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EL PROBLEMA DE LA RAZON PRÁCTICA EN LA CIENCIA JURIDICA

EPISTEMOLOGIA

VANESA MARIA ARZUZA ARQUEZ

KEISSY PAOLA SAENZ PATERNINA

PROFESOR: YESID CARRILLO

FUNDACION UNIVERSITARIA COLOMBO INTERNACIONAL

UNICOLOMBO

2014
INTRODUCCION

A través de este trabajo pretendemos conocer los problemas de la razón práctica en los discursos
de la aplicación de las normas jurídicas (ciencias jurídicas), en un segundo momento conocer las
decisiones de los jueces que están sometidas a un control de racionalidad y por ultimo conocer la
aplicación del derecho como un modo institucionalizado de ejercitar la racionalidad práctica

Sin embargo esto no implica en contra de lo que a menudo se suele afirmar que los procesos
argumentativos jurídicos están sujetos en exclusiva a las leyes de la lógica deductiva, cabe
sostener el carácter racional de la aplicación del derecho si caer en un logicismo o ultranza ni en
una defensa de las artes de la retórica y de la tópica, ahí está ente otras, la vía defendida por la
teoría discursiva de la argumentación jurídica elaborada por Robert Alexi a partir de los
presupuestos básicamente Habermasianos así como las corrupciones contractuales de las mismas
llevadas a cabo por Klaus Gunther.

Utilizaremos una metodología analítica y critica, analizaremos los conceptos y emitiremos nuestra
opinión sobre el problema.
TESIS

DIFERENTES LUGARES DE LA RAZON PRÁCTICA

Jurisprudencia Romana: El término jurisprudencia surge de la confluencia de la expresiones iuris y


prudencia, termino este último con que los romanos tradujeron la noción de phronesis, que en la
antigua Grecia remitía al saber practico, una especie de arte que se ejercía sobre un conjunto de
reglas y criterios con el propósito de resolver problemas prácticos dentro de la vida de la polis, de
allí que se considere una herramienta al servicio de la filosofía practica que permite la sabia
comprensión de una situación humana debido a que su objeto es lo justo (Carrillo,2013,108).

Dogmática Medieval: El momento de razonamiento del derecho medieval lo constituyo la escuela


de los glosadores, quienes se caracterizaron, por una parte, por el uso que hicieron de las glosas
en el análisis del texto jurídico, mediante los cuales se aclaraba y explicaba su significado, hasta
llegar a una interpretación general de este y, por otra, por el uso que hicieron del método
escolástico de análisis y síntesis (Dialéctica) que presuponía la incuestionable autoridad del libro
interpretado, en este caso del corpus iuris civiles (Carrillo,2013,108).

La práctica cotidiana del derecho se asienta básicamente en una serie de procedimientos


discursivos que sirven de cauce a operaciones interpretativas y argumentativas. Argumentar es, en
definitiva, el que hacer central de los juristas, de tal modo que de pocas actividades sociales se
puede predicar un carácter más marcadamente argumentativo que de aquellas relacionadas con el
derecho. Los desacuerdos que a menudo se producen en los distintos operadores jurídicos son
desacuerdos interpretativos que se saldan mediante argumentos, es decir, por medias
proposiciones encadenadas de tal manera que de aquellas se sigue una determinada conclusión.

La racionalidad se pormenoriza en función de la consideración de la norma y de los hechos, los


jueces deben razonar discurriendo razones comunicadas argumentativamente y el respeto a la ley
no garantiza la racionalidad decisional. La norma puede ser irracional en su contenido, fuera de
que en el proceso aplicativo influyan elementos externos, y de que, a menudo, se funden en los
criterios de oportunidad y de utilidad ante un conflicto de derechos con la satisfacción del mayor
número posible de personas.

Especificando más, estas ideas no se pueden hacer inteligibles de modo integral, si no las
enmarcamos en el terreno de la discreción judicial, cuyo elemento principal es la elección entre
diversas posibilidades reales mutuamente excluyentes, de manera que, en un sentido fuerte, tener
discreción significaría que no hay una respuesta correcta. La vinculación recae en la presencia o
ausencia de ciertos hechos relacionados con los comportamientos lingüísticos en una comunidad o
los actos normativos de una autoridad, y las decisiones judiciales terminan con un fallo que debe
justificarse en una norma general. La resolución no puede ser arbitraria, se ha de deducir de las
normas previas y de los hechos, aun cuando el juez cree normas generales, decidiendo desde
varias de ellas construyendo un enunciado.
LA TEORIA DEL DISCURSO RACIONAL

Luego de que aparecieran los trabajos de Perelman y Viehweg surgen a finales de los años sesenta
un conjunto de autores cuyos trabajos giran en torno al problema del razonamiento jurídico y de
la justificación de la decisión judicial. De estos autores al más conocido para nosotros es sin lugar a
dudas Robert Alexi cuya teoría del discurso racional se ha convertido en la teoría estándar de la
argumentación jurídica. La teoría del discurso racional permite fundamentar racionalmente
enunciados normativos y valorativos por medio de argumentos. No supone que haciendo uso de
ella se puede determinar exacta, objetiva y definitivamente una valoración o una decisión, sino
que al menos son posibles los argumentos racionales acerca delos derechos. Según Alexy, la
jurisprudencia y en particular la argumentación jurídica versa sobre cuestiones prácticas; por ello
deben considerarse “un caso especial del discurso practico general”. El discurso jurídico tiene en
común con el discurso práctico general que en ambos se trata sobre la corrección de enunciados
normativos y, por tanto, ambos son portadores de una pretensión de corrección. El modelo del
discurso racional recibe su mayor influencia de la teoría de Habermas quien, como ya lo vimos,
considera que las cuestiones prácticas pueden discutirse racionalmente. Con fundamento en ella
Alexy formula un sistema de reglas que permita establecer las condiciones de la racionalidad del
proceso discursivo en el ámbito judicial, que de ser seguidas permitirían discutir problemas
practico-jurídicos en el marco de una teoría de la argumentación racional.
CONCLUSION

Nuestra investigación ha mostrado cómo plantearse el problema de dogmática jurídica en


términos de cientificidad es caer en las trampas del positivismo filosófico y del positivismo jurídico
que reduce la racionalidad humana a racionalidad analítico instrumental, según la imagen de la
ciencia. Por ello, defendemos la hipótesis de que la pregunta de la teoría y de la filosofía del
derecho no es por la cientificidad, sino por la racionalidad y más concretamente por el modelo de
racionalidad en el proceso de interpretación y aplicación del derecho, actividades que constituyen
el núcleo central de la dogmática jurídica o jurisprudencia.

Esta distinción entre el razonamiento analítico o teórico y el dialéctico o práctico es el punto de


partida de la tópica jurídica propuesta por Viehweg y la nueva retórica de Perelman, teorías éstas
que defienden la naturaleza tópica y retórica del razonamiento jurídico en oposición a la
propuesta del positivismo jurídico, y de la teoría del discurso racional de Alexy que plantea el
razonamiento jurídico como un caso especial del razonamiento practico general.

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