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PENSIÓN COMPENSATORIA PARA DESPUÉS DEL DIVORCIO POR

MUTUO CONSENTIMIENTO.
Francisco Javier Zamora Rocha.
RESUMEN:
Este trabajo aborda el tema de la pensión compensatoria a favor de la
mujer después del divorcio por mutuo consentimiento, pretende dejar
claro que la mujer que durante el matrimonio se dedicó a las labores
domésticas y que por ende, dejó a un lado su capacidad laboral, se
encuentra en desventaja al disolverse el vínculo matrimonial, pues
como actualmente está legislado no existe obligación por parte del que
fue su cónyuge para otorgar pensión alguna, lo que en algunos casos
la lleva al desamparo.
El argumento fundamental consiste en llevar el reconocimiento que la
ley hace al trabajo doméstico como aportación económica, más allá de
la duración del matrimonio; es decir, si se considera esa labor como
aportación económica, no puede ser desconocida cuando se disuelve
el matrimonio.
PENSIÓN COMPENSATORIA PARA DESPUÉS DEL DIVORCIO POR
MUTUO CONSENTIMIENTO.
Francisco Javier Zamora Rocha.*

INTRODUCCION.

Este trabajo tiene como propósito exponer el tema de la necesidad de


legislar en el estado de Guanajuato acerca de la situación de la mujer
después del divorcio respecto a los alimentos, concretamente cuando
se trata de un divorcio por mutuo consentimiento.

Para abordar el tema fue necesario exponer el concepto de


matrimonio que comparto, y hablar de los fines del mismo, destacando
la ayuda mutua y la obligación al sostenimiento del hogar por ambos
cónyuges.

Se destaca la relevancia que el legislador ha pretendido dar a las


labores de la mujer en el hogar como aportación económica, y se hace
evidente la necesidad de ir más allá, en congruencia con esta
relevancia.

Se concluye haciendo referencia a la forma como se legisla en


Guanajuato respecto a la pensión alimenticia entre excónyuges,
*
Juez Civil de Partido, actualmente Secretario General del Consejo del Poder Judicial del Estado de
Guanajuato.
haciendo una propuesta que busca resolver una situación de
inequidad a favor de la mujer que durante el matrimonio se dedicó al
cuidado y la dirección del hogar en detrimento de su capacidad
laboral.

I.- CONCEPTO DE MATRIMONIO.

Para Galindo Garfias, el matrimonio se considera desde dos puntos de


vista, como acto jurídico y como estado permanente de vida de los
cónyuges: efecto del acto jurídico de la celebración del matrimonio.1

Definitivamente, el matrimonio no se limita al momento de la


celebración de éste, sino a sus propias consecuencias, a los derechos
y obligaciones que de él nacen.

Cabe precisar que el matrimonio no es una creación del derecho, pues


la unión entre hombre y mujer es un hecho natural, elevado como
institución jurídica a través del matrimonio, en razón de la necesidad
de organizarla y sancionarla; tan es así, que en sus orígenes se
trataba de una institución religiosa.

Mucho se ha discutido acerca de la naturaleza jurídica del matrimonio,


se le asimila a un contrato, también como contrato de adhesión, o
como un acto condición, o como un acto de poder estatal, o como una
institución.

1
GALINDO Garfias, Ignacio; Derecho Civil Primer Curso, Parte General, Personas, Familia; Novena
Edición; Editorial Porrúa; México 1989, pag.473.
El presente trabajo no pretende dilucidar la naturaleza jurídica del
matrimonio, y para efectos del mismo, partiré del concepto de
matrimonio como la unión de un hombre y una mujer con la intención
de realizar una vida en común, procurándose respeto, ayuda mutua y
con la posibilidad de procrear hijos; que es palabras más, palabras
menos, la forma en que se define esta institución (entendida así por
estar formada por un conjunto de reglas de derecho dentro de un
sistema normativo) en el Código Civil para el Distrito Federal2.

II.- FINES DEL MATRIMONIO.

Los derechos y obligaciones derivados del matrimonio tienen como


finalidad la protección de los intereses superiores de la familia: la
protección de los hijos (cuando estos existen) y la mutua colaboración
y ayuda de los cónyuges3.

