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Estas notas tienen como función presentar las ideas más elementales que son relevantes en la
lógica, y reproducen, con modificaciones, parte del capítulo primero del libro de Javier Legris
Deducción y representación. Una introducción a la lógica de primer orden, publicado en Buenos
Aires en 2001 por la editorial Economizarte. El apunte es una breve guía de los conceptos básicos
que conviene consultar durante el estudio del curso en su utilidad (todos ellos son desarrollados
con detalle durante el curso) y revisar antes de toda instancia de examen para chequear los
propios conocimientos. La comprensión de los conceptos básicos mencionados en cada sección es
una condición necesaria (aunque no suficiente) para el conocimiento adecuado de la lógica en su
forma actual. El texto puede usarse además como un hilo conductor para el estudio, pero debe
ampliarse mediante la bibliografía indicada en el programa respectivo. El contenido corresponde
con algunas variaciones a la unidad temática I del programa de la asignatura Lógica, FCE-UBA.
La lógica, tal como será entendida en lo que sigue, es una disciplina que se ocupa de los
razonamientos o inferencias con el fin de determinar su corrección de acuerdo a determinados
criterios. Los seres humanos razonamos, hacemos inferencias, extraemos conclusiones a partir de
la información disponible. Esta actividad de razonar es esencial para la vida humana: tanto para
organizar el conocimiento del que disponemos como para llevar a cabo acciones. En todos los
contextos de la vida humana es necesario hacer inferencias: la resolución de los problemas
cotidianos, la deliberación práctica, la toma de decisiones para realizar alguna acción, la búsqueda
de una explicación, la predicción de un evento futuro, la evaluación de una situación
determinada.
Los razonamientos que resultan de esta actividad se hacen explícitos, normalmente, a
través del lenguaje. El lenguaje y, muchas veces, otros sistemas de signos son los canales
mediante los que nos comunicamos los seres humanos en sociedad. Un ejemplo de razonamiento
es el siguiente:
(1.1) Todo estudiante de la Facultad de Ciencias Económicas que haya aprobado la asignatura
Lógica, ha aprobado previamente la asignatura Algebra. Laura Pausini es estudiante de la Facultad
de Ciencias Económicas y ha aprobado Lógica. De aquí tiene que seguirse que Laura Pausini ha
aprobado previamente Algebra.
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La frase en bastardilla “De aquí tiene que seguirse” sirve para expresar que se ha hecho una
inferencia. Se ha concluido que Laura Pausini ha aprobado previamente Algebra a partir de tener
como premisas toda la información restante. Se hace explícito así el hecho adicional de que Laura
Pausini ha aprobado Algebra. En particular, como se verá después, a este razonamiento subyace
una relación de inferencia deductiva entre lo que se concluye y la información de la que se parte.
Debería quedar claro que no se trata de estudiar cómo los seres inteligentes realizan
inferencias en la realidad. Es decir, no se trata de un estudio psicológico de los procesos de
razonamiento en una persona o un grupo de personas. Tampoco se trata, en rigor, de desarrollar
software que simule procesos de inferencia concretos. En realidad, la lógica (tal como sucede en
otras disciplinas) presupone una idealización: aspira a ser una teoría general de la inferencia en la
que son dejadas de lado muchas limitaciones y rasgos especiales que manifiestan tanto los seres
humanos como las computadoras. Sin embargo, esto no es un obstáculo para que los resultados
de la lógica se apliquen en ciencias cognitivas y ciencias de la computación (inteligencia artificial
en particular). Muy por el contrario, la lógica es una disciplina fundacional para estos campos,
formando parte de ellos. En este sentido, la situación de la lógica simbólica es comparable a la de
la teoría de la decisión o la teoría de juegos.
Ahora bien, no sólo en los razonamientos aparece la lógica. Supóngase la siguiente
situación, añadida a las premisas de (1.1):
Uno pensaría que aquí “hay algo que anda mal”, pues sobre la base de lo afirmado como
conclusión en (1.1), nunca podría darse lo que afirma (1.2). La aceptación de que se da el hecho
descripto en (1.2) conduce a lo que se llama usualmente contradicción o inconsistencia, lo que se
determina también mediante la lógica.
En realidad, la contradicción se infiere de toda la información dada, de modo que, más en
general, de lo que se ocupa la lógica primariamente es de la relación de inferencia.
