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Por RAOUL CARRAT

Autor dramático

Lo saben ustedes, el asunto del Congreso Mundial de Teatro para la


Infancia y la Juventud, que se desarrolló en La Haya, era: «Los temas de
actualidad en el teatro para la infancia y la juventud». En Toulouse prepa-
ramos ese Congreso con tres coloquios en marzo y abril de 1968.
Del conjunto de nuestra búsqueda en Toulouse trataré un solo aspecto:
el comportamiento del preadolescente; es decir, del joven de trece a die-
ciséis años.
Pero ya al empezar voy tropezando con un caso de conciencia: ¿Debe
y puede el adulto pensar para el niño?
¿Nosotros, adultos, estamos seguros de poder comprender la mentalidad
del niño?
Ciertamente existen «tests» para determinar el nivel de inteligencia,
y el de los conocimientos, y en ciertos casos particulares observaciones
clínicas. Pero ¿es suficiente esto para todo el ser humano?
¿Y entonces, somos nosotros, los de treinta-cincuenta años, quienes po-
demos juzgar comparativamente con nosotros mismos? ¿Somos capaces de
acordarnos del niño que fuimos?
Nosotros, ¿no hemos escogido, seleccionado, decantado, y, sobre todo,
embellecido para nuestra «buena conciencia» de adultos lo que hicimos y
dijimos durante nuestra infancia?
Y hasta si por procedimientos mecánicos, químico, médico, pudiéramos
inmovilizar el curso de nuestra vida de los años cuarenta, por ejemplo, y
fuéramos en este momento un niño de 1940 trasplantado súbitamente entre
los niños de 1969, ¿pensaríamos corno ellos, reanudando con un salto en
el tiempo nuestra vida de 1969 con una edad de diez años, por ejemplo?
¡ Bien lo saben ustedes! La congelación no resolvería el problema psí-
quico. Nuestra Memoria de 1940 resultaría diferente, por lo tanto. Y ésta
guiaría nuestros juicios y, por tanto, nuestros actos. Sin embargo, es ne-
cesario tratar de ver claro para guiar a los niños y a los jóvenes, ya que
nosotros estamos enraizados en la sociedad, mientras ellos marchan hacia
el futuro. ¿El adolescente está acaso cortado por un solo patrón? ¡ No lo
creo! ¿Puede ser el niño de trece años de un pueblo miserable de América
Latina igual que el pequeño lord de trece años de uno de aquellos colegios
privados, seleccionados para niños ricos? ¿Tiene el chico de la ciudad e!
mismo comportamiento que el campesino joven? ¡No! Tienen unos puntor
comunes, pero no todos. Por prudencias nos limitaremos a hablar de lo

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que nos parece característico de los jóvenes de trece-dieciséis años de las
ciudades de Francia en 1 9 6 9 . Pienso que ciertos rasgos serán válidos p a r s
los jóvenes españoles de la m i s m a edad que viven en las ciudades. Nos pa-
rece que estos preadolescentes tienen dos necesidades primordiales en el
aspecto p s i c o l ó g i c o :

— la necesidad del g r u p o (yo digo del g r u p o , y no de la pareja);


— el anhelo de a v e n t u r a .

Además de eso, se ciernen, conscientes o no, los p r o b l e m a s tan compli


cados en aquella edad, fisiológicos y psicológicos, con la a p a r i c i ó n de la
p u b e r t a d . Más o menos temprano, más o menos tarde, según el clima, la
raza, el a m b i e n t e y sus « t a b ú s » , se a b r i r á paso la sexualidad.
— busca de un placer donde juega un papel esencial la i m a g i n a c i ó n .
— necesidad de a f i r m a r s e como hombre o como mujer;
— probar, demostrarse a sí mismo que se vive; también él quiere
imitar a los compañeros (aspecto social: ninguno quiere ser menos
que el c o m p a ñ e r o ) .

