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TEMA: “CUIDADO CON LA IRA”

TEXTO: GÁLATAS 5:20

INTRODUCCION:

Apreciable servidor es el anhelo de mi corazón el que El Señor fortalezca tu hombre


interior en Cristo Jesús para que puedas contrarrestar toda mala semilla. Las que hemos
mencionado hay que desecharlas porque si no ellas nos destruirán.
Es por eso que este día quiero que hablemos sobre:
LA IRA
I. ¿QUE ES LA IRA?
A. Sentimiento interno de descontrol contra otros
B. Molestia excesiva de irritar el interior
C. Arranque interno de molestia
II. ¿QUÉ HACE LA IRA?
A. Conduce a hacer locuras (Proverbios 14:17)
B. Conduce a la necedad (Eclesiastés 7:9)
C. Conduce a la ofensa y a matar espiritualmente a los que nos rodean, bueno y no solo
espiritualmente, sino que la ira puede provocar hasta homicidios (Mateos 5:22); Caso
típico: Saúl y David
III. ¿COMO SUPERARLA?
A. Reconociéndola
B. Renunciando a ella
C. Confesándola
D. Pidiendo perdón a quien hayamos dañado
E. Permitir que los frutos me fluyan
CONCLUSION:
Amado Hermano: Quiero decirte que vale la pena dominar la ira, ya que si no lo hacemos
esta nos puede conducir a la derrota en todas las áreas:

– La ira destruye buenos matrimonios


– La ira daña la vida laboral
– La ira daña las relaciones con los demás
– La ira golpea buenos ministerios
Eclesiastés 1:1-5
Usted recordará, estimado oyente, que cuando estuvimos en la
última oportunidad estudiando los libros del Antiguo
Testamento, examinamos el libro de Proverbios. Dijimos
entonces que Salomón había sido el escritor de ese libro de
Proverbios, y también del libro de Eclesiastés y del de Cantar
de los Cantares. Aquí en este libro en particular encontramos
algo diferente de lo que decía el libro de Proverbios. En el libro
de Proverbios pudimos observar la sabiduría de Salomón y aquí
podemos ver la insensatez de aquel hombre. Eclesiastés es la
dramática autobiografía de su vida cuando él se encontraba
lejos de Dios.
La palabra Eclesiastés quiere decir "el hombre de la asamblea
(o el orador, predicador, el maestro de sabiduría o filósofo".
Nos gusta más utilizar el término filósofo que el de predicador
porque puede ser malentendido.
Para comprender correctamente cualquier libro de la Biblia, es
importante saber el propósito con el cual fue escrito. Usted
probablemente se ha dado cuenta que nosotros presentamos
una introducción a cada libro de la Biblia que nos toca estudiar.
Es necesario quizá retroceder, alejarnos un poco de él para
poder tener una perspectiva del mismo. Es necesario que
enfoquemos la Biblia con un telescopio, por así decirlo, antes
de analizarla con el microscopio. En el caso de este libro, la
necesidad de esa perspectiva es más evidente que en muchos
otros libros de la Biblia.
En este libro, podemos ver la filosofía humana aparte de Dios,
que siempre debe alcanzar las conclusiones que alcanza este
libro. Tenemos que entender esta realidad del Eclesiastés
porque en él se encuentran afirmaciones que contradicen a
otras declaraciones de las Sagradas Escrituras.
En realidad, casi nos impresiona saber que este libro ha sido el
favorito de muchos ateos, que lo han citado con frecuencia. Un
ejemplo de esto lo vemos en los escritos de Voltaire. En la
actualidad encontramos que los cínicos y los críticos tienden a
citar este libro. Y también es interesante notar el número de
sectas que utilizan pasajes de este libro y los citan fuera de su
contexto, dándoles un significado completamente erróneo.
El hombre ha tratado de muchas maneras de ser feliz sin Dios
y hay millones de personas que están intentando lograrlo todos
los días. Y este libro nos muestra lo absurdo de tales intentos.
Salomón fue el hombre más sabio que existió y él tenía una
sabiduría que le había sido dada por Dios mismo. El probó todas
las áreas y medios del placer y la felicidad conocidos por el ser
humano, y su conclusión fue que todos podían ser calificados
de vanidad. La palabra vanidad nos habla de algo vacío, sin
propósito. La satisfacción de la vida nunca puede ser obtenida
de esta manera.
Dios le demostró a Job, un hombre justo, que él era un pecador
ante los ojos de Dios. Y aquí en Eclesiastés, Dios le demostró
a Salomón, el hombre más sabio, que él es un insensato ante
la mirada de Dios. Éste es un libro del cual personas de todos
los niveles culturales pueden aprender grandes lecciones. A
pesar de su sabiduría y de todos los intentos por afrontar la
vida desde un punto de vista intelectual, las personas no
regeneradas espiritualmente, son consideradas por Dios como
insensatas. Y esta verdad, estimado oyente, es difícil de
aceptar por parte de aquellos que ponen demasiado énfasis en
la inteligencia y en la cantidad de conocimiento e información
que han podido acumular.
En este libro de Eclesiastés aprendemos que sin Cristo nosotros
no podemos tener la verdadera satisfacción; incluso, aunque
llegáramos a poseer todo el mundo y las cosas que los seres
humanos consideran hoy necesarias para traer la felicidad a
sus corazones. Pero hoy, el mundo no puede satisfacer el
corazón porque el corazón es demasiado grande para ese
objeto. Y cuando estudiemos el próximo libro escrito por
Salomón, el Cantar de los Cantares, aprenderemos que si nos
apartamos de los valores de este mundo y depositamos nuestro
afecto en el Señor Jesucristo, disfrutaremos de la infinita
hermosura de Su amor, aunque no podamos profundizar en su
grandeza. En este caso, el objeto es demasiado grande para el
corazón humano.
Nuevamente queremos decir que la palabra "vanidad" es la
palabra clave de este libro, que se repite 37 veces. La frase
clave es "debajo del sol", que se menciona 29 veces. Y también
debemos mencionar que existe otra expresión que también se
repite varias veces y es, "Dije yo en mi corazón". Es decir, que
este libro contiene las reflexiones del corazón del hombre.
Éstas son las conclusiones a las que el hombre llega a través
de su propia inteligencia, a través de sus propios experimentos.
Aunque las conclusiones de Salomón no son inspiradas, la
Sagrada Escritura que nos las presenta, es inspirada.
Nos gustaría en este instante presentar un bosquejo de este
libro, ya que algunos lo conciben como una colección de temas
editados de forma aleatoria. En primer lugar, el problema se
resume en la siguiente declaración: "Todo es vanidad". La
exposición de esta afirmación se encuentra en el capítulo 1,
versículos 1 al 3.
En segundo lugar, el experimento, lo vemos realizado desde el
capítulo1 versículo 4, hasta el capítulo 12:12. Por experimento,
queremos decir la búsqueda de la satisfacción en las siguientes
áreas: la ciencia (1:4-11), la sabiduría y la filosofía (1:12-18),
el placer (2:1-11), el materialismo o el vivir sólo para el
presente (2:12-26), el fatalismo (3:1-15), el egoísmo (3:16 -
4:16), la religión (5:1-8), las riquezas (5:9 - 6:12) y la
moralidad (7:1-12:12). Ésas fueron las cosas que Salomón
probó, y en estas páginas nos expuso su búsqueda.
Y luego tendremos el resultado de ese experimento, está
expuesto en el capítulo 12 versículos 13 y 14.
Vamos ahora comenzar nuestras reflexiones en el
Capítulo 1
Eclesiastés no es un libro de fragmentos arreglados sin ton ni
son, o un grupo de versículos agrupados de forma aleatoria.
Como hemos visto en nuestro bosquejo general, comienza con
una declaración especificando el problema: Todo es vanidad en
este mundo. Luego encontramos la realización de diversos
experimentos por medio de los cuales Salomón buscó la
satisfacción en diferentes áreas de la experiencia humana,
como la ciencia, las leyes de la naturaleza, la sabiduría y
filosofía, el placer y el materialismo, es decir, el vivir para el
ahora, para el tiempo presente. También exploró el fatalismo,
el egoísmo, la religión, las riquezas y la moralidad. Después,
en los versículos finales del libro, nos presentó el resultado de
sus experimentos.
Tengamos en cuenta que las conclusiones de cada
experimento, son conclusiones humanas. Estas conclusiones
no forman parte de la verdad de Dios. Son los razonamientos
del ser humano que vive debajo del sol.
Antes adelantamos que las conclusiones de Salomón no fueron
inspiradas, pero que la Escritura Sagrada que las presenta, sí
es inspirada. Y tenemos que entender qué queremos decir por
"inspiración", cuando decimos que la Biblia fue inspirada por
Dios. La inspiración garantiza la exactitud y las palabras de las
Sagradas Escrituras, pero no siempre el pensamiento que se
expresa. En este sentido, en todos los casos hay que considerar
el contexto, prestando especial atención a la persona que haya
pronunciado una declaración, y hay que examinar bajo qué
circunstancias esa declaración se ha efectuado. Por ejemplo,
en la traición de Cristo por parte de Judas, el relato de ese
evento fue inspirado, pero la acción de Judas no fue inspirada
por Dios. Lo mismo puede decirse de palabras y acciones de
otros personajes mencionados en la Biblia, que cometieron
hechos contrarios a la voluntad de Dios. Así, lo que esos
personajes dijeron o hicieron quedó relatada con exactitud por
los escritores de la Biblia, que fueron guiados en su tarea de
escribir el texto por el Espíritu Santo. En nuestro caso concreto
de Eclesiastés, las declaraciones hechas por Salomón cuando
estaba buscando satisfacción aparte de Dios, no estuvieron
siempre de acuerdo con los pensamientos de Dios. En
consecuencia, la inspiración garantiza que lo que Salomón dijo
ha sido fiel y exactamente registrado en la Biblia.
Después de este bosquejo general, que nos presenta la
estructura general del libro y de estas palabras de introducción
vamos a comenzar nuestra lectura con el versículo 1, que
encabeza un párrafo que presenta
El problema expuesto
"Palabras del Predicador, hijo de David, rey en Jerusalén."
No conocemos a ningún otro personaje de la Biblia que pueda
ser identificado con estas palabras con excepción de Salomón.
David tuvo otros hijos, pero Salomón fue el único que fue rey
en Jerusalén. Él fue el filósofo que tenemos ante nosotros. Y
sabemos que él recibió sabiduría. Creemos que la sabiduría que
Dios le dio a Salomón fue un poco diferente a la que nosotros
imaginamos. Generalmente pensamos que él recibió una
percepción espiritual, pero la Biblia no nos informa de que él
siquiera la pidiera. Salomón había orado a Dios de la siguiente
manera, registrada en primera de Reyes 3:9, que dice lo
siguiente: "9Concede, pues, a tu siervo un corazón que
entienda para juzgar a tu pueblo y discernir entre lo bueno y
lo malo, pues ¿quién podrá gobernar a este pueblo tuyo tan
grande?" Aparentemente, Dios le dio lo que él había pedido, es
decir, sabiduría para gobernar. Él demostró sabiduría en
economía política y probablemente ejerció una buena tarea de
gobierno en al nación. Introdujo en el reino una época de paz.
Otras naciones del mundo acudieron a su reino para estudiar y
ver la sabiduría de Salomón. Él dio un testimonio público de
Dios a través del templo, con el altar, donde se ofrecía un
sacrificio a favor de los pecadores. Éstas fueran algunas de las
cosas que la reina de Saba aprendió cuando vino desde los
confines de la tierra. Pero en el área del discernimiento o
percepción espiritual, Salomón era probablemente nulo.
Ahora, en este pasaje, encontramos a Salomón, lanzado con
sus experimentos "debajo del sol". Y un hombre que vive
"debajo del sol" es muy diferente a un hijo de Dios, que ha sido
bendecido en las regiones celestiales con toda bendición
espiritual en Cristo (Efesios 1:3).
Continuemos leyendo el versículo 2 de este primer capítulo de
Eclesiastés:
"Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de
vanidades, todo es vanidad."
La vanidad nos habla de una vaciedad. Es desperdiciar una
vida, una vida vivida sin ningún propósito o meta. Significa vivir
simplemente como vive un animal o un ave. Hay mucha gente
que hoy vive de esa manera.
En una ocasión algunos de nosotros hemos coincidido en algún
hotel con personas que llevan un elevado nivel de vida debido
a sus recursos financieros. Se trata de personas que pueden
satisfacer todos sus deseos, vivir en aquella parte del mundo
que más les agrade, y dedicarse a las más variadas actividades
de ocio. Pero algo que sorprende es comprobar, por sus
conversaciones, la falta de satisfacción y descontento que
revelan, así como su grado de aburrimiento. Parecen vidas sin
propósito, que han perdido la ilusión y la motivación por nuevas
experiencias.
En el libro de Proverbios Salomón nos presentó joyas de
sabiduría. Y en este libro de Eclesiastés nos ofreció glóbulos,
no de sabiduría sino de insensatez. Después, en el Cantar de
los Cantares, el tema fue el amor. La sabiduría, la insensatez y
el amor fueron entonces sus temas. Es que Salomón era un
experto en estos tres temas. El sabía como desempeñar el
papel de insensato, era sabio en su forma de gobernar y su
vida amorosa fue una historia intensa. Así que Salomón fue el
hombre más sabio, pero jamás nadie llegó a comportarse con
tanta falta de sensatez como él. Él es el enigma de la
revelación. Es la paradoja de las Escrituras. El hombre más
sabio fue, también, el más insensato. Y este libro de Eclesiastés
nos va a revelar precisamente este aspecto de su personalidad.
Vemos que en el versículo que hemos leído dice: "Vanidad de
vanidades, todo es vanidad". Esta afirmación se refiere a la
vida sin Dios. Es la vida del hombre que vive "debajo del sol",
tratando de obtener algo de la vida misma.
Así les sucede a todos los que buscan esa satisfacción y
saciedad donde no la hay. Han intentado de todo para
obtenerlas, pero sólo van acumulando amarguras y
desilusiones,
Así que en estas consideraciones del libro veremos al ser
humano probando, experimentando. Va a exprimir el jugo que
se le puede extraer a la vida, de las piedras secas de esta
existencia mundana. Y en el versículo 3, dijo el escritor:
"¿Qué provecho obtiene el hombre de todo el trabajo con que
se afana debajo del sol?"
Ahora, recordemos que esta pregunta se la formula el que vive
debajo del sol. Éste es el punto de vista del hombre. Dios no
estaba dando aquí Su punto de vista.
Ahora entramos en una nueva sección que hemos titulado
El experimento es realizado
Este experimento abarca la parte principal del libro,
extendiéndose desde el versículo 4 hasta el capítulo 12,
versículo 12.
Ahora lo primero que Salomón probó se encontraba en el área
de la ciencia y realizó un estudio de las leyes de la naturaleza.
Resulta interesante que Salomón haya intentado esta opción.
Los hombres aún penetran en los campos del estudio científico
y dedican años, en realidad, pasan toda la vida estudiando
estas leyes de la naturaleza. Este libro es notable al exponer
estas leyes de la naturaleza. Leamos entonces el versículo 4,
que comienza a comentar estas leyes de
La ciencia
"Generación va y generación viene; pero la tierra siempre
permanece."
Aquí afirma que la tierra siempre es la misma. Tiene una
estabilidad que el hombre no tiene, porque el hombre es
temporal. El hombre contemporáneo es un poco diferente al
hombre del pasado y probablemente será muy diferente del
hombre del futuro, pero es un ser temporal. Y la continuidad
de la humanidad se mantiene a través de los nacimientos. Es
decir, estimado oyente, que ni usted ni yo estuvimos aquí hace
cien años, ni vamos a estar aquí dentro de cien años. En
realidad, es posible que muchos de nosotros no vayamos a
estar aquí por mucho más tiempo. Pero, la humanidad
continuará por generaciones sucesivas. Salomón declaró:
Generación va, generación viene. El ser humano es una
criatura transitoria. Y si consideramos esta vida solamente
desde el punto de vista de la vida misma, debemos decir que
el hombre es el fracaso más grande en el universo de Dios. Ha
estado en esta escena solamente por muy pocos años. En
algunas partes de esta tierra hay árboles plantados que ya
estaban ocupando su lugar cuando Cristo estuvo en esta tierra
pero, después de todo, no son nada más que recién llegados,
comparados con rocas que han estado aquí por millones de
años, quizá billones de años, no sabemos cuanto tiempo.
Aunque nadie sabe por cuanto tiempo la tierra ha permanecido
en su lugar, ya se encontraba donde está cuando el hombre
llegó aquí, y en esta lugar permanecerá después que la
mayoría de nosotros se vaya. Ahora, esto agrega una nueva
dimensión a la vida, que es un poco desalentadora; el hombre
no es lo que piensa ser.
Así es que vemos aquí algunas afirmaciones notables que nos
revelan que Salomón realizó un estudio de las leyes de la
naturaleza y tuvo un gran conocimiento sobre ellas. Resulta
interesante que estas leyes son básicas en nuestra época por
lo que se refiere a la ciencia. Observemos algo más leyendo el
versículo 5:
"Sale el sol y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de
donde se levanta."
Con todos los recursos que Salomón tenía a su alcance,
encontró que la vida era monótona. Para el había una cierta
similitud, cierta uniformidad o falta de variedad en todo lo que
observaba. Estas páginas revelan que él trataba de huir de esa
monotonía. Y la gente en la actualidad está haciendo de todo
para añadir novedad, ilusión, expectativa a este proceso. Las
personas están hoy en un constante movimiento de búsqueda
de nuevas formas de placer, de satisfacción, intentando
apartarse de esa falta de variedad que imponen las leyes
naturales. Estimado oyente, si usted simplemente mira al ser
humano tal cual es en el día de hoy, separado de Dios,
encuentra que no presenta una imagen muy atractiva. Y eso es
lo que este libro de Eclesiastés nos presentará a lo largo de
este estudio. Pero frente a este panorama, queremos finalizar
hoy con otra realidad, con otra imagen. La de la persona que
establece una relación con Dios por medio del Señor Jesucristo
y, de esa manera, aunque se encuentre en esta tierra con la
ley inexorable de la muerte, pasará a disfrutar de la vida
eterna. Y en esa nueva dimensión, los hijos de Dios
permanecerán para siempre. Como bien dijo el apóstol Juan en
su primera carta capítulo 2 versículo 17: "17Y el mundo pasa,
y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios
permanece para siempre."

Eclesiastés 1:5-14
Amigo oyente, regresamos hoy al libro de Eclesiastés y vamos
a comenzar a observar lo que se nos dice en el versículo 5.
Confiamos que usted tenga su Biblia y que pueda seguir la
lectura de estos versículos. Ya hemos explicado algo acerca del
versículo 5, pero como este versículo está unido a los versículos
6 y 7, los consideraremos en su conjunto. Leamos entonces
estos tres versículos juntos; el versículo 5 hasta el versículo 7,
del capítulo 1 de Eclesiastés:
"Sale el sol y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar de
donde se levanta. El viento sopla hacia el sur, luego gira hacia
el norte; y girando sin cesar, de nuevo vuelve el viento a sus
giros. Todos los ríos van al mar, pero el mar no se llena. Al
lugar de donde los ríos fluyen, allí vuelven a fluir."
Con todos los recursos que Salomón tenía a su alcance,
encontró que la vida era monótona. Para el había una cierta
similitud, cierta uniformidad o falta de variedad en todo lo que
observaba. Estas páginas revelan que él trataba de huir de esa
monotonía. Y la gente en la actualidad está haciendo de todo
para añadir novedad, ilusión, expectativa a este proceso. Las
personas están hoy en un constante movimiento de búsqueda
de nuevas formas de placer, de satisfacción, intentando
apartarse de esa falta de variedad que imponen las leyes
naturales. Estimado oyente, si usted simplemente mira al ser
humano tal cual es en el día de hoy, separado de Dios,
encuentra que no presenta una imagen muy atractiva. Y eso es
lo que este libro de Eclesiastés nos presentará a lo largo de
este estudio.
Así es que vemos aquí algunas afirmaciones notables que nos
revelan que Salomón realizó un estudio de las leyes de la
naturaleza y tuvo un gran conocimiento sobre ellas. Resulta
interesante que estas leyes son básicas en nuestra época por
lo que se refiere a la ciencia.
Permítanos compartir con usted una declaración hecha por el
Dr. A. T. Pearson, quien dijo: "Existe cierto peligro en tratar de
forzar las palabras en la Biblia hacia una declaración positiva
del hecho científico, ante la gran correspondencia de ciertas
afirmaciones. Pero es curioso el hecho de que Salomón usara
un lenguaje totalmente consistente con los descubrimientos
tales como la evaporación y el movimiento de las tormentas.
Algunos han osado decir que la teoría de Redfield sobre las
tormentas se indica aquí en una forma explícita. Sin adoptar
nosotros esta posición, podemos preguntarnos quién le enseñó
a Salomón a usar estos términos que fácilmente acomodan los
hechos al movimiento de los vientos, que siendo al parecer tan
desordenados e inciertos, son gobernados por leyes tan
positivas como aquellas que regulan el crecimiento de una
planta; y que por medio de la evaporación, las aguas que caen
sobre la tierra están elevándose continuamente elevándose, de
tal manera que el mar nunca se llena". Y continuó diciendo el
Dr. Pearson: "Eclesiastés, capítulo 12, versículo 6 es una
descripción poética de la muerte. La cadena de plata describe
la médula espinal. El cuenco de oro, es la cavidad donde se
encuentra el cerebro; el cántaro, los pulmones, y la rueda, el
corazón. Sin pretender que Salomón estuvo inspirado al
predecir la circulación de la sangre 26 siglos antes de que lo
hiciera Harvey, ¿no es notable que el lenguaje que utilizó se
adaptara exactamente a los hechos, al mencionar a una rueda,
o una polea bombeando a través de un tubo para descargar a
través de otro?"
Tenemos en estos versículos 5 al 7 tres declaraciones muy
interesantes.
1. En primer lugar, "Sale el sol y se pone el sol". Existe una
monotonía en la naturaleza, pero, también tenemos aquello de
lo cual podemos depender. Usted puede depender de que el
sol, saldrá, indudablemente; y usted puede contar con que el
sol, se pondrá, sin cuestionarlo. Aún utilizamos esa
terminología en el día de hoy, aunque sabemos que el salir y
el ponerse está causado por la rotación de la tierra. Estamos
apoyados sobre una porción de tierra sólida, y nos parece que
el sol se eleva y que también desciende. Estos términos se han
acomodado al lenguaje humano en todos los siglos. Lo
realmente sorprendente es la forma regular con que el sol
aparece y desaparece, obedeciendo a ciertas leyes.
2. En segundo lugar se nos dice: "El viento sopla hacia el sur,
luego gira hacia el norte". En el día de hoy sabemos que el
viento sigue ciertas normas. Incluso con los artilugios más
avanzados, a veces es difícil predecir el estado del tiempo con
exactitud. Recordemos que el Señor Jesucristo dijo, en Juan
3:8, "8El viento sopla de donde quiere, y oyes su sonido, pero
no sabes de dónde viene ni a dónde va". Durante cierta época
del año, se forman huracanes y tornados en diferentes partes
del mundo. Y a menudo castigan zonas pobladas. En muchos
lugares se producen inundaciones terribles que causan la
muerte a millares de personas. Como dijo Salomón, en algunos
lugares el viento se dirige hacia el sur y en otros, gira hacia el
norte. Al soplar, el viento obedece ciertas leyes. Ahora, ¿cómo
lo supo Salomón? Él no disponía de los aparatos que tenemos
nosotros en el día de hoy y tampoco los antecedentes sobre los
cuales basar sus conclusiones.
3. En tercer lugar, Salomón también dijo: "Todos los ríos van
al mar, pero el mar no se llena". Salomón estaba hablando
tácitamente acerca de la ley de la evaporación, de la elevación
de la humedad hacia el aire. Luego llega el viento, e impulsa la
humedad hacia la tierra. Y así, todo el proceso sigue ciertas
leyes determinadas y específicas. Nada de lo que suceda queda
librado al azar, aunque a veces nos lo parezca.
Así que si añadimos a estas 3 declaraciones, la del versículo 4,
y así tenemos cuatro declaraciones notables sobre las leyes de
la naturaleza, que tienen sentido, y concuerdan con lo que los
seres humanos saben en la actualidad. Comparemos estas
afirmaciones del Eclesiastés con otros escritos del año mil antes
de Cristo; en ellos usted encontrará muchas conclusiones
falsas y supersticiosas, que contrastan con la exactitud que
hallamos en la Palabra de Dios.
Y ahora tenemos otra observación destacada. Leamos el
versículo 8:
"Todas las cosas son fatigosas, más de lo que el hombre puede
expresar. Nunca se sacia el ojo de ver ni el oído de oír."
Esto podría no haber parecido cierto en otros tiempos, pero
desde la llegada de la televisión es un hecho evidente.
Muchísimas personas ven televisión por horas, día tras día.
¿Por qué? Porque los ojos nunca se sacian de ver no los oídos
de oír. Además, a muchos les agrada viajar a otros países y
conocer a otros pueblos, y ver otros paisajes. Esas experiencias
constituyen una de los placeres de la vida. Estoy seguro que
cada uno de nuestros países tiene lugares encantadores, y a
los cuales nos gusta visitar una y otra vez.
El ser humano no puede agotar la exploración del universo.
Cuanto más aprende, más reafirma su necesidad de aprender.
Y ello puede dejar un sentimiento de frustración. El universo
físico es demasiado grande para ese pequeño ser humano. Y
sin embargo, por lo que sabemos, él es la única criatura de
Dios capaz de comprender el universo. A veces escuchamos a
un perro ladrando a la luna. No creemos que ese animal se dé
cuenta de la distancia que existe entre la tierra y la luna, y
tampoco creemos que le preocupe. No creemos que un animal
reconozca que está viviendo en un universo tan inmenso.
Creemos que el mundo de ese animal es muy pequeño. Pero
en el caso del ser humano, sus ojos y sus oídos nunca están
satisfechos y siente la imperiosa necesidad de explorar.
Entonces Salomón continuó diciendo lo siguiente en los
versículos 9 y 10, de este capítulo 1 de Eclesiastés:
"¿Qué es lo que fue? Lo mismo que será. ¿Qué es lo que ha
sido hecho? Lo mismo que se hará, pues nada hay nuevo
debajo del sol. ¿Acaso hay algo de que se pueda decir: He aquí
esto es nuevo? Ya aconteció en los siglos que nos han
precedido."
Algunas personas piensan que el ser humano ha producido algo
nuevo cuando se ha fabricado un nuevo artilugio. Bueno,
debemos insistir, como en Eclesiastés, que en realidad no hay
nada nuevo debajo del sol. Aunque en nuestra época utilicemos
medios mucho más avanzados que en generaciones anteriores,
podrá constituir por un tiempo, una novedad, que pronto será
reemplazada por otra y así sucesivamente. Y los seres
humanos podrán compartir sus sentimientos, sus afectos o
evidenciar sus reacciones agresivas en un coche de otra época,
tirado por caballos, en un automóvil, en un avión o en una nave
espacial. Podrán comunicarse por medios primitivos, por radio,
por el correo tradicional, por teléfono, por internet y demás
artilugios relacionados con la telefonía e internet. El medio
ambiente podrá cambiar y habrá nuevos recursos, nuevos
dispositivos, nuevas comodidades, y medios de comunicación
altamente perfeccionados. Pero las experiencias humanas
básicas del ser humano, producirán los mismos sentimientos,
las mismas reacciones y las mismas consecuencias. Sus
necesidades espirituales, sus frustraciones y su falta de ilusión
mientras permanezca apartado de Dios serán siempre las
mismas.
Hay algunas personas que dijeron que la bomba atómica fue
algo nuevo en su tiempo, pero en realidad, el átomo ha estado
en existencia por mucho tiempo. El átomo es más antiguo que
el mismo hombre. Aunque el ser humano no supo nada sobre
su existencia por mucho tiempo, ya el átomo estaba aquí. Todo
lo que el hombre logró hacer fue que el átomo se convirtiera
en un vecino muy difícil de soportar. Al comprobar sus efectos
destructivos y las pasiones desencadenadas por sucesivos
descubrimientos y su aplicación a armas de destrucción
masivas, muchos hubieran preferido que el hombre dejara que
las fieras dormidas continuaran en estado de reposo y
tranquilidad. Pero, otra vez, se evidenció la incansable
búsqueda. Y en otras áreas diferentes en el proceso de
exploración científica surgieron grandes avances en el campo
de la informática y los ordenadores pasaron a ser elementos
indispensables en el quehacer humano. Y esos cerebros
electrónicos, desde cierto punto de vista, tampoco aportaron
nada nuevo, nada que no hubiera sido ya creado. Porque Dios
nos creó con cerebros que son avanzadísimos ordenadores, y
con sistemas nerviosos más complejos en la transmisión de
información que los sistemas eléctricos. Además, el ser
humano es consciente de que los dispositivos que el cree haber
descubierto y elaborado, no pueden traerle una satisfacción
profunda y permanente, algo realmente nuevo, que le traiga
una verdadera paz, un sosiego interior.
Pero hay una excepción sobresaliente. Hay sí algo nuevo,
llamado en la Biblia el nuevo nacimiento. Es algo que se
produce en usted cuando recibe al Señor Jesucristo como
Salvador. Y ése, estimado oyente, es el único acontecimiento
completamente nuevo que puede presentarse en su vida, el
nuevo nacimiento espiritual. Escuchemos las conclusiones a las
que llegó Salomón. Leamos lo que dice el versículo 11:
"No queda memoria de lo que precedió, ni tampoco de lo que
ha de suceder quedará memoria en los que vengan después."
En estos versículos hemos visto que Salomón había intentado
encontrar satisfacción en el estudio de la ciencia, pero tuvo que
llegar a esta conclusión. El hombre trata de todas las maneras
posibles, de permanecer ante los ojos y reconocimiento de
quienes le rodean. Intenta actuar de manera que se perpetúe
lo más posible en el recuerdo de sus semejantes, ocupando un
lugar destacado en la sociedad en que vive. Pero no pasa
mucho tiempo antes de que desaparezca de la escena, y a los
pocos años su recuerdo se vaya borrando hasta ser olvidado.
Es cierto que algunos nombres han permanecido más en la
memoria colectiva por las obras que dejaron o por su influencia
en acontecimientos decisivos de la historia. Pero al final, han
ido siendo cada vez menos citados y reemplazados por la
aparición de otros personajes cuyos nombres, a su vez, irán
esfumándose en el desinterés y el olvido. En este sentido
creemos poder afirmar que la memoria humana es cada vez
más corta, debido a la gran velocidad en que hoy se suceden
nombres y eventos, hasta el punto en que muchas veces
tenemos la sensación de que el tiempo trascurriera más
rápidamente. Las Sagradas Escrituras dicen que pasamos
nuestro tiempo aquí en la tierra como un cuento o una historia
que se relata, y que no se repite, de manera que podamos
volver a pasar por ella para evaluar y corregir nuestros aciertos
y errores.
Así que vemos en estas páginas que Salomón estaba realizando
experimentos de gran importancia, llevándolos a cabo en el
laboratorio de la vida. Él estaba probando todos los recursos y
experiencias que se encontraban a su disposición, que eran
inmensos y llegaban hasta el mismo límite de las posibilidades
humanas. En su tiempo y teniendo en cuenta la elevada
posición que ocupaba como rey de una nación en expansión,
pudo elegir cualquier área de conocimiento o experiencia
humana. En la actualidad, no hay muchas personas que puedan
tener acceso a los medios de que Salomón disponía, ni capaces
de hacer todas las cosas que él hizo. Como hemos visto, se
dedicó al estudio de las leyes de la naturaleza, pero no
encontró nada que pudiera aprender en la naturaleza o en la
ciencia, que fuera nuevo en el sentido de que le trajera una
vida nueva.
En los versículos 12 al 18 veremos que Salomón busca la
satisfacción en un área nueva. Leamos entonces los versículos
12 y 13, que nos muestran que el rey iba a experimentar en el
campo de
La sabiduría y la filosofía
"Yo, el Predicador, fui rey sobre Israel en Jerusalén. Me
entregué de corazón a inquirir y a buscar con sabiduría sobre
todo lo que se hace debajo del cielo; este penoso trabajo dio
Dios a los hijos de los hombres para que se ocupen en él."
Salomón pasó mucho tiempo estudiando la filosofía del mundo.
Él vivió alrededor de mil años antes de Cristo y, considerando
que nosotros vivimos unos dos mil años a partir de Cristo,
quiere decir que han transcurrido tres mil años entre aquel rey
y nosotros. En ese período, podemos imaginar la gran cantidad
de elementos o dispositivos que el ser humano ha producido
en todos los órdenes. Pero, en realidad, no sabe más de
filosofía y sabiduría de lo que sabía hace tres mil años.
Continuemos leyendo el versículo 14 de este primer capítulo de
Eclesiastés.
"Miré todas las obras que se hacen debajo del sol, y vi que todo
ello es vanidad y aflicción de espíritu."
Todos los sistemas de filosofía conducen a un callejón sin
salida. Usted puede hacer un experimento similar por sí mismo.
Puede dedicar su tiempo a estudiar estos temas y seguramente
llegará a la misma conclusión a la que llegó Salomón.
Estamos viviendo en tiempos en los que los educadores a veces
piensan que los métodos didácticos pasados constituían una
pérdida de tiempo. Teniendo en cuenta los resultados, nos
formulamos muchas preguntas acerca de utilidad de los
métodos actuales, que dejan fuera a Dios de la escena. El ser
humano no puede realmente llegar a conocer un hecho
verdaderamente importante: Él no puede conocer a Dios por
medio de la sabiduría y la filosofía. Su conocimiento de Dios
sólo le puede llegar por medio de la revelación divina. La
filosofía generalmente lleva a las personas a tener un punto de
vista pesimista de la vida.
No se puede tomar al ser humano normal, que es un pecador
alejado de Dios, y proporcionarle una educación del tipo que
sea, esperando que esa educación resuelva los problemas de
su vida, porque no lo hará. La sabiduría humana no puede
cambiar la naturaleza humana, ni puede corregir a esa vieja
naturaleza caída.
Sólo el poder de Dios y la regeneración realizada por el Espíritu
Santo pueden comenzar una obra de control y transformación
de esa naturaleza fácilmente dominada por las pasiones
humanas y el pecado. Por ello, hablando de su propia
experiencia personal y de las innumerables personas que
conoció, el apóstol San Pablo pudo decir en su segunda carta a
los Corintios capítulo 5 y versículo 17: "17De modo que si
alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas
pasaron; todas son hechas nuevas

Eclesiastés 1:15 - 2:10


En el día de hoy, amigo oyente, regresamos, al capítulo 1 de
este libro de Eclesiastés y vamos a comenzar nuestro estudio
con el versículo 15. Aquí encontramos a Salomón realizando un
experimento fantástico, que él estaba haciendo en el
laboratorio de la vida. Él está probando todo lo que estaba al
alcance del hombre, buscando la satisfacción y la felicidad. En
su día él fue capaz de ir y probar en cualquier campo de acción
y del conocimiento que él quisiera. Hoy, no hay muchos
hombres que podrían hacer lo que en sus días hizo Salomón.
En primer lugar, Salomón trató de entregarse a sí mismo al
estudio de las leyes de la naturaleza, pero descubrió que aun
allí no había nada de provecho que él pudiera aprender. Lo
mismo le sucedió con la ciencia, en la cual no pudo encontrar
nada que pudiera ser nuevo, en el sentido de que pudiera darle
una nueva vida.
Pero hay una excepción sobresaliente. Sí hay algo nuevo,
llamado en la Biblia el nuevo nacimiento. Es algo que se
produce en usted cuando recibe al Señor Jesucristo como
Salvador. Y ése, estimado oyente, es la único acontecimiento
completamente nuevo que puede presentarse en su vida, el
nuevo nacimiento espiritual.
En el versículo 15, vimos que Salomón probó la filosofía. Todos
los sistemas de filosofía conducen a un callejón sin salida.
Usted puede hacer un experimento similar por sí mismo. Puede
dedicar su tiempo a estudiar estos temas y seguramente
llegará a la misma conclusión a la que llegó Salomón.
El ser humano no puede conocer a Dios por medio de la
sabiduría y la filosofía. Su conocimiento de Dios sólo le puede
llegar por medio de la revelación divina. La filosofía
generalmente lleva a las personas a tener un punto de vista
pesimista de la vida. Leamos entonces, este versículo 15:
"Lo torcido no se puede enderezar, y con lo incompleto no
puede contarse."
La primera frase que encontramos es "Lo torcido no se puede
enderezar". Usted y yo comenzamos a vivir la vida con una
vieja naturaleza, el hombre no tiene ninguna forma de
enderezar la naturaleza humana. Existe un antiguo dicho que
dice: "Árbol que crece torcido, nunca su tronco endereza". Así
es como crecerá. Estará siempre torcido porque así fue como
comenzó. Podemos educar y hacer muchas cosas para mejorar
pero, como el Señor Jesús dijo en Juan 3:6, "lo que es nacido
de la carne, carne es, y lo que es nacido del Espíritu, espíritu
es". Siempre será carne, amigo oyente, y ésa es la razón por
la cual el hombre necesita tener una nueva naturaleza, porque,
dijo el Señor también que: "Aquello que es nacido del espíritu,
espíritu es". Ése es uno de los grandes principios de la
existencia.
Por un tiempo hemos pensado que la educación resolvería los
problemas de la vida. La educación superior, en realidad toda
la educación, ha estado siendo examinada por un gran número
de pensadores. Hay otros que han tratado de lograr cierto tipo
de solución. Las comisiones que en algunos países han
examinado la educación superior han llegado a la novedosa
explicación de que los problemas de disciplina y el bajo nivel
moral de muchas escuelas se debe a que los jóvenes en el día
de hoy están investigando más a fondo las cosas y están más
interesados en la política y en lo que está ocurriendo en su
mundo. Bueno, diremos que eso es cierto, que existe un
creciente interés en esos asuntos porque podemos apreciar las
cosas terribles que están ocurriendo en el mundo. Medios de
difusión como la radio y la televisión reúnen una gran cantidad
de información de todos los países y la transmiten en el acto.
Esto nos facilita el ser conscientes, más que nunca antes, de lo
que está ocurriendo en el mundo. Otro ejemplo de eficacia
informativa y de la técnica informática en general, es la rapidez
con que se conocen los resultados electorales en una elección.
En otros tiempos había que esperar varios días hasta conocer
el resultado de unas elecciones generales. Y ¿qué diremos de
las encuestas, que permitan avanzar pronósticos bastante
cercanos a la realidad sobre quién será el ganador e incluso, el
margen de ventaja sobre los adversarios? Ahora, creemos que
es cierto que la gente está hoy muy bien informada y es
consciente del estado actual de la política nacional e
internacional, así como de las conflictos armados, el auge del
terrorismo, las grandes guerras, el drama de la inmigración,
las tensiones .comerciales y los más graves problemas que
afronta la sociedad. Pero no estamos de acuerdo con las
implicaciones de que los disturbios y conflictos en los centros
de enseñanza es una muestra de progreso porque la gente esté
mejor informada y más consciente de los problemas que hemos
mencionado. Hay un deterioro en los citados centros
educativos, que nos recuerda lo que dijo el profeta en el sentido
que las cosas malas iban a ser llamadas buenas, y las cosas
buenas iban a ser consideradas malas. ¿Cómo se puede
calificar como progreso a situaciones de evidente ruptura de la
disciplina y empeoramiento del rendimiento escolar? Tenemos
que ser realistas y definir la situación como es en la realidad y
no como nos gustaría que fuera. Tenemos que reconocer que
la educación no puede resolver los problemas básicos de la
vida. Y muchas de las ciencias que estudian especialmente el
comportamiento humano no pueden proporcionar una
respuesta, una solución. Esas ciencias ocupan su lugar
respetable siempre y cuando tengan en cuenta el lugar de Dios
y la trascendencia del ser humano. Porque la Palabra de Dios
en su totalidad contiene, para los cristianos, la respuesta a los
problemas fundamentales de la vida. Por supuesto, que no hay
soluciones fáciles. El estudio y aplicación de las verdades de la
Biblia requiere de los creyentes mucho tiempo, disciplina y
esfuerzo. Y eso es lo que hace falta en el presente a muchos
cristianos.
Salomón descubrió entonces, que la filosofía y la sabiduría no
proporcionaban una respuesta a los problemas más
trascendentales de la vida.
Escuchemos ahora lo que el escritor dijo en el versículo 16, de
este primer capítulo de Eclesiastés:
"Hablé yo en mi corazón, diciendo: He aquí, yo me he
engrandecido, y he crecido en sabiduría más que todos mis
predecesores en Jerusalén, y mi corazón ha percibido mucha
sabiduría y ciencia."
Podemos decir que Salomón, debido a que tenía un nivel de
sabiduría mayor que los demás reyes, había llegado a tener
una cierta arrogancia y vanidad. El apóstol Pablo escribió en
primera de Corintios 8:1, que "El mucho conocimiento
envanece". Si un individuo llega a creerse más inteligente y
sabio que otros, o que ha sido mejor educado que los demás,
ese pensamiento puede inflarle como a un globo. Pero,
recordemos que la educación está basada en la experiencia, y
la experiencia es un hecho en el cual uno no puede confiar. La
experiencia debe ser puesta a prueba frente a la Palabra de
Dios. Desgraciadamente, muchas personas hoy están haciendo
lo contrario, es decir, poniendo a prueba la Palabra de Dios
frente a sus experiencias. Estimado oyente, si su experiencia
es contraria a la Palabra de Dios, entonces será solo su
experiencia personal, y no una experiencia avalada por la
Palabra de Dios. Entonces, su experiencia será errónea. Y
continuó diciendo el escritor en el versículo 17:
"De corazón me dediqué a conocer la sabiduría, y también a
entender las locuras y los desvaríos. Y supe que aun esto era
aflicción de espíritu."
Otra versión traduce la última parte de este versículo de la
siguiente manera: "Me di cuenta de que esto también es correr
tras el viento". Aquí tenemos la frase "y también a entender
las locuras y los desvaríos". Resulta interesante ver que en el
texto de este pasaje, la sabiduría y los desvaríos de la
insensatez no están lejos la una de los otros. Muchos hombres
inteligentes en la historia del mundo han sido insensatos. Y
Salomón fue un notable ejemplo de ello.
Nosotros pensamos que hemos producido una generación que
cree ser muy inteligente. Sin embargo, no podemos ni siquiera
resolver los problemas que nos rodean, y mucho menos, los
problemas de este mundo. Salomón se dedicó de corazón a
conocer la sabiduría, así como también la locura y la
insensatez. Probó ambas cosas.
Y el versículo 17 termina con la frase "y supe que aun esto era
aflicción de espíritu". En otras palabras, el esfuerzo no merecía
la pena. Leamos ahora el versículo final de este primer capítulo
de Eclesiastés, el versículo 18:
"Pues en la mucha sabiduría hay mucho sufrimiento; y quien
añade ciencia, añade dolor."
Estimado oyente, la alegría y la satisfacción no aumentan en
proporción al incremento del conocimiento.
"Pues en la mucha sabiduría hay mucho sufrimiento" dijo aquí
Salomón. Mientras más sabemos, más aumentamos nuestros
problemas. La vida actual se ha convertido en algo tedioso, ha
producido más tensiones, y todos los artilugios científicos que
nos rodean, por la presión que nos producen al obligarnos a
vivir bajo la presión de una gran velocidad, hacen a veces que
la vida resulte casi insoportable. Cierto hombre, un creyente,
dijo en una ocasión: "Pienso que voy a volverme loco si no me
alejo de estos ordenadores que están hoy controlando la vida".
Por una parte valoramos tanto a estas máquinas como
instrumentos de trabajo y entretenimiento, que nos atraen
como si fueran objetos de adoración, por otra parte nos están
intoxicando y conduciéndonos a una especie de locura, a
situaciones de tensión que nos superan. ¡Qué exacta fue la
observación de Salomón cuando dijo: "En la mucha sabiduría
hay mucho sufrimiento"! Y tengamos en cuenta que Salomón
no conoció la era de la revolución industrial ni la de los avances
tecnológicos. Pero, evidentemente, sabía de qué estaba
hablando. Y ahora llegamos al:
Capítulo 2
Llegamos ahora al capítulo 2 de Eclesiastés, y aquí vemos a
Salomón siguiendo otra dirección para poder encontrar la
satisfacción en la vida. Y ése es el mismo camino que muchas
personas están recorriendo en la actualidad, buscando
satisfacción y placer. Él nos describió esta nueva búsqueda en
los primeros once versículos del capítulo 2. Leamos entonces
el versículo 1 del segundo capítulo, que nos inicia en la
búsqueda de
El placer
Dije yo en mi corazón: Vamos ahora, te probaré con el placer:
gozarás de lo bueno. Pero he aquí, esto también era vanidad.
Creemos que Salomón probó todo lo conocido en lo relacionado
al placer. Nuestra generación está orientada hacia el sexo. Y
¿qué evidencias hay de ello? Dependiendo del contexto, hay un
bajo nivel moral y en vastas zonas de la tierra, hay
enfermedades venéreas en proporciones epidémicas. Debemos
decir que Salomón era un experto en esta materia. Él tuvo mil
esposas. Fíjese usted. Ahora, no creemos que todas ellas eran
sus esposas, ya que muchas eran lo que consideramos
"concubinas". Pero todas ellas estaban a su disposición. Y un
hombre que tuviera tantas esposas o tantas mujeres a su
disposición tenía que convertirse por obligación en un experto.
Y Salomón probó este camino para obtener satisfacción.
También se inclinó hacia la bebida y otras formas de
entretenimiento. Quizá podría superar a muchos de los que
conocemos en el presente y que se dedican a estos negocios.
Debemos decir que una de las cosas que este hombre probó
fue el placer. Y su conclusión fue "esto también era vanidad".
En el versículo 1 de este capítulo 2, dijo:
"A la risa dije: Enloqueces; y al placer: ¿De qué sirve esto?"
El rey probablemente tenía un humorista o un bufón de la corte
para entretenerle y contarle los últimos chistes, y suponemos
que muchos de ellos eran de dudoso gusto. Salomón dijo:
"Descubrí que esto era una gran pérdida de tiempo". Y en el
versículo 3, dijo:
"Decidí en mi corazón agasajar mi carne con vino y, sin
renunciar mi corazón a la sabiduría, entregarme a la necedad,
hasta ver cuál es el bien en el que los hijos de los hombres se
ocupan debajo del cielo todos los días de su vida."
Al leer la frase debajo del cielo recordamos que Salomón era
un hombre probando y haciendo experimentos aparte de Dios.
Y él dijo en el versículo 4:
"Acometí grandes obras, me edifiqué casas, planté viñas para
mí"
Todos éstos eran pasatiempos para Salomón. Uno puede ir a
Jerusalén hoy y a otros lugares, y puede contemplar las ruinas
de los establos que el rey tenía. En la misma ciudad de
Jerusalén, existen ciertas ruinas, y, también en Megido, uno
puede contemplar los lugares donde parece que comían los
caballos reales. Salomón tenía establos por todas partes en su
país y esto era algo que se le había prohibido. Es decir que la
ley de Moisés prohibía expresamente a los reyes multiplicar el
número de sus caballos. Luego, él dijo en los versículos 5 y 6:
"Me hice huertos y jardines, y planté en ellos toda clase de
árboles frutales. Me hice estanques de aguas, para regar de
ellos el bosque donde crecían los árboles."
Él tenía un sistema de irrigación, como usted puede ver. Y
continuó diciendo en el versículo 7:
"Compré siervos y siervas, y tuve siervos nacidos en casa. Tuve
muchas más vacas y ovejas que cuantos fueron antes de mí en
Jerusalén."
Él tenía lo que consideramos, una estancia o un rancho en las
afueras de la ciudad donde podía criar todos estos animales.
Ahora, alguien nos preguntará: "¿Cómo podía permitirse esos
lujos? o, ¿de dónde sacaba todo el dinero para eso?" Bueno,
Salomón acaparaba la mayor parte del oro de su día. Él tenía
mucho dinero para gastar, quería divertirse y edificar todas las
cosas que le proveyeran comodidad en su vida.
Se conoce en la actualidad que sus siervos iban a buscar nieve
al monte Hermón para que él pudiera tener bebidas frías
durante el verano. Y, pensamos que Salomón había probado
todo lo que el hombre podía hacer para lograr tener placer.
Dudamos de que el hombre contemporáneo pueda tener algo
que Salomón no tuvo, o una experiencia que aquel rey no
hubiera ya disfrutado. Sin embargo, con todos los medios que
tuvo a su disposición, no logró los resultados buscados.
Escuchemos lo que dice el versículo 8, de este capítulo 2 de
Eclesiastés:
"Amontoné también plata y oro, y preciados tesoros dignos de
reyes y de provincias. Me hice de cantores y cantoras, y de
toda clase de instrumentos musicales, y gocé de los placeres
de los hijos de los hombres."
O sea que, él tenía a su disposición los mejores actores,
actrices y músicos de la época, que trajeron toda clase de
instrumentos musicales. Con semejante despliegue de medios,
debió organizar veladas artísticas de un elevado nivel musical.
Donde los intérpretes habrán ejecutado con sus coros y
orquestas las mejores obras de aquel tiempo. Sin embargo,
estas experiencias no trajeron satisfacción a su corazón. Y en
los versículos 9 y 10, dijo:
"Fui engrandecido y prosperé más que todos cuantos fueron
antes de mí en Jerusalén. Además de esto, conservé conmigo
mi sabiduría. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan,
ni privé a mi corazón de placer alguno, porque mi corazón se
gozaba de todo lo que hacía. Esta fue la recompensa de todas
mis fatigas."
Quizá usted ha salido alguna vez a caminar y ver los
escaparates de los establecimientos comerciales de su ciudad.
¿Ha pensando usted alguna vez, estimado oyente, en cómo se
sentiría su pudiera comprar todo lo que viera? Salomón pudo
satisfacer esos gustos. Cualquier cosa que deseaba su corazón,
lo compraba, lo obtenía. Y cuando él observaba todo lo que
había en este mundo, era consciente de que no había nada que
se le pudiera negar.
Uno podría lógicamente pensar en que todos los seres humanos
que se encuentren en esa posición serían felices. Bueno, no
sabemos por qué, pero la verdad es que no son felices. Si
consideramos, por ejemplo el creciente número de suicidios,
una primera reacción nos llevaría a pensar que los que cometen
tales actos son las personas que frecuentan ciertas calles, en
las que se refugian los indigentes y vagabundos. Porque para
muchos de ellos parece que la vida no merece la pena ser
vivida. Pero en realidad, entre esa capa de la población no hay
un alto índice de suicidios. La más alta proporción de suicidios
se encuentra en el sector social que reúne a las personas con
mayores recursos económicos, a los personajes más famosos
y a actores de cine y televisión. ¿Y por qué? Porque ellos han
llegado a la misma conclusión que llegó Salomón, y desconocen
la hermosa experiencia de los cristianos que, al tener una
relación con Dios, pueden dirigirse a él con confianza, para
manifestarle sus necesidades, sus carencias, sus ilusiones,
haciendo suyas las siguientes palabras del Salmista David,
padre de Salomón, en el Salmo 37:4, "Deléitate en el Señor, y
el te concederá los peticiones de tu corazón".

Eclesiastés 2:11-26
Volvemos hoy, amigo oyente, al capítulo dos de este libro de
Eclesiastés que estamos estudiando. Este capítulo nos relató
en los versículos 1 al 11, su búsqueda del placer, como medio
para encontrar la satisfacción y la felicidad.
Hemos visto una descripción de los pasatiempos de Salomón.
Lo que llamaríamos su vida de ocio y tiempo libre. Uno puede
ir a Jerusalén hoy y a otros lugares, y puede contemplar las
ruinas de los establos que el rey tenía. En la misma ciudad de
Jerusalén, existen ciertas ruinas, y, también en Megido, uno
puede contemplar los lugares donde parece que comían los
caballos reales. Salomón tenía establos por todas partes en su
país y esto era algo que se le había prohibido. Es decir que la
ley de Moisés prohibía expresamente a los reyes multiplicar el
número de sus caballos.
Él tenía además un sistema de irrigación para sus jardines Él
tenía lo que consideramos, una estancia o un rancho en las
afueras de la ciudad donde podía criar todos estos animales.
Ahora, alguien nos preguntará: "¿Cómo podía permitirse esos
lujos? o, ¿de dónde sacaba todo el dinero para eso?" Bueno,
Salomón acaparaba la mayor parte del oro de su día. Él tenía
mucho dinero para gastar, quería divertirse y edificar todas las
cosas que le proveyeran comodidad en su vida.
Se conoce en la actualidad que sus siervos iban a buscar nieve
al monte Hermón para que él pudiera tener bebidas frías
durante el verano. Y, pensamos que Salomón había probó todo
lo que el hombre podía hacer para lograr tener placer.
Dudamos de que el hombre contemporáneo pueda tener algo
que Salomón no tuvo, o una experiencia que aquel rey no
hubiera ya disfrutado. Sin embargo, con todos los medios que
tuvo a su disposición, no logró los resultados deseados.
También hemos visto que él tenía a su disposición los mejores
actores, actrices y músicos de la época, que trajeron toda clase
de instrumentos musicales. Con semejante despliegue de
medios, debió organizar veladas artísticas de un elevado nivel
musical. Donde los intérpretes habrán ejecutado con sus coros
y orquestas las mejores obras de aquel tiempo. Y teniendo en
cuenta la riqueza disponible para hacer frente a los gastos de
semejantes representaciones culturales, éstas debieron ser
verdaderos espectáculos y experiencias placenteras para el
oído y para la vista. Sin embargo, estas experiencias no
trajeron satisfacción a su corazón.
Para recordar un poco las experiencias que había vivido el rey
Salomón en la grandeza y el esplendor de su reino, vamos a
leer nuevamente los versículos 9 y 10 de este capítulo segundo
de Eclesiastés. De esa manera retomaremos el hilo de nuestra
lectura:
"Fui engrandecido y prosperé más que todos cuantos fueron
antes de mí en Jerusalén. Además de esto, conservé conmigo
mi sabiduría. No negué a mis ojos ninguna cosa que desearan,
ni privé a mi corazón de placer alguno, porque mi corazón se
gozaba de todo lo que hacía. Esta fue la recompensa de todas
mis fatigas."
Quizá usted ha salido alguna vez a caminar y ver los
escaparates de los establecimientos comerciales de su ciudad.
¿Ha pensando usted alguna vez, estimado oyente, en cómo se
sentiría su pudiera comprar todo lo que viera? Salomón pudo
satisfacer esos gustos. Cualquier cosa que deseaba su corazón,
lo compraba, lo obtenía. Y cuando él observaba todo lo que
había en este mundo, era consciente de que no había nada que
se le pudiera negar.
Uno podría lógicamente pensar en que todos los seres humanos
que se encuentren en esa posición serían felices. Bueno, no
sabemos por qué, pero la verdad es que no son felices. Si
consideramos, por ejemplo el creciente número de suicidios,
una primera reacción nos llevaría a pensar que los que cometen
tales actos son las personas que frecuentan ciertas calles, en
las que se refugian los indigentes y vagabundos, personas que
carecen de los medios elementales para la vida y no ven
ninguna salida, ninguna solución a su situación. Porque para
muchos de ellos parece que la vida no merece la pena ser
vivida. Pero en realidad, entre esa capa de la población no hay
un alto índice de suicidios. La más alta proporción de suicidios
se encuentra en el sector social que reúne a las personas con
mayores recursos económicos, a los personajes más famosos
y a actores de cine y televisión. Se trata de personas que no
se encuentran acosadas por la necesidad de sobrevivir porque
les sobran los bienes materiales, las posibilidades de encontrar
placer, y las amistades. ¿Y por qué entonces llegan a tomar la
decisión más trágica e irreversible que hay en esta vida? ¿Por
qué se sienten impulsados a huir de este mundo tomando la
decisión de suicidarse? Porque ellos han llegado a la misma
conclusión que llegó Salomón, y desconocen la hermosa
experiencia de los cristianos que, al tener una relación con
Dios, pueden dirigirse a él con confianza, para manifestarle sus
necesidades, sus carencias, sus ilusiones, haciendo suyas las
siguientes palabras del Salmista David, padre de Salomón, en
el Salmo 37:4, "Deléitate en el Señor, y el te concederá los
peticiones de tu corazón."
Vamos a comenzar pues, con la lectura del pasaje asignado
para el día de hoy. Leamos el versículo 11 de Eclesiastés 2:
"Miré luego todas las obras de mis manos y el trabajo que me
tomé para hacerlas; y he aquí, todo es vanidad y aflicción de
espíritu, y sin provecho debajo del sol."
¡Qué conclusión para un hombre que lo tenía todo! Muchísimas
personas no tomarían en serio la palabra de Salomón. Tendrían
que hacer los mismos experimentos, aunque no con la amplitud
con que Salomón los hizo. Finalmente, llegarían a la misma
conclusión y dirían: "La vida está vacía". Por su parte, Salomón
dijo: "Todo es vanidad y aflicción de espíritu, y sin provecho
debajo del sol". ¡Qué frustrante debe ser mirar atrás y recordar
los esfuerzos realizados, la dedicación total a una tarea, el
tiempo invertido y los gastos realizados, y todo ello para llegar
a la conclusión de que se ha malgastado el tiempo, se ha
malogrado la mayor parte de la vida!
Como veremos en el resto de este capítulo, a partir del
versículo 12, Salomón se dirigió hacia otra área, que podríamos
llamar
El materialismo
Nosotros diríamos que éste es el vivir por el "ahora", lo cual
debería ser entendido por la gente en la actualidad, porque
decimos que somos "la generación del ahora". Es un concepto
materialista. Se trata de vivir para el aquí y el ahora, viviendo
para uno mismo, lo cual es el egoísmo. Cada una de estas
palabras describe una faceta de este tipo de vida. Leamos
ahora el versículo 12 de este segundo capítulo de Eclesiastés:
"Después volví a considerar la sabiduría, los desvaríos y la
necedad; pues ¿qué podrá hacer el hombre que venga después
de este rey? Nada, sino lo que ya ha sido hecho."
En otras palabras, nadie podría darse la gran vida que Salomón
vivió. Él mismo dijo que tendrían que repetir lo que él había
hecho, y que lo encontrarían muy monótono. Y continuó
diciendo en el versículo 13:
"He visto que la sabiduría aventaja a la necedad, como la luz a
las tinieblas."
Evidentemente, es mejor ser un sabio que un insensato. Y es
mejor ser una persona educada que una ignorante. Dice el
versículo 14:
"El sabio tiene sus ojos abiertos, mas el necio anda en tinieblas.
Pero también comprendí que lo mismo ha de acontecerle al uno
como al otro."
Uno puede recordar la época cuando asistía al colegio y sus
maestros le decían: "Piense, use su cabeza, use sus ojos". Y
eso es lo que Salomón estaba diciendo aquí: "El sabio tiene sus
ojos abiertos, pero el necio anda en tinieblas".
Y continuó diciendo: "Pero también comprendí que lo mismo ha
de acontecerle al uno como al otro". Indiferentemente de cuan
inteligente sea usted, usted no se alejará demasiado del
insensato, porque ambos serán sacados de su casa con los pies
por delante para ser sepultados de la misma manera. Y el
versículo 15, nos dice:
"Entonces dije en mi corazón: Como sucederá al necio, me
sucederá a mí. ¿Para qué, pues, me he esforzado hasta ahora
por hacerme más sabio? Y dije en mi corazón que también esto
era vanidad."
Uno pensaría que una persona inteligente podría hallar una
solución diferente a la que llegó Salomón "Y dije en mi corazón
que también esto era vanidad". Resulta interesante que el
hombre contemporáneo, a pesar de los grandes inventos y
avances científicos que han tenido lugar en el área de la
medicina, no ha sido capaz de extender la vida humana por
mucho tiempo aunque el promedio de vida ha aumentado en
unos diez años más. Pero coloque usted esos diez años junto a
mil años, o colóquelos junto a la eternidad, ¿qué tiene
entonces? No tiene ni siquiera un segundo en el reloj de la
eternidad. La realidad es que el ser humano no ha hecho mucho
por sí mismo aquí en esta tierra. Ahora veamos lo que dice el
versículo 16:
"Porque ni del sabio ni del necio habrá memoria para siempre;
pues en los días venideros todo será olvidado, y lo mismo
morirá el sabio que el necio."
Como usted acaba de ver, mueren de la misma manera. Usted
puede ser inteligente de nacimiento, con un alto coeficiente
intelectual. Usted puede haber recibido una educación, incluso
tener títulos universitarios, pero nada de ello le ayudará cuando
llegue el momento de morir. Tampoco evitará su muerte.
Cuando llegue la hora de morir, usted pasará directamente por
esa puerta, saldrá de la vida y no habrá nada en este mundo
que le libere de esa experiencia. Continuemos leyendo el
versículo 17 de este segundo capítulo de Eclesiastés:
"Por tanto, aborrecí la vida, pues la obra que se hace debajo
del sol me era fastidiosa, por cuanto todo es vanidad y aflicción
de espíritu."
Repitamos que la vanidad significa vaciedad, se refiere a algo
que está vacío, sin significado, sin propósito. ¿Qué se ha hecho
con toda esa obra que se hace debajo del sol?
Podemos tomar como ejemplo a ese gran inventor que fue
Tomás Edison. Él trabajó en un laboratorio, y desarrolló
muchos proyectos tales como la bombilla eléctrica y el
tocadiscos. Todos los instrumentos de grabación que tenemos
en la actualidad se basan en los trabajos de Edison. Él era un
genio, pero murió, igual que todos los demás. Y después de
todo, toda esa brillante trayectoria, ¿de qué le sirvió?, ¿qué
provecho le trajo?
Su laboratorio se conserva en Fort Myers, en el estado de
Florida, en los Estados Unidos. Si usted va allí alguna vez,
merece la pena visitar su casa y su laboratorio. En ese
laboratorio trabajó día y noche. Sufría de uno de los mejores
tipos de insomnio, así que tenía una cama pequeña en el
laboratorio donde pudiera recostarse por unos momentos de
vez en cuando. Trabajaba día y noche, realizando muchos
experimentos que nunca dieron ningún resultado. No creemos
que la vida fuera emocionante para él. Más bien nos parece que
Tomas Edison la encontró muy aburrida.
Y escuchemos lo que Salomón dijo aquí en el versículo 18, de
este segundo capítulo de Eclesiastés:
"Asimismo aborrecí todo el trabajo que había hecho debajo del
sol, y que habré de dejar a otro que vendrá después de mí."
Tendremos que partir algún día y dejar todo aquí en la tierra.
¿Se ha detenido usted, estimado oyente, a pensar en ello? ¿De
qué le habrá servido el haber trabajado sin descanso?
Muchísimas personas han trabajado duramente toda su vida
para acumular algo de los bienes de este mundo, y después
tienen que partir de este mundo y dejárselo a algún pariente
que ni siquiera cree en Dios. Hay muchas personas que han
dejado sus bienes a alguna organización cristiana para que ella
use su dinero para difundir el Evangelio después de que ellas
hayan partido. Pero muchas organizaciones se han apartado de
la fe cristiana con el transcurso de los años, alejándose de la
enseñanza y difusión de la Palabra de Dios.
Por ejemplo, El Sr. Harvard quien fundó la Universidad que
lleva su nombre, la Universidad de Harvard en los Estados
Unidos, era un fiel cristiano, que creía en la integridad e
inspiración de la Biblia, y que al morir dejó su dinero para
propagar la fe cristiana. Hoy en día usted no encuentra esa fe
reflejada en el programa de estudios de Harvard, porque sus
profesores se han apartado de la fe. Así que el dinero que el
sr. Harvard dejó ha llegado a ser usado de la manera opuesta
a la que él creía, y para lo que estaba destinado.
Estimado oyente, Salomón tuvo que enfrentarse con el mismo
tipo de problema, y primera de Reyes 12 nos relata lo que
sucedió. Él le dejó el reino a su hijo, y fue la insensata
arrogancia de su hijo, la que dividió al reino de Israel entre el
reino del norte (o de Israel) y el reino del sur (o de Judá).
Aquello división constituyó una tragedia irreversible en la
historia de la nación. Notemos ahora, lo que el escritor dijo en
el versículo 19, de este capítulo 2 de Eclesiastés:
"Y ¿quién sabe si será sabio o necio el que se adueñe de todo
el trabajo en que me afané y en el que ocupé mi sabiduría
debajo del sol? Esto también es vanidad."
Salomón no sabía qué clase de hombre se iba a hacer cargo
del fruto de todo el trabajo lo que él había realizado. Y
consideró una pérdida de tiempo trabajar por algo y luego
entregárselo a una persona insensata. Imaginemos el
tremendo sentido de frustración que debió sentir al llegar a
esta conclusión. Veamos sus sentimientos reflejados en las
palabras que escribió a continuación. Leamos el versículo 20:
"Volvió entonces a desilusionarse mi corazón de todo el trabajo
en que me afané, y en el que había ocupado debajo del sol mi
sabiduría."
Tomemos nota de la expresión debajo del sol. Es una forma de
indicar el punto de vista de un ser humano que vive alejado de
Dios. Ésta no es la persona a quien Cristo, desde un punto de
vista espiritual, sentó en las regiones celestiales, como declaró
el apóstol Pablo en Efesios 2:6. Esa persona cristiana,
contempla la tierra desde el punto de vista de Dios, desde la
perspectiva de los ciudadanos del cielo que caminan de manera
transitoria por esta tierra. Pero esta otra perspectiva que se
define como debajo del sol conduce al pesimismo, al
desaliento. Es como permanecer en un callejón sin salida, por
un camino que no conduce a ninguna parte. Continuemos
leyendo el versículo 23:
"Porque todos sus días no son sino dolores, y sus trabajos
molestias, pues ni aun de noche su corazón reposa. Esto
también es vanidad."
"Esto también es vanidad" es la frase que concluye este
versículo. Y Salomón descubrió algo más. Que no merecía la
pena preocuparse acerca de este asunto, porque no había nada
que él pudiera hacer para cambiar esas situaciones. El hombre
no lo podía hacer en aquel entonces y pensamos que tampoco
puede hacerlo hoy. Luego, en los versículos finales, los
versículos 24 al 26, de este capítulo segundo de Eclesiastés,
dijo Salomón:
"No hay cosa mejor para el hombre que comer y beber, y
alegrarse del fruto de su trabajo. He visto que esto también
procede de la mano de Dios. Porque, ¿quién comerá y quién se
alegrará sino uno mismo? Porque al hombre que le agrada,
Dios le da sabiduría, ciencia y alegría; pero al pecador le da el
trabajo de recoger y amontonar, para dejárselo al que agrada
a Dios. También esto es vanidad y aflicción de espíritu."
Si usted está viviendo solamente para usted mismo, estimado
oyente, aun si es un hombre que sirve a Dios, o si usted es un
pecador no regenerado viviendo para sí mismo, no hay una
meta, no hay un propósito para su vida, no hay ningún fruto
en su paso por este mundo, entonces su vida se apagará no
quedando nada de ella, ni aquí en este tierra, ni en la eternidad.
Al encontrarse en esa condición, su corazón acabará lleno de
amargura, y llegará al final de su vida con nada de valor.
Pero, estimado oyente, después de esta situación que no ofrece
ninguna esperanza, hay otra opción que le invitamos a
considerar: Reconocer que somos pecadores y que
necesitamos apropiarnos por la fe de la obra de Cristo en la
cruz, recibiendo la salvación que Él nos ofrece. Y después, por
la obra del Espíritu Santo, la vida del creyente puede ser una
vida fructífera. El mismo Señor Jesús les dijo a los suyos, en
Juan 15:16, "Yo os elegí a vosotros y os he puesto para que
vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que
todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, el os lo de"

