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EL REY DEL ÁZUCAR Y OTROS MONARCAS AGRICOLAS

“La historia de un grano de azúcar es toda una lección de economía


política, de política y también de moral”
Augusto Cochin

La Búsqueda del oro y la plata motivo la conquista, pero en el segundo viaje que realizo Cristóbal
Colón a América, él trajo consigo caña azúcar de las Islas Canarias y las plantó en República
Dominicana. En esa época, el azúcar era un bien costoso que se vendía en las farmacias, y tres siglos
después del descubrimiento de América el azúcar seguía siendo el producto agrícola más importante
para Europa, que se llevaba desde el nuevo continente, lo cual significó para América un daño en sus
recursos naturales, un detrimento en sus economías y para países como Holanda Francia Inglaterra y
Estados Unidos impulso directa e indirectamente su desarrollo industrial

La estructura de Mercado del azúcar mezcló tres edades históricas distintas el mercantilismo, el
feudalismo y la esclavitud y tenía como centro el mercado internacional. Este antecedente ha
determinado la estrangulación del desarrollo económico América Latina y la marginación y la
pobreza de su población

Esta misma situación de demanda extranjera de materias primas de Latinoamérica se ha presentado


con el mercado el cacao, las plantaciones de caucho, los cultivos del café y las frutas.

Para comenzar, hasta el siglo diecisiete Brasil fue el mayor productor mundial de azúcar siendo
igualmente el principal mercado de esclavos. El negocio azucarero fue patrocinado por la economía
Holandesa, que recogía el azúcar en bruto la terminaba y vendía en Europa, llenándose de ganancias.
En 1654 los brasileños se rebelaron contra la ocupación holandesa, pero después de años de
explotación, sus tierras quedaron secas e infértiles, los cultivos destruyeron la fauna y dejaron
empobrecida a su población, cuya miseria contrastaba con la opulencia de los grandes ingenios.

Cuando los holandeses por fin fueron expulsados de Brasil, después descubierto el oro en otras tierras,
la mano de obra de las plantaciones disminuyo, generando la crisis del nordeste y dejando una región
de bosques tropicales convertida en sábanas debido a la producción extensiva que agotó rápidamente
los suelos y además con una población con un estado crónico de subnutrición. Así mismo,
actualmente, la población del nordeste vive marginada, los niños mueren prematuramente, sufren de
deficiencias nutricionales, se observa prostitución infantil, las jornadas de trabajo no son bien
remuneradas por lo que, junto con esto, los campesinos no ganan el dinero suficiente para comprar
los alimentos que antes producían. Como cuenta Galeano:

“El nordeste de Brasil es en la actualidad la región más subdesarrollada el hemisferio


occidental gigantesco campo de concentración para 30 millones de personas padece hoy la
herencia del monocultivo del azúcar de sus tierras brotó el negocio más lucrativo de la
economía agrícola colonial en América Latina”
En el momento en el que los holandeses entregaron sus territorios, solo lo hicieron a grandes
terratenientes brasileños, y hasta el siglo veinte se pudo ver cómo los grandes dueños de los ingenios
de Caña monopolizaban la Tierra y se daban el lujo de utilizar sólo una parte de la misma, obligando
a Brasil a importar alimentos e insumos desde otras partes del mundo, cuando por el suelo y el clima
tropical brasileño se podrían cosechar gran cantidad de productos. Posteriormente el boom del caucho
y del café, y la explotación de los trabajadores nordestinos significaron grandes migraciones hacia
otras zonas del país como la capital Brasilia, la cual en la actualidad está cercada por un vasto cinturón
de miseria.

La misma situación ya descrita se vivió en las Antillas, las llamadas Sugar islands, siendo: Barbados,
Sotavento, Trinidad, Tobago, la Guadalupe, Puerto Rico y Santo Domingo dónde se inició el cultivo
de azúcar a gran escala al tiempo que comenzaron a ascender las cifras de pobreza.

De igual forma, Haití sufrió la implementación del monocultivo de azúcar, hasta 1791, año en el cual
estalló la revolución, y después de que corrieran ríos de sangre, lograron su independencia en 1825,
no sin antes tener que pagar a Francia (nación de la cual eran Colonia) una gran indemnización en
efectivo, lo cual dejo a los haitianos en una situación económica deplorable, y según Galeano: “El
país nació en ruinas y no se recuperó jamás. Hoy es el más pobre de América Latina”

Esta crisis en Haití provocó un auge azucarero en Cuba, que rápidamente se convirtió en la primera
proveedora mundial duplicando los precios del azúcar así como los ingenios y la productividad,
siendo ocupada en 1762 por Inglaterra, que introdujo en un año una gran cantidad de esclavos e inició
una producción de azúcar que demandaba bastante mano de obra y tierras. Las tierras se obtuvieron
eliminando las grandes tabacaleras, los bosques y las pasturas y de los campesinos, que en vista del
auge azucarero, se incorporaron a la producción de azúcar.

