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Reporte de lectura de Un triste caso, en “Dublineses”

James Joyce

Susana Libertad Dávalos Guillén

Un triste caso se conforma, estructuralmente, con una narrativa un tanto telegráfica, o sea, la

secuencia se relata de una manera muy poco descriptiva y principalmente declarativa, no se entra

en muchos detalles sino que sólo se mencionan las acciones del personaje una tras otra sin que esto

implique que el cuento es menos ameno.

En cuanto al contenido de la obra, el cuento relata la historia de un hombre que vive en solitario y

que, en algún momento, encuentra a una mujer con la que congenia y comienzan a salir. Él le pide

a ella que lo invite a su casa y se frecuentan en algunos espacios. Una diferencia entre ellos hace

que él se aleje de ella y retoma el ritmo de su vida hasta que se se entera de su muerte.

Se podría interpretar que el cuento habla acerca de la soledad humana, pero no sólo a un

nivel personal (como se entiende hacia el final de la narración, en que el protagonista se descubre

solo), sino a un nivel mayor en el cual los problemas individuales son insignificantes a gran escala.

Esto último se advierte desde el título de la obra (un triste caso) dado que se trata de un caso más

en el mar de acontecimientos humanos.

En la línea de sucesos dentro de la historia, podemos observar que existe una metamorfosis

interna en el personaje, ya que su vida comienza y termina exactamente igual, pero su postura ante

la misma se transforma: al inicio se dedica únicamente a trabajar como cajero de banco e ir a dos

restaurantes para almorzar y comer, respectivamente.


Hacia el final, mantiene esta misma rutina tras una serie de sucesos que derivan en una

catarsis para él. Aunque las acciones de apertura y cierre de la historia sean las mismas, el

personaje no lo es.

Es evidente para el lector que la metamorfosis del personaje resulta en un evento relevante

dentro de su existencia, sin embargo, se observa a través de distintos elementos, que para la

existencia en general (no la suya) no es importante en absoluto.

Por ejemplo, la nota en el periódico es indiferente desde la descripción de la muerte de la

mujer hasta las palabras que la familia de la misma declara ante el hecho. Es sólo una noticia más

entre las diarias que se encuentran, de hecho, el mismo protagonista la había pasado por alto en un

principio, y no es hasta que tiene que interrumpir su ingesta de alimentos que cae en la cuenta de

que la mujer de la que hablan no es una mujer cualquiera.

Otro elemento que contribuye a la insignificancia del hecho es cuando en el último cuadro se

aprecia a dos amantes (hecho que causa repulsión al personaje) que prosiguen con su encuentro

sin importar los acontecimientos. Es decir, ha existido un cambio significativo dentro de un sujeto,

pero el resto del mundo, que no se entera del hecho, prosigue como si nada con sus vidas.

El efecto que se causa en el personaje es el de culpa, por un lado, y el de soledad, por el otro. Él

se asume como responsable de la muerte de su amada al suponer que esto no habría ocurrido de

seguir frecuentándola, a la vez que se percata de que la muerte implica la inexistencia del otro (y

eventualmente la del uno). Recuérdese que en algún punto, él intenta escucharla en el ruido de la

locomotora, pero se entera de su soledad al escuchar el silencio de la misma.

Una sucesión casi lógica de pensamientos, llevará al lector a deducir que el caso de este

hombre no es sólo uno más de los tristes casos que se suman a la cotidianidad de lo que acontece
en el mundo, sino que también los eventos relevantes para él o ella entrarán en el mismo saco,

incluso aquellos que se consideran primordialmente importantes, como la propia muerte.

Es decir, se vive en una condición perpetua de soledad, incluso cuando nos encontramos

en compañía de otros, dada la insignificancia humana ante la magnitud de la realidad que lo rodea.

Bibliografía:

Joyce, James (1993). "Un triste caso" en Dublineses. Barcelona: Lumen. Páginas 103-111.

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