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La presencia de lo fantástico es un elemento que aparece en

gran parte de tus cuentos. ¿Se puede definir lo fantástico?

Con lo fantástico pasa como con la poesía, que según aquel


humorista era "lo que se queda afuera después de definir la poe-
sía". Por ejemplo ese esfuerzo muy grande que hizo Todorov en su
libro L'introduction au fantastique a mí me parece muy insatisfac-
torio. Tal vez sea útil como instrumento de trabajo, pero después
de terminado el libro, mi sentimiento de lo fantástico no ha sido
explicado, no ha encontrado una solución.
Renuncio a definir lo fantástico. En La vuelta al día en ochenta
mundos y en Último round hay algunos ensayitos donde trato de
encontrar caminos hacia lo fantástico, comentando mis cuentos o
cuentos de otros, pero nunca pretenden ser definiciones.
Todo lo que se puede hacer —y eso quizás valga la pena— es tratar
de buscar una noción de lo fantástico satisfactoria para alguien como
vos o como yo, y aquella que por el contrario no nos satisface.

¿Por ejemplo?

Por ejemplo: mientras hay un público inmenso que admira los


cuentos fantásticos de Lovecraft —público que se sentirá horroriza-
do por lo que voy a decirte—, a mí no me interesan en absoluto,
porque me parece un fantástico totalmente prefabricado y artificial.
e Lovecraft empieza por crear un decorado que de por sí es fan-
tástico pero anacrónico, parece cosa del siglo XVIII o XIX; todo
sucede en viejas casas, en mesetas azotadas por el viento o en
pantanos con vapores que invaden el horizonte, y una vez que con-
siguió aterrorizar al lector ingenuo, empieza a soltar unos bichos

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peludos y maldiciones de dioses misteriosos, que estaban muy
bien hace dos siglos, cuando eso hacía temblar a cualquiera, pero
una fotografía. Cuando con la cámara ves por el visor una imagen
doble, las superponés para que estén en foco y sacás la foto. Bue-
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que actualmente, al menos para mí, carece de interés. no, yo para sacar la foto tengo que separar las imágenes, es decir
que en determinados momentos las cosas se apartan, se mueven,
Entonces, lo fantástico... se corren a un lado, y entonces de ese hueco, de esa especie de
intersticio que no sé exactamente qué es, surge una incitación que
...es algo muy simple, que puede suceder en plena realidad en muchos casos me lleva a escribir, o al menos me coloca en un
cotidiana, en este mediodía de sol, ahora, entre vos y yo, o en el estado de porosidad o receptividad que hace que me sienta impul-
metro mientras venías a este rendez vous. sado a comunicar y que la escritura se haga más fácil.
. Es algo absolutamente excepcional, de acuerdo, pero no tiene yEn ese sentido soy un poco pararrayos. Hay gente que cuando
por qué diferenciarse en sus manifestaciones de esta realidad que le sucede eso, cuando se descoloca un poco, se inquieta y tiene
nos envuelve. Lo fantástico puede darse sin que haya una modifi- una sensación de vértigo, la cosa no le gusta nada; prefiere que dos
cación espectacular de las cosas. . y dos sean siempre cuatro, y todo corrimiento, todo desplazamien-
Simplemente, para mí, lo fantástico es la indicación súbita de to, les produce cierta angustia.
que, al margen de las leyes aristotélicas y de nuestra mente racio- A mí no solamente no me pasa eso, sino que, como te decía, me
nal, existen mecanismos perfectamente válidos, vigentes, que nues- pone en -un estado favorable para la escritura. No es que lo esté
tro cerebro no capta pero que en ciertos momentos irrumpen y se esperando, porque eso sería artificial. Cuando hablo con vos en
hacen sentir. este momento no estoy pendiente de que ocurra algo que podamos
Un hecho fantástico se da una vez y no se repite; habrá otro, calificar de anormal. Pero si sucede, si en este momento tengo una
pero el mismo no vuelve a producirse. En cambio, dentro de las asociación de ideas, un déjá vu o cualquier sensación paranormal,
leyes habituales, una causa produce determinado efecto, y dentro es perfectamente posible que eso se traduzca mañana en algo que
de las mismas condiciones se puede lograr el mismo efecto par- voy a escribir, con un tema que probablemente no tenga nada que
tiendo de una misma causa. ver con vos ni conmigo.
• Estiro la mano y muevo esta mesa cincuenta veces. Pero el hecho
Yo creo que cuando alguien es poroso en ese plano, todo lo que
fantástico se da una vez, porque evidentemente responde a un ciclo, la gente llama "casualidades" o "coincidencias" se multiplican, y
a una serie de acciones e interacciones que escapan completamente más aún, creo que uno termina atrayéndolas.
a nuestra razón y a nuestras leyes. Y sin embargo se llega a sentir
como presente, pero por la vía intuitiva y no por la racional. Quizás podamos ejemplificar esto con "Manuscrito hallado en 'Id
un bolsillo". ¿Cómo nació ese cuento?
En La vuelta al día en ochenta mundos escribís que "si viviendo
alcanzo a disimular una participación parcial en mi circunstancia, Tiempo atrás me sucedió una de esas cosas que me suceden a
no puedo negarla en lo que escribo puesto que precisamente escribo menudo, y que para mí es un hecho fantástico aunque cualquier
por no estar o por estar a medias". Hablame un poco de ese desajuste teórico diría que no fue más que el cumplimiento de una pura
con tu circunstancia, por qué y de qué manera te impulsa a escribir casualidad, palabrita sospechosa.
Para mí esos hechos son signos, indicios de ese sistema de le-
En esta vida aparentemente unilateral que llevamos-y que nos yes exterior al nuestro y que, con cierta permeabilidad, se puede
impone un poco la inteligencia, que es pragmática, utilitaria y se- sentir y sobre todo vivir.
lectiva, me sucede continuamente, en un momento de distracción, Yo conocía a una mujer con quien no tenía ninguna relación,
algo que te diría es el proceso contrario al que se sigue para tomar pero me hubiera gustado tenerla. Y ella también conmigo. Estábamos

