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NEUMOLOGÍA
DOCENTE:
DR. JACINTO MENDOZA AQUINO
SECCIÓN:
ISSSTE CHETUMAL
TAREA: MONOGRAFÍA
MANEJO DE LA CRISIS ASMÁTICA DE PACIENTE JOVEN EN EL
SERVICIO DE URGENCIAS
ALUMNO:
ABNER ISMAEL GUZMÁN FÉLIX
04 de abril de 2017
No existe una expresión precisa de la enfermedad asmática. En su ausencia, las sociedades
médicas internacionales han elaborado una definición clínica de consenso que incluye los
principales aspectos del proceso. Así, en la Estrategia Global para el Asma (GINA) esta enfermedad
se define como una “inflamación crónica de las vías aéreas en la que desempeñan un papel
destacado determinadas células y mediadores. Este proceso se asocia con la presencia de
hiperrespuesta bronquial (HRB) que produce episodios recurrentes de sibilancias, disnea, opresión
torácica y tos, particularmente durante la noche o la madrugada. Estos episodios se asocian
generalmente con un mayor o menor grado de obstrucción al flujo aéreo a menudo reversible de
forma espontánea o con tratamiento”1,2
-El problema-
Paciente femenino de 17 años, que acude al servicio de urgencias por persistencia dificultad
respiratoria, ojos llorosos, escurrimiento nasal con inicio de síntomas hace 24 horas de evolución
acompañado de dolor opresivo en parte anterior del tórax con manejado previamente (en horario
matutino) con broncodilatador, acude nuevamente en horario vespertino con misma sintomatología
con SpO2%: 87, taquicardia de 164 lpm, temperatura de 36.6 °C frecuencia respiratoria de 19 rpm.
Refieriendo, dificultad para respirar (disnea), que se acompaña de dolor en el pecho (opresión
torácica) y taquipnea, tos sin expectoración y gripe que inicia con dolor faríngeo hace 24 horas,
palidez en los labios. Familiar de la paciente refiere antecedente asmático desde 1 año y seis meses
de edad, con tratamiento de Montelukast, Salbutamol/Ipratropio, con presencia de última crisis
asmática hace 6 años. Paciente integra, de complexión mesomórfica, consciente, orientada,
cooperadora, con fascie disnéica, con lenguaje entrecortado, hipocoloración en tegumentos y labios,
a la inspección del torax se observa uso de músculos accesorios para la respiración, la auscultación
se encuentran sibilancias en focos pulmonares a la expiración, presencia de estertores en ambos
campos pulmonares, latidos cardíacos rítmicos, con taquicardia, presencia de tos sin expectoración,
mucosa boca, nariz y conjuntivas hidratadas, presencia de temblor, con contracciones abdominales
al ritmo respitatorio.
Gasometría arterial (15/03/18) con pH: 7.34, pCO2: 36, pO2:65. Corregido por T° 36.6C y
%FiO2: 30 pH: 7.35, pCO2: 35, pO2:63, HCO3- calculada 19.4.
Química clínica (15/03/18): Glucosa 120, Nitrógeno ureico: 6.0, Urea: 12.8, Creatinina 0.7,
Ácido úrico 3.20, Colesterol total: 149, Ca:9.6, P:4.4, Cl: 109, K: 146, Mg:2.4
Biometría hemática (15/03/18): Eritrocitos 4.5, Hemoglobina 13.8, Hematocrito: 38.6,
Plaquetas: 246 000, Linfocitos: 15.67, Neutrófilos #: 13.26
Radiografía anteroposterior de tórax del día 15/03/18 con hiper aireación, aumento de la
trama vascular con cefalización del flujo, silueta cardiaca en gota.