Eclesiastés 3:1 - 4:9


Bien, llegamos ahora al capítulo tercero, y en este capítulo
notamos que Salomón adoptó cierta filosofía para la vida,
conocida como fatalismo. Esta creencia era común entre los
paganos; el budismo es un sistema fatalista, y el platonismo
también lo es. En el día de hoy encontramos que ciertos cultos,
dan la impresión de tener una gran fe en Dios pero, en realidad,
la "fe" consiste en fatalismo.
Uno puede observar esto los viernes, cuando gran número de
personas regresan a sus hogares luego de cumplir con sus
labores. Uno puede ver a esta gente, en su mayoría cansada,
mostrando en sus rostros el cansancio de la tarea del día.
Algunos que son vendedores llevan en sus maletines parte de
su trabajo, y tratan de poner punto final a un informe, para
poderlo presentar a tiempo en su oficina. Quizá lo tengan que
despachar por correo para que esté en las manos del
Presidente de la Compañía el lunes siguiente. Y si uno tiene
oportunidad de conversar con alguna de estas personas,
exponiendo sus puntos de vista, descubrirá que muchos tienen
un punto de vista fatalista en cuanto a la vida.
En cierta ocasión dos hombres estaban viajando en avión y en
cierto punto, el avión comenzó a internarse en una zona de
tormentas. Uno de ellos, preguntó al otro si no se sentía
asustado o no sentía temor en cuanto a las condiciones del
tiempo. Y el otro respondió: "No, no vale la pena asustarse; lo
que va a suceder, sucederá, y uno no lo puede cambiar. Si a
uno le toca el turno de irse de este mundo, así sucederá. Así
es que no hay nada que uno pueda hacer al respecto". Y como
este hombre, amigo oyente, hay muchos, aferrados a una
filosofía de la vida que es bastante popular. Se la llama de
muchas formas diferentes, pero su nombre propio es
"fatalismo". Muchas personas se enfrentan a la vida con este
punto de vista. Leamos entonces los versículos 1 al 8, que
inician la exposición de este punto de vista en el cual Salomón
buscó satisfacción, llamado
Fatalismo
"Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo
tiene su hora: Tiempo de nacer y tiempo de morir, tiempo de
plantar y tiempo de arrancar lo plantado, tiempo de matar y
tiempo de curar, tiempo de destruir y tiempo de edificar,
tiempo de llorar y tiempo de reír, tiempo de hacer duelo y
tiempo de bailar, tiempo de esparcir piedras y tiempo de
juntarlas, tiempo de abrazar y tiempo de abstenerse de
abrazar, tiempo de buscar y tiempo de perder, tiempo de
guardar y tiempo de tirar, tiempo de rasgar y tiempo de coser,
tiempo de callar y tiempo de hablar, tiempo de amar y tiempo
de aborrecer, tiempo de guerra, y tiempo de paz."
Éste es el punto de vista de Salomón, tal como él lo expresó.
En nuestra época solemos oír la expresión "hay que tomar la
vida como viene".
En una parte de este párrafo dijo: "Hay tiempo de buscar y
tiempo de perder", así es que uno puede jugar o depositar
dinero en el mercado de las acciones y si pierde, bueno, eso es
lo que tenía que suceder. Es observar la vida y aceptarla de
esa manera pasiva, aceptando los incidentes, los eventos, tal
como se presentan. Es la filosofía del fatalismo. El Diccionario
de la Real Academia la define como una creencia según la cual
todo sucede por ineludible predeterminación o destino. Las
personas que asumen esta creencia muestran una actitud
resignada, al no ver la posibilidad de cambiar el curso de los
acontecimientos adversos. Eso es lo que se nos expresa aquí
en estas palabras de los 8 primeros versículos.
Al avanzar podemos ver que el versículo 9, de este capítulo
tercero de Eclesiastés, nos dice:
"¿Qué provecho obtiene el que trabaja de aquello en que se
afana?"
¿De qué sirve todo esto? ¿Para qué luchar? Si usted no puede
luchar contra ellos, pues únase a ellos. Ésta es una frase
frecuentemente repetida entre personas en diversas
actividades, especialmente usada entre comerciantes o
empresarios no cristianos en el mundo de los negocios. El
dinero se gana en base a esa estrategia.
Usted podrá comprobar que las personas que viven con esta
actitud o forma de funcionar, no son felices. Creemos que son
personas con las cuales sería muy difícil convivir. El versículo
10, del capítulo 3, nos dice:
"He visto el trabajo que Dios ha dado a los hijos de los hombres
para que se ocupen en él."
Salomón había mirado a su alrededor: Fue como si hubiera
dicho: "Yo miro a mi alrededor y veo a la gente con problemas
por todas partes. Yo he logrado escapar algo a esas
situaciones, y sencillamente considero que tengo suerte, y eso
es todo". Luego, en el versículo 11, dijo:
"Todo lo hizo hermoso en su tiempo, y ha puesto eternidad en
el corazón del hombre, sin que éste alcance a comprender la
obra hecha por Dios desde el principio hasta el fin."
Aquí dice que Dios ha puesto eternidad en el corazón del
hombre. Es decir, que ha puesto en la mente humana el sentido
del tiempo, la idea de lo infinito. Las personas tienen el anhelo,
el deseo de saber la significación de sí mismos y de sus
acciones más allá del tiempo; no están satisfechas por quedar
limitadas al tiempo, al carácter efímero y temporal de su
existencia en el mundo. Hay muchos hombres que comienzan
con esta filosofía de que van a exprimir su vida al máximo para
obtener de ella todo lo que puedan. Salomón lo hizo así, y no
quedó satisfecho en absoluto. Sigamos leyendo ahora el
versículo 12, de este capítulo 3 de Eclesiastés, donde dice:
"Yo he conocido que no hay para el hombre cosa mejor que
alegrarse y hacer bien en su vida, 13y también que es don de
Dios que todo hombre coma y beba, y goce de los beneficios
de toda su labor."
Existe otro grupo en esta multitud de personas que estamos
mencionando; aquellos que quieren hacer bien. Un hombre dijo
en cierta ocasión: "Bueno, yo creo que una persona siempre
tiene que tratar de hacer las cosas lo mejor que pueda, tiene
que hacer el bien. Eso es lo que yo trato de hacer". Estimado
oyente, ese hombre no estaba haciendo mucho bien, pero esa
era su filosofía de la vida. Luego, en el versículo 13 de este
capítulo 3, leemos:
"Y también que es don de Dios que todo hombre coma y beba,
y goce de los beneficios de toda su labor."
Este hombre dijo: "Bueno, yo no veo nada malo en beber". Y
desde su punto de vista no había nada malo en ello. Ése es el
fatalismo del ser humano contemporáneo. Ahora, en el
versículo 14, leemos:
"Sé que todo lo que Dios hace es perpetuo: Nada hay que
añadir ni nada que quitar. Dios lo hace para que delante de él
teman los hombres."
Ellos hablan de la voluntad de Dios como algo primordial; pero,
estimado oyente, con este punto de vista, el hombre dice:
"Bueno, si no es la voluntad de Dios que yo me salve, no me
salvaré". Es que de esta manera el fatalismo no deja lugar para
la misericordia y la gracia de Dios. El fatalismo dice que Dios
no escucha ni contesta las oraciones. Estimado oyente, son la
gracia, la misericordia y el amor de Dios las que hacen que esta
vida sea emocionante, y las que traen alegría a la vida y dan
paz al corazón humano.
Al llegar a este punto, tenemos otra filosofía que llamamos
egoísmo. Es un amor excesivo por uno mismo; el interés propio
del individuo es el bien supremo de la vida. Esta sección se
extiende desde este capítulo 3 versículo 16 hasta el capítulo 4
versículo 16. Leamos pues el versículo 16, que comienza a
hablarnos del
Egoísmo
"Vi más cosas debajo del sol: en lugar del juicio, la maldad; y
en lugar de la justicia, la iniquidad."
El escritor estaba diciendo aquí que todos los hombres eran
malvados. Que en realidad uno no puede confiar en nadie. Éste
es un punto de vista cínico de la raza humana, pero debemos
confesar que es un punto de vista bastante correcto de nuestra
raza humana. Es verdad.
Un hombre de negocios, creyente, dice que muchas personas,
cuando están realizando sus negocios, confían en la otra
persona hasta que ésta demuestre que no se puede confiar en
ella. Él dice que ha aprendido a tratar a las personas como
indignas de confianza, hasta que ellas prueben que no lo son.
Ahora, ésta es una actitud cínica. Desgraciadamente, es
razonablemente exacta y debemos decir que nuestro amigo es
un empresario de éxito. Él confronta la realidad tal como Dios
la ha descrito. Como dijo el apóstol Pablo en Romanos 3:23,
"todos pecaron".
Y Salomón continuó con esta línea de pensamiento. Leamos los
versículos 17 y 18:
"Y dije en mi corazón: Al justo y al malvado juzgará Dios;
porque allí hay un tiempo para todo lo que se quiere y para
todo lo que se hace. Dije también en mi corazón: Esto es así,
por causa de los hijos de los hombres, para que Dios los
pruebe, y vean que ellos mismos son semejantes a los
animales."
Ahora, esta idea no es muy estimulante, ¿verdad? Y los
versículos 19 y 20, dicen:
"Pues lo mismo les sucede a los hijos de los hombres que a las
bestias: como mueren las unas, así mueren los otros, y todos
tienen un mismo aliento de vida. No es más el hombre que la
bestia, porque todo es vanidad. Todo va a un mismo lugar;
todo fue hecho del polvo, y todo al polvo volverá."
Estamos seguros que usted, estimado oyente, reconocerá que
hay varios cultos, o sectas, que se basan en esta declaración.
Sin embargo, debemos recordar que este es el punto de vista
del hombre debajo del sol, que vive para su propio interés.
Vivir para uno mismo, disfrutando de la vida para el placer
propio, es el motivo por el cual las personas hoy en día, se
implican en algunos proyectos buenos. Por ejemplo, hay
muchos que tienen interés en los deportes y se entregan a
ellos. Otros se dedican al arte, otros a la literatura, y otros a la
música o a otras muchas actividades. Estas ocupaciones no
están mal, pero son egoístas; satisfacen los deseos egoístas de
la persona.
Este punto de vista no acepta la conclusión optimista. Es que
la evolución dice que el hombre era una bestia pero que ahora
ha llegado a ser un ser humano. El egoísmo o el interés propio
dice que el hombre es una bestia, lo cual hace que el individuo
desprecie a los demás. Esta filosofía produjo el sistema de
castas en la India, y el sistema de clases en otras partes del
mundo. Esto conduce a la vanidad y al sentimiento de que uno
se sienta mejor que otro. Esta filosofía tiene un punto de vista
pesimista de la muerte; el hombre muere como muere el
animal. Y ya que el ser humano espera morir como muere un
animal, va a vivir para sí mismo en esta vida e intentará
obtener todo lo que puede de ella. Este tipo de enseñanza se
imparte en muchas aulas. La evolución es una forma de ella,
aunque ésta dice que el ser humano era una bestia, y esta idea
que hemos comentado dice que el ser humano es una bestia.
Sólo se trata de una diferencia entre períodos de tiempo.
Ambas ideas están de acuerdo en que usted va a morir como
un animal, y en que usted no tiene alma ni espíritu; así que
entonces bien podría vivir como un animal.
Recordando lo que acabamos de decir, es interesante observar
la conducta de los animales. ¿Ha observado usted alguna vez
a unos gatitos cuando tratan de comer? No tienen ninguna
consideración entre sí. Cuando juegan, juegan juntos sin
problemas, pero cuando les dan la comida, no se preocupan
para nada por empujar al más pequeño fuera del grupo, y
entonces el dueño de los gatos tiene que ocuparse
personalmente de alimentar al más pequeñito, ya que sus
hermanos y hermanas estarían dispuestos a dejarle morirse de
hambre, sin preocuparse por ello. ¿Es que no tienen compasión
de él? No. Su egoísmo es también su filosofía de la vida. Y uno
puede observar a los pájaros en su nido actuando de la misma
manera. Cada pájaro se ocupa de sí mismo. Éste es el punto
de vista del mundo animal. La razón por la cual el ser humano
está comenzando a reaccionar como un animal es que él ha
sido enseñado en la escuela que es un animal. Leamos ahora
lo que dice el versículo 21, de este capítulo 3 de Eclesiastés:
"¿Quién sabe si el espíritu de los hijos de los hombres sube a
lo alto, y el espíritu del animal baja a lo hondo de la tierra?"
Salomón reconoció que el hombre era diferente al animal,
porque el espíritu del hombre se remonta a las alturas,
mientras que el espíritu del animal desciende a las
profundidades de la tierra, porque es sólo un animal. Y luego,
en el versículo 22, leemos:
"Así, pues, he visto que no hay cosa mejor para el hombre que
alegrarse en su trabajo, porque esa es su recompensa; porque,
¿quién lo llevará para que vea lo que ha de venir después de
él?"
En otras palabras, esta vida es todo lo que vamos a conseguir.
Nuevamente diremos que esta es una enseñanza
contemporánea y podemos denominarla como queramos. Es
decir que, esta vida lo es todo y lo único que en realidad merece
la pena es que el hombre se identifique con su medio ambiente
y viva como vive un animal. Por cierto, esta es la versión
antigua de una filosofía que surgió de nuestras escuelas hace
muchos años.
Llegamos ahora al
Capítulo 4
Este capítulo continúa con el relato de la búsqueda de Salomón
por satisfacción a través de la filosofía del egoísmo. Y en el
primer versículo de este capítulo 4, dijo:
"Me volví y vi todas las violencias que se hacen debajo del sol:
las lágrimas de los oprimidos, sin tener quien los consolara; no
había consuelo para ellos, pues la fuerza estaba en manos de
sus opresores."
¿Cree usted estimado oyente, que esto se aproxima en alguna
manera a cierta filosofía política de algunos países? Bueno, el
egoísta se rebela contra el sistema, contra la clase dirigente.
Se opone a ella. Sin embargo cualquiera sea el sistema que
exista, quienquiera que esté gobernando, los pobres serán
oprimidos. Sinceramente, el pobre siempre recibirá la peor
parte; de eso no hay ninguna duda. Ellos son los oprimidos. Así
que los movimientos de protesta comienzan a partir de esa
situación social. Escuchemos lo que dice aquí en el versículo 2,
de este capítulo 4:
"Alabé entonces a los muertos, los que ya habían muerto, más
que a los vivos, los que todavía viven."
Usted quizás habrá escuchado decir: "Prefiero estar muerto
que vivo". El que eso dice se rebela contra el sistema y las
estructuras de autoridad. Parecería como si la muerte no le
infundiera ningún temor a esta persona. Luego, dijo el escritor
en el versículo 3:
"Pero tuve por más feliz que unos y otros al que nunca ha
existido, al que aún no ha visto las malas obras que se hacen
debajo del sol."
Y aquí tenemos la otra cara de la moneda. Sería mejor que las
generaciones futuras nunca nacieran. A veces escuchamos la
frase: "Ojalá nunca hubiera nacido". Y el versículo 4 dice:
"He visto asimismo que toda obra bien hecha despierta la
envidia del hombre contra su prójimo. También esto es vanidad
y aflicción de espíritu."
Resulta interesante que el egoísta se rebele contra el sistema,
contra el opresor, contra aquello que está mal. ¿Pero qué
podemos decir de aquel que está haciendo el bien? ¿Y qué
acerca de aquel que está tratando de hacer algo al respecto?
Bueno, el egoísta dice que eso tampoco es bueno, porque
constituye una pérdida de tiempo. Aquí vemos que éste es
verdaderamente un punto de vista pesimista de la vida. Y en
el versículo 5, leemos:
"El necio se cruza de brazos y se consume en sí mismo."
¿Quiere esto decir que el necio es un caníbal? No, en realidad
significa que no está dispuesto a hacer nada para protegerse a
sí mismo; y ni siquiera trabajará para sí mismo. En la
actualidad hemos desarrollado una sociedad como ésta; las
personas sólo están dispuestas a que se les de de todo. Veamos
ahora lo que dijo en el versículo 6:
"Más vale un puño lleno de descanso, que ambos puños llenos
de trabajo y aflicción de espíritu."
Y otra versión añade a estas palabras "corriendo tras el viento".
Francamente, ésta es una buena afirmación. Por supuesto, este
individuo sólo quiere hacer lo suyo, lo que a él le interesa. Pero
es mejor tener algo de esta manera, que tener ambas manos
llenas aflicción o anhelando cosas ilusorias. Luego, el versículo
7 dice:
"Me volví otra vez, y vi vanidad debajo del sol."
A donde quiera que uno vaya, se nota que las cosas funcionan
mal. No hay ninguna salida. Ésta es la peor clase de pesimismo.
Ésta es una clase de filosofía que conduce al suicidio. Se trata
de la antigua llaga que se ha infectado. Detrás de todo se
encuentra el mismo pesimismo de la filosofía del egoísmo, que
enseña que todo esto acaba en la nada. Y en el versículo 8,
leemos:
"Un hombre está solo, sin sucesor, sin hijo ni hermano. Nunca
cesa de trabajar, sus ojos no se sacian de riquezas, ni se
pregunta: ¿Para quién trabajo yo y privo a mi vida de todo
bienestar? También esto es vanidad y duro trabajo."
¡Qué cuadro es éste que tenemos ante nosotros! Incluso si
usted trabaja para otros y les ayuda, está simplemente
perdiendo el tiempo. Y finalmente, dijo el escritor aquí en el
versículo 9 de Eclesiastés 4:
"Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por su
trabajo."
Ahora él iba a dar algunas buenas razones para asociarse con
alguien para formar un equipo, pero seguramente serán
razones egoístas. Para él, dos son mejores que uno porque
obtienen mayor provecho por su trabajo. O sea que usted
podrá conseguir más dinero asociándose con alguien que
tratando de hacerlo en solitario.
Dijimos al principio que el egoísmo era un excesivo amor por
uno mismo. La persona se concentra en su propio interés y se
desentiende de la situación de los demás. Pero esa situación
de soledad le enfrenta con su propia insatisfacción. Y entonces,
su única salida es apartar la mirada de sí misma y elevar su
mirada a Aquél que no se encerró su Su propia gloria ni en la
perfección de Su mundo, sino que se trasladó a este mundo
para rescatarnos de nuestro pecado y miseria muriendo en una
cruz. Estimado oyente, una mirada de fe en el Señor Jesucristo
le liberará de ese aislamiento en que usted se ha encerrado, de
su frustración, y le salvará y le dará la vida eterna y libertad
que disfrutan todos los hijos de Dios.

Eclesiastés 4:10 - 5:7


Hoy, estimado oyente, regresamos al capítulo 4 de este Libro
de Eclesiastés, y vamos a comenzar nuestro estudio como
dijimos, con el versículo 10. Nos encontramos en una sección
donde Salomón, continuando con sus experimentos en el
laboratorio de la vida y en su búsqueda de la satisfacción,
estaba explorando el egoísmo, viviendo para sí mismo. El
egoísmo es el amor excesivo de uno mismo. El egoísta se
preocupa de forma excesiva de su propio interés, sin cuidarse
del de los demás.
Como usted bien sabe, el Libro de Eclesiastés revela que
Salomón trató de buscar la satisfacción por todos los medios a
su alcance debajo del sol, pero ninguna de estas cosas le dieron
la satisfacción que él buscaba, y por cierto que tampoco
encontró esa satisfacción en el vivir para sí mismo. Pero en
este lugar de nuestro texto él estaba examinando el egoísmo,
y nos encontramos en esta sección que comenzó en el capítulo
3, versículo 16. Vemos al llegar al capítulo 4 y versículo 10 los
beneficios de la compañía. En el versículo 9 había dicho lo
siguiente: Mejor son dos que uno, pues reciben mejor paga por
su trabajo. Entonces, leamos ahora el versículo 10, donde
continuó exponiendo las ventajas de no vivir ni actuar en
solitario.
"Porque si caen, el uno levantará a su compañero; pero ¡ay del
que está solo! Cuando caiga no habrá otro que lo levante."
Salomón hizo el descubrimiento de que el intentar vivir
solamente para uno mismo no significa que usted puede ir por
la vida solo. Usted necesita a alguien que le acompañe y ayude.
"¡Ay de aquel que esté solo cuando caiga!" Dice aquí. Por tal
motivo se nos recomienda formar un grupo cuando vamos a
una caminata de excursión, antes que ir solos. En caso de
accidente es bueno tener a alguien cerca. Es el problema de
muchos jubilados que viven solos, que pueden caerse y sufrir
una fractura, lo cual les imposibilita incluso de a acercarse al
teléfono. A veces hasta puede pasar uno o dos días antes que
algún vecino se interese por ellos. Así que, concluyó el escritor,
es mejor ir acompañado, porque si uno cae, la otra persona le
puede ayudar.
Es decir, que usted puede hacer muchas cosas junto a otra
persona, que no podría hacer si estuviera solo. Y en el versículo
11 dijo:
"También, si dos duermen juntos se calientan mutuamente,
pero ¿cómo se calentará uno solo?"
Así, un miembro del equipo puede dar calor a otro. Quizá usted
recuerda cuando era niño y en invierno cuando hacía mucho
frio le gustaba acurrucarse junto a sus padres o hermanos,
para recibir su calor. De modo que, así entre los dos, pudieran
calentarse mejor. Luego, en el versículo 12, dice:
"A uno que prevalece contra otro, dos lo resisten, pues cordón
de tres dobleces no se rompe pronto."
Y de paso podemos recordar la conocida frase, dos es
compañía, y tres es una multitud. Y es bueno ser esa multitud,
especialmente, si alguien lo ataca a uno. Si uno solo no es
capaz de defenderse por sí mismo; es bueno tener alguien que
le acompañe.
En ciertos lugares no es aconsejable que una mujer vaya sola
a ciertos lugares públicos. Siempre tiene que hacerlo
acompañada por alguna otra persona.
Como es bien sabido, tenemos grandes problemas de
seguridad en relación con los robos y violencia en las calles,
especialmente en las grandes ciudades. Con frecuencia, la
víctima es aquella persona que transita sola por ciertos lugares.
Esa soledad la convierte en alguien vulnerable, indefenso. La
Biblia enseña claramente que las personas no regeneradas por
Dios, tienen una vieja naturaleza pecaminosa y, por otra parte,
no tienen el control del Espíritu Santo en sus vidas. Debería
resultar obvio que el ser humano civilizado no ha perdido esa
naturaleza y cuando está influenciado por sus tendencias, o
apremiado por ciertas necesidades, necesita restricciones, más
que libertad para hacer lo que le plazca. Generalmente
hablando, la libertar que se ejerce muchas veces en nuestro
tiempo es la libertad de atracar a la gente en plena calle y a la
luz del día, para atentar contra la seguridad física, para realizar
llamadas con proposiciones obscenas, para emitir a todo
volumen música que solo interese a un grupo reducido de
personas en horas que las que la mayoría de los vecinos
necesita descansar. O sea, que se trata de una libertad para
expresar el egoísmo, las pasiones más bajas y las tendencias
más destructivas de cualquier manera y sin restricción alguna.
Estimado oyente, usted ya sabe que la libertad no se expresa
a través de una conducta abusiva. Nuestra libertad termina
donde comienza la libertad de los demás.
La persona centrada en sí misma no encontrará satisfacción en
esta vida. Un individuo que trabaje solo, podría encontrar cierta
satisfacción por un tiempo, pero finalmente se cansaría de esa
monotonía. Y lo mismo sucedería al viajar o practicar turismo
en solitario. Y dice el versículo 13:
"Mejor es el muchacho pobre y sabio que el rey viejo y necio
que no admite consejos"
A la luz de lo que estamos leyendo sobre su vida, podríamos
decir que el rey Salomón era un joven sabio y, al mismo
tiempo, un rey insensato. Y en el versículo 14, podemos leer:
"Aunque haya salido de la cárcel quien llegó a reinar, o aunque
en su reino naciera pobre."
Aunque hay muchos factores que producen el empobrecimiento
de grandes sectores de la sociedad, es indudable que la
corrupción en varios niveles de la vida pública en algunos
países, ha ayudado notablemente a hacer más pobres los
recursos de los sectores más desfavorecidos de la población.
Por supuesto tales abusos y toda clase de abusos son
contrarios a la voluntad de Dios para la humanidad. Son una
consecuencia de las pasiones, de las ambiciones que el ser
humano no puede controlar. Luego, leemos en los versículos
15 y 16, de este capítulo 4 de Eclesiastés:
"Y vi a todos los que viven debajo del sol caminando con el
muchacho sucesor, que ocupará el lugar del otro rey. La
muchedumbre que lo seguía no tenía fin; y sin embargo, los
que vengan después tampoco estarán contentos de él. Y esto
es también vanidad y aflicción de espíritu."
Veamos la frase "el muchacho sucesor, que ocupará el lugar
del otro rey". Resulta interesante recordar que Salomón era el
segundo hijo de Betsabé (esposa de David) y él no era la
persona a quien David hubiera elegido para ser rey. Y Salomón
aparentemente se había dado cuenta de ello. También
debemos mencionar que Isaac no era el primer hijo de
Abraham, y que Jacob tampoco fue el hijo primogénito de
Isaac. Dios cumplió a veces su propósito al elegir a los que
ocupaban un segundo lugar. Estimado oyente, si usted cree
que es una persona de segunda clase, recuerde que delante de
Dios, usted es una persona de primera clase.
Luego, la segunda cosa que debemos notar aquí es que al pasar
al tiempo, las cosas parecen diferentes de lo que eran en un
principio. Dice aquí "los que vengan después tampoco estarán
contentos con él". A veces un presidente comienza su mandato
rodeado de popularidad, pero al transcurrir el tiempo, a veces
por el desempeño de su gestión o por el desgaste de la labor
de gobierno, su nivel de aceptación va disminuyendo hasta
llegar al punto en que una parte de la población considera que
sus medidas de gobierno perjudican a una nación, llevándola
hacia una decadencia. Por ello dice este versículo 16: "La
muchedumbre que lo seguía no tenía fin; y sin embargo, los
que vengan después tampoco estarán contentos con él".
Y ahora, en nuestro estudio de Eclesiastés llegamos al
Capítulo 5
En este momento del relato Salomón continuó su búsqueda y
probó algo más, y ese intento podría interesar a muchos en la
actualidad. Él trató de encontrar satisfacción en la religión y no
la encontró. Vamos a decir aquí algunas cosas que quizá le
sorprendan, pero le rogamos que no las rechace hasta que las
haya considerado detenidamente.
La naturaleza del ser humano, concretamente sus pasiones,
han conducido a muchísima gente a fanatizarse, a defender con
desmedida tenacidad sus creencias u opiniones religiosas o
políticas. En nombre de religiones se han cometido los mayores
abusos, los peores desmanes, y se han llevado a cabo crueles
guerras. ¿Sabía usted que esa manera de entender la religión
ha perjudicado a más gente en este mundo que cualquier otra
cosa? Recordemos lo que los practicantes de religiones
paganas han hecho por la gente a lo largo de la historia Bíblica.
Por otra parte, podemos observar que cuando ciertas
tendencias teológicas han promovido puntos de vista que
afectaban a la autoridad de la Biblia y al carácter relativo de la
Palabra de Dios, se produce un deterioro del nivel espiritual de
los cristianos, así como un desinterés en la difusión de la Biblia
y la proclamación del mensaje del Evangelio.
Más que intentar tener una religión, lo que el ser humano
necesita es tener a Cristo. Desde nuestro punto de vista uno
no podría llamar al Cristianismo una religión. La Biblia no
establece un conjunto de reglas para celebrar las ceremonias
religiosas. Por tal motivo existe una gran diversidad de
congregaciones cristianas que practican diversas formas de
adoración. Al Cristianismo no se le dio una norma ritual a
seguir, porque desde el principio estuvo centrado en una
Persona, es decir, en Cristo. Ser un cristiano, significa que uno
confía en Cristo. La práctica religiosa, por sí misma, nunca
ayudado mucho al hombre.
Escuchemos esta tremenda declaración que pronunció
Salomón en el primer versículo de este capítulo 5 al
encontrarse
Buscando satisfacción en la religión
"Cuando vayas a la casa de Dios, guarda tus pasos. Acércate
más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios, quienes
no saben que hacen mal."
Salomón trató de convertirse en una persona religiosa y fue al
templo. Aquí hay una palabra de advertencia a pronunciar
votos o promesas apresurados. Y continuó diciendo en el
versículo 2:
"No te des prisa a abrir tu boca, ni tu corazón se apresure a
proferir palabra delante de Dios, porque Dios está en el cielo,
y tú sobre la tierra. Sean, por tanto, pocas tus palabras."
La advertencia se dirige contra tomar decisiones bajo la presión
de las emociones. El escritor había probado esa religiosidad
superficial. Y en la actualidad hay muchos cristianos infelices.
Nunca se comprometen. Se conforman con cumplir un ritual
cómodo, breve y agradable. No hay nada que apague la vida
espiritual más que ese tipo de religiosidad aparente. Y continuó
diciendo en el versículo 3:
"Porque de las muchas ocupaciones vienen los sueños, y de la
multitud de palabras la voz del necio."
Los insensatos suelen expresarse con gran abundancia de
palabras. Y estas palabras no deberían pronunciarse ante la
presencia del Señor. Y dijo el escritor en el versículo 4:
"Cuando a Dios hagas promesa, no tardes en cumplirla, porque
él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes."
Cuando se extiende una invitación en una iglesia para prometer
algo a Dios, uno no debería responder a ella simplemente por
sentirse emocionado o impresionado por el ambiente. Tendrá
que sentir una convicción interior por el Espíritu Santo. A Dios
no se le puede prometer algo con ligereza o arrastrado por la
actitud de otros. Uno no puede esperar incumplir algo
prometido a Dios y pretender continuar manteniendo una
relación vital con Él, una relación de compañerismo y comunión
disfrutando de la bendición de Dios. Luego Salomón continuó
diciendo en los versículos 5 y 6:
"Mejor es no prometer que prometer y no cumplir. No dejes
que tu boca te haga pecar, ni delante del ángel digas que fue
por ignorancia. ¿Por qué hacer que Dios se enoje a causa de
tus palabras y destruya la obra de tus manos?"
¿Sabía usted, amigo oyente, que Dios dio una ley en cuanto a
este asunto? El capítulo 27 del Libro de Levítico trató el tema
de las promesas. Dios dio ciertas leyes concernientes a las
promesas. Cuando usted hace algún trato con Dios, es mejor
que cumpla lo que dice, porque Dios tomará su palabra y le
considerará responsable por ello. Algunos no parecen darse
cuenta de que estamos tratando con un Dios vivo, real, atento
a nuestras palabras y pensamientos, y viven al margen de la
voluntad de Dios. Tendríamos que tomar muy en serio nuestros
tratos con Dios. Aquí dice que una promesa apresurada
produce desagrado en Dios, y puede resultar en la destrucción
de lo que alguien haya hecho, del fruto de su trabajo. Y así, se
habrá demostrado que tal trabajo, tales actividades eran
vanas, inútiles. No constituían una obra destinada a
permanecer. Y observemos como el escritor ilustró lo que
quería decir. Continuemos leyendo el versículo 7:
"Pues,donde abundan los sueños abundan también las
vanidades y las muchas palabras. Pero tú, teme a Dios."
Salomón comparó los votos o promesas apresuradas con los
sueños, o con las pesadillas que no tienen sentido. Y en este
contexto, se consideran vanidades, y una palabrería absurda.
En medio de tantas palabras insensatas, el escritor nos exhorta
a tener un temor reverente, respetuoso de Dios. No hay ningún
elemento en la vida que pueda sustituir a una relación personal
con Dios. Algunos utilizan sus experiencias personales para
poner a prueba la Palabra de Dios. Y el proceso debería ser
exactamente el contrario. Toda experiencia debe ser puesta a
prueba, contrastada con la Palabra de Dios. En este sentido
debemos recordar un pasaje significativo del Nuevo
Testamento, en la primera carta del apóstol Juan capítulo 4,
versículo 1, que dice: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino
probad los espíritus si proceden de Dios, porque muchos falsos
profetas han salido por el mundo". Muchas personas se salen
por la tangente de la experiencia y viven apoyados en ella. Ésa
no es más que otra forma de religiosidad. Es una apelación a
las emociones o al sentido estético.
Estimado oyente, ¿su fe en Cristo se apoya en una serie de
experiencias determinadas, o en la Palabra de Dios? ¿Depende
de ciertos formalismos o hábitos? ¿Depende únicamente de su
estado anímico, o de sus emociones? O más bien, tiene usted
a Cristo. Tenga en cuenta que el Señor Jesucristo, que es la
Palabra viva de Dios, que se encarnó y vino a este mundo para
morir por nosotros, da vida eterna a todos aquellos que por la
fe aceptan Su obra de redención en la cruz, convirtiéndose así
en hijos de Dios. Pero no sólo estamos hablando de vida eterna
más allá de la muerte. Los hijos de Dios tienen a su alcance
enormes recursos espirituales a través de la obra del Espíritu
de Dios. Dios se complace en dar a cada uno de Sus hijos una
nueva motivación para vivir, nuevas metas. Aquellos que
buscan su satisfacción en Él y en el cumplimiento de Su
voluntad, disfrutarán de Su guía, Su dirección en las
circunstancias de su vida, y de la fortaleza necesaria para llevar
a cabo una vida con propósito. Por lo tanto, la guía y
orientación para el cristiano, es la Palabra de Dios, ella es la
base de su esperanza y el fundamento de todas sus
experiencias. Y, por cierto, las experiencias que trae a nuestra
vida la obra del Espíritu Santo, no pueden compararse a
ninguna experiencia humana, ideada o elaborada por proyectos
o ideas humanas. Muchos hablan hoy de incrementar la calidad
de su vida, pensando más bien en adquirir los elementos
materiales que proporcionan esa comodidad, ese desahogo
económico que nos libera de la presión económica. Pero todos
los medios humanos resultan inútiles para traer al corazón
humano una satisfacción integral y duradera. Por todo ello y en
contraste, las experiencias que a una vida traen la Palabra de
Dios y el Espíritu Santo constituyen el más alto exponente de
calidad de vida que se puede alcanzar en esta tierra. Y ésa es
la calidad de vida que le deseamos a usted, estimado oyente,
al detenernos hoy en nuestro estudio. Dios mediante, en
nuestro próximo programa continuaremos con el estudio de
este capítulo 5 de Eclesiastés.

Estudio bíblico de Eclesiastés


5:8-6:12

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Programación diaria

Eclesiastés 5:8 - 6:12


Nos encontramos, amigo oyente, en una sección del libro de
Eclesiastés donde Salomón se encontraba buscando la
satisfacción por medio de la religión. Usted recordará que
Salomón estaba realizando un experimento en la vida misma.
Probablemente el único hombre que podía haber realizado esta
clase de experimento por los grandes recursos de que disponía.
Él había intentado encontrar el contentamiento en la vida a
través del estudio de la ciencia, las leyes naturales; la sabiduría
y la filosofía, el placer, el materialismo, es decir, el vivir para
el presente. Y luego él probó asumir el fatalismo, que es hoy
una forma de ver la vida bastante popular. También el
egoísmo; es decir, el vivir para uno mismo. Y, luego, este
hombre también probó la religión. Ahora, esto no quiere decir
que el probó a Dios, porque no lo hizo. Vimos que descubrió
que si usted pasa a través de ciertas formas o ritos, éstos no
le van a satisfacer en su corazón, y que usted debe tener
cuidado cuando trata con Dios al hacerle promesas porque Él
es una realidad, y Él tratará con usted de una forma muy
definida. Ahora, en el versículo 7 del capítulo 5, de Eclesiastés,
leemos:
"Pues, donde abundan los sueños abundan también las
vanidades y las muchas palabras. Pero tú, teme a Dios."
Salomón comparó los votos o promesas apresuradas con los
sueños, o con las pesadillas que no tienen sentido. Y en este
contexto, se consideran vanidades, y una palabrería absurda.
Y en medio de tantas palabras insensatas, el escritor nos
exhortó a tener un temor reverente, respetuoso de Dios. No
hay ningún elemento en la vida que pueda sustituir a una
relación personal con Dios. Algunos utilizan sus experiencias
personales para poner a prueba la Palabra de Dios. Y el proceso
debería ser exactamente el contrario. Toda experiencia debe
ser puesta a prueba, contrastada con la Palabra de Dios. En
este sentido debemos recordar un pasaje significativo del
Nuevo Testamento, en la primera carta del apóstol Juan
capítulo 4, versículo 1, que dice: "Amados, no creáis a todo
espíritu, sino probad los espíritus si proceden de Dios, porque
muchos falsos profetas han salido por el mundo". Muchas
personas se salen por la tangente de la experiencia y viven
apoyados en ella. Ésa no es más que otra forma de religiosidad.
Es una apelación a las emociones o al sentido estético.
Estimado oyente, ¿su fe en Cristo se apoya en una serie de
experiencias determinadas, o en la Palabra de Dios? ¿Depende
de ciertos formalismos o hábitos? ¿Depende únicamente de su
estado anímico, o de sus emociones? ¿O más bien, tiene usted
a Cristo?
Leamos ahora el versículo 8 de este quinto capítulo de
Eclesiastés, en el que Salomón dijo:
"Si ves en la provincia que se oprime a los pobres y se pervierte
el derecho y la justicia, no te maravilles; porque sobre uno alto
vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ambos."
En algunos países y aun en organismos internacionales existe
corrupción en los programas especiales de ayuda a los pobres,
porque muchos hoy están tratando de enriquecerse a costa de
los menos favorecidos de la sociedad. Pero Dios juzgará esas
situaciones. Aquí en este versículo dice: "Porque sobre uno alto
vigila otro más alto". Dios ve lo que está sucediendo y tratará
con ese abuso e injusticia con severidad.
La historia de este mundo confirma esto. Dios está al tanto de
la manera en que algunos gobiernos u organizaciones encaran
esta ayuda a los necesitados. Ha habido gobiernos que han
intentado abusar de los pobres y esos gobiernos han caído. En
algunos casos la caída ha sido violenta, traumática. Fue
realmente el juicio de Dios sobre un estado generalizado de
corrupción en el cual unos pocos estaban viviendo a costa de
muchos necesitados.
Dios tiene mucho que decir acerca de la ayuda a los pobres.
Cuando el Señor Jesús venga a reinar durante la época del
reino, las personas se encontrarán con que hay Alguien
reinando que habla en serio cuando dice que va a hacer algo
por los pobres. Habrá justicia y equidad para ellos. No creemos
que los pondrá en un sistema de subsidio por desempleo. Pero
cada persona hará su contribución y recibirá un trato justo.
Ahora, esto nos lleva a la próxima división en el relato de los
experimentos que Salomón llevó a cabo para encontrar
satisfacción en la vida. Como hemos visto, probó la ciencia, el
estudio de las leyes naturales. Probó la sabiduría y la filosofía,
el placer y el materialismo. Trató de vivir únicamente para el
presente. También probó el fatalismo y el egoísmo, es decir, el
vivir sólo para sí mismo. Y después de todas estas cosas,
intentó la religión.
Ahora veremos a Salomón implicarse en otro experimento. Él
se encontraba en una posición de obtener y disfrutar de las
riquezas más que cualquiera otra persona. En su tiempo, era
probablemente el hombre más rico de la tierra. Se dedicó a
acumular oro y pudo conseguir todo lo que quiso. Las riquezas
de Salomón fueron el factor que finalmente causaron la caída
de la nación. Se despertó la codicia de las naciones que se
encontraban a su alrededor, quienes se pusieron en
movimiento para conseguir algo de aquella riqueza. Dios había
colocado como un muro de protección alrededor de Israel pero
dicho muro se desmoronó. Y Dios entonces permitió que
aquellas naciones entraran en Israel para aprovecharse de esas
riquezas. Leamos entonces el versículo 10, del capítulo 5,
donde vemos al escritor comenzó a hablar sobre

La búsqueda de la satisfacción en la obtención


y disfrute de las riquezas
"El que ama el dinero no se saciará de dinero; y el que ama la
riqueza no sacará fruto. También esto es vanidad."
Podemos imaginarnos al presidente de una gran compañía que
al final del año fiscal comprueba que ha acumulado una gran
ganancia, pero ese hecho, en realidad, no lo va a dejar
satisfecho. Una persona puede tener una abultada cuenta en el
banco, que le ofrece en alguna medida seguridad; pero ello no
le satisfará realmente. Las riquezas no traerán satisfacción a la
vida.
Las riquezas no tienen nada de malo en sí mismas. La Biblia
nunca condena a la riqueza, sí, condena el amor al dinero. No
al dinero mismo. El problema es el amor al dinero, que es la
raíz de todos los males (como vemos en 1 Timoteo 6:10). El
acumular riquezas sólo por el hecho de acumularlas, está mal.
Se dicho que el mezquino piensa que los billetes son planos
para poderlos apilar, mientras que el derrochador piensa que
el dinero es redondo para hacerlo rodar. Ambos están
totalmente equivocados.
La actitud de un hombre en cuanto al dinero es el punto en
cuestión. No hay nada de malo en el sistema mismo de
ganancias vigente en la actualidad. Lo malo está localizado en
la gente que está metida en el sistema. Lo que está mal es el
amor al dinero. El amor al dinero hace que la gente intente ser
rica por el mero hecho de serla.
Y uno puede ver a personas que se han unido, vinculadas por
un acuerdo, para ganar dinero simplemente por esa única
motivación. En cierta ocasión, un humorista estaba haciendo
una presentación pública sobre una obra en cuya producción él
había tomado parte. Estaba expresando su agradecimiento a
todos aquellos que habían participado y explicando en qué
medida todos habían colaborado. Era un discurso bien
preparado y sin el más leve rastro de humor. Y al llegar al final
dijo: "Y todos nos hemos mantenido unidos en este esfuerzo
por un solo motivo", hizo una pausa y añadió, "¡por codicia!".
Y ése había sido el caso. La codicia había sido el ingrediente
que les conservó unidos para realizar esa producción. Y ese es
el ingrediente que mantiene unidas a muchos individuos y
organizaciones.
En ciertas regiones del mundo uno puede observar algunos
países donde se permite que un dirigente se enriquezca
desmesuradamente mientras que el resto de los habitantes de
esa nación viven en la miseria más extrema. Dios condena esas
tristes situaciones. Y Él lo condena porque el amor al dinero
que ello implica en algunos, y por el uso que hacen de ese
dinero. Y lo condenable es esa pasión por el dinero,
independientemente de la orientación política o el sistema que
gobierne un país. ¡Qué diferente sería nuestra sociedad y el
mundo, si el ser humano produjese dinero y ganancias para el
honor y la gloria de Dios! Si las personas trabajaran para
obtener dinero motivados por la honra y la gloria de Dios. Seria
hermoso que el dinero se utilizara de la forma correcta. Pero,
por supuesto, ante una pasión tan fuerte y arraigada, la única
cura para la codicia es experimentar un encuentro con Cristo,
es tenerle en el corazón.
Continuemos ahora leyendo el versículo 11 de este quinto
capítulo de Eclesiastés:
"Cuando aumentan los bienes, aumentan también quienes los
consumen. ¿Qué beneficio, pues, tendrá su dueño, aparte de
verlos con sus propios ojos?"
El crecimiento por el crecimiento mismo, no es bueno. Esto es
cierto en los negocios, en las organizaciones cristianas y en la
iglesia.
El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee,
contó que por años fue el pastor de una iglesia grande. Pronto
descubrió que crecer por el hecho mismo de crecer, para tener
una iglesia de numerosa membresía, no era más que una
fuente de problemas. No era una actividad que se pudiera
disfrutar, o algo por lo cual alegrarse. Dijo que el Señor le
enseñó que el crecer para el honor y la gloria de Dios tenía que
ser el único propósito de la vida. Y dijo que llevó esta lección a
la práctica teniendo esta meta ante él y se dedicó con una
renovada ilusión a la difusión de la Palabra de Dios.
Bien, sigamos ahora adelante; en el versículo 12 de este
capítulo 5 leemos:
"Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho o coma poco;
pero al rico no le deja dormir la abundancia."
Mientras que el que trabaja siempre duerme tranquilo y a
gusto, el rico tiene que permanecer siempre en guardia para
proteger sus riquezas de aquellos que quieran arrebatárselas,
o de aquellos que de otra manera amenacen sus negocios y la
fuente de sus ingresos. El pensar obsesivamente en todo ello
lo mantiene despierto por las noches.
En cierta ocasión una señora muy rica estuvo en un hotel, en
el cual se les pedía a los clientes que depositaran los objetos
de valor en la caja fuerte del hotel para que estuvieran mejor
protegidos. Y esta señora muy rica depositó en la caja fuerte
del hotel sus joyas, y ella tenía tantas cosas que se demoró
como 30 minutos para hacerlo. La joven a cargo de esta tarea
dijo: "Esa señora ya ha estado aquí antes, y bajará aquí a esta
oficina una docena de veces para comprobar si están todas sus
joyas y para sacar alguna para usar; y luego la trae de nuevo".
Esa mujer tenía, en realidad, un problema grande, y su
preocupación por las riquezas que llevaba consigo no le
permitía disfrutar plenamente de la belleza del lugar en que se
encontraba. Podemos ver entonces que hay muchas razones
por las cuales al rico, no le deja dormir la abundancia.
Veamos ahora lo que dice el versículo 13:
"Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas
guardadas por sus dueños para su propio mal"
Las riquezas en realidad perjudican más que ayudan a muchas
personas. Como acabamos de ver, algunas veces las personas
que poseen menos recursos son más felices que los que poseen
grandes riquezas. Sin embargo, el Apóstol Pablo dijo en
Filipenses 4:12, que él sabía vivir en la abundancia, y lo que
era vivir en la pobreza. Sinceramente hablando, nos agradaría
probar ambas opciones. Ahora, el versículo 14, hablando de las
riquezas dice:
"Las cuales se pierden por mal empleadas, y al hijo que ellos
engendraron nada le queda en la mano."
Es decir que una persona puede acumular una fortuna y
dejársela a su hijo y él podría gastarla toda. Pero en algunos
países, hay gente que, inteligentemente, no dejan el dinero
quede directamente bajo el control de los hijos. Sino que lo
dejan, por ejemplo, en manos de un abogado, de un
administrador o de alguna otra persona de confianza, para que
lo distribuya entre los hijos en pequeñas cantidades, para
proteger de esta manera la fortuna familiar.
Por otra parte hay personas que nunca obtuvieron dinero
durante su vida. Son personas adineradas porque en su día
recibieron una herencia. Pero les falta sabiduría y
discernimiento sobre cómo usar el dinero que tienen. A veces
esas personas ocupan posiciones de influencia. Este hecho
podría constituir un problema o no, dependiendo de si utilizan
su dinero con criterio y una buena motivación.
Creemos que la división de la sociedad en algunas naciones no
es principalmente causada por las razas. Más bien se reduce a
la división tradicional entre ricos y pobres. Ésta ha sido siempre
la línea de demarcación a través de los siglos. Parece que
Salomón comprendió los problemas que tendrían para la
economía, y para los que tuvieran el control del capital,
factores tales como la corrupción, las malas inversiones, el
despilfarro, así como la acumulación y retención de dinero. Lo
que le quedó bien en claro fue que las riquezas, por sí mismas,
no satisfacen las ansias del alma humana, no constituyen una
solución para los problemas de la vida. Y llegamos así al

Capítulo 6
Este capítulo concluye la sección del libro en la cual podemos
ver sus conclusiones de sus experiencias en la obtención y
disfrute de las inmensas riquezas que poseyó, en su búsqueda
de la satisfacción. Leamos entonces los versículos 1 y 2 de este
sexto capítulo de Eclesiastés:
"Hay un mal que he visto debajo del cielo, y que es muy común
entre los hombres: El del hombre a quien Dios da riquezas,
bienes y honra, y nada le falta de todo lo que su alma desea;
pero no le da Dios facultad de disfrutar de ello, sino que lo
disfrutan los extraños. Esto es vanidad y mal doloroso."
Un amigo del profesor McGee le contó que en una ocasión,
encontrándose en un hotel del estado de Florida, vio al anciano
multimillonario John Rockefeller sentado en su mesa cenando.
Su cena era muy ligera, apropiada a la rigurosa dieta que debía
seguir a causa de sus problemas de salud. Un poco alejado y
en un rincón, se encontraba también cenando uno de los
camareros del hotel; frente a él tenía un plato con un bien
condimentado trozo de carne, y otras delicias gastronómicas.
Ambos hombres ofrecían a la vista un interesante contraste,
revelador de la inmensa distancia social que les separaba. El
hombre que podía permitirse el plato más completo y caro del
lujoso restaurante, no podía disfrutarlo. Y el camarero, que
normalmente no podría permitirse semejante plato, podía
comerlo por disfrutar de buena salud y además, trabajar en el
restaurante. Ahora, el versículo 3 de este capítulo 6, de
Eclesiastés dice:
"Aunque el hombre engendre cien hijos, viva muchos años y
los días de su edad sean numerosos, si su alma no se sació del
bien, y además careció de sepultura, digo que más vale un
abortivo."
La inutilidad y lo lamentable de unas riquezas no disfrutadas
son aquí consideradas peores que la tragedia del que no nació.
Y al terminar su vida con la llegada de la muerte, nada podrá
llevar consigo. Se ha dicho popularmente hablando que la
mortaja no tiene bolsillos. Recordemos la vida del patriarca
Job. Él dijo que había llegado a este mundo sin nada, y sin nada
partiría de él. Cuántos esfuerzos inútiles se invierten en dedicar
toda una vida a luchar y obtener aquello que no sólo no puede
traer felicidad a esta vida, sino que tampoco tiene utilidad para
la vida después de la muerte, para la vida eterna. Y pensar que
hay tantas personas que malgastan de forma insensata esta
vida que es tan breve como un vapor que se desvanece en el
aire. Esto nos recuerda la parábola relatada por Jesús en Lucas
12 sobre un hombre rico que dedicó su vida a amasar una gran
fortuna. Y cuando pensaba que iba a vivir muchos años y hacía
planes para disfrutarla escuchó una voz que le anunció su fin
con estas palabras: "Necio, esta misma noche te van a
reclamar la vida. ¿Y quién se quedará con lo que has
acumulado?"

Eclesiastés 7:1 - 8:15


Llegamos hoy, amigo oyente, al capítulo 7 de este Libro de
Eclesiastés y aquí encontramos el último experimento realizado
por Salomón. Como dijimos antes, él hizo un experimento con
su vida y probó todo lo que se podía hacer debajo del sol,
buscando la posibilidad de obtener satisfacción y disfrutar de
su vida, y él probó hacer de todo sin encontrar esa satisfacción.
Él probó la ciencia, estudió las leyes naturales del universo, con
lo cual pudo realizar alguna contribución, pero no le satisfizo
para nada. Luego él se dedicó al estudio de la filosofía y la
psicología. Y tampoco le dejó satisfecho. Llegó a los límites del
placer y el materialismo. También probó el fatalismo, una
filosofía bastante popular de la vida en el día de hoy. E intentó
el comportamiento egoísta, el vivir para uno mismo. Luego
probó la religión; y ninguna religión puede satisfacer porque
sólo Cristo puede satisfacer el corazón. También las riquezas
fue algo que este hombre Salomón intentó disfrutar. Él fue el
hombre más rico del mundo. Sin embargo, descubrió que sus
inmensas riquezas, por sí mismas, no le trajeron ninguna
satisfacción.
Ahora le veremos probar su último experimento: la moralidad.
Al que intenta encontrar su satisfacción en la moralidad le
consideraríamos una persona que hace buenas obras a favor
de los demás. Y diríamos que en esa dirección es donde se está
dirigiendo la mayoría de la gente. De esa clase de personas se
está hablando en esta sección. Leamos entonces el primer
versículo de este capítulo 7 de Eclesiastés, que nos presenta a
Salomón
Buscando la satisfacción en la moralidad: la buena
vida
"Mejor es la buena fama que el buen perfume, y mejor el día
de la muerte que el día del nacimiento."
Por cierto, esto es verdad. No hay nada malo en cuanto a esta
declaración: "Mejor es la buena fama que el buen perfume". Es
muy agradable para cualquiera poder escuchar que la gente
diga que es un buen vecino y que nunca ha dado lugar a
conflictos ni discusiones. Se lleva bien con todos y no discute
sobre religión ni política, nunca adopta una posición en contra
de otra persona y no se mete en ninguna clase de situaciones
dudosas o difíciles. Se limita a sonreír y adopta siempre una
línea media, sin desviarse de ella hacia un lado u otro. Es una
persona respetable, reconocida en la comunidad. Forma parte
de diversas organizaciones y se relaciona con toda clase de
personas. Y en el día de su muerte se dirá de él lo mejor que
se pueda decir. Salomón dijo que esta buena reputación es algo
que uno debe procurar aquí en la tierra. Pero, ¿traerá
satisfacción al corazón?
El versículo 2, de este capítulo 7, dice:
"Mejor es ir a la casa del luto que a la casa del banquete,
porque aquello es el fin de todos los hombres, y el que vive lo
tendrá presente en su corazón."
Toda esta vida de moralidad y buenas acciones se lleva a cabo
de una manera digna y decorosa. El ciudadano ejemplar, por
ejemplo, asiste a un club para escuchar una conferencia sobre
contaminación ambiental. Como el hablar no compromete la
comodidad ni altera la vida de nadie, discutirán el asunto
destacando la gravedad del problema, pero ninguno de los
presentes se implicará en una acción práctica. En otra ocasión
se reunirán para hablar sobre problemas sociales pero nadie se
comprometerá personalmente a aportar soluciones prácticas. Y
todo ello sin implicarse ni demostrar apasionamiento ni ilusión
por los graves problemas que se discuten. Este podría ser un
ejemplo de cómo funcionan las cosas en una comunidad de un
país en el que la gente vive con relativa prosperidad.
Ese tipo de vida no puede satisfacer las necesidades de una
persona. No debería extrañarnos que los jóvenes se hayan
revelado contra ese tipo de sociedad tan convencional, contra
una forma de ser tan acomodada. Ahora, notemos lo que dice
aquí el versículo 3, de este capítulo 7 de Eclesiastés:
"Mejor es el pesar que la risa, porque con la tristeza del rostro
se enmienda el corazón."
La gente hoy, como es lógico, hace todo lo posible para evitar
la aflicción. El escritor menciona aquí al corazón como asiento
de la reflexión y de las decisiones morales y recomendó a la
gente que reflexionara sobriamente acerca de la brevedad de
la vida, antes que implicarse en placeres insensatos. Por ello
continuó diciendo en el versículo 4:
"El corazón de los sabios está en la casa del luto, mas el
corazón de los insensatos, en la casa donde reina la alegría."
O sea, que el sabio tiene presente la muerte, pero el insensato
sólo piensa en la diversión. Los insensatos, al ver a sus amigos
partiendo de esta vida no se les ocurre pensar que también
ellos se encaminan en la misma dirección. Y su necedad hace
que no se les ocurra pensar cuál será su destino final. No
consideran importante preguntarse si están salvos, o perdidos,
o si tienen una debida relación con Dios. Continuemos leyendo
los versículos 5 y 6:
"Mejor es oír la reprensión del sabio que la canción de los
necios, porque la risa del necio es como el crepitar de los
espinos debajo de la olla. Y también esto es vanidad."
Quizás Salomón se preguntó, ¿por qué no escuchar a ambos
grupos? Escuchar la reprensión de los sabios y después las
risas de los insensatos. Un grupo es mejor que el otro, pero es
más fácil llevarse bien con ambos grupos, para ser popular en
cada uno de ellos. Algunos no soportarían mucho tiempo
escuchando la reprensión de los sabios. Veamos ahora, lo que
dice el versículo 9:
"No te apresures en tu espíritu a enojarte, porque el enojo
reposa en el seno de los necios."
Algunos adoptan la forma de ser de no enfadarse por nada. El
ser amigo de todos es una buena fórmula para hacer negocios
con más gente, sin irse a los extremos y estando dispuesto
transigir, a contemporizar. Al ir con un grupo un día, y al día
siguiente con el otro, se puede llegar a ser aceptado por los
dos.
Leamos ahora el versículo 11 de este séptimo capítulo de
Eclesiastés:
"Buena es la ciencia, o sabiduría, con herencia, y provechosa
para los que ven el sol"
Aquí tenemos sabiduría. Dijimos al comienzo de nuestro
estudio del Libro de Proverbios, que la sabiduría es otro nombre
para Cristo. Dios ha hecho a Cristo nuestra sabiduría. ¡Ah,
como necesitan a Cristo aquellos que han adoptado el camino
de las buenas obras para lograr la satisfacción y el disfrute de
la vida! Y continúa diciendo el versículo 12:
"Porque escudo es la ciencia y escudo es el dinero; pero más
ventajosa es la sabiduría, porque da vida a sus poseedores."
Hay quien considera al dinero como un escudo, como una
protección, porque lo tiene en abundancia, pero no ve la
necesidad de tener a Cristo.
Aquí dice que "la sabiduría da vida a sus poseedores", hay que
recordar siempre no se puede comprar la vida con el dinero. La
ciencia médica puede se capaz de alargar su vida por unos
pocos años, pero no proporciona vida eterna aquí ni más allá
de la muerte, en la eternidad. Sólo la sabiduría, que es Cristo,
puede darle esa vida eterna. Ahora, pasando al versículo 21,
de este capítulo 7 de Eclesiastés, leemos:
"Tampoco apliques tu corazón a todas las cosas que se dicen,
para que no oigas a tu siervo cuando habla mal de ti"
Aquí se le aconseja que no se perturbe cuando le lleguen
noticias de que alguien que le conoce bien a usted, dice que
usted es una mala persona. Si adopta una posición intermedia
y moderada, a la larga, la comunidad le aplaudirá.
Estimado oyente, buscar satisfacción en la vida simplemente
realizando buenas obras equivale a vivir como un vegetal, no
como un ser humano. Hay muchos jóvenes que se han rebelado
contra ese espíritu acomodado y frente a la hipocresía de vivir
una vida durante la semana, y otra diferente, de apariencias,
el domingo. Y muchos están viniendo a tener un encuentro con
Cristo. A pasar de su juventud, han probado todo lo que la vida
puede ofrecer y, en muchos casos, no han encontrado a Cristo
en sus hogares, aunque sus padres profesaban un cristianismo
de formas, aunque asistieran el domingo a la iglesia. Se dieron
cuenta de que faltaba algo importante en el ambiente en que
se movían. Han visto de cerca la hipocresía, la vaciedad de vida
de los que pretenden ser moralistas, escudándose en sus
buenas obras.
Creemos que resulta más fácil ganar a un ateo que a un
hipócrita asistente a una iglesia. El ateo puede responder
cuando escuche el Evangelio por primera vez, pero el que
asiste a la iglesia por conveniencia ya ha escuchado el
Evangelio una y otra vez y se ha endurecido, insensibilizado
ante el mensaje de Cristo. Y ello constituye una tragedia.
Y ahora llegamos al:
Capítulo 8
En este capítulo se continúa hablando del hombre tibio, que no
se entusiasma con nada. Su carácter puede describirse como
"ni frío ni caliente". Dice que está viviendo de acuerdo con la
regla de oro, pero no parece tener ninguna idea sobre qué es
la regla de oro ni lo que ésta requiere. Salomón observó que
no parecía haber mucha diferencia entre el malvado y el justo.
Vamos, pues, a destacar los puntos más sobresalientes de este
capítulo. El primer versículo del capítulo 8 de Eclesiastés dice:
"¿Quién como el sabio? ¿Quién como el que sabe interpretar
las cosas? La sabiduría del hombre ilumina su rostro y cambia
la tosquedad de su semblante."
Sólo Cristo, que es la verdadera sabiduría, puede cambiar la
vida de una persona. Él puede llegar a una vida y traerle
emoción, alegría y paz. Él puede hoy proporcionarnos todas las
cosas necesarias para librarnos de vivir una existencia
mediocre. Luego, los 2 versículos siguientes, los versículos 2 y
3 dicen:
"Te aconsejo que guardes el mandamiento del rey, por el
juramento que pronunciaste delante de Dios. No te apresures
a irte de su presencia, ni en cosa mala persistas; porque él
hará todo lo que quiera"
Salomón estaba diciendo: "¡Cuidado con lo que haces! ¡No te
metas en problemas!" Y el versículo 4, añade:
"Pues la palabra del rey es soberana y nadie le dirá: ¿Qué
haces?"
Ahora el rey podía adoptar una postura a favor de lo que creía
porque tenía la libertad de hacerlo. Estimado oyente, ¿por qué
no actuar como un rey, con esa libertad, y tomar la decisión de
venir a Cristo?
En cierta ocasión le preguntamos a un joven rebelde, que por
su apariencia iba contra todo convencionalismo: "¿Por qué has
adoptado un estilo de vida como éste? ¿Por qué vas vestido de
esa manera?" Y él contestó: "Bueno, yo quiero libertad, quiero
ser libre. Yo quiero vivir como me plazca". Entonces le
preguntamos: "Si tú cambiaras tu forma de vestir, y luego
regresaras a tu grupo de amigos, ¿te aceptarían?" Él pensó por
un momento y respondió: "Creo que no me aceptarían".
Entonces le dijimos: "Entonces, tú no tienes mucha libertad,
¿verdad? Tienes que seguir las reglas que te dicta esa gente".
Y aparentemente, estimado oyente, así es. Muchos jóvenes
creen que deben tener la aprobación de la pandilla, así que
verdaderamente no saben lo que es la libertad. Muchos de ellos
beben excesivamente o toman drogas por ninguna otra razón
que la de ser aceptados por su círculo. Otra persona también
le formuló al mencionado joven otra pregunta: "Mira, ¿crees
que yo no tengo libertad porque me visto de esta manera?"
"Bueno", dijo el joven, "sí, yo diría eso". Entonces la otra
persona le dijo: "Bueno, yo tengo una libertad que tu no tienes
en el presente. Yo no tengo por qué vestirme de esta manera
todo el tiempo. Puedo vestirme de la forma que me apetezca y
así lo hago. No tengo que someterme a un modelo o estilo
obligatorio. Así que tengo esa libertad". Y entonces la persona
conocida nuestra continuó diciéndole: "Tú y yo estamos
viviendo en un mundo que se encuentra en rebelión contra
Dios; la humanidad va orientada en esa dirección. Pero yo
puedo inclinarme ante el Señor Jesucristo. Puedo llamarle mi
Señor y mi Salvador. Y ésta es la verdadera libertad. Yo no sigo
la dirección de la multitud, de la mayoría. He hecho mi propia
elección. Si tú quieres una libertad auténtica, no una imitación,
ven a Cristo. Él mismo dijo en Juan 8:36, 36Así que, si el Hijo
os liberta, seréis verdaderamente libres". Hasta aquí la cita de
la conversación. Y ésa sí que es la libertad genuina y eterna.
Ésa es, estimado oyente, la libertad que usted también puede
tener.
Volviendo a nuestro texto, a la gente le resulta difícil
comprender que aquel que está esforzándose por hacer buenas
obras para encontrar la satisfacción de su alma está en rebelión
contra Dios y como preso en una cárcel, atado firmemente a
las reglas o tradiciones de ese estilo de vida que su grupo o
medio ambiente le han fijado. Y veamos lo que dice aquí el
versículo 8, de este capítulo 8 de Eclesiastés:
"No hay hombre que tenga potestad sobre el aliento de vida
para poder conservarlo, ni potestad sobre el día de la muerte.
Y no valen armas en tal guerra, ni la maldad librará al
malvado."
Éste es un pensamiento solemne y una gran advertencia. Estas
palabras describen la patética impotencia del ser humano
frente al fin de su propia vida. Y el versículo 11, de este capítulo
8, dice:
"Si no se ejecuta enseguida la sentencia para castigar una mala
obra, el corazón de los hijos de los hombres se dispone a hacer
lo malo."
¡Qué cuadro tenemos aquí de nuestra sociedad
contemporánea! Cuando las leyes no se cumplen, la maldad de
los seres humanos evade los límites impuestos por la sociedad,
porque el mal reside en el corazón humano. Incluso algunos
que profesan ser cristianos creen que pueden pecar
impunemente y que si el castigo de Dios nos les alcanzado aún,
es que ya no vendrá. Pero Él está esperándoles en algún punto
del camino. Por ello son tan oportunas las siguientes palabras
del apóstol Pablo en 2 Corintios 6:2: "Ahora es el tiempo
aceptable; ahora es el día de salvación". Estimado oyente, la
vida es un regalo y Dios le concede el día de hoy para que usted
se vuelva a Él.
Continuemos leyendo el versículo 14 de este octavo capítulo de
Eclesiastés:
"Hay vanidad que se hace sobre la tierra, pues hay justos a
quienes les sucede como si hicieran obras de malvados, y hay
malvados a quienes les acontece como si hicieran obras de
justos. Digo que esto también es vanidad."
Salomón observó que cuando uno mira las cosas
superficialmente, no parece haber demasiada diferencia entre
los malvados y los justos. Parece que da igual si uno es
malvado o justo, porque ambos terminan de la misma manera.
Y el versículo 15, dice:
"Por tanto, alabé yo la alegría, pues no tiene el hombre más
bien debajo del sol que comer, beber y alegrarse; y que esto
le quede de su trabajo los días de su vida que Dios le concede
debajo del sol."
Y este hombre finaliza viviendo de esta manera: "comamos y
bebamos, porque mañana moriremos". (Como dice la frase
citada en 1 Corintios 15:32) La conclusión es que lo mejor que
uno puede hacer es disfrutar de la vida y del trabajo en los días
de vida que Dios le da en este mundo. Estimado oyente, ésa
es la filosofía de la vida más triste, vacía e inútil que cualquier
persona pueda tener. Y aquí, amigo oyente, vamos a
detenernos por hoy. Dios mediante, continuaremos en nuestro
próximo programa con el estudio del capítulo 9 este estudio en
el Libro de Eclesiastés. Le sugerimos que lea el próximo
capítulo, el capítulo 9, y se prepare así para el estudio que
tendremos Dios mediante en nuestro próximo programa.

