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Benetton y los mapuches,

batalla sin fin en la


Patagonia argentina
Un grupo de indígenas se instala en una parte de las
900.000 hectáreas con 100.000 ovejas que tiene el grupo
italiano en el país austral. Los intentos por sacarlos han
acabado con heridos graves.

https://elpais.com/especiales/2017/represion-mapuches-argentina/

Carlos E. Cué

Batalla en un paraíso
Carlo Benetton, el hermano pequeño de la familia que controla el imperio
textil italiano, es uno de los muchos millonarios del planeta enamorado de la
Patagonia argentina. En 1991, el grupo compró en este paraíso 900.000
hectáreas (un espacio mayor que la Comunidad de Madrid) en las que crían
casi 100.000 ovejas, que llegaron a producir el 10% de la lana de la firma.
Carlo viaja cuatro veces al año para disfrutar con amigos y de paso controlar
la producción que será la base de su ropa. Pero su plácida y enorme finca se
ha encontrado con un problema al que nadie sabe cómo hacer frente: un grupo
de mapuches, los indígenas que ocupaban estas tierras hasta que fueron
prácticamente aniquilados por los argentinos a finales del siglo XIX, se ha
instalado en una pequeña parcela con la intención declarada de “empezar la
reconstrucción del pueblo mapuche”. “Esto es como si yo ahora fuera a
Inverness, en Escocia, a reclamar las tierras de mis antepasados”, protesta
Ronald McDonald, nieto de escoceses que llegaron a la Patagonia para cuidar
ovejas, y administrador general de la empresa de Benetton, Compañía de
Tierras del Sud Argentino. McDonald recorre con un todoterreno la enorme
finca en un paraje sobrecogedor, con los majestuosos Andes de fondo. Solo
las ovejas y el viento patagónico rompen el silencio. Los gauchos que las
pastorean también son mapuches. Algunos son primos de los rebeldes. Pero
unos cobran de Benetton y llevan caballos ensillados, los otros no tienen casi
nada y montan a pelo, como sus antepasados.
La tensión es permanente. “¿De quién es la Patagonia? Ellos hablan de
violencia, pero mataron y humillaron a nuestros abuelos, repartieron a las
niñas para los hombres en Buenos Aires. Ellos agacharon la cabeza, nosotros
hemos dicho basta. Ya no tenemos miedo”, reta Soraya Maicoño, portavoz del
grupo. La Constitución argentina permite la reclamación de tierras de los
pueblos originarios, pero Benetton rechaza el derecho ancestral al que apelan
los mapuches y asegura que vinieron de Chile. “Acá son tan inmigrantes como
mi abuelo”, remata McDonald.

La familia Benetton compró 900.000 hectáreas en


las que crían casi 100.000 ovejas

La Patagonia siempre fue una tierra de excesos y forajidos. A pocos


kilómetros de la estancia de Benetton, en Cholila, se refugiaron en 1901 Butch
Cassidy y Sundance Kid, míticos bandidos de EEUU. Casi todo aquí se ha
hecho siempre por las bravas. Y esta vez no parece diferente. En Leleque, la
estancia principal de Benetton, muestran que son una compañía productiva, y
no una finca de recreo para millonarios. Tienen todo en regla, aunque nunca
aclaran por cuánto compró la familia estas tierras inmensas. La justicia está de
su lado. De momento, los mapuches solo tienen un pequeño poblado con
tiendas y 20 personas de forma permanente. Pero están muy organizados y
dispuestos a resistir como sea. Llevan casi dos años, y el último intento de
desalojo acabó con 14 heridos, uno de ellos de una bala disparada por la
policía. McDonald defiende el modelo de enormes latifundios, frecuente en
toda Argentina. “En la Patagonia solo funcionan las grandes extensiones, por
los inviernos tan duros. Si les damos unas hectáreas solo van a tener una
economía de subsistencia con ayudas del Estado. De esta forma tenemos 130
empleados directos y damos trabajo a unas 200 personas con una economía
sustentable”, sostiene.
"Es como si yo voy a Escocia a reclamar las tierras
de mis abuelos"

"Nosotros no reconocemos fronteras, nuestro


pueblo abarca de mar a mar"
A pocos kilómetros, en Vuelta del Río, está la zona ocupada. Jessica, una mapuche que
vino de Esquel, se acomoda su pañuelo palestino en la cabeza a la puerta de una
precaria cabaña de vigilancia. Con un fuego al aire libre –viven sin agua corriente ni
electricidad- cocinan una carne e intentan esquivar el frío. Algunos usan pasamontañas
para evitar ser reconocidos. “Benetton es el foco del conflicto por su peso político. El
objetivo de fondo es fortalecernos como pueblo”, cuenta Jessica. Mirtha, de rasgos más
claramente indígenas, bajó de las reservas de Cushamen: “Ellos tienen balas, nosotros
piedras. Sabemos que están desesperados por sacarnos. Pero no van a poder”, dice con
seguridad. No se van a ir. Ya hay incluso un niño nacido en el campamento. Su plan es
de largo plazo: convencer a todos losmapuches para alzarse contra Benetton y otros
terratenientes, construir un nuevo estado dentro del territorio chileno y argentino.
“Nosotros no reconocemos fronteras, nuestro pueblo abarca de mar a mar”, cuenta
Maicoño. Atilio y Rosa Curiñanco se hicieron famosos en 2007 porque ocuparon otra
parcela de las tierras de Benetton. Llegaron a viajar a Italia para convencer al patriacra,
Luciano, sin éxito. Así que siguen ocupando 500 hectáreas sin papeles ni derechos. Pero
ya nadie intenta echarlos. No aprueban la violencia. “La manera que estos jóvenes de
luchar no es aceptada por las 110 comunidades de acá. Pero sí la idea de recuperar las
tierras. Acá destruyeron una cultura. Venimos de sangre milenaria y queremos juntar lo
que desparramó el huinca [blanco]”, explican en su pequeño rancho, donde apenas
tienen unas gallinas. Les cuesta cultivar las tierras, no tienen maquinaria. Han cumplido
10 años allí y se sienten libres, aunque viven en la pobreza absoluta.

Resistencia Ancestral Mapuche

Rosa y Atilio Curiñanco, Los primeros mapuches en ocupar tierras de


Benetton en 2007

Los indígenas no están solos, cuentan con un fuerte apoyo social y político.
“No son ocho locos, detrás hay una organización, Resistencia Ancestral
Mapuche” se indigna McDonald, quejoso por el apoyo de Amnistía
Internacional. Le gustaría que el Estado argentino fuera tan duro como el
chileno, que les aplica la ley antiterrorista. De hecho el líder de
estos mapuches, Facundo Jones Huala, tiene una reclamación de extradición al
país vecino. “Chile tiene un estado presente, si no esto es como el far west.
Nuestro personal está muy preocupado, han atormentado a varios empleados.
Esto en la Patagonia no se dio nunca”, asegura mientras muestra junto a Juan
Chuquer, responsable de forestación de la compañía, los pinos ponderosa que
han plantado en otra parte de la estancia. “Esta empresa es Benetton pero
también somos nosotros, los que trabajamos aquí”, asegura Chuquer. “Hemos
hecho una forestación para que un día haya una maderera que dé trabajo al
pueblo. Es una inversión a 50 años, no pueden decir que estamos saqueando.
Amenazas con quemarnos los pinos, ya quemaron una casilla de trabajo. Está
en riesgo nuestra seguridad física, así no se puede seguir”, remata Chuquer. El
juez de Esquel que ordenó el último allanamiento, Guido Otranto, cuenta que
encontraron cócteles molotov. “Son violentos, aunque no se les puede llamar
terroristas como pretenden algunos”, matiza. Todos tienen claro que esto no es
una batalla por unas hectáreas. La pelea de fondo cuestiona la construcción de
un continente a sangre y fuego. Por eso el tiempo no es un problema para
nadie. En la Patagonia todo va despacio. Pero en su silencioso paisaje de
ensueño la tensión es evidente. Se pelea metro a metro. En cualquier momento
puede estallar la chispa definitiva.
Mapuches vs. Benetton:
cuando David desafía a Goliat
http://www.dw.com/es/mapuches-vs-benetton-cuando-david-desaf%C3%ADa-a-goliat/a-
37130670

13.01.2017

En 1991, la empresa italiana Benetton adquirió la Compañía de Tierras del Sud


Argentino (CTSA).

El conflicto entre el pueblo indígena y el consorcio italiano surgió en 2002, cuando


el matrimonio mapuche Curiñanco-Nahuelquir se instaló en el predio "Santa Rosa",
cuya propiedad fue reclamada por Benetton. Como consecuencia, la empresa
denunció al matrimonio por usurpación y un juez ordenó su desalojo.
El caso incluso despertó el interés del Premio Nobel de la Paz argentino Adolfo
Pérez Esquivel, que escribió una carta abierta a los propietarios de Benetton,
pidiendo la restitución de la finca "Santa Rosa" al matrimonio Curiñanco-
Nahuelquir. Como respuesta al aumento de la presión de la opinión pública, la
empresa de moda ofreció donar terrenos a los mapuche. No obstante, hasta la fecha
estos rechazan una donación y exigen la restitución de lo que consideran sus tierras
ancestrales.
Los mapuche en Argentina: la revancha de la
gente de la tierra
Argentina Ilustraciones

http://cronicasdelestallido.net/los-mapuche-en-argentina-la-revancha-de-la-gente-de-
la-tierra/

Martin Cúneo /

Desde 2001 cerca de 240 mil hectáreas han sido recuperadas por las
comunidades mapuche, gente de la tierra, en su idioma ancestral.

El 8 de noviembre de 2010 un editorial del diario conservador La


Nación alertaba sobre el peligro revisionista que planeaba sobre la historia
argentina, una moda que pretendía mostrar la Campaña del Desierto de 1879
como un genocidio contra los pueblos originarios y cambiar el nombre de las
calles que recuerdan a Julio A. Roca, el general que dirigió la “expedición”. No
menos peligrosas resultaban para el diario de los productores agropecuarios la
ola de recuperaciones de tierras por parte de comunidades mapuche que
‘asolan’ a los estancieros patagónicos.

“Están preocupados porque ven que el pueblo mapuche ahora pelea por sus
derechos”, dice Lefxaru Nawel, del Observatorio de los Derechos Humanos de
los Pueblos Indígenas (ODHPI). “Ellos quieren que los mapuche sean lo que
fueron 50 o 100 años atrás, cuando pasaron de ser dueños de sus tierras a ser
peones del estanciero que llegó a usurparlas”.

El 23 agosto de 2002, Rosa Nahuelquir, después de perder su trabajo por la


crisis, y su marido Atilio Curiñanco, decidieron recuperar una parcela en
Leleque, al norte de Esquel (Chubut), que durante generaciones había
pertenecido a la familia de Atilio. No sospechaban a quién tendrían que
enfrentar para alcanzar su sueño: nada menos que al gigante textil y del buen
rollo multicultural Benetton. Tampoco sospechaban que el conflicto con la
empresa italiana se convertiría en un referente de la lucha de los pueblos
originarios por la tierra y que estimularía cientos de nuevas recuperaciones.
Mucho menos imaginaban que al rastrear el origen de la supuesta propiedad
de Benetton sobre esas tierras quedaría desenterrado uno de los mayores
escándalos de corrupción de la historia argentina. En 1896, 12 años después
de que finalizara la Conquista del Desierto, el presidente argentino José
Evaristo Uriburu donó 900.000 hectáreas a diez ciudadanos ingleses. Poco
después, estos personajes anónimos traspasaron sus estancias a la
Argentinean Southern Land Company Ltd, una “empresa fantasma creada con
el único propósito de recibir la donación de esas tierras”, precisa Gustavo
Macayo, el primer abogado del matrimonio mapuche. Esta donación, que
violaba toda la legislación de la época, se realizó en secreto y así se mantuvo
durante más de cien años. “Una de las teorías más sólidas es que esa
donación fue en pago o en recompensa por las armas automáticas inglesas
que se usaron en la Conquista del Desierto”, afirma Macayo.

El escándalo desencadenado y la lucha de esta familia mapuche revitalizaría


un proceso de revisión de la historia argentina, que tenía que terminar
cuestionando la actual distribución de la tierra, “originada precisamente con la
Campaña del Desierto”, sostiene el historiador Osvaldo Bayer. Según recuerda
el autor de La Patagonia Rebelde, 42 millones de hectáreas fueron entregadas
a 1.800 estancieros integrantes de la Sociedad Rural, una organización que
cofinanció la Campaña contra los pueblos originarios. El resultado de la misión
militar fueron 14.000 indígenas muertos y alrededor de 14.600 tomados como
esclavos. Para los supervivientes empezó “un largo período de indigencia”,
cuenta Bayer, ocupando las peores tierras, sin armas legales para defenderse
del empuje de los terratenientes. Los que terminaron viviendo en la ciudad,
cerca del 60% de la población mapuche actual, tuvieron que instalarse en las
periferias urbanas, en los barrios más pobres, “sin posibilidad de desarrollo o
acceso a la vivienda”, perdiendo lentamente la identidad, la memoria y la
cultura, según cuenta Lefxaru Nawel.

La primera sacudida

Pese a que en la región la Confederación Mapuche Neuquina llevaba


trabajando desde la década de los ’70 y el Consejo Asesor Indígena desde los
’80, para Macayo el año 1992 significó un punto de inflexión: “Los pueblos
indígenas toman conciencia y se dan cuenta de que no pueden retroceder más
de lo que han retrocedido, y si después de 500 años siguen vivos, con
posibilidades de repensar su historia y su destino, es porque han tenido una
capacidad de resistencia muy grande. Ha llegado el momento en que no
quieren retroceder más y quieren empezar a avanzar”.

El primer resultado de este nuevo movimiento es la reforma de la Constitución


Nacional en 1994 donde “se cuelan”, según Macayo, nuevos derechos para los
pueblos indígenas. Tras la reforma, la Constitución reconoce el derecho a la
propiedad y posesión de la tierra que tradicionalmente ocupan los pueblos
originarios, reconoce la personalidad jurídica de las comunidades y la
participación en la gestión de sus recursos naturales. Además de incorporar
algunos de los derechos indígenas del convenio 169 de la OIT, la nueva carta
magna incluye un principio que necesitó casi dos siglos de historia argentina:
“La Nación reconoce la preexistencia étnica, cultural e histórica de los pueblos
indígenas”.

Sin embargo, para la Confederación Mapuche Neuquina (CMN) “la falta de


legislación y de acciones políticas públicas de alcance nacional”, para hacer
efectivos los derechos indígenas, ha provocado que estos principios
“formulados con la forma de declaraciones genéricas” no se apliquen en la
mayoría de los casos.

Para Gustavo Macayo la importancia de los cambios legislativos residía en la


difusión de los derechos indígenas, que se podían constatar “leyendo la
Constitución” y en el rango constitucional que adoptan estos derechos, algo
que se convierte en una “herramienta jurídica para pelear en un juicio o en un
proceso administrativo. Eso empezó a generar cambios y los conflictos
empiezan a estallar”.

Parecía claro que para las organizaciones indígenas la reforma era insuficiente.
En 1997, una asamblea del Consejo Asesor Indígena en Ingeniero Jacobacci
da por finalizada “la etapa administrativa” al comprobar que el Estado no tenía
voluntad de cumplir la ley y devolver las tierras usurpadas.
La tercera invasión

Los conflictos por la tierra se multiplicaron a partir de 2001, no sólo por un


proceso de recuperación de la identidad del pueblo mapuche, sino por el
incremento exponencial de las presiones económicas sobre las tierras
habitadas por las comunidades. A las presiones del negocio turístico e
inmobiliario, se le sumó el ingreso de compañías petroleras y mineras a los
territorios mapuche, explica Daniel Otal, quien después de su paso por el CAI
siguió investigando los conflictos de tierras y trabajando en medios
comunitarios y redes de comunicación popular.

Esta presión sobre el territorio también se hizo carne con la llegada de una
nueva hornada de estancieros: multinacionales y millonarios europeos y
norteamericanos que “han encontrado en los bienes raíces un sitio seguro para
tener los capitales, nichos donde con ciertos grados de corrupción necesaria se
van convirtiendo en propietarios de grandes extensiones de tierra”, explica Otal.
Luciano Benetton, el millonario británico Joe Lewis, el estadounidense Douglas
Tomkins, el presentador argentino Marcelo Tinelli o Ted Turner, dueño de un
imperio mediático, son sólo algunos nombres de estos nuevos grandes
estancieros. Los conflictos con estos nuevos dueños de la tierra no tardaron en
surgir.

La estrategia de ampliar las estancias con políticas de hechos consumados es


uno de los principales ejes de conflicto. Entre ellos, el que enfrenta a Rosa
Nahuelquir y Atilio Curiñanco con Benetton. “Detrás de los colores unidos está
esa política de apropiarse de cualquier terreno que esté cerca de la estancia. El
predio de Santa Rosa Leleque es un predio fiscal, pero que la compañía en un
momento lo incorporó a su estancia”, explica Macayo. A la ocupación de esta
parcela por el matrimonio mapuche en 2002, le siguió dos meses después, un
duro desalojo. Entonces Rosa y Atilio iniciaron un largo periplo por juicios e
instituciones, cartas, entrevistas y hasta un viaje a Roma para hablar con
Luciano Benetton. “A veces nos dicen que somos brutos, que no sabemos
esperar… Entonces les demostramos que sí podíamos hacerlo: desde 2004
hasta 2007 esperamos una respuesta. Como no dieron ninguna decidimos
volver al lugar”, recuerda Rosa.
El 14 de febrero de 2007 recuperaron una vez más el terreno. En esta ocasión
el desalojo no se produjo. “La repercusión que estaba teniendo el caso influyó.
Ningún juez quiso agarrar la causa hasta tres meses después de la
recuperación. Muchos tenían miedo de salir mal parados en los periódicos”,
dice Rosa. La denuncia por usurpación volvió a ser desestimada y hasta el día
de hoy permanecen en la tierra de los antepasados de Atilio, a la espera de un
nuevo juicio sobre la propiedad.

Rosa Nahuelquir recupero en 2002 junto a su marido Atilio Curiañanco una


parcela de tierra usurpada por la compañía italiana Benetton al norte de
Chubut. Después de ser desalojados dos meses después, volvieron al terreno
en 2007. Desde entonces han conseguido resistir en el lugar.

El caso Nahuelquir-Curiñanco “generó mucha actividad, entre otras cosas


actividad legislativa”, dice Macayo. En 2006 se aprobó la Ley Nacional de
Emergencia Indígena, que paraliza todos los desalojos hasta que se haga un
relevamiento de las ocupaciones actuales de las comunidades. Sin embargo, a
cuatro años de la Ley, los desalojos contra los pueblos originarios no han
cesado y el relevamiento continúa sin iniciarse en la mayoría de las provincias,
señala el informe del ODHPI. En Neuquén las negociaciones e “intercambio de
favores” entre las autoridades provinciales y nacionales han llevado a que el
programa de relevamiento se encuentre suspendido. Según denuncia este
organismo de derechos humanos, pese a la teórica suspensión de los
desalojos, éstos se siguen produciendo por orden de jueces provinciales en un
contexto donde “la ley no se aplica”. El asesinato de un indígena qom y un
pilagá en Formosa, en el norte argentino, después de cuatro meses de corte de
ruta en reclamación de sus territorios ancestrales, es un ejemplo más de la
“inacción del Gobierno nacional”, señala Lefxaru Nawel.

A recuperar…

La historia de este matrimonio mapuche supuso un segundo punto de inflexión


en la lucha de las comunidades por sus tierras ancestrales. “Después de
nuestra recuperación muchas comunidades tomaron ese ejemplo, de que se
podía luchar, de que se podía volver a la tierra, a la cultura… ”, dice Rosa.
“Muchas comunidades se dieron cuenta de que no podían esperar a que el
Estado se mueva”, recuerda Macayo. “La gente se cansa de esperar una ley,
una expropiación, y entonces empiezan las recuperaciones. Y cuando una
recuperación tiene éxito o no es desalojada inmediatamente y se produce una
resistencia también genera y alienta ocupación y resistencias en otros lugares.
Si esta familia puede, si esta comunidad pudo, también nosotros podemos. Se
empiezan a reagrupar y a formar comunidades y a hacer recuperaciones de
lugares históricos que han sido usurpados”.

