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Una vez que vuelve de California,a pesar de que sus amigos le dijeron que
“estaba completamente loco” por dedicarse a querer producir vinos finos, este no
se desalento. En la década del 80, Nicolás se dedicó a identificar las mejores
zonas para la plantación de viñedos en Mendoza. Cuando hace poco le
preguntaron por qué decidió plantar Chardonnay y Malbec en Gualtallary, a una
altura de 1450 m s/n mar, Nicolás respondió: “Pensé que la única forma de dar un
gran salto cualitativo, era arriesgarse a sobrepasar los límites del cultivo de la vid
”. Su propio Ingeniero Agrónomo le había dicho que el Malbec jamás maduraría
allí, pero maduró, y maravillosamente. Nicolás descubrió que Mendoza posee
cualidades excepcionales para el cultivo de la vid, y que cada zona con su
determinada altitud, proporciona un microclima ideal para cada varietal. Descubrió
que los suelos pobres de los Andes, descartados por los primeros inmigrantes por
su baja fertilidad, constituían de hecho el suelo ideal para el cultivo de uvas de
calidad. Y que el clima desértico era un verdadero activo a su favor, que le
permitía controlar la calidad y el tiempo de colgado de los racimos mediante un
estricto control del riego.
De esta manera es que vemos como Nicolas le dedica tiempo, cercanía y
mantiene una relación logrando elaborar vinos capaces de competir con los
mejores del mundo y aun sigue haciéndolo, de la mano de su hija Laura, quien
como bien habíamos dicho es quien hoy en dia esta dedicándose al negocio
familiar. El Catena Institute of Wine, junto al equipo de Viticultura y Enología de
Catena, tiene la ambiciosa misión de descubrir nuevos microclimas para la
plantación de vides de baja producción y alta calidad. En colaboración con la
Universidad de Davis, en California, y la Universidad Nacional de Cuyo, en
Mendoza, el Catena Institute, lidera diversos programas de investigación y
desarrollo. A través de este trabajo académico en conjunto, el Instituto busca
promover el conocimiento enológico, beneficiando a técnicos, enólogos y toda la
comunidad en general.
Sin embargo, esto no fue siempre asi, ya que, durante la década del 60, la
familia Catena debió enfrentar grandes desafíos. La economía del país atravesaba
una época de confusión y los índices de inflación eran descomunales. Un día, Don
Domingo se dio cuenta de que le costaría más cosechar que dejar la fruta en la
viña, por lo cual vendió la bodega. Nicolás aún recuerda la tristeza que sintió por
su padre durante aquel año. Aquí vemos como ha sido perdió el valor fundamental
de la existencia, lo cual es consecuente con el sentimiento que dice Nicolás ver en
su padre, creando una reaccion de retirarse, es decir, deja de lado la elaboración
de vinos. Que luego Nicolas recupera.