Eclesiastés 9:1-14
En esta sección hemos calificado al moralista como aquel que
hace buenas obras. Le hemos visto como aquella persona que
cree que si se comporta bien y actúa honestamente en todos
sus asuntos, Dios le aceptará. Cree que va a ir al cielo por la
dinámica de sus propios esfuerzos, porque está trabajando por
su salvación y además, se considera una buena persona. Tiene
una filosofía dura de la vida y muy poca alegría verdadera, que
le lleva a expresar algunas conclusiones muy tristes y
pesimistas.
Hemos visto que muchas de las enseñanzas del Eclesiastés son
bastante radicales. Ellas presentan la filosofía del hombre que
vive debajo del sol. No representan el punto de vista del
cristiano, ni el punto de vista de Dios. Nos expresan las
conclusiones inevitables alcanzadas por ese hombre debajo del
sol, limitado a la esfera de la tierra. Consideramos que éste es
un libro triste, y especialmente lo notamos en este libro. Este
libro de la Biblia es como una oveja negra en un rebaño. Uno
puede encontrar en este libro muchos pasajes que parecen
contradecir a otros de las Sagradas Escrituras. Expresan ideas
contrarias a algunas de las grandes enseñanzas de la Biblia, lo
cual explica por qué esta obra ha sido una de las favoritas entre
los ateos. Volney yVoltaire lo citaron con frecuencia. Fomenta
una filosofía pesimista de la vida, como la que tuvo
Schopenhauer. Y además, algunos cultos o sectas basan las
principales tesis de sus sistemas en este libro.
Ahora, ¿cómo llegó este libro a formar parte del canon de las
Escrituras? Bueno, como con cualquier otro libro, es evidente
que se debe considerar el propósito del autor. ¿Cuál es su tesis?
¿Qué es lo que está tratando de demostrar? ¿Está el escritor
intentando exponer algunos principios cristianos? Tenemos que
recordar siempre que Salomón estaba hablando de una vida
separada de Dios. Estaba tratando de realizar un experimento
para ver como el ser humano podía ser feliz sin Dios. Y, aquí
tenemos las conclusiones a las que había llegado como ser
humano que vive en esta esfera terrenal, debajo del sol, como
él mismo la definió. Ésta es la perspectiva desde la cual el ser
humano contempla a la vida. Entonces, no es sorprendente que
los no creyentes citen este libro.
Quisiéramos ilustrar esto de la siguiente manera. Entre la
marea alta y la marea baja existe lo que se llama "la marea
media", que es el nivel del mar. Bueno, existe una forma de
vida debajo del nivel del mar. Y, también existe un modo de
vida sobre el nivel del mar. Así que en realidad, tenemos dos
mundos diferentes. Está el mundo debajo del nivel del mar, y
allí existen ciertos elementos químicos en un mundo acuoso.
Por encima del nivel del mar hay diferentes combinaciones de
elementos químicos en un mundo que es gaseoso. Por debajo
del nivel del mar están los peces con aletas. Por encima del
nivel del mar están las aves con alas. Son dos formas de vida.
Las aves del aire no les dicen a los peces que algo anda mal
porque ellos no tienen plumas. En realidad, el mono y el pez
barracuda podrían tener algún debate en cuanto a la dirección
en la que se encuentra el nivel del mar: para el pez barracuda,
está arriba. Para el mono está abajo.
Ahora, Eclesiastés está debajo del sol. La vida cristiana está en
los lugares celestiales, donde está Dios. El hombre que vive
debajo del sol tendrá un punto de vista diferente al punto de
vista de Dios que está "sobre el sol". Así es que, ahora estamos
observando dos mundos, dos formas diferentes de vida. La vida
debajo del sol es una existencia mundana separada de Dios;
mira hacia un futuro y una eternidad sin Dios. Pues, bien, la
vida cristiana se encuentra en un contraste completo con esta
dimensión terrenal, porque en esa vida las personas han sido
salvadas por la gracia de Dios y constituye una manifestación
de la gracia divina.
Así es que tenemos aquí dos esferas diferentes y las leyes y
principios de una no pueden ser aplicados a la otra. Están tan
separados como aquello que está debajo del nivel del mar y
aquello que existe sobre el nivel del mar. Como ésta es una
realidad, usted, amigo oyente, puede estar perdiendo tiempo
al repetirle a una persona que no es creyente las palabras del
apóstol Pablo en Colosenses 3:1 "Si habéis, pues, resucitado
con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo
sentado a la derecha de Dios". Esa persona que le escuche ni
siquiera está unida a Cristo; no ha resucitado espiritualmente
con Cristo. En consecuencia, no puede buscar las cosas de
arriba, las cosas del cielo. Primero tiene que nacer de nuevo
espiritualmente para convertirse en una nueva persona. Es que
no merece la pena hablar con un alguien que no es cristiano
como si fuera una persona que está unida a Cristo, porque no
lo está. Sería como intentar explicarle a una tortuga de tierra
como volar. A la tortuga de tierra le agrada su medio ambiente
natural, que es la tierra y ni siquiera está interesada en volar.
Pues, bien, como hemos visto, Eclesiastés es el registro de los
experimentos que Salomón hizo con la vida. Él probó de todo
lo que se ofrece debajo del sol, para ver si podía encontrar
satisfacción para su alma. Todas las enseñanzas de este libro
deben ser interpretadas a la luz de esta perspectiva.
Salomón intentó la búsqueda del conocimiento y llegó a la
conclusión en Eclesiastés capítulo 12 versículo 22 que "el
mucho estudio es fatiga para el cuerpo". Probó el placer y la
conclusión expresada en el capítulo 2 versículo 17 fue:
"aborrecí la vida". Probó las riquezas y llegó a la conclusión del
capítulo 5 versículo 10, "El que ama el dinero no se saciará de
dinero". Después intentó la religión y concluyó que le
convertiría en un lunático, en un excéntrico o en un fanático.
Luego probó la fama y el buen nombre; intentó practicar la
moralidad. Y todo lo que pudo decir fue que todo era vanidad
y aflicción de espíritu.
El escritor Thackery escribió una buena novela llamada "La
Feria de Las Vanidades". Es la historia de una joven llamada
Becky, y está ambientada en la época de las guerras de
Napoleón. Nos cuenta sobre la mezquindad y el pecado de las
vidas de los personajes, que vivieron sus vidas aparte de Dios.
El autor era cristiano. Y concluyó el libro diciendo: "Se acabó el
espectáculo, colocamos los títeres de vuelta en la caja. Todo es
vanidad y aflicción de espíritu".
De paso, podemos decir que usted podría hacer lo mismo en
los centros de entretenimiento y diversión. Hay capitales donde
se concentran la fama y las riquezas, donde existe un
verdadero monopolio de tranquilizantes y otras drogas. Y
también llegará a la conclusión de que la vida se queda vacía
sin Dios y sin Cristo.
Fue Agustín quien nos dejó en sus Confesiones (libro I, sección
1) aquella expresión citada con tanta frecuencia: "Tú nos has
hecho para ti mismo, y el corazón del hombre permanecerá
inquieto hasta que descanse en Ti". El corazón humano ha sido
creado de tal manera que usted podría colocar todo el mundo
dentro del mismo, y aún no quedaría lleno.
Y así hemos visto como Eclesiastés ha sido utilizado para
apoyar diversas ideologías, que no aportan respuestas a los
problemas del alma humana, Cristo es la respuesta. La única
respuesta. Todas las otras vías conducen a la vaciedad y a la
frustración. Sólo en el Señor Jesucristo se encuentra la vida
abundante.
Ahora, con todo esto en mente, examinemos este capítulo 9, y
leamos lo que dice aquí el primer versículo:
"Ciertamente me he dado de corazón a todas estas cosas, para
poder declarar que los justos y los sabios, y sus obras, están
en la mano de Dios. Y que los hombres ni siquiera saben qué
es amor o qué es odio, aunque todo está delante de ellos."
Es decir, el escritor no estaba preocupado acerca del futuro. La
eternidad era una dimensión en la cual ni siquiera pensaba
porque no sabía nada sobre ella. Y el versículo 2, dijo:
"Todo acontece de la misma manera a todos; lo mismo les
ocurre al justo y al malvado, al bueno, al puro y al impuro, al
que sacrifica y al que no sacrifica; lo mismo al bueno que al
pecador, tanto al que jura como al que teme jurar."
Al escritor le parece que da lo mismo en qué dirección se
encamine uno. Porque de cualquier manera, el resultado será
siempre el mismo. Recordemos que ésta no es la respuesta de
Dios. Ésta es forma en que el hombre que vive debajo del sol
observa las vidas de las personas a su alrededor. Y leamos
ahora, el versículo 3:
"Este mal hay entre todo lo que se hace debajo del sol: que un
mismo suceso acontece a todos, y que el corazón de los hijos
de los hombres está lleno de mal y de insensatez durante toda
su vida. Y que después de esto se van con los muertos."
Entonces, ¿por qué trabajar? La vida sería como una gran
lotería y usted sería una víctima de las circunstancias. La
persona que ha tenido la suerte de ganar el premio debería
compartirlo con usted. Las filosofías de nuestro tiempo no
están diciendo nada nuevo. Alguien ya trató de basar una
ideología política en este pensamiento y pensó que había
creado un sistema nuevo. Pero, Salomón ya lo había expresado
con mucha anterioridad. Notemos ahora, lo que dice el
versículo 4, de este capítulo 9 de Eclesiastés:
"Aún hay esperanza para todo aquel que está entre los vivos,
pues mejor es perro vivo que león muerto."
Si usted sigue toda esta premisa, la mejor opción sería
entonces: comamos y bebamos que mañana moriremos.
Entonces no hay mayor diferencia si usted es sabio o insensato.
Y aun así es mejor estar vivo que muerto, incluso si usted vive
como un insensato. Como dice aquí, "mejor es perro vivo que
león muerto", Leamos, el versículo 5:
"Porque los que viven saben que han de morir, pero los
muertos nada saben, ni tienen más recompensa. Su memoria
cae en el olvido."
De aquí surgió esa idea de que el alma duerme (y también del
versículo 10). Aquí tenemos la filosofía del hombre debajo del
sol, el hombre terrenal. Ésta es la conclusión a la cual se llega
si la muerte es el fin, y si no hay nada después de la muerte.
Es por tal motivo que él dijo que era mejor un perro vivo que
un león muerto.
Dios nos ha dicho qué sucede después de la muerte. El cuerpo
es colocado en la tumba, y es el cuerpo el que descansa en esa
tumba. La Biblia deja bien claro que el alma del hijo de Dios va
a estar con el Señor. Por ello pudo escribir el apóstol Pablo las
siguientes palabras en 2 Corintios 5:6-8; "6Así que vivimos
confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en
el cuerpo, estamos ausentes del Señor 7(porque por fe
andamos, no por vista). 8Pero estamos confiados, y más aún
queremos estar ausentes del cuerpo y presentes al Señor". El
alma, la persona real, va a estar con el Señor. Como dice aquí,
"ausentes del cuerpo y presentes al Señor". Los cuerpos en los
que usted y yo estamos viviendo son solamente nuestras
tiendas, nuestra morada terrenal, de las cuales nos iremos
algún día. Así que, como acabamos de comprobar, el sueño del
alma ni siquiera es un punto de vista cristiano.
Ahora, el versículo 6, de este capítulo 9 de Eclesiastés, dice:
"También perecen su amor, su odio y su envidia; y ya nunca
más tendrán parte en todo lo que se hace debajo del sol."
En un principio ya dijimos que éste era un capítulo triste.
Considera a la vida como vana, vacía, sin propósito y sin
significado. Si la muerte es el final de todas las cosas,
entonces, el ser humano es simplemente como un animal. Un
evolucionista diría que el hombre fue una vez, en el pasado, un
animal. Y este hombre terrenal que vive debajo del sol dice que
el hombre es como un animal ahora. El resultado final de
ambos es el mismo. El hombre muere como un animal.
¡Qué diferente resulta para nosotros saber que procedemos de
la mano creativa de Dios, y que vamos a volver a Él! Ahora, el
versículo 7, dice:
"Anda, come tu pan con gozo y bebe tu vino con alegre
corazón, porque tus obras ya son agradables a Dios."
La persona que rige su vida por el principio de las buenas obras
pensando que la muerte es el final de todas las cosas,
encuentra una satisfacción momentánea en placeres como la
comida y bebida. Pero acaba dándose cuenta de que su vida es
una sucesión monótona sin motivación ni propósito. Y dice el
versículo 8:
"Que en todo tiempo sean blancos tus vestidos y nunca falte
perfume sobre tu cabeza."
Para el que está centrado en esta tierra es importante guardar
una buena apariencia de distinción delante de los demás. Y el
versículo 9, dice:
"Goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la
vida vana que te son dados debajo del sol, todos los días de tu
vanidad. Ésta es tu recompensa en la vida, y en el trabajo con
que te afanas debajo del sol."
El escritor aconsejó disfrutar del matrimonio. Hay muchos
matrimonios de personas no cristianas que están disfrutando
de su vida juntos. Por supuesto, pasan por sus problemas y sus
días oscuros, pero su actitud es la de encarar su vida lo mejor
que puedan.
Ahora llegamos a otro versículo en el cual algunos basan su
teoría del sueño del alma. Leamos el versículo 10:
"Todo lo que te venga a mano para hacer, hazlo según tus
fuerzas, porque en el sepulcro, adonde vas, no hay obra, ni
trabajo ni ciencia ni sabiduría."
Por supuesto que así es. Porque cuando uno coloca a este
cuerpo en el sepulcro, este cuerpo que hoy puede moverse
para trabajar, o utilizar su cerebro para estudiar o realizar
ciertas actividades mentales, cuando usted lo coloca en la
sepultura, no podrá realizar ningún tipo de actividad. Salomón
estaba hablando solamente del cuerpo, al decir "todo lo que te
venga a mano para hacer, hazlo según tus fuerzas". Estaba
hablando de la mano, no del alma. Y es la mano la que será
colocada en la tumba. Si usted es un hijo de Dios, irá a la
presencia del Señor. Si no es un hijo de Dios, irá a la morada
de los muertos hasta que sea resucitado para ser juzgado. Así
que todo no termina con esta vida. Es evidente que este libro
no enseña el sueño del alma.
Llegamos ahora al versículo 11, que habla acerca de la
injusticia social y los grupos minoritarios. Escuchemos lo que
dice el versículo 11, de este capítulo 9 de Eclesiastés:
"Me volví, y vi debajo del sol que ni es de los veloces la carrera,
ni de los fuertes la guerra, ni aun de los sabios el pan, ni de los
prudentes las riquezas, ni de los elocuentes el favor; pues a
todos les llega el tiempo y la ocasión."
Las observaciones del hombre terrenal debajo del sol le llevan
a creer que esta vida es una cuestión del tiempo y del azar. No
es más que una gran lotería. Y si a usted le toca nacer en una
raza, tendrá unos problemas; si nace en otra, tendrá otros
problemas. Todo queda librado al azar y usted no puede hacer
nada al respecto. Éste es el pensamiento que predomina aquí.
Continuemos leyendo el versículo 12:
"Ahora bien, el hombre tampoco conoce su tiempo: Como los
peces apresados en la mala red, o como las aves que se
enredan en el lazo, así se ven atrapados los hijos de los
hombres por el tiempo malo, cuando cae de repente sobre
ellos."
Si el tiempo y el azar son los factores reguladores de la vida,
entonces usted es tan indefenso como el pez atrapado en una
red. Y no hay nada que usted pueda hacer para cambiar ese
destino. Éste es un punto de vista terrible, y la peor clase de
fatalismo. Para el que vive sólo para realizar buenas obras en
esta vida, no hay otra explicación y él está obligado a llegar a
esta filosofía fatalista.
Ahora Salomón presentó una pequeña parábola. Leamos el
versículo 14:
"Había una pequeña ciudad, con pocos habitantes, y vino un
gran rey que le puso sitio y levantó contra ella grandes
baluartes"
Escuche con atención, amigo oyente, porque aquí hay una
parábola. ¿Está usted sensibilizado por la situación de los
oprimidos, los grupos minoritarios y los despreciados? Tendrá
que tener en cuenta el fracaso de los recursos humanos para
erradicar la pobreza, los abusos y la discriminación. Como
muchas veces en el pasado y a lo largo de la historia, en esta
historia aparece un rey poderoso. No será la última vez que
esto ocurra y en esta ocasión, los habitantes de la ciudad se
convirtieron en prisioneros, sin poder evitar el gran despliegue
de fuerzas que los asediaban. Esta parábola parece
representativa de toda la historia, que se ha caracterizado por
las guerras, los abusos del poder, la injusticia y la opresión.
¿Cuánto tiempo más cree usted estimado oyente, que Dios le
debería dar al hombre para que intente acabar con los abusos
del poder, la injusticia, y la opresión?
Bueno, vamos a tener que detenernos aquí por hoy, para
continuar con esta parábola en nuestro próximo estudio. Será
pues, hasta entonces, ¡Qué la paz de Dios del Dios de paz, la
única fuente de la verdadera paz en el universo, paz que
sobrepasa todo entendimiento sea con usted ahora y siempre!

Eclesiastés 9:14 - 10:10


En el día de hoy, amigo oyente, vamos a finalizar el capítulo 9
de este Libro de Eclesiastés, y seguramente usted está de
acuerdo con nosotros en que Éste es un capítulo pesimista. Nos
presenta el punto de vista del hombre terrenal, que vive debajo
del sol. Son las conclusiones equivocadas a las que ha llegado
este hombre y su pseudo-filosofía se debe a su ignorancia, a
sus prejuicios y a sus falsas premisas basadas en su situación
debajo del sol, apartado de Dios.
Hemos visto su conclusión, y ésta es que todos los seres
humanos llegarán al mismo lugar. Con esto debemos decir que
hay muchas cosas que este hombre ve que son obvias, pero
las conclusiones a las que llega están equivocadas. Luego,
vimos que la muerte provee una integración total y que todos
son iguales en la muerte. Es decir, que la muerte es el gran
proceso nivelador, y eso es cierto.
Al leer el versículo 12 comentamos que si el tiempo y el azar
son los factores reguladores de la vida, entonces usted está tan
indefenso como el pez atrapado en una red. Y no hay nada que
usted pueda hacer para cambiar ese destino. Éste es un punto
de vista terrible, y la peor clase de fatalismo. Para el que vive
sólo para realizar buenas obras en esta vida, no hay otra
explicación y está obligado a llegar a esta filosofía fatalista.
Ahora Salomón presentó una pequeña parábola. Leamos el
versículo 14:
"Había una pequeña ciudad, con pocos habitantes, y vino un
gran rey que le puso sitio y levantó contra ella grandes
baluartes"
Escuche con atención, amigo oyente, porque aquí hay una
parábola. ¿Está usted sensibilizado por la situación de los
oprimidos, los grupos minoritarios y los despreciados? Tendrá
que tener en cuenta el fracaso de los recursos humanos para
erradicar la pobreza, los abusos y la discriminación. Como
muchas veces en el pasado y a lo largo de la historia, en esta
historia aparece un rey poderoso. No será la última vez que
esto ocurra y en esta ocasión, los habitantes de la ciudad se
convirtieron en prisioneros, sin poder evitar el gran despliegue
de fuerzas de los que los asediaban. Esta parábola parece
representativa de toda la historia, que se ha caracterizado por
las guerras, los abusos del poder, la injusticia y la opresión.
¿Cuánto tiempo más cree usted estimado oyente, que Dios le
debería dar al hombre para que intente acabar con los abusos
del poder, la injusticia, y la opresión?
Ahora en el versículo 15, de este capítulo 9 de Eclesiastés,
leemos:
"Pero en ella se hallaba un hombre pobre y sabio, el cual libró
a la ciudad con su sabiduría. ¡Y nadie se acordaba de aquel
hombre pobre!"
¿Y quién era ese hombre que vino y liberó a esa ciudad? Su
nombre era sabiduría; y sabiduría es otro nombre para Cristo,
pues en primera de Corintios capítulo 1 y versículo 30 leímos
que Dios ha hecho a Cristo nuestra sabiduría. Y Cristo vino a
esta tierra en pobreza. Es por eso que Él pudo decir en Mateo
8:20: "Las zorras tienen guaridas, y las aves del cielo, nidos;
pero el Hijo del Hombre no tiene dónde recostar su cabeza". En
esta tierra Cristo fue, pues, un hombre pobre. Ahora, pasando
a los versículos 16 y 17, de este capítulo 9 de Eclesiastés,
leemos:
"Entonces dije yo: Mejor es la sabiduría que la fuerza, aunque
la ciencia del pobre sea menospreciada y no sean escuchadas
sus palabras. Las palabras serenas del sabio son mejores que
el clamor del señor entre los necios."
Finalmente, la voz del Señor Jesucristo prevalecerá. Cuando Él
venga, Su voz será como el grito de un arcángel y como el
sonido de una trompeta (1 Tesalonicenses 4:16) Hoy puede
escucharse un gran murmullo de voces en este mundo, pero
llegará un día en el que Su voz se impondrá en esta tierra a
todas las demás. Ahora, el versículo 18, de este capítulo 9 de
Eclesiastés, dice:
"Mejor es la sabiduría que las armas de guerra; pero un solo
error destruye mucho bien."
Y aquí tenemos la conclusión a la que llega este capítulo 9 y es
que la sabiduría es mejor que las armas de guerra. Y Cristo, es
superior a la energía nuclear.
Ahora bien, aquí dice "mejor es la sabiduría que las armas de
guerra". Y eso es cierto en el mundo de hoy en día. Usted ha
podido observar a los grandes trasatlánticos en la actualidad,
que recorren grandes distancias en los mares sin tener la ruta
marcada en el agua y con toda facilidad, los pilotos y sus
grandes navíos pueden llevar a esos barcos y a sus pasajeros
a sus respectivos destinos. ¿Y cómo pueden hacerlo? Bueno, lo
hacen siguiendo los sabios principios que fueron establecidos
por un filósofo griego poco conocido hace muchos años, que
realizó investigaciones en geometría. Realmente, mejor es la
sabiduría que las armas de guerra.
Y luego, viene la frase "pero un solo error destruye mucho
bien". Otra versión traduce: "pero un solo pecador destruye
mucho bien". La vida de un individuo puede ejercer mucha
influencia. Y la influencia siempre es más fuerte cuando se la
utiliza en la dirección equivocada. La historia ha confirmado
esta realidad.
Bueno, podemos observar la historia. El pecado de Adán ha
afectado a toda la raza humana. Durante la conquista de
Canaán, Acán pecó y en consecuencia, toda una nación sufrió
una derrota. Y tuvieron que tratar el pecado de Acán antes que
pudieran lograr una victoria. El rey Roboam dividió al reino de
Israel. Siglos más tarde, en los tiempos de la iglesia en el
Nuevo Testamento, el pecado de Ananías y Safira produjo el
primer grave incidente a la iglesia primitiva y a partir de
aquellos días, la iglesia ya no actuaría tan poderosamente
como lo hizo al principio.
Usted y yo, amigo oyente, tenemos una cierta influencia ya sea
para el bien o para el mal. No importa quien sea usted, ocupa
un lugar de influencia. Como dijo el apóstol Pablo en Romanos
capítulo14 versículo 7, ninguno de nosotros vive para sí mismo,
ni tampoco muere para sí. Es como si usted fuera un
predicador, un propagador de una idea. Nadie puede evitar el
ser un comunicador de algo y por la clase de vida que vive
ejerce una influencia sobre los demás.
Creemos que el que realiza buenas obras y presume de su vida
moral aparte de Dios, es un gran obstáculo para otros. Es como
si bloquease a otros el camino hacia Dios porque su mensaje
es: "Vivid como yo vivo, sin Dios. Simplemente hago buenas
obras". Ese mensaje constituye pues un estorbo, creando una
confusión en los demás.
Y usted, estimado oyente, no importa donde esté ni quien sea,
usted es también un comunicador. Usted está transmitiendo
con su vida algún mensaje a quienes le rodean en círculo
amplio de la sociedad humana. Usted puede influenciar a su
vecindario, a su comunidad más próxima. Puede ser de
influencia a otros cristianos en su iglesia, quienes le observan
para comprobar si usted se toma en serio su relación con Dios
y su relación con la iglesia. Y en el más pequeño de los círculos,
que es la familia, usted está afectando la vida de otras
personas.
Recordemos que el apóstol Pedro predicó un elocuente
mensaje en el día de Pentecostés. Andrés estaba allí
escuchándole y habrá podido decir: "Éste es mi hermano. Yo
se lo presenté a Cristo". Y ésa fue la influencia de Andrés.
Usted, con sus palabras y acciones, con su vida, está señalando
ante los demás al cielo o al infierno. Ahora, si usted quiere ir al
infierno, eso es cosa suya. Pero no tiene derecho a guiar hacia
allí a un niño, a su familia, o a otras personas cercanas a usted.
¡Es terrible el guiar a otros de esa manera! Tenemos influencia
sobre otros, estimado oyente, y ésa es una gran
responsabilidad. Reflexionemos sobre ello.
Seguimos ahora adelante y llegamos al:
Capítulo 10
Podemos ver aquí que las injusticias de la vida sugieren la
adopción de una forma de vivir moderada. Escuchemos lo que
dice aquí el primer versículo de este capítulo 10:
"Las moscas muertas hacen oler mal y corrompen el perfume
del perfumista; así es una pequeña locura al que es estimado
como sabio y honorable."
La vida nos ofrece una completa ilustración de esta verdad.
Estimado oyente, una noche de diversión en la ciudad puede
provocar que usted viva en la oscuridad toda su vida,
soportando alguna enfermedad y aun que tenga que
enfrentarse a la muerte. Conocemos varios ejemplos que en la
vida real dan testimonio de esas experiencia; varias personas
nos han manifestado su amargura al no haber podido rectificar
un error, una acción sola que malogró el resto de sus vidas.
Conocemos muchos casos de padres que han pasado años
ocupados en la formación de su hijo y apoyándole en sus
estudios, para que luego aparezca una amistad perjudicial, un
joven o una joven, que le arrastran a realizar una acción que
le desvía totalmente de su carrera, de sus metas y le
transforma en un persona fracasada. Y así, una pequeña
locura, una pequeña muestra de insensatez fue todo lo que
hizo falta para malograr, para arruinar la vida de una persona
normalmente sabia y sensata, y para afectar gravemente la
vida de las personas más allegadas. Estimado oyente, escuche
estas palabras de este primer versículo expresadas por otra
versión: "Las moscas muertas apestan y echan a perder el
buen perfume. Pesa más una pequeña necedad que la
sabiduría y la honra juntas". Ésta es realmente, una trágica
realidad.
Ahora, el segundo versículo de este capítulo 10, dice:
"El corazón del sabio está a su mano derecha, mas el corazón
del necio a su mano izquierda."
La mano derecha es la mano que representa a la fortaleza. Por
ello dice que el corazón del sabio lo guía hacia la mano derecha.
Todo lo que él hace, lo hace con todo su corazón. No lo hace
de mala gana, a regañadientes. Y el corazón del necio le guía
hacia su mano izquierda. Él hace las cosas sin entusiasmo, sin
interés.
¿Cómo se aplica esta ilustración a la vida? Estimado oyente,
todo lo que usted lleve a cabo en la vida, hágalo de corazón. Si
usted va a servir a Dios no lo haga con reticencia, sino con
alegría y emoción. No haga de la vida cristiana algo penoso y
triste. Haga de ella algo que realmente merezca la pena.
Cualquier cosa que haga, hágala con entusiasmo. Y el versículo
3, dice:
"Aun mientras va de camino, al necio le falta cordura, y va
diciendo a todos que es necio."
Un necio no necesita llevar un cartel que le identifique como un
necio. La verdad es que todo lo que tiene que hacer es abrir su
boca. Y a veces ni siquiera tiene que abrir su boca para
demostrar que es un insensato. Así que la Biblia le llama un
necio, y él le confirma a todos que, efectivamente, lo es. Ahora,
el versículo 4, dice:
"Aunque el ánimo del gobernante se exalte contra ti, no pierdas
la calma, porque la mansedumbre hace cesar grandes
ofensas."
Es decir, si usted no puede luchar contra ellos, una sus fuerzas
con las de sus rivales. Eso es exactamente lo que piensa el
hombre terrenal, el que vive y piensa debajo del sol.
Notemos ahora lo que dicen los versículos 5 y 6, de este
capítulo 10 de Eclesiastés:
"Hay un mal que he visto debajo del sol, a manera de error
emanado del gobernante: que la necedad está colocada en
muchos lugares elevados, mientras los ricos se sientan en
lugares humildes."
Y ésta es una de las cosas que ocurre en nuestra época. Se le
ha otorgado una dignidad al pecado. Hubo un tiempo en el que
el pecado era algo despreciable que sólo se encontraba en
ciertas zonas de la ciudad. Se lo consideraba algo sucio,
obsceno, grosero. Tenía la imagen de algo bajo, ruin. Pero en
el día de hoy, el pecado se ha trasladado a las mejores zonas
de la ciudad. Y se comete con mucha dignidad. Se le ha dado
un lugar muy importante. Y ocupa un lugar muy destacado en
algunos programas de televisión, en los cuales algunos de los
entrevistados lo exhiben incluso como una muestra de
distinción, como una señal de que se mueven en ambientes de
alto nivel. Y si encima demuestran tener una personalidad
excéntrica o incontrolada, o agresiva, provocan una corriente
de simpatía a su favor.
En cambio, las entrevistas concedidas a ciudadanos normales,
a cristianos, no son rentables para ese medio de difusión,
porque tienen muy baja audiencia. Y sin embargo, ellos son los
que están haciendo la mejor contribución al bienestar de su
comunidad y de la sociedad en general. Y así, ellos ocupan un
lugar más bajo en las preferencias de la gente. Por ello y como
lo expresa otra versión de este versículo 6, "al necio se le dan
muchos puestos elevados, pero a los capaces se les dan los
puestos más bajos". Escuchemos ahora lo que dice ahora, el
versículo 7, de este capítulo 10 de Eclesiastés:
"He visto siervos a caballo, y príncipes caminando como siervos
sobre la tierra."
El trabajar duro, ahorrar su dinero, y estudiar mucho, hasta
muy tarde, no siempre quiere decir que un día usted llegará a
obtener éxito. Quizá el insensato o perezoso que vive al lado
de su casa pueda heredar millones. Y eso suele ocurrir en el
día de hoy. A veces los que afrontan la lucha por la vida con el
mínimo esfuerzo, o aprovechando los esfuerzos de los demás,
son los que ocupan las posiciones más elevadas de la sociedad.
Ésa es la imagen que nos deja este versículo.
Conocemos también a destacados cristianos, que tienen un
carácter humilde. Algunos viven en hogares modestos y otros
se encuentran en una posición económica acomodada. Sin
embargo, al llevar una vida normal, no se destacan por su
popularidad. Son, como dice el versículo 7, "príncipes
caminando como siervos sobre la tierra".
Continuemos leyendo el versículo siguiente, el 8 del décimo
capítulo de Eclesiastés:
"El que haga un hoyo caerá en él; y al que abra brecha en un
muro, lo muerde la serpiente."
Sería una insensatez que usted creyera que puede pecar y
salirse con la suya evitando las consecuencias, especialmente
si es un hijo de Dios. Puede que Dios no actúe inmediatamente,
pero todo lo que usted necesita hacer, es esperar, y Él
finalmente le juzgará por ello. A través de los años hemos
podido observar que ocurre de esta manera. Hemos observado
a creyentes que han cometido graves errores, y nunca han
podido escapar a las consecuencias. En algún punto de su vida
Dios comienza a actuar, y los disciplina como el padre a sus
hijos. Ahora, notemos lo que dice aquí el versículo 9:
"Quien corta piedras, se hiere con ellas; el que parte leña, en
ello peligra."
El que cortaba o removía piedras en aquellos días, estaba
removiendo las señales que demarcaban las propiedades. Aquí
se está afirmando otra vez que uno no puede evitar las
consecuencias del pecado. Como dijo el apóstol Pablo a los
Gálatas en 6:7, "todo lo que el hombre siembre, eso también
segará". Si alguien trata de engañar a alguien en cuanto a lo
que legítimamente le pertenece, o intenta abusar de alguna
otra forma, Dios se ocupará de que el abusador reciba su pago.
Por tal motivo el Señor Jesucristo nos dijo, en Romanos 12:19:
"No os venguéis vosotros mismos, amados míos, sino dejad
lugar a la ira de Dios; porque escrito está: Mía es la venganza,
yo pagaré, dice el Señor". Él ajustará cuentas con el ofensor y
pondrá las cosas en su sitio. Luego, el versículo 10, dice:
"Si se embota el hierro y su filo no es amolado, hay que
aumentar el esfuerzo; lo provechoso es emplear la sabiduría."
Si el azadón con que usted trabaja pierde su filo, si usted
conoce bien su profesión, lo afilará, porque si no, va a ser
mucho más difícil el tratar de trabajar cavando en la tierra con
él. Y desgraciadamente, y figurativamente hablando, cuánta
gente no está dispuesta hoy a hacer lo necesario para afilar el
azadón. Hoy, incluso en la vida cristiana, muchos quieren
lanzarse a servir a Dios sin tener en cuenta la importancia de
una buena preparación personal. El consejo aquí es preparar
bien las herramientas de trabajo. Que nadie espere cortar
muchas malas hierbas con un azadón desafilado. Primero hay
que afilarlo y recién entonces salir al camino a cortar con
eficacia la maleza. Es evidente que este libro de Eclesiastés
contiene grandes lecciones para la vida práctica que haremos
bien en aplicar. Realmente, es un libro fuera de lo corriente.
Y aquí vamos a detenernos por hoy, y confiamos que usted
sintonice nuestro próximo programa en el cual proseguiremos
con este estudio del Libro de Eclesiastés. ¡Hasta entonces,
pues, estimado oyente!

Estudio bíblico de Eclesiastés


10:11-11:10

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Programación diaria

Eclesiastés 10:11 - 11:10


Amigo oyente, regresamos hoy al capítulo 10 de este Libro de
Eclesiastés que estamos estudiando y vamos a considerar lo
que aquí se dice a partir del versículo 11. Permítanos recordarle
que todavía nos encontramos en esta sección que llamamos
"buscando la satisfacción en la moralidad". Es decir, la vida
caracterizada por buenas obras. Éste era una búsqueda un
experimento que Salomón estaba realizando. Éste fue el último
experimento que él hizo, y, probablemente, pasó más tiempo
en éste que en cualquiera de los otros que realizó. La sección
más extensa trata con este período en particular.
Comencemos pues nuestra lectura con el versículo 11, de este
capítulo 10 de Eclesiastés:
"Si la serpiente muerde antes de ser encantada, de nada sirve
el encantador."
Es necesario que comprendamos bien las costumbres del
oriente si vamos a entender lo que este versículo nos está
diciendo. Es muy similar al pasaje Bíblico que se encuentra en
el Libro de los Salmos 58:4 y 5. Allí el rey David nos presentó
una referencia a las serpientes, y la forma en que actúan y dijo:
"Veneno tienen como veneno de serpiente; son como el víbora
sorda que cierra su oído, que no oye la voz de los que encantan,
por más hábil que sea el encantador". En otro pasaje tenemos
también la misma idea. Se trata de Jeremías 8:17, que dice:
"Yo envío sobre vosotros serpientes, víboras contra las cuales
no hay encantamiento, y os morderán, dice el Señor."
La víbora es un reptil, una serpiente que tiene un veneno
mortal, como ya bien sabemos. Seguramente usted alguna vez
habrá visto a alguno de esos fakires de la India, una persona
que está sentada en el suelo con una pequeña flauta en la que
interpreta una melodía un poco triste para encantar a una
cobra que se encuentra en una canasta de mimbre. La
serpiente efectúa movimientos ondulatorios siguiendo el sonido
de la flauta. La cobra no atacará mientras permanezca el
sonido de la flauta. Pero hay ocasiones en que la serpiente no
escucha y, entonces, puede atacar; y cuando lo hace puede
resultar mortífera.
En los pasajes que hemos mencionado, no creemos que los
escritores se estén refiriendo a serpientes de una forma literal.
Pensamos que se están refiriendo a aquellas personas que
llamamos charlatanes, que le pueden engañar, que pueden
traicionarlo. Por ejemplo, personas parecidas a Judas Iscariote,
el que traicionó a Jesús. Después de todo, eso es lo que según
la Biblia el Anticristo hará con la nación de Israel en el período
de la gran tribulación.
Aun entre los cristianos usted encontrará personas que hablan
y no deberían hablar, porque dicen cosas que no son ciertas.
Por ello dijo Salomón en este versículo 11, "Si la serpiente
muerde antes de ser encantada, de nada sirve el encantador".
Puede que esa persona se haga pasar por amiga suya, pero le
morderá como una serpiente, aunque usted se haya portado
bien con ella.
Ésa fue la clase de pena que David sintió cuando su amigo
Ahitofel se volvió en contra de él. Ahitofel había sido su
consejero y su amigo personal, pero abandonó a David y se fue
con Absalón cuando éste se rebeló contra su padre David. Esa
experiencia quebrantó el corazón de David. Creemos que David
fue un hombre quebrantado después de la rebelión de Absalón.
Hasta ese momento, cuando David estaba en su apogeo,
dudamos que haya habido un rey como David. Después de esa
traición y rebelión, David se convirtió en un anciano y en el
Salmo 55 derramó la tristeza de su corazón. Ésta es la imagen
de nos deja este versículo 11.
Salomón estaba diciendo que, ante la posibilidad que esto
sucediera, uno debería tener mucho cuidado. Podríamos decir
que ésta es la filosofía de la vida en una persona corriente de
nuestro tiempo. Es la persona que hace buenas obras siempre
y cuando, ello no le comprometa con nadie, ni le suponga
problema alguno. Seguramente le habrá dicho que tenga
cuidado con tal o cual persona porque puede repetir lo que ella
dijo y cambiarlo, tergiversarlo. Así que cuando se encuentre
con tales personas, será muy amable con ellas, pero tendrá
mucho cuidado con lo que les diga.
A veces parece que deberíamos realmente confrontar a esa
clase de persona que toma los hechos y los distorsiona,
señalándole exactamente lo que está haciendo. Sin embargo,
por la experiencia hemos visto que si uno se enfrenta con
ciertas personas, será atacado con agresividad. Notemos ahora
lo que dice el versículo 12, de este capítulo 10:
"Las palabras del sabio están llenas de gracia, mas los labios
del necio causan su propia ruina."
Bien dice aquí que "los labios del necio causan su propia ruina",
y habría que añadir que también a aquellos que le rodean. Es
por tal motivo que deberíamos ser cuidadosos al entablar
amistades y elegir amigos de calidad.
Hay algunos profesores en los colegios y universidades que
advierten a los estudiantes nuevos diciéndoles: "Ustedes van a
hacer nuevas amistades aquí y algunas de ellas durarán a
través de toda la vida. Quizá algunos de ustedes hasta lleguen
a encontrar aquí a su futura esposa o esposo, (y en algunos
casos así sucede), pero deben tener cuidado con los amigos
que elijan", Y estas palabras nos parecen apropiadas.
También cuando nuestros hijos comienzan a estudiar es bueno
darles un consejo como éste. Diciéndoles que tienen una gran
oportunidad de conseguir amigos excelentes, pero que deben
tener cuidado porque algunos pueden llegar a malograr sus
vidas.
Es que hay personas que son como áspides o serpientes. Si uno
es amable con ellos y puede despertar su simpatía, las cosas
irán bien. Pero hay que ser prudentes en la manera de actuar
delante de ellos. Éste es un buen consejo para aquella persona
que desea tener una actitud diplomática, y a quien le agrada
guardar el término medio para no meterse en problemas.
Ahora, en los versículos 13 y 14 de este capítulo 10, leemos:
"El comienzo de las palabras de su boca es necedad; el final de
su charla, nocivo desvarío. El necio multiplica sus palabras. Si
nadie sabe lo que ha de acontecer, ¿quién le hará saber lo que
después de él será?"
Esto es cierto y sucede en la realidad. Seguramente usted
habrá notado que por lo general cuando uno se reúne con un
grupo para tratar algún tema, siempre hay una persona que es
especialmente locuaz. A veces esa persona monopoliza toda la
conversación y dirá cosas insensatas o absurdas. E
inmediatamente el grupo comienza a desear que tal persona
se calle la boca y suele ser difícil lograr que deje de hablar e
interrumpir a los demás. Para evitarlo, algunos
conferenciantes, al llegar al período del coloquio, le piden a los
presentes que escriban sus preguntas y se las hagan llegar.
Parece ser la única forma de evitar que surja alguna persona
excesivamente locuaz que lo único que busca es resaltar su
protagonismo o introducir problemas. Alguien ha dicho que hay
personas cuyos cerebros transmiten a la boca la orden de
hablar, y después, el cerebro deja de funcionar mientras la
boca sigue emitiendo sonidos.
Sigamos adelante ahora y leamos lo que dice el versículo 15:
"Tanto fatiga a los necios el trabajo, que ni aun saben por
dónde ir a la ciudad."
Ésta es una expresión proverbial que indica una ignorancia
extrema, tal como otra expresión contemporánea que hay
personas que ni siquiera sabrían como salirse de la lluvia.
Luego, el versículo 16, dice:
"¡Ay de ti, tierra, cuando tu rey es un muchacho, y tus príncipes
banquetean desde la mañana!"
Aquí está hablando de quienes se entregan completamente al
placer en vez de gobernar adecuadamente a su pueblo, de
manera que no son una bendición para su pueblo. Luego, dice
en el versículo 17:
"¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles y
tus príncipes comen a su hora para reponer sus fuerzas y no
para beber!"
Diríamos que uno de los problemas principales en la mayoría
de las naciones del presente no son las drogas, sino la bebida.
Nos referimos al alcohol. Existen en la actualidad millones de
personas alcohólicas. En muchos países el alcoholismo produce
alarma social. Las autoridades sanitarias advierten sobre los
efectos destructivos que sufre una persona alcohólica en su
organismo y las autoridades de tráfico han endurecido
notablemente la legislación y el control sobre los conductores,
debido al elevado número de accidentes provocados por
personas que conducen bajo los efectos de la bebida. Un factor
alarmante es también comprobar que los jóvenes comienzan a
beber alcohol sin control antes de llegar incluso a la
adolescencia. En este versículo vemos el contraste con el
versículo anterior, porque aquí los gobernantes dan a su pueblo
un ejemplo de trabajo, dedicación total y sobriedad. Ahora, el
versículo 18, de este capítulo 10 de Eclesiastés, nos dice:
"Por la pereza se cae la techumbre, y por cruzarse de brazos
hay goteras en la casa."
Aquí tenemos una severa crítica contra la pereza, contra el
negarse a los trabajos más elementales e indispensables en la
esfera del hogar. A veces cuando las personas se saludan con
frases como "que tengas un buen día" o "tómalo con calma" lo
que se quiere desear a la otra persona es que tenga que
trabajar lo menos posible y que se divierta, que lo pase lo
mejor que pueda. Ahora, el versículo 19, dice:
"Por placer se hace el banquete, el vino alegra a los vivos y el
dinero responde por todo."
Otra versión traduce este versículo de esta manera: "Para
alegrarse, el pan; para gozar, el vino, para disfrutarlo, el
dinero". Algunas personas que tienen grandes recursos
económicos piensan que el dinero puede satisfacer todos sus
deseos. Continuemos ahora con el versículo 20, que dice:
"Ni aun en tu pensamiento hables mal del rey, ni en lo secreto
de tu cámara hables mal del rico; porque las aves del cielo
llevarán la voz, los seres alados se lo harán saber."
Este versículo nos dice "Ni aun en tu pensamiento hables mal
del rey". El gobernante, por razón de su cargo, merece respeto
y no debería ser ridiculizado. En el Nuevo Testamento el
apóstol Pedro dijo en su primera carta, capítulo 2, versículo 17,
"Honrad al rey". Y, por supuesto, lo mismo se aplica a los que
dirigen una nación bajo otras formas de gobierno.
Llegamos ahora al:

Capítulo 11
de este Libro de Eclesiastés y aquí encontramos el mejor curso
de acción a seguir por parte de aquellos que basan su relación
con Dios en la práctica de buenas obras, para aquellos que
proclaman vivir de acuerdo con sus principios morales, que no
quieren comprometerse con nada, sino que más bien adoptan
una posición intermedia, neutral. Desde un punto de vista
espiritual, no son ni fríos ni calientes. En el versículo 1, de este
capítulo 11, leemos:
"Echa tu pan sobre las aguas; después de muchos días lo
hallarás."
Ésta es una invitación a realizar buenas acciones. Aunque la
recompensa tarde en llegar, esas acciones no quedarán sin
recompensa. Luego, en el versículo 2 leemos:
"Reparte a siete, y aun a ocho, porque no sabes qué mal ha de
venir sobre la tierra."
O sea, que cuando usted esté haciendo el bien, trate de ayudar
a más de una persona. Trate de ayudar a varias, porque quizá
usted tenga problemas en el futuro y, entonces, muchas
personas estarán dispuestas a ayudarle.
Recordemos que el Señor Jesucristo presentó una parábola
tratando este mismo tema, que fue registrada en Lucas 16. En
esa ocasión habló de un mayordomo "injusto" que, en realidad,
robaba. Ganó amigos para sí mismo rebajándoles la deuda que
tenían con su amo, para que cuando se quedara sin trabajo,
pudiera acudir a ellos a pedirles ayuda. Ahora, en el versículo
3, leemos:
"Si las nubes están llenas de agua, obre la tierra la derramarán;
y si el árbol cae hacia el sur, o hacia el norte, en el lugar donde
el árbol caiga, allí quedará."
Si se pronostica lluvia, hay que tomarlo en serio y prepararse.
Después de que caiga un árbol grande, resulta difícil moverlo
de su lugar. ¿Qué se está queriendo decir aquí? Que es mejor
tener una idea y comprensión clara de una situación al mismo
principio de la misma, antes de lanzarse a una empresa
porque, después que se comienza, es muy difícil realizar
cambios. Ahora, en el versículo 4, leemos:
"El que al viento observa, no sembrará, y el que a las nubes
mira, no segará."
Éste es un consejo a actuar sabiamente en todo lo que uno
haga. Si alguien quiere sembrar semilla, será mejor que espera
hasta que no haya viento que pueda dispersar la semilla. Si
alguien quiere recoger una cosecha, no comenzará si hay
amenazas de lluvia. Siguiendo adelante, el versículo 5, dice:
"Así como tú no sabes cuál es el camino del viento ni cómo
crecen los huesos en el vientre de la mujer encinta, así también
ignoras la obra de Dios, el cual hace todas las cosas."
La formación del feto y el nacimiento físico de un niño son aun
hoy grandes misterios. Y el nacimiento espiritual es incluso un
misterio mayor. No sabemos cómo actúa el Espíritu Santo. En
Juan 3:8 dijo el Señor Jesús: "8El viento sopla de donde quiere,
y oyes su sonido, pero no sabes de dónde viene ni a dónde va.
Así es todo aquel que nace del Espíritu". Hay que reconocer
que ignoramos muchas cosas.
En vista de estas limitaciones la enseñanza aquí es la siguiente:
"No permita usted que aquello que no conoce le cause
problemas en cuanto a aquello que usted sí conoce". Aunque
por una parte reconocemos que Dios ha permitido que algunos
detalles de la Biblia queden en el misterio, porque nuestra
mente resulta limitada para comprender la totalidad de los
planes y propósitos en la historia, por otra parte, es mucho lo
que Él nos ha revelado con claridad y que no sólo atañe a la
salvación, la vida eterna, sino también abarca los principales
aspectos de la Voluntad de Dios para nuestra vida como
cristianos. Así que no debemos dejar que lo que no sabemos
altere o perjudique lo que sí sabemos. Ahora, leamos en los
versículos 7 y 8 de Eclesiastés 11:
"Suave ciertamente es la luz y agradable a los ojos ver el sol;
pero aunque un hombre viva muchos años y en todos ellos
tenga alegría, recuerde que los días de las tinieblas serán
muchos, y que todo cuanto viene es vanidad."
O sea, estimado oyente, que usted algún día será mayor. Y la
vida en la ancianidad no siempre será agradable y placentera.
Finalmente por hoy, leamos los versículos 9 y 10:
"Alégrate, joven, en tu juventud, y tome placer tu corazón en
los días de tu adolescencia. Anda según los impulsos de tu
corazón y el gusto de tus ojos, pero recuerda que sobre todas
estas cosas te juzgará Dios. Quita, pues, de tu corazón el enojo
y aparta de tu cuerpo el mal, porque la adolescencia y la
juventud son vanidad."
Recuerde, estimado oyente, que si usted es joven ahora es la
época de tomar sus decisiones en todas las categorías de la
vida. Y es importante que usted tome en estos años las
decisiones correctas. ¡Cuántos han desperdiciado, malgastado
sus vidas y están viviendo hoy vidas malogradas, a causa de
las decisiones equivocadas de su juventud!
Los días de la juventud están vacíos si no son vividos de la
manera más adecuada. La vida es un regalo que Dios nos ha
dado, un día a la vez; en realidad, un segundo a la vez. Es un
don hermoso, y a ha de ser usado para la honra y gloria de
Dios. ¿Cuál es el propósito principal del ser humano? El
propósito principal es el de honrar, glorificar a Dios y disfrutarle
a Él para siempre.
Bien, estimado oyente, vamos a detenernos aquí por hoy y
continuaremos, Dios mediante, en nuestro próximo programa.
Mientras tanto, le sugerimos que lea usted el capítulo 12,
último capítulo del Eclesiastés, para que se familiarice con su
contenido y esté así mejor preparado para nuestro próximo
estudio.

Eclesiastés 12
En nuestro estudio de hoy, amigo oyente, llegamos al capítulo
12 de este Libro de Eclesiastés que nos presenta un punto de
vista pesimista en cuanto a la vida. Hemos visto que Salomón
había realizado un experimento en la vida. Probablemente fue
el único hombre que ha vivido, y que debido a sus grandes
recursos económicos pudo realizar un experimento en todas
estas áreas diferentes de la vida. Él trató de encontrar una
solución y satisfacción a la vida, aparte de Dios. La expresión
clave que encontramos repetida una y otra vez en este Libro
es la de debajo del sol. En su primer experimento, Salomón
trató de encontrar la solución en la naturaleza, lo que
llamaríamos en el día de hoy, las ciencias naturales.
Hay gran cantidad de personas que piensan que si uno regresa
a la naturaleza puede encontrar la solución a los problemas.
Hoy se produce un gran éxodo de gente que sale del casco
urbano de la ciudad hacia los suburbios y aún más lejos, al
campo o a las montañas, lugares donde compran o alquilan un
piso o casa. El propósito es huir del ruido, la contaminación o
el agobio que producen las grandes concentraciones urbanas.
Ahora, esto no resolvió los problemas de Salomón, ni tampoco
resolverá los nuestros. Así que Salomón probó la filosofía y la
sabiduría; el placer, el materialismo, es decir, el tratar de vivir
para el "ahora", y después el fatalismo. Y trató de vivir para sí
mismo, es decir, que probó el egoísmo. Más adelante intentó
la religión y encontró el ritual, pero sin una realidad espiritual.
Entonces trató de encontrar la respuesta en las riquezas, pero
la codicia hace que el corazón humano sea insaciable. Nunca
está satisfecho. Luego Salomón trató de llevar la vida del
moralista, pero comprobó que era una existencia insípida. Ésta
es la razón por la cual muchos jóvenes se han rebelado contra
ese tipo de vida.
Y llegamos ahora a la última conclusión a la que ha llegado
Salomón. El último párrafo lo podemos titular:
Una figura poética de la ancianidad
Este capítulo incluye algo para los jóvenes y para las personas
mayores. Así que en este capítulo encontraremos esas dos
etapas extremas de la vida. Leamos entonces el versículo 1 de
este capítulo 12 de Eclesiastés.
"Acuérdate de tu Creador en los días de tu juventud, antes que
vengan los días malos, y lleguen los años de los cuales digas:
No tengo en ellos placer"
A la luz del hecho de que nada debajo del sol puede satisfacer
el corazón humano, Salomón dijo: "Volveos a Dios". Salomón
estaba exhortando a los jóvenes que, en su juventud, tomaran
una decisión de acercarse a Dios. Al continuar con el relato
quedan en evidencia los motivos para tomar esa decisión.
Salomón iba a pintar un cuadro de la edad avanzada, un cuadro
que no resultaría muy atractivo. No obstante, es un cuadro real
de los seres humanos en la época de la ancianidad. Quizás los
jóvenes al leerlo se pregunten si en realidad esa etapa de sus
vidas será así. Pero luego, al llegar a cierta edad, tendrán que
reconocer que esta descripción de la ancianidad es exacta.
Algunos escépticos dicen: "Yo creo en una religión para aquí y
ahora. No estoy interesado en una religión del más allá". Pues
bien, aquí en estas páginas tenemos una religión para el aquí
y ahora, para esta vida presente, que implica estar
debidamente relacionado con Dios y vivir para Él. ¿Por qué?
Bueno, miremos al cuadro que Salomón pintó de la tercera
edad, cuadró que pintó con mucho realismo. Bueno,
escuchemos lo que dijo aquí en el versículo 2, de este capítulo
12 de Eclesiastés:
"Antes que se oscurezcan el sol y la luz, la luna y las estrellas,
y vuelvan las nubes tras la lluvia"
¿Quiere decir acaso, que los astros que brillan en los cielos se
van a apagar? No, estimado oyente, quiere decir que su vista
no será tan buena como cuando era joven. Y tendrá que
recurrir a la ayuda de las gafas para leer.
Y el tiempo pasa, y las malas experiencias se suceden una tras
otra. Y dice aquí: "Y vuelvan las nubes tras la lluvia". Una
persona puede salir y divertirse mucho, pero después tiene que
dedicar dos, o tres o cuatro días para descansar porque el
cuerpo humano necesita un mayor tiempo de recuperación
física. Luego nos dice el versículo 3:
"Cuando tiemblen los guardias de la casa y se encorven los
hombres fuertes; cuando cesen de trabajar las que muelen,
porque habrán disminuido, y se queden a oscuras las que miran
por las ventanas"
Aquí tenemos una descripción del cuerpo, del cuerpo físico en
la ancianidad. ¿Cuáles son, entonces, esos guardas de la casa?
Creemos que se está refiriendo a las piernas. La persona mayor
pierde firmeza y tiene tendencia a tambalearse.
Usted, amigo oyente, habrá observado quizá, a alguna persona
entrada en años, que tiene que ser ayudada a subir y bajar de
un autobús o de un coche. Aunque sus amigos le digan que
está disfrutando de una buena salud, siempre hay alguien que
trata de ayudarle para realizar una de esas tareas. Porque la
persona ya entrada en años no es tan ágil y rápida como era
antes.
Las personas de esta edad, cuando comienzan a bajar
escaleras, a veces gimen. Esto nos recuerda lo que escribió el
apóstol Pablo en 2 Corintios 5:4, "Los que estamos en esta
tienda de campaña gemimos con angustia". (otra versión dice
"suspirando y agobiados".) Es que las piernas ya no les
responden como antes. El tratar de subir y bajar escaleras
comienza a ser una molestia y aparecen los dolores en las
rodillas. Pronto se ve la necesidad de contar con la ayuda de
un bastón.
¡Qué cuadro, pues, el que tenemos aquí ante nosotros, amigo
oyente! Y Salomón continuó describiendo un cuerpo en estado
de decaimiento general. Después dijo: "y se encorven los
hombres fuertes". Aquí él se estaba refiriendo a los hombros,
que ya no pueden permanecer erguidos como antes, en la
época de la juventud y la madurez y comienzan a encorvarse,
adoptando una postura que, en esas condiciones, resulta más
cómoda para el cuerpo.
Y luego continúa esta descripción con la frase: "cuando cesen
de trabajar las que muelen, porque habrán disminuido". Los
que muelen son los dientes. Aquí se alude a la pérdida de los
dientes y la persona pasa a depender más del dentista para
prevenir o hacer frente al desgaste natural, para reponer las
piezas dentales, colocarse puentes o dentaduras postizas.
Y la descripción de este versículo se completa con la frase "y
se queden oscuras las que miran por las ventanas". Aquí se
refiere a la pérdida progresiva de la vista. Así que estas
ventanas del cuerpo comienzan a oscurecerse. Las cosas ya no
se ven tan brillantes como se veían antes. Luego, en el
versículo 4, de este capítulo 12 de Eclesiastés, dice:
"Cuando las puertas de afuera se cierren, y se vaya apagando
el ruido del molino; cuando se escuche la voz del ave, pero las
canciones dejen de oírse"
La primera frase "cuando las puertas de afuera se cierren" es
casi una descripción poética que se refiere a la pérdida del
sentido del oído.
Seguimos leyendo en el mismo versículo 4: "cuando se escuche
la voz del ave". A las personas jóvenes ni siquiera el
despertador las despierta por la mañana. Tampoco les molesta
el ruido que hacen los niños, y les agrada escuchar la música
al máximo volumen. Sin embargo, a las personas mayores,
cualquier pájaro cantando al amanecer las puede despertar.
Luego nos dice al final del versículo 4 "pero las canciones dejen
de oírse". Evidentemente las personas mayores ya no pueden
cantar en la forma en que lo hacían antes. Incluso los
cantantes, aquellos que alguna vez tuvieron voces magníficas,
van perdiendo la calidad y la potencia de sus voces.
Y así, Salomón continuó hablando de la ancianidad. Y entonces
él llegó a un punto que consideramos trágico, porque ahora
vamos a observar los efectos psicológicos. Leamos ahora el
versículo 5:
"Cuando se tema también a las alturas, y se llene de peligros
el camino, y florezca el almendro, y la langosta sea una carga,
y la alcaparra pierda su efecto; porque el hombre va a su
morada eterna, y rondarán por las calles quienes hacen duelo"
Dice aquí la primera frase "cuando se tema también a las
alturas". Es decir, que a los ancianos ya no les gusta viajar
como cuando eran jóvenes. Y las cosas pequeñas les
preocupan, cosas que en otras épocas no les molestaban,
considerándolas insignificantes.
Después dijo el escritor: "Y se llene de peligros el camino". Las
cosas ya no se disfrutan como se disfrutaban en el pasado. Hay
personas ancianas a las que les encantaba viajar y recorrer
grandes distancias, por todo el mundo. Cuando eran jóvenes
no se preocupaban tanto de la forma en que viajaban, ni del
estado de los vehículos, ni del medio de transporte utilizado.
Les gustaba la aventura de lo imprevisible, las situaciones
nuevas, la improvisación y el cambio de planes. Pero cuando
pasan los años, las cosas cambian y entonces se preocupan por
detalles que antes no les preocupaban y, de todas formas, se
sienten inseguras o experimentan temor ante cualquier
alteración del plan previsto, o ante cualquier situación que
pueda representar un peligro.
Luego, se nos dice aquí siguiendo con este versículo 5, "y
florezca el almendro". Cuando florece el almendro, muestra
flores blancas. Y eso quiere decir que la persona que está
cercana a la ancianidad verá que su cabeza se llena de canas,
sus cabellos se tornan grises, luego blancos. O si no, quizás se
pierdan completamente por efectos de la calvicie.
Ahora, notemos lo que Salomón sigue diciendo aquí, en este
mismo versículo 5, "y la langosta sea una carga". ¿Cómo puede
una pequeña langosta llegar a ser una carga? Es que cuando
llega la ancianidad, hechos o detalles pequeños que nunca
molestaban, se convierten en una carga. Pongamos por
ejemplo a los nietos. Si usted es ya un anciano y tiene nietos,
por supuesto que usted los ama y le gusta pasar algún tiempo
con ellos; pero después de unas horas, usted respira con alivio
cuando sus padres se los llevan, ¿no es verdad? Porque las
fuerzas fallan, la capacidad de resistencia ya no es la misma, y
la paciencia se agota más rápidamente. Entonces hasta las
pequeñeces se convierten en una carga.
Luego se nos dice aquí en este mismo versículo 5: "y la
alcaparra pierda su efecto". Lo que sucede es que el organismo
del anciano está tan debilitado que las propiedades
estimulantes de esa planta llamada alcaparra ya no surten
efecto. Además, se produce una pérdida del apetito.
Y finalmente dice este versículo 5, "porque el hombre va a su
morada eterna y rondarán por las calles quienes hacen duelo".
Al acercarse la muerte, el ser humano se encuentra próximo a
la eternidad. Continuemos la descripción leyendo el versículo 6
de Eclesiastés 12:
"Antes que la cadena de plata se quiebre, se rompa el cuenco
de oro, el cántaro se quiebre junto a la fuente y la polea o
rueda se rompa sobre el pozo"
En este versículo tenemos una lista de órganos del cuerpo.
Hacia el final de la vida, comienzan a dejar de funcionar o
funcionan defectuosamente. Esa "cadena de plata" es la
médula espinal. Ese "cuenco de oro" es la cabeza, la cavidad o
receptáculo para el cerebro. El funcionamiento del cerebro
decrece en eficiencia con el aumento de la edad, y en el
momento de la muerte deja de funcionar por completo.
"El cántaro que se quiebra junto a la fuente", se refiere a los
pulmones. "La polea o la rueda que se rompe sobre el pozo" es
el corazón. Ya no se bombea sangre a través del cuerpo. Toda
esta descripción es una imagen del deterioro de la ancianidad
que, finalmente, conduce a la muerte. La vida no puede
mantenerse sin el funcionamiento de estos órganos.
Luego, en el versículo 7, dijo el escritor:
"Antes que el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu
vuelva a Dios que lo dio."
El alma no duerme. Y nos gustaría que aquellas personas que
usan versículos del libro del Eclesiastés para apoyar sus ideas
sobre el sueño del alma, solo continuaran leyendo hasta que
llegaran a este versículo. El cuerpo descansa, pero el espíritu,
o el alma, regresan a Dios, que fue quien lo dio.
Reiteramos que el Nuevo Testamento nos asegura que estar
ausente del cuerpo significa estar presente con el Señor (como
vemos en 2 Corintios 5:8). El alma regresa inmediatamente a
Dios. El cuerpo es simplemente un tabernáculo, una tienda de
campaña en la que vivimos. Es como una envoltura externa. El
alma va a estar con Dios.
Luego, en el versículo 8, de este capítulo 12 de Eclesiastés,
leemos:
"¡Vanidad de vanidades, dijo el Predicador, todo es vanidad!"
Estimado oyente, la vida es un verdadero vacío si usted la está
viviendo nada más que para aquí y ahora. Algún día usted
descubrirá que todo lo que tiene en su mano es nada más que
un puñado de cenizas, y que delante suyo, se encuentra toda
una eternidad. Un escritor lo expresó de la siguiente manera:
"Cuando era niño reía y lloraba, y el tiempo se arrastraba;
cuando era joven soñaba y hablaba, y el tiempo andaba;
cuando llegué a la madurez, el tiempo echó a correr; cuando
llegué a la vejez, el tiempo voló veloz; y muy pronto, al seguir
mi andar, el tiempo desapareció."
El salmista dijo: "Enséñanos de tal modo a contar nuestros
días, que traigamos al corazón sabiduría". (Salmo 90:12) Y esa
sabiduría es el Señor Jesucristo mismo. Alguien describió esto
de la siguiente manera: "Tú sabes Señor que estoy
envejeciendo". Y siguió diciendo: "El fuego de mi juventud
comienza a arder sin llamas; de alguna forma tiendo a recordar
y a hablar de los días buenos que comienzo a echar de menos.
Tengo un humor cambiante, mandón, y pienso que todos
deben obedecer mis órdenes inmediatamente. Ayúdame,
Señor, a ocultar mis dolores y a darme cuenta de mis propias
equivocaciones. Haz de mí una persona dulce, silenciosa,
serena; en lugar de ser áspero, amargo y malo". ¡Que el Señor
nos ayude a envejecer con dignidad! Luego, en los versículos
9 al 11, de este capítulo 12 de Eclesiastés, leemos:
"Cuanto más sabio fue el Predicador, tanto más enseñó
sabiduría al pueblo. Escuchó, escudriñó y compuso muchos
proverbios. Procuró el Predicador hallar palabras agradables y
escribir rectamente palabras de verdad. Las palabras de los
sabios son como aguijones, y como clavos hincados las de los
maestros de las congregaciones, pronunciadas por un pastor."
En ninguna manera deberíamos despreciar la sabiduría del
pasado, ni negarnos a ser enseñados. Y el versículo 12, dice:
"Ahora, hijo, a más de esto acepta ser amonestado. No tiene
objeto escribir muchos libros; el mucho estudio es fatiga para
el cuerpo."
De acuerdo con la conclusión del escritor, la educación no
resuelve los problemas de la vida. Leamos ahora el versículo
13, en el cual Salomón nos habló del
Resultado del experimento
"El fin de todo el discurso que has oído es: Teme a Dios y
guarda sus mandamientos, porque esto es el todo del hombre."
Aquí se destaca el mandato "Teme a Dios". Éste es el mensaje
del Libro de los Proverbios así como el mensaje de este pasaje.
A la luz del experimento realizado "debajo del sol", una actitud
sabia es tener un temor de Dios que significa reverencia,
adoración y obediencia hacia Él.
Y continuó diciendo Salomón "y guarda sus mandamientos",
que implica satisfacer las condiciones de Dios para la salvación,
a la edad que sea, fundamentada en la fe en Dios. Para Abel,
hijo de Adán, implicó traer un cordero. Para Abraham significó
creer las promesas de Dios. Para el pueblo de Israel implicó
acercarse a Dios por medio de un sacrificio en el tabernáculo y
en el templo. Para nosotros significa responder a la siguiente
invitación: "Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo".
(Hechos 16:31)
Leamos finalmente, el versículo 14 de este último capítulo 12
de Eclesiastés.
"Pues Dios traerá toda obra a juicio, juntamente con toda cosa
oculta, sea buena o sea mala."
Aquí dice "Dios traerá toda obra a juicio". O sea que, Dios
juzgará a cada individuo, porque cada uno es un pecador
culpable delante de Dios. Cristo sufrió nuestro juicio; Él murió
una muerte de juicio. Nuestros pecados están sobre Cristo por
la fe en Él, o si no tendremos que presentarnos ante el Gran
Trono Blanco para el juicio.
Al comienzo de este capítulo 12, leímos: "Acuérdate de tu
Creador en los días de tu juventud". ¿Por qué? Por una razón
muy concreta: porque en lo que respecta a la salvación las
oportunidades de ser salvo son mayores; y en al tema del
servicio usted tendrá algo que ofrecer a Dios. Las estadísticas
demuestran que más personas vienen a Cristo cuando son
jóvenes. Pero eso no quiere decir que las personas mayores no
puedan aceptar a Cristo y ser salvas. Por nuestra experiencia,
conocemos muchísimos casos de personas de avanzada a edad
que comienzan a establecer una relación con Dios.
La segunda razón por la cual Salomón apeló especialmente a
los jóvenes fue que, en cada época, ellos han tenido toda una
vida de servicio para ofrecer a Dios. En la Biblia, aquellos que
ofrecieron un verdadero servicio, que tuvieron algo que ofrecer
a Dios, fueron hombres jóvenes. Recordemos José, Moisés,
Daniel, Jeremías, Gedeón, David y Saulo de Tarso, Timoteo, y
tantos otros hombres y mujeres que uno podría nombrar en el
día de hoy.
Estimado oyente, no existe pues, ninguna respuesta a los
problemas de la vida debajo del sol. Jesucristo es la única
solución. ¿Por qué pues, no entregarse a Él ahora mismo? Él
dijo, en Juan 6:37: "El que a mí viene, no le echo fuera". ¡Acuda
usted a Cristo Jesús ahora mismo y sea salvo por toda la
eternidad!
Y así concluimos nuestro estudio de este Libro de Eclesiastés.
Dios mediante en nuestro próximo programa, continuaremos
en el Antiguo Testamento y al despedirnos hoy le invitamos a
que nos acompañe en nuestro estudio del Cantar de los
Cantares.

