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URBANISMO Y ARTES
UNIVERSIDAD NACIONAL DE INGENIERÍA
ARQUITECTURA E HISTORIA 3B
ENSAYO
EL LENGUAJE DE LA ARQUITECTURA POSMODERNA
Charles Jencks
JENCKS. El lenguaje de la
INTEGRANTES: arquitectura posmoderna.
Ausejo Calmet Luciana
Gustavo Gili. Barcelona.
Becerril Cotera Eduardo
1980
Camarena Romero Celeste Fragmento extraído de TEXTOS DE
Viviano Severino Eduardo ARQUTIECTURA DE LA MODERNIDAD.
2015 - 02
ÍNDICE
Introducción 2
La dualidad en el lenguaje posmoderno 3
La metáfora en la arquitectura posmoderna 3
Diferencias entre la visión de Jencks y Venturi 4
Lo impermanente del lenguaje en la arquitectura 4
La noción de espacio posmoderno 5
El eclecticismo radical como expresión de la arquitectura posmoderna 6
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INTRODUCCIÓN
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LA DUALIDAD EN EL LENGUAJE POSMODERNO
Cuando hablamos de postmodernidad y su definición formal divagamos entre que sea una
arquitectura mitad moderna mitad algo más. El propósito de este concepto de dualidad se
manifiesta por la intención de los arquitectos de considerar el simbolismo local, la tradición y el
historicismo al igual, pero también necesitan utilizar la tecnología actual, es ahí donde
consideran al postmodernismo como algo doblemente codificado.
Cabe mencionar también que la mayoría de los arquitectos posmodernos tuvieron una escuela
moderna, y como bien dice Jencks, estos tienen un conflicto entre llegar a una evolución del
lenguaje mediante lo ya analizado en la modernidad con innovaciones por parte de la
vanguardia.
Es ahí donde destaca la obra de Venturi y de Hans Hollein la cual nos muestra una arquitectura
que comunica por sí misma el tiempo al que pertenece y se identifica con el lugar, un
planteamiento que la modernidad no considera del todo pues la modernidad es solo para una
élite capaz de entenderla y poder llegar a esa capacidad de abstracción, ante esto el arquitecto
posmoderno incluye los conocimientos tradiciones del lugar para definir una arquitectura que
hable por sí sola y sea capaz de comunicar la historia de un lugar.
Charles Jencks subrayó la importancia de las metáforas como lenguaje en la arquitectura, ya que
la metáfora juega un papel predominante en la aceptación por el público o el rechazo del mismo
hacia una edificación.
Jencks introduce las metáforas arquitectónicas las cuales se explican de forma corta y concisa
sobre la impresión de una fachada. De hecho esta perspectiva se ve reflejada en la Ópera de
Utzon en Sídney. la cual según nos dice que tuvo muchas metáforas de críticos expertos y público
en general, Jencks se centra en el publico hasta el punto donde llega a decir que las metáforas
usadas para la opera son metáforas orgánicas ya que estas están involucradas a la naturaleza
pero en si le llama la atención lo que opina el público australiano que la metáfora que ellos
toman con más fuerza es de una reyerta de monjas. A mi opinión las metáforas observadas son
ambivalentes ya que el grupo de personas se encuentre entra en un mismo lugar pueda dar
varias opiniones tan diferente una de otra pero lo positivo de esto es que hacen reconocible el
lugar pero sería una lástima, si queremos identificar la arquitectura o incluso única arquitectura
posmoderna con simples metáforas.
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Cuantas más metáforas despierte una arquitectura, tanto mayor será el dramatismo, sin
embargo, cuando más sean esas metáforas meras insinuaciones tanto mayor será la
incertidumbre semiótica lo ejemplifica críticamente con la opera de Sidney y el terminal de TWA
de Saarinen, considera como a aplicación más lograda de la metáfora insinuante Ronchamp de
Le Corbusier
Para Jencks la arquitectura constata en la arquitectura posmoderna una tendencia hacia lo
misterioso, lo equivoco y lo sensual y hacia un eclecticismo radical como resultado naturalmente
desarrollado de una cultura de posibilidades de elección.
Un edificio puede estar en pie durante mucho tiempo, sin embargo los usos que albergue no
necesariamente serán los mismos con el paso de los años; bajo esta premisa planteada por
Jencks podemos encontrar similitud con la teoría de Aldo Rossi acerca del funcionalismo
ingenuo, ya que este último plantea también que la función no determina la arquitectura de la
ciudad sino que los hechos urbanos dependen mucho de la continuidad y la individualidad.1 Esta
individualidad es la que es muy defendida por Jencks ya que las actividades y las formas de uso
de un edificio dependerán de muchas situaciones particulares propias de los usuarios. Es así que
es perfectamente normal y cotidiano el usar balaustradas o barandas decorativas para colgar la
ropa. De cierta manera se transgrede el planteamiento original del arquitecto, sin embargo en
la arquitectura deberíamos entender que es algo completamente natural. Vale mencionar lo
expuesto por Alison y Peter Smithson:
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Este reconocimiento del objeto arquitectónico en la posmodernidad, como un objeto que tiende
a la transformación y personalización es muy contradictorio con lo planteado por los modernos,
especialmente Mies Van der Rohe y Le Corbusier, quienes promulgaban la idea de una
arquitectura universal con un espacio cuya definición sea tal que no permitiese personalización
alguna; claro ejemplo es la Casa Farnsworth y el Plan Voisin. Todo lo contario pasa con la Casa
Vanna o el Wu Hall de Robert Venturi; es así que notamos una atención por la versatilidad del
espacio por parte de los posmodernos que no fue desarrollada anteriormente.