El día que se cumplían 517 años de la llega de Colón a América, un reportaje


publicado en el diario Página12 detallaba las recuperaciones llevadas a cabo
en la última década: el Consejo Asesor Indígena había acompañado en los
últimos diez años a comunidades mapuche en la recuperación de 160.000
hectáreas, la mayoría en las cercanías de Ingeniero Jacobacci, Machinchao y
El Bolsón. Por su parte, las comunidades que forman parte de la Confederación
Mapuche de Neuquén habían recuperado 73.000 hectáreas, principalmente en
el departamento de Aluminé.

Para Daniel Otal, los cambios que se han producido en los últimos años van
más allá de las recuperaciones. “Al cuestionar el marco de la ley y no asumir el
mercado inmobiliario como única forma de resolver los problemas relacionados
con la tierra muchas comunidades están resolviendo una ecuación ideológica
importante”, argumenta Otal. “Charlando con la gente que concreta las
recuperaciones te das cuenta que esta situación produce que se revise el
espíritu de la ley, que se venía asumiendo como divino. Estos gestos de
determinación, de resolver los problemas por ellos mismos, los llevó a
plantearse hasta la ilegitimidad de la ley. Les llevó a entender que buena parte
del parque legal es una construcción de las clases dominantes desde el origen
del Estado. Y este aprendizaje es intransferible y se hace palmo a palmo.
Permite reconstruir una legitimidad cuestionando la ley sin sentirse
delincuentes sino con todo el derecho. Éste es un pavimento ideológico de
construcción social muy fuerte, que se ha afirmado en estos procesos de
recuperaciones”. Para ellos la historia nunca volverá a ser la oficial.

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ALGUNOS CASOS EMBLEMÁTICOS

Quintupuray, dos crímenes y una recuperación

El 11 de enero de 1993, aparecía muerta en su casa con dos disparos Lucinda


Quintupuray, de 79 años. Desde que nació llevaba viviendo en el paraje
conocido como Cuesta del Ternero, 90 km al sur de Bariloche. Tras el
asesinato, su hijo y heredero Victorio Quintupuray se instaló en las tierras
familiares. Meses después Victorio aparecía ahogado en el río Ternero, en una
muerte catalogada como accidental.

“En ese territorio la Dirección de Tierras estaba favoreciendo a un inversor


extranjero, un hotelero paraguayo con el desarrollo de un proyecto turístico con
tierras ya compradas, incluso por algunos funcionario públicos, beneficiarios de
la revalorización de la tierra”, relata Daniel Otal.

Después de 15 años de reclamos judiciales, el 5 de mayo de 2008 la


comunidad Quintupuray, acompañada por el CAI y FM Alas, recuperó el
territorio, entrando en una etapa de nuevos conflictos entre los intereses
inmobiliarios, la provincia y hasta con uno de los nietos de Lucinda
Quintupuray, asociado al negocio. “Todo un proceso de organización y
comunicación llevó a que de momento abandonaran la idea de seguir adelante
con ese proyecto”, dice Otal.

Vuelta del Río, la comunidad en pie

Vuelta del Río es una comunidad ubicada en el noroeste de la provincia de


Chubut, asentada en una reserva repartida por el presidente Julio A. Roca a
supervivientes de la Campaña del Desierto. Esta reserva, llamada Cushamen,
la mayor en la provincia, fue constantemente atacada por terratenientes y
comerciantes que obtuvieron títulos de propiedad sobre esos terrenos.

“Yo estoy trabajando en el tema desde hace 16 años, pero ellos lo sufren
desde hace 30 años, cuando no tenían ni siquiera un asesoramiento, y eran
directamente violentados por los estancieros”, recuerda Macayo. “No sólo los
expulsaban y entraban en el territorio cuando querían sino que se llevaban los
animales, como si fueran los propietarios. Y los habitantes, siendo los
auténticos dueños del lugar, estaban como extranjeros en sus tierras. Ahora
eso ha cambiado, los estancieros ya no pueden entrar ni continuar con los
atropellos, porque la comunidad no lo permite. Ahora la comunidad es
consciente de que están en su legítimo lugar, la comunidad ha crecido en
identidad, se ha apropiado de su lugar, de su lugar en la historia, y eso ha
cambiado completamente el equilibrio de fuerzas”.

En el año 1994 se inició una demanda de desalojo contra algunas familias de


Vuelta del Río, que fue resuelta a favor de la comunidad en primera y segunda
instancia. En ese período la comunidad fue reconocida jurídicamente tanto por
el Estado provincial como por el nacional. “Las otras comunidades”, relata
Macayo, “al ver que una comunidad logró rechazar un desalojo, al ver que los
derechos indígenas fueron reconocidos en una causa, en una sentencia, por
primera vez en la vida, comenzaron a movilizarse, porque hay mucha gente
que vive situaciones similares o que ha sido desalojada de forma parecida. Y
entonces ve que hay una posibilidad de recuperar lo perdido o de mantener lo
que se tiene”.

Después de pedir durante siete años un pedazo de tierra, Fidelia Aypallán


decidió recuperar el terreno de una escuela abandonada donde se planeaba la
construcción de un campo de golf.

Fidelia Aypallán contra todos

El caso Benetton no fue la única recuperación inspiradora. Golpeada por la


crisis económica, Fidelia Aypallán, una mujer mapuche de 57 años, se
enfrentaba a todos los poderes locales y después de pedir durante siete años
una parcela de tierra donde cultivar y poder vivir “una vida digna” decidía
ocupar un terreno. “Me dijeron que no, seguí insistiendo, seguí recorriendo,
viendo lugares, y un día de cansancio, ya agotada, porque todo lo que hacía no
me alcanzaba decidí que tenía que hacer algo”, recuerda. El 25 de septiembre
de 2002, Fidelia junto con cuatro familias ingresó al terreno de una escuela
abandonada cercana a El Bolsón (Río Negro), perteneciente al municipio,
donde se había empezado a construir un campo de golf. Entró para quedarse.
En agosto de 2004, el juez de Bariloche Emilio Riat dictaba una sentencia
inédita en el país: pese a que la familia Sede tenía unos títulos de propiedad
obtenidos durante la gestión del gobernador de Río Negro Horacio Masaccessi
en los ‘90, el juez reconoció que la posesión de la familia mapuche encabezada
por Ernesto Napal y Herminia Vila era anterior a los títulos de los estancieros,
incluso “anterior a la formación misma del Estado que los confirió”. El juez Riat
señaló que la propia Constitución Nacional admite desde 1994 la preexistencia
étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos y reconoce la posesión y
propiedad comunitaria de las tierras que ocupan.

El viejo truco de la forestación

El 12 de noviembre de 2010 la comunidad mapuche Las Huaytecas recuperó


un terreno de 300 hectáreas, situado entre Bariloche y El Bolsón. Su propietario
legal, el abogado José Luis Martínez Pérez, está sujeto a una investigación
penal por supuestos beneficios en el traspaso irregular y a precios irrisorios de
tierras fiscales a manos privadas, algo prohibido en la legislación. Este territorio
había sido ocupado 12 años antes por EMFORSA, una empresa forestal de
capitales públicos y privados. Según relata Daniel Otal, experto en conflictos de
tierras en Río Negro, los programas de promoción forestal subsidiados por el
Banco Mundial o el BID han sido frecuentemente también un “truco
administrativo” para traspasar tierras fiscales a capitales privados, muchas
veces con familias mapuche dentro. “La empresa con sus ingenieros forestales
pedía una determinada cantidad de territorio fiscal, forestaba y después de
tener la forestación hecha y de haber cobrado el subsidio tenía la posibilidad de
legalizar sus mejoras y pedir la propiedad de la tierra. Todo esto con la gente
dentro y sin saberlo”.

Una de las primeras

El 18 de diciembre de 2000 la comunidad Casiano-Epugmer recuperó 9.000


hectáreas en Quetrequile, en la provincia de Río Negro. La familia sirio-
libanesa Abi Saad, usurpadora de las tierras, había sido denunciada por
acaparar territorios indígenas en varios puntos de la región. Después de siete
años de litigio, en 2008 la Corte Suprema de Justicia de la Nación falló a favor
de la comunidad mapuche Casiano-Epugmer, ordenando a la justicia rionegrina
que reconozca de forma definitiva el territorio tradicional de la comunidad.

Recuperación en el paraíso

En los alrededores de Bariloche, en uno de los lugares más codiciados por el


mercado inmobiliario, a escasos siete kilómetros de uno de los hoteles más
lujosos del país, el Llao Llao, ha vuelto a ondear una bandera mapuche. Se
trata de la recuperación de la comunidad Tacul Cheuque. Ismael Tacul llegó a
la zona en 1889, donde se casó con Jesusa Cheuque. La ley del momento les
concedió 625 hectáreas en la península de Llao Llao, y allí están sepultados
sus restos, así como los de muchos familiares. Con la creación del Parque
Nacional en 1930 empiezan los problemas. Y los desalojos. María Fresia Tacul,
de 80 años, vivió en ese terreno hasta que fueron expulsados. Ahora ha vuelto
junto con la comunidad mapuche Takul-Cheuque, compuesta por seis familias.
Con una precaria casa de madera vuelven a ocupar el terreno que siempre les
perteneció.

Cuando un título de propiedad puede ser una trampa

El Diario de Madryn informaba recientemente que más de 289.000 hectáreas


pertenecientes a 17 comunidades de la provincia de Chubut obtuvieron sus
títulos de propiedad tras un estudio del Instituto Autárquico de Colonización y
Fomento Rural. Aunque algunas comunidades han recibido títulos de propiedad
comunitarios, gran parte de las comunidades poseen títulos individuales. Daniel
Otal señala que ésta es otra de las tácticas del mercado inmobiliario para
transferir terrenos públicos a manos privadas. Dar el título de propiedad “es el
paso obligado para convertir una tierra fiscal en una propiedad privada. En Río
Negro, la Dirección de Tierras no puede dar el título de propiedad a alguien
nuevo, se lo tiene que dar en todo caso a quien vivía allí. Consiguen el
comprador y hacen el negocio hasta el momento previo”. Luego, “con
presiones, con amenazas, con un proceso extorsivo en el que ponen al
poblador en el lugar de que si no se va está eligiendo que su familia lo siga
pasando mal”, consiguen que venda, traspasando las tierras recién tituladas al
negocio inmobiliario, en la mayoría de los casos a precios bajísimos.

De hotel lujoso a Universidad Intercultural

En 2009 comunidades mapuche de Aluminé (Neuquén) ocuparon una franja de


tierra de la concesión del empresario italiano Doménico Panciotto, en la costa
del lago Pulmarí. Los mapuches argumentan que esas tierras les pertenecen
ancestralmente y aseguraron que planean instalar una Universidad Intercultural
en un lujoso hotel. Los integrantes de esta recuperación señalaban que “este
resguardo es fundamental para la concreción de nuestra Universidad
Intercultural, a construir con las organizaciones sociales y de derechos
humanos, conscientes de la necesidad de generar un mundo mejor para
todos”. Al mismo tiempo, las comunidades exigieron al gobierno provincial que
se siente “a dialogar con las autoridades mapuche en Pulmarí para resolver los
diversos conflictos territoriales en la zona. La ley nacional 26.160 de
relevamiento territorial para comunidades indígenas, con presupuesto propio,
debe ser asumida como una herramienta para este objetivo”.

Autoconvocados y mapuches ganan a la mina

En septiembre de 2009, la Asamblea de Vecinos Autoconvocados de la


localidad de Loncopué (Neuquén) y la comunidad mapuche Mellao Morales
consiguieron frenar la explotación de la compañía china Emprendimientos
Mineros SA proyectada en el cerro Campana Mahuida, a 15 km del pueblo y
muy cercana del poblado mapuche. Después de una masiva movilización en la
ciudad y en la comunidad, el 28 de septiembre de 2009 una jueza paralizó el
emprendimiento por irregularidades en la venta de la mina, a la espera de un
nuevo juicio. Vecinos de Loncopué y mapuches de Mellao Morales festejaron el
fallo “como si Argentina hubiera ganado el mundial de fútbol”, recuerda Adriana
Milán, de la Asamblea de Autoconvocados.

Resistencias a las petroleras en Neuquén

Desde hace diez años la comunidad Lonko Puran, ubicada a 30 km de Cutral


Co, sostiene una fuerte resistencia frente a la acción de las grandes petroleras.
Primero se enfrentó a Pioneer Natural Resources y actualmente a su sucesora
Apache Corporation, según detallan en el estudio Patagonia Petrolera los
periodistas Hernán Scandizzo y Marc Gavalda. Desde el momento en que se
iniciaron los bloqueos para frenar las perforaciones en sus campos de
invernada la comunidad vivió duras represiones, como la sufrida el 28 de
diciembre de 2004, y larguísimos procesos penales. Un proceso parecido, pero
de mayor violencia se produce en la comunidad Huenctru Trawel Leufu contra
la Petrolera Piedra del Águila, que comenzó a operar en 2007. Los piquetes
que impedían el ingreso a la planta de gas no tardaron en ser reprimidos por
personal contratado por la empresa, la burocracia sindical y punteros políticos
del partido oficialista de la provincia, que llegaron a incendiar coches y
viviendas y a amenazar con armas de fuego a integrantes de la comunidad. La
Petrolera Piedra del Águila tuvo que paralizar sus labores por la falta de
acuerdo entre las autoridades provinciales y la representación mapuche.

ABRIR Y VER LOS SIGUIENTES DOS ARTÍCULOS:

[PDF]CASO BENETTON - MAPUCHE


Compañía de Tierras del Sud ...
farn.org.ar/wp-content/uploads/2014/06/inf_mapuche_benetton_farn_es.pdf
1. CASO BENETTON - MAPUCHE. Compañía de Tierras del Sud Argentino vs. ...
aconsejar a ONGs sobre el planteamiento de casos contra empresas que no ...
multinacional Benetton a una familia dela comunidad mapuche por ocupar .....
Southern Land Company Ltd" deviene en CTSA y llega a ser propiedad del Grupo.
http://farn.org.ar/wp-content/uploads/2014/06/inf_mapuche_benetton_farn_es.pdf

Benetton vs. Mapuche: La cuestión de la


tierra
Esquel, 29 de Mayo del 2004

http://www.mapuche-nation.org/espanol/main/benetton/noticias/art-04.htm

Conflicto entre Benetton y la


comunidad mapuche de Chubut
AFIRMAN QUE LOS EMPRESARIOS ITALIANOS COMPRARON TIERRAS
INDIGENAS
14/03/1998

https://www.clarin.com/sociedad/conflicto-benetton-comunidad-mapuche-
chubut_0_HytMMvJ1U3l.html
Un grupo indígena denunció que Benetton clausura las
tranqueras y no permite el paso al río Lepá Dice que los
mapuches ahora son mano de obra barata y que en una reserva
para trabajadores se vive muy mal

Un reconocido grupo indígena -la Organización Mapuche Tehuelche 11


de Octubre- denunció que los mapuches se han convertido en mano de
obra barata para la compañía Benetton, que los explota sin consideración
-dice- y los exprime sin compasión. Además, aseguró que en la época del
verano, cuando la sequía es más importante y los pobladores cuentan con
el río Lepá como único sustento de vida, la compañía corta el paso del
río. Mauro Millán, integrante de la agrupación, dijo a Clarín que la
situación es muy grave porque le prohibieron hasta la cría de aves.Según
la organización, la comunidad mapuche afectada es la que reside en
Vuelta del Río, a 90 kilómetros de Esquel y lindero con los campos de la
compañía Benetton. Viven allí unas 30 familias que suman unas 150
personas. Días atrás, la Organización 11 de Octubre y la agencia de
noticias Prensa Ecuménica (de las principales iglesias protestantes de la
Argentina) denunciaron que ese consorcio textil italiano utiliza a los
mapuches como mano de obra barata, viven hacinados y son explotados
por el grupo empresarial.Carlos Vívoli, encargado de la companía en la
estancia de El Maitén, dijo a la prensa de Chubut que la información nos
sorprende. Nosotros cumplimos con toda la legislación laboral en
vigencia. En similares términos se pronunció Josefina Braun, jefa de
prensa del grupo: Los salarios que se pagan son los que marcan la ley y
el estatuto del trabajador agrario. Se les paga a todos los trabajadores por
igual, aseguró. También dijo que cuando se compró la compañía existían
110 empleados en esa zona y ahora quedan sólo 50. Por lo que si antes
no estuvieron hacinados mucho menos podrían estarlo ahora, que
disponen de mayores comodidades.
Reclamo de tierras

En el documento emitido ayer, la Organización Mapuche Tehuelche 11


de octubre denunció además que la firma ha obtenido títulos de
propiedad sobre tierras indígenas en las cuales hasta no hace mucho
tiempo vivían y se desarrollaban como pueblo distintas familias
mapuches. En la actualidad, el grupo Benetton ha destinado una pequeña
parcela de tierra llamada Reserva de la Compañía para alojar allí a las
familias que fueron desalojadas de sus tierras. También denuncia que en
los campos hay tranqueras cerradas con candado que no permiten el paso
de los integrantes de las comunidades para pescar y que en el río Lepá
cierran las compuertas y no dejan pasar el agua, único medio para
subsistir que tienen las familias.El grupo trabaja desde hace 6 años y está
conformado por indígenas que luchan por la tenencia de su tierra. El año
pasado tomaron pacíficamente una iglesia de la ciudad de Esquel en
protesta por la usurpación de tierras. Intervino personalmente el obispo
diocesano de Chubut Pedro Ronchino, quien solucionó el conflicto. En
su diálogo con Clarín, Mauro Millán sostuvo que la mayoría de los
contratados por Benetton cobran cerca de 200 pesos por mes. Pero eso
tal vez esté dentro del convenio. Lo que no se respeta es la cantidad de
horas. Nosotros tenemos el testimonio de un trabajador que comienza la
jornada a las 4 y trabaja hasta que vuelve a oscurecer, aseguró. La
empresa cuestionó estas declaraciones. Pero los mapuches no piensan
igual. Los ingleses eran más humanos, expresó Millán refiriéndose a la
Southerland Company, compañía inglesa que era la anterior propietaria
de esas tierras.
Benetton, otra vez con visitas
GRUPOS MAPUCHES TOMARON TERRITORIOS EN MANOS DE LA EMPRESA TEXTIL

Por Darío Aranda

https://www.pagina12.com.ar/diario/sociedad/3-271155-2015-04-23.html

23 de abril de 2015

Unas treinta personas de distintas comunidades se instalaron en un predio al noroeste de


Chubut, sobre la Ruta nacional 40. Sostienen que son tierras que les pertenecen
ancestralmente. Hubo un intento fallido de desalojo. La multinacional presentó una
denuncia penal.

Comunidades mapuches de Chubut recuperaron territorio que estaba en


manos de la multinacional Benetton. La compañía es una de las mayores
terratenientes de Argentina, con un millón de hectáreas en la Patagonia. “La
única manera de frenar al poder económico y al Estado es mediante el control
territorial efectivo de nuestras comunidades movilizadas”, afirma el comunicado
mapuche. Es la segunda recuperación en tierras explotadas por Benetton. En
2007, la comunidad mapuche Santa Rosa Leleque volvió a su territorio
ancestral, enfrentó intento de desalojos y causas judiciales, pero finalmente el
Estado le reconoció el territorio en el marco de la Ley 26.160 (Emergencia
Territorial Indígena).

El 13 de marzo se produjo una nueva recuperación territorial mapuche en la


estancia Leleque de la compañía Benetton. “Actuamos ante la situación de
pobreza de nuestras comunidades, la falta de agua, el acorralamiento forzado
hacia tierras improductivas y el despojo que se viene realizando desde la mal
llamada Conquista del Desierto hasta la actualidad por parte del Estado y
grandes terratenientes. Sumado a esto la inmensa cantidad de reiñma
(familias) sin tierra donde poder siquiera subsistir dignamente”, explica como
fundamento de la acción el comunicado firmado por Lof en Resistencia del
departamento de Cushamen y el Movimiento Mapuche Autónomo (MAP).

Son treinta personas de distintas comunidades de la zona, muchos jóvenes e


incluso niños, y comenzaron a construir sus viviendas. El predio está ubicado
en el paraje Vuelta del Río, al noroeste de Chubut, sobre la ruta nacional 40,
entre Cholila y Esquel. El mismo día de la acción, llegó hasta el lugar la policía
e intentó un desalojo. Los mapuches resistieron.

