Sunteți pe pagina 1din 14

FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

EL RÉGIMEN DE PRODUCCIÓN ESCLAVISTA

I.- INTRODUCCIÓN

La disolución de la comunidad primitiva, matriz originaria de la sociedad, dio paso a


diversas líneas de evolución estructuradas cada una de ellas en torno a un modo de
producción dominante. Según el esquema de periodificación de las Formen, construido
por Marx, la línea evolutiva más dinámica condujo a la estructuración el modo de
producción antiguo, que dio paso a la formación de la ciudad como sede de los
individuos y como centro de comercio; finalmente esta línea condujo a la formación del
modo de producción esclavista.

Si bien es cierto que la esclavitud ya existió en el Medio Oriente (Babilonia, Asiria,


Egipto, etc.), en diversas formas: esclavitud patriarcal, por deudas, en la vigilancia, en la
prostitución, etc.); como modo de producción que sustenta un régimen económico y
social sólo existió más tarde en el mundo grecorromano y se originó, como queda
expresado, en la evolución del modo de producción antiguo.

En este trabajo no nos interesa estudiar la esclavitud como forma secundaria ni como
relación jurídica (jurídicamente el término esclavo significa que un hombre es
propiedad de otro hombre); interesa como relación económica de un grupo importante
de individuos que, al mismo tiempo que son productores, constituyen a la vez medios de
producción; es decir, nos interesa la esclavitud como relación de producción que da
origen a una clase social, cuyos individuos tienen una misma relación con los medios
de producción, cumplen el mismo papel en la producción y perciben la misma porción
de la riqueza social, en este caso lo mínimo e indispensable para mantener su existencia,
aunque no su reproducción (KREINSSING, 116)

II.- LA ESCLAVITUD EN GRECIA

1.- La polis griega

“Las ciudades-Estado griegas fueron las primeras en hacer de la esclavitud algo


absoluto en su forma y dominante en su extensión, transformándolo así de puro
instrumento secundario en un sistemático modo de producción” (ANDERSON, 14))

La polis o ciudad-Estado surge en el mundo griego como resultado de la transformación


de las comunidades consanguíneas1 en comunidades territoriales, fruto a la vez de la

1
La gens constituye la comunidad primitiva de los griegos, se trata de una comunidad laboral que agrupa
a los individuos descendientes de un tronco común; la reunión de varias gens emparentadas entre sí
forman una fratría y la reunión de fratrías, una tribu. El desarrollo de la producción mercantil, el
comercio, los oficios, la propiedad privada mueble y territorial, la compra – venta de tierras, las hipotecas,

61
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

propiedad privada y de la constitución de organismos de dirección coercitivos que


sustituyen a las formas de dirección gentil.

La POLIS, se compone de una ciudad central y los territorios circundantes, formando


cada una de ellas un Estado, que incorpora a la población urbana y campesina; en su
origen no es un centro de comerciantes y artesanos, es una comunidad de terratenientes,
en cuyas manos se encuentra la dirección de la ciudad.

2.- La estructura social de la polis

La mayor ciudad-Estado griega del siglo V a C., Atenas, se despliega en un área


geográfica de alrededor de 2.500 K2 y está integrada por una población que según
Anderson2 alcanza los 250.000, de los cuales 100.000 son esclavos y entre 30.000 y
40.000 son ciudadanos; según Kuczynski3 la población llega a 420.000 habitantes,
dividiéndose en partes iguales entre esclavos y libres; los libres se integran por
140.000 ciudadanos con sus familias y 70.000 extranjeros.

La diferencia en las estimaciones cuantitativas en realidad se vuelve secundaria, si lo


que pretendemos es inferir la estructura social. En efecto, podemos sostener que la
sociedad ateniense en el siglo V a. C. estuvo compuesta por dos grandes grupos: los
esclavos y los libres; los esclavos son personas carentes de todos derecho y están
considerados como instrumentos de trabajo (instrumentos parlantes), situados un grado
más arriba del ganado (instrumentos semi parlantes) y dos grados sobre los aperos
(instrumentos mudos); los libres se dividen entre ciudadanos y extranjeros o metecos;
los ciudadanos son aquellos que poseen propiedades o ejercen los oficios y se
diferencian entre nobles, artesanos y campesinos, siendo los últimos los más pobres
entre los ciudadanos; los extranjeros a pesar de ser libres carecen de ciudadanía, en
tanto están prohibidos de poseer propiedades agrícolas o ejercer los oficios, aunque se
les permite ejercer el comercio.

En conclusión, las clases fundamentales de la polis ateniense del siglo V a C. son los
esclavos y los propietarios de esclavos, aunque entre estos últimos estén comprendidos
emperadores, grandes y pequeños propietarios, agricultores independientes, pequeños
propietarios, prostitutas, etc.; por ello no se puede sostener que todos los propietarios
de esclavos formen una misma clase social.

3.- Las fuentes de la esclavitud.

