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Escuela: nos referimos a todo establecimiento educativo, es decir a toda institución encargada
de poner en contacto a los profesionales de la enseñanza y a sus saberes expertos con la
población a la que estos saberes están destinados.
Ese “saber parcial” organiza nuestras representaciones acerca de lo escolar, es decir la óptica
con la que miramos a las instituciones educativas. Recordemos qué entendemos por
representaciones.
El uso del tiempo, la distribución de actividades, las actividades “ausentes” así como aquellas
“sobredimensionadas” serán pistas para adquirir y construir un saber acerca de los
establecimientos educativos que nos permita diseñar estrategias y transformaciones acordes
con objetivos de mejoramiento de la educación. La agenda puede ser leída como una fuente
de datos para cada uno de nosotros, en la búsqueda de un saber acerca de nuestras
instituciones y acerca de nuestro desempeño en ellas.
Desde los roles de conducción, nos hallamos permanentemente inmersos en procesos de toma
de decisiones. Estas decisiones se traslucen en nuestras intervenciones cotidianas, como
también en aquellas acciones directamente relacionadas con el proyecto institucional.
Se habla de proyectos educativos para hacer referencia a las propuestas de concepción general
de la educación o para designar políticas públicas en materia de acción educativa.
Suele emplearse la expresión proyecto institucional como pieza clave de cada establecimiento
escolar, para nombrar los objetivos específicos y las acciones tendientes a su logro, que cada
establecimiento se propone a sí mismo en determinados plazos. Constituye un instrumento
articulador de los esfuerzos institucionales; favorece en los docentes una posibilidad de salida
del individualismo de su trabajo en las aulas para darle a éste un sentido colectivo.
El proyecto pedagógico, aun cuando forma parte del anterior, suele reservarse para designar
procedimiento y logros en la dimensión pedagógico-didáctica.
El concepto de actor incluye la idea de que cada uno de nosotros como miembro de una
institución tiene un potencial de transformación, como también de conservación,
afianzamiento o cristalización de lo ya establecido.
Algunas categorías para analizar el analizador; las dimensiones del campo institucional, el tipo
y el carácter de las tareas. Intentaremos ahora proponer algunos modos posibles para ordenar
el conjunto de actividades que usted ha consignado en su agenda.
En síntesis, la agenda dará cuenta del modo en que resolvemos la “construcción” institucional
y de la forma en que cada actor participa de dicha construcción.
Así como la identidad de las personas puede deducirse de una marca únjca como lo son las
huellas digitales, el proyecto institucional es un rasgo de identidad específico de cada
establecimiento y da cuenta, en consecuencia, de su “personalidad”.
Así como le hemos propuesto que reorganice sus actividades en su agenda, usted podría
pensar cómo lograr que otros actores del establecimiento reconsideren, y llegado el caso,
reorganicen su agenda.