El comunicado mapuche denuncia que la población indígena “sigue siendo una


inmensa mayoría sin tierra” y rechaza la alternativa que le ofrecen de ser
“mano de obra barata y explotada por la oligarquía criolla y el empresariado
transnacional”. Puntualiza como fondo “el modelo extractivista” que en la zona
tiene como principales actividades la megaminería, el petróleo y las grandes
estancias. Recuerda que para los pueblos originarios es de vital importancia el
territorio y hacen un llamamiento a otras comunidades a recuperar nuevas
parcelas que están en manos de grandes empresarios.

La Compañía de Tierras del Sud Argentino evitó expresarse sobre la acción


mapuche. Con cuatro estancias (Leleque, Pilcaniyeu, El Maitén y Lepá) y casi
un millón de hectáreas, sí reconocieron que presentaron una denuncia penal
que tramita en el Ministerio Público Fiscal de la localidad de El Hoyo.

Martiniano Jones Huala es uno de los voceros de la recuperación. “Hemos


vuelto al territorio. Somos preexistentes al Estado argentino, fuimos despojados
durante generaciones y estamos de pie, volviendo a nuestro lugar”, afirmó.

El Convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) tiene en


Argentina rango supralegal (por encima de leyes locales). En su artículo 16
detalla: “Siempre que sea posible, los pueblos indígenas deberán tener el
derecho de regresar a sus tierras tradicionales en cuanto dejen de existir las
causas que motivaron su traslado y reubicación”. El artículo 14 apunta:
“Deberán tomarse medidas para salvaguardar el derecho de los pueblos
interesados a utilizar tierras que no estén exclusivamente ocupadas por ellos,
pero a las que hayan tenido tradicionalmente acceso para sus actividades
tradicionales y de subsistencia”.

En 2007, la comunidad Santa Rosa Leleque volvió al territorio indígena, 625


hectáreas dentro de lo que entonces era parte de la estancia Leleque de
Benetton. El caso tomó repercusión nacional e internacional. Rosa Rúa
Nahuelquier y Atilio Curiñanco, autoridades de la comunidad, viajaron a Roma
junto al Premio Nobel Adolfo Pérez Esquivel. Se entrevistaron con la familia
Benetton, que prometió la donación de tierras dentro de Chubut. La compañía
ofreció parcelas que eran improductivas. La comunidad no aceptó y además
remarcó que los pueblos indígenas no aceptaban “donación” sino “restitución”
por tierras que habían sido robados por privados. La causa avanzó en
Tribunales, hubo intento de desalojos, pero la comunidad permaneció en el
lugar. Benetton nunca aceptó la derrota porque habilitaría que otras
comunidades repitieran la acción. La nueva recuperación está a trece
kilómetros de Santa Rosa Leleque.

En noviembre de 2014, el Estado (provincial y nacional) finalizó el relevamiento


territorial de la comunidad Santa Rosa. En el marco de la Ley 26.160 reconoció
la posesión y uso de las 625 hectáreas por parte del pueblo mapuche.

Desde la primera recuperación las comunidades mapuches denuncian


irregularidades en el título que adquirió la compañía Benetton.

En marzo se produjeron incendios en Cholila y en el Parque Nacional Los


Alerces. El diario Jornada de Chubut citó “fuentes policiales” y acusó a los
mapuches del incendio. Las comunidades no tardaron en aclarar: “Repudiamos
que se nos inculpe acerca del desastre que han producido incendios sobre
bosques nativos, ya que nosotros como mapuches jamás atentaríamos contra
nuestros bosques, cerros, montañas y ríos”.

Ante la posibilidad de un desalojo, Martiniano Jones Huala advirtió: “Vamos a


resistir en el territorio. Tenemos derechos y Benetton es el usurpador”.

El conflicto de la Comunidad Mapuche


Santa Rosa Leleke con Benetton
28.05.2013

https://www.pressenza.com/es/2013/05/el-conflicto-de-la-comunidad-mapuche-santa-rosa-
leleke-con-benetton/

El caso de Benetton

Atilio Curiñanco y Rosa Rúa Nahuelquir entraron en el territorio que ahora se llama Santa
Rosa de Leleque, en agosto de 2002. Ellos planeaban regresar a sus tierras ancestrales y
comenzar una nueva vida después de largos años de trabajo en las fábricas de Texcom y
Frigorífico en la cercana Esquel. Y así comenzó una larga lucha legal con el Grupo
Benetton corporación global de más de 535 hectáreas de tierra a distancia en la provincia
de Chubut, Argentina.

El matrimonio Curiñanco – Rúa Nahuelquir reclama el territorio como parte de lo que


originalmente pertenecía a sus antepasados antes de la colonización de la Patagonia en el
siglo 19. Benetton Group, por su parte, insiste en el certificado de la tierra emitida en 1991,
cuando la compañía compró más de 900.000 hectáreas de la empresa británica The
Argentine sur Land Company Limited (CTSA).

Atilio Curiñanco recuerda: “Hemos presentado una declaración escrita en la comisaría de


Esquel, previa consulta con el Instituto autárquico de Colonización y Desarrollo Rural
(IAC), que ha confirmado verbalmente que el espacio era público y abandonado por
muchos años.” Según Curiñanco, muchos otros campesinos de los territorios cercanos
utilizaron el espacio para recoger leña era todo polvoriento y ventoso y requiere un montón
de trabajo para hacer el pedazo de tierra productiva. Sin embargo, sólo unos pocos días
después de haber entrado en el territorio, la policía local hicieron preguntas sobre la
“usurpación de tierras” y pronto regresó con una demanda legal por la CTSA.

En octubre de ese año la familia Curiñanco – Rúa Nahuelquir fue desalojada


forzosamente de Leleque, con todas sus pertenencias ya sea confiscadas o destruidas. En
2004, la familia viajó a Italia para cumplir con Luciano Benetton, que ofrece alrededor de
2.500 hectáreas de la tierra a todas las comunidades indígenas de la región como una
donación. “Obviamente, rechazó la oferta, ya que Benetton no era elegible para donar algo
que él no poseía”, dice Rosa Nahuelquir, indignada.

Benetton más tarde propuso una donación de la misma cantidad de tierra al gobierno
argentino que podría distribuirlo entre las comunidades indígenas. En 2005, el gobierno de
la provincia de Chubut también rechazó la oferta, anunciando que las 2.500 hectáreas eran
improductivas y diciendo que no entraría en conflicto con los habitantes del territorio.

En febrero de 2007, la pareja regresó a Leleque con otros 30 miembros de la comunidad y


comenzó a construir una casa. CTSA inmediatamente los acusó de dañar el territorio,
aunque el tribunal penal comprueba que la reclamación es ilegítima. En los cinco años
transcurridos desde entonces, la familia se ha enfrentado a muchos más reclamos legales
de CTSA con cargos por destrucción de la propiedad y de las órdenes de desalojo, la
última venida en febrero de este año. La familia ha rechazado reiteradamente estas
afirmaciones, en función de su necesidad de cultivar plantas, criar animales domésticos, y
crear las condiciones básicas de vida para sobrevivir. “¿Cómo pude dejar que mi familia
muera de hambre debido a la decisión de otra persona cruel?” Curiñanco pregunta
retóricamente.
El caso ‘Mapuche vs Benetton’ ha atraído a una gran cantidad de atención por parte de las
organizaciones globales y locales de derechos humanos, medios de comunicación,
partidos políticos, la fijación de un centro de atención desfavorable sobre una serie de
problemas – de los conflictos de tierras con el racismo y la igualdad.

El Estado argentino incluyó los derechos indígenas en la Constitución sólo en 1994,


cuando se reconoció “la capacidad jurídica de estas comunidades a la posesión y
propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan.” Sin embargo, aquellos que han
tratado de ejercer este derecho enfrentan largas batallas legales contra enemigos
poderosos. Benetton es uno más en la larga lista de empresas y personalidades que
participan en conflictos de tierras con el pueblo Mapuche – otros incluyen Levi Strauss &
Co, Grupo Loma Negra, Jane Fonda, Ted Turner, Emanuel Ginóbili, Marcelo Tinelli, López
Rey y muchos otros.

En el informe anual de 2013 publicado por el Observatorio de los Derechos Humanos de


los Pueblos Indígenas (ODHPI), los investigadores dicen unos 347 mapuches están
actualmente involucrados en causas judiciales vinculadas a los conflictos por la tierra sólo
en la provincia de Neuquén. “Ellos [el gobierno] nos hacen sentir como extranjeros en este
país, pero, al mismo tiempo que damos a todas las tierras a los extranjeros!”, Afirma
Ruben Curricoy, activista mapuche de Bariloche. El informe ODHPI, que se centra en
Neuquén, Río Negro y Chubut este año, añade: “el despojo territorial sigue siendo el
principal obstáculo para que los pueblos indígenas para sobrevivir y desarrollarse en la
Patagonia como la población autónoma.”

Curricoy se apresura a dar otros ejemplos históricos: “El gobierno habla de 30.000
personas desaparecieron durante la dictadura. No es cierto. Sólo cuentan huincas
desaparecidos (una “persona blanca” en la lengua Mapusungun), mientras que nuestro
pueblo estaban muriendo en cantidades mucho mayores. Admiro la lucha de Madres de
Plaza de Mayo, sin embargo, no puedo imaginar a una madre indígena ser oídas por la
sociedad. Sólo porque no es tan blanca como Huinca “.

Indígena de toda Argentina marcharon y en Buenos Aires para proclamar su herencia y ser
escuchados por el gobierno durante los festejos del Bicentenario (Foto: Beatrice Murch)

A pesar de los avances recientes, muchos en la comunidad mapuche todavía se siente


como si se malinterpretan. Curricoy recuerda una visita a la Casa Rosada durante las
celebraciones del bicentenario del país en 2010, cuando la presidenta Cristina Fernández
de Kirchner hizo una broma acerca de la utilización de modernas instalaciones de uno de
teléfonos celulares del delegado que sonó. “Ese fue un punto de inflexión y dejó en claro
que los pueblos indígenas seguían excluidos de este país realmente”, dice Curricoy.
En otro ejemplo reciente, cuando tres comunidades mapuches de Neuquén fueron
atacados por diez personas no identificadas, medios de comunicación apenas cubrieron el
evento.

El informe ODHPI concluye: “los órganos de gobierno que se supone deben responder a
las pretensiones de derecho de los pueblos indígenas no llevan a cabo su trabajo”, y en
algunos casos incluso en contradicción con la ley. El informe hace hincapié en el apoyo
general que el gobierno muestra a las empresas privadas, especulando en las industrias
tales como la explotación de los recursos naturales, el turismo y la construcción a costa de
los pueblos indígenas. Además, las recientes reformas al Código Civil, propuesta por el
gobierno “, provocarán más desalojos y enjuiciamientos por usurpación de tierras”, según
el informe ODHPI.

Comunitario contra la propiedad privada

Con las provincias en necesidad desesperada de las inversiones y las rentas extranjeras,
es difícil imaginar que los gobiernos locales, apoyando a aquellos que no tienen intención
de explotar la tierra para los intereses comerciales, como la comunidad Mapuche, cuya
filosofía toda está construida sobre la protección de los mapu, la tierra .

Compartir es uno de los valores fundamentales entre los mapuche – en el idioma


Mapusungun no hay palabras tales como “no” y “propiedad” – y esto complica aún más los
conflictos por la tierra entre comunidades Mapuch. “No tenemos certificados de propiedad,
ya que los que necesitamos no existen”, explica Ruben Curricoy. “Nos ofrecieron acciones
individuales, lo que implica mayores impuestos y un montón de restricciones. Por otra
parte, las formas individuales de la propiedad van en contra de nuestra filosofía de una
forma comunitaria de vida. “

Según los mapuches, un “certificado de propiedad comunitaria” incluiría a todos los


miembros de la comunidad y evitar la venta de la tierra. Todos los miembros de este tipo
de propiedad tienen los mismos derechos y oportunidades para utilizar la tierra. A medida
que el estilo de liderazgo entre los mapuches es horizontal, nadie tiene privilegios
especiales en la toma de decisiones y la distribución.

“Sin embargo, es triste ver a tantos pueblos que no pueden crecer territorialmente con el
crecimiento de la población, por lo que nuestras futuras generaciones, básicamente, no
tienen tierra para vivir y trabajar. ¿Y cómo hacerlo, si a la izquierda que tiene un
propietario, ya la derecha otra? “Curricoy sacude la cabeza.

La Lucha por la Identidad


Para Gustavo Macayo, ex abogado de la familia Curiñanco – Rúa Nahuelquir , el caso de
Benetton es especialmente importante en la creación de conciencia sobre la lucha
mapuche. “Este caso ha puesto toda la situación con la propiedad de la tierra extranjera en
un punto muy importante y abierto muchas preguntas profundas de la sociedad argentina,
las preguntas que nunca se había planteado.” Por otra parte, según Macayo, las
cuestiones históricas, éticas y jurídicas tenían Siempre ha ocultado y silenciado ante los
estudios jurídicos de todo el caso de Leleque entró en la luz.

“El problema se sale del pequeño territorio de Leleque. Incluye al menos tres provincias del
sur, donde los recuentos de población mapuche en grandes números y está tomando
conciencia de sus derechos sobre la tierra “, añade Macayo.

Instrucciones para hacer Latifundios

Sobre Benetton, la Patagonia


argentina y la resistencia Mapuche.
Por Sebastian Hacher

2003

http://www.mapuche.nl/espanol/benetton.htm

Los resultados de la masacre todavía hoy son glorificados por la


historiografía y la iconografía oficial, desde los manuales de escuela hasta,
en su versión aggiornada, en los billetes de 100 pesos.

En su informe sobre los resultados, el Ministro de guerra Julio A. Roca decía


que en 1879 "Se trataba de conquistar un área de 15.000 leguas cuadradas
ocupadas cuando menos por unas 15.000 almas, pues pasa de 14.000 el
número de muertos y prisioneros que ha reportado la campaña. Se trataba
de conquistarlas en el sentido más lato de la expresión. No era cuestión de
recorrerlas y de dominar con gran aparato, pero transitoriamente, como lo
había hecho la expedición del Gral. Pacheco al Neuquén, el espacio que
pisaban los cascos de los caballos del ejército y el círculo donde alcanzaban
las balas de sus fusiles. Era necesario conquistar real y eficazmente esas
15.000 leguas, limpiarlas de indios de un modo tan absoluto, tan
incuestionable, que la más asustadiza de las asustadizas cosas del mundo,
el capital destinado a vivificar las empresas de ganadería y agricultura,
tuviera él mismo que tributar homenaje a la evidencia, que no
experimentase recelo en lanzarse sobre las huellas del ejército
expedicionario y sellar la toma de posesión por el hombre civilizado de tan
dilatadas comarcas." (Buenos Aires, 1881).

Solamente en 1885 el estado argentino repartió 4.750.471 hectáreas entre


541 personas. Si se amplía el cálculo, desde el inicio de la ofensiva en 1875
hasta la consolidación en 1903, las tierras regaladas o vendidas a bajo
precio ascienden a 41.787.023 hectáreas a 1843 personas, muchos de ellos
extranjeros.

Que los estancieros le hayan pagado un tributo a Roca con monumentos y


nombres de avenidas en las ciudades que se fundaron a la vera de sus
latifundios, es un dato entendible si lo miramos a la luz de su obra.

Terminada oficialmente la "Campaña al Desierto" en 1885, hasta las


fronteras del país alambrado llegaron los sobrevivientes.

Viajaron en carros tirados por bueyes, con unos pocos caballos y las pilchas
a cuestas. Llegaron desde la tierra al sur del Bio Bio, en lo que ahora llaman
Chile, perseguidos y diezmados. Vinieron con sus esperanzas y dolores
desde San Martín de los Andes, desde Neuquén y desde las antiguas
fronteras que llegaban hasta el sur de Buenos Aires, donde se había
combatido palmo a palmo el terreno con las tropas invasoras.

En el camino carneaban animales, levantaban la toldería para descansar y


seguían. Avanzaban al ritmo de la represión, de los estampidos de los
fusiles que rompían el silencio de la noche para robarse vidas.

Muchos viajaron de a pié, durmieron en cuevas o improvisaron chozas con


juncos revocados con barro. Se movían de a grupos y con sigilo, porque
cuando el enemigo los cazaba, los llevaban caminando y atados hasta las
estancias de Buenos Aires, y los que no morían en el camino de hambre,
cansancio o rebeldía, eran utilizados como esclavos en las estancias que se
habían conquistado a punta de fusil. La que antes era tierra de libertad, se
había convertido en mazmorra a la luz del sol.

Cuenta la leyenda que algunos huyeron del cautiverio desnudos y


hambrientos y que un gigantesco animal se apareció en su camino, y la
intervención de un tigre los salvó de la muerte. Como un regalo de la tierra,
la fiera se convirtió en protector; afiló sus garras contra un árbol y cazó
para alimentar a sus nuevos hijos. De allí viene el apellido Nahuelquir; hijo
del tigre.

Precisamente Miguel Nancuche Nahuelquir se llamaba el longko que


peregrinó hace más de un siglo desde las tierras de los sobrevivientes hasta
Buenos Aires. Viajó con la esperanza a cuestas de un puñado de familias,
para obtener un respiro en la persecución. Su gente se había asentado
entre la cordillera y el río Chubut, allí donde mucho antes habían vivido los
que eran conocidos como Los Manzaneros, del pueblo Chehuelche.

Recién en 1889, una vez repartidas las mejores tierras entre los
estancieros, el entonces presidente Roca reconoció la ocupación territorial
de la tribu de Nahuelquir. Con un decreto creó la reserva indígena conocida
como Colonia Pastoril Cushamen, de 260.000 hectáreas, limitada y rodeada
por estancias inglesas en la zona que todavía hoy ocupan gran parte de la
provincia de Chubut.

El mismo Nahuelquir se instaló con otras familias en el paraje que hoy se


conoce como Vuelta del Rio, y allí intentaron hacer, por fin, una vida ligada
a la tierra sin sufrir más persecuciones.

El primer registro público de una inspección en esa zona data de 1905, y


nos habla de casas de barro con techo de cuero o paja y plantaciones de
trigo y hortalizas. La tierra estaba, como ahora, dividida en lotes, pero los
límites eran siempre difusos y quién estaba un año en un lote podía estar
en otro al siguiente, buscando mejores pastos para las ovejas, vacas y
yeguadizos que se crían en la región. Las familias que iban llegando eran
acomodadas por la comunidad en diferentes zonas, y los campos eran
utilizados -como se sigue haciendo en la actualidad- en forma compartida.

Hasta allí llegaron los protagonistas de esta historia, familias Mapuche que
todavía en la actualidad están en peligro de ser desalojados.

Volver a la tierra

Rosa y Atilio son parte de una familia Mapuche urbanizada a la fuerza. Rosa
abandonó el campo familiar a los 8 años, luego de la muerte de su padre,
para trabajar en un hotel de pueblo y luego como obrera textil. Todavía
recuerda como salieron de allí, en un carro de bueyes, y sueña con volver a
esa misma tierra, porque ahora sabe que la forma en que la vendieron fue
ilegal. Atilio nació y se crió en la estación de tren llamada Leleque, adentro
de La Compañía. Su padre fue obligado a ir a trabajar y vivir allí luego de
que los comerciantes turcos, como a tantos otros pobladores, les
arrebataran las tierras.

Rosa entró a trabajar en 1986 en una de las fábricas textiles más grandes
de la ciudad de Esquel. Poco antes Atilio fue contratado en un frigorífico
donde trabajó durante 15 años en mantenimiento. Con el esfuerzo de
ambos criaron a sus cuatro hijos y siguen ayudando a sus nietos.

Hasta aquí su vida era la misma vida humilde y tranquila de miles de


obreros del sur del país. Pero el 27 de Febrero del 2002 algo cambió en la
suerte familiar: como tantas otras empresas, la textil donde trabajaba Rosa
cerró de un día para otro y dejó a todo el mundo en la calle. Todavía tenían
el trabajo de Atilio en el frigorífico, pero los 150 pesos que ganaba por
quincena no alcanzaban para alimentar a toda la familia.

Previendo esa situación, impulsados por sus propios sueños y animados por
sus hijos, Atilio y Rosa habían decidido volver al campo, para trabajar con
sus manos la tierra. Averiguaron en el IAC (Instituto Autárquico de
Colonización) por un predio fiscal llamado Santa Rosa. El 15 de Febrero,
doce días antes de Rosa quede desocupada, presentaron una nota diciendo
que "las informaciones obtenidas dan fe de que se trata de un predio fiscal"
y que "nuestro interés es solicitarlo para un microemprendimiento familiar".

Atilio conocía ese lugar desde chico y por eso sabía que estaba abandonado
desde antes de su nacimiento; allí solía cazar liebres con sus hermanos y
vecinos, o juntar leña para aplacar al invierno.

