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La nueva historia - Burke, P.

El universo de los historiadores se ha expandido a un ritmo vertiginoso, existe una crisis de identidad producto de
la especialización excesiva y una necesidad imperativa de orientación dentro de ello.

¿Qué es la Nueva Historia? Historia relacionada con la escuela de los Annales (Francia). Resulta mejor definirla
negativamente, como lo que no es. Es escrita en contra del paradigma tradicional de la historia rankeana, una visión de
sentido común de la historia por ser pensada como la única manera de hacer historia, en lugar de una de las posibles.
Oposiciones entre historia vieja y nueva:

Paradigma tradicional Nueva historia


Objeto esencial de la historia es la política: el Objeto esencial extendido a prácticamente cualquier
Estado y la guerra actividad humana, “todo tiene una historia”. Aquello
Objeto de que antes se consideraba inmutable se ve ahora
estudio como una construcción cultural sometida a
variaciones, con un relativismo cultural implícito.

Historia como una narración de acontecimientos. Historia como análisis de estructuras (Braudel y su
análisis de los cambios económicos y sociales de
Concepción
larga duración)

Vista desde arriba: se centra en las hazañas de Vista desde abajo: toma en cuenta la situación de
grandes personajes que influyen en sus pueblos. gente común y su experiencia en el cambio social,
Visión centrándose en la cultura popular, en la mentalidad
colectiva.

Fuentes acotadas a los documentos escritos y Fuentes más variadas, asociadas también con una
oficiales de gobierno, que expresan un punto de vista desde debajo de la historia.
Fuentes
vista de los posibles.

Explicación no fructífera al tratar de abarcar


Modelo aspectos tanto colectivos e individuales, como

explicativo tendencias y acontecimientos.

Historia es objetiva, trata de contar cómo ocurrió Historia no puede ser objetiva, no se puede evitar
todo realmente. mirar al pasado desde una perspectiva particular. La
mente no refleja la realidad de manera directa.
Enfoque Heteroglosia = conjunto de voces diversas y
opuestas; se exige a los historiadores profesionales
tener un rol multidisciplinario, reflejando puntos de
vista de manera más consistente.

¿Hasta qué punto es nueva la Nueva Historia? Alude a procesos ocurridos en los años 1970-80, período en que
la reacción contra el paradigma tradicional se extendió a todo el mundo. Se vale de todos los descubrimientos del género
humano realizados por antropólogos, economistas, psicólogos, etc. La sustitución de una historia vieja por otra nueva
(más objetiva y menos literaria) es recurrente en la historia de la historiografía: en el s XVIII se dio un movimiento que
favorecía a un tipo de historiografía no limitada a los hechos militares-políticos, sino que interesada en las leyes, el
comercio, la manera de pensar de una sociedad, el espíritu de la época.
Problemas de definición. Definir en negativo a la Nueva Historia trae problemas con la conceptualización que
ella trabaja. Si se tiene una visión desde abajo, se analiza la cultura popular, la cultura del pueblo. Pero ¿quién es el
pueblo? Una historia política desde abajo ¿debería incluir las opiniones de cualquiera que esté excluido del poder? Etc. Un
aspecto fundamental de la Nueva Historia es su amplia noción de cultura, concebida como prácticamente todo lo que
hace el ser humano; otra definición importante es la noción de vida cotidiana y su interese por considerar todo tipo de
problemas, punto en el cual la historia social y cultural parecen disolverse entre sí. En lo cotidiano entran acciones,
actitudes y hasta lo ritual, lo no cotidiano también resulta ser cotidiano…

Problemas de fuentes. El interés por nuevos aspectos de la dimensión humana (“desde abajo”) lleva a la
necesidad de contar con otro tipo de fuentes que de ello den cuenta, escuchando a quienes no se expresan
necesariamente a través de documentos oficiales gubernamentales. Se presta más atención a los objetos físicos y
arqueológicos que puedan mostrar o corroborar ciertas realidades. No obstante, la crítica de testimonios orales e
iconográficos no alcanza aún la calidad de la crítica documental, sobre todo en cuanto a la infinidad de pareceres que se
denotan de un registro pictórico, siendo la formulación de criterios para ello un aspecto realmente difícil de formular y
que genera cierto escepticismo en su trato. Se da también una innovación metodológica en cuanto a la expansión de los
métodos cuantitativos, que no obstante requieren aún medios para discriminar qué tipo de estadísticas son más de fiar,
además de ser siempre susceptibles de falsificación; se necesita una nueva “diplomática”.