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muy separados geográficamente, y había habido un largo silencio eso le da un complejo de culpa que lo obliga a cumplir hasta el
epistolar por razones que podían explicarse de ambas partes. En un final, y falla y pierde a la mujer.
momento dado, un día lunes, me llega una carta de esta mujer, aquí,
a esta casa. Me dice que está en París y que ojalá pueda verme. Como lo indica el título del cuento.
Yo estoy en la antevíspera de la partida en un viaje de tres
meses y de ninguna manera quiero que ese encuentro sea el típico
rendez vous en un hotel para después separarse. Por eso le contes- Me alegra que lo digas. No todos los lectores lo entendieron así.
El título es la clave del cuento. Lo más probable es que al fallar el
to la carta diciéndole que no nos veremos, que cuando vuelva del
encuentro, el protagonista se haya arrojado debajo del siguiente
viaje podremos encontrarnos. Sé que voy a hacerla sufrir porque
tren y el "manuscrito" haya sido encontrado en su bolsillo.
ella hubiera preferido un encuentro episódico aunque yo no, por-
Pero yo no calificaría ese cuento como fantástico, porque allí no
que veo las cosas de otra manera. Mandé la carta a las cuatro de la
tarde y ella tenía que recibirla al otro día. sucede nada fantástico; ojalá hubiera sido así, acaso los personajes
se habrían salvado.
Esa noche tenía una cita con un amigo en un teatro de la zona
del Marais, y caminé mucho vagando por la ciudad, porque no
quería llegar temprano. En determinada esquina me crucé con una Un paréntesis: el Metro parece ejercer una fascinación muy gran-
de en vos; ¿por qué?
mujer, era una esquina bastante sombría del Barrio Latino. No sé
por qué nos dimos vuelta, nos miramos, y era ella. 1. 111.
París tiene unos nueve millones de habitantes, esa mujer había No lopuedo explicar, pero es así. Todo lo que es pasaje me fasci-
mandado su carta sin saber si yo estaba aquí, si la recibiría o no, mi na; los puentes, los tranvías. En 62, modelo para Armar, el tranvía
carta de respuesta debía llegarle al otro día, el domicilio de ella es un símbolo: la gente se encuentra y se pierde en los tranvías.
quedaba muy lejos del mío... También los trenes, yen una proporción menor los aviones.
Analizado matemáticamente, creo que esto no se puede defender Pero el Metro, ese "árbol de Mondrian", como lo llamo en "Ma-
con las leyes aristotélicas. Hay una serie de cosas, de combinacio- nuscrito", me fascina enormemente. La infinidad de combinacio-
nes, que nos llevaron a los dos a caminar en esa dirección y a cruzar- nes posibles. Se puede estar veinticuatro horas en el Metro —de
nos precisamente en ese punto. Que, para mayores datos, era una hecho muchos clochards viven en él, los echan de una estación y
esquina donde sucede un episodio muy importante de una novela se van a otra— todo por el precio de un ticket, además.
mía. O sea que incluso el lugar de ese encuentro increíble formaba Debe estar también el hecho de que es subterráneo y se conecta
parte de una constelación que escapa a toda racionalidad. con arquetipos jungianos: son los infiernos. El Metro es un infier-
no que visitamos en vida.
En "Manuscrito hallado en un bolsillo" el protagonista inventa
un sistema de combinaciones con las líneas del Metro, en lo que Esas visiones de lo fantástico de las que me hablabas, ¿desde
parece ser un intento de sustituir esa forma de azar ¿Pretende inva- cuándo se producen en vos?
dirla "otra dimensión", adivinar las "reglas" que la determinan?
Desde niño. Acepté eso de entrada; lo fantástico me resulta fa-
El personaje —también lo veo así— evidentemente desprecia el miliar desde muy pequeño; formaba parte, evidentemente, de algo
simple azar porque lo considera demasiado fácil, y se impone de- que podríamos llamar hipersensibilidad.
terminadas reglas de juego de una manera draconiana. Recordarás No ponía en duda las cosas. Como habrás notado, los niños
que cuando conoce a la mujer, viola esas reglas; no debía haberlo son muy lógicos, contrariamente a lo que la gente piensa. Tienen
hecho, pero está tan desesperado que lo hace. Pero justamente por una gran imaginación y un gran sentido del juego, y al mismo

