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E.

Hecker

La hebefrenia. Contribución a la psiquiatría


clínica (1871)

La hebefrenia es una enfermedad que se niño, no puede por el momento verdadera­


manifiesta siempre en el momento de la mente hacerse un hueco; se inicia entonces
pubertad. En todos aquellos casos que han un combate, en concreto un conflicto de
sido puestos a mi disposición y en los que pensamientos y sensaciones que se expresa
se ha podido constatar con precisión el en toda actitud y todo comportamiento del
comienzo, la enfermedad sobreviene entre individuo en el transcurso de la fase llama­
los 18 y los 22 años, en el período en que da «edad ingrata». Durante este período
«la renovación y el reacomodo psicológico suceden inmediatamente los contrastes
del Yo» (Griesinger) que se lleva a cabo más vívidos y se presentan, aún en dese­
durante la pubertad, ha llegado a su térmi­ quilibrio, unos al lado de otros y unos tras
no poco más o menos en circunstancias otros. Junto a una cierta afectación román­
normales. Dicho proceso psicológico, que tica y un gusto por la grandilocuencia de
se acompaña de una serie de síntomas par­ ideas y conversaciones precozmente madu­
ticularmente acentuados, se mantiene hasta ras, se asocian una bobería muy específica
cierto punto en un nivel patológico en el y una fascinación por las bromas más frí­
caso de la hebefrenia, en la medida en que volas e incluso triviales. Al lado de sensa­
las manifestaciones que pueden observarse ciones y sentimientos íntimos, delicados,
durante algún tiempo en ese estadio de se manifiesta vivamente cierta grosería y
transición pasan a un primer plano con un torpeza afectiva. Antes que la forma se
grado aumentado mórbidamente, y condu­ haya modificado y consolidado lo suficien­
cen finalmente a un estadio terminal parti­ te para poder incorporar el nuevo conteni­
cular al que podemos calificar de estupidez do, éste parece en cierta medida informe y
hebefrénica en razón de sus propiedades vago. Tanto interior como exteriormente,
características. en el pensamiento, en las palabras, en los
Cuando la pubertad se inicia, se despier­ movimientos y en la afectividad falta la
tan en el alma del joven o de la muchacha, forma concisa, segura y bien delimitada
estimulada por sensaciones hasta el que encontramos en el niño, a su manera, y
momento desconocidas, una serie de repre­ también en el adulto. Se manifiesta, tanto
sentaciones sombrías que entran en con­ interna como aparentemente, una cierta
flicto con las ya existentes, provocando disociación (Zerfarenheit). De igual modo
una extraña confusión. El nuevo «yo» en que el cuerpo desgarbado y torpe no sabe
gestación pretende entrometerse en el anti­ muy bien qué hacer con sus manos, sus
guo, pero, en cierto modo, no encuentra brazos y sus piernas -pues realiza todo tipo
espacio en las formas ya existentes; se dila­ de movimientos descuidados, bambolean­
ta y se extiende en todas las direcciones, tes, angulosos y toda suerte de acciones
tanto en el cuerpo como en el espíritu, con bobaliconas y tontas en una especie de pul­
bruscos y torpes cambios para adaptarse a sión de actividad desenfrenada-, también
los nuevos sentimientos y representacio­ el espíritu desconoce al principio el uso
nes. El viejo yo, con sus raídos zapatos de adaptado a las nuevas representaciones y
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sensaciones que se despiertan en él, y no se expresada desde el principio por una triste­
aprovecha de este tesoro en bruto, desco­ za y una opresión imprecisa e indecible de
nociendo con precisión su valor. la afectividad; la instauración posterior­
Paulatinamente se instalan, en el transcur­ mente no se produce más que de manera
so de los 18 y 19 años, un cierto recogi­ progresiva, bajo la forma de representacio­
miento y una cierta concentración; la nes delirantes precisas, pero generalmente
forma, aún endeble y frágil, comienza a muy cambiantes. Casi todos los sectores de
definirse. la vida afectiva pueden participar uno tras
Pues bien, precisamente es en esta épo­ otro en la distimia triste, y la melancolía
