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Índice
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1. El hoplita ateniense del siglo V aC (Parte I)

2. Armamento del hoplita ateniense del siglo V aC


(Parte II)

3. Ilíada, héroes, armas y dinámica de combates

4. Ilíada, Táctica, Estrategia y Combates

5. La batalla de las Termópilas

6. Tanagra, el primer enfrentamiento entre Atenas y


Esparta. (Primera Parte)
7. La batalla de Tanagra, Esparta versus Atenas(II)

8. Espartiata, como convertir a un bebé en el guerrero


mas temido de Grecia

9. Mirónides, el ateniense olvidado (I)

10. Mirónides, el ateniense olvidado (II)

11. El ejército macedonio. La creación de Filipo II

12. revistadehistoria.es
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El hoplita ateniense del
siglo V aC (Parte I)

Mucho se ha escrito sobre los soldados espartanos, no en vano eran los hoplitas
(infantes pesados en la antigua Grecia) más temidos de la época. Sin embargo
los espartanos eran la excepción, pues ningún soldado griego se dedicaba a
tiempo completo a la guerra, por lo que surge la pregunta, ¿cómo eran los
mayores rivales de los espartanos en el siglo V aC., es decir, cómo eran los
hoplitas atenienses del siglo V aC.?

El hoplita ateniense, Choque de falanges

El hoplita ateniense del siglo V aC


La primera cuestión que debe tratarse es el origen social de los hoplitas
atenienses, pues la condición de hoplita se encontraba relacionada con el status
social. En Atenas procedían en su inmensa mayoría de la clase llamada los
zeugitai, es decir, la tercera de las cuatro clases en las que el legislador Solón
dividió a los atenienses un siglo antes, según su índole económica. Por supuesto
las dos clases superiores, menos numerosas, también aportaban hoplitas, pero es
la tercera la que supone la base de este tipo de soldados. Los componentes de
esta clase estaban lejos de ser grandes propietarios, pero si que tenían un
terreno lo suficientemente grande como para pagarse su propia panoplia. Muy
clarificadoras son las palabras del helenista francés Edouard Will, que calificó la
carga de los hoplitas atenienses en Maratón como “la carga de los campesinos
del Ática".

El hoplita ateniense

Por lo tanto los hoplitas atenienses eran ante todo medianos propietarios,
hombres libres que vivían pendiente de los cambios del tiempo, de la
recolección de la cebada o de tener el dinero suficiente para poder pagar la
comida que consumían sus dos esclavos, o se vería obligado a vender uno. Para
estos varones mayores de veinte años, y a pesar de no ser su ocupación central
tal y como estamos diciendo, la guerra (polemos) si que era una faceta casi
familiar, una condición más de lo que suponía ser ciudadano ateniense,

“La guerra es la madre de todas las cosas"


frase atribuida a Heráclito y que ejemplifica como pocas la relación
de los griegos con la guerra

Para ellos la guerra era como acudir a la asamblea o cumplir con sus deberes
cuando les tocaba algún cargo público. Cuando llegaba la primavera y con ella el
tiempo de los combates, el hoplita ateniense se vestía con la panoplia pagada
por él mismo o recibida en herencia por parte de su padre, ya demasiado viejo,
o fallecido, como para llevarla.
El hoplita ateniense

A comienzos del siglo V aC., los atenienses combatían agrupados en diez tribus
(siguiendo la nueva división política en la que Clístenes había dividido a los
habitantes del Ática), cada una dirigida por un stratego. Los diez strategoi se
encontraban encabezados por el Arconte Polemarco, y los once eran quienes
tomaban las decisiones a ejecutar por parte del cuerpo cívico en combate. En
esa fecha se estima que cada tribu podía alinear alrededor de 1.000 hoplitas.

El hoplita ateniense

Y hasta aquí se acaba la excepcionalidad militar de Atenas en el mundo griego,


porque la formación de combate de las diez tribus era la misma que el resto de
los griegos, la falange. Esta táctica suponía que los hoplitas combatiesen en
formación cerrada, hombro con hombro, presentando un muro de escudos lo
más compacto posible al enemigo y del cual sobresalían las lanzas. Los
atenienses también colocaban a sus mejores tropas en el lado derecho del frente
de combate, porque los griegos entendían que al embrazar el escudo con el
brazo izquierdo, el lado derecho estaba así mucho más desprotegido. Era en
este sector donde se colocaba el Arconte Polemarco.

El hoplita ateniense

Esta forma de combate responde a todo un comportamiento social, ya que lo


importante en este tipo de lucha era el grupo, no las individualidades. Este
aspecto puede observarse muy bien en quien erigía el trofeo si se alcanzaba la
victoria tras una batalla. Eran los atenienses, como cuerpo cívico, y no el stratego
quien lo hacía.

El hoplita ateniense

Por otro lado el combate hoplítico se entendía como la manera de luchar más
digna, la más honrosa para cualquiera de los ciudadanos, de ahí que la inmensa
mayoría de los atenienses más acomodados lucharan como hoplitas y no como
caballeros sobre sus monturas. Por supuesto los ciudadanos menos pudientes
(thetes) y que no podían permitirse el costearse su panoplia, no podían llegar
nunca esta posición de honra. Los thetes nunca alcanzarían esa virtud (areté) que,
como vemos, los atenienses (en este caso también el resto de los griegos)
asociaban a una determinada forma de combatir.

Para una ciudad democrática como Atenas, la asociación del hoplita con el
ciudadano virtuoso, suponía que estos apoyaran a las facciones que apostaban
por una democracia más moderada (algunos líderes fueron Arístides, Cimón o
Tucídides), en contraposición a los thetes, que apoyaron a aquella facción que
apostaba por una democracia más plena (algunos líderes fueron Temístocles,
Efialtes o Pericles). Durante todo el siglo V aC. los thetes servirán en la flota, y de
ahí vendrá la asociación por parte de los atenienses de la flota con la democracia
más radical, y el ejército de a pie, los hoplitas, con los aristócratas o al menos
con una versión de la democracias más moderada.

La importancia de pertenecer a este grupo “politico-económico-social", puede


observarse en el epitafio de Esquilo, en el cual no se menciona su faceta de
poeta trágico, sino su papel en la batalla de Maratón, como hoplita, por
supuesto.

“Esta tumba esconde el polvo de Esquilo,


hijo de Euforio y orgullo de la fértil Gela
De su valor Maratón fue testigo,
y los medos de larga caballera, que tuvieron demasiado de él."

Autor: Rafael Velis Ferre para


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Armamento del hoplita
ateniense del siglo V aC
(Parte II)

El armamento del hoplita ateniense del siglo V aC (en eso era igual a los
espartanos y al resto de los griegos) consistía en un escudo (aspis) y que recibía
un nombre concreto (hoplon), una lanza (asty), un casco, una coraza pectoral y
una espada corta. Con respecto al hoplon, parece ser que esta palabra también
denominaba a las armas en general. Los estudiosos se muestran de acuerdo en
que hoplita deriva de hoplon, pero no hay tanto consenso si procede del
significado de escudo o de armas.

Armamento del hoplita ateniense del siglo V


aC, escudo
Redondo, realizado mediante tablas de madera con láminas de bronce como
refuerzo, con un diámetro de unos 90 cm., y lo suficientemente abombado como
para que fuese embrazado por el antebrazo, el aspis era el elemento de la
panoplia que más caracterizaba a los hoplitas. El peso del escudo, de entre 6,6-8
kg., hacía que los hombres tuvieran que aprovechar la forma convexa del mismo
en los combates de larga duración y apoyarlo en el hombro.

