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El Poder y el Valor gunda parte se refiere a las carac-

terísticas de la acción política, en


la que, a decir del autor, confluyen
dos formas de racionalidad: instru-
mental y valorativa. La tercera
Villoro, Luis, El poder y el valor. parte se ocupa del cambio político
Fundamentos de una ética políti- y 10 aborda a partir de la relación
ca, México, Fondo de Cultura entre la moralidad social existente
Económica, El Colegio Nacional, y las propuestas éticas de la políti~
1997, pp. 400. ca. La cuarta parte trata del fin
que esas propuestas persiguen: las
distintas formas de asociación po-
Como bien lo apunta Luis Vi lloro lítica y los diferentes valores que
en su introducción a este libro, es pretenden realizar.
menester plantear de nuevo, desde Cabe precisar que en este libro
los inicios, el problema de la rela- se puede hacer una lectura con
ción entre el poder político y los perspectiva filosófica y política, y
valores morales, haciéndose dos que en la presente reseña se puso
preguntas que pretenden ser res- especial énfasis en la segunda.
pondidas a lo largo del libro y que Contiene una gran riqueza temáti-
son las siguientes: ¿Es inevitable ca que por cuestión de espacio es
la oposición entre la voluntad de imposible abordarla de manera
poder y la realización del bien? completa. Sin embargo, nos pro-
¿Cómo puede articularse el poder pusimos resaltar 10 que constituye
con el valor? la columna vertebral del trabajo de
Este libro se divide en cuatro Luis Villoro, que es 10 referente a
partes. Como antesala al plantea- la relación entre el valor y el po-
miento y respuesta de las dos pre- der, así como los fundamentos de
guntas planteadas anteriormente, una ética política.
en la primera parte se esboza una En una primera aproximación,
teoría general del valor, sentando Villoro señala que debemos enten-
las bases para tratar lo referente der por "valor" las características
a las relaciones entre los valores por las que un objeto o situación
morales y el poder político. La se- genera una actitud favorable. Va-

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RESEÑA,S
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10 que \:lse sMjeto pcm:: ibe c.onw ºe~ fmyos. El indivigllQ lit' d~smITQllª
né.fiGo fJ!:1-ra él. En llna se~l:lnda ~n lln ámbito g@ mgr¡'1Jigad en lJsQ.
apro;x.imllcióll es lp f'deseable" 9 ªQ~ptªdª flQr la soºiedªd a qu~
"estimable" pllm Glllllquierª q\le p~rt@n~()e como llnQ d~ los rª~~m¡
cumpla Gon Gierta s Gondici<me!il; eS qlle CQIlstit\Jyen la. vida. ~n ººmím,
10 re<l.lmente benMiGo para GlJah Pa.ra Ll,li~ ViUtlro, los vªIQn~s y
quiera. Bn este Gaso, G\lanto rrmyor m:n'ffias de mla ~tiºa. política. se c.ª~
sea nuestro sentido de pertenenc~iª rª~nerizml porqm~ tienen va.lid~z en
alJn ~mpg, ª llna sociedad, maYor J.lIl ámbito. pj,\blicQ, no privado; no.
es nlJestm probabilida.d de aSllmir sgn solamente indivldlJÉlle$, tmn~
un punto de vista impa.rcial sobre pi@n son comJ.lneS y est~n ~n relÉl-
los valores que benefigüm a lá to- giQn con el PCld@f,
tªlida.d. La moml en polHiºª @s dif~nm~
l!¡lY distintas eSPeGies de valo~ te la lllJml,1 pr-iva.dEl:, Q\!i~n sabe ª
res, desde los biológÜ::Os o vitaleS, aprecia.r loS l11ediQs n@Qesm'iQs la. ª
qMe Qcupan la. pªrte inferior de la aC;ciÓIl polítioa y lo¡;¡ pO!1f,l (;ln pnlc~
el'¡9ala., hasta los espirituales, que . tica, no es ppr ello bmmo malo. º
ocup¡:m la más alta, En este libro, moralmente, es ra.c.iQnal, porque
sólo se tratan los vahm:,~¡¡ morql es obra flcertadªl1'Hmt~ para. lQ~ra.r
y, entre ellos, lps cQnGerpjentes ª el fin que quiere,
la vidll en sociedad sometida. 1111 ª
La hipQon~sía. y el \3ngÉlño /lOIl
sistef!1a ge poder, el'¡ ¡:lecir, de la perverSQ¡¡ desd@ e.l punto. de vista
política. moral, pera PMedl¿n ser Hbuenos"
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La esfera moral p:¡°ecede
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iI1d ivÚi l:lQ. Nfl.dte 9pnstr4Ye sus cm:nta. la. inteIlGión sinQ la dím(ln-
Heengiflrs mqraJes ~H\ el vacio. sjqn spPial de los a¡;tos y su nl!lUl~

