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SENDERISMO
La confusión se agrava cuando la opinión pública plebeya, siempre alimentada por una
corriente de opinólogos pedestres, inquieren sobre la conciencia moral de los
senderistas en tela de juicio. Si se han retractado en sus ideas de violencia y terrorismo
fanático para “tomar el poder”. Y es más, cuando, como alguna desafortunada
periodista, pregunta a uno de sus interlocutores, si los jueces han constatado o
garantizan que los sujetos senderistas han cambiado su manera de pensar. Se confunde
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moral con derecho. La moral se gesta y actúa en el fuero interno de los sujetos
individuales, por ello no se mira y es invisible a la observación externa positivista. Ello,
por tal razón, no compete al derecho sino a la misma moral y a la ética que la estudia.
Está lejos del derecho, quien se ocupa, por el contrario, del aspecto externo del ser
humano; de lo visible y reprimible objetiva y físicamente (cárcel, detención provisional,
sanciones pecuniarias, confiscación, retención de bienes, etc.). Al derecho le preocupa,
en lo concreto y fáctico, no la trama moral de la persona o su dimensión interna subjetiva.
Si fuera así, el asunto no sería del abogado y el juez sino del moralista, el religioso o
posiblemente del psícólogo pero no del especialista en leyes. Al derecho sólo le interesa
que la persona cumpla materialmente con una sanción y una condena del tipo que sea,
y si en ese proceso sancionador la persona se reforma moralmente lo es por
procedimientos complementarios al derecho pero no del derecho mismo, es decir a la
naturaleza misma del derecho. En consecuencia pedirle a un juez explicaciones sobre
la conciencia moral de un inculpado o sentenciado es una babosada de la peor especie.
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exactamente las del capitalismo original. Si así lo hiciera, la derecha política tendría que
reconocer su alta traición a sus tesis liberales originarias y a la ideología republicana en
la que fue fuerte anteriormente. En consecuencia, la derecha política no tiene
argumentos sólidos esenciales en materia de teoría política para enfrentarse al
dogmatismo catastrofista del senderismo militarmente derrotado. Pasemos a la
izquierda.
Con las crisis sucesivas del paradigma científico (fines del siglo XIX y fines del siglo XX)
en el que se apoyó lo que se ha venido a conocer como “marxismo científico” (kaustky,
Bujarin, Plejanov, Althusser, Marta Harnecker, la II Internacional, etc.), este paradigma
marxista entró en profunda crisis. Si las ciencia duras (física, biología) le facilitaron
sustento e impulso en un momento determinado, las mismas ciencias se lo quitaron en
otro momento, convirtiéndolo en un cliché de mentes críticas conservadoras.
Con la crisis de este paradigma marxista que no pudo resolver el tema de las grandes
depresiones del capitalismo de inicios del siglo XX, se fortaleció, especialmente a partir
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de Lenin, un nuevo paradigma marxista que es el del marxismo crítico también llamado
“heterodoxo” cuya traducción en materia de actividad humana es el de un
“catastrofismo” voluntarista que condujo al convencimiento, en la experiencia de la
Revolución Bolchevique, de que la revolución sólo podría transitar por la estrategia de
la insurrección popular o por lo que Gramsci conoce como “guerra de movimientos”. En
esta forma del marxismo, a diferencia del marxismo estructuralista milenarista, no hay
que esperar el desenlace de las leyes del capitalismo para que el capitalismo caiga
(“marxismo científico”) sino hacerlo caer organizando y fomentando la voluntad de los
seres humanos. Este voluntarismo es el que posibilitó a lo largo del siglo XX las
diferentes revoluciones armadas triunfantes en los países del Tercer Mundo, incluso
manejando formalmente los clichés de un marxismo cientista manualizado. El
senderismo como buena parte de la izquierda en el siglo XX en el Perú y América Latina,
como se dijo anteriormente, caminó en dos aguas ideológicas que no pudo resolver: el
estructuralismo dogmatizado y milenarista de la teoría, en ciertos momentos, y el
voluntarismo catastrofista de la práctica en otros momentos. ¿Cómo es posible que se
pudo hacer convivir dos paradigmas diferentes en la interpretación del marxismo y su
praxis? El evolucionismo lineal, legalista (la sociedad funciona en razón a leyes
objetivas) y mistificado (falseado, deformado), por un lado, es forzado por el
voluntarismo que acomoda ideológicamente las cosas para adaptarlas a las ideas, por
el otro. Posiblemente (esto es materia de investigación) entonces la respuesta esté por
el lado del forzamiento ideológico que es una forma de alienación y fetichización
idealista de la teoría política. Fue y es un voluntarismo que trata de forzar
voluntaristamente (valga la redundancia) la realidad a su esquema estructural; en
consecuencia fue un voluntarismo postizo, impositivo, forzado y coaccionador para,
utilizando un conjunto de “técnicas de sujeción y de subjetividad” (Michel Foucault)
encerrar la subjetividad popular en la rigidez estructuralista de su supuesto cientismo
“marxista, leninista, maoísta y mariateguista” de lo cual Abimael fue un simple y
esquemático copista desinformado.
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la teoría marxista, sus contradicciones y desarrollos; su relación con la ciencia y su
expresión en la política y la teoría del Estado, la comprensión de la formación social
peruana con la teoría marxista, las bases económicas del imperialismo en su forma
actual y sus implicancias en la política (globalización, sistema mundo, “capitalismo
tardío”), que tiene múltiples facetas así como continuidades y discontinuidades a partir
del propio Carlos Marx.
Esta diferente perspectiva del debate contra el senderismo implica trascender una
suerte de normalización ideológica impuesta y autoimpuesta por la izquierda tradicional
en la interpretación del marxismo, reducido a conceptos esquemáticos,
descontextualizados y lineales: modo de producción, lucha de clases, Estado, violencia
revolucionaria, partido político, etc. como si en ello radicara lo esencial del marxismo y
no en su criticidad orientada a facilitar una inteligibilidad reflexiva para la transformación
social que tiene bases en una filosofía de la praxis densa, una interpretación genética
del capitalismo y un postulado ideal de logro social (socialismo) cuya configuración
definitiva sólo se obtendrá en el proceso de su realización. Debatir en la normalización
ideológica arcaica del senderismo es obviar los cambios experimentados por el
capitalismo en la época actual, en el Estado burgués y en el sujeto de la política entre
otras cuestiones. Es caer en la trampa de seguir rumiando aunque con otros
condimentos conceptos abstractos y dando respuestas abstractas. Es sostener,
verbigracia, que la diferencia entre la “guerra popular” del senderismo con la de otra
izquierda está en que ellos hicieron una “mala” “guerra popular” mientras que esta otra
izquierda está por una “buena” guerra popular; en que fueron sectarios mientras que en
esta orilla no son sectarios; en que aplicaron terrorismo y en esta no se aplicaría
terrorismo. ¿Es esta la diferencia cardinal? Evidentemente que no.