Se llega a la condición de esclavo por distintas vías, la principal es la guerra: la


población de las ciudades derrotadas es sometida a esclavitud, de esta forma la guerra
proporciona mano de obra esclava para la agricultura y ésta libera trabajadores para la

la usura, etc., dieron paso a que comerciantes, artesanos, agricultores, etc. (personas completamente
extrañas a la comunidad gentilicia), se establezcan al interior del territorio de las gens, volviendo
ineficaces los organismos de dirección y control gentil, basados en la autoridad de los troncos familiares
de mayor edad.
2
Transiciones de la antigüedad al feudalismo, p. 32
3
Breve historia de la economía, p. 71

62
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

formación de ejércitos de ciudadanos; otra fuente de esclavitud es el comercio directo


entre jefes de tribus extranjeras que venden a sus súbditos en condición de esclavos; se
llega también a la condición de esclavitud por nacimiento: los hijos de esclavos, cuando
se les permite la reproducción a sus padres, nacen esclavos y pertenecen al propietario
de sus padres; una cuarta fuente constituye la deuda: los campesinos libres, propietarios
de pequeñas parcelas, cuando quedan arruinados por desastres naturales, cargas fiscales
o servicios obligatorios, con frecuencia se ven obligados a recurrir a los terratenientes,
comerciantes, sacerdotes o financistas, los que previo el préstamo exigen la hipoteca de
las tierras, vencido el plazo y si la deuda no ha sido cancelada, el acreedor hace efectiva
la hipoteca, de manera que el campesino pierde la tierra pero continuaba cultivándola,
en cuyo caso se beneficia solamente del 1/6 del producto, con el que tiene que alimentar
a su familia y pagar los intereses de una deuda aún no cancelada. Con tan reducido
producto no era posible el sostenimiento del campesino y su familia ni la cancelación
de los intereses, de ahí que con frecuencia él mismo o sus hijos se ofrecían como
esclavos para cancelar la deuda.

Los esclavos se vendían públicamente y su precio estaba en función de la edad, fuerza


física, capacitación, belleza, etc. Kuczynski establece un marco de referencia: un peón
se vendía por una o dos minas, un artesano entre 5 y 6, precios similares a los que se
vendían un buey y un caballo, respectivamente. El bajo precio de los esclavos permitía
su empleo generalizado en la sociedad griega, hasta el punto de que los artesanos y
pequeños campesinos con frecuencia eran propietarios de uno o más esclavos.

4.- Desarrollo de las fuerzas productivas.

El modo de producción esclavista registró importantes desarrollos de las fuerzas


productivas en su fase ascendente, que se expresaron en la expansión y mejoramiento
de las actividades económicas de la época: cultivo de cereales, la vid y el olivo; la
introducción de nuevos instrumentos de trabajo en la agricultura; la rotación de la tierra
y de cultivos; mayores conocimientos botánicos; introducción de técnicas de drenaje,
etc. etc.; pero en su fase de madurez, las relaciones de producción esclavistas
impusieron severos límites que bloquearon este desarrollo. Tales límites derivan de
dos hechos conexos: el primero, el estigma que impuso la ideología esclavista sobre el
trabajo manual, al que consideraron como antítesis de la libertad y por lo tanto
humillante e indigno. Platón, uno de los filósofos más representativos de la época
expresa esta ideología en los siguientes términos: “… el trabajo es algo ajeno a los
valores humanos y en algunos aspectos incluso parece ser la antítesis de lo que es
esencial al hombre” (Citado por ANDERSON, 21); el otro hecho radica en el
desinterés del esclavo en la producción, actividad de la que era su gestor pero de cuyos
frutos no participaba más allá del mínimo necesario para su subsistencia personal.

Al momento de procurarse una explicación sobre el poderío militar y el esplendor de


la cultura griega, en una sociedad que estigmatizó el trabajo manual, la conquista, el
saqueo y los tributos surgen como los elementos justificativos de fondo.

63
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

3.- LA ESCLAVITUD EN ROMA

1.- La estructura político-social

Inicialmente los romanos estuvieron organizados en una serie orgánica muy parecida a
la de los griegos: gentilidades, curias y tribus, la federación de tribus constituía el
pueblo romano que elegía al rey, gobernante que llegó a convertirse en tirano y déspota,
con poder ilimitado sobre sus súbditos, hasta que en el año 510 a.C. el último rey fue
depuesto y la monarquía cedió el paso a la República, organización política que perduró
hasta el 27 a. C., año en el que se fundó el Imperio, cuya desintegración se registró en
el 450 d.C. (ORDORIKA: 1-12)

Esta evolución no es sino el correlato de la transformación de la comunidad gentilicia en


una sociedad clasista. En efecto, el Consejo integrado por los jefes de todas las
gentilidades (300 en total) evolucionó hacia el Senado, organismo que a pesar de ser
elegido por la “asamblea del pueblo”, terminó por transformarse en un ente clasista,
puesto que en su composición las centurias4 de las clases ricas (patricios y plebeyos
enriquecidos) tenían más representantes que las centurias las clases pobres.

