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1-El cigoto o embrión desde el primer momento es una célula viva con el genoma humano

completo, pero científicamente no es un ser humano. Lo es cuando el sistema nervioso y la


corteza cerebral están desarrollados, y es capaz -y está consciente- de percibir estímulos
sensoriales. Antes es un organismo multicelular que está vivo, pero no es aún un ser
humano.

Basándome en los formidables avances científicos de los últimos cuarenta años en el


análisis del desarrollo del embrión, en especial el aporte de la neurobiología y la lectura
completa del genoma humano, a continuación resumo, muy escuetamente por razones de
espacio, las características en el desarrollo del embrión humano durante los primeros seis
meses del embarazo para comprobar lo arriba expuesto.

Semanas 1ª-7ª: Con tres a cinco células comienza a crearse la placenta y el líquido
amniótico. Éstas llegan al útero donde recibirá la sangre de la mujer. Aquí es cuando
comienza el proceso de división celular que contendrá la información genética de las partes
en que está compuesto el organismo del homo sapiens. (Mide 0,1 a 2 mm y pesa entre 0,1-
0,9 gr.)

En las semanas 8ª-10ª: comienzan los primeros receptores cutáneos y se producen reflejos
espinales. No obstante, no puede haber respuesta alguna a estímulos inducidos porque no
hay corteza cerebral ni sistema nervioso. (Mide de 2,5 a 5,5 cm y pesa de 1 a 5 gr.).

En las semanas 11ª-19ª: se aprecian reacciones a estímulos sensoriales, pero no hay


percepción consciente de éstos ya que las vías nerviosas y las conexiones entre neuronas, la
médula espinal y las neuronas del interior del cerebro no existen, porque aún no hay corteza
cerebral. (Mide de 6,5 a 21 cm y pesa de 8 a 200 gr.).

En las semanas 22ª-27ª: comienza y termina el desarrollo de la corteza cerebral. Hay


respuesta sensorial a estímulos, pero no conciencia de ellos porque la corteza cerebral está
aún en formación. (Mide de 26 a 34,05 cm y pesa de 455 a 1000 gr.).

En las semanas 28ª-30ª: hay respuestas sensoriales y se registra (s.30ª) la primera


actividad eléctrica por el electroencefalograma. (Mide desde 35 a 37 cm y pesa desde 1,000
a 1,300 gr).

Sin embargo, estas mismas respuestas se han registrado en fetos anencefálicos (sin corteza
cerebral), lo que deja abierta la duda.

Como conclusión, se puede afirmar científicamente que, a) el feto humano no presenta


reacciones a estímulos sistemáticos inducidos antes de la semana 22ª-24ª del embarazo. No
obstante, estas reacciones no son conscientes ya que carece de percepción y sensibilidad
para sentir dolor y gozo, porque no ha desarrollado las estructuras, conexiones y funciones
del sistema nervioso y, lo determinante, carece de corteza cerebral completa hasta la
semana 27-30, órgano indispensable para ser considerado un ser humano; antes de eso se
puede afirmar que es un órgano multicelular con vida, pero no un ser humano, y b) la
ciencia considera, por lo tanto, que el status de ser humano se alcanza cuando el sistema
nervioso y la corteza cerebral están en condiciones de adquirir autonomía sensorial y
consciencia de los estímulos, y que esto se logra cuando el feto alcanza la autonomía
fisiológica al nacer, abandonando la dependencia del aporte nutricional y hormonal de la
mujer.

https://www.elquintopoder.cl/salud/aborto-cuando-el-embrion-se-convierte-en-humano/

2-El embrión, ¿es un ser humano en potencia? La fórmula es falsa, porque el embrión humano ya es
en acto un individuo de la especie humana.

Se discute mucho sobre qué sea y qué no sea un embrión humano. En medio del debate, algunos
afirman que el embrión es un ser humano en potencia, pero no en acto. ¿Es correcto este modo de
pensar?

A la hora de afrontar el tema, ayuda mucho considerar la vida como un proceso continuo, que tiene
un momento de inicio y termina con la muerte.

En ese proceso, usamos las expresiones “en potencia” y “en acto”, que tienen su origen en
Aristóteles y que han adquirido un uso más o menos común, no siempre filosófico, entre la gente.

Así, podemos decir que un niño es un joven en potencia. No lo es en acto, porque todavía no ha
llegado a la juventud, pero puede llegar a serlo: si crece con normalidad, si la muerte no trunca su
desarrollo, un día el niño se convertirá en un joven.

Lo mismo podemos decir del joven: es un adulto en potencia. O del adulto: es un anciano en
potencia.

Volvemos la mirada al embrión. ¿Es correcto decir que es “un ser humano en potencia”? Afirmar
esto, si tenemos en cuenta los paralelismos anteriores, sería algo así como decir que el embrión
todavía no es un ser humano, pero puede llegar a serlo si su desarrollo no es interrumpido por la
muerte, como el niño todavía no es un joven pero puede llegar a serlo si su existencia procede con
normalidad.

Sin embargo, algo no cuadra cuando se usa la fórmula “el embrión es un ser humano en potencia”
como se usan las otras expresiones. Vamos a verlo con más detalle.

Decir que el niño no es joven en acto, sino que es joven en potencia, no implica decir que el niño no
sea un ser humano. Es un ser humano en una etapa de desarrollo, la infancia, que normalmente
conduce a la siguiente etapa de desarrollo, la juventud. En otras palabras, el niño está en potencia
para ser un adulto, pero ya es un ser humano en acto.

El embrión, entonces, ¿es un ser humano en potencia? La fórmula es falsa, porque el embrión
humano ya es en acto un individuo de la especie humana, aunque no sea un niño en acto.

Entonces, lo correcto sería decir que el embrión es un niño en potencia, precisamente porque no es
un niño en acto (y también es adulto en potencia, etc.). A la vez, ya es un ser humano en acto,
aunque todavía no sea en acto ni un niño ni un adulto (lo es en potencia). Precisamente porque es un
ser humano en acto puede recorrer, como los demás seres humanos, el proceso de la existencia a
través de diferentes etapas de desarrollo, una de las cuales es la etapa embrionaria.

Por eso, resulta equivocado afirmar que el embrión sea un ser humano en potencia. Desde su
concepción, el embrión ya un ser humano concreto, único, irrepetible. Tan real como lo fuimos cada
uno de nosotros en las primeras fases de nuestro desarrollo. Tal real, que tiene la potencia (la
posibilidad) de llegar a ser un feto, un niño, un joven, un adulto y un anciano, si consigue recorrer el
camino de la vida sin interrupciones bruscas, sin que la muerte (accidental o provocada) anule sus
potencialidades.

Reconocer, por lo tanto, al embrión humano como lo que es, un ser humano en acto y en desarrollo,
resulta no sólo un gesto de honestidad, sino que nos abre a la justicia.

Sólo si le vemos en su identidad, en su condición auténticamente humana, seremos capaces de


defender su derecho a la integridad y a la vida, contra quienes defienden su muerte a través del
aborto. Además, seremos capaces de ofrecerle aquello que cada ser humano merece y necesita:
amor, protección, apoyo y asistencia. Algo que no sólo necesitan los embriones sino también los
niños, los jóvenes, los adultos y los ancianos, en un mundo que esperamos más solidario y más
comprometido en la defensa de los derechos de todos, especialmente de los más débiles y
desprotegidos.

http://es.catholic.net/op/articulos/12752/cat/258/el-embrion-ser-humano-en-potencia.html

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