La lógica es una disciplina muy antigua y con una tradición muy rica. De manera
sistemática, como una disciplina científica, digamos, surgió en la civilización griega de manera casi
simultánea con la matemática hace algo menos de 2500 años. La forma actual de la lógica,
entendida como teoría del razonamiento, es la lógica simbólica o matemática. Esta forma actual
considera a la lógica como una disciplina exacta, habiéndose motivado por al menos dos
cuestiones distintas: (a) tratar los razonamientos en términos matemáticos, (b) encontrar una
teoría general del razonamiento, que abarque toda inferencia posible. En cuanto a (a), se puede
comparar la lógica con la teoría matemática de la probabilidad, la teoría de la decisión o la teoría
de juegos. En cuanto a (b), la idea de una teoría general o universal funciona como un ideal, y en
los hechos lleva a problemas ligados al nivel de complejidad de las inferencias. La matemática
presupuesta en el estudio introductorio de la lógica simbólica no es de gran complejidad. Las
nociones usuales en matemática discreta son más que suficientes para la comprensión básica de
los aspectos matemáticos de la lógica.
Como se verá posteriormente, la lógica simbólica toma ideas y métodos de la semiótica o
teoría general de los signos. Dicho brevemente, un signo es cualquier cosa que indica o refiere a
otra para quien interpreta el signo. Esto quiere decir que el signo resulta de un proceso semiótico
que involucra a tres elementos: (1) el objeto mismo que es signo (el “signo vehículo”, como se
dice a veces), (2) aquello a lo que el signo se refiere, el referente, y (3) aquello que interpreta al
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signo como signo de su referente: el interpretante, que implica un sistema de interpretación.
Obviamente, estos elementos aparecen en cualquier sistema de signos: el semáforo que se usa
para organizar el tránsito, las figuras geométricas, los símbolos químicos, los diagramas de flujo,
los emoticones usados en los mensajes electrónicos, el lenguaje ordinario, son, entre muchos
otros, ejemplos de sistemas de signos.
La lógica simbólica construye sistema de signos con el fin de representar la estructura de la
relación de inferencia. En estos sistemas, signos más simples se organizarán para obtener signos
más complejos (esto es lo que se llama sintaxis). Se determinará, según la interpretación, una
referencia a para los signos simples y de aquí resultará una referencia para los signos más
complejos (esto es lo que se llama semántica), y por supuesto habrá que ver problemas relativos a
diferentes interpretaciones (que se analizan en la pragmática).
2. Información proposicional
(2.1.) Un enunciado es cualquier signo del cual tenga sentido decir que es verdadero o falso.
Esta idea de lo que es un enunciado no está ligada a un tipo de signo en particular ni a una lengua
determinada. También deja de lado cuestiones gramaticales y lingüísticas, y cuáles son las razones
que hacen a un enunciado verdadero o falso. Lo que determina para que un signo sea un
enunciado es que tenga sentido adscribirle verdad o falsedad. Por ejemplo, en condiciones
normales no tendría sentido adscribirle verdad o falsedad al signo complejo ‘2 + 2”, a la luz verde
de un semáforo o a la sirena de una ambulancia, mientras que sí tiene sentido hacerlo de ‘2 + 2 =
5’.
Por lo tanto, se trata de un concepto abstracto de enunciado. Verdad y falsedad se
entienden como valores de una función aplicada a signos. Se dice que esta función es semántica,
en el sentido que tiene que ver con aquello a lo que se refiere el signo. Por ello se habla en este
caso de información semántica. La información dada por enunciados es transmitida o
representada a través de sistemas de signos (los lenguajes en el caso más usual). Cuando la
información es aceptada (tomada como verdadera) y almacenada, queda a disposición para ser
empleada en razonamientos.
Conceptos a tener en cuenta: información, signo, enunciado, verdad y falsedad, valor de verdad,
semántica.