antar de los Cantares - Introducción


El primer versículo de este breve libro identifica a Salomón
como su escritor y que dice: El Cantar de los Cantares, de
Salomón. Salomón también fue el escritor del los libros
Proverbios y Eclesiastés.
En realidad, aquí no tenemos una historia, sino una canción.
Hablando de Salomón, se nos dice en el Primer Libro de Reyes,
capítulo 4, versículo 32: Compuso tres mil proverbios, y sus
cantares fueron mil cinco. Este hombre escribió tres mil
Proverbios, pero es interesante recordar que si usted cuenta
aquellos que se han registrado en el Libro de Proverbios, y aun
incluye el Libro de Eclesiastés, encontrará que la suma total no
llega a los tres mil. Así que, en realidad, tenemos mucho menos
de los que él escribió. Pero hay dos cosas que podemos decir
en cuanto a los escritos que no tenemos: la primera de ellas es
que tenemos, ante nosotros, lo mejor que él escribió. Estamos
seguros de eso; la segunda cosa es que tenemos aquellos que
el Espíritu de Dios quiso que nosotros tuviéramos.
El versículo que hemos leído también dice que sus cantares
fueron mil cinco. Pensemos en ello. ¡Más de mil canciones! Este
hecho le convirtió en un prolífico escritor de canciones. Ahora,
queremos mencionar un detalle interesante: la Palabra de Dios
es muy específica cuando dice que él escribió mil cinco
canciones. No nos da un número redondo. Probablemente
aquellos que se conservaron para nosotros son esos cinco. Por
supuesto, no tenemos la mayoría de las canciones de Salomón.
En realidad, generalmente decimos que solo tenemos una
canción. Pero la canción de Salomón también fue llamada el
Libro de los Cantares. Un cantar es una canción breve, y esto
quiere decir que en este libro tenemos varias canciones,
algunas pequeñas. Ahora bien, existe una diferencia de opinión
sobre la cantidad de canciones que tenemos aquí. Una de las
posiciones tradicionales era, que aquí tenemos cinco cantares
y estamos de acuerdo con esa opinión. Según alguna versión
de la Biblia, habría 13 canciones. Pero continuaremos
aceptando la antigua división de cinco canciones para este libro
del Cantar de los Cantares.
El Cantar de Salomón es un poema parabólico. La
interpretación, y no la inspiración, es la que causa la dificultad.
Hay quienes piensan que este libro no debería estar incluido en
la Biblia, pero sin embargo se encuentra en el canon de la
Sagradas Escrituras. El Cantar de los Cantares es el libro
descuidado de la Biblia. El lector que esté leyendo la Biblia por
primera vez queda perplejo al llegar a estas páginas. Y el
cristiano poco maduro las puede entender o interpretar mal. En
realidad este breve libro ha sido objeto de muchos abusos por
parte de personas que no lo han comprendido bien. Cuando al
apóstol Pedro quedó desconcertado por algunas de las cartas
del apóstol Pablo, escribió en su segunda carta 3:16. 16en casi
todas sus epístolas, hablando en ellas de estas cosas; entre las
cuales hay algunas difíciles de entender, las cuales los indoctos
e inconstantes tuercen (como también las otras Escrituras)
para su propia perdición. Creemos que esto también resulta
cierto del Cantar de los Cantares de Salomón.
Origen y Jerónimo nos dicen que los judíos no permitían a sus
jóvenes leer este libro hasta que cumplieran 30 años de edad.
El motivo fue que creyeron que existía el peligro de que vieran
en él aspectos de lujuria, vulgaridad, voluptuosidad,
sensualidad y sexualidad. Por el contrario, esta es una hermosa
figura del amor físico, humano y conyugal. Proporciona
respuestas a dos grupos de personas equivocadas: a aquellos
que se adhieren al ascetismo y creen que es erróneo casarse,
y a los partidarios del hedonismo, que creen que la satisfacción
de su lujuria es de la máxima importancia. Este libro deja bien
en claro que ambas posturas están equivocadas. Porque
presenta al amor conyugal como algo muy hermoso, como una
gloriosa experiencia.
El autor de estos estudios bíblicos, el Dr. J. Vernon McGee
contaba que cuando era joven comenzó a predicar sobre este
libro, y que años más tarde, en su madurez, se daba cuenta
que encontraba en estas páginas mayor significado que hace
40 años atrás. El lenguaje tan elaborado, vívido, llamativo y
audaz de este libro constituye una hermosa y gloriosa figura
de nuestra relación con del Señor Jesucristo. No conocemos
otro libro que nos acerque más a Él o que sea más personal
que el Cantar de Salomón.
Si usted compara el Cantar de los Cantares con otras obras
poéticas orientales de ese período como, por ejemplo la poesía
Persa, usted encontrará que esta obra de Salomón es
moderada y comedida. Por otra parte, al leer la poesía Persa,
a usted le recordaría algunas de las historias contemporáneas,
que enfatizan principalmente los aspectos eróticos.
En contraste, los judíos llamaron al Cantar de los Cantares. "El
Lugar Santísimo de las Sagradas Escrituras". En consecuencia,
su acceso estaba restringido. Aquí es donde el lector está
morando en el lugar secreto del Altísimo. Es por tal motivo que
algunos han dudado sobre si debían exponer o no este libro,
porque temieron que fuera objeto de abusos por parte de
cristianos inmaduros y no creyentes. Pero si usted es un
creyente que se encuentra viviendo cerca del Señor, si el Señor
Jesús significa mucho para usted y usted le ama, entonces este
breve libro también tendrá un profundo significado para usted.
El Cantar de los Cantares es poético y práctico. En esta obra
Dios está hablando a Su pueblo en canciones poéticas que
desarrollan una historia. Es como si al acercarnos a este libro
tuviéramos que adoptar el gesto simbólico de quitar de
nuestros pies los zapatos espirituales, porque nos encontramos
pisando un terreno santo. El Cantar de los Cantares es como
una flor frágil, que requiere que se la trate con sumo cuidado.
Se han encontrado cuatro diferentes e importantes significados
en este libro:
En primer lugar, el Cantar de los Cantares expone la gloria del
amor conyugal. Aquí se declara el carácter sagrado de la
relación matrimonial, y que el matrimonio es una institución
establecida por Dios. Este pequeño libro nos muestra como es
el verdadero amor. Los judíos enseñaron que esta obra revela
el corazón de un marido satisfecho y de una esposa fiel.
Hay muchos que opinan que es bueno que las personas
ejerciten una libertad sexual total. Un joven que por algún
tiempo vivió practicando lo que suele llamarse el amor libre,
nos dijo, que finalmente se dio cuenta de que semejante clase
de vida equivalía a la vida de un animal. Llego a decir lo
siguiente: "Por años he vivido como un animal. Si ustedes
quieren saber la verdad, no creo que el sexo signifique otra
cosa para mi grupo de amigos que lo que significa para un
animal". Muchos jóvenes hoy orientan su vida en esa dirección.
Su estilo de vida se caracteriza por la libre expresión sexual.
Pero a veces tenemos la impresión de que ellos realmente
saben muy poco del tema. Todo lo que conocen sobre el sexo,
es lo que conoce un animal. Hay algo que no funciona en este
asunto, y existe un tremendo vacío en sus vidas.
Esta generación puede tener mucha experiencia con el sexo
pero sabe poco sobre el amor. (Se cuenta la historia de un
padre que quería hablar con su hijo y sacar en la conversación
el tema del sexo; se sentía cohibido de hablar de ese tema.
Comenzó dando rodeos hasta que al fin se decidió a abordar la
cuestión y le dijo: "hijo, quiero hablar contigo sobre algunas de
las realidades de la vida". Su hijo entonces le respondió: "De
acuerdo papá. ¿Qué te gustaría saber?" Estaba claro que este
joven, que sabía lo que había que saber, pensó que conocía el
tema mejor que su mismo padre). Así, muchos personajes
públicos han considerado que sabían mucho sobre el tema
porque habían aprovechado su libertad sexual. Sin embargo
han acabado su vida en la amargura y la soledad, mientras que
otros se han suicidado. ¡No habían conocido el verdadero
amor!, que embellece la vida e impulsa a luchar por el ser
amado y la familia. Por ello vemos un marcado contraste entre
las ideas de la generación actual, la hermosura y honra del
amor conyugal, tal y como está descrito en el Cantar de los
Cantares.
En segundo lugar, este breve libro expone el amor del Señor
por Israel. Este no es un nuevo pensamiento que se encuentra
solo en este libro. Los profetas hablaron de Israel como la
esposa del Señor; el profeta Oseas desarrolló este tema, y
comparó la idolatría en Israel con una ruptura del amor
conyugal y fue el mayor pecado del mundo.
Los escribas y los maestros de Israel siempre han presentado
estas dos interpretaciones de este libro, y ellas han sido
aceptadas por la iglesia. Sin embargo, actualmente se aceptan
también lo que a continuación exponemos.
En tercer lugar, el Cantar de los Cantares es visto como una
figura de Cristo y la iglesia. La iglesia es la novia de Cristo. Esta
es la figura familiar que aparece en el Nuevo Testamento (como
vemos en Efesios 5 y Apocalipsis 21). Sin embargo, en este
libro Dios usa la figura del afecto humano para comunicar a
nuestra mente torpe, embotada, a nuestros corazones sin vida,
a nuestros distorsionados afectos, y a nuestras voluntades
enfermas, Su gran amor. Él utiliza lo mejor del amor humano
para despertarnos y para que seamos conscientes del gran
amor que Él siente por nosotros. Este libro puede conducirle
hacia una relación hermosa con el Señor Jesús que
probablemente no haya conocido antes. Estimado oyente, lo
que necesitamos hoy es un conocimiento de la Palabra de Dios
y una relación personal con Jesucristo. Nos tememos que muy
pocos de nosotros están pasando hoy por esta experiencia.
En cuarto lugar, este libro describe la comunión de Cristo y el
creyente individual. Representa el amor de Cristo por el
individuo y la comunión del alma con Cristo. Muchos santos
creyentes de Dios lo han experimentado a través de los años.
El apóstol Pablo pudo decir en Gálatas 2:20, hablando de
Cristo, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. También
tenemos el ejemplo que nos dejó Samuel Rutherford. Este
hombre podía pasarse toda la noche arrodillado en oración,
aunque la noche fuese fría. Su esposa, al darse cuenta de que
él no estaba durmiendo en su cama durante la noche, se
levantaba y lo encontraba orando, entonces tomaba un gran
abrigo y lo ponía sobre sus hombros para protegerlo del frío. Él
ni siquiera se daba cuenta. También muchos otros grandes
hombres llegaron a experimentar una relación real y
verdadera, una relación personal con Cristo. Y esta, más que
una experiencia espiritual más, es una relación personal con
Jesucristo, que permite comprobar lo maravilloso y glorioso
que Él es. Necesitamos llegar a ese punto en el cual
verdaderamente se pueda decir de nosotros que "le amamos
porque él nos amó primero". (1 Juan 4:19) Así que, abrir este
libro pequeño en extensión, es como romper ese frasco de
alabastro que María llevaba lleno de perfume, y confiamos en
que su fragancia llenará nuestras vidas y llegará a otras vidas
que también la necesitan.
Hoy las personas están siendo engañadas en el sentido en que
piensan que vivir la vida cristiana consiste en seguir las
instrucciones. Así como cuando uno quiere armar uno de esos
juguetes baratos que vienen acompañados con las
instrucciones para montarlos. Usted toma la parte que se indica
con una letra o un número y la tiene que encajar con otras
debidamente identificadas. Pues bien, hay muchas personas
que piensan que la vida cristiana es así; que si usted puede
lograr una pequeña mezcla de psicología, un poco de sentido
común, un poco del arte de vender y todo ello mezclado con
unos cuantos versículos de la Biblia que cubran como una capa
de azúcar toda esta mezcla, entonces usted tiene una fórmula
exitosa para vivir la vida Cristiana.
Estimado oyente, permítanos decirle, que lo que necesitamos
realmente, es tener una relación personal con Jesucristo.
Necesitamos sentir una pasión ardiente por Él. El Señor no está
satisfecho con esa condición fría, tibia que existe hoy en
muchos círculos de cristianos supuestamente dedicados a Él.
Muchos de aquellos que se consideran cristianos consagrados
son realmente fríos espiritualmente, incluso a nivel humano.
En su trato demuestran ser poco amistosos y arrogantes en sus
actitudes. Lo que necesitamos es una pasión real y viva por la
persona del Señor Jesucristo.
Este breve libro es una obra personal para el creyente persona
que tiene una relación intima con el Señor Jesucristo.
Teniendo en cuenta que el Cantar de los Cantares es una serie
de escenas en un drama que no fue relatado siguiendo una
secuencia cronológica, no intentaremos bosquejar el libro.
Encontraremos en esta obra el uso de la antífona; es decir, que
un personaje habla y el otro responde. Y tenemos varios
personajes, la joven novia, (que es la Sulamita), las hijas de
Jerusalén, el novio y la familia de la Sulamita. En la familia hay
un padre (que está muerto), la madre, las dos hijas, y dos o
más hijos.
Una de las interpretaciones de esta historia presentada en el
Cantar de los Cantares surgió de las escuelas racionalistas
alemanas del siglo diecinueve. Dichas escuelas trataron de
interpretar la historia presentando a la Sulamita secuestrada
por Salomón, que en un principio ella no habría querido ir, y
finalmente habría accedido a quedarse con él.
Para un hijo de Dios que ve en este libro la maravillosa relación
que existe entre Cristo y su iglesia, tal interpretación resulta
repulsiva, Notables estudiosos y maestros de la Biblia no
pudieron aceptar esta interpretación, incluyendo el Dr.
Ironside. Este último pidió a Dios en oración especialmente una
guía para interpretar correctamente el libro. Mucho del material
que utilizamos en este estudio del libro está basado en la
interpretación del Dr. Ironside.
El escenario del drama está en el palacio de Jerusalén y algunas
de las escenas son retrospectivas de un tiempo anterior. Esta
obra nos recuerda los dramas griegos en los cuales el coro se
dirige a los protagonistas. Las hijas de Jerusalén marcan el
tiempo de la historia. Estos diálogos fueron evidentemente
escritos para ser cantados. Varias escenas de amor fueron
introducidas en Jerusalén, que encuentran su equivalente en la
iglesia.
La joven Sulamita dijo en 1:6: No reparéis en mí que soy
morena, pues el sol me miró. Los hijos de mi madre se
enojaron contra mí; me pusieron a cuidar las viñas, más mi
viña, que era mía, no guardé. La hija mayor de esta familia
Sulamita pobre, fue una especie de Cenicienta que fue obligada
a cuidar la viña. Su piel estaba bronceada por el sol de trabajar
fuera, en la viña. Aparentemente, esta familia vivía en la región
montañosa de Efraín, y eran agricultores arrendatarios.
Deducimos esa figura de un versículo en el último capítulo,
8:11, que dice: Salomón tuvo una viña en Baal-Amón, y la
encomendó a unos guardas, y cada uno le llevaba por su fruto
mil monedas de plata.
Este fue el escenario donde tuvo lugar la primera escena. La
joven era morena y se sentía deshonrada. En aquellos días la
tez morena significaba que una joven trabajaba duramente.
Las mujeres de la corte querían mantener su piel tan blanca
como pudieran. Hoy ocurre todo lo contrario, Hoy tanto
hombres como mujeres tratan de mantener su piel bronceada
porque se considera que hace a una persona más atractiva.
Y no solo tenía aquella joven la tez bronceada de trabajar en la
viña, sino que también dijo que era incapaz de mantener su
propia viña. Aparentemente era una joven de una belleza
natural, pero que no había podido realzar su belleza o
acicalarse.
Era una joven que trabajaba a la intemperie. Parece que sus
hermanos también la hacían vigilar a las ovejas. Dice 1:8, Si
no lo sabes, hermosa entre las mujeres, sigue las huellas del
rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los
pastores. Así que trabajaba en las viñas, y también tenía que
reunir y conducir el rebaño.
El lugar en que ella trabajaba estaba situado a lo largo de una
ruta de caravanas que pasaba por esa zona montañosa. Quizás
algunos de nuestros oyentes han viajado por esa región y
saben cuan accidentada y escarbada es. En la actualidad un
autocar turístico recorre esa zona permitiendo a los turistas
recorrer esa parte del país, y suelen verse a jóvenes árabes
trabajando en los campos. Esta es la situación aproximada en
que podemos imaginarnos a la joven Sulamita.
Cuando en medio de su trabajo elevaba su mirada, vería las
caravanas que pasaban en su recorrido entre Jerusalén y
Damasco. En 3:6 podemos ver la reacción de la joven cuando
dijo; ¿Qué es eso que sube del desierto cual columna de humo,
perfumado de mirra e incienso, y de todo polvo aromático?
Seguramente podía ver las caravanas de los comerciantes y
también a aquellas que transportaban a las hermosas mujeres
de la corte. Ellas eran las que no tenían la piel bronceada. Iban
protegidas por un toldo o dosel, siempre que viajaban en
camellos o elefantes. La joven Sunamita vería también las
maravillosas joyas y sus vestidos de seda. Ella nunca había
tenido nada semejante y podemos imaginar fácilmente que
soñaría con tenerlo algún día.
Seguramente, a medida que las caravanas iban pasando, la
joven Sunamita también podía percibir el aroma agradable del
incienso y la mirra. En este punto podemos ver que está
comparación constituye una hermosa figura del Señor
Jesucristo, tanto en su nacimiento como en su muerte. A Él le
trajeron mirra como un regalo, cuando nació, y cuando murió,
le trajeron mirra para colocarla sobre su cuerpo. Estimado
oyente, en estas páginas contemplamos hermosas figuras
espirituales; imágenes que nos acercan aun más a la persona
de nuestro Salvador y Señor Jesucristo.

Cantar de los Cantares - Introducción 2


En nuestro programa anterior, amigo oyente, comenzamos a
presentar una breve introducción a este libro de Cantar de los
Cantares. Antes de entrar de lleno en este texto para ver cómo
se relaciona con el creyente y la Iglesia, necesitamos examinar
ciertos aspectos generales y recordar algunas de las verdades
principales que se encuentran en esta obra poética.
Estimado oyente, permítanos decirle que lo que necesitamos
es tener una relación personal con Jesucristo. Necesitamos
sentir una pasión ardiente por El. El Señor no está satisfecho
con esa condición fría, tibia que existe hoy en muchos círculos
de cristianos supuestamente dedicados a El. Muchos de
aquellos que se consideran cristianos consagrados son
realmente fríos espiritualmente e, incluso a nivel humano. En
su trato demuestran ser poco amistosos y arrogantes en sus
actitudes. Lo que necesitamos es una pasión real y viva por la
persona del Señor Jesucristo.
Este breve libro va a ser una obra personal. No es para los
oídos del no creyente sino para la persona que tiene una
relación personal con el Señor Jesucristo.
Teniendo en cuenta que el Cantar de los Cantares es una serie
de escenas en un drama que no fue relatado siguiendo una
secuencia cronológica, no intentaremos bosquejar el libro.
Encontraremos en esta obra el uso de la antífona; es decir, que
un personaje habla y el otro responde. Y tenemos varios
personajes. La joven novia, que es la Sulamita, las hijas de
Jerusalén, el novio y la familia de la Sulamita. En la familia hay
un padre (que está muerto), la madre, las dos hijas, y dos o
más hijos.
Una de las interpretaciones de esta historia presentada en el
Cantar de los Cantares surgió de las escuelas racionalistas
alemanas del siglo diecinueve. Dichas escuelas trataron de
interpretar la historia presentando a la Sulamita secuestrada
por Salomón: en un principio ella no habría querido ir con él, y
finalmente habría accedido a quedarse con él.
Para un hijo de Dios que ve en este libro la maravillosa relación
que existe entre Cristo y su Iglesia, tal interpretación resulta
repulsiva. Notables estudiosos y maestros de la Biblia no
pudieron aceptar esta interpretación, incluyendo al Dr.
Ironside. Este último pidió a Dios en oración especialmente una
guía para interpretar correctamente el libro. Mucho del material
que utilizamos en este estudio del libro está basado en la
interpretación del Dr. Ironside.
El escenario del drama está en el palacio de Jerusalén y algunas
de las escenas son retrospectivas de un tiempo anterior. Esta
obra nos recuerda los dramas griegos en los cuales el coro se
dirige a los protagonistas. Las hijas de Jerusalén llevan el
tempo de la historia. Estos diálogos fueron evidentemente
escritos para ser cantados. Varias escenas de amor fueron
introducidas en Jerusalén, que encuentran su equivalente en la
iglesia.
La joven Sulamita dijo en 1:6: No reparéis en mí que soy
morena, pues el sol me miró. Los hijos de mi madre se
enojaron contra mí; me pusieron a cuidar las viñas, más mi
viña, que era mía, no guardé. La hija mayor de esta familia
Sulamita pobre, fue una especie de Cenicienta, y fue obligada
a cuidar la viña. Su piel estaba bronceada por el sol, de trabajar
afuera en la viña. Aparentemente, esta familia vivía en la
región montañosa de Efraín, y eran agricultores arrendatarios.
Deducimos esa figura de un versículo en el último capítulo,
8:11, que dice: Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, y la
encomendó a unos guardas, y cada uno le llevaba por su fruto
mil monedas de plata.
Creemos que este fue el escenario donde tuvo lugar la primera
escena. La joven era morena y se sentía deshonrada. En
aquellos días la tez morena significaba que una joven trabajaba
duramente. Las mujeres de la corte querían mantener su piel
tan blanca como pudieran. Hoy ocurre todo lo contrario. Hoy
tanto hombres como mujeres tratan de mantener su piel
bronceada porque se considera que hace a una persona más
atractiva.
Y no solo tenía aquella joven la tez bronceada de trabajar fuera
en la viña, sino que también dijo que era incapaz de mantener
su propia viña. Aparentemente era una joven de una belleza
natural, pero que no había podido realzar su belleza o
acicalarse.
Era una joven que trabajaba a la intemperie. Parece que sus
hermanos también la hacían vigilar a las ovejas. Dice 1:8, Si
no lo sabes, hermosa entre las mujeres, sigue las huellas del
rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los
pastores. Así que trabajaba en las viñas, y también tenía que
reunir y conducir el rebaño.
El lugar en que ella trabajaba estaba situado a lo largo de una
ruta de caravanas que pasaba por esa zona montañosa. Quizás
algunos de nuestros oyentes han viajado por esa región y
saben cuan accidentada y escarbada es. En la actualidad un
autocar turístico recorre esa zona permitiendo a los turistas
recorrer esa parte del país. Allí suelen verse a jóvenes árabes
trabajando en los campos. Esa era la situación aproximada en
que podemos imaginarnos a la joven Sulamita.
Cuando en medio de su trabajo elevaba su mirada vería las
caravanas que pasaban en su recorrido entre Jerusalén y
Damasco. En 3:6 podemos ver la reacción de la joven cuando
dijo en 3:6, ¿Qué es eso que sube del desierto cual columna de
humo, perfumado de mirra e incienso, y de todo polvo
aromático? Ella seguramente podía ver las caravanas de los
comerciantes y también a las caravanas que transportaban a
las hermosas mujeres de la corte. Ellas eran las que no tenían
la piel bronceada. Iban protegidas por un toldo o dosel, siempre
que viajaban en camellos o elefantes. La joven Sulamita vería
también las maravillosas joyas y sus vestidos de seda. Ella
nunca había tenido nada semejante y podemos imaginar
fácilmente que soñaría con tenerlo algún día.
Seguramente, a medida que las caravanas iban pasando, la
joven Sulamita también percibir el aroma agradable del
incienso y la mirra. Y en este punto podemos ver que está
constituye una hermosa figura del Señor Jesucristo, tanto en
su nacimiento como en su muerte. A El le trajeron mirra como
un regalo, cuando nació; cuando murió, le trajeron mirra para
colocarla sobre su cuerpo. Así es como en estas páginas
contemplamos hermosas figuras espirituales, imágenes que
nos acercan aun más a la persona de nuestro Salvador y Señor
Jesucristo.
Un día mientras la joven Sulamita está cuidando a las ovejas
se le apareció un pastor bien parecido, atractivo, y él se
enamoró de ella. Y aquí tenemos que adelantarnos para afirmar
que ésta es una figura de Cristo y la iglesia. Y esto es lo que él
le dijo a ella, como leemos en el 2:2, Como el lirio entre los
espinos, así es mi amada entre las jóvenes. Y en otra ocasión
dijo, en 4:1, ¡Qué hermosa eres, amada mía, que hermosa
eres! ¡Tus ojos son como palomas en medio de tus guedejas!
¡Tus cabellos, como manada de cabras que bajan retozando las
laderas de Galaad! Este es un hermoso lenguaje poético y
constituye una figura del amor de Cristo por la iglesia. Cristo
amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella.
Luego, finalmente, ella le entregó su corazón al pastor. Y en el
capítulo 2, versículo 3, leemos: Como un manzano entre los
árboles silvestres es mi amado entre los jóvenes. A su sombra
deseada me senté y su fruto fue dulce a mi paladar.
EL Señor Jesús nos ha extendido una invitación: "Venid a mí
todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré
descansar". ¿Sabe usted, estimado oyente, lo que es descansar
en el Señor Jesucristo? ¿Es Él una realidad para usted?
¿Descansa usted en Él? Ah, qué hermosa experiencia podría
ser esta relación para usted. Aquí no estamos hablando de
religión ni de una organización. Estamos hablando, estimado
oyente, de una relación personal, una relación de amor con el
Señor Jesucristo.
Luego que ella le entregó su corazón, ambos quedaron
profundamente enamorados. Y no hubo nada como el amor
matrimonial que ellos experimentaron. Y en el capítulo 2,
versículo 16 podemos leer: Mi amado es mío, y yo soy suya; Él
apacienta entre lirios. Y esto nos demuestra aquí que existió
entre ellos una maravillosa relación personal.
Aparentemente él la llevó a comer en una oportunidad, cuando
viajaba por esa zona. Todo lo que ella sabía de él era que, era
un pastor, pero era evidentemente un pastor muy prominente.
Leamos en el capítulo 2 versículo 4, lo que ella dijo: Me llevó a
la sala de banquetes y tendió sobre mí la bandera de su amor.
Bien, ese era un pastor muy peculiar. Él en realidad no tenía
ningunas ovejas que ella pudiera ver. Y ella le preguntó por sus
ovejas, como vemos en 1:7, que dice: Dime tu, amado de mi
alma, dónde apacientas tu rebaño, donde descansas al
mediodía: pues, ¿por qué he de andar como errante junto a los
rebaños de tus compañeros? ¿Dónde estaban sus ovejas?
Verdaderamente él era un pastor extraño.
Luego, un día Él anunció que se iba a ir, pero que regresaría.
Este es un paralelo obvio con las palabras del Señor Jesús
pronunciadas en Juan 14:1-3, donde Él dijo: "No se turbe
vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la
casa de mi padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os
lo hubiera dicho; voy, pues, a preparar lugar para vosotros. Y
si me voy y os preparo lugar, vendré otra vez y os tomaré a mí
mismo, para que donde yo esté, vosotros también estéis".
Bien, los días pasaron y ella esperó. Finalmente, su familia y
amigos comenzaron a ridiculizarla. Le decían; "Tu eres
simplemente una muchacha campesina engañada por él". Y
esto es exactamente lo que al apóstol San Pedro predijo que
ocurriría en nuestro tiempo. Leamos su palabras en 2 Pedro
3:3-4: "Sabed ante todo, que en los últimos días vendrán
burladores, andando según sus propias pasiones y diciendo:
¿Dónde está la promesa de su venida? Porque desde el día en
que los padres durmieron, todas las cosas permanecen así
como desde el principio de la creación".
Sin embargo, ella confiaba en él. Ella le amaba. Ella soñaba con
él. Y en el capítulo 3, versículo 1 de este libro el Cantar de los
Cantares, se nos menciona un sueño; allí dice: Por las noches
busqué en mi lecho al amado de mi alma; lo busqué, más no
lo halle. Permítanos ahora, estimado oyente, hacerle una
pregunta muy personal. ¿Realmente echa usted de menos a
Cristo? ¿Anhela usted Su presencia?
Cierta noche ella se encontraba inquieta, reclinada sobre un
sofá, cuando percibió un aroma en la habitación. En aquellos
tiempos un amante acostumbraba a colocar algo de mirra o
incienso, abriendo una ventanilla, en el pomo o manilla de la
puerta. Ella olió el perfume y se dirigió hacia la puerta. Y en el
5:5, dice: Me levanté para abrir a mi amado y mis manos
gotearon mirra: ¡de mis dedos corría la mirra sobre el pestillo
de la cerradura! Ella supo que él había estado allí. Supo que no
la había olvidado.
¿Hay evidencias hoy de la fragancia y del perfume de Cristo en
su vida? Ah, estimado oyente, no se deje satisfacer con algunos
ardides o efectos de ilusionismo. Hay que sentir su presencia
real en la vida real, en la realidad de cada día. ¿Qué significa
Cristo para usted ahora mismo? ¿Existe una fragancia de Cristo
en su vida, estimado oyente?
Ahora, ella sabía que su amado estaba cerca. Recordemos que
el Señor Jesús dijo en Mateo 28:20: "Y yo estoy con vosotros
todos los días, hasta el fin del mundo". Y cuando el Apóstol
Pablo estuvo en la prisión pudo decir que el Señor estaba con
él. Como dijo el escritor a los Hebreos en 13:5, el Señor
Jesucristo ha prometido: "no te dejaré ni te desamparar."
Y cierto día ella se encontraba trabajando en la viña y ocurrió
algo. Escuchemos lo que dice aquí, el versículo 15, del capítulo
2, del Cantar de los Cantares: ¡Cazadnos las zorras, esas zorras
pequeñas que destruyen las viñas, nuestras viñas en flor! Ella
estaba levantando las viñas para que las zorras pequeñas no
pudieran alcanzarlas las uvas. En esa tierra, ellos crían las uvas
sobre la superficie misma de la tierra. No las levantan y
amarran en algún armazón, como se hace en algunos países.
Así es que ella estaba levantando un poco las viñas, colocando
una roca debajo de ellas, y de esa manera las zorras no podían
alcanzarlas.
Y mientras ella estaba haciendo esto, por el camino se acercaba
una columna de humo. Dice 3:6, ¿Qué es eso que sube del
desierto cual columna de humo, perfumado de mirra e incienso,
y de todo polvo aromático? Por todas partes se escuchó el
anuncio: "He aquí, el rey Salomón se acerca". Pero ella estaba
ocupada y no conocía al rey Salomón. Entonces alguien se
acercó a la joven que estaba trabajando y le dijo con
excitación: "Oye, el rey Salomón está preguntando por tí". A lo
cual ella contestó: "¿Me está llamando a mí? Yo no conozco al
rey Salomón. Yo nunca le he conocido, por qué preguntaría por
mí?"
Escuchemos lo que dicen los versículos 8 al 10 del capítulo 2;
¡La voz de mi amado! ¡Ya viene, saltando sobre los montes,
brincando por los collados! Semejante a una gacela es mi
amado; como un joven cervatillo. Helo aquí, está tras nuestra
pared, mirando por las ventanas, atisbando por las celosías.
Habló mi amado y me dijo: "Amada mía, hermosa mía,
levántate y ven". Y así ella fue llevada a la presencia del rey
Salomón. ¿Y sabe usted quien era el rey Salomón? Bueno, era
su pastor, y él había venido a buscarla.
Esta fue la promesa del Señor Jesús les dio a los Suyos en Juan
10:27 y 28: "Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me
siguen; yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie
las arrebatará de mi mano. Y el apóstol Pablo escribió en 1
Tesalonicenses 4:16 y 17: El Señor mismo, con voz de mando,
con voz de arcángel y con trompeta de Dios, descenderá del
cielo. Entonces, los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego nosotros, los que vivimos, los que hayamos quedado,
seremos arrebatados juntamente con ellos en las nubes para
recibir al Señor en el aire, y así estaremos siempre con el
Señor". El Señor Jesús ha prometido que el vendrá otra vez
para buscarnos. Dice en el Cantar de los Cantares 2:11-13, Ya
ha pasado el invierno, la lluvia ha cesado y se fue; han brotado
las flores en la tierra, ha venido el tiempo de la canción y se
oye el arrullo de la tórtola en nuestro país. Ya la higuera ha
dado sus higos y las vides en flor, su olor. "¡Amada mía,
hermosa mía, levántate y ven!" Uno de estos días El va a
llamarnos para que salgamos de este mundo.
Y, por cierto ¿Cuán implicado está usted en los asuntos de este
mundo? Pensamos que hay algunas personas que están tan
satisfechas aquí en la tierra, que se encuentran tan a gusto en
la sociedad de la abundancia, que si El viniera a buscarles, se
irían llorando de camino al cielo, porque tienen tantas cosas
aquí en esta vida. En este poema. El le dijo a ella las palabras
que encontramos en 2:13 y 14: "¡Amada mía, hermosa mía,
levántate y ven! Paloma mía, que anidas en lo oculto de la roca.
Ese es el lugar en el cual el Señor nos coloca, en las grietas de
las rocas, hasta que pase la tormenta. Y el amado continuó
diciendo: en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame
tu rostro, hazme oír tu voz, porque tu voz es dulce y hermoso
tu aspecto".
Terminamos nuestra introducción al Cantar de los Cantares,
recordando nuevamente las palabras de 2:4; "Me llevó a la sala
de banquetes, y tendió sobre mí la bandera de su amor".
Estimado oyente, la salvación es un asunto de amor. Nosotros
le amamos a Él porque Él nos amó primero. Y esta es la historia
que este breve libro nos está contando.

Cantar de los Cantares 1:1-4


En este día, amigo oyente, vamos a continuar considerando el
mensaje que nos transmite esta obra poética que es el Cantar
de los Cantares del rey Salomón.
Es importante leer la totalidad de esta hermosa historia antes
de analizar los detalles del texto. En la introducción ya
presentamos una perspectiva general de la narración y sus
protagonistas.
En este libro hay cinco canciones breves. Ellas describen la
experiencia y la historia de una campesina, una Sunamita, que
reside en la región montañosa. Cierto día llegó al lugar un
pastor y ella se enamoró de él y él se enamoró de ella. Él salió
de viaje pero le prometió que regresaría algún día. El no
regresó tan pronto como ella había esperado, pero un día se
anunció que había llegado a la región el rey Salomón y que
quería verla. Ahora, ella no podía creerlo. Y cuando ella fue
llevada a su presencia ella reconoció en él al pastor a quien
amaba.
Algunos intérpretes creen que esta es una historia cuyas
secuencias están relacionadas. Por nuestra parte no nos
inclinamos por ese punto de vista. Creemos que hay cambios
de escena, y escenas retrospectivas, es decir, de tiempos
anteriores. Sin embargo, para nosotros el interés principal de
nuestro estudio es la aplicación de este libro para usted y para
mí como creyentes. La historia es una hermosa figura de la
relación de amor que existe entre el creyente y el Señor
Jesucristo.
(Usted recordará que en un programa anterior dijimos que en
el Primer Libro de Reyes, capítulo 4, versículo 32, se dice que
el rey Salomón escribió 3.000 Proverbios. Bien, nosotros
tenemos 915 de ellos. Así es que tenemos muy pocos de los
Proverbios que escribió Salomón. Luego se nos dice que él
escribió 1.005 cantos, él en realidad fue un compositor muy
prolífico en su día. Y nosotros tenemos probablemente solo 5
de ellos. Pensamos que esa es la razón por la cual ese número
cinco, fue mencionado aquí. Uno habría esperado que se diera
un número redondo como 1.000, sin embargo, se mencionan
1.005. Nosotros, pues, tenemos solamente 5, así que en
realidad tenemos una cantidad menor de los cantos que de los
Proverbios. )
El autor comenzó diciéndonos en el primer versículo:
"El «Cantar de los cantares», de Salomón."
Suponemos que quizá uno podría comparar este libro con una
obra de música folklórica, o más probablemente con una ópera.
Estas canciones han sido reunidas para proporcionarnos una
hermosa historia. Esta es una de las maneras que Dios usó
para hablar a Su pueblo. Contradice al ascetismo pero también
condena la lujuria y la infidelidad en los votos matrimoniales.
No es una radionovela, ni es simplemente una novela de amor.
Tampoco es una representación donde el héroe es un
neurótico, la heroína erótica y el argumento un disparate. Es
una hermosa canción que exalta el amor matrimonial.
Ahora, notemos cómo comienza esta historia, en la cual en ese
momento la novia estaba hablando del novio. Leamos el
versículo 2, que podríamos titular:
Su beso
"¡Ah, si me besaras con besos de tu boca!, porque mejores son
tus amores que el vino."
En esta primera canción encontramos al novio y a la novia
juntos en una maravillosa relación. El beso en aquellos días era
como una promesa de paz. Y después de todo, el nombre de
Salomón quiere decir paz. Él era el príncipe de paz, y gobernó
en Jerusalén, la ciudad de la paz, y la muchacha sunamita, era
la hija de la paz.
El beso indica la existencia de una relación muy personal,
íntima, como la que el Señor Jesús tiene con los Suyos. El
puede comunicar Su mensaje personalmente a usted y a mí a
través de la Palabra de Dios. Es por ello que hoy existe la
necesidad de regresar al estudio de la Palabra de Dios, que es
más, que simplemente aprender las formas y métodos para
estudiar la Biblia o memorizar un texto de la Biblia. Se trata de
tener una relación personal con el autor de la Biblia para que
él pueda hablar a nuestros corazones por medio de Su Palabra.
Por ello recalcamos la frase de este versículo 2, ¡Ah si me
besaras con besos de su boca! Podemos apreciar que Él nos ha
transmitido paz, solamente El puede transmitir paz al corazón
humano.
En el Antiguo Testamento hemos visto tipos o figuras de Cristo.
En una sucesión histórica de personajes hemos visto llegar, a
Moisés y a los profetas, Aarón y los sacerdotes y después, a
David y a los reyes. Pero finalmente llegó Cristo como el
verdadero profeta, sacerdote y rey de todo Su Pueblo. Un
expositor Bíblico comentó lo siguiente: "No escucho a Moisés,
como él mismo declaró, hablaba con lentitud". El profeta Isaías,
por su parte, dijo que sus labios eran inmundos. El profeta
Jeremías dijo que él no podía hablar porque era como un niño,
y todos los profetas, humanamente hablando, eran como
mudos. Ninguno de ellos podía comunicarse de la manera en
que el Señor Jesucristo podía hacerlo. Por ello Bernard dijo:
"Ellos hablaron de Él, dejemos que Él hable de Sí mismo."
Aquel que tiene oídos para oír y ha escuchado Sus Palabras de
paz, paz lograda por medio la sangre derramada en la cruz para
el perdón de nuestros pecados, puede dar el paso siguiente. Si
usted ha sido reconciliado con Dios por medio de la redención
que nosotros tenemos en Cristo, espiritualmente hablando, El
ofrece el beso de un contrato nupcial solemne. Es el beso el
que sella la relación matrimonial entre Cristo y el creyente.
Encontramos la misma costumbre en las ceremonias
matrimoniales actuales, que el pastor o el ministro, después de
haber intercambiado los votos matrimoniales, pide que el
hombre levante el velo que cubre el rostro de la novia y que le
de un beso matrimonial. Ese beso es una acción solemne, pues
sella el pacto matrimonial.
En la redención, Cristo no solamente nos rescata, sino que
también nos da libertad. "Si el Hijo os libertare, seréis
verdaderamente libres" - dijo el Señor en Juan 8:36. Pero, ¿qué
clase de libertad es esa? Es la libertad de poder acercarnos a
Él y decirle: "Yo presento mi cuerpo ante Ti como un sacrificio
vivo", como pidió el apóstol Pablo a los Romanos en 12:1. Es
la libertad para ofrecer una dedicación que nos coloca en una
relación personal con el Señor Jesucristo, nuestro Salvador.
Permítame hacerle una pregunta, estimado oyente: ¿Es usted
un hijo de Dios? ¿Tiene usted temor de que hoy no pueda lograr
Su gracia? Él quiere que usted se apropie de Su gracia. Vimos
anteriormente, cuando estudiamos la epístola del Apóstol Pablo
a los Efesios, que Él es rico en misericordia y que Él es rico en
Su gracia. Y Él quiere compartir con usted las riquezas de Su
gloria.
Yo no se qué siente usted en cuanto al ofrecimiento del Señor.
En lo que a mi concierne, yo necesito Su gracia, Su
misericordia. Y esa fue la invitación que El expresó en Mateo
11:28, cuando dijo: "Venid a mí todos los que estáis trabajados
y cargados, y yo os haré descansar". ¿Conoce usted estimado
oyente, en realidad, lo que es un descanso espiritual
verdadero? No se trata simplemente de un día de reposo a la
semana, sino un reposo espiritual para todos los días. Es
descansar en la redención que el Señor consumó. En el mismo
pasaje Bíblico de Mateo 11:29 y 30, El continuó diciendo:
"Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy
manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para
vuestras almas. Porque mi yugo es fácil y ligera mi carga". El
yugo es el instrumento de madera al cual se uncen por el cuello
o la cabeza a animales, como las mulas y los bueyes. Estar
unidos a El por cargar su yugo, constituye una hermosa
relación. Y Él es quien lleva esa carga por usted.
Aquí tenemos la declaración poética que hizo Erskine: "Su boca
revela el gozo del cielo; sus besos que vienen de arriba son
perdones, promesas, y sellos de un amor eterno".
Ahora, en este mismo versículo 2, y también en el versículo 3,
consideraremos
Su amor
En la segunda parte del versículo 2 hemos leído la frase porque
mejores son tus amores que el vino. En aquella época el vino
tipificaba el lujo más elevado que podía ofrecer esta tierra. A
propósito, era como una cena con champaña, un banquete que
incluía todo lo que se podía comer. Y aquí el texto nos habla de
aquello que trae la mayor alegría al corazón humano.
Recordemos que el apóstol Pablo escribió en Efesios 5:18: No
os embriaguéis con vino, lo cual conduce al desenfreno, sino
sed llenos del Espíritu. Ser llenos del Espíritu nos lleva a
experimentar esa emoción, esa alegría, ese éxtasis de
pertenecer a Cristo y de tener una relación de comunión y
compañerismo con El.
Quizás estemos hablando de una experiencia acerca de la cual
ni usted ni yo sabemos mucho. Los cristianos, por supuesto,
asistimos a la iglesia. Suponemos que somos creyentes
dedicados, comprometidos, simplemente porque estamos
sumamente ocupados en diversas actividades, tan ocupados
como las hormigas termitas y, por cierto, a veces producimos
los mismos efectos que estos insectos, que roen la madera de
la cual se alimentan. Necesitamos llegar a tener esa actitud de
la que escribió el apóstol Pedro en su primera carta 1:8, cuando
dijo: Vosotros, que lo amáis sin haberlo visto, creyendo en él
aunque ahora no lo veáis, os alegráis con gozo inefable y
glorioso.
En el Antiguo Testamento vemos que el profeta Habacuc
escribió lo siguiente en 3:17 y 18; Aunque la higuera no
florezca ni en las vides haya frutos, aunque falte el producto
del olivo y los labrados no den mantenimiento, aunque las
ovejas sean quitadas de la majada y no haya vacas en los
corrales, con todo, yo me alegraré en el Señor, me gozaré en
el Dios de mi salvación. Estimado oyente, ¿ha llegado usted a
ese lugar en su recorrido espiritual, ha alcanzado usted ese
estado de ánimo, esa actitud?
Por todo ello no nos sorprende que el poeta del Cantar de los
Cantares haya llegado a decir mejores son tus amores que el
vino.
El vino puede proporcionar una alegría momentánea, o una
euforia pasajera. Pero una vez pasados los efectos, su estado
de ánimo volverá a su condición anterior. Si usted depende de
ese u otros estimulantes de efectos transitorios, se sentirá
defraudado y pasará a depender de esos medios, que nunca
podrán traerle una satisfacción permanente. Por ello le
sugerimos que le permita al Espíritu de Dios entrar en su vida
y actuar en ella. El derramará el amor de Dios en su corazón.
Por tal motivo, necesitamos al Espíritu Santo para lograr una
satisfacción completa y para controlar nuestro andar en la vida
cristiana.
Y luego poeta continuó diciendo en el versículo 3, de este
capítulo 1:
"Delicioso es el aroma de tus perfumes, y tu nombre, perfume
derramado. ¡Por eso las jóvenes te aman!"
Cuando Cristo comenzó su vida en la tierra, le trajeron mirra
para que fuera colocada en Su cuerpo. Hubo una fragancia, un
aroma en toda Su vida en este mundo que le acompañó desde
su nacimiento hasta Su muerte. ¿Y qué diremos de la fragancia
de Su amor por nosotros cuando murió en la cruz?
Leamos ahora el versículo 4, en el cual destacaremos otro
aspecto el Señor,
Su poder de atracción
"¡Llévame en pos de ti!... ¡Corramos!... ¡El rey me ha llevado
a sus habitaciones! Nos gozaremos y alegraremos contigo, nos
acordaremos de tus amores más que del vino. ¡Con razón te
aman!"
Llegamos aquí a este hermoso pasaje de las Escrituras.
Constituye una expresión de alguien que está enamorado de
El, que llegar a tener una íntima relación de compañerismo y
comunión con El. Pero entonces somos conscientes de que no
podemos alcanzar ese estado; no podemos lograrlo porque es
demasiado elevado para nosotros. Y esa es la posición desde
la cual clamamos diciendo: Llévame en pos de ti.
Bonar lo expresó de la siguiente manera: "Amo el nombre de
Jesús, Emanuel, Cristo el Señor. Como la fragancia en la brisa,
se derrama Su nombre."
¿Qué significa para usted, estimado oyente, el nombre de
Jesús? Alguien quizá diga: "Yo nunca experimenté esa
maravillosa relación". Entonces escuche a la novia de esta
historia y haga suyas sus palabras Llévame contigo. Y si usted
es un hijo de Dios, entonces dígale también: Llévame contigo.
Permítale que El le eleve, que le lleve a ese lugar que usted no
puede alcanzar por sí mismo. Reconozca que por usted mismo,
por sus propias fuerzas, no puede elevarse a ese nivel.
Dios nos dice que Su poder está a nuestra disposición. El dice
que Su poder se perfecciona en nuestra debilidad. El
responderá a nuestro clamor, cuando le pedimos Llévame
contigo. Hay una gran emoción y un verdadero éxtasis al ser
llevados a la presencia de Cristo por el Espíritu de Dios. El
Espíritu puede hacer que Cristo sea real para nosotros.
En el Evangelio de Juan 6:44, el Señor dijo: Nadie puede venir
a mí, si el Padre, que me envió, no lo atrae; Y el Señor también
les dijo a los Suyos en el mismo Evangelio de Juan 15:16, No
me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros.
Nosotros no buscamos a Dios; fue Dios quien nos buscó a
nosotros. Y El aun nos está buscando hoy. Solo podemos
despertarnos y decir, "Señor, llévame contigo". Necesitamos al
Espíritu de Dios para que nos de el Agua de la Vida. Si bebemos
del Agua de Vida, de lo más profundo de nuestro ser brotarán
ríos de agua viva.
En el versículo 4 la novia continúa diciendo ¡Corramos! La idea
no es que pedimos ser atraídos por El porque seamos
perezosos o indiferentes, sino que el pensamiento es que,
somos impotentes. Tenemos el deseo, es decir, que el espíritu
está dispuesto, pero el problema es que el cuerpo es débil.
Queremos correr en pos de El, pero el tendrá que fortalecer
nuestras piernas para que podamos hacerlo así. El tendrá que
darnos la capacidad, la capacidad divina, es decir, el poder. El
tiene que atraernos. De esa manera podremos correr en pos
de El. Como dijo el escritor a los Hebreos 12:1 y 2: corramos
con paciencia la carrera que tenemos por delante, Y el profeta
Isaías en 40:31 lo expresó de la siguiente manera: mas los que
esperan en el Señor tendrán nuevas fuerzas, levantarán alas
como las águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no
se fatigarán.
El versículo 4 contiene otro elemento importante del esposo,
que son
Sus habitaciones
Así que cuando clamamos Llévame en pos de ti El responde. Y
el resultado es la siguiente experiencia, como expresa el resto
de este versículo 4: El rey me ha llevado a sus habitaciones.
La habitación es el secreto de Su presencia. Su pabellón, como
el Lugar Santísimo que se encontraba en el santuario del
Antiguo Testamento. Es el lugar secreto alejado de la multitud.
Es el lugar situado en la hendidura, en la grieta de la roca, que
El ha preparado para nosotros, en el cual puede cubrirnos,
protegernos con Su mano, y estar en contacto con nosotros.
Esta actitud se ve en la invitación de Cristo registrada en
Apocalipsis 3:20, que dice lo siguiente: Yo estoy a la puerta y
llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y
cenaré con él y él conmigo. ¡Qué gran privilegio es disfrutar de
una relación de comunión y compañerismo con El!
Y sin embargo, nosotros nos apartamos y tenemos que clamar
como el profeta Isaías, que dice en el capítulo 6:5: ¡Ay de mí
que soy muerto!, porque siendo hombre inmundo de labios y
habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han
visto mis ojos al Rey, Señor de los Ejércitos". Pero, aquí en el
Cantar de los Cantares dice "el Rey me ha llevado a sus
habitaciones". Él es quien ha provisto esa redención. Y como
relata el pasaje que acabamos de citar de Isaías 6, Él es quien
tomó uno de esos carbones encendidos que estaban en el altar,
y tocó con él mis labios. Es Él quien realizó el sacrificio
supremo. Y por medio de la muerte en la cruz, habiéndole
aceptado como nuestro Salvador y Señor, somos hijos de Dios
y tenemos acceso a Su presencia, a sus habitaciones, a su
morada eterna, que es también la nuestra.

Cantar de los Cantares 1:4-8


En nuestro programa anterior, estimado oyente, llegamos
hasta el versículo 4, del capítulo 1, de este Libro de Cantar de
los Cantares. Este versículo es la expresión de alguien que le
ama profundamente, y que desea tener una relación íntima de
comunión y compañerismo con El. Pero también dijimos que
somos conscientes de que no podemos alcanzar ese estado, no
podemos lograr esa posición porque es demasiado elevada
para nosotros. Y es desde esa posición que clamamos, como
dice este versículo, Llévame en pos de ti.
La idea no es que pedimos ser atraídos por El porque seamos
perezosos o indiferentes, sino que el pensamiento es que
somos impotentes. Tenemos el deseo, es decir, que el espíritu
está dispuesto, pero el problema es que el cuerpo es débil.
Queremos correr en pos de El, pero el tendrá que fortalecer
nuestras piernas para que podamos hacerlo así. El tendrá que
darnos la capacidad, la capacidad divina, es decir, el poder. El
tiene que atraernos. De esa manera podremos correr en pos
de El.
El versículo 4 contiene otro elemento importante del esposo,
que son
Sus habitaciones
Así que cuando clamamos Llévame en pos de ti El responde. Y
el resultado es la siguiente experiencia, como expresa el resto
de este versículo 4: El rey me ha llevado a sus habitaciones.
La habitación es el secreto de Su presencia. Su pabellón, como
el Lugar Santísimo que se encontraba en el santuario del
Antiguo Testamento. Es el lugar secreto alejado de la multitud.
Es el lugar situado en la hendidura, en la grieta de la roca, que
El ha preparado para nosotros, en el cual puede cubrirnos,
protegernos con Su mano, y estar en contacto con nosotros.
Esta actitud se ve en la invitación de Cristo registrada en
Apocalipsis 3:20, que dice lo siguiente. Yo estoy a la puerta y
llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él y
cenaré con él y él conmigo. ¡Qué gran privilegio es disfrutar de
una relación de comunión y compañerismo con El!
Y sin embargo, nosotros nos apartamos y tenemos que clamar
con Isaías en 6:5: ¡Ay de mí que soy muerto!, porque siendo
hombre inmundo de labios y habitando en medio de pueblo que
tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Señor de los
Ejércitos". Pero, aquí en el Cantar de los Cantares dice "el Rey
me ha llevado a sus habitaciones". Él es quien ha provisto esa
redención. Y como relata el pasaje que acabamos de citar de
Isaías 6, Él es quien tomó uno de esos carbones encendidos
que estaban en el altar, y tocó con él mis labios. Es Él quien
realizó el sacrificio supremo. Y por medio de la muerte en la
cruz, habiéndole aceptado como nuestro Salvador y Señor,
somos hijos de Dios y tenemos acceso a Su presencia, a sus
habitaciones, a su morada eterna, que es también la nuestra.
Y entonces, como dice el texto del versículo 4, bien pudo el
coro entonar estas palabras: Nos gozaremos y alegraremos
contigo. Creemos que los cristianos necesitamos experimentar
más alegría en nuestra vida. El Señor Jesús dijo en el Evangelio
de Juan 10:10, 10yo he venido para que tengan vida, y para
que la tengan en abundancia. Y el mismo apóstol Juan escribió
en su primera carta 1:4, Estas cosas os escribimos para que
vuestra alegría sea completa. El Señor quiere que vivamos y
disfrutemos de la vida en toda su plenitud.
Permítanos hacerle una pregunta, estimado oyente: ¿Cómo lo
está pasando? ¿Está usted viviendo, disfrutando de la vida
como hijo de Dios? ¿Está usted sintiendo la alegría que
corresponde a su posición ante Dios, unido a Cristo? ¿Está
usted cerca de Él en este momento de su vida? A veces nos
preocupamos de nuestras relaciones con otras personas, o
sobre la aceptación que podemos tener ante los demás.
Dejemos todas estas cosas superfluas a un lado y
preocupémonos de nuestra relación con el Señor. Recordemos
nuevamente las palabras que hemos leído en el versículo 4:
nos gozaremos y alegraremos contigo, nos acordaremos de tus
amores más que del vino. ¡Con razón te aman!
Amigo oyente, me imagino que hoy en cualquier lugar donde
usted se encuentre, probablemente habrá, literalmente
hablando, millones de personas que sentirán la necesidad de
recurrir a la bebida o a las drogas. El auge del alcoholismo es
innegable. ¿Por qué? Bueno, si yo estuviera en la condición que
ellos se encuentran, quizás sentiría lo mismo. Necesitan algo
estimulante para enfrentarse a la vida. Otros lo necesitan para
hacer frente a las presiones de su trabajo o su vida profesional.
Y muchas personas lo hacen para enfrentarse a la soledad o al
aburrimiento. La vida es demasiado para ellos. La vida les
parece demasiado complicada. Estimado oyente, si usted es un
hijo de Dios, usted siempre puede recordar que Cristo le ama.
Porque el amor de Dios es derramado en nuestros corazones
por el Espíritu Santo que nos ha sido dado. Y Él quiere que ese
amor sea algo real y verdadero en nosotros. Él quiere
manifestar Su amor en usted, y es mucho mejor que dejarse
esclavizar por la bebida u otros estimulantes. Recordemos el
pasaje que ya hemos citado, en el que Pablo les dijo a los
Efesios, en 5:18, que no se embriagaran, sino que fueran llenos
del Espíritu Santo.
Y si continuamos leyendo en Efesios 5, veremos que el
versículo siguiente, el 19, dice: hablando entre vosotros con
salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y
alabando al Señor en vuestros corazones. Nos agrada
comprobar que el apóstol Pablo dijo "hablando" y no
"cantando", porque muchos no pueden cantar, pero sí pueden
expresar la letra de salmos, canciones y demás alabanzas al
Señor. Así que hemos leído en este versículo 4 del capítulo 1
del Cantar de los Cantares una verdadera expresión de alegría:
Nos gozaremos y alegraremos contigo, nos acordaremos de tus
amores más que del vino.
Y el citado versículo 4 finaliza diciendo: ¡Con razón te aman!
¿A quienes se estaba refiriendo aquí el poeta? A aquellos que
le pertenecen. Son los que le han dicho: "llévame contigo". Él
los levantó, los puso en pie y ellos han de correr la carrera de
la vida con la mirada puesta en Jesús, el autor y consumador
de su fe.
La vida cristiana es un asunto de amor, una aventura de amor.
Nosotros le amamos a Él porque Él nos amó primero. Nos amó
hasta el punto de entregarse por nosotros. Ahora Él dice: "Yo
quiero vuestro amor". Y esto sella la relación. Si usted no le
ama, no finja ante los demás lo que no existe. Sea sincero,
porque la vida carece de significado si usted no le ama.
Ahora escuchemos la respuesta de amor del creyente, tal como
la encontramos en el Salmo 63:1, que dice: ¡Dios, Dios mío
eres tú! ¡De madrugada de buscaré! Mi alma tiene sed de ti,
mi carne te anhela en tierra seca y árida donde no hay aguas.
Estimado oyente, ¿tiene usted sed de Dios? Recuerde que en
Juan 7:37 el Señor dijo: "Si alguno tiene sed, venga a mí y
beba".
Ahora, el versículo 2 de este Salmo 63, dice: para ver tu poder
y tu gloria, así como te he mirado en el santuario. Este es el
lugar secreto donde la esposa disfruta de la comunión del
esposo.
Y ya hemos entrado en esa habitación, de la cual se habla en
Cantar de los Cantares. Y el Salmo 63, en los versículos 3 al 5
dice entonces: Porque mejor es tu misericordia que la vida, mis
labios te alabarán. Así te bendeciré en mi vida; en tu nombre
alzaré mis manos. Como de médula y de grosura será saciada
mi alma, y con labios de júbilo de alabará mi boca. Realmente,
esta es toda una invitación para que nuestra boca esté más
ocupada en alabar el nombre de Jesús.
Y después el Salmo 63:7 dice; porque has sido mi socorro y así
en la sombra de tus alas me regocijaré. Y estas alas nos
recuerdan las alas de los querubines que cubrían la tapa del
arca (o propiciatorio) en el tabernáculo o tienda de reunión en
el desierto. Recordemos también que el Señor Jesús, en Mateo
23:37, dijo que El quiso reunir al pueblo de Jerusalén bajo sus
alas, así como una gallina protege a sus polluelos. Esto nos
presenta una figura de Su amor y de Su gran deseo de proteger
a los indefensos de todo daño.
Y el Salmo 63:8-11 dice finalmente: Esta mi alma apegada a
ti; tu diestra me ha sostenido. Pero los que para destrucción
buscaron mi alma caerán en los sitios bajos de la tierra. Los
destruirán a filo de espada; serán presa de los chacales, Pero
el rey se alegrará en Dios; será alabado cualquiera que jura
por él, porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.
En todas estas citas Bíblicas del Salmo 63 encontramos una
hermosa figura de la devoción del creyente hacia Cristo.
Bien, volvamos ahora a este hermoso pasaje que tenemos aquí
en el Cantar de los Cantares. Leamos los versículos 5 y 6, que
nos hablan de
La joven esclava bronceada por el sol
"Morena soy, hijas de Jerusalén, pero hermosa como las
tiendas de Cedar, como las cortinas de Salomón. No reparéis
en que soy morena, pues el sol me miró. Los hijos de mi madre
se enojaron contra mí; me pusieron a cuidar las viñas, mas mi
viña, que era mía, no guardé"
Aquí estaba hablando la esposa. Se nos dice que las tiendas de
Cedar se construían de la piel de ovejas negras y de cabras
negras. Aún en el día de hoy se puede observar en aquella zona
que los nómadas utilizan tiendas de color negro.
Cuando la esposa dijo que era morena, no se estaba refiriendo
a su raza. Ella era una joven judía de la zona de Sunem. Ella
misma explicó el motivo del color de su piel. Los miembros de
su familia eran agricultores arrendatarios de una de las viñas
que pertenecían al rey Salomón, y trabajaban a la intemperie.
Vemos que dijo soy morena porque el sol me miró. El sol había
bronceado su piel y era una mujer hermosa. El color de la piel
es hermoso, cualquiera que sea, cuando el corazón de la
persona está en la debida relación con Dios. El pigmento de la
piel no tiene ninguna importancia. Lo realmente importante es
la condición del corazón.
Se nos dice que la piel nuestra puede absorber todos los rayos
del sol con la excepción de los rayos ultravioleta, y estos son
los rayos que queman nuestra piel. A veces esos rayos pueden
pasar a través de las nubes y nosotros nos quemamos aunque
no seamos conscientes de ello. Así que los rayos ultravioletas
pueden quemar y pueden causar el cáncer. Las personas que
sufren de cáncer tienen que tener mucho cuidado al exponerse
al sol, y los médicos tienen que advertirles a sus pacientes que
no pasen mucho tiempo debajo del sol y que se cubran la
cabeza y la piel, incluso en los días nublados.
Pues, bien, hay muchas personas que piensan que exponerse
a entrar a la luz de la santa presencia de Dios sin cubrirse, sin
una protección. Bueno, la verdad es que usted y yo no
podemos entrar a la presencia santa de Dios sin la cobertura o
protección de la justicia de Cristo. Esa es nuestra protección.
La protección es otro de los significados derivados de estar
cubiertos por Sus alas, como acabamos de leer en el Salmo 63.
Usted y yo necesitamos estar vestidos con la justicia de Cristo
para entrar en la presencia de Dios.
Regresemos a la joven de nuestra historia, cuya piel se había
oscurecido por los rayos del sol. Ella había estado trabajando a
la intemperie porque sus hermanos estaban enfadados con
ella, y en consecuencia la enviaron a trabajar a las viñas.
Entonces ella dijo: más mi viña, que era mía, no guardé. Este
fue el retrato de la esposa pintado por ella misma. Ella tenía
una belleza natural, no tenía nada elogiable, que se pudiera
decir a su favor, porque no había podido cuidarse a sí misma.
No había podido ir a algún salón de belleza. No había podido
arreglar su cabello, ni hacerse un tratamiento facial. No había
podido hacer nada para resaltar su belleza. Ese aspecto había
sido descuidado porque había sido obligada a trabajar tan
duramente.
La humanidad no es hermosa ante la presencia de Dios. A
veces tenemos la tendencia a pensar Dios está interesado en
nosotros es porque somos personas buenas y atractivas. Y no
es así. Nosotros no somos nada agradable de contemplar.
Estamos como quemados por el sol. En la condición en que nos
encontramos, no resultamos atractivos para El. Pero El dijo que
va a convertirnos en su esposa, en una esposa atractiva. Esta
es la hermosa imagen que presenta Efesios 5, donde el ejemplo
dado a los maridos es el amor de Cristo por la iglesia. Allí, en
los versículos 25-27 el apóstol Pablo dijo: Maridos, amad a
vuestras mujeres, así como Cristo amó a la Iglesia y se entregó
a sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en
el lavamiento del agua por la palabra, a fin de presentársela a
sí mismo, una iglesia gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga
ni cosa semejante, sino que fuera santa y sin mancha. Como
podemos ver, Cristo nos está llevando al salón de belleza. ,
¿Por qué? Bueno, para poder santificarla y limpiarla por medio
del lavado de la Palabra de Dios. Él va a llevarnos, por así
decirlo, al salón de belleza. El va a convertirnos en una iglesia
radiante, sin mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección,
santa e intachable.
Pero la historia continúa. La joven Sulamita habló del pastor
que acababa de conocer. Leamos el versículo 7, en el cual ella
piensa en
Los pastos del rebaño de su amado
"Dime tú, amado de mi alma, dónde apacientas tu rebaño,
dónde descansas al mediodía; pues ¿por qué he de andar como
errante junto a los rebaños de tus compañeros?"
El parecía ser un pastor peculiar, en el sentido en que no tenía
ovejas que ella pudiera ver. Así que ella le preguntó acerca de
sus ovejas. El pastor pareció mostrarse evasivo. Ahora
miremos debajo de la superficie y veamos algo hermoso.
El Señor dijo en Juan 10:14 y 16: 14»Yo soy el buen pastor y
conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 16Tengo, además,
otras ovejas que no son de este redil; a esas también debo
atraer y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor. Todos
tenemos cierta tendencia, como la joven Sulamita con el
pastor, a preguntar por "las otras ovejas", por los paganos.
¿Están perdidos? Queremos entender la doctrina de la elección.
Queremos saber si cierta persona es salva y si otra no lo es.
Tendemos a juzgar a los que se encuentran a nuestro
alrededor. En vez de cuestionar la posición de otros en Cristo,
necesitamos asegurarnos que somos Sus ovejas. Esa debe ser
nuestra preocupación directa.
Continuando con el relato, el pastor le respondió. Leamos el
versículo 8 de este primer capítulo del Cantar de los Cantares:
"Si no lo sabes, hermosa entre las mujeres, sigue las huellas
del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los
pastores."
Y ante nuestras preguntas, ésta sería la respuesta del Señor
para nosotros. Apacienta tus cabritas. Las ovejas más jóvenes
necesitaban ser alimentadas. Y todos nosotros, estimado
oyente, entramos en esta categoría. Como dijo el apóstol Pedro
en su primera carta 2:2, desead, como niños recién nacidos, la
leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para
salvación.
El versículo 8 se completa diciendo: y apacienta tus cabritas
junto a las cabañas de los pastores. Los creyentes necesitan
alimentarse junto a las cabañas de los pastores, porque ese es
el lugar donde la hierba estaría más verde. Por supuesto que
nuestro alimento es la Palabra de Dios. No podemos alimentar
a otros y hablarles de la alegría que produce esa Palabra, a
menos que experimentemos esa alegría nosotros mismos. Pero
una vez que nos hemos alimentado de ella, necesitamos
hacerla llegar a otros. La esposa de Cristo, que ha de ser
presentada al Señor en el futuro, debe difundir hoy la Palabra
de Dios. En conjunto, como cuerpo de creyentes, estamos
descuidando esa misión.
Destacamos la frase del versículo 8, aparentemente cantadas
por el coro: si no lo sabes, hermosa entre las mujeres. Y esto
nos recuerda que hay muchos asuntos para los cuales no
tenemos una respuesta. Un buen consejo es no permitir que lo
que no sabemos altere o sea un obstáculo para lo que sabemos.
¿Sabe usted que Cristo murió por sus pecados? ¿Sabe usted si
está confiando en El? ¿Está usted descansando en El? Usted
puede decir, como el patriarca Job en 19:25, Yo se que mi
Redentor vive. Usted puede decir, Yo se a quien he creído. San
Pablo pudo decirlo en 2 Timoteo 1:12. El apóstol pudo expresar
así su fe, pero en ninguna parte encontramos que Pablo supo
todo acerca de la doctrina de la elección. Así que no
permitamos que lo que no sabemos constituya un obstáculo
para aquellas grandes verdades de la fe que sí sabemos. Eso
es lo que el pastor de nuestro relato en el Cantar de los
Cantares le estaba diciendo a la joven. Le dijo que no
necesitaba saber acerca de todas las demás ovejas. Ella solo
tenía que alimentar a sus cabritos. Así que no debemos
preocuparnos por todo aquello que ignoramos. Simplemente
asegurémonos de difundir el alimento de la Palabra de Dios a
aquellos que la necesitan. Esa es nuestra responsabilidad.