Armamento del hoplita ateniense, Hoplon

Otra gran particularidad del hoplon era que cuando un infante lo embrazaba
bien, siempre acababa “sobrando" casi la mitad por el lado izquierdo. Esto
permitía que el compañero que se establecía a la izquierda, dentro de la
formación en falange (ver artículo I), se aprovechase de esta protección “extra",
por lo que se acercaba todo lo que podía a su compañero de la derecha.
Tucídides en su Historia de la Guerra del Peloponeso, nos narra lo que este
hecho producía en las falanges, y es que toda la línea de combate se acababa
moviendo hacia la derecha por dicha búsqueda de seguridad.

Atenas no pondrá en sus escudos la letra alfa (la letra inicial de Atenas) hasta
finales del siglo V aC., muy al contrario que los espartanos, que colocaron la
lambda (de Lacedemonia) a mediados de dicho siglo. Por lo tanto los hoplitas
atenienses lucían en el escudo sus propios blasones, pudiendo verse gorgonas,
delfines, el triskel (símbolo asociado a la familia Alcmeónida) o el toro, típico de
los atenienses del demo de Maratón.

Armamento del hoplita ateniense del siglo V


aC, coraza
Otro de los elementos defensivos con los que contaba un hoplita ateniense, era
la coraza. La más extendida en el siglo V aC. era la de lino prensado y
endurecido al sumergirla en vinagre con sal, y que en ocasiones poseía láminas
de bronce como refuerzo entre las capas prensadas. Se colocaba desde la
cabeza, pues se cerraba mediante dos hombreras que se ataban al resto por
delante.

Armamento del hoplita ateniense, Linothorax

Aunque ya casi en desuso por aquellas fechas, también había hoplitas que
portaban corazas de bronce que se cerraban por el costado. El infante que la
llevase puesta en aquellas fechas era casi seguro que fuese por ser un arma
recibida en herencia. Las corazas solían completarse con tiras de cuero
(ptereuges) que colgaban de la cintura, es decir, donde acababa la armadura, y
que cubrían la parte baja del vientre y los glúteos.

Armamento del hoplita ateniense del siglo V


aC, grebas
Las grebas daban a los hoplitas la protección necesaria en las espinillas. Eran una
pieza única de bronce abierta por detrás, y permitía que, abriéndolas
ligeramente, se colocaran en las pantorrillas.

Armamento del hoplita ateniense, grebas

Teniendo en cuenta que una vez embrazado el escudo, este protegía hasta la
mitad del muslo, las grebas completaban esa visión de “hombres acorazados"
que los hoplitas ofrecían. La mayoría de los hoplitas habían aprendido que
debían colocarse una pieza de tela en la parte baja de los tobillos para evitar
rozaduras.

Armamento del hoplita ateniense del siglo V


aC, casco
El casco era un componente defensivo clave en los hoplitas atenienses. En el
siglo V aC. estaba muy extendido el uso del casco llamado por los estudiosos de
tipo corintio, pues no se conoce su nombre en época clásica. Cerrado casi por
completo, sólo dejaba abiertas dos pequeñas oquedades para la visón del
infante.
Armamento del hoplita ateniense, casco corintio

A pesar de parecer demasiado molesto por la merma en visión y audición,


pruebas contemporáneas demuestran su gran valía. Sin embargo si que ofrecía
poca ventilación a su portador, por lo que durante las largas marchas bajo el
sofocante sol estival de Grecia, se llevaba semicalado. Los hoplitas llevaban
puesto también un gorro de fieltro o una cinta, para evitar incómodos
rozamientos con un casco tan cerrado.

Armamento del hoplita ateniense del siglo V


aC, armas ofensivas
El arma ofensiva por excelencia era la lanza (dory), que en el caso de los hoplitas
atenienses tenía una longitud de algo más de dos metros, entre los 2,20-2,40 m.,
según los testimonios arqueológicos correspondientes al siglo V aC. Por
supuesto la lanza se componía de tres partes: la punta, realizada en bronce y
que tenía como misión herir o matar al enemigo mediante un golpe punzante; el
astil, que se hacía con madera (Jenofonte recomienda la de cornejo por ser
resistente a la par que flexible); y por último el regatón o sauroter, también de
bronce y que se usaba para mantener la lanza clavada en el suelo mientras no se
combatía e incluso para rematar a los caídos sin necesidad de dar la vuelta a la
lanza.
Armamento del hoplita ateniense, dory

Este arma era tan importante para los hoplitas, que los griegos reclamaban la
tierra conquistada mediante la expresión tierra conquistada por la lanza (ge
doriktetos), algo parecido a nuestra expresión de “ganado por la espada".

Armamento del hoplita ateniense, xiphos

Completaba la panoplia del hoplita ateniense una espada corta de doble filo
llamado xiphos, y que medía entre 50-55 centímetros. Aquí si que los atenienses
se diferenciaban de sus rivales espartanos, puesto que estos usaban una espada
mucha más corta, de unos 30 centímetros.

La utilidad de la espada se veía reflejada cuando al hoplita ateniense se le


rompía la lanza, o la perdía en el fragor de la batalla, pues ese corto tamaño era
ideal para usarlo en medio de la “melé" que suponía una batalla hoplítica.

En definitiva el hoplita ateniense poseía unas armas y una formación muy


similares al resto de los griegos, pero con unas peculiares características de
extracción social y en los mandos del ejército. Puedes ampliar la información
leyendo la Primera Parte de este Artículo.

Autor: Rafael Velis Ferre para revistadehistoria.es


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Ilíada, héroes, armas y


dinámica de combates

En la Iílada los héroes combaten “solos" contra sus enemigos o ayudados por
otros héroes, depende de la situación o la grandeza de cada héroe. Así pues,
Antíloco y Meríones o Menelao luchan junto algún otro héroe para apoyarse. Por
otro lado, Patroclo, Diomedes, Agamenón, Héctor y sobretodo Aquiles luchan
casi siempre o siempre solos para que su gloria sea mayor.

Ilíada, héroes, armas y dinámica de combates, Protagonistas de la Ilíada

Ilíada, héroes, armas y dinámica de combates:


héroes
El héroe se mueve casi siempre con su carro y un cochero. Cuando se encuentra
frente a otro héroe, se dirigen unas palabras, según la importancia que tenga tal
héroe, y discutirán sobre su genealogía dando así más prestigio a los
contrincantes. El combate comienza siempre con la lanza. Si falla el primer
lanzador, luego lanza su oponente. Casi siempre los combates terminan con las
lanzas pero si ambos fallan, probarán con otra lanza que les provea su escudero
o, en su defecto, lanzarán una piedra o emplearán la espada. Suele al fallarse un
disparo contra un héroe acertar a su escudero o cochero o a otro héroe de
menor rango. Luego, tras vencer a su oponente, le despoja de las armas.

Ilíada, héroes, armas y dinámica de combates, Aquiles y Héctor

Cuanto más grande sea un héroe, más armas despoja y con mayor facilidad. En
cuanto menor sea un héroe, más dificultades tendrá para tomar su botín. Aquí es
donde adquieren gran protagonismo los arqueros pues aprovechan que el héroe
está ocupado despojando a su adversario para acertarle con una saeta. Antíloco
renuncia a despojar a su adversario por culpa de las flechas y Diomedes es
herido por Paris mientras despojaba a un adversario.

Ilíada, héroes, armas y dinámica de combates, Antíloco


Hay casos de combates entre héroes que no siguen este proceso: Áyax y Héctor
comienzan un combate lanzándole una piedra Áyax, que abate a Héctor. O un
héroe recibe una herida traicionera de otro no flechador, como Patroclo. Si el
combate no acaba en muerte, el héroe vencido huye en su carro o se cubre
dentro de un batallón, arrastrado o por su propio pie o simplemente se deja
para otra ocasión por pacto o se rehúsa al combate si, tras dictar las
genealogías, los héroes descubren que sus antepasados fueron huéspedes.
Entonces no combaten y se evitan entre sí.

Ilíada, héroes, armas y dinámica de combates, Héctor y Áyax

Los combates de los héroes, con la utilización de la formación abierta y los carros
de guerra así como la lucha individual encarna el estilo de guerra de época
micénica, rescatado de la tradición épica que Homero sigue.