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3. Deducción
Se puede resumir y poner en claro lo más importante de lo señalado hasta aquí mediante
la siguiente caracterización de razonamiento:
Las expresiones que indican el paso de premisas a conclusión suelen llamarse expresiones
derivativas y en el lenguaje cotidiano son frases de diverso tipo (véase la sección 2.1 del cap. 1 de
Deducción y representación). Un ejemplo de razonamiento es el indicado en (1.1.). Se trata,
además, de un caso especial de razonamiento en el cual se infiere deductivamente la conclusión a
partir de las premisas. La inferencia deductiva tiene la peculiaridad de ser una inferencia necesaria
en el sentido de que hace forzosa la aceptación del enunciado inferido a partir de otros
enunciados ya aceptados. Por lo tanto aquello que se infiere deductivamente se sigue de manera
irrevocable o irrebatible a partir de las premisas: El resultado de una deducción no puede anularse
ni rebatirse; no es posible “echarse atrás” una vez hecha la deducción. Por estas razones, quien
infiere deductivamente un enunciado a partir de otros afirmados como verdaderos se ve obligado
a afirmar a aquél como verdadero, es decir, en ningún caso puede considerarlo falso. La
naturaleza de una inferencia deductiva puede parecer en este punto algo trivial pero misterioso a
la vez. Al sano sentido común las inferencias deductivas le pueden parecer obviamente correctas
o válidas, pero a su vez uno desearía una explicación de su validez.
Entonces, explicitar (1) cómo se hacen estas inferencias y (2) por qué son deductivamente
válidas son tareas de la lógica. Estas preguntas se responden desarrollando una teoría lógica
mediante la cual se van a construir sistemas lógicos; estos permiten determinar con exactitud qué
se sigue de la información disponible y sistematizar la información deductivamente. La
construcción de estos sistemas redunda en ventajas para el tratamiento y la organización de la
información. En las construcción de sistemas lógicos no se trata de analizar las inferencias
concretas que hacen las personas, sino que se consideran a las mismas inferencias como objetos
independientes de la naturaleza de los seres inteligentes que las lleven a cabo. La lógica resulta ser
una teoría de la inferencia correcta.
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Piénsese el caso de un razonamiento válido que contiene premisas y conclusión
verdaderos (véase Deducción y representación, cap. 1, secc. 3):
(4.1a) Si Júpiter es una estrella, entonces produce luz propia. Júpiter no produce luz propia.
Luego, Júpiter no es una estrella.
Dejando de lado ciertas ingenuidades astronómicas del ejemplo, este es un caso en que a la
verdad de las premisas le sigue la verdad de la conclusión, de acuerdo con la caracterización que
se acaba de ofrecer. Pero aquí surge un problema. En efecto, ¿qué sucede si un razonamiento
tiene alguna premisa falsa y conclusión verdadera y resulte a la vez válido? Sea, por ejemplo, el
siguiente razonamiento:
(4.1b) Si el número 341 es primo, entonces es divisible por sí mismo. El número 341 no es
divisible por sí mismo. Luego, 341 no es primo.
(La segunda premisa es falsa y la conclusión es verdadera.) Se podría alegar que si las dos
premisas fueran ambas verdaderas, la conclusión también lo sería, con lo cual se recurre a la idea
de circunstancias hipotéticas o supuestas. Pero, en los hechos, se da que una de las premisas es
falsa. Del mismo modo, pueden encontrarse casos con todas sus premisas falsas y conclusión
verdadera, y, finalmente, con premisas y conclusión todas falsas y que sin embargo parecen ser
válidos.
Este problema exige adoptar otra perspectiva. Simplemente, hay que buscar una
caracterización más general de validez, que no dependa de que, de hecho, ciertos enunciados
sean verdaderos o falsos. La idea clave está, una vez más, en el carácter hipotético de la verdad de
las premisas: si se supusiera en una circunstancia cualquiera que las premisas son verdades, la
conclusión lo sería. Esta posición implica dejar de lado las condiciones específicas que de hecho se
dan y que hacen a los enunciados verdaderos o falsos, e independizarse de las situaciones
concretas y, por lo tanto, a abandonar los contenidos concretos de los enunciados, es decir, a
dejar de lado sus partes descriptivas. Si esto es así, la validez será independiente de los valores de
verdad que tomen los enunciados según las condiciones concretas que sucedan.
La idea que se quiere presentar aquí es la siguiente: La validez de un razonamiento
deductivo no depende del contenido de los enunciados que lo componen, sino de lo que se
llamará su forma (o estructura). Esta forma de un razonamiento se obtiene al dejar de lado el
significado de todos los signos (frases, expresiones) puramente descriptivos (no lógicos). Esto
puede hacerse si se reemplaza a estos signos descriptivos por signos sin significado. Al hacer esto,
se destacaran ciertos signos (expresiones, frases) que no pueden reemplazarse, pues son los que
determinan la estructura que tiene el razonamiento. Estos son los signos (frases, palabras,
expresiones) lógicas, y deberán permanecer constantes.