El IAC respondió con la información -siempre verbal- de que el predio era


una reserva indígena desocupada durante décadas. Con esa información, el
23 de Agosto de ese año se presentaron en la Comisaría Primera de Esquel
para hacer una exposición avisando que ocuparían el lote, y esa misma
tarde montaron, junto con su nieto de 6 años Franco, un "campamento" de
chapas para ponerse a trabajar.

Con sus ahorros y con lo que le prestaron varios familiares y amigos,


comenzaron a arar, sembrar hortalizas y frutillas, criar animales y mejorar
el terreno. Levantaron el alambrado caído, trazaron los canales de riego y
hasta comenzaron a juntar material para hacer una casa de piedra. El sueño
de volver a la tierra estaba en marcha.
La celeridad del sistema judicial.

La tormenta no tardó en desatarse. El 28 de Agosto la Compañía firma un


poder a favor del abogado Martín Iturburu Moneff, nombrándolo apoderado
legal de la firma. Dos días después, el 30 de agosto, la estancia de Benetton
hace una denuncia reclamando que el predio conocido como Santa Rosa es
propiedad de compañía, y que "Que no es utilizado para ganadería y que
intención de la administración forestar el lugar".

Firma la denuncia Ronald Mac Donald, el actual administrador de la estancia


y sintomáticamente hijo y nieto de los "pioneros" que trabajaron para las
familias Braun Menendez y Menendez Bethery, los celebres fusiladores de la
patagonia trágica.

Un día después de la denuncia, el 31 de Agosto, el juez de Instrucción único


de Esquel, el Dr. Colabelli firma la orden de registro "para constatar el
delito". Ese mismo día, bajo la lluvia, van a hacer el allanamiento.

A partir de allí comienza un impás de dos semanas, que Atilio y Rosa


ocupan en sembrar papas y seguir trabajando en el campo, y que la
estancia en amontonar documentación. El 16 de Setiembre el Dr. Moneff
pide el desalojo por el "gravísimo perjuicio" que le causa la "usurpación" de
ese pequeño campo. Como pruebas adjunta mapas, documentos del siglo
pasado y fotos satelitales, todos materiales charrísimos que, a simple vista,
no demuestran nada, pero que alcanzan para que el juez Colabelli
demuestre su eficiencia a la hora de desalojar.

El 19 de Setiembre este juez ordena la restitución del inmueble y adjunta a


la causa el testimonio de Roberto Omar Vila, un agrimensor que -como
cualquiera que trabaje para los Benetton- testifica que las tierras son de la
estancia y -falsamente, como veremos después- que no hay tierras fiscales
en la zona.

Entre los testigos que se presentan también hay un puestero que al


momento de la ocupación estaba de vacaciones, cosa que no le impide
declarar que vio la ocupación y que -al revés de lo que muestran las fotos-
el predio estaba perfectamente alambrado.

Con esas nuevas pruebas, y luego de los trámites de rigor, el 30 de


Setiembre sale la orden de desalojo contra la familia Curiñanco, que se
concreta el 2 de Octubre, en otra de esas tardes de lluvia que parecen
gustarle al juez para llevar adelante sus procedimientos.

Los 15 efectivos que realizaron el desalojo desarmaron la casa y


secuestraron todos los elementos, incluyendo dos bueyes con los que Atilio
y Rosa habían comenzado a arar.

En su denuncia, el abogado de los Benetton hablaba de "clandestinidad", e


intentaba demostrar que los Curiñanco habían actuado como delincuentes,
amparados en la noche, escondiéndose entre los árboles y cortando el
alambrado que en realidad, como muestran las fotos aportadas por la
familia, ellos mismos se encargaron de levantar.

Para los representantes de Benetton, no se trataba solamente de quedarse


con la tierra, y aun hoy -un año después- siguen una causa contra la familia
Curiñanco, intentando demostrar que se introdujeron el predio sabiendo que
era de la Compañía, y que sería entonces un problema de "delincuencia
común".

Extirpar el ejemplo

El predio Santa Rosa está sobre la ruta 40, que fue trazada a mediados de
los años 70. De ser cierto que es parte de las tierras de La Compañía, sería
algo así como el 0,144% de la tierra que esta ocupa.

Pero la legitimidad del reclamo del latifundio deja muchas dudas; el predio
no está rodeado por tierras de la compañía, sino por otros pobladores que
viven de allí desde décadas. La extraña y supuesta extensión de La
Compañía al otro lado de la ruta es como una cuña metida en medio del
campo de los vecinos.

Todos los pobladores consultados sabían que se trataba de tierra fiscal


habitada por última vez por una familia aborigen de nombre Tureo. ¿Por
qué entonces Benetton reclama la con tanta violencia, acusando a los
Curiñanco de usurpadores y delincuentes?

La explicación hay que buscarla en la historia de la zona y es la Sociedad


Rural la que da la primera pista, repudiando la ocupación y pronosticando
que si otras familias Mapuche siguen el ejemplo de los Curiñanco se
desataría en la región "una ola de violencia y sangre".

Sencillamente, ese es el gran temor; que cunda el ejemplo, que cientos de


despojados de sus tierras, empujados a abandonar una tierra en la que
nacieron y se criaron decidan un día volver a recuperar lo que siempre fue
de ellos.
"Ellos saben que están mintiendo, y por eso necesitan tantos papeles e
inventar tantas cosas. Nosotros no necesitamos nada de eso, porque
sabemos que tenemos razón". Atilio es ante todo un hombre honesto y
trabajador, y sabe que alcanza mostrar su rostro para decir que es
Mapuche. Junto con Rosa, a partir de el desalojo comenzaron un viaje hacía
sus raíces, pero de otra forma; ellos querían volver a través del contacto
con la tierra, y terminaron volviendo a través de empaparse e involucrarse
en el martirio de su pueblo, que hoy se continua en su historia personal.

Benetton está afincado sobre territorio Mapuche.

"La firma actora no se trata de una empresa extranjera radicada en el país,


sino de una empresa nacional". En forma ridícula, eso sostiene el abogado
de los Benetton: tan sólo por tener domicilio en la Capital Federal, La
Compañía no es extranjera ni viola ninguna de las leyes que limitan la
propiedad en manos de sociedades anónimas extranjeras en la provincia de
Chubut.

En realidad, La Compañía fue inglesa hasta el 26 de Marzo de 1982, cuando


ante el avenimiento de la guerra de Malvinas cambió a dueños -o
testaferros, nunca se supo- nacionales. En ese año, según los mismos
registros de la compañía, fue nombrado presidente Eduardo Menendez
Hume, miembro de la clásica oligarquía terrateneniente Argentina.

En 1991, cuando Benetton compró la empresa por 50 millones de dólares,


lo hizo manteniendo la fantasía legal de que se trataba de una empresa
argentina.

Y la compró además con todo el lastre de las tierras robadas a los primeros
habitantes de La Patagonía.

Para documentar su batalla, la táctica de los Benetton fue abrumar con


documentos, mapas y escrituras. Desempolvaron de los archivos los títulos
de propiedad que datan del siglo pasado, una cantidad de hojas
borroneadas y escritas a mano, que pensaron, quizás, que nadie querría
leer. Pero alguien las leyó, y descubrió que los hermanos Benetton están
afincados sobre territorio que fue Mapuche, y que fue regalado por el estado
argentino al capital inglés.

Las tierras que ostenta La Compañía fueron donadas por el estado


argentino 1885 y 1896. Se trataban, en esa época, de lotes de 80.000
hectáreas cada uno, otorgadas individualmente a ciudadanos ingleses
residentes, en su mayoría, en Londres, que administraban sus negocios en
el país mediante representantes.

La estancia hoy conocida como Leleque -a la que pertenecería el lote en


conflicto- fue donada a Henry Rushton Roger, un londinense del que no hay
registro que conozca estas pampas. El terreno original de esta estancia era
de 80.000 hectáreas, pero en 1890, cuando se realizó la mensura de la
tierra, pasó a quedarse con 96.919, para no perderse los accidentes
geográficos de la región. El aumento fue aceptado por el estado argentino.

El agrimensor Gorosito, al trazar los planos en esa época, dejó en el acta


escrita de su puño y letra las referencias que usó para medir el territorio. En
el acta explica que eligió "para ubicar esta Colonia los valles ocupados
anteriormente por tolderías indígenas y conocidos por los nombres de Lepa
y Esquel".

Como para no dejar dudas de que se estaba hablando, Gorosito termina su


informe con unas pocas líneas sobre la flora y la fauna del lugar: "Esta
colonia es importante teniendo en cuenta la calidad de sus pastos, las
abundantes maderas de todas las clases utilizables para construcciones...En
cuanto a su fauna se encuentra en gran abundancia el guanaco y el
avestruz que los indígenas aprovechan para su alimento".

En pocas palabras; la estancia que hoy ocupa Benetton, es parte del


territorio ancestral indígena, arrebatado por medio de las armas para
entregárselo al capital inglés.

La semántica dominante
La Compañía se constituyó legalmente en 1889, con una oficina en Londres
y otra en Capital Federal. Se trató de una especie de consorcio de
terratenientes ingleses, que dominaban al momento de unirse un total de
780.609 hectáreas.

En los años que siguieron a su fundación, hubo varios decretos que con la
firma de José Evaristo Uriburu, Antonio Bermejo, Roca y Juárez Celman,
aceptaron todas las condiciones y pedidos de la empresa; privilegios a la
hora de pagar impuestos, devolver tierras concesionarias y hasta pedidos
de nuevas tierras para trabajarlas.

Con el correr de las décadas, la estancia se dio un nuevo lujo que


acrecentaría su dominio sobre la región; en los años cuarenta se terminó el
trazado del ferrocarril que atraviesa la mayoría de los campos de la
estancia. El tren, pagado y dominado por el capital inglés, nació
principalmente para ser el servicio de transporte particular de La Compañía.

La retórica que usó La Compañía para sus pedidos siempre fue la soberbia y
la imposición. En una de sus virtuales imposiciones al estado señalaban, en
un acta de 1896, que "somos en la actualidad los que mejores esfuerzos
desarrollan y mas perseverante acción ejercitan en aquellas apartadas
regiones de la república".

Más de cien años después, los nuevos dueños utilizan el mismo lenguaje. El
abogado de Benetton dice en este caso que "no se traigan con la excusa o
pancarta a las muy queridas y respetables culturas aborígenes, culturas que
incluso mi mandante ha promovido y preserva incluso más que las propias
comunidades, para justificar la ilicitud y desconocimiento de la ley."

En las historias oficiales de La Compañía nada se dice del arrebato de


tierras indígenas. Por el contrario, se habla de una especie de idilio, donde
los indígenas eran "contratados por la compañía para cazar y reducir la
población de guanacos". En la historia de Benetton, además de la retórica
de La Compañía, se repite la misma fantasía; la gran presentación de su
estancia es un museo que resume, en forma aggiornada, la historia de La
Patagonia.

La presentación del museo es el rostro de un Chehuelche. Comparar las


facciones de la figura pintada en el cartel de bienvenida con los rasgos de
Atilio Curiñanco y Rosa Nahuelquir es todo un manifiesto; Benetton quiere
que sean apenas un dibujo en la pared. Ellos, en cambio, dicen que siguen
existiendo
Lo que el viento se llevó

Pero el despojo no fue solo hace un siglo; también en las últimas décadas la
voracidad de la compañía avanzó sobre las pocas reservas indígenas que
sobrevivían en su interior, e incluso con los terrenos fiscales que ocupan la
vieja estación de trenes Leleque.

Atilio Curiñanco nació y se crió allí. Para llegar a su casa en la estación, hay
que entrar a la estancia y atravesar todo el casco, incluyendo la lujosa casa
de Benetton y la de su administrador.

En el camino se encuentran varios fantasmas reciclados; donde antes


estaba el almacén de ramos generales ahora está el museo Leleque, que
irónicamente tiene como logo el rostro de un Mapuche. Siguiendo hacia
adelante, el edificio medio derrumbado del correo está encerrado en un
alambrado y, hasta para entrar al cementerio -donde está enterrado el
hermano de Atilio hay que saltar un alambrado.

La estación es una barriada pequeña, de una diez casas apenas, donde hoy
viven unas pocas familias jubiladas del ferrocarril, entre ellas Doña
Candelaria, una hermosa mujer de 85 años, madre de Atilio.

Ella todavía recuerda cuando este lugar ahora casi desértico era un pueblo
prospero y lleno de vida. Los chicos iban a la escuela, o se entretenían
cazando en los terrenos de al lado. La ruta que corría paralela a la vía y
uniendo Esquel con El Bolsón, era recorrida por tropillas de vacas o
caballos, transportadas por vaqueanos y más tarde en camiones. A los
costados del camino, en pequeñas reservas, vivían jornaleros, peones y
empleados del ferrocarril. Doña Candelaria era ama de casa, y con baldes
caminaba hasta el arroyo a buscar agua.

Nada de eso existe hoy; la vieja ruta, el arroyo, las reservas del costado del
camino están todas alambradas. Los de La Compañía, los gringos como dice
Doña Candelaria, se tragaron todo. Incluso para buscar agua, ella misma se
inclina para cruzar el alambrado que separa a sus baldes del agua. Lo hace
con una agilidad y una resignación que nos sorprende a todos.

También, con sus 85 años a cuestas, camina con nosotros por la ruta ahora
alambrada, recorriendo unos tres kilómetros para encontrar con la reserva
donde vivía la familia Rayel, una Mapuche que trabajó para La Compañía
como lavandera. Allí Candelaria nos muestra el lugar donde recuerda estuvo
la casa y los animales de una de sus vecinas favoritas.

Una cacerola muerta primero, y los restos de una casa y una cultura
quemada después confirman los testimonios recogidos entre varios
pobladores; la casa de los Rayel fue quemada por empleados de la estancia
a finales de los años sesenta, y la familia ni siquiera intentó reclamar las
tierras. El campo, obviamente, también está alambrado por La Compañía.

¿En que momento se apropiaron de todo? Según los propios recuerdos de


los pobladores, la primer gran oleada de apropiaciones comenzó con el
trazado de la ruta frente a la cuál está el predio que habían ocupado Atilio y
Rosa.

Pichón Llancaqueo, nieto de los primeros habitantes de la zona, perdió en


aquel entonces casi la mitad de su campo. El alambrado furtivo, "movido
por el viento de La Patagonia", corre casi paralelo desde su predio hasta
Santa Rosa, algo que podría explicar por qué La Compañía siente suyo un
terreno que a todas luces está fuera de su perímetro.

¿Por qué nadie reclama? La pista la da el mismo Pichón Llancaqueo. Para


hacer algo, hay que pagar a un agrimensor para hacer las pericias. Nadie
tiene el dinero para hacerlo, y si lo tuvieran ¿que profesional va a trabajar
en contra de los más poderosos de la zona, corriendo el peligro de no
trabajar nunca más para La Compañía? La justicia, nos explica, nunca está
del lado del pobre.

Y eso también lo sabe Candelaria. Mientras tomamos mate, llega un


funcionario del ferrocarril a dejar una nota, donde se ratifica que no se
pueden tener más animales en la estación y que pronto, todos van a tener
que dejar su hogar; el interés de La Compañía es convertir la vieja estación
en un paseo turístico.

Parece que Benetton compró también la voracidad de La Compañía.

Pero no es simplemente un problema de ambición centrada en los bienes


raíces; alrededor del predio que ocuparon Rosa y Atilio encontramos 15 de
los 150 cateos de minas de oro que hay en los alrededores de la ciudad de
Esquel, un drama que amenaza con destruir los recursos naturales de la
región.

Santa Rosa, el predio en litigio, es la puerta de entrada a esos yacimientos


mineros. Y eso quizás explique por qué tanta desesperación de parte de La
Compañía y la justicia para criminalizar a esta familia Mapuche.
Recuperar la historia del presente

Es domingo y el amanecer es apenas un sueño del horizonte. Las ancianas y


los lonko colocaron el rewe, y nosotros esperamos mirando a un este
todavía oscuro y lleno de estrellas. Hace frío y un gran fogón de leño de
álamo y plantas jarilla, es lo único que calienta, por ahora, nuestras
existencias.

Dos jóvenes niñas se colocan frente al rewe. Faltan dos jóvenes varones
que cumplan la misma tarea, y faltan instrumentos y conocimientos; el
winka los robó y se desentierran del olvido a través de la memoria de los
ancianos, de los suspiros del viento que de vez en cuando reavivan la llama
del recuerdo.
Los hombres entran primero. Cuatro vueltas alrededor del rewe, y cuatro
veces arrojan muday, esa bebida que estuvo antes de cualquiera de las
bebidas que trajo el hombre blanco. Luego hacen lo mismo las mujeres, y
luego lo repiten todos juntos, organizados de dos en dos.

Tres ancianas, con rostros surcados y las cabezas cubiertas con pañuelos,
cantan en la lengua de la tierra, esa que enseñaron los animales y los ríos a
los Mapuche.

Cuando sale el sol como una inmensa bola de fuego, la rogativa está en el
punto que todos, con las manos extendidas al este, abren sus manos para
agarrar su fuerza.

No hay formalismos ni solemnidad; en los intervalos de la ceremonia la


gente conversa y ríe tranquilamente, y al terminar una ronda de mate
anuncia que llego la hora de hablar.

Todos prestan atención cuando Atilio convoca a participar, el próximo 11 de


Octubre, del Parlamento Mapuche que se realizará en El Maitén. Luego de la
invitación, explica que para organizarlo no tienen recursos, pero que como
otras veces confían que todos van a llegar haciendo un esfuerzo, porque es
necesario encontrarse para seguir fortaleciendo la organización de las
comunidades. Esta vez, los anfitriones de la reunión serán los miembros de
la comunidad Sepúlveda, y especialmente Don Abelardo, un Mapuche “de
sangre gaucha” , como se define él mismo, que pelea desde hace 10 años
para que el intentedente de El Maitén no le robe las tierras que su familia
ocupa desde hace un siglo.

Parece que es un proceso que, mal que les pese a los conquistadores de
hoy, no se va a detener.

Esquel y Buenos Aires, Octubre del 2003

Parte III Benetton: Peligro de nuevos desalojos en La Patagonía


(Noviembre del 2003)
En la Patagonia argentina, Benetton y el estado provincial de Chubut
preparan un nuevo desalojo; esta vez son 8 familias formadas
mayoritariamente por mujeres, niños y ancianos. El objetivo sumar una
hectarea más a las 900.000 que ya posee el grupo italiano en La Patagonia,
y montar allí un emprendimiento turístico aprovechando el trazado del tren.
Tanto el estado como la empresa, consideran impresindible para llevar
adelante su proyecto borrar del lugar a más de 50 personas humildes y
desmantelar la Escuela Nro. 90 que educa y alimenta a 18 de esos chicos,
algunos de ellos con problemas de desnutrición.

Ofreciendo sólo inciertas promesas de futuras casas en diferentes pueblos y


sin siquiera pensar en integrar a las familias al proyecto de desarrollo,
apuran la expulsión de los pobladores para "recuperar" el contol total de la
zona.

Aqui presentamos la historia de un nuevo desalojo que todavía se puede


evitar.
-El tren de la patagonia.

La Trochita, uno de los mas famosos trenes de La Patagonía, fue terminado


en 1945. Durante décadas fue el transporte principal para las mercaderias y
animales de la Argentine Southern Land Company, un conglomerado de
estancias inglesas donadas por el estado argentino luego del genocidio
étnico conocido como "La Campaña al Desierto". La mayoría del trazado del
tren y las estaciones recorrían las propiedades inglesas y cientos de
poblados, moviendo "hasta 6 trenes grandes por día. La compañía cargaba
la lana, hasta la hacienda, yeguarizo, las vacas, estaban de punta a punta
las vias cubiertas por el trencito" según cuenta Roberto Yañez, un
ferroviario jubilado que vió nacer y morir al tren.

Con la llegada del asfalto y los camiones en la década del 70 el transporte


en tren comenzó a declinar en la Argentina. En los 90, durante la era
menemista, la política privatizadora llegó también al transporte público y La
Trochita, orgullo de antaño, terminó que caer en desgracia. Ramal que
para, ramal que cierra, dijó Menem, quebrando la resistencia de los
ferroviarios contra las privatizaciones y dejando a miles de ellos sin trabajo.

Esa misma política de apertura económica menemista permitió al grupo


Benetton comprar a bajo precio la Argentine Southern Land Company (en
adelante "La Compañía), haciéndose dueño del 9% de las mejores tierras
de la región patagónica.

