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HOJA 2

Pobreza infantil
Actualmente muere un niño cada 3 segundos a causa de la pobreza, lo que significa que mueren
unos 30.000 niños diariamente. Los niños son las primeras víctimas de la pobreza, siendo ésta la
principal causa de la violación de sus derechos.
Definición de pobreza infantil
En general, la pobreza se define como “un estado de existencia en el cual una persona no tiene
cubiertas las necesidades básicas para vivir”. Una persona pobre “carece de lo que necesita”, y un
menor pobre es “un niño o niña a quien le falta lo necesario para sobrevivir”.

¿Por qué centrarse en la pobreza infantil?


No todas las personas en situación de pobreza la experimentan del mismo modo, ni son
igualmente vulnerables a ella o tienen las mismas posibilidades y oportunidades de superarla,
presentándose una importante heterogeneidad de la vivencia, origen y consecuencias de la
pobreza según edad, sexo, pertenencia étnica y ubicación rural-urbana. Esto ha llevado a
desarrollar análisis de pobreza desde perspectivas específicas, como por ejemplo las de infancia y
de género.
La preocupación particular por los niños, niñas y adolescentes obedece a diversas razones. Por un
lado, destaca su sobrerrepresentación en la población considerada pobre desde la perspectiva de
los ingresos (Minujin, Delamónica y Davidziuk, 2006), por otro lado, su mayor dependencia física,
emocional, económica y social, y, por último, la falta de autonomía de las familias y de las
instituciones, y la mayor vulnerabilidad que presentan ante las consecuencias de la pobreza y la
desigualdad en sus variadas dimensiones.
Los niños no solo experimentan la pobreza en forma diferente a los adultos, sino que ésta tiene
también distintas formas y facetas. Los niños son más vulnerables a sus efectos, sus necesidades
son más urgentes, y las consecuencias son de larga duración tanto en ellos como en la sociedad en
su conjunto. La experiencia de pobreza en las primeras edades deja marcas indelebles que
potencian el círculo vicioso de la pobreza. En América Latina y el Caribe, una porción significativa
de los niños menores de 18 años enfrentan adversidades que los perjudican de forma directa en
esta etapa del ciclo vital, que luego siguen teniendo repercusiones negativas en el resto de sus
vidas y se transmiten a las generaciones siguientes. Estas adversidades se relacionan con las
condiciones materiales de vida, con el acceso desigual a servicios de distinta naturaleza, con los
apoyos y estímulos provenientes de las agencias de protección, socialización y formación y con su
exposición a riesgos, entre los que destacan la violencia y el abuso.
A su vez, los niños y adolescentes más afectados suelen estar sumidos en situaciones de
insuficiencia de ingresos y privación de sus derechos con respecto a su educación, abrigo, salud,
nutrición y supervivencia, cuya solución efectiva no se puede postergar.

¿Qué se entiende por pobreza infantil?


No hay una sola definición de pobreza infantil, no obstante en el centro de ellas destaca el
enfoque de la privación de las necesidades básicas con una perspectiva de derechos humanos. La
definición que se sigue en esta Guía, es la realizada por la UNICEF en el año 2005, donde se señala
que:
“Los niños y las niñas que viven en la pobreza sufren una privación de los recursos materiales,
espirituales y emocionales necesarios para sobrevivir, desarrollarse y prosperar, lo que les impide
disfrutar sus derechos, alcanzar su pleno potencial o participar como miembros plenos y en pie de
igualdad de la sociedad” (Estado Mundial de la Infancia, 2005, UNICEF).
¿Por qué es necesario medir la pobreza en la infancia?

La pobreza infantil abarca más factores que los parámetros tradicionalmente utilizados para medir
la pobreza –como los bajos niveles de ingreso o consumo de los hogares–. Por ejemplo, existen
aspectos de la pobreza de los niños que resultan intangibles para estas mediciones: inseguridad,
carencia de libertad por hostigamiento o abuso, falta de participación, y exclusión social.

Además, para los niños, niñas y adolescentes la pobreza es una profunda experiencia que ocurre
en forma relacional y relativa, dinámica y multidimensional (Minujín, 2010). Por ello, la pobreza
infantil no puede ser resuelta únicamente por medio del aumento de los niveles de ingreso
individual: es un problema complejo que necesita estrategias integrales que comprendan el
fenómeno desde diferentes aspectos.

Un mayor y más adecuado conocimiento de los determinantes y la situación de pobreza


multidimensional en la infancia permitirán formular políticas públicas más eficaces para superarla
y romper su transmisión intergeneracional. Por lo tanto, para cumplir con los derechos de los
niños, niñas y adolescentes, es necesario erradicar tanto la pobreza infantil como la pobreza
general.

La Convención sobre los Derechos del Niño


Estimar la pobreza infantil implica identificar las privaciones que afectan a los niños, los derechos
que se ven vulnerados, y a partir de ellos realizar los procedimientos necesarios para reflejar el
ejercicio de derechos de la infancia. Esto es hacer un seguimiento del cumplimiento de los
compromisos asumidos por los Estados, y evaluar los programas y proyectos implementados en
los distintos países, en relación con su impacto en la disminución de la extensión y profundidad de
la pobreza y la desigualdad.

La Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), que entró en vigencia en 1989, establece
criterios normativos que permiten velar por el bienestar de los niños, niñas y adolescentes. Los
compromisos asumidos por los Estados signatarios de la CDN se dirigen a aumentar las
oportunidades y capacidades que permitan a los niños, niñas y adolescentes tener un presente y
un futuro sin pobreza y romper su dinámica de reproducción.

La Convención define a los niños como sujetos de derechos, y valida toda una serie sobre factores
que se conciben como constitutivos del bienestar infantil, que están ausentes en situación de
pobreza.

Los menores de 18 años que viven en la pobreza se ven privados de muchos de sus derechos,
entre otros y en particular: el derecho a la supervivencia, la salud y la nutrición, la educación y la
información, la vivienda, la participación y la protección frente a los riesgos, los daños, la
explotación y la discriminación.

“Ninguna sociedad puede vencer realmente a la pobreza sin hacer todo lo posible, de forma
rotunda y a largo plazo, para asegurarse de que todos sus miembros tienen el derecho y la
posibilidad de recibir atención sanitaria básica, comida nutritiva y una educación decente”.(4)
Para respetar los derechos de la infancia, es imprescindible que la pobreza extrema sea erradicada
a nivel mundial

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