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tiempo un gran rigor lógico. Desean que las cosas sean bien expli- golpeó, porque coincidía con esa especie de asimilación del perso-
cadas, no les gusta un margen grande de incertidumbre, como no naje que definitivamente yo había hecho.
sea en el juego. En momentos en que hay que adoptar una decisión de adulto,
Si les contás un cuento de hadas donde suceden las cosas más muchas veces me refugio en un estado de espera pueril, realmente
descabelladas, lo aceptan en la medida en que es un cuento de infantil, como si la solución fuera a llegar de otro lado, como si
hadas, pero no les digás que eso le sucedió a su tía Irene porque no tuviera un padre todopoderoso que va a sacar las castañas del fuego.
se lo creen, o tendrías que darles pruebas muy concretas. y Nunca he sentido que fuera un factor negativo, porque la contra-
' Para mí, curiosamente, desde muy pequeño, leer una novela
partida es esa gran porosidad, la capacidad de captación que tiene el
fantástica o una novela histórica suponía la misma operación men-
niño y que al adulto, por razones obvias, se le va escapando.
tal; lo hacía con la misma credulidad. Eso que Coleridge llama la
• Finalmente, ¿qué es madurar? Es una operación selectiva de la
"suspensión de la incredulidad", es decir que en ciertos momen-
inteligencia, que va optando cada vez más por cosas que se consi-
tos la inteligencia se niega a ser incrédula y aceptar algo de lleno
era en mí de niño un fenómeno permanente. • deran importantes dejando de lado otras. Para el adulto deja de ser
Nunca fui incrédulo. Eso hacía que a veces fuera bobo porque importante jugar a la rayuela y pasa a ser importante pagar el alqui-
podía aceptar las cosas más absurdas que me contaban. En el pla- ler. El niño, como a lo mejor ni siquiera sabe lo que es el alquiler,
no ordinario no era tan bobo y no me daban gato por liebre. Esos juega a la rayuela como algo muy importante%'
groseros engaños que pretenden practicar los grandes con los ni- Recuerdo bien, cuando era niño, el sentimiento de escándalo
ños no funcionaban conmigo. Pero lo verdaderamente fantástico, que me producía cuando venían los grandes y decían: "Bueno,
eso sí. No quedaba la menor duda de que era una cosa aceptable, bueno, se acabó el juego, hay que ir a comer y a acostarse". Me
viable y que podía producirse en cualquier momento. parecía una especie de atentado: no habíamos terminado de jugar
Entonces es bastante lógico que cuando entré en el plano de la el partido de fútbol y nos salían con esas cosas. No pensaban ni un
escritura esa aceptación se mantuviera, en la medida que el niño minuto que nuestra dimensión de niños era tan importante como
sigue viviendo en el adolescente y en el adulto. la de ellos. Y ese sentimiento me ha quedado. 14.

