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EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PENAL

El Ordenamiento Jurídico Penal, Constituye un conjunto de normas jurídicas de carácter


sustantivas y adjetivas, por las cuales el Estado, en ejercicio del poder sancionador o coercitivo,
que le es dado por ejercicio de lo dispuesto en la Constitución de la República y la ley, busca
garantizar la paz y la armonía social al establecer:

a) Los delitos y Las penas;

b) Las faltas y Las sanciones;

c) Las medidas de seguridad;

d) Los procedimientos; y

e) El régimen penitenciario

El objeto o finalidad del Derecho Penal en sí mismo, busca el estudio profundo y sistemático de
las normas de conducta social, las razones que motivan su infracción, las diversas modalidades
en su comisión y las penas, sanciones o medidas aplicables en cada caso.

El Ordenamiento Jurídico Penal, se agrupa en tres grandes áreas:

1. Contiene las normas de carácter sustantivo que determinan los delitos y las penas, las faltas
y sanciones, así como las medidas de seguridad, lo que constituye el Derecho Penal Sustantivo;

2. De igual forma, configura los procedimientos necesarios que estructuran o rigen la


investigación del hecho criminal y su juzgamiento hasta alcanzar la definitiva condena o
imposición de la sanción o la medida de seguridad, y es cuando nos referimos al derecho
procesal penal o derecho penal adjetivo;

3. De igual forma, es rama del ordenamiento jurídico penal, el conjunto de normas y reglas
que abarcan el cumplimiento de la pena, las medidas alternativas, los beneficios penitenciarios
y el cumplimiento de las medidas de seguridad, lo cual se conoce como Derecho Penitenciario.

El Ordenamiento Jurídico Penal se nutre a sí mismo de todas las disciplinas del conocimiento,
estando asociado íntimamente con la criminología y la criminalística con la finalidad de buscar
respuestas a la necesidad de establecer la conducta humana que se subsume en el tipo penal y
así reconstruir los acontecimiento pasados para encontrar en el hecho criminal los
responsables e imponerle, en aplicación del derecho, la justa pena, sanción o medida de
seguridad.
CONCEPTO DE ORDENAMIENTO JURÍDICO PENAL

El Ordenamiento Jurídico Penal en sentido objetivo, es el conjunto de normas jurídicas,


mediante las cuales el Estado prohíbe determinados comportamientos, dictando delitos y
penas, así como las faltas sus sanciones y las medidas de seguridad.

Para Von Liszt, el derecho penal es el "conjunto de reglas jurídicas establecidas por el Estado,
que asocian al crimen como hecho y a la pena como legítima consecuencia". En sentido
subjetivo, busca dictar las normas y exigir su aplicación mediante la coacción a la imposición de
una pena.

Para Bramont-Arias Torres, "El Derecho Penal es un medio de control social que se caracteriza
por imponer sanciones -penas o medidas de seguridad- cuando, se han cometido acciones
graves que atenten contra los bienes jurídicos de mayor valor de la sociedad". Es así como, una
vez que se ha verificado la responsabilidad mediante las premisas establecidas en el proceso, el
derecho penal establece la pena, sanción o medida que deberá ser impuesta.

Para Fontán Balestra El Derecho Penal es la "Rama del ordenamiento jurídico que contiene las
normas impuestas bajo amenaza de sanción". De esta manera, la pena, sanción o medida de
seguridad, es la consecuencia directa impuesta por el Estado, determinada en el juicio oral y
público, cuando se verifican los supuestos de responsabilidad penal demarcados en el ilícito
penal.

Luís Jiménez de Asúa, señala que el derecho penal es el "Conjunto de normas y disposiciones
jurídicas que regulan el ejercicio del poder sancionador y preventivo del Estado, estableciendo
el concepto de delito como presupuesto de la acción estatal, así como la responsabilidad del
sujeto activo, y asociando a la infracción de la norma una pena finalista o una medida
aseguradora."

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PENAL

El Derecho Penal, es de carácter normativo, público, contingente, valorativo, finalista,


garantizador, cultural, punitivo, coercitivo, fragmentario, subsidiario, de mínima intervención
por parte del Estado, personalísimo e igualitario, que tiene la norma y el bien jurídico como
polos de sus ejes programáticos establecidos en la Constitución de la República y cuya
naturaleza es eminentemente sancionatoria.
Normativo: El Derecho Penal comprende un conjunto sistemático de normas de carácter
punitivo, lo que no está normado no está comprendido dentro del rango del Derecho Penal, es
así como la prohibición de la conducta y su consecuencia o penalidad está contenida en la
norma jurídica de carácter penal. El carácter normativo del Derecho Penal pretende conocer el
entorno en que se producen las normas, las razones por las cuales se verifican su existencia, así
como distinguir los casos en que los supuestos de su existencia o excepción no se verifican en
el orden social. En consecuencia, el carácter normativo del Derecho Penal revisa los conceptos
de derecho, sistemas jurídicos penal, norma, aplicación y eficacia, entre otros, en virtud de su
estrecha relación con los conflictos normativos que se presentan en la aplicación y existencia
del derecho penal.

El carácter normativo del Derecho Penal pretende determinar el significado de los conceptos
que integran de sistema jurídico penal. De tal forma que los elementos más relevantes de cada
uno de estos conceptos aporten las características para la identificación y comprensión del
concepto del sistema normativo que integra el campo jurídico penal.

Público: el carácter protector del ordenamiento jurídico penal, atañen a toda la colectividad, es
por ello que tutela los intereses de carácter general en resguardo del interés colectivo y
difusos.

De igual forma, el Derecho Penal es de carácter público, porque a tenor de lo expresamente


dispuesto en la Constitución de la República, respecto a lo que es considerado reserva legal,
sólo el Estado tiene la capacidad para crear normas que definan delitos y que impongan
sanciones en atención al principio de legalidad penal, “nullum crimen, nulla poena sine lege”.

Contingente: porque el Derecho Penal pretende regular las relaciones humanas en un


determinado marco social, espacial y temporal, a efectos de su efectiva aplicación práctica,
esto quiere decir, que el Derecho Penal debe observar la realidad y ajustarse a ella, la sociedad
va cambiando en el tiempo, de igual forma cambia la necesidad de regular conductas que
pudieran considerarse indeseables en un determinado contexto de espacio-tiempo.

Valorativo: El Derecho Penal, determina las clases y naturaleza de la acción humana que es
considerado el hecho criminal, para así establecer la sanción, por todo ello entiende que el
centro valorativo de su acción lo encuentra en la conducta humana, que es calificada bajo la
perspectiva dogmática que fija la norma penal, estableciendo parámetros valorativos con la
finalidad de determinar las formas y grado de participación, responsabilidad y sanción.
Finalista o de Última Ratio: La acción del Derecho Penal se debe circunscribir a la menor
inferencia posible o mínima intervención. El Derecho Penal se considera un instrumento social
al cual debe recurrirse cuando previamente, se han agotado todas las instancias de control,
tanto formal como material. En sí mismo, el fin del Derecho Penal no es sancionatorio, busca
esencialmente prevenir la ilicitud y garantizar la paz, la armonía y el respeto dentro del orden
social que determina el Estado de Derecho.

Se confunde con el derecho de castigar del Estado o “Ius Puniendi”, de ahí que la sanción
impuesta por el Derecho Penal no solo puede ser corporal o expiatoria, pueda también ser de
orden retributiva o de rectificación. Persigue como fin, la convivencia social, protege el derecho
e intereses de los individuos crea el ambiente para que exista dentro del Estado la conciencia
colectiva que determina la seguridad jurídica.

El Derecho Penal, constituye el máximo y último recurso que una sociedad puede aplicar a los
miembros que se apartan de la conducta que espera la norma, se distancia en el ámbito y
extensión de la aplicación del derecho disciplinario que las sociedades aplican a los miembros
que la integran, por ejemplo: un cuerpo de policía, de bomberos, la milicia entre otros.

Garantizador: el Derecho Penal pretende asegurar los bienes jurídicos que establece el orden
universal, constitucional y legal, busca el adecuado equilibrio social que constituye el
desenvolvimiento social determinando el ámbito de libertad individual y colectiva, dentro del
respeto a la ley en el entendimiento de los conceptos de justicia.

Cultural: el Derecho Penal es un producto de cada sociedad, que de acuerdo al principio de


autonomía, cuentan con la prerrogativa de estructurar sus propias normas dentro de la
aspiración de orden social. Con la idea de garantizar el respeto, la equidad y la justicia, el
Derecho Penal concibe normas de conductas que en algunos casos criminaliza la acción moral
de la sociedad, es por ello que cada sociedad en particular, en base a parámetros culturales,
determina las conductas que en ese entorno son consideradas criminales. Lo cultural se inserta
en la ciencia del saber humano, en su historia y en las formas y usos sociales en particular que
determina el Derecho Penal.

Punitivo: determina cuales conductas se consideran criminales y en consecuencia establece


sanciones. El hecho penal, encierra la conducta que concibe la norma penal como injusta y en
consecuencia como punible en un espacio y tiempo determinado.
Coercitivo: el Derecho Penal impone una obligación de observar determinado comportamiento
o de abstenerse, bajo la presión o coacción a la imposición de una pena o sanción.

Fragmentario: el Derecho Penal no puede llegar a brindar protección a la totalidad de bienes


jurídicos ni a protegerlos de todo tipo de agresión lesiva. La fragmentariedad busca encontrar
el margen mínimo de la injerencia penal en el comportamiento humano que es considerado
lesivo por cuanto atenta contra la sociedad: las faltas contra la moral, los ilícitos
administrativos, disciplinarios, civiles, laborales, entre otros. Esto significa que el Derecho Penal
no ha de sancionar todas las conductas lesivas de los bienes que protege, es decir, sólo
sanciona las modalidades de ataque más peligrosas para ellos. Así, no todos los ataques a la
propiedad constituyen delito, sino sólo ciertas modalidades especialmente peligrosas, el otro
espectro de daño será materia del marco tutelar del Derecho Civil. Es por ello que, la
intervención punitiva estatal no se realiza frente a toda situación, únicamente a hechos que la
ley penal ha determinado específicamente dentro del carácter fragmentario, por lo que la pena
constituye un instrumento subsidiario, que determina la consecuencia o castigo necesario.

Este principio pretende establecer, sólo aquellos bienes jurídicos, importantes, necesarios e
indispensables para la viabilidad de la protección penal que garantice las interrelaciones y la
cohesión del sistema social y político del Estado.

Mediante este principio, se pretende fijar que el Derecho Penal no es un mecanismo de control
omnicomprensivo, ya que a través de él sólo se protegen aquellos bienes jurídicos valiosos,
criminalmente definidos, cuya lesión o puesta en peligro, vía comportamientos dolosos y
excepcionalmente culposos, configura un alto grado de reproche social, que es lo que
propiamente da el sustento a la injerencia penal, determinando una racional limitación al jus
punendi del Estado.

Subsidiario: Este principio establece que sólo en defecto y ante la inexistencia de solución al
conflicto social, en otras vías como: la civil, administrativa, laboral, de familia, entre otros, se
legitima la configuración, invocación o aplicación del tipo penal.

La subsidiaridad se deriva del principio fragmentario del Derecho Penal, señala que la norma
penal posee naturaleza subsidiaria. Este principio, parte de reconocer la existencia y prioridad
de otras vías distintas a la penal para la solución de conflictos de relevancia jurídica, bajo el
presupuesto de que la vía penal sólo debe emplearse como el último recurso al comprobar que
concurren los elementos de necesidad que están configurados en la norma penal, singularizada
en razón al principio de mínima regulación.
Mínima Intervención o Última Ratio: Este principio expresa que sólo cuando sea absolutamente
necesaria el establecimiento de una norma de carácter penal debe producirse la intervención
estatal. Lo que no le haga daño a nadie, no puede ser castigado por la ley. En todo delito debe
haber un bien jurídico lesionado, exige que las consecuencias y repercusiones del hecho sean
socialmente relevantes, para que sea necesario el establecimiento de la regulación penal que
justifica la protección social. El Derecho Penal debe cumplir el fin de reducción de la violencia
social, ha de asumir también, en su configuración moderna, el fin de reducir la propia violencia
punitiva del Estado. Esta reducción tiene lugar por dos maneras: sobre la base del principio
utilitarista de la intervención mínima y sobre la base de los principios constitucionales que
establecen las garantías individuales y colectivas.

Personalísimo: La responsabilidad penal es personal; la pena y las medidas de seguridad sólo


pueden imponerse a quien haya incurrido personalmente en la comisión de un delito, lo cual
crea responsabilidad personal al sujeto activo, el único sujeto activo de delito es la apersona
humana que lo cometió.

En materia penal, conceptos como la representación o transmisibilidad no existen, ante la


comisión de un hecho criminal sólo responde quien haya cometido el delito, así mismo la pena
impuesta al delincuente no trasciende a ninguna otra persona. Al morir, la pena se extingue
junto con la responsabilidad penal.

Igualitario: el Derecho Penal debe ser aplicable igualitariamente a todos los individuos que
integran la sociedad, sin distinción de raza, sexo, creencias políticas o convicción religiosa entre
otros. PRINCIPIOS DEL DERECHO PENAL

El derecho penal venezolano vigente, está inspirado en legislaciones liberales y bajo la


influencia de un sistema democrático que ha ido trasformando lentamente la estructura
Jurídico-Penal, gira en torno a los principios penalísticos de la legalidad de los delitos y las
penas, del bien jurídico, de la responsabilidad por el hecho, de la exigencia culpabilista y de la
pena humanitaria.

Según el Principio de Legalidad, se exige que el delito se encuentre expresamente previsto en


una Ley Formal, previa, descrito con contornos precisos de manera de garantizar la seguridad
del ciudadano, quien debe saber exactamente cuál es la conducta prohibida, y, así mismo,
cuáles son las consecuencias de la trasgresión o las penalidades que siguen a su conducta
lesiva a los bienes protegidos por la norma penal. El principio de la legalidad, excluye, por
supuesto el recurso de la analogía en orden a la creación de delitos y penas o de cualquier
forma de incriminación penalística.
Según el Principio del Bien Jurídico, todo delito supone la lesión o puesta en peligro de un bien
jurídico, en lo cual radica la esencia del hecho punible. Precisamente el derecho penal está
destinado a proteger bienes y valores cuya protección se considera imprescindible para la
existencia de la sociedad. Por tanto, todo delito supone, por lo menos, un peligro para un bien
jurídico. Todo derecho penal se orienta hacía la protección de los bienes o valores jurídicos y la
determinación de estos ilumina y constituye la razón de ser de las normas penales, exigiéndose
como requisito esencial para que una conducta pueda ser considerada como delito, carácter
que condiciona la materialidad misma del hecho, la cual debe ser apreciada por el juez, a los
fines de determinar la condición para que el hecho tenga importancia penal.

De Acuerdo al Principio del Hecho, el delito debe consistir en un comportamiento externo


concreto o individualizado, por el cual se sanciona a su autor. El derecho penal no castiga a un
sujeto por su personalidad, por sus tendencias o por su modo de ser sino por lo que ha hecho
concretamente.

Según el Principio de Culpabilidad, por el hecho realizado debe ser posible la formulación de
un juicio de reproche a su autor, al cual debe pertenecer el hecho, no solo materialmente, sino
espiritualmente. Sin culpabilidad, o hay delito, ni pena, y la responsabilidad penal no puede
descansar en la simple ocurrencia de un daño sin referencia alguna a la voluntad culpable del
autor. Solo se responde penalmente en la medida en que por la realización de un hecho típico
dañoso, se puede dirigir un reproche a su autor, por la actitud de su voluntad contraria al deber
impuesto por la norma o por la expresión de una voluntad que, pudiendo y debiendo ajustarse
a las exigencias del derecho, opto por revelarse contra ellas.

Según el Principio de la Pena Humanitaria, la pena desprovista de toda crueldad o


señalamiento infamante, debe guardar relación con la gravedad del hecho cometido y servir a
los fines de la prevención general y a los de la recuperación personal y social de quien ha
delinquido.

CARACTERISTICAS DEL DERECHO PENAL

El Derecho penal, a diferencia de los otros medios de control social formales se caracteriza por
ser eminentemente sancionador y fragmentario. Pues bien, abordemos cada de uno de ellos.

Sancionador

Se dice que el derecho penal tiene carácter sancionador, secundario y accesorio, por cuanto se
afirma que el derecho penal no crea bienes jurídicos, sino que sólo limita a imponer penas y
por ello resulta accesorio; puesto que a los bienes jurídicos -creados por otros ordenamientos
jurídicos-, el derecho penal, se encarga de protegerlos y consecuentemente resulta secundaria
su tarea.

Por otro lado se sostiene que el derecho penal tiene carácter constitutivo, primario y
autónomo, al estimarse que el derecho penal contribuye en la creación de bienes jurídicos.

"Lo más correcto sería pues, afirmar que el derecho penal es predominantemente sancionador
y excepcionalmente constitutivo. Pese a ello, cabe consignar que el derecho penal siempre es
sancionador en el sentido que no crea los bienes jurídicos, sino que les agrega su tutela penal".

Fragmentario

Significa que el derecho penal no ha de sancionar todas las conductas lesivas de los bienes que
protege, sino sólo las modalidades de ataque más peligrosas para ellos. Así, no todos los
ataques a la propiedad constituyen delito, sino sólo ciertas modalidades especialmente
peligrosas". Es por ello que, "la intervención punitiva estatal no se realiza frente a toda
situación, sino solo a hechos que la ley penal ha determinado específicamente.

Es Público

En razón que las sanciones que pregona sólo pueden ser impuestas por el Estado. Además, la
pena no se impone en interés de ofendido sino de la colectividad y, por último, el objeto del
derecho penal no es la relación entre individuos, sino entre el Estado considerado como
soberano y los individuos.

Es regulador de conductas humanas

Se trata de regular la actividad de los hombres en cuanto trasciendan al exterior, es decir nadie
es castigado por su pensamiento. La incriminación de las ideas equivaldría a una radical
invasión del campo propio de la moral.

Es cultural, normativo y finalista

La ciencia del derecho penal se ubica en la esfera del "deber ser", por la concepción
fundamentalmente cultural de su principal objeto de estudio: el delito. Es normativo porque,
son las normas las que señalan lo permitido y lo prohibido. Es valorativo pues, hace una
selección de las conductas más peligrosas y dañinas para la sociedad. Es finalista porque, se
protegen los bienes jurídicos o intereses jurídicos con referencia a la consecución de un fin
colectivamente perseguido, fin que puede ser el orden, el bienestar social, la paz con justicia.
Es personalísimo

Es decir que el delincuente responde personalmente de las consecuencias penales de su


conducta. Esto significa:

Que la pena solamente puede cumplirse en aquél que personalmente delinquió, no se


transmite a otras personas.

Que está prohibido al delincuente obtener que otra persona cumpla por él la pena que le fue
impuesta.

Que con la muerte del delincuente concluye la posibilidad de sancionar penalmente el hecho
del que fuera responsable.

OBJETO DEL DERECHO PENAL: Es el estudio de las disposiciones en las cuales se establecen los
delitos y se fijan las penas. Disposiciones: Establecen delitos. Fijan penas.

ESTRUCTURA DE LA NORMA PENAL: Se caracteriza por contener el imperativo de una


determinada conducta de no realizar algo o de realizar una determinada acción con la
consecuencia jurídica de una pena.

Característica: Imperativo de una determinada conducta.

De hacer: Artículo 440 del Código Penal.

De no hacer: Artículo 407 del Código Penal.

Con la consecuencia jurídica de una pena.

ELEMENTOS DE LA NORMA PENAL:

a.- El precepto: Imperativo de una determinada conducta.

b.- La sanción: Consiste en la pena.

Nota: Los preceptos penales no están formulados explícitamente en la norma, sino que la
misma se limita a describir el hecho ilícito, el Código Penal no señala está prohibido matar.

CARÁCTER IMPERATIVO Y VALORATIVO DE LA NORMA PENAL:


a.- Imperativo: Porque contiene una regla de conducta obligatoria y la amenaza de una pena.

b.- Valorativo: Porque contiene la desaprobación de determinadas conductas calificadas como


contrarias a las exigencias de la vida. Toda vez que lesionan bienes y valores tutelados por el
Derecho.

DESTINATARIO DE LA NORMA PENAL:

Los individuos capaces de obrar en materia penal (Todos los que la ley establece que tienen
responsabilidad penal y son responsables penalmente, salvo las excepciones que la ley
establece: menores de edad, enfermos mentales y/o alcohólicos) Los órganos del Estado que
deben aplicar la sanción cuando se transgrede la norma

Valides temporal o en el tiempo: Es la valides en el tiempo de la norma hasta que sea abrogada
por otra ley.

La ley tiene carácter ergaonnes = respeto a la ley.

La valides temporal se da con la sucesión de la ley: una ley sustituye a la otra.

¿Cuándo se aplica la irretroactividad de la ley?

Art. 24: CONSTITUCION DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA: “Ninguna disposición


legislativa tendrá efecto retroactivo, excepto cuando imponga menor pena. Las leyes de
procedimiento se aplicarán desde el momento mismo de entrar en vigencia aun en los
procesos que se hallaren en curso; pero en los procesos penales, las pruebas ya evacuadas se
estimarán en cuanto beneficien al reo o rea, conforme a la ley vigente para la fecha en que se
promovieron.

Cuando favorece al reo en materia penal: La ley no es retroactiva por mandato constitucional

Concepto de Principio de legalidad

El Principio De Legalidad es un axioma de valoración de lo justo por una sociedad en virtud del
cual no se puede aplicar una sanción si no esta escrita previamente en una ley cierta.

Concepto de Principio de legalidad penal

El Principio de Legalidad Penal es el fundamento en virtud del cual ningún hecho puede ser
considerado como delito sin que una ley anterior lo haya previsto como tal.

EL PRINCIPIO DE LEGALIDAD EN EL DERECHO PENAL


Uno de los principios mas importantes del derecho penal en la actualidad, es el principio de
legalidad, cuya esencia es: nullum crimen nulla poena sine previa lege (no hay delito ni pena
sin ley previa). Adicionalmente, el principio de legalidad conlleva una serie de garantías
recogidas en la legislación penal.

El Principio de Legalidad en el Derecho Penal, nace y evoluciona en el tiempo donde


observamos antecedentes como la obra de Beccaria: “De los delitos y de las penas”, con base
en el contrato social de Rousseau y Montesquieu y la división de poderes. También incorporado
en distintas declaraciones de Derechos Humanos, y pactos internacionales, y presente también
como es lógico, en el derecho penal Español.

viernes, 18 de octubre de 2013

TEMAS DE PENAL. TEMA 1


TEMA No. 1

EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PENAL. Concepto. Características. Derecho Penal y


Control Social. Función del Derecho Penal. La ciencia del Derecho Penal. Evolución
histórica de la ciencia del Derecho Penal. Las Escuelas Penales. Derecho Penal
venezolano.

DENOMINACIONES:

Entre las denominaciones más aceptadas se encuentran las de: Derecho Determinador,
Derecho de la Lucha contra el Delito, Derecho Criminal y Derecho Penal que son equivalentes,
Derecho Protector de los Criminales, no porque protege al delincuente o al crimen sino porque
se propone readaptar al delincuente. También se le ha denominado Derecho Reparador,
Derecho Transgresional, y en Cuba al Código Penal se le denomina Código de Defensa Social.
La denominación de Derecho Penal es impropia, pero cumple su función individualizadora, al
ser consagrada por el uso por lo que sería contraproducente cambiarla.

DEFINICIÓN:

El Derecho Penal es la rama del Derecho Público que se refiere al delito y a las consecuencias
que este acarrea de las cuales la más frecuente es la pena.
De esta definición se desprende que se trata de una serie de preceptos cuya transgresión el
Estado ha querido sancionar con la medida que denominamos pena, y de la que esta porción
del Derecho toma su nombre, por lo que se denomina “Penal”. El hecho prohibido se denomina
“delito”, “hecho punible” o “hecho ilícito”.
El Delito es un acto antijurídico, una violación del orden jurídico vigente en un país y en un
momento determinado. Pero no todos los actos antijurídicos son delitos sino los previstos en la
ley penal. El delito ofende los intereses de la colectividad, por lo que se hace necesario
imponer la sanción más enérgica con que cuenta el Derecho que es la sanción penal.
Pena es el sufrimiento que se impone al delincuente por el hecho que ha cometido y consiste
en la eliminación o restricción de un bien jurídico que le pertenece o en un sacrificio
patrimonial como por ejemplo la multa.
El Derecho Penal se refiere generalmente a la pena, pero al lado de la sanción Penal llamada
pena, existe otra, cual es la medida de seguridad que persigue adaptar al delincuente, es decir,
readaptarlo al medio social. Siendo las sanciones penales las penas y las medidas de
seguridad.

CARATERES.

1.- Es PÚBLICO: Todos los autores están de acuerdo en la afirmación que el Derecho Penal es
Público; sin embargo hay discrepancias en cuanto a los razonamientos. Mezger sostiene que
es Derecho Público, porque la perpetración del delito engendra una relación entre el
delincuente y el Estado, relación en virtud de la cual el Estado debe enjuiciar y castigar al
delincuente y esta relación se establece entre un particular (el delincuente) y un ente público (el
Estado), que actúa en su función de imperio como autoridad, porque sólo él puede enjuiciar y
castigar al delincuente. Otros autores consideran que el Derecho Penal es Público sin apelar al
argumento de la relación jurídica, sino simplemente porque el Estado es el único titular
exclusivo y excluyente del Derecho Penal Subjetivo porque sólo él puede describir los delitos,
establecer las sanciones penales y aplicarlas a los delincuentes.
2,- Es FINALISTA O TELEOLÓGICO: Porque no se limita hacer una especulación teórica
sino que trata de realizar aunque a veces no lo logra ciertos fines en la convivencia social.
a) Trata de crear un estado de paz en la convivencia social. En nuestro país resulta irónico
hablar de un estado de paz, y trata de hacerlo mediante la limitación de las libertades
individuales, de los miembros de la colectividad. Esto lo hace mediante las normas jurídicas,
pero más enérgicamente mediante las normas jurídicas penales, para hacer posible que esas
libertades individuales puedan coexistir.
b) Se propone proteger, de la forma más enérgica, los intereses fundamentales del individuo,
de la sociedad y del Estado, como son la propiedad, la libertad, el honor, la vida, la integridad
física o personal, etc. Porque el Derecho Penal está armado de las sanciones más enérgicas,
las sanciones penales, que en la mayoría de los casos acarrean la pérdida de la libertad
personal.
c) Se propone, mediante el principio de Legalidad de los delitos y de las penas y de las
garantías que ese principio involucra, crear un estado de seguridad jurídica. Mediante la
garantía criminal trata de asegurar a los integrantes de la colectividad que, si no delinquen, no
podrán o al menos no deberán ser castigados, no se les impondrá una sanción penal. Mediante
la garantía penal incluso a los delincuentes, que si bien podrán y deberán ser castigados sólo
con la pena prevista para el delito cometido. Y con la garantía procesal se asegura que a nadie
se le impondrá una pena sin realizársele el debido proceso. Estas garantías crean un estado de
seguridad jurídica indispensable para la vida humana.
3.- Es VALORATIVO: Porque realiza una labor de evaluación de las actividades humanas,
porque señala el valor de los actos que se realizan en la vida real. El mismo acto objetivamente
considerado puede tener un valor diferente de acuerdo a las circunstancias en que se ha
realizado. Así, un homicidio podrá ser intencional, calificado, agravado, culposo,
preterintencional, concausal o en complicidad correspectiva, según y como se haya cometido.
Por esto el Derecho Penal es valorativo, porque en presencia de un acto, de una acción u
omisión que se ha realizado en la vida real, se ha significado el valor y las consecuencias del
acto de acuerdo a las circunstancias en que se ha perpetrado..
4.- Es GARANTIZADOR: Porque trata de asegurar en la medida de lo posible, la integridad de
los bienes jurídicos fundamentales, tanto individuales como sociales. Ej. De bienes individuales:
el pudor, la vida, la integridad física etc. Y de bienes sociales: el orden público, la fé pública etc.
Estableciendo en la ley penal como delitos los actos que ofenden intensamente, que destruyen
o ponen en peligro esos bienes jurídicos fundamentales y como consecuencia de la realización
de tales actos, la aplicación de una sanción penal.
5.- Es CULTURAL: Ya que es una ciencia del deber ser. Las ciencias se han clasificado en
ciencias culturales o del deber ser y naturales o ciencias del ser. Las ciencias naturales se
limitan a estudiar lo que ocurre en la vida práctica; en cambio las culturales estudian también lo
que ocurre en la vida práctica, pero vinculando esa realidad a la realización de ciertos fines que
se estiman particularmente valiosos o necesarios. En materia penal no se puede decir que
todos los delincuentes son castigados, sino que debieran serlo; pero a veces, no se cumplen
dichas sanciones por diversas circunstancias.
6.- Es NORMATIVO: Porque la función del Derecho Penal es estudiar el delito en la ley penal a
través de las normas. Por ello es una ciencia normativa, porque su objeto es la norma jurídica,
que es fuente propia y verdadera de nuestra disciplina.
7.- Es SANCIONADOR: Porque no se limita a describir ciertos actos como delitos, sino que
establece las consecuencias de su realización, o sea que señala la sanción que corresponde a
la persona que ha perpetrado un delito, sanción penal que debe estar ajustada a la gravedad
del delito cometido.
8.- Es REGULADOR EXTERNO DE LA CONDUCTA HUMANA: Nadie puede ser castigado
por sus pensamientos, de manera que los deseos, las intenciones, los pensamientos etc., por
ardientes que sean, mientras permanezcan en el fuero interno del sujeto, no pueden ser
castigados, hasta que no se exterioricen, no constituyen delito y por lo tanto no engendran
responsabilidad penal. Así, yo puedo desear que una persona muera y esa persona puede
morir, pero si no muere como consecuencia de algo que yo le haya hecho o dejado de hacer,
sino que ha sido sólo un deseo, nadie puede castigarme por la comisión de delito alguno. Para
cometer un delito hay que exteriorizar la acción u omisión.
9.- Es UN SISTEMA DISCONTINUO DE ILICITUDES: No todo acto antijurídico es delictivo y
no todo acto delictivo acarrea sanción penal. En virtud, del principio de legalidad de los delitos y
de las penas, los únicos actos delictivos que acarrean sanción penal son los previstos en la ley
penal como delitos.
10.- Es PERSONALISIMO: En lo que toca a la imposición y aplicación de la pena, o más
ampliamente de la sanción penal. La pena sólo debe aplicarse al delincuente, tras el debido
proceso y no a una persona diferente. Por Ej. Un padre no puede pagar por el delito cometido
por su hijo o viceversa. Por lo tanto la muerte del delincuente extingue la pena aún cuando no
la haya cumplido totalmente.

FUNCIÓN DEL DERECHO PENAL.

Como sabemos, el Derecho viene a ser el conjunto de normas obligatorias que se imponen
para regular la conducta de los hombres que viven en sociedad en sus relaciones recíprocas.
El concepto de Derecho está íntimamente relacionado con el concepto de sociedad. Así no hay
derecho sin sociedad y no hay sociedad sin derecho. El hombre es un ser llamado a vivir en
sociedad y la vida social requiere el respeto mutuo entre sus miembros, una división de
actividades según las cualidades de cada uno, una colaboración hacia determinados objetivos,
es decir, un orden, por eso existen las normas jurídicas, tiene que existir un orden para poder
vivir en sociedad., por ello no puede entenderse el derecho sin referirse a la vida social que le
sirve de fundamento.
La finalidad del Derecho no es sólo garantizar un orden externo en la sociedad para la
convivencia, sino además promover el desarrollo integral del hombre y la elevación de las
condiciones de existencia de la comunidad.
Las normas jurídicas tienen carácter obligatorio, ya que el Derecho no exhorta sino ordena y la
sanción jurídica asegura la obligatoriedad de las normas, existiendo el poder del Estado, que
impone y garantiza la observancia de las normas. Por ello debe entenderse que el Derecho
Penal no es sólo regulador de estos fines para garantizar el equilibrio social, sino que además
cumple una función propulsora, de instrumento de progreso y de elevación del hombre y de la
sociedad de allí que la pena constituye uno de los medios más eficaces con que cuenta el
Estado para influir en la vida social y modificarla. En este sentido no se debe propiciar el
incremento de normas penales como remedio de todos los males sociales, al contrario debe
tomarse en cuenta que el Derecho Penal es el último recurso a utilizar en casos de imperiosa y
evidente necesidad, cuando no exista otro medio más eficaz para hacer frente a la situación
planteada. El Derecho Penal sólo protege el “orden social básico” o los valores de la
convivencia humana y así determinar cuales ataques a estos valores son los que exigen
sanción penal.
El Derecho Penal advierte a los ciudadanos sobre la gravedad de determinados hechos cuya
verificación constituye grave atentado contra las bases de la sociedad.
Por ello la protección que el Derecho Penal otorga para la protección de ciertos bienes jurídicos
o valores fundamentales en la convivencia, sancionando su lesión o su puesta en peligro.

LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL.

La expresión Derecho Penal se utiliza para referirnos al conjunto de conocimientos sistemáticos


relativos al ordenamiento jurídico-penal que hemos tratado antes. Por ello se habla de la
ciencia del Derecho Penal, que tiene por objeto organizar el contenido de las normas penales.
La ciencia del Derecho Penal, se encarga de organizar, coordinar y sistematizar el grupo de
normas que conforman el ordenamiento jurídico-penal, de elaborar los conceptos, organizar los
principios y reducirlos a una unidad sistemática, para facilitar su comprensión a los fines de su
aplicación. La aplicación del derecho no requiere únicamente el examen de la disposición
concreta y aislada; esta debe relacionarse con el sistema, tomando en cuenta los principios que
forman la base del ordenamiento jurídico en el cual se enmarca la disposición.
Se habla de un Derecho Penal fundamental y de un Derecho Penal complementario. El primero
está contenido en el Código Penal como la ley fundamental y el segundo es el contenido en las
leyes penales especiales., las cuales pueden ser propias o impropias. Propias las que han sido
creadas para regular una determinada materia, por Ej. La Ley Penal del Ambiente, la Ley
Orgánica de Drogas, La Ley Contra la Corrupción, La Ley Contra el Robo y Hurto de
Vehículos, etc., e Impropias las que están contenidas en una ley referente a otra materia como
por Ej. El Cheque sin provisión de fondos establecido en el Código de Comercio, etc.
Otra distinción es la de Derecho Penal común y Derecho Penal especial, según que las normas
se apliquen a todos los ciudadanos o a una categoría especial de personas.
Otros hablan de la distinción entre Derecho Penal administrativo, comercial, industrial, etc.,
distinciones que deben se rechazadas, porque las relaciones reguladas por el Derecho Penal
son de la más diversa naturaleza y no podemos distinguir entre las diversas ramas del Derecho
Penal según el objeto a que se refieren las normas, según la naturaleza de los intereses
tutelados.

EVOLUCIÓN HISTORICA DEL DERECHO PENAL.

Antiguamente los preceptos jurídicos estaban imbuidos de un profundo sentido religioso y, en lo


que respecta a lo penal, se recurrió a la venganza, al criterio talionario, a la responsabilidad
objetiva y, a penalidades sumamente crueles y sanguinarias.
En algunas legislaciones antiguas como en el Código de Hammurabí, rey de Babilonia, se
establecieron ya distinciones entre la culpabilidad por dolo y por imprudencia y en el Antiguo
Testamento, se diferenció entre el delito voluntario o involuntario.
En la legislación penal de Grecia las leyes penales de Atenas tuvieron gran importancia, se
llegó a permitir el castigo de hechos no previstos en la ley penal, y el sistema de penas, a pesar
de su dureza, no eran crueles, la pena máxima la constituía el envenenamiento con cicuta,
descartándose la lapidación, la crucifixión, etc.
En el Derecho Penal de Roma se destaca en principio la Ley de las XII Tablas, legislación ruda
y primitiva que consagra la venganza, el talión y la composición, con predominio de lo objetivo
sobre lo subjetivo en la consideración del delito. En épocas posteriores se acentúa el carácter
público del Derecho Penal y se insiste en exigencias de culpabilidad y las penas se
caracterizan por su severidad y crueldad, por Ej. La crucifixión.
En el Derecho Germánico, durante la Edad Media, se desplazó al Derecho Romano, aunque no
totalmente. El Derecho Penal Germánico se caracterizó por el predominio de lo objetivo sobre
lo subjetivo y por el primitivismo de sus concepciones.
El Derecho Canónico, penetrado por la espiritualidad cristiana y con influencia romana, insistió
en la afirmación de lo subjetivo y contribuyó a la humanización de la represión penal. Se
reafirmó el Derecho Romano y se hace referencia a la Constitutio Criminalis Carolina o Código
Imperial de Carlos V de 1532.
En todo este período histórico predominó la arbitrariedad judicial, la ausencia de garantías
procesales y una excesiva severidad y crueldad en las penas
Con las ideas iluministas y liberales del siglo XVIII, se inició un movimiento de reforma penal y
penitenciaria. La Revolución Francesa recoge estas ideas, interesándose en la nueva
codificación penal europea que toma mayor fuerza en el siglo XIX. Estos ordenamientos atacan
el árbitro judicial, insisten en las garantías procesales que se esfuerzan por humanizar el
sistema represivo reduciéndolo a los límites necesarios, El principio de legalidad de los delitos y
de las penas.
Sobre estas bases surge el Código Penal Francés de 1810 y posteriormente otros códigos que
han ejercido gran influencia en el mundo, como el Código Penal de España de 1822 y luego el
de 1848, el Código Penal de Alemania de 1871 y el Código Penal de Italia o Código de
Zanardelli de 1889.

ELEMENTOS DEL DERECHO PENAL. ESCUELAS PENALES.

El problema de determinar cuales son los elementos del Derecho Penal no puede resolverse en
abstracto, sino en concreto, teniendo en cuenta la ley penal vigente en un país y en un
momento determinado.
Según la Escuela Clásica los elementos del Derecho Penal son el delito y la sanción penal, que
es siempre una pena, porque ella no conoce más sanción que las penas las cuales tienen por
finalidad infligir un mal al delincuente, por haber obrado mal.
La Escuela Positivista, en cambio, además del delito y la sanción penal agrega otro elemento
muy importante del Derecho Penal y que es un gran acierto de dicha escuela cual es el
protagonista, es decir, la persona que comete el delito, el delincuente.
En Venezuela rige un Código Penal eminentemente clásico y mientras ese código permanezca
vigente, los elementos del Derecho penal son dos: el delitocomo presupuesto y la sanción
penal (en la mayoría de los casos una pena) como consecuencia.

DERECHO PENAL VENEZOLANO.

Para Venezuela tiene especial interés la legislación de España, si tomamos en cuenta que sus
leyes no sólo rigieron durante la Colonia, sino que se aplicaron hasta l873 y continúan en vigor
muchas disposiciones españolas en nuestro Código Penal, también el Código Penal Italiano o
Código de Zanardelli de 1889 ha sido la principal fuente de inspiración de nuestra legislación
penal fundamental vigente.
En Venezuela, en materia sustantiva, las normas penales vigentes están contenidas en el
Código Penal, como ley fundamental, data de 1926, con reformas parciales del 27 de junio de
1964, 20 de octubre de 2000 y 13 de abril de 2005, es una copia fiel del Código Penal Italiano
de 1889.Es producto de la Escuela Clásica, que no conoció otra sanción penal que no fuera la
pena, por lo que nuestro código no consagra sino en forma excepcional, otro tipo de sanción
que son las medidas de seguridad siendo un código netamente represivo, inspirado en
concepciones liberales.
El Código Penal se divide en tres libros, consta de 548 artículos (algunos derogados). El Libro
Primero trata de las disposiciones generales sobre los delitos y las faltas, las personas
responsables y las penas; el Libro Segundo trata de los delitos y el Libro Tercero de la faltas.
Además de la ley penal fundamental, existen las leyes penales especiales, que como ya les dije
pueden ser Propias e Impropias. Propias las que han sido dictadas para regular una
determinada materia, por Ej. La ley Penal del Ambiente, la Ley Orgánica de Drogas, La Ley
sobre el Robo y Hurto de Vehículos, etc. Impropias las que están contenidas en leyes
referentes a otras materias, por Ej. La Emisión de Cheques sin Provisión de Fondos,
establecida en el Código de Comercio, etc.
En materia adjetiva, el Código Orgánico Procesal Penal, que contiene todos los procedimientos
aplicables en esta materia.
El Derecho Penal, vigente, gira en torno a los siguientes principios:
A.- Principio de Legalidad de los Delitos y de las Penas, el cual exige que el delito esté
previsto previamente en la ley penal, para garantizar la seguridad del ciudadano, quien debe
saber cual es la conducta prohibida y las consecuencias de su trasgresión, es decir, la sanción
aplicable, excluyendo este principio el recurso a la analogía, ya que según éste principio, sólo
son delitos los previstos en la ley penal y sólo se pueden aplicar las penas previstas en la ley
penal para cada tipo de delito.
B.- Principio del Bien Jurídico, todo delito supone la lesión o puesta en peligro de un bien
jurídico, en lo cual radica la esencia del hecho punible, por lo que el derecho penal está
destinado a proteger bienes y valores jurídicos en beneficio de la sociedad. Este principio
constituye otro de los principios básicos del derecho penal moderno y garantista y así el
Derecho penal se oriente hacia la protección de estos bienes o valores jurídicos.
C.- Principio del Hecho, el delito debe consistir en un comportamiento externo concreto o
individualizado, por el cual se sanciona a su autor. El Derecho Penal no castiga a un sujeto por
su personalidad, por sus tendencias, o por su manera de ser, sino por lo que ha hecho
concretamente.
E.- Principio de Culpabilidad, por el hecho cometido debe ser posible la realización de un
juicio de reproche a su autor. Sin culpabilidad, no hay delito, ni pena, y la responsabilidad penal
no puede descansar sólo en el daño sin hacer referencia a la voluntad culpable del autor.
F.- Principio de la Pena Humanitaria, la pena debe estar desprovista de toda crueldad o
señalamiento infamante, guardar relación con la gravedad del hecho cometido y servir a los
fines de la prevención general y a los de la recuperación personal de quién ha delinquido.

Publicado por Santa maria Derecho en 11:26

Tema 1: EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PENAL. Concepto y


Características. El Derecho Penal y el Control Social. La Función
del Derecho Penal. La ciencia del Derecho Penal. La Evolución
histórica del Derecho Penal. Las Escuelas Penales. La formación
del Derecho Penal venezolano.

EL ORDENAMIENTO JURÍDICO PENAL

El Ordenamiento Jurídico Penal, Constituye un conjunto de normas


jurídicas de carácter sustantivas y adjetivas, por las cuales el Estado, en
ejercicio del poder sancionador o coercitivo, que le es dado por ejercicio de
lo dispuesto en la Constitución de la República y la ley, busca garantizar la
paz y la armonía social al establecer:

a) Los delitos y Las penas;


b) Las faltas y Las sanciones;
c) Las medidas de seguridad;
d) Los procedimientos; y
e) El régimen penitenciario

El objeto o finalidad del Derecho Penal en sí mismo, busca el estudio


profundo y sistemático de las normas de conducta social, las razones que
motivan su infracción, las diversas modalidades en su comisión y las penas,
sanciones o medidas aplicables en cada caso.

El Ordenamiento Jurídico Penal, se agrupa en tres grandes áreas:

1. Contiene las normas de carácter sustantivo que determinan los delitos


y las penas, las faltas y sanciones, así como las medidas de
seguridad, lo que constituye el Derecho Penal Sustantivo;

2. De igual forma, configura los procedimientos necesarios que


estructuran o rigen la investigación del hecho criminal y su
juzgamiento hasta alcanzar la definitiva condena o imposición de la
sanción o la medida de seguridad, y es cuando nos referimos
alderecho procesal penal o derecho penal adjetivo;

3. De igual forma, es rama del ordenamiento jurídico penal, el


conjunto de normas y reglas que abarcan el cumplimiento de la
pena, las medidas alternativas, los beneficios penitenciarios y el
cumplimiento de las medidas de seguridad, lo cual se conoce
como Derecho Penitenciario.

El Ordenamiento Jurídico Penal se nutre a sí mismo de todas las disciplinas


del conocimiento, estando asociado íntimamente con la criminología y la
criminalística con la finalidad de buscar respuestas a la necesidad de
establecer la conducta humana que se subsume en el tipo penal y así
reconstruir los acontecimiento pasados para encontrar en el hecho criminal
los responsables e imponerle, en aplicación del derecho, la justa pena,
sanción o medida de seguridad.

CONCEPTO DE ORDENAMIENTO JURÍDICO PENAL


El Ordenamiento Jurídico Penal en sentido objetivo, es el conjunto de
normas jurídicas, mediante las cuales el Estado prohíbe determinados
comportamientos, dictando delitos y penas, así como las faltas sus
sanciones y las medidas de seguridad.

Para Von Liszt, el derecho penal es el "conjunto de reglas jurídicas


establecidas por el Estado, que asocian al crimen como hecho y a la pena
como legítima consecuencia". En sentido subjetivo, busca dictar las normas
y exigir su aplicación mediante la coacción a la imposición de una pena.

Para Bramont-Arias Torres, "El Derecho Penal es un medio de control


social que se caracteriza por imponer sanciones -penas o medidas de
seguridad- cuando, se han cometido acciones graves que atenten contra los
bienes jurídicos de mayor valor de la sociedad". Es así como, una vez que
se ha verificado la responsabilidad mediante las premisas establecidas en el
proceso, el derecho penal establece la pena, sanción o medida que deberá
ser impuesta.

Para Fontán Balestra El Derecho Penal es la "Rama del ordenamiento


jurídico que contiene las normas impuestas bajo amenaza de sanción". De
esta manera, la pena, sanción o medida de seguridad, es la consecuencia
directa impuesta por el Estado, determinada en el juicio oral y público,
cuando se verifican los supuestos de responsabilidad penal demarcados en
el ilícito penal.

Luís Jiménez de Asúa, señala que el derecho penal es el "Conjunto de


normas y disposiciones jurídicas que regulan el ejercicio del poder
sancionador y preventivo del Estado, estableciendo el concepto de delito
como presupuesto de la acción estatal, así como la responsabilidad del
sujeto activo, y asociando a la infracción de la norma una pena finalista o
una medida aseguradora."

CARACTERÍSTICAS DEL DERECHO PENAL

El Derecho Penal, es de carácter normativo, público, contingente,


valorativo, finalista, garantizador, cultural, punitivo, coercitivo,
fragmentario, subsidiario, de mínima intervención por parte del Estado,
personalísimo e igualitario, que tiene la norma y el bien jurídico como
polos de sus ejes programáticos establecidos en la Constitución de la
República y cuya naturaleza es eminentemente sancionatoria.

Normativo: El Derecho Penal comprende un conjunto sistemático de


normas de carácter punitivo, lo que no está normado no está comprendido
dentro del rango del Derecho Penal, es así como la prohibición de la
conducta y su consecuencia o penalidad está contenida en la norma jurídica
de carácter penal. El carácter normativo del Derecho Penal pretende
conocer el entorno en que se producen las normas, las razones por las
cuales se verifican su existencia, así como distinguir los casos en que los
supuestos de su existencia o excepción no se verifican en el orden social.
En consecuencia, el carácter normativo del Derecho Penal revisa los
conceptos de derecho, sistemas jurídicos penal, norma, aplicación y
eficacia, entre otros, en virtud de su estrecha relación con los conflictos
normativos que se presentan en la aplicación y existencia del derecho
penal.

El carácter normativo del Derecho Penal pretende determinar el significado


de los conceptos que integran de sistema jurídico penal. De tal forma que
los elementos más relevantes de cada uno de estos conceptos aporten las
características para la identificación y comprensión del concepto del
sistema normativo que integra el campo jurídico penal.

Público: el carácter protector del ordenamiento jurídico penal, atañen a


toda la colectividad, es por ello que tutela los intereses de carácter general
en resguardo del interés colectivo y difusos.

De igual forma, el Derecho Penal es de carácter público, porque a tenor de


lo expresamente dispuesto en la Constitución de la República, respecto a lo
que es considerado reserva legal, sólo el Estado tiene la capacidad para
crear normas que definan delitos y que impongan sanciones en atención al
principio de legalidad penal, “nullum crimen, nulla poena sine lege”.

Contingente: porque el Derecho Penal pretende regular las relaciones


humanas en un determinado marco social, espacial y temporal, a efectos de
su efectiva aplicación práctica, esto quiere decir, que el Derecho Penal debe
observar la realidad y ajustarse a ella, la sociedad va cambiando en el
tiempo, de igual forma cambia la necesidad de regular conductas que
pudieran considerarse indeseables en un determinado contexto de espacio-
tiempo.