ca en la que sobreviene esta perturbación puede manifestarse tanto por una auto-acu­
del espíritu que llamamos hebefrenia. En sación contrita como por un ensueño efec­
dicha época, abstracción hecha de su tivo o amoroso delicado, o también por un
evolución habitual, la actividad principal delirio de persecución y de influencia incu­
radica en eso que deja caer su mano des­ bado sin estrépito. No obstante, luego se
tructora sobre esta forma, apoderándose desvela una notable superficialidad de sen­
precisamente en el momento en que ella se saciones, y el cuadro que presenta esta
fija, y acarreando así nuevamente una diso­ melancolía es francamente diferente de los
ciación del contenido mental aún laxamen­ cuadros de jeremiadas que nos ofrece, por
te plástico. Pero es justamente en ese ejemplo, la auténtica distimia. Eso contri­
momento, cuando la parte más valiosa de buye a la impresión de que los enfermos
dicho contenido se pierde. El proceso mór­ juegan o coquetean, más bien intenciona­
bido limita el desarrollo mental posterior y damente, con sus sensaciones melancóli­
propicia una forma particular de debilidad cas; un humor más alegre contrasta
de espíritu, que tan sólo envuelve del con­ precozmente con el humor triste. Al tiempo
tenido los elementos muertos de esta fase que se muestra una propensión a lamentar­
puberal, cuya irrupción se presenta justo en se de la miseria terrible y la desgracia que
el momento de ser atravesada. El combate le ha tocado o sobre los pecados que ha
que se ha venido describiendo llega así a su cometido, también sobre las persecuciones
fin, pero los elementos contendientes están de las que es objeto, el enfermo es general­
de alguna manera inmobilizados en el mis­ mente incapaz de reprimir la impulsión a
mo sitio, como si continuaran batiéndose. reír y a hacer chanzas bobaliconas. Junto a
Hasta aquí hemos descrito el final del todo esto, se advierte igualmente una ten­
proceso mórbido, que ciertamente arroja dencia a la actividad exagerada y fre­
sus signos desde los primeros estadios del cuentemente extraña, lo que puede llegar
desarrollo de la enfermedad. Otra forma hasta el furor expansivo pronunciado. Esta
particular de debilidad de espíritu que tendencia se expresa, por lo general, en
resulta de ello es precisamente la precoci­ forma de un comportamiento sin ton ni son
dad de su aparición, que es característica y estúpido, en una tendencia a vagabundear
de su evolución. y a callejear; tales individuos pueden reco­
En la mayoría de los casos, la enferme­ rrer el mundo durante mucho tiempo sin
dad se inicia aparentemente tras una altera­ ser considerados enfermos. Con frecuencia
ción afectiva harto profunda, y se inicia corren el peligro de ser tomados por simu­
con síntomas claros de una melancolía ladores, dado el aspecto muy singular de su
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debilidad de espíritu. Efectivamente, da a vista de crítica y pueril, que contrasta


menudo la impresión de que persiguen extrañamente con una tendencia muy a
decididamente entregarse a tonterías en sus menudo caracterizada por ocuparse de
conversaciones y su comportamiento, adre­ tesis y discusiones científicas generales.
de y conscientemente. Es por ello que esta Una perorata bobalicona de joven inexper­
forma tiene una gran importancia en medi­ to, compuesta en lo esencial de su conteni­
cina legal. Un caso de este género -sobre el do de migajas de un saber a medias
que se han realizado cinco peritajes médi­ anteriormente adquirido, sale entonces a la
cos contradictorios y en el que el enfermo, luz, y al mismo tiempo se manifiesta una
sin duda hebefrénico, fue en principio tendencia a generalizar abruptamente
.declarado sano de espíritu y condenado, experiencias aisladas o individuales. Por
después fue declarado únicamente estúpi­ ello, tales enfermos usan decididamente el
do por un nuevo informe del experto recla­ pronombre «se» en lugar del pronombre
mado por la penitenciaría y en el que «yo» (lo que también se observa con fre­
participaba Kahlbaum- será publicado cuencia en ignorantes, por la misma
próximamente en otros lugares. La dificul­ razón).
