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González”
Profesorado de Historia
Historia de África
Parcial Domiciliario
Unidad I
Comisión
08/06/17
1. En base a la bibliografía dada por la cátedra y a la que cada cual quiera agregar
(grafica, electrónica, etc.) trazar un cuadro cognitivo de la prehistoria africana buscando
relacionar géneros de homínidos con industrias. Los límites cronológicos son desde el
comienzo del proceso de hominización hasta las vísperas del proceso de la producción de
alimentos.
25 millones
Proconsul África Primate escasamente especializado. No posee
de años
Africanus Oriental utensilios.
(Mioceno)
12 millones
Kenyapithecus de años Dentadura humanoide, consumo de carne.
Kenia
Wickeri (Mioceno Utilización de piedras para romper huesos
superior)
4,4 millones
Especies: Anamensis, Bahrelghazali, Afarensis,
de años
Centro, Africanus, Garhi, Sediba. Primero en evidenciar
(Plioceno
Australophitecus Este y Sur bipedismo, además de trepar árboles. Cerebro de
inferior a
de África 1/3 del tamaño del humano actual. Utilización de
Pleistoceno
piedras filosas.
inferior)
Tanzania, Andaba erguido. Cerebro 50% mayor que el del
2 millones de
Homo Habilis Kenia y Australopithecus. Capacidad prensil, fabricación
años
Malaui de primeros utensilios de piedra.
África, sur Uso del fuego, mejor postura erguida. Desarrollo
1,8 millones
Homo Erectus de Asia y del lenguaje y de mejores herramientas con
- 200.000
Europa hachas de mano
Bipedismo, levemente inclinado. Mandíbulas
Tanzania,
macizas sin mentón. Cerebro de mismo tamaño
Etiopía y 230.000-
Homo pero diferente forma que el hombre actual.
Zambia. 28.000 años
Neanderthalensis Herramientas multipropósito: cuchillos de dorso,
Europa y atrás
perforadores, raspadores laterales, buriles, etc.
Asia.
Fabricados de sílex y cuarcita
A pesar de caracterizarse por ser un Estado comerciante y de haber surgido como puesto
de avanzada fenicio dentro de sus redes comerciales, Cartago también disfrutó de un avanzado
desarrollo en las actividades primarias.
En el caso de la agricultura, su importancia se vislumbra en los vestigios que llegaron
hasta nuestros días a través de las fuentes romanas, más específicamente la traducción latina
de los libros de Magón. Estos textos en forma de enciclopedia, comprenden una serie de
consejos y técnicas sobre cada aspecto de la actividad agrícola, desde los tipos de suelos hasta
los pasos para la elaboración de ciertos productos como vino y aceite. Se desconoce a ciencia
cierta, la fecha de publicación o de vida del autor, aunque la versión más extendida es que
vivió en el período de las guerras púnicas.
Dentro de las explotaciones agrícolas, resaltaban la horticultura y la arboricultura, cuya
mano de obra se componía de esclavos y hombres libres similares a los aparceros. Existen
interpretaciones obre esta actividad, que llevan a pensar en explotaciones similares al colonato
romano. Según el mismo Magón, el dueño de la tierra debía vivir en ella y no ausentarse en la
ciudad.
Gracias a estos conocimientos técnicos y a su organización productiva, los cartaginenses
pudieron generar grandes y ventajosas innovaciones en el territorio africano. Una de ellas
consistió en adaptar mediante injertos plantas como almendros, higueras, olivos o viñas ya
presentes en el continente. Esto se constata a partir del 310 a. C., según las fuentes antiguas.
Sumado a los desarrollos materiales como la prensa de aceite y la introducción del bronce y el
hierro, la actividad agrícola aportó mucho para la riqueza de Cartago. Sin embargo, en el caso
de los cereales no hubo mejoras destacadas, ya que se siguieron utilizando las mismas técnicas
de arado y cultivando trigo.