La nobleza o patriciado ejercía los cargos públicos de mayor representación, aunque


por presiones de la plebe los consulados pasaron a ser ejercidos por plebeyos. Gracias a
la monopolización de la tierra a partir de la desposesión de las parcelas de los pequeños
campesinos y a la utilización masiva del trabajo esclavo, el patriciado pudo vivir en las
ciudades consumiendo los ingresos que generaban los esclavos en el campo.

El pueblo romano estuvo integrado por los artesanos, los campesinados libres,
propietarios o arrendatarios de tierra y por los proletarios, que eran los ciudadanos no
propietarios “… cuyo único servicio al Estado consistía en tener hijos (prole).
(ANDERSON, 51)

El campesinado constituía la base económica y militar de la guerra, en tanto aportaba


con tributos y gente para formar los ejércitos; de la guerra el campesinado salía muy
disminuido, porque muchos morían o porque los que resultaban con vida no regresaban
a cultivar la tierra, bien porque la nobleza les había expropiado, bien porque las deudas
acumuladas les obligaban a ver la tierra o simplemente porque preferían radicarse a
vivir en las ciudades.

La lucha del campesinado por la redistribución de la tierra condujo a serios intentos de


reforma agraria (la de los hermanos Graco5), intentos fallidos por la acción de las élites
que opusieron a la movilización del campesinado las movilizaciones de los proletarios
urbanos a quienes entregaron granos gratuitamente. Otro intento fallido de las élites por
reconstruir el campesinado como clase social de importancia fue la oferta de parcelas de

4
La Centuria era una unidad de infantería del ejército romano constaba de 80 hombres.
5
En el 133 d.C. se eligió como tribuno del pueblo al noble Tiberio Graco, que presentó un proyecto de
ley para reglamentar la ocupación de las tierras del ager publicus (tierras del Estado) hasta 1000 jugeras
(125 hectáreas), que podía extenderse a 500 jugeras más, si el ocupante tenía dos hijos adultos (Diakov,
ps 175 – 176)

64
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

tierras a los soldados luego de su licenciamiento, oferta que si bien tuvo éxito en el
intento de lograr que más gente se enrole en los ejércitos, fracasó en cambio en el
objetivo de reconstituir al campesinado como clase, debido a que el reparto de tierras se
efectuaba en los lugares conquistados, por lo que quienes recibían o las vendían o las
arrendaban a sus antiguos propietarios.

Los ex prisioneros de guerra, los habitantes de las regiones sometidas (provincias) y los
inmigrantes, constituían la plebe y, aunque eran libres, carecían de derechos políticos.
Con el transcurso del tiempo, campesinos libres y proletarios (que formaban parte del
pueblo romano) pasaron a integrarse a la plebe.

Los esclavos, lo mismo que sucedió en Grecia, carecían de todo tipo de derecho, pues
eran considerados como simples instrumentos de producción.

2.- El latifundio romano.

Para el siglo V a.C. Roma constituía un pequeño poblado en el que se había dado ya un
proceso de concentración de la tierra en manos de un pequeño círculo de familias nobles
mediante las deudas y la expropiación de las tierras comunales y las del Estado.

En efecto, en Roma, igual que en Grecia, las deudas fueron el vehículo de desposesión
de los pequeños campesinos, cuyas propiedades terminaron engrosando la gran
propiedad territorial de las clases ricas. El proceso de formación de la gran propiedad
agraria, el latifundio, se vio grandemente favorecido porque el campesino romano tenía
que prestar servicio militar cada vez con mayor frecuencia, lo que le obligaba a confiar
la atención de su propiedad a esclavos y a vivir endeudado permanentemente, vías que a
la postre conducían a la expropiación de la tierra del campesino que no podría cancelar
sus deudas.

Las tierras comunales y las tierras del ager publicus (tierras del Estado), mediante la
violencia o la astucia, también fueron a engrosar las grandes propiedades del patriciado
romano.

Los descritos, son procesos de concentración de la tierra extremadamente lentos, no así


la concentración de la tierra surgida de la guerra que aportó enormes extensiones de
tierra. Por ejemplo, las guerras de conquista y unificación de la Península Itálica
(Guerras Samníticas), entre 343 y 290 a. C., así como las sucesivas guerras de conquista
de los estados mediterráneos, como las guerras de conquista de Cartago, el mayor
estado esclavista de África (Guerras Púnicas). Mediante la guerra Roma se convirtió en
el imperio más poderoso y extenso de la época; rico en extensas zonas territoriales y
sobre todo en abundante mano de obra esclava (DIAHOV, V., 148 -153).

El resultado de todos estos procesos fue la formación de grandes propiedades agrarias,


cultivadas por esclavos, ya que Roma fue la primera que unió a la gran propiedad
territorial el trabajo esclavo en forma masiva, dando surgimiento a una nueva institución
rural, el gran latifundio esclavista, cuya mano de obra generalmente fue provista con
víctimas derrotadas en los conflictos.

65
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

El latifundio no necesariamente fue una sola y gran extensión de tierras, quizá lo más
característico fue que estaba constituido por un gran número de fincas o villas de
mediana extensión, a veces contiguas o casi siempre distribuidas por todo el país; pero
planificadas de tal manera que sus administradores respondían a un solo control.