tad de apreciación en tales casos se debe al Pero lo absolutamente importante son
hecho de que la mayor parte de las pertur­ los trastornos formales que se evidencian
baciones radican en el dominio formal. en las conversaciones de los hebefrénicos,
Sólo en raras ocasiones se puede eviden­ y de manera especialmente accesible a la
ciar la existencia de ideas delirantes preci­ observación en sus notas escritas. Por esta
sas. Cuando aparecen da la impresión de razón he seleccionado tan solo observacio­
caprichos bizarros, tienen la apariencia de nes de enfermos de los que me hallaba en
algo tan efímero y, hasta cierto punto, tan poder de algunas de sus cartas; en ellas la
artificial e intencional, que precisamente comunicación tiene un valor extremada­
por eso se distinguen de las representacio­ mente importante para poder apreciar su
nes delirantes propiamente dichas (o ideas caso al detalle con cierta objetividad. Los
«fijas»). Por ejemplo, cuando nuestro trastornos formales a los que me refiero se
enfermo anteriormente mencionado relata caracterizan en esencia por lo siguiente:
que se ha casado hace 50 años, la forma en antes que nada, una anomalía específica en
la que nos lo presenta da la impresión de la construcción de frases consistente en los
una tontería inventada para divertir o equi­ múltiples cambios introducidos por el suje­
vocar a quien escucha, o de una compla­ to que habla o que escribe, y que atañen a
cencia pueril en las elucubraciones la construcción sintáctica durante la elabo­
fantásticas intencionales (confabulación ración de largas frases de las que tanto gus­
según Kahlbaum). En ciertos casos apare­ ta, sin que por ello pierda el hilo de la
cen también, como vestigios del estado secuencia de su pensamiento. Se pone en
melancólico, elementos rudimentarios de evidencia una negligencia característica en
un delirio de persecución o de influencia. la articulación de una frase con otra, al
Pero, por lo general, el contenido de los tiempo que la incapacidad de concluir un
dichos de los enfermos se relaciona con las pensamiento de forma concisa. El curso
condiciones objetivas y testimonios única­ del pensamiento se embrolla durante un
mente una cierta concepción débil, despro­ cierto tiempo sin una articulación precisa,
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sin puntuación, produciéndose períodos las palabras extranjeras, lo que está a veces
(oratorios) característicos que tienen una en flagrante contraposición con la educa­
gran analogía con el estilo de «Carlchen ción que ha recibido el paciente. Insisto
Miesnich» en «Kladderadatsch». Dicho nuevamente sobre el hecho de que, en
estilo se diferencia claramente del de otros todos los casos que cito aquí, los enfermos
sujetos débiles de espíritu (por ejemplo, el pertenecen a clases cultivadas y, como lo
paralítico general que ha llegado hasta el prueban por una parte las situaciones a las
estado de demencia), por el hecho de que que habían llegado en la vida, todos ellos
no se logran poner en evidencia (o tan sólo estaban lejos de presentar, en la época en
excepcionalmente) perturbaciones muy que gozaban de salud, las anomalías de la
llamativas, ni tampoco fallos en la cohe­ forma de escribir y de hablar puestas de
rencia y el curso del pensamiento. Además, relieve aquí, algunas de las cuales habrían
el enfermo, que no está afectado para nada podido achacarse a la incultura. Lo que
de riqueza del pensamiento o de fuga de más sorprende aún en nuestros pacientes es
ideas, presenta una tendencia notable a el gusto manifiesto por usar palabras sórdi­
permanecer anclado en un tema de conver­ das, obscenas y despreciables en el lengua­
sación una vez que ya lo ha abordado y, je cultivado, y todo ello sin que hayan sido,
sobre todo, -para hablar como lo hace por ejemplo, inducidos por un afecto. Todo
Hammlet- para «perseguir a muerte» cier­ modo de expresión y de lenguaje del enfer­