Cuando el combate se realiza en formación cerrada, cobra mayor importancia la


hueste de soldados comunes como bloque. Se repliegan muy juntos e incluso
utilizan otro tipo de armas distintas a los héroes. Aquí cobra mayor importancia
la táctica y el conjunto. Esta forma de combatir es reflejo de la misma
organización del ejército en la época de Homero, en la cual comienza a formarse
el ejército hoplita.
Ilíada, héroes, armas y dinámica de combates:
Armas
Las armas toman protagonismo en Homero pues son el botín que da la gloria al
vencedor y declaran el rango o importancia o incluso el carácter del héroe. Las
armas defensivas toman una especial importancia frente a las ofensivas salvo la
lanza.

La armadura y el broquel son especialmente importantes pues por ellos se


reconocen entre los héroes y se adivina su linaje. Son las piezas más codiciadas
en los botines. Entre las armas ofensivas la lanza es la que tiene el mayor
protagonismo. Con ella se deciden casi todos los combates.
Armadura del tipo micenio, del siglo XIV-XV a.C
En segundo lugar está el arco, que lo utilizan especialistas como Pándaro, Teucro
o Paris. Y luego están la espada y las piedras. Los grandes héroes son lanceros.
Los arqueros suelen ser héroes importantes en cuanto a su linaje pero no
obtienen la misma gloria e incluso a veces son tachados de cobardes, sobretodo
los del bando troyano.

Ilíada, héroes, armas y dinámica de combates, Paris

La espada es un arma totalmente secundaria con la cual casi nunca se lucha en


Homero. Agamenón es el que más la usa, aunque más que para el combate, para
masacrar el cuerpo de sus enemigos. Las piedras, en cambio, adquieren casi más
protagonismo que la espada: Áyax vence a Héctor con una piedra y Héctor
también hiere a Áyax con otra piedra.

El mismo Héctor rompe la cuerda del arco de Teucro también con una piedra y
con un enorme pedrusco abre las puertas de la muralla de los griegos. Aparecen
otras armas como hachas, pero como premios en los juegos funerarios, aunque
hay un Héroe que la utiliza en los combates.

Ilíada, héroes, armas y dinámica de combates, Aquiles victorioso

El carro de guerra era muy utilizado por los héroes para transporte aunque hay
referencias de lucha. La jabalina no aparece casi en las batallas. El hecho de que
los héroes utilicen sus lanzas como armas arrojadizas no supone que éstas sean
jabalinas por dos razones sobretodo: Una porque se deja constancia en las
descripciones de que la lanza es larga y los héroes se apoyan en ella.

Otra que Aquiles, cuya lanza es especial, con carácter consagrado, es bastante
larga y la utiliza como arma arrojadiza. La jabalina, así pues, se reduce a un arma
utilizada en los juegos fúnebres, aunque hay referencias a ellas en combate pero
utilizadas por las huestes cuando acosan al otro bando o a algún héroe pero
nunca se hace referencia a ellas utilizadas por algún héroe.

Aquiles de Rubens

Algunas armas son de épocas distintas: Los héroes llevan armas propias de
época micénica, como el escudo de Áyax Telamonio o el que hace Hefesto a
Aquiles, o las espadas tachonadas, el carro de guerra…contrastan con armas de
los siglos oscuros como los escudos redondos o la armadura hoplita de
Agamenón.

Ilíada, héroes, armas y dinámica de combates:


Botín
El botín es el fin del héroe pues es lo que da la gloria. Cuanto más botín se
disponga más honra se tiene. El botín que se consigue directamente en la Ilíada
son las armas del enemigo, especialmente su coraza. Hay otros botines pero
conseguidos en acciones que no aparecen en la Ilíada salvo por mención. Estos
botines son armas, calderos, animales, especialmente caballos, braseros, objetos
de orfebrería o mujeres y cualquier objeto de valor. El botín lo tomaba el propio
héroe con sus manos o sus escuderos o heraldos.
Puedes completar la lectura de éste artículo leyendo Ilíada, Táctica, Estrategia y
Combates.

Ilíada, Táctica, Estrategia y


Autor: Alejandro Pradas para revistadehistoria.es

Combates
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En la Ilíada, los combates descritos por Homero siguen unos mismos parámetros
constantemente, con ligeras o importantes variaciones según la intención del
poeta. Estas variaciones están sujetas a la misma naturaleza o destino de cada
héroe y por tanto, la importancia de éste pues, el fin último del poema y sus
batallas es la gloria de los héroes y, en especial, de Aquiles. Así pues la belleza
estilística, la gloria del héroe, la intervención divina y el destino son rasgos que
se intrincan con la dinámica del combate quedando algunos aspectos, como el
táctico, distorsionados o relegados a un segundo plano.

Ilíada, la furia de Aquiles

Ilíada, protagonistas
Sin duda, los protagonistas en los combates son en primer lugar los héroes y
después los dioses, que se traban en sus disputas. Se hace referencia a las
huestes de soldados infantes, contados por miles y que no tienen ningún peso
específico para decidir la batalla. Ésta milicia apenas es nombrada salvo en
contadas ocasiones que suelen simbolizar la entrada al combate de ambos
bandos o un cambio en la dinámica del combate protagonizado por algún o
algunos héroes, entonces la milicia aparece como el resurgir de éstos héroes o el
declive de los oponentes.

Héroes de la Ilíada

Los héroes luchan solos o acompañados de sus escuderos u otros héroes o


divinidades y se enfrentan entre ellos siendo los protagonistas absolutos. Los
infantes comunes no plantean ningún problema a los héroes pues es entre ellos
donde se decide el combate. La hueste es sólo la sombra de sus logros.

Ilíada, Táctica y Estrategia


La táctica en Homero es muy simple y casi siempre la misma: formaciones
abiertas en las que los héroes avanzan sobre carros hasta el momento de atacar,
en el que bajan y luchan a pie; por detrás de ellos avanza la hueste de infantes y
entre ellos, ocultos tras los escudos de sus compañeros, se hallan los arqueros.
Ilíada

En los combates en formación abierta los héroes marchan los primeros sobre sus
carros dirigiendo a la hueste, si bien son pocos los momentos en los que esta
dirección plantea un problema táctico. Lo normal es que, simplemente, arenguen
a la hueste o encomienden a unos u otros una tarea específica.

Ilíada, guerreros micénicos ante las murallas de Troya

Néstor propone a Agamenón una táctica antes de comenzar el combate. Héctor


y Agamenón aparecen constantemente, no sólo arengando a la hueste sino
“ordenando en todas sus filas". Se hace especial hincapié en el papel de
director de algunos héroes, como Héctor o Agamenón.

No se especifica bien las órdenes pero ello el poeta nos lleva a entender que
había una disposición táctica y una estrategia. Néstor, Áyax e Idomeneo manejan
claramente a los demás héroes e infantes para proteger las naves del fuego
troyano y Polidamante aconseja a Héctor sobre la estrategia a seguir para tomar
la muralla de los aqueos.
Ilíada

Pero esta tarea de dirección está mas implícita que narrada por el poeta, que da
pistas pero no desarrolla salvo cuando cree necesario. Al llegar al pie del
combate, los héroes se apean de sus monturas en la mayoría de los casos y
combaten a pie, en primera línea. Los héroes van acompañados de sus
escuderos, uno o dos, y los más poderosos poseen incluso heraldos.

Éstos ayudan al héroe a conducir el carro, facilitarle armas cuando las pierden y
despojar y transportar el botín de los enemigos caídos. Detrás se acerca la
hueste con los infantes y los arqueros. Los arqueros cubren las espaldas de los
héroes cuando éstos despojan a sus enemigos y también tratan de abatir a sus
enemigos cuando tratan de despojar éstos a un compañero caído.
La hueste de infantería, cuando lucha en formación abierta, apenas es
mencionada su actividad salvo de forma muy general. Sabemos que se
organizaban en batallones de choque pero no se especifica más. A veces se
especifica de algún batallón que junta mucho sus líneas y luchan en formación
cerrada, cuando la dinámica general en el combate es la abierta. En las batallas,
las formaciones varían a veces por batallones y otras por el ejército entero, como
un mismo bloque homogéneo.

