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2) Zapatas combinadas: donde recaen dos o más pilares sobre una base de
hormigón.
2. Zapatas Combinadas
Al momento de diseñar un edificio, se puede dar el caso de que se produzcan
muchos pilares próximos entre sí, o bien, que las cargas puntuales por cada uno de los
pilares sean demasiado elevadas, o incluso que dos pilares se encuentren separados
únicamente por una junta de dilatación. En estos casos, si se realiza el dimensionamiento
de las zapatas individuales, se da lugar a zapatas muy cercanas o incluso solapadas. En
este caso, se procede a utilizar zapatas combinadas, que son aquellas que sostienen más
de una columna o muro.
Se pueden clasificar por la cantidad de columnas que soporta una zapata
combinada en: zapatas para dos columnas (Figura 4), o zapatas mara más de dos
columnas. En ambos casos, el cetroide de la zapata debe coincidir con la resultante de las
cargas de las columnas, para así evitar la tendencia a inclinación de la zapata.
Además de la anterior clasificación, se pueden diferenciar en: zapatas
combinadas de Lindero, que se utilizan cuando la capacidad de carga del terreno es muy
baja y la carga de lindero muy alta; o en zapatas combinadas intermedias, cuando se
utiliza una capacidad de carga del terreno muy baja y la densidad entre los ejes de las
columnas es pequeña, resultan zapatas aisladas muy grandes y muy juntas, por lo que es
preferible utilizar una zapata combinada intermedia.
Figura 4: Zapata combinada, con dos pilares.
3. Zapatas Continuas
Provienen del concepto de zapata combinada, que considera aquellas zapatas que
soportan sobre sí más de una columna o un muro (Figura 5). Se denomina zapata continua
a aquella que soporta toda una hilera de columnas. Este tipo de zapata se construye en dos
casos principales:
1. Cuando el límite del terreno donde ha de ser construido el edificio no permite
la construcción de zapatas aisladas para todas las columnas de la edificación.
Además de los casos antes mencionados, se puede dar el caso de que la capacidad
de carga del terreno sea muy baja para soportar cargas puntuales, haciéndose necesaria la
construcción de una estructura continua de cimentación.
Cuando se construyen zapatas continuas en ambos sentidos de la edificación se
denomina una cimentación reticular. Este tipo de cimentación, en suelos de baja
capacidad de carga, resulta mucho más económica que la construcción de zapatas
individuales para cada columna aislada, dado que la gran área de cada zapata determina
un costo adicional para la obra. Además, se minimizan los momentos flectores que se
producen en una zapata aislada, puesto que se tiene una mayor superficie de apoyo que
impide el giro.
En muchos casos, se da que, al momento de calcular la cimentación reticular, se
traslapan una o más hileras, siendo mejor y más efectiva la construcción de lo que se
denomina, una losa de cimentación.
4. Losa de cimentación
Este es el caso “extremo” de una zapata, y se da cuando el cálculo de las zapatas
individuales determina zapatas muy próximas o solapadas, aquí se utiliza lo que
denominamos losa de cimentación (Figura 6).
Consiste en una losa maciza de concreto reforzado en ambas direcciones, ubicada
en la planta inferior de todo el edificio. En este caso, se está aprovechando al máximo la
superficie de contacto bajo el edificio. Esta placa de cimiento puede considerarse una
zapata muy grande, que soporta y transmite al terreno los esfuerzos del edificio.
Una de las grandes ventajas que presenta este tipo de cimentación es la gran área
de contacto para distribución de las cargas del edificio, minimizando los momentos y
asentamientos puntuales. Además, dado su alto grado de rigidez, disminuye
considerablemente los asentamientos diferenciales que pueden producirse por diferencias
en la capacidad de carga del suelo, de una zona a otra, eliminando, en parte, riesgos de
deformaciones y daños estructurales del edificio. Es por esto que este tipo de
cimentación se utiliza frecuentemente en edificios sensibles a los asentamientos
diferenciales.
Figura 6: Planta y alzado de una losa de cimentación con pilares.
Ilustración 7: Presiones de contacto: (a) supuesta; (b) real para suelos granulares; (c)
real para suelos cohesivos.
Una vez determinada la capacidad de carga del tipo de suelo correspondiente,
viene el dimensionamiento de la zapata. Esto se basa en la cantidad de carga que deba
soportar la zapata en sí. De esta manera, el área basal requerida para la zapata que se
desea calcular queda expresada en términos de las cargas solicitantes, y además del tipo
de suelo.
Posteriormente, se debe agregar al cálculo de la zapata la influencia de fuerzas
externas, como momentos y cortantes, además del diseño sismo resistente, y la acción de
los vientos.