tos giros y fórmulas oratorias. Tampoco es mo desciende más abajo del nivel que ha
capaz de reprimir pensamientos que le lle­ alcanzado en su educación anterior, y a ello
gan aparentemente como consecuencia de se asocia además una propensión a los des­
influencias exteriores o de extraños saltos bordamientos verbales, una predilección
de pensamiento, o eventualmente de pre­ por un modo de descripción sentimental,
sentarlos con un cierto orden. También, lo una dicción con pretensiones poéticas y,
que es enormemente característico, amén por consiguiente, un diluvio de frases alti­
de la gran negligencia en la construcción sonantes y presuntuosas. Podemos mostrar
de las formas sintácticas, es el recurso a un con claridad, siguiendo sus rasgos esencia­
modo de expresión no muy escogido, y en les, esas anomalías de la forma de la escri­
particular a un dialecto vulgar y provincia­ tura en todas las cartas citadas más abajo;
no, incluso en la escritura (mientras que el es posible diagnosticar ese tipo de enfer­
enfermo, cuando estaba en su sano juicio, o medad sólo por las cartas de hebefrénicos.
bien no lo ha hablado completamente, o si En lo que se refiere a la descripción en
lo había hecho era de una forma menos conjunto de la hebefrenia, sin duda es
evidente). Existe en conjunto una propen­ obvio que todos los síntomas enumerados
sión acentuada a desviarse de la manera aquí no están plena ni igualmente presen­
normal de hablar y de escribir, a alterar el tes en todos los casos. Pero a pesar de toda
lenguaje y a hablar o escribir en una jerga la variedad de casos diferentes, la particu­
extraña. Es frecuente hallar, en las observa­ laridad siempre demostrable de la evolu­
ciones que citamos, una imitación de la jer­ ción y, ante todo, la aparición precoz de
ga judía, de la «jerga de oficial», una esta debilidad de espíritu estúpido que
mezcla de diversas lenguas, etc. A ello se resulta imposible no reconocer, aportan
une frecuentemente una predilección por una delimitación segura del conjunto de
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este tipo clínico. La configuración caracte­ por la estupidez habefrénica. Esa es la


rística de la estupidez hebefrénica está más razón por la que me he servido de ciertos
o menos acentuada si se sigue el desarrollo casos cuya observación (yen particular la
de los diversos síntomas. Mientras que en anamnesis) comporta algunas lagunas,
ciertos casos la actitud y la conducta boba­ pero espero que el conjunto del cuadro clí­
liconas están más firmemente contenidas nico no quede afectado de manera seria.
en un comportamiento más establecido, Además, como lo he comentado antes, no
pero que es muy característico en un joven he citado más observaciones que aquellas a
inexperto, en otros casos eso parece más las que pueda adjuntar las producciones
reprimido y recubierto por un profundo escritas de nuestros enfermos, pues en el
grado de estupidez próxima al embruteci­ plano patognomónico las estimo muy
miento. Aunque, en el conjunto, raramente importantes
se observa en nuestros enfermos el grado
más profundo de la estupidez y de nulidad
mental (tal como se las encuentra, por Observación
ejemplo, en la parálisis general) lo que
parece más característico es la larga persis­ Anamnesis según las comunicaciones
tencia de un cierto grado, más bien media­ médicas del Dr. Hecht, médico de la cir­
no, de decadencia mental. No es cunscripción de Neidenburg, marzo de
infrecuente que aparezcan, en el estadio de 1864.
estupidez, accesos intercurrentes de agita­ Srta. Karoline E., 20 años, hija única del
ción que puedan llegar hasta el furor pro­ pastor E. de P., quien murió hace unos cua­
nunciado. Dichos accesos tienen su origen tro años. Su madre aún vive. No han existi­
en causas exteriores, por ejemplo la exci­ do enfermedades mentales en la familia.