Ilíada, Hoplitas

Otra formación táctica es la del batallón cerrado. El ejército se divide en varias


unidades de infantería. Todos se colocan muy juntos, protegiéndose unos a otros
con los escudos. Atacan con las lanzas pero en bloque y sin soltarlas. Estas
unidades tácticas se utilizan en la Ilíada cuando se toma una posición defensiva,
generalmente.
Ilíada, falange

Los héroes en muchas ocasiones se resguardan en éstas unidades cuando


pierden su pica y les acosan las flechas. El caso más paradigmático de formación
cerrada es el que forman los aqueos junto a sus naves, cuando el ejército troyano
les hostiga.

También cuando el ejército de los mirmídones forma filas delante de Aquiles y


Patroclo antes de acudir a socorrer a los dánaos. Héctor y Antíloco se ocultan
entre la hueste, que cierra filas entorno a ellos cuando se han visto acosados por
las flechas y las lanzas.

Ilíada, Mirmidones

Lo curioso en Homero es que, al margen de la hueste, los héroes a veces entre


ellos se organizan tácticamente en grupos de dos o tres. Un ejemplo claro es el
binomio formado por los dos Áyax, que se cubren las espaldas, sobretodo en la
defensa de la muralla en las naves o el dúo Áyax –Teucro en el que Áyax protege
a su hermano con el escudo tras lanzar Teucro sus saetas, o el dúo Eneas-
Pándaro cuando se acercan a luchar contra Diomedes, ect.

Ilíada

En cuanto al combate con carros o sobre caballo sólo hay símiles. Sólo suelen
luchar desde el carro los arqueros, como Pándaro cuando sube al carro de
Eneas. Hay pasajes que Homero omite que el héroe ha bajado del carro pero, al
final, da a entender que lo ha hecho aunque no sé si lo hace concienzudamente
o por equivocación. Hay una escena en la que parece que Héctor combate
montado a caballo: las pistas de Homero acerca de ello dan a entender eso pero
no es común salvo en algún símil.

Autor: Alejandro Pradas para revistadehistoria.es

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La batalla de las Termópilas

La batalla de las Termópilas transmitió a los persas, a pesar de la derrota griega,


un claro mensaje: las ciudades griegas no se van a someter a la tiranía. Tras el
fracaso de Darío en la primera invasión de Grecia, Jerjes I decidió intentarlo de
nuevo, esta vez con un inmenso ejército formado por 250.000 hombres, una cifra
colosal para la época y de la que sólo era capaz el imperio persa.

La batalla de las Termópilas

La batalla de las Termópilas


Iniciada la invasión, los estrategos griegos decidieron que el mejor lugar para
enfrentarse por tierra a este inmenso ejército, era el angosto paso de las
Termópilas, que en aquel entonces apenas medía 20 metros (en la actualidad,
tras 2500 años de desgaste, el río Esperqueo lo ha ampliado de 1,5 a 5
kilómetros). La flota griega, formada por 270 barcos, protegía el flanco marítimo
contra 700 barcos persas.

La batalla de las Termópilas

El lugar era perfecto ya que el reducido ejército griego combinado con el


angosto paso podía plantar cara al ejército de Jerjes I e impedir su despliegue,
mientras que la flota griega, mejor preparada que la persa, podía proteger el
flanco marítimo, además los persas dependían por completo de su flota para el
aprovisionamiento, por lo que no podían despegarse mucho de la costa.

Adicionamente, en la zona existía una fortaleza en ruinas, el llamado "muro


focense" que fue rápidamente reforzado por los 7000 griegos.
La batalla de las Termópilas

Las tropas griegas estaban formadas por pequeños contingentes de las


diferentes ciudades libres griegas, en concreto los famosísimos 300 espartanos
de Leónidas, junto a 700 tespios, 2120 arcadios, 1000 locrios, 400 tebanos, 400
corintios, 200 fliuntes, 80 micenos y 1000 focenses.
La batalla de las Termópilas
El ejército persa llegó a las Termópilas el 20 de agosto de 480 a. C., y Jerjes
lanzó a su ejército contra la muralla griega inmediatamente. Durante dos días
enteros de combate, los griegos comandados por Leónidas rechazaron a los
persas, pero entonces, un campesino local llamado Efialtes traicionó a los
griegos mostrando a los persas un sendero transitable por el único flanco no
cubierto por los griegos. Leónidas, que conocía la existencia de dicho sendero,
había apostado un contingente de focios los cuales advirtieron a Leónidas de
que el paso estaba comprometido y la retarguardia por tanto amenazada.

La batalla de las Termópilas

Fue entonces cuando Leónidas tomó su heróica decisión. Para salvar al ejército
griego, decidió quedarse en el paso y luchar, para dar tiempo al ejército griego a
retirarse, e impedir que la caballería persa los persiguiese. Todos excepto 2
murieron.
La batalla de las Termópilas

Hay que decir, que no sólo se quedaron los 300 espartanos, sino que s e
quedaron los 700 tespios y 400 tebanos (que acabaron rindiéndose), y hay que
resaltar que a diferencia de los 300 espartanos, que eran soldados profesionales,
los 700 tespios eran simples ciudadanos sin casi formación militar, por lo que, y
sin quitar méritos a nadie, creo que los tespios merecen también su lugar en la
historia
Tanagra, el primer
enfrentamiento entre
Atenas y Esparta. (Primera
Parte)

Año 457 aC. El sol primaveral caía sobre la llanura tebana al sur del Lago Copais.
Cerca de la pequeña ciudad de Tanagra dos ejércitos se encontraban a punto de
entrar en liza. De un lado los espartanos y sus aliados peloponesios; de otro,
atenienses, argivos y tesalios. Este batalla, menor frente a otras de la historia de
la Antigua Grecia, será el primer enfrentamiento en campo abierto que se dé
entre atenienses y espartanos, las dos ciudades que rivalizaron por la hegemonía
en Grecia durante todo el siglo V.

Tanagra, el primer enfrentamiento entre Atenas y Esparta

El camino hacia Tanagra


La lucha entre Atenas y Esparta ha copado siempre el interés de los historiadores
desde la propia Antigüedad, no en vano Tucídides escribió su Historia de la
Guerra del Peloponeso para dejar constancia del combate entre estas dos
ciudades. Sin embargo, su primer enfrentamiento en campo abierto no fue
durante la Guerra del Peloponeso, sino durante la Pentecontecia, los algo más

La batalla de Tanagra,
de cincuenta años que median entre las Guerras Médicas y la ya nombrada
Guerra del Peloponeso.

Esparta versus Atenas(II)

La batalla de Tanagra se fue fraguando tal y como vimos en la primera parte del
conflicto (ver artículo I), los espartanos acuden a defender la Dóride, su cuna
mitológica
Tanagra, elyprimer
ancestral, de un ataque
enfrentamiento de los
entre focenses.
Atenas En esta ocasión se sabe con
y Esparta
certeza que es la “Liga del Peloponeso" (concepto moderno para referirse a los
La relación entre
espartanos y susatenienses
aliados) yquien
espartanos
entracomenzó
en liza.a deteriorarse muy hoplitas
Mil quinientos pronto,
podría decirse yque
lacedemonios nada
diez mil más acabar
aliados la batalla
hacen que losde focenses
Platea (479 aC.) con las
devuelvan la que se
tierras
conseguía la a“expulsión
arrebatadas los dorios.del medo".
Esta Los años
fenomenal quesedistan
fuerza hasta llegar
encontraba al 457 aC.,
comandada por
son un cúmulo
Nicomedes, de desencuentros
regente (en estehijo
del rey Plistoanacte, artículo sólo los nombraremos
de Pausanias. y no
Semejante ejército
entraremos
parece en profundidad)
enviado a la zona mástales
por como: el despido
el comienzo de“Muros
de los las tropas atenienses
Largos" por
por parte
parte
de losespartana
ateniensesenque
el asedio
por el aasunto
los mesenios
focense.del
SinMonte
embargoItome,
las la agresiva
fuentes política
callan una
exterior
vez más. ateniense (sitio y toma de Tasos y liderazgo ante la continuación de la
guerra contra los persas), la firma de una alianza entre Atenas y Argos, el
desencuentro de Atenas con muchos aliados de Esparta (Corinto o Egina) y por
último, y que significó la gota que colmó el vaso de la guerra, la alianza entre
Mégara y Atenas.