3.- La economía latifundista

En este tipo de propiedad se practicó una agricultura especializada en el cultivo de la


vid y el olivo en la Península Itálica, y en cereales en las provincias romanas6. En tanto
el Imperio disponía en abundancia de esclavos y de tierra, utilizó métodos extensivos
de trabajo agrícolas; la técnica no cambió respecto a la utilizada en la Grecia Antigua,
la azada y el arado tirado por bueyes continuaron siendo los instrumentos básicos para
la práctica de la agricultura, igual que la guadaña u hoz de hierro para cegar el trigo, la
trilla de madera, etc.; las técnicas de fertilización artificial del suelo fueron las mismas
utilizadas por los griegos: el abono vegetal y animal, y la irrigación por gravedad,
mediante el uso de embalses y canales; hay que destacar, sin embargo, la introducción
del escardado, aporcado y el injerto, como nuevas técnicas de cultivo agrícola.

La utilización masiva de esclavos en el trabajo agrícola desarrolló un activo sistema de


tráfico de esclavos, con mercados especializados en la compra- venta, a donde eran
transportados los habitantes de las zonas derrotadas en la guerra. Junto al tráfico de
esclavos se desarrolló un importante comercio de exportación e importación entre Roma
y las provincias, caracterizado por un saldo deficitario crónico de la balanza comercial,
que pudo ser sostenido porque parte de las importaciones de cereales de las provincias
tenían el carácter de tributo, en tanto que la parte restante era pagada con plata extraída
de las minas españolas.

El incremento del comercio y de la circulación monetaria incentivó el desarrollo del


capital usurario. En particular, fueron los arrendadores de impuestos (publicanos)
quienes efectuaban operaciones de cambio de moneda, aceptaban depósitos, otorgaban
crédito, etc.; operaciones por las que cobraban comisiones usurarias.

La industria, igual que en la Grecia esclavista, estaba constituida básicamente por


pequeñas empresas artesanales. Existe también la gran empresa que pertenece al
Estado, su número e importancia es reducido y no pasa de ser sino la anexión de varios
oficios. En forma general, la industria es doméstica y la técnica manual, que emplea
en forma combinada trabajo esclavo y libre.

4.- Crisis de la economía esclavista

Crisis en el campo

Como queda expresado, no fue el desarrollo de la técnica y por tanto de las fuerzas
productivas la principal palanca de acumulación del modo de producción esclavista,
sino la expansión y conquista territoriales, es decir, la guerra; la guerra aportó al

6
Los territorios conquistados por el Imperio Romano se convertían en Provincias.

66
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

esplendor de Grecia y Roma tierras, tributos y esclavos, y éstos aportaban los recursos
materiales para la guerra. De manera preponderante la oferta de fuerza de trabajo para
la economía esclavista dependía de la conquista de territorios extranjeros, cuya
población era sometida y transportada a lugares lejanos para ser vendida como fuerza de
trabajo esclava; pero cuando la conquista y colonización romanas llegaron a su fin
(siglo IV d. C), la oferta de trabajo esclavo se redujo drásticamente, generando la crisis
de la economía latifundista, a pesar de que los pueblos bárbaros colindantes y vecinos
del Imperio Romano seguían suministrando esclavos mediante el comercio o a pesar,
también, de la política de incentivación de la reproducción de la población esclava, que
a la postre resultaron insuficientes para satisfacer la demanda.

Consecuencia de la escasez de fuerza de trabajo esclavo, agravada por pestes que


asolaron a la población, el precio de los esclavos se elevó hasta 10 veces su valor, lo
que representaba una inversión elevada que podía perder el propietario por la muerte o
la fuga del esclavo. Este hecho llevó a ensayar como método alternativo para producir
la tierra la división de las grandes fincas en reservas señoriales centrales rodeadas de
pequeñas parcelas, de manera que la reserva seguía siendo cultivada por esclavos
mientras que las parcelas eran entregadas a arrendatarios dependientes del señor a
cambio de rentas en dinero o en función de un acuerdo de reparto de la cosecha (renta
en especie). De esta forma surgió la institución del colonato, como nueva relación de
producción entre el señor y el colono, es decir, entre el propietario de la tierra y el
productor rural, dependiente del señor y adscrito a la tierra, jurídica y económicamente
distinto del esclavo, de los arrendatarios libres y de los pequeños propietarios.

Sin embargo el colonato no significó la solución al problema inmediato de carestía de


fuerza de trabajo esclava, porque el acuerdo de entrega de tierras y aperos de labranza
entre el señor y el colono fue un acuerdo precario que podía cancelarse en cualquier
momento. Por otra parte, si bien el colonato apareció como una forma más productiva y
rentable que la esclavista, no significó tampoco una relación de producción que podría
haber sustituido a la esclavitud como relación de producción dominante, porque antes
que significar la disminución del poder y la riqueza de los terratenientes, contribuyó a
solucionar los problemas de administración y control de las fincas, y porque no se
tradujo en un estímulo al desarrollo de la técnica y por tanto de las fuerzas productivas;
al contrario, la ideología esclavista continuó impregnando con el estigma de la deshonra
el trabajo manual y los pocos inventos que pudieron lograrse, como el molino hidráulico
y la cosechadora con ruedas, fueron ignorados o no tuvieron masiva aplicación.