Valorativo: El Derecho Penal, determina las clases y naturaleza de la


acción humana que es considerado el hecho criminal, para así establecer la
sanción, por todo ello entiende que el centro valorativo de su acción lo
encuentra en la conducta humana, que es calificada bajo la perspectiva
dogmática que fija la norma penal, estableciendo parámetros valorativos
con la finalidad de determinar las formas y grado de participación,
responsabilidad y sanción.
Finalista o de Última Ratio: La acción del Derecho Penal se debe
circunscribir a la menor inferencia posible o mínima intervención. El
Derecho Penal se considera un instrumento social al cual debe recurrirse
cuando previamente, se han agotado todas las instancias de control, tanto
formal como material. En sí mismo, el fin del Derecho Penal no es
sancionatorio, busca esencialmente prevenir la ilicitud y garantizar la paz,
la armonía y el respeto dentro del orden social que determina el Estado de
Derecho.

Se confunde con el derecho de castigar del Estado o “Ius Puniendi”, de ahí


que la sanción impuesta por el Derecho Penal no solo puede ser corporal o
expiatoria, pueda también ser de orden retributiva o de rectificación.
Persigue como fin, la convivencia social, protege el derecho e intereses de
los individuos crea el ambiente para que exista dentro del Estado la
conciencia colectiva que determina la seguridad jurídica.

El Derecho Penal, constituye el máximo y último recurso que una sociedad


puede aplicar a los miembros que se apartan de la conducta que espera la
norma, se distancia en el ámbito y extensión de la aplicación del derecho
disciplinario que las sociedades aplican a los miembros que la integran, por
ejemplo: un cuerpo de policía, de bomberos, la milicia entre otros.

Garantizador: el Derecho Penal pretende asegurar los bienes jurídicos que


establece el orden universal, constitucional y legal, busca el adecuado
equilibrio social que constituye el desenvolvimiento social determinando el
ámbito de libertad individual y colectiva, dentro del respeto a la ley en el
entendimiento de los conceptos de justicia.

Cultural: el Derecho Penal es un producto de cada sociedad, que de


acuerdo al principio de autonomía, cuentan con la prerrogativa de
estructurar sus propias normas dentro de la aspiración de orden social. Con
la idea de garantizar el respeto, la equidad y la justicia, el Derecho Penal
concibe normas de conductas que en algunos casos criminaliza la acción
moral de la sociedad, es por ello que cada sociedad en particular, en base a
parámetros culturales, determina las conductas que en ese entorno son
consideradas criminales. Lo cultural se inserta en la ciencia del saber
humano, en su historia y en las formas y usos sociales en particular que
determina el Derecho Penal.

Punitivo: determina cuales conductas se consideran criminales y en


consecuencia establece sanciones. El hecho penal, encierra la conducta que
concibe la norma penal como injusta y en consecuencia como punible en
un espacio y tiempo determinado.
Coercitivo: el Derecho Penal impone una obligación de observar
determinado comportamiento o de abstenerse, bajo la presión o coacción a
la imposición de una pena o sanción.

Fragmentario: el Derecho Penal no puede llegar a brindar protección a la


totalidad de bienes jurídicos ni a protegerlos de todo tipo de agresión
lesiva. La fragmentariedad busca encontrar el margen mínimo de la
injerencia penal en el comportamiento humano que es considerado lesivo
por cuanto atenta contra la sociedad: las faltas contra la moral, los ilícitos
administrativos, disciplinarios, civiles, laborales, entre otros. Esto significa
que el Derecho Penal no ha de sancionar todas las conductas lesivas de los
bienes que protege, es decir, sólo sanciona las modalidades de ataque más
peligrosas para ellos. Así, no todos los ataques a la propiedad constituyen
delito, sino sólo ciertas modalidades especialmente peligrosas, el otro
espectro de daño será materia del marco tutelar del Derecho Civil. Es por
ello que, la intervención punitiva estatal no se realiza frente a toda
situación, únicamente a hechos que la ley penal ha determinado
específicamente dentro del carácter fragmentario, por lo que la pena
constituye un instrumento subsidiario, que determina la consecuencia o
castigo necesario.

Este principio pretende establecer, sólo aquellos bienes jurídicos,


importantes, necesarios e indispensables para la viabilidad de la protección
penal que garantice las interrelaciones y la cohesión del sistema social y
político del Estado.

Mediante este principio, se pretende fijar que el Derecho Penal no es un


mecanismo de control omnicomprensivo, ya que a través de él sólo se
protegen aquellos bienes jurídicos valiosos, criminalmente definidos, cuya
lesión o puesta en peligro, vía comportamientos dolosos y
excepcionalmente culposos, configura un alto grado de reproche social, que
es lo que propiamente da el sustento a la injerencia penal, determinando
una racional limitación al jus punendi del Estado.

Subsidiario: Este principio establece que sólo en defecto y ante la


inexistencia de solución al conflicto social, en otras vías como: la civil,
administrativa, laboral, de familia, entre otros, se legitima la configuración,
invocación o aplicación del tipo penal.

La subsidiaridad se deriva del principio fragmentario del Derecho Penal,


señala que la norma penal posee naturaleza subsidiaria. Este principio,
parte de reconocer la existencia y prioridad de otras vías distintas a la penal
para la solución de conflictos de relevancia jurídica, bajo el presupuesto de
que la vía penal sólo debe emplearse como el último recurso al comprobar
que concurren los elementos de necesidad que están configurados en la
norma penal, singularizada en razón al principio de mínima regulación.

Mínima Intervención o Última Ratio: Este principio expresa que sólo


cuando sea absolutamente necesaria el establecimiento de una norma de
carácter penal debe producirse la intervención estatal. Lo que no le haga
daño a nadie, no puede ser castigado por la ley. En todo delito debe haber
un bien jurídico lesionado, exige que las consecuencias y repercusiones del
hecho sean socialmente relevantes, para que sea necesario el
establecimiento de la regulación penal que justifica la protección social. El
Derecho Penal debe cumplir el fin de reducción de la violencia social, ha
de asumir también, en su configuración moderna, el fin de reducir la propia
violencia punitiva del Estado. Esta reducción tiene lugar por dos maneras:
sobre la base del principio utilitarista de la intervención mínima y sobre la
base de los principios constitucionales que establecen las garantías
individuales y colectivas.

Personalísimo: La responsabilidad penal es personal; la pena y las


medidas de seguridad sólo pueden imponerse a quien haya incurrido
personalmente en la comisión de un delito, lo cual crea responsabilidad
personal al sujeto activo, el único sujeto activo de delito es la apersona
humana que lo cometió.

En materia penal, conceptos como la representación o transmisibilidad no


existen, ante la comisión de un hecho criminal sólo responde quien haya
cometido el delito, así mismo la pena impuesta al delincuente no trasciende
a ninguna otra persona. Al morir, la pena se extingue junto con la
responsabilidad penal.

Igualitario: el Derecho Penal debe ser aplicable igualitariamente a todos


los individuos que integran la sociedad, sin distinción de raza, sexo,
creencias políticas o convicción religiosa entre otros.

DERECHO PENAL Y CONTROL SOCIAL

El Derecho Penal es el instrumento jurídico más enérgico que dispone el


Estado para evitar y castigar las conductas que resultan más reprochables
socialmente. Sin embargo, es de gran importancia entender que este
instrumento social no es el único, y muchas veces el más idóneo, del que
dispone la sociedad y el Estado para alcanzar el efectivo control social, la
paz y armonía que se espera en las conductas de los individuos que la
integran.
En efecto, toda sociedad genera instancias formales e informales de control
social, es decir, ello demarca la formación y adecuación del
comportamiento social para alcanzar el grado esperado de convivencia. La
educación que determina el desenvolvimiento del comportamiento social,
dará forma directa y será el reflejo cónsono de las necesidades y carencias
que la convivencia alcanzada. Los métodos culturales, las circunstancias
políticas, sociales y económicas presentes en un momento histórico
especifico, conformará las características esenciales del marco regulador de
las libertades sociales y del avance o retroceso alcanzado por la regulación
penal que caracteriza a una determinada sociedad.

Principio de seguridad jurídica: El principio de seguridad jurídica, debe


entenderse como la confianza que los ciudadanos pueden tener en la
observancia y respeto de las situaciones derivadas de la aplicación de
normas válidas y vigentes, es un principio del Derecho, universalmente
reconocido, que se basa en la certeza y confianza de toda la sociedad en el
cumplimiento del derecho, implica que todos los miembros del colectivo
social conocen el alcance de la norma y adecuan su comportamiento a su
aplicación, se conoce, o se intuye que puede conocerse, lo previsto como
prohibido, ordenado o permitido por el Poder Público del Estado.

El Estado, como máximo exponente del Poder Público y a quien le está


encomendado el ejercicio regulador de las relaciones en la sociedad, no
sólo establece o debe establecer las disposiciones legales a seguir, sino que
en un sentido más amplio tiene la obligación de crear un ámbito general de
seguridad jurídica, dentro de la división de los poderes y el marco
Constitucional y legal que determina el ejercicio del poder público,
reflejado en sus atribuciones, en la actividad política, jurídica y
legislativa.

La seguridad jurídica es en suma, el eje trasversal que une los principios


fundamentales de todo ordenamiento constitucional y penal que caracteriza
de forma singular a las sociedades de corte democrático, por cuanto
transmite a todos los ciudadanos, la garantía y tranquilidad de conocer, a
qué atenerse en sus relaciones con el Estado y con los demás particulares.

La seguridad jurídica es en el fondo, la garantía dada al individuo por el


Estado de modo que su persona, sus bienes y sus derechos no serán
violentados, o que si esto último llegara a producirse, le serán asegurados
por la sociedad, la protección y reparación de los mismos. En resumen, la
seguridad jurídica es la certeza en el cumplimiento del derecho que tiene el
individuo de modo que su situación jurídica no será modificada, más allá
de procedimientos regulares previamente establecidos por el derecho.
Son principios típicamente derivados de la seguridad jurídica la
irretroactividad de la ley, la tipificación legal de los delitos y las penas, las
garantías y derechos constitucionales, la cosa juzgada, la caducidad de las
acciones y la prescripción.

La irretroactividad de la ley significa que las disposiciones contenidas en


las leyes no deben aplicarse hacia el pasado, afectando hechos o situaciones
que se presentaron antes de su vigencia, problema que se conoce también
como conflicto de leyes en el tiempo. En definitiva, todo lo que supone la
certeza del derecho como valor o atributo esencial del Estado.

FUNCIÓN DEL DERECHO PENAL

La función primordial del Derecho penal es la de proteger bienes jurídicos,


contribuyendo de esta forma a la convivencia social.

En definitiva, el fin del Derecho penal es la protección de la sociedad frente


a las conductas más gravemente antisociales. Por ello establece sanciones y
penas, el quantum de la penal viene determinado por la necesidad de tutelar
el bien infringido, el máximo de pena viene fijado por la gravedad del
hecho y la calibración que haga el juez respecto a la culpabilidad que es
determinada en el proceso a los responsables y participes del hecho
criminal.

Puede así decirse que el fin del Derecho penal es el restablecimiento del
orden social amenazado o atacado por un culpable, en razón de la
infracción cometida, gravedad del hecho y culpabilidad del agente,
calibrada por un juez en la imposición de una pena.

LA CIENCIA DEL DERECHO PENAL

La ciencia del Derecho Penal, tiene por objeto organizar en un sistema


perfectamente definido, el contenido de las normas penales, para así
facilitar en extenso su comprensión entre otros aspectos.

La comprensión estructurada de dichas normas permitirá su eficiente


aplicación, por ello juega un papel preponderante en la Ciencia del Derecho
Penal el establecimiento de mecanismos interpretativos e integrativos a fin
de canalizar el conocimiento sistemático y científico de los principios que
forman la base de la estructura de la norma, bien sea sustantiva o adjetiva
dentro del ordenamiento jurídico penal, es por ello, que la legislación penal
al igual que otras normativas de derecho, deben ser estudiadas de forma
holísticas, es decir tomando en cuenta todo su conjunto, de tal manera que
el examen de las normas jurídicas no pueden formularse atendiendo
únicamente a disposición concreta, aislada o abstractas.

LA EVOLUCIÓN HISTÓRICA DE LA CIENCIA DEL DERECHO


PENAL:

En los albores de la humanidad, en la época de las cavernas cuando el


homo sapiens se puso de pie y dio existencia a la sociedad, dando lugar a
las primeras agrupaciones tribales, el hombre conoció el fenómeno de la
criminalidad, fenómeno que ha caracterizo en el tiempo a todas las
sociedades que han surgido en el planeta, de forma peculiar de acuerdo a la
cultura que la historia ha permitido fijar a lo largo de todos los tiempos.

La aparición de la criminalidad, ha constituido uno de los aspectos


constantes de la vida social, hasta el punto que hoy no se considera como
un fenómeno anormal del grupo social, sino como algo connatural a toda
sociedad organizada, siendo sólo lo anormal los bruscos crecimientos o
decrecimientos de las tasas de delito. Con base a ello, se han señalado
como características del fenómeno criminal, la constante evolución, que
aprovecha los avances alcanzado por la humanidad para apropiarse de la
oportunidad y alcanzar sus fines mezquino, lo que ha obligado a la
sociedad, y en particular al Estado, a criminalizar la existencia de tales
acciones dolosas.

El manejo que es posible clasificar la evolución del Derecho Penal en las


siguientes fases o etapas:

 La Venganza Privada o Tabú;


 La Venganza Divina;
 La Venganza Pública;
 La Defensa del Poder Absoluto;
 El Período Humanitario y
 La Etapa Científica del Derecho Penal.

La Venganza Privada o Tabú: en los tiempos primitivos no existía un


Derecho Penal estructurado, sino que había toda una serie de prohibiciones
basadas en conceptos mágicos y religiosos, cuya violación traía
consecuencias no sólo para el ofensor sino también para todos los
miembros de su familia, clan o tribu.
Cuando se responsabilizaba a alguien por la violación de una de estas
prohibiciones (tabú), el ofensor quedaba a merced de la víctima y sus
parientes, quienes tenían el derecho de causándole a él y su familia un
castigo que podía implicar un mal mayor al daño causado. Es to implicaba,
que no era posible establecer algún parámetro de comparación o relación
entre la ofensa y la magnitud del castigo.

A esta etapa se le conoce también como venganza de sangre o época


bárbara. El impulso de la defensa del interés particular lesionado es la
fuerza impulsora de la venganza, conocida como ratio essendi, que es la
razón de ser que justifica toda la actividad provocada por un presunto
ataque injusto a un interés personal o colectivo.

Durante esta época, la función punitiva la ejercían íntegramente los


particulares, pues cada individuo, cada familia y cada grupo se protegen y
se hace justicia por su propia mano y a su propio riesgo. En esta etapa
privaba el derecho del más fuerte, ya que motivado a instintos salvajes, el
más fuerte era quien imponía la norma y el castigo, lo cual por su carácter
casuístico, estaba regido por la fuerza del carácter o temperamento de quien
ostentaba el poder del grupo social y en cada caso podía establecer reglas y
castigos distintos para circunstancias similares. La pena trascendía del
infractor a los integrantes de su grupo familiar o social, así como a sus
bienes o posesiones.

La Venganza Divina: Al lado del período conocido como venganza


privada, se gestó también dentro de la organizan social más cultas o
elevada, el principio teocrático y este vino a convertirse en fundamento del
derecho penal de este período, pues no se castigaba al culpable para
satisfacer al ofendido, sino para que aquél expiase la ofensa causada a los
dioses por los delito cometidos. En este período se constituye una etapa
evolucionada en la civilización de los pueblos, Los conceptos de derecho y
religión se funden en uno sólo y así el delito más que ofensa a la persona o
al grupo, lo es a la divinidad. En general, en esta época la clase sacerdotal
era quien establecía la forma de expiación de los pecados, que era
satisfecha por la penitencia, o la ofrenda que debía otorgar para la
obtención del perdón divino.

En esta etapa evolutiva del Derecho Penal, la justicia represiva es manejada


generalmente por la clase sacerdotal, Aparece en muchísimos pueblos, pero
se perfila de manera clara en el pueblo hebreo: esto no resulta extraño si se
atiende que los judíos han sido siempre eminentemente religiosos, dejando
sentado el carácter de tal derecho en múltiples escrituras dentro de las
cuales se encuentra el Pentateuco, que era un conjunto de cinco libros que
integraban a la primera parte del Antiguo Testamento y en los que se
contienen las Normas del Derecho del Pueblo de Israel.

Bajo este esquema, el derecho de castigar proviene de la divinidad y el


delito constituye una ofensa a ésta deidad, la pena en consecuencia, está
encaminada a borrar el ultraje a la divinidad, al aplicar su ira,
identificándose para el delincuente con el medio de espiar su culpa.

Otra forma de apreciación sobre la venganza divina la podemos encontrar


en los libros sagrados de Egipto, que son igualmente prueba de la fusión
entre los conceptos de delito y represión como los de ofensa a la divinidad
y expiación religiosa, El Derecho Egipcio está también, como el del pueblo
Judío, lleno de espíritu religioso; ya que en él se observa la delegación del
derecho de castigar a los sacerdotes.

Por tal motivo, únicamente debemos destacar de un modo resumido que


parece natural que al revestir los pueblos las características de la
organización teocráticas, todos los problemas se proyectaban hacia la
divinidad, como eje fundamental de la constitución del Estado. Así surge,
en el terreno de las ideas penales, el período de la venganza divina, en el
cual se estima al delito como una de las causas del descontento de los
dioses, por esos los jueces y los tribunales juzgan en nombre de la
divinidad ofendida, pronunciando sus sentencia e imponiendo las penas
para satisfacer su ira, logrando el desistimiento de su justa indignación.

La Venganza Pública: En esta etapa de la evolución de las ideas penales,


se transforman los conceptos de pena y función represiva, dándoles un
carácter eminentemente público, es decir, esta etapa se caracteriza por la
aspiración de mantener a toda costa la tranquilidad pública, durante esta
etapa, se empieza a hacer distinción entre delitos privados y públicos,
según el hecho lesionado de manera directa, los intereses de los particulares
o el orden público.

Es entonces cuando aparece la etapa llamada "venganza pública" o


"concepción política"; el rey concedía poder para que en su nombre los
tribunales aplicaran el derecho, limitado su ejercicio al marco de la ley.
Este fue una inmensa época, de propósitos retributivos y a lo sumo
intimidantes, con fines de prevención general, en que se aspiraba a utilizar
al delincuente en provecho del Estado, mediante el trabajo forzado en
minas y galeras. Estableciendo formas de esclavitud como mecanismos de
condenas.

Otro aspecto importante de este periodo, lo constituye la masificación de la


escritura, que ya no es privativa de la clase religiosa, es así como su
difusión permite transmitir de una sociedad a otra los avances sociales y la
ley, que permitió poner freno a los excesos cometidos, por los presuntos
ofendidos al tomar la venganza en sus manos, por las afrentas perpetradas
en su contra o en contra de sus intereses.

Es así como surgió la regla escrita como forma de determinar y limitar el


castigo, dando lugar a lo que se conoce como la Ley del Talión, que no fue
otra cosa, sino una medida moderadora, pues sólo se le reconocía al
ofendido el derecho de causar un mal de igual intensidad al que había
sufrido. Fue poco después que nació la compensación, mediante la cual se
autorizaba para que el ofendido y el ofensor, nombrasen representantes que
moderaran los reclamos recíprocos y acordaran la cantidad a indemnizar o
los límites del castigo.

La norma jurídica en esta etapa adquiere una forma dicotómica o simple, en


donde se distingue un precepto jurídico y una consecuencia de hecho.

El presupuesto jurídico contempla la acción, que es un comportamiento


humano dependiente de la voluntad que produce una determinada
consecuencia en el mundo exterior. Establece que la acción es un factor
causal del resultado, ello sin tomar en cuenta la intención que llevó al
sujeto a cometerla.

Se caracteriza por contener el imperativo de una determinada conducta de


no realizar algo o de realizar una determinada acción con la consecuencia
jurídica inmediata de una pena.

En el más antiguo Derecho del Oriente (Persia, Israel, Grecia Antigua y


Roma) el delito fue considerado originariamente como factor de
responsabilidad por el resultado antijurídico. Es de conocimiento que en la
Antigua Grecia, se juzgaba de igual forma a animales, árboles y piedras. De
allí que un filósofo y jurista de esa época, Esquines decía: “Arrojamos lejos
de nosotros los objetos sin voz y sin mente...” Platón en su obra Las Leyes,
contiene frases similares, exceptuando el rayo y los meteoros lanzados por
la mano de los dioses.

Zaffaroni señala que en la Edad Media se castigaba profusamente animales


y hasta se recuerda la historia de un famoso abogado “especialista en la
defensa de bestias”. Ello obedecía a la valoración jurídica de entonces,
ataviada de valores subjetivos, en los que se apreciaba únicamente el
resultado dañoso producido, sin reparar en los aspectos típicos de la
conducta cuya preeminencia se enarbola en la actualidad. La
preponderancia del elemento religioso en la Edad Media hizo pensar que
los animales y las bestias podían tener intención y por tanto ser capaces de
sanción.

El código más antiguo que ha sido descubierto es el Código de Hammurabi,


que de acuerdo a lo que narra su propia historia, fue la recopilación de
leyes dadas a su pueblo por Hammurabi, Rey de Babilonia.

Pese a múltiples esfuerzos científicos, hasta hoy no se ha podido


determinar con certeza su fecha de origen, se supone que sus textos fueron
grabados por primera vez en piedra hace unos 4.000 años.

Fue encontrado en el año de 1902 en el trascurso de unas excavaciones


llevadas a cabo por un arqueólogo de apellido Morgan en la localidad de
Susa en Túnez. El ejemplar hallado era un cilindro de piedra de dos metros
de base por dos metros de altura. Su texto fue interpretado y traducido al
alemán por Scheil, Winkler y Muller. Adolfo Bonilla y San Martín
publicaron una versión castellana de esos textos legales antiguos,
constituye uno de los instrumentos jurídicos más antiguos que se han
encontrado y uno de los ejemplares mejor conservados en su tipo, creados
en la antigua Mesopotamia, que orienta su estructura de aplicación en las
premisas establecidas en la Ley del Talión aplicada a casos concretos. Este
código está integrado por un total de 285 textos, que legislan sobre
derechos personales y reales, familia, comercio, Derecho Penal y Derecho
Laboral.

Sorprende que estas disposiciones anticipan instituciones tales como el


mutuo, el comodato, la prenda, la anticresis y el préstamo a la gruesa.
Establecía por ejemplo, que si un esclavo golpea en la mejilla al hijo de un
hombre libre, se debía cortar una oreja al esclavo y si persistía en su afrenta
se le debía dar muerte. Por el hurto, le seria cortada la mano derecha al
delincuente si persistía sería ejecutado. La afrenta al rey o su familia o a los
dioses era castigada con la muerte.
Destacan también otros textos de codificación de normas penales que
describen similares características en su concesión, tales como: el Código
de Manú, el Código Gregoriano, el Código Hermogeniano, el Código
Teodosiano Creado en el año 1760 a. C. según la cronología media.

Entre otras recopilaciones de leyes similares encontramos el Códice de Ur-


Nammu, Rey de Ur (2050 a. C.), el Códice de Eshnunna (1930 a. C.) y el
Códice de Lipit-Ishtar de Isín (1870 a. C.).

Respecto al Código de Hammurabi, a menudo se lo señala como el primer


ejemplo del concepto jurídico de que algunas leyes son tan fundamentales
que ni un rey tiene la capacidad de cambiarlas o alterar su aplicación o
contenido.

Los antiguos concebían, que las leyes, escritas en piedra, eran inmutables.
Es curioso observa, que este concepto pervive en la mayoría de los sistemas
jurídicos modernos. El origen divino, demarca la naturaleza en la
conformación de estos instrumentos jurídicos, al igual que sucede con casi
todos los códigos de la antigüedad. En particular, está representada la
imagen tallada en lo alto de la estela, del monumento principal, donde se
deja ver que el Dios Shamash, el Dios de la Justicia, entrega las leyes al
Rey Hammurabi.

De hecho, reseña las imágenes talladas en piedra, que antes de entrar en


vigencia el Código de Hammurabi, la administración de justicia recaía en
los sacerdotes y que a partir de su vigencia pierden este poder.

Por otra parte, es evidente que el Código de Hammurabi, consiguió unificar


criterios, evitando la excesiva subjetividad en la aplicación del derecho. El
término Ley del Talión (latín: Lex Talionis) se refiere a un principio
jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se
identificaba con el crimen cometido, de esta manera no sólo se habla de
una pena equivalente, sino de una pena idéntica e igualitaria en casos
similares. La expresión más famosa de la Ley del Talión es "ojo por ojo,
diente por diente" aparecida en el Éxodo contenido en el Antiguo
Testamento.

El análisis del Código de Hammurabi entiende la necesidad histórica que


representó quizás el primer intento por establecer una proporcionalidad
entre daño recibido en un crimen y daño producido en el castigo, siendo así
el primer límite a la venganza.

En relación al Derecho Romano, es necesario abrir un paréntesis para


destacar el contenido histórico e importancia que ha tenido para la
formación del derecho, respecto al aspecto penal, que en el inicio de su
evolución histórica, coincidía con todos los pueblos antiguos, lo cual nos
hace suponer que en sus raíces remotas haya existido también la venganza
privada.

Es en el Derecho Romano, donde se precisa con exactitud la diferencia


entre “delicta privada” y “crimina pública”, con posterioridad a las leyes de
las Xll tablas pues estos recogieron, principalmente esquemas similares a
los establecidos en el Talión, Aunque ya las Xll tablas estatuyeron el delito
de traición, castigando con la muerte, las leyes surgidas con posterioridad
dieron nacimiento al concepto del crimen inminuatae vellaesae mastalis
populi romani: consagrado en la Lex Cornelia, que comprendió como
delitos de mayor cuantía los considerados como “perduellio”. La
“perduellio”, es una de las instituciones más antiguas del Derecho Romano,
era la acción más grave, entre las formas de delitos cometidos contra el
Estado.

Todos los crímenes públicos, atentatorios de la seguridad del Estado,


quedaron incluidos en la Ley Julios, la cual aparece reproducida en el
Digesto, La Ley Julia, comprendió los delitos contra la seguridad externa
del Estado, clasificando los que comprometían la integridad territorial, la
entrega de hombres al enemigo, la deserción, la traición por vileza, la
excitación de un pueblo a la guerra entre otros.

Por último, se pueden señalar como características del Derecho Romano las
siguientes:

 El delito fue ofensa pública;

 La pena constituyó una reacción pública, en razón de la


ofensa, correspondiendo al estado su aplicación;

 Los crimina extraordinaria, que integraron una especie


diferente a los delitos públicos y privados, se persiguieron
únicamente a instancia del ofendido;

 El desconocimiento absoluto del principio de legalidad o de


reserva, originándose la aplicación analógica y, en algunos
casos, el exceso en la potestad de los jueces;

 La diferenciación entre los delitos dolosos y los culposos, y

 El reconocimiento en forma excepcional, de las causas


justificantes de legítima defensa y estado de necesidad.

En cuanto al procedimiento, en el Derecho Romano se adoptó el sistema


acusatorio, con independencia o autonomía de personalidad el acusador y el
magistrado, estableciéndose el derecho del acusado para defenderse por sí o
por cualquier otra persona de su confianza que el acusado designara.

El predominio de lo religioso, la valoración jurídica de la conducta ha


variado en el transcurso de la humanidad: Zaffaroni sostiene que en pleno
medioevo el obispo de París excomulgó a las sanguijuelas del río Sena,
aunque es lógico pensar que ellas ni se enteraron. Y es precisamente la
premisa que plantea la sanción a la conducta humana la que permite el
punto de partida de la teoría del delito con criterios científico en el ámbito
penal.

Así hasta finales del siglo XVIII y tocando las puertas del siglo XIX, se
quemaban en las hogueras “a las brujas de Europa”, porque para entonces
la hechicería (como conducta) era el delito más grave cometido en contra
de la sociedad; la valoración jurídica de aquel período así lo consideró; y en
consecuencia infelices mujeres (algunas afectadas por la demencia), fueron
quemadas vivas.

Pero en modo alguno, el concepto de delito es imperio de la dogmática de


nuestro siglo, sino que adviene como construcción teórica de las anteriores
corrientes, presentando una evolución dinámica. Históricamente son
muchos los episodios que demuestran que el delito fue siempre lo
antijurídico, condición que lo convierte en ente jurídico.

El rasgo subjetivo (la intención) aparece en los albores de la Roma culta,


donde también se consideraba la posibilidad de castigar el homicidio
culpable, figura heredada que hoy reposa en todos los códigos de nuestro
tiempo.

La Defensa del Poder Absoluto, es una características de las etapas finales


históricas transcurridas en este período causalista, establece que la
motivación para prohibir o para castigar no fue ni la ofensa por parte del
individuo a la sociedad, ni la ofensa a la divinidad; fue la ofensa a la
majestad soberana del Rey o lo que el considerara como injusto, y es su
voluntad soberana quien dicta la ley e imponía el castigo. La ley encontró
su naturaleza y razón mediante un círculo vicioso en la necesidad de
conservar el poder por el beneficio mismo del poder. La pena no tuvo otra
medida, que el capricho o el temor de los gobernantes, ante la necesidad de
consolidar su poder.

El Período Humanitario: Nació como reacción a la excesiva crueldad


imperante en la aplicación de penas. Dentro de esta corriente, se pugna por
la exclusión de suplicios y crueldades innecesarios, se propone la certeza
contra las atrocidades de las penas, se preconiza la peligrosidad del
delincuente como punto de partida para la determinación de las sanciones
aplicables y se urge por una legalidad de los delitos y de las penas.

Después de todas las vicisitudes que se habían presentado en etapas


anteriores, el campo del Derecho Penal asume una nueva fórmula que pone
fin a la excesiva crueldad, surgiendo un movimiento humanitario de las
penas y, en general, de los sistemas penales.
Esta tendencia humanitaria, de antecedentes muy remotos, tomó forma en
la segunda mitad del siglo XVlll, teniendo como su máximo exponente a
Cesar Bonnezana, Marques Beccaria, aun cuando no debe desconocerse
propugnaron por este movimiento Montesquiu, D' Alembery, Voltaire,
Rousseau y muchos más.

Cesar Beccaria, con su libro de los Delitos y de las penas (DEL DELETTE
E DELLLE PANE) se une a la crítica demoledora de los sistemas penales y
empleados hasta entonces a la proposición creadora de nuevos conceptos y
nuevas prácticas; se pugna por la exclusión de suplicios y crueldades
innecesarias; se propone la certeza contra las autoridades de las penas,
suprimiendo los indultos y las gracias que hacen posponer el castigo y
constituye formas de impunidad para los delincuentes; se orienta la
represión hacia el porvenir, subrayando la utilidad de las penas sin
desconocer su necesaria justificación; se preconiza la peligrosidad del
delincuente como punto de mira para la determinación de las sanciones
aplicables y se urge por una legalidad de los delitos y de las penas, hasta el
extremo de prescribir la interpretación de la ley, por el peligro de que
pudiera servir de pretexto para desviar su verdadera intención.

De todos los capítulos que integran el libro de Beccaria, son más


importantes los que hacen referencia al origen de la pena y del derecho de
castigar, el de la interpretación de las leyes; el que se ocupa de la
obscuridad de las mismas; las relativas a la pena de muerte, la templanza en
las penas, la relación entre delito y la pena y las medidas de seguridad.
De acuerdo con lo escrito por Fernando Castellanos, se deben destacar
sobre el libro de Cesar Bonnesana los siguientes puntos:

 El derecho a castigar basado en el contrato social y por tanto


la justicia humana y la divina son indispensables.

 Las penas únicamente pueden ser establecidas por las leyes:


estas han de ser generales y sólo los jueces pueden declarar
que han sido violadas.

 Las penas deben ser públicas, prontas y necesarias,


proporcionadas al delito y las mínimas posibles, nunca deben
ser atroces.

 Los jueces por no ser legisladores, carecen de la facultad de


interpretar la ley.
 El fin de la pena es evitar que el autor cometa nuevos delitos,
así como la ejemplaridad respecto a los demás hombres.

 La pena de muerte debe ser prescrita por injusta, el contrato


social no lo autoriza, dado que el hombre no puede ceder el
derecho a ser privado de la vida, de la cual el mismo no puede
disponer por no pertenecerle,

Etapa Científica: Podría decirse que esta etapa científica, se inicia con la
obra de Cesar Beccaria, y culmina con la de Francisco Carrara, que es
considerado el principal exponente de la Escuela Clásica del Derecho
Penal.
El inexorable paso del tiempo allana el camino para que aparezca en el
derecho, junto al elemento antijurídico, el más añejo, la culpabilidad como
característica intrínseca de la conducta delictuosa. Ya para 1840 Pufendorf
y Luden enseñan en su obra la teoría de la imputación influenciada por el
pasado del delito, y clasificaron en forma tripartita los caracteres de acción,
antijuricidad y culpabilidad.

Sin embargo, la construcción del concepto ente jurídico que denota


expresión teórica de contenido, aparece propiamente en la doctrina liberal
del derecho, que la somete a la autoridad del Estado, vale decir a los
preceptos de la ley. Es a Beccaria a quien corresponde la primera
elaboración moderna de la teoría del delito (1764), producto de la filosofía
política del Iluminismo Europeo, en el marco conceptual del Estado Liberal
y del Derecho, consecuencia de las ideas del Contrato social y la División
de Poderes.

Según Jiménez de Asúa, la doctrina de Carrara, perfeccionada por


Carmignani y la que antes fue formulada por Feuerbach y Romagnosi,
asume la concepción técnica del delito como “ente jurídico”. A partir de
entonces Carrara define delito como: “La infracción de la ley del Estado,
promulgada para proteger la seguridad de los ciudadanos, resultante de un
acto externo del hombre, positivo o negativo, moralmente imputable y
políticamente dañoso”.

Por ello a Carrara se le vincula como el iniciador técnico de la doctrina del


delito ente jurídico, quien puso la base lógica para una construcción
jurídica coherente del sistema penal. Con Carrara nace, en Pisa, la moderna
ciencia del Derecho Penal Italiano, desde allí sostiene: “El delito no es ente
de hecho, sino un ente jurídico, porque su esencia debe consistirse en la
violación de un derecho”.
Posterior a Carrara, los cimientos del positivismo arrastraron parte del
material del antiguo maestro italiano, de tal manera que Garófalo
representa la síntesis del delito natural, la que después recogerá Mayer, en
Alemania, conocidas como las normas de cultura.

Garófalo, de acuerdo con Jiménez de Asúa, fiel exponente del


jurisnaturalismo, enfoca y amplía la visión antropológica de Lombroso y
define de forma sintética el delito: “el delito social o natural es una lesión
de aquella parte del sentido moral que consiste en los sentimientos
altruistas fundamentales (piedad y probidad)”.

Ernesto Beling (1906) visualiza el delito desde una óptica finalista y nos
dice que “delito es la acción típica, antijurídica, culpable, sometida a una
adecuada sanción penal y que llena las condiciones objetivas de
penalidad”. Jiménez de Asúa, comenta esta obra y afirma, que estaría claro
las condiciones de existencia del delito para este autor alemán, al establecer
que para que un acto sea delito requiere: una acción descrita objetivamente
en la ley (tipicidad), que sea contraria al derecho (antijurídica) que sea
culposa o dolosa (culpabilidad); y también que sea sancionado con una
pena (punibilidad).

El delito, se describe en consonancia con las ciencias naturales (debido al


apogeo de estas en el siglo XX, especialmente la botánica, la zoología, o la
física); el delito se contempla fundamentalmente como “acción”, como
fenómeno “natural”, o sea exteriorización de la voluntad que guía la
conducta humana.

Max Ernesto Mayer lo considera como “un acontecimiento típico,


antijurídico e imputable”. Mayer emplea la palabra imputable para
otorgarlo a la culpabilidad, de manera que se acerca de Beling. No
obstante, señala Jiménez de Asúa, que al introducir el término imputable se
refiere a la parte que corresponde al delincuente más que a la consagrada al
delito; pero es indispensable acuñarla en una construcción técnico-jurídica
del delito.

En Munich, Edmundo Mezger (1924) reemplaza a Beling y reduce la


definición del delito para señalar los elementos siguientes: “acción
típicamente antijurídica y culpable”. Para éste jurista, la penalidad es una
consecuencia del delito y no una característica como establecían los
anteriores.

El profesor Jiménez de Asúa, seguidor de la Escuela Alemana y crítico del


positivismo clásico, centra el concepto de delito en que: “es el acto
típicamente antijurídico, culpable, sometido a veces a condiciones objetivas
de penalidad, imputable a un hombre, y sometido a una sanción penal”.
El maestro español lo considera entonces una unidad, cuya suma se expresa
en las características tales como: Actividad, Adecuación Típica,
Antijuricidad, Imputabilidad, Culpabilidad, Penalidad y, en ciertos casos,
condición objetiva de Punibilidad. El acto es para Jiménez de Asúa el
“soporte natural” del delito y la imputabilidad es la base psicológica de la
culpabilidad; las condiciones objetivas son para él, inconstantes y
adventicias... De modo que la “esencia técnico-jurídica de la infracción
penal radica en tres requisitos: Tipicidad, Antijuricidad y Culpabilidad. La
penalidad, en cambio, constituye, con el tipo, la nota diferencial del delito”.

En esta etapa, el delincuente es el objeto de la máxima preocupación


científica de la justicia. El delito es una manifestación de la personalidad
del delincuente y hay que readaptar a éste a la sociedad corrigiendo sus
inclinaciones viciosas. Tal corrección es el pivote sobre el cual gira este
nuevo período.

La pena como sufrimiento carece de sentido material para la sociedad; lo


que importa es el mecanismo eficaz que se adopte para dar sentido a su
imposición y eficacia. Las ciencias criminológicas vinieron a iluminar el
problema hasta su fondo y a caracterizar el nuevo período en el que la
personalidad compleja del sujeto es lo que se destaca en el primer término
del panorama penal.

Algunos autores señalan, como principio del período científico, las


doctrinas de los positivistas de fines del siglo pasado, pero se considera que
hasta que aparecieron las teorías de hombres como, Manuel Kant, Federico
Hegel y otros, surgieron diversos criterios que fueron dando luminosidad a
esta etapa y se clasificaron de la siguiente manera:

 Teorías que ven en la pena la retribución, ya sea de origen


divino, moral o jurídico;

 Teorías según las cuales la pena tiene un carácter


intimidatorio y, por lo tanto, su fin es la prevención del delito;

 Teorías que encuentran la función de la pena en la defensa de


la sociedad, sea esta directa o indirecta.

Por último, se debe destacar que una vez que aparece la etapa científica, al
mismo tiempo van surgiendo diversas escuelas con un claro movimiento
jurídico filosófico que van dejando precedente, de estas escuelas deben
destacar a la Clásica, a la Positiva, la Tercera Escuela y la Escuela Técnico–
Jurídica.

En cuanto a la característica fundamental de esta etapa del derecho penal,


se caracteriza por su carácter finalista que describe el delito como un hecho
típico, anti jurídico y culpable.

La norma jurídica en esta etapa adquiere una forma tripartita o compleja,


en donde se distingue como:

El presupuesto jurídico contempla la acción, que es un comportamiento


humano dependiente de la voluntad que produce una determinada
consecuencia en el mundo exterior. Establece que la acción es un factor
causal del resultado, ello sin tomar en cuenta la intención que llevó al
sujeto a cometerla.

Se caracteriza por contener el imperativo de una determinada conducta de


no realizar algo o de realizar una determinada acción con la consecuencia
jurídica inmediata de una pena.

En el más antiguo Derecho del Oriente (Persia, Israel, Grecia Antigua y


Roma) el delito fue considerado originariamente como factor de
responsabilidad por el resultado antijurídico. Es de conocimiento que en la
Antigua Grecia, se juzgaba de igual forma a animales, árboles y piedras. De
allí que un filósofo y jurista de esa época, Esquines decía: “Arrojamos lejos
de nosotros los objetos sin voz y sin mente...” Platón en su obra Las Leyes,
contiene frases similares, exceptuando el rayo y los meteoros lanzados por
la mano de los dioses.

Zaffaroni señala que en la Edad Media se castigaba profusamente animales


y hasta se recuerda la historia de un famoso abogado “especialista en la
defensa de bestias”. Ello obedecía a la valoración jurídica de entonces,
ataviada de valores subjetivos, en los que se apreciaba únicamente el
resultado dañoso producido, sin reparar en los aspectos típicos de la
conducta cuya preeminencia se enarbola en la actualidad. La
preponderancia del elemento religioso en la Edad Media hizo pensar que
los animales y las bestias podían tener intención y por tanto ser capaces de
sanción.

El código más antiguo que ha sido descubierto es el Código de Hammurabi,


que de acuerdo a lo que narra su propia historia, fue la recopilación de
leyes dadas a su pueblo por Hammurabi, Rey de Babilonia.

Pese a múltiples esfuerzos científicos, hasta hoy no se ha podido


determinar con certeza su fecha de origen, se supone que sus textos fueron
grabados por primera vez en piedra hace unos 4.000 años.

Fue encontrado en el año de 1902 en el trascurso de unas excavaciones


llevadas a cabo por un arqueólogo de apellido Morgan en la localidad de
Susa en Túnez. El ejemplar hallado era un cilindro de piedra de dos metros
de base por dos metros de altura. Su texto fue interpretado y traducido al
alemán por Scheil, Winkler y Muller. Adolfo Bonilla y San Martín
publicaron una versión castellana de esos textos legales antiguos,
constituye uno de los instrumentos jurídicos más antiguos que se han
encontrado y uno de los ejemplares mejor conservados en su tipo, creados
en la antigua Mesopotamia, que orienta su estructura de aplicación en las
premisas establecidas en la Ley del Talión aplicada a casos concretos. Este
código está integrado por un total de 285 textos, que legislan sobre
derechos personales y reales, familia, comercio, Derecho Penal y Derecho
Laboral. Sorprende que estas disposiciones anticipan instituciones tales
como el mutuo, el comodato, la prenda, la anticresis y el préstamo a la
gruesa. Establecía por ejemplo, que si un esclavo golpea en la mejilla al
hijo de un hombre libre, se debía cortar una oreja al esclavo y si persistía en
su afrenta se le debía dar muerte. Por el hurto, le seria cortada la mano
derecha al delincuente si persistía sería ejecutado. La afrenta al rey o su
familia o a los dioses era castigada con la muerte.

Destacan también otros textos de codificación de normas penales que


describen similares características en su concesión, tales como: el Código
de Manú, el Código Gregoriano, el Código Hermogeniano, el Código
Teodosiano Creado en el año 1760 a. C. según la cronología media.

Entre otras recopilaciones de leyes similares encontramos el Códice de Ur-


Nammu, Rey de Ur (2050 a. C.), el Códice de Eshnunna (1930 a. C.) y el
Códice de Lipit-Ishtar de Isín (1870 a. C.).

Respecto al Código de Hammurabi, a menudo se lo señala como el primer


ejemplo del concepto jurídico de que algunas leyes son tan fundamentales
que ni un rey tiene la capacidad de cambiarlas o alterar su aplicación o
contenido.

Los antiguos concebían, que las leyes, escritas en piedra, eran inmutables.
Es curioso observa, que este concepto pervive en la mayoría de los sistemas
jurídicos modernos. El origen divino, demarca la naturaleza en la
conformación de estos instrumentos jurídicos, al igual que sucede con casi
todos los códigos de la antigüedad. En particular, está representada la
imagen tallada en lo alto de la estela, del monumento principal, donde se
deja ver que el Dios Shamash, el Dios de la Justicia, entrega las leyes al
Rey Hammurabi.

De hecho, reseña las imágenes talladas en piedra, que antes de entrar en


vigencia el Código de Hammurabi, la administración de justicia recaía en
los sacerdotes y que a partir de su vigencia pierden este poder.

Por otra parte, es evidente que el Código de Hammurabi, consiguió unificar


criterios, evitando la excesiva subjetividad en la aplicación del derecho. El
término Ley del Talión (latín: Lex Talionis) se refiere a un principio
jurídico de justicia retributiva en el que la norma imponía un castigo que se
identificaba con el crimen cometido, de esta manera no sólo se habla de
una pena equivalente, sino de una pena idéntica e igualitaria en casos
similares. La expresión más famosa de la Ley del Talión es "ojo por ojo,
diente por diente" aparecida en el Éxodo contenido en el Antiguo
Testamento.

El análisis del Código de Hammurabi entiende la necesidad histórica que


representó quizás el primer intento por establecer una proporcionalidad
entre daño recibido en un crimen y daño producido en el castigo, siendo así
el primer límite a la venganza.

En relación al Derecho Romano, es necesario abrir un paréntesis para


destacar el contenido histórico e importancia que ha tenido para la
formación del derecho, respecto al aspecto penal, que en el inicio de su
evolución histórica, coincidía con todos los pueblos antiguos, lo cual nos
hace suponer que en sus raíces remotas haya existido también la venganza
privada.

Es en el Derecho Romano, donde se precisa con exactitud la diferencia


entre “delicta privada” y “crimina pública”, con posterioridad a las leyes de
las Xll tablas pues estos recogieron, principalmente esquemas similares a
los establecidos en el Talión, Aunque ya las Xll tablas estatuyeron el delito
de traición, castigando con la muerte, las leyes surgidas con posterioridad
dieron nacimiento al concepto del crimen inminuatae vellaesae mastalis
populi romani: consagrado en la Lex Cornelia, que comprendió como
delitos de mayor cuantía los considerados como “perduellio”. La
“perduellio”, es una de las instituciones más antiguas del Derecho Romano,
era la acción más grave, entre las formas de delitos cometidos contra el
Estado.

Todos los crímenes públicos, atentatorios de la seguridad del Estado,


quedaron incluidos en la Ley Julios, la cual aparece reproducida en el
Digesto, La Ley Julia, comprendió los delitos contra la seguridad externa
del Estado, clasificando los que comprometían la integridad territorial, la
entrega de hombres al enemigo, la deserción, la traición por vileza, la
excitación de un pueblo a la guerra entre otros.

Por último, se pueden señalar como características del Derecho Romano las
siguientes:

 El delito fue ofensa pública;

 La pena constituyó una reacción pública, en razón de la


ofensa, correspondiendo al estado su aplicación;

 Los crimina extraordinaria, que integraron una especie


diferente a los delitos públicos y privados, se persiguieron
únicamente a instancia del ofendido;

 El desconocimiento absoluto del principio de legalidad o de


reserva, originándose la aplicación analógica y, en algunos
casos, el exceso en la potestad de los jueces;

 La diferenciación entre los delitos dolosos y los culposos, y

 El reconocimiento en forma excepcional, de las causas


justificantes de legítima defensa y estado de necesidad.

En cuanto al procedimiento, en el Derecho Romano se adoptó el sistema


acusatorio, con independencia o autonomía de personalidad el acusador y el
magistrado, estableciéndose el derecho del acusado para defenderse por sí o
por cualquier otra persona de su confianza que el acusado designara.
El predominio de lo religioso, la valoración jurídica de la conducta ha
variado en el transcurso de la humanidad: Zaffaroni sostiene que en pleno
medioevo el obispo de París excomulgó a las sanguijuelas del río Sena,
aunque es lógico pensar que ellas ni se enteraron. Y es precisamente la
premisa que plantea la sanción a la conducta humana la que permite el
punto de partida de la teoría del delito con criterios científico en el ámbito
penal.
Así hasta finales del siglo XVIII y tocando las puertas del siglo XIX, se
quemaban en las hogueras “a las brujas de Europa”, porque para entonces
la hechicería (como conducta) era el delito más grave cometido en contra
de la sociedad; la valoración jurídica de aquel período así lo consideró; y en
consecuencia infelices mujeres (algunas afectadas por la demencia), fueron
quemadas vivas.
Pero en modo alguno, el concepto de delito es imperio de la dogmática de
nuestro siglo, sino que adviene como construcción teórica de las anteriores
corrientes, presentando una evolución dinámica. Históricamente son
muchos los episodios que demuestran que el delito fue siempre lo
antijurídico, condición que lo convierte en ente jurídico.

El rasgo subjetivo (la intención) aparece en los albores de la Roma culta,


donde también se consideraba la posibilidad de castigar el homicidio
culpable, figura heredada que hoy reposa en todos los códigos de nuestro
tiempo.