Tradicionalmente se ha dicho que el fin más importante dentro del


matrimonio es la procreación y la educación de la prole, incluso por
encima de la ayuda mutua debida entre cónyuges; sin embargo, la
evolución social ha modificado esta percepción, y, como se ha
anotado al referir el concepto de matrimonio que comparto, la
procreación no es necesariamente un fin del matrimonio, sino una
mera posibilidad, es decir, un elemento contingente, pues si así lo
entendiéramos, ¿qué pasaría con los matrimonios en donde uno de

2
Ver art. 146 Código Civil para el Distrito Federal.
3
GALINDO Garfias , Ignacio; Loc. Cit.
los cónyuges es estéril?, ¿qué pasaría con los matrimonios de
personas mayores?, y ¿con los matrimonios que libremente deciden
no tener hijos?. La procreación es una decisión independiente de la
decisión de unirse en matrimonio, una cosa no necesariamente lleva a
la otra. Esto afortunadamente ya está superado y no es menester
abundar más sobre el tema.

Otro de los fines del matrimonio es la cohabitación, consagrada en el


artículo 160 del Código Civil para el Estado de Guanajuato, en el que
se establece como obligación de los cónyuges la de vivir juntos en el
domicilio que de mutuo acuerdo fijen. Para el caso de desavenencia
sobre el domicilio conyugal, el Juez Civil es la autoridad competente
para avenirlos al respecto y para el caso de que no logre un acuerdo,
será el propio juez quien resuelva lo más conveniente, dice el precepto
mencionado.

La procuración de respeto entre los cónyuges, es un fin del matrimonio


en la medida en que ambas partes buscan, por medio del matrimonio,
una vida digna, lo que de alguna manera se logra a partir de la
obtención de respeto y cariño recíprocos.

La ayuda mutua, en mi concepto, es el más importante fin del


matrimonio, es el eje central de la relación de pareja; la ayuda mutua
da al matrimonio, concebido como un contrato, una característica
distintiva ajena a un interés patrimonial. Es la ayuda mutua lo que
solidifica la unión de las parejas, conlleva no sólo el auxilio sino el
apoyo moral, el consejo para afrontar los problemas de la vida. La
ayuda mutua va más allá de los alimentos, que es un concepto
meramente económico.

Se debe decir que los fines aludidos en realidad no son la esencia del
matrimonio, pues nada impide que se realicen independientemente de
la existencia del matrimonio, sin embargo, es mediante éste que se da
certeza jurídica a los miembros de la familia, lo que la fortalece y con
ello permite una mejor convivencia social, de ahí la insistencia en que
el matrimonio es una institución de interés público.

III.- OBLIGACIÓN DE LOS CÓNYUGES AL SOSTENIMIENTO DEL


HOGAR.

La legislación civil del Estado de Guanajuato, dispone que los


cónyuges tienen el deber de contribuir cada uno a los fines del
matrimonio y a socorrerse mutuamente4, además, ambos cónyuges
son los obligados a contribuir económicamente al sostenimiento del
hogar, a su alimentación y la de sus hijos y a la educación de los
mismos5.

Al mismo tiempo, el Código Civil, en su artículo 164, estipula la


igualdad del hombre y la mujer dentro del matrimonio, y esta igualdad
debe entenderse que es independiente de la aportación económica
que cada uno haga para el sostenimiento del hogar.

4
Ver art. 159 Código Civil para el Estado de Guanajuato.
5
Ver art.161 Código Civil para el Estado de Guanajuato.
Con anterioridad a septiembre de 2000, se establecía la obligación al
marido de dar alimentos a la mujer y hacer todos los gastos necesarios
para el sostenimiento del hogar, con la salvedad del caso de que la
mujer tuviere bienes propios, desempeñare algún trabajo o ejerciera
alguna profesión u oficio, caso en el que ella también tendría que
contribuir para los gastos de la familia, pero nunca más allá de la mitad
de esos gastos, excepto que el marido estuviere imposibilitado para
trabajar.