tación sexual (sea por onanismo o en la Nacida en P., un pequeño pueblo, Karoline
época de las menstruaciones) y, en general, recibió una educación principalmente rural
en la excitación de los nervios periféricos y simple, dirigida en especial por su padre,
centrípetos (por ejemplo, el dolor dental). hombre serio y estricto. Tras haber seguido
También a veces están en relación con alu­ los cursos hasta los 15 años, en parte en la
cinaciones de aparición periódica (en parti­ escuela del pueblo y en parte con su padre,
cular las alucinaciones auditivas). Las prosiguió su educación un año más en los
alucinaciones, que son un síntoma frecuen­ pueblos vecinos de Elbing y Hohenstein
te en las enfermedades mentales, se bajo la dirección de maestros. A pesar de
encuentran igualmente en la misma medi­ que haya dado muestras de poca capaci­
da en la hebefrenia, confiriéndole general­ dad, se desarrollo poco a poco y encontró
mente una tonalidad particular al cuadro finalmente el gusto y el placer por los estu­
mórbido, sin que tengan por ello significa­ dios. En el plano físico maduró bien; ha
ción patognómica. tenido buena salud y ha menstruado regu­
He creido apropiado tener en considera­ larmente desde los 14 años. A los 16 años
ción, dadas las observaciones de enfermos volvió a la casa paterna, siendo confirmada
que siguen, esas diferencias en el aspecto por su padre, quien murió un año más tar­
de la forma mórbida que nosotros estudia­ de. Partió entonces a Neidenbung con su
mos, así como en el grado de afectación madre. A consecuencia de esta transición
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de la vida rural solitaria y apacible del madre. Se dirigió luego a la estafeta de


presbiterio a la vida de la ciudad, y correos con una carta sin dirección, exi­
siguiendo las ideas muy elevadas de su giendo imperiosamente que se la enviaran;
madre, relativamente inculta, esta joven en después, ya de vuelta a casa, y aunque
edad de casarse, bella e incluso afortunada, siempre fue muy taciturna y silenciosa,
hizo su entrada en el mundo, en especial en comenzó a hablar mucho en un elegante
el medio oficial. A partir de este período, dialecto de oficial. En estado de agitación
Karoline se interesó de lleno en la moda y dijo que había sido envenenada con un té
en las diversiones. Aunque frecuentó deci­ ruso que le había ofrecido la tarde anterior
didamente la iglesia tras su confirmación, «la bestia» (designando así a su madre),
posteriormente se volvió librepensadora en después dijo que había perdido su inocen­
el terreno religioso. En febrero de 1864 fue cia, que la madre era un animal, y que todo
invitada a participar en un baile ofrecido eso era culpa de «la bestia». La inocencia
por los oficiales. Con tal ocasión, su perdida, el hecho de ser un animal, y tam­
modista debía procurarle un corset y zapa­ bién el estado de oficial, constituyeron en
tos. Tras su entrega se le dijo que el lo esencial sus conversaciones posteriores.
lugarteniente Von S. los había admirado Del mismo modo se introdujeron en la con­
mucho, y que incluso los había besado. versación: la religión, el rey y Garibaldi. El
Asistió al baile, pero Von S. no apareció y modo de expresión es, en parte, elegante y
ella no fue invitada a bailar más que oca­ se formula principalmente en términos
sionalmente. Incluso, un pariente le hizo militares, pero también degenera en pala­
algunas consideraciones de mal gusto, bras de lo más obscenas. En varias ocasio­
como: «Tu talle ha cambiado» o «¿Cómo nes surgieron accesos de rabia destructiva.
te han educado? ¡Se te ha cebado como a Los intervalos lúcidos son raros y de corta
un animalito del campo!». Ante tales pala­ duración. Todas las funciones corporales
bras abandonó el baile antes de su finaliza­ se desarrollaron regularmente, excepto el
ción. sueño que era irregular y ordinariamente
Después de dicho acontecimiento, esta breve.
joven, que hasta el presente había gozado El 8 de marzo de 1864 la enferma, que
de buena salud, se quejó de una torpeza por entonces tenía 20 años, fue ingresada
intensa en la cabeza y en todo el cuerpo, en el asilo de Schwetz, donde permaneció
dio muestras de una actitud inquieta y de hasta su traslado al asilo de Allenberg el
una ausencia de interés por el trabajo. primero de noviembre del año siguiente.