BÚSQUEDA DEL GRUPO

Los grupos de jóvenes de trece a dieciséis años son espontáneos, i n f o r -


males. Se constituyen en el barrio, a la salida de la escuela o durante el
verano en la playa. Nacen y mueren pronto, se deshacen, se forman otra
vez. Además, en cuanto el chico alcanza la edad de amar, deja el grupo
para unirse con la pareja. Los movimientos organizados (scoutismo, patro-
natos) sólo representan un ínfimo porcentaje entre los jóvenes, porque
aquellos movimientos están controlados por adultos; los jóvenes no los
quieren. Les basta la tutela de sus padres, de la escuela; q u i e r e n con-
servar la independencia del t i e m p o l i b r e . (Esta independencia la adquiere
más fácilmente el chico que la muchacha). El adulto ve siempre estos
g r u p o s , estas bandas, b a j o el ángulo de un leader, cuando casi siempre hay
varios leaders.
¿A qué c o r r e s p o n d e n estos g r u p o s para el joven de trece-dieciséis años?

1." A una necesidad de ser aceptado, c o m p r e n d i d o , estimado.


El instinto gregario se siente con más fuerza a esta edad que en el
período individualista, egocéntrico, de seis-diez años, y más aún que en el
período maternal. Para entrar en el grupo, ser aceptado, hay ritos ( t a l vez
esquemático en nuestras sociedades estandarizadas, donde se atrofia la ima-
ginación), pero que son supervivencias—inconscientes—de los ritos de

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i n i c i a c i ó n p r i m i t i v o s . Hay un v o c a b u l a r i o de g r u p o , palabras que p r o v o c a n
la r i s a , risa que no puede apreciar n i n g ú n e x t r a ñ o , p o r q u e esas palabras
tiene « s u » h i s t o r i a . Consignas, santo y seña. Después de aceptado, el n e ó f i t o
se siente más f u e r t e ; está a n i m a d o , a l e n t a d o . El sabrá, con los c o m p a ñ e r o s ,
¡la respuesta ( v e r d a d e r a o f a l s a ) a las cuestiones que no se atreve a expo-
ner a sus padres ni t a m p o c o a su h e r m a n o m a y o r .

2.° Es un rechazo de esta soledad a n ó n i m a e n t r e la m u l t i t u d .


— M u l t i t u d de los grandes c o n j u n t o s de las ciudades.
— M u l t i t u d de las escuelas-cuarteles con m i l l a r e s de a l u m n o s .
Un j o v e n de trece-dieciséis años, a u n q u e sea el único m u c h a c h o de un
p u e b l o de m o n t a ñ a , se siente menos solo que el de las « c o l m e n a s » de la
g r a n c i u d a d . Cerca de la n a t u r a l e z a , él llena el espacio c o n t o d o u n univer-
so f a m i l i a r , donde el p e r r o , la vaca, el m i r l o , la t r u c h a , el g r i l l o , tienen su
puesto, al lado de un segundo m u c h o i m a g i n a r i o que f á c i l m e n t e INSERTA
EN LA HIERBA, EL ÁRBOL O EL PEÑASCO. En los q u i n c e pisos del « b u i l d -
i n g » t r i s t e , en el r u m o r s e m i d i s c i p l i n a d o del g r a n i n s t i t u t o , el n i ñ o aislado
queda v e r d a d e r a m e n t e solo.
Es de donde viene la necesidad del g r u p o para el j o v e n de la c i u d a d .