Rápidamente, se advierte que los razonamientos (4.1a) y (4.1b) comparten la misma
forma, la que puede expresarse gráficamente como:
Los signos y son meros esquemas, que funcionan como lugares vacíos para expresiones con
contenido (en este caso enunciados cualesquiera). Pero, además, en (4.1) "si ... entonces" y "no"
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son expresiones lógicas (en este caso del tipo de las que se llamarán conectivas). Cada una de las
líneas integrantes de la forma lógica “Si , entonces “, “no ” y “no ” son formas (o
esquemas) de enunciados, de las cuales no puede afirmarse que puedan ser verdaderos o falsos,
pues tienen partes sin significado. Finalmente, (4.1) expresa entonces la forma lógica que tienen
los dos razonamientos (4.1a) y (4.1b). Al poner enunciados en lugar de los signos y en las
formas de enunciados se obtienen ahora enunciados más complejos que contienen expresiones
lógicas. Por lo tanto, se puede proceder de manera inversa obteniendo razonamientos concretos
a partir de una forma. Si en lugar de aparece el enunciado “El depósito fue hecho mediante una
transferencia on line” y en lugar de se escribe el enunciado “El depósito se acreditó
instantáneamente en la cuenta”, entonces se obtiene un nuevo caso de la forma de razonamiento
(4.1), a saber:
(4.1c) Si el depósito fue hecho mediante una transferencia on line, entonces el depósito se
acreditó instantáneamente en la cuenta.
El depósito no se acreditó instantáneamente en la cuenta.
Luego, el depósito no fue hecho mediante una transferencia on line.
En la lógica simbólica se emplean signos especiales para estas expresiones lógicas, que
serán los signos lógicos. Estos signos representan aquello que es propiamente el estudio de la
lógica, y que es lo que queda destacado especialmente en la forma lógica. De aquí, al hacer lógica
se trabaja en este nivel de las formas de enunciado y de razonamiento antes que con enunciados
y razonamientos concretos (con contenido pleno). Una consecuencia es que la teoría lógica
deberá dividir claramente entre las expresiones lógicas que aparecen en los razonamientos y las
que no son lógicas. Esto tarea requiere obtener previamente una idea clara del significado de las
expresiones lógicas y de sus propiedades más importantes.
En suma, se puede afirmar lo siguiente:
Determinar si una forma de razonamiento es válida es uno de los objetivos centrales de la lógica.
Como se acaba de mencionar, la lógica se ocupa de formas de razonamiento más que de
razonamientos concretos, y, asimismo, en los métodos mismos de validez no se hará referencia a
contenidos específicos de los razonamientos, sino a su forma. Esto es algo digno de ser subrayado
porque lleva a comprender por qué a la lógica deductiva se la llama lógica formal. La lógica trata
primariamente con el plano de los enunciados y razonamientos concretos, sino en el plano de las
formas de enunciado y formas de razonamiento.
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conclusión C”. Esto se expresa también de la siguiente forma (donde los signos P1, P2 ..., Pn y A son
ahora esquemas de enunciado cualesquiera):
P1
P2
:
Pn
────
C,
Donde la línea horizontal indica la relación de inferencia deductiva (un uso que se seguirá a partir
de ahora). Como se ve no hay un número determinado de premisas, pero sí debe ser un número
finito. Para aclarar esto, piénsese en la forma de razonamiento expresada en (4.1). Si uno tiene
enunciados que responden a la forma de sus premisas, entonces uno tiene el derecho de obtener
un enunciado con la forma de la conclusión. Por ejemplo, de las premisas de (4.1c) es lícito
(gracias a la validez de la forma (4.1)) obtener válidamente la conclusión de (4.1c). Y los mismo
para otros casos. De este modo, queda establecido lo siguiente:
(RL) Una regla de inferencia es una forma válida de razonamiento que se aplica para deducir un
enunciado a partir de otro (u otros).
El número de reglas de inferencia posibles es infinito (del mismo modo que lo es el número de
formas de razonamiento válidas). A lo largo de la historia, los lógicos han propuesto diferentes
conjuntos de un número determinado de reglas, seleccionadas por su evidencia, simplicidad,
utilidad o criterios de adecuación sistemática. Estos conjuntos constituyen sistemas de reglas que
pueden ser vistos como “máquinas lógicas” cuya función es realizar inferencias a partir de
información dada, determinando la validez (o, a veces, la invalidez) de un razonamiento. Una
característica es que la aplicación combinada sucesiva de diferentes reglas puede permitir la
obtención de conclusiones de variado grado de complejidad.