La Defensa del Poder Absoluto, es una características de las etapas finales


históricas transcurridas en este período causalista, establece que la
motivación para prohibir o para castigar no fue ni la ofensa por parte del
individuo a la sociedad, ni la ofensa a la divinidad; fue la ofensa a la
majestad soberana del Rey o lo que el considerara como injusto, y es su
voluntad soberana quien dicta la ley e imponía el castigo. La ley encontró
su naturaleza y razón mediante un círculo vicioso en la necesidad de
conservar el poder por el beneficio mismo del poder. La pena no tuvo otra
medida, que el capricho o el temor de los gobernantes, ante la necesidad de
consolidar su poder.

El Período Humanitario: Nació como reacción a la excesiva crueldad


imperante en la aplicación de penas. Dentro de esta corriente, se pugna por
la exclusión de suplicios y crueldades innecesarios, se propone la certeza
contra las atrocidades de las penas, se preconiza la peligrosidad del
delincuente como punto de partida para la determinación de las sanciones
aplicables y se urge por una legalidad de los delitos y de las penas.

Después de todas las vicisitudes que se habían presentado en etapas


anteriores, el campo del Derecho Penal asume una nueva fórmula que pone
fin a la excesiva crueldad, surgiendo un movimiento humanitario de las
penas y, en general, de los sistemas penales.

Esta tendencia humanitaria, de antecedentes muy remotos, tomó forma en


la segunda mitad del siglo XVlll, teniendo como su máximo exponente a
Cesar Bonnezana, Marques Beccaria, aun cuando no debe desconocerse
propugnaron por este movimiento Montesquiu, D' Alembery, Voltaire,
Rousseau y muchos más.

Cesar Beccaria, con su libro de los Delitos y de las penas (DEL DELETTE
E DELLLE PANE) se une a la crítica demoledora de los sistemas penales y
empleados hasta entonces a la proposición creadora de nuevos conceptos y
nuevas prácticas; se pugna por la exclusión de suplicios y crueldades
innecesarias; se propone la certeza contra las autoridades de las penas,
suprimiendo los indultos y las gracias que hacen posponer el castigo y
constituye formas de impunidad para los delincuentes; se orienta la
represión hacia el porvenir, subrayando la utilidad de las penas sin
desconocer su necesaria justificación; se preconiza la peligrosidad del
delincuente como punto de mira para la determinación de las sanciones
aplicables y se urge por una legalidad de los delitos y de las penas, hasta el
extremo de prescribir la interpretación de la ley, por el peligro de que
pudiera servir de pretexto para desviar su verdadera intención.

De todos los capítulos que integran el libro de Beccaria, son más


importantes los que hacen referencia al origen de la pena y del derecho de
castigar, el de la interpretación de las leyes; el que se ocupa de la
obscuridad de las mismas; las relativas a la pena de muerte, la templanza en
las penas, la relación entre delito y la pena y las medidas de seguridad.

De acuerdo con lo escrito por Fernando Castellanos, se deben destacar


sobre el libro de Cesar Bonnesana los siguientes puntos:

 El derecho a castigar basado en el contrato social y por tanto


la justicia humana y la divina son indispensables.

 Las penas únicamente pueden ser establecidas por las leyes:


estas han de ser generales y sólo los jueces pueden declarar
que han sido violadas.

 Las penas deben ser públicas, prontas y necesarias,


proporcionadas al delito y las mínimas posibles, nunca deben
ser atroces.

 Los jueces por no ser legisladores, carecen de la facultad de


interpretar la ley.

 El fin de la pena es evitar que el autor cometa nuevos delitos,


así como la ejemplaridad respecto a los demás hombres.
 La pena de muerte debe ser prescrita por injusta, el contrato
social no lo autoriza, dado que el hombre no puede ceder el
derecho a ser privado de la vida, de la cual el mismo no puede
disponer por no pertenecerle,

Etapa Científica: Podría decirse que esta etapa científica, se inicia con la
obra de Cesar Beccaria, y culmina con la de Francisco Carrara, que es
considerado el principal exponente de la Escuela Clásica del Derecho
Penal.
El inexorable paso del tiempo allana el camino para que aparezca en el
derecho, junto al elemento antijurídico, el más añejo, la culpabilidad como
característica intrínseca de la conducta delictuosa. Ya para 1840 Pufendorf
y Luden enseñan en su obra la teoría de la imputación influenciada por el
pasado del delito, y clasificaron en forma tripartita los caracteres de acción,
antijuricidad y culpabilidad.

Sin embargo, la construcción del concepto ente jurídico que denota


expresión teórica de contenido, aparece propiamente en la doctrina liberal
del derecho, que la somete a la autoridad del Estado, vale decir a los
preceptos de la ley. Es a Beccaria a quien corresponde la primera
elaboración moderna de la teoría del delito (1764), producto de la filosofía
política del Iluminismo Europeo, en el marco conceptual del Estado Liberal
y del Derecho, consecuencia de las ideas del Contrato social y la División
de Poderes.

Según Jiménez de Asúa, la doctrina de Carrara, perfeccionada por


Carmignani y la que antes fue formulada por Feuerbach y Romagnosi,
asume la concepción técnica del delito como “ente jurídico”. A partir de
entonces Carrara define delito como: “La infracción de la ley del Estado,
promulgada para proteger la seguridad de los ciudadanos, resultante de un
acto externo del hombre, positivo o negativo, moralmente imputable y
políticamente dañoso”.

Por ello a Carrara se le vincula como el iniciador técnico de la doctrina del


delito ente jurídico, quien puso la base lógica para una construcción
jurídica coherente del sistema penal. Con Carrara nace, en Pisa, la moderna
ciencia del Derecho Penal Italiano, desde allí sostiene: “El delito no es ente
de hecho, sino un ente jurídico, porque su esencia debe consistirse en la
violación de un derecho”.

Posterior a Carrara, los cimientos del positivismo arrastraron parte del


material del antiguo maestro italiano, de tal manera que Garófalo
representa la síntesis del delito natural, la que después recogerá Mayer, en
Alemania, conocidas como las normas de cultura.

Garófalo, de acuerdo con Jiménez de Asúa, fiel exponente del


jurisnaturalismo, enfoca y amplía la visión antropológica de Lombroso y
define de forma sintética el delito: “el delito social o natural es una lesión
de aquella parte del sentido moral que consiste en los sentimientos
altruistas fundamentales (piedad y probidad)”.

Ernesto Beling (1906) visualiza el delito desde una óptica finalista y nos
dice que “delito es la acción típica, antijurídica, culpable, sometida a una
adecuada sanción penal y que llena las condiciones objetivas de
penalidad”. Jiménez de Asúa, comenta esta obra y afirma, que estaría claro
las condiciones de existencia del delito para este autor alemán, al establecer
que para que un acto sea delito requiere: una acción descrita objetivamente
en la ley (tipicidad), que sea contraria al derecho (antijurídica) que sea
culposa o dolosa (culpabilidad); y también que sea sancionado con una
pena (punibilidad).

El delito, se describe en consonancia con las ciencias naturales (debido al


apogeo de estas en el siglo XX, especialmente la botánica, la zoología, o la
física); el delito se contempla fundamentalmente como “acción”, como
fenómeno “natural”, o sea exteriorización de la voluntad que guía la
conducta humana.

Max Ernesto Mayer lo considera como “un acontecimiento típico,


antijurídico e imputable”. Mayer emplea la palabra imputable para
otorgarlo a la culpabilidad, de manera que se acerca de Beling. No
obstante, señala Jiménez de Asúa, que al introducir el término imputable se
refiere a la parte que corresponde al delincuente más que a la consagrada al
delito; pero es indispensable acuñarla en una construcción técnico-jurídica
del delito.

En Munich, Edmundo Mezger (1924) reemplaza a Beling y reduce la


definición del delito para señalar los elementos siguientes: “acción
típicamente antijurídica y culpable”. Para éste jurista, la penalidad es una
consecuencia del delito y no una característica como establecían los
anteriores.

El profesor Jiménez de Asúa, seguidor de la Escuela Alemana y crítico del


positivismo clásico, centra el concepto de delito en que: “es el acto
típicamente antijurídico, culpable, sometido a veces a condiciones objetivas
de penalidad, imputable a un hombre, y sometido a una sanción penal”.
El maestro español lo considera entonces una unidad, cuya suma se expresa
en las características tales como: Actividad, Adecuación Típica,
Antijuricidad, Imputabilidad, Culpabilidad, Penalidad y, en ciertos casos,
condición objetiva de Punibilidad. El acto es para Jiménez de Asúa el
“soporte natural” del delito y la imputabilidad es la base psicológica de la
culpabilidad; las condiciones objetivas son para él, inconstantes y
adventicias... De modo que la “esencia técnico-jurídica de la infracción
penal radica en tres requisitos: Tipicidad, Antijuricidad y Culpabilidad. La
penalidad, en cambio, constituye, con el tipo, la nota diferencial del delito”.

En esta etapa, el delincuente es el objeto de la máxima preocupación


científica de la justicia. El delito es una manifestación de la personalidad
del delincuente y hay que readaptar a éste a la sociedad corrigiendo sus
inclinaciones viciosas. Tal corrección es el pivote sobre el cual gira este
nuevo período.

La pena como sufrimiento carece de sentido material para la sociedad; lo


que importa es el mecanismo eficaz que se adopte para dar sentido a su
imposición y eficacia. Las ciencias criminológicas vinieron a iluminar el
problema hasta su fondo y a caracterizar el nuevo período en el que la
personalidad compleja del sujeto es lo que se destaca en el primer término
del panorama penal.

Algunos autores señalan, como principio del período científico, las


doctrinas de los positivistas de fines del siglo pasado, pero se considera que
hasta que aparecieron las teorías de hombres como, Manuel Kant, Federico
Hegel y otros, surgieron diversos criterios que fueron dando luminosidad a
esta etapa y se clasificaron de la siguiente manera:

 Teorías que ven en la pena la retribución, ya sea de origen


divino, moral o jurídico;

 Teorías según las cuales la pena tiene un carácter


intimidatorio y, por lo tanto, su fin es la prevención del delito;

 Teorías que encuentran la función de la pena en la defensa de


la sociedad, sea esta directa o indirecta.

Por último, se debe destacar que una vez que aparece la etapa científica, al
mismo tiempo van surgiendo diversas escuelas con un claro movimiento
jurídico filosófico que van dejando precedente, de estas escuelas deben
destacar a la Clásica, a la Positiva, la Tercera Escuela y la Escuela Técnico–
Jurídica.
En cuanto a la característica fundamental de esta etapa del derecho penal,
se caracteriza por su carácter finalista que describe el delito como un hecho
típico, anti jurídico y culpable.

La norma jurídica en esta etapa adquiere una forma tripartita o compleja,


en donde se distingue como:

Etapa Funcionalista: no es homogéneo en sus contenidos a la anterior. El


Derecho Penal está orientado a garantizar la integridad humana, identidad y
unidad normativa jurídica, la constitucionalidad y la sociedad. La pena
constituye una reacción frente a un hecho que supone un grave
quebrantamiento de una norma penal, es decir, se abandona la tradicional
concepción que sustenta a la pena como una reacción frente a un hecho que
lesiona un bien jurídico tutelado y se erige como el medio de extrema
necesidad a través del cual se confirma la vigencia de la norma violada y de
esa forma restituir la identidad jurídica dentro de la particularidad social del
infractor. El delito es una afirmación positiva o negativa de la conducta
humana, que contradice a la norma jurídica con la cual se tutela a la
sociedad, y la pena es la respuesta necesaria y justa que confirma a la
norma jurídica penal; por tanto la función sustancial de la pena es reinsertar
al infractor a la sociedad, restituir la vigencia de la norma y alcanzar con
ello el control social violado con la conducta delictiva.

Esta teoría fue inicialmente postulada por el profesor alemán Claus Roxin,
en su obra “sistema funcionalismo y político-criminal” y Günter Jakobs,
con su obra “el sistema funcionalista normativista”.

Cabe distinguir seis ámbitos concretos que frecuentemente se combinan y


solapan:

 El denominado Derecho Penal del Riesgo, con el cual se


trataría de dar una respuesta, preferentemente por medio de
los tipos de peligro abstracto, a los grandes riesgos que crean
ciertas actividades en la actual “sociedad del riesgo”, como las
relativas a la tecnología atómica y nuclear, a la informática, a
la genética, o a la fabricación y comercialización de productos;

 El Derecho Penal económico y del ambiente, que agrupa un


conjunto de tipos penales orientados a proteger el ambiente y
otros "nuevos” bienes jurídicos de la economía que,
generalmente, remiten a substratos de carácter colectivo y
difuso;

 El Derecho Penal de la Personas Jurídicas, en el cual se trata


sobre todo de las cuestiones de imputación que plantea el
hecho delictivo cometido a partir de una organización
empresarial, y por esto con arreglo a los principios de división
del trabajo y de jerarquía;

 El Derecho Penal Universal para la Protección de los Bienes


Jurídicos Específicos, cuyo carácter universal atañe a toda la
humanidad y cuya responsabilidad penal es individual, se
habla de crímenes de guerra, delitos de lesa humanidad y
genocidio;

 El Derecho Penal de la Globalización para la Protección de


otros Bienes Jurídicos como: el narcotráfico, la legitimación de
capitales, el tráfico de personas, el tráfico de órganos, el
tráfico de armas, delitos informáticos, entre otros; y

 El Derecho Penal del Enemigo, teoría propuesta por Jakobs


en 1985, dentro de la cual se construyen normas penales para
combatir el terrorismo, la delincuencia organizada
trasnacional, entre otros.

El esquema Funcionalista, amplía el criterio finalista y asume como


premisa básica el factor social y como centro al ser humano.
Es así como, sobre este esquema, es delineada la norma punitiva
sancionatoria, en donde la punibilidad es el último factor a evaluar en el
análisis valorativo de la conducta que puede representar una acción u
omisión típica, antijurídica culpable y punible.
En esta concepción, el responsable o agente de la acción penal no es aquel
a quien directamente se le atribuye un grado de responsabilidad, autoría o
participación en el suceso, sino aquel a quien la ley le confiere la capacidad
jurídica para responder por esos actos, por lo que la punibilidad va a
representar el valor social diferenciador que determina la posibilidad de
imposición de una pena. Igualmente, la determinación en el diseño del tipo
penal que se haga en la ley, debe establecer con meridiana claridad, los
limitar y alcance de los conceptos de causalidad, poder, capacidad,
culpabilidad, entre otros, por lo cual la generalidad que caracterizaba el
sistema finalista pierden su contenido supra-jurídico, y en el modelo
funcionalista se convierten en conceptos bien definidos que designan
grados de responsabilidad o incumbencia dentro de la ecuación que
describe la norma penal.

Estos conceptos no ofrecen al Derecho penal modelos de regulación, sino


que sólo surgen en el contexto de la conformación de la estructura de que
determina la norma penal, no se trata de disponer sistemas normativos al
margen del contexto social (lo que desde luego también puede intentarse),
sino que los esfuerzos se orientan a la construcción de un Derecho penal,
que atienda las peculiaridades y esencialidad del seno de una sociedad de
estructuras variadas o complejas que cada día se transforma, sin que
evidentemente haya que renunciar a formular aspiraciones frente a la
realidad. Por todo ello, el objetivo del modelo funcionalista, es permitir la
formulación y aplicación de normas jurídicas, de carácter penal, que
abarquen la óptima sistematización de la problemática delincuencial que
enfrenta el entorno social y que entiende, que el ser humano es el centro
esencial que motoriza la comprensión y aplicación del derecho penal.

LAS ESCUELAS PENALES: Las Escuelas del Derecho Penal son un


conjunto de doctrinas y principios que a través de un método específico y
diferenciado, tienen por objeto investigar la filosofía del Derecho Penal,
con la finalidad de establecer la legitimidad del Jus Puniendi la naturaleza
del delito y los fines de la pena.
La Escuela Clásica o Liberal: El primer representante de esta escuela es
Francisco Carmignani. Su obra “Elementos de Derecho Criminal” propone
un sistema de Derecho Penal derivado de la razón, siendo uno de los
primeros en trazar un sistema científico del Derecho Penal en lengua no
germana.

Siguiendo a Carmignani, pero superándolo, aparece en el escenario de la


escuela liberal Francesco Carrara, conocido como ‘el Maestro de Pisa’. En
su “Programma del Corso di Diritto Criminale” (1859) la construcción del
sistema de Derecho Penal alcanza picos de depuración técnica, tanto que
cuando muere Carrara se empieza a visualizar el proceso de demolición del
Derecho Penal liberal.

"Ya tenemos el derecho penal liberal construido por unos hombres que lo
creen definitivo. Conviene recordar que Carrara le confía a sus discípulos
el encargo de dedicarse más bien al derecho adjetivo, al derecho formal y
rituario, que al derecho material, el cual creía asentado para siempre."
(Jiménez de Asúa).

Suelen citarse, como representantes de la Escuela Clásica, en Italia; a


Carminagni, Rossi, y, sobre todos, a Carrara. En Alemania, a Mittermaier,
Berner, Hälschner y Birkmeyer. En Francia, a Orolan y Tissot. Y, en
España, a F. Pacheco y a J. Montes. Existe no obstante, polémica respecto a
la correcta adscripción de algunos autores (García-Pablos de Molina;
Introducción al Derecho Penal, Pág. 634)

César Bonesana (Cesare Beccaria) fue el autor de ‘De los delitos y las
penas’ (1764) al cual se considera como la obra más importante del
Iluminismo en el campo del Derecho Penal.

La pretensión de Beccaria no fue construir un sistema de Derecho Penal,


sino trazar lineamientos para una política criminal.

"Beccaria fue el primero que se atrevió a escribir en forma sencilla, en


italiano, en forma de opúsculo, y concebido en escuetos silogismos y no en
la de aquellos infolios en que los prácticos trataban de resumir la
multiplicidad de las leyes de la época. Sobretodo, Beccaria es el primero
que se atreve a hacer política criminal, es decir, una crítica de la ley". Así se
expresaba Jiménez de Asúa haciendo referencia al autor italiano.

Sin embargo, no se puede dejar de mencionar en la misma línea a


Montesquieu, Marat y Voltaire.
Beccaria parte de los presupuestos filosóficos imperantes de la época (el
Contrato Social, de Rousseau) como origen del Estado Constitucional, por
lo cual desarrolla sus teorías sobre la base de los derechos que reconoce y
la cesión de libertad por parte de los ciudadanos a manos del Estado y su
poder punitivo para la conservación de las restantes libertades.

La crítica surgida del libro de Beccaria conduce a la formulación de una


serie de reformas penales que son la base de lo que conocemos como
Derecho Penal Liberal, resumido en términos de humanización general de
las penas, abolición de la tortura, igualdad ante la ley, principio de
legalidad, proporcionalidad entre delito y pena, entre otros.

Uno de los más importantes difusores de la obra de Beccaria fue Voltaire.


La Escuela Positivista: Ante los avances de la ciencia y el afán por
superar el Estado Liberal no intervencionista, buscando afrontar su
ineficacia respecto al nuevo crecimiento de la criminalidad, nace el
positivismo.

Su idea es que la lucha contra la criminalidad debe hacerse de una forma


integral permitiendo la intervención directa del Estado.

Las mayores críticas contra los autores positivistas radican en el olvido de


las garantías individuales, ya que su foco es la peligrosidad social del
delincuente.

Escuela Positivista Italiana: su fundador fue César Lombroso quien cambió


el enfoque del delito como ente jurídico para dirigirlo hacia el delincuente
como hecho observable. Lombroso escribió “L’uomo Delinquente” en
1876, colocando al delincuente como fenómeno patológico, respecto del
cual sostiene la existencia de una predisposición anatómica para delinquir,
por lo que afirma la existencia de un delincuente nato por una
malformación en el occipital izquierdo.

Para Lombroso el que delinque es un ser que no ha terminado su desarrollo


embriofetal.

Lombroso no era un jurista, por lo que Enrico Ferri será quien le de


trascendencia jurídica a las teorías de Lombroso. Ferri rotula como
“delincuente nato” al “uomo delinquente” de Lombroso. El punto central
de Ferri es que para su positivismo el delito no es la conducta de un
hombre, sino el síntoma de un mecanismo descompuesto. El delito es
síntoma de peligrosidad, por ello la medida de la pena está dada por la
medida de la peligrosidad y no del acto ilícito.
Con el ‘estado peligroso sin delito’ se quiso limpiar la sociedad de vagos,
alcohólicos y todo aquel que demostrara peligrosidad predelictual.

Con Rafael Garófalo se completa el trío positivista italiano, y con él queda


demarcada la tesis de “guerra al delincuente”. Con él surge la idea de un
“delito natural”, ya que las culturas que no compartían las pautas
valorativas europeas eran tribus degeneradas que se apartaban de la recta
razón de los pueblos superiores, y que eran a la humanidad lo que el
delincuente a la sociedad. El delito natural sería el que lesione los
sentimientos de piedad, justicia y paz, que eran los pilares de la civilización
occidental.

Otras Posiciones Positivistas: Dentro del positivismo podemos citar


también otras posiciones, como las escuelas alemanas “Von Liszt y su
positivismo criminológico, y Binding y su positivismo jurídico”.

Franz Von Liszt ocupó todas las áreas académicas que consideraba
lindantes con el delito y formuló lo que llamó “Gesante
Strafrechtswissenschaft”, ciencia total del Derecho Penal, en la que incluye
al Derecho Penal sustantivo, Derecho Procesal Penal o Derecho Penal
Adjetivo, la Criminología, la Política Criminal, entre otras ramas.

Para Von Liszt señaló que, el Derecho Penal es “la carta magna del
delincuente”, es decir, no protege al orden jurídico, la comunidad o la
persona ofendida, sino al sujeto que ha obrado contra ella. El Derecho
Penal, dispone para el delincuente, los límites del derecho a ser castigado,
estableciendo para el Estado los requisitos legales para el enjuiciamiento y
la obtención de los elementos de convicción.

Von Liszt adjudica a la pena, un fin preventivo especial, rechazando la


retribución como fundamento central. Tal prevención tiene, a su juicio, un
triple contenido: corrección de los delincuentes corregibles y necesitados
de mejora, no intervención en caso de delincuentes no necesitados de
mejora y la “Inocuización” (incapacitación) de los delincuentes no
susceptibles de mejora o incorregibles. Defiende así la pena indeterminada.
En todo caso, ya admite la doble vía penal: penas más medidas de
seguridad.

Karl Binding con su positivismo jurídico desarrolló la teoría de las normas,


donde afirma que el delincuente no viola la ley penal sino que la cumple, lo
que viola es la norma prohibitiva que subyace dentro de la norma penal.
La Crisis Del Positivismo Jurídico; el Positivismo entra en crisis desde
finales del siglo XIX, surgiendo nuevos movimientos doctrinales. Entre
ellos el Neokantismo y el Finalismo.

Neokantismo de Edmund Mezger. En él se encuadran 2 direcciones


distintas: la Escuela de Marburgo y la Escuela Sudoccidental Alemana.

La crítica básica del Neokantismo al Positivismo es la insuficiencia de su


concepto de ciencia. El método de las Ciencias Naturales sólo da un
conocimiento parcial, pues sólo determina aquello que se repite. Es
necesario añadir las ciencias del espíritu y otras clases de métodos distintos
a los científicos naturales. Es necesario referir los datos de la realidad a los
valores de una comunidad, lo que se hace a través de las Ciencias de la
Cultura, entre ellas el derecho.

Estas premisas, ha sido la base para el gran desarrollo de la dogmática


penal contemporánea, al delimitar con claridad las materias, disciplina y
alcance que le correspondía estudiar a la ciencia del Derecho Penal en
todas sus áreas.

La Escuela Finalista: parte de la Teoría del jurista alemán Hans Welzel


quien en el año de 1930 realiza una crítica del sistema causalista diciendo
que el ubicar la acción en forma causal, es una forma ciega de observar el
delito, aduciendo que es una forma ciega por que el causalismo se reduce a
causa-efecto sin tener en cuenta la finalidad o alcance de la acción.

En el año de 1931 Hans Welzel estableció que el delito parte de una acción
pero tiene una finalidad, alcance y un fin, es decir, el delito basa su
creación en una relación ético-social en donde en primer plano se encuentra
la culpabilidad como elemento del delito, debiéndose medir y tomar en
cuenta la peligrosidad del individuo en relación a su culpabilidad de ahí
que la teoría finalista hace un análisis de la culpabilidad del delincuente
tomando en cuenta el fin o fines de la acción delictiva; esta corriente
ideológica recibe el nombre de finalista por que atiende principalmente al
estudio técnico-jurídico sobre la finalidad o intención que tuvo el
delincuente para cometer el delito.

Esta teoría, en cuya ideología intervinieron juristas como Hellmuth Von


Weber, Alexander Graf Zu Dohna Hellmut Mayer, revolucionó el
pensamiento penal de la época siguiendo la idea varios juristas como
Nicolai Hartmann y Richard Konnigsberg. Hans Welzel en base a ésta
teoría se saca de la culpabilidad el elemento de la forma (2° elemento) que
representa al dolo y la culpa, trasladándolo a la acción como consecuencia
natural y, toda vez que en ésta teoría la acción pertenece al tipo, tanto el
dolo y la culpa se deberán tomar en cuenta al estudiar la conducta y el tipo,
no obstante que el causalismo consideraba al dolo como elemento de la
culpabilidad. Esta escuela basó su ideología principalmente en la psicología
y la fenomenología como elementos preponderantes en el actuar humano.
Esta escuela, que para los doctrinarios y estudiosos de la Teoría del Delito
se ha dividido en finalismo ortodoxo, finalismo radical, finalismo formal,
finalismo material y finalismo valorativo, tuvo su total desarrollo en
Alemania desde el año 1930 hasta el año 1970, habiendo sido interrumpido
su camino entre los años 1933 y 1945 aproximadamente por haber
imperado en esos años en Alemania otra escuela llamada del
“Irracionalismo Jurídico” o de la “Escuela de Kiel” sustentada por juristas
como Georg Dahm, Friedrich Schaffstein y Edmundo Mezger. La teoría
finalista expone dos diferentes fases en su estudio aduciendo que para que
un individuo pueda ser castigado en base a su demostrada culpabilidad
deben tomarse en cuenta diversos aspectos tanto internos como externos de
la conducta del individuo. Para la teoría finalista es esencial el estudio
minucioso de cada uno de los elementos integrantes del tipo como lo son:

a) Los elementos Objetivos.


b) Los elementos Subjetivos.
c) Los elementos Normativos.

Basando lo anterior en la teoría alemana de la Tipicidad iniciada en el año


de 1906 por el jurista alemán Ernst Von Beling, la teoría finalista señaló
que sobre todo estudio de la culpabilidad deberán analizarse dos fases en la
conducta del hombre que son: la fase externa y la fase interna.

Conducta:

Fase Interna Fase Externa


- Objetivos y propósitos -Ejecución de los medios
- Medios Empleados -Resultado previsto
- Posibles consecuencias. -Nexo causal

Por otro lado la Escuela Finalista funda su razón de ser en la subjetividad


del acto y que corresponde a la fase interna (el pensamiento del individuo),
analizando los motivos y finalidades del delincuente para poder deducir de
ahí la culpabilidad del sujeto en base a la realización de un hecho. Por tal
motivo esta escuela se basa totalmente en la Teoría del Tipo y sus
elementos como condición para que pueda establecerse la culpabilidad;
esto es, que esta teoría exige el estudio dogmático-jurídico de cada uno de
los elementos del tipo analizados en la relación del hecho delictivo en
particular para poder establecer la culpabilidad sobre una persona.
Haciendo una comparación entre la Escuela Causalista y la Escuela
Finalista.

Para el Finalismo es necesario además de tenerse por comprobado el


elemento objetivo el tipo, que se tengan comprobados también los
elementos normativos y subjetivos como por ejemplo todos aquellos
hechos que se encuentran vinculados a la antijuridicidad. Que deberán ser
valorados en base a las características del hecho delictivo, así como de
aquellos supuestos que hacen determinar la voluntad del sujeto activo para
actuar con intención, dolo o culpa.

Lo que da como consecuencia que esta Escuela Finalista funda su razón de


ser en la subjetividad del acto analizando los motivos y finalidad en el
actuar del delincuente para poder deducir de ahí la culpabilidad sobre la
persona. En consecuencia, y por los motivos antes expuestos, esta escuela
se basa totalmente en la Teoría del Tipo y sus elementos como condición
para que pueda establecerse la culpabilidad, esta teoría exige el estudio
dogmático-jurídico de cada uno de los elementos del Tipo Analizados en
relación al hecho delictivo en particular para poder establecer culpabilidad.

Dentro de esta corriente de pensamiento destaca la impuesta por Hans


Welzer, la más modesta de todas las "remakes" de la doctrina del Derecho
Natural fue la de Hans Welzel con su teoría de las estructuras lógico-reales.
Se trataba de un Derecho Natural en sentido negativo: no pretendía decir
cómo debería ser el derecho, sino sólo lo que no era derecho. A diferencia
del neokantismo, para el cual el valor era lo que ponía orden en el caos del
mundo y lo hacía disponible, para el ontologismo welzeliano el mundo
tiene varios órdenes a los que el legislador se vincula por las estructuras
lógicas de la realidad. Según Welzel, cuando se las ignora o quiebra, el
derecho pierde eficacia, salvo que quiebre la que lo vincula a la estructura
del ser humano como persona, en cuyo caso deja de ser derecho.

Escuela Funcionalista del Derecho Penal. Pretende explicar que las


estructuras del delito dependen de los fines y funciones que cumple el
derecho en la sociedad y que la finalidad del derecho es la estabilización de
expectativas sociales.

En la década de los años ochenta un jurista Alemán de nombre Claus Roxin


expuso la Teoría Funcionalista en 1984, mediante el uso de la llamada
Política Criminal o Criminológica en donde se expone que la misión última
del Derecho Penal es la protección de bienes jurídicos en todo ámbito
dentro de la vida del hombre, esta escuela establece que la pena o castigo
debe aplicarse solo en función de una prevención general del delito así
como prevención especial que va dirigida al autor del delito para que no
reincida; y a la sociedad en general para que sirva de ejemplo la imposición
de un castigo.

Para esta escuela, el momento de imponerse la pena constituye la parte más


importante del proceso penal, ya que de ello depende el detener tanto la
acción definitiva del delito como la reinserción del delincuente a la
sociedad. Esta escuela descansa su ideología en los modernos principios de
política criminal, y entre sus principales desarrolladores se encuentra
Ghünter Jakobs quien ha dado impulso al llamado “Funcionalismo
Radical” al partir su teoría de principios filosóficos.

Así, los doctrinarios del Derecho Penal y de la Teoría del Delito han
dividido a la escuela funcionalista en dos:

 El Funcionalismo Moderado, cuyo principal exponente es el profesor


Claus Roxin; y el
 Funcionalismo Radical, formulado por Ghünter Jakobs.

Para Günther Jakobs, una de sus principales artífices, define al delito como
injusto, y éste es el comportamiento típico evitable (doloso o imprudente)
que no está justificado. El autor (del injusto) sólo es responsable por el
déficit de motivación jurídica si en el instante de la comisión del hecho,
convergen los elementos jurídicos que responsabilizan a un sujeto que en
plena conciencia permite establecer con plenitud, la competencia y la
validez de la norma, es decir, si es punible la acción anti jurídica sometida
al examen penal.

Esta escuela ha tenido diversos seguidores en el mundo; en Alemania Bern


Schunemann y Schmidhäuser; en España Santiago Mir Puig, Juan Bustos
Ramírez, Manuel Cancio Meliá, Francisco Muñoz Conde y Miguel Polaina
Navarrete; en Italia Alessandro Baratta.

En el funcionalismo, la estructura que configura el delito, dentro de la


norma penal, dependerá de los fines y funciones que cumple el derecho en
la sociedad.

LA FORMACION DEL DERECHO PENAL VENEZOLANO: Un


Código Penal es un conjunto unitario, ordenado y sistematizado de las
normas jurídicas punitivas de un Estado, es decir, concentra las normas en
un compendio ordenado que contiene distintos aspectos relativos a la
legislación aplicable en materia penal, en sí mismo la codificación busca la
eliminación de redundancias, la ausencia de lagunas y la universalidad o
sistematización del sistema jurídico, esto es, que busca concentrar y
sistematizar las normas penales vigentes para facilitar su análisis,
comprensión y aplicación.

El Código Penal, en cierto sentido, recoge buena parte de la política


criminal aplicable por un Estado, de esta manera, el Estado a través del
órgano legislador, que en Venezuela es la Asamblea Nacional, busca
legislar con el fin de evitar la aplicación de penas arbitrarias, sobre la base
del principio de mínima regulación, de igual forma el principio de legalidad
penal establece que sólo puede ser sancionada penalmente aquellas
conductas que se encuentren expresamente señaladas en el Código Penal.

En Venezuela existen un sin número de leyes que, aparte del Código Penal,
contienen tipos penales lo cual ha roto el principio de codificación y
sistematización del sistema penal, dificultando la comprensión y aplicación
integral del sistema penal.

El primer Código Penal que reunió los requisitos de sistematización y


organización científica estructurada, surgió en la época histórica de la
Ilustración. Este fue el Código Penal Francés, que entró en vigencia en la
época napoleónica, es por lo que se ha conocido como Código Penal
Napoleónico, promulgado en 1810 con la finalidad de dar coherencia a un
sistema jurídico casi indescifrable por la multitud de normas dispersas que
existían, lo cual representó un avance significativo para la época. Su
principal aporte está representado en la aceptación de la codificación, como
sistema de simplificación y unificación. Más adelante la codificación penal
se fue extendiendo por toda Europa, sobre todo por los países de Derecho
Continental donde imperaba el sistema de Derecho Formal o Escrito, y
luego de ello se extendió por todos los territorios bajo los cuales estos
estados europeos tenían influencia política o económica.

Contemporáneamente, se ha evidenciado en muchos países de


Latinoamérica el surgimiento de procesos inversos a la codificación,
evidenciando que la totalidad de legislación penal se encuentre en diversas
normas, distintas del Código Penal, lo cual obliga la remisión a leyes
penales especiales u otras leyes, de naturaleza no penales pero que
conciben tipos penales en sus estructuras; incluso en los países, como
España, que han realizado múltiples esfuerzos por alcanzar la codificación
de las normas penales, es evidente la utilización de la técnica legislativa
conocida como "Ley Penal en Blanco" lo cual obliga a complementar la
legislación penal con estructuras extrapenal, es decir, contenidos en normas
dispersas que pueden estar en la misma ley o en otra y que pueden contener
parte del tipo penal que integra la estructura básica o complementaria del
mismo.

El Código Penal venezolano, es netamente un instrumento jurídico


represivo, ya que establece en su conjunto las conductas que son
consideradas lesivas a la sociedad y en consecuencia fija las medidas de
seguridad, establece las penas y prerrogativas, la forma de cumplimiento y
extinción, establece el bien jurídico tutelado y en consecuencia fija la
gravedad y considera la personalidad del sujeto.

Se divide en 3 libros, con 546 artículos. El libro I, trata de las disposiciones


generales sobre los delitos y las faltas, las personas responsables y las
penas; el libro II, trata sobre las diversas especies de delitos; y el libro III
de las faltas en general.

De sumo interés para comprender la conformación del Derecho Penal


venezolano, resulta analizar en particular la legislación española, no sólo
por haber regido desde la época colonial, sino porque, además, sus
disposiciones penales se aplicaron de manera ininterrumpidas en nuestro
país prácticamente hasta 1873, cuando entró en vigor el Código Penal del
presidente Guzmán Blanco, que ordenó expresamente derogarlas.

No obstante, a la presente fecha, permanecen vigentes muchas de esas


disposiciones por haber sido trasladadas de manera textual a nuestros
ordenamiento jurídico penal, como por ejemplo, la relativa al delito de
rebelión, que desde 1863 hasta nuestros días ha estado presente, sin
variación alguna en el Código Penal Venezolano, en razón a lo pautado en
la fórmula española de la época, al igual que en diversas leyes penales
venezolanas descodificadas.

Tenemos entonces que los Códigos Penales españoles de 1822, 1848,


reformado en 1850 y 1870, fueron tomados como modelo por la mayoría de
los primeros códigos penales latinoamericanos, salvo el de Haití de 1835 y
el de República Dominicana de 1845, que adoptaron el Código Penal
francés de 1810, al igual que el Código Penal de Ecuador de 1872, que se
basó en el Código Penal belga. Chile estuvo también a punto de adoptar
este último, pero en definitiva sus legisladores, en esta época, prefirieron la
adopción del Código el español.

El Maestro español Jiménez de Asúa, apunta que la inmensa mayoría de los


Códigos iberoamericanos, tomaron como base el Código penal español, o
lo transcribieron más o menos literalmente, por lo que incluso los
modernos textos conservan vestigios de la vieja estructuras penales
española, puesto que los innovadores dejaron subsistentes numerosos
artículos de estos Códigos.

El proceso de codificación penal en Venezuela coincide con el de


codificación nacional de las diferentes ramas del Derecho mercantil, civil,
penal y de procedimientos, toda vez que los primeros códigos venezolanos
que se sancionaron entre 1862 (Código de Comercio, el 27 de junio y
Código Civil, el 28 de octubre) y 1863 (Código de Procedimiento Civil, el
2 de marzo, Código Penal y Código de Procedimiento Criminal, ambos el
19 de abril), son producto, precisamente, del mismo proceso codificador
nacional que se inició en 1811 con la sanción de nuestra primera
Constitución.

Proclamada la independencia política de Venezuela, la Junta Suprema


Conservadora de los Derechos de Fernando VII decide convocar para
elecciones generales, a fin de integrar el Primer Congreso Constituyente de
la República, que se instaló en Caracas el 2 de marzo de 1811, donde se
planteó la necesidad de armonizar el naciente Estado independiente con el
ordenamiento jurídico en vigor en su territorio hasta ese momento, es decir,
el impuesto por la Corona española desde la colonización.

En la sesión del 9 de marzo de 1811 se acordó comisionar a Don Francisco


Espejo, Don Miguel Sanz, Don José Domingo Duarte, Don Francisco
Berrío, Don José María Ramírez, Don Francisco Xavier Yanes, Don
Dionisio Franco y Don José Ignacio Ústariz, para que formasen un Código
Civil y Criminal, que tuviese por principal objeto la simplicidad y brevedad
de los juicios, y la recta y segura administración de justicia. Quedó
conformada así la Primera Comisión Codificadora venezolana.

Dado que ello no pudo realizarse con la prontitud requerida por el


Constituyente, fue necesario incluir en la Constitución de 21 de diciembre
de 1811 un artículo final, el número 228, que declaró la fuerza y vigor del
Código que hasta aquí nos ha regido, es decir, de la legislación española
imperante en el Territorio de Venezuela en todas las materias y puntos que,
directa o indirectamente, no se opongan a lo establecido en esta la
Constitución de la República, entretanto se verificara la composición de un
Código Civil y Criminal, acordado por el Supremo Congreso el 8 de marzo
de 1812, adaptable a la forma de Gobierno establecido en Venezuela.

Mandato idéntico, advierte Parra Aranguren, fue reproducido en el artículo


326 de la Carta Fundamental de la Provincia de Caracas, fechada en 31 de
enero de 1812, y de forma similar en la Constitución de la Provincia de
Barcelona del 12 de enero de 1812.
El proceso de conformación del nuevo orden jurídico proclamado por
nuestra primera Constitución fue de lenta y gradual evolución, lo que
resulta lógico porque, como dice Chiossone, habría sido imposible que la
organización política e institucional que dio España en más de tres siglos a
los diversos países americanos después del descubrimiento, pudiera
desaparecer de un momento a otro, pues, aún con todos los vicios que
pudieran achacársele, había formado una conciencia jurídica que siguió por
muchos años sirviendo de pedestal a los nuevos Estados una vez
emancipados.

Lo dispuesto por el citado artículo 228 de la Constitución de 1811 viene a


constituir, sin duda alguna, la semilla del proceso codificador en Venezuela,
que es relativamente contemporáneo al europeo, el cual tomó cuerpo a
finales del siglo XVIII, a partir de la Revolución Francesa, y se manifestó
con bríos a principios del siglo XIX, con los Códigos Napoleónicos Civil
(1804), de Procedimiento Civil (1807), de Comercio (1807), de Instrucción
Criminal (1808) y Penal (1810).

Las cruentas guerras independentistas venezolanas impidieron acometer la


tarea codificadora, y tan pronto fue restablecida la continuidad de la vida
republicana, surgió nuevamente la urgencia de promulgar un Código de
Leyes Patrias, conforme a los intereses y requerimientos particulares del
país; y así, el Libertador Simón Bolívar, en su mensaje del 15 de febrero de
1819, señala lo siguiente en el Congreso reunido en Angostura:

“…/…nuestras Leyes son funestas reliquias de todos los


despotismos antiguos y modernos; que este edificio monstruoso
se derribe, caiga y apartando hasta sus ruinas, elevemos un
Templo a la Justicia; y bajo los auspicios de su sana inspiración,
dictemos un Código de Leyes venezolanas. Si queremos
consultar monumentos y modelos de la Legislación, la Gran
Bretaña, la Francia, la América Septentrional los ofrecen
admirables.”

Pese a esta proclama del Libertador, nada de dispuso en la Constitución de


Angostura de 1819 al respecto.

Posteriormente, una vez sellada la Independencia con la Batalla de


Carabobo en 1821 y constituida la Gran Colombia, la preocupación de
Bolívar por una legislación nacional encuentra eco al crearse, por Decreto
de Francisco de Paula Santander de 5 de enero de 1822, ―una Comisión de
Letrados para que, en vista de los Códigos Civiles y Penales más célebres
de Europa, de la legislación española que sentaba las bases fundamentales
sobre la cual se ha organizado el sistema de gobierno de Colombia, redacte
un Proyecto de Legislación propio y análogo a las costumbres y
necesidades de la naciente República.

Esta Comisión quedó conformada, de acuerdo al artículo 3º del mismo


Decreto, por el Secretario del Interior José María Restrepo; el Ministro de
la Alta Corte, doctor Félix Restrepo; el Senador, doctor Gerónimo Torres, el
Ministro de la Corte Superior de Justicia del Centro, doctor Diego
Fernando Gómez; y, el abogado doctor Tomás Tenorio. No se existe
documentación que avale el resultado cierto, en cuanto a la conformación
de un Proyecto que haya sido finalmente redactado.

Otros esfuerzos codificadores se realizaron antes de la disolución de la


Gran Colombia. Así, a instancias de Simón Bolívar, se crea el 31 de julio
de 1829, una nueva Comisión Codificadora integrada por los ciudadanos
Miguel Tobar, Francisco Pereira, Rufino Cuervo y Manuel Camacho
Quesada, dependiente del Ministerio de lo Interior, pero de igual forma,
ningún documento registra noticia cierta acerca del resultado de sus
trabajos.

Una vez separada Venezuela de la Gran Colombia, el Congreso


Constituyente convocado por el General José Antonio Páez para construir
el andamiaje jurídico del separado Estado venezolano, poder constituyente
que fue instaló en la ciudad de Valencia el 6 de mayo de 1830, promulga la
Constitución de 7 de octubre 1830, que, en su Título XIV, referente a las
atribuciones del Congreso, estableció lo siguiente en el artículo 87: “Son
atribuciones del Congreso: 1ª. Dictar las leyes y decretos necesarios en los
diferentes ramos de la administración pública; interpretar, reformar,
derogar las establecidas, y formar los códigos nacionales”.

Igualmente, el mismo Congreso Constituyente, por Resolución del 14 de


octubre de 1830, esto es, a la semana de haber sido aprobada la
Constitución, dicta lo siguiente:

“En el orden judicial continuarán observándose las Leyes y


Decretos expedidos por los Congresos de Colombia que hasta
ahora han regido, y que no sean contrarios a la Constitución y
Leyes sancionadas por este Congreso Constituyente,
entendiéndose de la Suprema Corte de Justicia y Jueces de Paz,
que establece la Constitución, los artículos de la Ley de 11 de
mayo de 1825, que hablan de la Alta Corte y Alcaldes
Provinciales; quedando derogados los Decretos del General
Simón Bolívar sobre la materia.”
Resulta interesante el análisis de las disposiciones constitucionales que
dieron base, en su momento, a la creación de numerosas Comisiones
Codificadoras, que tuvieron por objeto la redacción de los códigos
nacionales, según reseñamos de seguidas.

Es así como, las Constituciones posteriores a la de 1830, esto es, las de


1857, 1858 y 1864 también se preocuparon por establecer las pautas que
dictaran la necesaria codificación de las leyes, pues en todas ellas se
contemplaron expresas disposiciones al respecto, pero sin ningún resultado
práctico.

En el año 1830 se nombraron tres Comisiones para redactar el código


penal, el de procedimiento criminal y el de juicio por jurados; pero sólo se
presentó un proyecto sobre lo último en 1832, formulado por Pedro Pablo
Díaz, y no se aprobó.

En 1832, el Congreso de Venezuela designa asimismo otra comisión para


redactar los proyectos de Código Civil, Criminal y de Comercio, que
tampoco fueron aprobados.

Luego, en 1834 los Ministros del Interior, en el uno el Dr. Diego Bautista
Urbaneja, y en el otro, José Santiago Rodríguez, exigen a los congresos de
los Estados, la reforma urgente de las leyes españolas, y en 1835 se
nombran comisiones para redactar los códigos nacionales, entre estos, el
penal, pero ninguno hizo la que concernía a la conformación de este cuerpo
de leyes.

En 1835 el Congreso acuerda la redacción cuatro proyectos de códigos:


civil, penal, militar y mercantil, comisionándose al efecto a los distinguidos
especialistas licenciado Francisco Aranda, doctor Francisco Díaz, general
Francisco Carabaño, doctores Tomás Hernández Sanabria y Juan
Nepomuceno Chávez, asignándoles a cada uno 4.000 pesos por su trabajo.
La revolución de las Reformas estalla en el propio año, y únicamente
Aranda puede cumplir su comisión, presentando en 1836 un proyecto de
código de procedimiento judicial.

El Proyecto de Código de Procedimiento Judicial, redactado por Aranda, y


que se conoce comúnmente con el nombre de Código Arandino, o Código
de Aranda, fue acogido y aprobado por el Congreso, siendo promulgado el
19 de mayo de 1836. 11 Títulos de este código trataban del procedimiento
en el juicio civil, y el duodécimo y último se refería al juicio criminal,
mientras se establecía el jurado. En los años siguientes se reformaron
varios de sus Títulos.
En 1840 se vuelve a nombrar otra Comisión Redactora de códigos,
compuesta de los abogados Aranda, Francisco Díaz y Juan José Romero,
con sueldo mensual de 250 pesos asignado para cada uno. A los dos años
presentan un código de comercio; pero el Congreso, dando preferencia a
otros asuntos, olvida tomarlo en consideración en este periodo.

Así las cosas, los distintos Congresos de Venezuela con frecuencia


nombraron nuevas comisiones para redactar códigos en otras materias o
para revisar el Código Arandino sin que, en definitiva, estas comisiones
llegaran a ningún resultado o propusieran cambios al mismo.

Posteriormente, por una nueva insinuación del Ejecutivo, el Congreso de


1848 designa una Comisión compuesta del Licenciado Francisco Aranda,
Juan José Romero y Francisco Díaz para confeccionar un código penal,
mas esta comisión no presenta proyecto alguno.

En 1853, el Congreso comisiona al Dr. Julián Viso para que continúe


redactando sus proyectos de código civil y penal, y finalmente en 1854,
este eminente jurisconsulto presento el primer Proyecto de Código Civil,
elaborado por su cuenta, que no pasó de ser un proyecto.

Al respecto, en la Constitución de 1857, sancionada en Caracas el 18 de


abril de 1857, bajo la Presidencia de José Tadeo Monagas, dispuso en el
artículo 74, numeral 4., que el Consejo de Gobierno, compuesto por el
Vicepresidente de la República, que lo presidirá, cuatro ciudadanos con las
cualidades de Senador, elegidos por el Congreso, en Cámaras reunidas; un
miembro de la Corte Suprema de Justicia designado por ella misma; y, de
los Secretarios del Despacho, tenía como atribuciones, entre otras: “…/…
4. Formar proyectos de códigos nacionales y de Leyes, y presentarlos al
Congreso”.

La de 1858, sancionada en Valencia el 31 de diciembre de 1857, bajo la


Presidencia de Julián Castro, en el Título IX, ―De las atribuciones del
Congreso, estableció en su artículo 64, numeral 1, lo siguiente: “Son
atribuciones del Congreso: 1. Formar los Códigos nacionales, pudiendo
hacerlo por medio de comisiones de redacción y de revisión nombradas al
efecto”.