3.° En tercer l u g a r , hay una necesidad de arriesgarse, de c o m p r o m e -


terse, de z a m b u l l i r s e , para e m p l e a r la jerga de los jóvenes. Esto no es
malsano en sí m i s m o . Podría c o n d u c i r a acto de h e r o í s m o o m e r a m e n t e de
b o n d a d , que no rechazarían los jóvenes si el que pensase en el acto supiese
s u g e r i r l o , h a b l a r l e , crear el calor sin apariencias de m u n d o . En efecto, estos
jóvenes se e n t u s i a s m a n f á c i l m e n t e . No conocen la f r e c u e n t e a m a r g u r a de!
v i e j o l u c h a d o r , del v i e j o c o m b a t i e n t e . Pero si el jefe del g r u p o les lleva
hacía lo que la sociedad a d u l t a considera como m a l o y se perdona más
fácilmente un genocidio que el robo de un automóvil para dar una vuelta,
entonces estos jóvenes — p o r no r e n u n c i a r — se p o n d r á n al margen de la ley.
Se h a r á n « g a m b e r r o s » y crecerán en la p r e v e r s i ó n .
4.° Tienen necesidad de h a b l a r , de d i a l o g a r . Se o p o n d r á n a las clases
de su colegio, que están basadas en el s i l e n c i o , ú n i c a m e n t e p o r q u e es más
c ó m o d o , menos fatigoso para el m a e s t r o ( ¡ Y eso es v e r d a d en las clases
sobrecargadas!)

5.° Tienen tendencias segregacionistas.


El g r u p o del b a r r i o , de la calle, de la c i u d a d , se e n f r e n t a a veces vio-
l e n t a m e n t e al g r u p o de la calle de a! l a d o .
("La guerra de los botones", de Luis Pergrand).

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("La aldea perdida", de A. P. Valdés).
Pero este aspecto de p r o b l e m a « r a c i a l » no se plantea m u c h o en Francia.
En el T u l u s de e n t r e las dos guerras se o r i g i n a b a n vivas peleas e n t r e
bandas de b a r r i o s d i f e r e n t e s de los s u b u r b i o s después de beber en las
fiestas. Parece que esto ha desaparecido.
6.° Rechazo de lo que les rodea.
— Rechaza la a u t o r i d a d y hasta la s o l i c i t u d de los padres, no q u i e r e
ser ni d o m i n a d o ni t u t e l a d o y, sin e m b a r g o , necesita p e d i r d i n e r o a los
«viejos».
— Rechaza la escuela: Dice que está h a r t o de la escuela, de los maes-
t r o s ; tiene prisa en a b a n d o n a r l e s . Pero si un e x t r a ñ o habla m a l de esta es-
cuela, la defiende r á p i d a m e n t e ; no tiene derecho a meterse en estas pen-
dencias caseras.
Si el e q u i p o de f ú t b o l o de balón-volea de la escuela gana un p a r t i d o
se siente orgulloso de su escuela. Si el i n s t i t u t o ha ganado los m e j o r e s pre-
m i o s en los concursos, lo pregona m u y a l t o . Pero sigue c o n v e n c i d o de que
odia su escuela, p o r q u e ella supone o b l i g a c i ó n , a u t o r i d a d . . .
— Rechaza al a d u l t o .
— A l padre ( p o r p a r t e del h i j o ) .
— La m a d r e ( p o r p a r t e de la h i j a ) .
— Eso es cuestión de c o m p l e j o s f r e u d i a n o s .
— A los profesores.
— A l conserje.
— Rechaza las leyes que h i c i e r o n los « v i e j o s » . ¿Qué derecho tienen para
i m p o n e r l a s a los j ó v e n e s ? , d i c e n . Todo este c o m p o r t a m i e n t o , en r e s u m e n ,
es el t e s t i m o n i o de un ¡ n f a n t i l i s m g r e g a r i o . Parece, después de t o d o , una for-
ma de fracaso, p o r q u e el j o v e n , preadolescente, rechara las premisas de
una sociedad nueva que t e n d r á n , sin e m b a r g o , que e d i f i c a r , y ante la
que retrocede, se r e t i r a , en razón de su c o m p l e j i d a d acelerada. Sin duda
lo que acabo de decir no se aplica de n i n g ú n m o d o a los jóvenes de socie-
dades más sencillas, más cerca del h o m b r e y de la naturaleza t a m b i é n ,
c o m o aún quedan en el c o n t i n e n t e negro. Sería interesante el saber cómo
se integra el joven en aquellas c o m u n i d a d e s . Pero, sobre t o d o , no tenemos
de eso más conocimiento que la visión folklórica de los exploradores.