Cantar de los Cantares 1:9-13


Nos encontramos hoy, amigo oyente, en una sección de la
Palabra de Dios verdaderamente preciosa, y vamos a ver la
relación gloriosa, maravillosa personal de Cristo y la iglesia; y
de Cristo y el creyente
Regresemos a la joven de nuestra historia, cuya piel se había
oscurecido por los rayos del sol. Ella había estado trabajando a
la intemperie porque sus hermanos estaban enfadados con
ella, y en consecuencia la enviaron a trabajar a las viñas.
Entonces ella dijo: más mi viña, que era mía, no guardé. Este
fue el retrato de la esposa pintado por ella misma. Ella tenía
una belleza natural. No tenía nada elogiable, que se pudiera
decir a su favor, porque no había podido cuidarse a sí misma.
No había podido ir a algún salón de belleza. No había podido
arreglar su cabello ni hacerse un tratamiento facial. No había
podido hacer nada para resaltar su belleza. Ese aspecto había
sido descuidado porque había sido obligada a trabajar tan
duramente.
La humanidad no es hermosa ante la presencia de Dios. A
veces tenemos la tendencia a pensar que si Dios está
interesado en nosotros es porque somos personas buenas y
atractivas. Y no es así. Nosotros no somos nada agradable de
contemplar. Estamos como quemados por el sol. En la
condición en que nos encontramos, no resultamos atractivos
para El. Pero El dijo que va a convertirnos en su esposa, en una
esposa atractiva. Esta es la hermosa imagen que presenta
Efesios 5, donde el ejemplo dado a los maridos es el amor de
Cristo por la iglesia. Allí, en los versículos 25-27 el apóstol
Pablo dijo: Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo
amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para
santificarla, habiéndola purificado en el lavamiento del agua
por la palabra, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia
gloriosa, que no tuviera mancha ni arruga ni cosa semejante,
sino que fuera santa y sin mancha. Como podemos ver, Cristo
nos está llevando al salón de belleza. , ¿Por qué? Bueno, para
poder santificarla y limpiarla por medio del lavado de la Palabra
de Dios. Él va a llevarnos, por así decirlo, al salón de belleza.
El va a convertirnos en una iglesia radiante, sin mancha ni
arruga ni ninguna otra imperfección, santa e intachable.
Hagamos un pequeño repaso antes de entrar en materia. Usted
recordará a esta joven que se menciona aquí, quien había sido
obligada a cuidar la viña y a trabajar en la intemperie, y aún a
cuidar las ovejas. Y cuando ella estaba cuidando su manada se
acercó un pastor, un pastor diferente a los demás. Él parecía
no tener ninguna oveja, y ella le preguntó por sus ovejas. El
pastor trataba de eludir esa cuestión, como podemos leer en
este primer capítulo.
Leamos el versículo 7, en el cual ella pensaba en
Los pastos del rebaño de su amado
"Dime tú, amado de mi alma, dónde apacientas tu rebaño,
dónde descansas al mediodía; pues ¿por qué he de andar como
errante junto a los rebaños de tus compañeros?"
El parecía ser un pastor peculiar, en el sentido en que no tenía
ovejas que ella pudiera ver. Así que ella le preguntó acerca de
sus ovejas. El pastor pareció mostrarse evasivo. Ahora
miremos debajo de la superficie y veamos algo hermoso.
El Señor dijo en Juan 10:14 y 16: 14»Yo soy el buen pastor y
conozco mis ovejas, y las mías me conocen, 16Tengo, además,
otras ovejas que no son de este redil; a esas también debo
atraer y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor. Todos
tenemos cierta tendencia, como la joven Sulamita con el
pastor, a preguntar por "las otras ovejas", por los paganos.
¿Están perdidos? Queremos entender la doctrina de la elección.
Queremos saber si cierta persona es salva y si otra no lo es.
Tendemos a juzgar a los que se encuentran a nuestro
alrededor. En vez de cuestionar la posición de otros en Cristo,
necesitamos asegurarnos que somos Sus ovejas. Esa debe ser
nuestra preocupación directa.
Continuando con el relato, el pastor le respondió. Leamos el
versículo 8 de este primer capítulo del Cantar de los Cantares:
"Si no lo sabes, hermosa entre las mujeres, sigue las huellas
del rebaño, y apacienta tus cabritas junto a las cabañas de los
pastores."
Y ante nuestras preguntas, ésta sería la respuesta del Señor
para nosotros. Apacienta tus cabritas. Las ovejas más jóvenes
necesitaban ser alimentadas. Y todos nosotros, estimado
oyente, entramos en esta categoría. Como dijo el apóstol Pedro
en su primera carta 2:2, desead, como niños recién nacidos, la
leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis para
salvación.
El versículo 8 se completa diciendo: y apacienta tus cabritas
junto a las cabañas de los pastores. Los creyentes necesitan
alimentarse junto a las cabañas de los pastores, porque ese es
el lugar donde la hierba estaría más verde. Por supuesto que
nuestro alimento es la Palabra de Dios. No podemos alimentar
a otros y hablarles de la alegría que produce esa Palabra, a
menos que experimentemos esa alegría nosotros mismos. Pero
una vez que nos hemos alimentado de ella, necesitamos
hacerla llegar a otros, La esposa de Cristo, que ha de ser
presentada al Señor en el futuro, debe difundir hoy la Palabra
de Dios. En conjunto, como cuerpo de creyentes, estamos
descuidando esa misión.
Destacamos la frase del versículo 8, aparentemente cantadas
por el coro: si no lo sabes, hermosa entre las mujeres. Y esto
nos recuerda que hay muchos asuntos para los cuales no
tenemos una respuesta. Un buen consejo es no permitir que lo
que no sabemos altere o sea un obstáculo para lo que sabemos.
¿Sabe usted que Cristo murió por sus pecados? ¿Sabe usted si
está confiando en El? ¿Está usted descansando en El? Usted
puede decir, como el patriarca Job en 19:25, Yo se que mi
Redentor vive. Usted puede decir, Yo se a quien he creído. San
Pablo pudo decirlo en 2 Timoteo 1:12. El apóstol pudo expresar
así su fe, pero en ninguna parte encontramos que Pablo supo
todo acerca de la doctrina de la elección. Así que no
permitamos que lo que no sabemos constituya un obstáculo
para aquellas grandes verdades de la fe que sí sabemos. Eso
es lo que el pastor de nuestro relato en el Cantar de los
Cantares le estaba diciendo a la joven. Le dijo que no
necesitaba saber acerca de todas las demás ovejas. Ella solo
tenía que alimentar a sus cabritos. Así que no debemos
preocuparnos por todo aquello que ignoramos. Simplemente
asegurémonos de difundir el alimento de la Palabra de Dios a
aquellos que la necesitan. Esa es nuestra responsabilidad.
Escuchemos ahora lo que él le dijo a la esposa, aquí en el
versículo 9, de este capítulo 1 de Cantar de los Cantares, sobre
La belleza y el adorno de la esposa
"A la yegua del carro del faraón te he comparado, amada mía."
Cuando Moisés y los israelitas llegaron al Mar Rojo en su huída
de Egipto, encontraron el camino de retirada bloqueado por los
carros de Fararón que se estaban acercando rápidamente. Era
un ejército temible con todos sus caballos, carros y sus
banderas flameando al viento. Era una vista abrumadora. El
esposo estaba diciendo que estaba impresionado por la belleza
del país por la belleza de esa joven montañesa. Ella no tenía la
elegancia de las otras jóvenes de la corte. Nunca había ido a
un salón de belleza. En realidad, ella nunca se había cuidado a
sí misma. Lo que ella tenía era una notable belleza natural.
Ahora él procedió a describir lo que había observado y dijo en
los versículos 10 y 11:
"¡Qué hermosas son tus mejillas entre los pendientes y tu
cuello entre los collares! Zarcillos de oro te haremos, con
incrustaciones de plata."
Observemos la delicadeza e intimidad con que él resalta la
belleza de sus mejillas y su cuello. Le dijo que iba a cubrirla de
joyas. El vio sus mejillas atractivas entre los pendientes y su
cuello con cadenas de oro. Habló de las partes del cuerpo que
resultaban atractivas en una relación de amor. Estamos
seguros que muchos de nuestros oyentes habrán observado el
impacto físico de la belleza de otras personas, y habrán sido
objeto de miradas de admiración, según los gustos y el sentido
de la estética de cada uno. El amado estaba hablando aquí de
su esposa.
Ahora en el sentido espiritual, la esposa es la Iglesia y el
esposo, el Señor Jesucristo. ¿Encuentra El alguna belleza en la
Iglesia? Estimado oyente, el se dio cuenta de que todos
nosotros éramos pecadores perdidos. La joven Sunamita tenía
una belleza natural, aunque ésta había sido descuidada. Pero
en nuestro caso, ni siquiera tuvimos esa belleza natural. No
hay nada en nosotros que pudiera resultar atractivo para
Cristo. No le traemos a El nada. Pero El nos provee de todo.
La misma figura puede aplicarse a Israel. Cuando El descendió
a liberar a los hijos de Israel, él no les dijo: "os voy a liberar
porque son un pueblo superior, superior a los Egipcios". Porque
no lo eran. En realidad, eran un pueblo pequeño e inferior.
Tampoco les dijo: "Habéis sido fieles conmigo". Porque habían
sido infieles, desleales, viviendo en la idolatría. Habían
abandonado a Dios. Habían dado la espalda a Dios y se habían
implicado en las peores formas de inmoralidad. Entonces, ¿qué
le resultó atractivo a Dios? ¿Por qué desperdició El su tiempo
con ellos? La respuesta a estas preguntas se la dio Dios a
Moisés. En Hechos 7:34, vemos a Dios diciendo: Ciertamente
he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, he oído
su gemido. Dios se sintió atraído por ese sufrimiento. O sea
que Su respuesta está basada en Su amor y en Su gracia. Fue
la condición perdida de los israelitas la que le llevó a proveer
una salvación para ellos. Y El dijo que recordaba Su pacto con
Abraham, Isaac y Jacob. Dios es fiel a Su Palabra. Cuando El
dice que hará algo, es porque tiene la intención de cumplir esa
promesa.
Fue nuestra condición miserable y perdida que le llevó a
proveer una salvación para nosotros, para la iglesia. Dios nos
dice que seremos salvos si no hacemos nada más que depositar
nuestra confianza en Cristo.
La frase del versículo 11 dice Zarcillos de oro te haremos, con
incrustaciones de plata. Esta es una figura de lo que nuestro
novio divino hará por los creyentes. El pasaje Bíblico de Efesios
5 lo deja bien en claro. Cristo amó a la Iglesia, y se entregó a
sí mismo por la Iglesia. Lo hizo para poder santificarla y
purificarla con el lavamiento de agua por la Palabra. Lo hizo
para poder presentársela a sí mismo, una iglesia radiante, sin
mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección, sino santa, es
decir, separada para El, e intachable. Entonces, ¿qué le ha
sucedido a la Iglesia? El nos ha redimido, ha pagado el precio
por nosotros. El ha quitado nuestros pecados y ha añadido Su
justicia. Estamos cubiertos con la justicia de Cristo, estamos
completos en El y aceptados en el Amado.
Escuchemos ahora hablar a la esposa en el versículo 12, sobre
La fiesta a la mesa real
"Mientras el rey está en su reclinatorio, mi perfume esparce su
fragancia."
Aquí tenemos la frase Mientras el rey estaba en su reclinatorio.
Aquí vemos al rey en el lugar donde se reclina o se sienta con
sus invitados alrededor de la mesa del banquete.
Este pasaje contiene un profundo mensaje espiritual. El esposo
trajo a todos Sus huéspedes, que han sido invitados a la mesa
del banquete. Podemos recorrer la historia y señalar a aquellos
que han aceptado la invitación al banquete del Esposo. Cuando
El nació, los pastores descendieron de las cumbres para verle
en el establo. Después, hombres sabios vinieron del Oriente
para presentarle sus regalos de oro, incienso y mirra. Usted
recuerda que esta es la ocasión cuando él lleva a ese lugar a
todos sus huéspedes invitados. Y, cuando Él nació, usted
recordará, llegaron esos magos del oriente y le presentaron
regalos o dones: oro, incienso y mirra. Así es que estos fueron
los primeros en hacerlo.
David tenía esa mesa del banquete en sus pensamientos
cunado en el Salmo 23:5 escribió: preparas mesa delante de
mi en presencia de mis angustiadores; unges mi cabeza con
aceite, mi copa está rebosando.
Esta es la mesa del banquete a dónde Él lleva a los Suyos.
Nosotros hemos estado sentados a esa mesa por muchos años.
¿Está usted, estimado oyente, sentado a esa mesa en el día de
hoy? Usted tiene una invitación. Él ha enviado una invitación a
todas partes. En Apocalipsis 3:10 le vemos diciendo: Yo estoy
a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta,
entraré a él y cenaré con él y él conmigo. ¿Por qué no viene
usted y se sienta en esa mesa para asistir al banquete? El
caballero Lancelot puede haber tenido el privilegio de sentarse
a la mesa redonda del Rey Arturo, pero aquella no era nada
comparada con la mesa del banquete de Cristo.
Dice aquí el texto en el versículo Mientras el rey está en su
reclinatorio, mi perfume esparce su fragancia. El perfume del
nardo, referido aquí, es la fragancia de la vida de Cristo, y que
agradable es. La misma fragancia debería emanar de nuestras
vidas como consecuencia de nuestra unión con El. Y el
sentarnos a Su mesa hará esto por nosotros. La ordenanza de
la Cena del Señor es un servicio muy importante si se convierte
en un tiempo de verdadera comunión y compañerismo con El.
Ahora, si para usted es simplemente una forma, un ritual,
olvídese de ella. Porque para usted no tendrá valor.
Una oyente nos escribió diciendo: "Nunca antes había oído
decir nadie que deberíamos decirle al Señor Jesús que le
amamos: Yo nunca lo he dicho, pero le he amado. Pero desde
que les he escuchado a ustedes decir que deberíamos decírselo
expresamente, lo hago por la mañana, al mediodía y por la
noche. Es que he tratado de recuperar el tiempo perdido.
Entonces ahora le digo que le amo". Y luego añadió: "La
Palabra de Dios ha adquirido un nuevo color, un nuevo
significado". Realmente, necesitamos la fragancia de Cristo en
nuestras vidas.
Continuando con la historia, vemos que la esposa hizo una
declaración bastante íntima, pero nadie debería extrañarse de
ello. Leamos el versículo 13 que nos habla sobre
Un manojo de mirra en el pecho
"Mi amado es para mí un saquito de mirra que reposa toda la
noche entre mis pechos."
Debemos decir aquí que en el original esto podría traducirse de
varias maneras diferentes. En realidad, lo que reposa entre los
pechos es una referencia al saquito de mirra.
Para el creyente el saquito de mirra representa a Cristo.
Recordemos que cuando el nació, uno de los regalos traídos
por los sabios del Oriente fue mirra. Cuando Cristo murió, José
de Arimatea y Nicodemo compraron mirra para colocarla en Su
cuerpo. La mirra nos habla de la totalidad de Su vida, desde
Su nacimiento hasta Su muerte. Estimado oyente, Cristo
debería estar sobre su pecho y sobre su corazón durante la
noche. ¿En qué piensa usted cuando se despierta por la noche?
¿Comienza a preocuparse por el día siguiente? Debemos
confesar que a veces nosotros lo hacemos. Pero resulta
tranquilizador apartar esos pensamientos que oprimen y
volverse a El durante la noche, cuando estamos ansiosos y
preocupados. Necesitamos sentir el consejo de Pablo de
Filipenses 4:8, que dice: Por lo demás, hermanos, (cuando uno
no pueda soportar más una preocupación) todo lo que es
verdadero, (es decir, Cristo) todo lo honesto, (también Cristo)
todo lo justo, (es decir, el Señor Jesús) todo lo puro, (El
también es puro) todo lo amable, todo lo que es de buen
nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en
esto pensad. En otras palabras, meditemos en el Señor
Jesucristo.
Isaac Watts, autor de conocidos himnos, escribió estas
palabras. "Como la mirra nueva que sangra del árbol, así es
para mí un Cristo que muere. Y mientras El convierte a mi alma
en Su huésped, mi pecho, Señor, será tu descanso."
Querido amigo cristiano, usted pierde mucho cuando está
satisfecho con algunas indicaciones sobre como vivir la vida
cristiana, o cumpliendo algunos ritos. ¡Qué diferente es tener
a Cristo Jesús como el mismo objetivo de su vida, Aquel que
trae la emoción, el éxtasis, la comunión y la alegría! Su gracia,
Su amor y Su misericordia son todos suyos. Simplemente abra
la puerta, porque Jesús está llamando ahora mismo.

antar de los Cantares 1:14-17


En este día, amigo oyente, volvemos al capítulo 1, de este libro
de Cantar de los Cantares que estamos estudiando.
Terminamos nuestro programa anterior destacando que usted
pierde mucho cuando está satisfecho con algunas indicaciones
sobre como vivir la vida cristiana, o cumpliendo algunos ritos.
¡Qué diferente es tener a Cristo Jesús como el mismo objetivo
de su vida, Aquel que trae la emoción, el éxtasis, la comunión
y la alegría! Su gracia, Su amor y Su misericordia son todos
suyos. Simplemente abra la puerta, porque Jesús está
llamando ahora mismo.
Vamos a comentar la sección correspondiente al día de hoy en
el momento en que la esposa continuaba hablando del deleite
que encontraba en su esposo, y vamos a leer el versículo 14,
que nos habla de
El ramo de flores de alheña
"Ramo de flores de alheña en las viñas de En-gadi es mi amado
para mí."
Esto es algo muy hermoso, poético, y esta joven estaba
cuidando sus ovejas. Podríamos describirla como una
campesina que llegó a conocer a este pastor, quien ya hemos
sugerido que sería Salomón. Pero esta historia también nos
demuestra la maravillosa relación entre Cristo y la Iglesia y
entre Cristo y el creyente, en forma individual que quiere
acercarse a él y tener comunión con él.
Esta planta de alheña que se menciona aquí es interpretada
por algunas autoridades como la del ciprés. "La alheña es un
arbusto aromático que aún crece en En-gadi". Eso es lo que
nos dice el diccionario ilustrado de la Biblia. "Sus flores, blancas
y amarillas, de olor fragante, crecen en racimos. Las hojas de
la alheña se trituran y mezclan con agua para producir un tinte
rojo usado como cosmético por los árabes de hoy y los antiguos
egipcios". Hasta aquí lo que nos dice en parte el diccionario
bíblico. Ahora, los eruditos han dedicado bastante tiempo a
estudiar las plantas que se menciona aquí. Estas plantas crecen
en abundancia, nos estamos refiriendo al ciprés, en la tierra de
En-gadi, como mencionamos, y también en Turquía. A través
de toda esa zona se pueden observar estas grandes plantas.
Por lo general, se ha establecido que la alheña que aquí se
menciona es la "Henna" de los árabes. El color oscuro de su
corteza, el verde claro de sus hojas, y la mezcla suave de
blanco y amarillo en sus flores presenta una combinación que
es agradable a la vista, tanto como lo es su perfume al olfato.
Las flores se aglomeran en racimos, despidiendo un aroma, una
fragancia que es muy apreciada hoy como lo fue también en el
tiempo de Salomón. Las mujeres han apreciado mucho estas
flores, llevándolas en sus manos, colocándolas en su pecho, y
conservándolas en sus propios hogares para perfumar el
ambiente.
Y ahora, podemos notar la comparación que se hizo aquí del
ciprés con el esposo, se dijo de él que era ramo de flores de
alheña en las viñas de En-gadi.
En-gadi es un lugar situado cerca del Mar Muerto. Es uno de
esos oasis maravillosos que uno encuentra en el desierto,
porque allí hay manantiales. Recordemos que la zona alrededor
de En-gadi es un desierto donde se ocultó David cuando estaba
huyendo de Saúl. Es un lugar apropiado para ocultarse. No
creemos que se pueda encontrar a ninguna persona que se
oculte en esas lomas o colinas áridas que hay por allí. Pero se
nos dice que crecen muchas clases de especias en la zona de
En-gadi. Es un lugar muy interesante en medio del desolado
desierto de esa zona. Y, aquí se dice que el esposo era como
un ramo de alheña en las viñas de En-gadi. El era como una
fila de aquellos majestuosos árboles que despedían un aroma
tan agradable.
Ahora, Cristo, como nuestro Amado, fue presentado aquí en
toda su belleza y atractivo, y en su fragancia aromática.
Nosotros enfatizamos con frecuencia la deidad de Cristo, pero
a veces nos preguntamos si a veces nosotros no damos de El,
un punto de vista un poco desequilibrado. ¿Se ha detenido
usted alguna vez a pensar cuan hermoso era El en Su persona?
El vino a esta tierra y asumió nuestra humanidad, y fue tentado
en todos los aspectos, como nosotros, pero sin pecado. No
había pecado en El. No había ningún desequilibrio en su
personalidad. Recordemos que la ofrenda de cereales del
Antiguo Testamento tipificaba o prefiguraba la cualidad
uniforme y constante de la personalidad de Cristo. Era harina
bien molida, ni áspera ni grumosa o desigual.
Sinceramente hablando, la mayoría somos desiguales,
irregulares, no queremos decir físicamente sino
sicológicamente. Todos nosotros tenemos ciertas tendencias,
peculiaridades. El Señor Jesucristo no era así. El era un ser
perfecto.
El fue el ser humano perfecto en Su encarnación. Fue como
aquel ramo de flores de alheña. El fue aquel de quien Juan el
Bautista pudo decir en el Evangelio de Juan 1:29, He aquí el
Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Si usted le
escucha, su alma vivirá. El Salmista, en el Salmo 34:8 pudo
decir de El: Gustad y ved que es bueno el Señor. Y Él fue
también un sacrificio, como el Apóstol Pablo dijo en su carta a
los Efesios 5:2, se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y
sacrificio a Dios en olor fragante. Él fue el cumplimiento de ese
holocausto del Antiguo Testamento que se elevaba hasta el
cielo mismo. Todo ello hablaba del hecho de que Dios estaba
completamente satisfecho con lo que Jesús hizo por usted y
por mí en la cruz. El estaba satisfecho con Jesús. En Mateo
3:17, en ocasión del Bautismo de Jesús, Dios dijo: Este es mi
Hijo amado, en quien tengo complacencia. El nunca dijo eso de
ningún ser humano pero declaró públicamente que estaba
satisfecho con Jesús.
Estimado oyente, ¿está usted satisfecho con Jesús? Yo no creo
que haya mucha gente esté satisfecha. Si lo estuvieran, no
estarían corriendo de aquí para allá en todas partes del mundo,
buscando satisfacción en algo más. Las personas siempre se
encuentran buscando oír y ver algo nuevo. Podemos estar tan
absortos en la mecánica y detalles del estudio de la Biblia, que
perdemos de vista a la persona de Jesucristo. El autor del
Cantar de los Cantares realmente resaltó su hermosura al
decir: Ramo de flores de alheña en las viñas de En-gadi es mi
amado para mí.
Hay otro símbolo interesante en el "ramo de flores de alheña".
En las Sagradas Escrituras hay un gran énfasis en la "unicidad"
o sea la calidad de Único del Señor Jesucristo. Él es el Unigénito
del Padre, es decir, el Único hijo del Padre. Él es el Único Buen
Pastor. Él es la Única Vid Verdadera. Él es la Única Luz del
mundo. Es el Único Siervo del Padre. Es el Único sacrificio por
el pecado. Él es el Único camino, la Única verdad, la Única vida.
Sin embargo, en su unidad perfecta existe una plenitud que es
absolutamente inagotable. Y debemos añadir que Él es un
racimo de flores fragantes. En Él existe esa "unicidad", o sea,
esa calidad de Único. Pero, en Él está todo. En el Cordero de
Dios se agrupan armoniosamente innumerables gracias. En Él
encontramos la fe de Abraham; la persuasión de Jacob; la
humildad de Moisés; el celo de Elías; la santidad de Job; el
amor de Juan. Esas virtudes se encuentran en plenitud y
perfección en El. En El se encuentran la verdad, la justicia, la
sabiduría, el amor, la compasión, la amistad, la majestad, el
poder, la soberanía, la humildad, la paciencia, la fe, el celo, el
valor, la santidad, y todas las gracias. Y, si hemos dejado fuera
alguna cualidad, debería también ser incluida en esta lista,
porque Él es todo. Él es todo en todos. Y Cristo es nuestro en
la actualidad. Y esta es la maravilla de esta realidad.
Qué hermosa eres
Ahora, después de que la esposa expresó su adoración por el
esposo, él le dijo a ella, las palabras que encontramos en el
versículo 15:
"¡Qué hermosa eres, amada mía, qué hermosa eres! ¡Tus ojos
son como palomas!"
Y la respuesta instantánea de ella se encuentra en el versículo
siguiente: ¡Qué hermoso eres amado mío, qué dulce eres!
Ya hemos mencionado en la oportunidad anterior que ella fue
la que dijo: No reparéis en que soy morena, pues el sol me
miró. Pero en este momento él le dijo a ella: Qué hermosa eres
amada mía, qué hermosa eres.
Estimado oyente, nosotros, como esposa de Cristo, hemos
pecado. Podemos confesar, con el profeta Daniel en 9:5, hemos
pecado, hemos cometido iniquidad, hemos actuado
impíamente, hemos sido rebeldes y nos hemos apartado de tus
mandamientos y de tus ordenanzas. Esa es la confesión de
cada creyente si es un hijo de Dios. Pero nuestro Señor Jesús
intercede por nosotros, como dijo en Juan 17:6, tuyos eran, y
me los diste, y han guardado tu palabra. El es nuestro Sumo
Sacerdote y está intercediendo por usted y por mí. Como
nosotros estamos unidos a Cristo, el Padre no ve maldad en
nosotros, así como Dios no vio la maldad de Jacob o la
perversidad de Israel, y no permitió que Balaam los maldijera.
Dios descendió y trató con Su propio pueblo. El no permitiría
que ellos evitaran las consecuencias del pecado. Pero Dios no
dejaría que un profeta pagano maldijera a Israel. El vio a Israel
en Cristo, unido a Cristo. Y esa es la forma en que El nos ve
hoy como iglesia: puede resumirse en las siguientes palabras
¡Qué hermosa eres!
Y el secreto de la belleza se encuentra en las siguientes
palabras: Tus ojos son como paloma. Las palomas son
emblemas comunes de castidad y constancia. Ojos castos y
constantes. Sus ojos se han fijado en el esposo. Y toda su
belleza es la belleza reflejada del esposo. En Mateo 6:22 y 23
Jesús dijo: La lámpara del cuerpo es el ojo; así que, si tu ojo
es bueno, todo tu cuerpo estará lleno de luz; - y por lo tanto
de belleza, - pero si tu ojo es maligno, todo tu cuerpo estará
en tinieblas. Un creyente que fija su mirada en cualquier cosa
de la misma manera, o con el mismo nivel que la fija en Cristo,
no tiene belleza en su vista. En este sentido Jesús habló con
mucha claridad y dijo directamente, en Mateo 10:37: El que
ama a padre o madre más que a mí, no es digno de mí. El que
ama a hijo o hija más que a mí, no es digno de mí. Es
importante que usted responda a esta pregunta: ¿Tiene usted
hoy sus ojos fijos en la persona del Señor Jesús?
A veces oímos hablar con frecuencia sobre la "dedicación".
Algunos creyentes se califican a sí mismos como "creyentes
dedicados" y enfatizan que quieren manifestar a Cristo en sus
vidas, pero por otra parte se observa en ellos cierta pereza a
la hora de pasar a la acción práctica que requiera un verdadero
esfuerzo. O sea, que su servicio no pasa de ser una expresión
tópica o simplemente unas palabras que suenan bien o causan
una buena impresión. Es que la dedicación no es algo acerca
de lo cual hay que "hablar"; una dedicación a Cristo es algo
que uno "revela". Es algo que se manifestará abiertamente en
su vida. Si su mirada está puesta en El, entonces Su belleza
será reflejada en usted.
Volviendo a nuestro relato, el esposo le dijo a la esposa lo
maravillosa que ella es. Ahora, vemos que ella, a su vez, le dice
lo mismo a él. Leamos los versículos 16 y 17:
"¡Qué hermoso eres, amado mío, y tan placentero! Frondoso
es nuestro lecho. Las vigas de nuestra casa son de cedro;
nuestro artesonado, de ciprés."
Ahora, el esposo es hermoso para aquellos de nosotros que
creemos. Él es totalmente encantador. Él es hermoso en los
cielos. También, lo fue cuando estuvo aquí en la tierra. Lo fue
también cuando se encontraba en el seno de la virgen María.
Fue hermoso cuando se encontraba en los brazos de sus
padres, hermoso en Sus milagros, en sus heridas, en el
momento de entregar Su vida. Su belleza fue evidente en la
cruz, en el sepulcro y al recibir la vida otra vez. Esa fue la
manera en que San Agustín, ese gran santo de Dios del pasado,
describió al Señor Jesús.
Veamos la expresión y tan placentero. Corresponde a la
palabra hebrea "naim", utilizada para describir las maravillosas
melodías del santuario. Como dice el Salmo 135:3, cantad
salmos a su nombre, porque él es agradable. Cristo es
placentero, agradable. ¿Por qué querría alguien apartarse del
Señor Jesucristo? Él es tan maravilloso. Y la citada palabra
hebrea fue también utilizada para describir a un amigo terrenal
escogido. Recordemos la historia de David, en 2 Samuel 1:26,
cuando éste dijo de su amigo Jonatán: Angustia tengo por ti
Jonatán, hermano mío, cuán dulce fuiste conmigo.
Y ¿qué podemos decir de Uno que es mayor que Jonatán?
¿Puede usted decir que Jesús es placentero para usted? Estar
con El es una dulce experiencia. El es el que nos trae reposo,
descanso. ¿Está usted satisfecho con El? Ya hemos visto
anteriormente que Dios el Padre estaba satisfecho con El. Y lo
expresó en el momento de Su bautismo.
También leemos en este versículo la frase Frondoso es nuestro
lecho. En realidad, con la palabra "lecho" se estaba el escritor
refiriendo al reclinatorio o sofá que estaban ocupando en el
banquete. Especialmente en el momento de la fiesta de bodas,
el reclinatorio estaría cubierto de flores y hojas verdes.
Creemos que este era el significado del lecho "frondoso", si el
escenario de la historia era Jerusalén.
Sin embargo, esta escena o imagen podría referirse al
momento en que los jóvenes se encontraron por primera vez.
En ese caso, el escritor estaba hablando de la hierba verde
donde se encontraban las ovejas. Posiblemente ellos
simplemente se sentaron sobre la hierba mientras las ovejas
estaban pastando, y fue en aquel lugar donde se conocieron.
Allí comenzaron a comunicarse el uno con el otro.
Esta escena nos recuerda el Salmo 23:2. David lo expresó de
la siguiente manera: En lugares de delicados pastos me hará
descansar. Cuando la oveja se recuesta a descansar en esos
pastos verdes, significa que ha comido lo suficiente y que está
satisfecha. Esta es la respuesta a la invitación de Cristo de venir
a Él y descansar. Él invita a todos los que están cansados,
cargados, para que se acerquen a Él. Los pastos verdes y
delicados están allí para nosotros, amigo cristiano que nos
escucha. Si usted se siente cansado y agobiado, puede
descansar en Él.
Un escritor llamado Moody Stuart lo expresó de la siguiente
forma: "Te sientes cansado y desesperado, buscando la paz en
la lejanía y pasando por delante de Él, que está cerca, como la
esclava Agar en el desierto, cuando la última gota del odre
ahora seco, se consumió y tu estás dispuesto a dejarte caer y
morir. Pero, abre tus oídos y escucharás a alguien decir: "Venid
a mi y os daré descanso"; abre tus ojos y verás el pozo y el
césped verde alrededor; y con un corazón lleno le responderás:
Qué placentero eres, y también nuestro lecho es verde. Hasta
aquí la cita.
Estimado oyente, ¿recuerda usted donde se reclinó el Señor?
Cuando El vino aquí a este mundo, le colocaron en un pesebre.
Después, cuando recorrió los caminos de esta tierra, y como
relató el evangelista Lucas (en 9:58) Jesús mismo declaró en
una ocasión: Las zorras tienen guaridas y las aves de los cielos
nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde recostar su
cabeza. Después, al terminar Su misión en el mundo, el último
lugar donde lo colocaron fue en la tumba de un hombre llamado
José de Arimatea. Sería bueno que tengamos siempre
presente, en todas las circunstancias de nuestra vida, que El
Señor fue a aquel lugar, para que usted y yo, cansados de
recorrer los polvorientos caminos de nuestra vida, agobiados
por el cansancio y la sequedad del terreno, podamos sentarnos
con Él en la hierba fresca y verde.
Pero Él también ocupó aquel lugar en la cruz y en la tumba,
para que cuando usted y yo dejemos esta vida en la tierra,
podamos ocupar el lugar que nos corresponde como hijos de
Dios, en la región celestial.
¿Quiere usted aceptarle en esta hora? ¿Quiere usted
comprobar que la Palabra de Dios es veraz, es real? ¡Acuda a
Él, que en este momento le está invitando y reciba por la fe el
verdadero descanso, el descanso del alma y del espíritu! Y por
la acción del Espíritu Santo disfrute de la paz que El solo puede
dar.
Aquí vamos a detenernos por hoy. Sin embargo, le recordamos
leer el capítulo 2 de este libro de Cantar de los Cantares que
comenzaremos a estudiar en nuestro próximo programa. De
esta forma estará usted preparado para entender y asimilar la
enseñanza que Dios tiene preparada para usted, amigo oyente.

Cantar de los Cantares 2:1-7


Esta historia es un mensaje maravilloso porque aquí se nos dice
que esta muchacha sulamita, una campesina de las montañas
de Efraín, y el pastor con el cual ella se encontró era el rey
Salomón. De esta forma él ganó su amor. Y aquí en este libro
tenemos por lo menos 5 cánticos. Ahora, hay algunos que dicen
que hay más, pero creemos que cinco son suficientes, en vista
de que él escribió mil cinco cánticos. Aquí pues, tenemos joyas
de gran precio, cada una de estas hermosas descripciones nos
muestran escenas de este idilio amoroso, maravilloso. Es algo
íntimo, es personal, y, en realidad, en un nivel muy elevado.
Ahora, en el capítulo 2, versículo 1, leamos el primer versículo,
que lleva por título y tema
La rosa de Sarón
"Yo soy la rosa de Sarón, el lirio de los valles."
En este versículo la esposa hablaba de sí misma, pero no se
estaba jactando, sino que se estaba comparando con las flores
humildes de esa tierra. Algunas de las últimas traducciones
indican que ella es la que está hablando aquí. Por nuestra parte
ya no creemos que ésta sea su voz, sino que se trata de la voz
del esposo. Ahora, si ella es la que estaba hablando, esta es
realmente una figura del Señor Jesucristo y de la belleza que
El refleja. La frase Yo soy la Rosa de Sarón, y el lirio de los
valles es una declaración que ningún ser humano podría hacer.
Creemos que estas son las palabras del Señor Jesús, y no las
palabras de la esposa. Muchos de los traductores más antiguos
trataron dejar en claro que era el rey el que estaba hablando.
En las viejas Biblias inglesas se especificaba que ésta era la voz
de Cristo, el esposo. En algunas Biblias francesas, italianas y
portuguesas, ésta ha sido identificada como la voz de Cristo.
Estas palabras describen al Señor Jesús. El dijo, en Mateo
11:29, soy manso y humilde de corazón. Si usted o yo
pronunciáramos estas palabras, no revelaríamos humildad en
absoluto, realmente sería una demostración de orgullo. Pero
pronunciadas por los labios del Señor Jesús serían una muestra
de verdadera humildad porque El se inclinó para ser apacible y
humilde. El descendió de la gloria del cielo, y para El, cualquier
cosa por debajo del cielo, inferior al cielo, implica humildad.
Así que aquí tenemos entonces a la rosa de Sarón y el lirio de
los valles. Estas son dos flores muy interesantes. Suponemos
que entre todas las flores y especialmente en el este, la rosa
ha sido la que encabeza la lista. Y la rosa de Sarón es una flor
excepcionalmente hermosa. El valle de Sarón es ese valle
costero que se extiende entre Jope y Haifa. Es pintoresco en
cualquier época del año y en él uno puede ver muchas flores,
entre ellas, las amapolas. Los frutos cítricos se encuentran
entre los mejores del mundo y la mayor parte provienen del
valle de Sarón. Y las rosas crecen allí en abundancia. Y es la
flor tan hermosa que nos habla del Señor.
No creemos que las rosas tuvieran espinas originalmente. No
creemos que estuvieran destinadas a tener espinas. Pero tal
como las conocemos hoy, aun las tienen. Por ello decimos que
incluso la rosa más hermosa nos recuerda que la tierra está
bajo maldición y produce espinas y cardos (como vimos en
Génesis 3:18).
Un autor antiguo escribió: "Si se estableciera a un rey sobre
las flores, sería la rosa la que debería reinar sobre ellas, siendo
el adorno de la tierra, el esplendor de las plantas, el ojo de las
flores, la belleza del campo."
Aquí tenemos un detalle interesante. Cuando en Juan 6:35
Jesús dijo Yo soy el pan de vida. El estaba diciendo que era
algo necesario. El pan es como la esencia de la vida. Lo
necesitamos para mantenernos con vida. Es una necesidad. Y
El es ese alimento para el pecador que perece. Miles de
personas han extendido una mano moribunda, una mano
lánguida, con fe, y han tomado de ese pan, han comido de él
y han vivido. Pero Jesús también dijo, en Juan 15:1, Yo soy la
vid verdadera. Como la vid verdadera, El da la gloriosa y
radiante alegría en el Señor. En Proverbios 31:6 las Sagradas
Escrituras dicen, Dad bebida fuerte al que está pereciendo y
vino al de ánimo amargado. Cristo da alegría, la verdadera
alegría del Señor. Sin embargo, cuando El dijo que era "la rosa
de Sarón" se estaba presentando no como una necesidad pero
como un objeto de pura admiración y deleite a los seres
humanos. ¡Qué admirable ser humano era El! Necesitamos
contemplarle y permitirle ocupar nuestros pensamientos. El es
Aquel que personifica la verdad, la honestidad, la pureza y la
belleza y en quien debemos pensar.
A medida que El caminaba con sus discípulos por los campos,
dijo, en Mateo 6:28, Considerar los lirios del campo, como
crecen; no trabajan ni hilan. Creemos que El nos diría hoy a
usted y a mí: "Considerar la Rosa de Sarón". En otras palabras,
considerémosle a El, pensemos y meditemos en El.
Encontramos la misma invitación en Hebreos 3:1, Considerad
al apóstol y sumo sacerdote de nuestra fe, Cristo Jesús. O sea,
consideremos a Cristo Jesús.
Lirio de los valles
Y esta es la última frase del versículo 1: Yo soy. . . el lirio de
los valles. Esta puede ser una referencia al valle de Esdraelon.
Este valle también tiene hermosas flores. En realidad hay una
abundancia de flores en todos los valles, a lo largo de la costa
al sur de Jope, en el valle del río Jordán, alrededor del Mar de
Galilea. ¿Cuál es el lirio de los valles? Se han planteado
preguntas con respecto a la flor aquí mencionada.
Aparentemente era el iris. El iris crece allí en estado salvaje y
uno puede aun ver muchas de esas flores. Creemos pues que
la flor aquí citada es esa planta humilde, el iris. Cristo es,
entonces, la rosa hermosa y majestuosa, y la humilde iris.
Realmente, El puede decir Yo soy la rosa de Sarón y el lirio de
los valles.
Leamos ahora el versículo 2 de este segundo capítulo del
Cantar de los Cantares:
"Como el lirio entre los espinos es mi amada entre las jóvenes."
Bonar lo expresó de la siguiente manera: "Cerca de los lirios
crecieron varios espinos del desierto. Pero sobre ellos se elevó
el lirio, extendiendo sus hojas frescas y verdes, en contraste
con el deslucido verdor de estos arbustos espinosos". Y aquí
leemos: Como el lirio entre los espinos, así es mi amada entre
las jóvenes. En otras palabras, entre las "jóvenes" (refiriéndose
a las hijas de Jerusalén) la esposa se destaca como el lirio entre
los espinos.
Cristo es el lirio de los valles, es puro; Él es hermoso, por lo
tanto su esposa es también un lirio, porque ella lleva la imagen
de su belleza y la refleja a los hombres. Y eso es lo que tiene
que hacer la Iglesia hoy; tiene que revelar a este mundo lleno
de espinos y cardos la belleza de Cristo. Este es, sin duda, un
hermoso cuadro pintado en la misma naturaleza, que revela la
belleza del Señor Jesucristo.
Continuemos ahora con nuestra historia. La esposa habló
después de su amado usando como comparación a los árboles
del bosque. Leamos el versículo 3, que lleva el título
El manzano en el bosque
"Como un manzano entre árboles silvestres es mi amado entre
los jóvenes. A su sombra deseada me senté y su fruto fue dulce
a mi paladar."
Aquí el manzano entre los árboles silvestres es una figura de
Cristo.
Ahora usted se preguntará de qué clase de árbol se está
hablando aquí. En realidad, las manzanas no crecen en esa
tierra. Podrían cultivarse pero no serían de buena calidad
porque las manzanas requieren un clima más frío. La
"manzana" citada aquí es realmente un cítrico. Probablemente
un naranjo, como admite una de las traducciones de la Biblia.
Los naranjos dan muy buena sombra y tienen un hermoso
aspecto cuando florecen en primavera y despiden un aroma
muy agradable. En algunos países, las flores del naranjo se
usan en las bodas. Y el fruto del naranjo es delicioso y sano.
Hay bosques de cítricos en al valle de Sarón, de los cuales se
obtienen algunos de los mejores cítricos del mundo. Y siempre
han crecido en esa forma. Esa clase de planta ha sido
trasplantada a otras zonas donde no crecía en forma natural.
Pero en Palestina es una clase de planta que crece
naturalmente.
Observemos que aquí se dice A su sombra deseada me senté
y su fruto fue dulce a mi paladar. El naranjo proporciona una
sombra espesa que nos recuerda la frase de Isaías 32:2, como
sombra de gran peñasco en tierra calurosa, y también produce
una fruta refrescante. En este sentido podemos decir que Cristo
es como un maravilloso árbol frutal en contraste con los árboles
silvestres del bosque, que no dan fruto.
Leamos el versículo 4, de este capítulo 2 de Cantar de los
Cantares, en el cual vemos una referencia a
La casa del banquete
"Me llevó a la sala de banquetes y tendió sobre mí la bandera
de su amor."
Aquí vemos el progreso de la historia de la joven sunamita cuyo
corazón fue conquistado por un pastor que después regresó
como el rey Salomón. El rey vino para reclamarla y regresar
con ella al palacio de Jerusalén. Entonces, la condujo a la sala
de banquetes.
En este detalle tenemos una hermosa figura de la iglesia, que
será la esposa de Cristo. También revela la relación personal
que es posible entre el Señor Jesucristo y cada creyente
individual.
Examinemos la frase Me llevó a la sala de banquetes. Este
detalle de la historia probablemente se proyecta
anticipadamente al día del banquete final llamado "la cena de
las bodas del Cordero" en el libro del Apocalipsis. Usted y yo,
como creyentes, estaremos allí por la gracia de Dios. Allí los
creyentes disfrutarán de una satisfacción perfecta. Pero El ya
nos ha traído a la mesa de la salvación, y nos ha traído a la
mesa de la comunión con El. El prepara para nosotros, la mesa
de la Palabra de Dios, y nos dice que comamos y nos
satisfagamos. El nos trae a una mesa donde hay cosas buenas
porque es bondadoso con nosotros.
Podemos retroceder en la historia al tiempo del nacimiento del
Señor Jesús y ver que El ha traído una alegría indescriptible a
un grupo de personas. Allí estaban los ancianos Simeón y Ana
en el templo, esperando por El. Tenían la gran esperanza de
que vendría durante en el curso de sus vidas. Un día, José y
María trajeron al niño Jesús al templo. Y en aquel día, el templo
se convirtió en una sala de banquetes para aquellos dos
ancianos que habían esperando la salvación del Señor.
Incluso antes de ese evento, Dios había traído a José y María a
la sala de banquetes. Cuando el ángel anunció a María que ella
sería la madre del Salvador, fue consciente de que ella, que
estaba en la línea de descendencia de David, sería la que daría
a luz al niño. Observemos lo que dijo en su Magnificat,
registrado en Lucas 1:53, A los hambrientos colmó de bienes,
usando exactamente la misma figura que tenemos en el Cantar
de los Cantares de Salomón, que en este capítulo 2:4 dice, Me
llevó a la sala de banquetes. ¡Qué figura elocuente tenemos
aquí!
Recordemos que en el capítulo 1:4, la oración de la joven era:
¡Llévame en pos de ti! ¡Corramos! No podemos conocer el
éxtasis de esta experiencia a menos que el Espíritu de Dios nos
de discernimiento y abra nuestros ojos para contemplar a
Cristo en Su hermosura y gloria. Estimado oyente, no nos
satisfagamos comiendo restos, sobras o, como el hijo pródigo
de la parábola, rebajándose a comer con los cerdos, cuando
Dios ha preparado semejante banquete para nosotros.
Ahora el texto nos lleva a considerar
La bandera del amor
La segunda parte del versículo 4 completa el pensamiento y el
versículo queda así: Me llevó a la sala de banquetes y tendió
sobre mí la bandera de su amor. Y esa bandera está ondeando
aun sobre nosotros en el día de hoy. La bandera o el
estandarte, tenía en aquellos días muchos significados. Los
ejércitos llevaban banderas cuando salían a la guerra. Creemos
que todos los significados de las banderas están incluidos
cuando la esposa dice tendió sobre mí la bandera de su amor.
La bandera de un ejército como, por ejemplo, los estandartes
de las legiones romanas, era un emblema de conquista. El Hijo
de Dios aun sale a la guerra. Hoy tiene lugar una batalla por
las almas de las personas. El autor de estos estudios nos relató
la siguiente experiencia. "Recuerdo cuando me resistí a Cristo.
Nunca olvidaré las excusas que puse para no asistir a una
conferencia juvenil, para no mezclarme con aquella gente que
iba a estar presente. No estaba interesado en absoluto. Pero,
el Señor abrió el camino y preparó las circunstancias de tal
manera que, cuando me di cuenta, ya estaba allí. Y antes de
tomar conciencia de la realidad, ya había tomado en mi corazón
la decisión de aceptar a Cristo. Por ello puedo decir que Su
bandera sobre mí, fue una bandera de conquista". Hasta aquí
las palabras del profesor McGee.
La bandera es también un emblema de protección. Cuando el
Señor Jesús vino a este mundo, en el día de Su bautismo, el
Padre dio testimonio con estas palabras: Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia, (como vemos en Mateo
3:17), y los enemigos de Jesús no pudieron tocarle hasta que
Su hora no hubo llegado. Así que El fue protegido. Cuando su
hora llegó, le tomaron y le crucificaron. Nunca alcanzaremos a
comprender lo terrible que fue ese proceso. En esa hora El
clamó Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?
(Mateo 27:46).Pero Dios estaba aun complacido con Su Hijo.
Se deleitó en El y le levantó de los muertos. Le libró de la
muerte. Y ahora la bandera de salvación y protección se
encuentra sobre todos aquellos que son Suyos. Como dijo el
apóstol Pablo en Filipenses 4:7, Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús. Así que El le protegerá.
La bandera es también un emblema de alistamiento. Usted
puede alistarse como un soldado. Por cierto, su ejército está
formado totalmente por voluntarios. Ello nos recuerda las
palabras del apóstol Pablo en Romanos 12:1, que dice, Por lo
demás, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que
presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. Pero
recordemos que el Señor también dijo, en Juan 14:15, Si me
amáis, guardad mis mandamientos. ¿Y que pasa si usted no le
ama? ¡Entonces olvídelo! Esta es una bandera de reclutamiento
para voluntarios.
Leamos ahora el versículo 5, que nos coloca ante
La enfermedad de amor
"Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas, porque
estoy enferma de amor."
El Espíritu Santo ha traído al alma salvada a una relación
personal con Cristo que satisface. Repetimos, Dios está
satisfecho con Jesús por lo que El hizo por usted. ¿Está usted
satisfecho? ¿Encuentra usted alegría, satisfacción y placer en
la persona de Cristo? Pase usted tiempo con este libro, el
Cantar de los Cantares. Grandes siervos de Dios a través de
todos los tiempos han dedicado tiempo a este libro. El tiempo
que nosotros le hemos dedicado ha resultado muy significativo
y provechoso.
Este amor maravilloso de Dios es una paradoja. Lo deseamos,
lo anhelamos, y sin embargo la gloria de ese amor es más de
lo que podemos soportar.
Continuemos leyendo el versículo 6 de este segundo capítulo
del Cantar de los Cantares.
"Su izquierda esté debajo de mi cabeza; con su derecha me
abrace."
Aquí dice su izquierda esté debajo de mi cabeza. El puede
salvarnos hasta lo sumo. Y con respecto a la frase con su
derecha me abrace sabemos que el puede guardarnos de la
tentación y protegerle a usted y a mí aquí en la tierra.
Continuemos leyendo el versículo 7:
"¡Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas
del campo, que no despertéis a mi amor! ¡Dejadla dormir
mientras quiera!"
¿Qué era lo que podría despertarle? ¿Qué es lo que podría
molestarle en Su relación de comunión y compañerismo con
usted? Es el pecado y la rebeldía en su vida. Porque no se trata
solo de que hemos de estar satisfechos con El, sino que
también tenemos que procurar que El pueda estar satisfecho
con nosotros.

Cantar de los Cantares 2:8-11


Hoy nos toca comenzar nuestro estudio en el versículo 8 del
capítulo 2. Pero antes de eso, queremos repasar una parte de
lo que dijimos en nuestro programa anterior en el párrafo
titulado
La bandera del amor
La segunda parte del versículo 4 completa el pensamiento y el
versículo queda así: Me llevó a la sala de banquetes y tendió
sobre mí la bandera de su amor. Y esa bandera está ondeando
aun sobre nosotros en el día de hoy. La bandera o el
estandarte, tenía en aquellos días muchos significados. Los
ejércitos llevaban banderas cuando salían a la guerra. Creemos
que todos los significados de las banderas están incluidos
cuando la esposa dice tendió sobre mí la bandera de su amor.
La bandera de un ejército como, por ejemplo, los estandartes
de las legiones romanas, era un emblema de conquista. El Hijo
de Dios aun sale a la guerra. Hoy tiene lugar una batalla por
las almas de las personas. El autor de estos estudios nos relató
la siguiente experiencia. "Recuerdo cuando me resistí a Cristo.
Nunca olvidaré las excusas que puse para no asistir a una
conferencia juvenil, para no mezclarme con aquella gente que
iba a estar presente. No estaba interesado en absoluto. Pero,
el Señor abrió el camino y preparó las circunstancias de tal
manera que, cuando me di cuenta, ya estaba allí. Y antes de
tomar conciencia de la realidad, ya había tomado en mi corazón
la decisión de aceptar a Cristo. Por ello puedo decir que Su
bandera sobre mí, fue una bandera de conquista". Hasta aquí
las palabras del profesor McGee.
La bandera es también un emblema de protección. Cuando el
Señor Jesús vino a este mundo, en el día de Su bautismo, el
Padre dio testimonio con estas palabras: Este es mi Hijo
amado, en quien tengo complacencia, (como vemos en Mateo
3:17), y los enemigos de Jesús no pudieron tocarle hasta que
Su hora no hubo llegado. Así que El fue protegido. Cuando su
hora llegó, le tomaron y le crucificaron. Nunca alcanzaremos a
comprender lo terrible que fue ese proceso. En esa hora El
clamó Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado?
(Mateo 27:46).Pero Dios estaba aun complacido con Su Hijo.
Se deleitó en El y le levantó de los muertos. Le libró de la
muerte. Y ahora la bandera de salvación y protección se
encuentra sobre todos aquellos que son Suyos. Como dijo el
apóstol Pablo en Filipenses 4:7, Y la paz de Dios, que sobrepasa
todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros
pensamientos en Cristo Jesús. Así que El le protegerá.
La bandera es también un emblema de alistamiento. Usted
puede alistarse como un soldado. Por cierto, su ejército está
formado totalmente por voluntarios. Ello nos recuerda las
palabras del apóstol Pablo en Romanos 12:1, que dice, Por lo
demás, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios que
presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro verdadero culto. Pero
recordemos que el Señor también dijo, en Juan 14:15, Si me
amáis, guardad mis mandamientos. ¿Y que pasa si usted no le
ama? ¡Entonces olvídelo! Esta es una bandera de reclutamiento
para voluntarios.
Leamos ahora el versículo 5, que nos coloca ante
La enfermedad de amor
"Sustentadme con pasas, confortadme con manzanas, porque
estoy enferma de amor."
Vemos que aquí que la esposa dice: Sustentadme con pasas,
confortadme con manzanas; porque estoy enferma de amor. El
tema de la enfermedad de amor era común en la poesía del
Cercano Oriente. La esposa se sintió físicamente desfallecida y
pidió ser fortalecida con alimentos.
El Espíritu Santo ha traído al alma salvada a una relación
personal con Cristo que satisface. Repetimos, Dios está
satisfecho con Jesús por lo que El hizo por usted. ¿Está usted
satisfecho? ¿Encuentra usted alegría, satisfacción y placer en
la persona de Cristo? Pase usted tiempo con este libro, el
Cantar de los Cantares. Grandes siervos de Dios a través de
todos los tiempos han dedicado tiempo a este libro. El tiempo
que nosotros le hemos dedicado ha resultado muy significativo
y provechoso.
Un gran siervo de Dios, con el cual uno no podía conversar sin
que tuviera algo que compartir de la Palabra de Dios, dijo en
cierta ocasión: "La otra noche estaba acostado en mi cama y
estaba pensando en lo maravilloso que era el Señor Jesucristo.
Simplemente me parecía como si hubiera una gloria alrededor
de mi cama. No quiero que me entienda mal; no estaba viendo
cosas. Pero era tan maravilloso el contemplar la persona de
Cristo; finalmente, estaba tan emocionado en lo profundo de
mi ser que ya no pude conciliar el sueño y tuve que clamar a
Dios diciendo: ¡Oh, Señor, apaga esa gloria. Este viejo cuerpo
mío ya no puede soportarla más!" Hasta aquí la cita.
Imaginémonos la experiencia del apóstol Pablo cuando fue
transportado al tercer Cielo. Es que la mayoría de nosotros ni
siquiera hemos llegado a colocar nuestros pies en el umbral de
Su presencia. Sabemos tan poco acerca de lo que significa
tener esta clase de comunión con el Señor. Ahora, por
supuesto, esa sublime experiencia encontrará su cumplimiento
total cuando lleguemos a la cena de las Bodas del Cordero.
Erskine explicaba este tema de la enfermedad del amor de una
manera elocuente. Él decía: "El amor del que hablo obra
maravillas en el alma; porque cuando estoy sano, me enferma,
y cuando estoy enfermo, me sana. Me siento vencido,
desfallecido, debilitado, hasta que el amor, al amor tranquilice.
Más amor divino, podría sanar la herida; la herida que el mismo
amor divino provocó. Más del gozo que me hace languidecer
me daría ahora la calma. Y si más de ese amor me matara,
estaría satisfecho de morir de esa enfermedad", Este amor
maravilloso de Dios es una paradoja. Lo anhelamos, y sin
embargo, la gloria de todo ese amor es más de lo que
podríamos soportar.
Continuemos leyendo el versículo 6 de este segundo capítulo
del Cantar de los Cantares.
"Su izquierda esté debajo de mi cabeza; con su derecha me
abrace."
Aquí dice su izquierda esté debajo de mi cabeza. El puede
salvarnos hasta lo sumo. Y con respecto a la frase con su
derecha me abrace sabemos que el puede guardarnos de la
tentación y protegerle a usted y a mí aquí en la tierra.
Continuemos leyendo el versículo 7:
"¡Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas
del campo, que no despertéis a mi amor! ¡Dejadla dormir
mientras quiera!"
¿Qué era lo que podría despertarle? ¿Qué es lo que podría
molestarle en Su relación de comunión y compañerismo (con
usted)? Es el pecado y la rebeldía en su vida. Porque no se
trata solo de que hemos de estar satisfechos con El, sino que
también tenemos que procurar que El pueda estar satisfecho
con nosotros.
Llegamos ahora al segundo canto mencionado aquí.
Aparentemente, Salomón había salido de viaje, Ella le había
estado esperando, anticipando con alegría su regreso al hogar.
¡Cuán hermoso, cuán glorioso es poder ver la emoción de la
esposa esperando con ansiedad el regreso del esposo!
Nosotros, como creyentes, la espera del cumplimiento final se
encuentra en la anticipación de la iglesia por el regreso de
Cristo para recoger a su iglesia del mundo.
Leamos entonces el versículo 8 de este capítulo segundo del
Cantar de los Cantares, en el que la esposa se refiere
directamente a
La voz del amado
"¡La voz de mi amado! ¡Ya viene, saltando sobre los montes,
brincando por los collados!"
Aquí tenemos entonces la exclamación de la esposa ¡La voz de
mi amado!
Recordemos que el Señor Jesucristo dijo algo similar con
respecto a Su voz: Él dijo en Juan 10:27 y 28: 27Mis ovejas
oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen; 28yo les doy vida
eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi
mano. Pero la frase de la esposa, ¡La voz de mi amado! ¡Ya
viene! Nos lleva a la siguiente reflexión. ¿Ha pensado usted
alguna vez en que en el momento del arrebatamiento de la
iglesia, la voz que se escuchará será la del Hijo de Dios? La
iglesia está formada por aquellas personas que han oído sobre
El. Nosotros hemos oído acerca de Su muerte, entierro y
resurrección. Hemos confiado en El. Por Su Palabra y el Espíritu
Santo escuchamos su voz hoy, así que cuando El venga otra
vez reconoceremos Su voz. El dijo, Mis ovejas oyen mi voz. Es
decir, que sus ovejas saben quién es El.
Cuando el Señor Jesús venga a recoger a Su iglesia de este
mundo, tal evento ocurrirá tal como lo describió el apóstol
Pablo en 1 Tesalonicenses 4:16: 16El Señor mismo, con voz de
mando, con voz de arcángel y con trompeta de Dios,
descenderá del cielo. La "voz de mando", "la voz" y "la
trompeta" forman parte del sonido de Su voz. Como dice en el
Cantar de los Cantares la esposa, en el versículo que hemos
leído: ¡la voz de mi amado! ¡ya viene! ¡Qué hermosa figura del
encuentro de la iglesia con su Señor!
Podemos contrastar este encuentro con la venida del Señor
Jesús para reinar en la tierra. Entonces ya no será el sonido de
una voz sino una contemplación tremenda de Su gloria. El
llamado no será dirigido a los oídos, como en el arrebatamiento
de la iglesia, sino que será dirigido a la vista, cuando El venga
a la tierra. En Mateo 24:30 se describe ese acontecimiento de
la siguiente manera: 30Entonces aparecerá la señal del Hijo del
hombre en el cielo, y todas las tribus de la tierra harán duelo
cuando vean al Hijo del hombre venir sobre las nubes del cielo,
con poder y gran gloria. Sin embargo, en contraste, en el
arrebatamiento de la iglesia los Suyos oirán Su voz, como la
oyó la esposa de este poema que estamos estudiando, y que
la llevó a exclamar ¡La voz de mi amado!
Y en el versículo 8 continuó diciendo la esposa: ¡Ya viene,
saltando sobre los montes, brincando por los collados! Este es,
por supuesto, un lenguaje poético. Es una canción, y Dios
estaba hablándonos a nosotros a través de ella.
Se ha hablado mucho sobre los pies de Jesús. En realidad, el
autor de estos estudios desarrolló una serie de mensajes, hace
muchos años, sobre los miembros del cuerpo del Señor
Jesucristo. Habló sobre los ojos de Jesús, que estuvieron
empañados por las lágrimas, sobre los labios de Jesús, sobre
Sus manos, y sobre Sus pies.
El Salmista, en el Salmo 18:33, se expresó de la siguiente
forma: quien hace mis pies como de venados y me hace estar
firme sobre mis alturas. Y el Salmo 22 lleva el título de "Aijeleth
Shahar, que significa "La cierva de la aurora". Nos revela al
Señor Jesucristo en el día de Su aflicción, en Su sufrimiento y
muerte en la cruz. Es una figura de la cierva de la mañana. Los
perros han estado siguiendo a la cierva durante toda la noche.
Habían rasgado su carne. Había intentado destruirla. El
versículo 16 de este Salmo 22 dice: Perros me han rodeado;
me ha cercado una banda de malignos; desgarraron mis manos
y mis pies. Pero cuando el sol se eleva en el horizonte, ¿qué
encontramos? Que El es la cierva de la mañana, en pie sobre
la cima de la montaña. Ha sido librado de la muerte, Y El está
regresando; saltando por las colinas, brincando por las
montañas. No podríamos imaginar una figura poética más
hermosa del Señor Jesús en Su regreso a la tierra.
Permítanos citar nuevamente lo que Erskine dijo: "Cuando mi
complaciente Salvador encontró múltiples obstrucciones, de
cada obstáculo que se interpuso en su camino, hizo una
pasadera."
El convirtió a las piedras de tropiezo en pasaderas, El hizo un
camino para nosotros, y El es el camino para nosotros. Y hoy
tenemos esa figura de su regreso, de Aquel que es como la
cierva, o el corzo, o el joven ciervo que está saltando por las
colinas y las montañas.
Otro poeta lo expresó así: "La voz de mi Amado resuena sobre
las rocas y los montes. Sobre montañas de culpabilidad y
mares de dolor, Él salta, Él vuela y se acerca para darme
alivio".
Leamos ahora el versículo 9, en el cual la esposa ve a su amado
Detrás de nuestra pared
"Semejante a una gacela es mi amado; como un joven
cervatillo. Helo aquí, está tras nuestra pared, mirando por las
ventanas, atisbando por las celosías."
Él se encuentra hoy detrás de la pared. Él se ha ido a la diestra
de Dios, y nosotros nos encontramos aquí en la tierra. Fue lo
mismo que ocurrió cuando el Señor Jesucristo fue a la montaña
a orar después de haber alimentado a los 5.000 y, al mismo
tiempo, los Suyos se encontraban en el Mar de Galilea en una
tormenta. Esa es la situación hoy. Yo estoy aquí pasando por
una tormenta y El se encuentra allá a la derecha de Dios.
Él se encuentra del otro lado de la pared. Y todo lo que está
debajo del sol está tratando de evitar que nos acerquemos a
Él: el sistema de valores del mundo, nuestra naturaleza física
o carnal, y el diablo. Pero El aun nos dice lo mismo que le dijo
a Zaqueo (en Lucas 19:5). Date prisa, desciende, porque hoy
es necesario que me hospede en tu casa. El aun nos dice que
quiere entrar y cenar con nosotros, así como fue a la casa de
aquel viejo publicano o recaudador de impuestos, y tuvo
momentos de comunión y compañerismo con él. El se acercará
a usted si usted le invita. El es Aquel de quien Juan el Bautista
dijo en Juan 1:26): en medio de vosotros está uno a quién
vosotros no conocéis. Y en la actualidad, el mundo no le
conoce. El está detrás de la pared, una pared de indiferencia,
una pared de rebelión contra Dios, una pared de pecado. ¡Qué
imagen!
Leamos ahora los versículos 10 y 11, en los cuales la esposa
comienza a entonar
La canción de su regreso
"Habló mi amado, y me dijo: «Amada mía, hermosa mía,
levántate y ven. Ya ha pasado el invierno, la lluvia ha cesado y
se fue"
Esta canción se inicia con las palabras Amada mía, hermosa
mía, levántate y ven. Recordemos que Cristo amo a la Iglesia
y se entregó a sí mismo por ella. Lo hizo porque va a venir a
recoger a la Iglesia de este mundo. El va a presentársela a sí
mismo como una iglesia purificada, y todos los creyentes
necesitamos esa purificación. El nos santifica y nos limpia con
el lavamiento del agua que se realiza por medio de la Palabra.
Por tal motivo realizamos un estudio de la Biblia. El quiere
presentarse a sí mismo una iglesia radiante, sin mancha ni
arruga ni ninguna otra imperfección. El quiere que la Iglesia
sea santa e intachable. Es por esa razón que en este poema
del Cantar de los Cantares el hace este llamado: Amada mía,
hermosa mía, levántate y ven.
Y el versículo 11 continúa con la letra de la canción, diciendo:
Ya ha pasado el invierno. Y realmente, en este mundo hace
frío, un gran frío espiritual. Y la letra sigue diciendo: la lluvia
ha cesado y se fue. Las tormentas de la vida, entonces ya
habrán amainado. Estimado amigo cristiano, ¿está usted
enfrentando dificultades? En Juan 16:33, el Señor les dijo a los
Suyos: en el mundo tendréis aflicción. No caiga en la depresión
si usted está teniendo problemas. Esos disgustos constituyen
una de las señales de que usted pertenece a Cristo, de que
usted es un hijo de Dios. Pero cuando el regrese, todos los
problemas desaparecerán. El enjugará toda lágrima de sus
ojos, Todos los corazones quebrantados serán sanados. Todas
las penas desaparecerán cuando estemos en Su Presencia. Por
ello estimado oyente, estas palabras del versículo 11, resumen
nuestra esperanza, la esperanza de todos los cristianos: Ya ha
pasado el invierno, la lluvia ha cesado y se ha ido. Y como
veremos más adelante, brotarán las flores en la tierra y
entonces, habrá llegado el tiempo de la canción.