CÓDIGO PENAL DE 1863:

Los esfuerzos codificadores continuaron sin mayores resultados. Según


Chiossone, es increíble que desde la separación de Venezuela de la Gran
Colombia en 1830 hasta 1863, existiendo eminentes letrados, jurisconsultos
e instituciones como el Congresos de la República constituidos con la élite
pensante de la época, el proceso de la codificación hubiese demorado más
de treinta años, siendo que de forma expresa una dictadura iniciara el
proceso de codificación y formación de las leyes esenciales para la
república, ya que en el año 1956, fue encomendado la elaboración de un
proyecto de Código Penal a un jurista de reconocida trayectoria para la
época, de nombre Julián Viso, quien elabora un proyecto de Código Penal
basado en el Código español de 1848. Es así como en el año 1863, durante
la Guerra Federal, fue promulgado por el Presidente de la República,
General José Antonio Páez el 19 de abril de 1863, la primera codificación
penal sustantiva.

Este Código, marcan la aspiración del proceso de codificación en


Venezuela, no obstante que su vigencia fue realmente efímera, apenas
estuvo vigente cuatro (04) meses y que por los avatares de la Guerra
Federal, no logró tener una vigencia efectiva, fue promulgado por el
General José Antonio Páez el 19 de abril de 1863, y una vez depuesto fue
derogado por Decreto del Presidente entrante, General Juan Crisóstomo
Falcón del 8 de agosto de 1863.

Dicho Decreto declaró nulas y sin ningún valor las disposiciones dictadas
con posterioridad al 15 de marzo de 1858, restituyendo así la legislatura
contenidas en las viejas leyes españolas. En este Decreto se lee lo
siguiente:

“Juan C. Falcón, General en Jefe y Presidente de la Republica,


considerando: Que es de necesidad determinar la legislación a
que deben sujetarse todos los tribunales y oficinas de la
República, decreto:
Art. 1º.- Mientras se expiden las leyes y decretos
correspondientes, se declaran en su fuerza y vigor las leyes
civiles y criminales que estaban vigentes el día 15 de marzo de
1858, en todo aquello en que directa o indirectamente no se
opongan al sistema federal proclamado por los pueblos. Único.
Queda exceptuado el Código de Comercio, el cual se declara
vigente. “
A los tres días, esto es, el 11 de agosto de 1863, Juan Crisóstomo Falcón
dicta un nuevo Decreto creando una Comisión para formar los Códigos
nacionales, en el cual se lee lo siguiente:

“Juan C. Falcón, General en Jefe y Presidente provisional de la


República, considerando: Que es de necesidad poner en armonía
la legislación de la República declarada vigente con el sistema
federal proclamado por los pueblos, decreto:
Art. 1º.- Se crea una comisión revisora de la legislación del país,
cuyas funciones serán formar los códigos nacionales y presentar
proyectos de leyes que la impongan en armonía con el sistema
federal.
Art. 2º.- La comisión se compondrá de tres letrados nombrados
por el gobierno y del Procurador General de la Nación.
Art. 3º.- Los tres letrados gozaran del sueldo de doscientos pesos
mensuales.
Art. 4º.- El secretario de Estado en los Despachos de lo Interior,
Justicia y Relaciones Exteriores queda encargado de la ejecución
de este decreto y de comunicarlo a quienes corresponda.”
Las condiciones políticas imperante en el país evidenciaba que la dictadura
presidida por el General José Antonio Páez estaba a punto de fenecer,
parece difícil imaginar que sumido el país en las cruentas y frecuentes
confrontaciones producto de la Guerra Federal, hubiera subsistido cualquier
legislación promulgada por el gobierno depuesto, no obstante, el ánimo
suficiente y la serenidad política necesaria para culminar la obra
codificadora que por tantos años, y pese a los múltiples esfuerzos
realizados, no había logrado cristalizar. Sin embargo, ha de tenerse presente
que para 1863, el proceso codificador ya tenía varias décadas en desarrollo
paulatino pese a los fracasados intentos por alcanzarlo.

Pese al corto tiempo que estuvo en vigor, este es nominalmente el primer


Código Penal venezolano, apenas estuvo vigente cuatro meses y que por
los avatares de la Guerra Federal, no logró tener una vigencia efectiva.

Es así como la Constitución de 1864, sancionada en Caracas el 22 de abril


de 1864, bajo la Presidencia del General Juan Crisóstomo Falcón, en la
Sección V, relativa a las atribuciones de la Legislatura, estableció en su
artículo 43, numeral 6., lo siguiente: “La Legislatura nacional tiene las
atribuciones siguientes: (…) 6. Formar los Códigos nacionales con arreglo
al inciso 22 del artículo 13”. En este, a su vez, se dispuso: “Artículo 13.-
Los dichos Estados se obligan a defenderse contra toda violencia que dañe
su independencia o la integridad de la Unión; y se obligan a establecer las
reglas fundamentales de su régimen y gobierno interior, y por tanto quedan
comprometidos. (…) 22. A tener para todos ellos una misma legislación
sustantiva, civil y criminal”.
Posteriormente, el 27 de octubre de 1868, el Ejecutivo Federal nombra,
según lo refiere Chiossone, varias comisiones que fueron integradas por los
notables ciudadanos licenciados Luis Sanojo, Manuel Cadenas Delgado,
Cecilio Acosta, Juan Pablo Rojas Paúl y doctor Ramón Fernández Feo. No
se logró tampoco nada efectivo en este periodo.

CÓDIGO PENAL DE 1873:

En septiembre de 1872, bajo la presidencia del General Guzmán Blanco, se


crea otra comisión general de códigos, integrada por: Cecilio Acosta y Juan
Pablo Rojas Paúl, quienes presentaron el proyecto de Código que fue
aprobado el 17 de abril de 1873.

Es así como, bajo la presidencia del Ilustre Americano, se logra dictar la


nueva y definitiva codificación nacional al promulgarse los Códigos Civil,
de Comercio, Penal, Militar, de Hacienda, de Procedimiento Civil y de
Enjuiciamiento Criminal.

De manera que el proceso codificador venezolano, se prolongó una vez


más, hasta la entrada en vigencia de los códigos sancionados y
promulgados en 1873; y el penal en particular derogó definitivamente, por
expresa disposición de su artículo 582, todas las leyes españolas que, en
materia criminal, habían estado en plena observancia en la República hasta
esa fecha.

El Código Penal, constaba de 582 artículos, tiene la sistemática y los


preceptos del Código español de 1870, el cual sirvió de modelo. Lleva la
numeración de su articulado corrida. En este texto legal se suprime la pena
de muerte; se mantiene la subdivisión en Títulos, Leyes y Libros.

El Libro Primero contiene las disposiciones sobre delitos y faltas; sobre las
personas responsables y las penas, además contiene el principio de
legalidad penal, en su artículo primero.

Adicional, ente, el Código Penal Venezolano de 1873 tiene el mérito de


haber sido el primero de Hispanoamérica en suprimir la pena de muerte. Su
primer divulgador y comentarista fue el eminente jurista zuliano Dr.
Francisco Ochoa, Catedrático de la materia Penal en el Colegio Federal de
1ª Categoría del Estado Falcón y Ministro de la Corte Suprema de Justicia
del mismo Estado. Expuso en su obra, “Exposición del Código Penal
Venezolano”, un completo análisis del instrumento jurídico, cuya primera
edición se hizo en Maracaibo en la Imprenta Bolívar de Alvarado y Cia., en
el año 1888.
De este Código sancionado en 1873, el propio Dr. Ochoa comenta que:

“…/… si bien es verdad no consideramos exento de defectos y


errores, debemos juzgar como un gran paso en el camino de la
legislación patria, comoquiera que mediante él poseemos un
código propio, sin tener que ocurrir, como hasta poco se hacía, a
las leyes de Partida y de la Novísima Recopilación,
incompatibles con nuestro sistema de gobierno y con las
conquistas de la moderna civilización.
…/…
Por lo demás, no debe verse en éste, nuestro trabajo, un estudio crítico, sino
una mera exposición del Código penal. Si en el curso de ella indicamos
algunos de los errores que él contiene, es sólo con el propósito de llevar
desde ahora nuestro humilde contingente para la labor de su reforma, que
creemos no está distante. Temeraria pretensión habría sido exigir a los
distinguidos jurisconsultos que redactaron ese código una obra que
satisficiese por completo, cuando esto no puede ser sino el resultado de
muchos años, de profundos estudios y repetidos ensayos y experiencias, no
siendo, por lo mismo, posible alcanzarlo en un código que se implantaba en
nuestro país por vez primera.

Para justificar este aserto nos bastaría consignar aquí la historia del código
español, apuntando las vicisitudes porque ha pasado. En efecto, ni el
código sancionado en 1822 bajo el reinado de Fernando VII, ni los
proyectos de 1829 y 1834, ni el publicado en 1848, revisado luego en 1850,
ni finalmente el vigente de 1870, han podido presentarse al público sin
adolecer de graves errores ni escapar al escalpelo de la crítica, a pesar de
haber sido redactados por los más notables jurisconsultos de España. Por
ello en 1879 proyectó una nueva reforma el señor Bugallal; en 1882 y 1885
presentaron a las Cortes Españolas los señores Alonso Martínez y Silvela,
respectivamente, sus proyectos en tal sentido, y últimamente, en 1886
tenemos noticia de que presentó otro proyecto de reforma el mismo señor
Alonso Martínez. ¿Podrá gloriarse la Nación española de que el nuevo
código penal que sancione sea una obra acabada en su género? Ya lo
veremos.”

Es así como, en la Constitución de los Estados Unidos de Venezuela de


1874, sancionada en fecha 27 de mayo de 1874 bajo la presidencia del
General Antonio Guzmán Blanco, no aparece consagrada ninguna
disposición similar a las anteriores Constituciones de 1811, 1830, 1857,
1858 y 1864, que permita establecer alguna directriz en materia de
codificación, lo cual parece lógico si se toma en consideración que en el
año 1873, ya el proceso de codificación nacional había alcanzado su
finalidad con la promulgación de los distintos Códigos: de Comercio,
Penal, Militar, de Hacienda, de Procedimiento Civil y de Enjuiciamiento
Criminal.

El auge arrollador de las nuevas doctrinas científicas en materia penal de


finales del siglo XIX se deja sentir en nuestro país, quedando abonado el
terreno para la reforma del Código Penal de 1873, que se logró mantener
en vigencia durante veinticuatro años.

CÓDIGO PENAL DE 1897:

El Código de 1897, viene a derogar el de 1873. Sus autores se inspiran en


el Código italiano de Zanardelli de 1889, o Codice Zanardelli, que había
entrado en vigencia en Italia el 1 de enero del año 1890, rompiendo así el
principio adoptado por el codificador patrio, que tomo siempre como fuente
primordial para la confección de las leyes penales venezolanas las de
raigambre española, seguidas fielmente por las leyes penales que les
antecedieron. A diferencia del anterior, en este texto legal se cambia la
técnica legislativa en el sentido de que la división es en Libros, Títulos y
Capítulos y además adopta la numeración corrida del articulado.

El Código Penal de 1897 se promulga bajo el segundo período presidencial


del General Joaquín Crespo. En su primer periodo presidencial (1884-
1886) llega como sucesor de Guzmán Blanco cuando es declarada la
anuencia de éste.

Su segundo período es producto del triunfo de la denominada Revolución


Legalista, que lo lleva nuevamente al poder para un período constitucional
de seis años (1893-1898).

Asume el Poder Ejecutivo del país el 16 de junio de 1893, por elección de


la Asamblea Constituyente que había reformado el sistema de elección a la
presidencia. Durante este segundo mandato se enfrentó con Gran Bretaña
por el territorio de la Guayana Británica (actual República de Guyana, que
conforma el territorio en reclamación por Venezuela). El 28 de febrero de
1898 Crespo es sustituido en la presidencia por Ignacio Andrade, quien es
proclamado por el Congreso como nuevo Presidente de Venezuela por un
período de cuatro años.

Para el día 14 de mayo de 1897, fecha en la cual fue promulgado el Código


Penal de 1897, se encontraba vigente la Constitución de 1893, que fue
sancionada por la Asamblea Nacional Constituyente, en Caracas, el 12 de
junio de 1893 y mandada a ejecutar por el Presidente Joaquín Crespo el 21
de junio de 1893.

De manera peculiar, el Código Penal Venezolano de 1897 incluyó algunas


disposiciones de su predecesor, de raíz netamente española, como luego
veremos.

De otra parte, no hay discrepancia alguna entre los autores, nacionales y


foráneos, respecto a la adopción en 1897 del modelo italiano para nuestro
tercer código penal, coincidiendo todos en señalar al Codice Zanardelli de
1889 como el principal modelo del Código Penal venezolano de aquél año,
tal como lo ilustramos de seguido.

Según Alberto Arteaga Sánchez: En 1897, se sanciona un nuevo código


sobre el modelo italiano de Zanardelli de 1889.

En opinión de Bernardino Bravo Lira: El código de Zeiller tuvo larga vida


y amplia proyección en Europa central. Sirvió de modelo a los de una serie
de Estados alemanes e italianos y a través de algunos de estos códigos
influyó al otro lado del Atlántico en Hispanoamérica. Tal es el caso del
código bávaro de 1813 en relación a los de Argentina y Paraguay y el
código italiano de 1889 en relación al de Uruguay de ese mismo año, al de
Brasil de 1890 y al de Venezuela de 1897.

De acuerdo a Tulio Chiossone: Este Código el de 1873 rigió hasta el año de


1897, pues fue sancionado uno nuevo sobre el modelo italiano del año 89,
aunque intercalando algunas normas del código anterior.

Pablo Godoy Fonseca es de la opinión, que el Código de 1897, sin temor a


equivocarnos está calcado íntegramente en el Código Penal Italiano.

Por otra parte, Gudrun Olbrich afirma que, El Código de 1897, viene a
derogar el de 1873. Sus autores se inspiran en el Código italiano de
Zanardelli.

Para el Dr. Luis Jiménez de Asúa: La más grande inestabilidad legislativa


se produce al ser derogado el Código de 1873. El 14 de mayo de 1897 se
promulga otro… La influencia del Código italiano de Zanardelli predomina
sobre la española.

El Dr. José Rafael Mendoza Troconis, hace referencia a dicho, del Dr.
Zuloaga, quien afirma que la reforma del código penal de 1873 consistió en
sustituir el que existía, por uno calcado casi de un todo en el italiano de
1889.
Para Jorge Sosa Chacín y José Miguel Tamayo Tamayo, Nuestro Código
vigente está estructurado con las ideas de la escuela clásica ya que el
mismo sigue los lineamientos del Código italiano de 1889, cuyo texto
sirvió de guía a nuestro Código Penal de 1897, que luego inspiró al
legislador de 1926, fecha después de la cual no se han modificado los
principios generales que inspiran nuestra legislación penal.

El Dr. Eugenio Raúl Zaffaroni, es de la opinión que en Italia habían sido


sancionados diversos códigos locales, pero luego de la unidad se generalizó
el código sardo, salvo en toscana, hasta que fue reemplazado por el primer
código sancionado para todo el reino, que fue el de 1889, conocido como
Codice Zanardelli. Por la solidez de su estructura ejerció influencia en otros
códigos, como el de Venezuela (que lo sigue casi a la letra), este Código
penal continúa en la actualidad rigiendo en el estado Vaticano.

Finalmente, en la exposición de motivos que dirige el Dr. Pedro Manuel


Arcaya, como Ministro de Relaciones Interiores, a la Cámara de Diputados,
en referencia al Proyecto de Código Penal de 1915, citada por Mendoza
Troconis, se lee lo siguiente: Desde 1873 hasta 1898 rigió en la República
un código penal calcado en el español de 1870. Mientras tanto se había
dictado en Italia en 1890 un nuevo código penal que, elaborado por los más
eminentes jurisconsultos de aquella ilustrada nación, llamó poderosamente
la atención de todos los hombres dedicados a estos estudios en Europa y
América. La comisión que formuló sobre esa materia el código que entró a
regir en la República desde 1898, resolvió adoptar como modelo el italiano,
pero incluyó sin embargo en aquél muchas disposiciones que tomadas del
código de 1873, y provenientes por tanto del español de 1870, resultaban
antinómicas con las que se adoptaron del italiano, porque era distinto al
plan conforme el cual se elaboró este del que se siguió en aquél.

Se puede desprender de todas esas opiniones, más del exhaustivo y


cuidadoso examen comparativo realizado entre el Código Penal de
Zanardelli de 1889 con el venezolano de 1897, que no puede abrigarse
duda alguna en torno a que efectivamente este adoptó a aquel como
modelo, sirviéndole de principal fuente para su redacción.

Sin embargo, lucen un tanto exageradas las palabras de Godoy Fonseca


cuando dice que el Código de 1897 está calcado íntegramente del italiano,
luciendo más apropiadas o prudentes las de Zuloaga cuando señala que
nuestro tercer código está calcado casi de un todo del de Italia de 1889,
pues aun cuando es cierto que su estructura (Libros, Títulos y Capítulos) es
prácticamente idéntica a la del de Zanardelli y que el grueso de sus
disposiciones fueron simplemente de él copiadas (previa traducción del
italiano al español, a veces imprecisa), también es verdad que ciertas
disposiciones son de origen español, provenientes del Código Penal de
1873, el cual, a su vez, se basó principalmente en el Código Penal español
de 1870, particularmente en lo relativo a las causas de justificación de la
legítima defensa, estado de necesidad, fuerza irresistible, miedo
insuperable, cumplimiento de un deber y obediencia legítima y debida; la
causa de no punibilidad relativa al caso del que ejecuta la acción hallándose
dormido, que aparece en el ordinal 1º del artículo 19 del Código Penal
Venezolano 1873, así como también en cuanto a las circunstancias
atenuantes y agravantes ordinarias o genéricas.

En todas estas materias, y en algunas otras (todas del Libro Primero o Parte
General), como las relacionadas con las penas y las condenas penales, las
disposiciones del Código Penal de 1897 no corresponden a un calco de sus
correspondientes del Codice Zanardelli. Y con relación al Libro Segundo,
que describe los delitos y las penas, también se observan numerosas
disposiciones que no fueron calcadas totalmente del Código italiano de
1889, cosa que, por el contrario, sí ocurre en cuanto al Libro Tercero,
concerniente a las faltas en general.

Como paso previo a la sanción del Código de 1897, encontramos el


Decreto de fecha 12 de agosto de 1895, Sobre revisión de los códigos Civil,
Mercantil, Penal y de ambos Procedimientos, dictado por Joaquín Crespo
quien, Considerando: Que es indispensable una revisión general de los
Código Nacionales que corresponda a las necesidades y adelantamiento de
la época, y que labor de tanta magnitud debe prepararse con toda la calma,
anticipación y estudio que exige su importancia, a fin de que el Congreso
Nacional, a quien ha de someterse, pueda oportunamente considerarla,
Decreto: Art. 1º. Se crea una Comisión Codificadora compuesta de ocho
vocales, que se ocupará desde luego en la revisión de los Códigos Civil,
Mercantil, Penal y de Procedimiento Civil y Criminal.

Conforme al artículo 8º de dicho Decreto, fueron nombrados para formar la


Comisión Codificadora, los doctores Manuel Cadenas Delgado, Elías
Michelena, Ramón F. Feo, Aníbal Dominici, Antonino Zárraga, Claudio
Bruzual Serra, Pedro Febres Cordero y Carlos F. Grisanti.

Es innegable y fuera de toda discusión la capital importancia que el código


italiano de 1889 reviste para nuestro país, toda vez que en 1897 nuestro
legislador penal patrio lo adoptó como modelo, rompiendo así con el molde
español que inspiró a los dos primeros Códigos penales venezolanos de
1863 y 1873; y aun cuando con los códigos penales posteriores de 1904 y
1912 se retomó el modelo español por lo que atañe exclusivamente al Libro
Primero o Parte General (pues en los Libros Segundo y Tercero, relativos a
los delitos y a las faltas, se reprodujo casi de manera idéntica al Codice
Zanardelli, como luego veremos), en 1915 se readaptó nuevamente y de
manera casi total, el modelo italiano del Código italiano de 1889 para no
ser abandonado más, ya que en el Código de 1926 , lo mismo que en las
sucesivas reformas parciales de éste último, que se produjeron en 1958,
1964, 2000 y 2005, ha seguido imperando la estructura original del Código
italiano de 1889. Por eso se afirma, con mucha razón, que el vigente
Código Penal venezolano es prácticamente el mismo italiano de 1889.

CÓDIGO PENAL DE 1904 (Reforma):

Deroga la corriente impuesta por el Código Penal de 1897 y retorna a la


influencia hispánica. El Código Penal se subdivide en Libros, Títulos y
Leyes, es decir, desaparece la denominación Capítulos. Definitivamente
queda adoptada la numeración corrida de los artículos.

Cipriano Castro se convirtió en Jefe de Estado entre 1899 y 1908, primero


como Presidente de facto tras el triunfo de la denominada Revolución
Liberal, Restauradora, que derrocó al Presidente Ignacio Andrade, conocido
como la invasión de los 60, y desde 1901, como Presidente Constitucional
de Venezuela.

En 1901, bajo el imperio de la nueva Constitución de 1900, la Asamblea


Nacional Constituyente eligió a Cipriano Castro como Presidente
Constitucional por un mandato de seis años, y como segundo
vicepresidente a Juan Vicente Gómez, segundo jefe de la campaña de
Castro, en cuyo financiamiento había colaborado.

El gobierno de Castro se caracterizó por la arbitrariedad. Hizo frente a


diversas sediciones internas, entre ellas, la encabezada por el banquero
Manuel Antonio Matos, conocida como Revolución Libertadora y también
al bloqueo naval a las costas venezolanas, ocurrido entre finales de 1902 y
principios de 1903, cuando las marinas de guerra del Imperio Británico, el
Imperio Alemán y en el Reino de Italia, bloquearon las costas y puertos
del país exigiendo el pago inmediato de las deudas contraídas por
Venezuela con compañías inglesas, alemanas e italianas.

El 24 de noviembre de 1908 parte a París, Francia, aquejado de problemas


de salud, dejando encargado del Ejecutivo al entonces vicepresidente Juan
Vicente Gómez, quien en diciembre de 1908, luego de un golpe de Estado,
impide el regreso de Castro a Venezuela.

Durante su mandato fue dictado el Código Penal que empezó a regir el 19


de abril de 1904, sancionado y promulgado por Decretos del propio Castro
dictados a finales de 1903 y principios de 1904. También fueron
reformados del mismo modo los códigos de Enjuiciamiento Criminal,
Civil, de Procedimiento Civil, de Comercio y el Código Militar. De allí que
haya sido cuestionada la legalidad de todos estos Códigos.

Para la fecha en la cual fue entró en vigencia el Código Penal de 1904, se


encontraba vigente la Constitución de 1901, que fue sancionada por la
Asamblea Nacional Constituyente en Caracas, el 26 de marzo de 1901 y
mandada a ejecutar por el Presidente Cipriano Castro el 29 de marzo de
1901. A los pocos días de haber entrado en vigencia el Código Penal de
1904, es sancionada la Constitución del 27 de abril de 1904, mandada a
ejecutar por el mismo Cipriano Castro en la misma fecha.

El Código Penal de 1904, se mantienen los principios ya consagrados como


el de legalidad de la pena y retroactividad de la ley cuando favorece al reo,
así como la no extradición de un venezolano. Otra característica es el
aumento de las penas.

En opinión de Rosales, el Código Penal de 1904 se limitó a combinar los


dos sistemas antagónicos implementados en los Códigos anteriores, el de
1873, inspirado en el español de la época y el de 1897 copiado del modelo
italiano, quedando como resultado un híbrido jurídico, que en teoría de los
doctrinarios de la época, eran incompatibles. Con este Código se regresa a
la división de los Títulos en Leyes en lugar de Capítulos, siguiéndose así en
este aspecto el molde español.

Arcaya califica de absurda la revisión que se hizo del Código de 1897 en


1903 cuando, bajo el Gobierno del General Cipriano Castro, se dictó un
nuevo Código Penal, pues en su opinión, fue completamente antijurídico el
método que entonces se siguió, hacinándose, especialmente en el Libro
Primero, disposiciones contradictorias que se tomaron al azar de las dos
fuentes antes indicadas. Esta revisión, posiblemente, haya obedecido a las
críticas que se le hicieron entonces al Código Penal de 1897, como por
ejemplo la de Nicomedes Zuloaga Ramírez, quien, en 1899, dijo lo
siguiente:

“…/… Con posterioridad a 1896 han sido reformados en 1897,


el Código de Procedimiento Civil, el de Procedimiento Criminal
y el Penal. La reforma de éste último, que ha consistido en
sustituir el que existía, por uno calcado casi de un todo en el
italiano de 1889, como que no ha sido feliz. La reforma parece
que debió limitarse a completar el código anterior y a aumentar
las penas. El Código Penal reformado resulta a veces muy
complicado y a veces deficiente, y por eso no ha sido bien
acogido en el país …/...”
Efectivamente, el Código Penal de 1904 creó un verdadero híbrido entre el
Código Penal de 1873 y su predecesor de 1897. Respecto del primero,
reproduce de manera idéntica la estructura del Libro Primero, al dividirlo
en dos grandes Títulos, compuesto el primero por siete Leyes (en lugar de
emplear la denominación de Capítulos), y el segundo por ocho Leyes, todos
ellos (Títulos y Leyes) con la misma denominación; y respecto del Código
de 1897, reproduce de manera casi idéntica la estructura de los Libros
Segundo y Tercero, al dividirlos, en diez y cuatro Títulos respectivamente,
variando exclusivamente en la sustitución de los Capítulos del Código
Penal de 1897 por Leyes, y realizando leves modificaciones (supresión de
dos Capítulos y el cambio de denominación de otro) en el Libro Segundo,
quedando inalterado el Libro Tercero.

Además, introduce en dicho Libro Primero algunas disposiciones que


figuraban en el Código de 1897 que no aparecían en el Código de 1873.

Juan Vicente Gómez asume el poder a finales de 1908, cuando en


noviembre de ese año Cipriano Castro sale del país hacia Europa a fin de
tratarse problemas de salud que lo aquejaban, quedando encargado Gómez
del Ejecutivo Nacional en su condición de Vicepresidente.

El gobierno del general Juan Vicente Gómez tuvo una duración de 27 años,
de 1908 hasta su muerte producida en 1935, y comprende tres etapas
definidas por los historiadores en razón al tratamiento que este dio a los
problemas políticos que enfrento.

CÓDIGO PENAL DE 1912 (Reforma)

El 15 de junio de 1912 fue sancionado por el Congreso de los Estados


Unidos de Venezuela, la reforma del Código Penal, obteniendo el ejecútese
del General Juan Vicente Gómez, quien lo promulga el 28 de junio de
1912, con el refrendado del Ministro de Relaciones Interiores Cesar
Zumeta, esta reforma derogó al Código Penal de 1904.

El Código Penal de 1912, se adhiere nuevamente a la fuente italiana que


inspiró el Código de 1897 y se subdivide en Libros, Títulos y Leyes. En
este trabajo legislativo se aumentan considerablemente las penas.

Viene a constituir el quinto Código Penal dictado en nuestro país y


mantiene la estructura hibrida establecida por su predecesor, pues, al igual
que éste, toma del Código Penal venezolano de 1873 el Libro Primero y del
de 1897 los Libros Segundo y Tercero. A decir de Pedro Manuel Arcaya, el
Código de 1912 mejoró notablemente al de 1904, aun cuando quedaron
varias antinomias entre ciertas disposiciones del Título II del Libro
Segundo, referente a los delitos contra el derecho internacional, que coliden
con otras del Título I. Continúa con la división de sus Títulos en Leyes a lo
largo de sus tres Libros, tal como lo hacía el Código de 1904 que lo
precedió.

El Proyecto de Código Penal de 1912 fue elaborado por una Comisión


Revisora de Códigos presidida por el entonces Ministro de Relaciones
Interiores Cesar Zumeta, quien el día 26 de abril de 1912 lo envía con
oficio a la Cámara del Senado del Congreso de la República. De esta
Comisión formaba parte el Dr. Arminio Borjas.

Inmediatamente, se inician las discusiones de rigor en la Cámara de


Diputados, y en la Sesión del 24 de mayo de 1912, esta Cámara aprueba el
Proyecto en tercera discusión, aparentemente sin mayores
modificaciones.

Posteriormente, el Proyecto aprobado pasa a la Cámara del Senado, el cual


lo somete igualmente a las tres discusiones de Ley, aprobándolo igualmente
sin mayores cambios durante el mes de junio de 1912. El día 15 ese mismo
mes y año el Congreso de los Estados Unidos de Venezuela sanciona el
Código Penal de 1912.

En opinión del Dr. Arteaga Sánchez, el Códigos de 1904 y 1912, vuelven a


la tradición hispana, en tanto que Dr. Chiossone expresa que el Código de
1912 fue redactado sobre el modelo del primer código penal de la
República, así mismo el Dr. Sosa Chacín, por su parte, asegura que el
Código de 1912, Copia nuevamente al Código de 1897 y algo similar
asevera el Dr. Mendoza Troconis cuando afirma que el Código de 1912
restituyó la orientación del italiano de 1889. Según el Dr. Jiménez de Asúa,
afirma que el Código del 28 de junio de 1912, no es más que una nueva
edición del Código de 1897 y se vuelve a la fuente italiana que ya no se
había abandonado.

Las anteriores afirmaciones no hacen sino corroborar que el Código de


1912 representa una reorganización que toma como fuente el código
español e italiano, se trató de conjugar las formas jurídicas en ocasión de
una mezcla o fusión, a nuestro juicio, inadecuada de los Códigos de 1873 y
1897.

Por tanto, podemos afirmar con seguridad que la orientación seguida por el
Código Penal de 1912, al igual que el de 1904, mantiene una tendencia
mixta, es decir, preponderantemente española para el Libro Primero, y
predominantemente italiana para los Libros Segundo y Tercero.

CÓDIGO PENAL DE 1915

Se promulga a escasos tres años de vigencia del Código anterior. La técnica


legislativa vuelve a la subdivisión del texto legal en Libros, Títulos y
Capítulos en lugar de Leyes. Aumenta aún más las penas y por otra parte,
se plasman instituciones tanto de inspiración española, como de influencia
de Zanardelli, así como el natural aporte de formalismos sociales de la
época en Venezuela.

El Dr. Pedro Manuel Arcaya, distinguido jurista falconiano, fue el principal


promotor y ejecutor de las reformas que se realizó al Código Penal
venezolano de 1915, durante el régimen de Juan Vicente Gómez en su
condición de Ministro de Relaciones Interiores.

La legislación penal propuesta por Arcaya es de innegable valor y


trascendencia, pues gran parte del ordenamiento promovido por él, sigue
todavía en vigor. De hecho, el Código Penal vigente hoy día podría decirse
que se ha mantenido desde 1915, ya que a pesar de las reformas puntuales
formuladas en 1926, 1958, 1964, 2000 y 2005, la estructura de aquél se
mantiene intacta al igual que el contenido de su articulado, sobre todo el
correspondiente al Libro Primero o Parte General, que ha permanecido
prácticamente inalterado en todo este tiempo.

CÓDIGO PENAL DE 1926

Retoma la orientación impuesta por el Código de Zanardelli, mantiene la


subdivisión en Libros, Títulos y Capítulos del Código de 1915, al cual
deroga.
Esta reforma, no se considera sustancial, deja incólume la estructura del
Código y se limita a modificar accidentalmente algunos tipos delictuales.

El Código Penal de 1926 fue sancionado por el Congreso de los Estados


Unidos de Venezuela, siendo su Presidente el Dr. Pedro Emilio Coll, el día
6 de julio de 1926 y fue promulgado el 15 del mismo mes y año por el
Presidente de la República, General Juan Vicente Gómez y el refrendado de
Pedro Manuel Arcaya como Ministro de Relaciones Interiores.

Comenzó a regir el 16 de septiembre de 1926 y derogó al Código del 30 de


junio de 1915. Aparece publicado en la Gaceta Oficial de los Estados
Unidos de Venezuela N° Extraordinario del 17 de agosto de 1926.
Para el momento de su promulgación, Gómez tenía dieciocho años
gobernando al país, que, al menos en lo interno, se encontraba en relativa
paz, a la que contribuyó el auge petrolero de la época.

Las modificaciones se limitaron, prácticamente, a cambiar la redacción,


contenido y alcance de los artículos comprendidos en los diversos
Capítulos del Título V del Libro Segundo del Proyecto de Código Penal
presentado por los Diputados Ramírez, Aranda y García, concerniente a los
delitos contra el orden público, artículos 273 al 298, incluyendo un nuevo
Capítulo I relacionado con la importación, fabricación, comercio, detención
y porte de armas artículos 273 al 284; y, aparte de estas modificaciones, las
únicas otras propuestas estuvo representada en la de los artículos 40 y 61
del Proyecto, contenidas en el Libro Primero, Títulos III y V
respectivamente.

Finalmente, es preciso destacar que idéntica trayectoria al Proyecto de


reforma del Código Penal siguió el del Código de Enjuiciamiento Criminal.
De hecho, este fue propuesto, discutido y aprobado en las mismas fechas y
oportunidades que el Código Penal, resultando por tanto sancionados
ambos el mismo día 6 de julio de 1926 y en las mismas sesiones de las
Cámaras de Diputados y del Senado que se celebraron al efecto. Sin
embargo, el Código de Enjuiciamiento Criminal fue promulgado por el
presidente Juan Vicente Gómez el 13 de julio de 1926 y el Código Penal a
los dos días siguientes, esto es, el 15 de julio de 1926.

Puede afirmarse, que el Código Penal de 1926 ha sido objeto hasta el


presente de cuatro reformas parciales, circunscritas todas ellas a modificar
delitos y penas de la Parte Especial, pues los principios generales
contenidos en la Parte General han permanecido inalterados.

En consecuencia puede afirmarse, que los principios formadores del


Código penal de 1897, que adoptó del Codice Zanardelli, con los
apreciables cambios que se le hicieron en la reforma efectuada en 1915
permanecen inalterables en el tiempo.

Estas cuatro reformas parciales son las siguientes:

La primera, en el año 1958, conforme al Decreto-Ley de Reforma Parcial


del Código Penal, dictado por la Junta de Gobierno presidida por el
Contralmirante Wolfgang Larrazabal, publicado en la Gaceta Oficial N°
25.777 del 4 de octubre de 1958, es decir, a los ocho meses de la caída la
dictadura de Marcos Pérez Jiménez.
La segunda, en el año 1964, conforme a la Ley de Reforma Parcial del
Código Penal, sancionada por el Congreso de la República durante la
presidencia del Dr. Raúl Leoni, publicada en la Gaceta Oficial N° 915
Extraordinario de fecha 30 de junio de 1964.

La tercera, en el año 2000, conforme a la Ley de Reforma Parcial del


Código Penal, sancionada por la Comisión Legislativa Nacional durante la
presidencia de Hugo Rafael Chávez Frías, publicada en la Gaceta Oficial
N° 5.494 de fecha 20 de octubre de 2000.

La cuarta y última --hasta el momento--, en el año 2005, conforme a la Ley


de Reforma Parcial del Código Penal, sancionada por la Asamblea
Nacional, también durante la presidencia de Hugo Rafael Chávez Frías,
publicada en la Gaceta Oficial N° 5.763 Extraordinario, de fecha 16 de
marzo de 2005, reimpresa por error material en la Gaceta Oficial Nº 5.768
Extraordinario, de fecha 13 de abril de 2005. Por un error material que
motivó la reimpresión, la cual obedeció a discrepancias en las remisiones a
otros artículos y a la conversión de ordinales por numerales de conformidad
con la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, según se lee
en el texto de la propia Gaceta Oficial Nº 5.768 Extraordinario.

CÓDIGO PENAL DE 1958 (Reforma)

Decreto Nº 378 de 4 de octubre de 1958, dictado por la Junta de Gobierno,


que reformó parcialmente el Código Penal de 1926, se modificó el artículo
94 de la Parte General, para aumentar hasta el límite máximo de treinta
años la pena corporal, que, de acuerdo al Código de 1926, era de veinte
años. Esto se hizo conforme a la Constitución de 1953, que aumentó dicho
límite máximo a las penas impuestas, de veinte a treinta años.

De la Parte Especial fueron reformados los artículos 128, 129, 130, 131,
132, 133, 134, 138, 142 y 144, todos ellos correspondientes al Título I, De
los delitos contra la independencia y seguridad de la Nación; lo mismo que
los artículos 407, 408 y 409, correspondientes al Título IX, De los delitos
contra las personas, aumentándose exageradamente las penas.

Así por ejemplo, el delito de rebelión se castigó con pena de presidio de


veinticuatro a treinta años, que en el Código Penal de 1926 era de diez a
quince años de arresto en Fortaleza o Cárcel Política, esto es, destinada a
presos políticos; en tanto que el delito de homicidio intencional pasó a ser
castigado con pena de dieciséis a veinticuatro años de presidio.
Ciertos autores como Arteaga Sánchez y Grisanti Aveledo, lo mismo que
Gudrun Olbrich, obvian o pasan por alto la reforma que se le hizo al
Código Penal de 1926 en el año de 1958, ignorándola por completo, como
si nunca hubiese tenido lugar, lo que obedece, al hecho de considerarla nula
o sin ningún valor, por la circunstancia de que nunca fue publicado el texto
íntegro de la reforma y el Código refundido en la Gaceta Oficial,
publicando tan solo lo reformado, obviando así el texto refundido.

En torno a este punto, Sosa Chacín apunta que el Decreto Nº 378 de 4 de


octubre de 1958, dictado por la Junta de Gobierno, que reformó
parcialmente el Código Penal de 1926, fue producto del apresuramiento y
por ende, no resultó jurídicamente perfecto ni siquiera aceptable, añadiendo
que era notable su imprecisión técnica, pues la circunstancia de que se
reformaran artículos que comprendían delitos de escasa comisión en
nuestro medio y se dejaran intocados otros que requerían urgente reforma,
cooperaban en tal afirmación .

Sosa Chacín afirma que dicho Decreto carece de validez, ya que según el
Dr. Rafael Bielsa, “Los llamados decretos-leyes emanados de un gobierno
de facto, tienen vigor mientras ese gobierno está en funciones. Si el
Congreso los aprueba debe darles trámite de ley y no simplemente
ratificarlos, porque no hay continuidad constitucional entre el gobierno de
facto y el gobierno de jure”. De esta tesis, nos serviría para establecer, que
los decretos dictados por un gobierno de facto, constituiría un acto írrito
que no puede ser convalidado por un gobierno de jure, por faltar ese hilo
constitucional que los una.

Utilitariamente, se ha sostenido la contra tesis que dice que los actos


válidos del poder de facto siguen valiendo durante el gobierno de jure para
evitar inseguridad jurídica, contra tesis que es, eminentemente, interesada y
contraria al derecho y a la lógica.

Se entiende entonces, que un gobierno de facto podía hacer en el ámbito


legislativo lo que a bien tuviese, que por algo es gobierno de hecho. El
Decreto no fue publicado en la Gaceta Oficial, cometiendo el error de no
refundir el texto íntegro del Código Penal, con ello se violó una norma
fundamental de Derecho Público, pero eso no hubiese importado por
tratarse de un gobierno de facto cuyos actos eran válidos así estuviesen
derogando o modificando la Constitución. Lo grave del asunto está en que
esos poderes absolutos de este gobierno de facto, fueron autolimitados; el
mismo gobierno limitó su poder al establecer en el artículo 15 de dicho
Decreto: “Publíquese íntegramente en la Gaceta Oficial de la República de
Venezuela, el vigente Código Penal con las modificaciones y adiciones
previstas en este Decreto”.

Esta publicación refundida, según Sosa Chacín, jamás se llegó a realizarse,


el gobierno de facto ha desaparecido dándole paso al gobierno de jure lo
que impide cumplir el requisito legal que permitiría subsanar el error en la
publicación. En consecuencia, el gobierno de jure instaurado no puede
convalidar el acto írrito del poder de facto y, por ende, carece de validez el
Decreto que pretendió modificar el Código Penal.

Sosa Chacín aclara luego que mediante decisión del 23 de julio de 1964, la
Sala de Casación Penal del Tribunal Supremo de Justicia declaró la nulidad
del Decreto-Ley de 1958, y, por tanto, carente de valor, por el defecto de
forma consistente en la no publicación del texto refundido, por lo tanto solo
mantiene un valor histórico, sin embargo es innegable que dicha reforma
mantuvo una vigencia plena y formal por más de cinco años, y que, por
virtud de ella, ciertos artículos de dicho código fueron modificados más
adelante.

CÓDIGO PENAL DE 1964 (Reforma)

En la segunda reforma parcial sufrida en 1964 por el Código Penal de


1926, que fue relativamente profunda, tenemos que de la Parte General se
reformó nuevamente el artículo 94, pero esta vez en cuanto a su precepto.
Quedaron inalterados los principios generales del Código Penal de 1926.

De la Parte Especial fueron reformados los artículos 128, 129, 130, 131,
132, 133, 134, 138,142, 144, 146 y 164, todos ellos correspondientes al
Título I, ―De los delitos contra la independencia y seguridad de la Nación,
esto es, traición a la patria, rebelión y otros delitos políticos.

Asimismo, fueron reformados los artículos 182 (Actos arbitrarios contra


detenido), 265 y 266, referidos a la fuga de detenidos; 275 (Porte de
Armas); 287 (Agavillamiento); 295 (Formación de cuerpo armado); 297 y
298, relativos a los artefactos explosivos; 344 (incendio); 358 (Colocación
de objetos en vías de circulación para preparar el peligro de una catástrofe);
361 (Daños a las instalaciones públicas y sistemas de transporte), 364 (Tala
o roce ilegal); 367 (Tráfico y detentación de estupefacientes); y, 372
(Circunstancia agravante por ejercicio abusivo de una profesión).

Del Título VIII, relativo a los delitos contra las buenas costumbres y el
buen orden de las familias, fueron reformados los artículos 382, 388 y 389,
que tipifican los delitos de ultraje al pudor, favorecimiento de la
prostitución y corrupción de menores, respectivamente.
Del Título IX, referente a los delitos contra las personas, fueron reformados
los artículos 407 (Homicidio Intencional), 408 (Homicidio agravado) y 409
(Homicidio calificado); y en cuanto a los delitos contra la propiedad,
previstos en el Título X, fueron modificados los artículos 453 (Hurto
simple), 454 (Hurto agravado) y 455 (Hurto calificado); 457 (Robo
genérico) 460 (Robo agravado) y 462 (Secuestro); lo mismo que los
artículos 464, 465 y 466, relativos a la Estafa y otros fraudes, que fueron
objeto de una profunda modificación que determinó la tipificación expresa
de los diversos casos de estafa, fraude y defraudación, descritos en los
distintos ordinales de los artículos 465 y 466.

Según Grisanti Aveledo es infame y atroz esta reforma de 1964, ya que


carece de sentido moderno y no se ajusta a la necesidad social imperante en
Venezuela para la época, añadiendo que se quedaba corto con la
adjetivación y que la misma provino del pésimo proyecto de Código Penal
presentado en 1961.

CÓDIGO PENAL DE 2000 (Reforma)

En la tercera reforma parcial al Código Penal de 1926, se incluyó el delito


de Desaparición Forzada de Personas (artículo 185-A), para dar
cumplimiento así al mandato contenido en la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela de 1999, a la par que se modificaron los artículos
273, 275, 277, 278, 280 y 282 sobre comercio, importación fabricación,
porte, posesión, suministro, ocultamiento y uso indebido de armas,
aumentándose las penas correspondientes. Igualmente incrementó las penas
de algunos delitos. Fue una modificación parcial y puntual.

También , fueron objeto de modificación y aumento de penas, los hechos


punibles previstos en los artículos 358 y 359, relativos a la colocación de
obstáculos en una vía de circulación con el objeto de preparar el peligro de
una catástrofe, asalto a unidades de transporte colectivo o de carga y daños
a las vías férreas; y, finalmente, se modificó el artículo 362 con el fin de
asimilar a los ferrocarriles ordinarios, para la debida aplicación de la ley
penal, de toda vía de hierro con ruedas metálicas, neumáticas, de
polietileno sólido y de goma o látex sólido que sea explotada por medio de
vapor, electricidad o de un motor mecánico o magnético.

CÓDIGO PENAL DE 2005 (Reforma)

Aumenta en gran medida, en muchos de sus artículos las penas aplicables.


Fija las multas en unidades tributarias. Por otra parte, se incluyen algunos
delitos y se modifican otros, que en ningún momento representan un
cambio estructural del Código.

En consecuencia, la cuarta y última reforma al Código Penal de 1926 fue la


del año 2005. La respectiva Ley de Reforma Parcial consta de treinta y
ocho artículos, y las principales modificaciones fueron las siguientes:

De la Parte General (Libro Primero) se modificó el artículo 96,


concerniente a la aplicación de las penas de multa en unidades tributarias;
al igual que los artículos 108, 110 y 112 relativos, a la prescripción de la
acción penal y de la pena y la interrupción de su curso. No fueron
modificadas el resto de las disposiciones de la Parte General,
permaneciendo sin cambios los principios generales del Código Penal de
1926.

De la Parte Especial (Libro Segundo) destacan, entre otras, las siguientes


reformas:

La supresión de los artículos 143 y 393, que produjo, lamentable e


innecesariamente, la alteración de la tradicional numeración de los artículos
del Código que se había mantenido desde 1926, y la modificación de los
artículos 128 (Conspiración contra la integridad del territorio de la patria o
contra sus instituciones republicanas) y 140 (Favorecimiento bélico),
correspondientes al Título I, ―De los delitos contra la independencia y
seguridad de la Nación, con el objeto de incluir como elementos del tipo a
los enemigos exteriores, grupos o asociaciones terroristas, paramilitares,
insurgentes o subversivos. En ambos se agregó un Parágrafo Único que es
del siguiente tenor: “Quienes resulten implicados en cualquiera de los
supuestos expresados, no tendrán derecho a gozar de los beneficios
procesales de ley ni a la aplicación de medidas alternativas del
cumplimiento de la pena.”

El mismo Parágrafo anterior fue agregado también en los artículos 357


(Obstaculización e interrupción de vías de comunicación y asalto de
medios de transporte), 360 (Daños a instalaciones), 374 y 375 (Violación
simple y Violación agravada), 406 y 407 (Homicidio Calificado y
Homicidio Agravado); 458 (Robo Agravado) y 460 (Secuestro); en tanto
que para los delitos de Robo Impropio (art. 456) y Extorsión (arts. 457 y
459) se les agregó el mismo Parágrafo, pero suprimiéndosele la mención
―ni a la aplicación de medidas alternativas del cumplimiento de la pena.

La modificación de los artículos 148 y 149, que pasaron a ser los artículos
147 y 148, relativos a los delitos de Ofensas al Presidente de la República y
otros altos funcionarios del Estado.
La modificación de los artículos 284, 285 y 286, que pasaron a ser los
artículos 283, 284 y 285, que tipifican los delitos de Instigación a ejecutar
contravenciones e Instigación a la desobediencia de las leyes.

La modificación del artículo 375, que pasó a ser el artículo 374, que tipifica
el delito de violación, del cual destaca que será considerada ésta no sólo el
constreñimiento a realizar un acto carnal por vía vaginal, anal u oral, por
medio de violencias o amenazas, sino también, bajo estas mismas
circunstancias, la introducción de objetos por alguna de las dos primeras
vías, lo mismo que la introducción, por vía oral, de un objeto que simulen
objetos sexuales.

La modificación del artículo 462, que pasó a ser el artículo 460, que tipifica
el delito de Secuestro, al cual se le agregaron cuatro nuevos Parágrafos, con
el fin de describir nuevas figuras típicas relacionadas con este delito.

El aumento de las penas para los delitos de Falsedad de actos y documentos


(artículo 319); Violación (artículos 374 y 375); Homicidio (artículos 406 y
407); Hurto Simple (artículo 451); Robo Genérico, Robo Impropio y Robo
Agravado (artículos 455, 456 y 457); y, Extorsión (Artículos 457 y 459),
Secuestro (artículo 460) y Aprovechamiento de cosas provenientes de
delito (artículo 470), entre otros.

El aumento desproporcionado de las penas de prisión para los delitos de


difamación e injuria, simple y agravada (artículos 442 y 444), a la par que
se les anejó la de multa en unidades tributarias; agregándose, en ambos
casos, un Parágrafo Único del siguiente tenor: En caso de que la
difamación (o la injuria) se produzca en documento público o con escritos,
dibujos divulgados o expuestos al público o con otros medios de
publicidad, se tendrá como prueba del hecho punible y de la autoría el
ejemplar del medio impreso o copia de la radiodifusión o emisión televisiva
de la especie difamatoria (o injuriante). Se aumenta también, en el artículo
450, el tiempo de prescripción de ambos delitos, donde, además, se añadió
un aparte único conforme al cual: Cualquier actuación de la víctima en el
proceso interrumpirá la prescripción.