Se comprueba particularmente en tu literatura, y decís en algún Quizás se haya trasladado como algo muy importante a tu lite-
lado que sos "un escritor que no ha renunciado a la visión pueril ratura.
como precio de una visión adulta".
¿Y creés —te lo pregunto— que si no hubiera conservado esa
Todas las mujeres con las que he vivido —y no son pocas— me porosidad que tiene el niño sería el escritor que conocés?
han dicho sin excepción en algún momento: "Lo que a veces es
terrible en ti es hasta qué punto eres niño". Tengo costados pueri- Evidentemente no. Creo que finalmente para ti la literatura debe
les a veces excesivos, probablemente. Y es que frente a cierto tipo ser un juego, un gran juego.
de situaciones ante las cuales los adultos reaccionan naturalmente
como adultos —y no soy yo quien se los reproche, me parece per- Me parece muy justo tomar ese camino, porque nos lleva a una
fectamente lógico— mi reacción suele ser pueril, de juego. tentativa de definición de ló lúdico. Lo lúdico no como una visión
Eso lo sentí en mi primera juventud, al leer ese clásico de la trivial, infantil (en el sentido que dan los adultos a la palabra infan-
literatura inglesa que es Peter Pan, la historia de un niño que no til), sino como una actividad profundamente seria, el juego como
quería crecer. Y me asimilé un poco a eso. Una vez una mujer en algo que tiene su importancia en sí mismo, su sistemá de valores,
Buenos Aires me dijo: "Vos te deberías llamar Peter Pan", y me y que puede dar una gran plenitud a quien lo está practicando.!'