Cancelada la guerra de conquista como principal fuente de esclavitud y bloqueado el


avance tecnológico, la agricultura latifundista entró en crisis, la que agravó con el
incremento de la carga fiscal, que en el siglo IV oscilaba entre un tercio y un cuarto de
la producción agrícola, proporción a la que hay que sumar otro tercio como costo de la
recaudación de impuestos realizada por los publicanos. A la carga del Estado hay que
agregar el mantenimiento de la Iglesia Católica, cuyos lujos y extravagancias fueron
costeados por el trabajo de los esclavos.

67
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

En conjunto estos factores condujeron a la caída drástica de la producción agrícola,


que se agravó aún más debido al cierre del mercado urbano -que analizaremos de
inmediato-, lo que determinó que la producción latifundista se torne improductiva y que
los latifundios se vieran forzados a liberar a los esclavos superfluos.

La sociedad esclavista había llegado al punto en el que no tenía ni cómo ni dónde


ocupar esclavos en forma masiva, porque estos se habían vuelto una carga no rentable.

Crisis de la economía urbana

El Estado se había convertido en el mayor consumidor del Imperio, pero gran parte de
los alimentos, textiles, armas y otros insumos que se utilizaron en las construcciones,
obras públicas y el ejército se producía autárquicamente y con mano de obra esclava; de
ahí que la expansión imperial antes que beneficiar a la economía urbana la limitó. En lo
que se refiere a la industria la expansión imperial impidió la concentración industrial y
en consecuencia el establecimiento de una división del trabajo que hubiese favorecido la
especialización; por otra parte, una población integrada en su mayoría por proletarios
urbanos desposeídos, por campesinos míseros y por esclavos, conformaba un mercado
interno muy pobre, con escaso poder adquisitivo, constituyó un obstáculo estructural
que limitó severamente la posibilidad de desarrollo industrial. El comercio, tampoco
alcanzó un nivel de desarrollo que podría compararse al de la Grecia Clásica, debido a
que los suministros del Estado se hacían en forma autárquica y a que las clases
poseedoras mantuvieron el tradicional desdén por el comercio, actividad reservada a los
libertos y a los esclavos administrativos.

A estas condiciones estructurales se sumaron las provenientes de la guerra: por una


parte el Estado se había convertido en una verdadera máquina para obtener ingresos,
que provenían de la principal y más tradicional fuente, los impuestos; por otra, para
mantener seguras estas fuentes, se obligaba a los campesinos a permanecer en la tierra
y a los artesanos en los oficios. Otra fuente de ingresos provino del envilecimiento del
dinero (acuñación de monedas de menor ley que la oficial), lo que desató un severo
proceso inflacionario. Por último, el Estado recurrió a la estatización de aquellas ramas
que producían bienes para el ejército o que no producían suficientes impuestos:
producción de armas, acuñación de monedas, tejidos, ladrillos, papiro, fundiciones,
transporte, astilleros, comercio de alimentos, etc. etc.

Como consecuencia del envilecimiento, la moneda fue aceptada no por su valor nominal
sino por su valor real, las transacciones empezaron a realizarse mediante el trueque y
los alquileres e impuestos a cobrarse en especies. Por otra parte, los pequeños
productores urbanos y los campesinos renunciaron a la producción de excedentes,
puesto que vía tributación iban a parar al Estado; esto dio como resultado que los
artesanos abandonaran sus oficios para radicarse en el campo y dedicarse al cultivo
para autoconsumo, a la vez que los campesinos empezaron a ejercer los oficios; es decir,
desde el punto de vista económico, la crisis generó un retroceso a una economía natural,
forma histórica ya superada.

68
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

Al desaparecer los oficios como actividades independientes, las ciudades se


despoblaron, muchas desaparecieron, mientras que la crisis de la agricultura latifundista
se agravó por falta de mercado para su producción.

III.- TRANSICION DE LA ESCLAVITUD AL FEUDALISMO7

Anderson sostiene que “… el Imperio Romano fue desgarrado desde arriba y desde
abajo por fuerzas del interior antes que otras fuerzas del exterior le dieran el golpe de
gracia” (TRANSICIONES, 102); tesis que es compartida en términos similares por
Malekechevili8

Estas tesis establecen en forma adecuada el papel de los factores internos y externos que
influyeron en la disolución del Imperio Romano, así como del modo de producción
esclavista que lo sustentó y, a la vez, explican el surgimiento de los gérmenes del
nuevo régimen de producción, el feudal; en contraposición a las tesis que sostienen
que tal disolución se debió exclusivamente a las oleadas de inmigraciones e invasiones
de las tribus bárbaras vecinas al Imperio o a la acción del cristianismo9.

1.- La lucha por el poder

Entre los factores internos que desgarraron desde arriba al Imperio Romano en los
siglos IV y V sobresalen aspectos de orden social, político, económico y militar.