Cantar de los Cantares 2:12-15


En el día de hoy, amigo oyente, regresamos al Cantar de los
Cantares y estamos considerando el capítulo 2.
Esta canción que comenzamos a considerar en nuestro
programa anterior, se inicia en el versículo 10 con las palabras
Amada mía, hermosa mía, levántate y ven. Recordemos que
Cristo amo a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella. Lo hizo
porque va a venir a recoger a la Iglesia de este mundo. El va a
presentársela a sí mismo como una iglesia purificada, y todos
los creyentes necesitamos esa purificación. El nos santifica y
nos limpia con el lavamiento del agua que se realiza por medio
de la Palabra. Por tal motivo realizamos un estudio de la Biblia.
El quiere presentarse a sí mismo, una iglesia radiante, sin
mancha ni arruga ni ninguna otra imperfección. El quiere que
la iglesia sea santa e intachable. Es por esa razón que en este
poema del Cantar de los Cantares él hace este llamado: Amada
mía, hermosa mía, levántate y ven.
Y el versículo 11 continúa con la letra de la canción, diciendo:
Ya ha pasado el invierno. Y realmente, en este mundo hace
frío, un gran frío espiritual. Y la letra sigue diciendo: la lluvia
ha cesado y se fue. Las tormentas de la vida, entonces ya
habrán amainado. Estimado amigo cristiano, ¿está usted
enfrentando dificultades? En Juan 16:33, el Señor les dijo a los
Suyos: en el mundo tendréis aflicción. No caiga en la depresión
si usted está teniendo problemas. Esos disgustos constituyen
una de las señales de que usted pertenece a Cristo, de que
usted es un hijo de Dios. Pero cuando el regrese, todos los
problemas desaparecerán. El enjugará toda lágrima de sus
ojos, Todos los corazones quebrantados serán sanados. Todas
las penas desaparecerán cuando estemos en Su Presencia. Por
ello estimado oyente, estas palabras del versículo 11, resumen
nuestra esperanza, la esperanza de todos los cristianos: Ya ha
pasado el invierno, la lluvia ha cesado y se ha ido.
Y en los versículos 12 y 13 leemos:
"Han brotado las flores en la tierra ha venido el tiempo de la
canción y se oye el arrullo de la tórtola en nuestro país. Ya la
higuera ha madurado sus higos y las vides en flor, han
esparcido su fragancia. Levántate amada mía, hermosa mía y
ven conmigo."
En relación con el anuncio Han brotado las flores en la tierra
diremos que cuando el Señor Jesús venga a buscar a los Suyos
para llevarles a la hermosa casa que les ha preparado, creemos
que verán también un maravilloso jardín de flores. Nos agrada
pensar que en la Nueva Jerusalén habrá una gran abundancia
de flores.
Continúa el texto diciendo que ha venido el tiempo de la
canción y se oye el arrullo de la tórtola en nuestro país. Esta
es otra hermosa expresión poética. Parece indicar que habrá
mucha música y canciones cuando lleguemos a la presencia del
Señor.
¿Ha observado usted que se registraron muchas canciones
cuando se inició la historia que narran los Evangelios? El
Evangelista Lucas fue el que comenzó a escribir su relato
retrocediendo más en los hechos del nacimiento de Cristo, más
que cualquiera de los escritores de los otros Evangelios, y
registró las canciones. En ese Evangelio encontramos la
canción de Zacarías, la canción de Elisabeth, la canción de
María, la canción de Ana y la canción de Simeón. Hubo muchas
canciones conectadas con Su nacimiento. Y la iglesia comenzó
cantando y la alegría de aquellos cristianos fue lo que llamó la
atención hacia ellos en el mundo romano. Algún día, cuando
lleguemos a Su presencia cantaremos una nueva canción al
Señor, por Sus maravillosas obras. Muchos de nosotros no la
podemos cantar ahora porque Dios no nos ha creado con una
voz apropiada para cantar, pero cuando tengamos un cuerpo
nuevo, podremos cantar esa nueva canción. Hasta que llegue
ese momento, podemos elevar nuestro corazón con la alabanza
que El merece recibir. El mismo canto de los pájaros y el brote
de los capullos de las flores de la tierra tendrían que
recordarnos la deuda de alegre gratitud que le debemos por Su
gran salvación.
Es interesante observar que en algunas Biblias antiguas "el
tiempo de la canción" se tradujo como "el tiempo de la poda".
La época del canto de los pájaros es también la época de la
poda de las viñas. La rama que es podada para que de más
fruto y la canción que, figurativamente, es podada para reflejar
más belleza, son expresadas de la misma forma por los
escritores hebreos, lo cual hace difícil determinar si en estos
casos ha de traducirse "cantando" o "podando". Podar las viñas
fue exactamente lo que el Señor Jesús iba a hacer. En Juan
15:1 y 2, El dijo: 1»Yo soy la vid verdadera y mi Padre es el
labrador. 2Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará;
y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más
fruto. Estimado oyente, usted y yo estamos viviendo en una
época de poda, pero el tiempo de la canción aun está delante
de nosotros.
Tenemos también en este versículo 12 la frase Se oye el arrullo
de la tórtola en nuestro país. La tórtola es una especia de
paloma salvaje. La paloma siempre ha sido el emblema de la
paz. La razón para ese simbolismo es que en el relato Bíblico
la paloma salió del arca de Noé trayendo una rama de olivo
cuando bajó el nivel de las aguas del diluvio. Fue una señal de
paz, porque el juicio había llegado a su fin.
La tórtola también nos habla de que nuestra salvación es
completa porque el juicio ya ha pasado. Y ha pasado porque
Cristo sufrió el juicio por nosotros. Él lo soportó en nuestro
lugar. Yo soy salvo en el día de hoy no por lo que soy, sino a
causa de lo que el Señor Jesucristo hizo. Y hoy, estimado
oyente, sus pecados se encuentran sobre usted o están sobre
Cristo. Y si están sobre usted, aun tendrá que presentarse al
juicio. Pero si usted ha confiado en Cristo, sus pecados fueron
llevados por El en la cruz. El los llevó en lugar suyo, y para
usted, el juicio ya ha pasado. Y por la fe usted puede apropiarse
de la salvación. Así que la tórtola que tenemos aquí nos habla
de la paz que Él ha logrado para nosotros.
Esa es la razón por la cual no sólo unos pocos de los creyentes
irán a encontrarse con Cristo cuando el venga a recoger a Su
iglesia. Hay algunas personas que opinan que sólo los
creyentes de un nivel superior de santidad irán con Cristo en
esa ocasión. Sin embargo, el ser llevado con Cristo cuando
venga a recoger a Su iglesia es la esperanza de cada creyente.
Todos los creyentes iremos a estar con El no por nuestros
niveles de santidad sino porque Cristo Jesús, hizo la paz por
medio del derramamiento de Su sangre en la cruz, y por el cual
tenemos el perdón de todos nuestros pecados. Y la tórtola es
un símbolo de esta realidad.
Uno puede escuchar a estas aves muy temprano en la mañana.
Nos anuncian que un nuevo día se acerca. Nos habla del hecho
de que "la época del invierno ya ha pasado. La llovizna se ha
ido y llega la primavera. La tórtola sagrada que escuchamos
proclama nuevamente un año de alegría, en el que podamos
escuchar al Señor Jesucristo decir: "Amada mía, levántate y
ven; y nuestros corazones partirán más veloces que el viento,
dejando atrás toda alegría terrenal". Watts fue quien dijo eso,
y creemos que ese hombre dedicó mucho tiempo al estudio del
Cantar de los Cantares,
El versículo 13 continúa diciendo: Ya la higuera ha madurado
sus higos, y las vides en flor han esparcido su fragancia. Estas
son señales de la llegada de la primavera. Y termina diciendo
el versículo: Levántate amada mía, hermosa mía, y ven
conmigo. Recordemos que 1 Tesalonicenses 4:16 nos dice: los
muertos en Cristo resucitarán primero. Y el Señor Jesucristo
dijo en Juan 14.2-3, 2En la casa de mi Padre muchas moradas
hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues, a
preparar lugar para vosotros. 3Y si me voy y os preparo lugar,
vendré otra vez y os tomaré a mí mismo, para que donde yo
esté, vosotros también estéis. Estas palabras se conectan
directamente con el llamado que encontramos aquí, el llamado
del amado esposo que dice: Levántate amada mía, hermosa
mía, y ven conmigo.
Ahora, leamos el versículo 14, de este capítulo 2, de Cantar de
los Cantares, en el que encontramos que el amado ve a la
amada, como a
La paloma en las grietas de la roca
"Paloma mía, que anidas en lo oculto, en las grietas de la roca,
en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro,
hazme oír tu voz, porque tu voz es dulce y hermoso tu
aspecto»."
En el Salmo 74:19, el salmista hizo esta súplica: No entregues
a las fieras el alma de tu tórtola. Muchas veces nos habremos
formulado la pregunta: ¿nos librará el Señor? Se nos ha dicho
que El nos esconderá en las grietas de la roca, y que la roca
simboliza a Cristo. El es la roca sobre la cual está edificada la
iglesia. El sufrió nuestro juicio y podemos descansar en El. Y
esta verdad debería traernos no solo satisfacción sino también
seguridad. Si usted, estimado oyente, se encuentra hoy sobre
la Roca, usted está seguro. Incluso si usted no reconoce la
certeza de esta realidad, aun así está a salvo. En cierta ocasión
se estrelló un barco contra la costa y un marinero fue lanzado
sobre una de las rocas, sobre la cual él quedó asido, y en gran
peligro hasta que bajó la marea. Más tarde un amigo le
preguntó: Oye, "¿no temblabas de miedo cuando te
encontrabas aferrado a esa roca?" El otro contestó: "Sí, he
temblado, pero la roca no".
La paloma es también un símbolo del Espíritu Santo. En el
momento de Su Bautismo, el Espíritu descendió como una
paloma sobre el Señor Jesús. Y todos aquellos que están unidos
a Cristo, tienen a ese Espíritu Santo habitando en ellos. Dijo el
apóstol Pablo en Romanos 8:9, si alguno no tiene el Espíritu de
Cristo, no es de él. Y los verdaderos creyentes son como las
palomas en su sencillez y en su dulzura. En Mateo 10:16 el
Señor nos aconsejó ser prudentes como serpientes y sencillos
como palomas. Nos imaginamos a la paloma como un ave
torpe, de escasa inteligencia. A veces sufren accidentes por no
apartarse de los coches y parecen no tener noción del peligro.
Pues, bien, nosotros no sólo necesitamos ser sencillos como
palomas sino que tenemos que también ser sabios, prudentes
como serpientes, en este mundo en el cual nos encontramos.
De otro modo, no seremos conscientes del peligro.
La paloma es un ave tímida. El Señor dijo en Oseas 11:11;
Como aves acudirán velozmente de Egipto, y de la tierra de
Asiria como palomas; y yo los haré habitar en sus casas, dice
el Señor. La paloma necesita un lugar para esconderse en las
grietas de las rocas. Cristo es la hermosa figura de la Roca que
fue herida por nosotros. Como alguien dijo muy
acertadamente: "yo me introduje en el corazón de Cristo a
través de una herida de lanza". Un famoso himno, que
transcribimos a continuación, está basado en esta idea:
Roca de los siglos, tu, fuiste herida, sí, por mí.
Anhelando la salud, yo me escondo, Cristo en ti.
De la ira sálvame. De mis culpas lávame.
Aunque fuere siempre fiel y llorare sin cesar.
Del pecado no podré justificación lograr.
Ningún precio traigo a ti, más tu cruz es para mí.
Mientras tenga que vivir en el valle mundanal
Cuando tenga que subir a tu augusto tribunal
Cúbreme de tu piedad, ¡Roca de la eternidad!
Leamos ahora el versículo 15, en el que la esposa y el esposo
nos hablan de
Las zorras pequeñas
"¡Cazadnos las zorras, esas zorras pequeñas que destruyen las
viñas, nuestras viñas en flor!"
Ellos pudieron colocar una valla o un cerco para impedir el paso
de las zorras grandes, pero tenían el problema de las zorras
pequeñas, que podían introducirse fácilmente a través del
cerco. Ellas eran las que entrarían y destruirían las uvas y las
viñas jóvenes. Este detalle tiene un mensaje para nosotros. Las
zorras ilustran los pecados sutiles, y las personas que actúan
como las zorras, pueden corromper a otros. Ambos fueron
expuestos públicamente por Juan el Bautista. En lo relacionado
con los pecados sutiles él dijo, en Lucas 3:11, 13-14, El que
tiene dos túnicas, dé al que no tiene; y el que tiene que comer,
haga lo mismo. . . No exijáis más de los que os está ordenado.
. . No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con
vuestro salario. Después, Juan el Bautista señaló con su dedo
acusador a Herodes, a quien el Señor llamó aquella zorra
(Lucas 13:32) y le dijo que no tenía derecho a casarse con la
mujer de otro hombre. Realmente, un predicador nunca podría
hacerse popular diciendo esas cosas. Y así fue que el viejo
Herodes hizo matar a Juan el Bautista, quien fue decapitado.
Y sin embargo, son las zorras pequeñas las que se introducen
en el cristianismo contemporáneo y causan dificultades. Son
los pecados los que perjudican la comunión, el compañerismo
entre los creyentes, y arruinan la vida cristiana. Por ejemplo,
están los pecados de omisión. El apóstol Santiago en 4:17 dijo:
El que sabe hacer lo bueno y no lo hace, comete pecado. Aquí,
figurativamente hablando, tenemos a una de las zorras
pequeñas. Es lo que hemos llamado el pecado de omisión, es
decir, el abstenerse de haber hecho algo bueno. ¡Cuántas
veces habremos visto que podíamos hacer algo para Dios y no
lo hicimos! Debemos reconocer que el Señor Jesucristo iba de
un lado para otro, haciendo el bien.
Si examinamos nuestra vida descubriremos acciones que
tuvimos la intención de llevar a cabo, pero simplemente se
quedaron en buenas intenciones, por dejadez, por pereza.
(Cuantas veces nos habremos propuesto colaborar con las
misiones, pero no le dimos la debida importancia a la causa de
la propagación de la Palabra de Dios.) Cuántas veces nos
habremos propuesto orar por alguien que lo necesitaba, pero
fuimos negligentes al no cumplir esa responsabilidad.
Recordemos las palabras del profeta Samuel, en 1 Samuel
12:23; Así que lejos esté de mi pecar contra el Señor, dejando
de orar por vosotros. Estos son algunos de estos pecados
pequeños de omisión. Son como las zorras pequeñas que
estropeaban las viñas.
Aquí tenemos otro ejemplo de esas zorras pequeñas. Dijo Pablo
en Romanos 14:23, que todo lo que no proviene de fe, es
pecado. Con mucha frecuencia tomamos una decisión por
nuestra propia cuenta, pero intentamos llamarlo un paso de fe.
Sabemos que no fue realmente un acto de fe; sabemos que
simplemente quisimos hacer algo a nuestra manera. Y eso es
pecado. Es como una zorra pequeña que se introduce y
estropea la obra de Dios. Tenemos la tendencia de apoyarnos
en una caña débil y gastada, tratando de sostenernos con ella
y, al mismo tiempo, mantener una actitud piadosa. Y
pronunciamos frases como, por ejemplo, "Estoy haciendo esto
porque Dios me está guiando a hacerlo", cuando sabemos que
no es cierto. Al decir cosas así, obramos con ligereza. EL pasaje
que acabamos de leer en la carta a los Romanos nos dice que
todo lo que no se hace con fe, es pecado.
Y luego existe otro pecado, otra zorra pequeña, que a veces se
ve entre cristianos, y que fue señalado por el apóstol Santiago
en 2:8 y 9, Si en verdad cumplís la ley real conforme a la
Escritura: Amarás a tu prójimo como a ti mismo, bien hacéis.
Pero si mostráis favoritismo, cometéis pecado y sois hallados
culpables por la ley como transgresores. Las alternativas que
ofrece este pasaje son claras. El amor es lo correcto, El
favoritismo es pecado. La llamada "ley real" fue dada en
Levítico 19:18, y conformada por Cristo en Mateo 22:39. La ley
es "real" porque fue decretada por el Rey de Reyes, El amor
que Dios derrama en el corazón de los creyentes por la obra
del Espíritu Santo va más allá de los afectos o preferencias
humanas, preferencias que surgen de nuestra naturaleza
caída, controlada por el pecado. Ese amor divino no da lugar a
esas actitudes de favoritismo o parcialidad. Muchas veces a los
cristianos les cuesta desprenderse de ciertos prejuicios sociales
o raciales y verdaderamente necesitan de la ayuda de Dios para
corregir esa actitud negativa hacia unos y positiva hacia otros,
de acuerdo con sus conveniencias personales. Ese favoritismo
realmente perjudica las relaciones entre cristianos, crea
situaciones injustas de discriminación y alimenta el
resentimiento entre unos y otros. Es una de las causas que más
puede distanciar a las personas y produce heridas que solo Dios
puede curar en la autoestima de las personas.
Está también otra actitud que se puede comparar a una zorra
pequeña. Y es el no contribuir con libertad, de buen grado y
generosamente a la obra de Dios. Lo incorrecto no tiene solo
que ver con la cantidad. Lo malo es la actitud, la hipocresía de
todo ello. Muchas veces hablamos o cantamos de nuestra
entrega, cuando en el fondo no hay un corazón entregado ni
una vida consagrada a Dios, que le coloca a Él en el primer
lugar. Y la falta de consagración está íntimamente ligada a la
motivación. En ese sentido resulta inevitable recordar el
episodio relatado en Marcos 14. Jesús estaba sentado frente al
lugar en que se depositaban las ofrendas, observando cómo la
gente echaba sus monedas en el arca de las ofrendas del
templo. Muchos ricos echaban grandes cantidades. Pero
entonces llegó una viuda pobre que echó dos monedas de muy
poco valor. En ese momento Jesús llamó a Sus discípulos y les
dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que
todos los contribuyentes al tesoro; porque todos ellos echaron
de lo que les sobra, pero ella, de su pobreza echó todo lo que
poseía, todo lo que tenía para vivir. Dios mira la motivación y
la entrega del corazón. Bien dijo San Pablo en 2 Corintios 9:7,
hablando sobre las ofrendas. Que cada uno de cómo propuso
en su corazón; no de mala gana ni por obligación. Porque Dios
ama al dador alegre.

antar de los Cantares 2:16-3:11


Llegamos hoy, amigo oyente, al versículo 16 de este capítulo 2
de Cantar de Los Cantares. Hoy comenzamos un párrafo que
podríamos titular
La noche anterior al amanecer
Esta hermosa declaración sigue inmediatamente a la canción
del regreso del esposo, que es simbólico del momento en que
Cristo vendrá a recoger a Su Iglesia. Leamos las palabras de la
esposa en el versículo 16:
"¡Mi amado es mío y yo soy suya! Él apacienta entre los lirios."
Esta canción de Salomón expresa el estado espiritual más
elevado de la relación que existe entre el Señor Jesucristo y el
creyente. Ningún otro libro de la Biblia representa mejor que el
Cantar de los Cantares esta relación, y en un nivel mayor que
éste. La frase Mi amado es mío y yo suya es una de las
verdades teológicas más profundas, que el Señor Jesús
expresó en siete simples palabras, en Juan 14:20, cuando dijo:
vosotros en mí y yo en vosotros. Y en nuestro pasaje de hoy
hemos visto que la esposa dijo mi amado es mío, y yo suya,
En realidad, el Señor Jesucristo dijo: "Aquí, en la tierra, yo
ocupé vuestro lugar cuando morí en la cruz. Yo estoy en
vosotros. Ahora vosotros tenéis que mostrar mi vida aquí en la
tierra". (Por supuesto, solo podemos hacerlo en el poder del
Espíritu Santo).Pero nosotros estamos en El, allí arriba, en otra
dimensión, sentados en los lugares celestiales, aceptados en el
Amado, unidos a Él, resucitados con Cristo. El apóstol Pablo
dijo en Colosenses 3:1, 1Si, pues, habéis resucitado con Cristo,
buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la
diestra de Dios. Esta es una declaración maravillosa en
realidad. Estimado oyente, si usted es un hijo de Dios, debería
decirle que le ama.
Usted y yo vivimos en un día en el que quizá no tengamos
mucho de las riquezas de este mundo, sin embargo, desde un
punto de vista espiritual, somos ricos. En Su gracia infinita, Él
nos ha hecho ricos. Dijo el apóstol Pablo en 1 Corintios 3:21 al
23: Así que nadie se jacte en los hombres, porque todo es
vuestro: ya sea Pablo, o Apolos, o Cefas, o el mundo, o la vida,
o la muerte, o lo presente, o lo por venir, todo es vuestro, y
vosotros de Cristo, y Cristo de Dios. O sea que pertenecemos
a Cristo. Y Él es nuestro. Él nos pertenece; Él es nuestro
Salvador. Él Señor nuestro Pastor. Nosotros deberíamos
acercarnos bien a Él para apropiarnos de estas gloriosas
bendiciones espirituales que nos pertenecen. Y,
verdaderamente, hemos alcanzado un nivel alto de vida
espiritual cuando usted y yo podemos decir: Mi amado es mío,
y yo suya.
Después vemos otra hermosa imagen en la frase Él apacienta
entre lirios. Nos habla nuevamente del reclinatorio cubierto de
flores sobre el cual él se sentaba ante la mesa del banquete.
Nos habla de satisfacción, de comunión, de alegría y de todo
aquello que es maravilloso. El mundo está buscando estas
cosas. Las personas están intentando pasárselo en grande.
Bueno, hagámoslo entonces, y disfrutemos de la vida
sentándonos a la mesa de Cristo y alegrándonos en El. Este
sería un alto nivel espiritual. Nos tememos que muchos de
nosotros tendríamos que hacer nuestras las palabras del
salmista en el Salmo 139:6, cuando dijo no lo puedo alcanzar.
Entonces tenemos que clamar como lo hacía la esposa y decir:
¡Llévame en pos de ti! ¡Corramos! No podemos correr la
carrera que se extiende delante de nosotros hasta que no solo
veamos a Jesús, sino que nos apropiemos de Su poder en
nuestras vidas. Entonces podremos decir, como la esposa del
relato, Mi amado es mío y yo suya.
Leamos ahora el versículo 17 de este segundo capítulo:
"Mientras despunta el día y huyen las sombras, vuelve, amado
mío, como una gacela o un cervatillo por los montes de Beter."
Aquí regresamos a la figura de Cristo como el ciervo de la
mañana. Recordemos que pudimos observarle en esa mañana
tan brillante (en el versículo 8), cuando Él estaba triunfante
sobre la cima de la montaña. Durante toda la noche los
cazadores habían estado tratando de quitarle la vida y los
feroces perros de caza intentando alcanzarle. Fue una noche
terrible. El descendió por la puerta de la muerte, pero después
ascendió y cruzó la puerta de la resurrección. Ahora, a la luz
de ese acontecimiento, aunque usted y yo estemos viviendo en
un mundo oscuro, podemos esperar con ansia el amanecer.
Estimado oyente, permita que la redención que usted tiene en
Cristo, y que todo aquello que Él ha hecho tenga para usted
sentido, un significado personal. Descanse usted en ello.
Permita que sea su consuelo. Que sea como una almohada
donde su cabeza pueda reposar en las horas oscuras de esta
vida, como dice en este versículo 17, mientras despunta el día
y huyen las sombras.
Y llegamos ahora al
Capítulo 3
Al comenzar este capítulo aún nos encontramos en la segunda
canción, pero podríamos decir que entramos en su segunda
estrofa. Sin embargo, comienza una nueva sección, que está
presentada en una escena totalmente diferente.
Al principio de este libro nos encontrábamos en el país
montañoso de Efraín, donde vimos a una joven y a su familia
que eran agricultores arrendatarios. En este momento del
relato, Salomón había conquistado su corazón y la había traído
con él a Jerusalén.
Leamos entonces los versículos 1 y 2 de este capítulo 3, en los
cuales vemos a la esposa ocupada en
Una búsqueda nocturna
"Por las noches busqué en mi lecho al amado de mi alma; lo
busqué, mas no lo hallé. Pensé entonces: «Me levantaré,
recorreré la ciudad, y por calles y plazas buscaré al amado de
mi alma». Lo busqué, mas no lo hallé."
Ahora la escena ha cambiado al palacio de Jerusalén, a donde
el rey había llevado a su esposa. Ella se había quedado sola
porque el rey quizás se encontraba lejos atendiendo los
asuntos del reino. Lo que está registrado en esta parte del
relato, es un sueño que refleja la angustia de su separación y
en el cual ella finalmente, sale a buscarlo por las calles de la
ciudad.
Dice aquí, por las noches busqué en mi lecho al amado de mi
alma. Esta frase tiene una hermosa aplicación espiritual a
nuestra relación con Cristo. Cuando nos espera un día atareado
y con presiones, pensamos que debemos tener una buena
noche de descanso. Pero si preferimos el descanso a Cristo,
puede que logremos dormir nuestras 7 u 8 horas, pero
habremos perdido el contacto con Aquel que es, mucho mejor
que el descanso. Un expositor Bíblico lo expresó de esta
manera: "Pero si Cristo es el primero, el mejor y el más
necesario, si El significa más para nosotros que el alimento o
el descanso, puede ser hallado rápidamente con frecuencia,
aunque no siempre, sin una pérdida real del tiempo o el
descanso que estábamos dispuestos a sacrificar por causa de
Él. Nuestro descanso nos resultará entonces dulce y
refrescante, porque el Señor mismo está habitando en
nosotros, y descansando con nosotros."
En el versículo 2 la esposa dice: Me levantaré, recorreré la
ciudad, y por calles y plazas buscaré al amado de mi alma. El
acto de levantarse de su lecho y salir a recorrer toda la ciudad
en su búsqueda indica una determinación de buscar al Señor.
En la frase Lo busqué, mas no lo hallé vemos su honesta
confesión. Muchas personas nunca encuentran a Cristo porque
nunca le buscan. ¡Cuantos que profesan ser cristianos, que se
sientan en los bancos de una iglesia cada domingo, nunca se
enfrentan sinceramente con esta realidad: "no lo hallé"! Sin
embargo, El ha prometido que será hallado por los que le
busquen con todo su corazón. O, como lo expresó el apóstol
Santiago en 4:8, Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros.
Continuemos leyendo el versículo 3 de este tercer capítulo:
"Me hallaron los guardias que rondan la ciudad, y les pregunté:
«¿Habéis visto al amado de mi alma?»."
Los centinelas parecieron ser efectivos en ayudarle a encontrar
a su amado. Al menos, ella estaba a una corta distancia de ellos
cuando le encontró. Continuemos leyendo el versículo 4:
"Apenas me aparté de ellos un poco, hallé al amado de mi
alma; me así a él, y no lo dejé hasta llevarlo a casa de mi
madre, a la habitación de quien me dio a luz."
Aquí vemos la gran recompensa que recibió por su búsqueda,
cuando ella dijo hallé al amado de mi alma. Aquí citamos
nuevamente al poético expositor Bíblico que citamos antes, y
que escribió lo siguiente: "Le encontré. Yo, un hombre,
encontré al Señor de la gloria; Yo, un esclavo del pecado,
encontré al gran Libertador; Yo, un hijo de la oscuridad,
encontré a la Luz de la vida; Yo, el mayor de los perdidos,
encontré a mi Salvador y a mi Dios; Yo, como viuda y desolada,
¡encontré a mi Amigo, a mi Amado, a mi Esposo! Id y haced lo
mismo, hijas de Sión, y El será hallado por vosotras, "porque
entonces le encontraréis, cuando lo busquéis con todo vuestro
corazón". Hasta aquí la cita.
Después dijo la esposa: me así a él, y no lo dejé. Mantener una
relación de compañerismo ininterrumpida, continua, con
Cristo, requiere esfuerzo por parte nuestra. Es fácil permitir
que otros intereses llenen nuestra vida, de manera que
perdamos el sentido de su Presencia. Un poeta expresó lo
siguiente: "Si no es retenido, el Rey se irá; El está dispuesto a
ser retenido, sin embargo, no está dispuesto a permanecer sin
ser retenido". (Esto, por supuesto, no se refiere a que el
creyente pierda su salvación, sino a la pérdida de su comunión
con Cristo).
Y además añadió la esposa: y no lo dejé hasta llevarlo a casa
de mi madre, a la habitación de quien me dio a luz. Cuando
ella encontró a su esposo, regresó justamente al lugar donde
había nacido, donde lo había conocido. Muchos de nosotros
necesitamos regresar al primer amor. ¿Recuerda usted cuando
vino a Cristo? ¿Recuerda lo mucho que significó para usted
entonces?
Continuemos leyendo el versículo 5 de este segundo capítulo:
"¡Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, por las gacelas y las ciervas
del campo, que no despertéis a mi amor! ¡Dejadla dormir
mientras quiera!"
Después del encuentro, la maravillosa relación de
compañerismo fue restaurada.
El siguiente párrafo puede ser titulado
La entrada de Salomón con su esposa
Esta última parte del capítulo es como una pequeña piedra
preciosa. Describe el regreso del rey con su esposa. Esta
pequeña joven Sulamita había esperado mucho tiempo por el
regreso del pastor a quien había entregado su corazón. Un día
ella estaba trabajando en las viñas. Por el camino se acercaba
una columna de humo, y entonces se corrió la voz de un grupo
de campesinos a otro. "¡Viene el rey Salomón!". Pero ella tenía
que trabajar. Entonces alguien se acercó a ella diciéndole con
excitación: "¡El rey Salomón pregunta por ti!" Desconcertada
respondió: "¿Pregunta por mí? Yo no conozco al rey Salomón".
Pero cuando ella fue llevada a su presencia, reconoció que él
era su amado pastor que había venido a buscarla.
El la colocó a su lado en el carruaje real y la procesión continuó
avanzando, dejando a los sorprendidos campesinos
estupefactos por el repentino cambio de posición de aquella
que hasta entonces había sido simplemente una de ellos.
Esta imagen prefigura de una manera hermosa la gloriosa
realidad del regreso de Cristo, nuestro Amado, cuando venga
a buscar a los Suyos. El apóstol Pablo lo describió así en 1
Tesalonicenses 4:16-17: Pues el Señor mismo descenderá del
cielo con voz de mando, con voz de arcángel y con la trompeta
de Dios, y los muertos en Cristo se levantarán primero.
Entonces nosotros, los que estemos vivos y que
permanezcamos, seremos arrebatados juntamente con ellos en
las nubes al encuentro del Señor en el aire, y así estaremos
con el Señor siempre.
Continuemos leyendo el versículo 6, que parece una canción
entonada por el coro.
"¿Qué es eso que sube del desierto cual columna de humo,
perfumado de mirra e incienso, y de todo polvo aromático?"
Aquí tenemos una descripción del rey Salomón mientras se
dirigía hacia Jerusalén con su esposa. La gloria que caracterizó
a Salomón superaba toda descripción. Podremos vislumbrar
algo de aquel esplendor en los próximos versículos.
Nosotros, como creyentes, tenemos que transitar por este
mundo como testigos del Señor Jesucristo. Como testigos,
hemos sido hechos nuevos en Cristo. Cada uno de nosotros es
como la esposa que fue traída delante del esposo y la fragancia
de Cristo debería estar sobre nosotros cuando proclamamos al
mundo el testimonio de nuestra fe. Aquí dice perfumado de
mirra e incienso, y de todo polvo aromático. ¡Cuán maravillosa
es la persona del Señor Jesucristo! La mirra nos habla de Su
muerte y el incienso, de Su vida. Ambas especies eran dulces
y gloriosas.
Continuemos leyendo el versículo 7 de este tercer capítulo:
"¡Ved, es la litera de Salomón! Sesenta valientes la rodean, de
entre los fuertes de Israel."
En esta "litera" de viaje el rey era llevado por portadores o
asistentes. Y añade el texto que estaba rodeada de sesenta
valientes. Estaban viviendo en tiempos peligrosos y estos
guardias estaban allí para protegerle.
Una forma que nosotros tenemos de proteger la honra de la
persona del Señor Jesús es declarar nuestra creencia en la
deidad de Jesucristo, de proclamar que El fue Dios manifestado
en un cuerpo humano. Por lo tanto, rechazamos cualquier idea
que pretenda presentarle como un Jesús solamente humano. Y
dice el versículo 8:
"Todos manejan la espada y son diestros en la guerra; cada
uno lleva su espada al cinto, por los peligros de la noche."
Observemos que todos los guardias iban armados con espadas.
La Biblia nos dice que nuestra espada es la Palabra de Dios.
Aquellos soldados eran expertos en la guerra. Y nosotros
tenemos que saber cómo usar la Palabra de Dios. La Palabra
de Dios es la espada del Espíritu, y esa es el arma de un buen
soldado de Jesucristo. Y continúa la descripción del cortejo en
los versículos 9 y 10, que dicen:
"El rey Salomón se hizo una carroza de madera del Líbano, con
columnas de plata, respaldo de oro y asiento de púrpura; su
interior, tapizado con amor por las hijas de Jerusalén."
Observemos el lujo de la decoración, en madera del Líbano, la
plata y el oro. Y esta carroza había sido adornada por las
costureras de Jerusalén. Y todo ello preparado con emoción y
amor. Y el versículo 11 dice:
"¡Hijas de Sión, salid! Ved al rey Salomón con la corona con la
que le coronó su madre el día de su boda, el día del gozo de su
corazón."
Aquí dice que su madre lo coronó. Si usted leyó la historia en
1 Reyes 1, recordará que David realmente no quería coronarle.
Adonías, otro hijo de David estaba desarrollando su estrategia
para obtener el trono para sí mismo. David era ya anciano, y
no hizo nada ante esa situación. Su hijo favorito, Absalón,
había sido muerto y David no parecía tener mucho interés por
Salomón. Así que el profeta Natán se acercó a Betsabé, que
era la madre de Salomón, y le dijo que era mejor apresurarse
porque, si no hacían nada, Adonías se convertiría en el nuevo
rey. Así que Betsabé y Natán se presentaron ante David y éste
accedió a que Salomón fuera proclamado rey. Por eso aquí en
este poema dice que su madre le coronó. Era su madre la que
estaba interesada en que Salomón fuera rey, antes que David,
su propio padre.
Y finalmente se nos dice en el versículo 11: Ved al rey Salomón.
Bien, esta es una figura de Cristo. Estimado oyente, le
invitamos a contemplar a Cristo en su nacimiento, en su vida,
en su muerte, y en su resurrección. Y también puede
contemplarle hoy anticipadamente en Su gloria, viniendo a la
tierra a buscar a Su esposa, es decir, a Su iglesia. ¿Tiene usted
una relación con El? ¿Podrá usted darle la bienvenida como su
Salvador y su Señor?

antar de los Cantares 4:1-5:5


Llegamos hoy al capítulo 4 del Cantar de los Cantares de
Salomón. La totalidad de este capítulo, excepto el último
versículo, constituye la canción del esposo. Aquí se demuestra
el amor que Salomón tenía por esta joven, a quién él había
conocido en la zona montañosa del país y había traído a la
ciudad. Nos imaginamos que ella habrá usado zapatos por
primera vez, que en su nueva vida también tenía muchos
hermosos vestidos que lucir, y que se sentaba a la mesa del
rey Salomón. ¡Qué privilegio que tenía ella! Y seguramente
disfrutaba de la alegría de su nueva posición.
Al leer este capítulo, deberíamos ver que el Espíritu de Dios
está tratando de demostrar el amor de Cristo para con
nosotros. Ese amor está expresado a través de esta hermosa
relación personal. En ella vemos el amor de Cristo por la iglesia
y Su amor por el creyente individual. Este es la canción de amor
del esposo, o la canción de amor del Señor Jesucristo.
Creemos que es obvio que El hablaba de la Iglesia cuando dijo,
en el versículo 7, ¡Que hermosa eres amada mía! No hay
defecto en ti. Aquí vemos a Cristo hablando de la iglesia, del
creyente. El nos estaba hablando a usted y a mí. ¿Quiere decir
que vamos a tener que convertirnos en personas perfectas? Por
supuesto que no. Y para aclarar esto, observemos lo que nos
dice un pasaje muy conocido en la carta del Apóstol Pablo a los
Efesios 5:25 y 26 "como Cristo amó a la iglesia y se entregó a
sí mismo por ella, para santificarla, habiéndola purificado en el
lavamiento del agua por la palabra". Ahora, Él, ya nos ha
limpiado por medio de Su sangre. Y a través de Su sacrificio,
hemos obtenido perdón de los pecados; así que ahora no se
nos puede acusar de nada; pero Él también nos va a santificar,
nos va a purificar por medio de la Palabra de Dios. ¿Cómo?
Bueno, con la Palabra de Dios. Así lo dice este mismo capítulo
de Efesios 5:27, a fin de presentársela a sí mismo, una iglesia
gloriosa, que no tuviese mancha ni arruga ni ninguna otra
imperfección, sino que fuese santa e intachable. Él será quien
logre que esta Iglesia llegue a ser santa e intachable. Nosotros
seremos vistos en Cristo, unidos a El. Y ahora, Él puede
observar a la Iglesia y decir: ¡Qué hermosa eres, amada mía!
No hay defecto en ti. Porque Él ha quitado esas manchas de la
Iglesia, y de cada creyente.
Ahora, el primer versículo de este capítulo 4, del Cantar de los
Cantares dice:
"¡Qué hermosa eres, amada mía, que hermosa eres! ¡Tus ojos
son como palomas en medio de tus guedejas! Tus cabellos,
como manada de cabras que bajan retozando las laderas de
Galaad."
Aquí vamos a encontrar una descripción muy detallada de esta
joven. Se describen aquí varias partes de su cuerpo. En el
matrimonio, después de todo, existen dos puntos de vista
extremos. Uno es el que le da demasiado énfasis al sexo. Y hay
otro punto opuesto que no le da ningún énfasis al sexo; y que
el matrimonio es un estado tan elevado, santo, donde el sexo
no tiene ninguna cabida. Ahora cuando el énfasis se coloca
completamente en el sexo, entonces la relación se convierte en
algo parecido a la relación entre dos animales. Pues, bien,
entre esos dos puntos de vista extremos está el verdadero
matrimonio. Y cuando el esposo toma a la esposa en sus
brazos, el amor de ellos, su amor físico, es consumado.
Leamos ahora los versículos 2 y 3 de este cuarto capítulo:
"Tus dientes, como manada de ovejas que suben del baño
recién trasquiladas, todas con crías gemelas, ninguna entre
ellas estéril. Tus labios son como un hilo de escarlata; tu
hablar, cadencioso; tus mejillas, como gajos de granada detrás
de tu velo."
Así era como el esposo veía a la esposa. Todo joven que ha
mirado los ojos de alguna joven, le habrá dicho, lo hermosos
que eran sus ojos. Estamos seguros que nunca hablamos de
los otros miembros del cuerpo de tal manera.
Esto nos revela, estimado oyente, que el Señor Jesucristo no
sólo nos ama, sino que nos conoce muy bien. Tenemos que
dejar de engañarnos a nosotros mismos, porque a El no le
podemos engañar. Esto quiere decir que podemos ir y decirle
a Él todo, todo lo que está en nuestro corazón. No merece la
pena ocultar nada, utilizar subterfugios ni andarse con rodeos.
Le podemos contar acerca de sus debilidades, de nuestros
pecados, de todo aquello que está presente en nuestros
corazones y vidas. Esa es la manera de tratar o hacer frente a
todas estas cosas.
¿Tiene usted un complejo de inferioridad? Si así es, cuénteselo
al Señor Jesús. El es el único que tiene una respuesta para ello.
Aunque seguramente existe una variedad de opiniones entre
psicólogos, ya hemos mencionado en uno de estos programas
que, cierto psicólogo cristiano en cuanto a este tema, dijo:
"Usted no puede librarse del complejo de inferioridad. Nosotros
como psicólogos podemos cambiar el complejo de inferioridad
de un lugar de la personalidad a otro. Pero el único lugar donde
uno puede encontrar una solución a este problema es en la cruz
de Cristo". Hasta aquí la cita. Creemos que allí es donde la
gente debería ir con sus complejos. Agustín dijo que nuestros
corazones continuarían inquietos hasta que acudamos al
Señor. Quizás algunos no necesitarían librarse de ciertos
sentimientos de inferioridad, porque éstos podrían ayudarle
para encontrar fortaleza en el Señor. Esos sentimientos podrían
evitar que usted se convierta en un cristiano arrogante. Podrían
ayudarle a darle al Señor todo el honor y la gloria.
¿Tiene usted un mal hábito que quisiera cambiar? Vaya a El y
confiéselo. El es rico en compasión y misericordia. Quizás
siente que ha fracasado ya varias veces. Ha todos nos ha
sucedido. Pero podemos acudir a El con una actitud de
arrepentimiento. Y es hermoso pasar por esa experiencia de
comunicarnos con El, porque sabemos que en Su tiempo y a
Su manera nos dará la victoria. Para realizar sus maravillosos
actos El se mueve de forma misteriosa. El no sigue mis reglas
o las de usted, estimado oyente. El no lo logra por artilugios o
recursos concebidos por los seres humanos. El nos ayuda en el
momento en que lo considera apropiado, y siguiendo Sus
métodos.
Debemos destacar que El nos conoce íntimamente. Conoce los
detalles más diminutos de nuestras vidas. Por lo tanto, nunca
deberíamos temer por acudir a El y contarle todo.
Y podemos leer en el versículo 6 de este capítulo 4, lo
siguiente:
"Mientras despunta el día y huyen las sombras, me iré al monte
de la mirra, a la colina del incienso."
Ese es el lugar al cual debemos acudir para hallar la solución a
nuestros problemas. El monte de la mirra es un símbolo de la
cruz de Cristo, porque la mirra nos habla de Su muerte. Es en
ese lugar que podemos encontrar consuelo, salvación, ayuda y
esperanza.
Y la colina del incienso se refiere a Su vida, pero no
simplemente Su vida terrenal, Porque como dijo el Apóstol
Pablo en 2 Corintios 5:16: De manera que nosotros de aquí en
adelante a nadie conocemos según criterios humanos; y aun si
a Cristo conocimos de esta manera, ya no lo conocemos así.
La solución a su problema espiritual es conocer a Cristo. Por
ello dijo Pablo; Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo
también en Cristo Jesús. (Fil. 2:5) Por tal motivo, estimado
oyente, continuamos diciendo que la respuesta se encuentra
en la Palabra de Dios. Es por la ignorancia de la Palabra de Dios
que muchas personas están buscando respuestas por otras
partes. Esa falta de conocimiento hace a una persona
vulnerable ante los maestros falsos que se aprovechan de
quienes no conocen la Palabra de Dios. Porque es por medio de
la Palabra de Dios que conocemos a Jesucristo y aprendemos
a sentarnos a la mesa en la sala de banquetes, que hemos visto
en el Cantar de los Cantares de Salomón. Allí podemos celebrar
un banquete con El, encontrando en El la satisfacción y la
alegría.
En realidad, ni usted ni yo somos conscientes de cuánto nos
ama. Escuchémosle leyendo los versículos 9 y 10:
"Me robaste el corazón, hermana, esposa mía; me robaste el
corazón con una mirada tuya, con una gargantilla de tu cuello.
¡Cuán hermosos son tus amores, hermana, esposa mía!
¡Cuánto mejores que el vino tus amores, y la fragancia de tus
perfumes más que toda especia aromática!"
El esposo hablando con la esposa ilustra al Señor Jesús
hablando de los creyentes, de aquellos que son Suyos. De esa
manera El nos ama hoy. Si verdaderamente supiéramos cuánto
nos ama, ese conocimiento quebrantaría nuestro corazón. Solo
el Espíritu de Dios puede hacer ese amor real para nosotros.
¿Ha experimentado usted mismo ese amor? ¿Es consciente
ahora mismo de Su amor? Estimado oyente, tenga la seguridad
de que El le ama. Escuchemos ahora lo que dijo la esposa en
respuesta, aquí en el versículo 16, de este capítulo 4:
"¡Levántate, viento del norte, y ven, viento del sur! ¡Soplad, y
mi jardín desprenda sus aromas! ¡Venga mi amado a su jardín
y coma de sus dulces frutos! Comed, amados amigos; bebed
en abundancia."
Recordemos cómo enseñó el señor Jesús a Sus discípulos en el
aposento alto en aquel hermoso discurso registrado en Juan 13
al 17. En la mitad del discurso, en Juan 14, encontramos que
el Señor Jesucristo fue interrumpido una y otra vez por los
discípulos que le hicieron preguntas. El último en interrumpirlo
fue Judas. ¿Se ha fijado usted alguna vez en la pregunta que
él le hizo al Señor? En Juan 14:22 vemos que le preguntó:
Señor, ¿cómo es que te manifestarás a nosotros y no al
mundo? Judas le estaba diciendo: "Es maravilloso el estar aquí.
Tú nos estás revelando estas maravillosas verdades en cuanto
a tu persona. Pero, ¿y el mundo que se encuentra fuera de
aquí?"
En el versículo 16 de nuestro pasaje, la esposa estaba
hablando. Y se dirigió al viento del norte. El viento del norte
era un viento frío y podía hacer que la esposa sintiera mucho
frío. Pero ella dijo: ¡Levántate, viento del norte! ¿Por qué? Para
que aquella especia, aquella maravillosa fragancia pudiera ser
esparcida hacia otros, para que también pudieran disfrutarla.
EL Dr. Ironside añadió: "nos indica el anhelo de la esposa de
ser todo lo que su esposo quería que fuera". Y continuó
diciendo: "el viento del norte es frío, implacable, cortante; una
ráfaga glacial. Naturalmente, ella se protegería de él, como
nosotros también lo haríamos y, sin embargo, el frío del
invierno es tan necesario como el calor del verano, si va a
llevarse a cabo perfectamente la producción del fruto. Se
requiere el frío para desarrollar el sabor de las manzanas. Y así
sucede con nuestras vidas. Necesitamos el viento del norte, el
viento frío de la adversidad y las dificultades, así como el viento
suave y apacible del sur, tan agradable para nuestra
naturaleza. Las mismas experiencias de las cuales nos
apartamos, o de las cuales intentamos protegernos, son las
que actuarán en nosotros para producir los frutos pacíficos de
justicia. Si todo en nuestra vida nos resultara fácil y placentero,
éstas serían insípidas; habría tan poco en ellas que pudiera
deleitar el corazón de Dios; así que, tiene que haber un viento
del norte, así como un viento del sur". Hasta aquí la cita.
Esta es la clase de vida que el Señor Jesús usa para alcanzar
al mundo. El no ha olvidado al mundo.
La esposa le dijo al esposo: ¡Venga mi amado a su jardín y
como de sus dulces frutos! Esta fue una invitación que él
aceptaría. Y en el aposento alto, como vimos en Juan 14:23, el
Señor Jesús les dijo a Sus inquisitivos discípulos: El que me
ama, mi palabra guardará; y mi Padre lo amará, y vendremos
a él y haremos morada con él.
Llegamos ahora al
Capítulo 5
del Cantar de los Cantares. Ahora, parecía que había cierto
conflicto en la mente de la esposa, en cuanto a si ellos debían
pasar algún tiempo en comunión y compañerismo, o si debían
salir a cumplir con sus responsabilidades. Ambas eran cosas
esenciales. Necesitamos llevar a cabo ambas. Necesitamos
sentarnos a los pies de Jesús, pero también necesitamos seguir
a aquellos pies que salen por las laderas de las montañas
buscando a la oveja perdida. Tenemos que seguir a aquellos
pies que salen por el mundo, que es el campo en el cual hemos
de sembrar la semilla de la Palabra de Dios.
Escuchemos hablar al esposo en el primer versículo de este
quinto capítulo:
"He venido a mi jardín, hermana, esposa mía; he recogido mi
mirra y mis aromas, he comido mi panal y mi miel, mi vino y
mi leche he bebido."
El la estaba invitando a ella para pasar un rato juntos.
Recordemos las palabras del Señor en Apocalipsis 3:20, cuando
dijo: He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi
voz y abre la puerta, entraré y cenaré con él, y él conmigo.
Estos son los momentos de compañerismo que necesitamos. Y
en relación con esta comunión, el apóstol Juan escribió lo
siguiente en su primera epístola, capítulo 1, y versículo 4, Estas
cosas os escribimos, para que vuestra alegría sea completa El
no solo quiere que tengamos ese compañerismo, sino que
también disfrutemos de esos momentos. ¿Lo está usted
pasando bien como cristiano?
De vez en cuando recibimos cartas de personas que están
ingresadas en hospitales o en hogares para ancianos. Muchas
de esas personas nos cuentan acerca de sus sufrimientos,
provocados por la enfermedad que están padeciendo. Pero
también nos cuentan de lo maravilloso que es tener una
relación de comunión con el Señor Jesucristo.
Ahora llegamos a la cuarta canción. Estas son canciones
populares. Podemos titular este nuevo párrafo
El sueño inquieto
Aquí fue la esposa la que habló. Leamos el versículo 2:
"Yo dormía, pero mi corazón velaba. La voz de mi amado que
llama: «¡Ábreme, hermana mía, amada mía, paloma mía,
perfecta mía, pues mi cabeza está cubierta de rocío, mis
cabellos, de la humedad de la noche!"
Ella dijo que su corazón estaba despierto. Estaba alerta,
pendiente de él, oyendo la voz de su amado. Él había estado
fuera toda la noche, ocupado, mientras la esposa se acostaba.
La iglesia necesita oír hoy este mensaje. Todos los creyentes
necesitan escuchar ese mensaje. Levantémonos del lecho del
descanso y la inactividad, y pongámonos en acción. Si el Señor
nos ha dado salud, ocupémonos en Sus asuntos.
Leamos ahora el versículo 3:
"Me he quitado la ropa, ¿cómo vestirme otra vez? Ya me he
lavado los pies, ¿cómo ensuciarlos de nuevo?"
Aquí la esposa comenzó a racionalizar. Ya se había acostado y
lavado sus pies. Y en el versículo 4, dijo:
"Mi amado metió su mano por el resquicio de la puerta y mi
corazón se conmovió dentro de mí."
Aquí vemos que sus emociones se despertaron y se conmovió
ante la presencia del esposo. Y continuó diciendo en el versículo
5:
"Me levanté para abrir a mi amado y mis manos gotearon
mirra: ¡de mis dedos corría la mirra sobre el pestillo de la
cerradura!"
El antecedente de este detalle de la puerta era una hermosa
costumbre de la época. Cuando un hombre estaba enamorado
de una mujer y quería expresarle su amor, solía ir a la casa de
ella y, en vez de dejarle una tarjeta, le dejaba una especia
aromática. La puerta estaba construida dejando una abertura,
una rendija, para que alguien pudiera tener acceso con la mano
al interior para correr el pasador, a menos que estuviera
atrancado, como fue el caso en esta ocasión. Cuando no había
respuesta de la mujer, que estaba durmiendo, el esposo
colocaba mirra en el tirador interior de la puerta para que ella
supiera que él había estado allí. Mas tarde, cuando ella fuera a
abrir la puerta, el agradable aroma quedaría impregnado en
sus dedos. De esa manera, el esposo había dejado la dulzura
de su presencia.
La esposa es una figura de la Iglesia. La Iglesia no se va muy
lejos de su sede. Muy pocos salen de la sombra del edificio de
la iglesia. La mayoría ni siquiera se apartan de los escalones
de la iglesia. Y como resultado, han perdido la relación de
compañerismo y comunión con el Señor Jesús. En realidad, esa
es una de las pequeñas zorras que destruyen las uvas. Al
perder nuestra comunión con El, nos apartamos del ámbito de
la voluntad de Dios. Eso es lo que significa apagar al Espíritu
(como vemos en 1 Tesalonicenses 5:19). Apagar al Espíritu es
negarse a ir a donde El quiere que vayamos o a hacer lo que El
quiere que hagamos.
Creemos que si hoy, figurativamente hablando y desde un
punto de vista espiritual, nos levantáramos de nuestras camas,
comenzáramos a ponernos en movimiento y empezáramos a
hacer algo para Dios, encontraríamos, como la esposa de esta
historia, la fragancia de Su presencia en el tirador de la puerta
de nuestro dormitorio. Y entonces experimentaríamos la
fragancia de Su comunión y compañerismo. Y así llegamos al
fin de esta canción que, siendo la más breve, es una pequeña
piedra preciosa, que nos invita a experimentar el aroma de Su
compañerismo, de su trato con nosotros, de la relación
personal que tenemos con El.

Cantar de los Cantares 5:6-16


Comenzamos hoy un párrafo que podríamos titular
La triste búsqueda del amado
Hemos llegado a la quinta canción. Recordemos que en esta
historia de amor el rey Salomón había traído esta humilde
joven Sulamita desde la zona montañosa de Efraim hasta el
palacio en Jerusalén. En estas canciones la esposa reveló cuan
impresionada estaba por todo lo que la rodeaba allí, el palacio,
el trono y la mesa de banquetes del rey. Su canción incluyó su
adoración al rey.
Pero cuando Él llegó para despertarla, para que lo acompañara
en su trabajo como pastor, buscando a las ovejas que estaban
perdidas, ella no quiso levantarse de su lecho. Cuando ella
finalmente llegó hasta la puerta, El ya se había ido. Entonces
ella abrió la puerta y le llamó, saliendo fuera a buscarlo.
Leamos entonces el versículo 6 de este quinto capítulo,
"Abrí a mi amado, pero mi amado se había ido, ya había
pasado, y tras su voz se me salió el alma. Lo busqué, mas no
lo hallé; lo llamé, y no me respondió."
Como vemos aquí se había roto la comunicación entre ellos.
Personalmente creemos que hay muchísimos cristianos que
han hecho una de dos cosas; han entristecido al Espíritu Santo
por causa de pecado en sus vidas, o han apagado al fuego del
Espíritu al no ser obedientes a El. Esto rompe la comunión y el
compañerismo con Cristo y hace que perdamos nuestra alegría.
Ahora, eso no quiere decir que nosotros perdemos la salvación,
pero seguramente perderemos la alegría de nuestra salvación.
Tampoco quiere decir que hemos perdido al Espíritu Santo. El
aun habita en el creyente. Podemos causarle tristeza, pero no
podemos alejarle de nuestra vida. Sin embargo, sin duda
alguna, podemos perder la relación de comunión con El, y
muchos cristianos están en esa condición.
Así es que, aquí en la historia que estamos leyendo, la esposa
había perdido la comunión que tenía con el esposo. Estimado
oyente, si usted no está haciendo nada hoy para el Señor,
usted no ha perdido su salvación, pero usted está perdiendo
una dulce comunión con Él. Ahora, en el versículo 7, de este
capítulo 5, leemos:
"Me encontraron los guardias que rondan la ciudad; me
golpearon, me hirieron, me arrebataron el manto los guardias
de las murallas."
¿Se da usted cuenta de cuan impotentes somos cuando
intentamos andar por nuestra cuenta? Podemos salir con
mucho entusiasmo, pero este entusiasmo nunca reemplazará
la comunión con Cristo. Algunos cristianos, impulsados por esa
actitud impulsiva han salido a presentar el testimonio de su fe,
pero con poco tacto y actitudes ofensivas. Con esa forma de
hacer las cosas se han enfrentado con el rechazo de la gente.
Ese rechazo se debe a la forma de presentar el mensaje y no a
la oposición de los demás.
Recordemos la forma en que el Señor Jesús presentó su
testimonio a la mujer que se encontraba junto al pozo. Aquella
samaritana era una de las personas más hostiles a las que el
Señor se acercó. Ella estaba con una actitud desafiante. Pero
¿recuerda usted cómo El planteó la conversación con ella? No
comenzó a hablar de una forma agresiva, tratando de
imponerle el tema de la conversación. Simplemente le pidió
que le dejase beber un poco de agua. Adoptó una actitud
humilde, pidiéndole que le hiciera un favor. Entonces, con
mucha cortesía le dijo: "Ah, yo podría haberte dado el agua de
vida, si tu me la hubieras pedido". Finalmente, ella se la pidió,
pero el Señor no se la ofreció hasta que ella se la pidió.
En vez de intentar forzar conversación con alguien, lo primero
que debe hacer es despertar el interés de las personas. Ellas
deberían ver algo en nuestras vidas que les impulsara a querer
saber acerca del Señor Jesús.
Sin embargo, es cierto que existe una oposición a la Palabra de
Dios, que a veces proviene de donde nunca la hubiéramos
esperado. Y aquí nosotros nos damos cuenta que proviene de
lugares de los cuales no se espera. En este pasaje de nuestra
historia, la esposa relató lo siguiente: Me encontraron los
guardias que rondan la ciudad; me golpearon. Aquella joven
estaba pasando momentos difíciles. Estaba siendo herida por
quienes debían haber estado protegiéndola. Aquí la amada
había respondido muy tarde al llamado del esposo. En su
primer sueño, los guardias le habían ayudado a encontrar a su
amado (3:3) pero en esta ocasión la confundieron con un
criminal. Estas dificultades que tuvo aquí pueden enfatizar su
culpabilidad por haberse separado de su amado. Así que el
sueño simboliza el dolor de la separación, causada por su
egoísmo, y dramatizó la necesidad de la compañía de su esposo
para su bienestar y protección.
Ahora, esta joven, la esposa, se encontró con las hijas de
Jerusalén y se produjo un canto antifonal. La esposa cantó una
parte y las hijas de Jerusalén cantaron una respuesta, como
podríamos escuchar en una zarzuela o en una ópera. Y aquí
tenemos algo antifonal. Eso quiere decir, que ella canta una
parte y las muchachas cantan otra. Parecería que fuese una
ópera, ¿verdad? En el versículo 8, leemos el canto de la esposa:
"Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, si halláis a mi amado,
hacedle saber que estoy enferma de amor."
Aquí podemos ver como le amaba y le echaba de menos. Todo
su ser le estaba añorando. El jardín había perdido su fragancia;
la mirra y el incienso ya no significaban mucho para ella; y la
belleza de las flores se había marchitado.
Ahora en esta antífona respondieron las hijas de Jerusalén.
Leamos el versículo 9:
"¿Qué es tu amado más que otro amado, tú, la más hermosa
entre las mujeres? ¿Qué es tu amado más que otro amado,
para que así nos conjures?"
La respuesta de ellas sonó un poco escéptica. Fue como si le
hubieran dicho: "Este que según tu significa tanto para ti, ¿por
qué crees que es más para ti que lo que esperas que otro sea
para nosotras? ¿En qué es tu amado más que cualquier otro
amado? Esas preguntas nos las pueden formular otras
personas en el día de hoy. "Por cierto, ¿quién es Jesús? ¿Qué
les hace pensar que Jesús es diferente a cualquier otra
persona? Han existido otros líderes religiosos. ¿Por qué piensan
ustedes que Jesús es diferente a ellos? ¿Por qué creen ustedes
que El es quien alega ser? Jesús era simplemente un hombre".
Esta es la clase de escepticismo que escuchamos en la
actualidad.
Debemos decir que se ha discutido mucho sobre Jesús. Ha
habido más controversia sobre él que sobre cualquier otra
persona que jamás haya vivido. El es el personaje más
polémico de la historia. Su historia ha sido el argumento de
grandes producciones cinematográficas, novelas, en muchas
de las cuales se ha negado su divinidad, tratándole
simplemente como un ser humano, y su persona y su obra han
sido analizadas en todos los medios de difusión. Resulta
interesante que Dios nos obliga a tomar una decisión en cuando
a Su Hijo. El no permitió que Pilato se evadiera de la situación
de definir su postura. Pilato intentó evitar su implicación en el
problema y pidió una vasija de agua, se lavó las manos y dijo
(en Mateo 27:24) Inocente soy yo de la sangre de este justo.
¡Cuán equivocado estaba! El credo más antiguo de la iglesia,
que fue recitado por multitudes de personas durante más de
2.000 años, incluye estas palabras: "crucificado bajo Poncio
Pilato" Así que a Poncio Pilato no le sirvió de nada lavar sus
manos. El sí hizo una decisión. Dios lo obligó a tomar una
decisión. Pilato pensó que él era el juez y que Jesús era el
prisionero. El no se dio cuenta de que Cristo era el juez y él era
el prisionero. E incluso en nuestra sociedad contemporánea,
cada persona tiene que tomar una decisión.
Volvamos a la pregunta del versículo 9: ¿Qué es tu amado más
que otro amado? De acuerdo con el testimonio de Tertuliano,
uno de los llamados padres de la iglesia, los cristianos de la
iglesia primitiva habrían escogido la muerte antes que poner a
Jesús en el mismo nivel de las deidades paganas del Imperio
Romano. Incluso se negaron a tomar un poco de incienso para
colocarlo ante la imagen del César. Ellos no lo habrían hecho,
porque consideraron que su amado Señor era diferente. El era
Dios.
Ahora llegamos a un párrafo centrado en
La belleza del amado
en el que la esposa iba a responder al escepticismo de aquellas
mujeres. Uno pensaría que de una forma u otra ellas habrían
logrado que el entusiasmo de la esposa se calmara y que ella
moderara lo que decía sobre su amado. Fue más al contrario,
porque su elocuencia al hablar de su amado amentó. Los
versículos 10 al 16 nos presentan una descripción minuciosa
del amado. Leamos los versículos 10 y parte del 16:
"Mi amado es blanco y sonrosado, distinguido entre diez mil;
¡Tal es mi amado, tal es mi amigo, hijas de Jerusalén!"
Si usted lee el pasaje completo, verá que ella describió a su
amado minuciosamente. ¿Y sabe usted lo que significa esto?
Quiere decir que ella le conocía, que le conocía íntimamente.
Y estimado oyente, si usted va a defender al Señor Jesucristo
hoy, si usted va a testificar sobre Él, tiene que conocerle. No
solo tiene que saber quién es El, pero tiene que conocerle lo
suficiente como para poder ser elocuente a favor de El. Y
cuando decimos "elocuente", no nos estamos refiriendo
necesariamente a ser elocuente en el uso del lenguaje. Nos
referimos a que tiene que estar lleno de entusiasmo, emoción,
amor y celo por su persona. Usted y yo no solo necesitamos
conocerle, sino que también tenemos que amarle. Ese es el
desafío, el reto que encontramos aquí; ¡la esposa le conocía
verdaderamente; ella le conocía y le amaba! Ella le consideraba
inconfundible entre miles de hombres.
Muchos han escrito acerca de la persona de Cristo, porque El
es una completa expresión de amor, aun en Su humanidad.
Quisiéramos compartir ahora lo que otras personas han dicho
acerca de la persona de Cristo.
El Dr. Scofield escribió sobre El lo siguiente. "Todas las otras
grandezas humanas han sido arruinadas por pequeñeces.
Todas las otras sabidurías han evidenciado defectos a causa de
la insensatez. Todas las otras bondades han sido manchadas
por la imperfección. El Señor Jesucristo permanece como el
único ser de quien se puede decir, sin halagos inaceptables,
que es total y realmente encantador.
En primer lugar, me parece a mí que esta hermosura de Cristo
consiste en su perfecta humanidad. El era perfectamente
humano.
En todos los aspectos, excepto en nuestros pecados y en
nuestra naturaleza pecaminosa, El fue y es uno de nosotros. Él
creció en estatura y en gracia. Él trabajó, lloró, oró y amó. Él
fue tentado en todas las áreas en que nosotros somos
tentados, pero en El no había pecado. Con Su discípulo Tomás,
nosotros le confesamos como Señor y Dios; le adoramos y le
veneramos. No hay ningún otro que haya establecido en
nosotros tal intimidad, que se acerque tanto a estos corazones
humanos nuestros; no hay nadie, en este Universo, de quien
nos sintamos tan poco atemorizados. Él entra de una manera
sencilla y natural en nuestras vidas en este siglo XXI, como si
Él hubiera se hubiera criado en la misma calle que nosotros. Él
no es uno de los antiguos. ¡Cuán saludable y genuinamente
humano es Él! Marta le regañó. Juan, que le ha visto resucitar
a los muertos, calmar las tempestades y hablar con Moisés y
Elías en el Monte, no vaciló en reposar su cabeza sobre Su
pecho durante la cena. Pedro no le permitió que le lavara sus
pies, pero después quiso que sus manos y su cabeza fueran
incluidas en ese lavado. Los discípulos le hicieron preguntas
insensatas, le reprendieron, le veneraron, le adoraron, y todo
ello en el mismo momento. Y Él los llamó a ellos por sus
nombres de pila, les dijo que no tuvieran temor, y les dio la
seguridad de Su amor. Y en todo ello El fue totalmente
encantador. Hasta aquí, las palabras del Dr. Scofield.
Pero, estimado oyente, quisiéramos preguntándole: ¿Es Él
atractivo, encantador para usted? ¿Puede usted hablar de El
con la emoción y el entusiasmo que en el relato del Cantar de
los Cantares la esposa demostró por el esposo? Tenemos que
conocerle personalmente si hemos de testificar sobre El. Y
tenemos que amarle. Cuando uno viene a Cristo no tiene lugar
una transacción humana, de carácter material. El es
maravilloso y creemos que no le alabamos, damos gloria,
adoramos y nos inclinamos ante El con gratitud tanto como
debiéramos. El es especial y único desde cualquier punto de
vista en que le contemplemos. Realmente, merece la pena
iniciar una relación con Dios para que el Señor Jesucristo entre
a formar parte de nuestra vida.
Citaremos nuevamente un de un escrito del Dr. Scofield:
"La santidad de Jesucristo es tan cálida y humana que atrae e
inspira. Jesús recibió a los pecadores y comió con ellos - con
toda clase de pecadores; Nicodemo, era un pecador moral
religioso, y María de Magdala, de quien Él expulsó siete
demonios, era la clase de pecador que nos impacta. Él entró a
las vidas pecaminosas, como una corriente clara, cristalina,
diáfana entra a un estanque de aguas estancadas. Esa
corriente no le teme a la contaminación, pero su dulce energía
limpia ese estanque. Nuevamente debemos destacar, y es en
relación a esto, que Su simpatía es encantadora.
Él siempre se caracterizó por la compasión; por la multitud sin
pastor, la afligida viuda de Naín, la hija pequeña del gobernante
que había muerto, el endemoniado de Gadara, la multitud de
cinco mil personas hambrientas. Todos aquellos que sufrían,
tocaban el corazón de Jesús. Aun su misma ira contra los
escribas y los fariseos, no fue otra cosa sino el exceso de Su
compasión por aquellos que sufrían bajo su propia dura
justicia.
Él sanaba a todos los enfermos, y ¡qué gracia la que
demostraba en Su simpatía y compasión! ¿Por qué tocó a ese
pobre leproso? Él lo podía haber sanado simplemente con Su
palabra, como hizo con el hijo del noble. Bueno, por muchos
años ese infeliz había sido un desterrado, separado de todos
sus familiares y amigos, deshumanizado. Él había perdido toda
la sensación de ser un hombre. El acercarse a él era
considerado como una contaminación. Bueno, el toque del
Señor Jesucristo lo convirtió nuevamente en un ser humano, y
al mismo tiempo le sanó.
Él, el único que jamás pudo elegir el lugar y cómo iba a nacer,
entró a esta vida como una persona más. ¡Qué humildad! Una
vez dijo Yo estoy entre vosotros como el que sirve. (Luc.
22:27b) Él fue quien lavó los pies de los discípulos. Cuando Él
fue insultado, no respondió a los que le ultrajaban. Como una
oveja delante de sus trasquiladores, enmudeció, no abrió su
boca. (Isa. 53:7) ¿Puede usted imaginarse a Jesús exigiendo
Sus derechos?
Pero es en Su trato con los pecadores que la suprema humildad
de Cristo se muestra con más dulzura. ¡Cuán tierno es Él! Y,
sin embargo, ¡cuán fiel! ¡Cuán considerado! ¡Cuán respetuoso!
Nicodemo, que era sincero, pero estaba orgulloso de su
posición como maestro en Israel; y tímido, por miedo de
ponerse en peligro, vino a Jesús de noche. Antes de irse, este
maestro llamado Nicodemo se había dado cuenta de su total
ignorancia acerca del primer paso hacia el reino y se alejó para
pensar en cuanto a la aplicación personal de la frase, registrada
en el mismo Evangelio de Juan ". . . los hombres amaron más
las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas". Pero él
no había oído de Jesús una palabra áspera, una expresión que
pudiera herir su dignidad.
Cuando Él habló con aquella mujer silenciosa y desesperada,
después que sus acusadores se habían ido marchando uno a
uno, usó la misma palabra "mujer" que Él usaría cuando se
dirigiera a Su madre desde la cruz.
Sígale usted hasta el pozo de Jacob en el calor del mediodía y
escuche Su conversación con la mujer de Samaria. ¡Con qué
paciencia desarrolló El las más profundas verdades! ¡Con qué
delicadeza y, sin embargo, con que fidelidad el señaló e insistió
en la gran úlcera de pecado que estaba corroyendo el alma de
esta mujer! Y tampoco pudo ser más respetuoso con María de
Betania.
Aun en las agonías de la muerte, Él pudo escuchar el clamor
de una fe desesperada. Cuando los conquistadores regresaban
de las guerras en lejanas guerras, traían a sus principales
cautivos como trofeo. Para Cristo fue suficiente llevar de
regreso al cielo el alma de un ladrón.
Sí, todo en El es encantador. Y ahora me he quedado sin
espacio para hablar de Su dignidad, de Su hombría varonil, de
Su perfecta valentía. En Jesús hay un perfecto equilibrio de
variadas perfecciones. Todos los elementos de un carácter
perfecto están en un hermoso equilibrio. Su mansedumbre
nunca fue débil. Su valor nunca fue brutal. Sígale por todas las
escenas de atrocidades e insultos en la noche y en la mañana
de Su arresto y juicio. Contémplele allí ante el sumo sacerdote,
ante Pilato, ante Herodes. Véale allí herido, intimidado,
azotado, golpeado en el rostro, escupido y convertido en objeto
de burla. ¡Cómo sobresale su inherente grandeza! Ni una sola
vez Él perdió Su compostura, Su alta dignidad.
Permítame pedirle a algún pecador que no sea salvo que le siga
aún más lejos en los acontecimientos de Su pasión. Vaya con
esa multitud burlona fuera de las puertas de la ciudad. Véale
allí tendido sobre esa cruz grande y rústica. Escuche el terrible
sonido del martillo hundiendo los clavos a través de Sus manos
y Sus pies. Vea, mientras la multitud vociferante retrocede,
como aquella cruz que sostenía al hombre más tierno, más
valiente, y más encantador, fue primero levantada y luego
dejada caer en el agujero preparado en la roca. Y el Evangelio
nos contó que la multitud se sentó allí a mirarle. Y contémplele
usted también. Escúchele pedir al Padre que perdone a Sus
asesinos, y todos los demás clamores que pronunció desde la
cruz. ¿Puede usted ver su hermosura, su encanto? ¿Y qué
quiere decir todo esto?
Él mismo llevó nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero.
(1 Pedro 2:24) Todos aquellos que creen en Él son justificados
ante Dios. Y El también dijo: El que cree en mí, tiene vida
eterna. (Juan 6:47) Termino con una palabra de testimonio
personal. Este es mi Amado, y este es mi Amigo. ¿No quisiera
usted, estimado oyente, aceptarle como su Salvador, su amado
y su Amigo?" Aquí finaliza el escrito del Dr. Scofield.
¿Fue simplemente el hijo de José y María la persona que cruzó
el horizonte de este mundo hace más de 2000 años? ¿Fue sólo
sangre humana la que se derramó en el monte Calvario para
la redención de los pecadores? ¿Qué puede impedir que una
persona que hoy examine su vida y su muerte exclame: ¡Señor
mío y Dios mío!?