La manera como se encontraba prescrita la obligación de dar


alimentos y la obligación del sostenimiento del hogar, podría
entenderse como discriminatoria para el marido, atentando contra la
igualdad del marido y la mujer, sin embargo, ese trato desigual en el
Código Civil antes de esa fecha, repercutía en una discriminación
hacia la mujer, a quien se le constreñía a estar a cargo de la dirección
y cuidado de los trabajos del hogar, se le restringía la posibilidad de
trabajar, pues lo podría hacer siempre que no perjudicara la dirección
y los trabajos del hogar, y se otorgaba además, el derecho al marido
para oponerse a que la mujer se desempeñara laboralmente, fundado
su derecho a hacerlo en que sufragara todos las necesidades del
hogar, es decir, en el poder económico.

Es necesario hacer notar que desde marzo de 1981 México ratificó la


“Convención sobre la eliminación de todas las formas de
discriminación contra la mujer”, en cuyo artículo 16.1 inciso “c”, se
estableció que: “Los Estados partes adoptarán las medidas adecuadas
para eliminar la discriminación contra la mujer en todos los asuntos
relacionados con el matrimonio y las relaciones familiares y, en
particular, asegurarán en condiciones de igualdad entre hombres y
mujeres: ... c) Los mismos derechos y responsabilidades durante el
matrimonio y con ocasión de su disolución”.

Actualmente las disposiciones legales respecto al sostenimiento del


hogar, son menos discriminatorias, al establecer que estará a cargo de
ambos cónyuges, y que se da a la mujer la libertad de trabajar,
dejando a un lado el paradigma de que la mujer debe quedarse al
cargo de la dirección del hogar, lo que también implica un
reconocimiento a la actividad de la mujer dentro del hogar, como una
forma de apoyo para el sostenimiento doméstico y como una actividad
digna de considerarse en términos económicos, como se dispone en el
artículo 161 de ese Código, al referir: “Se considera como aportación
al sostenimiento del hogar la atención y el trabajo en el mismo”.

IV.- ALIMENTOS.

Dice el artículo 362 del Código Civil para el Estado de Guanajuato:


“Los alimentos comprenden la comida, el vestido, la habitación y la
asistencia en casos de enfermedad. Respecto de los menores, los
alimentos comprenden, además, los gastos necesarios para la
educación básica obligatoria del alimentista y para proporcionarle
algún oficio, arte o profesión honestos y adecuados a su sexo y
circunstancias personales”.
El precepto anterior distingue los alimentos de que han de darse a los
menores de los que se deben entre mayores de edad, haciendo más
extensa la lista de lo que se entiende por alimentos, que es en todo
caso una lista enunciativa y no limitativa.

Por “alimentos” entendemos todo aquello que una persona requiere


para vivir dignamente; el derecho a los alimentos es un derecho
fundamental del hombre, así reconocido por la Declaración Universal
de los Derechos Humanos y el Pacto Internacional sobre Derechos
Económicos, Sociales y Culturales.6

La sola pertenencia a un grupo familiar otorga el derecho y la


obligación alimentaria, así, encontramos la primer característica de los
alimentos, la reciprocidad, el que los da tiene a su vez el derecho a
pedirlos y de la misma idea surge la caracterización de los alimentos
como personales e intrasmisibles.

Entonces, la obligación y derecho alimentario se da entre cónyuges,


de padres a hijos y viceversa; por imposibilidad de los padres los
ascendientes tiene obligación sobre los hijos de sus descendientes y a
su vez, por imposibilidad de los hijos, los descendientes más próximos
en grado tienen obligación en relación con los padres. También los
parientes colaterales hasta el cuarto grado tienen obligación de dar
alimentos, sólo en el caso de imposibilidad de los anteriores.