Entre los factores políticos hay que destacar las luchas internas de la aristocracia por el
control del Estado, las usurpaciones y guerras civiles por la dirección, las continuas
sublevaciones de las provincias romanas y la renuncia de la aristocracia a formar los
ejércitos, dejando lugar a que éstos sean dirigidos y constituidos por oficiales y tropas
de origen germánico y que en el momento de contener las migraciones de las tribus
germanas se rehusaran a reprimir a sus hermanos. Estas luchas por el poder desgastaron
y desacreditaron el dominio del patriciado al punto de que los últimos emperadores del
Imperio fueron reclutados de los estratos bajos de la población. La crisis interna
“arriba” fue seguida por continuas rebeliones “abajo”, entre las que cuentan las
rebeliones de los esclavos, las insurrecciones de campesinos contra los impuestos, la
formación de bandas de salteadores integradas por esclavos fugitivos, desertores del
ejército, colonos arruinados, campesinos pobres, etc.

Militarmente los ejércitos cumplían la función de vigilar las fronteras y la integridad


del Imperio, defendiéndole de sus agresores externos, además de ampliar la influencia y
radio de acción del Imperio mediante nuevas conquistas; pero en el balance económico
final las conquistas llegaron a ser negativas porque su costo resultaba mayor que el
botín obtenido, con el agravante de que tras la conquista, el campesinado (base
económica y humana de la guerra) quedaba disminuido y empobrecido.

7
En este punto seguimos a Anderson “Transiciones de la Antigüedad al feudalismo” p: 105 -143
8
Esclavitud, feudalismo y modo de producción asiático en el antiguo Oriente, p. 119. En “ Primeras
sociedades de clase y modo de producción asiático”
9
Ordorica cita a Edwar Gibbon como autor de la tesis de que el Imperio Romano se desintegró como
resultado del surgimiento y desarrollo del cristianismo.

69
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

Económica y socialmente el Imperio había entrado en el siglo V en una situación de


crisis y decadencia: el Estado se había convertido en una máquina de explotación de
sus súbditos a través de impuestos, prestaciones y depreciaciones que sumieron a las
masas en pobreza extrema; el comercio y la industria prácticamente habían
desaparecido; la usura había llegado a límites que superaron todo cuanto hubo antes y
después del Imperio; la agricultura latifundista se había tornado improductiva y no
rentable, a tal punto de que los grandes latifundios empezaron a liberar masivamente a
los esclavos; las ciudades habían dejado de ser centros económicos de importancia y
muchas desaparecieron.

2.- La invasión de las tribus germanas

A este Imperio que agonizaba en medio de las contradicciones internas descritas, en la


primera mitad del siglo V d.C., las oleadas de invasiones- migraciones de las tribus
germanas le dieron, al decir de Anderson, “el golpe de gracia”.

Estas tribus, vencidas del Imperio Romano vivían el régimen de la comunidad


primitiva, caracterizado por la apropiación de la tierra colectiva, el trabajo colectivo y
la distribución igualitaria de los excedentes; pero con el transcurso del tiempo y debido
al contacto comercial y diplomático con los romanos este régimen colectivo fue
disolviéndose: por una parte la tierra dejó de ser asignada a los clanes para ser asignada
a los individuos, asignación que siendo temporal y por sorteo pasó a ser permanente,
cuando desapareció del sorteo, es decir, la tierra pasó a convertirse en propiedad
privada. Paralelamente al surgimiento de la propiedad privada, se formó una aristocracia
que ejercía el poder en forma hereditaria y de cuyo seno salían los jefes guerreros que
empezaron a reunir a su alrededor a séquitos de guerreros para las expediciones
militares y el saqueo a otras tribus; tales séquitos se formaban por guerreros que se
juraban solidaridad entre sí antes que por vínculos de parentesco y consanguinidad,
valentía personal, etc., como eran las característica en el orden social gentilicio. En
síntesis, eran tribus que se encontraban en pleno proceso de descomposición de la
comunidad primitiva, que iba arrojando como resultado un alto grado de diferenciación
económico social, pero que aún no poseían un sistema de propiedad articulada y
estabilizada y, por lo mismo, no conocían un estado territorial duradero.

Fueron estas tribus las que frente a la amenaza de los invasores nómadas procedentes de
Asía Central (los Hunos), las que se lanzaron a través de las fronteras del Imperio
Romano en búsqueda de un territorio donde asentarse definitivamente. El asentamiento
final de cada pueblo bárbaro en la primera oleada de invasiones quedó muy lejos de su
punto de partida, lo que determinó que el número de invasores sea reducido, ya por el
largo itinerario recorrido o ya por la imposibilidad de recibir refuerzos.

Luego del triunfo militar, el mayor problema que estos pueblos tuvieron que enfrentar
fue el relativo a la disposición económica de la tierra. De manera casi general los jefes
bárbaros se apropiaron de una proporción variable entre la mitad y las dos terceras
partes de los latifundios cultivados, tierras que a la vez las distribuyeron en parcelas o
sortes entre los hombres de sus tribus, como arrendatarios libres o como pequeños
70
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

propietarios. Esta distribución no alteró mayormente la estructura social, económica y


cultural de la sociedad romana, porque el número de sortes o parcelas asignadas era
muy pequeño en relación a las zonas conquistadas y, además, porque los invasores por
razones militares buscaban la concentración poblacional antes que la dispersión.

