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Trabajo de filosofía

Brayan Arévalo

Roger Palomo

Brayan Osorio

11º02

Dinora Fuentes

Institución Educativa Eusebio Septimio Mari

Riohacha – La Guajira

8
Heráclito

Filósofo griego. Desde sus orígenes y a lo largo del periodo cosmológico,


anterior al periodo antropológico que iniciaría Sócrates, el pensamiento griego
se orientó hacia la búsqueda de un principio constitutivo (arché o arjé) común a
la pluralidad de seres de la naturaleza. Así, en la escuela milesia se tendió a
ver tal principio en una sustancia material (el agua en Tales de Mileto, el aire
en Anaxímenes); en la de Pitágoras, en un principio formal (el número o ley
numérica).

Pero a caballo entre los siglos V y V a.C., las escuelas de Elea y de Éfeso
trataron la cuestión desde una perspectiva más amplia al plantear
concepciones sobre la totalidad de lo existente que resultaron antagónicas.
Para Parménides de Elea, el ser o lo existente es uno e inmutable; para
Heráclito de Éfeso, en cambio, la realidad es puro cambio e incesante devenir
(«No te bañarás dos veces en el mismo río»). En esta antinomia clásica de la
filosofía griega, que se revelaría extremadamente fructífera, se ha visto el
origen tanto de la metafísica como de la dialéctica.
BIOGRAFIA

Muy poco se sabe de la biografía de Heráclito de Éfeso, apodado el Oscuro por


el carácter enigmático que revistió a menudo su estilo, como testimonia un
buen número de los fragmentos conservados de sus enseñanzas. El desprecio
de Heráclito por el común de los mortales concordaría con sus orígenes, pues
parece cierto que procedía de una antigua familia aristocrática, así como que
sus ideas políticas fueron contrarias a la democracia de corte ateniense y
formó, quizá, parte del reducido grupo, integrado por nobles principalmente,
que simpatizaba con el rey persa Darío I el Grande, a cuyos dominios
pertenecía Éfeso por entonces, contra la voluntad de la mayoría de sus
ciudadanos.

A estos últimos, en cualquier caso, no debió de apreciarlos en demasía, y


Heráclito los colmó de improperios cuando expulsaron de la ciudad a su amigo
Hermodoro. Sea como fuere, la oscuridad de Heráclito ha quedado
caricaturizada en la leyenda acerca de su muerte: enfermo de hidropesía,
preguntaba enigmáticamente a los médicos si podrían de la lluvia hacer sequía;
como ellos no lo entendiesen, se enterró en estiércol en la suposición de que el
calor de éste absorbería las humedades, con el resultado de que aceleró el
fatal desenlace. De creer a Diógenes Laercio, la causa de la afección habría
sido su retiro en el monte, donde se alimentaba de hierbas, movido por su
misantropía.
San Agustín

Aurelio Agustín nació en Tagaste, en el África romana, el 13 de noviembre de


354. Su padre, llamado Patricio, era un funcionario pagano al servicio del
Imperio. Su madre, la dulce y abnegada cristiana Mónica, luego santa, poseía
un genio intuitivo y educó a su hijo en su religión, aunque, ciertamente, no llegó
a bautizarlo. El niño, según él mismo cuenta en sus Confesiones, era irascible,
soberbio y díscolo, aunque excepcionalmente dotado. Romaniano, mecenas y
notable de la ciudad, se hizo cargo de sus estudios, pero Agustín, a quien
repugnaba el griego, prefería pasar su tiempo jugando con otros mozalbetes.
Tardó en aplicarse a los estudios, pero lo hizo al fin porque su deseo de saber
era aún más fuerte que su amor por las distracciones; terminadas las clases de
gramática en su municipio, estudió las artes liberales en Metauro y después
retórica en Cartago.

A los dieciocho años, Agustín tuvo su primera concubina, que le dio un hijo al
que pusieron por nombre Adeodato. Los excesos de ese "piélago de maldades"
continuaron y se incrementaron con una afición desmesurada por el teatro y
otros espectáculos públicos y la comisión de algunos robos; esta vida le hizo
renegar de la religión de su madre. Su primera lectura de las Escrituras le
decepcionó y acentuó su desconfianza hacia una fe impuesta y no fundada en
la razón. Sus intereses le inclinaban hacia la filosofía, y en este territorio
encontró acomodo durante algún tiempo en el escepticismo moderado, doctrina
que obviamente no podía satisfacer sus exigencias de verdad.

Sin embargo, el hecho fundamental en la vida de San Agustín de Hipona en


estos años es su adhesión al dogma maniqueo; su preocupación por el
problema del mal, que lo acompañaría toda su vida, fue determinante en su
adhesión al maniqueísmo, la religión de moda en aquella época. Los
maniqueos presentaban dos sustancias opuestas, una buena (la luz) y otra
mala (las tinieblas), eternas e irreductibles. Era preciso conocer el aspecto
bueno y luminoso que cada hombre posee y vivir de acuerdo con él para
alcanzar la salvación.
Santo Tomas

(Llamado Doctor Angélico; Roccaseca, actual Italia, 1224 - Fossanuova, id.,


1274) Teólogo y filósofo italiano. Máximo representante de la filosofía
escolástica medieval, abordó brillantemente una profunda y perdurable
reformulación de la teología cristiana, que apenas había recibido aportaciones
relevantes desde los tiempos de San Agustín de Hipona, es decir, durante los
ocho siglos anteriores.