Según la rapidez de instauración de las crisis, existen dos tipos: las de instauración lenta
(normalmente en días o semanas) y las de instauración rápida (en menos de 3 horas), que deben
identificarse por tener causas, patogenia y pronóstico diferentes. Las de instauración lenta (más del
80 % de las que acuden a Urgencias) se deben frecuentemente a infecciones respiratorias altas o a
un mal control de la enfermedad por incumplimiento terapéutico; el mecanismo fundamental del
deterioro es la inflamación y la respuesta al tratamiento es también lenta. Mientras que las de
instauración rápida se deben a alérgenos inhalados, fármacos (AINE o β-bloqueantes), alimentos
(por alergia alimentaria, especialmente, leche y huevo en la infancia y panalérgenos relacionados
con proteínas transportadoras de lípidos en frutos secos, frutas y vegetales; o por aditivos y
conservantes) o estrés emocional; el mecanismo es la broncoconstricción y, aunque tienen una
mayor gravedad inicial (con mayor riesgo de intubación y muerte), la respuesta al tratamiento es
más favorable y rápida.2
La sintomatología guarda una estrecha relación con los cambios fisiopatológicos; así, el
padecimiento presenta tres síntomas cardinales: tos, sibilancias y falta de aire, los cuales no
necesariamente tienen que manifestarse juntos, por lo que la ausencia de alguno de ellos no invalida
el diagnóstico. La tos es por la estimulación de sus receptores en la vía aérea que se activan al
detectar alguna obstrucción al paso del aire. Las sibilancias están determinadas por el paso del aire
a través de los bronquios, cuyo calibre se ve disminuido, ya sea por el espasmo del músculo liso, el
aumento de secreciones o por el proceso inflamatorio. Por lo que respecta a la falta de aire, se
presenta una disminución en la capacidad espiratoria, ya que la obstrucción provoca un retraso en
la expulsión del aire; ello a su vez altera el mecanismo de la respiración. 5
A partir de la exploración física encontraremos datos que nos corroborarán la dificultad para
el intercambio de aire, como la sibilancia espiratoria, la hipoventilación y, en casos extremos, el
silencio pulmonar. Según la intensidad del episodio asmático, puede haber palidez o cianosis, así
como el uso de músculos accesorios de la respiración. El patrón de los síntomas, su intensidad y
frecuencia nos indicarán, junto con las pruebas de función pulmonar, la intensidad del asma. 6
Una vez considerado los factores de riesgo, se tipifica la crisis en leve, moderada o grave,
teniendo en cuenta que debe clasificarse en el escalón más grave de cuyos criterios se cumpla al
menos uno.
Identificar los síntomas y signos de compromiso vital. Los más fiables, aunque tardíos, que
indican una parada cardiorrespiratoria inminente son: 2
La valoración objetiva del grado de obstrucción al flujo aéreo mediante espirometría (FEV1)
o con medidor de flujo espiratorio máximo (PEF) ha demostrado determinar la gravedad inicial y
evaluar la respuesta al tratamiento. El FEP o PEF valora solamente la velocidad de salida del aire al
espirar de forma rápida y vigorosa evaluando indirectamente el grado de obstrucción de las vías
aéreas. La velocidad del flujo será diferente de acuerdo con el género, edad, estatura y etnicidad.
Para saber cuál es el PEF normal para cada
paciente, se utilizan las tablas de valores predichos
o teóricos normales. Estos valores se encuentran
adaptados para la población mexicana (Cuadro 2).
6
La indicación de ingreso hospitalario por una crisis asmática depende de la respuesta clínica
y funcional del paciente, después de 2–3 h de iniciado el tratamiento en el área de consultas del
servicio de urgencias.2
No hay criterios absolutos para el alta después de una crisis asmática que haya precisado ingreso
hospitalario, aunque, según consenso de expertos, puede procederse a ella si el paciente, después
de 12–24 h, cumple los siguientes criterios:1,2
La paciente de este artículo padece asma desde la infancia, la cual presenta una crisis asmática
moderada-grave, pues presnta SpO2 < 90%, FC 120-140/min, no puede hablar/comer-beber, llanto
débil. Disociación toracoabdominal-abdominal, sibilancias espiratorias. El necesario que se inicie el
manejo con:1,2
Dentro de las 4 horas de la consulta se debe tomar la decisión de hospitalizarla o darle el alta. Con
el inconveniente de que el cetro hospitalario no cuenta con espirómetro para evaluar la respuesta
al tratamiento, sin embargo, se utiliza la respuesta con la sintomatología que tenga el paciente, pues
esta última se adelanta a la respuesta de los flujos espiratorios. En caso de que la respuesta al
tratamiento sea mala en 1-3 hrs, se recomienda hospitalización con manejo de: 2
En el caso que se decida darla de alta, puesto que la paciente se encuentre asintomática 1-3 horas
después como respuesta al tratamiento, se recomienda un plan con:2
El personal del servicio de urgencias le debe proporcionar un plan de alta, arreglar una cita para el
seguimiento y asegurarse de que tenga medicamentos hasta ese momento. Debido a sus
antecedentes sería prudente la interconsulta con un especialista en asma.
REFERENCIAS:
1.- GINA 2016. Global Initiative for Asthma (GINA). Global strategy for asthma management and
prevention: NHLBI/WHO Report. Bethesda: National Institutes of Health, National Heart, Lung, and
Blood Institute, 2016.
2.- GEMA 2016. Executive Committee. (Spanish guideline on the management of asthma). J Investig
Allergol Clin Immunol 2010;20(1):1-59.
3.- Vargas MH, Sienra-Monge JJ, Díaz-Mejía G, DeLeón-González M. Asthma and geographical
altitude: an inverse relationship in Mexico. J Asthma 1999;36:511-517
5.- Rodrigo GJ, Plaza V, Bardají S, et al. Guía ALERTA 2. América Latina y España: Recomendaciones
para la prevención y el Tratamiento de la exacerbación Asmática. Arch Bronconeumol. 2010;46: 2-
20.