La segunda oleada de invasiones - migraciones germánicas sobre los territorios que hoy
constituyen Francia, Inglaterra e Italia fue la que determinó la transición al feudalismo,
porque la corta distancia entre el lugar de origen de estas tribus y sus nuevos
asentamientos permitió el sostenimiento persistente de la migración hasta poblar las
zonas conquistadas más densamente que en las primeras oleadas.

Mientras en las primeras oleadas de invasiones coexistieron y se respetaron dos


regímenes distintos: el de los invasores y el de los romanos, en la segunda oleada se
produjeron mutaciones que van a construir, aunque no de inmediato, un nuevo orden
económico social basado en un nuevo modo de producción.

El cambio más importante de las segundas oleadas de migraciones fue la aparición de


un nuevo sistema agrario. Por una parte, los invasores bárbaros no intentaron
congraciarse con los terratenientes romanos, más bien procedieron a confiscar sus
latifundios distribuyéndoles entre sus miembros, con lo cual y con el transcurso del
tiempo fue formándose una aristocracia germánica propietaria de grandes fincas; por
otra parte y en forma paralela lograron imponer las tradiciones agrarias que trajeron
consigo, así por ejemplo, impusieron la comunidad aldeana o simplemente la aldea
como nueva forma organizada de producción rural. La aldea consistía en una forma de
asentamiento territorial en la que se combina la propiedad individual de las parcelas
campesinas (alodios) con la propiedad colectiva de los campos abiertos.

De esta manera se fue configurando un régimen agrario nuevo en el que, por una parte,
se mantenía la esclavitud agrícola y el colonato en los grandes latifundios y sobre el
cual se consolidaba una gran aristocracia terrateniente y, por otra, el campo se iba
poblando con comunidades aldeanas duraderas en la que se expandía la pequeña
propiedad campesina y la propiedad comunal.

En el ámbito de la superestructura también se produjeron cambios de consideración. Por


ejemplo, mientras en las primeras oleadas de invasiones se había mantenido un sistema
dual en lo político e ideológico, en las segundas oleadas, los germanos impusieron sus
propias tradiciones políticas y administrativas: así por ejemplo, el derecho germano
pasó a ser gradualmente el dominante mientras que desaparecía el derecho romano; los
impuestos sobre la tierra, propios del derecho romano, desaparecieron ante la resistencia
de la población, porque ya no correspondían a ningún servicio; desde el punto de vista
ideológico, los germanos abandonaron su religión para convertirse al cristianismo, al
mismo tiempo que la nobleza se fusionaba a través de un constante intercambio
matrimonial.

71
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

3.- Formación de las Instituciones Feudales

La simbiosis de las formaciones sociales germanas y romana, (caracterizadas


respectivamente por dos modos de producción distintos: el primitivo y el esclavista,
ambos en descomposición), produjo finalmente el orden social feudal, que se extendió
por toda Europa. Pero fue en Francia en donde se produjo una “síntesis equilibrada” de
los elementos germano y romano, lo que hizo de ella la “Patria central del Feudalismo
Europeo”10.

En efecto, fue en el territorio francés en el que instituciones romanas y germanas se


fundieron para dar origen a las instituciones feudales.

Durante los siglos VI Y VII el Estado Franco atravesaba por una situación inestable y
anárquica, derivada de la costumbre de repartir a la muerte del Rey el territorio entre sus
hijos, lo que suscitaba la consiguiente guerra entre los herederos; guerras en las que
necesariamente tomaban parte las aristocracias regionales, residentes en los distintos
condados en los que se hallaba dividido el reino. Este ambiente de anarquía e
inseguridad se agravaba por la presión de factores de distinta índole que sumían al
campesino en un estado de completa inseguridad y desprotección: tal por ejemplo el
secuestro de tierras, las confiscaciones, la imposición de tributos, el reclutamiento
forzoso para la guerra, etc., ejercidos por la burocracia real en representación del rey, o
la coacción ideológica ejercida por la iglesia para obligar al campesino a entregar sus
tierras a cambio de la vida eterna, etc., etc.

Este ambiente de anarquía e inseguridad fue propicio para que las personas buscaran la
protección de un personaje poderoso, ofreciendo como contrapartida una forma
cualquiera de servicio. Para los poderosos era casi una necesidad disponer de hombres
que se sintieran personalmente ligados a ellos y a los que pudieron usar como guerreros
privados; así fueron formándose los séquitos o conmitatus, integrados por guerreros
libres comprometidos voluntariamente al servicio de un señor, que combatían con él y
para él, es decir, personas que a cambio de la protección del señor habían devenido en
sus vasallos. Surge así el vasallaje, una de las instituciones fundamentales del
Feudalismo.

