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~ REDUCCION ~
DE LOS
INDIOS MOTILONES
EN LA ZONA CORRESPONDIENTE AL
DEPARTAMENTO DEL MAGDALENA
SEGUNDA EDICIOIII
I
•
ANTONIO G. LAFAURIE C.
REDUCCION
DE LOS
ANTONIO LAFAURIE C.
- 8-
«Estimado ami~o:
"Salúdolo. Afectísimo,
«LAFAURJE C."
Inmediatamente tuve que separarme para Santa Marta
a recibir los sueldos atrasados que se habían situado en
aquella ciudad y quise aprovechar tan magnífica opor-
tunidad para repetir al Gobierno la petición de las armas
y las municiones con qué emprender la cristiana cruzada,
y aun cuando no era tan fácil la consecusión de estos ele-
mentos de guerra. el General Al"jona, que estaba en Bogo-
tá, quien ha sido un colaborador importante de la magna
empresa, por la eficaz ayuda aportada a eHa, recabó del
Ministro General Mariano Ospina Vásquez la orden de
recibir dichas armas en Barranquilla.
A mi llegada a Santa Marta, dirig-í al General Arjona
el siguiente telegrama:
"General Arjona.-Bogotá.
:¡ ARJO~A B."
"AR.lO:\.\ B."
HI
Pasaron los meses y al comenzar el afio de 1912 volví
'.;obre la brecha, y con fecha 21 dE:enero dirigí al General
fUólnde J. Arjona la siguiente carta:
"VilJauueva, enero 21 de 1912
"5teñor General Juan de J. Arjona B.-Bogotá.
"Mi querido amigo:
"Hace pocos dias le dirigl un tele/{rama relativo a una
nueva expedición que pienso hacer a la cordillera de los
nlotilones y ,ara sus efectos necesito recursos de dinero
para los gastos que demanda, pues para la antt~rior, he-
cba en el m~s de septiembre pasado, tuve que hacer los
g-astos de mi bolsillo y alg-o con que me ayudaron los ve-
dnos de aquellos pueblos, enteramente pobres, que no pue-
den contribuir a los ~astos de esta obra.
"Para esta excursión me ha ofrecido ir el sefior Obis-
no Atanacio de Riohacha, quien está muy de acuerdo con-
migo en la catequizacion de esos desgraciados salvajes.
«Estas empresas, para las cuales se necesita de gran-
_les energ-ias y de suficientes recursos no se pueden llevar
a Cllbo sin el concurso decidido del Gobierno, que es el
único que puede hacer f("astosde esta naturaleza.
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"Como usted sabe, la Gendarmería la componen sólo
treinta (30)hombres, insuficientes para entrar al centro
de la Cordíllera donde hay numerosos ,indios; hay pues, I
'General Lafaurie.-Villanueva.
lO Auténtico.--Peláez,"
"Ministro de Guerra,-Hogotá
Auténtico ,Paláe:::"
"Estimado General:
IV
Pasó el año de 1913, y a fines de éste 2lbrió su visita
'Pastoral el Ilustrísimo Obispo Atanasio Vicente Soler y
Royo a los pueblos de su jurisdicción, y consideré llega-
do el momento de avivar la chispa encendida en el cora-
zón del Misionero y con este fin me fui a Codazzi, preparé
los ánimos para que le hicieran un recibimiento diy,no
del huésped, y confeccioné un discurso a la alumna sen.o~
rita Rosa Dolores Avila ~on el objeto de inspirar el sen-
timiento católico del Apóstol de Cristo para que tomara
a su cargo tan importante misión, porque estaba seguro
de que en sus manos la consecución de los recursos sería
un hecho y la coronación de la obra se realizaría ~n bre-
ve. Del discurso de la señorita Avila copio los si~uientes
párrafos:
"E'lte pueblo, que conoce vuestra redentora ohra en las
pampas g-oajiras, que ,;abe ha'lta donje ha II~vado la luz de
'are1i~ión y el evangelio vuestra mano bienhechora, que ha
oído de boca fidedigna hermosas alabanzas de e')mo mar-
~ha aquella tribu semisalvaje en pos de la instruccion y
del derecho, sabe también que vuestra labor en beneficio
de estas regiones abandonadas es y ha sido efectiva y
que, por la mayor ~Ioria de Dios, estáis dispuesto a ma-
yores sacrificios y a mayores esfuerzos en pro de vuestro
Vicariato.
u Allí no más, en los alero~ de cada una de estas pobla-
.General Lafllurie
MVICARIO ApOSTOLlCO."·
v
En los primeros dias de abril partió el señor Obispo
para los pueblos del sur de su Vicariato, en visita pasto-
ral, de donde reso]vio seguir a Barranquilla en consecu-
ción de recursos para los gastos de]a proxima cruzada,
tan deseada por todos.