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EstUmas POLítICOS, NÚM. 19" CUARtA ÉPOCA, SEPTiEMBRE-DICIEMBRE, 1998
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tado efectivo en una relación de dad corresponde cierto patrón de


pode¡', conducta.
En este sentido, el autor Se basa La moralidad sooial incluye
en Maquiavelo al sefialar que no también reglas generales, aplica-
interesa que el gobernante sea jus~ bles a todo miembro de la socie-
to, sino que 10 parezca ante los de~ dad considerado ciudadano. Ad~
más: no es pertinente que sea, en' quiere entonces una dimensión
realidad, humanitario o fuerte, política. Ellas sefialan el compor-
sino que así 10 crea el pueblo. La tamiento seguido por todos ante la
buena intención puede llevar a cosa púb1ica, indican 10 que la so~
perder el Estado, la correcta apa~ ciedad espera de cada quien para
riencia, aún engañosa, puede sal~ la realización de un bien común.
varlo. En este mismo sentido, cada quien
Una acción "mala" conforme a sabe cuál es su lugar en el espacio
la moral individual puede conside- real de poder, cómo debe actuar
rarse "buena" según la moral polí~ para guardarlo y no interferir inde-
tica si es dirigida hacia un fin bue- bidamente en el poder de los
no, es un medio necesario para la otros. La moralidad existente con-
obtención de ese fin y si se reduce firma a cada quien en su posición
a producir ese resultado, es decir, dentro de un sistema.
no se acompaña de actos super- Los valores básicos de una cul-
t1uos que rebasen 10 estrictamente tura son aceptados por todos los
necesario para lograr ese fin. miembros de la comunidad, aun-
La moralidad social de que nos que bajo diferentes interpretacio-
habla Villoro está constituida por nes. En esa medida son valores de
un conjunto de reglas de compor- interés general. Su realización es
tamiento, la mayoría tácitas, acep- un bien común. Pueden dar lugar,
tadas sin discusión. por 10 tanto, a una ética fundada
Las acciones de cada individuo en razones aceptadas por todos. Su
. en el espacio social no podrían lle- orden normativo obligaría a todo
varse a cabo sin reglas variadas miembro de la comunidad cultural
que le señalen cómo debe com- a compartir esos valores. La mora-
portarse en cada situación. Es lidad efectiva, en la medida en que
decir, a cada función en la socie- reilerala validez de los valores bá-

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RESEÑAS

sicos, permite su realización, en el grupo. Proyecta así una sociedad


comportamiento social, su conti- que debe ser construida. Prescribe
nuidad en el tiempo y su perma- normas generales que responden a
nencia en un orden normativo vá- esos valores y rebasan, por ende,
lido para todos. las reglas de la moralidad social
En relación con lo anterior, existente. No puede conformarse
para Villoro la ética empieza con lo que es, puesto que ninguna
cuando se busca otro fundamento realidad social cumple cabalmente
de validez en la argumentación ra- con el valor.
cional. En oposición a las pautas La voluntad ética supone en el
de valoración heredadas acude a agente hacer suyo el interés gene-
"valoraciones originarias", somete ral al subordinarle sus deseos ex-
a crítica el pensamiento reiterati- clusivos y excluyentes. Por ello,
vo, pone en cuestión las interpre- coincidiendo ampliamente con Vi-
taciones de una moral condiciona- lloro, una voluntad ética, en políti-
da socialmente, que disfraza los ca, está orientada por la sociedad
valores comunes. En el campo de proyectada. Lo que orienta tras-
los valores políticos, intenta preci- ciende siempre lo orientado. La
sar cuáles responden a intereses esfera de los valores objetivos no
particulares y procura descubrir puede nunca identificarse con una
valores objetivos. Ya no acepta las situación histórica o un ordena-
estructuras de relación transmiti- miento social existente.
das por convención, sino más bien Una voluntad ética, en política,
se pregunta si son las más adecua- también requiere la realización de
das para la realización del Bien bienes sociales. No le bastan las
Común. buenas intenciones y los elevados
Una voluntad ética en política, pensamientos, lo que quiere es
apunta el autor, postula valores transformar el mundo y a nosotros
objetivos cuya realización consti- también.
tuiría un Bien Común, más allá de
los bienes específicos de cada Roselldo Bolívar Meza

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