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1.- Artículo jurídico presentado por Jorge A.

Pérez López, (2012), con el título: “EL DELITO DE


ENRIQUECIMIENTO ILÍCITO Y SU TRATAMIENTO EN LA DOCTRINA Y NORMA SUSTANTIVA”, cuyos
planteamientos fueron: Primero.- Este delito también ha planteado dudas de legitimidad en torno
al merecimiento de pena, en los siguientes sentidos: 1) porque se adoptaría una fórmula lacónica,
quizás vacía de contenido del injusto y entonces infractora de los principios de lesividad y legalidad
reconocidos en los artículos 44° y 2°.24.d de la Carta Magna; 2) podría violarse la garantía de no
autoincriminación o nemo tenetur prevista en el artículo 8°.2.g de la Convención Americana de
Derechos Humanos; y 3) porque podría conculcarse el principio de presunción de inocencia del
artículo 2°.24.e de la Constitución; este último aspecto, vinculado a una posible inversión de la
carga probatoria. En el presente trabajo responderemos a las dudas que se tienen respecto al
delito materia de análisis. Y llegando a las siguientes conclusiones: La figura de la autoría mediata
resultaría aquí innecesaria, pues el que infringe el deber especial que le incumbe (intraneus)
induciendo a otro (extraneus o “instrumento doloso no cualificado”) a producir la acción descrita
en el tipo ya es autor, directo o inmediato, dado que el deber lo infringe al poner en marcha el
suceso que producirá el daño patrimonial. Lo contrario, exigir del intraneus que viola el deber,
además el dominio del hecho, determinaría que en los delitos especiales propios, como es el caso
del enriquecimiento ilícito, tanto el intraneus como el extraneus resulten impunes; así, la conducta
del extraneus sería atípica porque carecería del dominio del hecho y, por el principio de
accesoriedad limitada como por su vinculación del deber especial, la participación del intraneus
también sería irrelevante. Lo mencionado anteriormente dejaría aún intacta la discusión sobre la
responsabilidad del extraneus, el cual no podría ser sancionado como autor por su no sujeción al
deber, sino únicamente como partícipe, instigador o cómplice, según el caso. Así lo indica ROXIN,
al señalar que la participación es “intervención sin infracción del deber especial. (p. 2 - 24)

1.- Artículo jurídico presentado por Alberto Suárez Sánchez, (2002), con el título: “EL
INTERVINIENTE”, cuyos planteamientos fueron: Primero.- En vigencia de los códigos penales
anteriores hubo controversia en torno a determinar la forma de participación del extraneus en la
comisión de delito especial o de infracción de deber; sobre todo su intervención en el momento
de la ejecución. Para tal efecto se plantearon dos tesis diversas. (i) Una sostenía que para
mantener el principio de unidad de imputación del injusto el intraneus respondía como autor y el
extraneus como cómplice de delito de infracción de deber; así, por ejemplo, si el recaudador de
impuestos, en desarrollo del plan común, de manera simultánea con un particular, realizaba el
acto de apropiación de los bienes estatales el recaudador ( intraneus ) era autor y el particular (
extraneus ) era cómplice. (ii) La otra tesis abogaba por el concurso de hechos punibles, al ser el
intraneus autor de delito especial (delitos contra la administración pública) y el extraneus autor
de delito común (delito contra el patrimonio económico). Llegando a las siguientes conclusiones:
En verdad, como se sostiene a lo largo de este ensayo, el particular o extraneus en delito especial
puede actuar como determinador o cómplice, pero al carecer del elemento personal exigido por el
tipo, de ninguna manera podrá ser autor (directo o mediato) ni coautor. Esto evidencia el
desacierto en el cual incurrió la Corte al hacer la afirmación antes transcrita, porque sostiene que
el extraneus podrá ser coautor o autor mediato de delito especial. (p. 3-17). Colombia.
1.- Artículo jurídico presentado por Nelson Salazar Sánchez, (2005), con el título: “LA
PARTICIPACIÓN DE LOS EXTRANEUS EN LOS DELITOS DE INFRACCIÓN DE DEBER”, cuyos
planteamientos fueron: La problemática de la autoría y participación es uno de los tópicos más
complejos de la teoría del delito. Por ello, en la doctrina existen diversas teorías que tratan de
explicar cuando un sujeto, que concurre en un delito, es autor o partícipe. Para ello, la doctrina
mayoritaria ha clasificado a los delitos en injustos de dominio y de infracción de deber. En los
primeros es autor quien tiene el dominio o control del acontecer delictuoso que emana de su
competencia, en los segundos es autor no sólo quien lesiona o pone en peligro el bien jurídico
mediante una organización comisiva defectuosa, sino también aquel sujeto que no impide que
terceros lesionen los bienes jurídicos que se encuentran bajo su tutela. En los primeros, el autor
lesiona o pone en peligro ámbitos de libertad de terceros mediante la infracción de un deber
jurídico negativo; en los segundos, el autor crea riesgos típicos con la infracción de un deber
jurídico positivo. Sin embargo, la polémica surge cuando se trata de delimitar la autoría y la
participación en los delitos de infracción de deber. Si la delimitación de la autoría respecto de la
participación -en los delitos comunes o de dominio- es un tema complejo, esta complejidad
aumenta en los de delitos de infracción de deber, sobre todo en aquellos supuestos donde: los
extraneus tienen el dominio del hecho, el sujeto especial comete el delito mediante omisión
impropia o valiéndose de un tercero, etc. Por ello, en el presente estudio trataremos de dilucidar
algunas de estas controversias.

Llegando a las siguientes conclusiones: Para fundamentar correctamente la imputación jurídico-


penal de los partícipes extraneus en los delitos de infracción de deber, el fundamento de la
imputación de dicha participación no se debe realizar en relación a la falta de domino del hecho o
de la infracción del deber mediato, pues dichos planteamientos, tienen muchas deficiencias de
diversa índole. Por ello, en concordancia con lo planteado al referirnos a la naturaleza jurídica y al
bien jurídico tutelado, la participación de los extraneus en los delitos de infracción de deber- se
debe fundamentar en virtud de la lesión o puesta en peligro del bien jurídico, esto es, en la
infracción del deber de no dañar. Pues la lesión o creación de riesgos típicos se puede realizar
desde dentro del sistema como desde el exterior. Sólo así, por ejemplo, se puede fundamentar la
imputación penal contra los funcionarios y particulares que lesionan o ponen en peligro el bien
jurídico sin tener una posición prevalente, todos ellos deben responder jurídico-penalmente como
partícipes, por haber generado riesgos prohibidos. Pues dichas conductas, por un lado, influyen en
la lesión del bien jurídico por parte de los funcionarios públicos (v. gr. en el delito de cohecho
pasivo, es el particular quien incentiva al funcionario para que delinca) y, por otro, sirven de
medios idóneos para tergiversar el sistema (piénsese en aquellos supuestos en los que el
funcionario público comete el delito a conjuntamente con un extraneus). Ambos casos quedan
comprendidos en el ámbito de lo sancionable. (p. 1 -16)

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