II. LA NECESIDAD.

A esta edad de 13-16 años, en que no está aún e n t o r p e c i d a la sensibili-


dad en que queda el a l m a a f l o r de p i e l , la a v e n t u r a t o m a dos aspectos dia-
m e t r a l m e n t e opuestos:
— el desorden a lo m a r a v i l l o s o ,
— el d e s c u b r i m i e n t o d e s g a r r a d o r .
El chico irá tambaleándose sin cesar de una a o t r a , al c a p r i c h o de cho-
ques y daños.

1." El d e s c u b r i m i e n t o maravilloso.
P r i m e r o , será ( p o r lo menos en F r a n c i a ) :
a) El d e s c u b r i m i e n t o de la v e l o c i d a d , y eso a poco precio con el velo-
m o t o r , que tiene derecho a c o n d u c i r el c h i c o , de catorce años c u m p l i d o s , y
con el cual rueda a 9 0 ( ¡ y a veces se m a t a ! ) .
Embriaguez de la velocidad solitaria. "Ser el único dueño a b o r d o " .
Necesita el ruido enloquecedor de la tubería de escape (desea llamar la
atención y fastidiar al adulto).
¿ V e l o c i d a d en esquí? Pero eso es una v e l o c i d a d de l u j o y e s t a c i o n a l . ¿Ve-
l o c i d a d a caballo? Es aún más l u j o en Francia. Esperar a los dieciocho años
para obtener el carnet de c i r c u l a c i ó n .
Entonces r e c u r r e al v e l o m o t o r , que ya no a b a n d o n a . ( P o r o t r a p a r t e , de
eso nace una pereza, un r e b l a n d e c i m i e n t o que no engendraba la bicicleta de
los chicos de hace treinta años).
b) El d e s c u b r i m i e n t o geográfico.
Los viajes al e x t r a n j e r o apasiona a estos chicos cuando se les da la po-
s i b i l i d a d ( c a m p o s de vacaciones con algún f i n c o n c r e t o ) . Esto es lo r a r o . Allí
aceptan al guía de más edad que ellos.
cj E! anhelo de c o n q u i s t a r el espacio.
d) El d e s c u b r i m i e n t o de sus propias p o s i b i l i d a d e s , la superación de sí
m i s m o en los deportes i n d i v i d u a l e s o colectivos. T a m b i é n p o d r í a conocer el
j o v e n esta superación de sí tocando el p i a n o , p i n t a n d o . Pero es un proceso
más l a r g o , y ¿ t a l vez la d i s c i p l i n a que exige recuerda la escuela? ¿Tal vez
t a m b i é n se encuentra el j o v e n solo en esta búsqueda?
e) El éxito d e s l u m b r a n t e y f u l m i n a n t e de las estrellas de la c a n c i ó n ,
más a su alcance que el de las celebridades del cine. Este éxito va ligado d i -
r e c t a m e n t e a la i n v e n c i ó n del m i c r o s u r c o y de la cinta m a g n e t o f ó n i c a y . . . de
la p u b l i c i d a d i n t e n s i v a , ¡ a lo a m e r i c a n o ! El j o v e n francés ha p e r d i d o la t r a -
d i c i ó n m u s i c a l p o p u l a r ( f o l k l o r e ) . En c a m b i o , le interesará el f o l k l o r e negro
a m e r i c a n o , que está c o m e r c i a l i z a d o . T a m p o c o sabe nada de música clásica,
antigua o m o d e r n a . Se ha descuidado la enseñanza m u s i c a l en las escuelas,
ha sido t o t a l m e n t e a b a n d o n a d a , en p r o v e c h o de c o n o c i m i e n t o s útiles a la
vida de consumo.