Como decimos será precisamente esta última cuestión mencionada, la que


desencadene el conflicto en el verano del 458 aC. Al parecer Mégara firmó una
alianza con Atenas porque los corintios querían arrebatarles unas tierras
fronterizas. Cuando los megareos acudieron a los atenienses en busca de ayuda,
estos debieron ver la ocasión como una oportunidad única para controlar una
región estratégica para Atenas (véase mapa 1).

La batalla de Tanagra, Liga del Peloponeso

Son los atenienses los que al parecer decidieron moverse, probablemente


movidos por el miedo a un ataque peloponesio antes de ver acabadas sus obras
de fortificación. Tampoco se debe descartar el miedo que producía en los
atenienses
Tanagra, el que los enfrentamiento
primer aristócratas llamaran
entre aAtenas
los espartanos,
y Esparta gracias a la proximidad
del ejército peloponesio, para que derrocaran la democracia y destruyeran los
La agitación
Muros quepues
Largos, se debió
comovivir ante visto
hemos la propuesta de la comitiva
la construcción de losmegarense,
muros se
debió de sercon
identificaba extraordinaria, pues
la facción más la política se sentía con pasión por parte de los
democrática.
atenienses reunidas en asamblea, que entre gritos y voces, sacaban adelante las
decisiones a tomar. Finalmente Atenas mandó tropas a defender Mégara y el
puerto de Pegas (Mégara poseía dos puertos, Pegas que daba al Golfo de
Corinto, y Nisea en el golfo Sarónico), y comenzaron a construir unos “muros
largos" entre la propia Mégara y Nisea.

La batalla de Tanagra, muros largos

Este miedo siempre existió en Atenas, y es una auténtica pena que no


conozcamos más sobre
Tanagra, el primer los asuntosentre
enfrentamiento internos
AtenasdeylaEsparta
ciudad ática en estas fechas,
pues con Cimón, el líder aristócrata, en el ostracismo, y Efialtes, el líder de los
En las fuentes
demócratas, que tenemos
asesinado, la tensiónpara
socialestos acontecimientos,
en Atenas debía ser muyprincipalmente
alta por esas
Tucídides,
fechas. Era habitual que las discusiones políticas en el ágora onoenson
Diodoro y Plutarco, hay grandes lagunas, pues los relatos la muy
pnix
pormenorizados. Sabemos
acabasen en trifulca. que en aquellos
No olvidemos instantes
que la visión los atenienses
de una tenían
Atenas ideal tropas
y filosófica
desplegadas en Egipto
es una visión moderna (luchando muy
e idealizada contra los persas
alejada y apoyando una rebelión
de la realidad.
egipcia) y en el asedio a Egina. Debido a esto, las tropas que habían enviado a
Mégara eran escasas, por lo que cuando llegó el ataque corintio, los atenienses
se vieron obligados a llamar a sus ancianos y jóvenes para hacer frente a la
amenaza. Podemos imaginar a imberbes efebos y ancianos veteranos marchando
hacia la vecina Mégara. Los primeros con los nervios de la inexperiencia, pero
con el brío de la juventud; los segundos con la templanza de haber visto decenas
de batallas, pero con el regusto amargo de conocer lo cruel que puede ser la
guerra.

La batalla de Tanagra, Monte Gerania

Ante esta situación, los atenienses cerraron el istmo que une el Peloponeso con
el resto de Grecia a la altura del puerto megarense que mantenían ocupado,
Pegas, y mandaron tropas al monte Gerania. Este se trata de un característico
peñasco
Tanagra, griego salpicado
el primer de olivosentre
enfrentamiento silvestres
Atenasy con una cima pelada de roca gris
y Esparta
castigada por el calor. El monte Gerania gana altura de manera muy abrupta, no
en vano de
A pesar se eleva
contarhasta
con los 1.300
tropas tanmetros, y ofrece
poco aptas parauna perspectiva
acciones única
militares, de toda
Atenas se
la Megáride
impuso (en laHay
a Corinto. actualidad
un pasajeestá coronado
revelador de lapor una gran
crueldad antena
de los y acoge
combates que
carreras
tuvieron alugar.
pie deAltipo extremo).
parecer un grupo de corintios, tras ser puestos en fuga y
acosados por los atenienses, se extraviaron en su huida, y fueron a dar a una
Por
casa lo tanto
que Nicomedes
poseía condujo
un gran foso, a sulejos
el cual, ejército a la llanura les
de protegerlos, beocia, y así
impidió poder
huir. Los
pensar
hoplitaselatenienses
siguiente que
paso,les
y porque no, rodearon
perseguían en caso de combate
a los asegurarse
atemorizados un lugar
corintios de
propicio para desplegar sin problemas sus hoplitas. La alianza firmada con Argos
manera terriblemente eficaz, pues esperaron hasta que llegó la infantería ligera.
dio
Estaentonces
completósus frutos para
el trabajo Atenas,
lapidando pues estos
a todos acompañaron
los hombres a los atenienses y
acorralados.
sus aliados en el avance hacia el norte. Diez mil argivos, cuatro mil atenienses y
aliados (hay que recordad que Atenas mantiene tropas en Egipto y Egina) y
algunos escuadrones de caballería tesalia, se opondrían al ejército peloponesio
que se encontraba cerca de Tanagra.

Tanagra, el primer enfrentamiento entre Atenas y Esparta

Atenas salió indemne, y los corintios fueron derrotados y humillados al ser


puestos en fuga por jóvenes y ancianos. Pero lo que no sabemos es si a estas
alturas del conflicto los espartanos habían entrado ya en guerra con Atenas a
pesar de no combatir aún, o si al contrario aún no habían intervenido. Todo
parece
La indicar
batalla la segunda
de Tanagra, opción.
Hoplita Pasado el invierno, que en la antigua Grecia
espartano
significaba siempre un cese forzoso de las hostilidades, los atenienses
La batalla de Tanagra
comenzaron a construir sus propios “Muros largos" en la primavera del 457 aC.
No sabemos la figura política que promovió tal proyecto, pero si se puede
No sabemos
adivinar la disposición
tras esta decisión el de losde
auge ejércitos, pero
la facción másesdemocrática
más que probable
ateniense.que los
argivos ocuparan el ala derecha al ser los más numerosos y porque los atenienses
Al contrariotropas
aportaban que ladevisión
poca más aristocrática,
calidad. Por su partequeentre
seguía
los apegada a la tierra
peloponesios y al
es seguro
combate
que de hoplitas,
la derecha los demócratas
fue ocupada veían en el mar,
por los espartanos, como y por
era lo tanto en la
costumbre enflota, el
la Liga
futuro de Atenas. El
del Peloponeso. La ala
construcción
derecha ende los
las dos Muros Largos
formaciones hacían de
de falange Atenas era
hoplítica un
baluartepues
crucial, inexpugnable, pues
los infantes ambos iban
mostraban su hasta
flancolamás
costa, uno el
débil, hacia El Pireo
diestro, y el
ya que
otro hasta Falero,
embrazaban haciendo
los escudos que
con el en caso
brazo de asedio
izquierdo, de ahílos
queatenienses no pasaran
se dispusieran en ese
hambre,
flanco laspues el suministro
mejores tropas, ode
entrigo no podría
su defecto, ser en
como interrumpido por los
este caso con vía argivos,
marítima.el
aliado que más número de tropas aportara.
Será entonces cuando entren en acción los espartanos.