Hoy, más de 10 años después, el nuevo proyecto turístico auspiciado por el


gobierno de la provincia de Chubut consiste en reflotar el tren patagónico
montando un paseo guiado por la región y, por más que los funcionarios
provinciales involucrados niegan toda relación con los italianos, una de las
ofertas centrales del paseo será la visita a las propiedades de Benetton. La
proganda oficial del tren lo presenta como "Un verdadero Viaje a los
Orígenes que sale desde la Estación Cabecera El Maitén hacia Leleque,
donde además visitará el Museo Leleleque y podrá degustar de un asado
patagónico en la estancia de la firma Benetton".

El museo es también propiedad de los Benetton, y en el servicio ofrecido


por el tren y llamado "SCHE" (servicio charteres especiales) el pasajero
abonaría todo junto; boleto de tren, entrada al museo y comida campestre
en las instalaciones del italiano, dejando claro hasta donde llega la
integración entre estado y empresarios.

Claro que para llevar adelante el proyecto tienen una pequeña dificultad, un
"trámite" como lo llama Miguel Mateo, coordinador general del tren; son los
casi 50 niños que con sus madres viven en la estación de trenes de Leleque,
y la escuela a la que concurren ellos e incluso los hijos de los peones de
Benetton.
-La estación

En todas las estaciones de La Trochita, además del andén y el tanque de


agua hay casas construidas con los mismos durmientes de quebracho que
las vías, donde anteriormente vivian los empleados ferroviarios con sus
familias. Con el cierre del tren, allí sólo quedaron unos pocos empleados, la
mayoría jubilados y de a poco, trabajadores rurales que no tenían donde
vivir y se instalaron allí con autorización de las autoridades ferroviarias.

En muchos casos, la mudanza se realizaba para poder enviar a los chicos a


la escuela sin que tengan que recorrer todos los días largos trechos a
caballo o caminando.

Durante toda la segunda mitad del siglo XX, la estación Leleque soñó con
ser un pueblo, con correo, policía y ruta propia. Don Yañez, con 74 años y
más de 40 en el lugar, cuenta que "Esto era hermoso, no había problemas,
no había robos. Los Serquís tenían boliche ahí donde esta el museo, y se
llenaba de gente cuando estaba la esquila. Era una maravilla, entraba por
los cuadros, traficaba por la ruta que estaba por ahí, había bastante gente,
con familias grandes y por eso se hizo la escuelita aca. Uno andaba como
dueño, andaba por los campos, cazaba un bicho, buscaba huevos de
avestruz. Una vez dijieron que iban a hacer una aldea, llegamos a medir los
terrenos, pero al final lo pararon".

Con el cierre del tren y la llegada de los nuevos dueños a la zona, todo
cambió, y todos lo viejos pobladores coinciden en que para peor. Laura,
empleada de La Compañía desde hace 40 años, conocedora de los origenes
y los devenires de la zona, nos explica que "Benetton cuando recién entró
hizo un despido de gente impresionante. Si antes había 250 personas
trabajando, ahora no alcanzan a 100 en toda la zona que depende de
Leleque".

Junto con ello, también acapararon nuevas tierras; Laura explica que "El
paso al Rio Chubut, que es un camino vecinal no tendría que estar cerrado.
Tienen tres tranqueras con llave, y para entrar tenes que pedirle permiso a
ellos, y pescar no podés por mas que tengas permiso, porque no te dejan.
Al fondo viven familias, pero no pueden salir por ahí, tienen que hacer 90
km de más. "

La vieja estación Leleque también sufrió las transformaciones. Don Yañez se


lamenta de que "Ahora estamos encerrados y podemos salir nada mas para
arriba", porque desde hace años las viejas rutas comunitarias fueron
incorporaradas a los campos de Benetton. Leleque quedó como una isla de
una hectarea en medio de un mar de alambrado, y ni siquiera se puede
transitar por las viejas rutas provinciales.

Los problemas con los pobladores por este motivo son frecuentes. Don
Yañez protagonizó algunos de ellos, recorriendo esos viejos callejones, "una
vez me atajó el administrador para pelearme. Me dijo que por qué le
andaba recorriendo el campo. Yo le dije "señor, yo no le ando recorriendo
ningún campo, yo trafico hace 40 años por acá". No le pegué ni el me pegó,
yo igual me cubrí, no tenía nada mas que el rebenque, y él andaba con
guardaespaldas".

Hace 3 años el hostigamiento de los administradores de La Estancia, al


mando un gerente sintomáticamente llamado Ronald Mac Donnals, se
transformó en proyecto concreto. La intención de La Compañía era
desocupar las casas, desarmar la estación y trasladar todo a la parte de
atrás del museo, para armar el paseo completo. Y si bien el plan no
prosperó por un recurso de amparo que declaró a la estación patrimonio
provincial, la idea quedó flotando en el aire, y la amenaza de desalojo
comenzó a alterar la vida de los pobladores del lugar.

Y el estado, para no variar, se convirtió en el encargado de hacer el "trabajo


sucio" de sacar a los pobladores del lugar.

-Los desalojados de siempre.

Una rápida recorrida por apellidos de las familias amenazadas basta para
tener una idea de la situación; Nahuelquir, Curiñanco, Antieco, Quilaqueo;
todos nombres originarios del pueblo Mapuche, campesinos arrebatados de
sus tierras y obligados a trabajar por salarios magros para que los
usurpadores se sigan enriqueciendo.

La situación social en el paraje es crítica. Las casas no tienen agua potable,


y para conseguirla hay que saltar un alambrado de Benetton e ir con baldes
o bidones hasta un arroyo que en invierno se convierte en un rio de barro.
No hay gas, y la casa y la recolección de huevos de avestruz está
registringida por el capricho de La Compañía. Tampoco hay un puesto
sanitario, según los pobladores porque la estancia se opuso. Varios señalan
que "el agente sanitario mismo dijo que había hablado con MacDonnals pero
el le dijo que no". El médico, entonces, va una vez por mes, cuando "ya
todo el mundo está curado. El mes pasado todos lo chicos estaban con tos,
y cuando llegó ya estaban todos bien".

A pesar de la desatención, o quizás como parte de ella, todas las mujeres


del lugar recibieron gratuitamente y tienen colocado el DIU, el Dispositivo
Intra Uterino que impide que puedan quedar embarazadas nuevamente.

Silvana Vazquez es la Directora y una de las dos maestras de la escuela


Nro. 90 de Leleque. Los alumnos, divididos en dos pequeñas aulas, reciben
todos los días una comida caliente y educación hasta completar el 9 año del
EGB. Ella narra con angustia las peripecias que estan viviendo alumnos y
personal de la escuela. "Hace dos o tres años que no podemos llevar a cabo
proyectos que tenemos. Queremos hacer una huerta orgánica, plantar
árboles, pero estamos todo el tiempo con la fecha para irnos. Es una
situación estresante, a pesar del lugar que es tranquilo, porque no sabemos
que nos va a pasar el año que viene".

"Comenzaron a venir -continua- a presionar a las familias directamente, a


las madres que estan viviendo con sus hijos en las casas, iban casa por
casa, pero por la escuela no vinieron nunca. Iban dando en cada una de las
viviendas una noticia diferente, nunca nada estaba claro, pero el ente que
apareció presionando fuertemente fue la gente del ferrocarril."

Una de las principales promesas que recibieron los pobladores de parte del
estado fue la de entregarles casas y terrenos en Esquel o El Maitén, a bajo
costo o subsidiadas por créditos del estado. A Patricia, con 6 hijos, le
dijieron que "nos iban a hacer una casa de bajo costo en Esquel. Que
teniamos que conseguir el terreno y ellos se hacian cargo de los
materiales".

A Norma y a sus 9 hijos, les ofrecieron un trato diferente. Cuenta que le


preguntaron "si tenemos algún lugar a donde irnos, o si podíamos buscar
algún lugar donde irnos, porque quieren arreglar para que venga gente de
turismo a trabajar aca". A Doña Candelaria, pensionada ferroviaria de 87
años, le prometieron primero una casa en Esquel, que rechazó porque ir al
pueblo para ella es como "estar detenida", y entonces comenzaron a decirle
que tratarían de que se quede a vivir allí. Pero a su vecino, Don Yañez, le
dijieron que "va a ser dificil que la viejita de aca al lado se pueda quedar".

Y así con todas y cada una de las familias.

Las variadas promesas nunca se cumplieron, pero la amenaza del desalojo


se volvió cada día mas concreta. "Queremos hacer el traslado antes del
verano", explica impavido el funcionario del ferrocarril, como si se tratara
de un simple movimiento de cosas.

A finales de Agosto, para aumentar la presión, una circular del tren


reglamentaba una vieja aspiración de los administradores de La Compañía;
la prohibición de tener animales, desde ganado hasta perros y gallinas, una
de las pocas formas de subsistencia que tienen los habitantes del lugar.

Las presiones continuaron con intentos de cambiar a los chicos de escuela,


proponiendo incluso derivarlos a internados de la zona. Patricia cuenta que
"Cuando vino Don Mateo me dijo si yo había pedido el pase de los chicos. El
se quería llevar los documentos de los chicos y sacarlos de la escuela, pero
yo no se los dí". El mismo funcionario también redactó pedidos de terrenos
a nombre de la familia de ella y su familia en El Maiten y Esquel, para
acelerar los trámites. Cuando le preguntamos por la situación de Patricia y
sus hijos, Miguel Mateo justificó sus intervenciones diciendo que "yo le hice
la nota a la señora como favor, porque pidió el terreno pero no la hizo. Le
dije que la lea y se quede con una copia".

Pero para Patricia las cosas son diferentes. Nos explica que el funcionario
"ha querido que le firmemos planillas, pero no le he firmado ninguna,
porque no se leer".
-El viejo oficio de resistir.

De a poco, y con la amenaza del desalojo cada vez mas cerca, los
pobladores han comenzado a organizarse. Patricia nos cuenta que cuando
llegaba el delegado del tren "recorría una casa y después otra, y no
sabíamos que les decía a los demás, nunca nos reuniamos nosotros, y
ahora si, ahora hay mas unión y charlamos entre todos".

Uno de los ejemplos que tomaron los pobladores es el de la estación


Nahuelpan del mismo trazado ferroviario, adonde están llegando unos
12.000 turistas al año. A diferencia de la estación Leleque, la de Nahuelpan
está en el interior de una comunidad Mapuche, y las casas de la estación,
donde viven varios pobladores de la zona, fueron arregladas por la
municipalidad.

Como allí no esta Benetton, los pobres parecen no molestar, y varios de


ellos venden tortas fritas, organizan cabalgatas u ofrecen artesanias
Mapuche a los visitantes. Prane, uno de los Tehuelche que vive en
Nahuelpan, nos cuenta que cada vez que pasa el tren, gana entre 40 y 80
pesos, y que la mayoría de las veces, la demanda termina superando a la
oferta de panes y tortas que cocina en su hogar.

¿Por qué si en Nahuelpan se pueden quedar y trabajar, en Leleque los


habitantes de la estación tienen que irse?. Aunque la respuesta parezca
obvia, para los funcionarios del tren es un enigma dificil de resolver. O de
disimular. Para Miguel Mateo, "si el tren comienza a funcionar como antes,
tenemos que recuperar con mas razon las casas para el ferrocarril" y se
queja de su suerte diciendo que "como es gente de escasos recursos, quizás
he hecho mal en informarles todo".

Patricia ve las cosas de otra forma. Siente "que a nosotros no nos hacen
valer. A lo mejor nos ven que no tenemos capacidad". Pero todas ellas,
desde la más joven hasta Doña Candelaria, son expertas -como cualquier
mujer Mapuche- en hilar y tejer a mano o con telar, además de damos fe-
se excelentes cocineras, y actividades que se pueden aprovechar para
ofrecer a los futuros turistas.

Los chicos de Leleque también tienen mucho para decir. La maestra cuenta
que "Llegó a la escuela un proyecto del Ministerio de Educación con el
Correo Argentino, donde los chicos escribian cartas con sobres ya pagos por
el correo. Hicimos un trabajo de todos los alumnos del tercer ciclo, y ellos
escribieron cartas de lectores a todos los diarios del país. Ellos plantean la
situación de angustia que están viviendo, que quieren quedarse, que no
quieren que se cierre la escuela".

Incluso los mismos empleados de Benetton están descontentos con la


situación. Laura nos confirma que "no es solamente el ferrocarril el que
quiere sacar a la gente, sino que también pinchan de aca, porque no
quieren tener gente ajena a la compañía aca adentro. Es mal vivir nada
más, en otras estancias de ellos hicieron lo mismo".

Mas fotos disponibles en:

http://argentina.indymedia.org/news/2003/09/136320.php
http://argentina.indymedia.org/news/2003/10/138518.php
http://argentina.indymedia.org/news/2003/11/151414.php

Lof en Resistencia Cushamen vs.


Benetton and state repression, Chubut,
Argentina
https://ejatlas.org/print/lof-en-resistencia-cushamen-vs-benetton-y-la-represion-del-estado-
nacional

2017

La Patagonia fue parte del territorio sobre el que el Estado argentino avanzó
militarmente en la denominada “Campaña al desierto”, a fines del Siglo XIX. Allí
habitaban comunidades indígenas, entre ellos, comunidades Mapuche. El
Estado nacional impulsó una sistemática política de transferencia de tierras
públicas a manos privadas (mediante “donación”, venta o recompensas por
servicios prestados a la Nación). Los considerables territorios ocupados por
pueblos originarios pasaron a formar parte del patrimonio fiscal, transfiriéndose
a particulares que se dedicaron, predominantemente, a la ganadería extensiva,
concentrando la tierra en pocas manos.

Argentine Southern Land Co. (ASLCo.), creada en 1889, fue la más grande
compañía de origen británico instalada en norpatagonia, propietaria, entre
otras, de la estancia “Leleque” en Chubut. En 1991, las tierras fueron
adquiridas por la firma Benetton, propietaria de 900.000 hectáreas en
Patagonia y provincia de Buenos Aires, que opera bajo el nombre “Compañía
de Tierras Sud Argentina SA” (CTSA). Así, se convirtió en el mayor
terrateniente extranjero de la patagonia argentina, donde cría ovejas para
proveer lana a su empresa en Europa. El Pueblo Mapuche reclama la
recuperación de su territorio. En la “estancia Leleque”, después de un
conflictivo proceso, en 2007 el Estado nacional reconoció a la Comunidad
Mapuche Santa Rosa Leleque la posesión de sus tierras, 625 hectáreas.

En 2015 se inició otra recuperación en Leleque, por parte de Pu Lof en


Resistencia del Depto. Cushamen. La policía intentó desalojarlos y Benetton
presentó una denuncia penal. Los intentos de desalojo se han caracterizado
por la violencia, donde gendarmería ingresa disparando a la comunidad
mapuche, y violenta a mujeres y niños. En enero de 2017 una violenta
represión terminó con detenidos y graves heridos. Unos meses después, el
conflicto se recrudeció con la detención del lonko Facundo Jones Huala, con
pedido de extradición por parte de Chile, negado hasta el momento por
Argentina. El 1 de agosto, durante una nueva represión a la comunidad, que
pedía la liberación del lonko mediante un corte de ruta, desapareció Santiago
Maldonado, un joven que estaba en el lugar apoyando el reclamo mapuche.
Testigos afirman que Gendarmería Nacional Argentina se lo llevó en una
camioneta. Su desaparición fue denunciada por movimientos sociales y
diversas organizaciones en Argentina (como Madres y Abuelas de Plaza de
Mayo). El Comité de la ONU contra las Desapariciones Forzadas ha exigido al
Estado argentino información sobre su paradero, sumándose Amnistía
Internacional, ante la falta de información ofrecida por las autoridades
nacionales, quienes realizaban declaraciones poniendo en duda la presencia
de Santiago en el lugar y destacando la “violencia mapuche”.

En Argentina se ha generado una nueva oleada periodística atacando al pueblo mapuche,


negando su existencia y denominándolo “terrorista”. La Sociedad Rural Argentina solicitó
“terminar la impunidad para los grupos delictivos y violentos del sur” (en alusión a la
Resistencia Ancestral Mapuche, a la que Lof Cushamen asegura no pertenecer). “Somos
una molestia para las transnacionales”, declaran los mapuche, que se encuentran en la
frontera de avance de las empresas extractivas.

Greenpeace expresa su repudio a la


represión contra la comunidad
mapuche Cushamen
http://www.greenpeace.org/argentina/es/noticias/Greenpeace-expresa-su-repudio-a-la-
represion-contra-la-comunidad-Mapuche/

13 enero, 2017

Greenpeace expresa su repudio a la represión de las fuerzas de seguridad contra la


comunidad Mapuche Cushamen en la provincia de Chubut y adhiere al reclamo de
las organizaciones de Derechos Humanos para que las autoridades nacionales y
provinciales pongan fin a esta situación de violencia y avasallamiento sobre los
pueblos originarios.

En lo relativo al conflicto con Benetton u otras compañías,


Greenpeace manifiesta que respeta los derechos de los pueblos
originarios y apoya la solución justa de los derechos indígenas
pendientes sobre cuestiones relativas a la titularización de tierras,
reivindicaciones constitucionales y otras, los que consideramos
fundamentales para el desarrollo de sociedades sostenibles.

Greenpeace apoya la Declaración de las Naciones Unidas sobre los


Derechos de los Pueblos Indígenas, incluyendo el derecho a la
autodeterminación y consentimiento libre, previo e informado para
las decisiones que afectarán sus vidas y sus medios de subsistencia.
Los pueblos indígenas no serán expulsados forzosamente de sus
tierras y territorios tradicionales ni estarán prohibidos de realizar
actividades en esas zonas, en particular como consecuencia de planes
y proyectos relativos al desarrollo, utilización o explotación de
minerales, bosques, peces, agua u otros recursos. Greenpeace se
esforzará por apoyar a los pueblos indígenas en asegurar estos
derechos siempre que sea posible.

A continuación reproducimos la declaración de las organizaciones:

Los organismos de derechos humanos repudiamos la


represión contra la comunidad mapuche Pu Lof

Los organismos de derechos humanos abajo firmantes repudiamos


firmemente la violenta represión ejercida por las fuerzas de
Gendarmería Nacional, apoyados por efectivos policiales provinciales,
contra la comunidad mapuche Pu Lof en Resistencia de Cushamen,
Chubut.

Desde hace dos días estas fuerzas de seguridad vienen ejerciendo


operativos de control y represión sobre esta comunidad, cercando los
asentamientos como zona liberada para el accionar de las fuerzas
represivas, con evidente criminalización de la protesta social y bajo la
idea de que son grupos terroristas que ponen en riesgo la seguridad
nacional.
Es inminente que en el día de hoy se siga profundizando el accionar
represivo, dado que el Estado nacional y el provincial continúan
movilizando nuevos contingentes de personal de las fuerzas hacia la
zona de Vuelta del Río.

Exigimos al Presidente, a la Ministra de Seguridad de la Nación y al


Gobernador de la Provincia el cese inmediato de estas acciones. La
única acción tolerable es aquella que se ajuste a la de un Estado de
derecho respetuoso de los derechos constitucionales del pueblo
mapuche y todos los pueblos originarios.

Abuelas de Plaza de Mayo, Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH),
Asociación Buena Memoria, Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS), Familiares de
Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Fundación Memoria Histórica y Social
Argentina, HIJOS Capital, Liga Argentina por los Derechos del Hombre (LADH), Madres de
Plaza de Mayo – Línea Fundadora, Memoria Verdad Justicia Zona Norte, Movimiento
Ecuménico por los Derechos Humanos (MEDH), Servicio de Paz y Justicia (SerpaJ).

Historia de la Compañía de Tierras del Sud


Argentino o cómo se “privatizaron” las tierras que
hoy tiene Benetton/Por Claudio García
12 agosto, 2017

http://appnoticias.com.ar/app/historia-de-la-compania-de-tierras-del-sud-argentino-o-como-
se-privatizaron-las-tierras-que-hoy-tiene-benettonpor-claudio-garcia/

Viedma.- (APP) Las tierras que hoy tiene la empresa italiana Benetton en Río Negro y
Chubut son las que en su momento tuvo la Compañía de Tierras del Sud Argentino –
cuyo nombre ni siquiera estaba castellanizado, sino que legalmente aparecía como
The Argentine Southern Land Co-, cuya historia fue recreada tras una rigurosa
investigación por Ramón Minieri en su libro “Ese ajeno sur”.