Regresé a VilJanueva a reparar el tiempo sustraído a
mis intereses y a prepararme para un viaje que tellía pro-
yectado a Bogotá; de aquella población comuniqué por
telégrafo al doctor Concha y al General Arjona r.l buen
resultado de ]a expedición, y me dirigí en el mismo sen-
tido al doctor Luis José Barros, en una extensa cana. Del
doctor Concha recibl contestación en la tarjeta siguiente:
u José Vicente Concha,
saluda atentamente al señor D. Antonio G. Lafavrie c.,.
le da las gracias por sus informes referentes a la impor-
tantísima expedición a la Cordillera de los Motilones, y
lo felicita por la cooperacion en la iniciativa de una labor
que, desarrollada con energía y constancia, ha de ser fe-
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cunda en bienes de toda especie para la civilización cris-
tiana .Ypara los intereses verdaderos de la República.
"Bogotá, mayo de 1914.
".\1 seiíor O. Antonior.. Lafauric C.-Víllanueva.>
VI
"Salúdolo.
"Felicito expedicionarios y van para ellos mis veotos
por hermosa. patriótica labor que hacénlos acreedores re-
.conocimiento nacional.
Amigo, CONCHA"
En los dias 8 y 9 se continuó el camin0 para bajar al
Tío Casacará por una pendiente escarpada y peligrosa,
por no haber otra via transitable por ese lado, y a las
diez a. m. del día 9 comprendimos la imposibilidad de con-
tinuarlo por allí y pensamos, de acuerdo con Su Señoría,
:buscar otra vía de mejor acceso; al efecto, despaché una
comisión al mando del Capitán Tosede Tesús Quintero y del
Snbteniente Equiterio Perales, con un ~rupo de trabaja-
dores, con el objeto de explorar por el lado sur unas fal-
das que nos parecían accesibles para bajar al río, después
de haber explorado yo en persona, en la misma maf'iana,
.los estribos de esas faldas.
-71-
La comisión del Capitán Quintero regresó sin resulta-
do satisfactorio. En vista de tal inconveniente, y de acuer-
do con Su Sefl.oría resol vi una exploración en debida forma,
para la cual organicé 40 hombres de los más sanos y ági-
les y salí el día lO, con comida para tres días que ~ada ex-
pedicionario cargaba consigo. A esta penosa y arriesga-
da comisión me acompafl.aron el Coronel Avila, el Coman-
dante I~'aza, los Capitanes Londoño y Quintero y los Te-
nientes Andrés Avila, Tosé ~laría Gomez, Lázaro Ovalle,
etc., jóvenes pundonorosos a quienes mucho les debe la re-
ducción de los Motilones. También me acompat1o el R. P
Salvador de Pinarejo, Misionero Capuchino a quien hice
resistencia para que .fuera, pues ya me imaginaba las pe-
ripecias y los peligros de la atrevida exploración y. a pe-
sar de todos estos temores, de los cuales participaba tam-
bién el señor Obispo, por conocer que el P. Salvador nO,es
de la fortaleza y resistencia de los e:lemás l\1isioneros que
noslhabian acompañado, insistió en ir a la comisión, y sali-
mos en una hermosa mañana dispuestos a todo sacrificio
por servir a la ci vilización y al cristianismo. Después de
todo un día de trabajos y de luchas en aquella naturaleza
bravía, acampamos a las seis y treinta de la tarde antes
de llegar al río, en un arroyo pedregoso, fatigados por la
penosa marcha a través de riscos y maleza les espesos; a
las 6 de la mañana del día 11 levanté el cam pamento, V si-
guiend·:) el curso escabroso del arroyo, bajamos al río a
las ocho a. m. Allí desayunamos y después de hacer una
junta de oficiales para acordar el rumbo que debíamos se-
guir, a la cual concurrió el Padre Salvador, obtamos por
el cauce del río, que podría ponernos en capacidad de una
fácil entrada por su margen izquierda, hacia el lado que
.queriamos explorar. Así las cosas seguimos río abajo ex-
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plorando a cada paso la margen dicha por ver si lográba-
mos encontrar alguna quebraJura, de fácil acceso, p~ra el
fin deseado; todo el dia lo pasamos en esa lucha de espec-
tativa, caminando sin de~canso y haciendo exploraciones
inútiles, en la esperanza de encontrar la brecha deseada
para penetrar por ella hacia e] este de la Cordillera; cada
hora que andábamos río abajo dejábamos saltos terribles
que atravesabamos con grandes dificultades y más y más
nos aleji'tbamos del campamento de Siete de Agosto y ]a
quebrada de aquel barranco impenetrable no llegaba; por
todas partes encontrabamos rastros frescos de los indios,
los cuales trepaban fácilmente por aquellas rocas inaccesi-
bles, acostumbrados como estan a su vida salvaje.