En esos tiempos la jornada de trabajo de los esclavos y trabajadores se extendía hasta por veinte horas,
y las dinámicas económicas del azúcar controlaban todas las dinámicas políticas, sociales y
económicas del país.

La crisis sobrevino en 1857, cuando los precios del azúcar disminuyeron radicalmente y no volvieron
a recuperar su auge, la economía cubana, de ese punto en adelante dependió de las fluctuaciones
económicas de los precios del azúcar, y como dijo el héroe nacional José Martí: “El pueblo que confía
su subsistencia un solo producto se suicida”

Incluso, se hizo necesario solicitar un crédito Estados Unidos, además del desgravado a sus
importaciones de azúcar, consolidando así la dependencia cubana con los estadounidenses, que ya
tenía como antecedente que en 1850 Estados Unidos dominaba la tercera parte del comercio de Cuba.
Posteriormente, con la derrota de España, pasaban a manos norteamericanas Cuba, las Filipinas y
Puerto Rico.

Hasta 1959 Cuba dependía totalmente Estados Unidos, los cuales le proporcionaban ropa, maquinaria,
productos de canasta familiar, entre otros, además de dirigir todas sus industrias. Pero, en este año,
con la llegada de la Revolución, a pesar de que la economía y el desarrollo industrial cubano eran
muy pobres, la isla se logró liberar del yugo estadounidense. Aunque no fue una tarea fácil, la
revolución abrió el camino para construir un nuevo país, y a pesar, de que el azúcar era la memoria
de la humillación, se utilizaron los frutos de este monocultivo como herramienta para alcanzar el
desarrollo. Afortunadamente, a partir de la reforma agraria promulgada ese mismo año se comenzó
un proceso de diversificación económica acabando con el monocultivo de azúcar.

Así mismo, después de la independencia, Cuba logró evolucionar industrial y económicamente. Hoy
en día el azúcar continúa siendo una de las mayores fuentes de recursos en esta isla, pero acompañada
de otras industrias, que también generan ingresos significativos.

En el nordeste de Brasil, además de la explotación azucarera, se vio un auge en la explotación de


caucho, donde en 1890, esta goma proporcionaba una décima parte de las ganancias del país, y con
la demanda mundial de caucho en ascenso, por la utilización del mismo en la industria
automovilística, se vio como la selva amazónica era explotada, y los dirigentes de las grandes
empresas portuguesas que controlaban esta industria, se regodeaban en su opulencia, hasta que en
1913 se dio la crisis, se desmontaron las villas de los portugueses y estos se fueron dejando a los
trabajadores a su suerte. Fue después de la segunda guerra mundial que se dio un auge transitorio y
con “la batalla del caucho” cincuenta mil campesinos resultaron muertos por la peste y el hambre. En
Brasil así mismo se vivió el auge del café y el algodón, donde el primero solo significo inflación para
el país.

En Venezuela el cacao significo la destrucción e infertilización de suelos, y el enriquecimiento de la


oligarquía a costa del pueblo venezolano y los esclavos africanos.

En Guatemala y Colombia la explotación cafetera, ha sido sinónimo de explotación, de trabajo duro


y sueldos ínfimos para los trabajadores cafeteros, a pesar de existir grandes industrias, estas son las
que se quedan con el mayor porcentaje de las ganancias, mientras los campesinos recogen el café y
lo muelen para no recibir sino un pago que relega su vida al trabajo arduo para subsistir.

Por otra parte, tocando el tema de la esclavitud, que igualmente va ligado a las explotaciones en
América latina, donde gran parte de la mano de obra eran africanos desprendidos de su tierra y traídos
a América a padecer trabajos forzosos, a sufrir enfermedades y a morir en otra patria. Se puede
explicar cómo desde el siglo 15 La Real Compañía Africana, de procedencia inglesa, exportaba
negros como si fueran mercancía para la venta, objetos, muchos de los cuales morían en la travesía
hasta la nueva tierra de epidemias o desnutrición, e incluso algunos, desesperados, se suicidaban. Fue
así que, como cuenta Galeano, la trata de negros en Nueva Inglaterra dio origen a gran parte del
capital que facilito la revolución industrial en Estados Unidos de América.

