lazos entre historia y
referencial se coloca en la relación con seguido y encarcelado como comunista Y, sin embargo, Jusep Torres Cam- memoria. Por un lado, debemos pen-
el pasado, cualquiera sea su registro. por el régimen de Vichy, se refugió en palans nunca existió. Max Aub inventó sar con Reinhart Koselleck que existen
Es cierto que, como lo muestra Roland México y tomó la nacionalidad mexica- a este pintor, supuestamente nacido en fuertes dependencias entre la expe-
Barthes, las modalidades de semejante na en 1949. Es allí donde publicó el ci- Gerona en 1886 y que huyó de París y riencia y el conocimiento, entre la per-
“ilusión” no son las mismas en la novela, clo de sus novelas dedicado a la Guerra dejó de pintar en 1914, para burlarse de cepción del tiempo y las modalidades
que al abandonar la estética clásica de la Civil y, en 1958, la biografía de Jusep las categorías manejadas por la crítica de la escritura de la historia. A las tres
verosimilitud multiplicó las notas realis- Torres Campalans. del arte: la explicación de las obras por categorías de la experiencia, que son
tas destinadas a cargar la ficción con un El libro moviliza todas las técnicas la biografía del artista, el desciframien- la percepción de lo irrepetible, la con-
peso de realidad, que en la historia, para modernas de acreditación del relato to del sentido escondido de las obras, ciencia de la repetición y el saber de
la cual “el haber-sido de las cosas es un histórico: las fotografías que dejan ver las técnicas de datación y atribución, las transformaciones que escapan a la
principio suficiente del discurso”. Pero, a los padres de Campalans y a él mismo el uso contradictorio de las nociones experiencia inmediata, corresponden
para exhibir este principio, el historia- en compañía de su amigo Picasso; las de precursor y de influencia: Campa- tres maneras de escribir la historia: la
dor debe introducir en su narración declaraciones que hizo el pintor en dos lans está sometido a las influencias de historia que registra el acontecimiento
indicios o pruebas de este “haber-si- periódicos parisinos en 1912 (L’Intran- Matisse, Picasso, Kandisky, Mondrian, único, la historia que despliega compa-
do” que funcionan como effets de réel, sigeant) y en 1914 (Le Figaro illustré); la y, al mismo tiempo, sus cuadros son raciones, analogías y paralelismos, y
“efectos de realidad”, encargados de edición de su “Cuaderno verde” –en el los primeros en cada nuevo estilo del la historia entendida como reescritura,
dar presencia al pasado gracias a las cual anotó, entre 1906 y 1914, obser- siglo XX: el cubismo, el art nègre, el es decir fundada sobre los métodos y
citas, las fotos, los documentos. Para De vaciones, aforismos y citas–; el catálogo expresionismo, la pintura abstracta. técnicas que permiten un conocimien-
Certeau, la construcción desdoblada de de sus obras establecido en 1942 por Tal como las del Quijote, la parodia es to crítico que contribuye a “un progre-
la historia se remite a tal presencia: “Se un joven crítico irlandés, Henry Richard divertida y mordaz. so cognoscitivo acumulado”.
plantea como historiográfico el discurso Town, quien preparaba una exposición Hoy en día puede leerse de manera Por otro lado, la historia no puede
que ‘comprende’ a su otro –la crónica, el de los cuadros de Campalans en Lon- diferente. Moviliza los dispositivos de ignorar los esfuerzos que trataron o
archivo, el documento–, es decir el que dres cuando murió en un bombardeo la autentificación al servicio de una ilu- tratan de hacer desaparecer no sólo a
se organiza como texto foliado en el cual alemán; las conversaciones que Aub sión referencial particularmente pode- las víctimas, sino también la posibilidad
una mitad, continua, se apoya sobre tuvo con el pintor cuando lo encontró rosa y que engañó a muchos lectores. de que sean recordadas sus existencias.
otra, diseminada, para poder decir lo en 1955 en San Cristóbal de las Casas, en Pero, al mismo tiempo, multiplica las En este sentido, la historia nunca puede
que significa la otra sin saberlo. Por las el estado de Chiapas, y finalmente las advertencias irónicas que deben des- olvidar los derechos de una memoria
‘citas’, por las referencias, por las notas reproducciones de los cuadros mismos pertar la vigilancia. No es por casuali- que es una insurgencia contra la falsi-
y por todo el aparato de llamadas per- que fueron rescatados, según Aub, por dad que la circunstancia que permite ficación o la negación de lo que fue.
manentes a un primer lenguaje, el dis- “un funcionario franquista catalán, resi- el encuentro entre Aub y Campalans es Debe la historia entender semejante
curso se establece como saber del otro”. dente en Londres [que] los adquirió de un coloquio que celebra los trescientos pedido y, con su exigencia de verdad,
Sin embargo, como lo indican algunas manera no muy clara”, y que “querien- cincuenta años de la primera parte del apaciguar, tanto cuanto sea posible, las
ficciones, el uso de semejante aparato do tal vez hacerse perdonar antiguos Quijote, ni que el “Prólogo indispensa- infinitas heridas que dejó a nuestro
no es siempre suficiente para proteger agravios”, se los hizo llegar a Max Aub. ble” del libro se acaba con una referen- presente un pasado a menudo injusto
contra la ilusión referencial. Los cuadros fueron expuestos en Nueva cia al “mejor” de todos los prólogos: el y cruel.
: Rector: Carlos Ruta. Director Lectura Mundi: Mario Greco. Edición general: María Stegmayer. Colaboran en este suplemento: Roger Chartier,
José Emilio Burucúa y Graciela Batticuore.
VIII | REVIEW