La tipificación de dos nuevos delitos: el de Difusión de informaciones


falsas (artículo 297-A), castigado con prisión de dos a cinco años; y, el de
Invasión de terrenos, inmuebles y bienhechurías (artículo 471A), castigado
con prisión de cinco a diez años y multa de cincuenta a doscientas unidades
tributarias.
Del Libro Tercero, que contempla las Faltas, sólo se modificó el artículo
508, que pasó a ser el artículo 506, para castigar con multa de hasta
doscientas unidades tributarias, a todo el que con gritos o vociferaciones u
otros instrumentos, o valiéndose de ejercicios o medios ruidosos, haya
perturbado las reuniones públicas o las ocupaciones o reposo de los
ciudadanos y ciudadanos; pudiéndose imponer arresto de tres a cuatro
meses y multa de hasta quinientas unidades tributarias, cuando el hecho se
hubiere cometido contra Altos Funcionarios del Estado.

Actividades de Refuerzo
Cuestionario:

1. ¿Qué entiende por Ordenamiento Jurídico Penal?


2. ¿Cuál es la finalidad u objetivo del Ordenamiento Jurídico
Penal?
3. ¿Para garantizar la paz y armonía social el Ordenamiento
Jurídico Penalse vale de un mecanismo jurídico, de
cual? Razone su respuesta.
4. ¿En qué área se puede agrupar el Ordenamiento Jurídico
Penal?
5. ¿Establezca un concepto en sentido objetivo, de acuerdo a la
opinión doctrinal, del Ordenamiento Jurídico Penal?
6. ¿Señale las características del Ordenamiento Jurídico Penal?
7. ¿A qué se debe el carácter normativo del Ordenamiento
Jurídico Penal?
8. ¿Por qué se dice que el ordenamiento jurídico penal es de
carácter público?
9. ¿A qué se debe el carácter contingente del Ordenamiento
Jurídico Penal?
10. ¿Por qué se afirma que Ordenamiento Jurídico Penal es de
carácter valorativo?
11. ¿Por qué se afirma que el Ordenamiento Jurídico Penal es
de carácter finalista o de última ratio?
12. ¿En qué consiste el carácter garantizador del Ordenamiento
Jurídico Penal?
13. ¿A qué se debe el carácter cultural del Ordenamiento
Jurídico Penal?
14. ¿Por qué se afirma que el Ordenamiento Jurídico Penal es de
carácter punitivo?
15. ¿A qué se debe el carácter coercitivo del Ordenamiento
Jurídico Penal?
16. ¿Por qué se afirma que Ordenamiento Jurídico Penal es de
carácter fragmentario?
17. ¿En qué consiste el carácter subsidiario del Ordenamiento
Jurídico Penal?
18. ¿En qué consiste el principio de mínima intervención penal?
19. ¿A qué se debe el carácter personalísimo del Ordenamiento
Jurídico Penal?
20. ¿En qué consiste el carácter igualitario del Ordenamiento
Jurídico Penal?
21. ¿Cómo actúa el Derecho Penal para garantizar el control
social?
22. ¿En qué consiste el principio de seguridad jurídica?
23. ¿Cuál es la función del Derecho Penal?
24. ¿Cuál es la finalidad de la ciencia del Derecho Penal?
25. ¿Resuma las etapas evolutivas del Derecho Penal?
26. ¿Señale los esquemas evolutivos que caracterizan el diseño
de la norma penal?
27. ¿Resuma las principales etapas en la conformación del
Derecho Penal venezolano?
28. ¿De cuáles instrumentos jurídicos históricos deriva la
legislación penal venezolana y cuáles son sus principales
características?
29. ¿Cuántas reformas ha sufrido desde su implementación el
Código Penal Venezolano y que aspecto ha tratado?
30.Teniendo en cuenta los paradigmas filosóficos de que trata el
casualismo, el finalismo y el funcionalismo, se pregunta: ¿En
qué paradigma filosófico se circunscribe el Código Penal
venezolano y por qué?
Ley Penal, es la que define los delitos y las faltas, que determinan las
responsabilidades específicas de las penas o mediadas de seguridad que a las
distintas figuras delictivas o de peligro social correspondan.

LA IRRETROACTIVIDAD DE LA LEY, COMO PRINCIPIO BÁSICO

Desde los canonistas antiguos, se consideraban que para que una ley fuese
retroactiva, debía tener unas razones muy especiales que ameritan tal efecto
extraordinario. Los estudiosos del derecho canónico, estimaban la
irretroactividad como derecho divino, al paso que la retroactividad era de
derecho humano.

La irretroactividad nace en el derecho romano y se extiende luego por el


mundo, convirtiéndose en un principio de la aplicación de la ley aceptado
universalmente, es decir, válido en todos los tiempos y en todos los lugares.

Ahora bien, acerca de la irretroactividad de la ley, hay que plantearse tres


interrogantes, para poder dar un concepto nítido sobre la naturaleza jurídica de
este principio. En consecuencia se plantea lo siguiente:

1.- Fundamento de la Irretroactividad: es la base sobre la cual se asienta o


estriba una realidad, y cuando se pregunta, ¿cual es la base que funda la
realidad jurídica del principio de irretroactividad? Se observa, que es la
necesidad de dar estabilidad al ordenamiento jurídico.

La seguridad jurídica, es un requisito para la configuración del orden


público. Sino hay una estabilidad en cuanto a la consecuencia jurídica,
obviamente no pueden los destinatarios de la ley estar gozando del derecho a
la seguridad.

2.- La esencia de la irretroactividad: es la imposibilidad de señalar


consecuencias jurídicas a actos, hechos o situaciones jurídicas que ya están
formalizados jurídicamente, salvo que prescriba un efecto más, tanto para el
sujeto de derecho, como para el bien común.

3.- Finalidad de la Irretroactividad: es el sentido teológico del principio, es


decir, ¿para que existe? Para dar seguridad al ordenamiento jurídico.

Según, Juan José Soler, la irretroactividad de la ley es una medida técnica


escogida para dar seguridad al ordenamiento jurídico. Es un principio que reza
con la relación jurídica, la cual es siempre intersubjetiva, de donde resulta un
pleonasmo, es decir, que la ley no hay que darle efecto retroactivo en perjuicio
de persona alguna, porque los beneficios o perjuicios de una retroacción
recaen exclusivamente sobre las personas, que son los sujetos activos y
pasivos en todo negocio jurídico, y nunca sobre las cosas.
Analizar la validez temporal de la ley penal implica determinar si existen
excepciones que extiendan la vigencia de la ley más allá de su vida legislativa,
iniciándose su estudio con una cuestión estrechamente vinculada como es el
caso de las referencias de una ley penal vigente a una ley derogada.

Referencias de una ley penal vigente: Puede ocurrir que una ley penal
común (como es un Código Penal) remita a una ley especial que
posteriormente se deroga o, al contrario, que sea la ley penal especial la que
se remite a normas de un Código Penal que posteriormente es derogado.

La garantía de legalidad, tiene el claro sentido de impedir que alguien sea


penado por un hecho que, al tiempo de comisión, no era delito o de impedir que
a quien comete un delito, se le aplique una pena más gravosa que la
legalmente prevista al tiempo de comisión. Sin embargo indica este autor que
este es el objeto de la proscripción de la ley penal ex – post facto, aunque el
principio general de irretroactividad de la ley penal reconoce como excepción la
admisión del efecto retroactivo de la ley penal más benigna.

En el mismo sentido se pronuncian Creus y Fontán Balestra, quienes


explican que el principio general en materia de aplicación de la ley es el de
irretroactividad. El artículo 3° del Código Civil establece que "a partir de su
entrada en vigencia, las leyes se aplicarán aun a las consecuencias de las
relaciones y situaciones jurídicas existentes.

TIEMPO DE LA PERPETRACIÓN DEL DELITO

En razón de la variación de la valoración social de los hechos que se


producen frecuentemente en cuanto a cambios legislativos se deben analizar
las repercusiones que tienen esas alternativas en el ámbito penal.

Las leyes tienen vigencia hasta que sean derogadas, lo que tiene especial
importancia en la materia que nos ocupa pues no es admisible usar el desuso.
En principio como en toda rama del derecho, rige la regla de la ley vigente al
momento de ocurrir el hecho es la que se aplica para resolver.

Ocurre en la práctica que entre el momento en que se comete el hecho y el


momento en el cual este es sentenciado, transcurre un lapso de tiempo más o
menos prolongado, durante el cual las leyes aplicables al caso pueden sufrir
modificaciones. En cuanto a ellas rige en derecho penal, el principio de
legalidad, en virtud del cual ninguna conducta es punible si previamente una ley
no la define como delito y la sujeta a una pena., por ende jamás una ley penal
puede aplicarse de forma retroactiva.

Existen delitos que por sus exigencias no se agotan y se consumen en un solo


acto o momento temporal preciso. O determinados tipos de delitos, bajo las
condiciones que se los cometen, puede considerarse que hay una persistencia
o continuidad delictiva.

Ámbitos de validez de la ley penal.


El ámbito de validez de la ley penal determina los alcances y limites de la ley
penal. encontramos el ámbito material que son las normas aplicables, el ámbito
temporal que determina el momento y hasta cuando esta vigente la norma, el
ámbito espacial que determina en que demarcación geográfica o espacio tiene
aplicación la norma y por ultimo el ámbito personal que señala a quien o a quienes
se aplica la norma.

Ámbito espacial de validez. Las leyes penales no pueden sancionar más allá del
territorio del Estado que las dictó pero es aplicable a todos los que se encuentren
dentro de su país, la ley penal no se aplica a nadie fuera de dicho territorio.

Ámbito temporal de validez. Como principio tenemos la irretroactividad de las


leyes penales, las conductas delictivas serán sancionadas por la ley penal vigente
al momento de ser cometidas. En algunos casos si posteriormente a la ejecución
de un delito la ley penal sufre una reforma o surge una nueva ley, es posible que
se aplique a los hechos anteriores, siempre que beneficie al indiciado o procesado.

Ámbito material de validez. Los Estados federados convienen en que la


Federación determine cuales acciones delictivas serán sancionadas
exclusivamente por las leyes penales federales, y cuáles podrán ser reguladas
conforme a las leyes penales locales, otro ejemplo podría ser eel fuero militar.

Ámbito Personal de validez. Ninguna condición personal puede oponerse a la


aplicación de las leyes penales, con acepción de ciertos individuos que pertenecen
a los órganos del Estado, se establece la necesidad de un procedimiento especial
para la aplicación de la ley penal, pero no deja de aplicarse.
validez temporal y espacial de la ley penal
Validez Personal de la Ley Penal

La Validez personal de la ley Penal parte del Principio de Igualdad ante la


Ley, que se encuentra estipulado en el artículo 21 de la Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela. El mencionado artículo consagra que para la ley
Venezolana no existen discriminaciones a causa de las condiciones de cada persona,
ya sean raciales, sociales religiosas o económicas, al contrario, establece que la
misma ley debe garantizar que la igualdad ante ella sea efectiva, sobre todo para
aquellos grupos de personas que puedan ser vulnerables a ser discriminados ante la
ley.
El artículo también postula que a todas las personas se les dará el trato
oficial de ciudadanos, es decir, desde el zapatero hasta el Juez todos somos tratados
oficialmente como ciudadanos.
También establece que no se reconocen títulos de nobleza, ya que nuestro
país funciona con un sistema de gobierno presidencialista y, el presidente según la ley
es también un ciudadano que, sin embargo y debido a las responsabilidades que
conlleva su cargo tiene algunas inmunidades ante la ley al igual que otros funcionarios,
dichas inmunidades son las excepciones de la validez personal de la ley penal y serán
tratadas a continuación.
Excepciones al Principio de validez Personal de la Ley Penal
Validez espacial de la ley penal
El ámbito de validez espacial sirve para determinar como se aplica la ley penal de un
determinado estado, es decir, en que espacio físico se aplica y hasta donde extiende su
señorío la misma. Una cada vez mayor interrelación entre los Estados y la necesidad de que el
delito no quede sin sanción son, entre otras circunstancias, los factores que otorgan cada vez
más interés al estudio de la aplicación de la ley penal en el especio, al tiempo que se debate la
existencia de un derecho penal internacional.
VALIDEZ TEMPORAL DE LA LEY PENAL

Validez temporal de la ley penal: se crean las leyes y entran en vigencia y dejan de
tener validez cuando se derogan o se abrogan los códigos, entra en vigor cuando se
publica o 30 días después de su publicación u 8 años después.
Derogación o perdida parcial de una ley: cuando se quita un articulo como
actualmente el de difamación y calumnia.
Abrogación: cuando es sustituida o desaparece la ley como por ejemplo la
constitución de 1857 abrogada por el surgimiento de la constitución de 1917
Principios a los que esta sujeta la validez:
Validez temporal: tiempo que tendrá vigencia a la excepción al principio básico
temporal consagrado en el 1° párrafo de la ley penal a ninguna ley se le dará efecto
retroactivo en perjuicio de alguien.
Problema de la posible Sucesión de leyes cuando el proceso abierto por algún delito
se encuentra subjudice soluciones que marca la ley:
- Creación de un nuevo delito no sancionado en ninguna ley anterior
- Supresión de un delito: si se suprime este beneficiara a los que ya estén
sentenciado al derogarse el delito saldrán en libertad.

Al analizar la validez temporal de la Ley Penal implica determinar si existen ciertas


excepciones que alarguen la vigencia de la ley ,
Al analizar la validez temporal de la Ley Penal implica determinar si existen ciertas
excepciones que alarguen la vigencia de la ley , más allá de su vida legislativa, el
estudio de esta, se inicia con una cuestión estrechamente vinculada, tal como se dan
los casos de las referencias de una Ley Penal vigente a una Ley derogada la cual se
refiere a cuando solo desaparece o sustituye algún articulo en un codigo.
Las referencias a una ley penal vigente, se identifican, ya que puede ocurrir que una
Ley Penal común, tal como seria el Código Penal, remita a una Ley Especial que
posteriormente se deroga o, al contrario, que sea la Ley Penal Especial la que se
remite a normas de un Código Penal que posteriormente es derogado; esto para
entender, el que se puede hacer, cuando por ejemplo un articulo de un código nos
habla sobre alguna referencia o descripcion que se encuentra en otro articulo, pero
este ha sido cambiado o ha sido derogado y ya no se encuentra, o tiene las mismas
disposiciones que anteriormente poseía.
La doctrina ha llegado a las siguientes soluciones:
- Si es un Código Penal el que remite a una Ley que es derogada, se entiende
que la remisión queda hecha a la nueva Ley, salvo que plantee una incongruencia tan
importante que quite todo sustento a la ley que remite y sin perjuicio del simple
“ordenamiento” de la remisión. Esto último ha ocurrido algunas veces a raíz de la
confección de textos ordenados de algunas leyes especiales que otorgan a los
artículos distintas nomenclaturas de las que tuvo en cuenta la ley de remisión, lo cual
obliga al Juez a determinar correcciones en dicha remisión.
- Si por el contrario es la Ley Penal Especial la que remite a un artículo del
Código Penal que es derogado y reemplazado mediante una remisión expresa y
especifica; como la disposición derogada ha entrado a formar parte de la Ley Especial,
constituyéndose en un elemento de ella, se seguirá aplicando la remisión pese la
derogación. Si se trata de una remisión genérica e implícita en virtud de normas del
ordenamiento del sistema penal, la remisión de la Ley Penal Especial se tendrá que
entender hecha a las nuevas disposiciones que reemplacen a la derogada.

TERMINOLOGIA DE LA VALIDEZ TEMPORAL DE LA LEY PENAL


- Extra-actividad: esta es referida a la aplicación de la ley fuera de su periodo
normal de vida legislativa, esto es, cuando su invocación en un falle la hace aplicable
cuando ya estaba derogada o se aplica una Ley vigente en el momento en que dicho
fallo se pronuncia pese a no haber estado vigente cuando el hecho se llevo a cabo. La
aplicación extra-activa de una ley puede importar su:
• Retro-actividad: Cuando el fallo aplica una Ley que no estaba vigente en el
momento del hecho en beneficio del indiciado unicamente.
• Ultra-actividad: cuando el fallo aplica una ley ya derogada de igual manera
únicamente en beneficio del indiciado esto solamente puede ser aplicado cuando el
delito fue cometido durante la vigencia de la ley, al investigar este principio encontré
que era aplicado en diferentes países, pero no pude encontrar si era un principio
aplicable en México, aunque en lo personal yo creo que es muy razonable y justo.

El Principio General y excepción

Expresa Zaffaroni que el principio de irretroactividad de la Ley Penal tiene carácter


Constitucional, de tal manera que debe entenderse que la ley penal solo tiene lugar a
ser aplicable únicamente a los hechos realizados con posterioridad al tiempo que entra
en vigencia la norma que los califica como delitos, así quedando eliminadas en
consecuencia las leyes post-facto.
El Principio de Legalidad tiene claro sentido, al impedir que algún individuo reciba
alguna pena, por una acción que al momento de su comisión no estuviera calificada
como crimen o de impedir que cierta persona reciba una pena más prolongada que la
legalmente prevista al momento de su comisión. Este autor también nos indica que
este principio es el objeto de la proscripción de la Ley Penal ex – post facto, aunque el
principio general de irretroactividad de la Ley Penal, reconoce como excepción la
admisión del efecto retroactivo de la Ley Penal más benigna; en el mismo sentido
varios autores explican que el principio general en materia de aplicación de la Ley es
el de irretroactividad.
Resulta importante analizar la relación existente entre la regla de la ley penal mas
benigna y las Leyes Temporales, en relación a la lógica de las normas penales; la
razón de ser de las leyes temporales, dictadas para regular una grave situación de tipo
extraordinario y por un periodo limitado de vigencia, es que el mismo este
expresamente precisado en la propia norma legal, siendo requisito en orden no solo a
su eficacia sino a su existencia misma, que una vez que cese su vigencia por
cumplimiento del plazo establecido, las condiciones y efectos más gravosos que se
implementaron para combatir con éxito a esas circunstancias adversas no comunes,
deben persistir en el tiempo, pues de lo contrario, si al cesar dicho periodo vuelve a
reimplantarse el principio general de la ley penal mas benigna, con ello caen los
efectos más gravosos y tales leyes carecen de toda eficacia y propósito, tornándose
ilusorios todos sus mandatos y prohibiciones.
La jurisprudencia sostiene que el principio de la ley penal más benigna no representa
una garantía constitucional, sino solo un criterio del legislador en cuanto a la
configuración de derechos subjetivos concretos que está a su cargo mantener o
derogar; de esta forma la aplicabilidad utilizada en dichas circunstancias, permitia
emplear la leyes temprales aun con posterioridad al agotamiento de su vigencia
porque el principio de la Ley Penal mas benigna no se encontraba fuertemente
consagrado en nuestra normativa; así, frente a un sistema jurídico determinado
correspondiente al momento presente, sus normas vigentes con las que deben
aplicarse. Resulta entonces obligatorio aplicar una Ley Penal a todos los delitos que se
cometieron durante su existencia, aun aquellos que son juzgados con posterioridad a
su derogación, lo que implica la aplicabilidad de la ley que estaba en vigor en el
momento de la comisión del delito. Este principio se debe combinar con el de la Ley
Penal mas benigna y por último, con la implementación de las leyes temporales. Todas
ellas en un mismo rango jurídico de importancia, arrojando los siguientes criterios de
aplicabilidad:
a- Si al momento de realizarse la acción, esta no estaba incriminada, el
acusado debe ser absuelto.
b- Si la acción estaba incriminada, entonces el juez debe comparar todas las
leyes referentes a esta acción que pertenecen a los diversos sistemas que
corresponden a todos los momentos temporales del tiempo externo desde el momento
de la realización de la acción hasta el momento en que se dicta la sentencia.
c- Si la ley que corresponde al momento del delito es un a ley temporaria,
entonces esta ley debe ser aplicada con preferencia a todas las otras normas.
d- Si esto no es el caso entonces la norma que establece la pena más benigna
ha de ser preferida a las demás, aunque este ya derogada en el momento de la
sentencia.
1.- Validez temporal de la ley penal.

a) Principios.
De irretroactividad: es el principio aceptado con carácter
general, en materia de aplicación de la ley. Según este principio
la ley que rige el acto es la del tiempo de su realización, es decir
la ley del momento en que se cometió el hecho.
Se establece en los siguientes supuestos:
- cuando la ley establece como delito un hecho considerado
antes como lícito;
- cuando la nueva ley haga más gravosa la situación del
imputado.
Art. 2 C.P.: “Si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito
fuere distinta de la que exista al pronunciarse el fallo o en el
tiempo intermedio, se aplicará siempre la más benigna. Si
durante la condena se dictare una ley más benigna, la pena se
limitará a la establecida por esa ley. en todos los casos del
presente art., los efectos de la nueva ley se operarán de pleno
derecho”.
El Código dispone que la nueva ley se aplique a los hechos
cometidos con anterioridad a su vigencia, si sus disposiciones
resultan benignas (retroactividad) y decide la aplicación de la
ley derogada para los actos realizados durante su vigencia
cuando es más favorable (ultractividad: muestra la
supervivencia de la ley más allá de su período de existencia). El
código resuelve que la ley más favorable se aplique también en
el caso de estarse ejecutando la sentencia. Se aplica la
irretroactividad cuando la ley establece como delito un hecho
considerado como lícito en el momento de su realización.
De reserva: es el fundamento esencial del principio de
irretroactividad y está plasmado en el:
Art. 19 CN: “Ningún habitante de la nación será obligado a
hacer lo que no mande la ley, ni privado de lo que ella no
prohibe”.
De legalidad: por medio del art. 18 CN se transforma el principio
de irretroactividad en un derecho que no puede ser marginado,
salvo que la nueva ley sea más benigna, lo cual da cabida al
principio.
De excepción: por este principio la ley penal puede ser aplicada
retroactivamente, esto se da en dos supuestos:
1)- cuando la nueva ley considera lícita una conducta antes
ilícita;
2)- cuando la nueva ley hace menos gravosa la situación del
imputado.
Se habla de extractividad de la ley para referirse a la aplicación
de la ley fuera de su período norma de vida legislativa, esto es
cuando su invocación en un fallo la hace aplicable cuando ya
estaba derogada o se aplica una ley vigente en el momento en
que dicho fallo se pronuncia pese a no haber estado vigente
cuando el hecho se llevó a cabo.

b) Distintas hipótesis de sucesión de leyes.


El ordenamiento jurídico no permanece inmutable en el tiempo:
unas leyes se extinguen y otras nuevas nacen. Hay sucesión de
leyes penales cuando un hecho se regula por una ley nueva que
describe un tipo legal que antes no existía; cuando hace
desaparecer el tipo existente, y cuando modifica la descripción o
la penalidad de las figuras de delito
Las hipótesis de sucesión de leyes en el tiempo, son las distintas
circunstancias para hacer variar la situación jurídica del
imputado. La cuestión se plantea cuando la ley vigente en el
momento del fallo que regularía el hecho cometido, es distinta
de la que regía cuando se lo cometió, modificando la situación
jurídica del sujeto imputado.
1- Que un hecho que antes no era considerado delictivo en la
ley derogada, la nueva ley lo considere delito o lo incrimine
como delito.
2- Que la nueva ley desincrimine o deje de considerar delito un
hecho que antes era considerado delito.
3- Que la nueva ley por atender a requisitos de punibilidad
menso estrictos o por las consecuencias de punibilidad más
rigurosas, agrave la situación del agente con relación a la que
tenía en la ley derogada.
4- Que la nueva ley por las mismas razones que en 3-,
convierta en menos gravosa la situación jurídica del agente con
relación a la de la ley derogada.

c) Aplicación de la ley más benigna.


El Código penal resuelve el problema aplicando la retroactividad
y ultractividad de la ley penal cuando es más benigna.
Art. 2 C.P.: “Si la ley vigente al tiempo de cometerse el delito
fuere distinta de la que exista al pronunciarse el fallo o en el
tiempo intermedio, se aplicara siempre la mas benigna”.
Si durante la condena se dictare un ley más benigna, la pena se
limitará a la establecida por esa ley. En todos los casos del
presente artículo, lo efectos de la nueva ley se operarán de
pleno derecho. La solución persigue aplicar una sola ley,
decidido cuál es la más favorable, ésta se aplicará en todas sus
disposiciones, es inadmisible la aplicación simultánea de
disposiciones parciales.

d) Teorías de la irretroactividad.
En la tesis de la irretroactividad se distingue una versión
absoluta y otra relativa:
- Absoluta o estricta: sostiene que el delincuente debe ser
juzgado por la ley en vigencia al momento de realizarse el
hecho, sin importarse leyes posteriores, ya que fue durante su
vigencia cuando quedó establecida la relación jurídico-penal.
- Relativa: se aplica siempre la ley en vigencia en el momento
del hecho, salvo que la ley posterior sea más benigna para el
imputado.

e) Ultractividad de la ley más benigna.


Significa que una ley tiene vigencia después de su derogación
tácita o expresa siempre que sea en beneficio del imputado.
Ultractividad: cuando el fallo aplica una ley ya derogada. Se ha
indicado la impropiedad de éste vocablo, ya que significa pura y
simplemente la aplicación del principio de irretroactividad, sin
embargo sigue utilizándose.

f) Cuál es la ley más benigna.


Para determinar la mayor o menor benignidad de una ley en
comparación con otra u otras hay que atender a todos los
elementos que la integran. Puede ser más benigna por ej.
porque elimina la tipicidad penal de la acción, varía su
naturaleza (convierte un delito en falta), contenga mayores
exigencias de punibilidad, amplíe la negativa de ésta
(introduciendo nuevas causas de justificación, etc.
Si es un caso concreto no hay dificultad. Esta se presenta
cuando se cambia todo el régimen, pues resulta más difícil
decidir en abstracto cuál es la ley más benigna. El juez debe
tomar un caso concreto y no puede combinar las leyes porque
estaría creando una nueva.
El criterio más aceptado es el de Von Liszt, según el cual el juez
debe analizar caso por caso y autor por autor, aplicando
mentalmente la ley nueva y la derogada, al caso concreto a
resolver, optando por la que sea más favorable al procesado.
Concluyendo se podría decir que será ley más benigna la que
produce en el caso concreto el resultado más favorable para el
autor. (Mezger)
g) Ley intermedia, temporaria y excepcional; ley interpretativa.
Ley intermedia: Es la que , entrando en vigencia después de
realizado el hecho, resulta derogada antes de que recaiga
sentencia en el proceso, consagrando mayores beneficios en la
situación jurídica del imputado, tanto con referencia a aquélla
como a ésta. Razones de equidad justifican la consideración de
la ley intermedia y su eventual aplicación como la más benigna,
ya que el imputado no puede ser perjudicado por la demora del
proceso. Creus
Puede suceder que entre la época de comisión del delito y la de
la sentencia se hayan sucedido tres o más leyes, es decir, una
ley en el momento de comisión del delito, otra en el intermedio
y otra en la sentencia. El Código penal en el art. 2 resuelve
claramente este problema estableciendo que si la ley vigente al
tiempo de comisión del delito fuere distinta de la que exista al
pronunciarse el fallo o en el tiempo intermedio, se aplicará
siempre la más benigna.
Ley temporaria: son las leyes que tienen fijado de antemano el
límite de vigencia. Por lo general son más gravosas que las
ordinarias y participan del principio de la irretroactividad siendo
retroactivas en el caso de que sean más benignas. La
ultractividad debe ser establecida por el legislador al sancionar
la ley temporal. Creus sostiene la posición de que se distingan
las leyes temporales de las excepcionales. Las temporales
funcionarían siempre ultractivamente, aunque se tratara de una
ley más gravosa que la vigente en el momento del fallo, ya que
a su respecto se dan las razones de ultractividad.
Ley excepcional: el Código guarda silencio con respecto a ellas.
Son dictadas con motivo de situaciones de excepción. Su
vigencia depende de la duración de la causa que le dio origen
(no se sabe cuando va a desaparecer la circunstancia social
excepcional).
Ley interpretativa: son las leyes penales que tienen por único fin
la interpretación auténtica o legislativa del texto legal. No es
una nueva ley, sino que viene a ser integrativa de la ley
interpretada. Son retroactivas a la fecha de vigencia de la
norma que interpretan, pues no se tratan de nuevas leyes, sino
de la interpretación de las ya vigentes.

h) Momento en que se comete el delito.


Al igual que el lugar del delito, debemos tener en cuenta:
- tiempo de acción
- tiempo en que se produce el resultado, y de acuerdo a ello, se
aplicará la ley que rija en ese momento.
El Código establece que se aplicará la ley más benigna.

Fontán Balestra al respecto establece que entre los problemas


que se pueden presentar están:
el carácter ilícito del hecho: lo cual es la más definida y clara de
las situaciones. La solución no ofrece dificultades pues el criterio
expuesto cubre todos los momentos del delito, desde el
momento de la acción hasta el de la consumación.
la imputabilidad: debe existir al momento de la acción aunque
falte al momento del resultado. Se tiene en cuenta el estado del
autor al momento de exteriorizar en actos inequívocos su
voluntad criminal.
la prescripción: cuando el punto que decida cuál es la ley más
benigna sea la prescripción, se aplicará la ley que fije un
término menor, contando desde el momento que indique uno de
los textos legales y a igualdad de término, la que fije antes el
punto de partida de la prescripción.

2.- Limitación personal y funcional de la ley penal.

a) Principio de igualdad ante la ley.


Todas las leyes son obligatorias para todos los que habitan el
territorio de la nación, sean ciudadanos o extranjeros,
domiciliados o transeúntes.
Art. 16 CN: “...la Nación argentina no admite prerrogativas de
sangre ni de nacimiento; no hay en ella fueros personales ni
títulos de nobleza. todos los habitantes son iguales ante la
ley...”.
Los privilegios de los que gozan ciertas personas no lo son
respecto de la responsabilidad penal sino de la aplicabilidad de
la ley.

b) Antejuicio.
Es un privilegio procesal por el cual se establecen condiciones
extraordinarias para procesar a una persona. Es un trámite
previo para garantía de jueces y magistrados y contra litigantes
despechados o ciudadanos por demás impulsivos, en que se
resuelve si ha lugar o no, a proceder criminalmente contra tales
funcionarios judiciales por razón de su cargo, sin decidir sobre el
fondo de la acusación.
Nuestro derecho lo establece como una postergación del
proceso ordinario hasta que se hallan producidos ciertos actos
no judiciales, luego de los cuales la persona será procesada
conforme a las leyes por los tribunales ordinarios.

c) Ministros y embajadores.
Art. 117 CN: “...la Corte Suprema ejercerá su jurisdicción por
apelación según las reglas y excepciones que prescriba el
Congreso; pero en todos los asuntos concernientes a
embajadores, ministros y cónsules extranjeros, y en los que
alguna provincia fuese parte, la ejercerá ordinaria y
exclusivamente.”.
Por lo tanto la Corte Suprema ejerce jurisdicción originaria y
exclusiva en todos los asuntos concernientes a embajadores,
ministros y cónsules extranjeros. Se sustrae así estas personas
de la competencia de los tribunales que entienden en materia de
delitos, y esto se funda en que la Corte Suprema no aplica lisa y
llanamente nuestra ley penal, sino que tiene en cuenta
disposiciones contenidas en tratados firmados que existan o
bien hace participar los principios del Derecho internacional.

d) Privilegio de las opiniones parlamentarias.


El art. 68 C.N. establece que los miembros del Congreso no
pueden ser acusados, interrogados judicialmente, ni molestados
por las opiniones o discursos que emitan desempeñando el
mandato legislador, por lo que gozan de inmunidad penal
respecto de esos actos. Este privilegio no nace de la persona,
sino de la función que desempeña.
Excepción de esa inmunidad:
Art. 29 CN: “El Congreso no puede conceder al ejecutivo
Nacional, ni las legislaturas provinciales a los gobernadores de
provincia, facultades extraordinarias, ni la suma del poder
público, ni otorgarle sumisiones o supremacías por las que la
vida, el honor o la fortuna de los argentinos queden a merced
del gobierno o persona alguna. Actos de esta naturaleza llevan
consigo una nulidad insanable y sujetarán a los que los formulen
consientan o afirmen, a la responsabilidad y pena de los infames
traidores a la patria.”
Publicado por alumnos UG 136 UCASAL en 15:55
Temario

Tema 4: EFICACIA DE LA LEY PENAL. Validez temporal;


Sucesión de leyes; La ley más favorable; Validez espacial;
Principios que regulan la aplicación de la ley penal venezolana;
Validez personal: Inmunidades, Prerrogativas; La extradición;
La retroactividad de la Ley Penal.

EFICACIA DE LA NORMA PENAL

La determinación de la aplicación de la Ley penal, ha representado


una problemática a lo largo del tiempo, estableciendo importantes
análisis que han permitido en la actualidad, implantar el desarrollo
de doctrinas que ha concentrado el establecimiento de parámetros
universales, constitucionales y legales, en el sentido de fijar su
aplicación dentro de tres ámbitos claramente diferenciados: el
temporal, el espacial y el subjetivo o personal, en los términos
siguientes:

VALIDEZ TEMPORAL:
El ámbito temporal de la ley penal se estudia teniendo en cuenta
dos parámetros:
1. La vigencia y
2. La derogación

El análisis de la problemática de la vigencia o validez formal,


comprende el estudio de su aplicación desde que se produce la
publicación de la ley y en consecuencia, su entrada en vigor hasta
su derogación expresa o tácita, ello pretende determinar la eficacia
o vigencia material, bajo la premisa de que la ley penal se aplica a
los hechos cometidos bajo su vigencia.

La regla general, está constituida en la aplicación del principio de


irretroactividad de la Ley, y la excepción es la retroactividad de la
ley penal que resulte más favorable al reo.

Con carácter general se formula el principio de retroactividad de la


ley penal en el artículo 2 del Código Penal venezolano que
prevé: “Las leyes penales tienen efecto retroactivo en cuanto
favorezca al reo, aunque al publicarse hubiere ya sentencia firme y
el reo estuviere cumpliendo condena”.

Por otra parte, el principio de legalidad penal prohíbe la


retroactividad de las normas penales, en cuanto a la aplicación de
penas que no hayan sido establecidas con posterioridad a la
comisión de los hechos punible. En consecuencia, no será
castigado ningún delito ni falta con pena que no se halle prevista
por la ley anterior a su perpetración, disposición que extiende su
eficacia a las medidas de seguridad. En consecuencia la
irretroactividad es una excepción que se aplica al principio de
legalidad penal, sola cuando la norma penal preceptúa condiciones
más favorables al penado o al reo de acuerdo a los parámetros
siguientes:

1.- Vigencia: En el Derecho Venezolano, la Ley Penal, como todas


las leyes, es obligatoria desde su publicación en la Gaceta Oficial, o
desde la fecha posterior que ella misma indique, según lo dispone el
artículo 1º del Código Civil, venezolano vigente.

La Constitución de la República disciplina también la entrada en


vigencia de las leyes en sus artículos 215 y 216, los cuales
expresan:
Artículo 215. La ley quedará promulgada al publicarse, con el
correspondiente “Cúmplase”, en la Gaceta Oficial de la
República Bolivariana de Venezuela.

Artículo 216. Cuando el Presidente o Presidenta de la


República no promulgaren la ley en los lapsos señalados el
Presidente o Presidenta y los dos Vicepresidentes o
Vicepresidentas de la Asamblea Nacional procederán a su
promulgación sin perjuicio de la responsabilidad en que aquél
o aquella incurriere por su omisión.

Si coordinamos los transcritos artículos: 1 del Código Civil y 215 y


216 de la Constitución de la República, permite apreciar: que la ley
es obligatoria desde el día de su publicación en la Gaceta Oficial o
desde la fecha posterior que ella misma indique, es decir, se
produce una vacatio legis que significa que la ley no se aplicará
entre el lapso comprendido entre el día de su publicación y el
indicado en la misma ley para su entrada en vigencia.

Con respecto a los tratados, acuerdos o convenios internacionales


que celebre el Estado venezolano, algunos en materia penal, lo
prevé el artículo 217 de la Constitución de la República que dice:

Artículo 217: La oportunidad en que debe ser promulgada la


ley aprobatoria de un tratado, de un acuerdo o de un convenio
internacional, quedará a la discreción del Ejecutivo Nacional,
de acuerdo con los usos internacionales y la conveniencia de
la República.

2.- Derogación: La Ley Penal, al igual que las demás leyes, puede
ser derogada por otra ley. El artículo 7 del Código Civil establece:

Artículo 7: Las leyes no pueden derogarse sino por otras


leyes; y no vale agregar contra su observancia el desuso ni la
costumbre o práctica en contrario por antiguos ni universales
que sean.

Por su parte el artículo 218 de la Constitución de la República


dispone:

Artículo 218: Las leyes se derogan por otras leyes y se


abrogan por referendo, salvo las excepciones establecidas en
esta Constitución. Podrán ser reformadas total o parcialmente
La ley que sea objeto de reforma parcial se publicará en un
solo texto que incorpore las modificaciones aprobadas.

En Venezuela la derogación de las leyes puede ser expresa o tácita, de igual


forma puede ser total o parcial. También existe la figura de la abrogación
de la ley, lo cual está previsto en el artículo 74 de la Constitución de la
República, ello se hará de forma refrendaría.

La derogación es expresa, cuando la nueva ley contiene una


cláusula que declara la pérdida de vigencia a la ley anterior.

La derogación será tácita, cuando se desprende de la lectura del


contenido de la nueva ley, que se está desaplicando la ley anterior,
o cuando es posible apreciar de alguna forma, que la nueva ley
deroga parcialmente alguna disposición contenida en una ley
anterior. También ocurre la derogación tácita, cuando una ley sin
contener alguna disposición derogatoria, es publicada
posteriormente a otra, conteniendo disposiciones que de alguna
manera se contraponen o diferencia del contenido de la ley anterior.
En estos casos, priva el criterio de aplicación de la ley más reciente,
o el criterio de especialidad.

Muchas veces la ausencia de técnicas legislativas determina la


aparición de los conflictos de aplicación de las leyes. Por ello, será
preciso determinar estructuralmente el contenido y vigencia de las
normas, que de forma sistemática fijan la vigencia de su aplicación,
no dejando margen de duda que permita establecer distorsiones
inadecuadas y problemas innecesarios en cuanto a la aplicación de
la ley penal.

La derogación será total, cuando es sustituido el contenido íntegro


una ley, por otra ley. Implicará una derogación parcial, cuando una
ley nueva sólo deroga algunas disposiciones contenidas en el
cuerpo normativo, en particular de alguna otra ley dejando intacto el
resto de su ordenamiento.

La excepción a esta regla está constituida por la llamada


retroactividad de la ley penal, en el caso que la ley derogada
contenga disposiciones más favorables para el procesado o el reo,
esta situación está establecida de forma expresa en el artículo 2 del
Código Penal venezolano, quien señala que la retroactividad de la
ley se aplicará aun cuando al publicarse la ley nueva hubiere
recaído sentencia firme o el condenado estuviere cumpliendo la
respectiva condena.
Ello implica, que la eficacia de la retroactividad de la ley penal más
favorable, supera las consideraciones establecidas para la cosa
juzgada, ya que su efecto se extiende aún al reo que se encuentre
cumpliendo la condena, lo cual se circunscribe al contenido del
principio de progresividad.

Del principio de legalidad deriva el carácter irretroactivo de la ley y,


como excepción, su retroactividad es admitida sólo en materia
penal, tanto en el orden sustantivo como adjetivo, únicamente en el
caso de su mayor benignidad en relación al reo.

La retroactividad obedece a la existencia de una sucesión de leyes


penales, que por emanar de seres humanos y estar destinadas a
controlar la conducta de éstos, su validez o vigencia se encuentran
sometidas a la temporalidad, por lo cual se dan casos donde la
situación fáctica acaecida en un determinado momento y bajo el
imperio de una ley específica, para el tiempo de ser realizado el
juzgamiento de una persona, se consigue con que ha entrado en
vigencia otro texto legal, que de alguna forma favorece más a la
persona encausada en los hechos, por ello el juez debe aplicar la
nueva ley retrotrayendo su vigencia al momento de la comisión del
delito.

SUCESIÓN DE LEYES:

La ley humana, está sometida a limitaciones temporales. La ley


tiene un proceso de formación, de acuerdo con lo establecido en la
Constitución de la República, que culmina con su promulgación y
publicación en la Gaceta Oficial; desde ese momento se hace
obligatoria, a menos que la misma ley indique una fecha posterior
para su entada en vigencia, lo cual está expresamente señalado en
el artículo 1 del Código Civil venezolano; y se extingue cuando
queda derogada expresa o tácita, total o parcialmente, por otra ley o
se abroga por un referendo, de acuerdo a lo señalado en el artículo
218 de la Constitución de la República. También una ley puede
perder su vigencia, cuando se cumpla el término señalado en la
misma ley o desaparecen las circunstancias que justificaron su
nacimiento, situación que puede estar perfectamente regulada en el
texto normativo legal.

La sucesión de leyes ocurre cuando una ley que regula


determinados hechos se extingue y otra la sustituye ocupando su
lugar, quedando regulados esos hechos por otra ley, que debe
aplicarse a los hechos realizados bajo la ley derogada.

En materia penal se plantea el problema de la sucesión de leyes


con las características propias de esta rama, señalándose tres
hipótesis que puedan darse:

1. En relación a la ley penal creadora de delitos: cuando surge


una nueva ley que establece tipos penales que tipifica hecho
no prohibido o no considerado como punible.
2. Cuando se promulga una ley penal que deroga delitos: cuando
se eliminan incriminaciones, esto es, cuando se quita el
carácter de punible a un hecho considerado como tal en la ley
precedente.
3. Ley penal modificativa de delitos: cuando se modifica el
tratamiento penal de un hecho considerado como punible en
la legislación anterior. Esta modificación legislativa puede ser
modificativa más severa, cuando aumenta la pena, o la
cambia por una de mayor magnitud o incluye nuevas
agravantes, o excluye atenuantes, o aumenta el lapso de
prescripción de la acción penal o de la pena, o convierta en
enjuiciable de oficio un delito que según la ley derogada sólo
podía perseguirse a instancia de parte agraviada. También
puede ser modificativa más benigna, cuando reduce la cuantía
de la pena, o cuando asigna pena de prisión a una que tenía
pena de presidio, o elimina agravantes consagradas en la ley
anterior, o establece nuevas atenuantes, o disminuye el lapso
de prescripción de la acción penal o de la pena, o transforma
un delito de acción pública en delito de acción privada. Entre
otros.
El problema de la sucesión de leyes se rige, como regla general,
por el principio de la irretroactividad de la ley, por lo que no puede
aplicarse a hechos que ocurran después de su extinción.

En nuestro ordenamiento jurídico tendrá plena vigencia desde que


su contenido íntegro sea publicado en la Gaceta Oficial. El principio
de irretroactividad de la ley, que constituye una exigencia del
principio de legalidad de los delitos y de las penas, es la fórmula
acogida por el artículo 1 del Código Penal venezolano. De esta
manera, se amplía el principio legalista con tal exigencia
enunciándose como: “nullum crimen, nulla poena sine previa lege”,
lo cual implica que no hay delito ni hay pena sin la existencia previa
de una ley penal.

El ordenamiento jurídico venezolano establece excepciones al


principio general, admitiéndose la retroactividad de la ley cuando
esta favorezca al reo. De esta manera el artículo 24 de la
Constitución de la República señala que: “Ninguna disposición
legislativa tendrá efecto retroactivo, excepto cuando imponga menor
pena”. De igual forma, el artículo 2 del Código Penal venezolano
establece que: “Las leyes penales tienen efecto retroactivo en
cuanto favorezcan al reo, aunque al publicarse hubiere ya sentencia
firme y el reo estuviere cumpliendo condena”.

Las diversas posibilidades que pueden darse con relación a la


sucesión de leyes penales y a los principios que son aplicables son:

a. En el caso que la ley nueva considere como delito una


conducta no incriminada en la ley anterior, se aplica el
principio de la irretroactividad de la ley penal.
b. En el caso de que la nueva ley deje de considerar como delito
un hecho precedentemente tipificado como tal, se aplica el
principio de la retroactividad de la ley penal. Si el Estado quita
a un hecho el carácter punible, ello significa que ya no quiere
castigarlo.
c. En el caso de que la nueva ley modifique el tratamiento penal
de determinados hechos delictivos considerados por la ley
anterior, debe distinguirse:
1. Si la nueva ley resulta desfavorable para el reo, no
puede ser aplicada. Es irretroactiva y por ello debe
aplicarse la ley vigente para el momento en que ocurrió
el hecho, y
2. Si la nueva ley resulta favorable al reo, tendrá efecto
retroactivo.

LA LEY MÁS FAVORABLE:

En razón de todo lo dicho anteriormente y dado que la ley más


favorable debe aplicarse en materia penal con efecto retroactivo, se
impone precisar que se entiende por ley más favorable al reo.

Esta determinación debe hacerse no en abstracto, sino en concreto


y tomando en cuenta la situación en que se encuentra el reo. Debe
tenerse como más favorable o progresiva, aquella ley que al
aplicarla al caso concreto favorezca al reo, que lo trate con menos
rigor, tomando en cuenta todas las circunstancia que puedan
beneficiar lo, como la especie o duración de la pena, las penas
accesorias, las circunstancias atenuantes y agravantes, la
calificación del hecho, las causas de extinción del delito y de la
pena, los beneficios que puedan ser concedidos al reo, entre otros.

Debe aclararse que no puede el Juez, como intérprete de la ley,


combinar varias leyes, y aplicarlas simultáneamente, creando así
una tercera ley, sino que debe en todo caso aplicar la que considere
más favorable de forma íntegra al caso concreto sometido a su
jurisdicción y competencia.

Para aplicar la ley más favorable debe tomarse en consideración el


tiempo de comisión del delito, con la finalidad de establecer el
criterio para subsumir un hecho a una ley en particular.

En cuanto a la aplicación de la ley más favorable cuando el delito se


comete en un solo momento, pero puede suceder que medie un
tiempo entre la conducta y el resultado material de la acción
delictual, o que la conducta se fraccione en varios momentos o que
nos encontremos frente a un delito permanente o continuado. En
estos casos, si ocurre un cambio de legislación, es necesario
precisar el momento en que se estima cometido el delito. La fijación
de ese momento interesa a los fines de resolver otros problemas
que pueden presentarse en la materia, como por ejemplo, lo
relacionado con las causas de justificación, prescripción,
imputabilidad, entre otros.

Tres teorías pretenden resolver este problema:


1. La Teoría de la actividad: Considera que para determinar el
tiempo de comisión del delito debe atenderse al momento de
la comisión o la omisión.
2. La Teoría del resultado: Establece que debe tomarse en
cuenta el momento en que se produce el resultado.
3. La Teoría mixta: Que entiende que el delito es cometido tanto
en el momento de la acción u omisión como en el momento en
que se produce el resultado.

La teoría dominante es la de la actividad, que estima que el delito


es cometido en el momento en que se produce la acción u omisión.
De manera que al realizarse la acción el hecho es lícito y cuando se
produce el resultado es punible, no cabe la posibilidad de aplicar la
ley vigente para el momento en que se produce el resultado.

Cuando la conducta se ha fraccionado en varios actos, se aplicará


la ley vigente en el momento de realizarse el último acto.

Y con relación al delito permanente y al continuado, debe señalarse


que si la nueva ley entra en vigencia, mientras perdura la
permanencia o la continuidad, se aplicará en todo caso la ley que
esté vigente para la comisión del delito, sea o no más favorable,
quedando incluidos en los supuestos que establezca todos los actos
precedentes.

La Ley Intermedia: es aquella ley que entra en vigor después de


haberse cometido el hecho, pero es derogada antes de que el
hecho sea juzgado. Una parte de la doctrina sostiene que no puede
acogerse cuando sea más favorable, ya que se asumiría una
disposición inexistente por su temporalidad, tanto cuando ocurre el
hecho como en el momento del juicio. Otra parte de la doctrina es
de la opinión de que el reo no es culpable de la lentitud de la justicia
y debe poder aprovecharse de la ley intermedia si le es más
favorable.

Tomando como supuesto la existencia de una ley vigente para el


momento de la comisión del delito, otra ley posterior que tiene
vigencia limitada en el tiempo y otra para el momento de producirse
la condena, y que en el período intermedio, la ley considera
previsiones más benévolas nos hace preguntemos:

¿Podrá aplicarse la ley penal intermedia, cuándo sea más favorable


al reo?