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refinadamente intencionales, creo que habría que poner a la litera-
En ese sentido, la literatura siempre fue para mí un ejercicio tura (a la música, al arte en general) entre los de expresión más alta,
lúdico. No creo haber cambiado esencialmente de actitud entre aquel más desesperada (sin dar a esta palabra un valor negativo).
niño que hacía un juguete con el mecano y se pasaba horas inven-
tando una nueva grúa, un nuevo camión, con el placer que eso Pero hablábamos del escritor-niño, y tus cuentos están poblados
suponía, y el hecho de inventar un "modelo para armar" en la
escritura. Hay una equivalencia que los años no han mellado; no
de niños; en muchos de tus relatos asumís el punto de vista infantil.
me han cambiado en ese plano.
Tengo que volver a hablarte de mi infancia y de cómo llegué a la
idad una novela tuya se llama Rayuela. literatura: la infancia es capital en eso. Fui un niño terriblemente
precoz, con todas las desventajas que eso supone. No creo que el
111.111"A rt nivel de mi inteligencia fuera superior, pero el de mi sensibilidad sí,
Y uro cuentos Final del juego. Y otra novela 62, modelo
para armar. Lo curioso es que cuando le puse ese título a cada muy superior. Lo sé porque tenía puntos de comparación en mis
libro nunca pensé en los precedentes. Es decir que se vuelve como compañeros de escuela. Y una de las cosas que me dolía continua-
una especie de presencia inevitable en mí. mente era la insensibilidad que mostraban en relación a cosas que a
o En alguno de los cuentos, incluso de los últimos tiempos, como mí me producían reacciones muy violentas, desde ver un gato lasti-
mado hasta enterarme de la desgracia de alguien, cosas que dejaban
en el "Manuscrito hallado en un bolsillo" que comentábamos, se
habla explícitamente de "las reglas-del juego". Ese hombre juega a la gente indiferente y en mi provocaban traumas muy penosos. La
un juego mortal que evidentemente tiene que terminar en catástro- revelación muy temprana de la muerte, del escándalo de la muerte,
fe, pero que tiene todas las características de un juego: un código — por ejemplo. Fue siempre —y es— el escándalo absoluto.
como la rayuela, el fútbol, el box— y la posibilidad de ser interrum- Un niño con esa hipersensibilidad queda muy marcado. Enton-
pido porque no es fatalMunque el que juega de verdad un juego ces es bastante lógico que cuando empecé a escribir, al final de la
adolescencia, en la primera juventud, todas esas capas que aparen-
lo juega hasta el final; ese hombre no puede dejar el juego que ha
inventado aunque lo lleve a la muerto.' temente habían quedado atrás volvieran en forma de personajes,
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de semi confesiones, como es el caso del cuento "Los Venenos" y
Oliveira, en Rayuela, ¿no se enfrenta a sus límites con la actitud como es el caso de "Bestiario". El trasfondo de sensibilidad de la
de un jugador que, de alguna manera, está apostando la vida? niña Isabel de "Bestiario" es el mío, y el niño de "Los venenos" soy
yo. En general los niños que circulan por mis cuentos me repre-
Sí, sobre todo en las situaciones críticas tiene una actitud que sentan de alguna manera.
podríamos calificar de lúdica. Opta por un movimiento, como po-
dría hacerlo un jugador de ajedrez, y lo juega. Los de Final de juego, "Después del almuerzo", "La puerta con-
Aunque habitualmente hace lo que no hay que hacer. Bueno, denada"...
pero eso es lo que caracteriza a algunos jugadores geniales. Los
mejores goles de Pelé fueron marcados haciendo todo lo contrario Claro, y algunos otros que se nos pueden escapar. Los críticos
de lo que hubiera hecho otro jugador. han dicho muchas veces que el tratamiento literario de los niños
en mis cuentos y novelas es eficaz, que los siento muy cerca, que
irla literatura como juego? los hago hablar y vivir sin artificialidad.
Eso no me ha costado absolutamente nada. Tengo un buen
Me parece el más serio de todos. Si hiciéramos una escala de diálogo con los niños. Tengo una buena relación con su mundo
valores de los juegos que fuera de los más inocentes a los más

