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El embarazo adolescente o embarazo precoz puede definirse como aquel que ocurre dentro de los

primeros dos años de edad ginecológica (tiempo transcurrido desde la menarquía) y/o cuando la
adolescente es aún dependiente de su núcleo familiar de origen o no han alcanzado la mayoría de
edad jurídica (variable según los distintos países del mundo).

La OMS establece la adolescencia entre los 10 y los 19 años. La mayoría de los embarazos en
adolescentes son considerados como embarazos imprevistos o no deseados, provocados por la
práctica de relaciones sexuales sin métodos anticonceptivos.

Uno de los problemas más complejos que actualmente confronta la reproducción humana se
produce justamente en este período: el embarazo en la adolescencia es considerado como un
problema biomédico con elevado riesgo de complicaciones durante el embarazo y parto, que
conlleva un incremento en las tasas de morbilidad y mortalidad materna, perinatal y neonatal.

Pero las consecuencias adversas del embarazo en la adolescencia no sólo son físicas, sino que
tiene además implicaciones socioculturales, psicológicas y económicas, con elevado coste personal,
educacional, familiar y social.

Esto es así especialmente en las chicas más jóvenes (15-16 años). Entre los problemas que se
presentan habitualmente en estas jóvenes, se encuentran:

 que siguen una dieta inadecuada a su estado

 utilizan tarde o con poca frecuencia el servicio de atención prenatal, lo que supone una dificultad
mayor para aceptar la realidad, retraso de la primera visita, desconocimiento del tiempo de
gestación

 incumplen el tratamiento

 tienen actitudes de pasividad, falta de respaldo, depresión...

Dado el incremento de la actividad sexual en la etapa adolescente, especial atención merecen


también los patrones erróneos de conducta sexual, que pueden desencadenar infecciones de
transmisión sexual y embarazos no deseados, con toda la problemática que se asocia a su aparición.
A qué se asocia el embarazo en la adolescencia

En la actualidad está ampliamente reconocido que el embarazo en adolescentes y la maternidad


temprana está asociada con el fracaso escolar, deterioro de la salud física y mental, aislamiento
social, pobreza y otros factores relacionados.

En este sentido no pocos autores afirman que el embarazo en la adolescencia debe ser
contemplado, como un embarazo de alto riesgo.

Los factores de riesgo que más influyen en la probabilidad de embarazo en la adolescencia son la
mala información sobre la sexualidad y desconocimiento de los métodos anticonceptivos, junto a un
bajo nivel educacional procedente de los padres.

El desconocimiento se agrava debido a que el tema de la sexualidad todavía sigue siendo un tabú en
las relaciones paterno-filiales.

Otro factor de riesgo es el egocentrismo adolescente, que hace que piense, en una especie de
omnipotencia, que la relación entre coito y embarazo no se dará en su caso.

Riesgos médicos y sociales del embarazo adolescente

En el embarazo adolescente existe un aumento de los riesgos médicos, como la probabilidad de


sufrir infecciones, roturas prematuras de membranas o partos prematuros. También anemia del
embarazo, desnutrición, bajo peso al nacer, mayor muerte perinatal...

Entre los problemas psicológicos en la madre se hallan depresión post-parto, baja autoestima... en
gran medida debidos al truncamiento de sus planes vitales y al rechazo de la pareja o social.
Habitualmente el padre es un joven también adolescente que no asume su responsabilidad paterna,
provocando una situación de abandono afectivo, económico y social en la madre y el niño.

También podemos hablar de otra serie de desventajas sociales: bajos logros educacionales,
abandono escolar, desempleo, mayor frecuencia de maltrato y abandono infantil... Muchas veces la
adolescente cuenta con un nivel de escolaridad muy bajo, por lo que le es complicado acceder a un
trabajo digno que le permita satisfacer sus necesidades básicas.

Debido a todos estos riesgos que conlleva el embarazo en la adolescencia, muchas organizaciones
de salud y de protección a los menores en el mundo tienen como objetivo que se reduzca su
incidencia, gracias a programas de formación en los que se eduque a los jóvenes y sus familias.