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l.° Saber c o n t a r ( s u d i n e r o ) .
2.° Saber e s c r i b i r sin f a l t a s p a r a s u p e r a r los exámenes que a b r e n las
p u e r t a s de los o f i c i o s . El chico carece, p o r lo t a n t o , de c u l t u r a musical y es
m u y sensible a la p u b l i c i d a d p o r q u e no tiene un e s p í r i t u c r í t i c o f o r m a d o .
No sabe q u e con el m a g n e t ó f o n o se falsea m a r a v i l l o s a m e n t e la voz de una
chica sin g r a n t a l e n t o . Sólo él verá el éxito de la « e s t r e l l a » , sin saber p o r qué
e x t r a ñ o s c o n t r a t o s f i n a n c i e r o s o . . . ¡ f i s i o l ó g i c o s ! algunos f u e r o n lanzados por
f i r m a s de discos o revistas i l u s t r a d a s con p r o f u s i ó n de f o t o s y de «vidas
secretas al d e s c u b i e r t o » . Las f i r m a s cuentan con aquella m u l t i t u d e n o r m e ,
g r e g a r i a , i n e x p e r t a , maleable y confiada de diez millones de posibles clientes
No tengo c i f r a s a q u í , p o r lo que se refiere a los discos c o m p r a d o s por
los jóvenes, pero los p e r i ó d i c o s para n i ñ o s , en F r a n c i a , t i r a n trece millones
p o r m e s ; los periódicos para adolescentes, más de c u a t r o millones al mes;
las h i s t o r i e t a s en l i b r o s , más de 10 millones (éstas c o m p r a d a s t a n t o p o r los
niños como p o r los j ó v e n e s ) . ¡ Q u é m a r a v i l l o s o s clientes p a r a los comer-
ciantes!

2.° El d e s c u b r i m i e n t o « d e s g a r r a d o r » .

En Francia, el niño y el joven tienen profundamente asimilados las noticias


de j u s t i c i a y de i g u a l d a d . Por eso, el joven de 13-16 años va a d e s c u b r i r
son d e p r e c i o :
a) Las combinaciones y bajezas ( E l p e l o t i l l e r o , el soplón en la escuela,
siempre despreciados; sobre t o d o , en las clases de chicos).
b) Las t r a m p a s , las fullerías. Sin e m b a r g o , a d m i t i r á que toda una clase
haga t r a m p a s , copie en las composiciones. ¡ Pero es un aspecto del juego
prohibido!
Lo m i s m o que le gustará h u r t a r las cerezas ajenas en los c a m p o s , más
aún si la f r u t a es medio s i l v e s t r e ; pero dejará perderse, en el p r o p i o j a r d í n ,
la f r u t a de m e j o r c a l i d a d . Siempre es este genio c r í t i c o , de o p o s i c i ó n a la
sociedad de los a d u l t o s , que s i e m p r e va u n i d o a un a t r a c t i v o de lo nuevo.
Siempre es m e j o r el pan en casa ajena. Pero al j o v e n no le gustará la t r a m p a
en el juego. Porque el juego ( q u e busca l i b r e m e n t e ) tiene para él una i m -
p o r t a n c i a m u c h o m a y o r que el t r a b a j o ( q u e se le i m p o n e ) .
A u n q u e este juego sea más f a t i g o s o que el t r a b a j o p r e v i s t o . ( H a y que
n o t a r , además, que el n i ñ o ya juega con g r a n seriedad y se cansa en el j u e g o ,
hasta si se queda sentado en el suelo, e n s i m i s m a d o ; el juego del n i ñ o no es
recreo, es verdadero trabajo).
c) El m e r c a n t i l i s m o . M i e n t r a s el n i ñ o lo conserva t o d o , celosamente
( e g o c e n t r i s m o ) , el m u c h a c h o , de buena gana, hace t r u e q u e s - p i e r d e ; no tiene
noción del valor comercial (y estos dos últimos defectos explican la parte
creciente del comercio hecho diariamente con destino a los jóvenes: diarios
ilustrados, discos yeyé, camisas, corbatas, cine...).
También vende el muchacho, revende los periódicos cuando los ha leído.
Pero no venderá la solución del problema que ha resuelto. Es su moral: dis-
tribuirá la solución o la dará a un compañero, o la rechazará. ¡ Nada más!
Pero no la cambiará por dinero.
Por eso, el día en que este chico se marcha de la escuela para entrar
en el «trabajo», que le parece ser una liberación de la sujeción escolar,
pronto se sublevará porque descubrirá muchas veces...
d) La explotación del ¡oven. Explotación en los salarios (rebajas de sa-
lario, hasta por trabajo igual, falso aprendizaje).
Explotación en las horas de trabajo (horas suplementarias mal paga-
das). Esta explotación es la actitud de algunos patronos. Pero también, a
veces, el joven es explotado por el obrero viejo, que le dará tareas repug-
nantes, por ser mayor, por vejación (persistencia del espíritu de las corpo-
raciones antiguas, sobre todo entre los ancianos), y en las pequeñas fábri-
cas, donde se encuentra, el joven está solo.