Parecería ilógico aplicarla, ya que no estaba vigente ni para el


momento en que se produce el hecho, ni para el momento en que
se produce la sentencia. Sin embargo, a favor de su aplicación se
ha alegado que sería injusto perjudicar al reo por el solo hecho de
haberse prolongado el juicio, además tenemos que tener presente
el principio de legalidad de los delitos y de las penas, por aplicación
de la retroactividad de la ley cuando esto beneficia al reo,
empleando entonces como solución la aplicación de la ley más
favorable, la que beneficie al procesado o penado.

VALIDEZ ESPACIAL:
El derecho positivo de cada Estado define su soberanía penal. La
validez espacial va referida a la definición de territorio del Estado
como ámbito esencial del ius puniendi. En relación al
reconocimiento internacional que permite aceptar la soberanía
territorial de cada Estado, se establece el principio de
independencia territorial, permitiendo que se instituyan los poderes
públicos dentro de los elementos que lo define: Territorio, población
y poder. Surge entonces el derecho de la población a organizar al
Estado, en donde serán determinados los poderes públicos, la
forma de gobierno y las libertades ciudadanas. En ese ámbito es
donde el poder legislativo tendrá la plena capacidad, para que en el
nombre del Estado, dicte la ley penal que regirá el ius punendi en
particular.

En circunstancias especiales, el Estado decidirá mediante la


suscripción de tratados y acuerdos, los supuestos en los que la ley
penal universal podrá ser aplicada a hechos cometidos dentro o
fuera del territorio nacional. Debemos distinguir, que el ámbito de
validez espacial sirve para determinar cómo se aplica la ley penal
de un determinado territorio o Estado, es decir, en que espacio
físico territorial se aplica y hasta donde la misma extiende su
señorío. Cada vez más cobra importancia el análisis de la aplicación
del derecho penal dentro del territorio de los Estados y su
interrelación con otros Estados ya que ello permitirá combatir la
denominada criminalidad internacional, con el fin de que el delito no
quede sin sanción. Entre otro, los factores que otorgan cada vez
más interés al estudio de la aplicación de la ley penal en los
parámetros de especio y tiempo, se debate la existencia de un
derecho penal internacional.

En Venezuela, la ley penal, así como establece su eficacia en el


tiempo, también define su aplicación en el espacio, existiendo una
serie de normas que fijan principios en este sentido y que
determinan el ámbito espacial de aplicación de la ley penal
venezolana, que como se verá, puede ser aplicada no sólo a
hechos cometidos dentro del territorio venezolano, sino a hechos
cometidos en el extranjero.

En cuanto al derecho internacional, no existen las consideraciones


universales que permitan de forma armónica determinar los
parámetros de vigencia del Derecho Penal, importantes esfuerzo
permitieron el establecimiento del Estatuto de Roma, que permite
implementar la existencia de la jurisdicción penal universal. De
igual forma, dentro de los países que conforman la comunidad
internacional existen un conjunto de tratados bilaterales y
multilaterales, que permite la aplicación de la ley penal, apoyados
dentro de principios que rigen su aplicación espacial, dentro de los
cuales se encuentran: el principio de la territorialidad de la ley penal,
que es de carácter fundamental, y además los complementarios de
éste, que son el principio de la nacionalidad o personalidad, el
principio real, de defensa o de protección y el principio de la justicia
mundial, de la universalidad o principio cosmopolita.

1.- Principio De La Territorialidad: De acuerdo con este principio,


la ley penal se aplica dentro del territorio del Estado que la ha
dictado, a los hechos punibles cometidos en él, bien sea por
nacionales o extranjeros. La eficacia de la ley penal estaría
delimitada por el territorio.

2.- Principio De La Nacionalidad O Personalidad: Según este


principio, por un hecho punible cometido en un determinado lugar
se deberá aplicar a su autor la ley de su propio Estado. La ley de su
Estado perseguirá al individuo dondequiera que se encuentre, en
forma de un estatuto personal.

3.-Principio Real, de Defensa o Protección: De conformidad con


este principio, la ley penal aplicable a un hecho punible cometido en
cualquier lugar lo sería la ley del Estado cuyos intereses han sido
lesionados por el hecho, ya se trate de una ofensa que afecte
directa o inmediatamente al Estado o a sus nacionales. Se aplica la
ley del Estado del sujeto pasivo del delito.

4.- Principio de la Justicia Mundial, de la Universalidad o


Principio Cosmopolita: De acuerdo con este principio, que
encontraría su razón de ser en la comunidad de intereses de orden
internacional que son afectados por los hechos punibles, cualquier
Estado podría aplicar su ley penal y sancionar los delitos cometidos
por cualquier sujeto en cualquier lugar.

PRINCIPIOS QUE REGULAN LA APLICACIÓN DE LA LEY


PENAL VENEZOLANA

Principios aplicables: En Venezuela se adopta como regla básica,


para determinar la eficacia espacial de la Ley Penal, el principio
fundamental de la territorialidad, así lo pauta el artículo 3 del Código
Penal, según el cual la ley penal venezolana se aplica a todo hecho
punible cometido dentro del territorio nacional, independientemente
de la nacionalidad de la víctima y el lugar de la perpetración del
delito. Sin embargo para evitar la impunidad de determinados
hechos cometidos fuera del territorio, para salvaguardar los
intereses del Estado y responder a los intereses de la comunidad
internacional, este principio se complementa con los otros principios
enunciados, consagrando en nuestra legislación que extienden la
jurisdicción a casos de extraterritorialidad.

Principio que rigen la territorialidad en la legislación penal


venezolana:

Este principio se encuentra consagrado en el artículo 3 del Código


Penal Venezolano, el cual expresa: “Todo el que cometa un delito o
una falta en el territorio de la República, será penado con arreglo a
la ley venezolana”.

Se impone determinar que se entiende por territorio venezolano o


territorio de la República. El concepto de territorio, a los efectos de
la ley penal, ha de entenderse en sentido jurídico y no sólo en
sentido geográfico, con lo cual quiere decir que no comprende sólo
el territorio natural. De esta manera el territorio venezolano
comprende de acuerdo a lo establecido en los artículos 10 y 11 de
la Constitución de la República, de acuerdo a lo siguiente:
1. La superficie terrestre.
2. El mar territorial.

3. La zona contigua.

4. La plataforma submarina continental.

5. La zona económica exclusiva.

6. El espacio insular de la República.

7. El espacio aéreo; y

8. Las naves y aeronaves venezolanas: de guerra, mercantes y


civiles.

La legislación penal venezolana contempla además algunos casos


en los cuales establece la extraterritorialidad en la aplicación de
diversos principios. De forma particular el artículo 4 del Código
Penal prevé varios casos de aplicación de la ley penal a hechos
cometidos fuera del territorio de la República, en los términos
siguientes:
1. La legislación penal venezolana, contempla, determinados
supuestos de aplicación del principio de la nacionalidad o de
la personalidad, ante hechos cometidos fuera de Venezuela.
En virtud de este principio se toma en cuenta la nacionalidad
del sujeto activo del delito para aplicarle la ley de su propio
Estado cuando el hecho se ha cometido en el extranjero, lo
cual cobra más importancia en razón de la prohibición de la
extradición de un venezolano el cual debe ser juzgado en
Venezuela, previo el cumplimiento de determinados requisitos,
si el hecho se considera como delito, así lo establece el
artículo 6 del Código Penal, articulo 2 de la Ley contra el
Secuestro y la Extorsión.
En razón del principio de la nacionalidad o de la personalidad,
se aplicará la ley penal venezolana a los delitos cometidos por
venezolanos (numeral 1 del artículo 4 del Código Penal) y a
los venezolanos que en el extranjero infrinjan las leyes
relativas al estado civil y capacidad de los venezolanos, como
es el caso del delito de bigamia (numeral 4 ejusdem).
2. En lo que respecta al principio real, de defensa o de protección, por
el cual se aplicará nuestra ley penal venezolana a hechos
cometidos en el extranjero que lesionen intereses del Estado
venezolano, se pueden citar los supuestos de venezolanos que en
el extranjero se hagan reos de traición contra la República (numeral
1 del artículo 4 del Código Penal); de los venezolanos que en el
extranjero cometan delitos contra la seguridad de la República o
contra sus nacionales (ordinal 2 ejusdem); de los venezolanos o
extranjeros que sin autorización del Gobierno de la República,
fabriquen, adquieran o despachen armas en el extranjero con
destino a Venezuela o favorezcan su introducción en nuestro
territorio (numeral 3 ejusdem); de los empleados de la República
que desempeñen mal sus funciones o que cometan cualquier otro
hecho punible no enjuiciable en el lugar de su residencia (numeral 6
ejusdem); de los venezolanos o extranjeros que en otro país
falsifique monedas de curso legal en Venezuela o sellos de uso
público o estampillas o títulos de crédito de la nación (numeral 11
ejusdem); o favorezcan la introducción en Venezuela de tales
valores (numeral 12 ejusdem); de los venezolanos o extranjeros
que, en tiempos de paz, desde territorio, buques de guerra o
aeronaves extranjeras lancen proyectiles o hagan cualquier otro mal
a las poblaciones, habitantes o al territorio de Venezuela (numeral
16 ejusdem).
3. En cuanto al principio de la justicia mundial, de la universalidad o
principio cosmopolita, en razón de que determinados hechos
punibles ofenden el orden internacional, puede aplicarse la ley
penal venezolana, aunque el hecho se cometa fuera del territorio
venezolano. Este es el caso de los venezolanos o extranjeros que
en alta mar, cometan actos de piratería u otros delitos de los que el
Derecho Internacional califica de atroces y contra la humanidad,
como el genocidio, la trata de blancas, el tráfico de estupefacientes,
la trata de esclavos, entre otros. (numeral 9 del artículo 4 del Código
Penal) y articulo 2 de la Ley contra el Secuestro y la Extorsión.

La legislación penal venezolana establece una serie de requisitos


para el enjuiciamiento en los casos de extraterritorialidad de la ley
penal venezolana. En el artículo 4 del Código Penal venezolano,
establece diversos supuestos de extraterritorialidad de la ley penal
venezolana, dentro de los cuales se señalan los requisitos que
deben cumplirse para el enjuiciamiento en Venezuela, dentro de los
que se encuentran:

1. Que el sujeto activo haya venido al territorio de la


República.
2. Que se intente la acción por la parte agraviada, o por el
Ministerio Público en los caso de traición a la patria o de
delitos contra la seguridad de Venezuela.
3. Que el indiciado no haya sido juzgado por los tribunales
extranjeros, a menos que habiéndolo sido, hubiere
evadido la condena.
Para el ejercicio del juzgamiento, es importante establecer el lugar
donde se cometió el delito, a fin de determinar la aplicabilidad de las
normas y principios estudiados, para fijar así la jurisdicción.

Normalmente no se presenta problema cuando el hecho en su


totalidad ocurre en un determinado lugar, pero puede presentarse el
caso de los delitos a distancia o delitos materiales en que puede
tener lugar la conducta en un lugar o territorio y producirse el
resultado en otro, o el caso de hechos cuya ejecución se extiende
por diversos territorios como puede ocurrir en los delitos
permanentes o en los delitos continuados.

Para la determinación de la competencia a razón del territorio, debe


tomarse en cuenta las reglas relacionadas a las teorías relativas a
la aplicación de la ley más favorable.
Como indica Creus Carlos, hay delitos cuyas particulares
circunstancias de ejecución requieren la aplicación de la ley penal
del Estado a hechos cometidos fuera de su territorio, ya sea por el
resultado dañoso que se produce en él, o bien porque siendo
parcialmente ejecutado en dicho Estado, su accionar termina en
otro.

Cada Estado determina en su ley el alcance espacial que quiere


darle, sin perjuicio de la regulación que pueda provenir de los
convenios internacionales. Los principios sostenidos por la doctrina
y que han sido adoptados en forma parcial o combinada por la
mayoría de las legislaciones, pueden reducirse a cuatro:

1. Territorialidad.
2. Personal o de la nacionalidad.
3. Real, de protección o de defensa.
4. Universal, justicia mundial o cosmopolita.

1. Principio de territorialidad o territorial: Como expresa Fontán


Balestra, de acuerdo con este principio, la ley penal es aplicable a
los delitos cometidos en el territorio del Estado, basándose en el
concepto de soberanía, expresión que sintetiza la idea de
independencia. Para este principio lo que decide la aplicación de la
ley penal del Estado es el lugar de comisión del delito, es decir, la
mencionada ley penal se aplica a los delitos cometidos dentro del
Estado o sometidos a su jurisdicción, sin que importe la condición
del autor o del ofendido, ni la nacionalidad del bien jurídico
afectado.

Lo que limita la aplicación territorial de la ley es el concepto jurídico


de territorio, que no necesariamente coincide con su extensión
física, ya que aquel se extiende a todos los lugares sobre los que el
Estado ejerce su jurisdicción legislativa y judicial de conformidad a
los parámetros que la Constitución de la República determina.

2. Principio de la personalidad (personal) o de la


nacionalidad: Expresa Creus Carlos, que en este principio es
decisiva la nacionalidad de los sujetos que intervienen en la relación
jurídica originada por el delito. Considera que la ley del Estado
sigue al nacional dondequiera que él se encuentre, es decir, los
individuos son portadores de su propio estatuto personal. Agrega
Fontán Balestra que, según este principio, la ley del país a que el
individuo pertenece es la que debe aplicarse, fundándose esta tesis
en el sentido de dependencia persona de cada individuo respecto
del estado en el cual es nacional. Distingue este doctrinario que el
principio de personalidad será, activa cuando se trata del autor del
delito, o personalidad, pasiva al referirse a la víctima.

3. Principio real, de protección o de defensa: Se basa en la


necesidad de proteger los intereses nacionales y castigar los delitos
que ataquen esos intereses, con arreglo a la legislación del país
atacado, sin tomar en consideración el lugar donde se cometió el
delito. El ejemplo que indica Fontán Balestra es el de la falsificación
de moneda perpetrada en el extranjero, que afecta al Estado cuyo
signo monetario es objeto de imitación. De acuerdo con Creus
Carlos, el principio de defensa es una derivación objetiva del
principio de nacionalidad, ya que el aspecto decisivo en él es la
nacionalidad del bien protegido, la ley penal ampara los intereses
nacionales y, por tanto, rige ella en todos los casos en que el delito
vulnera o amenaza uno de esos intereses, cualquiera que sea su
lugar de comisión y sin que interese la nacionalidad del autor.

La cuestión básica que tiene que ser resuelta es la de que bienes


jurídicos nacionales se tienen que considerar para discernir la ley
aplicable, ya que sólo algunos de esos bienes dar lugar a la
aplicación de la ley penal del estado. Indica Creus Carlos que
generalmente se reducen a los consustanciados con la
organización, preservación y actividades fundamentales del Estado,
en cuanto a la integridad territorial, defensa, de la moneda, entre
otros, siendo habitual que para determinarlos las leyes enuncien
taxativamente esos bienes o los delitos que se rigen por este
principio para evitar dificultades interpretativas.

4. Principio Universal, justicia mundial o cosmopolita: Explica


Fontán Balestra que en los delitos que afecten por igual a todos los
miembros de la comunidad internacional, cada Estado, como
integrante de ella y con miras a su protección, debe proceder a
juzgar a todo delincuente que detenga en su territorio, sin que
importe cual sea su nacionalidad y el lugar de ejecución del delito,
como ocurre, por ejemplo, con la trata de blancas, la piratería, el
narco tráfico, el terrorismo o la legitimación de capitales, entre otros.
El derecho internacional igualmente ha establecido una serie de
pactos internacionales a este tenor con el fin de perseguir la
criminalidad trasnacional, extendiendo en muchos casos la
jurisdicción de los países tratantes de los referidos instrumentos
internacionales.
De forma especial el derecho penal internacional ha desarrollado en
el Estatuto de Roma la persecución de los delitos de Genocidio,
Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad.

VALIDEZ PERSONAL:

La ley penal se aplica indistintamente a todo individuo que cometa


un delito o una falta en el territorio de la República (artículo 3 del
Código Penal). Y así mismo la Constitución de la República
consagra en su artículo 21 el principio de la igualdad de todos los
ciudadanos, lo que impide establecer discriminaciones entre los
individuos que puedan sustraerlos de la aplicación en, nuestro caso,
de la ley penal.

Sin embargo, en nuestro ordenamiento, como en la mayoría de las


legislaciones, se establecen algunas excepciones, para ciertas
personas, en razón de las funciones públicas que desempeñan.

INMUNIDADES:

Los Diputados a la Asamblea Nacional y Asambleas Legislativa


de los Estados: En Venezuela existen diversos casos de exención
de la aplicación de la ley penal venezolana por hechos punibles
cometidos por determinadas personas en el ejercicio de sus
funciones.

Es el caso de la denominada inviolabilidad de los diputados de la


Asamblea Nacional y de las Asamblea Legislativas de los Estados,
a quienes la Constitución de la República y de los Estados le
reconoce la inmunidad, no concediendo responsabilidad penal, civil
o administrativa a consecuencia de los votos y opiniones emitidas
en el ejercicio de sus funciones.

De esta forma, se consagra la inmunidad parlamentaria como una


garantía del ejercicio autónomo de las funciones legislativas
respecto de los otros poderes y como garantía para el mejor y
efectivo cumplimiento de la función parlamentaria. La inmunidad,
está referida al ejercicio de las funciones parlamentarias, desde el
momento de la proclamación por parte del órgano electoral, hasta la
conclusión del mandato.

Su desconocimiento por parte de los funcionarios públicos ocasiona


sanciones de naturaleza penal que el legislador deberá establecer
en la ley correspondiente.
En cuanto a los presuntos delitos cometidos por los diputados,
conocerá el Tribunal Supremo de Justicia en forma privativa, siendo
la única autoridad que, previa autorización de la Asamblea Nacional,
podrá ordenar la detención o continuar el enjuiciamiento, según sea
el caso. En caso de delito flagrante cometido por algún diputado, la
autoridad competente pondrá a éste bajo custodia en su residencia
y comunicará de manera inmediata el hecho al Tribunal Supremo de
Justicia.

Por la inviolabilidad, un diputado puede incurrir en hechos


cometidos por medio de la palabra oral o escrita, calificables como
de difamación, injuria, instigación a la desobediencia de la ley o de
la autoridad, incitación a la rebelión, vilipendio u ofensas a
funcionarios entre otros y ello, sencillamente, no es delito, porque
por esas conductas de los diputados, que se concretan en
expresiones u opiniones, se encuentran exentas de la aplicación de
la ley penal, razón por lo cual, su integridad personal es inviolables
por ningún órgano del poder público, salvo que sea sometido al
procedimiento de desafuero previsto en la misma Constitución de la
Republica con la finalidad que se establezca el antejuicio de mérito
y que sea despojado de su inmunidad por el mismo cuerpo
legislativo.

De acuerdo con la Constitución de la República en el artículo 199


señala:

Artículo 199: Los Diputados o Diputadas de la Asamblea


Nacional no son responsables por votos y opiniones ejercidas
en el ejercicio de sus funciones. Sólo responderán ante los
electores o electoras y el cuerpo legislativo de acuerdo con la
constitución y los reglamentos.

Dos aspectos básicos discute la doctrina con relación a este punto,


la extensión de esta inmunidad y su naturaleza jurídica.

En cuanto a la extensión de la inmunidad, debe precisarse que la


inviolabilidad se limita a los votos y opiniones emitidos por los
diputados en ejercicio de sus funciones, dentro o fuera de la
Asamblea Nacional.

En cuanto a la naturaleza jurídica, algunos autores creen que se


trata de una causa de justificación, otros de una excusa absolutoria
y otros de una excusa personal de exclusión de la pena. La doctrina
venezolana se ha inclinado a considerarlo una causa personal de
exclusión de la pena, por quedar excluidos de la aplicación del
Derecho Penal, en razón de la función ejercida.

Artículo 200. Los diputados o diputadas a la Asamblea


Nacional gozarán de inmunidad en el ejercicio de sus
funciones desde su proclamación hasta la conclusión de su
mandato o la renuncia del mismo. De los presuntos delitos
que cometan los o las integrantes de la Asamblea Nacional
conocerá en forma privativa el Tribunal Supremo de Justicia,
única autoridad que podrá ordenar, previa autorización de la
Asamblea Nacional, su detención y continuar su
enjuiciamiento. En caso de delito flagrante cometido por un
parlamentario o parlamentaria, la autoridad competente lo o la
pondrá bajo custodia en su residencia y comunicará
inmediatamente el hecho al Tribunal Supremo de Justicia.

Los funcionarios públicos o funcionarias públicas que violen la


inmunidad de los o las integrantes de la Asamblea Nacional,
incurrirán en responsabilidad penal y serán castigados o
castigadas de conformidad con la ley.

Diversa es el alcance de la inmunidad, que es considerada relativa y


temporal, por lo cual hasta tanto no sea revocada, los parlamentarios no
pueden ser de ninguna forma coartados en el ejercicio de sus funciones; no
pueden ser apresados, salvo en caso de flagrancia, lo cual no excluye
expresamente el antejuicio de la inmunidad o la función parlamentaria, ni
se puede entender que sea la justificación para levantar o cesar
automáticamente el privilegio; no pueden ser objeto de registro o de
requisas; no pueden ser sometidos a proceso penal, si antes no se cumplen
dos pasos esenciales como son: primeramente que el Tribunal Supremo de
Justicia declare por sentencia de la Sala Plena, que hay mérito para ello; y
segundo que es un aspecto fundamental, que la Asamblea Nacional,
autorice el enjuiciamiento por la mayoría simple de sus integrantes,
situación que eventualmente pudiera no hacer por razones de orden
político.

Particularmente, los delitos de vilipendio y todos los llamados “delitos de


desacato”, están proscritos de la legislación penal internacional. Sin
embargo, en Venezuela y en otros países, estos delitos son conservados por
la legislación penal a pesar del criterio internacional, ello derivado a la
desactualización del bloque jurídico penal o a intereses de orden político.
El Defensor del Pueblo: En lo que respecta al Defensor del
Pueblo, órgano del Poder Ciudadano, el artículo 282 de la
Constitución de la República, le acuerda el goce de inmunidad en el
ejercicio de sus funciones. Al igual que para los diputados de la
Asamblea Nacional, esta inmunidad es temporal y limitada al
período de ejercicio de su cargo. No puede ser sometido a juicio
penal por hechos que no guarden relación con sus funciones, si
previamente el Tribunal Supremo de Justicia no declara la
existencia de méritos, correspondiendo a esta máxima instancia el
conocimiento de la causa.

Los Jefes de Estado extranjeros: Otra excepción de la aplicación


de la ley penal en Venezuela, es el caso de Jefes de Estado
extranjeros, que se encuentre en el territorio de la República, por
reconocimiento a la soberanía del Estado que representa.

El ordenamiento jurídico venezolano consagra o acuerda ciertas


prerrogativas, que no constituyen realmente excepciones al
principio de igualdad de la ley penal que no sustraen absolutamente
a estas personas de su aplicación pero si le dan privilegios o
tratamiento especial, cumpliendo determinados requisitos. La
excepción a esta regla la encontramos en otro tratado internacional
como lo es el Estatuto de Roma de la Corte penal internacional, que
es ley interna por imperio de la ratificación hecha por Venezuela. En
este caso, cuando la Corte Penal Internacional, emita una orden de
entrega de un Jefe de Estado o algún funcionario extranjero que se
encuentre de paso en el país, el gobierno venezolano estaría
obligado a producir la aprehensión y eventual entrega del
funcionario a la justicia internacional.

La inmunidad de los diplomáticos extranjeros acreditados en


Venezuela: Se consagra la inviolabilidad en sus personas,
residencias particulares y oficiales, bienes y documentos, y la
inmunidad de la jurisdicción civil administrativa y penal del Estado
receptor, lo que no los exime de la jurisdicción del Estado
acreditante, ello de acuerdo a lo establecido en la Ley aprobatoria
de la Convención de Viena sobre relaciones Diplomáticas de l961.
Conforme el artículo 31, de la convención internacional, el agente
diplomático gozará de inmunidad de la jurisdicción penal del Estado
receptor, en consecuencia no estará obligado a testificar y su
persona es inviolable. El artículo 29, ejusdem advierte que el
diplomático no puede ser objeto de ninguna forma de detención o
arresto. El Estado receptor le tratará con el debido respeto y
adoptará todas las medidas adecuadas para impedir cualquier
atentado contra su persona, su libertad o su dignidad.

Los miembros de la familia de un agente diplomático, siempre que


no sean nacionales del Estado receptor, gozarán de la misma
inmunidad diplomática de acuerdo al artículo 37 del ya mencionado
tratado internacional, y también están protegidos por la inmunidad
de jurisdicción, que estaría limitada al ejercicio de sus funciones, los
miembros del personal administrativo y técnico de las misiones
diplomáticas. El Estado acreditante puede renunciar expresamente
a la inmunidad de jurisdicción de sus agentes diplomáticos, de
acuerdo con lo establecido en el artículo 32, del Tratado, siendo la
forma de enjuiciar a estas personas por el Estado venezolano.

De igual forma, los locales de la misión diplomática son inviolables,


las autoridades venezolanas, como Estado receptor no podrán
penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión. Los
locales de la misión, no podrán ser objeto de ningún registro,
requisa, embargo o medida de ejecución, así como su mobiliario,
archivos o medios de transportes, que deberán ser protegidos
contra todo ataque o intrusión, de acuerdo a lo expresamente
dispuesto en el artículo 22 de la Convención de Viena sobre
relaciones Diplomáticas. También están protegidas por esta
inviolabilidad las viviendas de los agentes diplomáticos. Esta
inviolabilidad se extiende a su residencia particular, sus
documentos, su correspondencia y sus bienes, que sólo
excepcionalmente podrán ser embargados, (Art. 30).

Los Funcionarios Consulares: En relación a la inmunidad con que


cuentan los funcionarios consulares en Venezuela, existen ciertas
prerrogativas, consagradas en la Ley Aprobatoria de la
Convención de Viena sobre relaciones consulares de l963, que
prevé la inmunidad de estos funcionarios, es así como el artículo 43
de ya mencionado instrumento normativo, consagra la denominada
“Inmunidad de Jurisdicción”, que resguarda a los funcionarios
consulares y los empleados consulares, señalando que en materia
penal no estarán sometidos a la jurisdicción de las autoridades
judiciales y administrativas del Estado receptor por los actos
ejecutados en el ejercicio de las funciones consulares. Es por ello,
que en caso de iniciarse un procedimiento penal en contra del
cónsul o de algún funcionario consular, si el delito no es grave, el
funcionario no podrá ser detenido preventivamente, ni sometido a
ninguna limitación de su libertad, sin la previa autorización del
Estado que le envía. En caso de delito grave, opera las mismas
condiciones de los funcionarios consulares, en cuyo caso el Estado
al cual pertenece el funcionario consular puede renunciar, a la
inmunidad del funcionario y en este caso se procedería con su
enjuiciamiento.

PRERROGATIVAS:

Respecto a los altos funcionarios: El Presidente de la República


y otros altos funcionarios, gozan de prerrogativas de acuerdo a lo
establecido en el artículo 232 de la Constitución de la República,
que señala: “el Presidente o Presidenta de la República es
responsable de sus actos y del cumplimiento de las obligaciones
inherentes a su cargo”. Por tanto, no goza de exención alguna en
relación a la aplicación de la ley penal sustantiva. Sin embargo de
acuerdo al artículo 266, numeral 2 de la misma Carta Fundamental,
corresponde al Tribunal Supremo de Justicia declarar si hay o no
méritos para su enjuiciamiento y, en caso afirmativo, conocerá de la
causa el propio Tribunal Supremo, previa autorización de la
Asamblea Nacional, hasta la sentencia definitiva.

Asimismo, en lo que respecta al Vicepresidente de la República, a


los integrantes de la Asamblea Nacional, a los Magistrados del
Tribunal Supremo de Justicia, a los Ministros, al Procurador
General, al Fiscal General, al Contralor General, al Defensor del
Pueblo, a los Gobernadores, a los Oficiales Generales y Almirantes
de las Fuerzas Armadas y a los Jefes de misiones diplomáticas,
corresponde al Tribunal Supremo de Justicia declarar si hay o no
méritos para su enjuiciamiento y en caso afirmativo, remitirá los
autos al Fiscal General de la República o a quien haga sus veces, si
fuese el caso, y seguirá conociendo, hasta sentencia definitiva si se
trata de un delito común (artículo 266, numeral 3, ejusdem).

En relación a este procedimiento especial, se debe tener en cuenta


lo previsto en los artículos 376 y siguiente del Código Orgánico
Procesal Penal y otras leyes especiales. A los efectos del
enjuiciamiento se requiere la previa querella del Fiscal General de la
República y la realización del antejuicio de mérito ante el Tribunal
Supremo de Justicia. Si se declara que hay mérito seguirá
conociendo hasta sentencia definitiva el Tribunal Supremo de
Justicia como juez natural, de acuerdo a lo expresamente señalado
en el artículo 266 de la Constitución de la Republica.
Recibida la querella, El Tribunal Supremo de Justicia convocará a
una audiencia oral y pública dentro de los treinta días siguientes,
para que el imputado responda. En la audiencia el Fiscal General
explanará la querella, seguidamente el defensor hará sus alegatos,
se admitirá réplica y contra réplica y el imputado tendrá la última
palabra. Concluido el debate el Tribunal Supremo tendrá cinco días
para dictaminar si hay o no méritos para el enjuiciamiento (artículo
379 del Código Orgánico Procesal Penal).

Declarado el enjuiciamiento el funcionario público quedará


suspendido o inhabilitado para ejercer cualquier cargo durante el
proceso (artículo 380 del Código Orgánico Procesal Penal).

LA EXTRADICIÓN

Se entiende por extradición el acto por el cual un Estado, en el cual


se encuentra un sujeto reclamado por la comisión de un delito, lo
entrega a otro Estado que lo requiere por tener competencia para
juzgarlo o para la ejecución de una pena impuesta.

La extradición es el procedimiento judicial penal-administrativo por


el cual una persona acusada o condenada por un delito conforme a
la ley de un Estado es detenida en otro Estado y devuelta al primero
para ser enjuiciada o para que cumpla la pena ya impuesta.

Si bien existe una cooperación internacional muy activa para la


represión de los delitos, continúa existiendo la regla de que un
Estado está obligado a conceder la extradición de un delincuente
extranjero, solamente si existe tratado internacional con el Estado
requirente o Convención Internacional sobre extradición, de la que
ambos Estados sean firmantes. Cuando no hay tratado o
convención internacional, el Estado requerido está facultado para
acordar la extradición, pero no está obligado a concederla. Sin
embargo la obligación señalada no es absoluta pues siempre el
estado requerido conserva la facultad soberana de no conceder la
ex-tradición si de acuerdo a su legislación interna no se cumplen los
requisitos establecidos para tal efecto.

Hoy en día, se señala que la extradición es un acto de colaboración


internacional en materia penal con el cual se refuerza la lucha
contra el delito, con el fin de evitar la impunidad.

Terminología:
 El Estado que solicita la entrega se llama requirente y
 El Estado a quien se le solicita se llama requerido
 La Extradición Activa, es la que realiza el Estado requirente
y

 Extradición Pasiva es la denominación al Estado requerido.

Clasificación de la extradición.

1.- Necesaria u obligatoria: cuando entre uno y otro de dichos


Estados está vigente un tratado de extradición, en el que, además,
se ha incluido el delito que motiva la extradición, el Estado
requerido está jurídicamente obligado a atender dicha solicitud; y

2.- Facultativa o potestativa: cuando entre el Estado requirente y


el requerido no existe tratado de extradición o si aquél existe, pero
en él no está comprendido el hecho delictivo que ha dado origen a
la solicitud, el Estado requerido no está jurídicamente obligado a
conceder la extradición, aun cuando puede acordarla en ejercicio de
un acto de soberanía.

En Venezuela existe un procedimiento para la extradición activa, por


ser el Estado que la solicita y otro procedimiento diferente cuando
se trata de la extradición pasiva, por ser el Estado a quien se le
solicita, así lo establece el Código Orgánico Procesal Penal en los
artículos 391 al 399.

Fuentes de la extradición

En Venezuela esta materia está regulada por normas contenidas en


los artículos 6, y 391 al 399 del Código Orgánico Procesal Penal.
De igual forma, está contemplada en otras leyes especiales que
conforman la ratificación de Tratados de Extradición suscritos por
Venezuela con otros Estados y por los principios de Derecho
Internacional, específicamente, por la costumbre internacional y la
reciprocidad, respecto a otros Estados de los cuales no existe
ningún acuerdo internacional.

No se puede considera como fuente exclusiva de la extradición los


Tratados, ello no lo admite nuestro ordenamiento, al señalarse en el
artículo 6 del Código Penal, que la extradición de un extranjero por
delitos comunes se acordará por la autoridad competente, de
acuerdo con los Tratados Internacionales en vigor suscritos por
Venezuela, y a falta de estos, por las leyes venezolanas.
Por su parte, el artículo 391 del Código Orgánico Procesal Penal
dispone que la extradición se rige por las normas contenidas en
este instrumento legal y por los Tratados, Convenios y Acuerdos
internacionales suscritos por la República a lo que se añade la
mención de las normas internacionales aplicables, según el artículo
399 ejusdem.

Lamentablemente, el artículo citado del Código Orgánico Procesal


Penal se quedó corto en el enunciado de las fuentes de la
extradición, pues impone la misma referencia a los principios de
Derecho Internacional y a la costumbre entre los Estados. Sin
embargo la mención de los Acuerdos y Convenios, haría procedente
la entrega cuando, en ausencia de Tratado, se da un compromiso o
convenio de reciprocidad que obliga a la entrega al Estado
requirente en situación analógica, en razón de la cooperación
internacional en la lucha contra el delito.

Principios que rigen la extradición según los tratados suscritos


por Venezuela y la ley penal venezolana.

1.- principios relativos al hecho punible.

a) Principio de la doble incriminación: De acuerdo con este


principio, el hecho que da lugar a la extradición debe ser
constitutivo de delito tanto en la legislación del Estado
requirente como en la legislación del Estado requerido. Tal
principio se establece en el artículo 6 del Código Penal
venezolano. Que señala que Venezuela no concederá la
extradición de un extranjero por ningún hecho que no esté
calificado como delito por la ley venezolana.
Además, el mencionado principio exige que los tipos por los
que solicita la extradición sean similares en ambas
legislaciones, lo que supone una identidad sustancial, sin que
se tomen en cuenta las circunstancias modificativas del hecho
o su denominación en cada una de las legislaciones.

b) Principio de la mínima gravedad del hecho: De acuerdo


con este principio sólo se concede la extradición por delitos y
no por faltas, así lo señala el artículo 6 del Código Penal y en
relación a aquellos se suele establecer en los tratados la
pena mínima que debe tener asignada el delito para que
proceda la extradición.
Además, la extradición no sólo se concede por delitos
consumados sino también en grado de tentativa o en grado de
frustración, y a ello aluden la mayoría de los tratados.
Asimismo, no sólo hace referencia a los autores del hecho
punible, sino también a los partícipes y a los encubridores.

c) Principio de la especialidad: Según este principio el


sujeto extraditado no puede ser juzgado por un delito distinto
al que motivó la extradición, cometido con anterioridad a la
solicitud.
Sin embargo, excepcionalmente, como lo prevén los mismos
tratados, puede el sujeto ser juzgado por un hecho cometido
con anterioridad a la extradición, siempre que consienta en
ello el Estado requerido, o si el extraditado permanece libre en
el Estado requirente durante un determinado lapso después
de juzgado y absuelto por el delito que originó la extradición, o
de cumplida la pena de privación de libertad impuesta.

Otro problema se plantea cuando el sujeto comete un nuevo


delito en el Estado requerido. En este caso, si el hecho se
comete con anterioridad a la solicitud, la entrega podrá
diferirse hasta que el sujeto sea juzgado y cumpla la pena.
Además, también podrá postergarse la entrega cuando el
traslado ponga en peligro la vida de la persona, por razones
de salud.

d) Principio de no entrega por delitos políticos: Este


principio según lo establecido en el artículo 6 del Código
Penal y en la mayoría de los tratados, se prohíbe la entrega
de sujetos perseguidos por delitos políticos, lo cual se ve
reforzado por el derecho de asilo consagrado también en
nuestra legislación.

Cabe señalar en este punto que se han dado diversa razones


por las cuales se justifica la protección al delincuente político y
su no extradición. Fundamentalmente se han formulado
consideraciones sobre el carácter altruista del delincuente
político; sobre su relatividad en el tiempo y en el espacio y
básicamente, sobre su importancia limitada al Estado en el
cual busca refugiar al individuo.

En algunos tratados quedan abarcados por el principio de la


no entrega, los delitos militares, los de carácter religioso, los
delitos culposos y los contrarios a las leyes de prensa.
2.- principios relativos a la persona.

Nuestra legislación establece el principio de la no entrega de los


nacionales, al señalar el artículo 6 del Código Penal, que “la
extradición de un venezolano no podrá concederse por ningún
motivo; pero deberá ser enjuiciado en Venezuela a solicitud de la
parte agraviada o del Ministerio Público, si el delito que se le imputa
mereciere pena por la ley venezolana”.

La entrega del nacional sería atentar contra la dignidad nacional,


exponer al ciudadano a una justicia no confiable, sacrificar el deber
de protección del Estado con sus súbditos y un derecho de estos, y
sustraerlo de sus jueces naturales. La Constitución de la República,
defendiendo la soberanía, sin tomar en cuenta el valor de la
solidaridad internacional y la eficacia de la lucha contra el delito,
sobre todo en sus manifestaciones de crímenes que no conocen
fronteras, como en el caso del tráfico de drogas, ha consagrado, en
el artículo 69, que “se prohíbe la extradición de venezolanos y
venezolanas”.

En cambio, en franca desigualad y dejando en el vacío la


salvaguarda de otros derechos y garantías que no pueden ser
desconocidos, la misma Constitución prescribe en su artículo 271,
que “en ningún caso podrá ser negada la extradición de los
extranjeros o extranjeras responsables de los delitos de
deslegitimación de capitales, drogas, delincuencia organizada
internacional, hechos contra el patrimonio público de otros Estados
y contra los derechos humanos”.

3.- principios relativos a la acción penal, a la pena y al


cumplimiento de otros requisitos procesales.

1. No se concederá la extradición si la acción penal o la pena


han prescrito conforme a la ley del Estado requirente.
2. No se concederá la extradición por delitos que tengan
asignada en la legislación del Estado requirente la pena de
muerte o una pena perpetua, según el artículo 6 del Código
Penal. Así, también se establece en la mayoría de los
tratados, aunque se señala que podrá hacerlo, si el Estado
requirente se compromete expresamente a no aplicar la
cadena perpetua o la pena de muerte.
3. No se concederá la extradición si la persona reclamada ya
ha sido juzgada y puesta en libertad, o ha cumplido la
pena, o si está pendiente de juicio en el Estado requerido,
por el mismo delito que motiva la extradición.
Consideramos que no puede considerarse como absoluta
la prohibición que hace el transcrito artículo 271 de la
Constitución, sino que debe interpretarse en congruencia
con los principios que hemos mencionado.
El procedimiento en materia de extradición: El Código Orgánico
Procesal Penal, en los artículo 391 y siguiente, regula el Procedimiento de
Extradición, y fija las normas que deben observarse, tanto para el caso de la
“extradición activa”, cuando Venezuela es el país requirente, que ejerce el
derecho de solicitar la entrega de una persona procesada o condenada que
ha buscado refugio en otro país; como para el caso de la “extradición
pasiva”, cuando Venezuela es el país requerido y se cumple con la
obligación de entregar a un país extranjero a una persona procesada o
condenada que se encuentra en nuestro territorio.

Actividades de Refuerzo
Cuestionario:

1. ¿Cuál ha sido la importancia para las ciencias penales del


estudio de la eficacia de la ley penal? Explique.

2. ¿En qué consiste la validez temporal de la ley penal?

3. ¿De qué parámetro se vale para determinar la vigencia de la


ley penal?

4. ¿Explique, qué mecanismos existen para sustituir o dejar sin


efecto la ley penal?

5. ¿En qué consiste la sucesión de leyes penales?

6. ¿Cuáles son las diversas posibilidades que pueden darse con


relación a la sucesión de leyes penales y los principios que
son aplicables?

7. ¿En qué consiste el principio de retroactividad de la ley


penal?
8. ¿Qué teorías sustentan la determinación del delito para la
aplicación de la ley más favorable?

9. ¿En qué consiste la validez espacial de la ley penal?

10. ¿Qué principios enuncian la validez espacial de la ley penal?

11. ¿Qué principios regulan dentro de la legislación penal


venezolana, la aplicación de la ley penal?

12. ¿En qué consiste la validez personal de la ley penal?

13. ¿Qué personas están revestidas de inmunidad frente a la


aplicación de la ley penal, explique?

14. ¿Explique, qué personas cuentan con prerrogativas para la


aplicación de la ley penal?

15. ¿En qué consiste la extradición, cómo se pueden clasificar?

16. ¿Explique la fuente de extradición en Venezuela?

17. ¿Qué principios rigen la extradición en Venezuela según los


tratados suscritos y ratificados por la República?

18. ¿En qué norma encontramos el procedimiento de extradición


aplicable en Venezuela?

19. ¿Señale la diferencia que existe entre la extradición pasiva y


la activa?

lunes, 21 de octubre de 2013

TEMA 4 DERECHO PENAL I


TEMA No 4 (3oC)
EFICACIA DE LA LEY PENAL. Validez temporal. Sucesión de leyes. Ley más favorable.
Validez espacial. Principios aplicables. Validez Personal. Inmunidades. Prerrogativas.
Retroactividad de la Ley Penal. La extradición.

VALIDEZ TEMPORAL DE LA LEY PENAL.

1.- VIGENCIA: En el Derecho Venezolano, la Ley Penal, como todas las leyes, es obligatoria
desde su publicación en la Gaceta Oficial, o desde la fecha posterior que ella misma indique,
según lo dispone el artículo 1º del Código Civil, venezolano vigente.
Nuestra Constitución disciplina también la entrada en vigencia de las leyes en sus artículos 215
y 216, los cuales expresan: Artículo 215. “La ley quedará promulgada al publicarse, con el
correspondiente “Cúmplase”, en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela”.
Artículo 216. “Cuando el Presidente o Presidenta de la República no promulgaren la ley en los
lapsos señalados el Presidente o Presidenta y los dos Vicepresidentes o Vicepresidentas de la
Asamblea Nacional procederán a su promulgación sin perjuicio de la responsabilidad en que
aquél o aquella incurriere por su omisión”.
Si coordinamos los transcritos artículos: 1º del Código Civil y 215 y 216 de la Constitución,
diremos: que la ley es obligatoria desde el día de su publicación en la Gaceta Oficial de la
República o en su caso, en la Gaceta de la Asamblea Nacional, o desde la fecha posterior que
ella misma indique, es decir, se produce una vacatio legis que significa que la ley no se aplicará
entre el lapso comprendido entre el día de su publicación y el indicado en ella para su entrada
en vigencia.
Con respecto a los tratados, acuerdos o convenios internacionales que celebre el Estado
venezolano, algunos en materia penal, lo prevé el artículo 217 de la Constitución que dice: “La
oportunidad en que debe ser promulgada la ley aprobatoria de un tratado, de un acuerdo o de
un convenio internacional, quedará a la discreción del Ejecutivo Nacional, de acuerdo con los
usos internacionales y la conveniencia de la República”.
2.- DEROGACIÓN: La Ley Penal, al igual que las demás leyes, es ineludible o irrefragable: sólo
puede ser derogada por otra ley. El artículo 7 del Código Civil establece: “Las leyes no pueden
derogarse sino por otras leyes; y no vale agregar contra su observancia el desuso ni la
costumbre o práctica en contrario por antiguos ni universales que sean”. Por su parte el
artículo 218 de la Constitución dispone: “Las leyes se derogan por otras leyes y se abrogan por
referendo, salvo las excepciones establecidas en esta Constitución. Podrán ser reformadas
total o parcialmente La ley que sea objeto de reforma parcial se publicará en un solo texto que
incorpore las modificaciones aprobadas”.
En Venezuela la derogación de las leyes puede ser expresa o tácita y total o parcial. Expresa,
cuando la nueva ley contiene una cláusula que resta toda vigencia a la ley anterior. Tácita,
cuando se desprende de la lectura del contenido de la nueva ley. Total, cuando es sustituida
completamente por otra ley y Parcial, cuando sólo se derogan algunas disposiciones.

SUCESIÓN DE LEYES PENALES.

La ley humana, está sometida a limitaciones temporales. La ley tiene un proceso de formación,
de acuerdo con lo establecido en nuestra Constitución, que culmina con su promulgación y
publicación en la Gaceta Oficial; desde ese momento se hace obligatoria, a menos que la
misma ley indique una fecha posterior, para su entada en vigencia (Art. 1º del Código Civil); y
se extingue cuando queda derogada expresa o tácita y total o parcialmente, por otra ley o se
abroga por un referendo (Art. 218 de la Constitución) o cuando se cumpla el término señalado
en la misma ley o desaparecen las circunstancias que justificaron su nacimiento.
La sucesión de leyes ocurre cuando una ley que regula determinados hechos se extingue y otra
la sustituye ocupando su lugar, quedando regulados esos hechos por otra ley, que debe
aplicarse a los hechos realizados bajo la ley derogada.
En materia penal se plantea el problema de la sucesión de leyes con las características propias
de esta rama, señalándose tres hipótesis que puedan darse:
1.- Ley penal creadora de delitos, cuando surgen nuevas incriminaciones, esto es, cuando un
hecho no prohibido o no considerado como punible se tipifica como tal en la nueva ley.
2.- Ley penal abolitiva de delitos, cuando se eliminan incriminaciones, esto es, cuando se
quita el carácter de punible a un hecho considerado como tal en la ley precedente.
3.- Ley penal modificativa de delitos, cuando se modifica el tratamiento penal de un hecho
considerado como punible en la legislación anterior. Esta puede ser modificativa más severa,
cuando aumenta la pena, o la cambia por una más fuerte, o incluye nuevas agravantes, o
excluye atenuantes, o aumenta el lapso de prescripción de la acción penal o de la pena, o
convierta en enjuiciable de oficio un delito que según la ley derogada sólo podía perseguirse a
instancia de parte agraviada, etc. También puede ser modificativa más benigna, cuando reduce
la cuantía de la pena, o cuando asigna pena de prisión a una que tenía pena de presidio, o
elimina agravantes consagradas en la ley anterior, o establece nuevas atenuantes, o disminuye
el lapso de prescripción de la acción penal o de la pena, o transforma un delito de acción
pública en delito de acción privada. etc.
El problema de la sucesión de leyes se rige, como regla general, por el principio de la
irretroactividad de la ley, por lo que no puede aplicarse a hechos que ocurran después de su
extinción.
En nuestro ordenamiento jurídico tiene plena vigencia el principio de irretroactividad de la ley,
que constituye una exigencia del principio de legalidad de los delitos y de las penas, en la
formula acogida por el artículo 1º del Código Penal venezolano vigente. De esta manera, se
amplía el principio legalista con tal exigencia enunciándose así: “Nullum crimen, nulla poena
sine previa lege poenale” (no hay delito ni hay pena sin ley previa penal).
Nuestro ordenamiento establece excepciones al principio general, admitiéndose la
retroactividad de la ley cuando esta favorezca al reo. De esta manera el artículo 24 de la
Constitución señala:”Ninguna disposición legislativa tendrá efecto retroactivo, excepto cuando
imponga menor pena”. Y el artículo 2 del Código Penal, reza: “Las leyes penales tienen efecto
retroactivo en cuanto favorezcan al reo, aunque al publicarse hubiere ya sentencia firme y el
reo estuviere cumpliendo condena”.
Las diversas posibilidades que pueden darse con relación a la sucesión de leyes penales y a
los principios que son aplicables son:
a) En el caso que la ley nueva considere como delito una conducta no incriminada en la ley
anterior, se aplica el principio de la irretroactividad de la ley penal.
b) En el caso de que la nueva ley deje de considerar como delito un hecho precedentemente
tipificado como tal, se aplica el principio de la retroactividad de la ley penal. Si el Estado quita a
un hecho el carácter de delictivo, ello significa que ya no quiere castigarlo.
c) En el caso de que la nueva ley modifique el tratamiento penal de determinados hechos
delictivos considerados por la ley anterior, debe distinguirse: a’) Si la nueva ley resulta
desfavorable para el reo, no puede ser aplicada. Es irretroactiva y por ello debe aplicarse la ley
vigente para el momento en que ocurrió el hecho. Y b’) Si la nueva ley resulta favorable al reo,
tendrá efecto retroactivo.