¿Cómo surge este libro?


-Surge de un feliz azar, que me permitió tener no tanto los archivos públicos de La
Compañía, llamada así por antonomasia, así como en el norte se hablaba de La Forestal,
sino la correspondencia interna. Me invitaron a acompañar a un grupo a la estancia de
El Maitén –de los Bennetton que son los que compraron las tierras que hasta el ’74
fueron de La Compañía y que después por unos años estuvieron en manos de capitales
argentinos- en función de un contrato para sacar fotos, tomar imágenes, planos y demás
de los edificios de las estancias para hacer un libro de bello formato para publicitar un
poco cómo la empresa propietaria estaba tratando bien el patrimonio arquitectónico. Me
invitaron a hacer un cuadrito cronológico, y eso que debía haber tenido dos páginas se
transformó, andando el tiempo, en un libro de 444 páginas. Alguien había tenido la idea
de recorrer todas las estancias y juntar todos los biblioratos que estaban en El Maitén,
biblioratos con distintos tipos de correspondencias, no las transacciones comerciales que
están en el Museo de Leleque, sino la correpondencia entre gerentes y subgerentes
encargados de estancia y la central en Buenos Aires como centro de gestión de la
empresa.

-La Compañía surge a partir de una graciosa concesión de tierras del Estado
argentino, malversando lo que establecía la Ley Avellaneda. ¿Por qué no lo explicás?

-Había dos modelos de país, el de Sarmiento y el de Alberdi. Alberdi transige con los
latifundios, con el caudillismo del interior, con una dosis de realismo. Mientras que
Sarmiento termina siendo un permanente crítico de todo este proceso de expropiación y
privatización de la tierra pública. Él decía que los favores políticos se pagan con tierras,
cuando se quiere conquistar a un adversario se le regalan tierras o cuando el nombre del
hermano de Julio Argentino Roca lo transforma en un sobrenombre, al decir que
‘Argentino conquista las tierras y el hermano las ataliva’, por Ataliva Roca (hermano
del presidente Roca), que es el que hacía los negocios no limpios. La Ley Avellaneda
era muy generosa para convocar colonos a la Argentina, realmente en Avellaneda todo
su ideario es congruente con esta ley. El lema ‘el país se va a salvar por el trabajo de los
argentinos’, una visión no financiera de la cuestión tierras. Era una ley por la cual se le
regalaba tierra a cada colono, hasta 100 hectáreas, las hectáreas adicionales estaban a un
peso por hectárea, se le da al colono gratis el pasaje desde su país de origen a la
Argentina, se lo aloja gratis durante tantos días en el Hotel de Inmigrantes, se lo lleva
también en forma gratuita a su lugar de destino. Le daba bastantes condiciones
favorables, como no pagar derecho aduanero alguno por traer sus herramientas de
trabajo. Y el artículo 3 de la ley establece que a las empresas que quieran traer colonos
se les puede dar hasta 80 mil hectáreas, en forma de concesión.

-Que es lo que se utilizó para que se terminara en el latifundio de La Compañía.

-Exacto. Esta entrega estaba condicionada a que se trajeran colonos en el plazo de dos
años y hacer inversiones mínimas. Aparecen once personeros, hombre de paja, ante la
Oficina de Tierras y Colonias a pedir cada uno 80 mil hectáreas, con un garante. Son los
mismos apellidos mezclados, de argentinos, ya que de los once sólo una concesión la
solicita un inglés. A estos once en tiempo récord se les aprueba la concesión. En un caso
el trámite tardó solo catorce días desde presentar la notita en Tierras y Colonias hasta el
decreto de Juarez Celman, el cuñado de Roca que estaba de presidente. Si algún trámite
tardó mucho fue de un mes y medio. Pero todos estos transfieren las tierras a otros y
piden el cambio de lugar. Las habían pedido en Formosa, Chaco, Neuquén, y
rápidamente pasan a formar un damero de cuadros diagonales entre la Cordillera (El
Maitén, Leleque, Cholila) y la costa atlántica y Puerto Madryn, con parte en la llamada
Línea Sur rionegrina (Maquinchao, Sierra Colorada).

-Los ingleses sabían perfectamente que tener información era tener poder y por eso
vos marcaste que los lugares nuevos que piden coinciden punto por punto con los
lugares más favorables para la ganadería descriptos por George Musters.

-Sí, cuando uno relee sus crónicas menciona las excelentes aguadas de Maquinchao,
excelentes pastos para invernada, aparece Leleque, todos estos lugares. Yo marcaba la
importancia de la inteligencia geográfica británica. Todos los descubrimientos, los
viajes del aparente turista (por Musters) van a parar a la Royal Geographic Society y de
allí a los ‘inversores’. Los mapas británicos eran mucho más exactos que los argentinos.
Yo comparé un mapa argentino de 1890, que se hace con vistas de vender en Europa de
apuro, porque era el ’90, el año de la crisis financiera con Celman, tres millones de
hectáreas. Algo que critica Pellegrini en carta Juarez Celman y Celman le dice que era
preferible que se cree una Irlanda en la Patagonia y no que estén sometidas a la incuria
del tehuelche. Este mapa para vender 3 millones de hectáreas de la Patagonia en Europa
tiene claros enormes, descampados, y estamos en 1890, ya han pasado años de la
campaña de Roca. Además se come dos ríos, ubica montañas donde no las hay, es una
cosa de locos. Y el Perito Moreno se cela con este mapa, le pega con todo. En cambio si
vos vas a los mapas británicos, tenían una información de primera y de calidad.

-¿Cuántas tierras llegó a tener La Compañía?


-Arriba del millón de hectáreas, un millón cien mil hectáreas.

-Sin haber puesto un peso.


-Nada.

-Y después esa apropiación o regalo digamos del Estado argentino se formaliza por
otra ley.
-En 1892 se presentan una cantidad de concesionarios y dicen que no han podido
cumplir con las condiciones de estas concesiones porque las tierras son áridas, lejanas,
no hay medios de transporte, los colonos no quieren venir. En los informes que hace el
directorio a los accionistas se cuidan cada año, del ’89 al ’92, de decir que han buscado
traer colonos pero no pueden. Querían traer colonos alemanes, pero no hay caso,
también chilenos, pero tampoco, dando pie al argumento que no se pudo colonizar. Y el
Estado argentino siempre apurado y siempre endeudado, dice que más vale llegar a un
remedio y cosechar unos pesos, recuperar algunas tierras, a través de la ley que se llama
De Liquidación.

-El gobierno inglés seguro ha incidido para esto.

-Sí, sin dudas, además era el árbitro del litigio fronterizo ante Chile, así que se suma
como herramienta de presión. Estaban los galeses también, era también muy difícil aquí
‘encontrar un manso para acollar a un arisco’, porque estaban planteando conflictos
serios con el tema del reclutamiento de la educación en idioma castellano y habían
llegado a pedir el protectorado inglés.

-Hay que recordar que con los galeses de la zona cordillerana incluso se llegó a un
plebiscito para que definan si querían ser argentinos o chilenos, es decir, la
Patagonia planteaba varios conflictos.

-Sí. El hecho es que sale una nueva ley para acomodar la situación, pragmáticamente
hacen coincidir las leyes con la realidad. La ley planteó en algunos casos recuperar el
25% de las superficies, cosa que pasó en concesiones poco útiles, aunque al poco
tiempo se volvían a pedir. El Estado había concedido en el país 38 millones de hectáreas
y no llega a recuperar un millón de hectáreas. Entre todas, las que había en Formosa,
Chaco, Pampa Central y todos los territorios patagónicos. En realidad la ley sirvió para
justificar una operación de blanqueo y de escrituración de las tierras. La ley planteó
como condición para la titularización de las tierras que había que invertir tanto por
legua. Entonces cuando viene el inspector, como están avisados, tienen las vacas y
ovejas para que las vea en un campo, después la pasan a otro y así ‘disfrazaban’ la
inversión. Esto aparece en las cartas.

-¿Cómo era la relación con los indígenas y criollos que utilizaban como mano de
obra?

-La peonada, la fuerza de trabajo de la estancia, fue tehuelche-mapuche, una mezcla,


porque por ahí es difícil separar las dos etnias que ya estaban muy integradas entre sí.
Hasta el nivel de capataces y a veces un poquito más, capataces generales, en quienes
reposaba el manejo quizás de toda una estancia. En Maquinchao, Huanulán y
Talcahuala en distintas épocas estuvieron dirigidas por un hombre que era Tránsito
Painefil, que incluso tiene descendencia creo en Viedma. Es mencionado en los
documentos de La Compañía.
-¿Me imagino que esto en gran parte era así porque necesitaban capataces que
conocieran la lengua, que pudieran comunicarse de mejor manera con la mano de
obra que necesitaban?

-Claro, elegían un mediador.

-Me imagino que el costo laboral era bajísimo y las condiciones laborales pésimas,
como lo han reflejado los libros relacionados con los fusilamientos por las huelgas de
peones del ’20 y ’21 en Santa Cruz, los libros de José María Borrero y Osvaldo
Bayer.

-Sí. La pauta me la da cuando veo que se quejan de tener que adecuarse al Estatuto del
Peón con Perón. Porque, dicen, tenían que poner en cada rancho por lo menos una
mesa, dos sillas, algunos tenedores, una olla. Lo que marca cómo estaban viviendo;
dormían arriba del recado. Se escandalizaban porque había que poner cielo raso a los
ranchos. Además, como pasó en Santa Cruz, la primera reacción de La Compañía
cuando se da una baja de los precios de la lana era bajar salarios. Hay que recordar que
en las guerras, en las dos, las potencias beligerantes acumulaban lana, porque con la
lana se hace lanolina y con lanolina se hace nitroglicerina, es decir, pasaba a ser un
insumo estratégico. Y almacenaban millones de toneladas de lana, de Australia, Nueva
Zelandia y Argentina. Cuando terminan las guerras y se liberan estos almacenes entran a
vender la lana por dos pesos, bajan los precios y lo primero es cortar sueldos de los
peones y echar gente.

-Y vos decís que hay datos que así como hubo conflictos en Santa Cruz, los hubo acá,
lo que pasa es que no se tiene demasiada información.

-Sí. Hubo huelgas en la zona de Cholila, Leleque, en el oeste de Chubut. Eso aparece en
el diario de Trelew “El avisador comercial”, una breve noticia, aunque se hablaba de
bandoleros no de protesta social. La óptica de los periódicos de la época era hablar de
bandidos rurales no de reclamos de peones. Únicamente en una carta interna se habla de
huelga de peones, que se resistían a trabajar en al esquila, que pedían determinadas
condiciones. Pero no se habla nunca más. Meses después se habla que está todo
tranquilo, que se hicieron los ajustes. Tampoco hay nada en los archivos de la policía ni
en los del Ministerio del Interior. Pero uno imagina lo peor.

-¿Algunos bandoleros yanquis, como Butch Cassidy, en realidad los trajo La


Compañía para reprimir, para garantizar la seguridad de las estancias?

-El abogado norteamericano Arthur Preston era primo de Frank Preston, gerente general
de La Compañía, e hizo de puente para traer a Butch Cassidy. Los Preston eran
mormones y Cassidy también. Además, llega Butch, desembarca, va a la Oficina de
Tierras y Colonias y pide 1600 hectáreas en Cholila. ¿Qué sabía él dónde quedaba
Cholila? Y el expediente sale rápidamente. Aparentemente la relación con La Compañía
se rompe cuando Cassidy les roba 1500 vacas. Eso los ingleses no lo podían tolerar.

-¿Cuáles eran las actividades de La Compañía, además de la lana, y y se se puede


estimar las ganancias que tuvieron?

-Manejaban 1.500.000 de kilos de lana por año. Tenían también vacas que engordaban
en una estancia que tenían en Córdoba. Y muchos caballos que se exportaron en gran
medida para su uso en la Primera Guerra Mundial. Hay un documento que habla de 400
caballos que se enviaron a la guerra. También producían mulares, que se utilizaban
mucho como carga antes del ferrocarril. Y estaba el negocio de almacenes, porque se
traían mercaderías importadas sin pagar tasas aduaneras, por la franquicia patagónica
que existió. Prácticamente traían todos los materiales de construcción, salvo la madera
que traían de Epuyén, pero sí las chapas, armazones de hierro, varillas de hierro. Y
mercadería de consumo, como licores, té, hasta pañuelos para cuello y vestimenta. Que
se vendían a los peones de la estancia y a gente de poblaciones cercanas. Y por eso
perseguían con saña a los bolicheros, sobre todo a los bolicheros turcos; no querían
competencia y menos que les vendieran licor a los indígenas, porque los recitaban para
trabajar. Tenía multiples actividades, un centenar de empresas. La Compañía en sus
primeros balances manifiesta como capital las tierras que le había regalado el Estado
argentino. Tenía 300 mil libras esterlinas de capital, de las cuales 240 mil compuesto
por tantas leguas de tierra. En base a eso se integra su capital accionaria. Lo que se
puede haber traído cash fueron 60 mil libras esterlinas. Si uno entra a sacar la cuenta
cuánto ingresó cada año por utilidades, no sólo lo que se declara para pagar a los
accionistas porque los honorarios al Directorio son muy grandes, cada libra esterlina
que trajeron les rindió 1,30 libras por año, era como decir que percibo el 130% anual.
Estamos acostumbrados a llamarlos inversores, pero en realidad quien invirtió fue la
Argentina. El Estado argentino invirtió en la empresa británica y no a la inversa como
nos cuentan el cuento.

-¿Qué pasa con La Compañía después que la venden?

-En 1974 pasa La Compañía a una sociedad trucha que se llamaba Grade Western
Company Limited, con sede en Luxemburgo, de tres capitalistas argentinos, Menéndez,
Ochoa y Paz, representantes de la oligarquía argentina. Duramte un tiempo todo sigue
aparentemente sin cambios, La Compañía sigue con su nombre inglés, controlada por
una compañía con sede en Luxemburgo. Menéndez, Ochoa y paz recorren cada tanto los
campos, hay que mandarles a ellos los romaneos de la lana. En el ’82 con la Guerra de
las Malvinas, Galtieri tira un decreto por el cual incauta o congela las cuentas bancarias
de las empresas británicas y las empresas mismas quedan en observación. Entonces allí
Menéndez, Ochoa y Paz ante un escribano transparentan que desde hace tantos años son
dueños de La Compañía, es decir, que era argentina, no británica. Y ahí cambia el
nombre del inglés al castellano y se llama Compañía Argentina de Tierras del Sud.

-¿Y Benetton compra luego exactamente las mismas tierras que tenía La Compañía?

-Benetton compra las mismas tierras. No estaban ya las estancias La Patagonia y Los
Alfalfares, de Santa Cruz y Córdoba, respectivamente. Pero después las compra
también. El tipo es como que se hace cargo de la historia de la empresa; ha comprado el
capital simbólico e histórico también y por eso tiene como lema que esta empresa ha
estado cien años desarrollando la Patagonia. Y en los conflictos con las comunidades
indígenas salen a alegar que son los legítimos ocupantes y propietarios de estas tierras
desde 1889. Obviamente que se oculta la verdadera historia así como los “corrimientos
de alambrado” de 1937 que avaló el presidente Agustín P. Justo. (APP)

La Comunidad contra la Compañía:


Mapuche vs. Benetton & Co
Por Fernando Kosovsky

http://www.vocesenelfenix.com/content/la-comunidad-contra-la-compa%C3%B1%C3%AD-
mapuche-vs-benetton-co

El origen de este conflicto puede rastrearse hasta 1870-90, durante la campaña


genocida ordenada por el incipiente Estado nacional. A continuación, un repaso
por esta historia que obliga a revisar administrativa y judicialmente las concesiones
fraudulentas, para lograr, de una vez por todas, el respeto a los derechos humanos
de los pueblos indígenas.

La historia que hoy confronta a los Benetton con el Pueblo Mapuche se originó
en los años 1870-90 con la apropiación territorial foránea con la guerra,
genocidio y crímenes de lesa humanidad del recién nacido Estado argentino, el
que facilitó fraudulentas maniobras financieras, administrativas y políticas para
consolidar una de las mayores concentraciones de tierras de la Argentina.

En su ensayo Ese Ajeno Sur, el profesor Ramón Minieri demostró que en los
últimos años del siglo XIX una empresa formada en Londres, The Argentine
Southern Land Co. (“Compañía de Tierras del Sud Argentino”) conocida
también por su sigla TASLCo., recibió como regalo del gobierno nacional la
propiedad de casi un millón de hectáreas en el norte de la Patagonia. Los
capitales iniciales de esta sociedad estuvieron integrados en gran parte por las
mismas tierras que recibía. La Compañía financió a través de sus inversiones y
empréstitos con la corona británica el genocidio indígena realizado por el
Ejército argentino en la campaña genocida del coronel Julio A. Roca,
obteniendo a cambio las mejores tierras periféricas a la línea del ferrocarril
construido por una de sus más de 50 empresas vinculadas, a través del cual
exportaba su producción ganadera y lanera (hoy además minera y forestal) sin
ningún tipo de control, tasa ni tributo, recibiendo como si fuera poco todo tipo
de exenciones, incluso importar bienes de consumo con los que abastecía sus
estancias, reduciendo la remuneración de los trabajadores y limitando opciones
de consumo puertas afuera, eliminando con sus “vales de consumo” la
posibilidad de competencia y de emergencia de economías regionales o de
colonias.

Según nos cuenta Minieri en Ese Ajeno Sur, “la Compañía era tan sólo una en
un vasto enjambre: más de cincuenta empresas de capital británico que tenían
un mismo grupo de directores y de las cuales las más importantes se
aposentaban en el mismo edificio en Londres (The River Plate House en
Finsbury Circus, sede formal de siete sociedades que en realidad eran una
sola). Estas “hermanas” actuaban en distintos sectores y actividades
económicas, desde la explotación de estancias hasta el transporte ferroviario,
pasando por la administración, la banca, los fletes marítimos y los seguros.

Solamente en el territorio de la actual provincia de Chubut, las entidades de


este conjunto llegaron a poseer 2.300.000 hectáreas de campos”.

Las entonces vigentes leyes de tierras fiscales y de colonización limitaban las


concesiones hasta un máximo de 40 y 80 mil hectáreas para cada
concesionario que se obligaba a introducir a familias de colonos, asumiendo a
su cargo el desarrollo de la infraestructura necesaria.

El fraude se realizó por etapas. Concesionarios que, aparentemente, carecían


de vinculación entre sí, adquirieron concesiones en distintos puntos del país
dentro de los máximos legales. De inmediato, los intercambiaron por otros en la
Patagonia, realizando así el plan de la Compañía con la cual todos los
concesionarios estaban relacionados, cediendo a su turno sus flamantes
concesiones, título de propiedad mediante donde constaba nominalmente que
estaban libres de ocupantes (indígenas) y, obviamente, sin haber introducido
un solo colono que le pudiera reclamar a la Compañía derechos ni exigirle el
cumplimiento de obligaciones de desarrollo de infraestructura para colonias.
Fue tan patente el fraude, que algunos de estos trámites fueron aprobados en
tan sólo catorce días corridos, contados desde el inicio del expediente. Así, en
pocos meses, la Compañía acumuló más de medio millón de hectáreas de
territorio Mapuche.

Desde el año 1991, el Edizioni Holding International N.V. de los Benetton


controla a la Compañía, nacionalizada en 1982 bajo la razón social “Compañía
de Tierras del Sur Argentino S.A.” (CTSA). En 1996 la CTSA modificó sus
estatutos para incorporar la explotación minera como uno de sus objetivos.
Entre ese año y el 2002, en las tierras de la empresa y aledañas se realizaron
cateos que detectaron yacimientos auríferos y argentíferos. El 9 de mayo de
2003 crearon la Minera del Sud Argentino para explotar esos yacimientos que,
curiosamente, eran desconocidos por el Estado.

Constancias de ocupación y excesos en las mensuras

Las concesiones de la última década del siglo XIX fueron mensuradas creando
así las estancias de la CTSA de El Maitén, Lepa, Leleque, Pilcaniyeu, entre
otras. A diferencia de los actuales modos de mensurar con moderna
aparatología que sólo realiza la descripción de coordenadas, lados y ángulos,
en aquel entonces se relataban aspectos geográficos y –al menos en este
caso– culturales del uso del territorio. El agrimensor Pablo Gorostiaga que
midió las “colonias” Lepa y Leleque describió dentro en ellas caminos
construidos por los aborígenes que utilizan para cazar. La inclusión del término
en tiempo verbal presente denota el ejercicio de la práctica cultural Mapuche
vigente al momento de la mensura.