MI. LAS TRANSFORMACIONES DE LA PUBERTAD.


Más profundo que el grupo, que la aventura, una transformación, una
evolución que se acelera, obra sobre el psiquismo, sin que, al empezar, tu-
viese el joven conciencia de ello.
No insistiré sobre las transformaciones físicas que se verifican en la mu-
chacha alrededor de 11-13 años, y en el chico más tarde. En lo psicológico, el
malestar, invisible porque es secreto, es grande. Al contacto con los compa-
ñeros (aspecto social) en el terreno de la sexualidad que empieza a preocu-
parle, el chico de 13-16 años tendrá dos comportamientos opuestos y, sin
embargo, simultáneos:
1.° Una gran audacia imaginativa que irá creciendo desde los trece has-
ta los dieciséis años. Forma: construye mil proyectos de conquistas y va
soñando que han salido bien.
2." Frente a esta audacia, de imaginación solitaria, frente también a mil
fanfarronadas ante los compañeros (se quiere parecer, saber más que los
demás y haber hecho más que ellos), frente a todo esto tendrá delante de
la chica un pudor verdadero, de inhibición, que muchas veces es miedo.
— Cómo tratar de la cuestión de la chica, atreverse a pedir...
— Miedo a alguna incompetencia técnica.

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— Miedo a coger una enfermedad llamada vergüenza.
Pero, ante todo:
— Miedo al ridículo, a la carcajada ofensiva de la muchacha.
¿Cómo tratar estos problemas?
Todos sabemos que, a igual edad, la muchacha es más madura que el
chico, acabándose más temprano su formación fisiológica. Seguro es también
que el comportameinto de los chicos de 13-16 años de 1969 ya no es el de
la generación precedente. En esto, cada hijo de vecino, en Francia, no puede
menos de estar satisfecho de la escolaridad mixta hasta en los preadoles-
centes, y las catástrofes que predijeron los pusilánimes no se produjeron. Si
no, aquéllos lo hubieran pregonado a grito pelado. Hay menos hipocresía en
este terreno. Y, sin embargo, Francia aún es retrógrada. La iniciación sexual
la aconsejan en la enseñanza, en Francia, desde hace dos o tres años, pero
¿quién se atreve a hacerla?

¿CUAL PUEDE SER EL PAPEL DEL TEATRO?


