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El abuso sexual y violación son dos términos que se utilizan como si fueran

sinónimos. Sin embargo, atender a las diferencias que encierran nos permitirá
arrojar un poco de luz sobre dos realidades que, tristemente, están muy presentes
hoy día.
Tanto en el abuso sexual como en la violación, la víctima puede sufrir trastornos
como el estrés postraumático, disminución de la autoestima y experimentar, de por
vida, sentimientos de indefensión.

Violación, el acto sexual forzado


La violación supone la realización del acto sexual forzado, en el que hay penetración.
Mediante fuerza o intimidación, la víctima es sometida a realizar mantener
relaciones sexuales en contra de su voluntad.
La violación puede producirse de tres maneras diferentes: vía oral, anal o vaginal.
No necesariamente tiene que haber penetración usando solo los genitales, sino
también objetos u otras partes del cuerpo, como los dedos.
A pesar de que en la violación se produce un acto sexual no consensuado, en realidad
la persona que viola no siempre busca la satisfacción sexual.
En algunos casos, lo que busca es hacer alarde de su poder, someter a otra
persona para así gozar de la sensación de tener poder o, también, puede atraerle la
idea de dominar a alguien en contra de su voluntad.
Lo importante es que el sexo gira alrededor de la violación y es utilizado como
herramienta para conseguir un fin. Este puede ser buscar placer, dominar o someter.

El abuso sexual:
Es definido como cualquier actividad sexual entre dos o más personas sin
consentimiento de alguno de ellos. El abuso sexual puede producirse entre
adultos, de un adulto a un menor —abuso sexual infantil— o incluso entre
menores.1
Como actividad sexual se incluye:
 Cualquier tipo de penetración de órganos genitales en contra de
la voluntad, o aprovechando la incapacidad de un menor para comprender
ciertos actos. También se incluye el inducir u obligar a tocar los órganos
genitales del abusador.
 Cualquier acción que incite al menor a escuchar o presenciar contenido
sexual impropio (observar al adulto desnudo o mientras
mantiene relaciones sexuales con otras personas, ver
material pornográfico o asistir a conversaciones de contenido sexual, por
ejemplo).
El abuso sexual y su presencia en la pareja
Aunque el título pueda resultarnos chocante, el abuso sexual puede estar presente
en la pareja. En este caso, no hay fuerza física ni agresión, pero sí engaños
y manipulaciones.

El objetivo es que la otra persona haga cosas que le permitan al abusador excitarse.
Por ejemplo, mediante coacción puede hacer que le envíe alguna foto subida de tono
a través del móvil.

También, la persona que abusa sexualmente de otra puede hacer uso de los
tocamientos y roces para poner nerviosa su víctima. En definitiva, la acosa.

¿Qué relación puede haber entre el abuso sexual y la pareja? Pues, por ejemplo,
forzar a la pareja a hacer una felación cuando no quiere realizar esa práctica.

También, hay una práctica denominada “stealthing” que supone la retirada del
preservativo cuando se están manteniendo relaciones sexuales consensuadas sin
que la otra persona lo sepa.
Esto es considerado abuso sexual.

El abuso sexual se refiere a cualquier acción que presiona u obliga a alguien a hacer algo
sexualmente que no quiere hacer. También puede referirse al comportamiento que afecta la
habilidad de la persona de controlar su actividad sexual o las circunstancias bajo las cuales ocurre
la actividad sexual. Esto incluye el sexo oral, la violación o impedir el acceso a métodos
anticonceptivos y condones.

Es importante saber que solo porque la víctima “no dijo no”, eso no significa que haya dicho que
“sí”. Cuando alguien no pone resistencia a una insinuación sexual indeseada, eso no significa que
haya dado su permiso. Algunas veces poner resistencia física puede poner a la víctima bajo mayor
riesgo de ser dañada físicamente o abusada sexualmente.

Algunas personas piensan que si la víctima no ha puesto resistencia, que entonces no cuenta
como abuso. Eso no es cierto. Aún así es abuso. Este mito es malsano porque hace más difícil que
la víctima denuncie lo sucedido y hace más probable que se culpe a sí mism@. No importa si fue
endrogada o si se sintió presionad@, intimidad@ u obligad@ a actuar de cierta manera, la culpa
nunca la tiene la víctima.