Autor: Rafael Velis Ferre para revistadehistoria.es


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La batalla de Tanagra

El combate fue igualado y duro, como solía ser un combate entre hoplitas si
ninguno de los dos bandos cedía pronto. Por lo que se puede adivinar del relato
de las fuentes, los espartanos estarían consiguiendo definir la batalla hacia su
lado, cuestión de la que se percatarían los escuadrones de caballería tesalios,
que cambiaron entonces de bando. Este hecho fue clave, pues al comenzar la
huida, los atenienses y sus aliados tuvieron que soportar el acoso de la caballería,
la cual le resultaba muy fácil dar caza a los hoplitas no organizados, sino en
desbandada.

La batalla de Tanagra, Guerra del Peloponeso

Los peloponesios consiguieron así una victoria igualada y sufrida, no en vano los
dos bandos encajaron muchas bajas, pero victoria al fin y al cabo. Sin embargo
no supieron aprovechar el triunfo de manera suficiente, pues se precipitaron en
volver a sus hogares. Se ha de suponer que el monte Gerania, en la zona de la
Megáride y que los atenienses habían ocupado, se encontraba ahora sin tropas
porque Atenas había sacado precisamente de esas zonas las tropas necesarias
para la batalla de Tanagra. Y, ¿por qué decimos que los espartanos y los
peloponesios no sacaron rédito de la victoria?, pues porque esa precipitada
huida dio la impresión a los atenienses que los espartanos mostraban una vez
más debilidad al salir del Peloponeso, lo que los animó a volver a la zona tan sólo
sesenta y dos días después. Mirónides, general ateniense de grandes
capacidades, los condujo a la victoria ante los beocios en la batalla de Enófita,
reestableciendo la preponderancia ateniense en Beocia.

El conflicto se extendería aún por varios años más, hasta el 451 aC., cuando se
firmaría con los espartanos y sus aliados una tregua de cinco años, y sin duda por
la influencia de un Cimón ya vuelto a Atenas de su ostracismo.

La batalla de Tanagra no ha pasado a la historia con la magnificencia de otras


batallas, pero si que fue la primera ocasión donde dos maneras de afrontar lo
que significaba ser griego cruzaron sus lanzas, fue donde atenienses y
espartanos se contemplaron por primera vez como enemigos a través de los
visores de sus cascos.

Autor: Rafael Velis Ferre para revistadehistoria.es

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Espartiata, como convertir
a un bebé en el guerrero
mas temido de Grecia

La espartiata es una de esas culturas que se rodean de un halo de romanticismo,


que en la actualidad mitificamos, pero no era un vida nada utópica, eran duros y
aguerridos, valientes, y esto se lo debían a una estricta educación desde niños,
algo impensable en la actualidad desde el punto de vista humano.

Espartiata, como convertir a un bebé en el


guerrero mas temido de Grecia
La espartiata era una sociedad basada en la eugenesia, en la selección de los
mejores para convertirse en ciudadanos. En el momento en que el bebé nacía, su
padre lo llevaba ante los ancianos de la tribu para su presentación. Estos lo
examinaban para comprobar que el recién nacido estaba sano y bien formado.
Solo si era un niño perfecto, sano y fuerte, podría ser ciudadano y recibir, por lo
tanto, una parcela de tierra para cultivar. Si era rechazado, el bebé se arrojaba
por una sima cuyo nombre era, eufemístico, "Depósitos", a los pies de del
Taigeto.

El bebé, seleccionado, y por lo tanto que se libraba de la "exposición", era


criado sin pañales para que su cuerpo creciese con total libertad y no se viese
constreñido ni atado, así los músculos y huesos crecían sin malformaciones. Al
niño no se le permitían las rabietas ni ningún capricho y ya desde los primeros
meses de vida debía aprender a estar solo y a no tener miedo a la oscuridad.
Espartiata

A los siete años, el niño, dejaba su hogar y pasaba a ser educado por el Estado.
Era obligado a abandonar su hogar y a romper todo vínculo con su familia, a la
que dejaba de ver a excepción de contadas ocasiones y de visita. A esta época
de su infancia, dice mucho de su mentalidad, se la denominaba "rebaños" y
entraban en la institución denominada "conducción".

Hasta los doce años endurecían su cuerpo y su carácter con juegos y pruebas
que realizaban desnudos y descalzos. Aprendían además a leer, escribir,
aritmética, expresión oral, música, danza y poesía.
Espartiata

A partir de los doce años, a los niños se los dividía en compañías, según su edad.
Siempre permanecían en grupos. Vestían sólo un manto. Comían poco,
conminándoles a desarrollar su ingenio y destreza en el robo, en el caso de ser
pillados recibían un castigo severo, debían aprender a no ser descubiertos. En
este periodo el entrenamiento era básicamente militar, solo se les seguía
instruyendo en danza y música por sus grandes beneficios tanto religiosos como
por el ejercicio físico y por ser un sistema óptimo para seguir el ritmo del
movimiento de la falange hoplítica.

A partir de los 14 años, su relación con el mundo adulto era normalizada, los
jóvenes tenían que aprender los mecanismos de poder y como ser un ciudadano
modelo. Los adultos, de unos 30 años, pasaban a convertir al adolescente en su
amante. A partir de ese momento se convertían en su guía y conductor,
responsabilizando de las acciones del pequeño, de forma que si este cometía un
error, el adulto era castigado por ello. La "pederastia" estaba socialmente
admitida y tanto Plutarco como Jenofonte la defienden, según ellos mismos
afirman, con ella no se buscaba el goce físico (esto nos lo creeremos o no, claro),
incluso este último autor creía que someter a la persona a la sodomía era la
mejor forma de educarla.

Espartiata

A los 20 años, y hasta los 30, comenzaba su instrucción militar en el ejército. A


los 30 el joven ya ciudadano de pleno derecho, pudiendo participar en la
Asamblea de ciudadanos, incorporarse a las filas hoplíticas del ejército y
participar en las magistratutras. Además ya podía casarte y formar una familia.
Espartiata

No todos, solo unos pocos seleccionados, probablemente d la alta nobleza


espartiata, además de toda la educación anterior, debían pasar una prueba, la
denominada cripteia, que ocurría entre los 20 y 30 años. Se trataba de un rito de
paso ancestral: los jóvenes vestidos con solo una túnica (la prueba se realiza en
inverno), sin calzado, litera, esclavos,... solo con un puñal, tenían que vagar por
las montañas escondiéndose durante le día para no ser descubiertos por los
adultos y evitar así ser castigados, eran la presa de su propio pueblo. Para
sobrevivir tenían que robar y por la noche era cuando se convertían en
cazadores, descendiendo de las montañas y matando a los hilotas (esclavos
propiedad del estado espartiata).

Este sistema educativo era la piedra angular de Esparta, convertía a los niños en
aguerridos ciudadanos y guerreros, soldados, al mismo tiempo que virtuosos y
acatadores de las leyes inmutalbes del Estado. Solo los reyes y las mujeres no
participaban de esta educación y los 300 lo hacían solo en parte. El principal
objetivo era el bienestar de la comunidad, que se situaba por encima de todo,
no tenía cabida ni el beneficio ni la gloria personal, no podían demostrar
arrogancia ni opulencia. Todos eran iguales y todos eran un uno.

Autor: Mª Engracia Muñoz para revistadehistoria.es desde


http://arqueologiaenmijardin.blogspot.com.es/

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Mirónides, el ateniense
olvidado (I)

Mirónides hijo de Calias es uno de los generales atenienses que menos


resonancia histórica ha tenido, hecho por otro lado más que injusto, pues no en
vano su figura es clave para cimentar el poderío ateniense y el concepto que
después la Historia acabará por llamar el “siglo de Pericles".