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porque no trato de imponerles de entrada mi estructura. Y el niño Si se hiciera una estadística de mis libros, el porcentaje de ani-
lo comprende perfectamente. Como lo comprenden los gatos y los males es enorme; para empezar, mi primer libro se llama Bestiario.
perros. Con mucha frecuencia los seres humanos son vistos como anima-
Soy muy crítico frente a la conducta de los grandes con el niño les o son considerados desde un ángulo animal; hay ciertos climas
porque me doy cuenta a cada momento de las tonterías que come- en los que son vistos zoológicamente.
ten, la forma en que violan y mutilan al niño con negativas, con Para mí fue un gran gusto, hace unos años, que el editor italiano
tabúes, con "esto está bien, esto está mal", esa especie de castra- Ricci me pidiera un texto para publicar con los grabados bellísimos
ción continua a la que someten a los niños. de animales de un naif austriaco llamado Zótl. Escribí un texto que
Y soy muy sensible a eso porque, como te decía, lo sufrí de no tiene nada que ver con los grabados, pero donde cuento recuer-
niño. Me daba cuenta hasta qué punto los grandes eran estúpidos dos de animales a lo largo de mi vida, toda clase de anécdotas.
a veces, pero no podía decirlo porque me castigaban, imponían el En mi territorio de lo fantástico, efectivamente, hay una gran cir-
principio de autoridad. culación de animales. Creo que eso se refiere también al mundo
El resultado es que hoy para mí un niño es mucho más respeta- onírico porque incluso los arquetipos jungianos —el tema del toro, el
ble que un adulto y tengo una muy buena relación con ellos: no les tema del león— suelen volver en los sueños y son siempre símbolos
hablo hasta que no me hablen, no los toco hasta que no me toquen, sexuales, o de poderío. En mi eso se da en el plano del cuento.
no juego con ellos hasta que no jueguen conmigo; en una palabra
tenemos una especie de código que consiste en no joderse uno al ¿Te preguntaste alguna vez por qué te fascinan así los animales?
otro. Y entonces se produce la alianza.
Lo que me fascina en el reino animal, sobre todo en las escalas
Hablás de los gatos y los perros, de una buena conexión con el inferiores, digamos en el mundo de los insectos, es el hecho de
mundo animal; en tus libros se ha instalado un verdadero zoológico... estar frente a algo que vive, pero en un estado de incomunicabili-
dad total y absoluta conmigo.
Desde niño el reino vegetal me ha sido profundamente indife- Lo que me obsesionó siempre fue la imposibilidad que tenemos
rente: nunca he distinguido muy bien un eucaliptos de un banane- de proyectarnos al menos un segundo en la estructura del animal
ro; me gustan las flores pero no me ocuparía de tener un jardín. En para tener, desde él, una idea de la realidad que capta.
cambio los animales me fascinan: el mundo de los insectos, de los Es evidente que un insecto capta una realidad. Sólo que la no-
mamíferos, descubrir poco a poco afinidades y similitudes; consi- ción de captar supone ya un registro. Y en el caso de un animal,
dero que el gato es mi animal totémico, y los gatos lo saben porque ¿qué es lo qué registra? La mosca registra tu mano porque cuando
lo he comprobado muchas veces cuando llego a casa de amigos que te le acercás, huye; la abeja registra la luz porque está foto-orienta-
tienen perros y gatos: los perros son indiferentes conmigo, pero da y la busca para salir, se maneja dentro de un universo lumino-
los gatos me buscan enseguida. so; otros animales registran olores.
Me hace acordar un poco a "Circe", donde los animales siguen Pero lo que es exasperante para mí es esa noción de incomuni-
a Delia, el personaje maléfico que fabrica bombones con cucarachas cabilidad total que puede haber entre una mosca y un hombre,
para sus novios (el que decíamos que me curó mi pequeña neuro- entre una hormiga y un hombre. Uno está viendo a la hormiga, un
sis con la comida); ahí hay una relación de magia negra, absoluta- animal social, cumpliendo con una habilidad extraordinaria y una
mente fantástica entre ciertos animales y Delia; en mi caso lo que completa conciencia profesional, tareas específicas y determina-
hay es una muy buena relación diurna; el gato sabe quien soy, yo das, y al mismo tiempo no puede aplicarle ninguno de nuestros
sé quien es el gato; no hay más que hablar, somos amigos y chau, valores, de nuestros movimientos mentales, aun el más primario,
cada uno por su lado. porque la hormiga no tiene una mente, pero ¿qué es lo que tiene?