De este modo, las reglas de inferencia o reglas lógicas parecen constituir el núcleo de la
lógica, sus “entidades básicas” por así decirlo. Sin embargo, existe otro enfoque (que prevaleció
sobre todo en los primeros desarrollos de la lógica simbólica, a fines del siglo XIX y en la primera
mitad del siglo XX) según el cual la lógica se sistematiza en términos de una serie de formas de
enunciado cuyos casos son lógicamente verdaderos, esto es, enunciados que nunca, bajo ninguna
circunstancia, puede ser falsos: son verdades irrefutables. Estos principios son las leyes lógicas,
pudiéndose decir lo siguiente.
(LL) Una ley lógica es una forma de enunciado, cuyas instancias son todas verdaderas.
Así, son enunciados verdaderos en toda circunstancia, sin poder ser nunca falsos. Por eso, se los
considera “verdades necesarias”: es necesario que sean siempre verdaderos.
El paralelismo con las reglas de inferencia salta a la vista. Puesto que todos los casos de
una ley lógica son siempre verdaderos, serán verdadero bajo cualquier condición en cualquier
circunstancia. Por esta razón se siguen lógicamente de cualesquiera enunciados. Así, las leyes
lógicas pueden verse como reglas de inferencia sin premisas: la ley es la conclusión, cuya verdad
no depende de premisa alguna.
Ejemplos de leyes lógicas son formas de enunciado como
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(5.1) Si A, entonces A.
(5.3) Si A y B, entonces B.
Entre las potencialmente infinitas instancias de estas leyes estarían los siguiente enunciados
(5.1a) Si Buenos Aires está a orillas del Río de la Plata, entonces está a orillas del Río de la Plata.
(5.3a) Si hace frío en la Antártida y los pingüinos son graciosos, entonces los pingüinos son
graciosos.
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(I) Un conjunto de enunciados es inconsistente si se deduce una contradicción de uno o más de
los enunciados que lo componen.
Conceptos a tener en cuenta: regla de inferencia, ley lógica, verdad lógica, consistencia e
inconsistencia.
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(7.1) (A B)
( B)
( A)
En este caso, las letras A y B son letras esquemáticas para enunciados cualesquiera y los signos
‘’ y ‘’ se refieren respectivamente a los conceptos lógicos condicional y negación a los que se
alude en el lenguaje ordinario con las expresiones como “si … entonces” y “no” respectivamente.
Los paréntesis sirven simplemente para indicar el agrupamiento.
La determinación de la validez de razonamientos requiere un conjunto de principios
básicos (reglas de inferencia y, eventualmente, leyes lógicas) que funcionen, pretendidamente,
como patrones para tal fin y que sean suficientes para probar todas las formas válidas de
razonamiento y todas las leyes lógicas. Estas reglas transforman signos, ya sea mediante
composición o descomposición de otros signos del sistema, produciendo secuencias de signos que
son llamadas derivaciones, deducciones o demostraciones. El conjunto de tales principios forma un
sistema deductivo para la lógica. En algunos de los sistemas para determinar la validez de un
razonamiento se generan enunciados a partir de las premisas y tras la aplicación en sucesivos
pasos mediante las reglas termina en la conclusión deseada. Así, La lógica resulta, entonces, una
forma de manipulación semiótica.
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de los axiomas otras leyes lógicas que eran los teoremas del sistema. El procedimiento de
obtención de teoremas recibe el nombre de demostración, basándose en la idea clásica de
demostración en matemática. Posteriormente, se construyeron otros sistemas deductivos, cuyas
derivaciones siguen una estructura diferente. Los sistemas llamados genéricamente de la
deducción natural carecen de axiomas y contienen únicamente reglas de inferencia. En estos
casos, la validez de un razonamiento se determina al obtener la conclusión del razonamiento a
partir de las premisas por medio de las reglas de inferencia.
Finalmente, hay sistemas de reglas que se basan en la idea de refutación o de búsqueda
del contraejemplo, para el caso de razonamientos. Esta idea parte de suponer que las premisas
son verdaderas y la conclusión falsa con la intención de llegar a una inconsistencia. Si este es el
caso, el razonamiento se considera válido. A lo largo del curso se hará mención o se estudiarán
sistemas de estos tipos. Importante es tener presente que en todos ellos los procedimientos de
derivación son efectivos.
Collegium Logicum
https://sites.google.com/site/collegiumlogicum/
Lógica (FCE-UBA)
http://www.tinyurl.com/logicauba
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