Como a las doce de este dia réuni nuevamente a los Ofi-
ciales y al:Padre Salvador, quien ya estaba medio cansado,
con el fin de resolver si contramarchábamos o continuába-
mos aguas abajo hasta salir al camino real de Becerril:
todos opinaron por esto último, considerando más cerca la
salida al camino que era ya conocido de todos, y la inca-
pacidad del Padre Salvador para la contramarcha. A las
6 de la tarde acampamos, estropeados sobre manera. pues
la marcha lalhacíamos, en su mayor parte, por el cauce del
río, unas veces saltando de piedra en piedra y otros meti-
dos en el agua hasta la cintura; ya se podra juzga!" ]a si-
tuación del Padre Sal vador, cansado y en cucl ilIas; tenia-
mos que esperarlo constantemente para que descansase, lo
que nos hacia perder horas enteras, agregando el temor
de que se alargase mucho el camino y de que se nos agota-
sen las provisiones. En este día llevábamos aún esperan-
za de conseguir modos de trepar la cordillera por la ribera
izquierda del rio, cosa que nos fue imposible no sólo por
el estado del Padre Salvador, cuanto por lo inac<:esible
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del terreno; acampamos a las seis de la tarde, rendidos
de fatiga; media hora después, reunido el Cuerpo de Ofi-
ciales, se resolvió que al dia !'>iguiente no podíamos pen-
sar en otra cosa sino en marchar aguas abajo y salir
cuanto antes al camino real, pues se agotaba completa-
mente la comida; sólo la fe nos alent3ha, y ror {{-nf'r tjue
venir aguardando al Padn~ Salvador la marcha pra lentn,
mas siempre anduvimos todo el dia 12 en el cual con;;llml-
mos ~I último resto de comida que traíamos, pero Dios, que
todo lo provee, hizo que encontrásemos, los que veníamos
de mosca, un atajo de cerdos de monte, de los cuales el
guía luan Mejía mató uno muy grande y con otros peque-
nitos, cogidos vivos, aplacamos el hambre, a lasdiez de la
noche en el paso real del rio Casacará, (ramino de Hect'-
niJ), casi sin sal y absolutamente sin nada de verduras,
nos comimosaquelh carne que nos pareció deliciosa, y nos
dormimos agobiados por el cansancio. A las dos de la ma-
ñana, cuando asomó la luna por entre el follaje dpl tllpid0
bosque y disipó las tinieblas de aquella memorable noche
escoji seis hombres de los más alentados y caminadores y
los mandé al campamento de "Siete de Ag-osto," dist<1nte
de nosotros como ocho leg-uas, con el fin de buscar comida
y animales, pues los má.'i alentados y fuertl.'s sentíam0S
bastante cansancio y fatiga; el Padre Salvador se movía
a duras pen2s. En la m:lñana siguiente emprendimos mar-
cha, sin haber comido ni bebido nada. A las dos lpg-uas de
camine, nos encontramos en Cicarare con unos individuos
que traían algunos burros desocupados que venlan de con-
ducir comestible a los expedicionarios de la Cordillera; de
tales animales nos servimos hasta pasar la extensa saba-
na de El Tamacal, de donde los devolvimos a sus dueños
y continuamos nuestra marcha a pie hasta el campamento
1'",",
74~.-.:.-
de San Carlos, en donde ~ncontramoscom:ida y bestias qu~
, ", - I
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