LA LEY MÁS FAVORABLE.

En razón de todo lo dicho anteriormente y dado que la ley más favorable debe aplicarse en
materia penal con efecto retroactivo, se impone precisar que se entiende por ley más favorable
al reo.
Esta determinación debe hacerse no en abstracto, sino en concreto y tomando en cuenta la
situación en que se encuentra el reo. Debe tenerse como más favorable, aquella ley que al
aplicarla al caso concreto favorezca al reo, que lo trate con menos rigor, tomando en cuenta
todas las circunstancia que puedan beneficiarlo, como la especie o duración de la pena, las
penas accesorias, las circunstancias atenuantes y agravantes, la calificación del hecho, las
causas de extinción del delito y de la pena, los beneficios que puedan ser concedidos al reo,
etc.
Debe aclararse que no puede el Juez combinar varias leyes, y aplicarlas simultáneamente,
creando así una tercera ley, sino que debe en todo caso aplicar la que considere más
favorable.
Para aplicar la ley más favorable debe tomarse en consideración el tiempo de comisión del
delito, para saber cual es el criterio para referir un hecho a una ley. No se plantea ningún
problema cuando el delito se realiza en un solo momento, pero puede suceder que medie un
tiempo entre la conducta y el resultado, o que la conducta se fraccione en varios momentos o
que nos encontremos frente a un delito permanente o continuado. En estos casos, si ocurre un
cambio de legislación, es necesario precisar el momento en que se estima cometido el delito.
La fijación de ese momento interesa a los fines de resolver otros problemas que pueden
presentarse en la materia, por Ej., con relación a las causas de justificación, prescripción,
imputabilidad, etc.
Tres teorías pretenden resolver este problema:
a) Teoría de la actividad: Considera que para determinar el tiempo de comisión del delito debe
atenderse al momento de la comisión o la omisión.
b) Teoría del resultado: Establece que debe tomarse en cuenta el momento en que se produce
el resultado.
c) Teoría mixta: Que entiende que el delito es cometido tanto en el momento de la acción u
omisión como en el momento en que se produce el resultado.
La teoría dominante es la de la actividad, que estima que el delito es cometido en el momento
en que se produce la acción u omisión.
De manera que al realizarse la acción el hecho es lícito y cuando se produce el resultado es
punible, no cabe la posibilidad de aplicar la ley vigente para el momento en que se produce el
resultado.
Cuando la conducta se ha fraccionado en varios actos, se aplicará la ley vigente en el momento
de realizarse el último acto.
Y con relación al delito permanente y al continuado, debe señalarse que si la nueva ley entra
en vigencia, mientras perdura la permanencia o la continuidad, se aplicará en todo caso esta
ley, sea o no más favorable esta ley y quedarán sin sanción los actos precedentes.

LA LEY INTERMEDIA.

Un problema interesante que se plantea es el relativo a las llamadas leyes intermedias.


Tomando como supuesto la existencia de una ley vigente para el momento de la comisión del
delito y otra ley posterior que tiene vigencia para el momento de producirse la sentencia. Pero
puede suceder que en el período intermedio surja otra ley (ley intermedia). Lo que hace que
nos preguntemos: Podrá aplicarse la ley penal intermedia, cuándo sea más favorable al reo?
Parecería ilógico, aplicarla, ya que no estaba vigente ni para el momento en que se produce el
hecho, ni para el momento en que se produce la sentencia. Sin embargo, a favor de su
aplicación se ha alegado que sería injusto perjudicar al reo por el solo hecho de haberse
prolongado el juicio, además tenemos que tener presente el principio de legalidad de los delitos
y de las penas, por aplicación de la retroactividad de la ley cuando esto beneficia al reo.

VALIDES ESPACIAL DE LA LEY PENAL.

La ley penal, así como tiene eficacia limitada en el tiempo, también la tiene en el espacio,
existiendo una serie de normas que fijan principios en este sentido y que determinan el ámbito
espacial de la ley penal venezolana, que puede ser aplicada, no sólo a hechos cometidos
dentro del territorio venezolano, sino a hechos cometidos en el extranjero.
Como no existe un Derecho Penal uniforme que se aplique en todos los países, siguen en
vigencia, en cuanto a la aplicación de la ley penal, los principios que rigen esa aplicación
espacial, que son: el principio de la territorialidad de la ley penal, que es el fundamental, y
además los complementarios de éste, que son el principio de la nacionalidad o personalidad, el
principio real, de defensa o de protección y el principio de la justicia mundial, de la
universalidad o principio cosmopolita.
1.- PRINCIPIO DE LA TERRITORIALIDAD: De acuerdo con este principio, la ley penal se
aplica dentro del territorio del Estado que la ha dictado, a los hechos punibles cometidos en él,
bien sea por nacionales o extranjeros. La eficacia de la ley penal estaría delimitada por el
territorio.
2.- PRINCIPIO DE LA NACIONALIDAD O PERSONALIDAD: Según este principio, por un
hecho punible cometido en un determinado lugar se deberá aplicar a su autor la ley de su
propio Estado. La ley de su Estado perseguirá al individuo dondequiera que se encuentre, en
forma de un estatuto personal.
3.-PRINCIPIO REAL, DE DEFENSA O PROTECCIÓN: De conformidad con este principio, la
ley penal aplicable a un hecho punible cometido en cualquier lugar lo sería la ley del Estado
cuyos intereses han sido lesionados por el hecho, ya se trate de una ofensa que afecte directa
o inmediatamente al Estado o a sus nacionales. Se aplica la ley del Estado del sujeto pasivo
del delito.
4.- PRINCIPIO DE LA JUSTICIA MUNDIAL, DE LA UNIVERSALIDAD OPRINCIPIO
COSMOPOLITA: De acuerdo con este principio, que encontraría su razón de ser en la
comunidad de intereses de orden internacional que son afectados por los hechos punibles,
cualquier Estado podría aplicar su ley penal y sancionar los delitos cometidos por cualquier
sujeto en cualquier lugar.
PRINCIPIOS QUE REGULAN LA APLICACIÓN DE LA LEY PENALVENEZOLANA.

En Venezuela se adopta como regla básica, para determinar la eficacia espacial de la Ley
Penal, el principio fundamental de la territorialidad, así lo pauta el artículo 3 del Código Penal,
según el cuál la ley penal venezolana se aplica a todo hecho punible cometido dentro del
territorio nacional, independientemente de la nacionalidad de la victima y el lugar de la
perpetración del delito. Sin embargo para evitar la impunidad de determinados hechos
cometidos fuera del territorio, para salvaguardar los intereses del Estado y responder a los
intereses de la comunidad internacional, este principio se complementa con los otros principios
enunciados, consagrando en nuestra legislación casos de extraterritorialidad.

PRINCIPIO DE LA TERRITORIALIDAD EN LA LEGISLACIÓN VENEZOLANA.

Este principio se consagra en el artículo 3 del Código Penal Venezolano vigente, el cual
expresa: “Todo el que cometa un delito o una falta en el territorio de la República, será penado
con arreglo a la ley venezolana”.
Se impone determinar que se entiende por territorio venezolano o territorio de la República.
El concepto de territorio, a los efectos de la ley penal, ha de entenderse en sentido jurídico y no
sólo en sentido geográfico, con lo cual quiere decir que no comprende sólo el territorio natural.
De esta manera el territorio venezolano comprende:
a) La superficie terrestre.
b) El mar territorial.
c) La zona contigua.
d) La plataforma submarina continental.
e) La zona económica exclusiva.
f) El espacio insular de la República.
g) El espacio aéreo; y
h) Las naves y aeronaves venezolanas: de guerra, mercantes y civiles.

CASOS DE EXTRATERRITORIALIDAD EN APLICACIÓN DE DIVERSOS PRINCIPIOS.

El artículo 4 del Código Penal prevé varios casos de aplicación de la ley penal a hechos
cometidos fuera del territorio de la República. Haremos referencia a ellos:
1.-Contempla nuestra ley, determinados supuestos de aplicación del principio de la
nacionalidad o de la personalidad, ante hechos cometidos fuera de Venezuela. En virtud de
este principio se toma en cuenta la nacionalidad del sujeto activo del delito para aplicarle la ley
de su propio Estado cuando el hecho se ha cometido en el extranjero, lo cual cobra más
importancia en razón de la prohibición de la extradición de un venezolano el cual debe ser
juzgado en Venezuela, previo el cumplimiento de determinados requisitos, si el hecho se
considera como delito, así lo establece el artículo 6 del Código Penal.
En razón del principio de la nacionalidad o de la personalidad, se aplicará la ley penal
venezolana a los delitos cometidos por venezolanos (ordinal 1º del artículo 4 del Código Penal)
y a los venezolanos que en el extranjero infrinjan las leyes relativas al estado civil y capacidad
de los venezolanos, como es el caso del delito de bigamia (ordinal 4º ejusdem).
2.- En lo que respecta al principio real, de defensa o de protección, por el cual se aplicará
nuestra ley penal venezolana a hechos cometidos en el extranjero que lesionen intereses del
Estado venezolano, se pueden citar los supuestos de venezolanos que en el extranjero se
hagan reos de traición contra la República (ordinal 1º del artículo 4 del Código Penal); de los
venezolanos que en el extranjero cometan delitos contra la seguridad de la República o contra
sus nacionales (ordinal 2º ejusdem); de los venezolanos o extranjeros que sin autorización del
Gobierno de la República, fabriquen, adquieran o despachen armas en el extranjero con
destino a Venezuela o favorezcan su introducción en nuestro territorio (ordinal 3º ejusdem); de
los empleados de la República que desempeñen mal sus funciones o que cometan cualquier
otro hecho punible no enjuiciable en el lugar de su residencia (ordinal 6º ejusdem); de los
venezolanos o extranjeros que en otro país falsifique monedas de curso legal en Venezuela o
sellos de uso público o estampillas o títulos de crédito de la nación (ordinal 11 ejusdem); o
favorezcan la introducción en Venezuela de tales valores (ordinal 12 ejusdem); de los
venezolanos o extranjeros que, en tiempos de paz, desde territorio, buques de guerra o
aeronaves extranjeras lancen proyectiles o hagan cualquier otro mal a las poblaciones,
habitantes o al territorio de Venezuela (ordinal 16 ejusdem).
3.- En cuanto al principio de la justicia mundial, de la universalidad o principio cosmopolita, en
razón de que determinados hechos punibles ofenden el orden internacional, puede aplicarse la
ley penal venezolana, aunque el hecho se cometa fuera del territorio venezolano. Este es el
caso de los venezolanos o extranjeros que en alta mar, cometan actos de piratería u otros
delitos de los que el Derecho Internacional califica de atroces y contra la humanidad, como el
genocidio, la trata de blancas, el trafico de estupefacientes, la trata de esclavos, etc. (ordinal 9
del artículo 4 del Código Penal).

REQUISITOS PARA EL ENJUICIAMIENTO EN CASOS DE EXTRATERRITORIALIDAD DE


LA LEY PENAL VENEZOLANA.

En el artículo 4 del Código Penal venezolano vigente, en que se contemplan los diversos
supuestos de extraterritorialidad de la ley penal venezolana, se señalan los requisitos que
deben cumplirse para el enjuiciamiento en Venezuela.
A.- En los casos de los ordinales 1º y 2º del artículo 4 del Código Penal, se requiere:
a) Que el individuo haya venido al territorio de la República.
b) Que se intente acción por la parte agraviada, o por el Ministerio Público en los caso de
traición a la patria o de delitos contra la seguridad de Venezuela.
c) Que el indiciado no haya sido juzgado por los tribunales extranjeros, a menos que
habiéndolo sido, hubiere evadido la condena.

B.- En los casos de los ordinales 3º,4º, 6º, 9º, 10, 11 y 12 del referido artículo 4 del Código
Penal, se exige como requisito que el indiciado no haya sido juzgado por los tribunales
extranjeros, a menos que habiéndolo sido hubiera evadido la condena. Además, en alguno de
los ordinales indicados se exige también la circunstancia de que el sujeto haya venido a
Venezuela (ordinales 9º y 11).

C.- En el ordinal 16 ejusdem, se requiere el cumplimiento de los tres requisitos citados, con
relación a los ordinales 1º y 2º del mencionado artículo 4 del Código Penal,

LUGAR DE COMISIÓN DEL DELITO.

Es importante establecer el lugar donde se cometió el delito, a fin de determinar la aplicabilidad


de las normas y principios estudiados, para fijar si el delito se ha cometido o no en el territorio
del país.
Normalmente no se presenta problema cuando el hecho en su totalidad ocurre en un
determinado lugar, pero puede presentarse el caso de los delitos a distancia o delitos
materiales en que puede tener lugar la conducta en un lugar o territorio y producirse el
resultado en otro, o el caso de hechos cuya ejecución se extiende por diversos territorios como
puede ocurrir en los delitos permanentes o en los delitos continuados.
Esto debemos resolverlo tal y como lo explicamos en las teorías relativas a la aplicación de la
ley más favorable.

VALIDEZ PERSONAL DE LA LEY PENAL.

La ley penal se aplica indistintamente a todo individuo que cometa un delito o una falta en el
territorio de la República (artículo 3 del Código Penal). Y así mismo nuestra Constitución
consagra en su artículo 21 el principio de la igualdad de todos los ciudadanos, lo que impide
establecer discriminaciones entre los individuos que puedan sustraerlos de la aplicación en,
nuestro caso, de la ley penal.
Sin embargo, en nuestro ordenamiento, como en la mayoría de las legislaciones, se establecen
algunas excepciones, para ciertas personas, en razón de las funciones publicas que
desempeñan.

EXCEPCIONES:
1.-LA INVIOLAVILIDAD DE LOS DIPUTADOS Y DEL JEFE DE ESTADO EXTRANJERO.
En Venezuela existe un solo caso de exención de la aplicación de la ley penal venezolana por
hechos punibles cometidos por determinadas personas en el ejercicio de sus funciones. Es el
caso de la denominada “inviolabilidad de los parlamentarios o irresponsabilidad de los mismos
por los votos y opiniones emitidas en el ejercicio de sus funciones”.
De acuerdo con la Constitución en el artículo 199 señala: “Los Diputados o Diputadas de la
Asamblea Nacional no son responsables por votos y opiniones ejercidas en el ejercicio de sus
funciones. Sólo responderán ante los electores o electoras y el cuerpo legislativo de acuerdo
con la constitución y los reglamentos”. De lo dicho anteriormente se desprende que estos
miembros gozan de una inviolabilidad absoluta frente a la ley penal.
Dos aspectos básicos discute la doctrina con relación a este punto, la extensión de este
privilegio y su naturaleza jurídica.
En cuanto a la extensión de este privilegio, debe precisarse que la inviolabilidad se limita a los
votos y opiniones emitidos por los diputados en ejercicio de sus funciones, dentro o fuera de la
asamblea.
En cuanto a la naturaleza jurídica de este privilegio, algunos autores creen que se trata de una
causa de justificación, otros de una excusa absolutoria y otros de una excusa personal de
exclusión de la pena. En Venezuela nos inclinamos porque se trata de una causa personal de
exclusión de la pena, por quedar excluidos de la aplicación del Derecho Penal, en razón de sus
funciones.
Otra excepción de la aplicación de la ley penal en Venezuela, es el caso del Jefe de Estado que
se encuentre en nuestro territorio, por reconocimiento a la soberanía del Estado que
representa.
El ordenamiento jurídico venezolano consagra o acuerda ciertas prerrogativas, que no
constituyen realmente excepciones al principio de igualdad de la ley penal que no sustraen
absolutamente a estas personas de su aplicación pero si le dan privilegios o tratamiento
especial, cumpliendo determinados requisitos.

2.- EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Y OTROS ALTOS FUNCIONARIOS.


El artículo 232 de la Constitución, establece: “el Presidente o Presidenta de la República es
responsable de sus actos y del cumplimiento de las obligaciones inherentes a su cargo”. Por
tanto, no goza de exención alguna en relación a la aplicación de la ley penal sustantiva. Sin
embargo de acuerdo al artículo 266, numeral 2 de la misma Carta Magna, corresponde al
Tribunal Supremo de Justicia declarar si hay o no méritos para su enjuiciamiento y, en caso
afirmativo, conocerá de la causa el propio Tribunal Supremo, previa autorización de la
Asamblea Nacional, hasta la sentencia definitiva.
Asimismo, en lo que respecta al Vicepresidente de la República, a los integrantes de la
Asamblea Nacional, a los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, a los Ministros, al
Procurador General, al Fiscal General, al Contralor General, al Defensor del Pueblo, a los
Gobernadores, a los Oficiales Generales y Almirantes de las Fuerzas Armadas y a los Jefes de
misiones diplomáticas, corresponde al Tribunal Supremo de Justicia declarar si hay o no
méritos para su enjuiciamiento y en caso afirmativo, remitirá los autos al Fiscal General de la
República o a quien haga sus veces, si fuese el caso, y seguirá conociendo, hasta sentencia
definitiva si se trata de un delito común (artículo 266, numeral 3, ejusdem).
En relación a este procedimiento especial, se debe tener en cuenta lo previsto en los artículos
377 y siguiente del Código Orgánico Procesal Penal y otras leyes especiales. A los efectos del
enjuiciamiento se requiere la previa querella del Fiscal General de la República y la realización
del antejuicio de mérito ante el Tribunal Supremo de Justicia. Si se declara que hay mérito se
seguirán las reglas del proceso penal ordinario y si no lo hay se sobreseerá la causa (artículo
378 del Código Orgánico Procesal Penal).
Recibida la querella, El Tribunal Supremo de Justicia convocará a una audiencia oral y pública
dentro de los treinta días siguientes, para que el imputado responda. En la audiencia el Fiscal
General explanará la querella, seguidamente el defensor hará sus alegatos, se admitirá réplica
y contra réplica y el imputado tendrá la última palabra. Concluido el debate el Tribunal Supremo
tendrá cinco días para dictaminar si hay o no méritos para el enjuiciamiento (artículo 379 del
Código Orgánico Procesal Penal).
Declarado el enjuiciamiento el funcionario público quedará suspendido o inhabilitado para
ejercer cualquier cargo durante el proceso (artículo 380 del Código Orgánico Procesal Penal).
Para los exfuncionarios o las personas que hayan ocupado los cargos públicos enunciados, la
Ley Contra la Corrupción prevé la no exigencia de antejuicio de mérito cuando el enjuiciado
haya cesado en sus funciones.

3.- LA INMUNIDAD DE LOS DIPUTADOS Y DEL DEFENSOR DEL PUEBLO.


Además del privilegio de la inviolabilidad de que gozan los miembros de la Asamblea Nacional
ya tratado, consagra nuestra legislación un régimen especial en virtud del cual, en forma
temporal, mientras desempeñen sus funciones y con limitaciones, “los diputados o diputadas a
la Asamblea Nacional gozarán de inmunidad en el ejercicio de sus funciones desde su
proclamación hasta la conclusión de su mandato o de la renuncia del mismo” (artículo 200 de la
Constitución).
En caso de delito flagrante, previa autorización de la Asamblea Nacional, la autoridad
competente lo pondrá bajo custodia en su residencia y comunicará el hecho al Tribunal
Supremo de Justicia. (artículo 200 ejusdem) y el enjuiciamiento del diputado si hay méritos para
ello, no podrá continuar sin la autorización de la Asamblea Nacional.
En lo que respecta al Defensor del Pueblo, órgano del Poder Ciudadano, el artículo 282 de la
Constitución, le acuerda el goce de inmunidad en el ejercicio de sus funciones. Esta inmunidad
es temporal y limitada al período de ejercicio de su cargo. No puede ser sometido a juicio
penal por hechos que no guarden relación con sus funciones, si previamente el Tribunal
Supremo de Justicia no declara la existencia de méritos, correspondiendo a esta máxima
instancia el conocimiento de la causa.

4.- SITUACIÓN DE LOS DIPLOMÁTICOS EXTRANJEROS ACREDITADOS EN VENEZUELA.


Se consagra la “inviolabilidad”en sus personas, residencias particulares y oficiales, bienes y
documentos, y la “inmunidad”de la jurisdicción civil administrativa y penal del Estado receptor,
lo que no los exime de la jurisdicción del Estado acreditante (Ley Aprobatoria de la Convención
de Viena sobre relaciones Diplomáticas de l961). Sin embargo, existe la posibilidad de que el
Estado acreditante renuncie a la inmunidad, lo cual debe hacer expresamente. Lo que hace
que se trate de una inmunidad relativa, ya que cave la posibilidad de que sean procesados en
Venezuela por hechos punibles cometidos en el país si se produce la renuncia a la inmunidad y
así mismo pueden ser juzgados una vez que han cesado en su cargo, a menos que ya hayan
sido juzgados

5.- SITUACIÓN DE LOS FUNCIONARIOS CONSULARES EN VENEZUELA.


Existen ciertas prerrogativas, consagradas en la Ley Aprobatoria de la Convención de Viena
sobre relaciones consulares de l963, que prevé que en caso de instaurarse un procedimiento
penal contra un funcionario consular, si el delito no es grave, el funcionario no podrá ser
detenido preventivamente, ni sometido a ninguna limitación de su libertad, sino en virtud de
sentencia firme y en todo caso debe concederse la debida deferencia y con el mínimo de
perturbación a sus funciones, En caso de delito grave si procede la detención preventiva. El
Estado al cual pertenece el funcionario consular puede renunciar, en forma expresa, a las
prerrogativas señaladas.

LA EXTRADICIÓN

Se entiende por extradición el acto por el cual un Estado, en el cual se encuentra un sujeto
reclamado por la comisión de un delito, lo entrega a otro Estado que lo requiere por tener
competencia para juzgarlo o para la ejecución de una pena impuesta.
Hoy en día, se señala que la extradición es un acto de colaboración internacional en materia
penal con el cual se refuerza la lucha contra el delito, con el fin de evitar la impunidad.
Terminología: El Estado que solicita la entrega se llama requirente y el Estado a quien se le
solicita se llama requerido. La extradición se llama activa. Desde el punto de vista del Estado
requirente y pasiva desde el punto de vista del Estado requerido.

CLASIFICACIÓN DE LA EXTRADICIÓN.

1.- Necesaria u obligatoria: cuando entre uno y otro de dichos estados está vigente un tratado
de extradición, en el que, además, se ha incluido el delito que motiva la extradición, el Estado
requerido está jurídicamente obligado a atender dicha solicitud; y
2.- Facultativa o potestativa: cuando entre el Estado requirente y el requerido no existe tratado
de extradición o si aquél existe, pero en él no está comprendido el hecho delictivo que ha dado
origen a la solicitud, el Estado requerido no está jurídicamente obligado a conceder la
extradición, aún cuando puede acordarla en ejercicio de un acto de soberanía.
En Venezuela existe un procedimiento para la extradición activa, por ser el Estado que la
solicita y otro procedimiento diferente cuando se trata de la extradición pasiva, por ser el
Estado a quien se le solicita, así lo establece el Código Orgánico Procesal Penal (artículos 391
al 399 del Código Orgánico Procesal Penal).

FUENTES DE LA ESTRADICIÓN.

En Venezuela esta materia está regulada por normas contenidas en el Código Penal (artículo 6
del Código Penal), Código Orgánico Procesal Penal (artículos 391 al 399 del Código Orgánico
Procesal Penal) y en otras leyes especiales, por los Tratados de Extradición suscritos por
Venezuela con otros Estados y por los principios de Derecho Internacional, específicamente,
por la costumbre internacional y la reciprocidad.
No se puede considera como fuente exclusiva de la extradición los Tratados, ello no lo admite
nuestro ordenamiento, al señalarse en el artículo 6 del Código Penal, que la extradición de un
extranjero por delitos comunes se acordará por la autoridad competente, de acuerdo con los
Tratados Internacionales en vigor suscritos por Venezuela, y a falta de estos, por las leyes
venezolanas.
Por su parte, el artículo 391 del Código Orgánico Procesal Penal dispone que la extradición se
rige por las normas contenidas en este instrumento legal y por los Tratados, Convenios y
Acuerdos internacionales suscritos por la República a lo que se añade la mención de las
normas internacionales aplicables, según el artículo 399 ejusdem.
Lamentablemente, el artículo citado del Código Orgánico Procesal Penal se quedó corto en el
enunciado de las fuentes de la extradición, pues impone la misma referencia a los principios de
Derecho Internacional y a la costumbre entre los Estados. Sin embargo la mención de los
Acuerdos y Convenios, haría procedente la entrega cuando, en ausencia de Tratado, se da un
compromiso o convenio de reciprocidad que obliga a la entrega al Estado requirente en
situación analógica, en razón de la cooperación internacional en la lucha contra el delito.

PRINCIPIOS QUE RIGEN LA EXTRADICIÓN SEGÚN LOS TRATADOS SUSCRITOS POR


VENEZUELA Y LA LEY PENAL VENEZOLANA.

1.- PRINCIPIOS RELATIVOS AL HECHO PUNIBLE.


a) Principio de la doble incriminación: De acuerdo con este principio, el hecho que da lugar a
la extradición debe ser constitutivo de delito tanto en la legislación del Estado requirente como
en la legislación del Estado requerido. Tal principio se establece en el artículo 6 del Código
Penal venezolano vigente. Que señala que Venezuela no concederá la extradición de un
extranjero por ningún hecho que no esté calificado como delito por la ley venezolana.
Además, el mencionado principio exige que los tipos por los que solicita la extradición sean
similares en ambas legislaciones, lo que supone una identidad sustancial, sin que se tomen en
cuenta las circunstancias modificativas del hecho o su denominación en cada una de las
legislaciones.
b) Principio de la mínima gravedad del hecho: De acuerdo con este principio sólo se
concede la extradición por delitos y no por faltas, así lo señala el artículo 6 del Código Penal y
en relación a aquellos se suele establecer en los tratados la pena mínima que debe tener
asignada el delito para que proceda la extradición.
Además, la extradición no sólo se concede por delitos consumados sino también en grado de
tentativa o en grado de frustración, y a ello aluden la mayoría de los tratados. Asimismo, no
sólo hace referencia a los autores del hecho punible, sino también a los partícipes y a los
encubridores.
c) Principio de la especialidad. Según este principio el sujeto extraditado no puede ser
juzgado por un delito distinto al que motivó la extradición, cometido con anterioridad a la
solicitud.
Sin embargo, excepcionalmente, como lo prevén los mismos tratados, puede el sujeto ser
juzgado por un hecho cometido con anterioridad a la extradición, siempre que consienta en ello
el Estado requerido, o si el extraditado permanece libre en el Estado requirente durante un
determinado lapso después de juzgado y absuelto por el delito que originó la extradición, o de
cumplida la pena de privación de libertad impuesta.
Otro problema se plantea cuando el sujeto comete un nuevo delito en el Estado requerido. En
este caso, si el hecho se comete con anterioridad a la solicitud, la entrega podrá diferirse hasta
que el sujeto sea juzgado y cumpla la pena. Además, también podrá postergarse la entrega
cuando el traslado ponga en peligro la vida de la persona, por razones de salud.
d) Principio de no entrega por delitos políticos: Este principio según lo establecido en el artículo
6 del Código Penal y en la mayoría de los tratados, se prohíbe la entrega de sujetos
perseguidos por delitos políticos, lo cual se ve reforzado por el derecho de asilo consagrado
también en nuestra legislación.
Cabe señalar en este punto que se han dado diversa razones por las cuales se justifica la
protección al delincuente político y su no extradición. Fundamentalmente se han formulado
consideraciones sobre el carácter altruista del delincuente político; sobre su relatividad en el
tiempo y en el espacio y básicamente, sobre su importancia limitada al Estado en el cual busca
refugiar al individuo.
En algunos tratados quedan abarcados por el principio de la no entrega, los delitos militares,
los de carácter religioso, los delitos culposos y los contrarios a las leyes de prensa.

2.- PRINCIPIOS RELATIVOS A LA PERSONA.


Nuestra legislación establece el principio de la no entrega de los nacionales, al señalar el
artículo 6 del Código Penal, que “la extradición de un venezolano no podrá concederse por
ningún motivo; pero deberá ser enjuiciado en Venezuela a solicitud de la parte agraviada o del
Ministerio Público, si el delito que se le imputa mereciere pena por la ley venezolana”.
La entrega del nacional sería atentar contra la dignidad nacional, exponer al ciudadano a una
justicia no confiable, sacrificar el deber de protección del Estado con sus súbditos y un derecho
de estos, y sustraerlo de sus jueces naturales. La Constitución de 1999, defendiendo la
soberanía, sin tomar en cuenta el valor de la solidaridad internacional y la eficacia de la lucha
contra el delito, sobre todo en sus manifestaciones de crímenes que no conocen fronteras,
como en el caso del tráfico de drogas, ha consagrado, en el artículo 69, que “se prohíbe la
extradición de venezolanos y venezolanas”.
En cambio, en franca desigualad y dejando en el vacío la salvaguarda de otros derechos y
garantías que no pueden ser desconocidos, la misma Constitución prescribe en su artículo 271,
que “en ningún caso podrá ser negada la extradición de los extranjeros o extranjeras
responsables de los delitos de deslegitimación de capitales, drogas, delincuencia organizada
internacional, hechos contra el patrimonio público de otros Estados y contra los derechos
humanos”.

3.- PRINCIPIOS RELATIVOS A LA ACCIÓN PENAL, A LA PENA Y AL CUMPLIMIENTO DE


OTROS REQUISITOS PROCESALES.
a) No se concederá la extradición si la acción penal o la pena han prescrito conforme a la ley
del Estado requirente.
b) No se concederá la extradición por delitos que tengan asignada en la legislación del Estado
requirente la pena de muerte o una pena perpetua, según el artículo 6 del Código Penal. Así,
también se establece en la mayoría de los tratados, aunque se señala que podrá hacerlo, si el
Estado requirente se compromete a conmutar la pena.
c) No se concederá la extradición si la persona reclamada ya ha sido juzgada y puesta en
libertad, o ha cumplido la pena, o si está pendiente de juicio en el Estado requerido, por el
mismo delito que motiva la extradición.
Consideramos que no puede considerarse como absoluta la prohibición que hace el transcríto
artículo 271 de la Constitución, sino que debe interpretarse en congruencia con los principios
que hemos mencionado.

EL PROCEDIMIENTO EN MATERIA DE EXTRADICIÓN.

El Código Orgánico Procesal Penal, en los artículo 391 y siguiente, regula el Procedimiento de
Extradición, y fija las normas que deben observarse, tanto para el caso de la “extradición
activa”, cuando Venezuela es el país requirente, que ejerce el derecho de solicitar la entrega
de una persona procesada o condenada que ha buscado refugio en otro país; como para el
caso de la “extradición pasiva”, cuando Venezuela es el país requerido y se cumple con la
obligación de entregar a un país extranjero a una persona procesada o condenada que se
encuentra en nuestro territorio.

VALIDEZ ESPACIAL:

El derecho positivo de cada Estado define su soberanía penal. La


validez espacial va referida a la definición de territorio del Estado
como ámbito esencial del ius puniendi. En relación al
reconocimiento internacional que permite aceptar la soberanía
territorial de cada Estado, se establece el principio de
independencia territorial, permitiendo que se instituyan los poderes
públicos dentro de los elementos que lo define: Territorio, población
y poder. Surge entonces el derecho de la población a organizar al
Estado, en donde serán determinados los poderes públicos, la
forma de gobierno y las libertades ciudadanas. En ese ámbito es
donde el poder legislativo tendrá la plena capacidad, para que en el
nombre del Estado, dicte la ley penal que regirá el ius punendi en
particular.

En circunstancias especiales, el Estado decidirá mediante la


suscripción de tratados y acuerdos, los supuestos en los que la ley
penal universal podrá ser aplicada a hechos cometidos dentro o
fuera del territorio nacional. Debemos distinguir, que el ámbito de
validez espacial sirve para determinar cómo se aplica la ley penal
de un determinado territorio o Estado, es decir, en que espacio
físico territorial se aplica y hasta donde la misma extiende su
señorío. Cada vez más cobra importancia el análisis de la aplicación
del derecho penal dentro del territorio de los Estados y su
interrelación con otros Estados ya que ello permitirá combatir la
denominada criminalidad internacional, con el fin de que el delito no
quede sin sanción. Entre otro, los factores que otorgan cada vez
más interés al estudio de la aplicación de la ley penal en los
parámetros de especio y tiempo, se debate la existencia de un
derecho penal internacional.
En Venezuela, la ley penal, así como establece su eficacia en el
tiempo, también define su aplicación en el espacio, existiendo una
serie de normas que fijan principios en este sentido y que
determinan el ámbito espacial de aplicación de la ley penal
venezolana, que como se verá, puede ser aplicada no sólo a
hechos cometidos dentro del territorio venezolano, sino a hechos
cometidos en el extranjero.

En cuanto al derecho internacional, no existen las consideraciones


universales que permitan de forma armónica determinar los
parámetros de vigencia del Derecho Penal, importantes esfuerzo
permitieron el establecimiento del Estatuto de Roma, que permite
implementar la existencia de la jurisdicción penal universal. De
igual forma, dentro de los países que conforman la comunidad
internacional existen un conjunto de tratados bilaterales y
multilaterales, que permite la aplicación de la ley penal, apoyados
dentro de principios que rigen su aplicación espacial, dentro de los
cuales se encuentran: el principio de la territorialidad de la ley penal,
que es de carácter fundamental, y además los complementarios de
éste, que son el principio de la nacionalidad o personalidad, el
principio real, de defensa o de protección y el principio de la justicia
mundial, de la universalidad o principio cosmopolita.

1.- Principio De La Territorialidad: De acuerdo con este principio,


la ley penal se aplica dentro del territorio del Estado que la ha
dictado, a los hechos punibles cometidos en él, bien sea por
nacionales o extranjeros. La eficacia de la ley penal estaría
delimitada por el territorio.

2.- Principio De La Nacionalidad O Personalidad: Según este


principio, por un hecho punible cometido en un determinado lugar
se deberá aplicar a su autor la ley de su propio Estado. La ley de su
Estado perseguirá al individuo dondequiera que se encuentre, en
forma de un estatuto personal.

3.-Principio Real, de Defensa o Protección: De conformidad con


este principio, la ley penal aplicable a un hecho punible cometido en
cualquier lugar lo sería la ley del Estado cuyos intereses han sido
lesionados por el hecho, ya se trate de una ofensa que afecte
directa o inmediatamente al Estado o a sus nacionales. Se aplica la
ley del Estado del sujeto pasivo del delito.

4.- Principio de la Justicia Mundial, de la Universalidad o


Principio Cosmopolita: De acuerdo con este principio, que
encontraría su razón de ser en la comunidad de intereses de orden
internacional que son afectados por los hechos punibles, cualquier
Estado podría aplicar su ley penal y sancionar los delitos cometidos
por cualquier sujeto en cualquier lugar.

PRINCIPIOS QUE REGULAN LA APLICACIÓN DE LA LEY


PENAL VENEZOLANA

Principios aplicables: En Venezuela se adopta como regla básica,


para determinar la eficacia espacial de la Ley Penal, el principio
fundamental de la territorialidad, así lo pauta el artículo 3 del Código
Penal, según el cual la ley penal venezolana se aplica a todo hecho
punible cometido dentro del territorio nacional, independientemente
de la nacionalidad de la víctima y el lugar de la perpetración del
delito. Sin embargo para evitar la impunidad de determinados
hechos cometidos fuera del territorio, para salvaguardar los
intereses del Estado y responder a los intereses de la comunidad
internacional, este principio se complementa con los otros principios
enunciados, consagrando en nuestra legislación que extienden la
jurisdicción a casos de extraterritorialidad.

Principio que rigen la territorialidad en la legislación penal


venezolana:

Este principio se encuentra consagrado en el artículo 3 del Código


Penal Venezolano, el cual expresa: “Todo el que cometa un delito o
una falta en el territorio de la República, será penado con arreglo a
la ley venezolana”.

Se impone determinar que se entiende por territorio venezolano o


territorio de la República. El concepto de territorio, a los efectos de
la ley penal, ha de entenderse en sentido jurídico y no sólo en
sentido geográfico, con lo cual quiere decir que no comprende sólo
el territorio natural. De esta manera el territorio venezolano
comprende de acuerdo a lo establecido en los artículos 10 y 11 de
la Constitución de la República, de acuerdo a lo siguiente:
1. La superficie terrestre.
2. El mar territorial.

3. La zona contigua.

4. La plataforma submarina continental.

5. La zona económica exclusiva.


6. El espacio insular de la República.

7. El espacio aéreo; y

8. Las naves y aeronaves venezolanas: de guerra, mercantes y


civiles.

La legislación penal venezolana contempla además algunos casos


en los cuales establece la extraterritorialidad en la aplicación de
diversos principios. De forma particular el artículo 4 del Código
Penal prevé varios casos de aplicación de la ley penal a hechos
cometidos fuera del territorio de la República, en los términos
siguientes:

1. La legislación penal venezolana, contempla, determinados


supuestos de aplicación del principio de la nacionalidad o de
la personalidad, ante hechos cometidos fuera de Venezuela.
En virtud de este principio se toma en cuenta la nacionalidad
del sujeto activo del delito para aplicarle la ley de su propio
Estado cuando el hecho se ha cometido en el extranjero, lo
cual cobra más importancia en razón de la prohibición de la
extradición de un venezolano el cual debe ser juzgado en
Venezuela, previo el cumplimiento de determinados requisitos,
si el hecho se considera como delito, así lo establece el
artículo 6 del Código Penal, articulo 2 de la Ley contra el
Secuestro y la Extorsión.
En razón del principio de la nacionalidad o de la personalidad,
se aplicará la ley penal venezolana a los delitos cometidos por
venezolanos (numeral 1 del artículo 4 del Código Penal) y a
los venezolanos que en el extranjero infrinjan las leyes
relativas al estado civil y capacidad de los venezolanos, como
es el caso del delito de bigamia (numeral 4 ejusdem).
2. En lo que respecta al principio real, de defensa o de protección, por
el cual se aplicará nuestra ley penal venezolana a hechos
cometidos en el extranjero que lesionen intereses del Estado
venezolano, se pueden citar los supuestos de venezolanos que en
el extranjero se hagan reos de traición contra la República (numeral
1 del artículo 4 del Código Penal); de los venezolanos que en el
extranjero cometan delitos contra la seguridad de la República o
contra sus nacionales (ordinal 2 ejusdem); de los venezolanos o
extranjeros que sin autorización del Gobierno de la República,
fabriquen, adquieran o despachen armas en el extranjero con
destino a Venezuela o favorezcan su introducción en nuestro
territorio (numeral 3 ejusdem); de los empleados de la República
que desempeñen mal sus funciones o que cometan cualquier otro
hecho punible no enjuiciable en el lugar de su residencia (numeral 6
ejusdem); de los venezolanos o extranjeros que en otro país
falsifique monedas de curso legal en Venezuela o sellos de uso
público o estampillas o títulos de crédito de la nación (numeral 11
ejusdem); o favorezcan la introducción en Venezuela de tales
valores (numeral 12 ejusdem); de los venezolanos o extranjeros
que, en tiempos de paz, desde territorio, buques de guerra o
aeronaves extranjeras lancen proyectiles o hagan cualquier otro mal
a las poblaciones, habitantes o al territorio de Venezuela (numeral
16 ejusdem).
3. En cuanto al principio de la justicia mundial, de la universalidad o
principio cosmopolita, en razón de que determinados hechos
punibles ofenden el orden internacional, puede aplicarse la ley
penal venezolana, aunque el hecho se cometa fuera del territorio
venezolano. Este es el caso de los venezolanos o extranjeros que
en alta mar, cometan actos de piratería u otros delitos de los que el
Derecho Internacional califica de atroces y contra la humanidad,
como el genocidio, la trata de blancas, el tráfico de estupefacientes,
la trata de esclavos, entre otros. (numeral 9 del artículo 4 del Código
Penal) y articulo 2 de la Ley contra el Secuestro y la Extorsión.

La legislación penal venezolana establece una serie de requisitos


para el enjuiciamiento en los casos de extraterritorialidad de la ley
penal venezolana. En el artículo 4 del Código Penal venezolano,
establece diversos supuestos de extraterritorialidad de la ley penal
venezolana, dentro de los cuales se señalan los requisitos que
deben cumplirse para el enjuiciamiento en Venezuela, dentro de los
que se encuentran:

1. Que el sujeto activo haya venido al territorio de la


República.
2. Que se intente la acción por la parte agraviada, o por el
Ministerio Público en los caso de traición a la patria o de
delitos contra la seguridad de Venezuela.
3. Que el indiciado no haya sido juzgado por los tribunales
extranjeros, a menos que habiéndolo sido, hubiere
evadido la condena.
Para el ejercicio del juzgamiento, es importante establecer el lugar
donde se cometió el delito, a fin de determinar la aplicabilidad de las
normas y principios estudiados, para fijar así la jurisdicción.

Normalmente no se presenta problema cuando el hecho en su


totalidad ocurre en un determinado lugar, pero puede presentarse el
caso de los delitos a distancia o delitos materiales en que puede
tener lugar la conducta en un lugar o territorio y producirse el
resultado en otro, o el caso de hechos cuya ejecución se extiende
por diversos territorios como puede ocurrir en los delitos
permanentes o en los delitos continuados.

Para la determinación de la competencia a razón del territorio, debe


tomarse en cuenta las reglas relacionadas a las teorías relativas a
la aplicación de la ley más favorable.

Como indica Creus Carlos, hay delitos cuyas particulares


circunstancias de ejecución requieren la aplicación de la ley penal
del Estado a hechos cometidos fuera de su territorio, ya sea por el
resultado dañoso que se produce en él, o bien porque siendo
parcialmente ejecutado en dicho Estado, su accionar termina en
otro.

Cada Estado determina en su ley el alcance espacial que quiere


darle, sin perjuicio de la regulación que pueda provenir de los
convenios internacionales. Los principios sostenidos por la doctrina
y que han sido adoptados en forma parcial o combinada por la
mayoría de las legislaciones, pueden reducirse a cuatro:

1. Territorialidad.
2. Personal o de la nacionalidad.
3. Real, de protección o de defensa.
4. Universal, justicia mundial o cosmopolita.

1. Principio de territorialidad o territorial: Como expresa Fontán


Balestra, de acuerdo con este principio, la ley penal es aplicable a
los delitos cometidos en el territorio del Estado, basándose en el
concepto de soberanía, expresión que sintetiza la idea de
independencia. Para este principio lo que decide la aplicación de la
ley penal del Estado es el lugar de comisión del delito, es decir, la
mencionada ley penal se aplica a los delitos cometidos dentro del
Estado o sometidos a su jurisdicción, sin que importe la condición
del autor o del ofendido, ni la nacionalidad del bien jurídico
afectado.
Lo que limita la aplicación territorial de la ley es el concepto jurídico
de territorio, que no necesariamente coincide con su extensión
física, ya que aquel se extiende a todos los lugares sobre los que el
Estado ejerce su jurisdicción legislativa y judicial de conformidad a
los parámetros que la Constitución de la República determina.

2. Principio de la personalidad (personal) o de la


nacionalidad: Expresa Creus Carlos, que en este principio es
decisiva la nacionalidad de los sujetos que intervienen en la relación
jurídica originada por el delito. Considera que la ley del Estado
sigue al nacional dondequiera que él se encuentre, es decir, los
individuos son portadores de su propio estatuto personal. Agrega
Fontán Balestra que, según este principio, la ley del país a que el
individuo pertenece es la que debe aplicarse, fundándose esta tesis
en el sentido de dependencia persona de cada individuo respecto
del estado en el cual es nacional. Distingue este doctrinario que el
principio de personalidad será, activa cuando se trata del autor del
delito, o personalidad, pasiva al referirse a la víctima.

3. Principio real, de protección o de defensa: Se basa en la


necesidad de proteger los intereses nacionales y castigar los delitos
que ataquen esos intereses, con arreglo a la legislación del país
atacado, sin tomar en consideración el lugar donde se cometió el
delito. El ejemplo que indica Fontán Balestra es el de la falsificación
de moneda perpetrada en el extranjero, que afecta al Estado cuyo
signo monetario es objeto de imitación. De acuerdo con Creus
Carlos, el principio de defensa es una derivación objetiva del
principio de nacionalidad, ya que el aspecto decisivo en él es la
nacionalidad del bien protegido, la ley penal ampara los intereses
nacionales y, por tanto, rige ella en todos los casos en que el delito
vulnera o amenaza uno de esos intereses, cualquiera que sea su
lugar de comisión y sin que interese la nacionalidad del autor.

La cuestión básica que tiene que ser resuelta es la de que bienes


jurídicos nacionales se tienen que considerar para discernir la ley
aplicable, ya que sólo algunos de esos bienes dar lugar a la
aplicación de la ley penal del estado. Indica Creus Carlos que
generalmente se reducen a los consustanciados con la
organización, preservación y actividades fundamentales del Estado,
en cuanto a la integridad territorial, defensa, de la moneda, entre
otros, siendo habitual que para determinarlos las leyes enuncien
taxativamente esos bienes o los delitos que se rigen por este
principio para evitar dificultades interpretativas.
4. Principio Universal, justicia mundial o cosmopolita: Explica
Fontán Balestra que en los delitos que afecten por igual a todos los
miembros de la comunidad internacional, cada Estado, como
integrante de ella y con miras a su protección, debe proceder a
juzgar a todo delincuente que detenga en su territorio, sin que
importe cual sea su nacionalidad y el lugar de ejecución del delito,
como ocurre, por ejemplo, con la trata de blancas, la piratería, el
narco tráfico, el terrorismo o la legitimación de capitales, entre otros.
El derecho internacional igualmente ha establecido una serie de
pactos internacionales a este tenor con el fin de perseguir la
criminalidad trasnacional, extendiendo en muchos casos la
jurisdicción de los países tratantes de los referidos instrumentos
internacionales.

De forma especial el derecho penal internacional ha desarrollado en


el Estatuto de Roma la persecución de los delitos de Genocidio,
Crímenes de Guerra y de Lesa Humanidad.

VALIDEZ ESPACIAL DE LA LEY PENAL.

La ley penal, así como tiene eficacia limitada en el tiempo, también la tiene en
el espacio, existiendo una serie de normas que fijan principios en este sentido y
que determinan el ámbito espacial de la ley penal venezolana, que puede ser
aplicada, no sólo a hechos cometidos dentro del territorio venezolano, sino a
hechos cometidos en el extranjero.
Como no existe un Derecho Penal uniforme que se aplique en todos los países,
siguen en vigencia, en cuanto a la aplicación de la ley penal, los principios que
rigen esa aplicación espacial, que son: el principio de la territorialidad de la ley
penal, que es el fundamental, y además los complementarios de éste, que son
el principio de la nacionalidad o personalidad, el principio real, de defensa o de
protección y el principio de la justicia mundial, de la universalidad o principio
cosmopolita.
1.- PRINCIPIO DE LA TERRITORIALIDAD: De acuerdo con este principio, la
ley penal se aplica dentro del territorio del Estado que la ha dictado, a los
hechos punibles cometidos en él, bien sea por nacionales o extranjeros. La
eficacia de la ley penal estaría delimitada por el territorio.
2.- PRINCIPIO DE LA NACIONALIDAD O PERSONALIDAD: Según este
principio, por un hecho punible cometido en un determinado lugar se deberá
aplicar a su autor la ley de su propio Estado. La ley de su Estado perseguirá al
individuo dondequiera que se encuentre, en forma de un estatuto personal.
3.-PRINCIPIO REAL, DE DEFENSA O PROTECCIÓN: De conformidad con
este principio, la ley penal aplicable a un hecho punible cometido en cualquier
lugar lo sería la ley del Estado cuyos intereses han sido lesionados por el
hecho, ya se trate de una ofensa que afecte directa o inmediatamente al
Estado o a sus nacionales. Se aplica la ley del Estado del sujeto pasivo del
delito.
4.- PRINCIPIO DE LA JUSTICIA MUNDIAL, DE LA UNIVERSALIDAD
OPRINCIPIO COSMOPOLITA: De acuerdo con este principio, que encontraría
su razón de ser en la comunidad de intereses de orden internacional que son
afectados por los hechos punibles, cualquier Estado podría aplicar su ley penal
y sancionar los delitos cometidos por cualquier sujeto en cualquier lugar.

PRINCIPIOS QUE REGULAN LA APLICACIÓN DE LA LEY


PENALVENEZOLANA.
En Venezuela se adopta como regla básica, para determinar la eficacia
espacial de la Ley Penal, el principio fundamental de la territorialidad, así lo
pauta el artículo 3 del Código Penal, según el cuál la ley penal venezolana se
aplica a todo hecho punible cometido dentro del territorio nacional,
independientemente de la nacionalidad de la victima y el lugar de la
perpetración del delito. Sin embargo para evitar la impunidad de determinados
hechos cometidos fuera del territorio, para salvaguardar los intereses del
Estado y responder a los intereses de la comunidad internacional, este principio
se complementa con los otros principios enunciados, consagrando en nuestra
legislación casos de extraterritorialidad.