Mirónides, el ateniense olvidado. Vida


Lo que se conoce de este fenomenal general ateniense es en todo momento
mediante referencias indirectas a él, pues no hay ninguna obra dedicada a su
persona, por lo que se debe construir su vida a partir de restos epigráficos y
como no, de referencias de autores de la época y posteriores. No sabemos con
exactitud los años en los que nació y falleció Mirónides, pero por su actividad
política conocida, podemos colegir que nació a finales del s. VI aC., y su muerte
debió acontecer sobre mediados del siglo V aC.

Mirónides, el ateniense olvidado. Aristófanes

Sabemos por Aristófanes, en concreto por sus obras Lisístrata (801) y La


asamblea de las mujeres (303), que era un hombre valiente, duro y enérgico. Al
menos así se le recordaba en su ciudad alrededor de cincuenta años después de
su muerte, que es cuando escribió Arístófanes, rememorándosele como todo un
símbolo de los buenos y añorados tiempos antes de la Guerra del Peloponeso,
cuando Atenas era una aún una referencia para todos los griegos y la
democracia un ideal limpio de demagogos y pendencieros. Extracto de La
asamblea de las mujeres (303):

“En el arcontado del valiente Mirónides nadie se hubiera atrevido a


cobrar sueldo por su intervención en los negocios públicos, sino que
todo el mundo acudía trayéndose su botita de vino con un pedazo de
pan, dos cebollas y tres o cuatro aceitunas. Hoy, en cuanto se hace
algo por el estado, enseguida se reclama el trióbolo, como cualquier
obrero albañil."

El fenomenal comediógrafo se equivoca al atribuirle un arcontado, pero si que


deja claro que en la época en la que Mirónides era elegido como estratego por
parte de los atenienses, no se cobraba por las funciones públicas, y que estas se
ejercían, tal y como lo hacía Mirónides, por amor al estado, en contraposición a
su época.

Mirónides. La elección de estrategos

Diodoro de Sicilia (XI 79, 3) nos cuenta que Mirónides era tenido por un general
valiente, literalmente:

“ un hombre admirado por su valor"

Aunque exagera al situarlo a la altura de Milciades, Temístocles, Arístides, Cimón


o Pericles, si que se puede discernir que sus actos bélicos dejaron huella entre
los atenienses.

Por otro lado también se puede averiguar su tendencia política por una anécdota
que nos deja el propio Diodoro (XI 81, 4-6). Cuando Mirónides organizó a las
tropas para partir hacia Beocia y combatir a los tebanos en el verano del 457 aC.,
este sólo se llevó a los hoplitas que se presentaron, y no esperó al resto.

Mirónides, el ateniense olvidado. Atenienses frente a espartanos

Diodoro lo atribuye a que Mirónides quería contar con aquellos que de verdad
fueran valientes, pero sabiendo el contexto de tensión social que se vivía en
Atenas tras la derrota de Tanagra sólo dos meses antes (los aristócratas estaban
intentando llamar a los espartanos para que derrocaran la democracia), es más
que probable que Mirónides sólo se llevase a aquellos que eran partidarios de la
democracia, es decir, la posición política que él mismo defendía.

No fue la única ocasión en la historia de Atenas en la que un estratego confiaba


de manera única en los “suyos" para realizar una determinada acción bélica. La
propia elección como estratego tras el desastre de Tanagra, lleva también a
pensar que los atenienses lo veían como un garante de la democracia y no una
figura cercana a los aristócratas, que en esa fecha se agrupaban en torno a un
Cimón que se encontraba en el exilio, y que los hacía estar peligrosamente
cercanos a los espartanos. Fin de la Primera Parte.

Autor: Rafael Velis para revistadehistoria.es

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Mirónides, el ateniense
olvidado (II)

Tras ver la vida de Mirónides en el anterior artículo, veremos ahora sus


principales acciones políticas y militares.

Mirónides, el ateniense olvidado.


Acontecimientos políticos y militares.
La primera referencia que conocemos de Mirónides es por parte de Plutarco en
la Vida que le dedicó a Arístides, y ahí podemos encontrarlo como enviado junto
a Cimón y a Jántipo en la embajada que los atenienses enviaron a Esparta en la
primavera del año 479 aC. para avisar a los espartanos de la segunda invasión de
los persas, en este caso bajo el mando de Mardonio. Es probable que ese año
(480/479 aC.) participase en dicha embajada porque ya ocupaba el cargo de
general, pero lo que es seguro es su intervención como estratego en la batalla
de Platea en el verano del 479 aC.

Allí intervino en la definitiva derrota persa en la Segunda Guerra Médica, y


además se opuso con firmeza a conceder el triunfo a los espartanos, por lo que
tuvo que ser convencido por parte de Arístides para que se plegara a la decisión
del resto de los griegos, que al final decidieron dar el triunfo a los plateenses
para evitar tensiones entre Atenas y Esparta, pese a la obstinada oposición de
un cabezota Mirónides.

Mirónides, el ateniense olvidado, Batalla de Platea

Tras estos acontecimientos, volvemos a encontrar a Mirónides en el campo de


batalla. Esta vez son Tucídides en su obra Guerra del Peloponeso y los Discursos
d e Lisias, los que nos hablan de estos hechos. Mirónides es quien dirigió a los
jóvenes y mayores atenienses que tuvieron que hacer frente a los corintios ante
los muros de Mégara en el 458 aC. (Ver artículo en Revista de Historia “Tanagra,
el primer enfrentamiento entre Atenas y Esparta I"). El general ateniense salió
victorioso en una batalla donde tuvo que saber llevar a los únicos ciudadanos
que quedaban en Atenas, pues esta, mantenía tropas en Egina y Egipto. El
pasaje de Lisias (II 50-52) es bastante evocador:

“ los viejos y los que no estaban en la edad, reclamaron hacer frente sólo ellos, al
peligro –unos porque el valor lo tenían adquirido por experiencia y otros por
naturaleza; los unos porque ya se habían mostrado valientes en muchas
ocasiones, los otros imitándolos–, los viejos porque sabían mandar, los jóvenes
porque sabían ejecutar las órdenes."

Dentro de este conflicto donde atenienses y aliados se enfrentaron a los


espartanos y sus aliados, Mirónides volvió a ofrecer un nuevo servicio crucial a
sus compatriotas, pues fue él quien dirigió a las tropas de Atenas tras la derrota
de la batalla de Tanagra ( Ver artículo en Revista de Historia “Tanagra, el primer
enfrentamiento entre Atenas y Esparta II") en el año 457 aC. A los dos meses de
dicha derrota, Mirónides consiguió otra vez el respaldo de sus conciudadanos, y
fue reelegido para el puesto de estratego. Sin perder demasiado tiempo
convocó a todos los atenienses para ir a combatir a Beocia y restablecer la
preponderancia de Atenas en la Grecia central. Es entonces cuando ocurre la
anécdota que relatábamos en el anterior artículo (“Mirónides, el ateniense
olvidado I"), por lo que Mirónides se ve obligado a salir de Atenas con un
contingente de tropa reducido.

Mirónides, el ateniense olvidado, Situación de Grecia en el 457 AC

Este hecho no fue óbice para conseguir una gran victoria en Enófita ante los
beocios capitaneados por los tebanos, y en inferioridad numérica. Tras la batalla,
Mirónides marchó sobre Tanagra, la cual tomó y derribó sus murallas, y tomó
rehenes entre los beocios. Tras esta campaña ocupó la Fócide, donde
restableció la preponderancia ateniense en la anfictionía de Delfos, y mandó el
ejército hacia Tesalia, donde sin embargo tuvo que volver con la llegada del
invierno sin conseguir tomar ninguna ciudad debido a la superioridad en
caballería de los tesalios.