Cantar de los Cantares 6:1-8:14


Vamos a leer el versículo 1 de este capítulo, que encabeza un
breve párrafo que hemos titulado
De escépticos a creyentes
"¿A dónde se ha ido tu amado, tú, la más hermosa entre las
mujeres? ¿A dónde se dirigió tu amado, y lo buscaremos
contigo?"
Las hijas de Jerusalén que antes habían sido escépticas y
cínicas, ahora formularon a coro esta pregunta que acabamos
de leer. Estaban dispuestas a ir con la esposa para ayudarla a
encontrar a su amado. Querían ver a aquel de quien la esposa
les había hablado. Llegaron a la conclusión de que debía ser
una persona maravillosa y querían verlo por sí mismas.
El Señor Jesucristo dijo: . . . el que busca, halla. (Mat. 7:8) Y
también dijo: al que a mí viene no le echo fuera. (Juan 6:37b)
Continuemos leyendo los versículos 2 y 3 y escuchemos lo que
dijo la esposa:
"Mi amado ha bajado a su jardín, a las eras de las especias, a
apacentar en los huertos y recoger los lirios. ¡Yo soy de mi
amado, y mi amado es mío! Él apacienta entre los lirios. Ella
había localizado a su esposo. ¡Qué seguridad! ¡Qué satisfacción
y qué alegría sintió!"
Dios está satisfecho con Jesucristo. Recordemos que dijo Este
es mi hijo amado, a él oíd. (Luc. 9:35). Y Dios ha quedado
satisfecho con la obra que Él hizo por nosotros en la cruz. Él
dice que si usted se acerca a Él, no perecerá, sino que tendrá
vida, y vida eterna. ¡Qué invitación es esta que El le presenta,
estimado oyente!
Leamos el versículo 4. El esposo comenzó a describir a su
esposa:
El placer que el esposo encontró en la esposa
"Tu cuello, como torre de marfil; tus ojos, como los estanques
de Hesbón junto a la puerta de Bat-rabim; tu nariz, como la
torre del Líbano, que mira hacia Damasco."
Otra versión del versículo 4 traduce, "eres hermosa como
Tirsá". Tirsá era la ciudad real de uno de los antiguos reyes de
Canaán y después, por un tiempo, de los reyes de Israel. Aquí
se la menciona probablemente porque su nombre se deriva de
una raíz que significa "bella" o "agradable". La ciudad era,
además, notable por su belleza. ¡Qué gentil por parte del rey
dirigirse así a la esposa perezosa, afligida y golpeada!, pero a
quién el amó hasta el fin. Es que aunque nosotros cambiemos,
El es el mismo ayer, hoy y por los siglos. Continuemos leyendo
el versículo 10:
"¿Quién es esta, que se muestra como el alba, hermosa como
la luna, radiante como el sol, imponente como ejércitos en
orden de batalla?"
Estas palabras nos muestran como el Señor ve el
arrebatamiento de la Iglesia. Es natural que veamos ese
acontecimiento desde el punto de vista de nuestras
expectativas. Dijo el Apóstol Pablo en 1 Tesalonicenses 4:16:
El Señor mismo, con voz de mando, con voz de arcángel y con
trompeta de Dios, descenderá del cielo. Pero el Señor la mira
desde Su posición. El estará llamando a los Suyos. Cuando la
iglesia llegue a Su presencia, las huestes angelicales
contemplarán una de las vistas más grandes y espectaculares
de toda la eternidad. Este será el evento más emocionante para
nosotros y también para El. Entonces dirán de la iglesia:
"¿Quién es esta, que se muestra como el alba, hermosa como
la luna, radiante como el sol, imponente como ejércitos en
orden de batalla?
Leamos ahora los versículos 11 y 12, en los que vemos
La respuesta de la esposa
"Bajé al huerto de los nogales a ver los frutos del valle, a ver
si brotaban las vides y florecían los granados. Luego, antes de
darme cuenta, mi alma me puso entre los carros de Aminadab."
Estimado oyente, la Palabra de Dios es un jardín, un jardín de
nueces cerradas. Hay innumerables almendras en la Palabra de
Dios esperando ser abiertas y disfrutadas por la esposa de
Cristo. Continuemos leyendo el versículo 13:
"¡Vuelve, vuelve, sulamita! ¡Vuelve, vuelve, que te veamos!
¿Qué miráis en la sulamita? Que danza, como en los
campamentos."
Él ha dicho que el conjunto de los creyentes, la esposa de
Cristo, será para la demostración de la gracia de Dios a través
de las edades. Eso es lo que se nos dice en la epístola a los
Efesios, capítulo 2, versículo 7. Dijo allí el Apóstol Pablo: para
mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su
gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Todo
este universo creado va a contemplarnos a todos. Y ninguno
de nosotros sería digno de estar allí, pero vamos a estar allí
porque estamos unidos a Cristo. Porque Él nos amó y se
entregó a sí mismo por nosotros. (Efe. 5:2) Nosotros
estaremos allí para Su gloria y para nuestro bien.
Ahora llegamos a los
Capítulos 7 y 8
Digamos en primer lugar algo sobre
El retrato de la esposa
En los primeros nueve versículos del capítulo 7 el esposo nos
habló sobre del placer que encontraba en su esposa, usando
hermosas figuras. Ahora, veremos
La satisfacción de la esposa
Ella dijo todo lo que necesitaba decir sobre su amado en un
versículo. Leamos el versículo 10 del capítulo 7:
"Yo soy de mi amado, y en mí tiene su contentamiento. (y su
deseo tiende hacia mi)"
Dos veces antes hemos oído a la esposa decir: "Mi amado es
mía y yo soy suya". Pero aquí tenemos una expresión de mayor
plenitud. Aunque implica el deseo que sale del corazón de
Cristo, declara expresamente algo que es mucho más precioso:
que el creyente conoce la fuerza del anhelo de Cristo hacia él.
O sea, que somos el objeto de Su amor. ¡Qué maravillosa
gracia!
Veamos otros detalles en el primer versículo del
Capítulo 8
"¡Ah, si fueras tú un hermano mío, criado a los pechos de mi
madre! Cuando te hallara fuera de la casa, te besaría, y no me
menospreciarían."
El hermano aquí citado se refiere, por supuesto, a un hermano
nacido de la misma madre, implicando la relación más cercana
posible. Es la clase de hermano en la que el Señor Jesús se ha
convertido para nosotros. La carta a los Hebreos 2:10 dice que
El no vino en auxilio de los ángeles sino de los descendientes
de Abraham, encarnándose y viviendo entre nosotros.
Dice además aquí te besaría y no me menospreciarían. A
muchos verdaderos creyentes les avergüenza confesar
abiertamente su amor por Cristo. Estimado oyente, no le diga
que le ama si no es así, pero si su vida revela que usted le ama,
nadie le despreciará por hablar de ello.
Continuemos leyendo el versículo 2 de este octavo capítulo:
"Te llevaría y te haría entrar en casa de mi madre; tú me
enseñarías. Yo te daría a beber vino aromado con licor de mis
granadas."
Aquí se habla de una bebida especial preparada por la esposa.
Se trata de que nuestra responsabilidad es ofrecer a Cristo lo
mejor, de lo que somos y hacemos. Aunque la referencia plena
de estas palabras señala hacia las bodas del Cordero,
mencionadas en el Apocalipsis, cuando Cristo beberá del fruto
de la vid en el reino de Su Padre.
El versículo 5 nos lleva a pensar ahora en
La confiada debilidad del amor
"¿Quién es esta que sube del desierto, recostada sobre su
amado? Debajo de un manzano te desperté; donde tuvo tu
madre los dolores, donde tuvo los dolores quien te dio a luz."
En las palabras recostada sobre su amado vemos la última
etapa en la vida del creyente, que está caracterizada por la
debilidad, por la dependencia, y por el amor. En la juventud
remontamos con alas, como las águilas (Isaías 40:31), cuando,
como la esposa en 2:4 declaró extendió sobre mí la bandera de
su amor. En la edad adulta, corremos sin experimentar
cansancio aunque, como la amada, busquemos a nuestro
Señor afligidos por las calles de Jerusalén. Pero en los años en
que se acentúa la debilidad, en gran medida tendemos a
apoyarnos en El con la confianza de un niño. Y cuando
finalmente reconocemos nuestra dependencia total de Cristo y
la verdad de Sus Palabras cuando dijo que sin EL, nada
podríamos hacer, entonces El puede usar nuestro servicio.
Continuemos leyendo el versículo
"Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre
tu brazo; porque fuerte como la muerte es el amor y duros
como el sepulcro los celos. Sus brasas son brasas de fuego,
potente llama."
Aquí dice fuerte como la muerte. La muerte, con todos sus
terrores, fue el precio del amor del Señor Jesucristo con la
humanidad perdida, pero ello no le desalentó y, como nos amó,
se entregó a sí mismo por nosotros, soportando la cruz y
despreciando la vergüenza. También la muerte se ha
enfrentado con la esposa del Cordero, y los seguidores de
Cristo no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte
(Apocalipsis 12:11). Porque, como dice Romanos 8, ni la
muerte, ni la vida, podrán separarnos del amor que Dios nos
ha manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.
Y continúa diciendo el versículo 6, duros como el sepulcro los
celos. La tumba, que todo lo devora, no tiene piedad. Fueron
celos los que impulsaron al apóstol Pablo a pronunciar la santa
y justa, aunque tremenda maldición Si alguno no ama al Señor
Jesucristo quede bajo maldición (1 Cor, 16:22). Estos celos,
que caracterizaron a muchos en la historia de la iglesia,
produjeron una notable y noble combinación de un amor
apasionado hacia Jesús con una conciencia tierna y una audacia
que les llevó a no dar importancia a sus propias vidas a las de
otros, cuando estuvo en juego el honor del Señor Jesucristo.
Además dice aquí Sus brasas son brasas de fuego. Estas
palabras nos recuerdan las del Señor Jesucristo cuando dijo,
en Juan 2:27, el celo de tu casa me consumirá. Stuart observó
que al ascender a la presencia de Su Padre, el reavivó en los
corazones de los discípulos el mismo fuego divino que ardía
dentro de sí mismo, enviándoles el Espíritu Santo para que
reposase sobre ellos como llamas de fuego. Y entonces el fuego
del amor ardió en ellos más intensamente. Y el versículo 7 de
este octavo capítulo continúa diciendo:
"Las muchas aguas no podrán apagar el amor ni lo ahogarán
los ríos. Y si un hombre ofreciera todos los bienes de su casa a
cambio del amor, de cierto sería despreciado."
¡Cuantas veces le hemos fallado; sin embargo, nuestros
repetidos fracasos no han apagado Su amor, que tampoco ha
sido ahogado por los torrentes de aguas de nuestros pecados.
Dice además que si alguien ofreciera todos los bienes de su
casa a cambio del amor, sería despreciado, Dios no está
pidiendo ni nuestro dinero ni nuestro servicio. El está pidiendo
nuestro amor. Si no le amamos, El desprecia al así llamado
trabajo cristiano que tratamos de realizar, así como el dinero
que colocamos en la ofrenda.
Leamos ahora el versículo 8, que nos habla sobre
La hermana pequeña
"Tenemos una pequeña hermana, que no tiene pechos; ¿Qué
haremos con nuestra hermana cuando de ella se hable?"
Muchos expositores Bíblicos creen que esta hermana pequeña
es un símbolo de la iglesia de los no judíos. "¿Qué haremos con
nuestra hermana?" fue la espinosa pregunta de la iglesia
primitiva. Podemos verlo en Hechos 15, que registró el Concilio
de Jerusalén, que fue convocado para resolver el conflicto entre
los convertidos no judíos y los judíos convertidos, que no tenían
intención de renunciar al sistema de la ley de Moisés.
Aquí se añade la frase cuando de ella se hable. Pero, ¿quién
hablaría de ella? Nadie la querría. Los no judíos estaban
marginados por la sociedad. Pero llegó el día en que alguien
habló de esta hermana; fue el gran esposo de la iglesia que la
llamó para sí mismo. Estimado oyente, El no nos escogió
porque éramos atractivos, sino porque vio nuestra condición
de perdidos y nos amó.
Y ahora que la hermana pequeña fue aceptada por Cristo, ¿que
clase de recepción tendrá por parte de la hermana mayor?
Leamos el versículo 9:
"Si fuera una muralla, edificaríamos sobre ella un palacio de
plata; si fuera una puerta, la recubriríamos con tablas de
cedro."
Veamos la frase si fuera una muralla, edificaríamos sobre ella
un palacio de plata. Ya que los no judíos habían sido aceptados
por Dios, estaban siendo juntamente edificados para morada
de Dios en el Espíritu. (Efesios 2:22). La iglesia judía tuvo que
plantearse sobre qué edificar: ¿lo haría sobre la circuncisión,
ceremonias, diferentes ritos y ordenanzas que los padres de la
religión hebrea ni sus descendientes habían podido cumplir? El
apóstol Santiago expresó el sentimiento de esta "hermana
mayor" cuando dijo: yo juzgo que no se inquiete a los no judíos
que se convierten a Dios. (Hechos 15:19). El concilio acordó no
obligar a los no judíos creyentes a que cumplieran el sistema
de Moisés, y aceptarlos tal como eran, haciendo todo lo posible
para hacerle crecer en la fe. Continuemos leyendo el versículo
10 de este octavo capítulo:
"Yo soy como una muralla, y mis pechos, como torres. Ante
sus ojos he sido como quien ha hallado la paz."
Aquí habló la hermana pequeña con alegría. Cuando en el
concilio de Jerusalén, la iglesia no judía se enteró de la
resolución de la asamblea, se alegró por el consuelo que les
traía (Hechos 15:31). Se alegraron por el privilegio de ser
reconocidos como una muralla en el templo de Dios, y como
conciudadanos de los santos y miembros de la familia de Dios,
y parte de un edificio espiritual cuya piedra angular era Cristo
(Efesios 2:19-22).
En la frase mis pechos como torres vemos un símbolo de la
iglesia no judía, que pronto alimentó a muchos hijos e hijas con
la leche espiritual de la Palabra de Dios. Esta iglesia creció con
sorprendente rapidez, así que la hermana pequeña llegó a ser
más hermosa y recibió más honra que la hermana mayor.
En esta parábola de la hermana pequeña hay un mensaje
misionero. Tenemos que reconocer que la hermana pequeña
incluyó a todas las naciones de nuestro tiempo. Pero en
muchos países del mundo hay personas que nunca han
respondido al llamado del Esposo divino, sencillamente porque
nunca han oído Su voz. Como dice Romanos 10:14, ¿Cómo
oirán sin haber quien les predique?
Leamos ahora el versículo 11, que nos habla sobre
El traspaso de la viña
"Salomón tuvo una viña en Baal-hamón, y la encomendó a
unos guardas, y cada uno le llevaba por su fruto mil monedas
de plata."
Al leer las frase Salomón tuvo una viña vemos a Salomón como
un símbolo de Cristo. La esposa, que es la Iglesia unida de
judíos y no judíos, nos recuerda la historia de la viña. Primero
estuvo a cargo de los guardas originales, la nación de Israel, y
después quedó comprometida a su propio cuidado. Es la misma
parábola que Jesús pronunció en Mateo 21:33-46 y que
contaba la historia de un propietario que plantó un viñedo, lo
cercó, cavó un lagar y construyó una torre de vigilancia.
Después, arrendó el viñedo a unos labradores y se fue de viaje.
Cuando se acercó el tiempo de la cosecha, envió a sus siervos
para recibir lo que le correspondía, pero ellos fueron golpeados
y matados. Finalmente envió a su propio hijo. Pero nos dice el
texto en Mateo 21:38-40, 38Pero los labradores, cuando vieron
al hijo, dijeron entre sí: "Este es el heredero; venid, matémoslo
y apoderémonos de su heredad". 39Y tomándolo, lo echaron
fuera de la viña y lo mataron. 40Cuando venga, pues, el señor
de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores? La respuesta es
que vendrá y destruirá a los labradores y entregará el viñedo
a otros. Continuemos leyendo el versículo 12 del capítulo 8 de
Cantar de los Cantares, que dice:
"¡Mi viña, la mía, está delante de mí! ¡Que las mil monedas
sean para ti, Salomón, y doscientas para los que guardan el
fruto!"
Aquí dice doscientas monedas para los que guardan el fruto.
Ellos tendrían que ser pagados por su trabajo. Pablo dijo en 1
Corintios 9:14, que los que predicaban el evangelio debían vivir
de ese ministerio.
Observemos que después dijo: Que las mil monedas sean para
ti, Salomón. La esposa, a diferencia de su predecesora,
prometió que todos los ingresos serían para el Señor; sin
embargo, se ocuparía de ella con todo su corazón, como si
fuera suya; por eso dijo mi viña, la mía, está delante de mí.
Históricamente, la Iglesia primitiva se ocupó del cuidado de la
viña de esa manera. Pero, desgraciadamente, la Iglesia de
nuestro tiempo ofrece una imagen diferente. ¡Ah, si usted y yo,
como miembros de la esposa de Cristo, fuéramos fieles en la
porción de la viña que Dios nos ha asignado para nuestro
cuidado! Finalmente, leamos el versículo 14, último de este
capítulo 8 y de este libro
"¡Corre, amado mío, como la gacela o el cervatillo, por las
montañas llenas de aromas!"
La esposa le está diciendo al Señor de la viña: "¡Vuelve,
regresa!" En el libro del Apocalipsis, lo último que dice es
Amén, ¡ven Señor Jesús! (Apocalipsis 22:20).
Estimado oyente, no creo que usted pueda expresar ese deseo
sinceramente, a menos que usted le conozca, le ame y le haga
conocer. ¿Puede usted decirle: ¿Ven, Señor Jesús,quiero que
vengas?" Pablo dijo que Dios entregaría una corona a aquellos
que amaran Su venida. Y amar Su venida significa amarle a El,
así como una esposa espera y se prepara para la llegada del
esposo, de su amado.
Y así, amigo oyente, concluimos nuestro estudio de este libro
de Cantar de los Cantares. Dios mediante, en nuestro próximo
programa, volveremos al Nuevo Testamento para continuar
nuestro recorrido bíblico al comenzar nuestro estudio de la
epístola del Apóstol San Pablo a los Colosenses. Y le invitamos
a que nos acompañe. Mientras tanto, le aconsejamos que usted
comience a leer el primer capítulo de esta epístola, para que se
familiarice con su contenido y esté así preparado para nuestro
próximo estudio.

Predicaciones cristianas del libro


de Hechos
Estudios biblicos, mensajes cristianos, sermones,
predicas de la Biblia en Hechos

La promesa del Espíritu Santo (Hechos 1:1-5)

Después de que el Señor Jesús había resucitado, comisionó a


sus apóstoles para ir a predicar el Evangelio por todo el
mundo, sin embargo, no podían comenzar hasta que hubieran
recibido el Espíritu Santo y de este modo fueran investidos
con poder de lo alto. Con esto aprendemos que nosotros
también deberíamos depender del Espíritu Santo en todo lo
que hacemos...

El reino de Dios (Hechos 1:6-7)

Antes de que el Señor ascendiera al cielo, estuvo cuarenta


días enseñando a sus discípulos acerca del reino de Dios.
Hasta ese momento el concepto del "reino" se asociaba
estrechamente con Israel, pero ¿cómo quedaban las cosas
después de que la nación judía había rechazado y dado
muerte a su Mesías? ¿Va a establecer Dios su reino en este
mundo de una forma visible? ¿Cuándo ocurrirá esto?...

El estilo de liderazgo del apóstol Pablo (Hechos 20:17-38)

El apóstol Pablo convocó a los ancianos de Éfeso para


animarles por medio de su ejemplo, instruirles en vista de los
peligros que se avecinaban y exhortarles a cumplir con
fidelidad el ministerio en que habían sido colocados por el
Señor. El pasaje está lleno de enseñanza práctica también
para todos nosotros.

La promesa del Espíritu Santo - Hechos 1:1-5


(Hch 1:1-5) "En el primer tratado, oh Teófilo, hablé acerca de todas
las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en
que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el
Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; a quienes también,
después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas
indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles
acerca del reino de Dios. Y estando juntos, les mandó que no se
fueran de Jerusalén, sino que esperasen la promesa del Padre, la
cual, les dijo, oísteis de mí. Porque Juan ciertamente bautizó con
agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de
no muchos días."

¿De qué trata el libro de Hechos?


Al comenzar el estudio de los Hechos de los Apóstoles, es importante
preguntarnos de qué trata este libro. Vamos a intentar resumirlo en
varios puntos.

1. Describe el nacimiento y desarrollo del cristianismo

Los cuatro evangelios relatan "las cosas que Jesús comenzó a hacer
y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba", y las Epístolas
fueron dirigidas a iglesias ya establecidas en diferentes partes del
mundo, así que el libro de los Hechos sirve de nexo de unión entre
ambos, explicándonos cómo surgió la Iglesia después de la ascensión
del Señor. Sin este libro tendríamos un vacío muy importante en la
revelación bíblica.

Aunque no sólo nos va a hablar acerca de su nacimiento, sino


también de su desarrollo. Porque es evidente que la Iglesia que
encontramos en los primeros capítulos de Hechos tiene importantes
diferencias con la que encontramos al final del libro. Tal vez lo más
llamativo sea que en un principio la Iglesia sólo estaba formada por
cristianos de origen judío, sin embargo, a lo largo del libro de Hechos,
veremos como los samaritanos (una mezcla racial de judíos y
gentiles) fueron incorporados a la Iglesia (Hch 8:4-25), y un tiempo
después también lo fueron los gentiles (Hch 10:1-48). Por otro lado,
desde el punto de vista geográfico, mientras que en los primeros
capítulos toda la labor de los apóstoles se desarrollaba en Jerusalén,
según avanza la narración de Hechos nos encontramos que se van
estableciendo iglesias cristianas en las ciudades más importantes del
mundo gentil de aquel entonces.

Por lo tanto, es fundamental para interpretar correctamente el


contenido de este libro, tener presente que no sólo describe el
nacimiento del cristianismo, sino también su desarrollo. Tendremos
que tener mucho cuidado con extraer doctrinas de valor permanente
para la Iglesia de todos los tiempos, de aquellos pasajes que
claramente constituyen un momento de transición. Pongamos un
ejemplo muy evidente que encontramos en el pasaje que a
continuación vamos a estudiar. Fijémonos que después de su
resurrección, el Señor pasó cuarenta días con sus discípulos y les dio
instrucciones para que no se fueran de Jerusalén hasta que hubieran
recibido el Espíritu Santo. Por lo tanto, nos encontramos ante un
grupo de creyentes auténticos, que estaban disfrutando de la
experiencia más maravillosa que podemos imaginar; estar con el
mismo Señor resucitado, y que sin embargo no tenían el Espíritu
Santo. Luego, más adelante, cuando leemos las Epístolas, nos
encontramos con afirmaciones del tipo de que si alguno no tiene el
Espíritu de Dios morando en él, es porque no es un auténtico
cristiano (Ro 8:9). Aparentemente esto resulta contradictorio, ¿cómo
es que los apóstoles no tenían el Espíritu Santo en aquel momento si
eran auténticos creyentes? Pero si tenemos en cuenta lo que hemos
comentado acerca del carácter transitorio de algunas porciones del
libro de Hechos, fácilmente comprenderemos que hubo un momento
al comienzo de la historia del cristianismo en que la Iglesia todavía
no había recibido el Espíritu Santo. Pero una vez que Cristo ascendió
al cielo y envió "la promesa del Padre", entonces toda persona que
se convierte, recibe el Espíritu Santo en ese mismo momento, sin
tener que esperar una experiencia especial (Ef 1:13-14).

2. Describe el distanciamiento del cristianismo y el judaísmo

Como ya hemos dicho, todos los primeros cristianos fueron judíos,


pero según avanza el libro de Hechos, vamos viendo que el rechazo
de Israel a Cristo y su Evangelio, cada vez se hace más fuerte, de tal
manera que, como el mismo Señor había manifestado, el reino fue
traspasado a otro pueblo que produjera frutos dignos (Mr 12:9). Esto
dio lugar a la entrada de los gentiles en la Iglesia.

Ahora bien, este cambio tan radical no estuvo exento de grandes


dificultades. Sin duda este fue uno de los grandes retos que tuvo que
enfrentar el cristianismo en sus comienzos. Nosotros difícilmente nos
damos cuenta de lo que esto supuso, pero debemos hacer un
esfuerzo por comprenderlo. Intentemos pensar en los problemas que
un cristiano de origen judío tendría para disfrutar de una comunión
plena con otro que provenía del mundo gentil. Recordemos que los
judíos habían sido educados para guardar las distancias con los
gentiles, pero el cristianismo pretendía unir a ambos en un sólo
pueblo, "derribando la pared intermedia de separación" (Ef 2:14).
Esto no era una tarea fácil, y rápidamente surgieron voces entre los
cristianos de origen judío que pretendían obligar a los cristianos que
se convertían de un trasfondo gentil para que se hicieran judíos antes
de aceptarlos como hermanos. Esta fue la razón por la que los
apóstoles y ancianos se reunieron en Jerusalén y que encontramos
recogida en (Hch 15:1-35).

Lo fácil en esa situación habría sido crear diferentes "iglesias", o


usando un lenguaje más moderno, "denominaciones". Pero ellos no
lo hicieron. No crearon diferentes iglesias; una para judíos, otra para
samaritanos y otra para gentiles. El cristianismo primitivo enfrentó
este increíble reto manteniéndose unido. Nosotros, en cambio,
debemos reconocer con tristeza que la iglesia del siglo XXI no puede
decir lo mismo. Según avanza la globalización del mundo, nosotros
presentamos un cristianismo cada vez más fragmentado. Y por favor,
no se nos malinterprete, no estamos abogando a favor del
ecumenismo como la solución, sino en regresar a las Escrituras para
encontrar en ellas lo que verdaderamente nos debe unir.

Por otro lado, para el judaísmo, el Sanedrín era la autoridad religiosa


suprema, pero cuando rechazaron a Cristo, y prohibieron predicar en
su nombre, los apóstoles se vieron en el deber de desobedecerles, e
incluso de retarles (Hch 5:29). Es difícil hacernos una idea de la crisis
que tuvo que suponer para ellos llegar a tomar esta actitud, pero no
tenían otra opción si querían ser fieles a Cristo. Con esto, el
cristianismo dio su primer paso para alejarse del judaísmo oficial.
Ahora bien, esto tuvo grandes consecuencias. La primera es que el
cristianismo dejó de estar bajo la autoridad religiosa del judaísmo. Y
poco tiempo después también tuvieron que abandonar el templo en
Jerusalén como lugar de reunión. A esto contribuyeron dos razones
fundamentales: por un lado resultaba peligroso predicar en aquel
lugar controlado por el Sanedrín, pero por otra parte, se dieron
cuenta de que el sacrifico de Cristo en el Calvario, con su posterior
resurrección y ascensión a la diestra del Padre, garantizaba a los
creyentes la libre entrada a la presencia de Dios, sin la necesidad del
elaborado sistema de sacerdotes, sacrificios y rituales judíos.

Ahora bien, lo que el libro de Hechos nos va a enseñar es que la


Iglesia primitiva no sustituyó el Sanedrín por otro órgano de gobierno
similar, desde el que se organizara toda la Iglesia en su extensión
por el mundo. Y tampoco buscaron otro lugar que sustituyera el
templo en Jerusalén como punto de referencia geográfico para el
nuevo cristianismo. Y por supuesto, ya no necesitaba de una clase
sacerdotal que sirviera para mediar ante Dios.

Leyendo el libro de Hechos comprobaremos que sin ninguna


estructura administrativa surgían nuevas iglesias por todas partes. A
veces esto ocurría de una forma que nos podría parecer muy
desorganizada, ya que en muchas ocasiones los grandes pasos en la
extensión del evangelio eran dados por cristianos anónimos que por
diferentes circunstancias se desplazaban de un sitio a otro, muchas
veces en medio de grandes problemas y oposición (Hch 8:4) (Hch
11:19). ¿Cómo sería posible mantener la cohesión en tales
circunstancias?

La respuesta a esta pregunta nos debe llevar a considerar la


importancia de la obra del Espíritu Santo en la iglesia primitiva, que
el libro de Hechos se encarga una y otra vez de resaltar. Tal vez se
deba al hecho de que la Iglesia ha dejado de ser sensible a la
influencia del Espíritu Santo, por lo que cada vez sentimos una mayor
necesidad de asumir los modos de organización y las estrategias que
son propias del mundo.
Esto se vio con total claridad a partir del siglo III, cuando el
cristianismo se apartó del modelo dejado por los apóstoles y
derivaron a una administración religiosa jerarquizada y centralizada
similar a la que el judaísmo había tenido antes. Además, volvieron a
retomar el sistema sacerdotal del que los primeros cristianos se había
apartado por considerarlo obsoleto e ineficaz. A través de los siglos
no han faltado evidencias de esta tendencia constante a recaer en
formas del judaísmo y a confundir el evangelio precisamente con
aquellas cosas que los apóstoles insistieron en que no debía
confundirse. Y hoy en día seguimos inmersos en sus resultados.

Por tanto, leer Hechos nos invitará a examinar el cristianismo que


profesamos y practicamos hoy día, comprobando si lo respalda o no
el cristianismo apostólico.

3. Describe la razón de ser de la Iglesia

El libro de Hechos también nos va a explicar cuál es la razón por la


que Cristo ha dejado la Iglesia en este mundo. Y como cristianos es
importante que prestemos atención a esto, porque sólo así podremos
saber lo que Dios espera de nosotros.

En una sociedad como la nuestra, orientada al ocio y el bienestar,


fácilmente podemos caer en la tentación de pensar que la iglesia
debe ser un lugar donde nos entretengan, lo pasemos bien, y nos
alivien de cualquier problema que pudiéramos tener. Pero al estudiar
el libro de los Hechos, veremos que los apóstoles no consideraron
que esto fuera la misión que la Iglesia debía tener en el mundo.
Tampoco vemos que su preocupación prioritaria fuera social y que
intentaran acabar con las desigualdades sociales, el hambre u otras
cosas similares. Por supuesto, el cristiano a de ser sensible y
manifestar su amor hacia sus semejantes de una forma práctica, y
comprometerse siempre con la justicia, esto está fuera de toda duda,
pero ahora estamos tratando sobre lo que es la misión fundamental
de la Iglesia.

Y el Señor Jesucristo mismo explicó con claridad cuál era la misión


que tendría la iglesia hasta su segunda venida. Lo encontramos al
comienzo del libro de Hechos:

(Hch 1:8) "Recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el


Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en
Samaria, y hasta lo último de la tierra."

Por lo tanto, nuestra misión prioritaria es la de dar testimonio de


Cristo en el poder del Espíritu Santo. Y estudiando el libro de los
Hechos vamos a comprender con toda claridad lo que esto significa.
¿Cuál fue el propósito con el que se escribió
Hechos?
Después de haber pensado brevemente en algunos de los temas
principales que veremos desarrollados en este libro, debemos
preguntarnos también cuál fue el propósito con el que se escribió.

1. Establecer la base histórica del cristianismo

El texto comienza remitiéndonos a otra narración del mismo autor


que él describe como su "primer tratado" (Hch 1:1) y que fue dirigido
también a un tal "Teófilo". Es decir, lo que tenemos ante nosotros es
la segunda parte de una obra en dos volúmenes. Ahora bien, ¿cuál
fue este "primer tratado" al que se refiere aquí? Bueno, encontramos
que el evangelio de Lucas fue dirigido también al mismo Teófilo.
Además, el contenido del evangelio se ajusta exactamente a lo que
el libro de Hechos nos dice acerca de él: "En él hablé acerca de todas
las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en
que fue recibido arriba, después de haber dado mandamientos por el
Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido...". De hecho, sólo
hay que leer el final del evangelio de Lucas (Lc 24:48-53) y el
comienzo de Hechos para darse cuenta de la continuidad de ambos
escritos. Además, el hecho de que Lucas escribió estos dos libros es
atestiguada por la tradición antigua de la Iglesia.

Así que, la introducción más extensa que encontramos en el


Evangelio, podríamos decir que sirve de prefacio para los dos
volúmenes. Vamos a volver a leerla porque allí se nos explica con
más claridad el propósito por el cual Lucas escribió estas dos obras:

(Lc 1:1-4) "Puesto que ya muchos han tratado de poner en orden la


historia de las cosas que entre nosotros han sido ciertísimas, tal
como nos lo enseñaron los que desde el principio lo vieron con sus
ojos, y fueron ministros de la palabra, me ha parecido también a mí,
después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su
origen, escribírtelas por orden, oh excelentísimo Teófilo, para que
conozcas bien la verdad de las cosas en las cuales as sido instruido."

Lucas sostiene que estaba escribiendo una historia real, y que los
hechos que describe en ambas obras habían sido vistos y oídos por
testigos presenciales. Es cierto que muchas de las cosas que aquí se
relatan tienen un carácter milagroso y que en nuestros días son
rechazadas como falsas porque chocan con la mentalidad
contemporánea. Algunos parecen estar pidiendo una demostración
científica de los milagros antes de creer en ellos, pero esto,
evidentemente, es imposible. Por un lado, se trata de
acontecimientos que ocurrieron en el pasado y que ya no están
disponibles para ser analizados con ningún medio científico, pero por
otro lado, un milagro, por definición, es algo que está fuera del orden
establecido en la naturaleza, así que es imposible demostrarlo con la
ciencia. Si se pudiera demostrar, no sería un milagro. Por lo tanto, la
única forma que tenemos de saber si todo esto realmente ocurrió, es
por medio del testimonio de aquellos que lo vieron cuando ocurrió. Y
esto es lo que Lucas nos está diciendo, que la evidencia en este
sentido era tan abundante y fiable, que lo más sensato era creer en
ella.

Así que, su primer propósito fue el de transmitir a Teófilo, y a todos


nosotros, que el fundamento de nuestra fe está colocado sobre
hechos históricos bien acreditados de los que nos podemos fiar. Y en
este sentido, lo que puedan decir las personas que viven en el siglo
XXI no tiene ningún valor si lo comparamos con lo que dejaron por
escrito aquellos que fueron testigos presenciales de lo que ocurrió.
La historia no se puede cambiar desde el futuro. Y la Iglesia cristiana
es uno de los hechos más vitales y de mayor influencia de toda la
historia de la humanidad. No se puede ignorar ni negar por
prejuicios.

2. Presentarnos a Cristo

Como alguien ha dicho, "el cristianismo es Cristo", y Lucas está


totalmente de acuerdo con esto cuando coloca a Cristo en el centro
de toda su obra. Fijémonos lo que dice: "En el primer tratado, oh
Teófilo, hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer
y a enseñar". Este es el único punto de partida, no puede haber otro.

Ahora bien, notemos que lo que Lucas nos está contando, no es lo


que él o la iglesia primitiva pensaban acerca de Cristo, sino lo que el
mismo Señor había "hecho y enseñado". Creemos importante
subrayar esto cuando hay tantos teólogos en nuestros días que
quieren separar al "Jesús histórico" del "Jesús de la fe", haciéndonos
creer que el primero fue un hombre normal al que con el tiempo sus
discípulos convirtieron en el Hijo de Dios, creando así un personaje
de leyenda al que ellos llaman el "Jesús de la fe". Si quieren
presentarlo así, lo pueden hacer, pero sus teorías encuentran a sus
mayores opositores en los mismos evangelistas. Ellos transmitieron
los hechos históricos: "lo que Jesús comenzó a hacer y a enseñar", y
se preocuparon en ponerlos por escrito para que no fueran
distorsionados con el paso del tiempo. Fijémonos en lo que escribió
el apóstol Juan, uno de los testigos directos de la vida del Señor
Jesucristo:

(1 Jn 1:1-4) "Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que
hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado, y
palparon nuestras manos tocante al Verbo de vida (porque la vida
fue manifestada, y la hemos visto, y testificamos, y os anunciamos
la vida eterna, la cual estaba con el Padre, y se nos manifestó); lo
que hemos visto y oído, eso os anunciamos, para que también
vosotros tengáis comunión con nosotros, y nuestra comunión
verdaderamente es con el Padre, y con su Hijo Jesucristo. Estas cosas
os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido."

Por lo tanto, Cristo es el centro de los Evangelios, pero al estudiar el


libro de Hechos, veremos que también aquí mantiene el mismo lugar.
Rápidamente comprobamos que en el momento en que el Espíritu
Santo descendió y los apóstoles comenzaron su ministerio público, el
tema de sus predicaciones fue siempre Cristo resucitado. Su
propósito era demostrar que él era el cumplimiento perfecto de las
Escrituras del Antiguo Testamento.

El apóstol Pedro resumió en casa de Cornelio el evangelio que


predicaba de esta manera:

(Hch 10:36-43) "Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando


el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de
todos. Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando
desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: cómo Dios
ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo
éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con él. Y nosotros somos testigos de todas
las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; a quien
mataron colgándole en un madero. A éste levantó Dios al tercer día,
e hizo que se manifestase; no a todo el pueblo, sino a los testigos
que Dios había ordenado de antemano, a nosotros que comimos y
bebimos con él después que resucitó de los muertos. Y nos mandó
que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios
ha puesto por Juez de vivos y muertos. De éste dan testimonio todos
los profetas, que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de
pecados por su nombre."

¡Esto sí que es una predicación del Evangelio! Y será importante que


todos nosotros revisemos el evangelio que predicamos, para ver si
Cristo y su Obra ocupa el lugar que le corresponde.

3. Mostrarnos la obra de Cristo después de su ascensión

Como acabamos de decir, Lucas divide su obra en dos tomos y traza


la línea divisoria ente ambos en la ascensión de Cristo. De esta
manera daba término al ministerio terrenal de Jesús e inauguraba su
ministerio celestial.

Cuando reflexionamos sobre esto, nos damos cuenta de que ésta es


otra de las grandes diferencias entre el cristianismo y cualquier
religión. Nunca ningún fundador de una religión ha pretendido
completar su obra después de muerto. Sólo Cristo, en virtud de su
resurrección y ascensión en gloria al cielo como el triunfante Hijo de
Dios, puede hacer una cosa así.

De esta manera, Lucas nos quiere recordar que la historia de Jesús,


que comenzó aquí en la tierra, continúa en el cielo, manteniendo su
actividad desde allí por medio de su Espíritu, cumpliendo de este
modo la promesa con que se despidió de sus discípulos en el relato
de Mateo: "He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin
del mundo" (Mt 28:20).

4. Presentar el evangelio a Teófilo

Tanto el evangelio de Lucas, como el libro de Hechos, son dirigidos a


un tal Teófilo. Y lo cierto es que no sabemos prácticamente nada
acerca de él. Generalmente se deduce del título "excelentísimo", con
el que Lucas se refiere a él en (Lc 1:3), que era alguien que ocupaba
un cargo eminente, un hombre culto y erudito. Es probable que esto
sea así, porque el mismo término aparece posteriormente en relación
con los procuradores Félix (Hch 23:26) y Festo (Hch 26:25).

Algunos han pensado también que la falta de este título cuando


comienza el relato de Hechos indicaría que Teófilo había progresado
en la fe y se había convertido al cristianismo, lo que habría llevado a
Lucas a tener una relación más íntima con él, no siendo necesario
usar este título de honor.

En cualquier caso, lo que está fuera de toda duda es que Lucas hizo
un tremendo esfuerzo al escribir estas dos obras para una sola
persona. Es cierto que finalmente todas las generaciones siguientes
también nos hemos beneficiado de su esfuerzo, pero inicialmente la
intención de Lucas era que Teófilo, un hombre de cierta posición
social, conociera a Cristo y su Evangelio. Un extraordinario ejemplo
para todos nosotros.

La importancia de los apóstoles en el libro de


Hechos
Uno de los temas sobresalientes del primer capítulo del libro de
Hechos tiene que ver con la preparación y comisión que el Señor dio
a los apóstoles. Ellos ocupaban una posición única, puesto que iban
a ser los encargados de asegurar la continuidad entre el ministerio
terrenal del Señor y el comienzo de la Iglesia. Una labor así requería
de una preparación muy especial, que Lucas describe aquí en varios
puntos:

1. Jesús eligió a los apóstoles

El evangelista comienza diciendo que había sido el Señor quien


escogió a los apóstoles: "los apóstoles que había escogido". Con esto
se recalca que ninguno de ellos (los Doce más Pablo) se había
designado a sí mismo, ni tampoco lo fueron por ningún ser humano,
iglesia u organización. Todos ellos fueron directa y personalmente
escogidos y comisionados por el mismo Señor Jesucristo.

2. Todos ellos fueron testigos de su resurrección

Otro detalle importante es que Jesús se presentó vivo ante ellos


después de su resurrección: "a quienes también, después de haber
padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables,
apareciéndoseles durante cuarenta días". Todos ellos habían sido
testigos oculares de la resurrección de Cristo. Incluso cuando hubo
que buscar un sucesor para Judas, y completar así el número de los
doce apóstoles, uno de los requisitos era que hubiera sido testigo de
su resurrección y ascensión:

(Hch 1:21-22) "Es necesario, pues, que de estos hombres que han
estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba
y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta
el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho
testigo con nosotros de su resurrección."

Esta era una condición indispensable para ser un apóstol de


Jesucristo. Y el mismo Pablo pudo ser incluido en este grupo por la
misma razón. Él mismo se refiere a este hecho en varias ocasiones:
"y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí" (1 Co
15:8). Pablo fue el último a quien el Señor se apareció después de
su resurrección. Por lo tanto, ésta era una condición indispensable
para ser un apóstol, y por esta misma razón podemos afirmar que
nunca más ha habido ningún apóstol comparable a ellos desde
entonces, ni puede haberlos hoy.

3. El Señor les comisionó para que fueran testigos de él

El término "apóstol" servía para designar a un enviado, delegado o


embajador, mandado con un mensaje y con la autoridad de quien lo
enviaba. Así pues, los doce apóstoles de Jesucristo fueron enviados
con su autoridad para predicar y enseñar acerca de él.

4. El Señor les capacitó con su Espíritu Santo

Aunque habían sido formados por el mismo Señor durante sus tres
años de ministerio público, y por otros cuarenta días después de su
resurrección, y aunque ya habían sido comisionados por el Señor
para dar testimonio de él ante el mundo, sin embargo, no podían
comenzar todavía con esa labor. Faltaba algo esencial: necesitaban
la capacitación del Espíritu Santo. El Señor les ordenó expresamente
que esperaran hasta el momento en que recibieran el Espíritu Santo:
"Y estando juntos, les mandó que no se fueran de Jerusalén, sino
que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí".
Recordamos que en la última cena en el aposento alto, Jesús había
prometido a los apóstoles que el Espíritu Santo, el Consolador, les
enseñaría todas las cosas, y les recordaría todo lo que les había
dicho (Jn 14:26). Necesitaban ser revestidos del poder de la alto para
poder transmitir con total fidelidad todo lo que Jesús había hecho y
enseñado.

Fueron estos hombres, así preparados y capacitados, mediante los


cuales Jesús continuó su ministerio de hacer y enseñar, y a quienes
Lucas se propone presentarnos en Hechos.

La importancia de la resurrección en el libro de los


Hechos
Cuando el Señor resucitó y se presentó vivo en varias ocasiones, el
grupo apostólico manifestó una fuerte resistencia a creerlo (Lc
24:11), así que en una de sus apariciones Jesús "les reprochó su
incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que
le habían visto resucitado" (Mr 16:14). Pero finalmente no quedó ni
la más leve sombra de duda en ninguno de ellos, al punto de que
estuvieron dispuestos a sufrir y dar su vida por predicar la
resurrección de Jesús. ¿Cómo fue vencida esta resistencia inicial? El
libro de los Hechos nos da la explicación: "A quienes también,
después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas
indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días". Vemos que
estas "apariciones" no fueron un incidente aislado, sino una sucesión
de ellos, que convirtieron esas manifestaciones en algo casi habitual
durante un periodo de cuarenta días. En ese tiempo tuvieron la
ocasión de comer y beber con él (Hch 10:41), pudieron verle,
palparle, conversar con él, expresar dudas, reflexionar. Todo esto
constituían "pruebas indubitables" que alejaron definitivamente de
ellos cualquier sombra de duda.

Pero no es sólo al comienzo de su libro donde Lucas hace hincapié


en la resurrección de Jesús, sino que a través de todo su libro este
es un tema capital. Tal importancia tiene, que podríamos decir con
seguridad que no habría Iglesia cristiana si la resurrección de Jesús
no se hubiera producido, y por lo tanto, tampoco habría nada que
predicar al mundo. Así lo entendieron los apóstoles. Por ejemplo
Pablo escribe:

(1 Co 15:14) "Y si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra


predicación, vana es también vuestra fe."

Notemos entonces que el cristianismo no se basa sobre las ideas de


unos cuantos discípulos de Jesús, sino sobre un hecho histórico: la
resurrección de Jesús. Así que Lucas comienza su relato presentando
este hecho como un suceso atestiguado por muchas pruebas
indudables de las que nosotros también podemos estar
completamente seguros.

Pero una vez establecido este sólido fundamento, era necesario


anunciar un hecho tan trascendente a todo el mundo. Por lo tanto, a
lo largo del libro de Hechos iremos viendo cómo una y otra vez la
resurrección de Jesús aparece en todas las predicaciones de los
apóstoles.

La importancia del "reino de Dios" en el libro de


Hechos
Durante los cuarenta días que el Señor estuvo con sus discípulos
antes de su ascensión, tuvo lugar la más sublime escuela bíblica que
haya habido sobre este mundo. Ahora bien,¿cuáles fueron los temas
de los que trataron?

Sabemos que en ese periodo les dio "mandamientos por el Espíritu


Santo", lo que seguramente se refiere a lo que encontramos al final
de los evangelios. Veamos un pequeño resumen de lo que incluían
estos mandamientos:
Proclamar universalmente el Evangelio (Mr 16:15) (Lc 24:46-
48).
Haced discípulos a todas las naciones (Mt 28:19).
Bautizar a los convertidos en el Nombre del Padre, del Hijo y
del Espíritu Santo (Mt 28:19).
Enseñarles a guardar todas las cosas que los discípulos mismos
habían recibido (Mt 28:20).
Todo el libro de los Hechos, en cierto sentido, es la historia de cómo
se pusieron en práctica estas órdenes. Y nosotros también, si
queremos ser una iglesia "apostólica", no debemos olvidar ninguno
de estos mandamientos.

Ahora bien, no deja de llamarnos la atención el contraste entre el


silencio que el Señor mandó guardar a sus discípulos durante su
ministerio público antes de su muerte y la publicidad que debían dar
a todo lo que el Señor había hecho después de su resurrección,
predicando a todo el mundo que Jesús era el Cristo prometido por
las Escrituras. Veamos las órdenes que el Señor dio a los discípulos
que le acompañaron en el monte de la transfiguración:

(Mt 17:9) "Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó,


diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre
resucite de los muertos."
Estaba claro que en tanto que el Señor no hubiera resucitado, ellos
no tendrían la pieza clave para entender todo su ministerio. Por eso,
cuando Jesús se reunió con sus discípulos en la última noche antes
de ser crucificado, no pudo acabar sus enseñanzas porque todavía
no podían sobrellevarlas (Jn 16:12). Pero una vez que por medio de
la resurrección venció la muerte, el camino para la plena
comprensión de su obra estaba abierto:

(Lc 24:45-47) "Entonces les abrió el entendimiento, para que


comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue
necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al
tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el
perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén."

Por la lectura de los evangelios nos damos cuenta de que hasta los
últimos días del ministerio del Señor antes de su muerte, los
discípulos no lograban dejar de ver en él a un Mesías político, un
redentor que les libraría del yugo de Roma. Por eso, mientras se
acercaban a Jerusalén, aun seguían discutiendo por quiénes iban a
ocupar los principales puestos dentro de ese reino (Mt 20:20-28).
Pero la muerte y resurrección de Jesús puso en evidencia que aunque
él era realmente el Cristo, no lo era como ellos lo habían imaginado.
El tipo de liberación que iba a llevar a cabo tenía que ver con el
perdón de los pecados. Se trataba, por lo tanto, de un reino espiritual
que se desarrolla en los corazones de los que creen en él. El Señor
explicó varias parábolas que ilustraban estos principios (Mr 4:1-32).

Ahora bien, ¿significaba esto que debían abandonar toda la


esperanza en un reino judío tal como anunciaba el Antiguo
Testamento? ¿Debemos espiritualizar todas las promesas que
describen el reino justo del Mesías sobre Israel y aplicarlas a la
iglesia?

Este fue otro de los temas importantes de la enseñanza de Jesús


antes de su ascensión. Lucas confirma que les habló "acerca del reino
de Dios". Afortunadamente, los apóstoles hablaron sobre este tema
en múltiples ocasiones, así que podremos saber lo esencial de la
enseñanza del Señor estudiando sus predicaciones a lo largo del libro
de Hechos.

A modo de resumen, podemos decir que el gobierno de Dios se


manifiesta con toda claridad en el cielo, a donde el Señor ascendió y
ha sido exaltado por el Padre como Señor y Cristo. También está
presenten en el corazón de aquellos que le hemos aceptado como
nuestro Señor y Salvador, aunque muchas veces encontramos
dentro de nosotros mismos mucha resistencia a obedecerle como
debiéramos, por lo que anhelamos la transformación total de nuestro
ser para estar con él en su gloria celestial. En este sentido, podemos
decir que la Iglesia, el cuerpo de Cristo, es una expresión de su reino
en este mundo, de la cual Cristo es la Cabeza. Pero si limitamos el
reino de Dios al cielo y a la Iglesia aquí en la tierra, no estamos
haciendo justicia a toda la verdad. Vamos a encontrar en el libro de
Hechos que la Obra de Cristo incluye también su retorno a este
mundo como Juez y Rey supremo (Hch 10:42) (Hch 17:31). Y con su
venida establecerá su reino de manera literal en esta tierra, un lugar
que en este momento podríamos calificar como una "provincia
rebelde". De esta manera, la voluntad de Dios será hecha en la tierra
de la misma manera que se hace en el cielo (Mt 6:10). Esto dará
lugar al reino literal del Señor sobre esta tierra, que por el momento
ha sido pospuesto hasta que Israel se arrepienta y le reciba como
Mesías (Hch 3:19-21). Y finalmente, todos los enemigos de Dios
serán destruidos, incluido el diablo y todos sus ángeles (Ap 20:10).

La importancia del Espíritu Santo en el libro de


Hechos
Como hemos visto ya, antes de que el Señor ascendiera al cielo, hizo
una doble provisión para la continuidad de su obra aquí en la tierra.
Por un lado comisionó a sus doce apóstoles, y por otro, envió al
Espíritu Santo desde el cielo para capacitarlos.

Desde su comienzo, el ministerio de Jesús había sido llevado a cabo


en el poder del Espíritu Santo (Lc 3:21-22) (Lc 4:16-22), y el de sus
discípulos debía ser realizado de la misma manera. Así que debía
esperar en Jerusalén "hasta que fueran investidos de poder desde lo
alto" (Lc 24:49).

Por el relato de Hechos sabemos que los apóstoles no confiaron en


sus propios recursos y capacidades, sino que esperaron el descenso
del Espíritu Santo, tal como el Señor les había mandado. Sólo de esta
manera podrían llegar a ser instrumentos útiles. Y no cabe duda de
que esto se debe aplicar igualmente a todos nosotros. Porque todo
trabajo que sea hecho para el Señor en nuestras propias fuerzas, no
pasará de ser "madera, heno, hojarasca", y de ninguna manera
llegará a ser el "oro, plata, piedras preciosas" con las que debemos
edificar en el reino de Dios, y que podrán resistir la prueba del fuego
en el día del juicio (1 Co 3:12-13). Por lo tanto, nuestra primera
preocupación debe ser la de estar "llenos del Espíritu" para que Dios
pueda obrar con poder por medio de estos instrumentos que, sin tal
poder, no son más que herramientas estropeadas e inútiles.

Así pues, aunque los apóstoles ocupan un lugar importante en este


libro, hasta el punto de que es conocido como "Los Hechos de los
Apóstoles", sin embargo, este título centra demasiada atención en
los hombres y deja de lado el poder divino por obra del cual hablaron
y actuaron los apóstoles. Por esto, algunos han propuesto el título
"Los Hechos del Espíritu Santo".

En cualquier caso, no debemos perder de vista la importancia del


Espíritu Santo en todo lo que se describe en este libro. Sin su
intervención no sería posible explicar el progreso que el evangelio
tuvo en tan sólo unas décadas después de la ascensión de Jesús, ni
tampoco podríamos entender que se haya perpetuado hasta nuestros
días.

La importancia que el Espíritu Santo tiene en la misión encomendada


a la Iglesia, ha sido muy descuidada durante siglos. La confianza que
los primeros discípulos depositaron en él para el avance y dirección
de la misión en el primer siglo, fácilmente nos puede parecer muy
desproporcionado a los cristianos del siglo XXI. Cuando leemos que
el apóstol Pablo reconocía ancianos nativos en las iglesias que poco
antes había fundado (Hch 14:23), nos puede parecer precipitado hoy
en día. Y aun nos sorprende más que estas iglesias funcionaran sin
una organización centralizada. Esto sólo era posible porque ellos no
confiaban en organizaciones humanas, sino en el poder del Espíritu
Santo. Nosotros muchas veces buscamos la seguridad en otras cosas
que actúan como sustitutos del poder del Espíritu. Una excelente
programación usando lo mejor de la tecnología moderna, técnicas de
gestión, buenas instalaciones... Pero todo esto nunca puede producir
los mismos resultados. Tal vez debamos preguntarnos cuánto de lo
que hacemos en nuestras iglesias podría llevarse a cabo sin el
Espíritu Santo. Sin su poder, aun lo mejor que podamos hacer carece
en última instancia de sentido y no dejará ninguna huella
permanente.

El bautismo con el Espíritu Santo


Los discípulos no debían irse de Jerusalén hasta que hubieran
recibido "la promesa del Padre", que como sabemos era una
referencia a la venida del Espíritu Santo. Esta promesa había sido
hecha muchas veces en el Antiguo Testamento y sería una de las
características de los tiempos mesiánicos (Is 44:3) (Ez 36:26-27) (Jl
2:28-32). Y también el Señor Jesús había prometido esto mismo en
diferentes ocasiones a lo largo de la última cena en el aposento alto.

(Jn 14:16-17) "Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para


que esté con vosotros para siempre: el Espíritu de verdad, al cual el
mundo no puede recibir, porque no le ve, ni le conoce; pero vosotros
le conocéis, porque mora con vosotros, y estará en vosotros."

(Jn 14:26) "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre


enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará
todo lo que yo os he dicho."
(Jn 15:26) "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré
del Padre, el Espíritu de verdad, el cual procede del Padre, él dará
testimonio acerca de mí."

(Jn 16:7-8) "Pero yo os digo la verdad: Os conviene que yo me vaya;


porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si
me fuere, os lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de
pecado, de justicia y de juicio."

(Jn 16:13) "Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él os guiará a


toda la verdad; porque no hablará por su propia cuenta, sino que
hablará todo lo que oyere, y os hará saber las cosas que habrán de
venir."

De estos versículos podemos sacar varias conclusiones importantes.


Vemos que el Hijo no actuaba de forma independiente de las
otras "Personas" de la Santísima Trinidad, sino que lo hacía en
perfecta armonía de propósito y obra. Así pues, el Espíritu
Santo vendría a ocupar el lugar del Señor Jesucristo en la
tierra, enlazando al Mesías en la diestra de Dios con el corazón
de sus siervos en la tierra. Además, sería enviado por el Padre,
mostrando así su plena aprobación de la obra consumada por
su Hijo.
El Espíritu Santo no descendería sobre los discípulos hasta que
el Hijo hubiera muerto en la Cruz, resucitado y ascendido al
cielo en gloria. Sólo de esta manera el hombre puede ser
limpiado de sus pecados y su vida se puede convertir así en un
templo santo donde pueda morar el Espíritu.
No podemos separar jamás los hechos de la Cruz y de la
Resurrección, del descenso del Espíritu Santo para llevar a cabo
el cumplimiento de la promesa del establecimiento del reino.
Tal como el profeta Zacarías había anunciado siglos atrás, el
reino de Dios no se establecería por medios humanos, sino con
su Espíritu: "No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu,
ha dicho Jehová de los ejércitos" (Zac 4:6). Como el Señor
explicó a través de varias parábolas, en este tiempo el
establecimiento del Reino es llevado a cabo por medio de la
predicación de la Palabra (Mr 4:1-20), y en esta labor el
Espíritu Santo tiene un papel principal, puesto que es el
encargado de convencer al mundo de pecado, de justicia y de
juicio (Jn 16:8). Nuestra labor como evangelistas es
secundaria, por supuesto debemos predicar la Palabra, pero
tenemos que confiar en la labor del Espíritu Santo "vivificando"
esa palabra en los corazones de las personas que no le
conocen.
En el momento de ascender a la gloria, el Señor Jesucristo no
había concluido todavía toda su labor de enseñanza a los
discípulos. La venida del Espíritu Santo serviría para
recordarles todo lo que el Señor ya les había enseñado, les
ayudaría a entender la enseñanza correctamente y les
enseñaría cosas nuevas, guiándoles a toda verdad (Jn
14:26) (Jn 16:13).
El cumplimiento de esta promesa tuvo lugar con la venida del Espíritu
Santo en el día de Pentecostés (Hch 2:1-4). Ahora bien, la llegada
del Espíritu Santo no era un acontecimiento único que careciera de
precedentes, de hecho, el Antiguo Testamento nos muestra cómo en
muchas ocasiones había descendido para fortalecer a los santos de
Dios. Incluso cuando Jesús hablaba de esto a los discípulos en el
aposento alto les dijo que el Espíritu "mora con vosotros" (Jn 14:17).
Y en una de sus apariciones después de su resurrección, "sopló, y les
dijo: Recibid el Espíritu Santo" (Jn 20:22). Debemos preguntarnos,
por lo tanto, en qué sentido la venida del Espíritu Santo iba a ser
única en el día de Pentecostés.

Como vemos, es obvio que el Espíritu Santo no llegó por primera vez
en el día de Pentecostés, pero a partir de ese momento podemos
decir que hay una diferencia fundamental con la manera en la que
los hombres de la antigüedad habían disfrutado de la presencia del
Espíritu en sus vidas. Leyendo el Antiguo Testamento nos damos
cuenta que el Espíritu Santo venía sobre algunos hombres con el fin
de capacitarlos para llevar a cabo una obra concreta, pudiendo
dejarles después. Tal es así que el propio rey David después de haber
pecado oraba a Dios para que no quitara de él su Santo Espíritu (Sal
51:11). Incluso cuando el Señor estaba con sus discípulos, les
enseñó a pedir el Espíritu Santo (Lc 11:13).

Pero la gran noticia anunciada por el Señor Jesucristo es que el


Espíritu Santo vendría para hacer morada permanente en el creyente
individual y en la Iglesia. Así pues, cuando el apóstol Pablo escribe a
los corintios, a pesar de su carnalidad, falta de madurez y pecado,
les asegura que el Espíritu Santo está en ellos:

(1 Co 6:19) "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu


Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros?"

(1 Co 3:16-17) "¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu


de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios,
Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros,
santo es."

Esta venida del Espíritu Santo es a lo que el Señor se refiere como el


"bautismo con el Espíritu Santo".

"Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros


seréis bautizados con el Espíritu Santo"
Notamos que cuando el Señor introduce el tema del bautismo con el
Espíritu Santo, lo compara con el bautismo con agua que realizó Juan
el Bautista. ¿Cuál era su propósito al hacer esta comparación?

Comencemos por recordar la importancia que todos los evangelistas


dieron al bautismo de Juan. Realmente no era para menos, puesto
que su ministerio había revolucionado a toda la nación judía. Su voz
había roto el silencio de siglos desde que Israel reconociera al último
profeta que había hablado de parte de Dios. Es más, Juan se había
identificado como aquella voz que anunciaba la llegada del Mesías
prometido, él era su mensajero (Mt 3:1-3) (Is 40:3). Y el mismo
Señor había dicho que "entre los nacidos de mujeres, no hay mayor
profeta que Juan el Bautista" (Lc 7:28).

Ahora bien, la labor llevada a cabo por Juan había consistió


fundamentalmente en preparar a la nación de Israel para la venida
del Mesías prometido. Su bautismo en agua era un símbolo externo
de este hecho. Sin embargo, él era consciente de que su labor
quedaba incompleta hasta que no viniera el Mesías y el pueblo se
entregara a él de corazón. En ese caso serían bautizados con el
Espíritu Santo, lo que garantizaría una obra completa. Por eso Juan
hizo todo lo posible para dejar constancia de la infinita diferencia que
había entre el bautismo en agua que él realizaba, y el bautismo en
el Espíritu Santo que llevaría a cabo Cristo una vez que hubiera
ascendido al cielo.

(Mt 3:11) "Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento;


pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es
más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego."

Con la honestidad que le caracterizaba, Juan reconoció que él sólo


era un hombre, y como tal, sólo podía señalar al Cordero de Dios que
quita el pecado del mundo (Jn 1:29). Él podía predicar sobre el
perdón, pero sólo Jesús tenía la autoridad de garantizarlo. Y sólo
Cristo nos puede bautizar con el Espíritu Santo, quien nos regenera
y nos hace nuevas criaturas (Tit 3:4-5), nos sella como propiedad
suya (Ef 1:13-14) y nos capacita para servirle por medio de los
dones recibidos de él (1 Co 12:7-11).
Ahora bien, es muy importante que nos demos cuenta que lo que el
Señor estaba anunciando en este momento no era el bautismo del
Espíritu Santo de una persona concreta, sino de toda la Iglesia. A
esto mismo es a lo que se refiere Pablo cuando escribe a los
Corintios:

(1 Co 12:13) "Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados


en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres; y a todos
se nos dio a beber de un mismo Espíritu."

Vemos por lo tanto que una de las misiones del Espíritu Santo es la
de incorporar a los nuevos creyentes en el cuerpo de Cristo que es
la Iglesia. Y puesto que el bautismo del Espíritu no se había producido
todavía, cuando por fin llegara, todos los que eran verdaderos
creyentes en ese momento, serían bautizados y recibirían el Espíritu
Santo de forma conjunta.

Ahora bien, una vez que esta nueva etapa había sido inaugurada,
cada persona que se convierte desde entonces, recibe
inmediatamente el Espíritu Santo sin tener que esperar a ninguna
experiencia especial posterior.

Pero habiendo dicho esto, es necesario aclarar también la diferencia


entre el bautismo con el Espíritu y la plenitud del Espíritu. Este es un
tema en el que suele haber mucha confusión, y con frecuencia se
piensa que son una misma cosa, cuando en realidad no lo son. Por
ejemplo, aunque todos los cristianos en Corinto a los que Pablo
escribió habían sido bautizados en el Espíritu (1 Co 12:13), sin
embargo no estaban llenos del Espíritu Santo, y de hecho Pablo les
tuvo que amonestar porque eran carnales (1 Co 3:1), y en la iglesia
había claros casos de pecado no disciplinado (1 Co 5:1-2). Es cierto
que cuando los apóstoles fueron bautizados en el Espíritu en el día
de Pentecostés, también fueron llenos del Espíritu en el mismo
momento (Hch 2:4), pero esto puede no ocurrir así en muchas otras
ocasiones. De ahí se desprende la exhortación que Pablo hace en su
carta a los Efesios para que fueran llenos del Espíritu Santo (Ef 5:18).
Todos nosotros debemos anhelar la plenitud del Espíritu en nuestra
vida y ministerios, porque aunque todo verdadero creyente tiene el
Espíritu, no todos andan conforme al Espíritu (Ga 5:16), y muchas
veces apagamos el Espíritu (1 Ts 5:19), y otras lo contristamos (Ef
4:30).

Habiendo dicho esto, notemos también que los primeros discípulos


no recibieron el Espíritu Santo por algo que ellos hicieran, sino que
era el cumplimiento de la promesa de Dios. Y nosotros tampoco
debemos esforzarnos por buscar esto, ya que no depende de
nosotros, sino que Dios ha garantizado que cada persona que se
convierte, inmediatamente recibe el Espíritu Santo para toda su
vida (2 Co 1:21-22) (Ga 4:6) (Ef 1:13-14) (Ef 4:30) (1 Jn 2:20,27).
Lo que debe preocuparnos es vivir de tal manera que haga posible
que el Espíritu Santo se manifieste en plenitud en nuestras vidas, y
esto sí que depende de nosotros.

Un tiempo de espera
Antes de que todo esto ocurriera, el Señor "les mandó que no se
fueran de Jerusalén". Allí debían esperar. Por los evangelios sabemos
que antes de esto el Señor se había reunido con ellos en Galilea (Mt
28:16), tal vez porque la mayoría de los discípulos provenían de allí,
pero también porque era más seguro para ellos estar fuera de
Jerusalén después de que su Maestro hubiera muerto allí en una cruz.
Pero cuando llegó el momento de comenzar la Obra de predicación
del Evangelio, ésta tenía que ser llevada a cabo desde Jerusalén. De
esta manera se extendería una vez más la gracia de Dios para aquel
pueblo rebelde que acababa de crucificar a su Mesías. Por supuesto,
una tarea así estaría llena de peligros, y les obligaría a enfrentarse
con las autoridades judías. Por eso, aquellos sencillos pescadores de
Galilea, debían ser previamente investidos con el poder de lo alto por
medio del Espíritu Santo.

El tiempo de espera no sería muy largo. El Señor dijo exactamente:


"dentro de no muchos días". Y uniendo los datos que tenemos,
podemos ver que el Señor fue prendido y crucificado durante la
pascua, luego estuvo cuarenta días con sus discípulos antes de
ascender, y la venida del Espíritu Santo tuvo lugar en el día de
Pentecostés, es decir, cincuenta días después de la pascua y diez
días después de la ascensión de Jesús.

