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Los suelos han sufrido degradaciones de todo tipo, pero desde el punto de vista medioambiental es
muy importante el papel que ha jugado como almacén de residuos y como consecuencia de ello
la degradación química.
El desconocimiento de los efectos que podrían provocar los nuevos residuos, la ausencia
de medios suficientes para su tratamiento, así como las malas prácticas medioambientales del
pasado, han tenido como consecuencia más inmediata el vertido o depósito incontrolado de los
mismos, lo que a su vez ha originado la contaminación progresiva de muchos suelos.
El suelo hace un papel de receptor y amortiguador de la contaminación, esto hace que muchos
suelos del mundo se encuentren en un nivel avanzado de degradación, especialmente por
contaminación química.
Se considera como degradación del suelo al proceso o conjunto de procesos que disminuyen
su capacidad actual y potencial para diferentes usos. Los tipos de degradación son:
Por erosión eólica.- La erosión eólica es el desgaste de las rocas o la remoción del suelo
debido a la acción del viento. La erosión eólica se produce, pues, en zonas áridas, como los
desiertos y la alta montaña. Estos tienen además otra característica imprescindible: las
grandes diferencias de temperaturas. Esto hace que la roca se rompa y la erosión eólica
pueda actuar con mayor eficacia.
Química.- Las prácticas agrícolas vistas tienen, entre otras consecuencias, un deterioro
químico del suelo, ya sea por extracción excesiva de nutrientes, por adiciones de
compuestos extraños al sistema, generalmente no degradables, por alteraciones físicas que
inducen procesos de lixiviación, etc. Pero, además, en la agricultura moderna el suelo sufre
impactos químicos originados ya sea en el sector industrial o en las áreas urbanas.
Biológica.- La materia orgánica del suelo es un indicador clave de la calidad del suelo,
tanto en sus funciones agrícolas como en sus funciones ambientales. La materia orgánica
del suelo es el principal determinante de su actividad biológica. La cantidad, la diversidad y
la actividad de la fauna del suelo y de los microorganismos están directamente relacionadas
con la materia orgánica. La materia orgánica y la actividad biológica que esta genera tienen
gran influencia sobre las propiedades químicas y físicas de los suelos. La agregación y la
estabilidad de la estructura del suelo aumentan con el contenido de materia orgánica.
Éstas a su vez, incrementan la tasa de infiltración y la capacidad de agua disponible en el
suelo así como la resistencia contra la erosión hídrica y eólica. La materia orgánica del
suelo también mejora la dinámica y la biodisponibilidad de los principales nutrientes de las
plantas.
Como degradación química se conoce el impacto negativo que se produce en las propiedades que
regulan la vida del suelo por efecto de procesos químicos, como por ejemplo, la acidificación y la
toxicidad.
Los suelos tienen propiedades físicas y químicas muy diferentes, pero además están sometidos a
distintas variaciones en la humedad, el pH y las condiciones redox. El problema es que cuando un
espacio se encuentra contaminado afecta a varios medios como el aire, las aguas superficiales, las
aguas subterráneas, el suelo y los receptores potenciales. Además, es una
contaminación dinámica porque al moverse los contaminantes en el terreno a través de las capas
más permeables se facilita su dispersión y esto hace que aumente el área afectada.
La contaminación del suelo debida a fuentes antropogénicas (causadas por el hombre) se debe
fundamentalmente a:
Ciertas prácticas agrícolas, como el uso abusivo de fertilizantes y pesticidas inorgánicos, así
como el uso de aguas residuales y abonos orgánicos.
Las explotaciones mineras y de procesado que incorporan al suelo elementos tóxicos
procedentes de las minas.
El transporte, como lo demuestran los suelos contaminados en los alrededores de carreteras.
Los procesos industriales, debido, por una parte, a las emisiones que pueden depositarse en
suelos y vegetación, y por otra a los residuos industriales.
Los contaminantes más habituales que se pueden encontrar en los suelos son los siguientes:
Metales pesados
Hidrocarburos no halogenados
Hidrocarburos halogenados
Aceites minerales
Pesticidas
Para prevenir la degradación química es preciso conocer las características del suelo, ya que cada
suelo tiene una capacidad amortiguadora de la contaminación, y prever como va a responder el
suelo frente a procesos como los siguientes:
Acido-base, en este caso la respuesta dependerá del grado de saturación y de su capacidad
de intercambio catiónico. Si la adición de ácido es grande, la capacidad de neutralización
del suelo dependerá del contenido en minerales que tenga.