Mirónides, el ateniense olvidado, Muros Largos

Estos acontecimientos son los últimos de los que se tienen constancia de las
acciones que llevó a cabo Mirónides para su ciudad. Había salvado a la ciudad
con jóvenes y mayores, había restablecido la hegemonía ateniense en Grecia
central, y gracias a estas acciones los atenienses pudieron continuar con la
construcción de sus Muros Largos y asentar las medidas democráticas. Estos dos
últimos puntos serán claves, ya que se trata de los cimientos de la gloriosa época
que vivirá Atenas bajo los auspicios de Pericles.

Mirónides, un gran militar del siglo V aC. cuyo nombre ha olvidado la Historia,
pero cuyas acciones construyeron esa gran democracia que permanece en el
imaginario colectivo de Occidente, Atenas.

Mirónides, el ateniense olvidado. Apéndice.


Algunos historiadores consideran que hubo dos Mirónides, uno el de la
embajada a Lacedemonia en el 479, y otro el que realizó todas las acciones que
hemos descrito a mediados de siglo. Para este artículo he seguido la corriente
inaugurada por J. Kirchner en su obra Prosopographia Attica (1901-1903) y
continuada por R. Develin en Athenian Officials (1989), según la cual se trata en
todo momento de la misma persona, de Mirónides hijo de Calias.

Autor: Rafael Velis para revistadehistoria.es


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El ejército macedonio. La
creación de Filipo II

Durante el siglo IV a.C., el reino de Macedonia logró imponerse sobre el resto de


estados griegos como hegemón derrotándolos en algunos conflictos que
demostraron la superioridad militar de un reino considerado fuera de la órbita
griega por muchos habitantes de las polis. Para lograr este puesto ventajoso, su
rey Filipo II tuvo que realizar una serie de reformas militares que cambiarían la
forma de combatir en la mayoría de estados griegos.

El ejército macedonio. La creación de Filipo II

El ejército macedonio. La creación de Filipo II.


Antecedentes en Grecia.
En primer lugar, mencionar la forma de combate “tradicional" que se mantenía
en Grecia, que consistía en un cuerpo de ciudadanos formando en orden cerrado
y armados con escudos y lanzas, apoyados por una escasa caballería y
hostigadores. El hoplita, consistía en el ciudadano medio de una polis, y debía
costearse su equipo, pasando este de generación en generación en algunas
ocasiones.
El ejército macedonio. La creación de Filipo II. Equipamiento Hoplita

El problema del reino de Macedonia es el de no disponer de una “clase media"


tan numerosa como en la mayoría de las polis griegas, y por tanto disponer de
un cuerpo de hoplitas relativamente reducido. Por ello Filipo II, educado en el
arte de la guerra en la zona de Beocia, comienza a reclutar sus propias tropas
profesionales haciéndose cargo el estado del coste de los equipos y adaptando
las tácticas de Epaminondas a sus tropas, además con el fin de abaratar el coste
de las tropas, idea una serie de reformas creando la falange de piqueros.

El ejército macedonio. La creación de Filipo II. Falange.

El ejército macedonio. La creación de Filipo II


La gran novedad en la falange de piqueros es su armamento que consiste en
primer lugar en la sarissa, una pica de seis metros de longitud que sustituye a la
dori de dos metros. Este arma, resulta inútil si no es utilizada en formación, sin
embargo, resulta letal en una falange cerrada de piquero, porque permite a las
cinco primeras filas proyectar sus picas hacia el frente creando una especie de
erizo humano casi imposible de atravesar con cargas frontales e impenetrable
para la caballería, además dota a la falange de una capacidad de choque
superior a cualquier formación hoplita similar.

El ejército macedonio. La creación de Filipo II. Partes de una Sarissa

La sarissa está compuesta por una punta y un regatón con punta, que junto a
otra pieza metálica situada en el centro de la pica, permitía ejercer contrapeso
en el momento del choque, la pieza central, además, se usaba para dividir el
arma en dos mitades, facilitando su transporte en las largas marchas del ejercito.

Las últimas filas de la formación, en combate colocaban sus armas en posición de


setenta u ochenta grados, pues teóricamente en esta posición el “bosque" de
picas permitía desviar los proyectiles enemigos. Al ser un arma tan larga, eran
necesarias ambas manos para poder utilizarla de manera eficaz, debiendo por
ello Filipo, aligerar el peso y tamaño de los escudos, denominados pelte, el cual
se llevaba colgado del brazo.

El ejército macedonio. La creación de Filipo II. Soldado con Sarissa

Además de escudo y pica, el estado otorgaba a los falangitas de casco y grebas,


pues cabeza y piernas eran las zonas menos desprotegidas en los combates. Se
desconoce si los soldados portaban algún tipo de coraza aunque se ha
especulado que probablemente las primeras filas poseían este tipo de equipos.

También se ha especulado el hecho de si portaban algún tipo de arma ofensiva


que no fuese la sarissa, siendo probable la utilización de espadas cortas. Los
soldados, eran agrupados por las denominaciones de pezhetarioi y ashetarioi,
según fuesen reclutados de la alta o la baja Macedonia, y recibían un duro
entrenamiento destinado a la rapidez y movilidad del conjunto, así como la
práctica de maniobras y tácticas, para poder utilizar la sarissa con coordinación y
evitar que estas se “enredaran" entre sí.

El ejército macedonio. La creación de Filipo II. Pezhetarioi

Aun así, el poder de la falange residía en la posición frontal, siendo esta muy
vulnerable en los flancos y retaguardias. También precisaba de un campo de
batalla plano, pues era la única forma de mantener cohesionada la formación.

Además de la falange, Filipo II creó un cuerpo de elite denominados hipaspistas,


el cual aun hoy en día continúa suscitando debate entre los investigadores por la
poca información que existe acerca de su formación y forma de combate. Se
sabe que es un cuerpo de elite debido a que formaban a la derecha de la línea
de batalla, siendo este el puesto reservado a las tropas de elite en Grecia, como
podían ser la guardia real espartana (los celebres 300) o el batallón sagrado
tebano.
El ejército macedonio. La creación de Filipo II. Hipaspista

En cuanto a su armamento, se desconoce si iban armados al estilo griego o


macedonio, aunque se conoce que portaban escudos más pesados que los
soldados de la falange. Se ha debatido si también podrían ser una unidad de
tipo ligero que actuase junto al resto de escaramuzadores aunque es poco
probable dada su posición preeminente en la formación.

Además del cuerpo de falange e hipaspistas, durante la invasión de Alejandro


Magno al Imperio persa, la línea de batalla también se componía de hoplitas
griegos cedidos por las polis en calidad de “aliados/vasallos" de Macedonia.
Estas unidades solían ubicarse en los flancos de la falange de picas como
unidades más flexibles.

A la línea principal, hay que sumarle el apoyo de escaramuzadores, encargados


del hostigamiento con armas de proyectiles y caballería.

El ejército macedonio. La creación de Filipo II. Hetairoi

La caballería macedonia, conocida como hetairoi o compañeros del rey, era


reclutada de las capas altas de la sociedad macedonia. Los hetairoi iban armados
con una lanza de unos tres metros que se manejaba con ambas manos, lo cual les
permitía golpear al enemigo desde una posición superior lo que unido a la carga
en cuña hacia de sus cargas un choque devastador.

En la formación, iban ubicados a la derecha de la formación junto a los


hipaspistas. El flanco izquierdo de la formación estaba protegido por la
caballería tesalia, considerada una de las mejores de toda Grecia y utilizada por
Macedonia desde el reinado de Filipo II, cuando Tesalia le nombra arconte de la
zona en el 352 a.C. Su composición era similar a la caballería de compañeros,
formando en rombo en lugar de cuña y existiendo una cierta rivalidad entre
ambas caballerías.

Autor: Sergio Badajoz para revistadehistoria.es


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