Se necesita descubrir temas de obras que ayudarán a los jóvenes, libe-
rándoles de estos complejos. Claro, sin duda, el ideal sería el psicodrama
o el psicodrama analítico. Pero, por una parte, es un tratamiento individual
o para grupos pequeños. De otra parte, ya no es de nuestra competencia
de comediógrafo. Necesitaríamos varios años de estudios psicológicos y tam-
bién fisiológicos, además de nuestra formación profesional de comediógrafo.
Pero ¿no sería esto necesario para nosotros, animadores de teatros para
la juventud, al mismo tiempo que una formación pedagógica conveniente y
una formación estética al niño, y basada sobre la visión del mundo que tiene
el chico (forma, color, música)?
¿Comprenden ustedes cuan incompletos somos muchos de nosotros, para
nuestro oficio, si verdaderamente lo queremos con pasión? Todo esto va mu-
cho más allá de los ejercicios de dicción, importación de voz, de expresión
corporal y de los secretos que sueltan la risa o las lágrimas...

VOLVAMOS A LOS TEMAS PARA ADOLESCENTES


— ¿Quién escribirá la obra?
— ¿Puede el adulto traducir con exactitud, con palabras e imágenes
aquella perturbación por la cual pasó y que negó muy pronto?
— ¿Por qué el preadolescente niega al niño que acaba de ser?

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Cree el adulto que puede esto, pero —ya lo dije al empezar el informe—
la memoria es un espejo deformante.
Sería tal vez tarea del preadolescente el escribir su propia obra. Pero
¿sabrá él ahondar en sí mismo? ¿Sabrá traducir con palabras y frases lo que
experimenta? ¿Tendrá el vocabulario?
Y, por otra parte, ¿aclara mejor el vocabulario (muchas veces oscuro)
de los especialistas? ¿No va a caer otra vez el joven en fórmulas hechas de
antemano, que a él le parecen nuevas, pero que, para el adulto, quedan este-
reotipadas? (Aunque lo importante será que estas premisas parezcan nuevas
para el chico, puesto que él será propio público).
Entonces, ¿no hay nada que hacer? ¡Sí! Intentar, perseverar, buscar...
Primero, hablo de los problemas acerca de la sexualidad. Por ellos empiezo,
porque son demasiadas veces olvidados, o bien se corre en ello un tupido
velo. Pero desconocerlos sería tan estúpido como ver sólo a través de ellos.
¡ No seamos ni Tartufos, ni obsesos! Si se estima que queda por hacer una
educación sexual sana, ésta se hace más fácilmente que se pudiera pensar
con la palabra, y lo hará más fácilmente el maestro que los padres, siempre
a causa de esta atmósfera de sujetos tabús que aún está reinando. Se hace
con los libros, con los croquis, con la fotografía (poder sugestivo de la ima-
gen) con la película, imagen que se mueve, realidad más próxima. Yo he
hablado de HELGA. ¿Y en la escena? ¿Pudiera hacerse aquella educación en
la escena con actores vivos? La película queda aún como una mampara, uit
biombo. ¿Cómo montar una obra que explicaría los riesgos que corren los
jóvenes inexpertos y el modo de evitarlos?
Y lo que, a mi parecer, no es menos grave, serio (lo prueban tantos di-
vorcios), ¿cómo se prepara la armonía de la pareja del matrimonio? Dema-
siados jóvenes quedan persuadidos de que, por haber conocido ellos el pro-
pio placer, tuvo necesariamente la mujer revelación del suyo. Muchas ve-
ces hay egoísmo por parte del hombre, pero aún más ignorancia por parte
del hombre y por parte de la mujer también. ¡Cuántas mujeres ignorarán
toda su vida, en su hogar, lo que es el placer! (¿Y por qué sería maldito
este placer?) ¡Bueno...! Pero ¿quién se atreverá a escribir esta obra para
el teatro? ¿Quién sabrá escribirla sencilla y sanamente? ¿Quién se atreverá
a juzgarla sin que esto tome un carácter pornográfico que atraería a unos
viejos señores en lugar de los jóvenes?
¿Quién podrá interpretarla sin protestas airadas? Y, sin embargo, sería
útil el teatro, para que comprenda el chico, que está magullado por todo
aquel erotismo ostentado, desde hace treinta años, en la publicidad comer-