Respecto de la ganadería, la enciclopedia de Magón también dejó consejos para su
desarrollo óptimo. Un ejemplo de esto es la compra de bovinos, que debían cumplir
determinadas características para que la operación sea fructífera, como por ejemplo la
anatomía del animal o formas de castración.
La importancia del ganado no era solo económica, además de proporcionar leche y
carne, lana y cuero, así como también fuerza de tracción, en el caso de los asnos y mulas
también eran empleados para transporte y guerras. Sin embargo un aspecto esencial, era el
religioso. Especies como bueyes, terneros, ciervos, corderos, carneros, cabritos y cervatillos
eran utilizadas para sacrificios a los dioses en forma de agradecimiento o pedido.
Al igual que el ganado, el pescado era fuente de sentido religioso, expresado en los
banquetes fúnebres. Además, la pesca también constituía una rama de la economía
cartaginense, destacándose las salazones de pescado. Pesquerías púnicas han sido ubicadas en
Túnez, Argelia y Marruecos, así como los alfares donde se producían ánforas para el depósito
de producciones. Otra actividad consistía en la extracción del púrpura del molusco murex para
su utilización en la industria textil. Los restos arqueológicos sugieren que desde el siglo VII a.
C. esta actividad ya era indispensable para la supervivencia de los cartaginenses, además de su
comercio con originarios del interior del continente. Su importancia fue tal, que desde finales
del siglo VI se advierte su preponderancia por sobre la industria de los metales que se
evidencia en las imágenes de peces en las monedas.
En relación a la pesca y su conserva, se desarrolló otra industria, la explotación de
salinas, que se supone pudo ser monopolio del Estado.
Otra rama destacada de la industria cartaginesa era la textil. Los tejidos púnicos eran
famosos y deseados en gran medida por sus vecinos, debido a su belleza y calidad. Diversas
fábricas en la Isla de Malta confirman el desarrollo de esta rama.
A pesar de las diversas teorías acerca del origen de la agricultura en África, existe
consenso en que su comienzo se remite a tierras de labranza en la mayor parte de las regiones
de habla bantú y coincide con el surgimiento de la metalurgia, más precisamente del trabajo
sobre hierro. Además hay acuerdo también en que los alimentos básicos de esas regiones
como plátanos, colacasia, sorgo entre otros, fueron llevados allí a través de África occidental.
Respecto de la metalurgia, la Edad de Bronce no fue conocida en el área subsahariana.
El primer metal trabajado en el norte africano fue el cobre, en Egipto durante el quinto milenio
previo a la era cristiana. Durante la mitad del cuarto milenio, aparece la fundición de ese metal
y el uso del bronce en el tercer milenio. Las evidencias de la técnica de fundición usada más al
sur aparecen recién en Meroé cerca del mismo período, pero sin la importancia que alcanzaría
durante la era cristiana, por lo que no es probable que la fundición se propagara a lo largo del
Sahara. Esto se debe a que en la zona subsahariana se usaban diferentes técnicas y no se ha
podido hallar una ruta que las conecte hacia el sur.
En la región de los Grandes Lagos, los primeros herreros tenían lenguas nilo-saharianas,
cuando llegaron los bantú desde el este, estos adoptaron el vocabulario para asimilar las
prácticas metalúrgicas. Las evidencias materiales aparecen en los hornos de fundición dónde
se encontró cerámica de estilo urewe, difundida por las regiones orientales y meridionales del
continente de habla bantú. En el caso de Ruanda, el trabajo sobre hierro y la alfarería se
complementaban con el cultivo de sorgo y mijo, además de ganadería basada en cabras y al
menos desde el siglo III a. C. de ganado mayor. Esto sugiere que los pueblos bantú, orientaron
su actividad económica al entorno de la sabana y la diversificación pudo producir un
incremento de población y la consecuente imposición sobre los nilo-saharianos, de quienes
podrían haber adquirido los conocimientos para esa diversidad de recursos.