Algunos ejemplos de agresión sexual y abuso son:

 Besos o caricias no deseadas.


 Actividad sexual brusca o violenta no deseada.
 Violación o intento de violación.
 Negarse a usar condones o impedir que alguien acceda a métodos anticonceptivos.
 Impedir que alguien se proteja contra infecciones de transmisión sexual (STIs, por sus
siglas en inglés).
 Tener contacto sexual con alguien que está muy borrach@, drogad@, inconsciente o que
por cualquier otra razón es incapaz de decir “sí” o “no” de manera clara y con conciencia.
 Amenazar a alguien para hacerles tener sexo que no quieren tener.
 Presionar repetidamente a alguien para que tenga sexo o que cometa actos sexuales.
 Usar repetidamente insultos sexuales con alguien.

Ten presente
 Cada persona tiene el derecho de decidir lo que quieren o no quieren hacer sexualmente.
No todas las agresiones sexuales son “ataques” violentos.
 La mayoría de las víctimas de agresión sexual conocen a la persona que les ha agredido.
 Tanto los hombres como las mujeres pueden ser víctimas de abuso sexual.
 Tanto los hombres como las mujeres pueden ser perpetradores/as de abuso sexual.
 El abuso sexual puede ocurrir en las relaciones entre personas del sexo opuesto y del
mismo sexo.
 El abuso sexual puede ocurrir entre dos personas que han tenido sexo entre sí
anteriormente, incluso entre personas que están casadas o que son novi@s.
 ¡La actividad sexual en una relación debe ser algo que se disfruta! Mira nuestros consejos
que ayudan a tomar decisiones con respecto al sexo y las relaciones sanas.

Qué hacer
Si has sido agredid@ sexualmente, antes que nada vete a un lugar donde estés lejos de peligro y
lejos de la persona que te ha atacado. Probablemente te vas a sentir asustad@, enojad@ y
confundid@; pero recuerda que el abuso no ha sido tu culpa en lo absoluto. Tienes opciones.
Puedes:

 Ponerte en contacto con alguien en quien confíes. Muchas personas sienten temor,
culpa, enojo, vergüenza y/o shock después de haber sido agredidas sexualmente. Tener
una persona que te apoye mientras lidias con estas emociones puede representar una
gran diferencia. Te puede servir de ayuda si hablas con un/a consejer@, con alguien en la
línea telefónica de emergencia para ayudar a personas que han sufrido una agresión
sexual o con un grupo de apoyo. Aquí tienes más consejos sobre cómo construir
un sistema de apoyo.
 Reporta lo que sucedió a la policía. Si decides reportar lo que sucedió, tu caso será más
fuerte si no cambias o destruyes ninguna evidencia. Esto significa no ducharte, no lavar tu
cabello o tu cuerpo, no peinar tu cabello ni cambiarte de ropa (a pesar de que es difícil). Si
te pone nervios@ tener que ir a la estación de policía, te puede ayudar si traes un/a
amig@. Es posible también que haya en tu área defensores/as contra la agresión sexual
que te puedan ayudar y pueden responder a tus preguntas.
 Dirígete a la sala de emergencia o a una clínica de salud. Es muy importante que
busques cuidado para la salud tan pronto como puedas después de haber sido agredid@.
Te van a dar cuidado médico para cualquier lesión y te van a ofrecer medicamento para
prevenir un embarazo e infecciones de transmisión sexual.
 Dirígete a la sala de emergencia de un hospital o a una clínica de salud. Es muy
importante que busques tan pronto como puedas cuidado médico cuando has sido
agredid@. Te darán tratamiento para cualquier lesión y te ofrecerán medicamentos que
ayudan a prevenir un embarazo e infecciones de transmisión sexual.
Recuerda que siempre cuentas con ayuda. Para obtener más información o para que aprendas
cuáles son los servicios disponibles en tu área, llama al 866.331.9474 para hablar con un
defensor/a.

Sidebar
¿PORQUE HAY MUCHAS “@”?

En loveisrespect, creemos que alguien puede ser la víctima o causa del abuso. No importa
tu género. Entonces, usamos el símbolo de “@” para decir que no sabemos el género de tú,
tu pareja o otras personas en el noviazgo.

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