Problemas de explicación. Producto del amplio terreno del ser humano por el que se erige la Nueva Historia, es
necesario tomar otros tipos de explicaciones, ya que hay aspectos que no pueden analizarse de la misma manera que la
dimensión política, ocupándose de cuestiones que atañen a sociólogos y otros científicos sociales. Existen modelos que
hacen hincapié en la libertad de elección de la gente corriente, su capacidad de sacar partido ante las inconsistencias de
los sistemas sociales; otros, en tanto, apelan a motivos más inconscientes intentando incorporar los trabajos de Freud a la
práctica histórica, mientras que también se dan tentativas de aplicar modelos más estructuralistas. En definitiva, se ha roto
el consenso tradicional sobre lo que constituye una buena explicación histórica.

Problemas de síntesis. La disciplina histórica está ahora más fragmentada que nunca ante la proliferación de
múltiples subdisciplinas. Ello aumenta el conocimiento humano y fomenta métodos más rigurosos en niveles más
profesionales, pero así mismo se propicia la incomunicación entre disciplinas o subdisciplinas.
Resumen-1

Introducción y objetivo. En este capítulo, Burke nos da un panorama general de qué es y cómo surgió la Nueva
Historia y el contraste que existe entre ésta y el paradigma tradicional o rankeano. Como esta corriente historiográfica es
relativamente nueva en el campo científico, su introducción es acompañada por retos, dificultades y ambigüedades. El
autor nos expone sistemáticamente algunos de estos problemas con el fin de invitarnos a reflexionar acerca de ellos y
darle forma más sólida a esta nueva escuela.

¿Qué es la Nueva Historia? La nueva historia es una corriente historiográfica nacida en Francia que se opone al
paradigma tradicional o rankeano. Burke nos expone siete puntos de disparidad entre estos dos modelos:

1. Mientras que el paradigma tradicional se centra en la política, esta nueva corriente se interesa por casi
cualquier actividad humana.
2. La nueva historia analiza estructuras en vez de narrar acontecimientos.
3. A esta nueva escuela le interesa la gente común y corriente; a diferencia de la vieja, que se enfoca en los
grandes hombres y grandes hazañas.
4. La nueva historia no sólo se basa en documentos como única fuente de información.
5. La corriente nueva reconoce la variedad de respuestas ante una sola cuestión.
6. Y reconoce también su subjetividad, sin miedo a perder su cientificidad.
7. La nueva historia es multidisciplinaria.

¿Hasta qué punto es nueva la Nueva Historia? El término de “Nueva Historia” es ambiguo: a veces alude a la
corriente historiográfica surgida en las décadas de los 70's y 80's, época en la cual se extiende mundialmente la oposición
al modelo rankeano; otras veces se asocia con la escuela de los Annales. Según Robinson, el método de esta nueva
corriente descansa sobre los descubrimientos de diferentes disciplinas sociales y humanas.

Problemas de definición. El nuevo paradigma presenta problemas de definición, de fuentes, de método y de


exposición. Existe ambigüedad conceptual en varios aspectos: por ejemplo, si la cultura popular es la cultura del pueblo,
¿quién es el pueblo? y ¿a qué se refiere con “cultura”; ¿qué significa “una historia vista desde abajo?; ¿el estudio de la vida
cotidiana es una mera descripción atemporal?

Problemas de fuentes. Un nuevo enfoque historiográfico exige una nueva gama de fuentes. Los historiadores ya
no se basan solamente en documentos; sino que recurren a la historia oral, hacia las estadísticas y pruebas de la cultura
material (fotografías, imágenes, etc.). Como la utilización de estas fuentes es relativamente nueva, el problema entra en el
cómo se analizarán. Por ejemplo, la interpretación de una pintura es relativa al observador y puede caer en garras
tendenciosas.

Problemas de explicación. Como ya se mencionó, la explicación de la historia merece una presentación más
estructural. Algunos se han inclinado a estudiar los motivos tanto conscientes como inconscientes de los hechos y
procesos históricos. Sin embargo, el estudio de las actitudes conscientes puede caer en la superficialidad. Por el otro lado,
si se enfoca en la estructura profunda y latente, o sea inconsciente, se corre el riesgo de ignorar la agencia de los sujetos.

Problemas de síntesis. La proliferación de subdisciplinas trae como consecuencia la distancia entre los diferentes
tipos de historiadores, creando una barrera comunicativa. Es emergente reencontrar el centro en el campo historiográfico.

Conclusión personal. Muchos historiadores y estudiosos se enorgullecen ante la Nueva Historia por el simple
hecho de que se haya logrado sepultar el paradigma tradicional, el cual no satisfacía las nuevas dudas y preocupaciones
del campo intelectual del siglo XX. Sin embargo, no podemos enfocarnos solamente en lo que “no es” la historia; al
contrario. Es emergente reforzar las paredes que contienen esta nueva escuela historiográfica para evitar que se derrame
su contenido. A lo que me refiero es que se debe hacer más sólida esta corriente, clarificando dudas conceptuales,
construyendo fuertes métodos para las nuevas fuentes, nuevos modelos para la explicación de la historia con una base
firme, y fortalecer la comunicación entre las subdisciplinas antes de que la especialización radical convierta vecinos en
extraños.

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