PRINCIPIO DE LA TERRITORIALIDAD EN LA LEGISLACIÓN


VENEZOLANA.
Este principio se consagra en el artículo 3 del Código Penal Venezolano
vigente, el cual expresa: “Todo el que cometa un delito o una falta en el
territorio de la República, será penado con arreglo a la ley venezolana”.
Se impone determinar que se entiende por territorio venezolano o territorio de
la República.
El concepto de territorio, a los efectos de la ley penal, ha de entenderse en
sentido jurídico y no sólo en sentido geográfico, con lo cual quiere decir que no
comprende sólo el territorio natural. De esta manera el territorio venezolano
comprende:
a) La superficie terrestre.
b) El mar territorial.
c) La zona contigua.
d) La plataforma submarina continental.
e) La zona económica exclusiva.
f) El espacio insular de la República.
g) El espacio aéreo; y
h) Las naves y aeronaves venezolanas: de guerra, mercantes y civiles.

CASOS DE EXTRATERRITORIALIDAD EN APLICACIÓN DE DIVERSOS


PRINCIPIOS.
El artículo 4 del Código Penal prevé varios casos de aplicación de la ley penal
a hechos cometidos fuera del territorio de la República. Haremos referencia a
ellos:
1.-Contempla nuestra ley, determinados supuestos de aplicación del principio
de la nacionalidad o de la personalidad, ante hechos cometidos fuera de
Venezuela. En virtud de este principio se toma en cuenta la nacionalidad del
sujeto activo del delito para aplicarle la ley de su propio Estado cuando el
hecho se ha cometido en el extranjero, lo cual cobra más importancia en razón
de la prohibición de la extradición de un venezolano el cual debe ser juzgado
en Venezuela, previo el cumplimiento de determinados requisitos, si el hecho
se considera como delito, así lo establece el artículo 6 del Código Penal.
En razón del principio de la nacionalidad o de la personalidad, se aplicará la ley
penal venezolana a los delitos cometidos por venezolanos (ordinal 1º del
artículo 4 del Código Penal) y a los venezolanos que en el extranjero infrinjan
las leyes relativas al estado civil y capacidad de los venezolanos, como es el
caso del delito de bigamia (ordinal 4º ejusdem).
2.- En lo que respecta al principio real, de defensa o de protección, por el cual
se aplicará nuestra ley penal venezolana a hechos cometidos en el extranjero
que lesionen intereses del Estado venezolano, se pueden citar los supuestos
de venezolanos que en el extranjero se hagan reos de traición contra la
República (ordinal 1º del artículo 4 del Código Penal); de los venezolanos que
en el extranjero cometan delitos contra la seguridad de la República o contra
sus nacionales (ordinal 2º ejusdem); de los venezolanos o extranjeros que sin
autorización del Gobierno de la República, fabriquen, adquieran o despachen
armas en el extranjero con destino a Venezuela o favorezcan su introducción
en nuestro territorio (ordinal 3º ejusdem); de los empleados de la República que
desempeñen mal sus funciones o que cometan cualquier otro hecho punible no
enjuiciable en el lugar de su residencia (ordinal 6º ejusdem); de los
venezolanos o extranjeros que en otro país falsifique monedas de curso legal
en Venezuela o sellos de uso público o estampillas o títulos de crédito de la
nación (ordinal 11 ejusdem); o favorezcan la introducción en Venezuela de tales
valores (ordinal 12 ejusdem); de los venezolanos o extranjeros que, en tiempos
de paz, desde territorio, buques de guerra o aeronaves extranjeras lancen
proyectiles o hagan cualquier otro mal a las poblaciones, habitantes o al
territorio de Venezuela (ordinal 16 ejusdem).
3.- En cuanto al principio de la justicia mundial, de la universalidad o principio
cosmopolita, en razón de que determinados hechos punibles ofenden el orden
internacional, puede aplicarse la ley penal venezolana, aunque el hecho se
cometa fuera del territorio venezolano. Este es el caso de los venezolanos o
extranjeros que en alta mar, cometan actos de piratería u otros delitos de los
que el Derecho Internacional califica de atroces y contra la humanidad, como el
genocidio, la trata de blancas, el tráfico de estupefacientes, la trata de
esclavos, etc. (ordinal 9 del artículo 4 del Código Penal).
REQUISITOS PARA EL ENJUICIAMIENTO EN CASOS DE
EXTRATERRITORIALIDAD DE LA LEY PENAL VENEZOLANA.
En el artículo 4 del Código Penal venezolano vigente, en que se contemplan los
diversos supuestos de extraterritorialidad de la ley penal venezolana, se
señalan los requisitos que deben cumplirse para el enjuiciamiento en
Venezuela.
A.- En los casos de los ordinales 1º y 2º del artículo 4 del Código Penal, se
requiere:
a) Que el individuo haya venido al territorio de la República.
b) Que se intente acción por la parte agraviada, o por el Ministerio Público en
los caso de traición a la patria o de delitos contra la seguridad de Venezuela.
c) Que el indiciado no haya sido juzgado por los tribunales extranjeros, a
menos que habiéndolo sido, hubiere evadido la condena.
B.- En los casos de los ordinales 3º,4º, 6º, 9º, 10, 11 y 12 del referido artículo 4
del Código Penal, se exige como requisito que el indiciado no haya sido
juzgado por los tribunales extranjeros, a menos que habiéndolo sido hubiera
evadido la condena. Además, en alguno de los ordinales indicados se exige
también la circunstancia de que el sujeto haya venido a Venezuela (ordinales 9º
y 11).

C.- En el ordinal 16 ejusdem, se requiere el cumplimiento de los tres requisitos


citados, con relación a los ordinales 1º y 2º del mencionado artículo 4 del
Código Penal,

LUGAR DE COMISIÓN DEL DELITO.


Es importante establecer el lugar donde se cometió el delito, a fin de determinar
la aplicabilidad de las normas y principios estudiados, para fijar si el delito se ha
cometido o no en el territorio del país.
Normalmente no se presenta problema cuando el hecho en su totalidad ocurre
en un determinado lugar, pero puede presentarse el caso de los delitos a
distancia o delitos materiales en que puede tener lugar la conducta en un lugar
o territorio y producirse el resultado en otro, o el caso de hechos cuya ejecución
se extiende por diversos territorios como puede ocurrir en los delitos
permanentes o en los delitos continuados.
Esto debemos resolverlo tal y como lo explicamos en las teorías relativas a la
aplicación de la ley más favorable.

VALIDEZ PERSONAL:

La ley penal se aplica indistintamente a todo individuo que cometa


un delito o una falta en el territorio de la República (artículo 3 del
Código Penal). Y así mismo la Constitución de la República
consagra en su artículo 21 el principio de la igualdad de todos los
ciudadanos, lo que impide establecer discriminaciones entre los
individuos que puedan sustraerlos de la aplicación en, nuestro caso,
de la ley penal.

Sin embargo, en nuestro ordenamiento, como en la mayoría de las


legislaciones, se establecen algunas excepciones, para ciertas
personas, en razón de las funciones públicas que desempeñan.

INMUNIDADES:

Los Diputados a la Asamblea Nacional y Asambleas Legislativa


de los Estados: En Venezuela existen diversos casos de exención
de la aplicación de la ley penal venezolana por hechos punibles
cometidos por determinadas personas en el ejercicio de sus
funciones.

Es el caso de la denominada inviolabilidad de los diputados de la


Asamblea Nacional y de las Asamblea Legislativas de los Estados,
a quienes la Constitución de la República y de los Estados le
reconoce la inmunidad, no concediendo responsabilidad penal, civil
o administrativa a consecuencia de los votos y opiniones emitidas
en el ejercicio de sus funciones.
De esta forma, se consagra la inmunidad parlamentaria como una
garantía del ejercicio autónomo de las funciones legislativas
respecto de los otros poderes y como garantía para el mejor y
efectivo cumplimiento de la función parlamentaria. La inmunidad,
está referida al ejercicio de las funciones parlamentarias, desde el
momento de la proclamación por parte del órgano electoral, hasta la
conclusión del mandato.

Su desconocimiento por parte de los funcionarios públicos ocasiona


sanciones de naturaleza penal que el legislador deberá establecer
en la ley correspondiente.

En cuanto a los presuntos delitos cometidos por los diputados,


conocerá el Tribunal Supremo de Justicia en forma privativa, siendo
la única autoridad que, previa autorización de la Asamblea Nacional,
podrá ordenar la detención o continuar el enjuiciamiento, según sea
el caso. En caso de delito flagrante cometido por algún diputado, la
autoridad competente pondrá a éste bajo custodia en su residencia
y comunicará de manera inmediata el hecho al Tribunal Supremo de
Justicia.

Por la inviolabilidad, un diputado puede incurrir en hechos


cometidos por medio de la palabra oral o escrita, calificables como
de difamación, injuria, instigación a la desobediencia de la ley o de
la autoridad, incitación a la rebelión, vilipendio u ofensas a
funcionarios entre otros y ello, sencillamente, no es delito, porque
por esas conductas de los diputados, que se concretan en
expresiones u opiniones, se encuentran exentas de la aplicación de
la ley penal, razón por lo cual, su integridad personal es inviolables
por ningún órgano del poder público, salvo que sea sometido al
procedimiento de desafuero previsto en la misma Constitución de la
Republica con la finalidad que se establezca el antejuicio de mérito
y que sea despojado de su inmunidad por el mismo cuerpo
legislativo.

De acuerdo con la Constitución de la República en el artículo 199


señala:

Artículo 199: Los Diputados o Diputadas de la Asamblea


Nacional no son responsables por votos y opiniones ejercidas
en el ejercicio de sus funciones. Sólo responderán ante los
electores o electoras y el cuerpo legislativo de acuerdo con la
constitución y los reglamentos.
Dos aspectos básicos discute la doctrina con relación a este punto,
la extensión de esta inmunidad y su naturaleza jurídica.

En cuanto a la extensión de la inmunidad, debe precisarse que la


inviolabilidad se limita a los votos y opiniones emitidos por los
diputados en ejercicio de sus funciones, dentro o fuera de la
Asamblea Nacional.

En cuanto a la naturaleza jurídica, algunos autores creen que se


trata de una causa de justificación, otros de una excusa absolutoria
y otros de una excusa personal de exclusión de la pena. La doctrina
venezolana se ha inclinado a considerarlo una causa personal de
exclusión de la pena, por quedar excluidos de la aplicación del
Derecho Penal, en razón de la función ejercida.

Artículo 200. Los diputados o diputadas a la Asamblea


Nacional gozarán de inmunidad en el ejercicio de sus
funciones desde su proclamación hasta la conclusión de su
mandato o la renuncia del mismo. De los presuntos delitos
que cometan los o las integrantes de la Asamblea Nacional
conocerá en forma privativa el Tribunal Supremo de Justicia,
única autoridad que podrá ordenar, previa autorización de la
Asamblea Nacional, su detención y continuar su
enjuiciamiento. En caso de delito flagrante cometido por un
parlamentario o parlamentaria, la autoridad competente lo o la
pondrá bajo custodia en su residencia y comunicará
inmediatamente el hecho al Tribunal Supremo de Justicia.

Los funcionarios públicos o funcionarias públicas que violen la


inmunidad de los o las integrantes de la Asamblea Nacional,
incurrirán en responsabilidad penal y serán castigados o
castigadas de conformidad con la ley.

Diversa es el alcance de la inmunidad, que es considerada relativa y


temporal, por lo cual hasta tanto no sea revocada, los parlamentarios no
pueden ser de ninguna forma coartados en el ejercicio de sus funciones; no
pueden ser apresados, salvo en caso de flagrancia, lo cual no excluye
expresamente el antejuicio de la inmunidad o la función parlamentaria, ni
se puede entender que sea la justificación para levantar o cesar
automáticamente el privilegio; no pueden ser objeto de registro o de
requisas; no pueden ser sometidos a proceso penal, si antes no se cumplen
dos pasos esenciales como son: primeramente que el Tribunal Supremo de
Justicia declare por sentencia de la Sala Plena, que hay mérito para ello; y
segundo que es un aspecto fundamental, que la Asamblea Nacional,
autorice el enjuiciamiento por la mayoría simple de sus integrantes,
situación que eventualmente pudiera no hacer por razones de orden
político.

Particularmente, los delitos de vilipendio y todos los llamados “delitos de


desacato”, están proscritos de la legislación penal internacional. Sin
embargo, en Venezuela y en otros países, estos delitos son conservados por
la legislación penal a pesar del criterio internacional, ello derivado a la
desactualización del bloque jurídico penal o a intereses de orden político.

El Defensor del Pueblo: En lo que respecta al Defensor del


Pueblo, órgano del Poder Ciudadano, el artículo 282 de la
Constitución de la República, le acuerda el goce de inmunidad en el
ejercicio de sus funciones. Al igual que para los diputados de la
Asamblea Nacional, esta inmunidad es temporal y limitada al
período de ejercicio de su cargo. No puede ser sometido a juicio
penal por hechos que no guarden relación con sus funciones, si
previamente el Tribunal Supremo de Justicia no declara la
existencia de méritos, correspondiendo a esta máxima instancia el
conocimiento de la causa.

Los Jefes de Estado extranjeros: Otra excepción de la aplicación


de la ley penal en Venezuela, es el caso de Jefes de Estado
extranjeros, que se encuentre en el territorio de la República, por
reconocimiento a la soberanía del Estado que representa.

El ordenamiento jurídico venezolano consagra o acuerda ciertas


prerrogativas, que no constituyen realmente excepciones al
principio de igualdad de la ley penal que no sustraen absolutamente
a estas personas de su aplicación pero si le dan privilegios o
tratamiento especial, cumpliendo determinados requisitos. La
excepción a esta regla la encontramos en otro tratado internacional
como lo es el Estatuto de Roma de la Corte penal internacional, que
es ley interna por imperio de la ratificación hecha por Venezuela. En
este caso, cuando la Corte Penal Internacional, emita una orden de
entrega de un Jefe de Estado o algún funcionario extranjero que se
encuentre de paso en el país, el gobierno venezolano estaría
obligado a producir la aprehensión y eventual entrega del
funcionario a la justicia internacional.

La inmunidad de los diplomáticos extranjeros acreditados en


Venezuela: Se consagra la inviolabilidad en sus personas,
residencias particulares y oficiales, bienes y documentos, y la
inmunidad de la jurisdicción civil administrativa y penal del Estado
receptor, lo que no los exime de la jurisdicción del Estado
acreditante, ello de acuerdo a lo establecido en la Ley aprobatoria
de la Convención de Viena sobre relaciones Diplomáticas de l961.
Conforme el artículo 31, de la convención internacional, el agente
diplomático gozará de inmunidad de la jurisdicción penal del Estado
receptor, en consecuencia no estará obligado a testificar y su
persona es inviolable. El artículo 29, ejusdem advierte que el
diplomático no puede ser objeto de ninguna forma de detención o
arresto. El Estado receptor le tratará con el debido respeto y
adoptará todas las medidas adecuadas para impedir cualquier
atentado contra su persona, su libertad o su dignidad.

Los miembros de la familia de un agente diplomático, siempre que


no sean nacionales del Estado receptor, gozarán de la misma
inmunidad diplomática de acuerdo al artículo 37 del ya mencionado
tratado internacional, y también están protegidos por la inmunidad
de jurisdicción, que estaría limitada al ejercicio de sus funciones, los
miembros del personal administrativo y técnico de las misiones
diplomáticas. El Estado acreditante puede renunciar expresamente
a la inmunidad de jurisdicción de sus agentes diplomáticos, de
acuerdo con lo establecido en el artículo 32, del Tratado, siendo la
forma de enjuiciar a estas personas por el Estado venezolano.

De igual forma, los locales de la misión diplomática son inviolables,


las autoridades venezolanas, como Estado receptor no podrán
penetrar en ellos sin consentimiento del jefe de la misión. Los
locales de la misión, no podrán ser objeto de ningún registro,
requisa, embargo o medida de ejecución, así como su mobiliario,
archivos o medios de transportes, que deberán ser protegidos
contra todo ataque o intrusión, de acuerdo a lo expresamente
dispuesto en el artículo 22 de la Convención de Viena sobre
relaciones Diplomáticas. También están protegidas por esta
inviolabilidad las viviendas de los agentes diplomáticos. Esta
inviolabilidad se extiende a su residencia particular, sus
documentos, su correspondencia y sus bienes, que sólo
excepcionalmente podrán ser embargados, (Art. 30).

Los Funcionarios Consulares: En relación a la inmunidad con que


cuentan los funcionarios consulares en Venezuela, existen ciertas
prerrogativas, consagradas en la Ley Aprobatoria de la
Convención de Viena sobre relaciones consulares de l963, que
prevé la inmunidad de estos funcionarios, es así como el artículo 43
de ya mencionado instrumento normativo, consagra la denominada
“Inmunidad de Jurisdicción”, que resguarda a los funcionarios
consulares y los empleados consulares, señalando que en materia
penal no estarán sometidos a la jurisdicción de las autoridades
judiciales y administrativas del Estado receptor por los actos
ejecutados en el ejercicio de las funciones consulares. Es por ello,
que en caso de iniciarse un procedimiento penal en contra del
cónsul o de algún funcionario consular, si el delito no es grave, el
funcionario no podrá ser detenido preventivamente, ni sometido a
ninguna limitación de su libertad, sin la previa autorización del
Estado que le envía. En caso de delito grave, opera las mismas
condiciones de los funcionarios consulares, en cuyo caso el Estado
al cual pertenece el funcionario consular puede renunciar, a la
inmunidad del funcionario y en este caso se procedería con su
enjuiciamiento.

PRERROGATIVAS:

Respecto a los altos funcionarios: El Presidente de la República


y otros altos funcionarios, gozan de prerrogativas de acuerdo a lo
establecido en el artículo 232 de la Constitución de la República,
que señala: “el Presidente o Presidenta de la República es
responsable de sus actos y del cumplimiento de las obligaciones
inherentes a su cargo”. Por tanto, no goza de exención alguna en
relación a la aplicación de la ley penal sustantiva. Sin embargo de
acuerdo al artículo 266, numeral 2 de la misma Carta Fundamental,
corresponde al Tribunal Supremo de Justicia declarar si hay o no
méritos para su enjuiciamiento y, en caso afirmativo, conocerá de la
causa el propio Tribunal Supremo, previa autorización de la
Asamblea Nacional, hasta la sentencia definitiva.

Asimismo, en lo que respecta al Vicepresidente de la República, a


los integrantes de la Asamblea Nacional, a los Magistrados del
Tribunal Supremo de Justicia, a los Ministros, al Procurador
General, al Fiscal General, al Contralor General, al Defensor del
Pueblo, a los Gobernadores, a los Oficiales Generales y Almirantes
de las Fuerzas Armadas y a los Jefes de misiones diplomáticas,
corresponde al Tribunal Supremo de Justicia declarar si hay o no
méritos para su enjuiciamiento y en caso afirmativo, remitirá los
autos al Fiscal General de la República o a quien haga sus veces, si
fuese el caso, y seguirá conociendo, hasta sentencia definitiva si se
trata de un delito común (artículo 266, numeral 3, ejusdem).
En relación a este procedimiento especial, se debe tener en cuenta
lo previsto en los artículos 376 y siguiente del Código Orgánico
Procesal Penal y otras leyes especiales. A los efectos del
enjuiciamiento se requiere la previa querella del Fiscal General de la
República y la realización del antejuicio de mérito ante el Tribunal
Supremo de Justicia. Si se declara que hay mérito seguirá
conociendo hasta sentencia definitiva el Tribunal Supremo de
Justicia como juez natural, de acuerdo a lo expresamente señalado
en el artículo 266 de la Constitución de la Republica.

Recibida la querella, El Tribunal Supremo de Justicia convocará a


una audiencia oral y pública dentro de los treinta días siguientes,
para que el imputado responda. En la audiencia el Fiscal General
explanará la querella, seguidamente el defensor hará sus alegatos,
se admitirá réplica y contra réplica y el imputado tendrá la última
palabra. Concluido el debate el Tribunal Supremo tendrá cinco días
para dictaminar si hay o no méritos para el enjuiciamiento (artículo
379 del Código Orgánico Procesal Penal).

Declarado el enjuiciamiento el funcionario público quedará


suspendido o inhabilitado para ejercer cualquier cargo durante el
proceso (artículo 380 del Código Orgánico Procesal Penal).

LA EXTRADICIÓN

Se entiende por extradición el acto por el cual un Estado, en el cual


se encuentra un sujeto reclamado por la comisión de un delito, lo
entrega a otro Estado que lo requiere por tener competencia para
juzgarlo o para la ejecución de una pena impuesta.

La extradición es el procedimiento judicial penal-administrativo por


el cual una persona acusada o condenada por un delito conforme a
la ley de un Estado es detenida en otro Estado y devuelta al primero
para ser enjuiciada o para que cumpla la pena ya impuesta.

Si bien existe una cooperación internacional muy activa para la


represión de los delitos, continúa existiendo la regla de que un
Estado está obligado a conceder la extradición de un delincuente
extranjero, solamente si existe tratado internacional con el Estado
requirente o Convención Internacional sobre extradición, de la que
ambos Estados sean firmantes. Cuando no hay tratado o
convención internacional, el Estado requerido está facultado para
acordar la extradición, pero no está obligado a concederla. Sin
embargo la obligación señalada no es absoluta pues siempre el
estado requerido conserva la facultad soberana de no conceder la
ex-tradición si de acuerdo a su legislación interna no se cumplen los
requisitos establecidos para tal efecto.

Hoy en día, se señala que la extradición es un acto de colaboración


internacional en materia penal con el cual se refuerza la lucha
contra el delito, con el fin de evitar la impunidad.

Terminología:

 El Estado que solicita la entrega se llama requirente y


 El Estado a quien se le solicita se llama requerido

 La Extradición Activa, es la que realiza el Estado requirente


y

 Extradición Pasiva es la denominación al Estado requerido.

Clasificación de la extradición.

1.- Necesaria u obligatoria: cuando entre uno y otro de dichos


Estados está vigente un tratado de extradición, en el que, además,
se ha incluido el delito que motiva la extradición, el Estado
requerido está jurídicamente obligado a atender dicha solicitud; y

2.- Facultativa o potestativa: cuando entre el Estado requirente y


el requerido no existe tratado de extradición o si aquél existe, pero
en él no está comprendido el hecho delictivo que ha dado origen a
la solicitud, el Estado requerido no está jurídicamente obligado a
conceder la extradición, aun cuando puede acordarla en ejercicio de
un acto de soberanía.

En Venezuela existe un procedimiento para la extradición activa, por


ser el Estado que la solicita y otro procedimiento diferente cuando
se trata de la extradición pasiva, por ser el Estado a quien se le
solicita, así lo establece el Código Orgánico Procesal Penal en los
artículos 391 al 399.

Fuentes de la extradición

En Venezuela esta materia está regulada por normas contenidas en


los artículos 6, y 391 al 399 del Código Orgánico Procesal Penal.
De igual forma, está contemplada en otras leyes especiales que
conforman la ratificación de Tratados de Extradición suscritos por
Venezuela con otros Estados y por los principios de Derecho
Internacional, específicamente, por la costumbre internacional y la
reciprocidad, respecto a otros Estados de los cuales no existe
ningún acuerdo internacional.

No se puede considera como fuente exclusiva de la extradición los


Tratados, ello no lo admite nuestro ordenamiento, al señalarse en el
artículo 6 del Código Penal, que la extradición de un extranjero por
delitos comunes se acordará por la autoridad competente, de
acuerdo con los Tratados Internacionales en vigor suscritos por
Venezuela, y a falta de estos, por las leyes venezolanas.

Por su parte, el artículo 391 del Código Orgánico Procesal Penal


dispone que la extradición se rige por las normas contenidas en
este instrumento legal y por los Tratados, Convenios y Acuerdos
internacionales suscritos por la República a lo que se añade la
mención de las normas internacionales aplicables, según el artículo
399 ejusdem.

Lamentablemente, el artículo citado del Código Orgánico Procesal


Penal se quedó corto en el enunciado de las fuentes de la
extradición, pues impone la misma referencia a los principios de
Derecho Internacional y a la costumbre entre los Estados. Sin
embargo la mención de los Acuerdos y Convenios, haría procedente
la entrega cuando, en ausencia de Tratado, se da un compromiso o
convenio de reciprocidad que obliga a la entrega al Estado
requirente en situación analógica, en razón de la cooperación
internacional en la lucha contra el delito.

Principios que rigen la extradición según los tratados suscritos


por Venezuela y la ley penal venezolana.

1.- principios relativos al hecho punible.

a) Principio de la doble incriminación: De acuerdo con este


principio, el hecho que da lugar a la extradición debe ser
constitutivo de delito tanto en la legislación del Estado
requirente como en la legislación del Estado requerido. Tal
principio se establece en el artículo 6 del Código Penal
venezolano. Que señala que Venezuela no concederá la
extradición de un extranjero por ningún hecho que no esté
calificado como delito por la ley venezolana.
Además, el mencionado principio exige que los tipos por los
que solicita la extradición sean similares en ambas
legislaciones, lo que supone una identidad sustancial, sin que
se tomen en cuenta las circunstancias modificativas del hecho
o su denominación en cada una de las legislaciones.

b) Principio de la mínima gravedad del hecho: De acuerdo


con este principio sólo se concede la extradición por delitos y
no por faltas, así lo señala el artículo 6 del Código Penal y en
relación a aquellos se suele establecer en los tratados la
pena mínima que debe tener asignada el delito para que
proceda la extradición.
Además, la extradición no sólo se concede por delitos
consumados sino también en grado de tentativa o en grado de
frustración, y a ello aluden la mayoría de los tratados.
Asimismo, no sólo hace referencia a los autores del hecho
punible, sino también a los partícipes y a los encubridores.

c) Principio de la especialidad: Según este principio el


sujeto extraditado no puede ser juzgado por un delito distinto
al que motivó la extradición, cometido con anterioridad a la
solicitud.
Sin embargo, excepcionalmente, como lo prevén los mismos
tratados, puede el sujeto ser juzgado por un hecho cometido
con anterioridad a la extradición, siempre que consienta en
ello el Estado requerido, o si el extraditado permanece libre en
el Estado requirente durante un determinado lapso después
de juzgado y absuelto por el delito que originó la extradición, o
de cumplida la pena de privación de libertad impuesta.

Otro problema se plantea cuando el sujeto comete un nuevo


delito en el Estado requerido. En este caso, si el hecho se
comete con anterioridad a la solicitud, la entrega podrá
diferirse hasta que el sujeto sea juzgado y cumpla la pena.
Además, también podrá postergarse la entrega cuando el
traslado ponga en peligro la vida de la persona, por razones
de salud.

d) Principio de no entrega por delitos políticos: Este


principio según lo establecido en el artículo 6 del Código
Penal y en la mayoría de los tratados, se prohíbe la entrega
de sujetos perseguidos por delitos políticos, lo cual se ve
reforzado por el derecho de asilo consagrado también en
nuestra legislación.
Cabe señalar en este punto que se han dado diversa razones
por las cuales se justifica la protección al delincuente político y
su no extradición. Fundamentalmente se han formulado
consideraciones sobre el carácter altruista del delincuente
político; sobre su relatividad en el tiempo y en el espacio y
básicamente, sobre su importancia limitada al Estado en el
cual busca refugiar al individuo.

En algunos tratados quedan abarcados por el principio de la


no entrega, los delitos militares, los de carácter religioso, los
delitos culposos y los contrarios a las leyes de prensa.

2.- principios relativos a la persona.

Nuestra legislación establece el principio de la no entrega de los


nacionales, al señalar el artículo 6 del Código Penal, que “la
extradición de un venezolano no podrá concederse por ningún
motivo; pero deberá ser enjuiciado en Venezuela a solicitud de la
parte agraviada o del Ministerio Público, si el delito que se le imputa
mereciere pena por la ley venezolana”.

La entrega del nacional sería atentar contra la dignidad nacional,


exponer al ciudadano a una justicia no confiable, sacrificar el deber
de protección del Estado con sus súbditos y un derecho de estos, y
sustraerlo de sus jueces naturales. La Constitución de la República,
defendiendo la soberanía, sin tomar en cuenta el valor de la
solidaridad internacional y la eficacia de la lucha contra el delito,
sobre todo en sus manifestaciones de crímenes que no conocen
fronteras, como en el caso del tráfico de drogas, ha consagrado, en
el artículo 69, que “se prohíbe la extradición de venezolanos y
venezolanas”.

En cambio, en franca desigualad y dejando en el vacío la


salvaguarda de otros derechos y garantías que no pueden ser
desconocidos, la misma Constitución prescribe en su artículo 271,
que “en ningún caso podrá ser negada la extradición de los
extranjeros o extranjeras responsables de los delitos de
deslegitimación de capitales, drogas, delincuencia organizada
internacional, hechos contra el patrimonio público de otros Estados
y contra los derechos humanos”.

3.- principios relativos a la acción penal, a la pena y al


cumplimiento de otros requisitos procesales.
1. No se concederá la extradición si la acción penal o la pena
han prescrito conforme a la ley del Estado requirente.
2. No se concederá la extradición por delitos que tengan
asignada en la legislación del Estado requirente la pena de
muerte o una pena perpetua, según el artículo 6 del Código
Penal. Así, también se establece en la mayoría de los
tratados, aunque se señala que podrá hacerlo, si el Estado
requirente se compromete expresamente a no aplicar la
cadena perpetua o la pena de muerte.
3. No se concederá la extradición si la persona reclamada ya
ha sido juzgada y puesta en libertad, o ha cumplido la
pena, o si está pendiente de juicio en el Estado requerido,
por el mismo delito que motiva la extradición.
Consideramos que no puede considerarse como absoluta
la prohibición que hace el transcrito artículo 271 de la
Constitución, sino que debe interpretarse en congruencia
con los principios que hemos mencionado.
El procedimiento en materia de extradición: El Código Orgánico
Procesal Penal, en los artículo 391 y siguiente, regula el Procedimiento de
Extradición, y fija las normas que deben observarse, tanto para el caso de la
“extradición activa”, cuando Venezuela es el país requirente, que ejerce el
derecho de solicitar la entrega de una persona procesada o condenada que
ha buscado refugio en otro país; como para el caso de la “extradición
pasiva”, cuando Venezuela es el país requerido y se cumple con la
obligación de entregar a un país extranjero a una persona procesada o
condenada que se encuentra en nuestro territorio.

VALIDEZ PERSONAL DE LA LEY PENAL.


La ley penal se aplica indistintamente a todo individuo que cometa un delito o
una falta en el territorio de la República (artículo 3 del Código Penal). Y así
mismo nuestra Constitución consagra en su artículo 21 el principio de la
igualdad de todos los ciudadanos, lo que impide establecer discriminaciones
entre los individuos que puedan sustraerlos de la aplicación en, nuestro caso,
de la ley penal.
Sin embargo, en nuestro ordenamiento, como en la mayoría de las
legislaciones, se establecen algunas excepciones, para ciertas personas, en
razón de las funciones públicas que desempeñan.

EXCEPCIONES:

1.-LA INVIOLAVILIDAD DE LOS DIPUTADOS Y DEL JEFE DE ESTADO


EXTRANJERO.

En Venezuela existe un solo caso de exención de la aplicación de la ley penal


venezolana por hechos punibles cometidos por determinadas personas en el
ejercicio de sus funciones. Es el caso de la denominada “inviolabilidad de los
parlamentarios o irresponsabilidad de los mismos por los votos y opiniones
emitidas en el ejercicio de sus funciones”.
De acuerdo con la Constitución en el artículo 199 señala: “Los Diputados o
Diputadas de la Asamblea Nacional no son responsables por votos y opiniones
ejercidas en el ejercicio de sus funciones. Sólo responderán ante los electores
o electoras y el cuerpo legislativo de acuerdo con la constitución y los
reglamentos”. De lo dicho anteriormente se desprende que estos miembros
gozan de una inviolabilidad absoluta frente a la ley penal.
Dos aspectos básicos discute la doctrina con relación a este punto, la
extensión de este privilegio y su naturaleza jurídica.
En cuanto a la extensión de este privilegio, debe precisarse que la inviolabilidad
se limita a los votos y opiniones emitidos por los diputados en ejercicio de sus
funciones, dentro o fuera de la asamblea.
En cuanto a la naturaleza jurídica de este privilegio, algunos autores creen que
se trata de una causa de justificación, otros de una excusa absolutoria y otros
de una excusa personal de exclusión de la pena. En Venezuela nos inclinamos
porque se trata de una causa personal de exclusión de la pena, por quedar
excluidos de la aplicación del Derecho Penal, en razón de sus funciones.
Otra excepción de la aplicación de la ley penal en Venezuela, es el caso del
Jefe de Estado que se encuentre en nuestro territorio, por reconocimiento a la
soberanía del Estado que representa.
El ordenamiento jurídico venezolano consagra o acuerda ciertas prerrogativas,
que no constituyen realmente excepciones al principio de igualdad de la ley
penal que no sustraen absolutamente a estas personas de su aplicación pero si
le dan privilegios o tratamiento especial, cumpliendo determinados requisitos.

2.- EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA Y OTROS ALTOS FUNCIONARIOS.


El artículo 232 de la Constitución, establece: “el Presidente o Presidenta de la
República es responsable de sus actos y del cumplimiento de las obligaciones
inherentes a su cargo”. Por tanto, no goza de exención alguna en relación a la
aplicación de la ley penal sustantiva. Sin embargo de acuerdo al artículo 266,
numeral 2 de la misma Carta Magna, corresponde al Tribunal Supremo de
Justicia declarar si hay o no méritos para su enjuiciamiento y, en caso
afirmativo, conocerá de la causa el propio Tribunal Supremo, previa
autorización de la Asamblea Nacional, hasta la sentencia definitiva.
Asimismo, en lo que respecta al Vicepresidente de la República, a los
integrantes de la Asamblea Nacional, a los Magistrados del Tribunal Supremo
de Justicia, a los Ministros, al Procurador General, al Fiscal General, al
Contralor General, al Defensor del Pueblo, a los Gobernadores, a los Oficiales
Generales y Almirantes de las Fuerzas Armadas y a los Jefes de misiones
diplomáticas, corresponde al Tribunal Supremo de Justicia declarar si hay o no
méritos para su enjuiciamiento y en caso afirmativo, remitirá los autos al Fiscal
General de la República o a quien haga sus veces, si fuese el caso, y seguirá
conociendo, hasta sentencia definitiva si se trata de un delito común (artículo
266, numeral 3, ejusdem).
En relación a este procedimiento especial, se debe tener en cuenta lo previsto
en los artículos 377 y siguiente del Código Orgánico Procesal Penal y otras
leyes especiales. A los efectos del enjuiciamiento se requiere la previa querella
del Fiscal General de la República y la realización del antejuicio de mérito ante
el Tribunal Supremo de Justicia. Si se declara que hay mérito se seguirán las
reglas del proceso penal ordinario y si no lo hay se sobreseerá la causa
(artículo 378 del Código Orgánico Procesal Penal).
Recibida la querella, El Tribunal Supremo de Justicia convocará a una
audiencia oral y pública dentro de los treinta días siguientes, para que el
imputado responda. En la audiencia el Fiscal General explanará la querella,
seguidamente el defensor hará sus alegatos, se admitirá réplica y contra réplica
y el imputado tendrá la última palabra. Concluido el debate el Tribunal Supremo
tendrá cinco días para dictaminar si hay o no méritos para el enjuiciamiento
(artículo 379 del Código Orgánico Procesal Penal).
Declarado el enjuiciamiento el funcionario público quedará suspendido o
inhabilitado para ejercer cualquier cargo durante el proceso (artículo 380 del
Código Orgánico Procesal Penal).
Para los exfuncionarios o las personas que hayan ocupado los cargos públicos
enunciados, la Ley Contra la Corrupción prevé la no exigencia de antejuicio de
mérito cuando el enjuiciado haya cesado en sus funciones.

3.- LA INMUNIDAD DE LOS DIPUTADOS Y DEL DEFENSOR DEL PUEBLO.


Además del privilegio de la inviolabilidad de que gozan los miembros de la
Asamblea Nacional ya tratado, consagra nuestra legislación un régimen
especial en virtud del cual, en forma temporal, mientras desempeñen sus
funciones y con limitaciones, “los diputados o diputadas a la Asamblea Nacional
gozarán de inmunidad en el ejercicio de sus funciones desde su proclamación
hasta la conclusión de su mandato o de la renuncia del mismo” (artículo 200 de
la Constitución).
En caso de delito flagrante, previa autorización de la Asamblea Nacional, la
autoridad competente lo pondrá bajo custodia en su residencia y comunicará el
hecho al Tribunal Supremo de Justicia. (artículo 200 ejusdem) y el
enjuiciamiento del diputado si hay méritos para ello, no podrá continuar sin la
autorización de la Asamblea Nacional.
En lo que respecta al Defensor del Pueblo, órgano del Poder Ciudadano, el
artículo 282 de la Constitución, le acuerda el goce de inmunidad en el ejercicio
de sus funciones. Esta inmunidad es temporal y limitada al período de ejercicio
de su cargo. No puede ser sometido a juicio penal por hechos que no guarden
relación con sus funciones, si previamente el Tribunal Supremo de Justicia no
declara la existencia de méritos, correspondiendo a esta máxima instancia el
conocimiento de la causa.
4.- SITUACIÓN DE LOS DIPLOMÁTICOS EXTRANJEROS ACREDITADOS
EN VENEZUELA.
Se consagra la “inviolabilidad” en sus personas, residencias particulares y
oficiales, bienes y documentos, y la “inmunidad” de la jurisdicción civil
administrativa y penal del Estado receptor, lo que no los exime de la jurisdicción
del Estado acreditante (Ley Aprobatoria de la Convención de Viena sobre
relaciones Diplomáticas de l961). Sin embargo, existe la posibilidad de que el
Estado acreditante renuncie a la inmunidad, lo cual debe hacer expresamente.
Lo que hace que se trate de una inmunidad relativa, ya que cave la posibilidad
de que sean procesados en Venezuela por hechos punibles cometidos en el
país si se produce la renuncia a la inmunidad y así mismo pueden ser juzgados
una vez que han cesado en su cargo, a menos que ya hayan sido juzgados

5.- SITUACIÓN DE LOS FUNCIONARIOS CONSULARES EN VENEZUELA.


Existen ciertas prerrogativas, consagradas en la Ley Aprobatoria de la
Convención de Viena sobre relaciones consulares de l963, que prevé que en
caso de instaurarse un procedimiento penal contra un funcionario consular, si el
delito no es grave, el funcionario no podrá ser detenido preventivamente, ni
sometido a ninguna limitación de su libertad, sino en virtud de sentencia firme y
en todo caso debe concederse la debida deferencia y con el mínimo de
perturbación a sus funciones, En caso de delito grave si procede la detención
preventiva. El Estado al cual pertenece el funcionario consular puede renunciar,
en forma expresa, a las prerrogativas señaladas.

LA EXTRADICIÓN
Se entiende por extradición el acto por el cual un Estado, en el cual se
encuentra un sujeto reclamado por la comisión de un delito, lo entrega a otro
Estado que lo requiere por tener competencia para juzgarlo o para la ejecución
de una pena impuesta.
Hoy en día, se señala que la extradición es un acto de colaboración
internacional en materia penal con el cual se refuerza la lucha contra el delito,
con el fin de evitar la impunidad.
Terminología: El Estado que solicita la entrega se llama requirente y el Estado a
quien se le solicita se llama requerido.
La extradición se llama activa. Desde el punto de vista del Estado requirente y
pasiva desde el punto de vista del Estado requerido.

CLASIFICACIÓN DE LA EXTRADICIÓN.
1.- Necesaria u obligatoria: cuando entre uno y otro de dichos estados está
vigente un tratado de extradición, en el que, además, se ha incluido el delito
que motiva la extradición, el Estado requerido está jurídicamente obligado a
atender dicha solicitud; y
2.- Facultativa o potestativa: cuando entre el Estado requirente y el requerido
no existe tratado de extradición o si aquél existe, pero en él no está
comprendido el hecho delictivo que ha dado origen a la solicitud, el Estado
requerido no está jurídicamente obligado a conceder la extradición, aun cuando
puede acordarla en ejercicio de un acto de soberanía.
En Venezuela existe un procedimiento para la extradición activa, por ser el
Estado que la solicita y otro procedimiento diferente cuando se trata de la
extradición pasiva, por ser el Estado a quien se le solicita, así lo establece el
Código Orgánico Procesal Penal (artículos 391 al 399 del Código Orgánico
Procesal Penal).

FUENTES DE LA EXTRADICIÓN.
En Venezuela esta materia está regulada por normas contenidas en el Código
Penal (artículo 6 del Código Penal), Código Orgánico Procesal Penal (artículos
391 al 399 del Código Orgánico Procesal Penal) y en otras leyes especiales,
por los Tratados de Extradición suscritos por Venezuela con otros Estados y
por los principios de Derecho Internacional, específicamente, por la costumbre
internacional y la reciprocidad.
No se puede considera como fuente exclusiva de la extradición los Tratados,
ello no lo admite nuestro ordenamiento, al señalarse en el artículo 6 del Código
Penal, que la extradición de un extranjero por delitos comunes se acordará por
la autoridad competente, de acuerdo con los Tratados Internacionales en vigor
suscritos por Venezuela, y a falta de estos, por las leyes venezolanas.
Por su parte, el artículo 391 del Código Orgánico Procesal Penal dispone que
la extradición se rige por las normas contenidas en este instrumento legal y por
los Tratados, Convenios y Acuerdos internacionales suscritos por la República
a lo que se añade la mención de las normas internacionales aplicables, según
el artículo 399 ejusdem.
Lamentablemente, el artículo citado del Código Orgánico Procesal Penal se
quedó corto en el enunciado de las fuentes de la extradición, pues impone la
misma referencia a los principios de Derecho Internacional y a la costumbre
entre los Estados. Sin embargo la mención de los Acuerdos y Convenios, haría
procedente la entrega cuando, en ausencia de Tratado, se da un compromiso o
convenio de reciprocidad que obliga a la entrega al Estado requirente en
situación analógica, en razón de la cooperación internacional en la lucha contra
el delito.

PRINCIPIOS QUE RIGEN LA EXTRADICIÓN SEGÚN LOS TRATADOS


SUSCRITOS POR VENEZUELA Y LA LEY PENAL VENEZOLANA.

1.- PRINCIPIOS RELATIVOS AL HECHO PUNIBLE.

a) Principio de la doble incriminación: De acuerdo con este principio, el


hecho que da lugar a la extradición debe ser constitutivo de delito tanto en la
legislación del Estado requirente como en la legislación del Estado requerido.
Tal principio se establece en el artículo 6 del Código Penal venezolano vigente.
Que señala que Venezuela no concederá la extradición de un extranjero por
ningún hecho que no esté calificado como delito por la ley venezolana.
Además, el mencionado principio exige que los tipos por los que solicita la
extradición sean similares en ambas legislaciones, lo que supone una identidad
sustancial, sin que se tomen en cuenta las circunstancias modificativas del
hecho o su denominación en cada una de las legislaciones.
b) Principio de la mínima gravedad del hecho: De acuerdo con este principio
sólo se concede la extradición por delitos y no por faltas, así lo señala el
artículo 6 del Código Penal y en relación a aquellos se suele establecer en los
tratados la pena mínima que debe tener asignada el delito para que proceda la
extradición.
Además, la extradición no sólo se concede por delitos consumados sino
también en grado de tentativa o en grado de frustración, y a ello aluden la
mayoría de los tratados. Asimismo, no sólo hace referencia a los autores del
hecho punible, sino también a los partícipes y a los encubridores.
c) Principio de la especialidad. Según este principio el sujeto extraditado no
puede ser juzgado por un delito distinto al que motivó la extradición, cometido
con anterioridad a la solicitud.
Sin embargo, excepcionalmente, como lo prevén los mismos tratados, puede el
sujeto ser juzgado por un hecho cometido con anterioridad a la extradición,
siempre que consienta en ello el Estado requerido, o si el extraditado
permanece libre en el Estado requirente durante un determinado lapso después
de juzgado y absuelto por el delito que originó la extradición, o de cumplida la
pena de privación de libertad impuesta.
Otro problema se plantea cuando el sujeto comete un nuevo delito en el Estado
requerido. En este caso, si el hecho se comete con anterioridad a la solicitud, la
entrega podrá diferirse hasta que el sujeto sea juzgado y cumpla la pena.
Además, también podrá postergarse la entrega cuando el traslado ponga en
peligro la vida de la persona, por razones de salud.
d) Principio de no entrega por delitos políticos: Este principio según lo
establecido en el artículo 6 del Código Penal y en la mayoría de los tratados, se
prohíbe la entrega de sujetos perseguidos por delitos políticos, lo cual se ve
reforzado por el derecho de asilo consagrado también en nuestra legislación.
Cabe señalar en este punto que se han dado diversa razones por las cuales se
justifica la protección al delincuente político y su no extradición.
Fundamentalmente se han formulado consideraciones sobre el carácter
altruista del delincuente político; sobre su relatividad en el tiempo y en el
espacio y básicamente, sobre su importancia limitada al Estado en el cual
busca refugiar al individuo.
En algunos tratados quedan abarcados por el principio de la no entrega, los
delitos militares, los de carácter religioso, los delitos culposos y los contrarios a
las leyes de prensa.

2.- PRINCIPIOS RELATIVOS A LA PERSONA.


Nuestra legislación establece el principio de la no entrega de los nacionales, al
señalar el artículo 6 del Código Penal, que “la extradición de un venezolano no
podrá concederse por ningún motivo; pero deberá ser enjuiciado en Venezuela
a solicitud de la parte agraviada o del Ministerio Público, si el delito que se le
imputa mereciere pena por la ley venezolana”.
La entrega del nacional sería atentar contra la dignidad nacional, exponer al
ciudadano a una justicia no confiable, sacrificar el deber de protección del
Estado con sus súbditos y un derecho de estos, y sustraerlo de sus jueces
naturales. La Constitución de 1999, defendiendo la soberanía, sin tomar en
cuenta el valor de la solidaridad internacional y la eficacia de la lucha contra el
delito, sobre todo en sus manifestaciones de crímenes que no conocen
fronteras, como en el caso del tráfico de drogas, ha consagrado, en el artículo
69, que “se prohíbe la extradición de venezolanos y venezolanas”.
En cambio, en franca desigualad y dejando en el vacío la salvaguarda de otros
derechos y garantías que no pueden ser desconocidos, la misma Constitución
prescribe en su artículo 271, que “en ningún caso podrá ser negada la
extradición de los extranjeros o extranjeras responsables de los delitos de
deslegitimación de capitales, drogas, delincuencia organizada internacional,
hechos contra el patrimonio público de otros Estados y contra los derechos
humanos”.

3.- PRINCIPIOS RELATIVOS A LA ACCIÓN PENAL, A LA PENA Y AL


CUMPLIMIENTO DE OTROS REQUISITOS PROCESALES.
a) No se concederá la extradición si la acción penal o la pena han prescrito
conforme a la ley del Estado requirente.
b) No se concederá la extradición por delitos que tengan asignada en la
legislación del Estado requirente la pena de muerte o una pena perpetua,
según el artículo 6 del Código Penal. Así, también se establece en la mayoría
de los tratados, aunque se señala que podrá hacerlo, si el Estado requirente
se compromete a conmutar la pena.
c) No se concederá la extradición si la persona reclamada ya ha sido juzgada y
puesta en libertad, o ha cumplido la pena, o si está pendiente de juicio en el
Estado requerido, por el mismo delito que motiva la extradición.
Consideramos que no puede considerarse como absoluta la prohibición que
hace el transcrito artículo 271 de la Constitución, sino que debe interpretarse
en congruencia con los principios que hemos mencionado.

EL PROCEDIMIENTO EN MATERIA DE EXTRADICIÓN.


El Código Orgánico Procesal Penal, en los artículo 391 y siguiente, regula el
Procedimiento de Extradición, y fija las normas que deben observarse, tanto
para el caso de la “extradición activa”, cuando Venezuela es el país requirente,
que ejerce el derecho de solicitar la entrega de una persona procesada o
condenada que ha buscado refugio en otro país; como para el caso de la
“extradición pasiva”, cuando Venezuela es el país requerido y se cumple con la
obligación de entregar a un país extranjero a una persona procesada o
condenada que se encuentra en nuestro territorio.

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