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Es importante, mencionar que la segunda motivación, tiene que ver con la misión y

visión de la empresa, sus crisis y su plano de elaboración con la cercanía, tiempo,


dedicación y relación.
Para comprender la segunda motivación, dentro de la empresa, debemos
recurrir a su
Misión: elaborar vinos de gran profundidad, imposibles de olvidar; vinos que
reflejen el carácter único de cada planta en particular, dentro de los viñedos
históricos de la familia Catena. Nicolás y Laura Catena han desafiado los límites
para el cultivo de la vid, plantando el Viñedo “Adrianna”, al pie de los Andes, a una
altura de casi 1.500 msm – es decir, han sido pioneros en este desafío,
identificando los mejores microclimas, para seleccionar luego las vides de Malbec
de mayor calidad.
Visión ha consistido en descubrir estos lugares mágicos dentro de cada uno de
los viñedos de la familia Catena, los cuales ofrecen la mejor expresión del terruño.
El cultivo y cuidado manual de estos lotes ha permitido identificar aquellas plantas
que, en forma consistente, producen la mejor fruta. Dichas plantas son marcadas
en el viñedo con una cinta roja, que indica el cuidado especial que se debe prestar
a las mismas. Cosechadas por separado, en diferentes momentos, estas plantas
“Zapata” conforman el origen de los vinos Catena Zapata.
En 1905, nicolas vuelve del liceo militar, y le plantea a su madre que luego
de la secundaria, quiere obtener un titulo en física, a lo cual su madre le responde
sin dudar: "Usted debe tratar de ganar el premio Nobel de física, y espero que no
vaya a entrar en el negocio con su padre; usted es demasiado brillante como para
perder su mente en la elaboración del vino ".Una declaración como ésta era un
sacrilegio en una familia italiana rural, en las cuales por tradición el futuro del hijo
mayor siempre ha sido sellado al lado de su padre.
Dos años más tarde, Nicola y Angélica murieron en un accidente de
vehículo, por lo cual, el destino de Nicolas queda sellado y decide quedarse a
estudiar economía en Mendoza. Sin embargo, las palabras de su madre, habían
quedado marcadas, él había heredado de ella la curiosidad, por lo que sigue con
la empresa familiar. Sin embargo, el quería un vino que se pudiera distinguir y ser
reconocido a nivel mundial. Por lo que en 1982, al volver de california, decide
vender las marcas e instalaciones productoras de vinos de mesa para dedicarse a
los vinos finos. Asi, a partir de 1983, fuimos pioneros en realizar un proyecto de
investigación sobre los microclimas de Mendoza, Argentina. Lo cual comparte con
su hija, Laura. El afirma que no se trata de una cuestión de números, sino de algo
mucho más profundo, de un sueño que compartimos claramente con Laura [su
hija], quien es hoy quien maneja la empresa familiar".

Una vez que vuelve de California,a pesar de que sus amigos le dijeron que
“estaba completamente loco” por dedicarse a querer producir vinos finos, este no
se desalento. En la década del 80, Nicolás se dedicó a identificar las mejores
zonas para la plantación de viñedos en Mendoza. Cuando hace poco le
preguntaron por qué decidió plantar Chardonnay y Malbec en Gualtallary, a una
altura de 1450 m s/n mar, Nicolás respondió: “Pensé que la única forma de dar un
gran salto cualitativo, era arriesgarse a sobrepasar los límites del cultivo de la vid
”. Su propio Ingeniero Agrónomo le había dicho que el Malbec jamás maduraría
allí, pero maduró, y maravillosamente. Nicolás descubrió que Mendoza posee
cualidades excepcionales para el cultivo de la vid, y que cada zona con su
determinada altitud, proporciona un microclima ideal para cada varietal. Descubrió
que los suelos pobres de los Andes, descartados por los primeros inmigrantes por
su baja fertilidad, constituían de hecho el suelo ideal para el cultivo de uvas de
calidad. Y que el clima desértico era un verdadero activo a su favor, que le
permitía controlar la calidad y el tiempo de colgado de los racimos mediante un
estricto control del riego.
De esta manera es que vemos como Nicolas le dedica tiempo, cercanía y
mantiene una relación logrando elaborar vinos capaces de competir con los
mejores del mundo y aun sigue haciéndolo, de la mano de su hija Laura, quien
como bien habíamos dicho es quien hoy en dia esta dedicándose al negocio
familiar. El Catena Institute of Wine, junto al equipo de Viticultura y Enología de
Catena, tiene la ambiciosa misión de descubrir nuevos microclimas para la
plantación de vides de baja producción y alta calidad. En colaboración con la
Universidad de Davis, en California, y la Universidad Nacional de Cuyo, en
Mendoza, el Catena Institute, lidera diversos programas de investigación y
desarrollo. A través de este trabajo académico en conjunto, el Instituto busca
promover el conocimiento enológico, beneficiando a técnicos, enólogos y toda la
comunidad en general.

Sin embargo, esto no fue siempre asi, ya que, durante la década del 60, la
familia Catena debió enfrentar grandes desafíos. La economía del país atravesaba
una época de confusión y los índices de inflación eran descomunales. Un día, Don
Domingo se dio cuenta de que le costaría más cosechar que dejar la fruta en la
viña, por lo cual vendió la bodega. Nicolás aún recuerda la tristeza que sintió por
su padre durante aquel año. Aquí vemos como ha sido perdió el valor fundamental
de la existencia, lo cual es consecuente con el sentimiento que dice Nicolás ver en
su padre, creando una reaccion de retirarse, es decir, deja de lado la elaboración
de vinos. Que luego Nicolas recupera.

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