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cía), p a r a q u e c o m p r e n d a — d i g o — q u e la m u j e r no es un o b j e t o , s i n o la
c o m p a ñ e r a , y que sólo hay a r m o n í a de la p a r e j a si t a m b i é n hay t e r n u r a .
Esta p a l a b r a de t e r n u r a de s e n t i m i e n t o , es p a l a b r a q u e no q u i e r e p r o n u n c i a r
el j o v e n , ie parece que la f a l t a v i r i l i d a d , que es de o t r o s t i e m p o s , no se
e s t i l a . . . ¡ Bueno!
Tocan de m u y lejos a los preadolescentes los p r o b l e m a s de a c t u a l i d a d de
los a d u l t o s , y no tocan casi nunca a los niños los cuales viven en o t r o s
mundos.
Escribió un gran psicólogo, E n r i q u e W a l l o n , que el niño se mueve en va-
rios mundos: " L o s mundos donde él vive y los mundos donde sueña". Para
el preadolescente la c o n q u i s t a de la Luna, por e j e m p l o , le interesa, c l a r o ,
pero le t r a s t o r n a : se coloca e n t r e las sencillas c o m p e t i c i o n e s del r é c o r d de
100 m e t r o s , o del « G i r o » , de la V u e l t a a España. ¿Tal vez le parece que
f a l t a en aquélla la caravana p u b l i c i t a r i a ? Pienso y o , de todos m o d o s , que en
la búsqueda del g r u p o , en la sed de a v e n t u r a , hay decenas de temas de ac-
t u a l i d a d que podemos t r a t a r . ¿Son temas actuales, p o r lo t a n t o ?
«La A n t í g o n a » , de Juan A n o u i l h , o el « M i s á n t r o p o » , representados con
t r a j e s de 1 9 6 9 , son viejos temas actualizados. Pensamos, hemos pensado, en
las j o r n a d a s de T u l u s , que los temas actuales son casi s i e m p r e temas eternos
que coloca por un m o m e n t o , en p r i m e r t é r m i n o , la a c t u a l i d a d . A l revés,
sucede que, para que pasen más f á c i l m e n t e más i m p u n e m e n t e ¡deas a t r e v i -
das el a u t o r d r a m á t i c o actual lleva su i n t r i g a , su asunto en un c u a d r o , una
a t m ó s f e r a antigua o m e d i e v a l , c o m o se envuelve con azúcar un a m a r g o r me-
d i c a m e n t o . No p r e t e n d o h a b e r l o d i c h o t o d o sobre los preadolescentes. Los
t r a t o d i a r i a m e n t e desde hace t r e i n t a años: son mis a l u m n o s . ¿Les conozco
yo? ¿Penetré en sus sueños? Les ha mirado viviendo en la clase, en el patio
de recreo, en la colonia de vacaciones ( c o l o n i a s e s c o l a r e s ) , en mis equipos
teatrales. A lo largo de estos t r e i n t a años v o l v í a e n c o n t r a r t i p o s de jóvenes
q u e se r e p e t í a n . Pero sólo conocía yo la s u p e r f i c i e y no el ser p r o f u n d o .
A pesar de esto, aquí he r e u n i d o unas ¡deas para que p u d i e r a n f a c i l i t a r
p r e s e n t a r m a t e r i a s a ú t i l e s debates. Lo q u i s i e r a .
Sería para m í una verdadera alegría, si t o d o el agua que yo he a p o r t a d o ,
hiciese g i r a r este m o l i n o encantado del Teatro p a r a la I n f a n c i a y la J u v e n t u d .

RAOUL CARRAT
La Haya, mayo de 1968.
Palma de M a l l o r c a , m a r z o de 1 9 6 9 .

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