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La vieja solución, el viejo escapismo habla del instinto. Una
...el barco en Los Premios...
noción totalmente destruida en nuestros días. Instinto es una pala-
bra que no quiere decir absolutamente nada. Queda ese inmenso ...exactamente..., en que no tenés nada que hacer, son los casos
misterio de la colmena, del hormiguero en que hay una estructura
social que, además, está fuera de toda noción de historia. O sea en que quedás sometido a una especie de pasividad total mientras
te llevan a un destino determinado. En ese momento se produce
que los hormigueros del tiempo de Pendes son los mismos hormi-
gueros de hoy, no hay la menor diferencia, y las hormigas del tiem- en mí el fenómeno de la distracción. Evidentemente hay en mi algo
que se desplaza, por ejemplo, y me pongo a pensar, como me ocu-
po de Pendes hacían exactamente lo mismo que hacen las de hoy. rrió el otro día entre las estaciones Segur y Duroc, en el año 42,
Y las abejas no han cambiado a lo largo de millones de años. una vez que fui a la selva de Misiones con un amigo y me la pasé
Es decir que un animal se mueve fuera del tiempo —puesto que cazando y haciendo vida salvaje en la frontera con Paraguay; re-
la historia se da en un contexto temporal—, repite al infinito los cuerdo muchos detalles, cantidad de cosas que sucedieron en esos
mismos movimientos y "¿para qué?", "¿por qué?" son nociones tres meses; vuelvo a ver ami amigo que murió, a quien quise mu-
humanas que no valen para un insecto. Decimos que el animal cho, recuerdo las conversaciones con ese amigo cuando estudiába-
trabaja, pero la noción de trabajo la ponemos nosotros. mos juntos, los problemas políticos de aquella época, los profeso-
res, las novias..., en fin: una recherche du temps perdu; estoy per-
El tiempo, la dimensión fantástica del tiempo es otra vieja pre- dido en eso, en una interminable y detallada rememoración.
ocupación tuya. Uno de los ejemplos más ilustres en tu obra es el Y el fenómeno que se me presenta es que (y aquí soy absoluta-
de Johnny en "El perseguidor".
mente franco) de golpe hay algo, un click, que me dice que estoy
llegando ami estación. Pasaron dos estaciones. Reloj en mano se
En "El perseguidor", el personaje de Johnny tiene eso que los puede comprobar que el viaje duró dos minutos diez segundos.
psicólogos llaman paravisiones o, como quieras llamarle, ese senti- Cuando salgo de ese estado de distracción, si desarrollara en este
miento de fractura del tiempo...
tiempo todo lo que he estado pensando —es lo que le pasa a John-
ny— necesitaría al menos media hora...
"...esto lo estoy tocando mañana".
q ¿Cómo puedo revivir todo eso en poco más de dos minutos?,
¿cómo funcionan esos tiempos? Haber estado metido en otra dimen-
"Esto lo estoy tocando mañana", o cuando cuenta que en el sión del tiempo es para mí una apertura apasionante, porque si eso
Metro de golpe se da cuenta que entre tres estaciones ha estado nos sucede de una manera involuntaria, quiere decir que el hombre
pensando en dos minutos una serie de cosas que si luego las desa- tendría, quizás, la posibilidad de provocar ese fenómeno voluntaria-
rrolla en el tiempo corriente le llevará veinte, treinta minutos con- mente y podría multiplicar enormemente el tiempo. Si yo me pudie-
tarlas. Y eso es lo que le preocupa.
ra instalar en ese otro tiempo..., pero lo malo es que siempre regreso.
Para concretar lo que te estoy diciendo, lo que le pasa a Johnny
me pasa a mí con mucha frecuencia. El otro día volviendo de la
Unesco, me volvió a pasar. ...para contarlo. Como por ejemplo en "Liliana llorando", el
primer cuento de Octaedro.
¿Qué te pasó?
Si, en ese cuento hay una irrupción de un tiempo diferente al
tiempo de nuestros relojes. El moribundo piensa la vida futura de
El Metro, como los tranvías que decíamos son un símbolo en su mujer, Liliana, a lo largo de muchos meses —que para él son
62, son lugares de pasaje: vos entras en un vehículo que se mueve,
sólo dos o tres días en una clínica, escribiendo— y a último mo-
que te desplaza...
mento, cuando descubre que no va a morir, el destino de Liliana

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que ha encontrado otro hombre dando por supuesto que él moriría
ya está cumplido; se cumple en otro plano del tiempo pero se
cumple.

O "La autopista del sur", donde esa fuga a otra dimensión del
tiempo se cumple colectivamente.

Es un grupo de gente que, efectivamente, entra en una dimen-


sión temporal inconcebible para nosotros, pero que en ellos se 4:
cumple a tal punto que se suceden las estaciones; hay amores,
muertes, embarazos... yen determinado momento el click, eso se "La idea central de Rayuela es una especie
rompe y todo el mundo vuelve al tiempo ordinario. de petición de autenticidad total del hombre".
Creo que debe haber poca gente que haya leído "La autopista
del sur" que no recuerde ese cuento cuando se produce un intermi-
nable embotellamiento de automóviles ala entrada de París.

Es el caso de unos cuantos cuentos míos que atraen al lector


porque son una especie de eco de su subconsciente, y si Jung tiene
razón y compartimos un inconsciente colectivo, es bastante lógico
que así sea.
En ese cuento toqué también, sin proponérmelo, una de las
obsesiones de nuestro tiempo. A mí me pasó cinco meses después
de escribir el cuento: estuve cuatro horas en un embotellamiento
en la carretera y el cuento empezó a repetirse, pasaban las mismas
cosas, yo me hice amigo del camionero de atrás porque se podía
subir al camión y ver a la distancia; vino una señora a preguntar si
alguien tenía agua porque la nenita tenía sed; estuvimos cuatro
horas y se reprodujo esa angustia que se vive en el cuento, esa
especie de claustrofobia al aire libre, podríamos llamarla.

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