6
Confróntese PÉREZ Contreras, María de Montserrat; “La legislación vigente en materia de obligaciones
alimentarias en el marco de la familia para el caso de menores en el Distrito Federal”, Revista de Derecho
Privado número 1, Biblioteca Jurídica Virtual, en www.juridicas.unam.mx.
La proporcionalidad es otra característica de los alimentos, ya que el
cuantum de la obligación alimentaria se fija en función a la posibilidad
del que debe darlos y la necesidad del que debe recibirlos. Esto,
motiva otra característica propia de los alimentos, nunca una pensión
por alimentos, fijada en una sentencia judicial, tendrá validez invariable
en el ámbito temporal, pues la proporcionalidad de los alimentos se
basa en elementos cambiantes como es la posibilidad del obligado a
darlos y la necesidad del acreedor a recibirlos, que en un momento
dado pueden provocar el aumento, la disminución o la desaparición de
la deuda alimentaria.

Por tratarse de un elemento inherente a la familia, los alimentos son


de orden público.

El débito alimentario habido entre cónyuges, como ya quedó anotado


líneas arriba, deriva del compromiso de ayuda mutua que se adquiere
con el matrimonio.

El problema de los alimentos entre cónyuges se encuentra salvado por


la legislación, es decir, existen mecanismos legales para hacer
exigible ese derecho, independientemente de lo difícil que resulta en la
práctica lograr su cumplimiento cuando hay resistencia para hacerlo.

V.- PENSIÓN ALIMENTICIA DESPUÉS DEL DIVORCIO.

El verdadero problema se suscita cuando la pareja se divorcia, pues la


legislación actual del estado de Guanajuato, al menos en este tema,
no prevé la situación de la mujer que durante el matrimonio se dedicó
a las labores del hogar y que por tanto, es carente de experiencia
laboral y capacitación.

Resulta claro que bajo el sistema de la institución de los alimentos,


como se encuentra actualmente legislada, no existe una razón para
que entre divorciados se otorguen alimentos, pues la liga jurídica que
unía a los esposos se rompe con el divorcio, de modo que quienes
fueron marido y mujer pasan a ser dos personas ajenas entre si.

No obstante lo anterior, a manera de excepción a la necesidad de


pertenecer al grupo familiar para tener el derecho-obligación a los
alimentos, el Código Civil del Estado de Guanajuato, en el artículo
342, establece que en los casos de divorcio la mujer inocente tendrá
derecho a alimentos mientras no contraiga nuevas nupcias y viva
honestamente y que cuando el inocente sea el hombre, este tendrá
derecho a alimentos sólo que esté imposibilitado para trabajar y no
tenga bienes para subsistir.

Valdría la pena cuestionarnos si efectivamente se trata de una pensión


alimenticia o más bien, de una indemnización por dar causa al
divorcio, que en términos contractuales se podría equiparar a una
rescisión del contrato de matrimonio, originando entonces una
“indemnización por daños y perjuicios”; lo que no reñiría con la
necesidad de pertenencia a un grupo familiar, como característica del
derecho-obligación a los alimentos. Esta idea, daría al divorcio la
naturaleza de hecho ilícito, aunque sólo en los casos en que implique
culpa de alguno de los cónyuges.

El divorcio bajo la causal contenida en el artículo 323 fracción XVIII del


Código Civil del Estado de Guanajuato, consistente en la separación
de los cónyuges por más de dos años, independientemente del motivo
que la haya originado, tiene como efectos, entre otros, que ambas
partes conserven la patria potestad de los hijos y que queden vigentes
todas las obligaciones relativas a alimentos.

La causal referida ha sido considerada como una forma de regularizar


una situación de hecho; con la separación de los cónyuges se rompe
la convivencia, la ayuda mutua y se presume que el vínculo afectivo
que unía a los esposos ha desaparecido, por lo que pierde sentido
mantener unida a una pareja en lo jurídico cuando en la realidad ha
perdido su cometido; es necesario precisar que al referir esta causal
que quedan vigentes todas las obligaciones relativas a alimentos, se
refiere a los alimentos para los hijos. Resultado lógico si se piensa que
durante más de dos años los cónyuges faltaron a su deber de
convivencia y ayuda mutua.

Respecto al divorcio por mutuo consentimiento, el Código Civil para el


estado de Guanajuato, en su artículo 342 dispone que salvo pacto en
contrario, los cónyuges no tienen derecho a pensión alimenticia.