Precipitación-disolución, dependerá de su capacidad de reacción con los compuestos para
precipitar como fosfatos, arseniatos y seleniatos; si son metales, precipitarán como sulfuros.
Adsorción-desorción, dependerá de las propiedades del suelo, si contiene caliza activa se
verá favorecida la adsorción.
Complejación, dependerá de la capacidad de los metales presentes en el suelo para formar
complejos.
Antes de aplicar un tratamiento al suelo contaminado es necesario hacer una análisis de los
posibles riesgos y para evaluar riesgos hay que tener en cuenta varios factores como son:
Para poder realizar un análisis de riesgos se pueden seguir los siguientes pasos:
Eliminación de impurezas
en los metales para
aumentar la ley de
contenido.
Nota: En general, todas las etapas que incluye un proceso minero, con excepción de la prospección,
que implica estudios preliminares, generan problemas ambientales de alto impacto. Como puede
verse, en todas las etapas se generan aguas residuales, residuos peligrosos y, en algunos casos,
emisiones a la atmósfera. Sin embargo, dos de las etapas que más contaminación producen son las
de explotación de los minerales y la de fundición/refinación.
OBJETIVOS
Conocer los diferentes mecanismos de degradación física, físico-química y química de los
suelos.
Identificar procesos de contaminación natural o antropogénica.
Diagnosticar sitios contaminados y/o degradados.
Diseñar las metodologías de muestreo adecuados al sitio y al contaminante involucrado.
Seleccionar las técnicas analíticas para la identificación de sitios contaminados y/o
degradados.
Planificar estrategias para la prevención de la contaminación y para la remediación in-situ y
ex-situ de sitios contaminados.
Conocer alternativas sustentables al destino de los residuos orgánicos y su transformación
en recursos agrícolas.
Establecer las pautas para la valorización agrícola de residuos y la construcción de sustratos.
Tratamiento de suelos contaminados.
Remediación de suelos contaminados con hidrocarburos:
Las técnicas in situ son de menor costo, de bajo impacto ambiental inducido pero existen muchas
dudas sobre los resultados finales. Las técnicas ex situ se destacan por su efectividad, dado que el
suelo contaminado es físicamente eliminado y el suelo nuevo que se incorpora se homogeniza con
el anterior no contaminado, pudiendo controlarse mejor el proceso. El sistema se opera
prescindiendo de los factores externos como el clima. Estas técnicas tienen el problema del alto
costo.
Sistemas de tratamiento:
En el primer caso debe modificarse la asignación del suelo y delimitarse perfectamente el espacio
afectado, además de efectuarse monitoreos que aseguren la imposibilidad de afectaciones a terceros.
Se basa en la extracción de vapores del suelo mediante una diferencia de presión generada por el
bombeo de aire desde el exterior. Se aplica en suelos no saturados contaminados con hidrocarburos.
Los gases generados deben ser tratados, normalmente haciéndolos pasar por filtros que contengan
sustancias retenedoras adecuadas para cada gas como, por ejemplo, carbón activado. Es una técnica
de bajo costo y mínimo impacto. No tiene aplicación para la recuperación de Fase Líquida No
Acuosa (FLNA), situación que se verifica cuando el hidrocarburo llegó por percolación a impactar
la napa.
Los compuestos volátiles se remueven en fase vapor del suelo mediante la obtención de un
gradiente de presión/concentraciones por aplicación de vacío realizado a través de pozos de
extracción. Se aplica para VOC´s y algunos combustibles volátiles pero no es adecuado para aceites,
hidrocarburos pesados y PCBs. No es efectivo en suelos saturados y alto contenido de finos. Es una
tecnología disponible comercialmente que funciona bien en condiciones de suelo de permeabilidad
alta. Los gases extraídos requieren tratamiento y los líquidos residuales tratamiento y disposición
final. La eficiencia de remoción de algunos VOCs se limita en suelos muy secos y alto contenido
orgánico.
Se somete el suelo contaminado con hidrocarburos a altas temperaturas (1200 ºC) para que los
contaminantes se evaporen y se quemen luego en condiciones controladas. Se requiere la
depuración de gases. La disposición final de los suelos contaminados puede hacerse en hornos de
cemento por la técnica denominada valorización de residuos lo que permite una eliminación segura
de pasivos ambientales.