Bajo este mismo marco Jencks precisa la diferencia entre la arquitectura y el objeto de arte, la
contemplación y atención que merecen estos dos elementos son muy diferentes pese a la
naturaleza artística de ambas.
“… la arquitectura a menudo se experimenta con poca atención dependiendo
mucho del humor y de la voluntad; exactamente al revés de cómo se supone que
uno debe experimentar una sinfonía o una obra de arte.”
Charles Jencks.
Para evitar este cambio en los códigos del lenguaje con el paso del tiempo, Jencks propone el
uso de las metáforas y signos populares en la forma arquitectónica para que así se logre
impregnar un mensaje claro en los receptores, es decir, los usuarios. Esto sucede tanto en el
Pacific Design Center de Cesar Pelli como en la terminal en Nueva York de Eero Saarinen. Sin
embargo debido a lo analizado en el ítem anterior concluimos que la lectura de un edificio
siempre es dependiente del individuo, por consiguiente, Jencks está reconociendo que la
arquitectura como resultado es siempre susceptible de transformación en el tiempo, idea muy
similar a la de Rossi y el Team X.
Así tenemos que el espacio posmoderno se define como todo lo contrario, es ambiguo,
irracional, sugerente, difuso, ilimitado. Ejemplos de un espacio posmoderno es lo planteado por
Stirling para el concurso del Museo de Stuttgart; un proyecto arquitectónico que consta de
espacios confusos, distorsionados e ilimitados haciendo uso de la superposición de formas en
muchos casos.
“Al igual que los otros aspectos del Posmoderno, el espacio es evolutivo y no
revolucionario, por lo que contiene cualidades modernas, especialmente la
estratificación y la composición compacta.”
Charles Jencks.
La conclusión de Jencks es muy acertada ya que hay múltiples proyectos que recogen estas
características, la estratificación como la superposición de formas (Concurso para el Museo de
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Stuttgart) y la composición compacta como expresión de una arquitectura más cerrada, los
proyectos de Eisenmann, en lo deconstructivista, se encuentra bajo esta línea.
La misma evolución que hay del espacio moderno hacia el posmoderno, se está dando en la
actualidad. Esta noción de espacio posmoderno ha evolucionado y se ha asimilado en mucho de
la arquitectura contemporánea. No en lo confuso e irracional, sino en lo ambiguo e indefinido.
El proyecto para el concurso del Museo Stuttgart innova en la indefinición entre lo público y
privado; este concepto ha sido muy valorado y tomado en cuenta en proyectos contemporáneos
desde el Centro Georges Pompidou de Piano y Rogers, hasta el Centro de Aprendizaje Rolex de
Kazuyo Sejima realizado en los últimos años.
Esta indefinición muy característica de la arquitectura contemporánea tiene sus raíces en la
noción de espacio posmoderno, esta noción que plantea Jencks.
Dada esta premisa, sería completamente viable el proponer cualquier objeto arquitectónico con
estas características formales, y así, sería aceptado por los usuarios. ¿Es ciertamente la mejor
manera de lograr el entendimiento de los usuarios? ¿Es aplicable en todas las sociedades?
Tomando en cuenta el ejemplo de la Embajada de EE.UU. ubicada en la Av. Encalada –
Monterrico, la cual presenta una fachada posmoderna de carácter ecléctico, similar al
ayuntamiento de Portland de Michael Graves, podemos observar que, además de estar
descontextualizado, sus símbolos no nos remiten a nada conocido debido a que no está presente
en nuestra idiosincracia esta forma de lenguaje. De la misma manera, ¿Se podría considerar
viable esta forma de hacer arquitectura en sociedades, que como la nuestra, poseen alta carga
cultural, proveniente de los antepasados y los referents históricos? Así como sucedió con la
arquitectura moderna en Italia, Francia y otros países con alta carga cultural, la arquitectura
posmoderna con su expresión ecléctica no es tomada positivamene por lo ajeno que resulta en
una sociedad así. Opino que esta aproximación de Jencks por una representación abstracta de
carácter ecléctico es propio de una sociedad que, si bien puede elegir entre varios elementos,
no cuenta con elementos propios de su cultura, por lo que debe recurrir a patrones externos;
este es el caso de EE.UU. que asimila muy bien formas arquitectónicas innovadoras que poco o
nada tienen que ver con una identidad o una referencia del pasado.
La aproximación de elaborar una forma que sea entendible por los usuarios de un lugar en
particular, la cual es la intención inicial de Jencks, es más certera actualmente en el Regionalismo
Crítico considerando que esta corriente busca generar una arquitectura del lugar mismo. Es muy
probable que esta premisa planteada inicialmente por la arquitectura posmoderna, aceptando
las particularidades, es una variable que ha sido abordada por los regionalistas actualmente.