P=F/A
Con P, presión sobre el suelo; F, solicitaciones totales del edificio; A, área de la
cimentación (zapata). A medida que F aumenta, se hace necesaria mayor área para
mantener la misma presión. Asimismo, si necesitamos menor presión deberemos
aumentar el área. Esto es, básicamente el funcionamiento de las fuerzas verticales de una
zapata.
Si graficáramos P=F/A, con F constante, obtendríamos un gráfico como el de la
Figura 6, donde, P y A son inversamente proporcionales (Figura 8).
Para una zapata aislada el momento máximo amplificado, debe calcularse en las
secciones críticas localizadas como se indica a continuación:
Una vez hecho el trazo de la zapata se procede a excavar hasta llegar al terreno
resistente. En caso de que exista estudio de mecánica de suelos se deberá llegar a la
profundidad que dicte el estudio.
Al llegar al estrato resistente se procederá a compactar con una compactadora de
motor excéntrico para que vibre y comprima con el objeto de que el terreno obtenga
deformaciones de cero y de esta manera evitar que el terreno se deforme con las cargas de
la zapata.
Una vez compactado el terreno se procede a colar una plantilla de concreto con una
resistencia a la compresión de f ’c = 100 Kg. /cm2 y un espesor de 5 cm. sin armado, esto
con el objeto de evitar que se deteriore el suelo que ya está preparado y compactado y en
caso de lluvia que la estructura del terreno no se modifique. (Figura 11)
Figura 14
Pilotes, definición general
Un pilote es un soporte, normalmente de hormigón armado (Figura 15), de una gran
longitud en relación a su sección transversal, que puede hincarse o construirse in situ en una
cavidad abierta en el terreno. Los pilotes son columnas esbeltas con capacidad para soportar
y transmitir cargas a estratos más resistentes o de roca, o por rozamiento en el fuste. Por lo
general, su diámetro o lado no es mayor de 60cm. Constituye un sistema constructivo de
cimentación profunda al que denominaremos cimentación por pilotaje. Los pilotes son
necesarios cuando la capa superficial o suelo portante no es capaz de resistir el peso del
edificio o bien cuando esta se encuentra a gran profundidad; también cuando el terreno está
lleno de agua y ello dificulta los trabajos de excavación. Con la construcción de pilotes se
evitan edificaciones costosas y volúmenes grandes de cimentación.
Los pilotes pueden alcanzar profundidades superiores a los 40m teniendo una
sección transversal de 2−4m, pudiendo gravitar sobre ellos una carga de 2000 t. Los
pilotes deben recibir fuerzas longitudinales de compresión, ya que las cargas por flexión
producen deformaciones mayores con alto grado de peligrosidad; sin embargo, en
ocasiones deberán tomarse en cuenta otras solicitaciones de cargas horizontales como
viento y sismo. Una excentricidad por pequeña que sea provoca cambios importantes en
los esfuerzos de los pilotes.
Figura 15
Tipos de pilotes
Los pilotes se construyen en una gran variedad de materiales, longitud y forma de su
sección, y que se adaptan a diversas necesidades de carga, colocación y economía. Entre
algunos de los más comunes tenemos:
1) Pilotes de madera: Son el tipo de pilote más antiguo, ya desde la época del Imperio
Romano se utilizaban. Proporcionan una cimentación segura y económica con
ciertas restricciones, su longitud está limitada por la altura de los árboles
disponibles. No pueden resistir esfuerzos debidos a un fuerte hincado ya que
pueden romperse fácilmente, sobre todo cuando se penetran estratos muy
resistentes.
2) Pilotes de concreto: Son de los más usados en la actualidad, los hay de sección
circular, cuadrada y octagonal y en tamaños de 8, 10 y 12 metros. Pueden dividirse
en dos categorías: colados en el lugar -in situ- y pre colados. Los colados en el lugar
pueden ser con o sin ademe. Los pres colados pueden ser también pre esforzados
con el fin de reducir las grietas que se forman por el manejo e hincado además de
que proporciona resistencia a los esfuerzos de flexión. Todos los pilotes de concreto
son reforzados con acero apara evitar que sufran daños durante su transportación y
colocación.
3) Pilotes de acero: Los tubos de acero se utilizan mucho como pilotes y usualmente se
llena de concreto después de hincados, y si el hincado es violento es posible utilizar
perfiles I o H de acero. Estos pilotes están sujetos a corrosión, aunque el deterioro
no es significativo aunque si se hincan bajo el mar, la acción de las sales puede ser
importante.
4) Pilotes compuestos: Ocasionalmente, los pilotes se fabrican uniendo secciones
superiores e inferiores de materiales diferentes, como concreto arriba del nivel de
las aguas freáticas y madera sin tratar debajo. se dispone de una gran variedad de
pilotes que consiste de varias combinaciones