Otro dato relevante, también advertido por el profesor Minieri, consiste en un


exceso en la mensura de casi 17 mil hectáreas en Lepa, hacia el oeste,
Justamente, el lugar donde se encuentra el conflicto por casi 600 hectáreas con
la comunidad Mapuche Santa Rosa-Leleque. Describiendo los detalles de la
maniobra de apropiación y ocultamiento, a partir del estudio de las cartas que
intercambiaban los gerentes y directores en Buenos Aires con los de
Londres: “Cuanto menos gente conozca los planos reales de las tierras mejor”
(Cuthber Hacket, gerente general, a John R. Moss, apoderado de TASLCo.,
Leleque, 27.2.18, Gen.Let. 15. R.)

Atilio, Rosa, el cuadro “Santa Rosa” en Leleque

Los Mapuche Atilio Curiñanco y Rosa Rúa Nahuelquir descienden de quienes


poblaron la zona de la Estancia Lepa y Leleque. Los abuelos y padres de Atilio
fueron contratados por el ferrocarril, trabajando en la estación Leleque, ubicada
a pocos kilómetros de distancia. El cuadro conocido como “Santa Rosa” era
entonces espacio de juegos y aprendizaje, de caza y de pastoreo de sus
caballos. Rosa desciende de un cacique de Cushamen, paraje vecino, donde
se realizaban grandes Kamarukos, ceremonias del Pueblo Mapuche.
Cushamen fue una colonia donde se reagruparon familias Mapuche
sobrevivientes de la guerra o que escaparon de presidios como los campos de
concentración de Valcheta y Chinchinales, pues en gran medida murieron
como mano de obra esclava de terratenientes en el Norte.

La unión de Atilio con Rosa generó una importante descendencia.


Desconociendo por entonces sus derechos como indígenas y entendiendo que
se trataba de tierras fiscales, en el año 2002 Atilio y Rosa ocuparon el cuadro
Santa Rosa. A los tres meses, Benetton, comprador de la CTSA, logró la orden
de desalojo cautelar del juez penal de Esquel Colabelli, luego destituido por el
mal desempeño y desconocimiento inexcusable del derecho, en 2004. El
desalojo fue violento, destruyendo todo lo que habían construido y sembrado.

El desalojo fue sentido como una afrenta por todo el Pueblo Mapuche en la
zona. El apoyo brindado por familias y organizaciones permitió mantener activo
el conflicto, que adquirió notoriedad a nivel nacional e internacional, llegándose
incluso a una mediación entre las familias Mapuche y los Benetton, propuesta
por el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, en la que los
terratenientes ofrecieron donar tierras en otro lugar, lo que no fue aceptado por
los Mapuche que consideran que ellos pertenecen a esas tierras, que les
corresponde la propiedad comunitaria por integrar su territorio tradicional y que
por el derecho argentino no se puede recibir por donación algo que ya es
propio.
En ese proceso maduró la conciencia de su identidad Mapuche así como su
decisión de mantener la lucha por el territorio, sin convalidar los despojos ni las
concesiones ilegítimas, al tiempo que fue tomando cuerpo la organización de
las familias bajo la categoría de “comunidad indígena”: nacía así la Comunidad
Mapuche Santa Rosa Leleque (la Comunidad) en alusión a la pertenencia que
sus integrantes sienten con el sitio que ocupan tradicionalmente.

La Comunidad Santa Rosa Leleque recupera su territorio y


resiste a la compañía

El 14 de febrero de 2007 la Comunidad, entonces compuesta además por


otras familias Mapuche, recuperó como tal la porción del territorio en cuestión.

La acción penal de Benetton fue repelida por la Comunidad y desestimada por


la Justicia en lo penal el mismo año. En cambio, la acción civil impulsada por
los italianos representada por los influyentes abogados Ricardo Gerosa Lewis y
Martín Iturburu Moneff (presidente del Colegio de Abogados de Esquel y ex
presidente del Colegio de la Magistratura de la Provincia del Chubut,
respectivamente) logró sentencia favorable de primera instancia en marzo de
2012, dictándose así la orden de desalojo.

Dicha sentencia fue apelada por la Comunidad. El trámite se encuentra


suspendido por la Cámara de Apelaciones del Noroeste de Chubut (CANO)
hasta noviembre de 2013, fecha en la que concluye el plazo fijado por la ley
nacional 26.160 de emergencia en materia de posesión y propiedad de
comunidades indígenas que suspende los actos que tengan por objeto
desalojos a comunidades indígenas e impone al Instituto Nacional de Asuntos
Indígenas (INAI) relevar las tierras tradicionalmente ocupadas por las
Comunidades.

En esta acción civil, la Comunidad planteó además un recurso extraordinario


de queja ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación, pues la misma CANO
desconoció su existencia previa a su registración, con lo que le tuvo por no
contestada la demanda ni producida la prueba durante el juicio, impidiéndole
también hacerlo –ilegalmente y de allí la impugnación– en la segunda instancia,
desconociéndose así los derechos para actuar ante la Justicia en nombre de
sus integrantes en violación al debido proceso legal y a la defensa en juicio
consagrados en la Constitución de la Nación (art. 18) y en tratados
internacionales, art. 8 Convención Americana de Derechos Humanos, 14 del
Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, 12 del Convenio 169 de la
OIT sobre Pueblos Indígenas y Tribales.

La violación al principio de autodeterminación de la identidad, al principio de


igualdad, al territorio, al desarrollo, a los recursos, incluidos en la Constitución
nacional, el Convenio 169 de la OIT y la Declaración de las Naciones Unidas
sobre los derechos de los pueblos indígenas tanto por la Justicia de la provincia
en los casos hasta ahora relatados, como por el poder ejecutivo provincial,
habilitan la revisión del caso por la Corte Suprema nacional, así como por la
Comisión y eventualmente por la Corte Interamericana de Derechos Humanos.

Paralelamente, los abogados de Benetton obtuvieron una medida cautelar de


no innovar accesoria al juicio civil antes mencionado, impidiéndole a la
Comunidad realizar modificaciones sustanciales en el campo. Los abogados de
Benetton formularon varios planteos pidiendo que la medida se transformara en
un desalojo por haber realizado la Comunidad mejoras tales como la
reparación de una vivienda familiar, huerta para autoconsumo, un corral para
gallinas, etc., que los terratenientes consideraron violatorias de la medida.
Todos los planteos fueron repelidos por la Comunidad en tanto se trató de
modificaciones menores, esenciales para la subsistencia y la vida digna, que
de no realizarse impedirían la vida y el desarrollo de la cultura. Hasta ahora, los
planteos de Benetton vienen siendo rechazados.

Junto al hostigamiento judicial hasta aquí relatado, el abogado Iturburu Moneff


como apoderado de los empresarios italianos formuló querella penal contra los
integrantes de la Comunidad, esta vez, por una supuesta desobediencia a la
orden judicial de no innovar, basada en las mejoras de vivienda financiadas con
una subsidio del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas dependiente del
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Esta acción iniciada en el año
2011 fue archivada recién en el año 2012, desestimándose la denuncia, tras
varios pedidos de la Comunidad para que se dictase el sobreseimiento de los
denunciados.

Posición de la provincia de Chubut

Otro escollo con el que la Comunidad ha debido confrontar es la política


negadora y discriminatoria de la provincia de Chubut con las comunidades
indígenas.

La falta de institucionalización de la política de acceso a la tierra en un ámbito


democrático y participativo en la provincia se plasmó en la cultura dictatorial
como la norma aceptada.

El Instituto de Comunidades Indígenas (ICI) previsto por la ley 3.657 del año
1991 jamás fue puesto en funcionamiento ni reglamentado por el poder
ejecutivo que tenía 180 días para hacerlo, careciendo aún hoy Chubut de una
instancia especializada para recibir los reclamos de los pueblos indígenas, lo
que torna imposible asegurar el título de propiedad comunitaria gratuito que la
ley 3.765 obliga al Estado a otorgarles.

Aunque pasaron más de 10 años de incumplimiento silencioso de la


Resolución Nº 167/02 de la Defensoría del Pueblo que recomendó adoptar
medidas necesarias para hacer efectivo el derecho de participación y consulta
de los pueblos indígenas, con carácter previo a toda adjudicación y/o
resolución que involucre tierras fiscales, todavía no se puso en funcionamiento
la Comisión de Tierras Indígenas creada por el art. 39 de esta, que debe
dictaminar previo a la adjudicación de tierras, quedando sometida a revisión por
imperio de la ley (art. 42), todas aquellas operadas hasta la fecha sin tal
intervención de la CTI.

En este contexto de desinterés y postergación para los pueblos indígenas, la


provincia de Chubut le niega a la Comunidad la instalación del servicio de
energía eléctrica. No es la primera vez: otras Comunidades (Motoco Cárdenas
en Lago Puelo) de la zona también sufrieron este rechazo, debiendo acudir a
instancias judiciales para lograr la instalación.
El amparo planteado a inicios del año 2012 por la Comunidad y sus
integrantes contra la Dirección General de Servicios Públicos de la Provincia
del Chubut aún no tiene resuelta la medida cautelar consistente en la inmediata
conexión del servicio.

En su contestación, la Fiscalía de Estado de la provincia no sólo niega la


existencia de la Comunidad así como la identidad indígena de sus integrantes,
en una malintencionada dilación totalmente ridícula desde que la misma se
encuentra inscripta en el Registro Público Provincial desde el 31 de agosto de
2007. Sostiene además que existe sentencia firme en el juicio civil, en una
infantil mentira que constituye un evidente fraude procesal sostenido en forma
conjunta con el abogado de Benetton, Martín Iturburu Moneff, quien participa
profesionalmente en ese otro juicio.

Como lo explica el Dr. Manosalva, que patrocina a la Comunidad en este


juicio:“Tanto la Fiscalía de Estado como la Cía. de Tierras del Sud Argentino
Sociedad Anónima, se valen del uso fraudulento de documentos material e
ideológicamente genuinos, al MENTIR DESCARADAMENTE sobre la situación
real de los autos ‘Cía. de Tierras Sud Argentino Sociedad Anónima
c/CURIÑANCO, Cristian Fabián y otros s/Sumario’ (Expte. 59/2007): ambas
pretenden hacer creer a V.S. que existe sentencia firme, cuando en realidad las
actuaciones se encuentran suspendidas por decisión de la Excma. Cámara de
Apelaciones del Noroeste del Chubut y aún no existe sentencia firme. Por lo
tanto es un error tratar a la Comunidad y/o a sus integrantes como ‘intrusos’ o
‘usurpadores’ del Territorio comunitario ancestralmente ocupado, cuando ello
no es así”.

Gracias a tales demoras y engaños, y a que los magistrados de la Justicia


provincial interviniente aún no se han iluminado de coraje ni de valor para
aplicar las normas vigentes en materia de derechos humanos de los pueblos
indígenas, la Comunidad sigue sin luz.

La presión italiana al Estado nacional

El intenso lobby de los grandes concentradores de tierras para impedir la


revisión de las concesiones fraudulentas, su anulación e impedir con ello el
reconocimiento de derechos humanos fundamentales a los Mapuche se dirigió
a la Corte Suprema de Justicia de la Nación donde los Benetton demandaron
en 2012 al Estado nacional y provincial pretendiendo que se anulase el
relevamiento territorial del art. 3 de la ley 26.160 realizado a la Comunidad.

El relevamiento fue implementado en la provincia de Chubut por intermedio de


la Universidad Nacional de la Patagonia como Equipo Técnico Operativo con la
intervención de reconocidos especialistas en derecho indígena. La Comunidad
fue relevada entre diciembre de 2011 y marzo de 2012.

El informe (Carpeta Técnica) resultante de dicho relevamiento fue invocado


como prueba en la segunda instancia a fin de lograr con ello el rechazo de la
demanda. Bajo la presión de los terratenientes italianos, el INAI realizó una
revisión al trabajo de los especialistas de la universidad cuyo resultado aún no
pudo conocer la Comunidad puesto que todavía el organismo nacional no ha
hecho entrega a la misma de la Carpeta Técnica que los contiene, careciendo
así la Comunidad de una prueba esencial para la defensa de sus derechos
territoriales.

Como balance, se advierte un fuerte retraso del Estado provincial en


implementar –y adecuar–, con genuina participación indígena, la normativa
institucional para reconocer los territorios indígenas. Y por parte del Estado
nacional, de impulsar activamente la revisión y reversión administrativa y
judicial de las concesiones fraudulentas, para estar a la altura de los
compromisos y discursos en materia de derechos humanos de los pueblos
indígenas.

Esa teoría ya fue superada por toda la documentacion que se ha encontrado


tanto en la historiografia argentina como en la antropologia. Le aconsejo que
lea Cronicas de la Resistencia Mapuche de Adrian Moyano donde explica y
argumenta lo que hoy se puede encontrar en las fuentes documentales para
contar con información actual y pueda tener una postura critica al respecto.
Saludos.
La Argentina Mapuche:
Crónica de hectáreas llenas de
sangre
17/10/2017

Carlos A. Villalba |

Pretender saber quiénes son los dueños de la tierra en América


Latina resulta una misión imposible.
La opacidad en las transacciones, el uso de sociedades pantalla,
la titulación a nombre de terceros,
el secretismo y las barreras burocráticas crean un escudo que
oculta la verdadera identidad de los propietarios”
OXFAM, Oxford Committee for Famine Relief

Son los mapuches. Una población compuesta por 113.680 personas en


todo el territorio nacional que se reconocen en ese origen, sobre el total
de 43.590.368 de habitantes que tiene el país según el último censo
realizado en la Argentina (2010).

En la Patagonia argentina se distribuyen en las provincias de Chubut


(31.771), Neuquén (39.634), Río Negro (39.869), Santa Cruz (4.408) y
Tierra del Fuego (975), para totalizar 78.534 habitantes, con un total
nacional de solo 13.237 que viven en comunidades indígenas.

Dibujando un enemigo

Están tratando de presentar a esa pequeña población originaria como un


“peligro”, a partir de falsedades contra una comunidad que constituye el
0,3% de los habitantes del país, con solo el 0,09% radicados en Río
Negro y apenas el 0,0033 viviendo en comunidad, un puñado de los
cuales habita el Pu Lof en Resistencia del departamento Cushamen, al
noroeste de Chubut que, además -según sus propios jefes-, no integra la
demonizada Resistencia Ancestral Mapuche (RAM). Desde marzo de
2015 un grupo de ellos se instaló en tierras que el Estado ahora
reconoce como propiedad del grupo Benetton, donde está enclavada la
estancia Leleque, pero que desde finales del Siglo XIX documentó como
propiedad originaria.

De las 22.322.300 hectáreas usurpadas con las matanzas de su


ejército solo en la actual provincia de Chubut, el general Justo
Argentino Roca impuso el reparto, en función de los rangos de cada uno
de sus militares, de 4.750.741 hectáreas entre los herederos de Adolfo
Alsina, su antecesor como ministro de Guerra y Marina, y de 541
oficiales y suboficiales responsables de la campaña de ocupación. Para
“corregir lagunas” en el reparto, poco después se entregaron otras
2.828.317 hectáreas a 154 uniformados y algunos civiles asociados a la
campaña.

Con la intención confinar a los indios a lugares restringidos,


transformarlos en sedentarios para mantenerlos bajo control,
evangelizarlos, aculturarlos y sumarlos al servicio militar obligatorio, al
amparo de la Ley del Hogar Nº 1501 de 1884 un decreto presidencial
“concedió” 50 “leguas de campo” equivalentes a 125.000 hectáreas,
para la instalación de las familias lideradas por el cacique Miguel
Ñancuche Nahuelquir en la “colonia aborigen pastoril” Cushamen.

Cushamen -voz mapuche que para la mayoría significa “el centro”, pero
“caballo quebrado” para otros- , está enclavada en tierras áridas y fue
loteada contra las costumbres ancestrales en 200 parcelas de 625 ha
cada una, que la hacen no sustentable productiva y económicamente, la
mayoría sin acceso a aguadas y sin diferenciación entre campos de
veranada e invernada. Prácticamente rodeado por las estancias de la
Compañía de Tierras del Sud Argentino Limitada, hoy en poder del
Grupo Benetton, nacida como “The Argentine Southern Land Co”,
empresa británica que obtuvo las mejores tierras y las más cercanas a la
línea del ferrocarril, favorecida por el gobierno argentino por haber
financiado el exterminio de la “Conquista del Desierto”.

La mayoría de la población vive en situación de extrema pobreza,


marginación y con dificultades de acceso a salud, educación y
alimentación, a pesar de lo cual se construyó una fantasía bélica,
convertida en hipótesis de conflicto militar por el Ministerio de Seguridad
argentino, las Fuerzas Armadas a las que incita el senador justicialista
rionegrino Miguel Angel Pichetto y por los diarios de mayor circulación
nacional.

Es una construcción semejante a la del “enemigo interior” desarrollado


por la Doctrina de Seguridad Nacional para enmarcar y justificar las
represiones antipopulares de las dictaduras cívico-militares de los ´70,
que desembocaron en genocidios y matanzas como los de Argentina,
Brasil, Chile, Paraguay, Guatemala, El Salvador… y “reordenaron” los
modelos productivos nacionales

La vida, el patrimonio y la cultura de los pueblos originarios no es lo


único que está en juego, ni es el objetivo exclusivo de la maniobra. Las
tierras, el subsuelo y los bienes comunes de la Tierra -concebidos como
recursos naturales por los perseguidores- constituyen la verdadera
presa.

Entre los objetivos intermedios de esta ofensiva figuran la anulación de


un conjunto de leyes impulsadas y sancionadas durante los gobiernos
kirchneristas como la 26.160,que declara la “emergencia en materia de
posesión y propiedad de las tierras que tradicionalmente ocupan las
comunidades indígenas originarias del país”; la 26.737 de “protección al
dominio nacional sobre la propiedad, posesión o tenencia de las tierras
rurales” destinada a regular y frenar la extranjerización de la tierra, con
un papel central en la regulación de compras y transferencias de tierras
y ya destruida por el decreto Macri 820/2016, o la 27.118 de
“Reparación Histórica de la Agricultura Familiar”, que legisla la
suspensión de los desalojos a familias campesinas. (2)

La Secretaría de Desarrollo Rural y Agricultura Familiar de la Nación,


liderada por Emilio Pérsico publicó en 2013 el “Revelamiento y
sistematización de problemas de tierra de los agricultores familiares”
que reflejaba 857 situaciones de conflicto en todo el país, abarcando
9.293.233de hectáreas en litigio con 63.843 familias de agricultores
familiares afectadas.

“La Conquista del Desierto no ha terminado”

Fuera del libreto oficialista, las palabras de los mapuches, incluida la del
líder del Lof de Cushamen, Facundo Jones Huala, incluyen propuestas
para la solución del conflicto generado por la apropiación extranjera de
sus tierras absolutamente lejanas de cualquier intento secesionista.

El rechazo a la colonización cultural a la que es sometido su pueblo, no


niega la existencia de un Estado con Constitución y leyes, el argentino,
cosa que prueba con su exigencia del cumplimiento de las mismas.
Jones Huala -nacido y documentado en Bariloche, Argentina, hace 31
años- considera que “una forma de descomprimir (la situación) es la
entrega de tierras, como establece la Constitución y las leyes que el
mismo Estado ha legislado. Tienen que frenar los desalojos y devolver
las tierras que, está probado, fueron robadas por grandes terratenientes
y empresas”.
Dos veces juzgado por la misma causa por presión de la Sociedad Rural
y a pedido del gobierno de Chile que pretende su deportación por
“terrorismo, tenencia de arma de fuego, incendio de propiedad con
habitantes adentro y violación de la ley de extranjería”, en lo que él
define como un “nuevo Plan Cóndor”.

Desde la cárcel en julio pasado desplegó sus argumentos ante Página


12 y resaltó que “tanto el artículo 75 de la Constitución, que habla de
tierras aptas y suficientes, como el Convenio 169 de la OIT, no se
cumplen. Incluso la Ley 26160, que debe frenar los desalojos, no se
aplica.