Para logar protección del señor, es decir para colocarse bajo su patrocinio, el vasallo
debía jurar fidelidad, comprometiéndose a prestar servicio doméstico, armado,
económico o todos a la vez; en tanto que el señor se obligaba a protege y mantener al
vasallo, bien sea mediante una ayuda directa con alimentos o bien mediante otros
medios como el beneficio, que consistía en el hecho de que el señor cedía a su
recomendado o protegido una porción de tierras destinadas a asegurar su
mantenimiento. Esta tierra era donada por el señor en plena propiedad o en forma de
tenencia, es decir concedida para su uso y disfrute durante un período de tiempo
estipulado.

10
Anderson

72
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

De esta forma surgieron dos instituciones feudales independientes la una de la otra:


vasallaje y beneficio; el primero como una relación de dependencia, subordinación y
servicio de una persona a la otra y la segunda como un tipo de tenencia de tierra.
Cuando estas dos instituciones se unieron, en el último período del siglo VIII y a
comienzos del siglo IX, se formó el feudo, institución básica del orden feudal.

Esta fusión se originó en la necesidad de la monarquía de acrecentar sus ejércitos, para


lo cual empezó a distribuir tierras entre sus habitantes parar que, además de su
mantención, estuvieran en capacidad de procurarse un equipo completo de guerra y a
veces otros guerreros dependientes de ellos. Las tierras distribuidas provenían tanto del
patrimonio familiar de los reyes, cuanto de la Iglesia, a la que le expropiaron parte de
sus latifundios. La expropiación generó la desorganización jerárquica y como fruto de
ello la relajación del dogma y la evasión de la fe, por lo que se planteó la necesidad de
restituir a la iglesia las tierras confiscadas. De derecho todas las tierras fueron
restituidas, pero de hecho quedaron en manos de sus tenedores, porque se convino que
estas tierras se concederían en beneficio vitalicio a quienes las ocupaban, a cambio
del compromiso de reconocer a la Iglesia un tributo (diezmo). Con el transcurso del
tiempo esta práctica se extendió y ya no solamente se concedían tierras de la Iglesia
sino que el propio rey concedía sus tierras a grandes señores: duques, condes, obispos,
abades, señores, etc. que pasaron a ser vasallos del rey, de quien obtenían en beneficio
grandes extensiones territoriales.

De esta forma vasallos agraciados con beneficios de cierta extensión acogieron a su vez
vasallos propios, los que estaban obligados a servir con un determinado número de
guerreros. Parte de estos guerreros eran mantenidos directamente o se les concedía un
beneficio. El resultado final de la evolución convergente del vasallaje de origen
germánico y del beneficio de origen romano fue la aparición del feudo, como concesión
delegada de la tierra investida con poderes jurídicos y políticos a cambio de servicio
militar. Si bien normalmente el feudo consistía en la concesión de un terreno, también
podía ser la concesión de una autoridad, una función o un derecho. Por ejemplo, los
duques, condes o marqueses detentaban su poder como feudo, en el territorio concedido
por el rey, así también algunos funcionarios de menor jerarquía detentaban su poder
como sub- feudos; igualmente algunos derechos como peajes, acuñación de moneda,
recaudación de impuestos, etc., también eran infeudados o subinfeudados, es decir
ejercidos como feudos o sub-feudos.

Mientras sucedían estos desarrollos, la situación de los campesinos libres fue


degradándose progresivamente, hasta el punto de que se vieron obligados a buscar
protección de un señor, a cambio de lo cual ofrecían y entregaban sus tenencias para
volver a recibirlas en calidad de beneficio, sometiéndose a la jurisdicción del señor y
obligándose a prestaciones personales y en especies.

La dependencia del campesino a una clase de terratenientes ricos dio paso a la


formación de una nuevo unidad económica, típica del nuevo orden feudal, el señorío. El
señorío era una gran finca autárquica, de una extensión media que oscilaba entre 800 y

73
FORMACIONES SOCIALES Pedro Jarrín Ochoa

1600 has., normalmente dividido en dos partes: la reserva o dominio señorial, es decir
las tierras del señor y las parcelas (mansos o tenure) de los campesinos. La reserva
señorial abarcaba aproximadamente un cuarto de la extensión del señorío, el resto era
cultivado por los campesinos siervos o mancipias asentados en sus pequeñas parcelas.
Los mancipias o siervos generalmente eran familias campesinas adscritas a la tierra y
obligadas a a prestaciones personales o en especie. Los señoríos albergaban también a
campesinos arrendatarios, que si bien tenían obligaciones con el señor no estaban
ligados a él por relaciones de servidumbre. También y de manera frecuente los señoríos
mantenían trabajadores esclavos y trabajadores libres.

El hecho de que el señorío se convirtiera en la unidad de producción más difundida y


generalizada no significa que la tierra se hubiese convertido exclusivamente en
propiedad aristocrática, no; durante el feudalismo y en particular de esta época inicial
sobrevivió y coexistió con el señorío la pequeña propiedad campesina (alodio), poseída
y cultivada por campesinos libres que comprendían parte considerable de la población;
de manera similar, sobrevivió la propiedad comunal de pastos y bosque.

74

S-ar putea să vă placă și