Hijo de una de las familias aristócratas más influyentes de la Italia meridional,


estudió en Montecassino, en cuyo monasterio benedictino sus padres quisieron
que siguiera la carrera eclesiástica. Posteriormente se trasladó a Nápoles,
donde cursó estudios de artes y teología y entró en contacto con la Orden de
los Hermanos Predicadores. En 1243 manifestó su deseo de ingresar en dicha
Orden, pero su familia se opuso firmemente, e incluso su madre consiguió el
permiso de Federico II para que sus dos hermanos, miembros del ejército
imperial, detuvieran a Tomás. Ello ocurrió en Acquapendente en mayo de 1244,
y el santo permaneció retenido en el castillo de Santo Giovanni durante un año.
Tras una queja de Juan el Teutónico, general de los dominicos, a Federico II,
éste accedió a que Tomás fuera puesto en libertad. Luego se le permitió
trasladarse a París, donde permaneció desde 1245 hasta 1256, fecha en que
obtuvo el título de maestro en teología.

Durante estos años estuvo al cuidado de San Alberto Magno, con quien entabló
una duradera amistad. Les unía -además del hecho de pertenecer ambos a la
Orden dominica- una visión abierta y tolerante, aunque no exenta de crítica, del
nuevo saber grecoárabe, que por aquellas fechas llegaba masivamente a las
universidades y centros de cultura occidentales. Tras doctorarse, ocupó una de
las cátedras reservadas a los dominicos, tarea que compatibilizó con la
redacción de sus primeras obras, en las cuales empezó a alejarse de la
corriente teológica mayoritaria, derivada de las enseñanzas de San Agustín de
Hipona.
En 1259 regresó a Italia, donde permaneció hasta 1268 al servicio de la corte
pontificia en calidad de instructor y consultor del Papa, a quien acompañaba en
sus viajes. Durante estos años redactó varios comentarios al Pseudo-Dionisio y
a Aristóteles, finalizó la Suma contra los gentiles, obra en la cual repasaba
críticamente las filosofías y teologías presentes a lo largo de la historia, e inició
la redacción de su obra capital, la Suma Teológica, en la que estuvo ocupado
entre 1267 y 1274 y que representa el compendio último de todo su
pensamiento.
Tomás de Aquino supo resolver la crisis producida en el pensamiento cristiano
por el averroísmo, interpretación del pensamiento aristotélico que arranca del
filósofo árabe Averroes (1126-1198). El averroísmo resaltaba la independencia
del entendimiento guiado por los sentidos y planteaba el problema de la doble
verdad, es decir, la contradicción de las verdades del entendimiento y las de la
revelación.
En oposición a esta tesis, defendida en la Universidad de París por Siger de
Brabante, afirmó la necesidad de que ambas fueran compatibles, pues,
procediendo de Dios, no podrían entrar en contradicción; ambas verdades
debían ser, además, complementarias, de modo que las de orden sobrenatural
debían ser conocidas por revelación, mientras que las de orden natural serían
accesibles por el entendimiento; filosofía y teología son, por tanto, distintas y
complementarias, siendo ambas racionales, pues la teología deduce
racionalmente a partir de las premisas reveladas.
A medio camino entre el espiritualismo agustiniano y el naturalismo emergente
del averroísmo, defendió un realismo moderado, para el cual los universales
(los conceptos abstractos) existen fundamentalmente in re (en las cosas) y sólo
formalmente post rem (en el entendimiento). En último término, Tomás de
Aquino encontró una vía para conciliar la revalorización del mundo material que
se vivía en Occidente con los dogmas del cristianismo, a través de una
inteligente y bien trabada interpretación de Aristóteles.
John Duns

(John o Juan Duns Escoto o Scoto, llamado Doctor Subtilis; Maxton, actual
Reino Unido, h. 1266-Colonia, actual Alemania, 1308) Filósofo escocés.
Estudió en París (1293-1296) y más tarde se trasladó a Oxford. En 1302
regresó a París, aunque fue desterrado al año siguiente por haber apoyado al
partido pontificio contra Felipe IV, tras lo cual enseñó en Colonia hasta el fin de
sus días.

Escoto

Sus textos más importantes son los Comentarios sobre las Sentencias,
realizadas a partir de las Sentencias del teólogo italiano Pedro Lombardo, y
algunos tratados, entre ellos Quaestiones quodlibetales y Sobre el principio
primero. El suyo es, junto al de Tomás de Aquino, el sistema más influyente de
la escolástica medieval, y dio origen al escotismo, que compitió largo tiempo
con el tomismo.
Distinguió, como Santo Tomás, la teología de la filosofía, considerando que
ambas eran complementarias y nunca podían entrar en contradicción, aunque
se apartó de aquél al considerar que la teología era ante todo una ciencia
práctica, y no especulativa. Dio también mayor peso que Santo Tomás de
Aquino a los particulares en la teoría del conocimiento, y destacó en la libertad
de la voluntad tanto humana como divina.

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