La mayoría de los embarazos en la adolescencia (entre los 10 y 19 años de edad) son no


deseados. Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, en México, la tasa de embarazo de
niñas en este rango de edad fue de 79 por cada mil mujeres. Quintana Roo, ocupa el primer lugar de
embarazos adolescentes con un 7%, le siguen Baja California Sur, Chiapas, Chihuahua, Querétaro,
Yucatán y Distrito Federal.
Y es que, todavía existe entre los adolescentes, la creencia de que se deben tener relaciones
sexuales tanto para probar la virilidad del hombre como la fidelidad y lealtad de la mujer al
"demostrar amor", lo que es totalmente erróneo.

Se calcula que entre el 80 y 90% de las adolescentes sexualmente activas no usan ningún tipo de
anticonceptivo, cifra alarmante si consideramos la prevalencia de embarazos no deseados o el
contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS)

Consejos para evitar embarazos


Solo existen dos formas para evitar un embarazo no deseado, precipitado o sorpresivo:
La abstinencia total o el uso de anticonceptivos. Sin embargo, podrías tomar en cuenta las siguientes
recomendaciones:

+ Mantener relaciones sexuales conlleva responsabilidad. Lo ideal es abstenerse hasta tener


la madurez para entender su significado y consecuencias.
+ Los padres deben proporcionar información adecuada y oportuna sobre el embarazo, forma de
prevenirlo, así como advertir de los riesgos de las ETS.
+ En caso de tener relaciones sexuales, es imprescindible el uso del condón, tanto en relaciones
coitales como en el sexo oral o cualquier actividad sexual.
+ Se deben conocer todos los métodos anticonceptivos y elegir, con ayuda de algún especialista, el
más adecuado.
+ Evitar el consumo de alcohol y drogas para no perder el control cuando se esté con la pareja. De
esta manera se tomarán decisiones adecuadas y responsables + sobre el ejercicio de la
sexualidad.
+ Es fundamental desarrollar valores personales, como el respeto a nuestro cuerpo, a la vida y las
decisiones de los demás.
+ Anteponer proyectos de vida y sueños profesionales a emocionales.
+ Es válido decir NO cuando exista presión hacia las relaciones sexuales.

Los métodos anticonceptivos


Aunque todos los métodos anticonceptivos tienen un alto grado de efectividad, ninguno es 100%
seguro. El condón es el único que, además de prevenir el embarazo, reduce el riesgo de ETS.

Para la mujer existe el diafragma, (disco flexible de látex que cubre el cuello uterino), anticonceptivos
orales (combinación de hormonas que evitan la ovulación), depo-provera(anticonceptivo oral en
forma de inyección, aunque está casi en desuso), implantes subdérmicos (varillas de plástico que se
implantan quirúrgicamente debajo de la piel del brazo), DIU (dispositivo en forma de T que el médico
introduce en el útero) y esterilización femenina(anticonceptivo permanente que consiste en bloquear
las trompas de Falopio).

Los anticonceptivos de emergencia también son una alternativa para prevenir el embarazo, en caso
de que se hayan tenido relaciones sexuales de riesgo. La píldora del día siguiente debe ser tomada
dentro de las 72 horas después del acto sexual sin protección, existe en formato unidosis o con una
segunda píldora tomada de 12 a 24 horas más tarde. La píldora del día siguiente no protege contra
ETS.

Para el hombre la opción más viable son los preservativos de látex y la esterilización masculina o
vasectomía. Sin embargo, esta última no es lo más óptimo en la adolescencia.
Embarazos de alto riesgo
El embarazo durante la adolescencia es de alto riesgo y se asocia con mayores tasas de morbilidad
y mortalidad, tanto para la madre como para el niño. Las madres adolescentes tienen más
probabilidad de presentar complicaciones médicas como placenta previa, hipertensión inducida
durante el embarazo, parto prematuro, anemia grave y toxemia. Además, son frecuente
los comportamientos malsanos, debido a la falta de madurez. Por si fuera poco, las adolescentes son
quienes más intentan el aborto, lo cual pone en serio peligro su salud. Más vale prevenir que
lamentar.

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