A pesar de los numerosos intentos de sublevación de los africanos traídos a los países de América,
no fue sino hasta 2 siglos después que los negros Haitianos huyeron del yugo y se refugiaron en las
montañas de Haití donde reconstruirían su vida africana, como se puede leer en este capítulo de forma
nostálgica: “El arco iris señala todavía en la actualidad, la ruta del retorno a Guinea para el pueblo
de Haití. En una nave de vela blanca…en la Guyana holandesa, a través del río Courantyne,
sobreviven desde hace tres siglos las comunidades de los djukas, descendientes de los esclavos que
habían huído por los bosques de Surinam”

Según Sergio Bagú, el más formidable motor de acumulación del capital mercantil europeo fue la
esclavitud americana. Y cabe incluir también la esclavitud africana.
Cabe Resaltar una frase incluida por el autor en este capítulo, la cual resume el mensaje del mismo,
después de explicar cómo el yugo opresor en América Latina colaboró con el desarrollo de los
países del primer mundo, dice esto: “Así se iba transvasando la sangre por todos estos procesos. Se
desarrollaban los países desarrollados de nuestros días; se subdesarrollaban los
subdesarrollados”

LA ESTRUCTURA CONTEMPORÁNEA DEL DESPOJO

“América Latina continúa exportando su desocupación y su miseria: las materias


primas que el mercado mundial necesita y de cuya venta depende la economía de la
región y ciertos productos industriales elaborados, con mano de obra barata, por
filiales de las corporaciones multinacionales. El intercambio desigual funciona
como siempre: los salarios de hambre de América Latina contribuyen a financiar
los altos salarios de Estados Unidos y de Europa”

Eduardo Galeano

La inversión extranjera en América Latina, ha significado, al contrario de los que se cree, un yugo
debajo del cual los países del tercer mundo están destinados a vivir mientras continúen exportando
materias primas, por precios ínfimos, a los países primer mundistas, y comprando estas mismas, ya
procesadas, a precios bastante elevados. Esta dinámica solo repercute en el empobrecimiento de las
naciones latinoamericanas y en el enriquecimiento de las naciones “desarrolladas” a costa del trabajo
de otros, como menciona Galeano en el texto: La industrialización, privilegio de las metrópolis,
resultaba para los países pobres, incompatible con el sistema de dominio impuesto por los países
ricos.

Es así, que con bajas inversiones las grandes corporaciones y sus filiales evaden los controles
aduaneros, pagando bajos o nulos aranceles, proporcionando una competencia injusta, desde todo
punto de vista, contra las empresas nacionales ya existentes, pudiendo, al pagar bajos impuestos, o
no pagarlos en absoluto, proporcionar al mercado precios más competitivos, y contratando empleados
asalariados por sueldos poco proporcionales con el trabajo realizado.

Y es así, que en una dinámica económica actual, liderada en torno a corporaciones norteamericanas,
se puede ver como la industrialización latinoamericana tiene que ver muy poco con la independencia
y el progreso buscados. Donde una gran cantidad de empresas norteamericanas se impone en todos
los mercados latinoamericanos, incluso más que en los estadounidenses, es decir, el capital se
concentra en los países tercermundistas, pero cabe decir que también está invadiendo los mercados
europeos, convirtiéndose en un movimiento imparable.
Por otra parte, los tres países líderes económicos en Latinoamérica que son Argentina, Brasil y
México, tiene características propias de un desarrollo reflejo.

La economía agroexportadora de Latinoamérica nació como respuesta al desequilibrio del mercado


exterior, marcado por dos guerras mundiales, en las cuales los productos de importación escasearon
y no surgió una economía distinta a la tradicional, ya que los capitales de inversión los tenían
acumulados grandes terratenientes e importadores, que impulsaron la industrialización, que en el caso
de Brasil se dio de forma repentina y se impuso sobre la estructura económico-social ya existente,
dando origen a las grandes diferencias socioeconómicas en este país. Aun así, esta industria creció
gracias a una política proteccionista por parte del estado, restringiendo y controlando las
importaciones, fijando tasas de cambio y generando fuentes de energía.

Igualmente el papel del estado en estos tres países y la influencia decisiva de ciertos gobiernos, donde
en palabras de Galeano: El Estado ocupó el lugar de una clase social cuya aparición la historia
reclamaba sin mucho éxito: encarnó a la nación e impuso el acceso político y económico de las
masas populares a los beneficios de la industrialización. En esta matriz, obra de los caudillos
populistas, no se incubó una burguesía industrial esencialmente diferenciada del conjunto de las
clases hasta entonces dominantes.

Viviéndose, al igual que en Chile, Colombia y Uruguay, procesos de industrialización sustitutiva de


importaciones, que fueron más decisivos en las economías latinoamericanas que actualmente figuran
como potencias en el mercado mundial, es decir, Argentina, Brasil y México.

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