Pidió un instrumento musical para poder Adjunto en lo que sigue lo más destacable
entretenerse, aunque no tenía conocimien­ de las anotaciones de la observación comu­
to musical alguno. De tanto en tanto se nicada de Schwetz:
echaba al suelo para llorar y suplicar Estado actual: cuerpo pequeño bien ali­
durante un buen rato. El 21 de febrero, a mentado, morena, mímica viva; fuga de
mediodía, se cortó una parte de su cabelle­ ideas con inhibición intercurrente, ideas
ra y, atravesando con zapatillas de baile el delirantes melancólicas: está en prisión, es
mercado cubierto de hielo y niebla, se la una piedra, una nulidad, menos aún una
llevó a su primo para que la conservara, nulidad, un perro, está loca, es una hija ile­
enrollada en la sortija de compromiso de su gítima, su padre aún vive, E. no es su
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padre, una enfermera es su madre. Se arro­ estado de estupidez: «Por lo general, es


ja a los pies del médico, implora la gracia silenciosa, participa poco, se ocupa de tra­
de poder besarle la mano, después se apar­ bajos manuales, tiene una actitud pueril en
ta, oculta su rostro tras los cabellos descui­ contradicción con su edad, con una visión
dados, se mueve de aquí para allá de las cosas muy limitada, se adhiere fre­
agitadamente, en algunos momentos rom­ cuentemente a ideas exaltadas y pueril­
pe sus ropas. Insomne, está muy agitada. mente insensatas, está casi siempre
El 22 de marzo se anota lo siguiente: confusa en el curso del pensamiento y en la
«menstruación; antes y después exacerba­ elaboración conceptual. Por momentos se
ción de la agitación, rotura de vidrios, etc., agita, etc.». Personalmente sólo he obser­
ideas delirantes extrañas, lenguaje particu­ vado a la enferma en muy contadas ocasio­
larmente amanerado». Además, se nota nes, pero he observado en ella la impresión
una risa inmotivada muy frecuente. Por de una actitud llamativamente bobalicona
otra parte, su estado, y en especial su y pueril, confirmada por la observación de
humor, presentan oscilaciones extremas, la enferma en la que se menciona muchas
en la medida en que el sentimiento de iden­ veces: actitud estúpida, gracias pueriles,
tidad unas veces oscila entre la negación etc.
completa y otras profundiza en ideas deli­ Añado, finalmente, una carta de la
rantes de exaltación dichosa. De tanto en enferma muy característica: «¡Mi querida
tanto sobrevienen sentimientos paroxísti­ buena mamá! Seas mil veces saludada por
cos de furor -generalmente en los momen­ tu hija Karoline con ardientes lágrimas y
tos de las reglas- sin causa exterior un dolor punzante. Te presento mis votos
aislable, motivadas puramente por las ideas más cordiales de dicha, que la alegría flo­
delirantes y las alucinaciones, en especial rezca para ti sobre el estrecho sendero de
las alucinaciones auditivas. En una ocasión la vida. Sin ti busco en vano habituarme a
dice ser la emperatriz de Francia, otra vez la cadena de la amistad extraña, pero el
dice que el Dr. B. es su marido, retractán­ tiempo y la hora me lo enseñarán en su
dose de su primera pretensión. momento. Las flores están marchitas, las
El1 de noviembre de 1865, la enferma, frescas quiero te las (falta el verbo), ... Te
que contaba 21 años, fue admitida en el beso la mano; vive muchos años, guarda
asilo de Allenberg. A continuación, los en tu corazón a tu hija Karoline E.».
extractos de un informe redactado en esa
época con vistas a poner en evidencia su (Traducción de J. M. a A.)

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