Ahora bien, ¿tenía alguna importancia la elección del día de


Pentecostés? Parece que sí, porque de otro modo, una vez que el
Señor ascendió al cielo, nada impedía que cumpliera inmediatamente
su promesa de enviar al Espíritu Santo. Pero igual que la Pascua fue
escogida deliberadamente por Jesús para ofrecer su sacrificio en la
Cruz, y así constituirse en nuestra Pascua y el que nos libra de una
esclavitud más amarga que la que había impuesto Faraón sobre
Israel, de la misma manera, también la elección del día de
Pentecostés tenía un significado espiritual.

Para entenderlo con claridad, debemos revisar el calendario de las


fiestas judías establecidas por Dios en su Palabra. Así vemos que
había dos fiestas agrícolas que debían celebrar. Una de ellas tenía
lugar antes de que el trigo estuviera totalmente maduro y listo para
recogerlo, entonces se llenaba una gavilla con las primeras espigas
y se ofrecía a Dios como las primicias (Lv 23:9-11). Cincuenta días
después, es decir, el día de Pentecostés, se ofrecían a Dios dos panes
elaborados con la harina de la cosecha, la del grano recién
cosechado (Lv 23:15-17). Era una ocasión muy alegre en la que
recogían las bendiciones producidas por la herencia que Dios les
había dado. La penosa escasez del invierno daba paso al glorioso
sabor de las primicias de la primera cosecha del año.

Y de la misma manera, cuando Jesús resucitó de la tumba puso fin


al invierno más espantoso, y su cuerpo glorificado fueron las
primicias de una cosecha mucho más vasta.

(1 Co 15:23) "Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las


primicias; luego los que son de Cristo, en su venida."

Cincuenta días después, el día de Pentecostés, el Espíritu Santo


descendió como los primeros frutos de una nueva herencia, el
preludio y la garantía de la restauración final de la creación.
El reino de Dios - Hechos 1:6-11
(Hch 1:6-11) "Entonces los que se habían reunido le preguntaron,
diciendo: Señor, ¿restaurarás el reino a Israel en este tiempo? Y les
dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el
Padre puso en su sola potestad; pero recibiréis poder, cuando haya
venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en
Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.
Y habiendo dicho estas cosas, viéndolo ellos, fue alzado, y le recibió
una nube que le ocultó de sus ojos. Y estando ellos con los ojos
puestos en el cielo, entre tanto que él se iba, he aquí se pusieron
junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, los cuales también
les dijeron: Varones galileos, ¿por qué estáis mirando al cielo? Este
mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá
como le habéis visto ir al cielo."

Introducción
Los primeros versículos de Hechos tratan sobre una serie de
acontecimientos de tal importancia que obligatoriamente debemos
conocer y relacionar correctamente entre sí, si queremos cumplir con
la comisión que el Señor nos ha encargado. Hagamos un breve
resumen de ellos:
En primer lugar, encontramos que Jesús dedicó una parte
importante de los cuarenta días que pasó con sus discípulos
después de su resurrección a hablarles "acerca del reino de
Dios" (Hch 1:3). Hasta ese momento el concepto del "reino" se
asociaba estrechamente con Israel, pero ¿cómo quedaban las
cosas después de que la nación judía había rechazado y dado
muerte a su Mesías?
Otro suceso de gran trascendencia fue la ascensión del Señor
al cielo. Esto necesariamente marcaba un antes y un después
tanto en relación con la manifestación del reino, así como con
la forma en la que el Señor se iba a relacionar con sus
discípulos desde ese momento.
La glorificación del Señor Jesucristo facilitó el descenso del
Espíritu Santo. Y como los profetas del Antiguo Testamento
habían señalado con frecuencia, el derramamiento del Espíritu
de forma generosa y universal sería una de las principales
señales y bendiciones del reinado del Mesías. Ahora bien, cabe
preguntarnos de qué manera el Espíritu hace presente el
gobierno de Dios en el tiempo presente, porque evidentemente
no se ajusta a lo que los judíos estaban esperando.
Unido al descenso del Espíritu Santo encontramos la comisión
que el Señor hizo a sus apóstoles y discípulos: "recibiréis
poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y
me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra" (Hch 1:8). Esto también introducía
un cambio muy importante en cuanto a lo que había sido la
tendencia de Israel por siglos. Ellos estaban acostumbrados a
que las naciones se interesaran por el Dios de Israel y fueran
hasta Jerusalén a encontrarse con él en su templo, pero ahora
el Señor invierte el orden, y envía a sus discípulos a salir desde
Jerusalén con las buenas noticas del evangelio y llegar hasta lo
último de la tierra.
Por último, tendremos ocasión de considerar las palabras de
los dos ángeles que se colocaron junto a los apóstoles en el
momento cuando Jesús ascendía al cielo, y que les informaron
acerca de su segunda venida: "Este mismo Jesús, que ha sido
tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir
al cielo" (Hch 1:11). Quedaba abierto, por lo tanto, un período
entre su ascensión y segunda venida, que ya se extiende por
casi dos mil años, y que está marcado por el mandato de
testificar a todas las naciones acerca del Señor Jesucristo y su
Obra en la Cruz.
Como podemos apreciar, se trata de acontecimientos fundamentales
para la fe cristiana, y que en este breve pasaje no sólo son
mencionados, sino que aparecen relacionados entre sí, dándonos una
visión global de las sucesivas etapas que Dios está siguiendo para el
establecimiento final de su Reino de manera visible en esta tierra.

El concepto del Reino de Dios


Hemos visto que Jesús estuvo enseñando a sus discípulos "acerca del
reino de Dios", y ahora vamos a considerar que la última pregunta
que ellos le hicieron versaba sobre este mismo tema: "¿Restaurarás
el reino a Israel en este tiempo?". El tema del reino de Dios está
presente a lo largo de todas las Escrituras, dando cohesión a todas
sus partes. Tan amplio e importante es, que antes de seguir
adelante, creemos que es conveniente que repasemos algunas
cuestiones básicas sobre lo que es el reino de Dios y cómo se
manifiesta.

1. El reino de Dios lo abarca todo

Básicamente podemos decir que un reino es el ámbito sujeto a la


autoridad de un rey. Y en el caso del reino de Dios incluye
absolutamente todo lo creado. Porque como dijo Pablo, "de él, y por
él, y para él, son todas las cosas. A él sea la gloria por los siglos.
Amén." (Ro 11:36). Por supuesto, esto no sólo incluye el mundo de
los hombres, sino que abarca también a todas las huestes
espirituales. El salmista expresó el dominio absoluto de Dios sobre
toda su creación de la siguiente manera:

(Sal 103:19-22) "Jehová estableció en los cielos su trono, y su reino


domina sobre todos. Bendecid a Jehová, vosotros sus ángeles,
poderosos en fortaleza, que ejecutáis su palabra, obedeciendo a la
voz de su precepto. Bendecid a Jehová, vosotros todos sus ejércitos,
ministros suyos, que hacéis su voluntad. Bendecid a Jehová, vosotras
todas sus obras, en todos los lugares de su señorío. Bendice, alma
mía, a Jehová."

Y además de abarcarlo todo, su reino tampoco conoce ninguna


limitación de tiempo, sino que se extiende por toda la eternidad.

(Sal 145:13) "Tu reino es reino de todos los siglos, y tu señorío en


todas las generaciones."

2. Oposición dentro del reino de Dios

Pero habiendo dicho esto, también debemos reconocer que cuando


miramos a nuestro alrededor vemos que hay muchas cosas que no
se ajustan a la voluntad de Dios revelada en su Palabra. ¿Qué está
pasando? ¿Es real el gobierno de Dios o es sólo una bonita ilusión?

La Biblia, con el realismo que le caracteriza, se hace eco de esta


oposición contra el gobierno de Dios. Sin darnos demasiados detalles,
nos informa que la rebelión que vemos en nuestro mundo, fue
precedida por otra entre los mismos ángeles. Y aunque no sabemos
cómo se originó este reino satánico de tinieblas morales y
espirituales, los primeros capítulos del libro de Génesis nos explican
que esta rebelión se introdujo en nuestro mundo por la acción de
Satanás que fue seguida por Adán y Eva (Gn 3:1-6).
Esta actividad contraria a la voluntad del Rey eterno oscurece el reino
de Dios en este mundo. No cabe duda de que el pecado ha dañado
gravemente la belleza y hermosura que inicialmente existió antes de
la entrada de este elemento de rebeldía.

Debido a esta autoridad usurpada, Satanás es conocido como el


"príncipe de la potestad del aire" y su influencia es ejercida sobre los
habitantes de este mundo (Ef 2:2) y también está en guerra
constante contra los mismos creyentes (Ef 6:10-13).

3. El plan de Dios para el "restablecimiento" de su reino

La presencia en nuestro mundo de esta rebelión contra el gobierno


de Dios, rápidamente se extendió por toda la raza, alcanzando tal
magnitud que algunos se preguntan con cierta lógica si realmente él
sigue siendo el Soberano que dirige los destinos de este mundo, o si
su posición como rey es tan solo una figura decorativa heredada del
pasado, que como en muchas monarquías en nuestras sociedades
contemporáneas, tienen un papel simbólico, estando en realidad
sujetas a la población, que es quien toma las decisiones de forma
democrática.

La historia bíblica deja claro que Dios nunca ha abdicado como Rey
legítimo de este mundo, ni tampoco acepta ser su Rey en un sentido
simbólico. Dios tiene el poder y el derecho legítimo para acabar con
cualquier rebelión, y de hecho lo hizo cuando trajo el diluvio universal
sobre este mundo (Gn 6-7), o destruyó ciudades concretas como
Sodoma y Gomorra (Gn 19:1-29), o dispersó a la sociedad altiva que
se levantó contra él en Babel (Gn 11:1-9).

Sin embargo, aunque Dios tuvo que intervenir en juicio debido al


peligroso incremento de la inmoralidad, su deseo nunca ha sido
destruir al hombre. Su propósito no es establecer su reino en este
mundo por la fuerza, que evidentemente podría hacerlo, sino que su
plan es otro muy diferente.

A lo largo de todo el Antiguo Testamento encontramos anuncios de


este plan de restauración que Dios se propone. En relación a esto
tenemos que recordar el llamamiento que hizo a un hombre,
Abraham, de quien después formaría la nación de Israel. Su intención
era manifestar su voluntad por medio de un pueblo, donde su reino
universal que jamás se interrumpe, fuese manifestado de manera
visible en nuestro mundo. Con este fin estableció un pacto con
Abraham por el que le garantizaba bendiciones personales, la
multiplicación de su simiente, la posesión de la tierra prometida, y la
protección de la raza contra sus enemigos. Todas estas promesas de
bendición para toda la raza encontraban su base en su "simiente",
es decir, en un descendiente suyo (Gn 15:1-21).
Dios empezó a cumplir sus promesas y la nación de Israel quedó
formada tras su salida de Egipto y su establecimiento en la tierra
prometida. En ese tiempo Dios gobernaba directamente sobre su
pueblo por medio de hombres que no eran reyes, sino instrumentos
de Dios, quien era el único Rey. Fue un tiempo en que Israel era una
teocracia.

Pero la degeneración del pueblo, del sacerdocio y de los jueces,


hicieron que Israel cayera una y otra vez en manos de sus enemigos.
Fue entonces cuando Dios intervino para nombrar a David como rey
sobre la nación (Sal 78:56-72). Y también hizo un pacto con él por
medio del cual Dios se comprometía a levantar de entre sus
descendientes a uno que se sentaría en su trono eternamente (2 S
7:8-16).

Con el tiempo los reyes de la dinastía de David llegaron a su fracaso


inevitable, al punto de que Israel fue llevado en cautiverio a
Babilonia, y la ciudad de Jerusalén y su templo destruidos. Sedequías
fue el último rey de la dinastía de David que gobernó sobre el pueblo
judío (2 R 25:1-7). Es cierto que algunos judíos retornaron a
Jerusalén y a Judea en tiempos de Esdras y Nehemías, pero tanto
ellos como sus descendientes se encontraron siempre bajo el dominio
de las grandes potencias de Persia, Grecia y Roma, aparte de un
breve intervalo de independencia bajo los primeros Macabeos, que
tampoco tenían derecho legítimo al trono.

En ese ambiente, dadas las catástrofes de la historia de Israel, todo


el pueblo estaba expectante esperando la venida del Mesías. El
profeta Daniel, quien escribió desde el cautiverio en Babilonia, tuvo
una esperanzadora visión del futuro de la nación. Él anunció a un
"hijo de hombre" quien establecería en este mundo la soberanía de
Dios:

(Dn 7:13-14) "Miraba yo en la visión de la noche, y he aquí con las


nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el
Anciano de días, y le hicieron acercarse delante de él. Y le fue dado
dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones y
lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca
pasará, y su reino uno que no será destruido."

La "simiente" prometida a Abraham en la cual serían benditas todas


las naciones de la tierra, el "hijo de David" que se sentaría
eternamente en el trono de Dios, y el "hijo del Hombre" del que habló
el profeta Daniel, y del que se dice que le fue dado dominio, gloria y
reino sobre todos los pueblos, todos ellos se referían a una misma
persona, el Mesías de Dios.

Resumiendo podemos decir que en la historia de Israel se


entremezclan continuamente los fracasos de la nación con las
promesas que Dios les hacía de bendición a través de su Mesías. Dios
quería establecer su reino en este mundo a partir de Israel, pero era
evidente que su fracaso como nación arruinaba una y otra vez el
proyecto. Porque a pesar de que ellos habían tenido unos privilegios
únicos en su trato con Dios, y habían recibido de él leyes justas que
los hacía un pueblo especial, sin embargo, su naturaleza caída les
hacía tropezar una y otra vez. Y esta misma sigue siendo la
experiencia en todas las partes de este mundo. A pesar de haber
visto grandes avances en muchas áreas del saber humano, seguimos
sin lograr erradicar cuestiones tan dolorosas como las guerras, el
hambre, la explotación de los menos favorecidos y un sinfín de lacras
sociales que nos deberían avergonzar como seres humanos.

En último término, si este mundo ha de ver el reino justo de Dios,


éste nunca podrá ser establecido sobre el humanismo, porque
precisamente el hombre y su naturaleza pecadora es la clave del
problema. Y Dios sabe perfectamente que en tanto que no solucione
el problema del pecado en el ser humano, será imposible establecer
su reino.

Como ya hemos visto, Dios se proponía hacer esto por medio del
Mesías que vendría de la descendencia de Abraham y del rey David.
Pero el Antiguo Testamento no sólo indicaba por medio de quién se
iba a establecer su reino, sino también la forma en que lo haría. El
profeta Isaías anunció que el Mesías, el Siervo de Jehová, quitaría el
pecado del hombre por medio del sacrificio de sí mismo:

(Is 53:5-6) "Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por
nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados. Todos nosotros nos descarriamos
como ovejas, cada cual se apartó por su camino; mas Jehová cargó
en él el pecado de todos nosotros."

Todo esto se cumplió en la persona del Señor Jesucristo, "hijo de


David, hijo de Abraham" (Mt 1:1). Y por su muerte en la Cruz derrotó
al pecado y estableció el fundamento inconmovible de su reino. Él
sabía que sería imposible establecer los principios de su reino en
personas pecadoras, antes era necesario librar al hombre de la
esclavitud del pecado. Por eso cuando los judíos quisieron venir "para
apoderarse de Jesús y hacerle rey, volvió a retirarse al monte él
solo" (Jn 6:15).

4. La venida del Mesías

Con la venida del Señor Jesucristo se inauguró una nueva etapa en


la manifestación del Reino de Dios. Y el tema del reino es tan
importante que impregna toda la predicación de Jesús. Según el
evangelio de Marcos, comenzó su ministerio de esta manera:
(Mr 1:14-15) "Después que Juan fue encarcelado, Jesús vino a
Galilea predicando el evangelio del reino de Dios, diciendo: El tiempo
se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y
creed en el evangelio."

El centro de esta proclamación es el anuncio de la proximidad del


reino y la necesidad de la conversión y la fe para poder entrar en él.
Pero ¿en qué sentido el reino estaba cerca? Bueno, aquí tenemos que
asociar el reino de Dios con la persona de Cristo. El mismo Rey había
venido a este mundo rebelde y estaba obrando en medio de él. Esto
es lo que se desprendía de sus palabras cuando dijo a los judíos:
"mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente
el reino de Dios ha llegado a vosotros" (Lc 11:20). Esta nueva
proximidad del reino residía en él mismo. A través de su presencia y
su actividad, Dios entró en la historia de un modo totalmente nuevo.
Por esta razón dice que "el tiempo se ha cumplido".

Ahora bien, el concepto del reino de Dios que los judíos esperaban,
distaba mucho del que Cristo había venido a establecer en su primera
venida. A los mismos discípulos les costó mucho asimilarlo, y la
mayoría de los judíos rechazaron a Jesús porque no satisfacía sus
expectativas en cuanto a su concepto del reino. Vamos a considerar
brevemente algunas de estas diferencias:
Por ejemplo, en el judaísmo todo estaba centrado en la
colectividad del pueblo elegido, mientras que el mensaje de
Jesús era sumamente individualista. Estaba dirigido a cada
persona para que recibiera su palabra, se arrepintiera y pusiera
la fe en él. De esta manera, la parábola del sembrador servía
para mostrar las diferentes reacciones de la persona ante la
Palabra sembrada en su corazón (Mr 4:1-20).
En consecuencia, el reino de Dios que Cristo anunciaba no se
podía localizar en ningún mapa, como ocurre con todos los
reinos de este mundo. Su lugar está en el interior del hombre.
Allí crece, y desde allí actúa.
Por otro lado, el reino que Cristo predicaba no entraba en
conflicto con los reinos de este mundo. Fue en este sentido que
le dijo a Pilato: "Mi reino no es de este mundo; si mi reino fuera
de este mundo, mis servidores pelearían para que yo no fuera
entregado a los judíos; pero mi reino no es de aquí" (Jn 18:36).
Y esta fue una de las razones por las que muchos judíos de su
tiempo le rechazaron, porque no establecía un reino político en
oposición a los romanos.
Y también la forma en que su reino se extendía era silenciosa.
"Preguntado por los fariseos, cuándo había de venir el reino de
Dios, les respondió y dijo: El reino de Dios no vendrá con
advertencia, ni dirán: Helo aquí, o helo allí; porque he aquí el
reino de Dios está entre vosotros" (Lc 17:20-21).
5. La reacción de la nación judía ante la venida del Mesías

Como decíamos, los judíos esperaban un Mesías político que los


librara del yugo de Roma, pero como vemos, éste no era uno de los
objetivos de su venida. Para Cristo, mucho más grave que la
presencia de los romanos en su tierra, era la presencia del pecado
en sus vidas. Liberarles de esto último era el objetivo de su primera
venida.

Así que finalmente Cristo fue rechazado por la parte "oficial" de


Israel, quienes promovieron, y finalmente lograron, que el
gobernador romano lo crucificase.

Y cuando Jesús fue clavado en una cruz, muchos que pensaban que
él era el Cristo que había de redimir a Israel, quedaron abatidos y
desconsolados (Lc 24:18-21). Todas sus esperanzas se
desvanecieron.

Pero Dios no había fracasado en su intención de establecer su reino


en este mundo por medio de su Mesías, ya que en realidad los
fundamentos habían quedado establecidos definitivamente por
medio de su muerte y resurrección, ya que en realidad, sólo de esta
manera podía ser justificado el pecado y el reino de Dios instaurado
en el corazón de las personas. De esta manera el enemigo fue
derrotado, perdiendo sus armas por las que tenía prisioneros a los
hombres, que como sabemos son el pecado y la muerte (He 2:14-
15).

6. El futuro de Israel

Después de la muerte y resurrección de Cristo, la mayoría de la


nación judía continuó rechazándole, por lo que la nueva iglesia
cristiana se constituyó principalmente por gentiles.

Por otro lado, los judíos continuaron sin ser independientes, y mucho
menos después de que el general Tito, en el año 70 de nuestra era,
destruyera el templo y la ciudad de Jerusalén, dispersando por todo
el mundo a los judíos que lograron sobrevivir.

Ante este escenario cabe preguntarse si Israel va a volver a contar


en los planes de Dios para su reino. ¿Qué va a ocurrir con las
numerosas profecías que así lo confirmaban?

El apóstol Pablo trata en Romanos capítulos 9 al 11 la posición de


Israel presente y futura. Y allí reafirma que a causa de su
incredulidad y endurecimiento han sido desechados, pero no para
siempre, porque "irrevocables son los dones y el llamamiento de
Dios" (Ro 11:29). De modo que finalmente todo Israel será salvo y
medio de grandes bendiciones para el mundo.

(Ro 11:25-28) "Porque no quiero, hermanos, que ignoréis este


misterio, para que no seáis arrogantes en cuanto a vosotros mismos:
que ha acontecido a Israel endurecimiento en parte, hasta que haya
entrado la plenitud de los gentiles; y luego todo Israel será salvo,
como está escrito: Vendrá de Sion el Libertador, que apartará de
Jacob la impiedad. Y este será mi pacto con ellos, cuando yo quite
sus pecados. Así que en cuanto al evangelio, son enemigos por causa
de vosotros; pero en cuanto a la elección, son amados por causa de
los padres."

¿Cuándo ocurrirá esto? Según este texto, cuando "haya entrado la


plenitud de los gentiles" y venga "el Libertador". La "plenitud de los
gentiles" se refiere a la Iglesia, que en este tiempo es de mayoría
gentil. Y después de esto hay indicios en las Escrituras de una época
final de tribulación para la nación de Israel que terminará con la
venida del "Libertador" y la conversión de la nación judía. Este
destino futuro de Israel se relaciona estrechamente con el "Reino
Milenial".

La raza judía ha sido conservada milagrosamente a través de los


siglos a pesar de violentos movimientos antisemitas, y ahora se
hallan otra vez en Palestina, habiendo adquirido de nuevo su
categoría de nación, y han vuelto a hablar el antiguo hebreo por
primera vez desde su cautiverio en Babilonia. Todo esto es evidencia
de que Dios no se ha olvidado de ellos, y aunque al presente siguen
rechazando a su Mesías, todo parece estar siendo conducido para su
restauración final.

7. La formación de la Iglesia

Cuando Israel rechazó a su Mesías, Dios entregó el reino a otro


pueblo. Esto fue lo que el Señor anunció por medio de la parábola de
la viña y los labradores malvados: "el reino de Dios será quitado de
vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él" (Mt
21:33-46).

Este pueblo es la Iglesia, formada mayormente por gentiles. Este


nuevo concepto del reino de Dios no había sido anunciado en el
Antiguo Testamento, era un misterio que los apóstoles, y en especial
Pablo, se encargaron de revelar en el Nuevo Testamento.

8. El reino de Dios escatológico

Algunos se han mostrado decepcionados con la Iglesia. Dicen en tono


crítico: "Jesús anunció el Reino de Dios y ha venido la Iglesia". En
realidad, esperaban que el reino de Dios transformaría el mundo y lo
que ha llegado es algo que evidentemente deja mucho que desear.
Además ¿dónde quedan aquellas promesas de un reino glorioso del
que los profetas del Antiguo Testamento habían hablado en tantas
ocasiones?

Frente a todo esto, el reino de Dios en su manifestación presente, ya


sea en el individuo o en la iglesia, es sin duda una realidad humilde.
Pero el Señor Jesucristo ya había expresado la escasa importancia
de este reino en su etapa actual. Por ejemplo, lo podemos ver en la
parábola de la semilla de mostaza, que es la más pequeña de todas
las semillas (Mt 13:31-32); o en la pequeña parte de levadura que
es escondida (Mt 13:33); o en la semilla que se echa en la tierra y
allí sufre distintas suertes: la picotean los pájaros, la ahogan las
zarzas, se seca por falta de agua (Mt 13:1-9); o la semilla de trigo
que crece junto a la cizaña (Mt 13:24-30).

Sin embargo, aunque en estas parábolas el comienzo es siempre


pequeño y humilde, su fin presentará otra realidad completamente
diferente. De alguna manera todo esto nos anuncia la próxima
irrupción del nuevo mundo de Dios, de su soberanía manifestada de
forma visible en nuestro mundo.

Y en este sentido, el reino de Dios no se introducirá de forma lenta y


paulatina, sino que irrumpirá de pronto. Cristo les dijo a sus
discípulos: "Porque como el relámpago que al fulgurar resplandece
desde un extremo del cielo hasta el otro, así también será el Hijo del
Hombre en su día". Y sigue comparando su venida futura con las
catástrofes que pusieron fin tanto a la iniquidad del mundo
antediluviano como a la de Sodoma y Gomorra, y añade: "Así será
el día en que el Hijo del Hombre se manifieste" (Lc 17:22-30).

Este momento es conocido en el Antiguo Testamento como "el día de


Jehová". Y por el libro de Apocalipsis sabemos que el reino de las
tinieblas llegará a su apogeo cuando Satanás haga surgir su
"anticristo", quien se hará rey y dios de los hombres que no han
querido someterse al Cristo de Dios, pero en la venida del Señor, su
atrevida rebelión será cortada y Cristo destruirá toda oposición y
reinará en esta tierra (2 Ts 2:3-12) (Dn 7:19-27).

Lógicamente esta aparición en gloria del Señor rodeado de todos sus


ángeles con él para sentarse en su trono (Mt 25:31), irá acompañada
con el juicio de las naciones, que preparará el terreno para la
inauguración del reino en manifestación en esta tierra (Ap 19:11-
16).

"¿Restaurarás el reino a Israel en este tiempo?"


Después de estas consideraciones previas acerca del reino de Dios,
que seguramente ocuparon mucha de la enseñanza del Señor a sus
discípulos durante esos días, tenemos que acercarnos a nuestro texto
para considerar la pregunta que los discípulos hicieron a Jesús en
relación a este tema: "¿Restaurarás el reino a Israel en este
tiempo?".

1. ¿Es una pregunta razonable?

Esta pregunta de los discípulos ha suscitado una gran diversidad de


comentarios, y la mayoría de los expositores están de acuerdo en
criticar la torpeza de los apóstoles. Sus argumentos son los
siguientes:

Después de tantas enseñanzas como habían recibido del Señor,


todavía no comprendían que el reino era espiritual y universal. Ellos
seguían insistiendo en una interpretación terriblemente literal de la
venida del reino. Lo único que parecía interesarles era un reino
material, territorial, político, nacionalista y en el que ellos tuvieran
una buena posición sin tener nada más que hacer. Les parecen unos
idealistas que sueñan con establecer una imaginaria utopía en la
tierra.

Realmente nos sorprende la dureza de muchas de las críticas que


han recibido. Ahora bien, no olvidemos que ellos hicieron esta
pregunta después de haber escuchado al Señor tratar este tema
durante los últimos cuarenta días previos a su ascensión, y nos
cuesta creer que el Maestro no hubiera sido capaz de enseñarles un
concepto tan fundamental para su misión futura. Más bien, nos
inclinamos a pensar que era una pregunta inevitable después de todo
lo que habían aprendido, y por eso fue incluida en el texto inspirado
para nuestra seria consideración. Por supuesto, ellos habían
escuchado al Señor hablar sobre la naturaleza espiritual de su reino
y también sobre la necesidad de morir en la Cruz (Mt 16:21-28).
También les había explicado que, a diferencia de los reyes de este
mundo, dentro de su reino los primeros puestos se alcanzaban por
una vida de servicio (Mt 20:26-28). Y como sabemos, durante algún
tiempo habían ofrecido mucha resistencia para aceptar estas cosas,
que de hecho, no llegaban a comprender plenamente (Lc 18:34).
Pero después de la muerte y resurrección del Señor, su
entendimiento fue abierto y comprendieron que esto era lo que
decían las Escrituras acerca del Mesías:

(Lc 24:45-47) "Entonces les abrió el entendimiento, para que


comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue
necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al
tercer día; y que se predicase en su nombre el arrepentimiento y el
perdón de pecados en todas las naciones, comenzando desde
Jerusalén."

2. ¿En qué basaban la pregunta?

Es verdad que había importantes profecías que anunciaban los


sufrimientos del Mesías, y que los discípulos no habían tenido en
cuenta (Is 53) (Sal 22). Pero como acabamos de ver, por la
resurrección y las enseñanzas posteriores de Jesús, habían llegado a
comprenderlas.

Ahora bien, ¿qué iba a ocurrir con el resto de profecías que


anunciaban el reino glorioso del Mesías? Porque los profetas habían
anunciado los sufrimientos del Mesías, pero también las glorias que
vendrían tras ellos:

(1 P 1:10-11) "Los profetas que profetizaron de la gracia destinada


a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta
salvación, escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el
Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual anunciaba de antemano
los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos."

Y los apóstoles no tenían ningún tipo de duda acerca de que Jesús


era el Mesías anunciado por las Escrituras, el "hijo de David"
prometido. Así pues, ¿por qué no podemos pensar que deseaban
verle exaltado al puesto de dignidad y honor que le correspondía?
¿Tenían que aceptar como algo normal que el Mesías abandonara
este mundo en silencio después de haber sido humillado por las
autoridades judías y romanas? ¿No decía el Salmo 2 que después de
que los reyes se unieran contra el Ungido de Jehová y le rechazaran,
Dios pondría a su rey sobre Sión, su santo monte y le daría por
herencia las naciones y como posesión suya hasta los confines de la
tierra?

(Sal 2:1-8) "¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan
cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes
consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo:
Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que
mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego
hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira. Pero yo he puesto
mi rey sobre Sion, mi santo monte. Yo publicaré el decreto; Jehová
me ha dicho: Mi hijo eres tú; yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré
por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la
tierra."

Por lo tanto, si el Mesías ya había completado la obra de la Cruz,


¿qué impedía que estableciera su reino de una forma visible y
gloriosa en este mundo? ¿No hay numerosas profecías del Antiguo
Testamento que indicaban señaladas bendiciones para el pueblo de
Israel? ¿No incluía el pacto que Dios había hecho con Abraham y los
demás patriarcas un futuro brillante para Israel, expresado éste en
términos territoriales?

En fin, no cabe duda de que ellos estaban seguros de que el Señor


cumpliría de una forma literal todas las promesas que había hecho a
su pueblo Israel, por eso no preguntaron si iba a restaurar el reino a
Israel, sino cuándo iba a hacerlo, y como luego veremos en la
contestación del Señor, no encontramos nada que nos haga pensar
que él no se dispusiera a hacerlo.

Además, aunque los apóstoles han recibido fuertes críticas por


esperar un puesto en el reino de Israel, no hemos de olvidar que fue
el mismo Señor quien se lo había dicho:

(Mt 19:28) "Y Jesús les dijo: De cierto os digo que en la


regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de su
gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre
doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel."

(Lc 22:29-30) "Yo, pues os asigno un reino, como mi Padre me lo


asignó a mí, para que comáis y bebáis a mi mesa en mi reino, y os
sentéis en tronos juzgando a las doce tribus de Israel."

Algunos reinterpretan todas las profecías del Antiguo Testamento


sobre el futuro glorioso de Israel de una forma espiritual,
aplicándolas a la Iglesia en este tiempo. Pero esto no es coherente,
puesto que estas profecías no podían referirse a la Iglesia, ya que
ésta no es mencionada en el Antiguo Testamento, sino que como
Pablo enseñó, era un misterio que había sido revelado en su tiempo
por los apóstoles del Señor:

(Ef 3:5-7) "Misterio que en otras generaciones no se dio a conocer a


los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos
apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos
y miembros del mismo cuerpo y copartícipes de la promesa en Cristo
Jesús por medio del evangelio, del cual yo fui hecho ministro por el
don de la gracia de Dios que me ha sido dado según la operación de
su poder."

Por otro lado, el Señor acababa de anunciar que en pocos días


recibirían el Espíritu Santo, razón por la que no debían irse de
Jerusalén (Hch 1:4-5). Y ellos recordaban que el profeta Joel había
hablado del derramamiento del Espíritu en relación con el día del
Señor y el glorioso reinado del Mesías.

(Jl 2:28-31) "Y después de esto derramaré mi Espíritu sobre toda


carne, y profetizarán vuestros hijos y vuestras hijas; vuestros
ancianos soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y
también sobre los siervos y sobre las siervas derramaré mi Espíritu
en aquellos días. Y daré prodigios en el cielo y en la tierra, sangre, y
fuego, y columnas de humo. El sol se convertirá en tinieblas, y la
luna en sangre, antes que venga el día grande y espantoso de
Jehová."

Si el Espíritu Santo había de ser derramado sobre ellos en pocos días,


¿no indicaba esto que la manifestación del Reino parecía inminente?
El profeta Joel no dejaba dudas sobre el hecho de que después de la
venida del Espíritu Santo vendría el día del Señor grande y terrible,
cuando Dios restauraría a Judá y Jerusalén, visitaría las naciones
gentiles con un juicio apocalíptico, quebrantaría su dominio sobre
Israel y restauraría a Jerusalén como el centro de la presencia divina.
Leamos lo que continúa diciendo el profeta Joel.

(Jl 3:1-2) "Porque he aquí que en aquellos días, y en aquel tiempo


en que haré volver la cautividad de Judá y de Jerusalén, reuniré a
todas las naciones, y las haré descender al valle de Josafat, y allí
entraré en juicio con ellas a causa de mi pueblo, y de Israel mi
heredad, a quien ellas esparcieron entre las naciones, y repartieron
mi tierra."

(Jl 3:11-12) "Juntaos y venid, naciones todas de alrededor, y


congregaos; haz venir allí, oh Jehová, a tus fuertes. Despiértense las
naciones, y suban al valle de Josafat; porque allí me sentaré para
juzgar a todas las naciones de alrededor."

(Jl 3:16-17) "Y Jehová rugirá desde Sion, y dará su voz desde
Jerusalén, y temblarán los cielos y la tierra; pero Jehová será la
esperanza de su pueblo, y la fortaleza de los hijos de Israel. Y
conoceréis que yo soy Jehová vuestro Dios, que habito en Sion, mi
santo monte; y Jerusalén será santa, y extraños no pasarán más por
ella."

El Antiguo Testamento prometía que Dios haría muchas cosas por


medio del Mesías cuando viniera. El Señor ya había hecho algunas.
Su muerte y resurrección fueron hechos realmente extraordinarios e
insólitos. Pero los profetas del Antiguo Testamento también
anunciaban otras muchas cosas igualmente maravillosas. Veamos lo
que decía el profeta Miqueas.

(Mi 4:1-8) "Acontecerá en los postreros tiempos que el monte de la


casa de Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto
que los collados, y correrán a él los pueblos. Vendrán muchas
naciones, y dirán: Venid, y subamos al monte de Jehová, y a la casa
del Dios de Jacob; y nos enseñará en sus caminos, y andaremos por
su veredas; porque de Sion saldrá la ley, y de Jerusalén la palabra
de Jehová. Y él juzgará entre muchos pueblos, y corregirá a naciones
poderosas hasta muy lejos: y martillarán sus espadas para azadones,
y sus lanzas para hoces; no alzará espada nación contra nación, ni
se ensayarán más para la guerra? En aquel día, dice Jehová, juntaré
la que cojea, y recogeré la descarriada, y a la que afligí; y pondré a
la coja como remanente, y a la descarriada como nación robusta; y
Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sion desde ahora y para
siempre. Y tú, oh torre del rebaño, fortaleza de la hija de Sion, hasta
ti vendrá el señorío primero, el reino de la hija de Jerusalén."

Por tanto, aquí tenemos otra clara promesa del dominio restaurado
a Israel. ¿Cómo hemos de entender esta hermosa promesa de que
un día cesará todo conflicto, prevalecerá la justicia y el mundo
conocerá la paz universal? ¿Es tan sólo la expresión poética de un
ideal, que hemos de procurar pero no alcanzar nunca? ¿O se trata de
una promesa específica de Dios? Y si es realista, y tiene garantías de
cumplimiento, ¿qué significa exactamente? ¿Cómo hemos de
interpretarla? Y sobre todo, ¿cuándo piensa Dios ponerla en práctica?

Como decimos, algunos han optado por una interpretación espiritual


de la profecía de Miqueas y de otras muchas similares a esta que
encontramos a lo largo del Antiguo Testamento. Así que según ellos,
la devolución del dominio de la "hija de Sión" significa el
establecimiento del reino espiritual de Cristo en la iglesia el día de
Pentecostés. Pero notemos que según Miqueas, en ese día muchas
naciones rechazarían el conflicto armado, y cabe preguntarnos ¿qué
naciones procedieron al desarme después de Pentecostés? Si
debemos interpretarlo figurativamente, como algo que ha ocurrido
en los corazones de aquellos que se convierten, entonces tendremos
que admitir que esta visión nos hace tener poca esperanza para
nuestro mundo, destruido constantemente por las guerras. Y en
consecuencia, tendríamos que admitir que el cristianismo no tiene
una solución realista para el mundo.

Por otro lado, cuando Miqueas dice que "el monte de la casa de
Jehová será establecido por cabecera de montes, y más alto que los
collados, y correrán a él los pueblos" (Mi 4:1), vemos por el versículo
siguiente que se refiere al templo en Jerusalén. Ahora bien, los que
optan por interpretar estos versículos de forma "espiritual", dicen
que esto es una referencia a la iglesia y a la posición de influencia
dominante que ha ejercido sobre el mundo desde Pentecostés. Pero
notemos qué es lo que dice exactamente Miqueas. Según los
versículos 2 al 5, se describe a las naciones que vendrían con agrado
a escuchar la Palabra de Dios, lo que les conduciría a abandonar la
lucha armada. Lamentablemente, los que esperan que esta promesa
ya se cumplió en Pentecostés o en siglos posteriores, no les queda
más que un mensaje carente de esperanza para este mundo. Porque
la realidad es que no ha habido ninguna ocasión desde entonces en
que la predicación del Evangelio y el establecimiento del reino
espiritual de Cristo haya llevado a una nación al desarme, y mucho
menos a nivel universal. Es más, las naciones llamadas cristianas han
sido y siguen siendo líderes en la producción de armas y con mucha
frecuencia están inmersos en conflictos bélicos por todo el mundo.
Además, la Biblia nos advierte que llegará un momento en que este
mundo alcanzará cierto tipo de paz y seguridad universal, pero será
algo ficticio que precederá al terrible día del Señor, que vendrá en
juicio sobre un mundo que no se ha querido arrepentir.

(1 Ts 5:1-3) "Pero acerca de los tiempos y de las ocasiones, no tenéis


necesidad, hermanos, de que yo os escriba. Porque vosotros sabéis
perfectamente que el día del Señor vendrá así como ladrón en la
noche; que cuando digan: Paz y seguridad, entonces vendrá sobre
ellos destrucción repentina, como los dolores a la mujer encinta, y
no escaparán."

Frente a un mundo agotado por las guerras, el terrorismo y el


hambre, el mensaje del profeta Miqueas trae una nueva esperanza.
Sin embargo, todo esto se desvanece si lo único que podemos
esperar es una interpretación espiritual de estos pasajes. Pero no
hay ninguna razón hermenéutica para interpretarlo así. Y por
supuesto, lo que Dios dijo a través del profeta Miqueas alcanzará su
cumplimiento en el tiempo señalado por Dios.

Recogemos aquí otra profecía de Isaías que coincide plenamente con


lo expresado por Miqueas:

(Is 2:2-4) "Acontecerá en lo postrero de los tiempos, que será


confirmado el monte de la casa de Jehová como cabeza de los
montes, y será exaltado sobre los collados, y correrán a él todas las
naciones. Y vendrán muchos pueblos, y dirán: Venid, y subamos al
monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob; y nos enseñará sus
caminos, y caminaremos por sus sendas. Porque de Sion saldrá la
ley, y de Jerusalén la palabra de Jehová. Y juzgará entre las naciones,
y reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de
arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación,
ni se adiestrarán más para la guerra."

Y así lo creyeron también los apóstoles. Sólo tenemos que escuchar


la predicación del apóstol Pedro afirmando que en la venida de Cristo
él restaurará todas las cosas (Hch 3:21), incluyendo el reino a Israel,
en el sentido en que Dios lo entiende. ¿Entiende la Iglesia el proyecto
del Reino de Dios tal como lo predicaron Jesús y sus apóstoles?

3. ¿Cuál fue la reacción de Jesús ante esta pregunta?

La pregunta de los discípulos suscitó cierta reprensión del Señor por


la curiosidad que manifestaron los discípulos por saber el tiempo en
que sería llevada a cabo la restauración del reino a Israel.
(Hch 1:7) "Y les dijo: No os toca a vosotros saber los tiempos o las
sazones, que el Padre puso en su sola potestad."

Pero a pesar de esta reprensión, notemos con atención que Jesús en


ningún momento dijo que el reino no fuera a ser devuelto a Israel.
De hecho, lo que dio a entender es que sí le sería devuelto, aunque
no les dijo cuándo. El Señor no corrigió la forma en la que ellos
interpretaban la restauración del reino a Israel, explicándoles que
debían entenderla de una manera espiritual. No consta ninguna
aclaración de este tipo. Además, si la restauración se iba a producir
de forma espiritual y tendría lugar inmediatamente en el día de
Pentecostés con la venida del Espíritu Santo, entonces no tenía
sentido decir: "no os toca a vosotros saber los tiempos o las
sazones", puesto que les acababa de explicar que esto tendría lugar
"dentro de no muchos días" (Hch 1:5).

Por otro lado, la respuesta de Jesús tiene ciertos parecidos con su


famoso discurso profético. En aquel caso usó un lenguaje similar para
referirse al momento de su segunda venida. Veamos lo que dijo:
"Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos,
sino sólo mi Padre" (Mt 24:36). Y también Pablo se refiere a "los
tiempos y las sazones" cuando habla de la segunda venida de
Cristo (1 Ts 5:1-3). De esto debemos deducir por la respuesta de
Cristo a la pregunta de los apóstoles acerca de la restauración del
reino a Israel, que ésta se produciría en un momento desconocido
por ellos, pero que coincidiría con su segunda venida. Y esta
suposición queda confirmada dos capítulos después cuando Pedro
predica exactamente esto mismo. Dirigiéndose a un público judío que
también esperaba la restauración de Israel, les dijo lo siguiente:

(Hch 3:19-21) "Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean


borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del
Señor tiempos de refrigerio, y él envíe a Jesucristo, que os fue antes
anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta
los tiempos de la restauración de todas las cosas, de las que habló
Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo
antiguo."

Ahora bien, antes de pasar al siguiente punto, debemos advertir una


vez más que a pesar de que Cristo ya les había reprendido
anteriormente por su curiosidad escatológica, ellos siguieron
preguntándole por el momento en que tendrían lugar los
acontecimientos del fin. Y parece que veinte siglos después, el mismo
error todavía persiste en ciertos ámbitos. Y eso a pesar de que todas
las previsiones que hasta ahora se han hecho han resultado
equivocadas. Otros se pronuncian dogmáticamente afirmando que
tal o cual acontecimiento de la historia del mundo es una señal de
que el fin está cerca o de que se producirá en cierto tiempo. Este tipo
de cosas, además de dejar desconcertados a creyentes muy sencillos
y excesivamente crédulos, es una actitud que el Señor desaprueba y
que debemos evitar. No caigamos en la trampa de ir más allá de lo
que la Biblia nos permite enseñar, ni demos rienda suelta a la
curiosidad natural del hombre sobre lo que sucederá en el futuro.
Observemos en cambio, que la actitud que la Biblia nos recomienda
tener frente a estos sucesos futuros, siempre es la de estar
preparados, expectantes y activos en su servicio.

(Mt 24:44-46) "Por tanto, también vosotros estad preparados;


porque el Hijo del Hombre vendrá a la hora que no pensáis. ¿Quién
es, pues, el siervo fiel y prudente, al cual puso su señor sobre su
casa para que les dé el alimento a tiempo? Bienaventurado aquel
siervo al cual, cuando su señor venga, le halle haciendo así."

4. Las dos venidas del Mesías

Según los judíos entendían el Antiguo Testamento, el Mesías vendría


una sola vez. Sin embargo, el Señor había hablado con frecuencia de
su regreso al Padre y de su segunda venida. Por lo tanto, los
discípulos tenían que modificar todas sus ideas previas acerca de la
venida del Mesías. Y era razonable que quisieran saber qué partes
del programa prometido se iban a cumplir en cada una de sus
venidas. Al fin y al cabo, ellos eran los encargados de salir a predicar
este programa mesiánico por el cual Dios se proponía restaurar todas
las cosas.

Y lo mismo ocurre con nosotros. Si hemos de ser testigos


responsables del Señor Jesús, debemos conocer con la máxima
precisión posible todo el plan de Dios para el establecimiento de su
reino. Tener las ideas poco claras sobre este asunto nos llevará
inevitablemente a la confusión de nuestras esperanzas y
predicaciones. Como por ejemplo algunos de los primeros cristianos
en Tesalónica, que llegaron a creer que el día del Señor que
anunciaron los profetas en el Antiguo Testamento se había cumplido
ya antes de la segunda venida de Cristo (2 Ts 2:1-12). Y esto mismo
afirman también otras religiones como los Testigos de Jehová, o los
Bah'ais.

5. La explicación del programa

En primer lugar, debemos notar que el reino de Dios es gradual en


su expansión. Cuando Jesús se acercaba a Jerusalén, "pensaban que
el reino de Dios se manifestaría inmediatamente" (Lc 19:11). Y en la
pregunta que le hicieron los discípulos después de su resurrección,
se incluía también una referencia al momento en que el Señor
restablecería el reino a Israel. Probablemente su pregunta tenía el
siguiente sentido: "¿Es ahora cuando vas a restaurar el reino a
Israel?".
El Señor no contestó directamente a su pregunta, pero en la parábola
que acabamos de mencionar, el noble se iba a un país lejano para
recibir el reino y volver (Lc 19:11-27). Por lo tanto, la restauración
del reino de Dios de un forma visible en este mundo tendrá que
esperar hasta la segunda venida del Señor (Hch 3:20-21).

Así que, en vista de todo esto, si los judíos querían prepararse para
la segunda venida del Mesías, y participar con él en todas las
bendiciones de esta gran restauración, debían arrepentirse. Y por eso
el testimonio de la iglesia, fortalecido y dirigido por el Espíritu Santo,
debe tener este mismo propósito. Aunque como el Señor indicó, la
predicación debería ser dirigida a todos los pueblos y naciones (Hch
1:8) (Hch 3:19).

Por lo tanto, queda claro que el propósito del intervalo entre la


ascensión del Señor y su segunda venida no es el de restaurar el
reino a Israel, sino el de dar testimonio universal de Cristo. Hasta la
segunda venida del Señor, la misión global de la iglesia en el poder
del Espíritu debe ser anunciar lo que Cristo ha obtenido con su
primera visita, y hacer un llamamiento a la gente para que se
arrepienta y crea en él, cómo único modo de prepararse para su
segunda venida.
Discurso de Pablo a los ancianos de Éfeso
- (Hch 20:17-38)
Introducción
Esta es la única predicación en los Hechos de los Apóstoles que va
dirigida a una audiencia cristiana y tiene además la particularidad de
que los asistentes eran ancianos de la iglesia. Pablo se reunió con
ellos en la ciudad de Mileto cuando regresaba de su tercer viaje
misionero con rumbo a Jerusalén, a donde esperaba poder llegar
para entregar la ofrenda que los hermanos gentiles habían reunido
para sus hermanos judíos.

El propósito de Pablo al convocar esta reunión con los ancianos de


Éfeso era animarles por medio de su presencia, instruirles en vista
de los peligros que se avecinaban, exhortarles a cumplir con fidelidad
el ministerio en el que habían sido colocados por el Señor y también
despedirse de ellos, porque aunque no sabía qué le iba a acontecer
en Jerusalén, tenía la convicción de que no volvería a verles
más (Hch 20:25).

La motivación de Pablo en el ministerio


(Hch 20:22-25) ?Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu, voy a
Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; salvo que el
Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio, diciendo que
me esperan prisiones y tribulaciones. Pero de ninguna cosa hago
caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe
mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para
dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. Y ahora, he aquí,
yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado
predicando el reino de Dios, verá más mi rostro."

El viaje que Pablo tenía por delante a Jerusalén no era fácil, de hecho,
a lo largo de todo el camino los hermanos le advertían por el Espíritu
Santo de los peligros que le aguardaban allí. Sin embargo, Pablo
sentía que era el mismo Espíritu quien le llevaba allí. Así que, con la
determinación que le caracterizaba, decidió continuar para cumplir lo
que entendía que era su ministerio. Y aunque algunos han
cuestionado la decisión de Pablo de llegar a Jerusalén, no debemos
olvidar que una vez que fue apresado allí, el Señor se le apareció
para animarle y confirmar su predicación (Hch 23:11). De todo esto
aprendemos un principio importante para descubrir la voluntad de
Dios: el que todas las puertas se nos cierren y encontremos serias
dificultades, no quiere decir por eso que lo que nos proponemos
hacer no sea la voluntad de Dios. Lo importante en todo caso es estar
seguros de que es el Espíritu Santo quien nos mueve, y que nuestra
aspiración sea glorificar al Señor. Fuera de esto, Pablo no hacía caso
de ninguna cosa (Hch 20:24).

Desgraciadamente no siempre actuamos así, sino que dejamos que


muchas cosas nos preocupen hasta el punto de que en ocasiones
quedamos inutilizados: la crítica, el fracaso, la soledad, el rechazo,
la enfermedad, la muerte, la falta de trabajo... A Pablo, en cambio,
lo único que le preocupaba era el cumplir con la comisión que Dios le
había dado y ser fiel hasta el final. Es más, la causa del evangelio
era tan importante para él que valía la pena pagar cualquier precio
para su avance. La vida o la muerte no eran lo que le importaba, no
tenía este espíritu de autoconservación que rige muchos de nuestros
actos, sino que lo más importante era, como les dijo a los Filipenses,
que Cristo fuera glorificado en su cuerpo, ?ya sea por vida o por
muerte" (Fil 1:20).

Así que Pablo estaba dispuesto a ir a Jerusalén sin tener en cuenta


los riesgos que esto pudiera tener para su persona, porque su honor
supremo era completar la carrera y acabar la misión encomendada
por el Señor Jesús.

(Hch 21:13) ?Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y


quebrantándome el corazón? Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser
atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús."
Nosotros debemos preguntarnos si tenemos tal tipo de motivaciones
en la vida.

El ejemplo de Pablo en su ministerio en Éfeso


1. Se identificó con las personas

(Hch 20:18) ?Cuando vinieron a él, les dijo: Vosotros sabéis cómo
me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer
día que entré en Asia"

Pablo comienza diciendo a los ancianos de Éfeso: ?vosotros sabéis"


y lo vuelve a repetir más adelante (Hch 20:34). Este énfasis en el
conocimiento que ellos tenían de él nos recuerda al conocimiento que
también los tesalonicenses habían llegado a tener del apóstol (1 Ts
2:1-12).

Pablo siempre se caracterizó por desarrollar un servicio personal.


Vivía con las personas, conocía sus problemas y les predicaba lo que
necesitaban. Él no era un evangelista concentrado en desarrollar un
ministerio público entre las masas, dejando a otros el trabajo
personal, mientras él se retiraba a su hotel. La Biblia no conoce este
tipo de especialización. De hecho, quien haga esto es muy posible
que pierda el contacto con las personas y sus mensajes se vuelvan
ineficaces y fríos.

Tal vez podríamos llegar a hacernos una idea equivocada del


ministerio de Pablo en Éfeso, pensando que durante dos años estuvo
haciendo poderosos milagros en grandes convenciones y predicando
la Palabra a las masas. Sin embargo, el relato de su discurso a los
ancianos reunidos en Mileto, nos revela que su labor tuvo mucho de
personal, de tal manera que su enseñanza pública se complementaba
con una labor mucho más personal llevada a cabo en sus propias
casas (Hch 20:20), amonestándoles a cada uno de ellos de noche y
de día con muchas lágrimas (Hch 20:31).

Pablo siempre mostraba una disposición a servir al Señor con toda


humildad, acercándose con sencillez a las personas. No marcaba
distancias por el hecho de ser apóstol. Esta es una de las virtudes
más difíciles de practicar en nuestros días, porque se considera que
ser humilde equivale a despojarse de las cualidades que aseguran el
éxito. El mundo nos enseña constantemente que debemos ser
agresivos, imponernos, hacer valer nuestros derechos, porque de
otra manera nos aplastarán y nunca llegaremos a ninguna parte.
Claro está que en contraste con esto tenemos las palabras del Señor:
?Aprender de mí, que soy manso y humilde de corazón" (Mt 11:29).

El apóstol siguió esta norma en sus relaciones y ésta fue la clave para
entablar amistad con tantas personas y de tan diversa procedencia y
estado social. Esto lo podemos percibir a través de los saludos que
envía al final de muchas de sus cartas.

Lamentablemente, este acercamiento sincero es cada vez menos


popular en nuestros días. Valoramos mucho nuestra independencia
y preferimos separar nuestra vida privada de nuestros ministerios.
El resultado es un ministerio superficial. Pero notemos que hasta el
mismo Jesús basó su ministerio en la amistad con sus discípulos: ?Ya
no os llamaré siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor;
pero os he llamado amigos, porque todas las cosas que oí de mi
Padre, os las he dado a conocer" (Jn 15:15).

Pablo expresa muy bien este acercamiento abierto y sincero en las


palabras que escribió a los corintios. Ellos habían cerrado su corazón
al apóstol, pero él les respondió abriéndoles una vez más el suyo con
el fin de recuperarles:

(2 Co 6:11-13) ?Nuestra boca se ha abierto a vosotros, oh corintios;


nuestro corazón se ha ensanchado. No estáis estrechos en nosotros,
pero sí sois estrechos en vuestro propio corazón. Pues, para
corresponder del mismo modo (como a hijos hablo), ensanchaos
también vosotros."

2. Asumió el sufrimiento como parte de su ministerio

(Hch 20:19) ?Sirviendo al Señor con toda humildad, y con muchas


lágrimas, y pruebas que me han venido por las asechanzas de los
judíos."

La labor de un misionero nunca es fácil. Cada iglesia local se edifica


y se sostiene con muchas lágrimas, preocupaciones y desvelos.
Quien no esté dispuesto a asumir este coste personal, nunca podrá
dedicarse al ministerio cristiano.

Pablo estaba dispuesto a hacerlo, y de hecho se gozaba en ello:

(Col 1:24) ?Ahora me gozo en lo que padezco por vosotros, y cumplo


en mi carne lo que falta de las aflicciones de Cristo por su cuerpo,
que es la iglesia."

Este tipo de compromiso con el evangelio es un fuerte estímulo para


que otros hagan lo mismo. Por supuesto, no todos siguen los buenos
ejemplos que tienen a su alcance, pero esto no le quita valor a la
gran verdad de que el compromiso produce compromiso. La mejor
manera de animar a otros es mostrando nuestro entusiasmo y
disposición para servir al Señor. Y Pablo era alguien que motivaba a
otros con su ejemplo.

3. Predicó toda la Palabra revelada


(Hch 20:20) ?Nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y
enseñaros, públicamente y por las casas"

(Hch 20:27) ?Porque no he rehuido anunciaros todo el consejo de


Dios"

Mientras estuvo en Éfeso predicó cada día durante meses en la


escuela de uno llamado Tiranno (Hch 19:9-10). Esto ya era de por sí
tremendamente agotador, pero además también lo hacía por las
casas, y esto sin dejar de trabajar para poder sostener
económicamente a su equipo de colaboradores.

Por otro lado, debemos prestar atención al hecho de que en su


predicación anunciaba ?todo el consejo de Dios". Es decir, todo lo
que Dios había revelado, por comprometido o impopular que fuera.

Además fue perseverante. Predicó día y noche por tres años. Aquí
está la clave del éxito: usar bien el tiempo y ser perseverantes.

(Hch 20:31) ?Por tres años, de noche y de día, no he cesado de


amonestaros."

4. Estuvo volcado en la evangelización

(Hch 20:21) ?Testificando a judíos y gentiles acerca del


arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor
Jesucristo."

La tarea de enseñar la Palabra era complementada con la


evangelización. Aunque no deberíamos separar la una de la otra,
puesto que la mejor manera de evangelizar es enseñar la Palabra.

Esto hacía sin distinción de personas: ?a judíos y a gentiles".

Y notamos que el núcleo de su mensaje era el arrepentimiento y la


fe en Cristo. La fe sin arrepentimiento es vana y estéril, lo mismo
que el arrepentimiento sin fe.

La exhortación de Pablo
Después de mencionar su propio ejemplo Pablo comienza su
exhortación a los ancianos, aunque pronto volverá nuevamente a su
propio ejemplo. Él sabía que una exhortación es mejor recibida si va
acompañada por el ejemplo de la persona que la hace. ¿A qué les
exhorta?

1. Les exhorta a cuidar de sí mismos y de la iglesia Cristo


(Hch 20:28) ?Por tanto, mirad por vosotros, y por todo el rebaño en
que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos, para apacentar la
iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre."

Pablo comienza llevándoles a considerar el tremendo privilegio y


responsabilidad que el Señor les había dado al ponerlos como obispos
de las congregaciones. Los ancianos u obispos que supervisan,
pastorean, alimentan, guían y velan por el rebaño son necesarios en
la iglesia. Pero se subraya el hecho de que sólo el Espíritu Santo
puede colocar a los pastores que han de dirigir el rebaño que Cristo
ha comprado por su sangre. Quien se coloca en esta posición sin
haber sido designado por el Espíritu Santo se convierte en un
usurpador. En este proceso la iglesia sólo puede y debe reconocer lo
que el Espíritu Santo ha decidido, sin quitar ni añadir nada.

Por otro lado, la iglesia es presentada aquí como ?la iglesia del Señor,
la cual él ganó por su propia sangre". El pastor no debe olvidar que
la iglesia no le pertenece a él.

(1 P 1:18-19) ?...Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana


manera de vivir.., no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino
con la sangre preciosa de Cristo"

Al decirnos cuánto le ha costado ganar su Iglesia, nos está mostrando


el valor que para él tiene. El hecho de que Cristo haya dado su propia
sangre para rescatarnos, da un nuevo valor a cada persona. Por lo
tanto, nunca debemos olvidar que desde la perspectiva cristiana el
valor de una persona no se mide por su posición social, los ingresos
que tiene, el tamaño de su casa o cualquier otra cosa de este tipo.
Cada alma es importante porque Cristo ha dado su vida por ella. Esta
diferencia básica entre la mentalidad cristiana y la del mundo, debe
afectar profundamente nuestras relaciones con las personas.

Pablo les recuerda todo esto para que se den cuenta de que esas
personas a las que están llamadas a servir son realmente muy
importantes para Dios. Es probable que con frecuencia nos
encontremos con cristianos que no nos resultan demasiado
agradables, con pocas habilidades sociales, y con un carácter difícil
de soportar, sin embargo, cuando recordamos lo que Cristo dio para
salvarlas, debemos cambiar nuestro enfoque y considerar un
privilegio poderles servir. La base de nuestro servicio hacia los demás
se debe basar por lo tanto en reconocer el valor que cada persona
tiene al haber sido creada a la imagen de Dios y por el hecho de que
Cristo ha dado su vida para redimirlas. Por supuesto, esto no cambia
inmediatamente nuestro carácter, Pablo lo sabía bien, y por eso dice
que Dios ha colocado a los pastores para ayudar a cambiar a los
creyentes. Los creyentes, así como las ovejas, necesitan ser
alimentados, guiados, protegidos, pero en otras ocasiones también
habrá que limpiarlos de su suciedad, corregirles en su obstinación,
soportarles... a fin de que sus vidas lleguen a manifestar el carácter
perfecto de Cristo. Ahora bien, el considerar el valor que Dios da a
los creyentes debería tener un profundo efecto en los pastores a la
hora de desarrollar su servicio a favor de ellos, haciéndoles más
humildes, ya que de otra forma sería fácil llegar a menospreciarles
al ver todas sus limitaciones y verlos como seres inútiles.

Con unas pocas frases Pablo ha expresado grandes conceptos: los


ancianos han sido elegidos por el Espíritu Santo para el noble
ministerio de pastorear la iglesia que pertenece a Cristo porque la ha
redimido con su propia sangre. Tener la posibilidad de participar en
este servicio es un gran privilegio, pero también implica una gran
responsabilidad que debe ser ejercida con mucho cuidado.

Por lo tanto, Pablo comienza exhortándoles a cuidar de sí mismos


antes de mirar por la iglesia. En tanto que no hagan esto no podrán
ocuparse adecuadamente de los demás.

(1 Ti 4:16) ?Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en


ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te
oyeren."

Cuando un pastor descuida su propia vida espiritual, el estudio de la


Escritura, la oración... todo esto termina afectando negativamente a
su conducta moral y esto le impide pastorear y cuidar a otros.

2. Les exhorta a defender la iglesia de Cristo

(Hch 20:29-30) ?Porque yo sé que después de mi partida entrarán


en medio de vosotros lobos rapaces, que no perdonarán al rebaño. Y
de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas
perversas para arrastrar tras sí a los discípulos."

Los pastores no sólo deben alimentar a las ovejas enseñándoles la


verdad y guiarles en el camino de la santidad, también tienen la
responsabilidad de protegerlas de los peligros.

En el antiguo Cercano Oriente los lobos eran los mayores enemigos


de las ovejas. Estos constituían una amenaza permanente y las
ovejas estaban indefensas frente a ellos, por eso los pastores no
podían permitirse descansar mientras que las vigilaban.

En el ámbito espiritual los cristianos tampoco están exentos de


peligros. Pablo se refiere a estos enemigos como ?lobos rapaces" y
dijo que estarían en medio de ellos. El Señor usó la misma expresión
para advertir acerca de los falsos profetas:
(Mt 7:15) ?Guardaos de los falsos profetas, que vienen a vosotros
con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces."

Ademas de tener enseñadores fieles, las iglesias conocen la actividad


de falsos maestros. Son personas que no han sido comisionadas por
Dios, sino que están en el ministerio por voluntad propia. Su mensaje
tampoco procede de Dios, sino que hablan por su propia cuenta,
comunican sus propias ideas y no son fieles a la revelación divina.
Suelen predicar no lo que Dios quiere que digan, sino lo que la gente
quiere escuchar. Son maestros en distorsionar la verdad, elaborando
doctrinas extrañas y retorcidas. Tampoco sus motivaciones son
nobles, sino que se mueven por razones egoístas y ambición
personal. En la intimidad de su corazón no son lo que pretenden ser
en la vida pública. Su meta, aunque no lo admitan, es conseguir que
los discípulos los sigan a ellos. Quieren dominar el rebaño como si
fuera suyo y no quieren reconocer que no les pertenece a ellos sino
a Aquel que lo compró con su propia sangre. En realidad quieren
fomentar su tiranía sobre el rebaño.

Son especialmente peligrosos porque son capaces de disfrazarse


como ovejas. Se hacen pasar por siervos de Dios pero en realidad
son agentes del maligno. Detrás de su sonrisa fácil esconden los
colmillos de la bestia feroz.

(2 Co 11:13-15) ?Porque éstos son falsos apóstoles, obreros


fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es
maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz.
Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como
ministros de justicia; cuyo fin será conforme a sus obras."

Su finalidad principal es la de introducir el error y la herejía dentro


de la iglesia de Cristo. Tan importante es este peligro que todos los
escritores del Nuevo Testamento nos advierten de él de una manera
u otra:

(Jud 1:4) ?Porque algunos hombres han entrado encubiertamente,


los que desde antes habían sido destinados para esta condenación,
hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro
Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor
Jesucristo."

(2 P 2:1) ?...Introducirán encubiertamente herejías destructoras, y


aun negarán al Señor que los rescató."

Por eso, la labor de los pastores debe ayudar a la iglesia a diferenciar


entre la verdad y la mentira, entre los falsos maestros y los
auténticos. Y la forma de hacerlo es denunciando el error.
Este énfasis no es muy popular ahora. Con frecuencia se nos insiste
que seamos positivos en nuestra predicación, nunca negativos. En
nuestro tiempo no hay interés por las ?batallas teológicas", la
defensa de la verdad ha sido sustituida por los aspectos
experimentales de la fe. En realidad, es muy difícil que con la falta
de conocimiento bíblico que muchísimos cristianos tienen, puedan
defender adecuadamente la doctrina. Aun muchos pastores sufren
de esto mismo y en tal caso sólo son capaces de defender ciertos
aspectos más relacionados con su propia denominación que con la
doctrina bíblica. Por esta razón se hace urgente emplear cada día
tiempo en la formación bíblica.

Pero en la Biblia vemos que tanto el Señor como sus apóstoles


denunciaron enérgicamente las falsas doctrinas. Y de hecho, el Señor
hizo notar que no hacerlo es una actitud propia del ?pastor
asalariado" (Jn 10:12-13). Estos son aquellos que cuando ven el
peligro no hacen nada, porque en realidad no les importa el rebaño
de Cristo y lo dejan a merced de las fieras salvajes (Ez 34:5).

Por último, Pablo hace notar que este peligro puede venir de fuera,
pero también de dentro del rebaño. Esto último es especialmente
doloroso y muy difícil de combatir. No hay nada que confunda más a
las ovejas, que aquellos hombres que profesan ser siervos de Dios
enseñen al rebaño falsas doctrinas.

3. Les exhorta a usar bien los recursos a su alcance: ?Dios y la


palabra de su gracia"

(Hch 20:32) ?Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la


palabra de su gracia, que tiene poder para sobreedificaros y daros
herencia con todos los santificados."

Pablo no dejó estructuras u organizaciones. La confianza de los


pastores, y de todos los miembros en general, debe estar puesta en
Dios y en su Palabra. Aquí se encuentran todos los recursos
necesarios para edificar la Iglesia de Dios.

4. Les exhorta a considerar el ejemplo de Pablo

(Hch 20:33-35) ?Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado.


Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a
los que están conmigo, estas manos me han servido. En todo os he
enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados, y
recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado
es dar que recibir."

Antes de terminar, Pablo vuelve a apelar a su propio ejemplo en el


servicio del evangelio. Les recuerda su proceder durante el tiempo
que estuvo con ellos y cómo se esforzó en trabajar con sus manos
para no ser gravoso a nadie. Y ahora les exhorta a seguir su ejemplo,
cuidando del pueblo de Dios sin pensar en la retribución material.
Quien hace esto se convierte automáticamente en un asalariado, que
está en el puesto no por amor a las ovejas sino al salario. En cambio
Pablo quiere transmitirles que no hay mayor gozo que poder dar a
otros, tanto de lo espiritual como de lo material, a costa de los
esfuerzos propios. El apóstol sabía que tenía derecho a ser
mantenido por las ofrendas de los hermanos (1 Co 9:14), pero él
renunció a ese derecho por dar ejemplo a los hermanos y evitar
también el daño a la obra de Dios por las críticas que pudieran surgir
contra él. Nadie podía acusarle de ser un vividor. Pero esto también
nos habla de su disposición a ceder de su derecho, a sacrificarse por
amor al Señor y al bienestar de su iglesia.

La despedida
(Hch 20:36-38) ?Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas,
y oró con todos ellos. Entonces hubo gran llanto de todos; y
echándose al cuello de Pablo, le besaban, doliéndose en gran manera
por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le
acompañaron al barco."

Esta es una escena muy conmovedora, que hay que sentir más que
analizar.

¡Qué amigos había hecho Pablo en Éfeso! Muchos piensan en Pablo


como un severo teólogo, siempre preocupado por la sana doctrina y
la disciplina, pero el cariño con que le despidieron los hermanos, nos
revela que era alguien tierno y muy querido. Y queda también en
evidencia que en el tiempo que había pasado en Éfeso con los
ancianos, había establecido profundos vínculos de afecto, por lo que
la noticia de su ausencia definitiva provocó un mar de lágrimas entre
todos ellos.

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