A juicio de los investigadores del CONICET nucleados en la Sección


Etnología del Instituto de Ciencias Antropológicas de la Universidad de
Buenos Aires, en el caso patagónico y mapuche, no se trató de “indios
chilenos”, sino de pueblos preexistentes, que vivían en estos territorios
antes de que existieran los estados. Había mapuches en lo que hoy es
Argentina, así como tehuelches en lo que hoy es Chile; las alianzas
matrimoniales cruzadas y los desplazamientos producidos por el avance
gubernamental sobre sus territorios dieron lugar a que “muchas familias
se identifiquen en el presente como mapuche-tehuelche, como ocurre en
la actual provincia de Chubut”. (4)

El primer gobernador de Santa Cruz, Carlos Moyano (1884-1887),


ofreció tierras en arriendo a malvinenses y magallánicos de Punta
Arenas, Chile, con un tope de 40.000 hectáreas por persona o sociedad -
reducidas en 1895 a 20.000 ha-; sin embargo las condiciones fueron
transgredidas desde la primera operación, con 200.000 hectáreas
arrendadas a la sociedad conformada por las familias Wood, Waldron y
Greenhilds.
A partir de 1889 la Argentine Southern Land Co (ASLCo), la mayor
compañía de origen británico, compró y se apropió de tierras que
llegaron a las 585.000 ha en Río Negro y Chubut. Mantuvo sus
intereses hasta 1975, cuando comenzó un proceso de ventas
sucesivas que culminaría en 1991, con la compra de Benetton S.A de
900.000 ha operadas por la Compañía de Tierras Sud Argentina SA
(CTSA) desde la estancia Leleque, hoy sospechada de cobijar una de
las bases operativas de la Gendarmería Nacional en el marco de los
operativos antimapuches de enero, agosto y septiembre de 2017.

Con el avance de la explotación de ovinos en Santa Cruz se


multiplicaron los establecimientos de dimensiones inconmensurables.
La Patagonian Sheep Farming Company, constituida en Londres en
1897, se alzaría con las 200.000 hectáreas de la estancia “El Cóndor” en
el extremo SE de la provincia. También se benefició un grupo de
ovejeros escoceses y británicos provenientes de la malvinense
FalklandIslandsCompany además de españoles y otro de alemanes y
rusos, todos radicados en Punta Arenas,

A partir de la sanción de la “Ley Especial” 3.053 que aprobó el contrato


firmado con antelación entre el presidente Carlos Pellegrini y el
prestamista alemán Adolfo Grünbein el gobierno pudo vender 1.000.000
de hectáreas, a elección del interesado, en los territorios de Chubut y
Santa Cruz y en condiciones ventajosas para el comprador. Esa
extensión fue distribuida entre 21 propietarios, 14 de los cuales ya
poseían grandes empresas ganaderas instaladas en Chile y Santa Cruz.

Gracias a la normativa “especial”, además de las tierras mercadas a


través de Grünbein, se entregaron otro 1.700.000 ha, en su mayoría
distribuido entre personas y sociedades de distintas nacionalidades ya
radicadas en la región. Quedaron sentadas las bases para el desembarco
de la primera ola de extranjerización de las tierras patagónicas,
impulsada también desde Punta Arenas, por colonos de origen europeo
que impusieron la industria ovina como única opción productiva a partir
de la década de 1880, con la consecuente multiplicación de las estancias
y arrasando la forma de vida tradicional de los aborígenes locales-

Es el momento de la instalación definitiva de las familias que impusieron


en la Patagonia condiciones económicas, comerciales, laborales y, por
supuesto, políticas, con masacres de indios primero, de trabajadores
rurales después: José Menéndez, Mauricio Braun, Alejandro y José
Menéndez Behetty y Sara Braun de Nogueira, dueños de las más
importantes estancias ovinas del sur patagónico y padres de un emporio
llamado “La Anónima”, al que el presidente Macri sentó en lo más alto
del gobierno de las corporaciones que él encabeza.

El colchón XXX de “La Anónima”

Más de la mitad de los inmigrantes solteros de la zona magallánica


chilena se casaron con extranjeros o extranjeras, sobre todo los
británicos, seguidos por españoles, suizos, alemanes y franceses. Como
en las monarquías de sus países de origen, afianzaron sus relaciones
comerciales contrayendo enlaces entre ellos o imponiendo vínculos
matrimoniales a sus hijos.

 Se destacan casos como los de José Nogueira, portugués


enriquecido por la matanza y el comercio de pieles de lobos
marinos, propietario de 1.000.000 ha dedicadas a la ganadería
yconvertido en el más importante empresario regional, quien se
casó con Sara Braun, hija de Elías Braun, su amigo llegado
desde la Letonia del antiguo imperio ruso, también
comerciante, hotelero, carbonero y dueño de un aserradero a
vapor que, gracias al financiamiento de su flamante yerno,
logró desarrollar su negocio de importaciónde mercaderías
desde Europa. También se asoció con el francés Gastón
Blanchard , hijo de Juan, socio minoritario de Mauricio Braun.
Nogueira falleció a solo seis años de su casamiento con Sara; sin
embargo el enlace entre las dos grandes fortunas de la región perduró.
La primera mujer empresaria de la época y la región tomó el control de
los negocios ganaderos, comerciales, navieros e industriales, consolidó
sus dominios en sociedad, entre otros, con su hermano Mauricio y su
padre y mantuvo la alianza con Blanchard. En 1908 se les sumó José
Menéndez en la fundación de la Sociedad Anónima Importadora y
Exportadora de la Patagonia (“La Anónima”).

Además de constituir la mayor empresa ganadera de la Patagonia, la


viuda terminó la ocupación de Tierra del Fuego, basada en el genocidio
del pueblo originario de la isla Grande, el selknam, los “ona” en idioma
yagan.

Otro matrimonio que sobresale y que constituyó una de las cunas de la


Patagonia argentina extranjerizada del Siglo XX, fue el de Muricio
Braun -nacido en Ucrania y hermano de Sara- con Josefina Menéndez
Behety -hija de José Menéndez y María Behety- celebrado en 1985.
Logró extender sus ventas de todo tipo de mercancías a la región y
convertirse en el más importante latifundista de la región con la
propiedad de 1.600.000 ha y la ocupación de otras 490.000.

No se trató de un simple mercachifle con suerte y empuje. A Punta


Arenas llegaban desde Inglaterra todo tipo de insumos para la
instalación de las explotaciones ovejeras: alambrados, galpones o casas
prefabricadas; máquinas de esquila, vehículos, estufas o cocinas y
medicamentos veterinarios. Ovejas, perros y hasta pastores llegaban
desde las Malvinas usurpadas por los ingleses, así como los futuros
administradores de estancias, en general militares británicos retirados.
Desde allí pasaban a Santa Cruz en la Argentina. De ese modo, Braun y
Blanchard terminaron manejando el grueso de la importación y la
exportación de todos esos rubros, en conexión con los Braun Menéndez.
 José Menéndez, un inmigrante asturiano radicado en Buenos
Aires que viajó a la Patagonia para cobrar una deuda comercial
y terminó afincado en Punta Arenas, hasta contraer enlace con
la montevideana de origen francés María Behety y constituir la
Sociedad Anónima Ganadera Argentina Menéndez-Behety. La
empresa fue otro de los paquidermos de la economía
patagónica, con 368.000 ha de tierras en propiedad, además de
establecimientos comerciales, frigoríficos, de
telecomunicaciones y energía eléctrica, ubicados en distintos
puntos de Tierra del Fuego, Chubut y Santa Cruz.

La unión de Josefina Menéndez Behety, hija mayor de la pareja, con


Mauricio Braun, cerró el círculo que posibilitó la diversificación del capital
y el desarrollo de un oligopolio que dominó la política y la economía de
la región; un grupo societario que manejaría, además, el monopolio de
los negocios de importación y exportación ejercido a través de
la Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia, más
conocida como “La Anónima”.

Mientras la represión y la descalificación hacia los pueblos originarios y


sus representantes se multiplica, el proceso de concentración y
extranjerización de tierras en Argentina no se detiene, al igual que en
otras áreas de la economía, depositarias de recursos productivos muchas
veces de relevancia estratégica. (5)

La acumulación de propiedades en esas áreas constituye además un


problema de soberanía nacional, a partir de la compra de inmensas
extensiones por capitales extranjeros, atraídos por la demanda
internacional de determinadas materias primas y por su valor en el
mercado global; a esas variables se suman las restricciones en el uso de
esos espacios y bienes en territorio de los propios países de origen
contra las ventajas que ofrecen gobiernos como el de la alianza
Cambiemos en la Argentina, que incluso le quitó poder de control a la
Ley 26737 de la Protección al Dominio Nacional sobre la Propiedad,
Posesión o Tenencia de las Tierras Rurales a partir del ya citado decreto
presidencial 820/2016.(6)

La extranjerización de la Patagonia “desde el Sur” se agravó con el


avance de capitales trasnacionales durante la segunda mitad del Siglo
XX y hasta la actualidad, un proceso que también afecta al resto del
país, que cuenta con 266.707.361 de hectáreas rurales totales (Censo
2010) de las que174.508.564 son productivas.

.A ese panorama debe agregarse la gravedad que revista la entrega de


“tierras de frontera” (franja de 150 km desde la cordillera y de 50 desde
las costas), que cuentan con la mayor concentración de recursos
naturales estratégicos, tierras cultivables, minerales y agua dulce. Ese
proceso se aceleró durante la década menemista. Solo entre 1997/98 la
Secretaría de Seguridad Interior habilitó ventas de tierras a extranjeros
por 8 millones de hectáreas.

Si se analiza quiénes son los dueños de la tierra, y de las 22 millones de


hectáreas extranjerizadas, la conclusión es obvia: en su mayoría, son
integrantes de las grandes corporaciones monopólicas transnacionales
estadounidenses y europeas, y en menor medida de sectores de la
burguesía doméstica, subordinada a los intereses de la primera

El cálculo de extranjerización global liderada por esos grupos llega a 22


millones de hectáreas en manos de capitales extranjeros, el 20 % de
tierras de producción, aunque el porcentaje sube a 30% si se suman los
13 millones que están en venta a los 17 ya entregados formalmente a
capitales extranjeros, de los que sólo el 7% figuran como tales en los
registros, contra el 93% que aparece como “nacionales con capitales
extranjeros”. Hay 433.634 hectáreas que pertenecen a firmas de capital
anclado en diferentes guaridas fiscales del mundo y 14,5 millones
(46,2% del total vendido) que permanecen hipotecadas en la banca
pública.
De acuerdo al Registro Nacional de Tierras Rurales, más del 6% de la
Patagonia ya está en manos de extranjeros, porcentaje que se multiplica
al analizar la localización de esas tierras y acercarse a la Cordillera de los
Andes, con la suma de bienes que aloja esa región.(7)

De los 10 principales terratenientes de la Argentina, 6 tienen posesiones


en las provincias del Sur y dos de ellos son extranjeros. Por nacionalidad
los estadounidenses encabezan la lista con: 3.042.680,69 de hectáreas
en su poder, seguidos por los italianos con 2.310.384,94 y los
españoles, que acaparan 2.135.340,68 hectáreas.

En base a datos del Registro Nacional de Tierras Rurales y los estudios


de Eduardo Halliburton y Federico Sosa se puede confeccionar la foto
exacta de la situación de extranjerización patagónica (8) y (9):

1) Grupo Benetton (Italia) 1.000.000 hectáreas; Neuquén, Río Negro,


Chubut y Santa Cruz. Administradas por la Compañía de Tierras del Sud
Argentino, cercadas y con expulsión de sus habitantes, mapuches o
peones rurales –sin respetar los Códigos de Conducta de la Unión
Europea-, para afincar sus negocios ganaderos, forestales y mineros. Los
hermanos Carlo y Luciano Benetton son los terratenientes extranjeros
más grandes de la Argentina, principales criadores de corderos y
productores de lana del país. Minsud Resources Corp, empresa minera
del emporio, anunció el comienzo de operaciones en la zona cordillerana
de San Juan y tiene proyectos de exploración avanzada en Santa Cruz y
concesiones mineras sin desarrollar en Neuquén, Río Negro y Chubut.

2. Douglas Tompkins (EEUU, fallecido en 2015) 350.000


hectáreas; es el mayor propietario privado de recursos
naturales vinculados con el agua, en Santa Cruz y Corrientes,
en los Esteros del Iberá, sobre la mayor reserva de agua dulce
del mundo, el Acuífero Guaraní.
3. Grupo Heilongjiang Beidahuang (China) 330.000; hectáreas
arrendadas con opción de compra. Valle Medio de Río Negro; el
proyecto incluye la siembra de soja en todos los campos,
intento frenado por un amparo en la justicia.
4. Minera Vale (Brasil) 160.000 hectáreas; Neuquén y zona
fronteriza del Sur de Mendoza, con concesiones del proyecto
megaminero Potasio Río Colorado. En 2013 la Techint quedó a
cargo del control y mantenimiento de activos del proyecto y un
año después Vale puso en venta sus activos.
5. Gold Corp (Canadá) 130.000 hectáreas; Santa Cruz. Además de
las concesiones, la megaminera compra propiedad del lugar en
que localizan sus explotaciones.
6. Roberto Hiriart (Chile) 100.000 hectáreas; Neuquén, Estancia
Hualcupén, que contiene íntegramente el lago homónimo,
cercado por el propietario extranjero; sobrino del ex dictador
chileno Augusto Pinochet.
7. Grupo Burco (Bélgica) 80.000 hectáreas; Río Negro y Chubut,
con establecimientos dedicados al turismo de elite que rodean
lagos; con intento de usurpación del Parque Provincial Río
Turbio (Chubut).
8. Ward Lay sucesión (EEUU) 80.000 hectáreas compradas a
Benetton. Neuquén, con la estancia Alicurá dedicada al turismo
de alta gama.
9. Ted Turner (EEUU) 56.000 hectáreas; Tierra del Fuego y
Neuquén, las de esta provincia a partir de la venta operada en
1996, de modo directo, por el entonces presidente de Parques
Nacionales, Felipe Lariviere. El dueño de la CNN bloqueó los
pasos, cavó zanjas profundas y encadenó los accesos a los ríos
Traful y Minero. Amenazas, asesinatos de caballos de los
pobladores y hasta la muerte dudosa de un cuidador, rodean la
vida glamorosa del empresario.
10. Ashley Kent Carrithers EE.UU) 40.468 hectáreas; Neuquén.
Dedicado al turismo de alta gama, con pista de aterrizaje,
anunciando la presencia de un “río privado” en su propiedaden
referencia al Trocoman. En conflicto con pobladores mapuches
del lugar.
11. Joseph Lewis (Gran Bretaña) 38.000 hectáreas; Río Negro,
con el Lago Escondido cercado ilegalmente. (10)(…)26.
Heredera de Jacob Suchard (Suiza) 35.000 hectáreas; Río
Negro.(…)28. Holding Salentein (Holanda) 25.000 hectáreas;
Río Negro, viñedos y emprendimientos inmobiliarios.

Muchos “nuevos ricos”locales, sobre todo figuras del espectáculo y del


deporte, como también de la política se sumaron a la acumulación de
hectáreas y al listado de terratenientes. Entre los más famosos figuran el
basquetbolista Emanuel Ginóbili, estrella de los Spurs de San Antonio en
la NBA, con inversiones en proyectos turísticos de lujo en las costas del
río Negro y en la ribera del lago Correntoso, en la Patagonia.

El animador televisivo argentino Marcelo Tinelli compró un paraíso a 16


kilómetros del centro de Esquel, frente a la Laguna Trafipán, construido
en un sitio arrebatado a los pueblos originarios sin la autorización que
exige la ley. Después del rechazo provocado entre los vecinos de la
región, el Showmatch puso en venta la propiedad.

En base a las mismas fuentes, el autor elaboró la siguiente lista de


propietarios de más de 200 mil hectáreas en todo el país, que muestra
además los volúmenes exagerados de extranjerización:

1. AMERICAN INTERNATIONAL GROUP (EEUU), 1.295.000


hectáreas. Salta.
2. GRUPO BENETTON (Italia) 900.000 hectáreas, administradas
por la Compañía de Tierras del Sud Argentino, con negocios
ganaderos, forestales y mineros. Río Negro, Chubut Santa Cruz.
3. CRESUD (EEUU) 856.807 hectáreas controladas por Inversores
Financieros del Sur (Steinhart y Bronfman con Eduardo
Elsztain, IRSA. Buenos Aires, La Pampa y litoral.
4. FAMILIA MENÉNDEZ (Argentina) 750.000 hectáreas. Chubut,
Santa Cruz y Tierra del Fuego.
5. GNC SRL COMBUSTIBLES/ GRUPO NIKKON (EEUU/Japón)
616.300 hectáreas a través de testaferros argentinos.
Catamarca.
6. Grupo Walbrook (Gran Bretaña) 600.000 hectáreas,
administradas por Nieves de Mendoza, Mendoza.
7. LÁZARO BÁEZ (Argentina) 470.000 hectáreas intervenidas por
el Estado Nacional sin fallo judicial. Santa Cruz.
8. FAMILIA SAPAG (Argentina) 420.000 hectáreas, en la provincia
de Neuquén, con control de la obra pública provincial, la
construcción y la minería.
9. GRUPO NETTIS IMPIANTI (Italia) 418.000 hectáreas, turismo
de aventura. La Rioja
10. GRUPO HEILONGJIANG BEIDAHUANG (China) 330.000
hectáreas arrendadas con opción de compra. Río Negro.
11. MINERA ARGENTINA GOLD (Canadá/EEUU), 274.000
hectáreas, Barrick Gold. San Juan.
12. FAMILIA ZINGONI-ARZE (Argentina), 250.000 hectáreas.
Neuquén.
13. FORTABAT (Argentina) 220.000 hectáreas, Sucesión
Fortabat administrada por Prat Gay. Buenos Aires, Córdoba,
Santa Fe y Entre Ríos.
14. BLAQUIER LEDESMA S.A. (Argentina) 210.000 hectáreas,
ingenio azucarero. Jujuy.
15. ADECOAGRO (Luxemburgo/Holanda) 205.000 hectáreas
HaldermanFarm (Soros)/PGGM Investmens. Buenos Aires, La
Pampa, Santa Fe, Santiago del Estero, Entre Ríos, Corrientes,
Formosa, Salta y San Luis.
16. ACEITERA GENERAL DEHEZA (Argentina) 200.000
hectáreas. Familia Urquía, Córdoba.
17. CAZENAVE Y ASOC (Argentina/Suiza) 200.000 hectáreas,
Cazenave/Glencore

Notas:

1 Carlos A. VILLALBA: La Argentina Mapuche I MALDONADO ESTÁ


DONDE BULLRICH LO OCULTA. http://estrategia.la/2017/09/19/la-
argentina-mapuche1-el-uso-de-una-desaparicion-forzada-maldonado-
esta-donde-bullrich-lo-oculta/
2 Ley de REPARACIÓN HISTÓRICA DE LA AGRICULTURA FAMILIAR.
http://servicios.infoleg.gob.ar/infolegInternet/anexos/240000-
244999/241352/norma.htm
3 Facundo JONES HUALA: La Conquista del Desierto no ha terminado.
https://www.pagina12.com.ar/51906-mi-detencion-es-un-montaje-
politico-y-judicial
4 Los mapuches no son indios chilenos, sino pueblos preexistentes.
http://anred.org/spip.php?breve12253
5 Eduardo HALLIBURTON: Radiografía de las Corporaciones Económicas
2003-2013. https://www.slideshare.net/IADERE/radiografa-de-las-
corporaciones-econmicas-20032013
6 Carlos A. VILLALBA: La Argentina de Lewis.
https://vamosavolver.com.ar/2017/09/29/piedra-libre-para-el-lago-
escondido/
7 Registro Nacional de Tierras
Rurales.http://www.telam.com.ar/advf/documentos/2013/07/51ef17178
2725.pdf
8. Eduardo HALLIBURTON: Democracia o corporaciones (pueblo u
oligarquía). http://estrategia.la/2017/10/03/argentina-democracia-o-
corporaciones-pueblo-u-oligarquia/
9 Federico SORIA: listado de los terratenientes de la Patagonia
argentina. http://federico-soria.blogspot.com.ar/2017/09/listado-de-los-
terratenientes-de-la.html
10 Carlos A. VILLALBA: La Argentina de Lewis. IDEM ANT.
11 Patricio ELEISEGUI: La lucha por la tierra. Mapa del territorio
argentino en manos de extranjeros.
http://www.iprofesional.com/notas/115615-extranjerizacion-La-lucha-
por-la-tierra-sepa-en-detalle-el-mapa-del-territorio-argentino-en-
manos-de-extranjeros

*Sociólogo y periodista argentino, investigador asociado al Centro


Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www. estrategia.la). Los
cuadros son copias del pintor colombiano David Manzur.
https://www.youtube.com/watch?v=wHzNA5Mpnig

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