En el Código Civil para el Distrito Federal, concretamente en el artículo


288, se prevé que en el caso del Divorcio por mutuo consentimiento, la
mujer tendrá derecho a recibir alimentos por el mismo lapso de
duración del matrimonio, siempre que no tenga ingresos suficientes y
mientras no contraiga nuevas nupcias o se una en concubinato, igual
derecho le concede al varón imposibilitado para trabajar, cuando
concurran idénticas circunstancias.

La razón de ser de esa disposición fue la protección de la mujer


casada bajo el régimen de separación de bienes que durante el
matrimonio se dedicó a las labores domésticas, y que por tanto, ha
perdido la habilidad para trabajar en otras tareas.

No se ha legislado en el estado de Guanajuato, respecto a los efectos


del divorcio en relación a los alimentos para la mujer, que, en
cumplimiento cabal de su obligación al sostenimiento del hogar,
renuncia a su desempeño laboral para dedicarse a la dirección del
hogar, de manera congruente con la idea del sostenimiento mutuo del
hogar; es decir, se dio un paso al reconocer que son ambos cónyuges
los obligados al sostenimiento del hogar, y con el reconocimiento legal
de que la labor doméstica que en la mayoría de los casos desempeña
la mujer, forma parte importante en el sostenimiento del hogar, pero no
se establece nada en relación al efecto del divorcio en la economía de
la mujer.

Existen legislaciones que atendiendo a la problemática que aquí se ha


planteado respecto a la mujer que dedicó su vida laboral a las
actividades propias del hogar y que llegado el divorcio, se encuentran
en una franca desventaja social, al no encontrarse ya en condiciones
para entrar al mercado laboral, ya sea por la edad, por la falta de
capacitación o por la falta de experiencia en tareas distintas a las de
una ama de casa, que han establecido la llamada “pensión
compensatoria”.

La pensión compensatoria es una figura que trata de retribuir al


cónyuge que queda en la peor situación después del divorcio como
consecuencia de haberse dedicado a la familia en detrimento de su
formación y promoción profesional-laboral7

Siendo congruente con lo que afirmé líneas arriba, lo que dispone el


artículo 288 del Código Civil para el Distrito Federal, es propiamente
una pensión compensatoria, pues volvemos a encontrarnos con la
contradicción del Código Civil, ahora del Distrito Federal, que por una
parte afirma que el derecho alimentario es propio de los integrantes de
una familia, y por otra le llama pensión alimenticia a la que se deben
otorgar los cónyuges después del divorcio, momento en el cual dejan
de tener algún vínculo legal.

CONCLUSION.

Considero importante que se establezca en el Código Civil para el


estado de Guanajuato la obligación de otorgar una pensión
compensatoria, al menos en el caso del divorcio por mutuo

7
MUÑOZ, Ana Martín, “Prestaciones económicas establecidas en los procedimientos matrimoniales: la
pensión compensatoria y la pensión alimenticia a favor de los hijos mayores de edad”; Revista Facultad de
Derecho, Universidad de Granada, España; número 4, 2001; Pags. 471-485.
consentimiento, a favor de la mujer cuando ésta no tenga ingresos
suficientes y mientras no contraiga nuevas nupcias, por el mismo
tiempo que duró el matrimonio o a favor del hombre cuando se
encuentre en las mismas circunstancias; tal como lo prevé el Código
Civil para el Distrito Federal, en el entendido de que dicha pensión
deberá regularse de la misma forma en que se regulan los alimentos,
es decir, que se sujete a los mismos términos y condiciones que se
exigen para el otorgamiento de la pensión alimenticia.

Esto tal vez eliminaría la injusticia a la que se ven expuestas las


mujeres que dedicaron su vida a las labores del hogar, y que al
encontrarse ante el divorcio, se ven desamparadas y sería congruente
con la disposición legal que reconoce valor económico, como
aportación al hogar, a las labores domésticas.

Sería un primer paso, aún cuando queda a la reflexión la necesidad de


ir más allá, pues en el caso de divorcio por conducta culpable de la
mujer, ¿resultaría humano dejarla en el desamparo? cuando ella con
su trabajo doméstico permitió el desarrollo laboral del marido.
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